Ensayos sobre las obras de Victoria Ocampo

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En base a lo trabajado durante el año, cada alumno realizó presentaciones orales de algunos cuentos de la autora argentina teniendo como soporte las distintas capacidades que adquirimos con la lectura crítica.

En clase leímos Viaje Olvidado, su primer libro de cuentos, y como herramienta acudimos a distintos textos teóricos tales como: “Las nenas terribles de Silvina Ocampo” de José Amícola, “El tratamiento subversivo de los estereotipos de género y edad” de Suárez Hernán y “Lirismo, autobiografía y auto ficción en Viaje Olvidado” de Peralta.

Para dar un cierre al proyecto que empezamos en los primeros meses del año realizamos ensayos El resultado fue muy variado, ya que cada uno de nosotros puso, tal vez en el mismo cuento, un enfoque completamente distinto. A continuación algunas de nuestras producciones.

Desde el mes de abril, en las clases de Lengua y Literatura, realizamos la lectura sobre los distintos cuentos de Silvina Ocampo, así como también de textos referentes a la autora para poder conocer más acerca de ella y su forma de escritura. Esto es muy importante para poder entender a fondo su forma de ver el mundo y de plasmarlo en la literatura.

Delfina Lopez Simonovich S5A

En primer lugar, me parece adecuado tomar como primer ejemplo a “El vestido verdeaceituna”, dado a que en este se deja en claro desde un principio que la protagonista, Miss Hilton, es la figura transgresora. El hecho de que ella sea una “solterona”, rebelde y viajera, demuestra que es diferente al resto, y si bien hoy en día ninguna de estas características remiten a un prejuicio negativo, era muy chocante para la época. Más allá de eso, Ocampo logra que el lector comprenda la perspectiva rebuscada y hasta siniestra de Miss Hilton, a través de los recursos ya mencionados. Es importante tener en cuenta todos los símbolos introducidos en la historia, representando mandatos que se deberían cumplir para poder ser considerada mujer, según la sociedad. Algunos de estos se refieren a la falta de hijos y entonces un “desperdicio de útero”, o también a la esencialidad de la belleza y la juventud en la mujer. Es evidente que la sociedad de aquella época era aún más

Silvina Inocencia Ocampo fue una escritora, cuentista y poetisa argentina muy popular dentro del área literaria argentina, no solo por sus reconocidos familiares (como su hermana y su marido), si no también por su manera tan característica de escribir. Ocampo mantuvo ciertos puntos de vista muy firmes a lo largo de su carrera y supo manifestarlos en sus escritos a través de diferentes recursos literarios, como la personificación, la cosificación, la metáfora, las imágenes sensoriales, etc. Además, notoriamente la escritora siempre incluía figuras transgresoras, es decir, figuras “diferentes” e inusuales que permiten romper con los estereotipos y es así como logra exponer sus críticas a diferentes épocas. Muchas veces, dichas figuras son mujeres y/o niños. En este ensayo, se estarán presentando diferentes ejemplos de cuentos, los cuales Ocampo decidió presentar a las mujeres con el fin de demostrar su postura de desacuerdo conforme los estereotipos y los roles impuestos a la mujer.

Un análisis de los cuentos “El vestido verde aceituna”, “Esperanza en flores” y “El pasaporte perdido” de Silvina Ocampo

En definitiva, Silvina Ocampo toca múltiples temas chocantes para la época, pero no menos interesantes para revisarlos desde un punto de vista más actual. El uso de figuras transgresoras es de las características literarias que más me gustan de Silvina Ocampo, ya que me llama la atención como algunas de ellas parecen no cambiar con el tiempo. Elegí estos tres cuentos más que nada porque me parecen interesantes de leer y comparar con los pensamientos socioculturales más recientes. Considero que Ocampo logra completamente remitir al lector a la historia y a sus connotaciones.

clásica y restringida, sin embargo, Ocampo logra exponer su objetivo ya que la protagonista, al final de la historia, prioriza su libertad antes que el prejuicio de terceros.

Del mismo modo, “Esperanza en flores” sigue perfectamente la línea de pensamiento, ya que hay mujeres como figuras transgresoras, e incluso, en este caso, también son marginalizadas. Lo interesante de esta historia es que no solo transcurre en torno a un niño terriblemente bueno, sino que también expone dos tipos de opiniones conforme al rol de la mujer. Por un lado Ocampo presenta a Esperanza, una mujer viuda de la tercera edad, la cuál da una connotación religiosa a lo largo de la historia y además se muestra con una postura salvadora. Por el otro lado, y con una fuerte contraposición, Ocampo decide exponer ahora al grupo marginalizado de las mujeres prostitutas, en este caso son la familia del niño protagonista, Florián. Esperanza pretende salvarlo de su familia ya que para ella su madre y sus hermanas eran “mujeres de la calle”, sin embargo, otro punto interesante que expone la escritora es la inocencia del niño, dado a que este sufría insultos y prejuicios por su familia, sin entender el por qué. En definitiva, Ocampo hace críticas a la sociedad, no solo por los prejuicios que se sostienen al hablar de cierto estilo de vida, sino también por cómo exhibe que a veces la belleza es predominante en muchos niveles.Finalmente,

“El pasaporte perdido” será el último de los ejemplos de los cuentos que tienen esa misma característica. Así como en “esperanza en flores”, Ocampo expone dos perspectivas diferentes dentro de las mujeres. Desde un principio, se expone la protagonista Clauda, una niña de 14 años, quién está viajando por primera vez sola y manifiesta su gran disfrute de libertad. Luego, más adelante en la historia, la autora introduce a Elvia, la figura transgresora, ya que se notaba que ella era una mujer libre y a su vez, marginalizada. Se rumoreaba cosas sobre ella, como que era una “guaranga”, es decir, una prostituta. Si bien el lector puede interpretarlo como una característica negativa, Ocampo expone que probablemente no tuvo otra opción que serlo, y también que a pesar de ello, Claude la admiraba con profunda pasión. Lo especial del cuento en este caso es que la autora incorpora un tratamiento subversivo, en el cuál se le da lugar a lo marginalizado y se tocan temas de los que nadie habla, sin dejar atrás, por supuesto, la crítica al rol de la mujer y a los mandatos impuestos por la sociedad.

En este ensayo se va a analizar el uso del recurso de la cosificación y en segundo plano se van a mencionar los temas del patriarcado, las mujeres transgresoras, la animalización utilizados por Silvina Ocampo en sus cuentos. En este caso se va a tomar en cuenta 3 de sus cuentos que son: “La casa de los tranvías”, “Cielo de claraboyas” y “El retrato mal hecho”. Además, se van a buscar concordancias con los textos de Amícola y El tratamiento subversivo de los estereotipos.

Fernando Orioli S5A

El recurso de la cosificación en algunos cuentos de Viaje olvidado, de Silvina Ocampo

Empezando por el “El retrato mal hecho”, es un cuento escrito por Silvina Ocampo publicado en 1937. En este se narra la historia de una familia de alto poder adquisitivo protagonizada por Eponina, una madre negada a cumplir el rol de madre que está más interesada por las revistas de moda que por sus propios hijos, los hijos de ella; y Ana, la sirvienta de Eponina que cumple el rol que ella no quiere cumplir.

El hecho de que Eponina no quiera cumplir el rol de madre es evidente por su descripción al principio del cuento el cual demuestra su desinterés por cumplirlo. Es mediante el uso del recurso de la cosificación que se lleva a cabo esto. En el caso de Eponina, algunos ejemplos de este recurso serían cuando se asocian sus movimientos con el de una estatua. "...movimientos sobrios de estatua en miniatura" y cuando se la trata como “sillones de brazos redondos por sus vestidos” como si ella se tratara de una zona de confort para sus

hijos y no como una madre. “A los chicos les debía de gustar sentarse sobre las amplias faldas de Eponina porque tenía vestidos como sillones de brazos redondos”

Hablando del cuento “Cielo de Claraboyas”, este se trata de una niña que nos narra la historia de una familia que vivía arriba de la casa donde la narradora se situaba y que llega

Es Eponina y Ana quienes rompen con los estereotipos ya que la primera perdió la capacidad de ser madre y es Ana, una simple sirvienta, quien ocupa el rol de madre que al final del cuento decide acabar con la vida de uno de los niños causando un horroroso momento para la familia excepto para Eponina quien parece estar agradecida con Ana y con posterioridad la abraza, le hace un gesto “inusitado de ternura” y la consuela. Este momento de solidaridad hace suponer que ambas mujeres son conscientes de sus sometimientos y que no tienen posibilidad alguna de ejercer su propia voluntad. A pesar de saber que las familias burguesas debían relacionarse con otras familias de su misma clase social, en este caso vemos como una mujer de la burguesía se une con otra mujer de una clase inferior. Esto definitivamente hace referencia al concepto de las mujeres que rompen con los estereotipos presente en varios de los cuentos de Silvina Ocampo y también coincide plenamente con el texto El tratamiento subversivo de los estereotipos en el que menciona a Silvina manteniendo una “postura subversiva y crítica que encuentra placer en la transgresión y que los patrones establecidos se rompen y los roles son intercambiables.”

La sensación que nos queda luego de leer la descripción de cada una es que indudablemente Eponina fue forzada a ser madre contra su voluntad por culpa de los estereotipos impuestos de la época. De hecho, ella considera a sus hijos como “ladrones de su adolescencia” dando a entender que ella fue víctima de no poder disfrutar de su adolescencia como le hubiera gustado y es por eso que tiene ese odio contra sus propios hijos. Pero a su vez, desde mi punto de vista, ella no es la única víctima, ya que los hijos deben sufrir del desinterés de su madre de cuidarlos y deben aguantarse las malas decisiones de los adultos. Lo mismo sucede con Ana, que es víctima de su explotación como sirvienta proveniente de una clase social inferior que debe ocuparse de las necesidades básicas de la casa y de los niños.

Hablando de Ana, nos damos cuenta que es ella la madre sustituta ya que es quien tiene el cuerpo de madre que Eponina no tiene y se ocupa de las necesidades de los niños. Es mediante dos citas que nos enteramos de esto la cual una hace uso de la cosificación "...Los brazos de Ana, la sirvienta, eran como cunas para sus hijos traviesos." "...era ella quien repartia por toda la casa los desayunos y la ropa limpia, la que distribuía las compotas, la que hacía y deshacía las camas, la que servía la mesa."

a ver los pies de los miembros de la familia a través del vidrio de claraboyas. La historia se centra en la tía “diabólica” y una niña llamada Celestina que termina asesinada por ella.

Conforme al uso del recurso de la cosificación, recién en el 2do párrafo ya nos damos cuenta de la presencia de este. Se usa este tipo de recurso ya que la historia se cuenta a través de un vidrio de claraboyas por ende la narradora, que es una niña inocente, no llega a ver todo lo que sucede, si no, que ve una parte y la otra parte, que no se narra, permanece oculta. Esto se conoce mejor como visión fragmentada y sintoniza con lo que dice el texto de Amicola sobre el juego que implementa Silvina entre el saber y el no saber. Entonces, cómo lo único que llega a ver bien son los pies, es por esto que la narradora se refiere a los humanos como pies. Los dos pies chiquitos hacen referencia a dos niños, los tres pares de pies grandes hacen referencia a adultos y dos pares de estos hacen referencia a mujeres. “Había dos pies chiquitos, y tres pares de pies grandes, dos con tacos altos y finos de pasos cortos”

En otra oportunidad Silvina Ocampo también recurre al uso de este recurso cuando escribe sobre la tía la cual es denominada como una pollera disfrazada de tia y como un demonio que todo lo negativo está gira alrededor de ella. Ser un demonio vendría a ser lo contrario de lo que es una tía que generalmente se asocia a una buena persona dentro de la familia. Pero incluso en la cita “...pollera disfrazada de tía” nos damos cuenta que ella no es tomada como una verdadera tía ya que dice estar disfrazada de una y es cosificada como una pollera. Poco después de esta cita, ella es tratada como un animal luego de que Celestina haya intentado escaparse de ella “...alargando los brazos con las garras abiertas…”.

El papel que tiene Celestina de ser una niña indefensa víctima del accionar de los adultos encaja una vez más con lo que está planteado en el texto de Amicola acerca del reiterado papel de los niños indefensos como víctimas de las decisiones de los adultos.

A medida que vamos leyendo el cuento vemos como este cuento también se relaciona al texto de El tratamiento subversivo de los estereotipos ya que en este se menciona como la autora, Silvina Ocampo, lleva a cabo las relaciones entre los dominadores y dominados que en varios casos el poder del dominador es llevado a cabo como sucede en este cuento con la tía diabólica que termina matando a Celestina. “Los cuentos presentan prototipos de dominadores y dominados, así como diversas situaciones en las que se ejerce el poder establecido…”

Por último, “La casa de los tranvías” es un cuento escrito por Silvina Ocampo protagonizado por un señor grande que es mayoral y una mujer inocente que es víctima de la obsesión del mayoral por ella.

Desde luego que Silvina Ocampo conduce a una mirada crítica hacia el entorno social y cultural mediante sus cuentos abarcando temas como la clase social burguesa, los estereotipos impuestos de la época, la violencia y la inocencia de los niños. Es por este propósito que Silvina deriva a la aparición de personajes femeninos y niños.

A comparación de la cosificación en los otros cuentos, en este caso la mujer no es considerada un objeto en particular como por ejemplo unos zapatos o una pollera. Si no, que es considerada como un simple objeto de pertenencia por parte del mayoral que como se dijo antes, tiene la necesidad de ponerle un fin a su soledad.

Para concluir este ensayo, podemos decir que el recurso de la cosificación juega un papel importante en los cuentos de Silvina Ocampo por su presencia y protagonismo que juega. Lo mismo sucede con el concepto de mujeres transgresoras y el patriarcado que resultan en una crítica social.

Al ser el mayoral un hombre mayor a comparación de la mujer, no tenía posibilidad alguna de tener una relación amorosa con ella. Es por esto que él decide aprovecharse de la inocencia de la mujer para robarle su bolso con el objetivo de poseerla de alguna forma y ponerle un fin a su soledad. A esto se le suma que luego de que terminara el recorrido del tranvía, él conoce el nombre de la chica, Agustina. Mediante estos dos factores es que el mayoral siente una pertenencia sobre la mujer como si se tratara de un objeto de valor. Desde luego acá vemos el uso del recurso de la cosificación “Agustina era un nombre rubio. El mayoral sintió que una intimidad muy grande había crecido con la posesión de su nombre.”

Una vez más, vemos cómo se relaciona el cuento con el texto El tratamiento subversivo de los estereotipos ya que hay una relación de dominador y dominado en el que se ejerce el poder del dominador. En este caso el mayoral se aprovecha inconscientemente de la inocencia de la mujer para robarle el bolso y poseerla como un objeto. Es aquel inconsciente el que lleva a cabo el rol de dominador, que es un hombre, sobre la dominada, que es una mujer. “el mayoral sintió sus manos robar la cartera indefensa…” El texto también habla del paradigma patriarcal en el cual el hecho de que la mujer sea mujer la pone en esta posición de vulnerabilidad en el que tiene menos poder que el hombre ya que si Agustina fuera un hombre, no hubiera sucedido el robo de su bolso. En lo que sí el cuento no coincide es que “los personajes femeninos son perversos y capaces de asesinar…” ya que no vemos en ningún momento que esto suceda en el cuento por parte de una mujer, si no, que vemos una mujer inocente.

se sitúa a inicios del siglo XX. La situación de la mujer para ese entonces era muy distinta a la actual pues debían cumplir con una imposición de la sociedad patriarcal en la que se encontraban; se esperaba de ellas que sean puras, sumisas, pasivas, manipulables y subordinadas. Se caracterizaba al mundo femenino como algo sexual, donde las decisiones sobre sus propios cuerpos no parecía ser una opción, por lo que se somete a una única

Julieta Belén Mostaza Villanueva S5A

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Las Subversivas Ocampianas

La revolucionaria y transgresora figura literaria Silvina Ocampo nació un 28 de julio de 1903 en Buenos Aires. La familia Ocampo pertenecía a una clase social elitista. El ambiente doméstico en el que fue criada se caracterizaba por estar abarrotado por miembros del servicio, seres marginados socialmente, relaciones conflictivas, imposiciones sociales y con estas sus respectivas prohibiciones, entre muchas otras cosas. Estas cuestiones, sin lugar a duda, influenciaron en la escritura de ConsideradaSilvina.

una de las más rebeldes y subversivas escritoras de su época, si bien es criticada por muchos por esta razón, es indudable que Silvina Ocampo es hoy en día una escritora admirada no solo por su calidad literaria, sino también por su característica valentía a la hora de disputar y romper con el arquetipo patriarcal a través de una deconstrucción meticulosa del estereotipo femenino. Es oportuno mencionar el hecho de que una de las mayores inspiraciones de Silvina Ocampo fue Simone de Beauvoir, una pionera del feminismo. Conectó con la francesa y sus ideas luego de que, en 1958, la primera traducción al castellano de su libro “Le deuxième sexe” (El Segundo Sexo) había finalmente llegado a la Argentina. En este ensayo, Simone explora y cuestiona los fundamentos de la filosofía feminista y las controversias de sexo y genero de la época, y categoriza al género femenino, de manera irónica por supuesto, como el “segundo sexo”. Su admiración por la obra de Simone influenció en gran medida a la escritura de Silvina

función social: la maternidad. Sin embargo, los hombres gozaban de una vida pública, exterior, es interesante mencionar el hecho de que el lugar a donde pertenecían las mujeres era el espacio interior, privado, su casa. Las mujeres del siglo XX eran prisioneras de la sociedad patriarcal en la que vivían. Silvina Ocampo se opone a este sistema característico de la sociedad argentina y les da a las mujeres una postura de un alto nivel de transgresividad a partir de la creación de protagonistas dueñas de su vida, libres, cultas, trabajadoras, pero también perversas, manipuladoras, superficiales, crueles y malas madres. Dicho esto, ¿Dónde podemos encontrar estas características?

Indudablemente, una de las mayores críticas que realiza la argentina Silvina Ocampo a través de este relato es hacia los distintos roles que la sociedad de esa época imponía. Para comenzar a desarrollar este concepto es interesante hacernos la siguiente pregunta: ¿Qué quiso transmitir Ocampo a través del título elegido? ya que en la historia no hay ningún retrato protagonista ni nada que se asemeje a él que amerite tanta importancia. Contrario al uso tradicional que se le pueda dar a un retrato, en este cuento este representa el modelo a seguir para una mujer; es una imposición, algo a copiar. Es de esta manera que Eponina queda en una postura de “retrato mal hecho” intentando acoplarse a su rol social y de género, de los cuales ella es víctima: “Y así, a fuerza de vivir en postura de retrato mal hecho, la impaciencia de Eponina se volvió paciente y comprimida, e idéntica a las rosas de papel que crecen debajo de los fanales.” (Ocampo, 1937) Mediante esta cita comprendemos que si bien intenta imitarlo, no logra reconocerse en él. Esto resulta forzado y antinatural, tal como su rol social como mujer y madre.

El primer cuento a ser analizado a partir de lo previamente mencionado acerca de la subversividad de los estereotipos en Silvina Ocampo es “El retrato mal hecho”. Brevemente, este relata la historia de una familia de alto poder adquisitivo. Dentro de sus integrantes se destaca Eponina, una mujer fría y distante que detesta a sus hijos, a quienes considera “ladrones de su adolescencia” (Ocampo, 1937). La vida de Eponina es un tanto monótona; la mayor parte del tiempo se la pasa leyendo revistas de moda, a las cuales les presta más atención que a sus propios hijos. Otro personaje que sobresale del resto es el de Ana, la sirvienta y madre sustituta de los hijos de Eponina. Ella significa protección y contención para los niños, quienes son víctimas del disgusto de una mujer atrapada y limitada por los mandatos sociales de su clase y género. Todo iba relativamente bien hasta que un día Eponina encuentra a su sirvienta al lado del baúl que contenía el hijo que había asesinado. Contrario a lo esperado, la madre reacciona con naturalidad e indiferencia.

Otra crítica que hace Ocampo mediante “El retrato mal hecho”, es la maternidad como una imposición, en otras palabras, la maternidad no deseada. Esto se puede ver con claridad en las siguientes líneas: “Detestaba a los chicos, había detestado a sus hijos uno por uno a medida que iban naciendo, como ladrones de su adolescencia que nadie lleva presos, a no ser los brazos que los

hacen dormir.” (Ocampo, 1937) Resulta evidente que Eponina en realidad nunca aspiró a ser madre, lo hizo para satisfacer a la sociedad patriarcal en la que vivía. De esta manera, Eponina es caracterizada como una víctima de una injusticia, ya que es forzada a ser alguien quien no es realmente para cumplir con este rol social de madre impuesto por la sociedad de la que ella es prisionera. Si se analiza esto con mayor profundidad, la maternidad representa una limitación a la que Eponina se resiste, lo cual genera una cierta pérdida de utilidad del cuerpo femenino para desarrollar su rol como madre: “Raras veces los chicos se le habían sentado sobre las faldas, por culpa de la desaparición de las rodillas y de los brazos que con frecuencia involuntaria dejaba caer.” (Ocampo, 1937) En contraposición, el cuerpo útil para realizar dicha labor es el de Ana, la sirvienta. Sin embargo, Ana también es considerada una mujer transgresora. Esto se debe a que, si bien cumple con un rol maternal (desde una perspectiva de oficio), Ana rompe con el mandato fundamental del género femenino: asesina a un “hijo”, que es considerado el peor de los crímenes que una mujer pudiera cometer…

El segundo texto elegido para ser analizado es “Cielo de Claraboyas”. Si bien muchos consideran que es un relato que sólo puede ser analizado a partir de la perspectiva de la intolerancia de los adultos hacia la esencia de la niñez, la realidad es que da mucho para hablar acerca del rol transgresivo que tienen las mujeres en este. A modo de resumen, “Cielo de Claraboyas” es relatado por una narradora en primera persona que recuerda que, cuando era niña, observaba todo lo que sucedía en el piso de arriba de la casa de su tía a través de la claraboya

En el caso de este relato breve, como muchos salidos de su pluma, la narración se gesta a partir de una mirada bizca, tal como plantea José Amícola en “Las nenas terribles de Silvina Ocampo y Marosa di Giorgio”. Se tratará aquí en la mayor parte del cuento de la visión de una niña que interpreta los hechos que se suceden sobre su cabeza a partir de una perspectiva que, en definitiva, termina siendo poética y mágica. Este relato presenta, entonces, gracias a una narración entrecortada, sombras que se adivinan a través del suelo casi traslúcido del piso superior al que vive la pequeña narradora. El apartamento de encima del suyo presenta un cuadrado de interpretación en ese marco que da el piso vidriado, sobre el que se proyectan, como en la pantalla de un cine, ansias, rencores y acciones humanas, a las que se le adjudican movimientos animalizados. Zapatos, faldas, rodillas pasan a ser, así, signos de un tratado semiológico infantil cuyos sememas peligrosos se articulan alrededor del blanco, negro y rojo, en sentido creciente de animosidad. La relación de los individuos que habitan el piso superior se articula a través de las transparencias: tres pares de zapatos adultos se arremolinan alrededor de un par de pies calzados con zapatos infantiles. La conformación de esa familia (entrevista a través del vidrio lechoso) se va a ir revelando a medida que nos acerquemos al final del relato: se trata de un matrimonio con una niña, pero a esa constelación triádica se agrega la figura “gótica” de una mujer amenazante con botines negros, a la que se le adjunta una mancha de sangre que se va extendiendo sobre el vidrio casi traslúcido (el piso del apartamento superior es el techo desde el apartamento en que eso se mira).

“¡Voy a matarte!”. Y como un trueno que rompe un vidrio, se oyó el ruido de jarra de loza que se cae al suelo, volcando todo su contenido,

Dicho esto, analizaré la subversividad de los estereotipos en esta narración. Para comenzar, las siguientes palabras escritas por Carolina Suarez Hernán en “El tratamiento subversivo de los estereotipos de género y edad en la obra de Silvina Ocampo” , sirven de base para el primer enfoque que le daré al análisis: “La autora se rebela ante las limitaciones impuestas a las mujeres y, por ello, cuestiona los arquetipos e invierte la imagen tradicional de la mujer. La metamorfosis y la animalización aparecen como procesos de reconstrucción del cuerpo femenino a través de lo fantástico.” Esta cita explica un aspecto central en “Cielo de Claraboyas”; hace referencia a la animalización que sufre esta institutriz disfrazada de tía. A lo largo del relato, encontramos ciertas oraciones o frases que utiliza Silvina Ocampo para enfatizar la perversidad y la maldad de dicha mujer. Claros ejemplos de esto son los siguientes: “como un diablo negro con los pies embotinados de institutriz perversa”, “Se oyeron pasos endemoniados de botines muy negros”, “La falda con alas de demonio volvió a revolotear sobre los vidrios”, “alargando los brazos con las garras abiertas” (Ocampo, 1937), entre otros. Como se puede observar, la institutriz es categorizada como una especie de demonio. Esto es subversivo ya que para la época de la escritura de la obra de Silvina Ocampo, como mencioné previamente, se esperaba de una mujer que sea pura, bondadosa, protectora, cuidadora y sumisa. Este personaje representa todo lo opuesto a esto. Ella era cruel, perversa y destructiva.

que había en el techo, hay una visión fragmentada. Esta idea de una visión fragmentada es explicada por Suarez Hernán mediante las siguientes palabras: “el espacio y el tiempo se subvierten y se borran los límites entre las categorías mentales de espacio, tiempo, persona, animal. El borrado de contornos va deconstruyendo los valores hasta afectar a todos los ámbitos de la realidad.” En palabras simples, la idea principal es que nunca tenemos una visión directa de lo que pasa en la realidad; mientras que hay una parte que se muestra, siempre hay otra que se oculta. Ahora bien, retomando el resumen de la historia, nuestra narradora no ve personas sino pies y sombras: “Había dos pies chiquitos, y tres pares de pies grandes, dos con tacos altos y finos de pasos cortos” (Ocampo, 1937). Descifra así que se trataba de una familia compuesta por tres adultos, de los cuales dos eran mujeres, y una niña. Una noche, la niña Celestina, se queda a solas con una “mujer disfrazada de tía” (Ocampo, 1937), la cual es otorgada rasgos malévolos. La narradora observa que la niña no quería dormirse, lo que agotaba la paciencia de su perversa tía. Poco después, “Despacito fue dibujándose en el vidrio una cabeza partida en dos, una cabeza donde florecían rulos de sangre atados con moños.” (Ocampo, 1937) Consecuentemente, si bien hay distintas interpretaciones de lo que sucede hacia el final del relato, comprendemos que la tía es quien asesina a Celestina, quien fantásticamente viaja al cielo donde se encuentra con otras niñas: “Celestina cantaba Les Cloches de Corneville, corriendo con Leonor detrás de los árboles de la plaza, alrededor de la estatua de San Martín”. (Ocampo, 1937)

“las mujeres y los niños se encuentran siempre cerca de los actos crueles; los personajes femeninos son perversos y capaces de asesinar. La violencia ejercida por mujeres genera la extrañeza, debido a la oposición a los paradigmas tradicionales de género en torno a la mujer pasiva, cooperativa y cuidadora.”(Ocampo, 1937)

derramándose densamente, lentamente, en silencio, un silencio profundo, como el que precede al llanto de un chico golpeado. Despacito fue dibujándose en el vidrio una cabeza partida en dos, una cabeza donde florecían rulos de sangre atados con moños” (Ocampo, Mediante1937)

Finalmente, el último cuento que servirá de análisis a partir del punto de vista de la transgresividad y la subversión de los estereotipos es “El vestido verde aceituna”. Brevemente, este relato nos habla de una admirable mujer, Miss Hilton. Hacia el principio de la historia, los lectores son introducidos a la vida pasada de esta mujer. Se trataba de una persona que había viajado por todo el mundo, que había visitado todos los museos, que se había juntado con todo tipo de gente, etc. En fin, era una persona muy culta. Miss Hilton tenía también un baúl en el cual “Toda su vida estaba encerrada ahí, toda su vida estaba consagrada a juntar modestas curiosidades a lo largo de sus viajes” (Ocampo, 1937). Miss Hilton era institutriz de una niña de catorce años, quien disfrutaba de peinarle el pelo. Un día le hace un peinado que “vista de adelante y con sus propios ojos, una cabeza griega; pero, vista de espalda y con los ojos de los demás, un barullo de pelos sueltos que llovían sobre la nuca arrugada” (Ocampo, 1937). Este peinado es finalmente adoptado por la institutriz y uno de los tantos pintores que la miraban con insistencia, le pide permiso para hacerle un retrato. Miss Hilton finalmente accede y posa para él con un vestido de terciopelo verde aceituna. Un día, decide llevar a su discípula con ella a la galería del pintor para que esta pudiera apreciar los cuadros de paisajes que tanto le gustaban. Sin embargo, al llegar se encuentra con cuadros de mujeres desnudas. Y lo que era aún peor, la mismísima Miss Hilton estaba siendo retratada sin ropa. La pequeña discípula fue testigo de esto y no guardó silencio ante su familia. La respuesta de esta familia tradicional ante la situación fue despedirla sin más, mediante la siguiente nota: “No queremos maestras que tengan tan poco pudor” (Ocampo, 1937).

estas palabras, el asesinato de Celestina es anunciado. Más allá de sus características físicas y psíquicas, la institutriz rompe con el mandato fundamental de la maternidad, así como lo hizo Ana en “El Retrato mal hecho”; asesina a una niña ¿Acaso no bastaba con ser un demonio y ya? ¿Era necesario llegar a tal nivel de transgresividad? Se ve que a Silvina Ocampo no le bastaba con darle una imagen de crueldad a una mujer para romper con los estereotipos, y es por esto que, ambiciosa y subversivamente, va por el peor crimen que una mujer podría efectuar: matar a un hijo. Tal como lo expresa Carolina Suarez Hernán, en los cuentos de esta transgresora escritora argentina es común que:

“la narrativa ocampiana trata de derribar todos los axiomas y toda construcción jerárquica y dicotómica de la sociedad mediante múltiples recursos como la fantasía, el humor, la sátira y la parodia. Los estereotipos de género, de clase social y también los relativos a la

“Había viajado por todo el mundo en un barco de carga, envuelta en marineros y humo negro. Conocía América y casi todo el Oriente (...), había visitado todos los museos. Le gustaban más que los canales las calles angostas, de cementerio, de Venecia, donde sus piernas corrían y no se dormían como en las góndolas.”(Ocampo, 1937)

No debe pasar por alto la dura crítica que hace Silvina Ocampo mediante “El vestido verde aceituna” hacia la sociedad clásica, a la cual considera que está encorsetada dentro de un molde, sin libertad. Este grupo es representado por la familia de la discípula de Miss Hilton, que decide echarla mediante la frase: “No queremos maestras que tengan tan poco pudor”(Ocampo, 1937), luego de que haya llevado a la niña a la galería del pintor. En este cuento, Silvina cuestiona el pudor, ¿la mirada castigadora de la familia hacia Miss Hilton se debe a que se trata de una mujer sensual y deseante? El erotismo en Miss Hilton trasciende el atelier del pintor y se filtra en el espacio doméstico, razón por la cual es castigada. Así, si bien la institutriz se revela ante los estereotipos de dicha sociedad, la clase social alta y su “moral burguesa” refuerzan el estereotipo de cómo debe ser la mujer en relación a lo previamente mencionado: no deben fantasear y mucho menos generar fantasías.

Hay varias razones por las cuales se considera a Miss Hilton como una mujer transgresora para la época en la que vivía. Para comenzar, analicemos el siguiente extracto:

Tal como se puede ver en la cita, se trataba de una mujer culta. Para la época, no estaba bien visto que una mujer sea tan inteligente, libre y con tanta cultura como Miss Hilton. Esto se debe a que su rol social era ser amas de casa, tener hijos y compañeras de sus maridos. Contrario a esta idea, Miss Hilton era una mujer que había recorrido todo el mundo de manera independiente, libre de niños y esposos. Adicionalmente, la siguiente cita pinta un cuadro de una mujer que no solo es libre y dueña de su vida, sino también valiente: “volvía a viajar por la China, donde un chino amenazó matarla si no se casaba con él” (Ocampo, 1937). Teniendo en cuenta los datos posteriores a esto, se entiende que ella rechaza la propuesta del hombre, lo que la hace aún más subversiva. Otra razón por la cual se considera que Miss Hilton es una mujer que rompe con los estereotipos de la época es el hecho de que se relacionaba con gente con la que una mujer “bien” no se relacionaría: los Bohemios. Eso también estaba mal visto.

A modo de conclusión, tal como lo expresa Carolina Suarez Hernan:

Ocampo, S. (1937). Viaje Olvidado

Amícola, J. (2014). “Las nenas terribles de Silvina Ocampo y Morosa di Giorgio”

Personalmente, si bien Silvina Ocampo es criticada por una gran cantidad de gente por su afinidad con el feminismo, creo que no hay acción más admirable que luchar por nuestros derechos e imposiciones que no dejan que las mujeres seamos libres y dueñas de nuestras propias vidas, y es por esto que recuerdo a Silvina con tanto aprecio.

Bibliografía:

En su literatura, Silvina Ocampo reflexiona sobre la feminidad y sus numerosas imposiciones y reivindicaciones de sus derechos y mediante distintos recursos hace una fuerte crítica a la situación de esta en la sociedad patriarcal. Realiza esta crítica otorgándole a sus personajes femeninos características subversivas y transgresoras; características completamente distintas a lo que se esperaba de una mujer tradicional del siglo XX. Esto se puede ver en numerosos cuentos como “El retrato mal hecho”, “Cielo de Claraboyas” y “El vestido verde aceituna”.

Suárez Hernán, C. (2013). “El tratamiento subversivo de los estereotipos de género y edad en la obra de Silvina Ocampo”

edad se subvierten a partir de esta estética de la transgresión.” (Ocampo, 1937)

En tiempos en los cuales la fémina no era poseedora de ningún tipo de autoridad ni independencia, Ocampo crea un universo fantástico en el que la mujer toma el mando, exhibiendo el poder de sus personajes femeninos.

Lola Sánchez Romero S5A

La narrativa de la gran escritora bonaerense Silvina Ocampo, (1937-1988), envuelve una cantidad de refrescantes tópicos recurrentes, los cuales son causantes de un magno impacto en el lector y su privativo modo de percibir a la sociedad argentina del siglo XX. Sus obras reflejan la moderna perspectiva de la escritora argentina en cuanto al rol de la mujer, a través de una constante y clara crítica social, engendrada a base de diversas herramientas desarrolladas a continuación.Alolargo de la historia, el rol de la mujer se ha mantenido razonablemente, una cuestión controversial, lo cual hasta el día de hoy, se encuentra reflejado en el mundo literario. La típica mujer perteneciente al siglo XX era notoriamente inferior a todo hombre, evitando denominarla ciudadana y miembro formal de la sociedad. A mediados de aquel siglo, en 1947, el diccionario de la mundialmente conocida Real Academia Española, definió a la mujer como “Persona del sexo femenino” y enseguida enumera las acepciones:

Silvina Ocampo: Su feminismo revolucionario

El protagonismo femenino en obras Ocampianas no es ningún fenómeno. La mujer y las niñas acaparan el reflector en la mayoría de los relatos de la escritora,

“Mujer de gobierno: Criada que tiene a cargo el gobierno económico de la casa (ama de llaves)”, “Mujer de su casa: la que manda y ejecuta los quehaceres domésticos y cuida de su hacienda y familia con mucha diligencia”. Y luego: “Mujer del arte, de la vida airada, del partido: Prostituta”, “Mujer de la mala vida, del mal vivir: Prostituta”, “Mujer mundana, perdida o pública: Prostituta”

Al investigar la vida personal de Silvina Ocampo, capas de controversia salieron a la luz. Si bien ella era parte de la clase alta, tras ser criticada por la alta sociedad debido a sus amantes, su sexualidad y estilo de vida, la escritora se encargó de personalmente difamar a la alta burguesía. En sus textos se pueden identificar féminas adineradas, utilizadas para proyectar su perspectiva hacia aquella clase. Tomemos a Eponina como ejemplo. Ocampo la mostró como alguien de carácter frío, odioso y sin ningún tipo de pasiones, quien carece interés por sus propios hijos, a quienes también utiliza para criticar su posición social. No es hasta que los niños tienen hambre y no hay quien ponga la mesa, que se dan cuenta que Anna faltaba, (bajo ninguna circunstancia serian ellos quienes lo hicieran).Por otro lado, también podemos encontrar mujeres integrantes del proletariado. Son estas mujeres, las amas de casa, niñeras, costureras, y en general todas las trabajadoras, las que son creadas con amabilidad, paciencia y consideración. Sin embargo, algo que ambos tipos de mujeres tienen en común en estas obras, es como muchas están insertadas en algún tipo de marginalidad: la pobreza, la exclusión social, la prostitución o el sometimiento. No obstante, reinan las mujeres mentirosas, manipuladoras, superficiales y perversas que carecen de credibilidad, y muestran hipocresía y crueldad, con propiedades destructivas. “El cielo de claraboyas” es un relato situado desde un lugar de clase alta y narrado por una niña con visión inocente y objetiva, representante de todo lo celestial y positivo. Así es como nuevamente volvemos a lo previamente dicho sobre las oposiciones

no obstante, estas no son ilustradas como menos “masculinas”, poderosas, ni visibles que la limitada cantidad de personajes masculinos que forman parte de sus historias. El hombre es persistentemente opacado por la presencia de una mujer, tal como podemos ver en “El retrato mal hecho”. La mujer creada por Ocampo es poderosa, yendo en contra de los estereotipos establecidos de aquellos tiempos. Sus caracterizaciones suelen ser extremistas, sometiendo a un tratamiento satírico a las oposiciones estereotípicas: feminidad o masculinidad, belleza o fealdad, bondad o extrema maldad, el ser energéticas o extremadamente sedentarias, (Eponina), y es la tenencia de uno de ellos, lo que generalmente lleva a la tragedia. Así como Anna, al asesinar a uno de los niños bajo su cuidado, la argentina se asegura de otorgarles a sus personajes una voz propia y escasez de miedo a hacer lo que realmente anhelan. Es por esto que, al leer sus obras, por momentos notarás que Silvina Ocampo logra con éxito crear una ilusión de hallarse en un universo paralelo, en el cual lo imposible se transforma en realidad. En su momento, una mujer era creída incapaz de desafiar al hombre, ni pecar de gula. No obstante, la escritora incluye todo aquello que no se espera ni se tolera de una mujer en sus relatos, generando un efecto de sorpresa al ser leídos. Mientras la escritora desestima la clásica visión anticuada de la mujer en siglos pasados, ella desecha el lado sumiso de la feminidad representado en cuentos de hadas y princesas tradicionales, para darle voz a figuras marginalizadas.

A pesar de todo lo mencionado, no es en todos los casos que estos relatos son protagonizados por mujeres. “Florindo Flodiola”, la historia de un cantante llevado a un prostíbulo, es el claro ejemplo de uno de ellos. No obstante, la escritora no permite que haga a un lado el reflejo de cómo la sociedad representaba a las mujeres. Es gracias al conocimiento previo acerca de las sirenas dentro de la mitología, que sabemos que estas cumplen el rol de seducir y atrapar a sus víctimas a través de su canto para finalmente quitarles la vida. Al igual que, las prostitutas seducen mediante sus cuerpos y servicios para lograr el mismo fin, llevar al hombre a la perdición. Ocampo hace una contraposición entre las prostitutas y el protagonista ya que ambos cantan, sin embargo, el segundo lo hace para ganarse la vida, mientras que las otras, lo hacen para quitárselas a los demás. Una vez más, la mujer conociste como evidencia de lo malo y oscuro, mientras que el sexo opuesto, a pesar de realizar las mismas tareas, lo hace por algo positivo. Ocampo no solo se ocupó de realizar esta crítica social, sino que también se dedicó a traducirlo de forma poética, consiguiendo concientización de parte de generaciones modernas en cuanto al rol que jugaba la mujer en la sociedad del siglo XX.

En conclusión, es gracias a las revolucionarias obras de la escritora Silvina Ocampo y su percepción del injusto trato hacia la mujer en alquiler siglo, que la sociedad del siglo XX logró adquirir una nueva perspectiva feminista y moderna, que contribuiría a la lucha por la igualdad de género por la que aún se pelea.

estereotipadas, todo lo negativo y perverso es representado por la tía. Celestina, la niña, es asesinada por su tía al final del cuento, quien luego de cometer el crimen se arrepiente de su acto dando lugar a la hipocresía. Las mujeres son notoriamente más crueles y privadas de remordimiento que los hombres, contando con opiniones y anhelos de justicia que persiguen de forma terrorífica a los demás personajes. La tía de Celestina realiza el crimen con aspiraciones de justicia personal, al igual que Anna al matar aquel niño en “El retrato mal hecho”. Ambas mujeres ven los asesinatos como su única forma de hacer justicia y Ocampo, más allá de que sea moralmente correcto o no, les permite hacer justicia con sus propias manos y sin la ayuda de ningún hombre. Es en estos casos cuando el lector es testigo del lado oscuro de la feminidad.

La dicotomía en algunos cuentos de Viaje olvidado de Silvina Ocampo

Lucca Margiotta S5A

En este ensayo se va a hablar sobre la escritura realizada por la autora Silvina Ocampo durante el siglo XX gracias al gran impacto que este tuvo en la literatura argentina. Con este ensayo me propongo analizar la dicotomía en las obras de Ocampo, más específicamente, se van a tratar 3 de sus cuentos siendo estos, “Las dos casas de Olivos”, “Esperanza en flores” y “El remanso”. Silvina logra insertar la dicotomía efectivamente en sus cuentos para darle valor a su narración. Se van a usar análisis de los cuentos previamente realizados y también se van a tener en cuenta textos de análisis de la obra de Silvina Ocampo consistiendo de "El tratamiento subversivo de los estereotipos de género y edad en la obra de Silvina Ocampo", de Carolina Suárez Hernán.

La dicotomía más grande que hay presente en este cuento es claramente la diferencia social entre ambas chicas. Una vivía en una casa enorme, con más cuartos de los que necesitaba, contaba con más personal de servicio que integrantes de la familia y tenía la vida tan resuelta que de lo único que se podía quejar es de la falta de frambuesas en su jardín.

Para comenzar, voy a hablar de “Las dos casas de Olivos”. Este cuento narra la historia de dos chicas de 10 años quienes formaban parte de distintas clases sociales, una siendo parte de la alta burguesía y la otra de clase baja. Ambas chicas estaban descontentas con la vida que llevaban por lo que deciden cambiar de casa con la otra. El cambio pasa desapercibido ya que las chicas cada vez se van pareciendo más hasta el punto en que es muy difícil distinguirlas, hasta el jardinero llegó a pensar que la chica estaba hablando sola. “El jardinero, que estaba cerca, pensó que el eco se había vuelto sordo porque cambiaba el final de la frase que gritaba la niña” (Ocampo, 1937). Este cambio lleva a la muerte de ambas niñas ya que los ángeles que las protegían no pudieron salvarlas de los problemas que surgían en la casa opuesta y las chicas terminaron yendo al cielo.

“No vivían más que cinco personas: el dueño de casa, su hija de diez años, una niñera, una cocinera, y un mucamo (sin contar el jardinero que vivía en el fondo de la quinta). Había cuartos inhabilitados (...) Sólo una cosa preocupaba al dueño de casa y era la improbabilidad de conseguir frambuesas”. (Ocampo, 1937, Viaje Olvidado, p20)

El fuego también presenta una dicotomía ya que ayuda a la familia de clase social baja a mantenerse calientes en días fríos y le traen buenas sensaciones a la chica burguesa en cuanto a la chimenea pero también lastima al caballo dejándole marcas. “Hacemos fogatas para no tener tanto frío” “En casa no me deja encender la chimenea” “Duras incisiones de fuego” (Ocampo, 1937). En una menor medida se podría decir que los rayos también son parte de esta dicotomía ya que funcionan como un símbolo de regeneración, pero a su vez también tiene el poder de quitar la vida, que en el caso de este cuento es lo que sucede:

En cambio la otra vivía en un ambiente único con sus dos hermanas y su abuelo, en una casa hecha de lata y demasiado cerca del río, y no podía comer todos los días porque no les alcanzaba para hacerlo. “En una casita de lata de una sola pieza vivían cuatro personas: el dueño de casa y sus tres nietas (...) cocinaba siempre que hubiera alguna cosa para cocinar (...) en la orilla del río, donde suben las mareas” (Ocampo, 1937). Ambas están acostumbradas a vidas diferentes y son incapaces de entender ciertos aspectos de la vida de la otra o se sorprenden al ver que las cosas son diferentes una vez que realizan el cambio. Cuando la chica de la casa de lata le comenta a la otra de que en invierno tienen que armar una fogata para no pasar frío, la respuesta de ella “"¡Qué lindo!"” ya que ella se fija en el hecho de hacer una fogata y la sensación que le genera, "En casa no me dejan encender la chimenea"(Ocampo, 1937). No pudiendo entender el concepto de pasar frío. También se puede ver que la chica burguesa estando en la casa de lata habla de un caballo como “muy desnudo” ya que ella está acostumbrada a que estén más

también otras dicotomías en el cuento como la de los elementos. Estos son plasmados tanto de una buena manera como de una mala. El agua, por ejemplo, se puede interpretar como un elemento que da vida no solo siendo necesario para sobrevivir sino que las lluvias traen vida a la vegetación y ayudan en días calurosos, y los arroyos traen su música en el ascenso de las chicas al cielo. “Había mucho canto de pájaros y de arroyos a la mañana siguiente cuando subidas las dos chicas sobre el caballo blanco llegaron al cielo.” Pero además de traer vida también se ve como el agua puede quitarla. Desde las problemáticas inundaciones causadas por el río a que la tormenta sea la causa directa de una las muertes de las chicas. “La marea subía muy cerca”. Esta muerte se produjo específicamente gracias al frío causado por la lluvia y no por los rayos” En la puerta de la casita de lata la otra chica no pudo resistir el frío y se fue al cielo después de la tormenta”

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último, existe una dicotomía en el propio cuento ya que la mayoría de este se da en un ambiente terrenal, es decir ocurre en la tierra, mientras que el final de este se da en el cielo, un ambiente celestial.

“El cielo estaba negro y muy cerca de la tierra pesaban nubes grises de plomo(...)filamentos como los que había en las bombitas de luz eléctrica de las casas grandes llenaban el cielo(...) un rayo y otro rayo hicieron lastimaduras de relámpagos” (Ocampo, 1937, p. 21)

texto "El tratamiento subversivo de los estereotipos de género y edad en la obra de Silvina Ocampo" menciona esta dicotomía diciendo ““Las dos casas de los olivos”(...) entre otros relatos, presentan la misma impermeabilidad entre el mundo de los adultos y el mundo de la infancia.”, impermeabilidad en este caso representando la separación entre estos dos mundos y las diferencias que existen entre sí.Por

Continuando con “Esperanza en flores”, este es un cuento protagonizado por una viuda llamada Esperanza y un niño llamado Florian. El cuento relata la miseria en la que se encuentra Esperanza después de la muerte de su marido y como los de su alrededor la tratan en esta situación. A su vez, nos muestra su relación con el niño Florian quien es muy significante para ella y es relacionado cercanamente con la religión. Para Florian, ella es como una madre que lo cuida y protege, y le enseña religión. Al tomar el rol de madre, Esperanza está llenando un vacío ya que la casa de Florian es un prostíbulo y todas las mujeres en esa casa viven ocupadas con esa “profesión”. Florian no es tratado muy bien por la mayoría de los adultos ya que estos están enterados de lo que pasa en su casa y sienten que tienen el derecho de tratarlo mal por esa razón. La única persona que lo trata bien es Esperanza pero el cuento termina con Esperanza hablando mal de la familia de Florian al frente de el, y este último poniendose mal al respecto.

También se presenta la dicotomía entre el mundo de los adultos y el mundo de la infancia. En este cuento los adultos no figuran mucho pero lo que se sabe de ellos, el único referente que tenemos en la historia es el padre de la chica burguesa, es que están enojados y se quejan de lo que no tienen, además de no hacer nada por resolverlo. “El jardín no tiene frambuesas y por esa razón mi padre está siempre enojado” (Ocampo, 1937). En cambio a las niñas aunque si se las representa quejándose de sus casas “Mi casa es fea”, también se las ve interesadas y contentas con ciertas partes de sus vidas y dispuestas a cambiar eso que les moleste. “Y cada una se fue soñando con la casa de la otra (...) Tuvo las manos durante varios días en palanganas de agua y lavandina, lavando pañuelos, hasta que se le pusieron rojas y paspadas; caminó varios días descalza haciendo equilibrio sobre las piedras” (Ocampo, 1937). Se puede ver el gran interés que tienen las dos chicas por cambiar de casa y lo que están dispuestas a hacer para lograrlo.El

Además del prostíbulo que funciona en la casa de Florian, él también colabora en la junta de dinero pidiendo limosna en la calle. Florian tiene dos métodos que utiliza para lograr que la gente le de dinero, el primero siendo que pone uno de sus ojos tuertos y trata de hacerse el pobrecito; y el otro es simplemente poner su cara normal que tiene resultados porque la gente lo ve lindo. Esto presenta una dicotomía en Florian, por un lado está su lado “feo” y pobrecito con el ojo tuerto y por el otro su lado “lindo”, con su “cara original de ángel” y ojos azules, y “su timidez” e inocencia. “Florián se hacía la rabona y pedía limosna en la calle, desviando un ojo (...) en su timidez, en su voz quejosa ejercitada en pedir limosnas” (Ocampo, 1937). Lo que hace a estos dos lados del personaje todavía más opuestos es que uno resulta ser mucho más efectivo en cuanto a colecta de limosnas. El cuento dice “Pero, casi siempre, con su cara original de ángel, ganaba más limosnas que con su ojo perdido” aludiendo al hecho de que a la gente en general no le mueve el hecho de que niño tenga que estar pidiendo limosna en la calle o que tenga un ojo perdido, sino que les atrae la belleza y aura angelical que emana Florian.

“No hubiera admitido ni siquiera el sufrimiento o el hambre de un chico que se hace la rabona pidiendo limosna con un ojo voluntariamente tuerto. Hubiera visto a ese chico desmenuzarse debajo de un ómnibus, morirse de hambre en una esquina, suicidarse con un cuchillo sucio de cocina: no hubiera dado un paso por salvarlo. Sólo la virtud inocente de los ojos de Florián, igual a los ojos de un Niño Jesús, le ganaba el corazón” (Ocampo, 2937, p7)

Es muy común en la literatura de Silvina Ocampo, encontrar niños que sean crueles pero en este cuento es lo opuesto ya que Florián representa la inocencia y es la víctima de las acciones de los demás personajes. Mientras tanto los adultos de este cuento son los crueles, actuando con buenas intenciones solo cuando les es beneficiario. Esto presenta dos dicotomías, la primera es entre el mundo de los adultos y el de la infancia donde como ya he dicho, los adultos actúan cruelmente, por ejemplo la maestra del muchacho lo trata mal “le había pegado con un látigo que tenía escondido en un cajón del pupitre”, y Florián representa la visión infantil, ya que no tiene la capacidad de entender lo que sucede en su casa y porque la gente cambia de actitud dentro de ella. “Tendrá que pagarme el vidrio de mi vidriera que me has roto, o bien los llevaré a todos a la comisaría”. Pero al día siguiente, Valentini, el frutero, llegaría a la casa como siempre, repartiendo sonrisas y bombones con versitos de almacén (...) ¿Qué virtud tan extraordinaria tenían sus hermanas?”. La única verdadera unión que se da entre estos mundos es la que hay entre Florián y Esperanza como dice "El tratamiento subversivo de los estereotipos de género y edad en la obra de Silvina Ocampo”, “el niño Florián se refugian el uno en el otro de sus respectivos entornos, la soledad y la miseria respectivamente” pero “su unión es efímera y la imposibilidad de comunicación se instala entre ellos” demostrando que estos dos mundos son opuestos y cualquier intento de unificación termina fallando. La otra dicotomía que se presenta es en el accionar de los adultos quienes actúan cruelmente y critican a la familia de Florián por ser un prostíbulo

“El cariño que antes le enviaban, a veces en forma de tarjeta postal, ahora se lo enviaban en forma de vestido y de sonrisa

“Se habían vuelto imprescindibles. Si no estaban Libia y Cándida, no había bastantes árboles para jugar a Las Esquinitas; si no estaban Libia y Cándida, no había bastantes vigilantes para jugar a Los Vigilantes y Ladrones; si no estaban Libia y Cándida, no había bastantes nombres de frutas para jugar a Martín Pescador” (Viaje olvidado, p10)

La narración presenta una gran dicotomía entre las clases sociales y las edades. Cuando eran chiquitas, Libia y Cándida eran muy amigas de las chicas que vivían en la estancia llegando al punto en que si ellas no estaban disponibles para ciertos juegos o actividades, estas perdían sentido.

El último relato del que voy a hablar es “El Remanso”. Este cuento trata de un cochero llamado Venancio Medina quien se muda con su familia de clase baja a una estancia llamada el Remanso para vivir y trabajar dentro de ella. El cuento habla de la relación que él y su esposa tienen con sus hijas, Libia y Cándida, y la vida que estas chicas llevan dentro de la estancia hasta el punto en que deciden irse de esta.

pero después actúan con buenas intenciones según les convenga y recurren al prostíbulo, como el frutero que por un momento está amenazando a la familia de Florián y por otro les está tirando piropos en el prostíbulo, “llevaré a todos a la comisaría(...) bombones con versitos de almacén” o Esperanza quien encuentra refugio de la muerte de su marido en Florián pero después habla mal de su familia. “era un modo honrado de ganarse la vida, y no como estas malas mujeres, estas mujeres de la calle”.

Por último, el cuento tiene una dicotomía en general entre la religión y lo que va en contra de esta, más específicamente, el prostíbulo. Los elementos religiosos son varios, incluyendo el nombre de Esperanza, el hecho de que le enseña religión a Florián y las diversas descripciones del personaje: “le enseñaba oraciones que venían escritas detrás de las estampas, con veinte, cuarenta, cincuenta días de indulgencias (...) cara original de ángel (...) virtud azul (...) virtud inocente (...) Niño Jesús (...) mártir de su sueño”.

Pero a medida que pasaba el tiempo las diferencias entre clases sociales se iban marcando más y la amistad que tenían se iba perdiendo. Las “dueñas” de la estancia cada vez pasaban menos tiempo dentro de la estancia ya que tenían que ir al colegio o hacer otras cosas mientras que Libia y Cándida se quedaban solas dentro de la estancia. “Y se pasaban los inviernos en la estancia vacía, esperando cartas prometidas que no llegaban. Y a medida que iban creciendo, disminuía levemente alrededor de ellas ese cariño que era del color del sol que las unía en verano” (Ocampo, 1937). Su amistad cada vez se volvía más materialista consistiendo en regalos y no en tiempo compartido llegando al punto donde esta se sentía vacía y no como una amistad real.

“En este relato, las dos hijas del cochero Venancio Medina participan de la vida de los dueños y juegan con sus hijos. A medida que pasa el tiempo y se alejan de la infancia, Libia y Cándida, las hijas del empleado, pierden la amistad de los propietarios, se ven expulsadas del entorno cálido en el que habían crecido y huyen en busca de otro orden en el que tampoco serán felices” (El tratamiento subversivo de los estereotipos de género y edad en la obra de Silvina Ocampo, p9)

“siempre rezongando y pegando a sus hijas; siempre furiosa de trabajo (...) la madre las perseguía con una escoba para que barrieran (...) Sentían un delicioso placer que las arrancaba de sus padres (...) El odio crecía en ellas por el padre satisfecho y la madre furiosa (...) sin decir adiós a sus padres”.(Viaje olvidado, p 9 y 10)

También se puede ver, como en los dos cuentos anteriores, una dicotomía entre el mundo de los adultos y el de la infancia ya que Venancio y su mujer son representados como trabajadores mientras que sus dos hijas son representadas como vagas. “la mujer de Venancio se ocupaba de la casa; era ella la que hacía el trabajo de los dos(...)Sus dos hijas crecían perezosas y lánguidas” Además, se puede ver que la relación entre ambas partes no es buena ya que la madre siempre está enojada con sus hijas y estas últimas disfrutan de alejarse de sus padres y no tienen problema en irse de la estancia y dejarlos atrás.

Para concluir con este ensayo, se puede decir que Silvina Ocampo introduce y utiliza efectivamente el recurso de la dicotomía en sus cuentos dándoles a estos un mayor grado de complejidad y volviéndolos textos más interesantes. Después del análisis realizado, es claro como los tres cuentos elegidos para este ensayo, “Las dos casas de Olivos”, “Esperanza en flores” y “El remanso” cuentan con muchos casos de opuestos que son integrales a sus historias y que el texto de análisis "El tratamiento subversivo de los estereotipos de género y edad en la obra de Silvina Ocampo" comparte una cierta perspectiva en cuanto al tema analizado.

helada cuando estaban cerca. Ya no había palabras, ya no había gestos, si no era el abrazo de las mangas vacías de los vestidos envueltos que venían de regalo (...) llevaba los brazos vacíos de sus amigas”.(Viaje olvidado, p10)

"El tratamiento subversivo de los estereotipos de género y edad en la obra de Silvina Ocampo" lo pone de una manera simple al decir “El remanso” presenta, igualmente, la abrupta separación entre clases sociales y grupos de edad.

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