Barriles de Roble I

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Cubacol, un negocio E N

DOMINGO 25 DE OCTUBRE DE 2009

D O M I N G O

Ex trabajadores de Incolto, con las manos vacías

Redacción/LA PATRIA

“H

Manizales

a sido una lucha larga... Se aprovecharon de nosotros, que éramos los propietarios de las instalaciones de Cubacol S.A., de nuestro desconocimiento, de nuestra necesidad económica y nos quitaron la fábrica”. Este ex trabajador de Incolto S.A., junto a otros 15 compañeros, quiere recuperar por vías legales el inmueble donde hoy funciona Cubas y Barriles de Colombia (Cubacol S.A), empresa que acaba de firmar un contrato con la Industria Licorera de Caldas (ILC) por casi 24 mil millones de pesos, para fabricar 70 mil barriles para añejar ron. Aunque parece una lucha perdida, ya que hay documentos firmados por los trabajadores que respaldarían la venta de sus derechos sobre la empresa, explican que todo fue un engaño que no advirtieron a tiempo. “Llevábamos mucho esperando a que nos pagaran. Un día nos llamaron a entregarnos la liquidación y que si no la recibíamos corríamos el riesgo de perderla, pero no nos explicaron que estábamos vendiendo la empresa. La fábrica estaba produciendo y con nuestras propias ganancias nos sacaron”, agregó el denunciante. Asegura que nadie los asesoró y quedaron a merced de los que planearon su salida. Ya perdieron la primera batalla en julio pasado. El Juez Sexto Civil del Circuito (que vigiló la liquidación) rechazó el reclamo, porque se demoraron mucho y la venta ya estaba en firme. Sin embargo, anuncian que intentarán un proceso penal.

La Patria

Firmado digitalmente por La

Patria w w w. l a p a tria.com Nombre de reconocimiento (DN): cn=La Patria, o, ou, email=directorlp@lapatria. com, c=CO Fecha: 2010.04.08 10:21:10 -05'00'

redondo

Acaba de firmar millonario contrato. Los ex empleados de Incolto que fueron sus propietarios no reciben ni un peso por estas ganancias. Tradición.

Engaño

Por orden de ese Juzgado, las instalaciones de la tonelería se las entregaron a los trabajadores en el 2004 como pago por el dinero que les quedó debiendo su antigua empresa Incolto y pasaron a ser propietarios. Sin embargo, la fábrica no alcanzó a estar a su nombre, ni en escrituras, ni en el certificado de tradición. Los únicos que aparecieron como dueños fueron dos de sus compañeros, a los que habían nombrado como representantes en el proceso de liquidación. A estos los señalan de ser los principales coautores del engaño. Dicen que junto a sus representantes, el liquidador (actual gerente de Cubacol) y el contador (actual revisor fiscal) hicieron movimientos cuestionables que a la larga los dejaron sin empresa. No se explican cómo la empresa pasó de ma no en ma no hasta llegar a los actuales propietarios. Se quedaron esperando la firma de la supuesta escritura, mientras otros se beneficiaron de la fabricación de barriles para la Licorera. Con las ganancias de dos años de producción, en su propiedad, les pagaron y los sacaron a todos del negocio.

Proceso

A la lucha jurídica que pretenden dar estos empleados, la antecede el proceso de liquidación de la antigua Industria Colombiana de Toneles (Incolto Ltda.), que fabricaba barriles para licoreras del país, entre ellas la ILC. Incolto se quebró y en 1999 comenzó la liquidación obligatoria. Las autoridades nombraron como liquidador a Guillermo Álvarez Arias.

Por su parte, los 36 trabajadores (a los que les adeudaban sus prestaciones) nombraron como apoderado al abogado Melquin Fernando Alzate Sánchez. Como sus represent a ntes, a A rley Castañeda Galvis y a Josué Clímaco Puentes Velandia. En marzo de 1999, mientras avanzaba el proceso, la primera decisión del liquidador fue alquilar las instalaciones a Comaderas S.A., la cual continuó fabricando barriles para la ILC. En septiembre del 2001 el

Juzgado aprobó el avalúo de los bienes, para pagarles a los trabajadores. El abogado pidió al juez que entregara la empresa en forma de pago, pero en noviembre de ese año se declaró la nulidad del proceso. En abril del 2002 los empleados cambiaron de apoderado y nombraron a Rubén Darío Duque Gaviria. Ese año aprobaron de nuevo el avalúo. Finalmente, sólo en febrero del 2004 la junta asesora de la liquidación aprobó el

Negocio con la ILC Cubacol S.A. será la empresa encargada de fabricar 70 mil barriles de roble para la Industria Licorera de Caldas (ILC), de los 100 mil que compró la destilera departamental a través de la Bolsa Nacional Agropecuaria (BNA). La negociación fue el pasado mes, cuando la licorera salió a comprar los toneles

en el Mercado de Compras Públicas de la BNA. Cubacol, a través de su comisionista de bolsa, ofreció fabricar el 70%. El comisionista representante de la licorera cerró el negocio con la fábrica caldense. El otro 30% del pedido de la ILC lo proveerá la empresa Colbarriles Ltda.

Socios actuales Sobre cómo las instalaciones de la fábrica pasaron a nombre de Cubacol S.A. y luego la sociedad a manos de los dueños actuales, el abogado Jorge Iván Jiménez Vélez explicó que él y unos amigos la compraron, con sus activos y pasivos, pero sin créditos de trabajadores. “Le compramos a Arley Castañeda Galvis y a Josué Clímaco Puentes Velancia, ex representantes de los trabajadores de Incolto, y a Fabio Robledo Mora, que era el socio mayoritario. Se les Foto/LA PATRIA pagó y en la negociación adquirimos incluso una obligación que tenía la empresa con Davivienda que ya la pagamos. Esa empresa tenía muchos pasivos”, agregó. Sobre sus otros socios, indicó que era una sociedad anónima y que prefería no decirlo. “Ni siquiera quiero que salga mi nombre, por motivos de seguridad”. El abogado negó que Guillermo Álvarez Arias, ex liquidador de Incolto, fuera socio de Cubacol.

plan de pagos, al tiempo que Comadera entregó la fábrica. Todo quedó listo para dar la fábrica a los trabajadores.

Entrega y movimientos

Cuando el proceso se destrabó, empezaron los movimientos. El 12 de mayo del 2004, un mes antes de que la junta liquidadora aprobara la entrega de los bienes, Castañeda Galvis y Puentes Vela ndia presenta ron a l Liquidador un documento en el que sus compañeros les otorgaban poder absoluto para decidir sobre la fábrica. Se trata de un documento de tres hojas. En la primera, donde se especifica el alcance del poder, sólo aparecen las firmas de Clímaco, Arley y su hermano. Luego vienen otras dos hojas, sin encabezado ni Pasa a la Pág. 5 B


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Algunos ex socios

Viene de la Pág. 4 B

especificación, donde aparecen las del resto de empleados. “Un documento tan importante, que no está autenticado. Creemos que es ilegal”, expresó un ex trabajador. El 31 de julio del 2004 Álvarez Arias entregó a los representantes de los trabajadores el terreno, las bodegas, las oficinas, la maquinaria, las herramientas, los muebles y los equipos. La escritura y el registro en la Oficina de Instrumentos Públicos quedaría a cargo del abogado. En el acta especificaron que mientras se definía el contrato de la nueva sociedad, los que recibieron eran responsables civil, comercial y penalmente por los daños, pérdidas, hurtos y faltantes que se registraran en la fábrica.

DOMINGO 25 DE OCTUBRE DE 2009

LA PATRIA habló con algunos de los ex socios de Cubas y Barriles de Colombia S.A. Arley Castañeda Galvis “Fui representante de los trabajadores, pero no más. No fui dueño ni accionista. Llame a la empresa, que allá le dan toda la información. Todo eso es muy personal.

Hable con el doctor Guillermo Álvarez”.

salí de allá”.

Josué Clímaco Puentes Velandia “Sólo fui representante de los trabajadores, no fui dueño de ninguna empresa. No sé nada de eso. Hable con el doctor Guillermo Álvarez que fue el liquidador. No tengo nada que ver con la empresa, hace mucho tiempo

Gustavo González Oliveros “Hace muchos años que no tengo nada que ver con esa empresa. No soy socio, ni dueño, ni nada. Estoy muy ocupado y no lo puedo atender más para hablar sobre ese tema”.

Nace Cubacol

En el segundo semestre del 2004 se reunieron los trabajadores para decidir qué hacer. “Decidimos crear una sociedad bajo el nombre de Cubas y Barriles de Colombia (Cubacol)”, explicó un ex trabajador. En diciembre de ese año registraron en Cámara de Comercio una sociedad bajo esa razón social, pero no a nombre de los trabajadores. Surgió de la transformación de una empresa antigua llamada Comercial Omega Ltda., creada en octubre del 2002 y dedicada a prestar dinero. Sus dueños eran Gustavo González Oliveros y Eduar Mauricio González Díaz. Según la escritura pública 5747 de la Notaría Segunda, en la nueva sociedad aparecían los propietarios de Omega como socios mayoritarios con el 60%. Los únicos trabajadores que aparecían como dueños eran Castañeda Galvis y Puentes Velandia, cada uno con el 10% de las acciones. Junto a ellos, un nuevo s o c io: C a rlo s A u g u s t o Restrepo Zuleta, con el 20% y al que nombraron como subgerente. Como gerente nombraron a Alberto Mayor Ríos y como revisor fiscal a Carlos Alberto Henao, cargo que aún ocupa. La empresa empezó a producir barriles para la ILC. Según varios trabajadores consultados, creían que efectivamente ellos eran los dueños y esperaban reportes de ganancias. En el 2005 la ILC compró casi cuatro mil barriles y en el 2006 casi 6 mil, en promedio a $300 mil cada tonel. A pesar de la entrega de los bienes, la liquidación seguía a cargo de Álvarez Arias.

Enajenación

En marzo del 2006, el contador Carlos Alberto Henao (revisor fiscal) empezó a llamar a los trabajadores para entregarles la liquidación. “Fue de forma intempestiva. Los primeros fuimos los que preguntamos mucho”, dijo el ex empleado. El contador les empezó a pagar con cheques postfechados y los empleados a firmar el documento que certificaba haber recibido el dinero. A otros les pagaron de una forma particular: los hicieron tramitar un préstamo por libranza con Davivienda, a pesar de que ya no trabajaban con la empresa. Para facilitarlo, el contador Henao y el gerente Mayor Ríos les

La fábrica Cubacol S.A. se prepara con la ampliación de sus instalaciones para fabricar 70 mil barriles para la ILC, la misma que en junio del año pasado reportaron ad portas de la quiebra. Foto/LA PATRIA

firmaron certificados de trabajo falsos. El dinero del crédito se los daban como pago y Cubacol se encargaba de cancelar la deuda. Y mientras Henao pagaba y recogía los documentos en los que los trabajadores supuestamente vendían su derecho sobre la empresa, coincidencialmente el Liquidador solicitaba al Juez que ordenara a la Oficina de Instrumentos Púbicos inscribir a los empleados como nuevos propietarios de la fábrica. El juez acató la solicitud y ordenó el desembargo de los bienes. El 31 de octubre del 2006, justo tres meses después de la decisión, el Liquidador reportó al Juez que todos los trabajadores le habían vendido a Cubacol S.A. y que ordenara a la Oficina de Registro suscribir los bienes a dicha empresa y no a los trabajadores, esto soportado en los documentos firmados por los trabajadores.

Nuevos dueños

En septiembre del 2006 nombraron como gerente de Cubacol S.A a Vivian Natalia Henao Cañón, la hija del revisor fiscal, y en diciembre, los socios modificaron los estatutos, ampliaron capital de $20 millones a $300 millones y permitieron el ingreso de un nuevo socio mayoritario. Se trata de Fabio Robledo Mora, con el 50% de las acciones. Los dos representantes de los trabajadores, Arley y Clímaco, aumentaron su participación y cada uno quedó con el 22%. La hija del revisor fiscal apareció como una de las socias minoritarias. El 2 de febrero del 2007 finalmente registraron la empresa en la Oficina de Registro a nombre de Cubacol

S.A. y ese mismo día, los nuevos dueños la hipotecaron en el banco Sudameris. En el 2007 la ILC adquirió casi 10 mil barriles, cada uno por valor cercano a 350 mil pesos. A mediados del año pasado, el rev isor fisca l reportó que la empresa estaba ad portas de la quiebra. Los

representantes de los trabajadores supuestamente decidieron vender. En agosto del mismo año llegó el liquidador Álvarez Arias y junto al abogado Jorge Iván Jiménez compraron la empresa. Esta fue la última modificación en la junta de socios. Con su llegada de estos dos personajes aumentó de

inmediato la producción, ya que la ILC compró en el 2008 cerca de 24 mil barriles, por un valor cercano a los 370 mil pesos cada uno, y en septiembre pasado otros 100 mil barriles más. En todo este proceso aparecen dos nombres fijos: Carlos Alberto Henao, actual revisor fiscal, y Guillermo

Álvarez Arias, liquidador de Incolto y actual gerente de Cubacol. Hoy, tras conocer todo lo que ocurrió, los trabajadores insisten en que hubo irregularidades y quieren pelear por sus derechos para que les restituyan la fábrica. Por eso piden a las autoridades que investiguen.

El liquidador Guillermo Álvarez Arias, Gerente Suplente y ex liquidador de Incolto, habló con LA PATRIA . - ¿Cómo llegó a Cubacol?

Por accidente. Como liquidador aprendí el negocio y luego de entregarles la fábrica a los trabajadores en julio del 2004 me desconecté de la empresa. Los empleados crearon a Cubacol e hicieron bastantes trabajos. Volví a saber de ellos en mayo del año pasado cuando me los encontré y me dijeron que la empresa estaba “totiada”. Les pregunté que qué querían y me respondieron: vender. Me reuní con varios amigos y les compramos. - ¿Quiénes compraron?

No compré a mi nombre, porque mi familia me robó todo. Pero mis hijos, Sergio y David, sí lo hicieron con la plata de la herencia de su abuelo Hernando Carvajal Escobar. Yo vendí una casa en La Francia y ese fue el aporte de ellos. Compramos junto a Jorge Iván Jiménez. Tengo unas acciones poquitas, una cosa chiquitita, como dos pesos. - ¿Cómo llegó el antiguo socio mayoritario, Fabio Robledo Mora?

Él entró cuando Arley Castañeda y Clímaco Puentes asumieron el control. Le vendieron a ese señor Robledo. Tengo entendido que con la plata de ese señor, Arley y Clímaco les compraron a sus compañeros. - ¿En esa época usted tenía relación con la empresa?

No. Yo llegué a partir de agosto del año pasado. En esa época lo manejaba un señor Carlos Alberto Henao. Él es un contador. - Pero es el actual revisor fiscal de la empresa. Además, padre de una de las socias

Sí. A él lo dejamos como revisor fiscal. - ¿Quiénes son los socios mayoritarios?

Mis hijos y Jorge Iván Jiménez.

- ¿Clímaco y Arley dicen que nunca fueron socios?

Eran los dueños. Me gustaría que los llamaran y los citaran. Es más, ellos recibieron esta empresa.

Foto/LA PATRIA

- ¿Cómo quedaron Arley y Clímaco como dueños de la empresa?

Eran los representantes de los trabajadores. A ellos les tenían confianza, la aprovecharon y armaron el negocio. No sé como fue. - Si antes de que compraran a Cubacol tenía una buena producción, ¿entonces qué pasó?

La pregunta es ¿qué hicieron ellos con la plata? Porque realmente no veo explicación para la quiebra. - ¿Justo desde que ustedes llegan viene un incremento considerable de ventas?

Sí, pero es que la empresa fue una antes y otra ahora. - ¿La quebraron los socios mayoritarios?

Ellos tenían su asesor.

- Fabio Robledo, que era el socio mayoritario, dijo que no había firmado acciones y que no le han pagado. ¿Podría reclamar las acciones?

Si el jurídicamente cree que las puede recuperar, que las recupere. Es como en todo negocio, si se compra un carro y se atrasan en el pago, se lo pueden quitar.

Empleados José Hernán Pérez Valdez “En el 2006 me di cuenta que estaban pagando. Llamé a Arley y me dijo que hablara con el contador Carlos Alberto Henao para firmar unos documentos. Fui en mayo, me dieron un millón. Un mes después, otros nueve millones y listo. Los recibí porque necesitaba el dinero y porque pensé que eso se iba a perder. Nadie me dijo que era uno de los dueños. Yo no entendía nada. Me siento mal liquidado, sobre todo cuando vemos que los que fueron nuestros representantes están en buenas camionetas, estrenando casa y todo con la plata de nosotros”. Jesús Adalid Vásquez Cardona “Decían que éramos dueños de la fábrica. Se reactivó la empresa y empezamos a trabajar. En el 2006 se hizo un contrato con la ILC como por 4.000 barriles. En el intermedio del contrato empezaron a liquidar gente. Fui uno de los primeros y cuando uno está necesitado lo mejor es echarle mano a la platica. Me dieron $13 millones, me hicieron firmar la liquidación y me sacaron. Lo hicieron cuando empezamos a pelear por las utilidades de la empresa. No firmamos escrituras ni nada. Yo le eché mano a la plata, porque era mejor pájaro en mano que ciento volando”. Luis Ángel Hidalgo Marín “Nos debían una plata y nos dijeron que éramos

socios. Pero nunca nos dijeron quiénes compraron la empresa. No nos citaron a reuniones, ni nos dimos cuenta de ese proceso. Desde el 2003 empecé a trabajar en otro lado. Luego, en el 2006 me llamaron a decirme que me iban a pagar. Yo me sentí mal liquidado. Me dieron $11 millones. La recibí, porque estaba necesitado. Cuando nos entregaron el cheque firmé el papel que nos entregaron, pero nunca nos dijeron si seguíamos como socios o no. No nos explicaron que estábamos vendiendo lo que nos tocaba de la empresa. La plata me la entregó Carlos Alberto Henao y después de eso nunca nos volvieron a decir, ni a explicar nada”. Gilberto Moreno Henao “Confiamos en Clímaco Puentes y Arley Castañeda, pero como que hubo plata de por medio y nos dejaron por fuera. No sabemos qué pasó con la empresa. Supuestamente la fábrica era de nosotros, pero cuando hacíamos reuniones y queríamos preguntar si la arrendaban o no, no nos decían nada. Prácticamente nos callaban. Hace como tres años (2006) me llamó Arley y dijo que me iban a pagar. Llegué y estaba un señor Carlos Alberto Henao, que nunca había visto. Cuando me entregó el cheque le dije que esa no era la plata que me debían. Llamaron a Arley y me dijo: “Échele mano a esto y dele gracias a Dios que al menos

resultó algo”. Nunca nos dijeron que con esa plata nos estaban comprando la fábrica. Nunca vimos escrituras ni nada. Nos pagaron, firmamos que recibimos esa plata y listo. Cogieron a la gente con mentiras. Cuando dijeron que vendieron la empresa me fui a Cámara de Comercio para preguntar quién era el dueño y me dijeron que era una Sociedad Anónima. Le dije a la que me atendió que me explicara qué era eso y me dijo que era una empresa de gente con mucha plata”. José Reinaldo Cano Grisales “Fui uno de los primeros a los que le pagaron. Me llamó Carlos Alberto Henao a decirme que me iba a entregar la plata de la liquidación. Llegué y me hicieron firmar un papel en que decían que estaban a paz y salvo. Sin embargo, nunca nos dijeron que estábamos vendiendo, ni renunciando al derecho que nos correspondía sobre la empresa. Simplemente nos dijeron que ahí estaba la plata. Me entregaron 10 millones y nunca supe más. La recibí porque la necesitaba”. Víctor Hugo Moreno Ospina “Cuando estábamos en la liquidación, en las reuniones nos dijeron que la empresa iba a quedar para nosotros. Duró un tiempo así y hace como tres años (2006) nos llamaron a darnos la liquidación. Me

llamó Carlos Alberto Henao y me entregó un cheque diciendo que era el pago, claro que me entregaron como la mitad de lo que me daban las cuentas. Me dijeron firme acá y listo. Nunca me explicaron que estaba vendiendo la parte que me correspondía de la empresa. Es más, seguíamos esperando la firma de las escrituras, pero eso nunca pasó. Todo eso estuvo muy raro. Cuando vi que la plata que me estaban dando era menos, me dijeron que la recibiera o corría el riesgo de perderla. Y la verdad, en ese momento estaba en una situación económica muy difícil y por eso la recibí”. Uribel Rendón Gaviria “Me di cuenta de que la empresa la dieron en pago a los trabajadores. Yo salí de allá como hace seis años y no volví a trabajar con ellos. Me enfermé y me tocó salirme. Después fue que nos liquidaron. Me llamó el contador Carlos Henao y me dijo que había una plata. Yo estaba muy necesitado. Creo que parte de la plata me la pagaron con un préstamo de Davivienda. Ellos hicieron todos los trámites y se encargaron de todo. Hace poquito me dijeron que acabaron de pagar esa deuda que estaba a mi nombre. Yo no recuerdo cuándo me dieron la plata, ni cuánto. Ya no tengo nada que ver con eso. No me interesa nada de eso”.


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