1 minute read

CAPÍTULO CASI EN SERIO / PENSAR PARA MOVER O

Para tal efecto, deberemos primero pensar cómo nos identificamos con nuestra casa, con el espacio que habitamos y en el que hemos danzado y coreografiado.

¿Cómo este espacio personal se volvió también un lugar de aprendizaje artístico y de contención emocional en un momento de difícil tránsito para todos?

Advertisement

El espacio íntimo de la casa también lo entendimos como una piel propia expandida que nos contiene, que nos protege y que nos guarda. Esa relación con este espacio creció mucho en el tiempo de trabajo en casa, y nos hizo entender la danza desde una perspectiva diferente: mucho más propia, mucho más consciente y mucho más personal.

Si ese espacio de la casa es una expansión de nuestra piel, ¿cómo hacemos cuando salimos al exterior? ¿qué sentimos cuando caminamos por la calle, el parque, el río, etc.?

Como es obvio, más que soluciones o respuestas, nos encontramos con varias preguntas que orientaron la búsqueda y creación dancística de todos. Esas preguntas también nos agitaron el pensamiento y nos invitaron a escribir sobre lo que afecta, incide, condiciona y conforma nuestra práctica. Algunas de esas preguntas fueron estas:

¿Cuánto de nuestro espacio personal, de nuestra piel expandida, de nuestra casa, viaja con nosotros al salir al exterior?

¿Cuánto de nosotros se queda en ese espacio, esperando por nuestra vuelta?

¿Cómo percibo el espacio exterior, con respecto a mi cuerpo, y a la capacidad de mi cuerpo de moverse?