Cañada Real XVII

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CAÑADA REAL Revista Cultural de Torrijos y Comarca

Año XVI-Número XVII Febrero 2017

Preparando el V Centenario



Sumario

Dirección y Consejo de Redacción Julio Longobardo Carrillo Asociación “Amigos de la Colegiata”

Sumario…………………………...……………………...…….3

Colaboradores………………………..…………………………4

Editorial………………………………...…………………...…5

El Museo Histórico de Aspe. Su realidad actual……….......6

El Vicario Juan Flores…………………………………….…..9

La Virgen de los Ángeles: ¿una talla napolitana del escultor Nicola Fumo?.........................................................................11

El Juzgado de Instrucción de Torrijos y Escalona durante la II República y la Guerra Civil…………………………..….14

Breve semblanza sobre la labor pastoral del cura párroco de Novés don Pedro Pascual Frutos Escobar……………….....19

Colaboración María Berná García, Justiniano de la Peña Carbonero, Julio Longobardo  Callejeando………………………………………………..…..22 Carrillo, Josué López Muñoz, Fátima González Gómez, Javier Buitrago  El convento franciscano de Santa Olalla. El convento de San Maselli, Fernando Alcántara García, Juan Bautista………………………………………….………32 Javier Sánchez de Rivera, Carlos Sigfredo Martín González, Fco. Javier de Fuentes Fernández, Roberto Félix  Vida y obra del Padre Carlos Lasalde……………………....36 García, Jesús Sánchez de Haro, Luis Jacinto Gómez Escobar, Juan Antonio Más datos biográficos inéditos sobre Agustín Rivera Cebolla Morales Gutiérrez, Jesús del Castillo (Alcalde de Torrijos) y José Fiscer Barbeyto (Presidente de Martín, Jesús Mª Ruiz-Ayúcar. la Diputación de Toledo)…………………………………….38 Diseño y Maquetación Jesús Sánchez de Haro Impresión Lagomar Artes Gráficas -Torrijos Depósito Legal: TO-0083-2004 ——————Portada: Colegiata del Santísimo Sacramento. Detalle portada principal

Olvidada y en ruinas: la desaparición de la Iglesia Parroquial de San Egidio de Torrijos…………………………………....41

Defendamos nuestro Patrimonio…………....……………...47

Si quieres contactar con nosotros: amigosdelacolegiata@yahoo.es También nos puedes seguir en: amigosdelacolegiata.blogspot.com.es @AmigosColegiata amigo.delacolegiatatorrijos AmigosColegiata

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Colaboradores A continuación relacionamos los colaboradores que han hecho posible la publicación de este número de la Revista Cultural "Cañada Real" y que, sin duda, contribuyen a que este proyecto siga adelante. Nuestro más sincero agradecimiento a todos y cada uno de ellos, unido al deseo de UN VENTUROSO Y PRÓSPERO 2017.

EXCMO AYUNTAMIENTO DE TORRIJOS ADMINISTRACIÓN DE LOTERÍAS "LA COLEGIATA" AISLAMIENTOS Y CUBIERTAS GONZÁLEZ AUTO MARTÍN ANDINO, S.L.

CAFETERÍA "EL TOSTADERO" CINES REDUX COPISTERÍA MINUTO, S.L. HIJOS DE ANTONIO ESCOBAR, S.S. INMOBILIARIA I.T.V. TORRIJOS, S.L. LOS BELIS, S.A. OFICINA DE SERVICIOS TORRIJOS (FISERTO). RAQUEL RUBIO FERRERASPUBLICIDAD "SEPAE-FENIE-ENERGÍA" ZULIMA LONGOBARDO OJALVO (DEL. SEGUROS MAPFRE)

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Editorial Una vez más, al cabo de un año, vuelve con todos nuestro queridos lectores un nuevo número de la Revista Cultural “Cañada Real”. En este número XVII de la revista, contamos con una colaboración especial llegada de nuestra villa hermana de Aspe, escrita por María Berná, Directora del Museo de Aspe, gran amiga nuestra y siempre mantenedora de esa valiosísima “llama del Hermanamiento” en el ámbito cultural. Vaya por delante, nuestra gratitud por tan magnífico trabajo y por despertar, tal vez, en nuestras siempre Dignísimas Autoridades, la sana envidia de emular al pueblo hermano en esa feliz iniciativa cultural de crear un Museo Histórico Municipal. Y, como es habitual, nuestro equipo de historiadores de esta Asociación “Amigos de la Colegiata de Torrijos” – Cronistas Locales y Académicos – os dedicamos, con toda nuestra ilusión, una serie de artículos relacionados con nuestra Historia e “Intrahistoria”, guiados siempre por nuestros afanes y desvelos de conservar y recuperar el rico acervo histórico y artístico que, aún atesora nuestra villa y que, desgraciadamente, a lo largo de nuestra Historia hemos ido y vamos sumiendo en imperdonable olvido… Siempre desde el más exquisito respeto, pero “con la verdad por delante”, sin ánimo de molestar a nadie, nos hemos permitido hacer un balance de la

mayoría de proyectos culturales que hemos sometido a la consideración de nuestras siempre Dignísimas Autoridades, tanto Civiles como Religiosas y de cuyo resultado damos fiel y cumplida información a nuestros lectores al final de la revista. Son muchos los proyectos que este grupo de historiadores amigos pretendemos llevar a cabo para este 2017, entre otros: edición de cuatro libros, como siempre, relacionados con nuestra Historia; dos exposiciones, unas Jornadas de Tradiciones Torrijeñas, a las que están invitadas todas las Asociaciones Torrijeñas, colectivos locales, Centros Educativos; un nuevo número de “Señoríos de Entre-Ríos”; poner en marcha una nueva edición de “Crónica del rey don Pedro I” y, ¡sobre todo, “no quedarnos cruzados de brazos”, todos y todos los torrijeños, ante lo que nos permitimos denominar “Proyecto Estrella”: preparar para el 2018 los Actos Conmemorativos del V Centenario de la Colegiata”, nuestro monumento emblemático por excelencia, fundada por “Nuestra Santa Señora de Torrijos”… Como significa el dicho popular: “Mañana es tarde…” Con el ferviente deseo de que este recién estrenado año 2017 sea felicísimo, pletórico de prosperidad para todos y la esperanza de que la Cultura sea, como debe ser, un “valor en alza”, recibid todos nuestros lectores y colaboradores nuestro afecto y gratitud.

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El Museo Histórico de Aspe. Su realidad actual por María Berná García

Directora del MHA

Estas líneas no habrían tenido lugar sin la petición expresa de Julio Longobardo, al que le agradezco su cálida invitación. Son muchos años los que nos unen y numerosas las experiencias compartidas desde el hermanamiento de Aspe y Torrijos en 2001. Más de una década en la que se ha forjado un cariño mutuo materializado a través de diferentes proyectos: exposiciones, conferencias, presentaciones de libros… En los que hemos compartido la historia común que nos une así como el patrimonio que Torrijos tiene la suerte de ostentar. En esa cooperación ha primado siempre la difusión del patrimonio y la divulgación de la historia. Exposiciones como Domus Dei: La Colegiata de Torrijos, fueron organizadas en el museo con motivo de las fiestas patronales en 2006. Esta muestra, realizada por los Amigos de la Colegiata de Torrijos, recogía un exhaustivo recorrido por ese conjunto arquitectónico del s. XVI que reúne varias de las obras artísticas de gran valor que la localidad conserva.

Antonio Ferrer Antón, Francisco Pedro Sala Trigueros y José Mª Cremades Caparrós elaboran el Estudio Etnológico de Aspe, a partir del que da comienzo una andadura imparable en torno al patrimonio etnológico de la localidad. Ese trabajo, junto a otros muchos que incluyeron la realización de exposiciones, recogida de materiales e inventario y catalogación de éstos, culminarían en 1996 en la creación de la Colección Museográfica “Casa el Cisco” y en el 2000 en el reconocimiento del Museo Histórico Municipal. En 1988, con la intención de acoger a un centro social y a un pequeño museo, el Ayuntamiento adquirió la conocida Casa “El Cisco”; una construcción tradicional, emplazada en el centro de la localidad, y que conservaba elementos originales de su bodega y almazara1. En 1994 se inauguró la exposición Así éramos, así vivíamos en la parte baja del inmueble. Tras una reforma unos años después, espacio y materiales expuestos fueron aprovechados para el futuro museo. El edificio ha sufrido importantes modificaciones desde principios del s. XIX. Destacan las más recientes, en 1988 donde se adaptó a los usos actuales y en 2013 con la reforma integral del museo, que ha introducido cambios sustanciales tanto en una de sus fachadas laterales como en su interior (Berná, 2017).

En este artículo os presentamos el Museo Histórico de Aspe, y para hacerlo necesitamos remontarnos varias décadas, al momento de su formación. El Detalles decorativos de MHA es de esas instituciones la fachada del edificio. que nació antes de formarse Fuente: elaboración propia. incluso, estando presente entre la comunidad que reclamaba su creación y que se El museo que hoy pueden disfrutar los visitantes es afanó en donar objetos propios para su formación. fruto de esa renovación museográfica, iniciada en Un proceso largo que dio inicio en las décadas de 2013 y finalizada en 20152. Un proyecto que los 80 y 90 del siglo pasado, en las que se sucedieron además de ampliar los espacios expositivos, momentos decisivos en torno a la salvaguarda del especialmente en las salas de arqueología, ha patrimonio con la formación de asociaciones permitido exponer numerosos materiales que hasta culturales como Upanel, la realización de el momento no habían podido mostrarse. Además, importantes excavaciones arqueológicas y la ha implementado recursos tecnológicos, didácticos restauración de edificios emblemáticos como el y de accesibilidad, mejorando la comprensión de la Teatro Wagner o la Casa “El Cisco”. exposición y el equipamiento general de las salas expositivas. En ese contexto, a partir de 1984, los profesores

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ETNOLOGÍA Y ARQUEOLOGÍA. LOS FONDOS MUSEOGRÁFICOS Las colecciones se han visto incrementadas a lo largo del tiempo. Si en sus orígenes el museo contó

visitante puede detenerse en espacios dedicados a los aspenses que emigraron, la infancia y la escuela, el trabajo en la huerta y el campo o la vida cotidiana, acompañados de un audiovisual con esos protagonistas reales de la historia de la localidad. Pero el museo es mucho más que la exhibición de objetos del pasado, se centra en investigar, documentar, conservar y educar en el amor y aprecio al patrimonio. A lo largo de su trayectoria y a través de diferentes programas, hemos trabajado en documentar la colección museográfica y el patrimonio municipal en general. La edición de publicaciones sobre la historia local fue una de las primeras apuestas científicas que pusimos en marcha con el Premio de Investigación Histórica “Manuel Cremades” en 2003. También, fruto de

Salas de arqueología. Fuente: Alebus

únicamente con fondos etnológicos, fruto de las donaciones de particulares3, con el paso de los años la arqueología ostenta el mayor protagonismo. En la última década se han realizado numerosas intervenciones arqueológicas que han provisto de nuevos y significativos materiales al museo: el Castillo del Aljau, el Castillo del Río, las Tres Hermanas… El MHA presenta, a partir de dos espacios diferenciados, la ocupación humana de Aspe desde la Prehistoria hasta la actualidad. En las salas de arqueología "Nieves Roselló Cremades”4 se ofrece un recorrido que parte de la Prehistoria (Paleolítico y Edad del Bronce), deteniéndose en la Época Ibérica y Romana, Edad Media, Época Moderna y Época Contemporánea. Se expone una variada cultura material que comienza con los primeros útiles líticos, pertenecientes a las poblaciones de neandertales asentadas en Aspe hace 40000 años BP. Recipientes cerámicos, pesas de telar, ánforas, materiales de construcción, elementos de adorno o piezas de numismática completan el recorrido histórico que culmina en la Época contemporánea. De este último momento destaca la etapa dedicada a la Guerra Civil y la ceca en Aspe, así como la colección de indumentaria o las cartas pertenecientes a Emilio Castelar. Las salas de etnología, con un diseño5 innovador, recrean la vida tradicional de las últimas centurias, los oficios y una economía basada en la trilogía mediterránea. Poniendo en valor los espacios y estructuras originales del edificio (donde se elaboraba el vino o el aceite), se ha ido más allá de los objetos que se exponen (Berná, 2015: 162). El

Salas de etnología. Fuente: Cabrera photo.

la colaboración con la Universidad de Alicante, nacieron en 2007 las Jornadas de Investigación en el MHA, con las que se ha incidido en temas diversos abordados desde diferentes perspectivas (arte, historia, antropología…). La Pieza Singular, ha servido para presentar nuevos fondos ingresados en el museo. Otros proyectos han estado centrados en la arqueología, como el iniciado en 2014 en el yacimiento ibérico de Tres Hermanas, el que codirigimos junto a Pierre Rouillard y Jesús Moratalla. Un proyecto internacional que ha reunido a un equipo multidisciplinar formado por personal del CNRS de París así como de la Universidad de Alicante y de otras del territorio nacional. La gestión del museo ha trascendido al patrimonio del municipio, y gracias al apoyo incondicional del Ayuntamiento de Aspe se ha desarrollado una clara apuesta por la recuperación patrimonial, de bienes muebles e inmuebles. En los últimos años se han protegido elementos únicos y definitorios de nuestra localidad: se ha restaurado el Aljibe de los Moros, se ha adquirido la Ermita de la Concepción, se ha excavado el Castillo del Aljau y se procederá a su musealización esperemos que en

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un futuro reciente… Aun así, somos conscientes de lo mucho que resta por hacer y trabajamos diariamente en la difícil y necesaria labor de conseguir perpetuar nuestro legado patrimonial.

actividades desarrolladas con todo tipo de públicos. Recientemente se han ubicado a lo largo del recorrido expositivo varios equipamientos en los que los visitantes pueden tocar e interaccionar con reproducciones de piezas, maquetas o juegos. La suma de esfuerzos y complicidades define al museo que hoy tiene la localidad. Es el resultado de un trabajo comunitario que partió del empeño colectivo y altruista de unos docentes acompañados de sus alumnos, que consiguieron involucrar al Ayuntamiento y a la población para conseguir el objetivo marcado: la creación de un museo. Ese esfuerzo daría paso a otra etapa en la que la institución consiguió superar sus primeras limitaciones, mejorando en cuestiones técnicas a través de una renovación museográfica completa.

Visita guiada al MHA. Fuente: elaboración propia.

La accesibilidad y la didáctica han sido una de las prioridades del museo, y tanto los recursos incorporados como las actividades diseñadas se han concebido desde esta perspectiva. Talleres e itinerarios didácticos, visitas teatralizadas y cerca de 24 exposiciones temporales, de las que 11 han sido de producción propia, son algunas de las

Me gustaría finalizar alentando a los torrijeños a trabajar en la creación de su museo, un lugar desde donde poner en valor el considerable patrimonio que aún conserva pudiendo así difundirlo a propios y foráneos. Con toda probabilidad, al igual que sucedería en Aspe, la población se volcaría y daría todo su apoyo a través de donaciones de materiales. Desde estas líneas os animamos y ofrecemos toda nuestra ayuda para cuanto necesitéis.

NOTAS: 1 Prensas, el molino de almazara, el lagar o la bodega original se pueden ver en la visita al museo. También se conservan los cubos, toneles para la fermentación del mosto, bombas de extracción y todos los elementos que participaban en el proceso de elaboración, conservación y venta del vino y aceite. 2 En el Proyecto de Reforma de ampliación de las salas ha intervenido el arquitecto Francisco Caparrós y en el Proyecto de Musealización, Equipamiento e instalaciones de las nuevas salas Alebus Patrimonio Histórico. 3 Aunque los donantes han sido mayoritariamente de Aspe y localidades próximas, como Novelda y Elche, también contamos con algún torrijeño entre nuestros donantes. 4 Las salas de arqueología rinden homenaje a la arqueóloga local Nieves Roselló (1958-2010). 5 Esta reforma ha sido llevada a cabo por el estudio ilicitano Rocamora Diseño y Arquitectura y recibió la distinción entre los profesionales de arquitectura de la provincia como uno de los proyectos de arquitectura más relevantes del 2014-2015.

BIBLIOGRAFÍA: BERNÁ, M. T. (2015): “Pasado y presente en el Museo Histórico de Aspe”. Aspe a la luz de la arqueología. Berná, M. T. y Tordera, F. (coords). Aspe: Ayuntamiento de Aspe. BERNÁ, M. T. (2012): "El Museo Histórico de Aspe. Nuestro templo de las musas". La Serranica, 50. Aspe: Ayuntamiento de Aspe. BERNÁ, M. T. (2017): “El Museo Histórico de Aspe. Creación y evolución de un museo local en el Medio del Vinalopó (Aspe, Alicante)”. Madrid: MAN (en imprenta).

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El Vicario Juan Flores por Javier Buitrago Maselli

Amigos de la Colegiata de Torrijos Hace muchos años llegó a mis oídos, surgiendo de la nada, la frase: “…por el vicario Juan Flores”. Esto ocurría, con regularidad, durante la Misa en la oración por los difuntos, para el eterno descanso de sus almas… Así hasta que un día regresó aquel nombre al silencio de la nada. Posteriormente he visto a Juan Flores reflejado en papeles de archivo, y ahí quedará fijado por tiempo indefinido.

* En 1519, lo encontramos dentro del grupo de los capellanes y vicarios, nombrados por doña Teresa, que formaban el Cabildo de la Colegiata del Santísimo Sacramento de Torrijos.

Ahora ha llegado la ocasión de iluminar su figura, la vida y obra de aquel misterioso personaje.

Tras declarar expresamente su fe católica, manifestó que:

* En 1539, con ocasión de encontrarse enfermo, otorgó testamento en su casa ante el escribano Fernando Díaz.

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Era cura vicario de Perovéquez y Hurtada, capellán de la Colegiata y de la parroquia de San Gil. Deseaba fundar una capellanía(2) en la iglesia de San Gil, para bien de su alma y servicio de Nuestro Señor, con las siguientes obligaciones: Decir dos misas de réquiem a la semana por él, sus padres y otros parientes. Para atender los gastos que esto conllevaba, dejaba una

El apellido Flores procede, naturalmente, de la palabra “flor”; aunque según otros, deriva de Froilán, que significa “señor”. Sea como fuere, los orígenes se encontrarían en el antiguo Reino de Asturias y su escudo nobiliario es el que se ve en la imagen. En nuestra Villa: Torrijos, año 1482.- Ya aparecen entonces Gonzalo y Fernando Flores, vecinos de la villa. (1) Año 1503.- En el testamento de don Gutierre de Cárdenas se menciona a un tal Flores, despensero, que recibe de su señor, por el buen servicio prestado, una gratificación de 12.000 maravedís. * No sabemos quiénes fueron los padres de Juan Flores, ni cuándo y dónde fue bautizado, pero se puede afirmar que era vecino de Torrijos y contemporáneo de don Diego, hijo de doña Teresa Enríquez.

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casa, unos olivos y ciertas viñas y tierras de cereales. Poner el día de los Santos, sobre su sepultura en la Colegiata y sobre la de sus padres en San Gil, la ofrenda correspondiente. Cantar unas misas solemnes de aniversario, por parte del Cabildo, en la colegiata del Santísimo Sacramento; esto por un importe de dos ducados. Nombraba, para la citada capellanía, a su sobrino Antonio Flores.

Los que viniesen a continuación serían, preferentemente, de su familia, con el apellido Flores y ordenados para decir misa. Si no fuesen de su linaje, que hubiesen nacido en Torrijos y estuviesen en condiciones de celebrar misa(3). 

Elige como patronos de esta fundación a los alcaldes y regidores del Ayuntamiento de Torrijos, perpetuamente.

Firmaron todos los presentes en la Villa de Torrijos, a quince de noviembre de dicho año. .................................... Y este ha sido el lado amable de la historia del vicario Juan Flores, que haya gloria. ....................................

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NOTAS Y COMENTARIOS: 1.- Se citan estos nombres en “El Pleito Homenaje de Torrijos, Alcabón y Gerindote en 1482”, libro escrito y publicado por mi amigo Adolfo Delgado recientemente. 2.- Dicha capellanía era una fundación que no necesitaba el permiso del Obispo, ni pasar la visita eclesiástica. De las que se llamaban laicales. 3.- Con esta fundación, Juan Flores se erige en la cabeza de un linaje de parientes con vocación religiosa. * A mi entender, la mencionada capellanía reúne unas características que la hacen singular: - El fundador pertenece al grupo de los primeros clérigos de la Colegiata, un proyecto eucarístico tan querido por doña Teresa Enríquez. - Los patronos designados formaban el Concejo del Ayuntamiento de Torrijos. - Esta obra piadosa duró 441 años, una longevidad poco frecuente. ********************************** FUENTES: Los archivos parroquial y municipal de Torrijos


La Virgen de los Ángeles una talla napolitana del escultor Nicola Fumo?

por Jesús del Castillo Martín

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Humanista Amigos de la Colegiata de Torrijos Hace tiempo que intento dar respuesta al interrogante que encabeza este artículo, desde el momento en que descubro a través de una fotografía la escultura napolitana del artista Nicola Fumo, que se encuentra en la catedral de la ciudad de Lecce, en el sureste de Italia, en la región de Apulia. Se trata de la Assunta –La Virgen de la

artistas de la época. Para entender el tráfico de obras de arte existente entre Italia y España entre los siglos XVI y XVIII, debemos tener en cuenta que el virreinato de Nápoles durante mucho tiempo dependió de la corona española. Gran parte de los virreyes de Nápoles fueron elegidos entre la nobleza castellana, de ahí la estrecha relación entre ambos territorios, en lo que a economía, política, arte y cultura se refiere. J. M. Travieso, en su estudio “Theatrum: Santa Catalina de Alejandría, la plenitud del barroco napolitano”, nos habla de cómo afectaron estas relaciones en el arte. Nos explica cómo virreyes y nobles adquirieron gran cantidad de pinturas, esculturas y mobiliario para sus propiedades y para hacer donaciones a la Iglesia. Nos aporta también un dato de suma importancia: la llegada de esos artistas napolitanos en muchas ocasiones a España para realizar sus encargos, y la influencia que ejercieron en los artistas españoles del momento1. De esta época es preciso resaltar la importancia

Assunta de Lecce. Nicola Fumo

Asunción-, una imagen que para mi sorpresa es idéntica a la que se custodia en el Museo Parroquial de la Colegiata del Santísimo Sacramento de Torrijos, a la que se atribuye la autoría del insigne imaginero dieciochesco Luís Salvador Carmona. A través de este trabajo expondré las hipótesis que me llevan a pensar en la más que probable autoría de nuestra imagen, de manos del escultor napolitano Nicola Fumo o Nicolò Fumo. Pero antes es preciso que nos situemos en el período de la historia a la que pertenece la escultura en cuestión, y veamos la relación que guarda con otra serie de factores que nos dan indicios para poder decir que se trata de una escultura barroca napolitana. También es preciso conocer algunos datos del artista y estudiar las influencias recibidas de otros

Ntra. Sra. de los Ángeles. Torrijos. ¿Nicola Fumo?

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que tuvieron grandes artistas italianos como Aniello Perrone, a quien sucedió en su taller Nicolás Salzillo, padre del escultor murciano Francisco Salzillo; Gaetano Patalano, o Nicola Fumo, el artista que nos ocupa. Por norma general, los encargos que se hicieron a estos artistas solían ser imágenes devocionales de pequeño tamaño destinadas a capillas u oratorios de nobles y representantes de la iglesia. De hecho las que se conservan en España responden en su gran mayoría a este formato. Así ocurre con la Virgen de los Ángeles de Torrijos, de la que desconocemos cómo llegó hasta aquí, pero que intuyo fue en estas circunstancias. ¿Pudo ser una adquisición de los Duques de Maqueda? ¿Una adquisición de la iglesia debido a la fama que tomó la escultura napolitana en la época? ¿Un regalo a algún miembro importante de la iglesia? ¿Una donación de un noble a la iglesia después de su fallecimiento? ¿Una compra de segunda mano? Desconocemos esos datos, todo cabe a la hora de tales interpretaciones. El emplazamiento último que tuvo la imagen hasta su restauración y colocación en el museo parroquial, fue una hornacina en el desaparecido Colegio San Gil, donde presentaba un importante y avanzado estado de deterioro. Nicola o Nicolò Fumo nace en Saragnano, en la Provincia de Salerno en 1647, y muere en Nápoles en 1725. Fue un destacado arquitecto y escultor del Barroco italiano, que recibió las influencias directas de otros grandes maestros como Cosimo Fanzago y Gaetano Patalano. Conocida su fama de buen escultor, pronto es reclamado en la corte de Madrid para llevar a cabo diversos encargos. De su obra contamos en España con algunas tallas de bellísima factura como son la Virgen de las Maravillas de Cehegín (Murcia), el impresionante Cristo caído de la Parroquia de San Ginés de Madrid, la Inmaculada de Antequera (Málaga), o la Sagrada Familia del Museo Nacional de Escultura de Valladolid.

Sagrada Familia. Nicola Fumo

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Pero la imagen que ahora nos ocupa y que salió de la gubia del reconocido imaginero, es la Assunta de la catedral de Lecce, fechada en 1689, y que actualmente se conserva en el Museo Diocesano d´Arte Sacra di Lecce. Se trata de una representación del momento en que la Virgen sube a los cielos acompañada de una corte de ángeles. Podríamos decir que idéntica es la Virgen de los Ángeles de la Colegiata de Torrijos, hasta el punto de pensar que podría tratarse perfectamente de una obra de Nicola Fumo. Ambas imágenes siguen un mismo esquema y un mismo programa iconográfico, y las dos presentan policromías prácticamente idénticas. La Virgen, de rostro delicado, dirige su mirada al cielo y se presenta con los brazos abiertos; el pelo rizado cae por la espalda y por el hombro izquierdo formando un tirabuzón que parece moverse. Tres ángeles ayudan a María a ascender a los cielos, lo que confiere al conjunto una sensación de movimiento, tan importante en el Barroco; a los pies de la Virgen aparecen las cabezas y las alas de otros dos querubines que miran hacia arriba y hacia abajo respectivamente. Pero lo que quizá llama más la atención de la composición de ambas imágenes es el movimiento que generan las dinámicas telas, los pliegues profundos, las arrugas. El manto parece dejarse mover por el aire tras la espalda confiriendo a la imagen un importante realismo. De gran minuciosidad y delicadeza es la policromía, perfectamente tratada por los artistas napolitanos. Los estofados en colores vivos de las vestiduras de la Virgen a base de elementos vegetales dan un exquisito realismo al conjunto, así como las estrellas sobre el manto azul y los delicados motivos de su orla. La Virgen se presenta calzada con unas sandalias decoradas también con gran esmero en los detalles. Después de comparar ambas imágenes, no cabe duda de que las dos son salidas de las mismas manos, más aún si atendemos a particularidades como las que he señalado anteriormente: imágenes devocionales de pequeñas dimensiones, de esmerada policromía, de gran dinamismo… Y un dato que también puede darnos algo de luz: la Inmaculada y la Asunción como representaciones iconográficas muy habituales en la escultura napolitana. Al hilo de esto último es preciso hablar de la imagen de Santa Catalina de Alejandría, obra de Aniello Perrone, que se encuentra en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid, y en la que posteriormente Nicola Fumo encuentra un referente para sus obras. Sigue el mismo esquema de las representaciones de la Asunción, con la que podría confundirse de no ser por los atributos del martirio de la santa que se representan. Si nos


fijamos en dicha talla, encontramos todos los rasgos que después veremos en las “Asunciones” de Fumo: posición con los brazos abiertos, mirada dirigida al cielo, presencia de querubines, dinamismo y exuberante policromía de los ropajes...

donde se venera una preciosísima talla de Cristo Crucificado, muy parecido al que se encuentra en el Museo de Valladolid. Pero hecha la comparación creo que se encuadraría mejor dentro de la escultura napolitana, y en concreto la de Nicola Fumo. ¿En qué podríamos apoyarnos para decir que la mencionada Virgen no es obra de Carmona sino de Nicola Fumo? Primeramente en las múltiples –por no decir todas- similitudes. Decir también que la obra de Carmona por lo general suele ser de mayor tamaño y destinada a retablos, así como imágenes procesionales. En cuanto al tratamiento de las telas sí puede asemejarse a Fumo en su movimiento y dinamismo, no así en la policromía que Carmona suele aplicar de forma plana, sin exceso de motivos (quizá la excepción más notable sea la Santa Librada del Museo Nacional de Escultura de Valladolid, cuya túnica aparece profusamente policromada a base de motivos vegetales).

Santa Catalina de Alejandría. Aniello Perrone

La Virgen de los Ángeles de Torrijos ha sido atribuida a Luís Salvador Carmona, insigne imaginero de la escuela madrileña del siglo XVIII, cuya exquisita obra está presente en diferentes lugares de España, y por supuesto en Torrijos,

Estamos por lo tanto ante una imagen de gran valor y de una calidad artística exquisita. Una joya del Barroco que por suerte se pudo rescatar del avanzado estado de deterioro que presentaba y que hoy puede contemplarse en todo su esplendor en el Museo de la Colegiata del Santísimo Sacramento. Una muestra más de la riqueza patrimonial que atesora nuestra Villa de Torrijos y que es deber de todos cuidar, conservar y valorar para que las generaciones venideras puedan también admirarlo.

NOTAS: 1 Travieso, J. M.:Theatrum: Santa Catalina de Alejandría, la plenitud del barroco napolitano. Artículo publicado en www.domuspucelae.blogspot.com, el 10 de junio de 2016. Consultado en noviembre de 2016.

BIBLIOGRAFÍA Y FUENTES CONSULTADAS: De Dominici, Bernado, Vite Dei Pittori Scultori ed Architetti Napoletani, Vol. 4, Trani, 1846 (Original procedente de la Universidad de Michigan), digitalizado el 18 de noviembre de 2009 por Google Books. Fernández Paradas, Antonio R., Escultura barroca española. Nuevas lecturas desde los siglos de oro a la sociedad del conocimiento. Las historias de la escultura barroca española. Vol III, ExLibric, 2016. Nicolau Castro, Juan, Escultura Toledana del siglo XVIII, Instituto Provincial de Investigaciones y Estudios Toledanos, Diputación Provincial de Toledo, 1991. Travieso, J. M., Theatrum: Santa Catalina de Alejandría, la plenitud del barroco napolitano. Artículo publicado en www.domuspucelae.blogspot.com el 10/06/2016. Ficha de la obra “Sagrada Familia” de Nicola Fumo, catalogada por Mª Ángeles Polo Herrador, en www.ceres.mcu.es www.museo.diocesilecce.org

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El Juzgado de Instrucción de Torrijos y Escalona durante la II República y la Guerra Civil

por Roberto Félix García

Amigos de la Colegiata de Torrijos El Archivo Histórico Provincial de Toledo custodia en la sección de Audiencia Provincial de Toledo sumarios instruidos por el Juzgado de Torrijos y Escalona desde comienzos del siglo XX. El fondo no está completo, son mínimos los existentes hasta la llegada de la Segunda de la República, pero de este periodo se conserva un número significativo que permite estudiar la criminalidad de esa época, pronosticar qué ocurrirá con ciertas personas implicadas en ellos comenzada la Guerra Civil y conocer realmente qué ocurrió. Estos sumarios instruyen desde pequeñas causas: hurtos, caza furtiva, lesiones por peleas, por accidentes de trabajo y con vehículos, etc. A otras mayores: hurtos de mayor consideración, asaltos de propiedades, robos, estafas, evasiones de la cárcel, tenencia ilícita de armas y homicidios. Por falta de espacio, aquí solo trataremos las más interesantes. ¿Por qué no está el fondo completo? En varios sumarios reabiertos durante y después de la Guerra se indica que estaban “perdidos durante el periodo de dominación roja” (o marxista). Una célebre, y con desprecio, frase repetida en numerosos Archivos que a veces esconde otros motivos. Puede ser cierto que la Guerra contribuyera, unido a una mala conservación en los lugares de origen y una tardía transferencia al Archivo Histórico Provincial. Solo Juan Antonio Gutiérrez Morales con, -sus agradecidos por unos, e ignorados y criticados por los olvidacionistas-, libros sobre la Segunda República y Guerra Civil en la Comarca de Torrijos, Torrijos y Santa Olalla se había atrevido a sacar a la luz estos sucesos utilizando como fuentes los sumarios del “Fondo de Justicia Militar” y la hemeroteca, utilizando básicamente “El Castellano” y “El Heraldo toledano”. Ambas fuentes, suelen, aunque no siempre, proporcionar información sesgada o manipulada por su tendencia política. Sin embargo, los sumarios de los Juzgados de Instrucción nos ofrecen declaraciones de testigos, sus investigaciones y sentencias fundamentadas por un “auténtico y legítimo” juez. Indico que, los siguientes hechos que aquí se muestran deben tomarse simplemente como información del sumario. Tomándose a todas las personas citadas únicamente como presuntas del delito o falta por la cual son denunciadas.

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Juzgado de Instrucción de Torrijos.

El fondo de este juzgado recoge dos sumarios de 1902, uno de 1926, otro de 1927, dos de 1928 y una buena muestra de casos durante la Segunda República, que continúa hasta 1980. En 1926 un parricidio sorprende al pueblo de Camarena, Victoriano de un golpe acaba con la vida de su padre Vicente Carrillo por unas alhajas que pretendía. En 1927 en Torrijos se juzga a Lucio Díaz de la Peña por el asesinato a Lorenza López Rodríguez que le había rechazado en el amor. Al año siguiente, 1928, en Novés Andrés Benayas Castaño mata de un disparo a su convecino Faustino Tapiador Valtierra a la salida de un baile, sito en la calle Toril. En este mismo año, una riña entre niñas y madres de Fuensalida acaba con la vida de la chiquilla Francisca Bautista Sáez. En enero de 1931 tiene lugar un robo de 500 a 600 pesetas de la caja de caudales de la fábrica de café y chocolate “El Gato negro” de Torrijos. Al mes siguiente, en la misma localidad, Valentín Frontal, jefe de la Prisión del Partido, comunica que se han evadido serrando una reja del dormitorio los procesados por robo Enrique Díaz Blanco y Andrés Calvo Romero. Ya dentro del nuevo Régimen de Gobierno, en junio de 1931 se procesa a los hermanos TeófiloGuillermo y Julián-Román Gómez, de Carriches, por disparar y lesionar a Dionisio Iglesias Martín, presidente de la Sociedad Obrera, descontentos con

Grupo de jornaleros carrichanos trabajando en el campo

la subida de salarios. Ese mismo mes en Camarena tiene lugar el homicidio cometido por José López Fernández de una puñalada a Enrique López


Ureña por una discusión entre el fallecido y un hijo del agresor, iniciada por asuntos políticos. En el camino de Alcabón a Torrijos, los hermanos Victoriano y Francisco, de Alcabón, se enzarzan en una pelea que acaba con la vida de Francisco a cuchilladas.

hermanas Nicolasa y Francisca Aparicio Hernández, sus sirvientas, y supuestas amantes engañadas. En el caso actúan como juez instructor Juan Higueras Sabater y como forenses Luis Portero y Marcial Vázquez.

En el año 1932 comienzan a aparecer causas por tenencia ilícita de armas y por asaltos a cultivos y fincas que los guardas jurados no pueden contener. En algunos casos, quizá por honor, estos vigilantes se atreven a disparar a los asaltantes, dándoles muerte. A veces, tan solo son pequeños hurtos de alimento para comer, otros son mayores y en grupos organizados. La primera requisa de un arma (revólver) tiene lugar por la Guardia Civil en Torrijos al gitano Luis González Torres, de La Puebla de Montalbán, en julio. Y por asalto a una finca en marzo. Demetrio González, guarda jurado de la Guardería Rural del “Sindicato Agrícola de Labradores” de Escalonilla denuncia por atentado a José Juan Duro Santurde y a sus padres Lucía y Basilio porque al sitio del Pozo Dulce encontró al joven con un sacó al hombro y al pedirle que enseñará lo que llevaba comenzó una riña. Según los denunciados, el guarda sacó y pretendía cargar un arma que le consiguieron arrebatar. En septiembre, varios vecinos (27) de Gálvez penetran en la finca Carrascosa de La Puebla de Montalbán, propiedad del torrijeño Agustín García Patos, con caballerías y cortando encinas para leña. En octubre, Gregorio Jiménez Zapardiel, de Fuensalida, denuncia el robo de un cordero y dos ovejas de su corral. El suceso finaliza con varios registros en viviendas, dando con los animales ya preparados en alimentos y con un buen número de procesados por hurto. Finalizando el año, en diciembre y en Carmena, se abre causa contra Santos Moreno Fernández Requena porque en una riña hizo uso de una navaja contra los hermanos Jonás y Marcelo Ruiz Collado. Se trata de un caso entre adolescentes. El año 1933 es un año con varios homicidios, el más mediático el del juez de Escalona, y el comienzo de un enorme sumario de 7 piezas que afecta a la compañía Electra, sita en Torrijos. Se investiga a Capitolino Merino Minaya y Manuel Vázquez Rico por falsedad y estafa, en la que actúan como juez instructor Almoguera y como secretario judicial Prado. El primer homicidio registrado es el cometido en El Carpio de Tajo por el guarda jurado Saturnino Gallardo sobre Lorenzo Flores Sánchez. Le sucede otro en Escalonilla, Agapito Martínez de la Casa González sobre su suegro Juan Gómez López. Y acaba el año con la muerte de Rufo-Jesús González López, juez de instrucción de Escalona, hospedado en Torrijos y el procesamiento de las jóvenes

En el año 1934, en Camarena se abren dos causas, una por homicidio imprudente, en la que resulta atropellada y muerta una niña de dos años, y la otra por una estafa en un arrendamiento de una tierra en el paraje conocido como Fuente la Mora. En La Puebla de Montalbán ocurre otro atropello con muerte. En Gerindote por lesiones y coacciones a José, Valeriano y Jesús Marugán Rivera sobre Juan Lorenzo y Adrián Fernández y Juliana Cabrera Moreno. En Otero contra Justo Alonso por desobediencia, hurtos y daños en finca Salamanquilla. Y en Carmena a Teófilo Molina Fernández, guarda jurado de la Dehesa de Bohadilla, por homicidio a tiros sobre Laureano Reyes Robledo, vecino de la Mata, que estaba poniendo ballestas. 1935 se inicia con otro atropello en La Puebla, resultando muerto el niño Andrés Muñoz López, de 5 años y vecino de Escalonilla. Como en todos los casos de atropello al conductor se le procesa por homicidio imprudente e incluso al propietario del vehículo. En El Carpio existe un caso por alzamiento de bienes. En Villamiel dos causas, una por homicidio frustrado contra Antonio Tosca y Valentín García-Largo porque en una riña se realizaron disparos con una pistola, y la otra por infidelidad en custodia de documentos. En Rielves

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el hurto de un burro y en Escalonilla una denuncia por Benito Robles Ayllón, padre de la joven Clementa, por estupro a un convecino al que acusa de hacer vida marital con aquella, en ocasión de tenerla a sus servicios como doméstica por el mes de marzo del año 1931. Pero el suceso con mayor repercusión por aparecer en prensa nacional ocurrió en mayo en el bar “La Flor”, ubicado en la plaza de la Constitución de Fuensalida. Se enjuicia un homicidio doble y la tenencia ilícita de armas. Una discusión por rencillas familiares acaba con disparos cruzados entre los hermanos Pablo y Gregorio Jiménez Zapardiel y su tío carnal Florencio Zapardiel Gómez. Resultan muertos Florencio y Gregorio. En 1938 se solicita el indulto de Pablo, farmacéutico de 43 años, alegándose estar arrepentido y ser afecto al nuevo régimen. La viuda, Natividad Bautista Sáez, y la huérfana se oponen a ese perdón. El año 1936 es el año que conserva más sumarios, no puedo confirmar que sea el más convulso por desconocer el total de los sumarios, pero parece que sí y solo son hasta julio de 1936. Tras la conquista de la comarca de Torrijos por el Ejército sublevado a finales de septiembre y primeros de octubre, los crímenes y atropellos cometidos durante la República y Guerra por afines a la República serán juzgados por la Justicia Militar. Los mismos, cometidos por los afines a los golpistas gozarán de inmunidad y reconocimiento.

mismo mes de marzo, en Torrijos, se abre sumario contra Maximiliano Alba Pavón, sacristán, por la tenencia de un revólver Smith que le quitó un grupo de socialistas al ser cacheado. El quinto aniversario de la proclamación de la Segunda República finaliza con tragedia en Huecas. Un encontronazo entre izquierdistas y derechistas, ambos armados (por si acaso), comenzó con palabras, siguieron golpes y disparos y finó con el derechista Julián del Álamo muerto por una puñalada de Pascual Sánchez-Escalonilla y con tres heridos: Jerónimo, Andrés y el dicho Pascual en el Hospital de Toledo. Participan con gran profesionalidad en la instrucción del caso: Soler y Alejandro García Gómez; jueces instructores, Teodomiro Yébenes Garoz, secretario; Leoncio Parra, oficial; Arturo Rodríguez y José Paniego, guardias civiles; Sixto Ruiz, médico de Huecas, Luis Portero, forense; Francisco Fragas Martínez y Domingo López de la Vega, herreros y peritos armas de Torrijos; y prestan testimonio un elevado número de vecinos, quedando concluido el sumario en julio sin llegar a la apertura de juicio oral por la Guerra. En el año 1939 se ordena reabrir el caso que finaliza en 1947 con una ridícula sentencia y fachosa instrucción en la que se concedió los beneficios de amnistía de la Ley de 23 de septiembre de 1939 a uno de los participantes por ser de Falange y se prejuzgó a otros varios individuos por su tendencia política. Previamente aprovechando la Guerra, el autor de la puñalada

En Arcicóllar comienza un caso contra el vecino de Toledo Manuel Gómez Espinosa Santamaría, agente ejecutivo nombrado para la cobranza del impuesto de utilidades del año 1934, por malversación de caudales públicos. En Camarena un caso por tenencia ilícita de armas de Pablo Francisco Fraguas. En El Carpio se procesa Isaías López Zabaleta, Francisco Rivera López, Martín Nieto Guerra, Hilario Gómez Corona Hidalgo y Mariano Saldaña Vidal por delito de atentado a un guarda jurado. Es en La Puebla de Montalbán en los meses de febrero y marzo donde están los ánimos más encendidos con tres sumarios. El primero, a finales de febrero cuatro personas amenazan y apedrean a Pablo García Herrero, guarda de la Dehesa Ayozán, al ser sorprendidos cazando con hurón. El segundo, se abre el 9 de marzo, por las lesiones que sufren los vecinos Procopio de la Caña Expósito y Bernabé Maldonado Ruiz producidas por Pedro Flores Martín-Aragón con una escopeta desde un balcón de su domicilio que les disparó al intentar subir y arrojar piedras en unión de un numeroso grupo de obreros. El tercero, al día siguiente por las lesiones que sufre Zacarías Flores González y Eugenio Flores Martín-Aragón producidas por un grupo de unos 25 hombres entre los que incluyen al alcalde de dicho pueblo en su denuncia. Este

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Plano forense de los sucesos ocurridos en Huecas.


fue salvajemente asesinado por familiares de Julián y varios de los intervinientes y declarantes fueron ejecutados, quedando de esta manera tan brava extinguidas sus responsabilidades. A mediados de mayo saltan los disparos en Burujón. Se abre caso contra Román Martín Sánchez por tenencia ilícita de armas. Se denuncia que hizo dos disparos en la noche contra el sereno Basilio Sánchez. Meses más tarde, Basilio, apodado “el Checa”, será el principal acusado de la muerte del capitán Luis Alba Navas, defensor del Alcázar. En el mes de julio, en La Mata se procesa a Juan Gil Vázquez, Patrocinio Delgado Reyes, Mariano Valdivieso Rodríguez y Cesáreo Vázquez Pérez por homicidio sobre Félix Corona Fernández y lesiones sobre sus hermanos Florencio y Balbino.

leña o cazar en Santa Cruz, Nombela, Quismondo, Escalona o Paredes, que a veces acaba en tragedia. Por tenencia ilícita de armas en Quismondo, Pelahustán, Nombela o Escalona. De “infanticidio” en Santa Olalla y El Casar. Accidentes de tráfico en Escalona, Maqueda y Santa Cruz. Abusos deshonestos a menores en La Torre de Esteban Hambrán en el año 1938. Riñas por pasto de ganados en Pelahustán y Escalona. Además, de los típicos hurtos, robos y estafas. En 1931 en Escalona es acusado de homicidio Juan Caro Rodríguez, guarda jurado, que disparó a Rodolfo Peinado Ordóñez que estaba cogiendo retamas. En Almorox se procesa por resistencia a Claudio García Morán por amenazar a Adrián Tordesillas Peralta, regidor síndico del Ayuntamiento.

Ya con nuevas autoridades, en 1937 se inician procedimientos por malversación de caudales públicos y/o en la contaduría de documentos contra las anteriores corporaciones municipales de Carmena, Fuensalida, Carriches, Mesegar y El Carpio de Tajo. No es fácil distinguir si es cierto o bien, obedece a represión política. Como es el caso de El Carpio, donde gran parte del descubierto se debe a gastos en medicinas y médico. También se conserva un sumario en la que el denunciado queda absuelto por violación a una joven que queda embarazada en Villamiel. En 1938 José Guío Alía, de Escalonilla es procesado por el homicidio de Lázaro Alonso Fernández, soldado de la 107 División, motivado por celos. En Barcience y El Carpio aparecen dos “infanticidios” de dos madres que dieron luz a un hijo no deseado. Acabando con el año 1939, aparecen infracciones de caza por uso de ballestas o lazos en Barcience, La Puebla o Torrijos. La abadesa del Convento de Religiosas Concepcionistas Franciscanas de Torrijos denuncia que en septiembre de 1936 las “milicias gallegas marxistas” les robaron unos títulos de la deuda amortizable al cuatro por ciento del año 1928. Pero destaca por encima de todos la pelea entre dos de los “hombres buenos”: Tomás López Lamparero, secretario judicial interino un tiempo durante la Guerra, y Leoncio Parra Muñoz, oficial del Juzgado. El primero reclamaba una cantidad no satisfecha al segundo por su trabajo por lo que le agredió a golpes, respondiendo Leoncio con un pinchazo de navaja. Juzgado de Instrucción de Escalona.

El fondo de este juzgado comienza en 1928 y finaliza en 1969, cuando se integra al de Torrijos, presentando varias lagunas de sumarios. En este Juzgado aparecen varios casos por asalto a propiedades en dehesas y montes para conseguir

Imagen superior: Fonda de Torrijos donde fue asesinado el Juez de Instrucción de Escalona en 1933. Imagen inferior: D. Juan Higueras Sabater, juez torrijeño encargado de la instrucción del sumario.

Al año siguiente, 1932, tres homicidios. En abril en Nombela, Joaquín Gonzalo Montero mata a Ladislao Jiménez García, de 58 años, farmacéutico y propietario. Joaquín discute por un carbón que Ladislao le debía, este no se dejó avasallar y sacó una pistola pero Joaquín le clava un cuchillo. En mayo en Escalona, Alberto Caro Rodríguez, guarda jurado de Guadamilla, disparó el arma contra Eleuterio García Rodríguez que estaba cogiendo unas matas. Y en octubre en Quismondo, Bernardo Álvarez Pérez disparó a Lorenzo Gómez Rodríguez por un asunto de una siembra. En el año 1933 Felipe Pombo Luna en una absurda riña mató de una puñalada a Julio Sánchez Fernández en Escalona. En esta misma localidad se

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inicia un caso por malversación de caudales públicos. En 1934 se procesa a 5 vecinos de Méntrida por robar en la ermita de la Natividad de dicha localidad la corona de la virgen y otros objetos. A 6 vecinos de Quismondo por cortar unas 50 encinas de la Dehesa de Guadamilla en Escalona. Y se inicia sumario contra Alfredo Doroteo Muñoz Romero, alcalde que fue de Nombela desde 1931 a 1934, por malversación de caudales públicos. Alcanzando 1935 aparece en Pelahustán la muerte de Anastasio Gómez Roji, que fue a pedir explicaciones de habladurías de su hija Carmen y recibió un disparo de Victorino González Amigo. En Santa Cruz Rufino Fernández Cabrero en una riña causa lesiones a Justiniano Montoro Gil con una hoz. Al igual que en el Juzgado de Torrijos, el año 1936 parece el más agitado. En marzo en Escalona en un enfrentamiento entre personas de diferente ideología con intervención de la Guardia Civil resultan muertos: Gabriel Recio, Virgilio Blanco y Melchor Jiménez, vecinos de Escalona, y Siliberto Rodríguez Caro, vecino de Quismondo, y heridos sin gravedad: Cipriano Gallego, Aquilino Sánchez Gálvez, Alejandro Jiménez Antúnez, y Eustaquio González Olivares, este último Guardia Civil. En Maqueda el juez municipal denuncia la usurpación de atribuciones y detención ilegal cometida por Gonzalo Díaz, alcalde, por detener y meter en la cárcel a Agustín Recio del Castillo y Macario Esteban cuando estaban tocando una gramola. En abril en Santa Cruz, Rufino Cantelar

Díaz por golpear con una porra de goma a Domingo Moreno Recio. En junio en Maqueda, una riña entre izquierdistas y derechistas acaba a tiros a la salida de un baile, resultando heridos: Enrique Valverde Merchán, Antero Recio, Alejandra Garrido, Gerardo Loeches, Gregoria Rodríguez y José Gómez; ingresando los cinco primeros en el Hospital de Toledo. Los presuntos culpables eran Deogracias del Pozo, Genaro Rodríguez, Emiliano Ruiz, Desiderio Bahamonde, Eugenio Ortega, Pablo Alonso, Gaspar Rodríguez, Genaro Rodríguez, Anastasio Fuentes y Felipa Díaz. Este mismo año, un joven de Escalona amenaza a Pedro Prieto Ramiro si persistía en sus relaciones amorosas con la joven María del Tránsito Aguado, con la que finalmente hubo matrimonio. Y el Ayuntamiento de Pelahustán se incendia a primeros de julio. Conclusiones. La apertura, accesibilidad e investigación en Archivos nos permite conocer con más detalle hechos desconocidos o que nos han llegado de oídas, a veces ya muy distorsionados. Por lo que los investigadores locales debemos asaltar los Archivos, y no limitarnos con meros “trabajos de instituto” de copia y pega bibliográficos de eruditos generalistas. Aquí, el siguiente nivel, está en los Archivos de los Juzgados Municipales de Paz. Estudiado el de mi pueblo, Huecas, puedo indicar que la mayoría de las causas de los años 20, 30 y 40, obviamente son menores, siendo por las típicas riñas, peleas y faltas de honor, junto a mucha caza furtiva y hurtos de cosechas, supuestamente para comer.

FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA Archivo Histórico Provincial de Toledo. Juzgado de Instrucción de Torrijos. Cajas: 70768-70787. Juzgado de Instrucción de Escalona. Cajas: 70103-70110. Biblioteca Nacional de España. Hemeroteca Digital. Estampa (Madrid. 1928). Año 6. Número 309. 09/12/1933.

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Breve semblanza sobre la labor pastoral del cura párroco de Novés D.Pedro Pascual Frutos Escobar

por Francisco J. de Fuentes

Amigos de la Colegiata de Torrijos

Durante los casi 29 años que ejercerá su ministerio en nuestra parroquia, se refundarán algunas hermandades que habían desaparecido, como la cofradía del Santísimo Sacramento (1902) y la Cofradía de Socorros Mutuos de la Purísima Concepción (1913). De ésta última, debemos destacar que, una vez reestablecida y con nuevos estatutos, además de cumplir con los fines piadosos, tendría una importante labor social, como era socorrer a los cofrades mediante subsidios en caso de accidentes, enfermedad o jubilación; para ello se creó un fondo, que sería invertido en asistencia médica, medicinas, incluso, viviendas para los cofrades. Durante su estancia en la localidad surgirán otras hermandades nuevas, como la Congregación de las hijas de María (1908), la Cofradía de los Jueves Eucarísticos y las Marías de los Sagrarios, establecidas, éstas últimas, en la década de 1920. Ascendencia familiar Pedro Pascual Frutos Escobar nace en Fuensalida, el 23 de octubre de 1866, hijo de Modesto Frutos García del Rosal y Venancia Escobar y Álvarez, labradores, naturales y vecinos de dicha localidad, donde es bautizado al día después. Pedro Pascual, que recibió el nombre del santoral del día, será el mayor, de los diez hijos que tuvo el matrimonio.

Se creará, en 1922, el Patronato de la Virgen de la Mongía, con el fin de recaudar fondos para la restauración de la ermita de la Patrona, que se hallaba en estado ruinoso. El pueblo se volcó con sus donativos y finalmente la ermita y la casa del

Estudios En 1878, con tan solo doce años, se matricula en el Seminario Conciliar Central San Ildefonso de Toledo, donde cursó latín y humanidades, aprobando al año siguiente. Se ordena diácono en 1883; estudia durante seis años teología en el mismo seminario, licenciándose en 1889. En ese mismo año, es ordenado presbítero, celebrando por primera vez el santo sacrificio de la misa el 25 de marzo, festividad de la Anunciación de Nuestra Señora, en la Real Iglesia Parroquial de San Juan Bautista de su localidad natal. Labor pastoral Por oposición obtuvo el curato de Cuerva (Toledo), sirviéndole desde el 12 de octubre de 1893, hasta mayo de 1900. Posteriormente, obtuvo el curato de Novés y San Silvestre, que desempeñó desde agosto de 1902 hasta su muerte, en abril de 1931. También, ostentará el cargo de arcipreste de Torrijos por los años de 1928 y 1929.

santero fueron restauradas en 1927. En acción de gracias y, en recuerdo de esta restauración, la junta directiva dispuso que todos los años, en el tercer domingo de mayo, se celebrase una gran función a la Santísima Virgen de la Mongía. Este Patronato, se convertiría en hermandad en 1929. También se crea el Patronato de San Antonio Abad (1924), para perpetuar el culto a San Antonio Abad, administrar los fondos procedentes de la rifa del llamado cerdo “Antón” y organizar los actos religiosos. Como nota curiosa, podemos añadir que, la imagen titular, se hallaba en la ermita del Cristo.

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Por iniciativa de don Pedro Frutos, se funda, el 9 de octubre de 1918, el “Sindicato Agrícola de Nuestra Señora de la Mongía”, el cual se integra en la Federación Católico- Agraria, que a su vez, formaba parte de la Confederación Nacional Católico-Agraria. En poco tiempo éste sindicato irá en aumento; en 1920 tenía un local alquilado y contaba con 104 socios. Disponía de sección de Caja Rural de Ahorros y cooperativa de compra y venta para realizar compras en grandes cantidades de diferentes artículos, como: arroz, jabón, atillos, mantas, bacalao y azúcar, con el consiguiente ahorro. En 1929, contaba ya con 306 socios; ese año, la Federación Católico-Agraria le concederá un préstamo de 10.000 pesetas, para, a su vez, emplearlo en préstamos a los labradores y que éstos pudieran atender a las faenas de recolección. El Secretariado, órgano propagandístico de dicha Confederación, celebró en 27 de octubre de 1929,

Algunas anécdotas En la mañana del Viernes Santo de 1925, un misterioso suceso llenó de espanto primero, y de indignación, después, al vecindario de Novés.

El Miércoles Santo había llegado al pueblo, contratado por la Hermandad de la Sangre, el orador sagrado don Mariano López de Alda, que fue hospedado en casa del mayordomo de dicha hermandad, a la sazón, Miguel Rodríguez, donde se le agasajó como cumple a la hospitalidad castellana.

una conferencia en Novés, a la que acudieron casi la totalidad de los labradores de la localidad y comisiones de Fuensalida, Rielves, Hormigos, Santa Cruz y de otros pueblos limítrofes. Acto que estuvo presidido por el presidente del Consejo Superior de esa institución, José Primo de Rivera y Orbaneja, hermano del entonces Jefe del Gobierno. Siendo presidente del sindicato Gregorio Gil de Rozas Muñoz, tendrá lugar un nuevo acto de propaganda en el salón-teatro de Benito Caro, en 1 de marzo de 1931. En dicho acto, al que acudirán las autoridades locales y numeroso público, intervino, entre otros conferenciantes, don Pedro Frutos, en calidad de consiliario del mismo, quien hizo un bosquejo de las urgencias locales y manifestó “la gran trascendencia que han de tener las asociaciones de los Sindicatos Católicos, llamados a marcar la pauta del derecho futuro agrario, con lo cual resolverá la conmoción actual, que en esencia es solamente un problema de agricultura y aumento de producción.” Con la llegada de la República comenzará el declive de ésta organización. Sus socios se redujeron y su actuación quedó limitada a recibir y dar dinero en préstamo, reduciéndose sus operaciones cada vez más.

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La noche del Jueves Santo, después de sabroso y abundante yantar, el orador sagrado se retiró a su cuarto para meditar y dar los últimos perfiles al sermón del siguiente día, que había de ser asombro de propios y extraños. Pero la meditación y el trabajo intelectual son incompatibles con las funciones digestivas, y las primeras luces del alba sorprendieron al orador en el colchón y, el sermón, no sólo a falta de los perfiles, sino de toda idea acerca de él. El predicador sintió miedo; se vistió los hábitos, recatadamente salió de puntillas para no despertar a nadie y huyó campo a través. Poco después, cuando el mayordomo entró a despertar al predicador, vio vacía la habitación; observó que faltaba la maleta y que la puerta de la calle había sido abierta, por lo que pensó que alguna hermandad rival le había robado el predicador. Mientras tanto, la iglesia se llenaba de fieles que aguardaban ansiosos la palabra de aquel predicador. La Junta de la hermandad se reunió apresuradamente para tomar un acuerdo. Un labriego llegó con la noticia de que el predicador, con la maleta al hombro y a buen paso, se encaminaba a Torrijos. La noticia cundió rápidamente. El vecindario se congregó entorno de la casa donde la Junta celebraba su reunión. Finalmente, suplicaron al párroco que pronunciara dicho sermón, como así lo hizo a pesar de su delicado estado de salud. Quedó así resuelto el peliagudo conflicto, con gran contento de todos, porque el párroco fue un torrente de oratoria.


En los anales de la Cofradía, a pesar de sus muchos años de existencia, no se registraba un caso de esta naturaleza y, por lo tanto, de justicia era que este insólito hecho quedara perpetuado con un merecido homenaje a su benemérito párroco. Así lo reconoció esta hermandad y, por ello, en cabildo, acordó nombrar “hermano honorario” de la misma a su querido párroco y regalarle un artístico pergamino con honrosa dedicatoria, invitando al acto de la entrega a todas las autoridades y al pueblo en general. Y así fue como el día 25 de julio de 1925, en la ermita del Santísimo Cristo de la Sangre, se celebró el mencionado homenaje, con la asistencia del Ayuntamiento en pleno, Juzgado Municipal, Junta Directiva de la hermandad y la mayoría de los vecinos. Ese mismo año de 1925, queriendo perpetuar la memoria del párroco, el ayuntamiento, presidido por Alfredo Agudo, acordó dedicarle una de las plazas de la localidad, siendo la más indicada la hasta entonces denominada “Plaza del Cura”, por estar allí la casa rectoral. La fecha elegida para este nuevo homenaje, sería el 23 de octubre, en que se celebraba su onomástica. La placa de mármol fue colocada originariamente en la casa parroquial. Muerte El 19 de abril de 1931, el párroco se sintió atacado por una fuerte afección bronquial acompañada de alta fiebre. Los médicos de la localidad y el doctor José Físcer, recurrieron a cuantos medios les

suministraba la ciencia para combatir los graves síntomas. En vista del dictamen médico, el día 21, la familia avisó al cura párroco de Val de Santo Domingo, antiguo amigo del enfermo, quien le proporcionó los auxilios espirituales. Al apercibirse el pueblo de que se le iba a administrar el Viático, acudió presuroso a acompañarle y pedir por su salud. Cuatro hermanos de la Sacramental llevaron las varas del palio y los demás portaron los hachones. La gran concurrencia de fieles, con gran sentimiento, asistió en silencio y recogimiento, escuchándose solamente la voz de los sacerdotes que recitaban los versículos del Salmo del Santo Rey Penitente y Miserere. El enfermo párroco, antes de recibir a Jesús Sacramentado, se dirigió a los fieles, que llenaban la habitación y la sala contigua, despidiéndose de todos, aconsejándoles que no olvidaran sus enseñanzas, dando las gracias por el afecto que le habían profesado y pidiéndoles perdón con los brazos abiertos por las faltas que podía haber cometido. Finalmente, falleció a los sesenta y cuatro años de edad, siendo las cuatro de la tarde del 23 de abril de 1931. Al día siguiente, se celebraron solemnísimamente sus funerales y entierro, al que asistieron dieciséis sacerdotes del Arciprestazgo y de Toledo e innumerables feligreses de esta parroquia. Recibió sepultura en el cementerio de la localidad, siendo trasladados sus restos en 1940 al antiguo cementerio de Fuensalida.

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Callejeando por Julio Longobardo Carrillo

de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo Cronista Oficial de Torrijos “La libertad, amigo Sancho, es uno de los más preciosos done que a los hombres dieron los cielos, con ella no pueden igualarse los tesoros que encierran la tierra y el mar…” Fue el título de mi primer artículo para uno de aquellos extraordinarios programas de la Feria de Septiembre, que editaba nuestro entonces Excelentísimo Ayuntamiento de Torrijos y que, hoy en día, echamos mucho de menos. Trasladémonos, pues, a aquel “entonces”. Vayamos, pues, a callejear por Torrijos: “callejeando, que es gerundio”. Utilicemos la visión de un pasado, de hace dos décadas, que, más o menos, era así: Primera Parte “In illo tempore”, 26 de septiembre de 1989 “Un sabio profesor, de inolvidable recuerdo para quienes tuvimos el privilegio de ser discípulos suyos, preguntaba a un alumno por su domicilio y el joven pueblerino le respondió diciendo que vivía en la Plaza del Generalísimo.

El profesor, lacónicamente, con aquella d e mol ed or a ir oní a que ve d es c a que l e caracterizaba dejó confuso a su interlocutor: - Hijo mío, si algún día llegas a ser Alcalde de tu pueblo, ponle a ese bonito lugar “Plaza del que manda”. Ni que decir tiene que la frasecita, dicha en el contexto de los años sesenta, amén de ingeniosa fue, a la par, más que valiente; pues, no soplaban vientos precisamente propicios para tales libertades expresivas. Pasaron casi tres decenios y la anécdota de mi admirado don Guillermo Téllez González, ilustre académico y discípulo de Ortega y Gasset, se remoza con frescura en mi mente cuando escucho algún que otro comentario sobre el cambio de denominación que “sufrieron” algunas de las más entrañables calles de nuestro Torrijos, por mor de avatares políticos que, aunque en consonancia con aquellos tiempos, jamás debieron prevalecer… Nuestra villa dispone de un amplio y variado callejero a través del que podemos realizar un seguimiento de su desarrollo histórico. Junto a una toponimia que sólo se transmite por tradición oral y de nula documentación escrita, en nuestro callejero, “Arco de Toledo” y “Puerta Maqueda”- sin la debida preposición “de” - son hitos que siguen evocando accesos fundamentales de nuestra villa, a lo largo de nuestra Historia Local. Hay nombres antiguos de calles que siguen hablándonos de un glorioso Bajo Medioevo: “Arrabal”, “Arrabalejo”, “Hurtada”, “Murillo”, “Las Cuevas”, “Las Cavas” - en cuya etimología eludimos seguir la tesis de don Claudio Sánchez Albornoz -…Otras nos recuerdan el esplendor gremial de aquel Torrijos: “Jabonerías”, “Los Molinos”, “Cerro Mazacotero”, “La Plata”; algunas de ellas con resonancias sugeridoras, poéticas, siempre sabias: “Aguabuena”, “Buenadicha”, “Constancia”… Nuestro “casco viejo” homenajea a dignísimos torrijeños: “Teresa Enríquez”, “Gutierre de Cárdenas”, “Doctor Cifuentes”, “Romualda Sánchez” – dedicada por el pueblo a la “tía Rumualda”, partera ejemplar, madre de don Melanio Rivera, “el tío Melano” -. No faltan callejones recoletos: “Ynjenios” - ¿por qué se cambió su ortografía? -, “del Cura”, “del Hospital”, “del Duende”, “del Pozo”, hoy limpios y “dignificados”, otrora con función de

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“servicios” y “excusados” – especialmente el “Callejón del Pozo” en los días de nuestra secular Feria de Septiembre, ha poco absurdamente rebautizada como “Sementera”. El Santoral es también recogido; mas, no con gran profusión. A nuestro Santísimo Cristo de la Sangre le dedicamos una calle, una plaza o “prazuela” y una moderna travesía. San Gil, nuestro sufrido “cuasiolvidado” y paciente Patrón cuanta con una magnífica plaza, enmarcada por el semiderruido palacio de don Pedro I “el Justiciero” – para otros, “el Cruel” - , vergüenza

de incuria e indiferencia seculares, mal que nos pese, permanentes a lo largo de nuestra Historia. San Juan Bautista, encuentra su dedicación en esa tan bonita como angosta calle, donde estuvo ubicado el hospital del mismo nombre. Mención especial merece nuestra antiquísima “Rúa o Mayor” que, aunque sufrió la “reconversión patronímica” transformándose en “José Antonio Primo de Rivera”, sigue siendo la “Calle Mayor” para todos los torrijeños. Paralela a ella, la umbría y ventosa “calle Orozco”, dedicada al famoso escribano público don Juan de Orozco, conocida popularmente, hasta el siglo XVIII, como “calle de las Brujas”, por haber vivido en ella, las “tres Marías curanderas -hechiceras-brujas: María “la Cancilla”, María “la Celemina” y María López de Sarria “la Varela”, la más célebre de las tres… De los típicos “soportales”, – así se siguen llamando popularmente – del de “San Antonio” sólo queda la mitad, la más “insípida”, sin duda… El otro, más vetusto, de pilares de madera y piedra, donde se ubicaba una tienda, propiedad del inolvidable don Balbino de Peque “Jolines”, donde se vendían artículos tan dispares, que iban desde una bobina de hilo hasta un ataúd; y, junto a ella, una antigua peluquería, la peluquería de “Guerrilla”. Era aquel inolvidable lugar refugio de la chiquillería adicta al juego del “gua” o de “las canicas”, siempre minado de “boches”. Desapareció, definitivamente, en aras de ampliar nuestra “Casa Consistorial”: el progreso es el progreso…

Limitando con ese casco histórico, que hemos recorrido apresuradamente, una vía rectilínea y amplia nos habla de los ensanches decimonónicos de nuestra Villa, vía de trazado paralelo, al hilo del camino de ronda del desaparecido recinto amurallado. Hoy es la gran arteria torrijeña, su “Gran Vía”; estamos hablando de la “rebautizada” “Avenida del Generalísimo”, o tro r a “c al le d e l as A l c antari ll as ” , popularmente conocida como “Avenida de la Estación”. Cuenta, además, con una modernísima y pujante Prolongación que canta, al ritmo de los tiempos actuales y remoza nuestra demografía, poblada de matrimonios jóvenes, como evidente factor indicativo de un progreso esperanzador. Lugar encantador y zona de encuentros ha sido siempre la popularmente conocida como “Plaza del Tostadero”, por más que el susodicho “rebautizo” la denominase “Plaza de Pla y Deniel”, en recuerdo del Cardenal-Arzobispo de Toledo que tanto colaboró con el Dictador… Esta plaza que ahora los torrijeños llaman “Plaza de las Palmeras”, por la plantación reciente de dichos árboles, se llamaba del “Tostadero” por hallarse en ella el afamado tostadero de cafés “El Gato Negro”. De ella parte la siempre llamada “Calle Cantarranas”, parte de ella sustituido por “Gibraltar Español”, lema reivindicativo nacido en el anterior régimen nacional-sindicalista… El nombre de “Avenida del Pilar” ha sido felizmente respetado. Siempre ha sido una de las vías fundamentales: en el pasado, vía pecuaria, teso de ganado, sede de los antiguos y tradicionales mercados de los miércoles y, sobre todo, lugar donde se ubicaba el abrevadero que le dio su nombre. Hoy, la hallamos radicalmente

transformada, con su intenso tráfico rodado y paso obligado al “Torrijos de la movida”… Conserva su primitivo nombre de resonancias medievales el “Callejón del Humilladero”, que se lo debe a una pequeña capilla con la imagen de Cristo Crucificado. Asimismo, la “Calle Cruz Verde”, lugar de triste recuerdo, sede del Familiar del Santo Oficio o del Tribunal de la

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Inquisición. Allí residió, a finales del siglo XVII, el tristemente célebre Gabriel del Río, Familiar del Santo Oficio de la villa de Torrijos, y sufrió prisión María López de Sarria “la Varela”. Las “Eras de San Francisco” evocan al monasterio franciscano de Santa María de Jesús, “el Otro San Juan de los Reyes”, a quienes pertenecieron… Del Torrijos moderno, que se expansiona, fundamentalmente, como una gran cruz griega de robustos brazos, al socaire de sus ejes principales, contamos con un callejero apto para los más dispares gustos. Calles dedicadas a hombres de empresa, doctores e intelectuales de mérito, de reciente memoria en un pasado casi inmediato, que nos hablan tímidamente de la gratitud de nuestro pueblo con algunos de sus hijos ejemplares. Pero, ¡por favor que nadie se moleste…! Creo que no habernos convertido en un dechado de imaginación a la hora de impartir bautismo a las calles de nuestras más modernas barriadas. Abundan las de pintores, escritores, conquistadores, la mayoría harto recordados en infinidad de ciudades y pueblos. En la llamada “Colonia Gatell” la nómina de recuerdos de la Guerra Civil es tan evidente como numerosa. ¡Para qué citar

nombres...!, sin olvidar que en la otra moderna Colonia, “la de Antero” – por ser su promotor el abogado don Antero Zurita Molina -, hay una calle con la denominación de “Veintidós de Septiembre” que alude a la llamada “Liberación de Torrijos”, por las, asimismo, denominadas “Tropas Nacionales”. ¡Otra evocación más de la “Guerra Incivil”! En la más moderna “Colonia de los Papas”, “metemos en el mismo saco” toda una Corte Pontificia de la manera más arbitraria. En las calles anejas a la aún denominada Prolongación de la ahora “Avenida del Generalísimo” rendimos culto a la metalurgia con nombres tan anodinos como “Cobre”, “Bronce”, “Hierro”…En otra zona, le llega el turno a las flores e, indudablemente, nuestra cuestionada imaginación se enriquece: “Lirio”, “Clavel”, “Loto”…¡Hemos descubierto el filón...-¡ No nos extrañaría contar en un futuro con nombres tan prosaicos como el de “Patata”,”Coliflor”, “Pepino”, “Tomate”…, que, asimismo, reúnen

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estimables virtudes para figurar en nuestro callejero como sus anteriores congéneres. Finalmente, en nuestro somero paseo, nos detenemos y brevemente reflexionamos, al paso que echamos de menos nombres de muchos torrijeños egregios, unos sumidos en el más absoluto olvido, otros tímidamente recordados en nuestro amnésico callejero. Partamos de la proximidad de las tan esperadas efemérides del V Centenario del Descubrimiento de América y, sin caer en fáciles “chauvinismos”, ¿pueden muchas ciudades y pueblos de España mostrar tan brillantísima nómina de artistas coetáneos de la citada epopeya colombina? Hombres que hicieron posible ese “Siglo de Oro Torrijeño de las Artes” – desde el último tercio del siglo XV hasta finales del XVI - ¡Cuánta incuria – eludo, por respeto, el término ignorancia – acumulada por los siglos de los siglos…! ¡Cualquier pueblo ha desempolvado y aireado, encomiablemente, las glorias de sus personajes históricos más relevantes! ¡El ejemplo no nos viene de lejos: apenas a unas tres leguas y a la vera del río Tajo…! Citemos a Juan Guas, bretón de nacimiento (Saint Pol), torrijeño de adopción, naturaleza y residencia, al casarse con nuestra paisana doña Marina Álvarez, en 1459. Aquí tuvo su taller, desde donde dirigiría las obras de nuestro monasterio franciscano de Santa María de Jesús, parangonado con el toledano de San Juan de los Reyes. ¡Qué hablar de Sebastián de Almonacid…! ¡El Maestro Sebastián, nacido en Torrijos, en 1460, bautizado en la iglesia de San Gil, escultor de primerísimo fila a quien se debe, entre innumerables obras, el sepulcro de don Álvaro de Luna y el de su esposa doña Juana Pimentel, que intervino en el retablo mayor de la “Dives Toletana”, en el de la Catedral de Sevilla y, con toda probabilidad, en el “Doncel” de la “Fortis Seguntina” - Catedral de Sigüenza…! ¿Hay, por casualidad alguna calle, plaza, busto, placa que evoque la figura de tan insigne artista, que hizo gala de su “torrijeñismo” en la Castilla de finales del XV y comienzos del XVI…? ¡Qué decir de la saga de los Egas: Hanequín, Juan, Enrique…, tan identificados con nuestra villa por sus trabajos en las fundaciones de los “Señores de Torrijos” (Colegiata, reforma del antiguo Palacio de don Pedro I “el Justiciero”, del Hospital de la Santísima Trinidad, del Palacio de los Cárdenas-Enríquez…) y por su parentesco con Alonso de Covarrubias! ¡Y de Alonso de Covarrubias y Leyva, el más ilustre hijo de la villa de Torrijos…! Una calle muy moderna - ¡algo es algo! ”Menos da una


piedra” -, un INEM, unos insulsos actos culturales conmemorativos del V Centenario de su nacimiento, que pasaron casi inadvertidos en Torrijos; una placa de cerámica en la Casa de Cultura…

Sin olvidar a otros coetáneos como: Alonso de Reinoso, héroe en la conquista de Chile. Alcalde y Corregidor de Concepción. Juan de Yepes y Álvarez, San Juan de la Cruz, de raíces torrijeñas, hijo del torrijeño Gonzalo de Yepes, perteneciente a una familia que vivió en nuestra villa, en cuya parroquia de San Gil tuvo enterramiento. Podría continuar ampliando esta nómina de nuestro “Siglo de Oro del Arte y Cultura torrijeños”; aunque, por el momento, estimo más que suficiente…

¡ “ D e m a s i ad o p o c o ” p a r a e l m e j o r “imaginario” o escultor-arquitecto del Primer Renacimiento Hispano…! De su hermano Marcos de Covarrubias y Leyva, maestro bordador de la Catedral de Toledo, a quien se debe el maravilloso terno del Cardenal Cisneros y el inaugural de la primera misa de la Colegiata de Torrijos, ni el más mínimo recuerdo en su ingrata villa natal. Y, por si fuera poco, recurramos a algunos de los torrijeños insignes de aquel siglo, recogidos en las “Relaciones de los pueblos de España, hechas de orden de Felipe II”, del último tercio del XVI: Antonio de Covarrubias, hijo de Alonso, que, aunque nacido en la ciudad de Toledo, residió en Torrijos durante largas temporadas, en una casa de su propiedad. Llegó a ser Obispo de Segovia y Ciudad Real y Presidente del Consejo de Castilla. El Licenciado Juan Sánchez de Torrijos, asimismo nacido en esta villa, Fiscal de la Audiencia de la Ciudad de los Reyes (Lima) durante el Gobierno de Pedro Lagasca. Los Licenciados Diego Gómez y Andrés de Casarrubios, Curiales de la Audiencia de Roma. El Maestro Alonso de Torres “Turriculano” – “el Torrijano”- , Catedrático de Retórica y Griego en la Universidad de Alcalá de Henares. Uno de los principales humanistas de su época. El Licenciado Busto de Villegas, Gobernador del Arzobispado de Toledo. Oidor del Tribunal del Santo Oficio. El Doctor Diego López, médico de Su Majestad Felipe II.

Las alas de la fantasía nos permiten dar un gran salto desde el trapecio gigante del tiempo y así llegamos a nuestro siglo, casi a nuestros días… ¡Cuántos torrijeños ignorados por nuestro olvidadizo callejero…! Prohombres, hombres públicos de singular trayectoria humana y profesional como don Juan-José Benayas SánchezCabezudo – Ministro de Agricultura – como el inolvidable diputado y sindicalista don Felipe Díaz López; maestros, músicos como don José Blanco y don Jesús Gómez-Agüero; empresarios ejemplares como don Edmundo Parras Cisneros, fundador de “Vinagres Parras, S.A.”, líder del mercado nacional. Don Edmundo Parras fue siempre un trabajador incansable y permanente innovador y creador de empleo – más de trescientos trabajadores -, sensible a las necesidades de sus trabajadores, a quienes ayudó en la adquisición de sus viviendas, pagó los estudios de sus hijos y atenciones médicas… ¡Y por qué no recordar en nuestro callejero el mundo de los toreros como Félix Almagro, matador, y Eusebio Fuentes, novillero… ¡Incuria, ingratitud, olvido…, seguís dominando por doquier…! La Historia e Intrahistoria siguen su imparable curso, mientras el progreso escribe páginas notables en el “Torrijos de hoy”, lo que no es óbice para salir, de una vez por todas, de la amnesia perenne que nos domina a la hora de valorar “lo nuestro”. Los pueblos que dan la espalda a su memoria histórica – sin absurdos matices “pseudopolíticos” – están abocados a perder irremisiblemente su verdadera identidad. Esperamos y deseamos que nuestro Torrijos reaccione a tiempo…” (J.L.C.) Y nuestro pueblo reaccionó poco después… Los integrantes de la entonces “leal oposición” presentamos una moción al equipo de Gobierno Municipal, presidido por don Miguel Ángel RuizAyúcar (P.P.) y, tras arduos debates, fue aprobada casi por unanimidad. Desde aquel entonces, recuperarían sus nombres

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las calles: “Mayor”, “Paseo de la Estación”, “Cantarranas”… La “Plaza de Pla y Deniell”, pasaría a denominarse “de la Constitución” – la anterior “Plaza de la Constitución”, desde 1812 a 1936, fue la actual Plaza de España… Bueno, aceptemos aquel cambio, que a nadie “daña”… La calle “Veintidós de Septiembre” y la celebración del “Cristo de los Quedaos”, se eliminarían con el tiempo, a Dios gracias…

Hornillos Alonso (q.e.p.d.), acordamos eliminar – tal como suena – de la pared de la Colegiata, la lápida con la nómina de “caídos” de un bando; porque, estimábamos que “caídos” eran todos aquellos “hermanos españoles” que perdieron la vida en aquella trágica guerra; tanto los que figuraban en aquella lápida marmórea – entre ellos algún familiar de este que escribe – fueron tan “vilmente asesinados” – eludo el término “hordas”-, como los que, asimismo, lo fueron, además de ser infamemente arrojados al “Pozo del Camino de la Vega”, donde sus restos permanecieron hasta el mes de junio de 1987, siendo exhumados por iniciativa del entonces Alcalde don Miguel- Ángel Ruiz-Ayúcar, y a la que me sentí, siento y sentiré muy honrado de darle mi humilde apoyo.

Segunda Parte Cuando este “Cronista Oficial de la Villa de Torrijos” pudo enterarse, extraoficialmente, que nuestro Ilustrísimo Ayuntamiento pretendía cambiar la denominación de nueve calles “afectadas” por sus alusiones a la Guerra Civil, me sentí moralmente obligado a dar mi opinión, previamente compartida con mis compañeros de la Asociación “Amigos de la Colegiata”; aunque ésta no hubiese sido solicitada por nuestras siempre Dignísimas Autoridades. En su momento, mediante dos cartas y un informe, felicitamos tal iniciativa, a la vez que rogábamos se tuviesen en cuenta algunas de las consideraciones que habíamos acordado elevar a la atención de la Dignísima Corporación Municipal. La primera de ellas era “no caer en pasados errores”; pues, si el fin de dicho cambio era, de una vez por todas, eliminar cualquier recuerdo de aquel conflicto fratricida, no debería haber cabida para cualquier nombre relacionado con él. Nos habían llegado rumores, no sabemos si infundados, de pretender dedicar una calle al alcalde republicano don Agust ín Riv era Ceboll a, cuand o, precisamente, se intenta lo contrario. Resultaría, pues paradójico, a todas luces, desde nuestro siempre humilde punto de vista… Y, en este sentido, argumentábamos que nuestra Asociación ha hecho más que nadie – incluida ésta y cualquier iniciativa de nuestro Ayuntamiento – en borrar recuerdos de tan triste pasado histórico. Para quienes aún no lo sepan, este grupo de historiadores, que “dan la cara” cuando las circunstancias así lo requieren, siempre por el bien de nuestro Torrijos, de acuerdo con don Jesús

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“Tiempos Modernos” Por favor, que nadie se extrañe; no nos estamos refiriendo a la obra maestra del cine mudo, interpretada por el genial Charles Chaplin. Seguimos “callejeando”, en esta ocasión movidos por una iniciativa de la Dignísima Corporación que gobierna nuestro Ilustrísimo Ayuntamiento. De mis “reivindicaciones callejeras de antaño”, siempre movido por el deseo de que ilustres torrijeños fuesen honrados en nuestro callejero, surtieron efecto las dedicadas a los Maestros Músicos y Directores de nuestra Banda Municipal, don José Blanco y don Jesús GómezAgüero. Con el discurrir del tiempo, le llegó el turno a don JuanJosé Benayas Sánchez Cabezudo, Ministro de Agricultura, cuya s e m b l a n z a biográfica facilité a la Señora Ministra de Ag ri cult ura doña Elena Espinosa Mangana para ser incluida en


el libro-homenaje “Los Ministros de Agricultura de la Segunda República”. Tal iniciativa, supongo serviría a nuestro Ayuntamiento para dedicarle una calle al único Ministro en nuestra Historia Local. Político que militó en el Partido Radical de Alejandro Lerroux, hombre bueno, de paz y de concordia… Afortunadamente, se recogió la propuesta de honrar a Juan Guas con una calle; pues, como ya dije, a quien fue nuestro vecino, a finales del siglo XV, le debemos la obra cumbre de nuestro acervo artístico: el Mon a st e rio Franciscano de Santa María de Jesús, “el Otro San Juan de los Reyes”. Y de entre los torrijeños contemporáneos, durante mucho, demasiado tiempo, estuvo sumido en el olvido don Felipe Díaz López, “Felipe el Diputao”, el hijo del “tío Gil el Manchego”, Diputado en Cortes, Vicepresidente del Instituto Nacional de Previsión, líder sindicalista e interlocutor del Ministerio de Trabajo en los conflictos mineros asturianos de mediados de los cincuenta del pasado siglo. ¡Resulta más que curioso que fuera el Ayuntamiento de Talavera de la Reina el que adoptase la feliz iniciativa de dedicar el nombre de nuestro paisano a su primer Ambulatorio de la Seguridad Social, honrando así la memoria del humilde obrero-picapedrero, cuya carta de presentación era siempre la de sentirse torrijeño, por encima de todo! Menos mal que, no ha mucho, se le ha hecho “un poquito de justicia”; aunque creo, a mi modesto entender, no ha sido por los grandes méritos de tan querido como popular prócer torrijeño, sino por el simple hecho de ser poseedor de la huerta, después solar, heredada de su padre “el tío Gil”. Con ello, nuestro Ayuntamiento ha seguido el mismo ejemplo de otras calles dedicadas a numerosos vecinos de nuestra villa…

pretendía eliminar cualquier posible relación con la Guerra Civil y el justísimamente denostado Régimen Franquista. Humildemente opinamos que el objetivo no se ha conseguido, sino más bien todo lo contrario… Nuestra Asociación, siempre atenta a lo que consideramos un “hecho cultural” de singular relevancia histórica, ha enviado un e-mail y dos cartas, la última fechada el 26 de octubre pasado, a nuestro Señor Alcalde don Anastasio Arevalillo Martín, felicitándole, en principio, por tan feliz iniciativa de promover el mencionado cambio que “otrora”, evidentemente, compartíamos y apoyábamos, en el fondo, no tanto… en la forma. Estos son los nombres que, humildemente, nos permitimos presentar hace tres meses. Algunos de ellos, ya citados en la anterior nómina del llamado “Siglo de Oro Torrijeño de las Artes”: . “Pedro Liñán de Riaza”. Autor del “Quijote Apócrifo de Avellaneda”, poeta insigne de nuestro Siglo de Oro, amigo de Lope de Vega y “enemigo” de Cervantes. Fue Capellán Mayor de la Colegiata y Secretario del duque de Maqueda. En Torrijos escribió su inmortal obra. Podría sustituir a la denominación Capitán Cortés. . “Santa María de Jesús”. Monasterio Franciscano de Santa María de Jesús. Conocido como “el Otro San Juan de los Reyes”, cuyas trazas y dirección de obras se deben a Juan Guas. La obra más importante del Patrimonio Artístico y Cultural de nuestra Villa, cuyos restos arqueológicos esperan ser dignificados y salir, de una vez por todas, de la incuria, a la vez que se

¿Verdad, queridos amigos, que aquel ejemplar Diputado torrijeño, hombre de bien, todo humanidad, se ha hecho merecedor de algo más por su brillante carrera política y hombría de bien…? ¿Por ventura, se le ha hecho algún homenaje para evocar su memoria…? Hoy sábado 3 de diciembre de 2016, antes de que saliera a la luz este decimoséptimo ejemplar de “Cañada Real”, nuestras siempre Dignísimas Autoridades nos comunican los cambios efectuados en las dichas nueve calles torrijeñas, a resultas de un curioso plebiscito. Si, en un principio, se

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cumplan esas promesas de crear en sus ruinas un “Centro de Recreación Histórica Comarcal”. Podría sustituir a Banderas de Castilla: . “Mina de los Frailes”. Descubierta hace unos diez años. Suministraba agua al monasterio y Palacio de los Duques de Maqueda. La proponemos para sustituir a General Yagüe.

. Calle “Don Quijote de Avellaneda”. En lugar de General Moscardó. . “Fray Diego de Torrijos”. Genial compositor. Maestro de Capilla de Carlos II. Uno de los mejores compositores de polifonía sacra del último tercio del siglo XVII. Podríamos dedicarle la actual calle García Morato.

. “Manuel de Llano y Persi”. Uno de los líderes del Partido Liberal Progresista junto a Sagasta y Ruiz Zorrilla. Director de “La Iberia”. Gran dramaturgo, amigo de Bécquer. Sin él, difícilmente hubiera llegado a Torrijos el ferrocarril. Sustituiría a la calle Batalla de Brunete.

. “Manuel Carmona Campos”. Extraordinario e lustre Maestro de la República que dejó inolvidable recuerdo entre sus alumnos torrijeños e implantó en nuestras Escuelas las técnicas freinetianas. En lugar de Batalla del Ebro. . “Capitán Alonso de Reynoso”. Héroe de la conquista de Chile. Alcalde de la ciudad de Concepción. Por Voluntarios de Toledo. . “Hospital de Nuestra Señora de la Consolación”. Fundado por doña Teresa Enríquez, en el siglo XVI, para la curación del llamado “mal francés”. En lugar de calle Héroes del Alcázar. Y entonces como ahora, “antaño como hogaño”, “otrora” como “agora”, esperábamos, ¡¡¡qué ingenuos!!! Que alguna de estas propuestas de “rebautismo callejero” prosperasen. Siempre y por siempre hemos confiado y seguiremos confiando en el digno proceder de nuestras siempre Dignísimas Autoridades... Nos queda en el ánimo “el reconcomio” de no haber sabido “hacer pedagogía”, ¡qué bobada!, cuando lo correcto era haber hecho “demagogia” – esto se lleva bastante, en estos tiempos que corren Y, embargados por la pena – por no decir por “la vergüenza ajena”, aceptamos, ¡faltaría más!, como

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buenos demócratas la decisión del pueblo siempre soberano… ¡¡¡Noticias de última hora!!!

Avellaneda”, escrito en Torrijos por Pedro Liñán de Riaza…! – Ah, ¿qué quién es ese “señor”…? – Lean vuestras mercedes y vean su vínculo con Torrijos.

En el día de hoy recibimos una nueva que no nos atrevemos a calificar de buena… Permitidme, queridos amigos, que, junto a mis compañeros de la Asociación “Amigos de la Colegiata de Torrijos”, que me honro en presidir, opine respecto a los cambios de denominación sufridos por esas nueve calles torrijeñas, al hilo de las premisas que nos hemos permitido presentar a nuestras Dignísimas Autoridades. Para cambiar: 1. “Voluntarios de Toledo”. Nuestra propuesta de denominarla Pedro Liñán de Riaza, el autor del “Quijote de Avellaneda”, escrito en Torrijos, ha sido desestimada, frente al de: Salvador Allende, con todos los respetos a su memoria, y a su lucha y trágica muerte en pro de la democracia chilena, estimamos predominan resonancias “pseudopolíticas”. Aparte de que, por enésima vez, ¡hay ilustrísimos personajes torrijeños merecedores de que su memoria sea evocada en esta calle!

3. “Capitán Cortés”. Nuestra propuesta de sustitución por el anteriormente citado, excelso poeta y novelista Pedro Liñán de Riaza, ha sido ninguneada; pues se ha elegido el de: Las Trece Rosas. ¡Por favor, huyamos de los nombres de “Gloriosos Caídos” en nuestro callejero, fueren de uno u otro bando! Ya hemos demostrado nuestra postura con “hechos más que comprometidos”. ¡Paradoja de paradojas…! ¡Poridad de poridades!

2. “Batalla de Brunete” (de infausto recuerdo). Nuestra propuesta de sustituirla por Manuel de Llano y Persi, no ha sido tenida en cuenta. En su lugar figurará el “ingenioso” título de “El Ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha”, ¡todo un dechado de “ingenio”! ¡Hombre, puestos a serlo, por qué no evocar el de “El Quijote de

4. General Moscardó. Nuestra propuesta: “Quijote de Avellaneda”, ha sido olvidada, en beneficio de una mujer extraordinaria, con el que se enriquece de un imprescindible “feminismo”

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nuestro callejero. Concepción Arenal. Una de nuestras grandes novelistas del realismo español decimonónico.

5. García Morato. Nuestra propuesta: “Fray Diego de Torrijos”, ha sido olvidada, ante la propuesta de: Agustín Rivera Cebolla. Sobre su actuación durante los primeros días del llamado Alzamiento Nacional no faltan los argumentos que defienden su postura moderada; pero, en su figura política “hay luces y sombras”. En una s o c i e d a d , mayoritariamente analfabeta, el caldo de cultivo propicio para las proclamas revolucionarias de las minorías intelectuales, de las que, en Torrijos, eran claro ejemplo, don Agustín y su colega y amigo, don José Físcer Barbeyto, alentaron, sin duda alguna, los sangrientos sucesos acaecidos en Torrijos, en agosto de 1936 que, desgraciadamente, aunque lo intentaron, no pudieron atajarlos a tiempo… Por otra parte, tan injustificado como criminal fue su vil y abominable asesinato en la cárcel madrileña de Santa Rita. Insisto, una vez más: si se pretendía eliminar cualesquier vínculos con la Guerra Civil, obviamente, hemos caído en la contradicción de reavivar su triste y trágico recuerdo que, a todos, principalmente a “los hijos de la posguerra”, nos afecta más que directamente... 6. Banderas de Castilla. Nuestra propuesta: “Santa María de Jesús”, evocadora del Monasterio Franciscano del mismo nombre, conocida por “el

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Otro San Juan de los Reyes”, obra de Juan Guas, ha sido desestimada, en beneficio de: “Intemperie”. Primera y exitosa novela de Jesús Carrasco Jaramillo. Al hilo del título de la magnífica obra de nuestro admirado Jesús, se me ocurre que, dicha denominación, viene muy bien para denunciar el estado en que se encuentran las ruinas del Monasterio de Santa María de Jesús, por mor de la desidia de “tirios” y “troyanos”, de nuestras Dignísimas Autoridades de “uno u otro signo”, más de una década sumidas en el olvido; pese, a que hace más de un año, se nos anunció “una nueva noticia”, que hizo renacer nuestra esperanzas, las ruinas del citado monasterio continúan a “la intemperie”. ¿Continuarán a la intemperie mucho tiempo más, hasta que vuestras mercedes certifiquen su definitiva defunción…? ¡Qué pena…!

7. General Yagüe. Propusimos “Don Quijote de Avellaneda”. Ni que decir tiene que, evidentemente, nuestro libro “Torrijos en la Época Cervantina” no ha sido leído por nuestros próceres locales. No obstante, nos parece muy acertada la decisión de dedicarle una calle a nuestro querido y recordado: “Enrique Peña Villanueva” . Inolvidable compañero, magnífica persona, un “factotum” – como él se autodefinía, con humor -, conmilitón de un servidor y antecesor en el escaño municipal. Más que merecido el honor que se le confiere al Doctor Peña, por su generosidad, hombría de bien, profesionalidad y servicio a este su pueblo. Pero, ¡por favor!, creo reúne don


Enrique Peña Villanueva muchísimos más méritos que el de ser “el inventor” del exótico término de “La Sementera”…

Reúne don Edmundo Parras Cisneros todas las condiciones necesarias para que su memoria sea honrada con una calle próxima a la empresa que creó. Es uno de los más grandes empresarios que ha tenido Torrijos. Emprendedor e innovador nato. Consiguió que “Vinagres Parras” se convirtiese en la empresa líder de su ramo, a nivel nacional e internacional. Su labor social, ayudando siempre a sus trabajadores, ora para adquirir viviendas, sufragar los estudios de los hijos, atención médica…, definen bien a las claras la huella imperecedera que nos legó. 9. Batalla del Ebro. Propusimos el de don “Manuel Carmona Campos”, ejemplar y recordado maestro republicano, siendo desestimado por el de: Miguel Ángel Blanco. “El Mártir de Ermua”. Ni “quito ni pongo rey”; pero si, anteriormente, se desestimó el de Ernest Lluch, ¿qué razón o razones hay para que prevalezca e del Concejal de Ermua frente al Ministro del PSOE, ambos asesinados por la innombrable Banda Terrorista Vasca…?

8. Héroes del Alcázar por “Edmundo Parras Cisneros”. Propuesto por un servidor en muchas ocasiones. Una de ellas, en el “Callejeando 1989”.

Queridos amigos, mucho nos tememos que este “rebautizo” no sea el definitivo; pues, hay dos nombres de calles, ¡por qué no decirlo!, “Agustín Rivera Cebolla” y “Las Trece Rosas” que pueden ser objeto de un no deseado y futuro “re rebautizo”. ¡Ay de los vaivenes políticos…! Y, finalmente, como buenos deportistas, confesamos y admitimos nuestra derrota “por estrepitosa goleada”.

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El Convento franciscano de Santa Olalla El Convento de San Juan Bautista

por Josué López Muñoz

de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo En el último cuarto del siglo XVI bajo la protección de los Condes de Orgaz y Señores de Santa Olalla se inició la construcción, extramuros de la villa de Santa Olalla, del convento de San Juan Bautista. El convento se ponía bajo la advocación de San Juan Bautista ya que su principal impulsor fue el conde don Juan Hurtado de Mendoza y Guzmán (Antoniana (Álava), 1536 Santa Olalla, 1606)1. Además el convento se construía sobre la ermita de San Juan Bautista que aparece mencionada en 1575 en las relaciones de Felipe II: “Al quincuagésimo primo se responde que hay dos ermitas extramuros la una se dice de San Juan Bautista y otra de Santa Olalla”2. Se situaba en el arrabal de la puerta de Talavera, en el entorno de la actual calle Prolongación de San Juan. Se trataba de un bello y sencillo edificio que albergaba a una comunidad de unos veinte franciscanos descalzos. En 1580 lo ocupan franciscanos de la provincia de San Gabriel, a instancias de fray Francisco de Odón; en el archivo del convento se guardaba la licencia del Arzobispado de Toledo, del 8 de octubre de 1580 por la que Luis Tofiño de Sahagún, cura propio de la iglesia de San Pedro, y Juan Vélez Calderón, cura propio de la iglesia de San Julián, dieron la posesión de la ermita de San Juan a fray Ángel de Miranda, descalzo de la Provincia de San Gabriel. Pero en 1592 toma posesión del edificio la provincia de San José, siendo provincial de ésta fray José de Santa María y en esta provincia estaría incluido hasta la exclaustración en el siglo XIX. En los primeros años desde su fundación algunos de los frailes deciden embarcarse hacia América, tal vez huyendo de las penurias de aquellos primeros años fundacionales. El 16 de mayo de 1590 parten hacia Florida los frailes del convento de Santa Olalla fray Juan de Santiago, fray Juan del Castillo, fray Blas Rodríguez, fray Diego de Valverde y fray Alonso de Reinoso. Y el 9 de enero de 1593 les sigue fray Andrés Muñoz.

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El 4 de octubre de 1606 sobrevino la muerte del conde don Juan Hurtado de Mendoza y el convento no había quedado totalmente terminado. Entendemos que hubo desinterés por parte de sus sucesores y fue la propia villa quien se convierte en protectora y patrona del convento. El 9 de septiembre de 1610 logró el concejo de la villa hacerse con el patronato del convento siendo provincial de los franciscanos fray Andrés de

Concesión del Patronazgo al Concejo de Santa Olalla. 1610. Archivo Municipal

Ocaña que hacia esta concesión desde el convento de San Gil de Madrid: “les ha querido y quiere fundar un convento, acabar y poner en toda perfección el que esta comenzado de la advocación del glorioso San Juan Bautista que será como hacerle nuevo, fuera de la dicha villa, cerca del muro a la puerta de Talavera”3. Desde aquel momento el concejo se comprometió al mantenimiento de la comunidad y para esa tarea debió reunir no con pocas dificultades los fondos que año a año debía entregar al convento. Entre los escasos pero interesantes documentos relativos al convento que conserva el Archivo Municipal de Santa Olalla encontramos una real cedula de Felipe III del 30 de mayo de 1615 por la que se autoriza a destinar de sus propios 200 reales al año, durante cuatro años. Lo justifican diciendo: “El dicho convento no tenía renta de que se sustentara y el lugar era corto y pobre, de manera que no tenían limosnas y padecían necesidades muy grandes y por socorrer para ayuda y sustento y porque no se fuesen a vivir a otra parte por falta de sustento”. Esta provisión mencionada se renovó en sucesivas ocasiones.


El patronazgo por parte de la villa al convento se vio interrumpido en 1720, al no poder mantener la institución por el pésimo estado de las arcas municipales y la crecida del número de religiosos. Posteriormente el traslado de muchos religiosos, que huyeron del hambre y las fiebres terciarias, y la concesión de una real provisión de Felipe V en 1727 por la cual se autorizaba la venta de la rastrojera de los sembrados y la pampanada de las viñas y con ella poder reunir 200 ducados anuales que sumados a dádivas y limosnas al convento permitieron el restablecimiento del patronazgo municipal sin modificación hasta 1748.

El 3 de octubre de 1764 el Convento de Santa Olalla recibió la visita de “fray Juan Antonio de Olivares, predicador, ex definidor, ex comisario y visitador de la Provincia de la Purísima Concepción y segunda vez Ministro provincial de esta santa provincia de San José de Menores Descalzos de nuestro padre San Francisco” que hizo descripción de la fundación del convento y de sus rentas4. “El ingreso de limosnas en varias especies es el siguiente: Del trigo que en toda la guardianía se recoge cada un año, poco más o menos veinticuatro fanegas; de cebada, treinta; de garbanzos, dos fanegas; de algarrobas, tres; de centeno, media; de habas, una fanega. Y el señor Excelentísimo y Eminentísimo Cardenal Arzobispo de Toledo, que Dios prospere y guarde muchos años, da a esta Comunidad una limosna voluntaria de trigo de veinticinco fanegas. Pídese el pan de varios lugares, y no se recoge lo suficiente para mantener la Comunidad, y es necesario cocer el trigo recogido y de lo que nos da el señor Eminentísimo para la Comunidad y los pobres, que son muchos. Limosna de aceite se pide y otras, y se recogerán de aceite treinta arrobas; de vino, ochenta; de lana, tres arrobas; de seda, una libra; y de lino y estopa una arroba. En los lugares donde se piden estas limosnas se va por la Cuaresma de vereda y se les predica y confiesa por dos religiosos, y en Cebolla se les predica Ceniza y los domingos primeros de Adviento y Cuaresma, y en los días festivos va un confesor a confesar. Y donde los señores curas piden predicador para algún domingo de Cuaresma o Adviento, se les envía.

Real Cédula de Felipe III. 1615. Archivo Municipal

Desde 1748 se subió la asignación del convento, algo que no se formalizo hasta 1769. En 1769 se llega a un nuevo acuerdo por el que de 200 reales de vellón se sube a 1.500 reales, “consignándose del producto de las hierbas mayores de los prados de Almorquín y Valdeflores propios del concejo y cuando no alcanzase del producto, que se pagase la cantidad que faltase por los mismos vecinos, solicitando la correspondiente facultad para su repartimento”. El concejo se hacía cargo con esta cantidad de los sermones de las cuatro festividades de la Virgen, de los viernes y domingos de Cuaresma y de Semana Santa. Y tenía derecho además de los repetidos beneficios espirituales a un sitio reservado en la iglesia, en banco especial, y un alcalde a custodiar la llave del Santísimo en el Jueves Santo.

Las limosnas que en especie de dinero entran en poder del síndico de esta comunidad son las siguientes: De sermones panegíricos 2.200 reales de vellón; De sermones morales 1.500; De hábitos de difuntos que piden varios devotos 1.100; De la limosna que da la Villa de Santa Olalla del situado 1.500; De la lana que se recoge y la que se corta de cincuenta o más carneros que compra el síndico para la Comunidad 800; De la limosna que da la Villa de Cebolla 1.100; De varias limosnas de devotos de entre-año 1.500; De lo que da el Rey nuestro señor para pagar el pase de las cartas 160; De los señores alcaldes de Santa Olalla para ayuda a dos festividades para sus gastos 120; Importan todas las limosnas pecuniarias que recibe nuestro sindico 9.980 reales de vellón. Gasto preciso de esta Comunidad en cada un año, poco más o menos, en especie de dinero, que

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exhibe y paga nuestro síndico: De pescado abadejo, 45 arrobas, reguladas al precio de cuarenta reales cada arroba, 1.800; De 250 arrobas de vino, cada una a diez reales de vellón 2.500; De 220 varas de sayal, a ocho reales la vara, 1.760; De lienzo para paños menores a los religiosos, que se les da dos veces cada año, noventa varas, 455; De lienzo, lo más forzoso, no lo que se necesita, para la sacristía y enfermería, 200; De los carneros que para la comunidad compra nuestro sindico, 1.000; De la carne de vaca que se trae para cenar, 800; Del tocino que compra el síndico para la comunidad 300; De la cera que se compra para las misas 500. De las soldadas que ganan mozos, lavandera, barbero y herrador 1.348; De botica para los enfermos 400; De la nieve que se gasta 300; De la sal y precisas especias 300; De varios reparos y quiebras del convento 400; De portes para pagar las cartas 160; Importa el dinero que da nuestro sindico para gastos de la comunidad 12.223 reales de vellón. Lo que se da los pobres de limosna en varias especies importara lo menos trescientos ducados. ¡Este es el milagro de la Divina Providencia con sus pobres evangélicos! ¡Sea Dios bendito y glorificado para siempre de todas las criaturas, y especialmente de los hijos de nuestro padre San Francisco y San Pedro de Alcántara, por cuyos méritos el Señor nos alimenta! Amén.

Es cuanto debo decir en la materia mandada. Y para que conste, lo firmé de mi mano y los discretos y sellé con el sello del sobredicho convento en quince de noviembre de 1764. Fray José de Puertollano o Santa Bárbara, guardián, fray Manuel de Mora y fray Eusebio de Pinilla (Firman y rubrican).5”

Sello de placa en un documento del convento. 1749. Archivo Municipal

El último convenio entre la villa como patrona y el convento llegaría el 4 de julio de 1808, después de un tiempo de “distracciones” se vuelve a ajustar el convenio en las mismas condiciones con el pago de los 1.500 reales, las obligaciones de los frailes quedan también actualizadas “Que los religiosos del convento han de quedar obligados a asistir y concurrir en forma y cuerpo de comunidad a las funciones de iglesia del Corpus Christi, Virgen de la Piedad, Cristo de la Caridad , procesiones de la Octava del Corpus y otras generales de publica rogativa” El Convento fue usado como acuartelamiento francés durante la Guerra de la Independencia, destruido a causa de la guerra y abandonado por tanto por los frailes. Terminada la guerra en 1815, la cofradía de San Antón y el ayuntamiento firman un convenio para instalar a los padres Franciscanos de San Pedro de Alcántara en el Hospital de San Antón, algo que no se logró. El Convento de San Juan fue reedificado parcialmente en 1832, aunque aun así los monjes no regresaron. Finalmente las medidas de exclaustración que llegaron con las reformas liberales imposibilitaron ya su regreso por lo que se utilizó finalmente como cementerio. El diccionario de Madoz nos da una de las ultimas referencias al convento: “En las afueras un convento de San Francisco, derribado en la Guerra de la Independencia, reedificado en 1832; pero que no llegó a habitarse por haber sobrevenido la exclaustración, y sirve en el día para teatro; 2 ermitas dedicadas a San Roque y San Sebastián, y unido al convento, el cementerio que no ofende a la salud”6.

San Francisco de Asís. Retablo del Cristo de la Caridad. Iglesia de San Julián de Santa Olalla

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La vida del convento se basaba en rezos y misas


diarias y en el cuidado del huerto próximo llamado huerto de San Juan. El convento disponía de diez y ocho celdas para los religiosos y tres para enfermos y huéspedes, claustro, archivo e iglesia.

días unas cuevas usadas por los frailes como bodegas, y probablemente la pequeña imagen de San Juan Bautista que se conserva en la iglesia de San Julián.

El claustro era sencillo pero decorado con siete cuadros de grandes dimensiones que recordaban pasajes de la vida de San Francisco de Asís, destacando el de menor tamaño, situado sobre la puerta que daba acceso a la portería. Éste representaba a este santo arrojado a las llamas, desnudo, poniendo freno a la tentación lasciva. En el archivo se conservaba un Lignium Crucis (reliquia o fragmento de la cruz en la que Cristo fue crucificado) donado por doña Isabel de Samaniego, vecina de Otero. En la iglesia destacaba una pintura en el altar mayor que representaba a San Juan Bautista, titular del templo, bautizando a Cristo en las orillas del Jordán. Por la capilla mayor del templo a la parte del medio día se hallaba la lujosa capilla mandada construir por suscripción popular y la iniciativa del emprendedor y entusiasta fray Francisco de Lillo en el año 1743. Al poco de finalizar la obra él murió siendo enterrado según sus últimos deseos en esta capilla. En ella recibía culto una pequeña imagen que fue un regalo del obispo de Segovia e inquisidor general don Baltasar de Mendoza y Gómez de Sandoval (Madrid, 1652 Segovia, 1727), hijo de los condes de Orgaz y señores de Santa Olalla y un personaje muy destacado durante la Guerra de Sucesión. Del convento solo han sobrevivido hasta nuestros

San Juan Bautista. Iglesia de San Julián. Santa Olalla

NOTAS: 1 SÁNCHEZ ROMERALO, Jaime: El conde de Orgaz, protector de los moriscos, (Madrid, 1967). 2 VIÑAS MEY, Carmelo y PAZ, Ramón: Relaciones Histórico-geográfico-estadísticas de los pueblos de España, hechas por iniciativa de Felipe II. Reino de Toledo. (Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Madrid, 1951). Págs. de 421 a 427. 3 ARCHIVO MUNICIPAL DE SANTA OLALLA: SO 106. Dosier con varios documentos sobre el Convento de los franciscanos de Santa Olalla de 1610 a 1808. 4 SÁNCHEZ FUERTES, Cayetano: La Provincia Franciscana Descalza de San José en 1764. Estadística de algunos de sus conventos, ingresos, gastos e irradiación pastoral. Separata de Carthaginensia, volumen XXXI, número 59-60. (Instituto Teológico de Murcia OFM. Murcia, 2015). Pág. 1132. 5 SÁNCHEZ FUERTES, Cayetano: La Provincia Franciscana Descalza de San José en 1764. Estadística de algunos de sus conventos, ingresos, gastos e irradiación pastoral. Separata de Carthaginensia, volumen XXXI, número 59-60. (Instituto Teológico de Murcia OFM. Murcia, 2015). Pág. 1136. 6 MADOZ IBAÑEZ, Pascual: Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar, (Madrid, 1846-1850).

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Vida y Obra del Padre Carlos Lasalde por Carlos Sigfredo Martín González

Amigos de la Colegiata de Torrijos

tribunales a cátedra para dicha lengua. Tuvo un gran entusiasmo en el estudio de autores griegos y latinos. En Yecla con los Padres Manuel y Pedro Gómez empieza los descubrimientos del Cerro de los santos en Montealegre (Albacete). De aquella población explora los cerros de la Campana y de la Magdalena y comienza a publicar sus primeros trabajos arqueológicos en el “Fomento” de Madrid. Con sus trabajos sobre los bastitanos y los turdetanos se abre camino entre los más ilustres arqueólogos de su época, tanto en España como en el extranjero. Por todos estos éxitos Amadeo I de Saboya concedió al colegio el título de “Benemérito de la patria“ al padre Carlos Lasalde la cruz de Carlos III, cuyo honor declinó con toda delicadeza. Sacerdote, escolapio, arqueólogo, historiador, astrólogo, pedagogo, educador, como vemos todo un erudito religioso de su tiempo. Nace en Portillo de Toledo el 4-11-1841 y muere en dicha villa el 4-11-1906. Nace en el seno de una familia muy religiosa, allí estudiará sus primeras letras, mientras que la segunda enseñanza la estudiará en el colegio de San Antón de Madrid.

Rector en el año 1875 dota al colegio de un museo de arqueología en el que se depositan varias de las estatuas y objetos encontrados en las excavaciones, otros van a parar a la casa de cultura de Yecla y al Museo Arqueológico de Madrid donde aún se exhiben, como la famosa Dama Oferente. Funda también un observatorio meteorológico.

Ingresa en la orden de los escolapios en Getafe el 13 -4-1856 y termina la carrera eclesiástica en Alcalá de Henares en 1861. Según los contemporáneos religiosos del colegio en que impartía clases “hombre de ingenio agudo, de gran entusiasmo y fervor por nuestro instituto, juntaba la pasión por el estudio con la máxima piedad, de tal manera que ambas se servían de ayuda mutuamente”. Es destinado a Granada donde es ordenado sacerdote. En 1868 es trasladado a Yecla en Murcia donde permanece 14 años como prefecto de internos, llevando las clases de matemáticas, filosofía y posteriormente en latín en cuyo conocimiento adquirió tal dominio que fue el primero en España que enseñó la lengua del Lacio siguiendo las leyes de la filología comparada. Publica entonces su “Gramática Latina” y “Lengua Latina y su enseñanza”. El griego clásico llega a dominarlo de tal forma que en diversas ocasiones el gobierno le nombra miembro de los

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Sala del Museo Arqueológico de Yecla

En la Exposición Pedagógica de París de 1878 fue premiado un aparato cosmográfico para explicar con claridad el movimiento de la tierra y la luna, los eclipses y otros fenómenos astronómicos, inventado por el padre Carlos Lasalde. En estos años llega al colegio el famoso literato José Martínez Ruiz “Azorín”, quien en varias de sus obras hace una semblanza elogiosa en sumo grado de la personalidad del padre Carlos Lasalde. Una de ellas es “El padre Lasalde es un hombre bueno y un hombre sabio. Aquí en su cuarto de este colegio tan espacioso y soleado, él ha puesto cuatro o seis estatuas de las que ha desenterrado en el


Cerro de los Santos. Y en los días buenos, mientras el sol entra en tibias oleadas por los balcones abiertos de par en par, Yuste y el Padre Carlos platican como dos sabios helénicos, ante estas estatuas rígidas hieráticas, simples, con la soberana simplicidad que los egipcios ponían a sus esculturas“ La Voluntad (Azorín ) 1902.

de investigación arqueológica quedarán plasmados en numerosas publicaciones entre las que destacan las siguientes: Memoria de las notables excavaciones hechas en El Cerro de los Santos (1871), Primeros pobladores de España (1871), Estudios acerca del pueblo Bastetano(1879), Inscripciones Hispano-egipcias (1880),

En otro párrafo del mismo libro “El Padre Lasalde es un hombre delgado de ojos brillantes, de nariz pronunciada; su cara tiene una rara expresión de inteligencia, de viveza, de candor y de malicia – malicia-buena a un mismo tiempo”. En el libro confesiones de un pequeño filósofo dice “Guardo del padre Lasalde un recuerdo dulce y suave”. En la 2ª y 3ª parte de la Historia Literaria el padre Ataulfo Huertas le dedica unas palabras “Nuestro querido y sabio maestro, modesta, silenciosa y calladamente transcurrió su vida, entre rezos, sus tareas escolares y sus estudios perseverantes y variados, porque esto fue sintéticamente expresado, el padre Carlos Lasalde: un gran sabio, un escolapio y un gran patriota”. En 1882 le nombran maestro de novicios en Getafe, cargo que ejerció durante doce años aunque sigue publicando innumerables trabajos sobre arqueología, pedagogía y filología, etc. que dan a luz muchas revistas de Madrid y provincias. El capítulo general de 1887 le nombra Cronista General de la Orden y con el Padre Pompilio Díaz pone los cimientos de la revista Calasancia de la que es primer director en su primera época (1888-1895). Es seguidamente nombrado rector de San Fernando; durante su rectorado se enriquece su ya famosa biblioteca con adquisiciones traídas del extranjero. Unido al Padre Enrique Torres se entrega a la intensa labor de filología comparada y prologa la magistral “Gramática Histórica de la Lengua Castellana”. De este último es nombrado Consultor provincial y Provincial Honorario, pero los honores no le afectan y sigue impertérrito con sus clases de latín y pedagogía. Fue también doctor en farmacia, y especialista en análisis clínicos en un hospital. Con el ánimo de recuperar su salud, que se iba debilitando paulatinamente, se traslada a su pueblo natal y allí muere el mismo día que cumplía los 65 años. Su actividad arqueológica viene reflejada en los trabajos de excavación en El Cerro de los Santos (1870) y en las numerosas prospecciones arqueológicas en yacimientos tales como El Cerro de la Campana, Umbría del Fator, Cerro del Castillo, Marisparza y los Torrejones. Sus trabajos

Museo Arqueológico de Yecla

Antigüedades de Yecla (1880), Aficionado a las antigüedades (1881) y La Bastitania (1882). Todo esto nos hace considerar al Padre Carlos Lasalde como el primer arqueólogo de Yecla al que se debe, no solo los primeros trabajos de investigación arqueológica, sino el germen u origen de lo que con posteridad constituyó la Colección arqueológica municipal como embrión del actual Museo Arqueológico municipal “Cayetano de Mergelina” de Yecla. A modo de anécdotas se puede decir que en sus vacaciones, el padre Carlos Lasalde disfrutaba de días de descanso en su villa natal de Portillo de Toledo, pueblo alejado del ajetreo de las excavaciones y las clases abarrotadas de alumnos. Allí el Padre Carlos en un molino propiedad de su familia, plantó unos rosales amarillos, cuyos hijos aún se pueden ver. El Padre Carlos Lasalde ya desde pequeño anunciaba su eminente personalidad incipiente ya que estando en su casa en brazos de su madre, se oyó un disparo en el pueblo, posiblemente un ajuste de cuentas. El Padre Carlos dijo “ay mamá que vida esta” dando a entender que a su corta edad ya había entendido que el disparo provenía de algo malo, y lo mal que estaba la vida, las alegrías y pesares que están por venir. Un último apunte sobre la vida del padre Carlos, es que era tal el apego que sentía por su familia, que cuando debía retomar las clases, el día de su partida no se despedía de nadie en la casa por no entristecerse o entristecerlos. Temprano cogía sus pertenencias y montaba en un borriquito y se iba camino de Torrijos a coger el tren a Madrid, su destino era enseñar y profesar su fe.

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Más datos biográficos inéditos sobre Agustín Rivera Cebolla (Alcalde de Torrijos) y José Fiscer Barbeyto (Presidente de la Diputación de Toledo) por Juan Antonio Morales Gutiérrez Agustín Ribera Cebolla (1881-1944) El 13 de febrero de 1881, a las 3 horas, nace en Sueca(Valencia), Agustín Ribera Cebolla, hijo de Salvador Ribera Marqués y de Josefa Mª Cebolla Marqués. En este mismo día recibe el bautismo de manos de su tío, hermano de padre, Gordiano Ribera Marqués, beneficiado decano del clero parroquial.(1)

En ésta localidad toledana trabaja activamente por mejorar las condiciones higiénicas y sanitarias, promoviendo la creación de la Sociedad de Socorros Mutuos "La Humanitaria Torrijeña", de la cual fue presidente, e inaugura el local social el 25 de julio de 1930, en cuyo acto se entrega a los socios un ejemplar de la Cartilla Social Humanitaria. También fue el impulsor de las Escuelas de Párvulos, cuyo inmueble se conserva todavía frente al actual cuartel de la Guardia Civil. (2) En las elecciones municipales de abril de 1931 es elegido alcalde por la candidatura republicanosocialista, afiliándose más tarde al partido de Manuel Azaña, Izquierda Republicana. Para evitar reiteraciones, omitimos el resto de datos biográficos durante el periodo republicano por está ya desarrollados en el libro "Torrijos 1931-1944. La Guerra Civil".(3) El 25 de julio de 1939, una vez terminada la contienda, llega Ribera Cebolla detenido a Torrijos para ser encarcelado en la prisión local de la calle Eras de San Francisco. De aquí salé esposado para prestar su primera declaración frente a un juez militar, ante los insultos y amenazas de muertes de una muchedumbre que le increpaba en su tortuoso camino a pié hasta la sede del juzgado.

Agustín Ribera Cebolla

Se doctora en Medicina y el 24 de junio de 1910 contrae matrimonio, en la parroquia de Torres Torres(Valencia), con Concepción Conde Barea, de cuya unión solo nace la pequeña Ana María Ribera Conde, pero no llega a Torrijos hasta el año 1922 para ocupar la plaza de médico, que comparte con su compañero y amigo, José Fiscer Barbeyto. Por estas fechas, en 1925, su hermano Miguel Ángel Ribera Cebolla fue alcalde de Sueca, bajo la Dictadura de Primo de Rivera.

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La esposa e hija del galeno recurren a la curia diocesana de Valencia para que interceda ante los tribunales militares. La iglesia, a través del vicario general de Arzobispado, Antonio Rodilla Zanón, remite un escrito lacrado y sellado al juzgado afirmando: " El doctor Ribera Cebolla residió toda la guerra en Valencia y Torres Torres, con su esposa e hija, pacíficamente y sin destino, ni cargo o sueldo alguno. Hizo obras de caridad y visitó a los pobres de forma gratuita, además de vender toda su hacienda familiar en Torres Torres para atender a sus necesidades. Digno es don Agustín, médico inteligente y en alto grado caritativo, de que se tenga en cuenta cuanto digo al juzgarle. Y lo pido, ruego y suplico en nombre de Jesucristo. Valencia del Cid, 29 de diciembre de 1939".(4) Los intentos de suspender la ejecución de pena de muerte resultaron infructuosos y es fusilado en la


cárcel madrileña de Santa Rita el 23 de agosto de 1944. En principio, fue condenado injustamente a 30 años de reclusión en el año 1940, pero la sentencia fue revisada bajo la presión popular de más de 100 vecinos torrijeños que firmaron un manifiesto. Con este inculpatorio escrito, precedido de un pregón voceado por las calles de la localidad, se consiguió una nueva resolución judicial de los tribunales militares que sentenciaron al médico a la pena capital.(5) Se estaba cometiendo la tropelía de imputar a Ribera Cebolla todo tipo de acusaciones ideológicas, entre ellas la pretendida responsabilidad moral de haber constituido un mal ejemplo a las "masas incultas" que después asesinarían al cura Liberio y otros derechistas locales. Triste paradoja para un alcalde que durante su mandato fue protegido por el Arzobispado de Toledo y a quien sus primos sacerdotes Julián, Gordiano y Romualdo Ribera Puchol, fueron también asesinados en Valencia el 26 de septiembre de 1936. Estos clérigos tienen incoado desde el año 2011 un expediente de beatificación ante el Vaticano.(6) José Fiscer Barbeyto (1882-1959). Primera parte. José Fiscer Barbeyto nace en el año 1882 en el pueblo de Morón de la Frontera (Sevilla). Sin embargo, sus antepasados familiares se relacionan con el municipio de La Carolina (Jaén), de donde es oriundo el apellido Fiscer.

pueblo toledano de Torrijos, en el año 1922. Aquí armoniza la medicina con la política, de forma permanente, hasta 1936. En esos 14 años de estancia en tierras toledanas se convierte, por su talante educado, intelectual, moderado y afable, en una persona destacada en la provincia de Toledo, rodeándose en todo momento de los sectores más relevantes de la sociedad toledana. En este periodo, José Fiscer inicia su carrera política evidenciando las inquietudes por resolver los problemas sociales de la provincia de Toledo y de su municipio de acogida. A finales de los años 20, durante la Dictadura militar de Primo de Rivera, ejerce como teniente de alcalde de Torrijos. José Fiscer ya gozaba de un gran prestigio, dada su formación intelectual y su enorme disposición política; a pesar de haber participado en un gobierno monárquico dictatorial. Por ello, tras la caída de la monarquía en 1931, se convierte en uno de los más firmes candidatos para ocupar destacados puestos de responsabilidad en la naciente República. Con la convulsa proclamación de la Segunda República, José Fiscer vuelve al ayuntamiento de Torrijos como teniente de alcalde; pero en este caso en la candidatura republicano-socialista que encabezada el también facultativo Agustín Ribera Cebolla.(9)

Las saga de los Fiscer, de ascendencia alemana, llegaron a Sierra Morena a finales del siglo XVIII, en el seno de las repoblaciones andaluzas que derivaron en la creación de las “Nuevas Poblaciones de Andalucía y Sierra Morena” a partir de 1767, durante el reinado de Carlos III. (7) José Fiscer tuvo familia y vínculos personales en la localidad de La Carolina, como así lo revela su propio testimonio expuesto en la cárcel de Talavera de la Reina en 1941. Aquí, ante el juez militar, para demostrar sus buenos antecedentes, afirma haber sido educado en el seno de una familia católica y religiosa del municipio jienense. Durante su estancia andaluza, José Fiscer se licenció en Medicina y Cirugía, oficio que ejerció durante gran parte de su vida, siguiendo la tradición de formación universitaria de su estirpe. Así, en la “Memoria del estado de la Universidad de Granda” publicada en 1894, aparece un Benigno Fiscer y Barbeyto, hermano de José Fiscer, natural de La Carolina (Jaén), Licenciado como Bachiller por la Universidad de Granda entre 1887-1890.(8) Aunque comenzara a ejercer su profesión en diversos destinos, rápidamente se afincaría en el

José Fiscer. Diputación Provincial de Toledo

Desde el primer momento, Fiscer se vincula con los partidos más moderados del panorama político republicano: primero en Derecha Liberal Republicana y luego en Izquierda Republicana. La primera formación era liderada por el político

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Niceto Alcalá Zamora, andaluz y licenciado en la misma Universidad de Granada, con el que Fiscer compartirá un perfil muy similar. Es nombrado Presidente de la Diputación de Toledo en abril de 1931. Durante su mandato, hasta noviembre de 1933, Fiscer se caracterizó por su moderación y tolerancia con todas las tendencias políticas y organizaciones religiosas. Así, su amigo personal Agustín Conde afirma en una carta en 1940, con el objetivo de limpiar su nombre de cara a las nuevas autoridades franquistas, que Fiscer, apostó en todo momento por el mantenimiento de los centros de beneficencia provincial toledanos de las Hermanas de la Caridad, y que por su defensa de los hospitales y centros de asistencia religiosos. (10) Durante este mandado de dos años al frente de la diputación toledana, Fiscer, impulsa nuevos proyectos para la provincia, como la inauguración del Hospital Provincial de la Misericordia de Toledo, dependiente de la Diputación provincial, en un acto celebrado el 23 de enero de 1933. A la ceremonia asistieron las máximas autoridades del Estado: el presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora, y Manuel Azaña, presidente del Gobierno. La ceremonia se pudo realizar gracias a la colaboración de la Academia de Infantería y de

la Fábrica de Armas. Durante el acto, el presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora, hizo entrega al presidente de la Diputación Provincial de Toledo de un donativo de mil pesetas, dedicado a la adquisición de un microscopio modelo ESA94, que según el libro evidenciaba la preocupación por potenciar la investigación en el nuevo Hospital.(11) Tras las elecciones generales de noviembre de 1933, José Fiscer es destituido como presidente de la Diputación de Toledo. A partir de ahí, empieza para el médico un periodo de crisis política, que coincide con la desaparición y refundación de Derecha Liberal Republicana, el partido conservador al que Fiscer pertenecía desde 1931. Entre 1933-1936 Fiscer se mantiene apartado de la actividad política por desilusión y falta de identificación con ningún proyecto. En estos años Fiscer centra su actividad profesional como médico en Torrijos. Pero en 1935 se afilia al partido Izquierda Republica, impulsado por el ex presidente del gobierno Manuel Azaña. Pero este nuevo encuadre político de Fiscer no fue tomado por convencimiento político, si no forzado por los acontecimientos políticos del momento, según su abogado Agustín Conde. Éste afirma que su defendido se afilia en 1935 a IR “para defenderse de los ataques de los rojos en Torrijos”. Tras el triunfo del Frente Popular en los nuevos comicios de febrero de 1936, el gobernador civil exige a Fiscer su reincorporación como teniente de alcalde del ayuntamiento de Torrijos, cargo que ocupaba en noviembre de 1933. Y tras el golpe militar del 18 de julio de 1936, sufre los dos peores meses de su vida que son narrados más ampliamente en el libro "Torrijos 1931-1944. La Guerra Civil". (12)

Inauguración del Hospital Provincial de la Misericordia de Toledo. 1933

NOTAS: (1) Archivo parroquial de San Pedro Apóstol de Sueca (Valencia).Bautismos 1879-1881, nº 92, folio 449 vuelto. (2) Morales Gutiérrez, Juan Antonio: Torrijos 1931-1944. La Guerra Civil. Autoedición, Toledo, p. 15. (3) Morales Gutiérrez, Juan Antonio: Torrijos 1931-1944. La Guerra Civil. Autoedición, Toledo, p. 32. (4) Archivo General e Histórico de Defensa, sumario 1.232 seguido contra Agustín Ribera Cebolla. (5) Archivo General e Histórico de Defensa, sumario 3.456 seguido contra Agustín Ribera Cebolla. (6) Archivo de arzobispal de Valencia. Reverendo Andrés de Sales Ferri Chulio, Director del archivo de religiosidad del Arzobispado de Valencia. (7) Información facilitada por Guillermo Fiscer L., familiar de José Fiscer Barbeyto. (8) Información facilitada por Guillermo Fiscer L., familiar de José Fiscer Barbeyto. José Fiscer se licenció en Medicina en la Universidad de Granada, al igual que su hermano Benigno, y otros muchos destacados profesionales de la época, como los hermanos Manuel y Niceto Alcalá-Zamora, Fernando de los Ríos, o Francisco Giner de los Ríos, debido al prestigio profesional de esta universidad y ser un centro reconocido en Andalucía. (9) Hemeroteca, Biblioteca Castilla La Mancha, El Castellano, 22 de abril de 1931 y BOP de esa misma fecha. (10) Archivo General e Histórico de Defensa, sumario 11.232 seguido contra José Fiscer Barbeyto. (11) Hemeroteca, Biblioteca Castilla La Mancha, El Castellano, 24 de enero de 1933. (12) Morales Gutiérrez, Juan Antonio: Torrijos 1931-1944. La Guerra Civil. Autoedición, Toledo, p. 45.

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Olvidada y en ruinas: La desaparición de la Parroquia de San Egidio de Torrijos

por Jesús Sánchez de Haro

Amigos de la Colegiata de Torrijos Cronista Oficial de Carriches

La parroquia de San Egidio de la Villa de Torrijos, que estaba situada frente a la fachada norte del Alcázar-Palacio de los Reyes de Castilla, fue levantada en el primer tercio del siglo XIV sobre los restos de un primitivo recinto defensivo. Con el paso de los años, siglos diría yo, el templo sufrió continuas transformaciones y añadidos como fueron capillas, sacristía o coro. Otras obras puntuales se llevarían a efecto a comienzos del siglo XVI uniendo la iglesia y el palacio por un “pasadizo” hasta una tribuna. Así, a la nave central del edificio, donde estaba ubicado el coro de beneficiados, se añaden diversas capillas y dependencias que le confieren una irregularidad y escalonamiento de volúmenes en el exterior: en el lado del evangelio podemos citar dos pequeñas capillas, la puerta de cierzo, la sacristía y un cuarto trastero accesorio. Por su parte, en el de la epístola, se ubicaba el bautisterio y la puerta del Sol. La antigüedad del edificio y la fragilidad de sus materiales van ocasionando multitud de desperfectos que se fueron subsanando con obras puntuales de mejora. A mediados del siglo XVII los daños localizados en la parroquia son tan notables que se tiene que realizar una concordia entre el Contador Mayor de Rentas Decimales del Arzobispado de Toledo y el

mayordomo de la parroquia de San Gil para contribuir a los reparos. Tasados en 11.214 reales, tendrán que pasar algunos años para que se produzca la tan esperada reforma: entre los años 1700 y 1703. El paso del tiempo siguió haciendo mella en la fábrica material del templo, y aunque se intentó reparar de nuevo en 1797, lo cierto es que a principios del siglo XIX la parroquia estaba en un estado lamentable: grietas entre la Capilla Mayor y la nave del evangelio; carga excesiva sobre la torre por la escalera de acceso y la maquinaria del reloj, con peligro de derrumbe; ruina de la habitación trastero de la sacristía… Ante semejante situación, don Vidal Rodríguez, cura vicario de la Parroquia de San Gil envía al Arzobispado una carta exponiendo la mala situación que presenta la fábrica material de la matriz torrijeña, solicitando las obras provisionales necesarias para seguir con el funcionamiento normal del templo. El 18 de septiembre de 1806, en un auto del juez de Rentas Decimales del Arzobispado don Francisco Antonio de la Macorra, se manda al maestro de obras de la Ciudad de Toledo, Antonio González de Monroy, que pase a la Villa de

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Torrijos para reconocer el estado lastimoso en que se halla la iglesia parroquial y proporcionar un plan obras urgente que detenga momentáneamente su situación. Será a principios de 1807 cuando el maestro de obras llega a Torrijos y después de visitar la parroquia, presenta un proyecto de obras con cuatro puntos esenciales: 1º descargar de peso la torre, bajando el reloj y las campanas, que serían colocados sobre el tejado de la Capilla de la Concepción; 2º demoler el cuarto del reloj, la espadaña de las campanas y la torre hasta media altura, recuperando los materiales para después volverla a reconstruir; 3º tapar el arco principal del altar mayor junto a los dos laterales de unión con las naves para crear un falso presbiterio interior, y así poder realizar las obras, utilizando el edificio sagrado; y 4º empedrar el antiguo presbiterio y el contorno exterior para dar salida a las aguas de lluvia, y así evitar que las humedades pudieran afectar al edificio. A partir de este momento (enero de 1807) se produce un pequeño conflicto entre el administrador del Real Noveno Decimal del Partido de Rodillas y don Vicente de Ramón y Vázquez, agente general de la Dignidad Arzobispal en diezmos ya que el primero solicita para las obras la entrega íntegra de las copias del Noveno dezmero torrijeño y el segundo lo deniega alegando que sólo le corresponde la 5ª parte de todo el Pontifical, plantándose en el mes de diciembre sin una solución definitiva.

En tales minucias económicas se hallaban los gerifaltes arzobispales cuando en la primera semana de diciembre de 1807 la torre de la parroquia se viene abajo, cayendo parte de ella sobre la nave del evangelio, la sacristía y su cuarto trastero, además del Campo Santo. Los destrozos ocasionados fueron enormes. Enterado el Arzobispado, se emitió el 12 de diciembre un auto por el juez de Rentas Decimales para que el maestro de obras de la Ciudad de Toledo, Juan Díaz, valorara la nueva obra que se tendrá que realizar por el imprevisto de desplome de la torre, y le ordenaba “pase a la Villa de Torrijos y reconozca con la debida atención y cuidado la fábrica material y torre de su iglesia parroquial, formando plan y condiciones para su ejecución”. Tres días después, se notifica el auto al maestro de obras, que pasará por Torrijos a finales del mes de enero de 1808, entregando las solicitadas condiciones el 6 de febrero del mismo año. En dicho expediente, el maestro Juan Díaz nos acerca la situación exacta del templo torrijeño en 1808: el cubo de la Capilla Mayor demolido hasta media altura; el tejado y muros de la nave del evangelio hundidos por el derrumbe, al igual que el cuarto trastero de la sacristía y parte del Campo Santo de la parroquia; tejados de toda la iglesia con goteras y cielos rasos caídos… Así, el expediente reconoce que gracias a las obras

Plano de la Parroquia de San Gil. Siglo XVI

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provisionales del maestro Antonio González de Monroy, aún sin terminar, se pudo salvar el templo de la ruina total, ya que el macizado de los arcos del presbiterio consiguió sujetar la caída de la torre. También, que se ampliaría el terreno del osario con un cuarto accesorio arruinado, y no se reconstruiría el anterior Campo Santo derruido. Habría que reparar los tejados de todo el templo, hacer de nuevo las canales maestras entre las capillas de la Concepción y del Rosario, reconstruir los cielos rasos de la iglesia que se encuentran caídos en muchas zonas, levantar de nueva obra el presbiterio según dibujo del propio maestro…

que los concluya y se den por bien hechos”. Dadas las condiciones en las que se encontraba la iglesia de San Gil, medio en ruinas, el Arzobispado aprueba en fecha 9 de marzo de 1808 el traslado de la parroquialidad de dicha iglesia a la Ermita del Cristo de la Sangre, mientras se realizan las obras. Hasta allí se conduce la pila bautismal y los Santos Óleos.

Capilla del Stmo. Cristo de la Sangre

A primeros de mayo de 1808, el maestro Antonio González de Monroy envía al agente general de la Dignidad Arzobispal una solicitud de pago de las cantidades adeudadas tras acabar el proyecto de derribo de la torre y obras necesarias para detener la ruina de la iglesia de San Gil. Dichas cantidades se corresponderían con los 14.200 reales en que fueran tasadas las obras en el proyecto inicial, y 935 reales más de las mejoras realizadas.

“Diseño que demuestra la planta de la nave mayor de la Yga Parroql de la Villa de Torrijos por la que se manifiesta en el ser que ha de quedar el presbiterio que suple la Capilla Mayor: fábricas nuevas de color oscuro que atan con las antiguas de color claro.”

Por todo lo cual, Juan Díaz no pudo valorar el gasto presupuestado por Monroy, ya que las mejoras que tendría que hacer en el proyecto inicial superarían con mucho los 14.200 reales. Recomendaba que, después de concluir el proyecto, Monroy presentara todas las cuentas y recibiría la demasía. En total, calculaba que toda la obra hecha y por hacer podría costar entre 30.000 y 35.000 reales de vellón. A los pocos días don Vicente de Ramón y Vázquez, agente general de la Dignidad Arzobispal en diezmos, presentó su informe instando a que fuera Antonio González de Monroy el que realizara las obras siguiendo en todo las condiciones dadas por Juan Díaz, y aceptando su recomendación de valorar “los reparos luego

El 28 de mayo, en un escrito de don Vicente de Ramón y Vázquez, se expresa que antes de satisfacer las cantidades a Monroy se deberían tasar y reconocer por otro maestro de la satisfacción del tribunal, encargándose dicha tarea a Gregorio López Durango, ayudante aparejador de la Catedral de Toledo a primeros de junio de 1808. Tras el reconocimiento de Durango, éste emite su informe el 8 de agosto, donde expresa que Monroy ha efectuado algunos cambios respecto al proyecto inicial y no ha hecho algunas cosas en él recogidas. Pero con todo, cumplió con su obligación y así podrá cobrar las cantidades solicitadas. También manifiesta que “dicho templo está bastante indecente y peligroso, y por este motivo exige su pronta providencia para la reedificación de él”. Con todo a su favor, será el propio Monroy quien, pocos días después, escriba una carta al agente general de la Dignidad Arzobispal para hacerle llegar la impaciencia torrijeña con las obras de la parroquia. Comenta en la misma que “se hallan en ella custodiados todos los materiales que se aprovecharon, de forma que toda está llena y ni aún hay sitio para enterrar los cadáveres ni aún puede ejecutarse en el Campo Santo por estar también lleno de materiales que habían de servir para hacer el presbiterio” y por este motivo los

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torrijeños solicitan “se ejecute la obra o se quiten los materiales” ya que si no fuera así, se produciría un grave perjuicio. Pero todo quedó paralizado con la llegada de los franceses, quienes aprovecharon cuando tuvieron oportunidad para saquear la iglesia, sin más obstáculos que unas paredes arruinadas o unos tejados caídos. Se lo pusimos demasiado fácil. Tuvieron que pasar 12 años, tras la Guerra de la Independencia, para que se volviera a retomar el expediente de obras. En este punto cabe recordar las negociaciones que se estaban llevando a cabo desde el año 1807 entre el Cabildo de Capellanes de la Colegiata del Santísimo Sacramento, el Cardenal Arzobispo de Toledo don Luís María de Borbón y Villabriga y el Marqués de Astorga y Duque de Maqueda, don Vicente Isabel Osorio de Moscoso. El plan era trasladar la parroquia a la Colegiata como lo intentó doña Teresa en su tiempo; el nombramiento como capellán mayor de un cura de concurso; reducir el número de capellanes y por

Por este motivo, y conociendo de antemano una posible solución, el Arzobispado encarga a Leonardo Clemente, teniente arquitecto mayor de la Dignidad Arzobispal y académico de mérito de la Real Academia de San Fernando un enésimo informe sobre la situación del edificio parroquial. Nos dice que “ha pasado a la Villa de Torrijos, y habiendo reconocido su iglesia parroquial debe manifestar al tribunal que según su actual estado, sin capilla mayor ni torre, sería sumamente costosa su conclusión y gravosa a Sres. Partícipes, siendo al mismo tiempo infructuosa esta obra en un pueblo que no llegando a trescientos vecinos, tiene una iglesia Colegiata grandiosa y otra ermita nominada del Cristo de la Sangre, que hoy sirve de parroquia, cuyo cuerpo de iglesia sin contar el presbiterio ni capillas tiene ochenta pies de longitud y treinta de latitud, suficiente templo para el vecindario aunque careciese de la citada Colegiata” Conocedor de las negociaciones, así las recomienda: “es de parecer del arquitecto que serviría, atendiendo a las actuales circunstancias, la reunión de que se trata según ha llegado a entender”. Propone que sólo se levante una cerca de 12 pies de alto en todo el contorno, desde el cubillo hasta el pórtico de entrada, se recorran los tejados y se saquen todos los materiales al exterior para poder enterrar en el interior; además de que se utilice la capilla de la Concepción. Esto supondría una gran rebaja de los costes, por un presupuesto de 7.600 reales de vellón.

Colegiata del Santísimo Sacramento. Torrijos

último aprobar o no las enajenaciones de tierras realizadas por el Cabildo de la Colegiata durante la Guerra de la Independencia. Cuando en 1820 se reinicia desde el Arzobispado el expediente de reconstrucción de la parroquia de San Gil, las negociaciones a las que anteriormente nos referíamos estaban muy avanzadas. Sólo quedaba la aprobación del Duque de Maqueda.

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Tendrán que pasar seis años, y será de nuevo en 1826 cuando por otro auto, se pida al arquitecto mayor de la Dignidad Arzobispal, don Leonardo Clemente que pase a reconocer la iglesia torrijeña y plantee un plan para su reconstrucción. En 14 puntos, presenta un extenso informe fechado el 26 de junio de 1826, donde resume las actuaciones necesarias para reconstruir todo el templo: 1º retirar todos los materiales del entorno del edificio para que quede a nivel, replanteo del presbiterio y apertura de zanjas para cimientos; 2º relleno de cimientos de buena piedra, mezcla de cal y arena hasta medio pie por debajo del nivel del suelo; 3º se levantarán los muros de ladrillo, y a cada 3 pies se hará un cajón de mampostería de 2 hiladas, relleno de buena piedra y mampostería; 4º en la nave del evangelio se dejará una ventana semicircular de 6 pies de diámetro a la altura más conveniente; 5º las nuevas armaduras de los techos seguirán el nivel de las antiguas. En la entrada a la nueva torre se pondrá una puerta-ventana de madera con su cerrojo y se retejará todo con la misma teja existente; 6º se continuará el cielo raso en el nuevo presbiterio, que se blanqueará con yeso blanco, al igual que el resto de la iglesia; 7º el nuevo presbiterio se construirá más alto que el nivel de la iglesia, con tres escalones de piedra y se colocará la


barandilla de hierro que antes tenía. Se solará de baldosa a lazo y se reparará lo que se encuentre en mal estado del resto de la iglesia; 8º se pondrá de nuevo el suelo de la sacristía y harán el cielo raso, que se blanqueará de yeso blanco; 9º la nueva torre de campanas será de ladrillo y cal, revocado su exterior y a cuatro aguas, con teja. Se pondrá una cruz veleta y su correspondiente bola de cobre dorado; 10º Se cubrirá y cerrará el cielo raso de la

Vista y alzado del presbiterio y nueva torre.

capilla de la Concepción donde se encontraban las campanas. Se revisarán todas las puertas, ventanas, vidrieras y redes; 11º cuando se terminen de hacer las nuevas fábricas, se vaciarán los arcos tabicados, dejando la iglesia en perfecto estado; 12º se cerrarán de ladrillo los arcos laterales del pórtico hasta sus arranques, dejando el central abierto y puestas unas verjas de madera. También se pintarán y repararán las del baptisterio; 13º se reedificará el cuarto trastero y la nave del evangelio en cuanto necesiten hasta quedar que estaban antes de la caída de la torre; 14º se empedrarán hasta 3 pies del contorno de la iglesia para que el agua no perjudique los cimientos. El coste de toda esta obra, de manos y materiales, se calculó en 54.872 reales. El propio arquitecto, antes de finalizar el informe, deja claro que “si no se atiende a la reparación y conclusión del templo, padecería cada día más y acabarán de perderse los pocos materiales que existen”.

Entregado en el Arzobispado, don Agustín Gallardo, fiscal general de rentas decimales del mismo se da por enterado manifestando que “no había una necesidad urgente de esta obra” a la espera de “más felices días con respecto a la situación de las arcas”. Cuando en Torrijos se enteran de tales manejos, los alcaldes ordinarios de la Villa, Dionisio Molina y Antonio Esquina, dirigen una “amigable” misiva, con fecha 31 de julio, al contador mayor de Rentas Decimales, don Francisco Viller y Moreno, donde entre otras cosas, le piden explicaciones por la demora en la conclusión de las obras en la parroquia. Con un tono agrio, los torrijeños recalcan que “hace como mes y medio hicieron presente a V.S. la grave y urgente necesidad de reparar la iglesia parroquial” aunque no habían tenido ninguna contestación desde Toledo. Con ironía, sugieren al contador mayor que “no habrá recibido la exposición que al efecto se le dirigió porque la política y urbanidad del Tribunal hubiera contestado, cual exigía la naturaleza del asunto, a esta Justicia”. Invocan los “sagrados cánones” de los concilios toledanos, referentes a que el Obispo tiene obligación de mantener las iglesias, que para eso pagan los diezmos, y que ¿no será el único motivo del retraso que se acababa de aprobar el reglamento para reunir la parroquia y la Colegiata? Siguen recordando al diezmero que no es de recibo dejar que se arruine la iglesia, ya que allí recibieron los Sacramentos y tienen enterrados sus difuntos. Acaban su carta con un ultimátum al dignísimo tribunal, solicitando el uso íntegro de los diezmos en la reparación o presentarán un recurso a la Real Cámara de Castilla o al mismísimo Rey “manifestando el voto común y universal del pueblo sobre el particular”. Cuatro días después, el contador mayor emite un auto para conocer los fondos que tiene la contaduría de Rentas Decimales, y donde se ordena también se “conteste a los alcaldes manifestándoles la escasez en que se encuentra este tribunal, y que por lo mismo le es imposible por ahora atender la obra que solicita para la iglesia, mayormente cuando no es de absoluta necesidad, según tiene notificado el arquitecto”. El mismo día certifican que cuentan sólo con 279.793 reales y 15 maravedís. La contestación desde Toledo no sentó nada bien a los alcaldes, quienes una vez más devolvieron otra comunicación insistiendo en la extrañeza de las excusas que planteaban para no realizar la reparación. En la misma, les vuelven a recordar las obligaciones de los Obispos con sus iglesias, pues si no cumpliera “sean privados de la tercera parte de sus frutos” y que a pesar del acuerdo del Cardenal Arzobispo de Toledo con el duque de Maqueda, en éste se recoge una cláusula para

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conservar la antigua matriz como ayuda de parroquia y no lo están cumpliendo. Para terminar, acaban advirtiendo al tribunal “que les será muy sensible tener que hacer una retención de los diezmos” hasta que comiencen las ansiadas obras, y si esto no fuera así en un breve plazo “echarán segundas llaves a la tercería y con el producto de todos los diezmos procederán al reparo de esta parroquial”. La respuesta de don Francisco Viller y Moreno, contador mayor de Rentas Decimales, no se hizo esperar: “acusese recibo a estos Sres. Alcaldes manifestándoles que esta autoridad eclesiástica no ignora sus obligaciones en la materia de que se trata, ni deja de desempeñarlas con el celo y exactitud que de suyo exigen y para el nivel de preferencia que reclaman las muchas necesidades que en la actualidad se presentan. Añadiéndoles que si aparte de estas justas reflexiones insistieren en levantarse con los diezmos de aquel pontifical y desposeer a S.E. y a esta Contaduría mayor aún más de sus retribuciones más indispensables también se tomarán en su caso las medidas necesarias a contener las violencias y aranzadas con que

inconsiderablemente amenazan con ofensa de la razón”. Con el acuerdo firmado por las tres partes, esto es, el Duque de Maqueda, el Cardenal Arzobispo de Toledo y el Cabildo de Capellanes de la Colegiata del Santísimo Sacramento de Torrijos, se diluía la única posibilidad de reconstrucción del primitivo templo parroquial. El tiempo había corrido en su contra…habían pasado más de 18 años con sus muros al aire, semiderruidos; con el agua penetrando por todos sus recovecos. No había solución. El 5 de septiembre de 1826 se notificó al cabildo de la Sacramental el acuerdo y condiciones del traslado….. desplazando en esa misma semana los vasos crismales desde la Ermita del Cristo a la Capilla parroquial. El domingo 17 de septiembre, reunidos los torrijeños en los alrededores de la antigua parroquia de San Gil, se realizó una solemne procesión con las imágenes del patrón San Gil, Ntra. Sra. del Rosario y el patriarca San José, copatrono de la parroquia, hasta la Colegiata de Torrijos. Con el continuo repique de las campanas se dirigieron hasta la Capilla parroquial de San Gil ubicada en la Colegiata para cantar la primera misa en el citado templo, adornado para la ocasión. El Br. don José Gregorio de las Casas tuvo el honor de presidir la Santa Misa mayor de los Dolores de María Santísima, 3ª domínica de septiembre. El día 20, con la ayuda de varios vecinos, se traslada la pila bautismal a la Capilla, colocándose según se entra a mano izquierda. No hubo tiempo para más…Sus ricos materiales malvendidos a los vecinos para la construcción de sus casas por mor de la economía; derribados y reutilizados en la reconstrucción de la muralla entre 1835 y 1839; definitivamente perdidos... Un final poco adecuado para un edificio tan importante para los torrijeños…La parroquia de San Gil desapareció en silencio, olvidada por las altas jerarquías, defendida por los suyos…

Capilla de San Gil. Colegiata del Stmo. Sacramento

FUENTES: Archivo Diocesano de Toledo. Legajo To.3 expediente 32 Legajo To.3 expediente 11

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Defendamos nuestro Patrimonio Cultural por Amigos de la Colegiata de Torrijos De la mayoría de nuestros queridos lectores es sabido que dos son las notas identitarias del ser y devenir de la Asociación “Amigos de la Colegiata de Torrijos”: “apoliticismo” y “aconfesionalidad”; ambas conllevan no pocas incomprensiones, amén de los nunca deseados disgustos que, no obstante, afrontamos con entereza y la firmísima convicción de que nuestro objetivo fundamental ha sido, es y será siempre la declarada lucha por defender y recuperar el Patrimonio Histórico y Artístico de nuestra villa de Torrijos. ¡Y en verdad, que dicha “Cruzada” merece la pena…! Comenzamos este balance de Proyectos Culturales presentados a nuestras siempre Dignísimas Autoridades, Civiles y Religiosas; eso sí, un tanto embargados por la tristeza, que no por el desánimo; pues, albergamos la esperanza de que si aún nuestras demandas no sólo no han sido atendidas, ni tan siquiera contestadas, en su mayoría, muy pronto encuentren una mínima acogida entre quienes tienen la potestad de poderlas aprobar y llevarlas a feliz término.

Creación de un Museo Histórico Municipal.

Reiniciación de las obras de restauración del Hospital de la Santísima Trinidad.

Recuperación de los materiales arqueológicos de la pared de la Calle de los Molinos.

Recuperación de las inscripciones del “Caño Viejo”.

Recuperación y habilitación para visitas culturales de la Cueva del Claustro Exterior del Palacio de don Pedro I.

A nuestro Ilustrísimo Ayuntamiento Hemos presentado, entre otros, los siguientes proyectos culturales: 

Recuperación del yacimiento arqueológico del Monasterio de Santa María de Jesús y “puesta en valor del que fuera “el Otro San Juan de los Reyes”.

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Reposición de la desaparecida placa “historiada” del “Caño Viejo”. Poner una placa informativa en “el Pozo Público” de la Plaza de la Constitución. Poner una placa informativa en el “Pozo Neomudéjar” próximo a “los Institutos”. Poner una placa informativa a la Estatua Orante de don Pedro I.

Pues bien, queridos amigos, al menos hemos conseguido que se realice uno de los anteriores proyectos: la placa informativa de la Estatua Orante de don Pedro I. Muchas promesas, han quedado en eso…, simples, decepcionantes promesas. Y “como lo cortés, no quita lo valiente”, no nos duelen prendas reconocer y, al mismo tiempo felicitar a nuestro Ilustrísimo Ayuntamiento, en general, y a Fernando de Miguel y Ester Martínez, en particular, por ser los protagonistas fundamentales del gran impulso que ha recibido la última y duodécima Edición de “Crónica del rey don Pedro I” y, al mismo tiempo, agradecer la confianza depositada en nuestra Asociación para poner en marcha el, sin duda, evento cultural de mayor reconocimiento y relevancia de esta villa de Torrijos.

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Historiar mediante paneles informativos la Historia del Palacio de don Pedro I e instalarlos en el Patio de María de Padilla, de dicho Palacio. Publicar un nuevo libro sobre “Crónicas”, con el “Romancero” de 1.000 versos, obra del poeta Tano García-Page. Crear una Comisión con la participación de representantes de Asociaciones Culturales, de Comerciantes, Hermandades, Clero Local y AYUNTAMIENTO para llegar a un acuerdo y programar horarios de visita a nuestra Colegiata y la definitiva apertura al público del Museo Parroquial.

Agradecimiento que hacemos extensiva a la invitación recibida por nuestro Presidente y Cronista Oficial de la Villa para glosar aquel “hito histórico” del Hermanamiento y dar la bienvenida a las Autoridades y Comparsas Aspenses de Moros y Cristianos.


A nuestra Parroquia del Santísimo Sacramento Como “el orden de los factores no altera el producto”, comencemos por agradecer, sinceramente, las facilidades que la Asociación ha tenido, por parte de la Parroquia, a la hora de poder mostrar la Colegiata a numerosos colectivos torrijeños y venidos de fuera.

alimentaba en su retiro eremítico en el Languedoc francés. Creemos que recuperar dicha tradición contribuiría, sin duda, a enaltecer dicha festividad y a conferir a darle el carácter de “Patrimonio Inmaterial Torrijeño”. Creemos, firmemente, merece la pena intentar recuperarla…

Y, sin ánimo de crítica, exponer proyectos culturales que hemos presentado y que, finalmente, no han sido realizados:

Representación del “Canto de la Sibila”, durante el Ciclo Litúrgico de Navidad.

Sugerencias:

Arbitrar una solución para facilitar visitas turísticas a la Colegiata y proceder, de una vez por todas, a la apertura del Museo Parroquial. Lo hemos expuesto públicamente, en varias oportunidades…

Está estudiado y documentado que, a principios del siglo XVI, en vida de nuestra “Santa Señora” doña Teresa Enríquez, se representaba en la Colegiata del Santísimo Sacramento este Auto Religioso que, hace unos años, tras largo tiempo de ausencia, se ha recuperado en la Catedral de Toledo. 

Presentación u ofrenda de la cervatilla a San Gil Abad. Tradición secular religiosa torrijeña que se celebraba la víspera de nuestro Santo Patrón San Gil, presentándole los niños y niñas una cervatilla al Santo, evocando la que, con su leche le

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Celebración de una Semana Cultural de Corpus.

El Corpus Torrijeño, hasta el siglo XVII, rivalizaba en esplendor con el toledano, bajo el patrocinio de los Duques de Maqueda, Señores de la Villa; pues, no en vano, doña Teresa Enríquez “La Loca del Sacramento” dio un impulso definitivo a la Adoración del “Amor de los Amores”. Aparte de la celebración religiosa, en nuestra villa tenían lugar conciertos, representaciones de Autos Sacramentales, capeas, alanceamientos…

Preparación de los actos conmemorativos del V Centenario de la Colegiata.

Como ya hemos reiterado, la humilde aportación de estos “Amigos de la Colegiata de Torrijos”, estará siempre a disposición de los organizadores de este evento que, si bien ha de celebrarse en mayo de 2018, si queremos darle el realce correspondiente a su singular importancia, “mañana es tarde”… Estamos convencidos de que todas las Asociaciones Torrijeñas, sin excepción, estamos decididamente dispuestas a colaborar en un evento que, si nos lo proponemos, rebasará el marco local, provincial y regional hasta convertirse, ¡por qué no!, en nacional. Amén. Y, finalmente, un ruego de todos los integrantes de la Asociación “Amigos de la Colegiata de Torrijos” a nuestras siempre Dignísimas Autoridades de uno u otro Estamento – permítasenos el término - : por favor, no “den la callada por respuesta”, contesten en uno u otro sentido a nuestras demandas, ora en forma de cartas o de esos “modernos e mail”. Muchas gracias…

Prescindiendo de algunos de dichos actos y fijándonos en las celebraciones toledanas, se podría pensar que Torrijos merece algo más que lo que tenemos en la actualidad, que no se reduzca solamente al clásico “Pregón”…

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Crรณnicas

Crรณnica del rey don Pedro I

Torrijos del 1 al 4 de Junio de 2017


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