Conéctate, mayo 2022: Aprender y progresar

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CAMBIA TU MUNDO CAMBIANDO TU VIDA

Año 23 • Número 5

LAS RESPUESTAS DE DIOS Sí, no… luego

Caer para adelante

El sorprendente camino al éxito

Revolviendo el pasado

Revivir es corregir

A menos peso, más progreso Por un cuerpo sano


Año 23, número 5

A NUE ST RO S A M I G O S sueña el rey que es rey Un día un hombre le pidió a Jesús que mediara en un pleito de sucesión entre él y su hermano. Jesús no estaba interesado en meterse en altercados por herencias, pero sí narró la parábola de un agricultor cuyas tierras produjeron en superabundancia. La cosecha de ese año fue tan generosa que el agricultor no tenía dónde almacenarla. Sin vacilar decidió derribar los graneros ya existentes y en su lugar edificar otros más grandes. Henchido de orgullo se dijo: —Amigo mío, tienes grano atesorado para muchos años. ¿Para qué te sigues matando! Relájate. Descansa, come, bebe y goza de la vida.1 Oyó entonces una voz queda que lo increpaba: —¡Necio! Esta misma noche te van a reclamar la vida. ¿Y quién se quedará con lo que has acumulado?2 El hacendado de esta parábola llevaba una vida que a criterio de cualquiera que lo viera parecía exitosa, seria y útil. No obstante, Jesús señaló que todo lo que poseía aquel desafortunado era efímero y que a prisa descubriría que no tenía nada. Algo similar poetizó el gran Calderón de la Barca: Sueña el rey que es rey, y vive con este engaño mandando, disponiendo y gobernando; y este aplauso, que recibe prestado, en el viento escribe, y en cenizas le convierte la muerte, ¡desdicha fuerte! ¿Y hay quien intente reinar, viendo que ha de despertar en el sueño de la muerte? Vivo retrato de lo pasajera que es la vida. De ahí nos preguntamos si la vida tan fugaz que llevamos tiene sentido, y si lo tiene, ¿cómo hallarlo? Jesús entendió esa elemental necesidad humana de encontrar una razón de ser y nos reveló el secreto para descubrirla al término del relato sobre el agricultor: «Así es, el que almacena riquezas terrenales pero no es rico en su relación con Dios es un necio».3 El presente número de Conéctate trata precisamente de las cosas intemporales de la vida, esas que realmente importan y valen, sobre todo cómo cultivar una relación con Dios. Ojalá la disfruten.

2. Lucas 12:20 NVI 2

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Gabriel García V. Gentian Suçi Ronan Keane

© Activated, 2022. Es propiedad. A menos que se indique otra cosa, todos los versículos de la Biblia proceden de la versión Reina-Valera, revisión de 1995, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1995, y

Gabriel García V. Director 1. Lucas 12:19

Si deseas información sobre Conéctate,

de la versión Reina-Varela Actualizada 2015 (RVA-2015), © Casa Bautista de 3. Lucas 12:21 NTV

Publicaciones/Editorial Mundo Hispano. Utilizados con permiso.


OBRA EN CURSO Keith Phillips

Un recuerdo imborrable de mi infancia es el de un

niño de mi edad que caminaba con muletas. Cada vez que daba un paso con el pie derecho, la pierna izquierda le bamboleaba sin fuerza a unos centímetros del suelo. Llevaba zapatos de cuero marrón disparejos, y el izquierdo era evidentemente más pequeño que el derecho. —Es la polio —me explicó mi madre cuando el niño ya no podía oírnos—. Su pierna corta ha dejado de crecer. —¿Se recuperará alguna vez? —pregunté. —No —dijo mi madre—, el daño es permanente.

Imaginé lo que debió de sentir aquel niño, sabiendo que nunca gozaría de plena integridad física. La mayoría de nosotros puede dar gracias a Dios por tener las dos piernas sanas. Dios también nos dotó de dos pilares fundamentales para la vida, que son aún más importantes para nuestro bienestar general: quiénes somos —es decir, nuestra identidad en Cristo—, y qué hacemos, nuestro carácter y vocación. Mientras ambos se construyan sobre el debido cimiento y lo hagan a ritmo constante, nuestra vida tendrá simetría y equilibrio. En cambio, si nos concentramos en uno de ellos en desmedro del otro, perdemos ese equilibrio. Y como suele ocurrir, si lo que se descuida es lo que somos, nuestro crecimiento emocional y espiritual podría truncarse. Afortunadamente, a diferencia de las discapacidades físicas causadas por

Los buenos hábitos no se hacen en los cumpleaños ni el carácter cristiano se forja en el año nuevo. La visión podrá amanecer, el sueño podrá despertar, el corazón podrá henchirse de nueva inspiración en la cima de alguna montaña, pero la prueba, el triunfo, están al pie de la montaña, en la llanura. El taller en que se forja el carácter es la vida cotidiana. Los momentos en los que se gana o se pierde la batalla son los comunes y corrientes. Maltbie Davenport Babcock

la poliomielitis y otras enfermedades incapacitantes, siempre podemos esforzarnos para devolver a nuestra vida el equilibrio adecuado, y Dios siempre está encantado de trabajar con nosotros con miras a ese fin. Es más, Él quiere ayudarnos a alcanzar todo nuestro potencial y convertirnos en las personas que sabe que podemos llegar a ser. Keith Phillips fue jefe de redacción de la revista Activated, la versión en inglés de Conéctate, durante 14 años, entre 1999 y 2013. Hoy él y su esposa Caryn ayudan a personas sin hogar en los EE.UU. ■ 3


PARA TRIUNFAR

Muchas de las promesas de Dios son condicionales y requieren

cierta acción inicial de nuestra parte. Apenas empezamos a obedecer, Él empieza a bendecirnos. A Abraham se le prometieron grandes cosas, pero no habría obtenido ni una de haberse quedado a esperarlas en Caldea. Tuvo que dejar atrás hogar, amigos y patria, y avanzar a paso firme con férrea obediencia para poder recibir lo prometido. A los diez leprosos a los que sanó, Jesús los instruyó a presentarse delante del sacerdote… y «mientras iban fueron sanados». De haber esperado hasta tener la piel limpia y tersa antes de partir, nunca hubieran presenciado su sanación. Dios estaba en compás de espera para curarlos, y apenas se activó la fe de ellos les llegó la bendición. Cuando los israelitas se vieron acorralados a orillas del mar Rojo por los ejércitos del faraón, se les ordenó que siguieran adelante. Su deber ya no era

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esperar, sino ponerse en pie luego de estar postrados en oración y avanzar con fe heroica. Años más tarde se conminó a los israelitas a que manifestaran nuevamente su fe marchando sobre el Jordán justo cuando el río estaba más crecido. Tenían en sus manos la llave que les abriría las puertas de la Tierra Prometida, pero esas enormes puertas no empezarían a girar en sus quicios hasta que ellos se acercasen y las abrieran. La llave era la fe. Si bien estamos destinados a pelear ciertas batallas, pensamos que no seremos capaces de vencer y conquistar a nuestros enemigos. Sin embargo, en el momento en que entramos al conflicto, Alguien viene a luchar a nuestro lado. Por medio de Él somos «más que vencedores». Si hubiésemos esperado con temor y temblor a que llegara nuestro coadyuvante antes de lanzarnos a la batalla, habríamos esperado en vano. Dios está a la espera para verter sobre

ti Sus más espléndidas bendiciones. Avanza con confianza y denuedo y reclama lo que te corresponde. J. R. Miller (1840-1912) ■

Al recordar mi pasado y ver cada lucha, cada dolor, cada decepción, cada fracaso y cada momento de miedo, reconozco que Dios estuvo a mi lado en cada ocasión. Y sé que lo seguirá estando. No hay ninguna promesa en las Escrituras que nos garantice una vida ajena al dolor o que asegure que todo irá siempre como una seda. Sin embargo, sí existe la promesa de que Él siempre está con nosotros, incluso en las tormentas más oscuras de nuestra existencia. Podemos encontrar algo de paz en medio de las experiencias más duras, porque Él está ahí en medio de la tormenta. No puedo imaginarme vivir sin la verdad que entraña esa promesa. Ryan Stevenson


El cuerpo es el equipaje con que debes cargar toda la vida. Cuanto más exceso de equipaje lleves, más corto será el viaje. Arnold H. Glasow (1905–1998)

A MENOS PESO,

MÁS

PROGRESO Curtis Peter van Gorder

Un día, estando en la ciudad, vi una nueva báscula electrónica que mide el peso, lo correlaciona con la estatura e indica en un gráfico si la persona está excesivamente flaca, en su peso justo, gorda u obesa. El vendedor insistía en que la probara, así que accedí. Quedé horrorizado cuando el desalmado aparato me declaró obeso. ¡OBESO! ¿De qué se reían disimuladamente aquellos vendedores delgaditos y esbeltos? Yo tenía una imagen muy clara de cuál era el aspecto de una persona obesa, y no correspondía con el mío. ¿O sí? Al llegar a casa ponderé lo que me había dicho la báscula. En efecto, todos mis pantalones me quedaban tan apretados que tenía que aflojarme el cinturón para poder sentarme. Sin embargo, me justifiqué con eso de que es normal que a mi edad uno aumente unos kilitos. Salí a comprarme unos pantalones 1. 1 Corintios 3:16 2. http://elixirmime.com

más holgados; pero en la primera tienda me dijeron que no trabajaban mi talla. Aquello fue un golpe de realidad. Mientras reflexionaba sobre el asunto, recordé que la Biblia dice que nuestro cuerpo es el «templo de Dios».1 Evidentemente el mío necesitaba una refacción. Después de leer sobre el particular me quedó claro que la solución era bastante sencilla. Si quería bajar de peso tenía que comer menos y hacer más ejercicio. Claro que del dicho al hecho hay mucho trecho. Disfruto de la comida, y como todos saben, es difícil renunciar a algo que a uno le gusta. Me di cuenta de que el problema radicaba en que, si bien pasé hace tiempo de los cuarenta, todavía me servía unos platos propios de un adolescente en plena etapa de crecimiento. No era preciso que dejara de disfrutar de la comida; bastaba con que redujera las porciones. Mi meta era bajar unos 25 kg para recuperar mi peso normal. Compré una báscula y fui apuntando los

progresos que hacía cada semana. Eso me dio ánimos, pues comencé a bajar de peso. Adopté además algunos lemas para no perder el foco. «Comer para vivir, no vivir para comer» me incentivó a servirme raciones más pequeñas. «Por pasar un poco de hambre no se muere nadie» me vino bien para romper el hábito de embutirme algo apenas me empezaban a sonar las tripas. «Un día sin jadear es un día sin progresar» me impulsó a domar otro gigante: el ejercicio. Al principio me resultó difícil habituarme a hacer ejercicio, pero con el tiempo llegué a anhelarlo. «La salud se labra con un estilo de vida sano» me recordaba que para perder esos kilos de más y no recuperarlos tenía que comprometerme a largo plazo a comer mejor y hacer más ejercicio. Al cabo de unos meses todavía estoy en eso —bajé 15 kg y me quedan otros 10 por bajar—, pero me siento mucho mejor. Curtis Peter van Gorder es guionista y mimo2 en Alemania. ■ 5


William B. McGrath

LAS RESPUESTAS DE DIOS El escritor cristiano Henry W. Frost, que trabajó

en la China Inland Mission, escribió un libro sobre la sanación titulado Miraculous Healing (curación milagrosa). La obra vio la luz en 1931 y aunque se escribió hace ya cerca de cien años, aún se la considera un tesoro sobre sobre el tema de la curación milagrosa. No solo contiene testimonios detallados de personas que se sanaron, sino también relatos de otras que se prepararon de la misma manera y a todas luces eran igual de merecedoras, pero que no recibieron la sanación física que solicitaban. Lo más interesante para mí es que muchos —por no decir todos— de los que no obtuvieron curación física dan testimonio de que recibieron otros obsequios de gran valor para su vida espiritual. A veces resultó ser una experiencia íntima con respecto al amor de Dios o algún otro hito en su deseo de establecer un vínculo más estrecho con el Señor. Pone de manifiesto que Dios siempre responde de alguna manera al alma sincera y

1. Santiago 4:8 2. V. Isaías 61:3 3. V. Romanos 11:33 6

buscadora, tal como lo promete en Su Palabra: «Acérquense a Dios, y Él se acercará a ustedes.»1 Durante muchos años le pedí a Dios por algo repetidamente y me desahogué con Él varias veces al respecto, ya que el asunto resurgía una y otra vez. Me preguntaba: ¿Por qué tantos tienen lo que yo anhelo, y yo no? Le comenté también que a mi entender lo que yo pedía no era muy egoísta que digamos. «¿Podrías ayudarme, aunque sea solo con esta cosita?», insistía yo cortésmente. Sin embargo, Su respuesta no era otra que un mutismo incesante. Al mirar en retrospectiva me queda la sensación de que Él quería enseñarme muchas cosas y yo tenía mucho que aprender. Dios conoce nuestros pen-

samientos ocultos y está muy al tanto de nuestro ser interior. El desvelo con que nos cuida es una de las razones por las que quizá opta por no concedernos ciertas respuestas a nuestras oraciones. Era necesario que yo aprendiera a confiar más en Él, a dar las gracias por todo lo que ya tenía y a ser más paciente. El Salmo 131 lo expresa muy bien: Debía aprender a aquietar mi espíritu, como un niño destetado de su madre, que aprende a disfrutar de su cercanía sin la compensación que brinda. Ha habido y continúa habiendo numerosos santos inválidos, paralíticos, discapacitados o que viven aislados y nunca pisan un campo de


misión, pero que se especializan en la oración. Esa misma gente anónima puede llegar a vivenciar la gracia de Dios de un modo excepcional que la lleva a superar su aparente discapacidad, aun cuando enfrenta adversidades que para muchos resultarían imposibles de soportar. Pese a sus circunstancias, el amor de Dios puede transmitirle una belleza interna que brilla con intensidad, incluso a partir de las cenizas de los sueños y aspiraciones frustrados.2 ¡Tan típico de Dios actuar por medios que escapan nuestra comprensión!3 Si pudiéramos deducirlo todo, como el motivo por el que Él sana a unos y a otros no, podríamos simplemente seguir esa serie muy metódica de estipulaciones y obtendríamos respuesta a todo lo que quisiéramos. Efectivamente habríamos logrado encasillar a Dios. Pero eso nunca ocurrirá. William McGrath es escritor y fotógrafo independiente. Vive en el sur de México y está afiliado a La Familia Internacional. ■

En Jesús se encuentra el remedio para la desazón, el bálsamo para el pesar por la pérdida de un ser querido, la curación para nuestras heridas y la suficiencia para nuestra insuficiencia. La vida que desea que llevemos está colmada de alegría y satisfacción. Billy Graham (1918–2018)

Para muchos, Jesucristo no es más que una persona, un tema para una pintura, una crónica épica para la pluma, una bella figura para una estatua o una idea para una canción; mas para quienes han escuchado Su voz, que han sido beneficiarios de Su perdón y han recibido Su bendición, Él es música, abrigo, luz, gozo, esperanza y salvación; un Amigo que nunca abandona, que nos levanta cuando otros tratan de abatirnos. No hay forma de agotarlo, por mucho que amontonemos sobre Él todas nuestras penas y contrariedades. Siempre está dispuesto a levantarnos, a ayudarnos. Se dirige a nosotros con el mismo amor, nos ilumina con la misma sonrisa, se apiada de nosotros con la misma compasión. No hay otro nombre igual al de Él. Es más magnífico que el de César, más musical que el de Beethoven, más triunfador que el de Napoleón, más elocuente que el de Demóstenes, más paciente que el de Lincoln. El nombre de Jesús palpita con toda la vida, llora con todo el sufrimiento, se inclina con todo el amor. Su aliento está cargado de perfume. ¿Quién como Jesús puede compadecerse de un huérfano sin hogar? ¿Quién como Jesús puede acoger a un pródigo que retorna a casa? ¿Quién como Jesús puede volver sobrio a un alcohólico? ¿Quién como Jesús puede iluminar un cementerio surcado de tumbas? ¿Quién, como Jesús, puede hacer de una mujer de la calle una reina para Dios? ¿Quién como Jesús puede recoger las lágrimas de una angustia humana en Su cuenco? ¿Quién como Jesús puede borrar con un beso nuestro dolor? Anónimo 7


Sin duda hay cantidad de

cosas en la vida de las que es fácil hablar pero que son mucho más difíciles de realizar. Del dicho al hecho hay largo trecho. Pero si las palabras no se traducen en actos, se tornan vacías e inútiles. Jesús enseñó mucho sobre este tema en particular: «Cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los Cielos; pero cualquiera que los cumpla y los enseñe, este será llamado grande en el reino de los Cielos.»1 De pequeño me gustaba mucho corregir y sermonear a mis familiares y amigos. Pero la mayoría de las veces ellos reían al último, pues a menudo yo acababa haciendo todo lo contrario de lo que los había instado a hacer. En más de una ocasión me dijeron: —Tienes que aprender a escuchar tus propios consejos. Cierta Navidad, cuando tenía unos nueve años, mis compañeros de colegio y yo practicábamos 1. Mateo 5:19 2. Mateo 21:28-30 3. 1 Juan 3:18 4. The Walk, de Steven Curtis Chapman 5. www.just1thing.com

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Steve Hearts

PREDICAR CON EL EJEMPLO una canción para el programa que íbamos a presentar. Por tratarse de una sorpresa para los que asistirían, teníamos instrucciones de no revelar el contenido a nadie. Una y otra vez les reiteré a mis compañeros que no se lo dijeran a nadie. Con todo y con eso, un día, frente a la gente que sería nuestro público, me puse a hablarle a alguien en detalle sobre la canción. Uno de los muchachos me recriminó: —¿Por qué insististe en que no habláramos del tema cuando tú mismo no puedes quedarte callado? Y todos se echaron a reír. Si bien pasé una vergüenza enorme, fue mi primera gran lección de esto de predicar con el ejemplo.

Alardear es otra cosa que puede hastiar a la gente, en particular si no se ha hecho nada que lo justifique. Cuando empecé a componer canciones a los 13 o 14 años no hacía más que presumir del talento que acaba de descubrir en mí. Mas cuando se me pedía que tocara mi canción frente a otras personas, siempre me acobardaba y me negaba a hacerlo. Mi madre me dio entonces un buen consejo: —Si no quieres que otras personas te oigan cantar tus canciones deja de jactarte de ellas. Jesús ejemplificó la importancia de ser consecuentes con lo que decimos en la conocida parábola de los dos hijos.


«Un hombre tenía dos hijos, y acercándose al primero le dijo: “Hijo, vete hoy a trabajar en mi viña”. Respondiendo él, dijo: “¡No quiero!” Pero después, arrepentido, fue. Y acercándose al otro le dijo lo mismo; y respondiendo él, dijo: “Sí, señor, voy”. Pero no fue.»2 Si bien el hijo mayor desobedeció verbalmente al principio, más adelante tuvo un cambio de actitud y obedeció las órdenes de su padre. En cambio, la palabra del segundo hijo que prometió obedecer a su padre, no tenía ningún valor, puesto que no la cumplió. El apóstol Juan nos exhortó en su primera epístola: «Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad».3 Cuando yo tenía 14 años conocí a una entrañable señora, una mujer de fe que en aquel entonces libraba una dura batalla contra el cáncer y no tenía muchas expectativas de vida. Acompañé a mi padre a hacerle una breve visita al hospital en el que estaba internada. Era la primera vez que yo veía a una persona tan

enferma, por lo que no sabía qué decir o hacer. Aparte de saludarla cuando llegamos, no dije nada. Me senté a su lado y le sostuve la mano. Después me reproché a mí mismo por no haber intentado ser un poco más expresivo y comunicativo. De milagro aquella señora sobrevivió a la enfermedad y hasta el día de hoy continúa con vida. La última vez que hablamos de aquella visita al hospital le pedí perdón por no haber pronunciado palabra durante el tiempo que estuve allí. Ella me contestó: —No te preocupes. Hiciste lo correcto. Todas las demás personas que me visitaban hablaban sin parar, recomendándome lo que debía y no debía comer. Aunque sabía que tenían buenas intenciones, me empecé a cansar de los incesantes consejos. El día que viniste a verme tu silencio fue reconfortante para mí. Resultó un alivio que te sentarás a mi lado y simplemente me tomaras de la mano. El secreto para asegurarte de que tus palabras coincidan con tus

acciones y de que reflejes la luz de Dios a las personas que te rodean es sencillo: Sé coherente. Predica con el ejemplo. Verifica cuáles son tus convicciones y principios, y llévalos a la práctica todos los días. Así dice la canción de Steven Curtis Chapman: Podrás correr con los perros grandes, podrás volar con el águila, podrás hacer todos los malabares y subir la escalera hasta la cima, pero, a fin de cuentas, todo se reduce a cómo vives cada día.4 No hay tal maestro como fray Ejemplo. Steve Hearts es ciego de nacimiento. Se desempeña como escritor y músico y pertenece a la Familia Internacional en Norteamérica. Este artículo es una adaptación de un podcast publicado en Just1Thing, 5 portal cristiano para la formación de la juventud. ■

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CA ER PARA ADEL ANTE Den nis Edwar

Mi esposa y yo pasamos unas vacaciones de tres

ds

semanas para descansar, relajarnos y reabastecernos espiritualmente en el clima soleado de Tenerife, y al mismo tiempo visitar a su familia. Mientras reposábamos junto a una piscina natural al norte de la isla, un grupo de chicas surfistas se reunió en el mar cerca de la orilla para recibir unas últimas pautas de su instructora antes de entrar al agua. Aunque la marea estaba alta y el mar un poco agitado, las jóvenes entraron valientemente al agua con sus tablas. La instructora no llevaba tabla, sino dos flotadores de esponja. Se quedó en el agua con el objeto de ayudar a las chicas a colocarse en posición para montar las olas. Mientras observaba, noté que varias de ellas lo intentaban una y otra vez y repetidamente se caían. Pero no cejaban en su empeño. Otras por lo visto se contentaban con quedarse sentadas en su tabla observando pasivamente. Por fin una chica logró agarrar una ola que la trajo 1. https://www.youtube.com /watch?v=j9N6VL_b3hk 2. V. Efesios 3:20 3. John C. Maxwell, Failing Forward: Turning Mistakes into Stepping Stones for Success (Thomas Nelson, 2000). 10

velozmente en dirección a la piscina natural desde donde yo observaba. Se había caído en numerosas ocasiones, pero al final logró correr la ola. Aplaudí con entusiasmo mientras se acercaba y se le dibujó en el rostro una gran sonrisa. Lo había conseguido. Perseveró y alcanzó el objetivo. Al ver a aquellas nóveles surfistas recordé una charla de John Maxwell que oí en YouTube unos días antes.1 En su disertación Maxwell habla de la importancia del fracaso en relación con el éxito. Para lograr el éxito es preciso caer o fallar de vez en cuando. La clave está en caer para adelante y no para atrás, fallar con miras a avanzar, no a retroceder. Caer para adelante significa que aunque fallemos sabemos que gracias a ello estamos más cerca del triunfo. A consecuencia de ese tropiezo aprendemos algo importante que nos ayudará en nuestro próximo intento. Todo el que ha alcanzado algún éxito, en algún momento del proceso fracasó, pero no permitió que eso lo echara abajo. De joven, George Bernard Shaw no podía hablar en público. No se convirtió en el famoso orador que fue hasta después de obligarse a enfrentar su dificultad haciéndose socio de un club de debate, donde quedó en ridículo innumerables veces. La chica que montó aquella ola hasta la playa también había hecho el ridículo en sus intentos


anteriores. Sabía, sin embargo, que esas caídas eran el precio que debía pagar por el éxito. Veía aquellos fracasos en su debida perspectiva. Cada vez que se caía de la tabla era consciente de que se acercaba más a la victoria, que estaba más cerca de aprender a mantener el equilibrio, más cerca de dominar la técnica y mejorar su desempeño sobre las olas. Caía para adelante. Por desgracia, las que se quedaron cómodamente en sus tablas nunca llegaron más lejos. No hicieron el ridículo ni tragaron agua al caer en las olas, pero se privaron de saborear el éxito. Nunca saborearon el placer extático de montar una ola hasta la playa sobre una tabla. Así que, ¡a tomar la tabla y probar de nuevo! El agua está estupenda y volverás a casa satisfecho. Además dormirás bien, aunque quizá sientas molestias y dolores por los repetidos porrazos. Mañana tal vez te subas a la tabla, te desplaces sobre la cresta de esa ola y llegues más lejos de lo que te habías imaginado. Recuerda, nuestro instructor nos ha dicho que Él es capaz de hacer muchísimo más de todo lo que podamos pedir o imaginar.2 En todo caso tenemos que montarnos en esa tabla aunque nos caigamos una y otra vez. Al final caeremos para adelante y conseguiremos lo que nos proponemos. El siguiente es un fragmento del libro Failing Forward, de John Maxwell:3

No sé qué obstáculos enfrentas ahora mismo en tu vida. Da igual los que sean. Lo que sí importa es que tu vida puede cambiar si estás dispuesto a ver el fracaso desde otra óptica. Tienes la potencialidad para vencer cualquier problema, error o infortunio. Basta con que aprendas a caer para adelante. Fíjate cómo enfrentan los triunfadores las experiencias negativas y podrás aprender mucho sobre lo que significa caer para adelante. Piensa en un revés que hayas tenido hace poco tiempo. ¿Cómo reaccionaste? Independientemente de lo difíciles que hayan sido los problemas, la clave para vencerlos no está en cambiar las circunstancias, sino en cambiar uno mismo. Eso constituye un proceso en sí mismo, que comienza con un deseo de que se te enseñe. Si estás dispuesto a hacerlo, podrás enfrentar el fracaso. Desde este momento, comprométete a hacer lo que haga falta para que el fracaso sea un paso hacia adelante. Caer para atrás: Culpar a los demás. Repetir el mismo error. Pretender que nunca fracasarás. Dar por hecho que fallarás continuamente. Aceptar ciegamente la tradición. Dejar que los errores del pasado te limiten. Pensar que eres un fracasado. Darte por vencido. Caer para adelante: Asumir la responsabilidad. Aprender de cada error. Saber que los fallos y fracasos son parte del proceso. Mantener una actitud positiva. Cuestionar suposiciones trasnochadas. Afrontar nuevos riesgos. […] Perseverar. Dennis Edwards es docente retirado. Trabaja con una ONG portuguesa dedicada a labores humanitarias en África y Portugal. ■ 11


María Fontaine

APRENDER DE

DIOS En la vida podemos perdernos muchísimas enseñanzas que el Señor quiere comunicarnos si no nos proponemos intencionalmente aprender de Dios. Si bien algunas son evidentes, otras no tanto, y se nos pueden escapar si no le preguntamos, si no abrimos los ojos para ver lo que Él quiere indicarnos a través de las vivencias que tenemos. Cuando encomendamos las cosas a Dios y oramos por ellas de antemano, Él puede guiarnos y transmitirnos Su sabiduría, que ha prometido dar generosamente a los que piden con fe.1 No obstante, es igual de importante orar después sobre el resultado, especialmente cuando las cosas no salieron como esperábamos o queríamos. Si nos tomamos el tiempo para pensar y orar al respecto, Él puede ayudarnos a aprender de cada experiencia. La enseñanza está ahí si nos tomamos el tiempo de buscarla; lo contrario también es cierto: si no la buscamos, puede que no la encontremos.2 Enséñame a hacer Tu voluntad, porque Tú eres mi Dios; Tu buen Espíritu me guíe a tierra firme. Salmo 143:10 nbla ■ 1. V. Santiago 1:5 2. V. Mateo 7:7 3. Génesis 1:26 12

L EC TU R A S ENR I Q U ECEDO R A S

FORJAR EL CARÁCTER

Si bien Dios nos creó «a Su imagen y semejanza»,3 aún no ha terminado de obrar en nosotros. Somos una obra en curso. Todos vinimos al mundo con algunos rasgos esenciales de Su naturaleza: somos seres espirituales eternos con uso de razón y capacidad de amar y distinguir entre el bien y el mal. Pero el cultivo de las buenas cualidades es un proceso que dura toda la vida. Es también uno de los principales motivos por los que estamos en esta Tierra. ¿Cómo debemos aspirar a ser? Los siguientes pasajes de la Biblia nos dan una idea bastante cabal: Este es el fruto que el Espíritu produce en nosotros: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. Gálatas 5:22–23 NBV No sean egoístas; no traten de impresionar a nadie. Sean humildes, es decir, considerando a los demás como mejores que ustedes. No se ocupen solo de sus propios intereses, sino también procuren interesarse en los demás. Filipenses 2:3,4 NTV Véanse también el Sermón de la Montaña (Mateo 5:3-12) y el denominado capítulo del amor (1 Corintios 13).

LA FUENTE Si deseas más amor en tu vida, ve a la fuente. Jesús tiene más amor del que te puedas imaginar y está a tu entera disposición. Todo empieza a partir del momento en que lo invitas a formar parte de tu vida, y para ello basta con rezar sinceramente una oración como esta: Jesús, creo de corazón que Tú me amas y que moriste por mí en la cruz para que pudiera vivir en el Cielo por la eternidad. Concédeme Tu regalo de salvación. Quiero llegar a conocerte mejor y aprender a comunicar Tu amor a los demás. Amén.


Respuestas a tus interrogantes

¿ E S C I E R TO Q U E HAY GENTE QUE LO T I E N E TO D O ? P:

¿Por qué da la impresión de que algunas personas llevan vidas de ensueño? Tienen magnífica presencia, gozan de estupenda salud, poseen grandes habilidades y están siempre rodeadas de amigos. Mejor dicho, lo tienen todo, mientras que otros, como yo, por lo visto adolecen de un sinfín de defectos y sufren innumerables reveses.

R:

A primera vista, muchas cosas no parecen justas o equitativas. Sin embargo, gran parte de lo que sucede en la vida de una persona pasa inadvertido a los demás. El autor del Eclesiastés escribió: «Todo tiene su tiempo y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora».1 No todos pasan por las mismas dificultades al mismo tiempo; pero a la larga, a todo el mundo le toca su turno. Ninguna vida alcanza su plenitud sin un toque de sufrimiento, pesar y contrariedades. Dios dispone que todas las personas se enfrenten 1. Eclesiastés 3:1 2. Romanos 5:3,4 NTV

a algunas dificultades durante su tránsito por la Tierra. Se vale de esos trances para enseñarnos a superar obstáculos y llevarnos al punto en que, agotados todos nuestros recursos, ya no podemos más y acudimos a Él. Así descubrimos Su enorme poder. Pero para llegar a ese punto hay que verse en una situación desesperada. Por eso, si al observar a otros te parece que la suerte los ha favorecido, ten la seguridad de que esas personas tienen también su cuota de aprietos y apuros. Asimismo es importante recordar que Dios suele ver las cosas desde una óptica bastante distinta de la nuestra. A nosotros nos parece que una persona ha sido más favorecida por el hecho de tener una vida fácil y sin preocupaciones, con menos contratiempos, dolencias, etc. Sin embargo, las bendiciones divinas muchas veces vienen camufladas como estorbos y reveses. Él prefiere que tengamos una vida plena a una vida fácil. Desea que nuestra existencia sea rica en fe, en profundidad espiritual, comprensión, amor abnegado, fuerza interior y ternura. Todos esos tesoros espirituales

derivan de una relación íntima con Él y suelen ser el fruto de pruebas y sufrimientos o de haber superado grandes dificultades. Esa relación y la madurez espiritual que trae aparejada nos conceden una dicha profunda y duradera. ¿Preferirías tenerlo todo a costa de una vida de satisfacción, plenitud y alegría que solo Dios puede proporcionar? ■

¿ P O R Q U É PA S A M O S D I F I C U LT A D E S ? Cada dificultad es una oportunidad para forjar nuestro carácter. Cuanto más difícil sea la prueba, mayor es la posibilidad de desarrollar nuestra musculatura espiritual y nuestra fibra moral. [El apóstol] Pablo dijo: «Nos alegramos al enfrentar pruebas y dificultades porque sabemos que nos ayudan a desarrollar resistencia. Y la resistencia desarrolla firmeza de carácter».2 Tus circunstancias son temporales, tu carácter dura para siempre. Rick Warren, The Purpose-Driven Life (Vivir con motivación). 13


An na Perlin i

REVOLVIENDO EL PASADO Los áticos son sorprendentes. De vez en cuando visito el

desván de mis padres y, a pesar de las repetidas limpiezas y cosas que sacamos para donar, sigue lleno de tesoros escondidos. Una vez saqué algunos de mis cuadernos escolares. ¡Vaya experiencia que fue esa! Lo primero que me llamó la atención fueron los pulcros cuadernos de primero a quinto curso. La inocencia impregnaba cada página, y los dibujos y las frases escritas a mano en cursiva eran una ternura: «¡Quiero a mi mamá y a mi papá!» «¡Mi casa es la mejor casa, y no cambiaría a mi familia por ningún otro lugar del mundo!» Entonces encontré lo que parecía un diario. Las páginas estaban ligeramente rasgadas y la caligrafía no era tan pulcra. Mis escritos de adolescencia habían adquirido un tono más rebelde hacia el colegio, hacia el mundo y sus injusticias e incluso hacia mis padres. Mis pobres padres, ¿cómo pude ser tan irrespetuosa y 1. Timothy Keller 2. http://www.perunmondomigliore.org 14

áspera? Sabe Dios cuántos sacrificios hicieron por mí; desde luego no se merecían mis duras palabras. Como madre de varios adolescentes, me indigné con mi altivo yo de otros tiempos y empaticé con mis padres. Me devané los sesos tratando de recordar qué me había motivado a escribir o incluso a pensar de esa manera, pero nada. Al final, no me quedó otra cosa que un torbellino de emociones encontradas y confusión general. ¿Qué había pasado con la dulce niña que les escribía a sus padres tan bonitos poemas y tarjetas? Fue tal la vergüenza que sentí que creo que arrugué algunas páginas y las tiré a la basura. Durante unos días llevé aquella pesadumbre en el corazón, hasta que leí por casualidad una cita que arrojó mucha luz sobre el asunto: «Tu yo del futuro siempre considerará imprudente e inmaduro a tu yo del presente. Eso significa que ahora mismo eres un tonto, pero no te darás cuenta hasta mañana».1 Reflexionando un poco más sobre el asunto, a la postre tuve que hacer las paces conmigo misma,

con ese antiguo yo que ahora me resultaba bastante desagradable. No soy la misma persona y espero haber madurado. La verdad es que la vida es un viaje, una travesía, y un día probablemente me daré cuenta de que algunas de las cosas que estoy haciendo ahora son tontas y consideraré inmadura a la persona que soy actualmente. No me queda otra que hacer lo mejor que pueda y seguir avanzando con la ayuda de Dios. Anna Perlini es cofundadora de Per un Mondo Migliore 2 , organización humanitaria que desde 1995 lleva a cabo labores en los Balcanes. ■

La vida solo puede comprenderse mirando hacia atrás; para vivirla es preciso mirar hacia adelante. Søren Kierkegaard El camino de los justos es como la primera luz del amanecer, que brilla cada vez más hasta que el día alcanza todo su esplendor. Proverbios 4:18 NTV


Marie Alvero

LO QUE SÉ HOY Soy madre de cuatro adolescentes y jóvenes adultos. Recuerdo los más de 20 años de embarazos, bebés, niños pequeños —y después más grandecitos—, desorden y regueros, viajes, maletas, colegios, planificación, alimentación, limpieza, abrazos, prestar oído —y hacer oídos sordos: no necesito oír por enésima vez lo que les sucedió en Minecraft—, fiestas de pijamas, reuniones de juego, cumpleaños y el rosario de cosas que conlleva criar seres humanos bien adaptados —o al menos eso espero—. Pero si pudiera hablarle a esa joven madre que era yo, sé lo que le diría. No sé si aquella mamá novicia me habría escuchado. Es posible que estos conceptos no sean asimilables recién comenzado el recorrido, pues lo que ahora sé, difiere mucho de lo que en aquel entonces creía saber con certeza. Siendo madre joven buscaba una fórmula mágica. Estaba convencida de que si lográbamos mezclar

todos los ingredientes correctos, dosificados en su justa medida, produciríamos niños estupendos. Hoy te hago un favor al decirte que abandones totalmente esa idea. No hay nada que se pueda hacer para garantizar determinado resultado. Esa es la conclusión inapelable. Es lo más importante que he aprendido en dos décadas de criar hijos. Sé que suena ilógico y tal vez sea desconcertante. Pero también puede resultar liberador: tus hijos pueden terminar en buenas condiciones por mucho que te equivoques. Y aunque lo hagas todo tan bien como sea humanamente posible, puede que el camino les resulte dificultoso. Su derrotero va a parecerse mucho al tuyo. Van a aprender algunas cosas de sus padres por las buenas y otras por las malas. Habrá otras personas con las que se relacionarán y que contribuirán a la trama de su vida. Habrá también partes que serán asunto exclusivo entre ellos y Dios.

No les ocultaremos estas verdades a nuestros hijos; a la próxima generación le contaremos de las gloriosas obras del Señor, de su poder y de sus imponentes maravillas. Pues emitió sus leyes a Jacob; entregó sus enseñanzas a Israel. Les ordenó a nuestros antepasados que se las enseñaran a sus hijos, para que la siguiente generación las conociera — incluso los niños que aún no habían nacido—, y ellos, a su vez, las enseñarán a sus propios hijos. De modo que cada generación volviera a poner su esperanza en Dios y no olvidara sus gloriosos milagros, sino que obedeciera sus mandamientos. Salmo 78:4-7 NTV

Él los buscará y procurará llegar a su corazón como lo hizo contigo. Eso es lo que hace que los niños de hoy sean la esperanza del futuro. Algunas cosas las harás bien y otras no. Pero hagas lo que hagas, procura eso sí relacionarte con Jesús y con tus hijos. Esa es la clave. Marie Alvero ha sido misionera en África y México. Lleva una vida plena y activa en compañía de su esposo y sus hijos en la región central de Texas, EE.UU. ■ 15


De Jesús, con cariño

SÉ FIEL EN

LO POCO

Recuerda lo que se dijo de aquella mujer de la Biblia: «Esta ha hecho lo que podía».1 Del mismo modo, simplemente haz lo que puedas y déjanos el resto a Mí y a los demás. No tienes más que ser fiel con lo poco que puedas hacer cada día. Haz lo que puedas. Mas ten presente que sin Mí, nada puedes hacer. Para lograr todo lo que está dentro de tus posibilidades, debes pasar tiempo conmigo leyendo Mi Palabra, en oración y comunión. Deseo dotarte de más paz, más fe y más amor. Tu fortaleza proviene de Mí. Sin Mí serás como un candil que arde sin aceite, cuya mecha se tizna. Tus fuerzas mermarán y no tendrás paz. No tendrás suficiente amor. Tráeme el peso de esas cargas y problemas, y con Mis fuerzas, Mi Espíritu y Mi amor se te harán ligeros. Así pues, sé fiel apartando tiempo para Mí cada día. Puedo renovar tu relación con las personas con quienes convives, con las que atiendes espiritualmente y con tus compañeros de trabajo. Alza tu corazón y tus manos a Mí, ¡y deja que sea Yo quien lleve las cargas! Ponme en primer lugar en tu vida y te fortaleceré, te renovaré, te reavivaré y te levantaré.

1. Marcos 14:8


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