La Argentina no era una fiesta

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La Argentina no era una fiesta

La clase obrera de Buenos Aires en el Centenario

Selección de fuentes

Cátedra Historia Argentina II “B” Departamento de Historia Facultad de Filosofía y Letras (UBA) 2010


La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes

Introducción, selección de fuentes y compilación: Melisa Aita Camps Sabrina E. Asquini Bárbara Centurión Nora Céspedes Tomás Chami Rouvroy María Sol Copley Florencia D’Uva Florencia Franco Laura Guerreggiante Lady Heidenreich Martín Manuli Lucas Poy Ludmila Scheinkman Alejandro Yaverovski

Ilustración de tapa: Caricatura del presidente José Figueroa Alcorta censurando periódicos obreros (portada de Ideas y Figuras, 11 de enero de 1910)

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes

INDICE

INTRODUCCIÓN ........................................................................................................................................................................ 6 EJE 1: LA “SEMANA ROJA” (ABRIL - JUNIO DE 1909) ......................................................................................................... 20 22/04/1909 Falcón y el disciplinamiento de la institución policial (La Vanguardia) ..................................................... 21 30/04/1909 Convocatoria del Partido Socialista a la manifestación del 1° de Mayo (La Vanguardia) ......................... 21 1/05/1909 La manifestación, la represión y la huelga general (Hechos y Comentarios) ............................................... 22 1/05/1909 Convocatoria sindicalista revolucionaria a la huelga del 1º de mayo (La Acción Socialista) ...................... 23 2/05/1909 Falcón con una flor en el ojal (El País)........................................................................................................... 24 3/05/1909 Llamado de la F.O.R.A. a la huelga general (La Protesta) ............................................................................ 24 3/05/1909 Llamado conjunto a la huelga general (La Protesta) ...................................................................................... 25 3/05/1909 Manifestación y represión policial (La Protesta)............................................................................................ 25 3/05/1909 Manifiesto del Comité Ejecutivo del Partido Socialista (La Vanguardia)..................................................... 26 3/05/1909 Descripción de la manifestación socialista (La Vanguardia) ......................................................................... 27 3/05/1909 Clausura de los locales obreros. Responsabilidad del gobierno (La Vanguardia) ........................................ 27 3/05/1909 La prensa opositora adjudica al gobierno el haber logrado la unidad anarco-socialista (El País) ................ 28 4/05/1909 Repercusión y significado de la huelga (La Protesta) .................................................................................... 29 4/05/1909 El Partido Socialista sigue animando la huelga general (La Vanguardia) ..................................................... 29 5/05/1909 Cortejo fúnebre. Repercusión de la masacre. Nuevamente, la intervención policial (La Vanguardia) ........ 29 5/05/1909 Cortejo fúnebre sin cajón, y represión en la Chacarita (El País) ................................................................... 30 6/05/1909 Tercera jornada de la huelga general. Discurso de Alfredo L. Palacios (La Vanguardia) ............................ 31 7/05/1909 Éxito del boletín sacado por el Partido Socialista (La Vanguardia) .............................................................. 31 8/05/1909 El Partido Socialista se retira de la Huelga General de 1909 (La Vanguardia) ............................................. 32 9/05/1909 Declaración del Comité de Huelga General dando por finalizada la huelga (La Protesta) ........................... 32 9/05/1909 Amenaza de declaración de huelga general para los festejos del Centenario (La Protesta) ......................... 33 16/05/1909 Balance sindicalista de la huelga general (La Acción Socialista) ................................................................ 33 25/05/1909 Xenofobia en las fiestas patrias. Acto del Consejo escolar del barrio de la Boca (La Vanguardia) ........... 35 16/06/1909 Posición sindicalista frente al congreso de unificación obrera (La Acción Socialista) ............................... 35 16/07/1909 El sindicalismo revolucionario y el problema de la huelga general (La Acción Socialista) ....................... 36 EJE 2: ENTRE LA SEMANA ROJA Y EL CENTENARIO (AGOSTO 1909 - ENERO 1910) ......................................................... 38 30/08/1909 Nota de opinión acerca de las razones por las cuales la fusión sería imposible (La Protesta) .................... 39 10/09/1909 Nota de opinión acerca de la posibilidad de la fusión (La Protesta)............................................................ 39 16/09/1909 Declaraciones sindicalistas a favor de la unificación (La Acción Socialista) ............................................. 40

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes 6/09/1909 Críticas a los delegados de la F.O.R.A. que se oponen a la fusión (La Acción Socialista) .......................... 41 16/10/1909 Críticas a partidos y “sectas” por querer encauzar las luchas obreras y defensa del autonomismo obrero (La Acción Socialista) ...................................................................................................................................................... 43 24/10/1909 Repercusiones del fusilamiento del pedagogo español Francisco Ferrer (Ideas y Figuras) ........................ 44 14/10/1909 Huelga por Ferrer (La Protesta) .................................................................................................................... 45 30/10/1909 Sobre el congreso de unificación sindical que dará origen a la C.O.R.A. (La Acción Socialista) ............. 45 Circa octubre 1909 Estado de sitio y represión a los anarquistas (Hechos y Comentarios). .......................................... 46 17/11/1909 Discurso en el sepelio de Falcón, la reacción nacionalista (El País) ........................................................... 47 20/11/1909 El “ajusticiamiento” de Falcón y el estado de sitio, balance sindicalista (La Acción Socialista) ............... 47 8/12/1909 El estado de sitio y la represión al movimiento obrero (La Acción Socialista) ............................................ 52 11/01/1910 Relato de la represión desatada tras el asesinato de R. Falcón (Ideas y Figuras). ....................................... 55 21/01/1910 Huelga portuaria y rompehuelgas de Prefectura y de la patronal (La Vanguardia) .................................... 57 24-25/01/1910 Masivo acto socialista en Plaza Lavalle (La Vanguardia) ...................................................................... 59 EJE 3: LA HUELGA DEL CENTENARIO (ENERO - JUNIO 1910) ............................................................................................. 62 15/01/1910 Reflexiones sindicalistas frente al levantamiento del estado de sitio (La Acción Socialista)..................... 63 22/01/1910 Se levanta el estado de sitio, y se reanuda la lucha (La Acción Socialista)................................................. 63 23/03/1910 Opinión anarquista sobre la conmemoración del Centenario (La Protesta) ................................................ 66 Circa marzo 1910 Aparición del diario vespertino La Batalla (Hechos y Comentarios) ............................................... 67 26/03/1910 Los sindicalistas revolucionarios convocan a la huelga en el centenario (La Acción Socialista) .............. 68 2/04/1910 Crítica a La Protesta por boicotear la unidad obrera y la unificación sindical (La Acción Socialista) ........ 69 7/04/1910 Plebiscito para la huelga del Centenario (La Batalla) .................................................................................... 70 12/04/1910 Cupón para el plebiscito (La Batalla) ........................................................................................................... 70 9/04/1910 Preparando el centenario (La Acción Socialista) ........................................................................................... 71 10/04/1910 Huelgas en los pabellones de exposiciones (La Vanguardia) ...................................................................... 72 10/04/1910 Justo sobre la “huelga del Centenario” (La Vanguardia) ............................................................................. 73 16/04/1910 Preocupación burguesa frente a las acciones del centenario (La Acción Socialista) .................................. 73 23/04/1910 La CORA vota la huelga general (La Vanguardia) ...................................................................................... 74 25-26/04/1910 Detalles y consideraciones del VIII Congreso de la F.O.R.A. (La Vanguardia) ................................... 75 28/04/1910 Declaración de la CORA sobre la huelga general (La Vanguardia) ............................................................ 76 2/05/1910 Balance sobre sucesos del 1º de Mayo de 1910 y sobre acciones futuras (La Batalla)................................. 77 Circa mayo 1910 Reflexión acerca del temor reinante en el gobierno y entre los dirigentes de la F.O.R.A. ante la huelga del Centenario (Hechos y comentarios) ............................................................................................................... 80 7/05/1910 Crítica del PS a la huelga del Centenario (La Vanguardia) ........................................................................... 81 Circa mayo 1910 Manifestación y mitin por el maltrato en las cárceles. Sus consecuencias (Hechos y Comentarios) 81 Circa mayo 1910 Crónica del mitin del 8 de mayo (Hechos y Comentarios)................................................................. 82 11/05/1910 Publicación de los votos a favor de la huelga del Centenario (La Batalla) ................................................. 83 12/05/1910 Posibilidad de declaración del estado de sitio (La Protesta) ........................................................................ 84 12/05/1910 La contradicción de declarar el estado de sitio en fecha de conmemoración de la libertad (La Protesta).. 84 12/05/1910 Presión de la patronal inglesa de tranvías sobre el gobierno, amenaza de lockout (La Vanguardia) ......... 84 13/05/1910 Se fija la fecha de la huelga general, diferencias en cuanto a su conveniencia (La Vanguardia) ............... 85

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes Circa mayo 1910 Crónica de las persecuciones y la huelga (Hechos y Comentarios) ................................................... 86 14/05/1910 Se declara el estado de sitio (La Vanguardia) .............................................................................................. 88 14/05/1910 Cómo ve Dellepiane el llamado a la huelga (La Vanguardia) ..................................................................... 88 14/05/1910 Centenario (La Acción Socialista) ................................................................................................................ 89 16/05/1910 Voluntarios parapoliciales burgueses en el Centenario (El País) ................................................................ 90 14/06/1910 Sobre los sucesos del Centenario, el estado de sitio y la huelga general (La Acción Socialista) ............... 91 EJE 4: DESPUÉS DEL CENTENARIO (JUNIO - OCTUBRE 1910) ............................................................................................. 97 29/06/1910 Sobre la bomba estallada en el Teatro Colón el 26 de junio de 1910 (La Acción Socialista) .................... 98 20/07/1910 Postura del sindicalismo ante las leyes reaccionarias de la burguesía (La Acción Socialista) ................. 102 30/08/1910 El sindicalismo frente a la Ley de Defensa Social y la represión (La Acción Socialista) ........................ 103 21/09/1910 El atentado en el Teatro Colón (La Vanguardia) ....................................................................................... 104 Circa junio 1910 Análisis y reflexión acerca de la Ley de Residencia, el estado de sitio y la Ley de Defensa Social (Hechos y Comentarios) ................................................................................................................................................. 106 22/09/1910 Reflexiones contra el estado de sitio (La Vanguardia) .............................................................................. 107 24/09/1910 El sindicalismo frente a la Ley de Defensa Social y la represión (La Acción Socialista) ........................ 108 29/09/1910 El fin del estado de sitio y la continuidad de la Ley de Defensa Social (La Vanguardia) ........................ 109 30/09/1910 Repercusiones sobre el estado de sitio en la prensa burguesa (La Vanguardia) ....................................... 110 1/10/1910 Balance sobre la represión del Centenario y el proceso que llevó a ella (Ideas y Figuras). ....................... 110 Circa julio 1910-enero 1911 Relato de Gilimón acerca de su propia deportación y su regreso a América (Hechos y Comentarios) ................................................................................................................................................. 116 3-4/10/1910 El socialismo, única alternativa racional frente a los excesos anarquistas y la brutalidad del gobierno (La Vanguardia) .............................................................................................................................................................. 119 14/10/1910 El Partido Socialista contra el carácter draconiano de la Ley de Defensa Social (La Vanguardia) ......... 120 15/10/1910 Frente al levantamiento del estado de sitio y la asunción de Roque Sáenz Peña (La Acción Socialista) 121 20/10/1910 El presidente Sáenz Peña frente a la Ley de Defensa Social (La Vanguardia) ......................................... 123 23/10/1910 Sobre la Ley de Defensa Social y el impulso del sufragio universal (La Vanguardia) ............................. 124 10/10/1911 Sobre la bomba en el Teatro Colón (Ideas y Figuras) ................................................................................ 125

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Introducción

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“La Argentina es un país de libertad; por eso, para celebrar el centenario de la misma, lo ha hecho bajo un estado de sitio que ha durado cinco meses” Santiago Rusiñol, escritor español. (Citado en Marotta, 1975: 425)

“Conmemorar la fecha en que se dio un paso adelante con las fiestas y banquetes, cuando todos los días se está reculando atrás, es propio de razas en decadencia, pueblos que han perdido toda potencia ascensional y que para ocultar á los propios ojos la propia miseria buscan regocijo en el recuerdo de lo que sus abuelos hicieron.” “Centenario rojo”, La Protesta, 23 de marzo de 1910.

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a conmemoración del Bicentenario de la revolución de mayo ha dado lugar, como era previsible, a un amplio espectro de producciones históricas y periodísticas que no se limitaron a abordar lo acontecido hace doscientos años en el contexto de las revoluciones latinoamericanas de independencia sino que han promovido análisis y debates sobre otros temas del pasado de nuestro país. En la medida en que los aniversarios suelen dar lugar a balances sobre los sucesos históricos que dieron forma al presente, una serie no menor de reflexiones se han dedicado a comparar la celebración actual con la que tenía lugar hace exactamente un siglo, en ocasión del primer Centenario de la revolución de independencia. Este tipo de comparaciones suele tomar una perspectiva de tono “pesimista”, que presenta el contraste entre una Argentina que se preciaba de estar entre las principales economías del mundo y parecía mostrar un progreso indefinido y otra que, cien años más tarde, acumula varios decenios de estancamiento económico y crisis políticas y se ha convertido —más allá de las pretensiones de algunos de sus gobernantes— en miembro indiscutido de lo que ha dado en llamarse Tercer Mundo. Si bien es incontestable que la Argentina de principios del siglo XXI ha profundizado sus elementos dependientes y sufre un proceso de deterioro de las condiciones sociales y económicas de su población que lleva ya varias décadas, es ciertamente mucho más controversial esa mirada tradicional que busca encontrar en el del primer Centenario a un país pujante y en desarrollo, exento de contradicciones sociales y dispuesto a festejar el aniversario de su independencia en un escenario de concordia y compartida celebración. Igualmente discutible es la pretensión de soslayar que la principal característica que a comienzos de siglo parecía convertir a la Argentina en una candidata a compartir los primeros puestos de las economías mundiales —la exportación de materias primas— es la que sentaría las bases del estancamiento posterior. La Argentina del Centenario era, en realidad, una sociedad atravesada por profundas contradicciones. Si bien todavía las limitaciones de un desarrollo económico basado en la vinculación dependiente con el mercado mundial no se ponían de manifiesto como lo harían algunos años más tarde, las propias consecuencias de ese modelo habían creado importantes contradicciones sociales y políticas que comenzaban a resquebrajar a un régimen político construido en un período histórico que ya parecía demasiado lejano. 1910 era un año de elección presidencial, en la cual sería electo Roque Sáenz Peña, un referente del sector de la propia oligarquía que consideraba necesario impulsar una modificación de ese régimen político para integrar a un radicalismo que amenazaba —con su política abstencionista— con causar males mayores: dos años más tarde una ley electoral que pasó a la historia con el nombre de ese presidente establecía el voto secreto y obligatorio. La de la Unión Cívica Radical no era, sin embargo, la única de las contestaciones que debía afrontar el régimen conservador hacia el final de la primera década del siglo XX, y los más lúcidos exponentes de la oligarquía eran conscientes de ello. Las aceleradas transformaciones económicas, aún cuando no lograron modificar el carácter dependiente de la estructuración económica del país, sí tuvieron como resultado profundas modificaciones en su sociedad: la masiva inmigración promovida por aquellos intelectuales de mediados del siglo anterior había contribuido a la conformación de un naciente movimiento obrero que ahora ponía en cuestión la legitimidad política de esa “república posible” que no parecía tener intenciones de convertirse en “verdadera”. Esos trabajadores, que habían construido en los años anteriores un profuso mundo de organizaciones, periódicos, sindicatos y asociaciones de lucha, no tenían un lugar en la celebración que preparaba la burguesía argentina para conmemorar su primer centenario. Las crónicas de la época —y muchos de los balances actuales— que dedicaron enorme espacio a destacar la fastuosidad de las celebraciones de un país que parecía estar destinado a ocupar un lugar de privilegio en el concierto mundial del siglo que empezaba, ocultaban por lo general que esas festividades se realizaron bajo un estado de sitio y en el marco de una de las represiones más profundas sobre el movimiento obrero que hasta entonces se hubieran conocido. En lo que sigue presentamos a los lectores —tras una breve presentación que busca tan sólo servir de contexto histórico— un conjunto de fuentes y documentos con los que buscamos reconstituir el clima de una 8


La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes época que estaba lejos de representar, para centenares de miles de trabajadores, algo parecido a una fiesta y mucho menos a una celebración de la libertad. Elaborado en el marco de la cátedra Historia Argentina II “B” de la Facultad de Filosofía y Letras, este material no pretende limitarse a un “uso interno” para los cursantes de la asignatura sino que busca promover su difusión y su discusión para contribuir a recuperar la historia de aquellos sectores sociales que suelen ser silenciados y olvidados.

Inmigración y clase trabajadora en el “granero del mundo” El aumento demográfico que tuvo lugar en el país a partir del último tercio del siglo XIX fue sin duda extraordinario y se pone de manifiesto con sólo observar los números totales de los diferentes censos. Si en 1869 la población total del país sumaba aproximadamente 1.800.000 personas, el siguiente censo, realizado en 1895, informaba que la Argentina había superado los cuatro millones de habitantes. El ritmo de aumento demográfico se incrementó con el cambio de siglo, y para la fecha del censo de 1914 la población había vuelto a duplicarse hasta alcanzar un total de casi 7.900.000 personas. El factor fundamental de esta expansión poblacional era, claro está, la inmigración masiva de ultramar: a fines del período un estudio estadístico de Ernesto Tornquist calculaba que entre 1895 y 1914 habían llegado al país poco menos de cuatro millones de personas, de las cuales aproximadamente 1.900.000 se quedaron definitivamente. En cualquier caso, es importante analizar no sólo la magnitud cuantitativa de la inmigración sino las características de la integración de los recién llegados a la estructura social y económica del país. Aunque el eje del desarrollo económico era la producción agropecuaria —la superficie cultivada pasó de 580.000 hectáreas en 1872 a más de 24 millones en 1914— el predominio del latifundio impidió el acceso de los inmigrantes a la tierra y promovió su concentración en las zonas urbanas del Litoral del país. Así es que cuatro provincias —Buenos Aires y la capital, Córdoba, Entre Ríos y Santa Fe— concentraban en 1914 nada menos que el 72% de la población total del país y alrededor del 90% de los extranjeros. Aunque las categorías laborales y de oficios establecidas en distintos censos presentan dificultades y muchas veces se superponen entre sí, diversos autores han coincidido en agrupar a la población trabajadora en un par de grandes grupos, que corresponden a las características de la estructura económica del país. El siguiente cuadro, elaborado por Edgardo Bilsky a partir de los datos de los censos nacionales de 1895 y 1914, permite obtener una primera perspectiva sobre el reparto de los trabajadores en las diversas ramas productivas. Población trabajadora de la República Argentina CATEGORÍA 1895 Agricultura y ganadería 302.751 Industrias y artes manuales 359.250 Comercio 40.976 Transportes 63.066 Personal de servicios 137.998 Jornaleros, peones y otros sin 342.493 profesión determinada TOTAL 1.246.474

1914 432.170 824.988 95.360 110.774 218.619 957.064 2.571.407

Fuente: Bilsky (1985: 28). Los trabajadores empleados en tareas agrícolas y ganaderas constituían la fuerza laboral predominante en el interior del país. Aunque la situación era relativamente diferente en algunas zonas de colonización cerealera del litoral, se trataba por lo general de trabajadores de origen nativo, con condiciones laborales de profunda explotación y con escasa organización sindical. Una proporción importante de la mano de obra empleada en las tareas agropecuarias, de todas formas, estaba compuesta por trabajadores temporarios: de ahí la importancia central que ocupaba en la estructura laboral de la época la categoría de “jornaleros, peones y otros”, que representaba casi un tercio de la fuerza de trabajo total. Se trata de una gran masa de trabajadores que cubría las necesidades estacionales de la cosecha, tal como fue analizado por Roberto Cortés Conde (1979). Sería un error, no obstante, reducir la actividad de los trabajadores fluctuantes a la rama agropecuaria: en un análisis contemporáneo se apuntaba, en efecto, que “el personal de las manufactureras, fábricas y algunos talleres se forma con gente jornalera sin oficio determinado, sin educación especial, a la que se 9


La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes adiestra en el manejo de la maquinaria en breve tiempo, siendo muchas veces personal mudable, al que se puede someter al salario mínimo” (Alsina 1905: 43)

Buenos Aires obrera en el cambio de siglo Los trabajadores urbanos jugarían un papel muy destacado en la historia de este peculiar “modelo agroexportador” y de sus contradicciones. Las particulares características del desigual desarrollo económico del país contribuyeron a reforzar el peso de la ciudad de Buenos Aires como centro de la vida política y económica. A comienzos del siglo XX, la vieja ciudad portuaria se había convertido en un hormiguero cosmopolita donde aproximadamente la mitad de la población era inmigrante: la proporción aumentaba notablemente si se considera solamente a la población activa, dado que el inmigrante solía ser un adulto varón en edad de trabajar. Según el censo de 1914, Buenos Aires y sus suburbios concentraban el 25% de la población del país, y una proporción aún mayor de sus industrias y servicios. Concentrados en conventillos y casas de alquiler, con condiciones precarias de vivienda y trabajo, en esa ciudad de Buenos Aires en acelerada transformación, vivían en las vísperas del Centenario varios centenares de miles de trabajadores, artesanos, jornaleros y peones. Aproximadamente un tercio se desempeñaba en las actividades que los censos registraban como “Industrias y artes manuales” y se repartía en talleres de diversos tamaños y trabajadores a domicilio. La mayor proporción estaba compuesta por trabajadores de la alimentación y de “vestido y tocador”, como costureras, lavanderas, peluqueros, sastres y zapateros, pero también había una importante cantidad empleada en actividades de mueblería y carpintería y en oficios ligados a la metalurgia y la herrería. Como es lógico en una ciudad que atravesaba un proceso de acelerado crecimiento, las industrias y ocupaciones ligadas a la construcción jugaban un papel fundamental en la absorción de mano de obra, aunque muchas veces se dificulta encontrar registros en las categorías censales y buena parte de los obreros ocupados en ella se desempeñaban como trabajadores temporarios. Dadas las características de la ciudad de Buenos Aires, que constituía el centro político y el lugar de salida de una economía centrada en la exportación, los transportes y los servicios conformaban ramas con un importante nivel de empleo de mano de obra. El núcleo del sector de los transportes lo constituían los trabajadores ferroviarios, que sumaban más de cien mil hacia 1910, y los empleados en el puerto, que representaban unos 25.000 entre marinos y el personal que trabaja en tierra en el embarque. También tenían importancia los trabajadores que se encargaban del transporte urbano: si bien ya existía un sistema de tranvías, que empleaba a unos 15.000 trabajadores en 1914, todavía jugaban un rol destacado los conductores de carros, que ascendían a más de 25.000 según el Censo realizado cuatro años después del Centenario. Bialet Massé calculaba en 1903 que el total de trabajadores empleados en el sector transportes —que en las categorías censales puede ocupar diferentes rubros— ascendía a 250.000. Dada su importancia cuantitativa y al lugar que ocupaban en la estructura económica del país, los trabajadores del transporte se convertirían en esta etapa en el núcleo de las luchas obreras. Este mundo de trabajadores y trabajadoras que constituía la clase obrera de la Buenos Aires del Centenario debía enfrentar condiciones laborales extremadamente penosas: extensas jornadas de trabajo, que incluían en muchos oficios el trabajo nocturno, con condiciones de higiene prácticamente insalubres que provocaban enfermedades y accidentes. Hasta entrado el siglo XX la inexistencia de cualquier tipo de regulación estatal hacía que toda mejora en las condiciones de trabajo fuera únicamente el producto de las conquistas que los trabajadores lograban imponer, por la vía de los hechos, a los patrones. La exigencia de reducción de la jornada laboral había sido una de las primeras reivindicaciones de los trabajadores organizados y debió vencer fuertes resistencias patronales: la jornada de ocho horas recién fue imponiéndose lentamente en talleres y fábricas en la primera década del siglo, como consecuencia de las luchas y los reclamos obreros. Algo similar sucedió con el reclamo de un día de descanso semanal, reivindicación en la cual los militantes obreros encontraron un insospechado aliado en la Iglesia: por ello los socialistas y anarquistas preferían referirse al “descanso hebdomadario” en lugar de hablar del “descanso dominical”. Aún peor era en muchos casos la situación de las mujeres, que jugaban un papel fundamental en muchas ramas industriales y recibían salarios inferiores. En los centros urbanos el peso del trabajo femenino aumentó en términos absolutos y relativos hacia la primera década del siglo: en 1909 se registraba a más de 220.000 mujeres como trabajadoras en la ciudad de Buenos Aires, lo cual constituía más del 30% de la población económicamente activa. Se ubicaban fundamentalmente en el comercio, los servicios y sobre todo en el trabajo a domicilio, que constituía el sector más explotado de la fuerza de trabajo de la ciudad portuaria: con

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes salarios inferiores no sólo a los hombres sino a las trabajadoras mujeres que se desempeñaban en fábricas o talleres, las obreras a domicilio debían enfrentar jornadas laborales más extensas y pagar ellas mismas sus instrumentos de trabajo. El Departamento Nacional del Trabajo calculaba en 1913 que unas 60.000 mujeres trabajaban a domicilio, mayoritariamente en la industria de la confección. Igualmente grave era la situación del trabajo infantil. Aunque es muy difícil obtener datos sobre la cantidad de menores empleados, porque trabajaban muchas veces en condiciones clandestinas, un gran número de niños y niñas se desempeñaban en algunas fábricas de vidrio, de cigarrillos, de bolsas o de tejidos, además de jugar un papel importante en el comercio y en el trabajo a domicilio.

Orígenes y desarrollo del movimiento obrero Los trabajadores comenzaron a organizarse para enfrentar estas penosas condiciones de vida y trabajo desde fechas muy tempranas. Las primeras referencias a formas de organización obrera se remontan a la década de 1850, cuando se crearon las primeras asociaciones mutuales y de socorros mutuos. Sería a partir de 1880, de todas maneras, cuando el proceso de desarrollo capitalista dependiente del país cobró un fuerte impulso y profundizó de manera definida la diferenciación social —limitando las posibilidades de movilidad social que habían puesto un freno a las posibilidades de desarrollo de la Primera Internacional en el período previo—, que el proceso de organización obrera conoció un salto cualitativo, apareciendo de manera definitiva en la vida pública del país. Si entre 1881 y 1887 se habían registrado tan sólo una docena de huelgas, en el trienio 1888-1890 se produjeron más de treinta, en un contexto de creciente depreciación del poder adquisitivo del salario y deterioro de las condiciones de vida: hacia fines de la década de 1880, la “cuestión social” ya aparecía con asiduidad entre las preocupaciones de los medios de prensa de la clase dominante del país. El año de 1890, que fue testigo de un movimiento de oposición al gobierno de Juárez Celman gestado en las propias filas de la oligarquía, fue también el de la realización de la primera manifestación obrera del 1º de mayo y de la aparición de periódicos permanentes, editados en español, de orientación anarquista y socialista. El movimiento obrero había hecho su aparición en la escena nacional. Dada la importancia decisiva que tuvieron los inmigrantes extranjeros en el proceso de conformación de las primeras organizaciones obreras en nuestro país, cierta historiografía revisionista pretendió presentar al movimiento obrero del período —repitiendo de este modo muchos de los prejuicios de la propia oligarquía— como una “flor exótica”, que habían querido implantar los militantes extranjeros. Se trata de un planteo que pierde de vista que los inmigrantes extranjeros que traían al país todo el bagaje ideológico de una Europa atravesada por luchas sociales permitieron acelerar el proceso de organización, en nuestro país, de un mundo de los trabajadores que ya estaba sufriendo las mismas consecuencias de miseria y opresión social. Del mismo modo que la vinculación al capital extranjero provocó un proceso de transformaciones económicas aceleradas, esa integración a la economía mundial dio lugar a la estructuración de un movimiento obrero que resumió en pocos años los procesos que en Europa habían llevado décadas. Tal como ha señalado Eric Hobsbawm, por otra parte, esa emigración que sirvió como válvula de escape ante una situación de crisis que parecía tomar contornos revolucionarios fue la misma que llevó a América la “semilla” de la organización obrera y de las ideologías revolucionarias. No hay que olvidar, por lo demás, que el desarrollo de los grupos anarquistas y socialistas —vinculados a núcleos de inmigrantes— se produjo en estrecha relación con el proceso de crecimiento y extensión de las organizaciones reivindicativas y gremiales de un número cada vez más amplio de sectores obreros. Los núcleos de militantes libertarios y socialistas contribuyeron a consolidar las primeras sociedades de resistencia y organizaciones gremiales y al mismo tiempo esa consolidación fue la que creó las condiciones para la expansión de las corrientes políticas. Los propios procesos de rupturas y debates al interior de las diferentes tendencias políticas que intervenían en el mundo del trabajo no pueden analizarse si no es en relación con el ciclo más general de las luchas obreras, sus ascensos y sus reflujos. Luego de algunos años de retroceso, provocados por las consecuencias de la crisis económica que dejó un saldo de desocupación y emigración, la agitación obrera retomó su curso ascendente hacia mediados de la década de 1890. Durante esos años surgieron y se desarrollaron nuevas “sociedades de resistencia” en numerosos gremios, que promovieron movimientos reivindicativos que ya no se limitaban a los reclamos de aumento salarial sino que incluían la demanda de reducción de la jornada de trabajo. En este contexto de ascenso obrero se produjo el proceso de fusión de diversos grupos que dio lugar a la formación del Partido Socialista, en 1896, y también la consolidación, en el seno del movimiento libertario, de los militantes de

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes orientación “organizadora” que con la fundación de La Protesta Humana en 1897 dieron un paso fundamental para obtener la hegemonía y desplazar a los llamados “antiorganizadores” o “individualistas”, que habían logrado un predominio en el período anterior. Fue a partir de este cambio en la orientación predominante entre los militantes anarquistas, y en el marco de un nuevo ascenso de las luchas obreras, que en mayo de 1901 se logró constituir —luego de varios intentos frustrados en la década anterior— una Federación obrera que actuara como factor de coordinación de las múltiples sociedades de resistencia existentes en la ciudad de Buenos Aires y en algunos centros urbanos del interior. La unidad de acción, no obstante, no sobreviviría más que algunos meses, ya que al año siguiente los sectores obreros vinculados al PS se separaron de la F.O.A. A pesar de la escisión, ese año de 1902 sería testigo de la primera huelga general de la historia del país, cuando en noviembre un conflicto con los trabajadores de diversos gremios portuarios se extendió hasta convertirse en una huelga general. El impacto fue tan grande que el gobierno aprobó, en tan sólo unas horas, una disposición represiva —la tristemente célebre “Ley de Residencia”— que disponía los medios para expulsar del país a los “agitadores” extranjeros. La huelga general de 1902 marcó un punto de quiebre en el desarrollo del movimiento obrero en la Argentina, y no sólo porque colocó definitivamente a la organización obrera en el centro de las preocupaciones de una clase dominante que ya no podía seguir ocultando la existencia de una “cuestión social” en nuestro país. Se transformó también en un punto fundamental de las diferencias al interior del propio movimiento obrero, toda vez que mientras la F.O.A. dominada por los anarquistas fue la principal impulsora del movimiento, el Partido Socialista mostró su oposición a la utilización de la huelga general como forma de lucha. Si hasta comienzos del siglo las fuerzas de ambas corrientes políticas en el seno del movimiento obrero eran relativamente comparables, en los años que van hasta el Centenario el anarquismo se convirtió en la corriente hegemónica en el seno de las organizaciones obreras, extendiendo por otra parte su influencia a otros sectores explotados en los planos social, artístico y cultural. A principios del siglo XX los inmigrantes que luchaban por sus derechos habían pasado de ser bienvenidos —en tanto “hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino”— a ser considerados, cada vez más, como “extranjeros indeseables”. La clase dominante censuraba, perseguía, encarcelaba y torturaba a cualquier elemento disidente que pudiera resultar peligroso para su statu quo; pero con el anarquismo se había exasperado.

Anarquistas, socialistas, sindicalistas revolucionarios Durante la primera década del siglo XX, en efecto, el movimiento obrero en Argentina conoció el máximo desarrollo de la corriente anarquista de línea organizadora. Luego del alejamiento de los socialistas de la F.O.A. en 1902, esta organización fue profundizando sus ideales ácratas hasta cristalizarlos en la creación de la F.O.R.A., producto del IV Congreso de la central obrera, en el cual se incorporó la palabra “Regional” a su sigla con el objetivo de poner de manifiesto su carácter internacionalista. Asimismo, se adoptó el llamado “Pacto de Solidaridad” que, entre otros puntos, establecía el federalismo dentro de la organización y la solidaridad moral y material entre sus sociedades “a fin de que los trabajadores salgan siempre victoriosos en las luchas que provoque la burguesía y en las demandas del proletariado”. El federalismo era considerado, por los anarquistas de esta corriente, tanto una escuela política para luchar contra la opresión como un modo armónico de organización social, fundamentalmente porque evitaría el centralismo y la burocratización. En tanto consideraban que las reformas graduales y la acción parlamentaria eran traiciones a la clase obrera, el movimiento ácrata no se conformaba con las leves mejoras en la legislación laboral o la apertura del juego electoral: su esencia antiestatista lo tornaba el blanco predilecto de la clase dominante, que no escamoteó recursos para deshacerse del antagonista que ella misma había engendrado. El predominio de los organizadores en el seno del movimiento anarquista permitió superar los límites que la política de los “individualistas” había impuesto a los conflictos obreros y durante el novecientos el pacto solidario funcionó como un potenciador de las luchas gremiales en el país. Cuando un sector obrero en lucha se encontraba dificultado para lograr alguna reivindicación, la mayoría de las veces los demás sindicatos de su sección se adherían y declaraban huelga en solidaridad. Un papel fundamental en esta estrategia lo tuvieron los Conductores de Carros, Estibadores y Marineros y Foguistas de la Capital Federal: de esta manera, gremios con menor incidencia en la economía global podían triunfar en sus reivindicaciones ante la amenaza de un aumento y desplazamiento del conflicto hacia las ramas más importantes de la economía. Así, la huelga constituía, en esta época y para la organización más importante dentro del anarquismo, la herramienta principal de lucha. De acuerdo al punto de vista libertario, aunque en un principio fuera

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes impulsada para lograr reformas parciales, la huelga tenía el beneficio de movilizar a las masas y concientizarlas al calor de la lucha, favoreciendo así el proceso revolucionario: también se impulsaban otros métodos de lucha, como el boicot o el sabotaje, siempre dentro de la idea más general de la acción directa de los trabajadores. El embanderamiento de la F.O.R.A. bajo el ideal comunista anárquico se basaba en la idea de que de este modo se lograba evitar el peligro del reformismo y la burocratización dentro de los sindicatos. De este modo, el V Congreso declaraba: “Que aprueba y recomienda a todos sus adherentes la propaganda e ilustración más amplia en el sentido de inculcar a los obreros los principios económicos-filosóficos del comunismo anárquico. Esta educación, impidiendo que se detengan en la conquista de las ocho horas, les llevará a su completa emancipación y por consiguiente a la evolución social que se persigue”. Así, la propaganda ideológica se tornaba clave para difundir las ideas anarquistas y concientizar al proletariado. Este hincapié en la difusión de las ideas ácratas iba más allá del sindicalismo y se extendía a la creación de periódicos, revistas y folletos, pero también a la proliferación de innumerables bibliotecas, centros de estudios, ateneos, escuelas, teatros, etc. El desarrollo de los anarquistas de orientación organizadora y la definición programática libertaria adoptada por la F.O.R.A. a partir de su V Congreso contribuyeron a trazar nuevas líneas de ruptura en el seno del movimiento obrero. Luego de la división de la Federación Obrera Argentina, en 1902, los sectores obreros vinculados al Partido Socialista conformaron un “Comité de Propaganda Gremial” que dio paso poco después a la Unión General de los Trabajadores, creada a comienzos de 1903. La vinculación política de esta nueva organización con el partido fundado por Juan B. Justo, sin embargo, comenzó a hacerse cada vez más lejana: en la misma medida en que la F.O.A. avanzaba hacia una abierta toma de posición en favor de planteos programáticos de contenido anarquista, la UGT sufría un proceso inverso, en tanto estaba en pleno desarrollo una ruptura de un amplio sector de la militancia sindical del socialismo con los posicionamientos políticos parlamentaristas y reformistas de la dirección del partido: era el origen del llamado “sindicalismo revolucionario”, que jugaría un papel fundamental en el movimiento obrero de la primera década del siglo y durante el Centenario. Ricardo Falcón (1987) planteó, en un trabajo ya clásico, una serie de reflexiones acerca de las causas que explican el desarrollo anarquista, la crisis del socialismo y el surgimiento de la corriente sindicalista en el seno de la clase trabajadora. Superando los planteos que intentaban explicar la hegemonía anarquista a partir de un supuesto peso de los sectores “precapitalistas” del movimiento obrero, Falcón avanzó en buscar una explicación política para el fenómeno y mostró que las corrientes que defendían los métodos de acción directa eran en realidad las que le daban un canal de desarrollo a los trabajadores en un contexto de fuerte represión estatal y ausencia de cualquier tipo de mecanismos electorales democráticos. Mientras los planteos parlamentaristas y reformistas del socialismo justista chocaban contra la inexistencia de cualquier juego democrático y el carácter extranjero de la mayoría de los trabajadores, los planteos anarquistas y sindicalistas permitían desarrollar sus tendencias de lucha. En efecto, el desarrollo de una oposición con base en las filas obreras del Partido Socialista apuntaba a cuestionar la táctica y estrategia elaboradas por la dirección partidaria bajo la influencia decisiva de Juan B. Justo. Si bien tenía muchos puntos en común con los planteos elaborados por la socialdemocracia internacional del período, la llamada “hipótesis de Justo” contenía un importante grado de originalidad, en tanto el propio líder del PS argentino solía recordar que “se había hecho socialista sin ser marxista”. No obstante afirmar la necesidad histórica de un partido de carácter obrero y socialista en un país como la Argentina —posición que defendió en una famosa polémica con el italiano Enrico Ferri— Justo había desarrollado un planteo que ponía en primer plano la necesidad de impulsar una transformación paulatina y gradual de la sociedad argentina, haciendo especial hincapié en la participación electoral y en la prioridad de la vía legislativa como estrategia fundamental para mejorar la situación de la clase obrera. La contracara de esta estrategia era una mirada fundamentalmente crítica de las medidas de acción directa obreras y en particular de la huelga general, que no era considerada una herramienta útil para obtener las reivindicaciones de los trabajadores. En este marco, y en un contexto en el cual las tendencias fundamentales de lucha de los trabajadores llevaban a numerosas organizaciones gremiales a apelar a medidas de acción directa ante la incapacidad y el desinterés del régimen oligárquico por promover medidas de integración reformista o incluso democrática, no era sorprendente que surgiera, del seno de la militancia obrera del Partido Socialista, un fuerte cuestionamiento a la línea de la dirigencia partidaria. Esta tendencia cobró fuerza al calor de las posiciones elaboradas por figuras de la izquierda de la socialdemocracia europea, como el francés George Sorel y el italiano Arturo Labriola, y durante 1904 hizo sentir su peso en las asambleas locales y en el congreso del Partido Socialista. Si las tensiones entre este sector 13


La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes y la dirección del partido se habían agravado como consecuencia de la participación de intelectuales socialistas en la elaboración del proyecto de Ley Nacional del Trabajo y de la llegada de Palacios a la Cámara de Diputados, la crisis llegó a un punto crítico en 1905, cuando luego de una asonada radical el gobierno declaró el estado de sitio y la dirección del PS se distanció de la decisión de la UGT y de la F.O.R.A. de enfrentar abiertamente la represión gubernamental. Controlada La Vanguardia por la dirección partidaria, el sector sindicalista comenzó a publicar un periódico, La Acción Socialista, desde el cual desarrolló sus posiciones en defensa de la huelga general y la acción directa, en desmedro de las prácticas parlamentaristas y reformistas del PS. La tesis principal de los sindicalistas se basaba en la idea de que eran los sindicatos, en lugar de los partidos políticos, el eje de toda la vida social y política y el arma principal de la lucha obrera. Así, rechazaban la política y al estado tanto como a los intentos de integración de los trabajadores, y ponían énfasis en los movimientos reivindicativos y de acción directa. Consideraban, asimismo, que la lucha de clases sólo se libraba en el terreno de la producción, siendo los sindicatos las únicas instituciones que respondían a la mecánica interna de la misma. Los partidos políticos, según ellos, debían limitarse al apoyo de las acciones sindicales. Durante la primera década del siglo, lejos todavía de las posiciones “reformistas” que adoptarían muchos de sus seguidores en períodos posteriores, esta corriente que se encontraba en franco ascenso presentaba una política sumamente radical, profundamente crítica del estado, que rechazaba cualquier intervención del aparato público y ponía énfasis, exclusivamente, en el accionar obrero a través de la huelga general. Pronto el grupo sindicalista logró alcanzar una hegemonía al interior de la UGT, al mismo tiempo que la dirección socialista determinaba su expulsión del partido, en el séptimo congreso realizado en 1906. A partir de ese momento, con un PS sumamente debilitado entre las filas obreras, la principal disputa política al interior de las organizaciones de los trabajadores será entre los sindicalistas, que desde la UGT y los llamados “sindicatos autónomos” comenzaron una campaña incesante en favor de la “unidad” de los trabajadores, y la F.O.R.A. hegemonizada por los anarquistas, al interior de la cual se procesará no obstante una fuerte lucha política entre los sectores partidarios a un frente común con los sindicalistas y aquellos críticos de cualquier alternativa fusionista (ver Bilsky 1985, cap. IV). El hecho de que la F.O.R.A. se presentara como una central obrera anarquista más que como una organización del movimiento obrero llevó, en la segunda mitad de la década, a importantes polémicas no sólo con el sindicalismo revolucionario sino también con muchos anarquistas, que pregonaban la fusión con otras líneas ideológicas concediendo que no se incluyera como finalidad de la central el comunismo anárquico. En 1907 se celebró un intento de unificación, impulsado principalmente por sindicalistas, aunque también por muchos anarquistas y algunos sectores del socialismo. Aunque el intento resultó frustrado, la discusión acerca de la fusión estaba en el centro de la escena de las corrientes que intervenían en el movimiento obrero en el contexto del Centenario, tal como veremos a continuación y se puede observar en las fuentes que seleccionamos.

En las vísperas del Centenario La información cuantitativa y estadística sobre conflictividad obrera conoce una mejora sustancial a partir de 1907, gracias a la creación del Departamento Nacional del Trabajo. Se trató, por otra parte, de un año de importante actividad huelguística: según la información de dicho organismo tuvieron lugar 231 huelgas que involucraron a casi 170.000 trabajadores y debieron enfrentar una intensificación de la represión gubernamental, que se cobró varios muertos obreros y dispuso centenares de deportaciones de acuerdo a la aplicación de la Ley de Residencia aprobada a comienzos de siglo. Aunque las estadísticas hacen referencia a los conflictos obreros en sus lugares de trabajo, no puede dejar de señalarse el impacto del conflicto que sacudió a los conventillos y casas de alquiler de la ciudad de Buenos Aires hacia fines del invierno de 1907 y fue conocido como la “huelga de inquilinos”. Se trató de un generalizado movimiento de protesta contra las inhumanas condiciones de vivienda de los trabajadores urbanos, hacinados en conventillos donde familias enteras compartían habitaciones que carecían de las más elementales condiciones de higiene. La chispa que hizo detonar el conflicto fue la decisión de la Municipalidad, en agosto de 1907, de anunciar un aumento en los impuestos, que llevó a un incremento en los alquileres. La consecuencia fue el inicio de una “huelga” de inquilinos, que se negaron a pagar sus rentas: el movimiento se extendió a zonas aledañas a la capital e incluso a otras ciudades del país y mantuvo su fuerza hasta bien entrada la primavera. Varios autores han señalado que el conflicto de los inquilinos no puede analizarse al margen del proceso de agitación obrera del período, toda

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes vez que se trató de un movimiento que tuvo a los trabajadores como protagonistas y en el cual las organizaciones gremiales y políticas de la clase obrera jugaron un rol activo de preparación y difusión de los reclamos. Luego de un relativo reflujo en 1908, el año anterior al Centenario estuvo marcado por un enorme ascenso de las luchas obreras. El 1º de mayo de 1909 fueron convocados dos actos obreros en la ciudad: mientras los socialistas se reunían en Plaza Constitución, la F.O.R.A. convocaba a una manifestación en Plaza Lorea. A poco de comenzada la movilización anarquista, la policía dirigida por Ramón Falcón lanzó una brutal represión contra los manifestantes, dejando un saldo de doce muertos y decenas de heridos. Aunque las convocatorias habían sido diferenciadas y la manifestación socialista no había sido reprimida, la reacción obrera ante el ataque de las fuerzas policiales fue unitaria. La UGT y la F.O.R.A. convocaron a la huelga general en repudio a la represión y en reclamo de la reapertura de los locales obreros, la libertad de los presos y la anulación de la legislación represiva. El presidente Figueroa Alcorta, por su parte, dejaba claro que la violencia policial no había sido un “exceso” sino una consecuencia de la decisión gubernamental: en nota al jefe de policía, coronel Ramón Falcón, lo felicitaba “sin reservas” y señalaba que “la conducta de la policía había sido tan correcta como indispensable, siendo, aunque doloroso, impuesta por las circunstancias, y ordenándole que con igual entereza continuara ejerciendo su autoridad para reprimir las complicaciones que se procurase producir en el asunto” (citado en Marotta, 1975: 378). La fuerza de la respuesta obrera, a pesar de la represión, fue notable: durante una semana más de centenares de miles de trabajadores fueron a la huelga en las principales ciudades del país, bajo la dirección de un comité de huelga integrado por la F.O.R.A., la UGT y los sindicatos independientes. Ante la fuerza de la movilización, el gobierno se vio obligado, por primera vez, a negociar con los huelguistas y a ceder a sus reivindicaciones: el 8 de mayo se disponía la reapertura de los locales obreros, la libertad de todos los presos y la abolición de un “Código de Penalidades” impuesto por la Municipalidad que generaba el rechazo de los trabajadores. El 10 de mayo la huelga fue levantada: algunos diarios ponían de manifiesto que la lucha de los trabajadores había hecho “capitular” al gobierno. La huelga general y el ascenso obrero reforzaron, en las vísperas del Centenario, las tendencias que reclamaban un proceso de unificación de las fuerzas sindicales, particularmente impulsadas por el sector sindicalista que editaba el periódico La Acción Socialista y por algunos grupos libertarios activos dentro de la F.O.R.A. Además de las asociaciones agrupadas en la F.O.R.A. y en la UGT, existía en ese período un núcleo importante de sindicatos llamados “autónomos” que no formaban parte de ninguna de las dos centrales pero tenía un peso importante en diversas federaciones nacionales de distintos gremios que se habían constituido en los años previos a partir de la unificación de las sociedades locales de una misma especialidad. Fue fundamentalmente por iniciativa de los sindicatos autónomos que a lo largo de 1909 se organizaron diferentes iniciativas que apuntaban a la conformación de una central obrera unitaria y culminaron en la realización de un congreso de unificación que se realizó el 25 y 26 de septiembre, dando lugar a la constitución de la Central Obrera Regional Argentina. La C.O.R.A., que reivindicaba la “neutralidad ideológica” y mostraba la hegemonía del sector sindicalista, sumó a los sindicatos autónomos y a los pertenecientes de la UGT, pero el grueso de los gremios afiliados a la F.O.R.A. decidió permanecer en la central anarquista. La agitación y movilización obrera seguía su curso. A mediados de octubre la F.O.R.A. convocó a una nueva huelga general, de 48 horas, en repudio al fusilamiento del pedagogo libertario español Francisco Ferrer. Un mes después, el 14 de noviembre de 1909, el joven anarquista Simón Radowitzky lanzó una bomba que mató al jefe de policía, Ramón Falcón, y a su ayudante. La respuesta represiva del gobierno fue inmediata: aunque tanto la F.O.R.A. como la C.O.R.A. plantearon que no habían promovido el atentado, esa misma noche se declaró el estado de sitio, se clausuraron los locales obreros y las imprentas de sus periódicos y se detuvo a más de quinientas personas. Era un ensayo general de lo que iba a suceder algunos meses más tarde, durante la huelga del Centenario: no faltaron los “grupos patrióticos” que se organizaron para atacar locales obreros. El estado de sitio recién se levantó en enero de 1910, cuando faltaban pocos meses para la celebración del aniversario de la revolución de mayo. A fines de ese mes, un artículo en el periódico del gremio de conductores de carros destacaba que las organizaciones obreras habían conseguido resistir los embates represivos: Las persecusiones no tienen más virtud para nosotros que las de estimularnos, y hacernos continuar con más ahincon y amor nuestra obra. Convénzace el gobierno, convénzace la burguesía, que las persecuciones no tendrán

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes más resultado, que el de apresurar la terminación de su reinado. De pié más han encontrado, y de pié estamos, como gladiadores en el circo esperando su acometida. (“¡De pie!” en El Látigo del Carrero, 31/1/1910).

En efecto, a pesar de la fuerza de la represión, las organizaciones obreras resurgieron con fuerza: tres días después del levantamiento del estado de sitio La Protesta volvió a las calles con una tirada extraordinaria de 16.000 ejemplares, mientras que el Partido Socialista realizó a fines de enero un acto con casi veinte mil asistentes. Durante el verano estallaron varios conflictos obreros en la ciudad de Buenos Aires: según la crónica de Sebastián Marotta —que jugaba en ese entonces un rol protagónico como dirigente sindical de la C.O.R.A.—, “algunas de estas luchas, iniciadas al ser levantado el estado de sitio, y otras entroncadas en conflictos sostenidos en plena vigencia de aquél (…) evidenciaban cuán inocuas habían sido las medidas del gobierno contra el movimiento obrero” (1975: 416).

La huelga del Centenario A comienzos de mayo de 1910 el Consejo Confederal de la C.O.R.A. editó un manifiesto que planteaba la importancia de realizar “un esfuerzo supremo”, en términos de medidas de lucha y movilización, para lograr la derogación de la ley de Residencia en ocasión de la celebración del Centenario de la revolución de Mayo. El reclamo obrero buscaba así poner de manifiesto los reclamos de los trabajadores en el momento en el cual el gobierno y las clases dominantes se preparaban para celebrar la “libertad”: La única celebración que podemos hacer en las fiestas centenarias es que ellas sean el motivo para que se consagre la conquista de una libertad. ¡Será así que la libertad se conmemorará con la conquista de más libertad! (…) Más y más luchas se han de producir hasta que del horizonte de la vida combativa del proletariado desaparezca ese nubarrón que intercepta los rayos del sol de sus libertades. (La Acción Socialista, 1º de mayo de 1910).

Además de la derogación de la ley de Residencia, la C.O.R.A. reclamaba la libertad de los presos obreros y planteaba que no de ser escuchado el pedido, “la huelga general estallará en la víspera del 25 de mayo, como un mentís a cuantas libertades quieren celebrarse y exhibirse ante el mundo civilizado”. La F.O.R.A., por su parte, realizó entre el 23 y el 25 de abril su octavo congreso —que había sido convocado inicialmente para fines de diciembre pero debió postergarse por el estado de sitio—, en el cual se confirmó la postura adoptada en octubre anterior en el sentido de rechazar la integración con las organizaciones sindicales que habían constituido la C.O.R.A. Pocos días después, el 8 de mayo, la F.O.R.A. realizó una multitudinaria manifestación en la Plaza Colón —70.000 personas, según los periódicos anarquistas— contra las autoridades de la Penitenciaría Nacional, en repudio a los maltratos sufridos por los presos. Allí los dirigentes anarquistas se sumaron a la iniciativa que había impulsado la C.O.R.A. y se anunció la convocatoria a la huelga general a partir del 18 de mayo. El gobierno decidió, sin embargo, tomar la iniciativa y lanzar una ofensiva represiva antes del inicio de la huelga: en esta ocasión, por otra parte, la represión no se limitaría a las organizaciones anarquistas sino que incluiría también a los socialistas, a pesar de que el partido de Juan B. Justo había adoptado una postura contraria a la huelga general. El viernes 13 de mayo fuerzas policiales ocuparon las redacciones de La Protesta y La Batalla, los dos diarios anarquistas más importantes, y también de La Acción Socialista, encarcelando a más de un centenar de militantes. Al mismo tiempo, y mientras surgían algunas manifestaciones estudiantiles derechistas, la Cámara de Diputados votaba la declaración del estado de sitio, que sería convertida en ley por el Senado al día siguiente. En las horas sucesivas se produjeron más de quinientas detenciones de dirigentes obreros. Las iniciativas represivas gubernamentales se vieron pronto acompañadas por la organización de bandas armadas, con elementos reclutados entre la clase alta local, que llevaron adelante en los días siguientes una serie de ataques contra los principales locales obreros. Ante la connivencia policial, las turbas “patrióticas” destrozaron las redacciones de La Batalla, La Protesta y La Vanguardia. No faltaron los ataques a vecindarios judíos de la zona de Balvanera y destrucción de librerías que vendían material revolucionario. La gravedad de los ataques represivos llevó a las organizaciones obreras —aún con sus fuerzas diezmadas por la persecución policial y parapolicial— a lanzar la huelga general dos días antes de lo previamente estipulado, a partir del lunes 16 de mayo. Aunque en algunos barrios obreros la paralización fue total, la medida encontró sus límites en la fuerza de la represión y el estado de sitio y fue disolviéndose en los 16


La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes días sucesivos. La ofensiva represiva del gobierno no se detuvo luego de la celebración de las fiestas del Centenario, sino que se profundizó en los meses subsiguientes, dando lugar a nueva legislación antiobrera como la tristemente célebre ley de “Defensa Social”. La selección de textos que presentamos a continuación intenta recrear en cierta medida el “clima de época” basándose fundamentalmente en la mirada de los periódicos de las organizaciones obreras: fundamentalmente La Vanguardia, órgano del Partido Socialista, La Protesta y La Batalla, periódicos anarquistas, y La Acción Socialista, publicación de los sindicalistas revolucionarios. La intención de los compiladores es presentar al lector una serie de documentos y fuentes del período que contribuyan a enriquecer el conocimiento sobre el modo en el que las organizaciones obreras enfrentaron las políticas gubernamentales en esos meses decisivos que van desde la Semana Roja de 1909 hasta el levantamiento del estado de sitio a fines de 1910. Lejos de la pretensión de elaborar un análisis acabado sobre el problema, nuestra intención es que esta selección de fuentes contribuya a ser un punto de partida para la necesaria elaboración y análisis de una etapa que aún no cuenta con trabajos históricos de envergadura. A un siglo de distancia de los acontecimientos, creemos que la publicación de materiales elaborados por periódicos y medios de prensa obreros que sufrían la persecución gubernamental son un modesto aporte para volver a poner de manifiesto que aunque el gobierno y la clase dominante argentina podían mostrarle al mundo una celebración fastuosa del Centenario de la revolución de Mayo, en los suburbios obreros la Argentina no era una fiesta.

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes

Bibliografía citada Alsina, Juan A. (1905), El obrero en la República Argentina, Buenos Aires. Bilsky, Edgardo (1985), La FORA y el movimiento obrero, Buenos Aires: Centro Editor de América Latina. Cortés Conde, Roberto (1979), El progreso argentino (1880-1914), Buenos Aires: Sudamericana. Falcón, Ricardo (1987), “Izquierdas, régimen político, cuestión étnica y cuestión social en Argentina (1890-1912)”, en Anuario, número 12, segunda época, Universidad Nacional de Rosario, págs. 365 a 389. Marotta, Sebastián (1975), El movimiento sindical argentino. Su génesis y desarrollo, Buenos Aires: Editorial Libera.

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes

Selección de fuentes

Breve advertencia metodológica Este trabajo es el resultado de un dificultoso proceso de ubicación, transcripción y selección de fuentes que forman un conjunto fragmentado y con numerosos vacíos, dado que las dificultades de conservación de materiales documentales se agrava particularmente en el caso de los periódicos obreros, muchos de los cuales se han perdido o arruinado. Lo que sigue es el resultado de un trabajo de selección de documentos de aquellas publicaciones que lograron sobrevivir a las persecuciones, la destrucción, la desidia y la migración de documentos, producto tanto de la represión como de la ausencia de adecuadas políticas de memoria y de la ausencia de compromiso por parte de las instituciones responsables de garantizar su conservación y accesibilidad. La selección está formada únicamente por periódicos de Buenos Aires. Otro problema difícil de salvar es no contar con un detallado catalogo de las publicaciones preservadas en las otras provincias. El lector encontrará documentos de las principales publicaciones periódicas de las corrientes activas al interior del movimiento obrero de la época del Centenario: La Vanguardia, La Protesta, La Batalla, La Acción Socialista y Hechos y Figuras. También incluimos extractos del libro Hechos y Comentarios, de Eduardo Gilimón, que fue publicado en 1911 y algunas breves notas de diarios comerciales, como El País. Hemos mantenido la ortografía de los textos originales. En los casos en que fue necesario incluir aclaraciones, utilizamos corchetes o notas al pie que están debidamente identificadas para distinguirse de las notas incluidas en los artículos originales.

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes

EJE 1 LA “SEMANA ROJA” (ABRIL – JUNIO DE 1909)

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había protagonizado hasta el momento. Se trató de una semana de gran actividad tanto en las filas obreras y partidarias como entre las de la policía, que no cesó las provocaciones y los ataques. Los locales obreros fueron cerrados, las imprentas destruidas y cientos de trabajadores fueron arrestados. Reinaba un estado de sitio no declarado.

esde el congreso de París de 1889, cuando se estableció el 1 de mayo como día internacional de celebración de los trabajadores, la clase obrera argentina se preparó año tras año para festejar y agitar sus banderas de lucha. Abril de 1909 no fue la excepción. Los preparativos estaban atravesados por la posibilidad de convocar una huelga general que se sumase a la medida de lucha de los conductores de carros, enfrentados con el gobierno municipal por la sanción de un “código de penalizaciones”. El día del festejo, mientras la gran columna anarquista partía de Plaza Lorea, los socialistas concentraban en Plaza Constitución. Las fuerzas policiales atacaron la primera columna arrojando un saldo indeterminado de muertos y heridos.

Si bien no se obtuvo el desplazamiento del coronel Falcón, en la Semana Roja la clase obrera logró unificar sus fuerzas y obligó, por primera vez, al régimen oligárquico a negociar y ceder en varios de los reclamos: la huelga fue levantada cuando se logró la liberación de los detenidos, la reapertura de los locales y la derogación del código de penalizaciones.

Con una respuesta inmediata, la clase obrera en conjunto declaró la paralización total de actividades: el lunes 3 de mayo la F.O.R.A., la UGT, los sindicatos autónomos y el Partido Socialista dieron comienzo a la huelga general más importante que el movimiento obrero argentino

Incluimos como primer bloque temático de nuestra selección un conjunto de fuentes sobre los antecedentes, desarrollo y balances de la “Semana Roja” porque constituyen uno de los prolegómenos fundamentales de los acontecimientos del Centenario que tendrían lugar un año después.

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes

22/04/1909 Falcón y el disciplinamiento de la institución policial (La Vanguardia) ¡Acontecimiento!. El coronel Falcón ha tenido una idea!... Nuestro Lepine1 criollo no es un Aristóteles; sin embargo, tiene momento de inspiración como cualquier mortal que tenga pocos. Pero hay que reconocer que esta vez ha estado divino. Se le ha ocurrido al hombre nada menos que militarizar la policía! Y para lograrlo, comienza por imponer a los subalternos un método de saludo criollo- alemán, de lo más bonito que puede imaginarse. Los somnolientos agentes que tranquilamente dormitaban su aburrimiento en el sitio de parada, ó paseaban por estas calles muy ufanos el trajecito policial - también modelo Falcón- que les da tanta superioridad sobre el común de los mortales, tendrán que andar ahora con los ojos como platos, de grandes, para no dejar pasar a un superior sin haberle hecho el saludo reglamentario que, según la orden del día de anteayer, se practicará en esta forma: “levantar el brazo derecho, separando el codo del cuerpo unos treinta centímetros, y doblándolo, llevar la mano al extremo derecho del nacimiento de la visera de la gorra, ó de la costura del casco, donde se apoyará el dedo índice: -la vista descubierta, la mano bien tendida con las uñas hacia arriba, el pulgar unido al índice, y terminando esto, dejar caer con viveza el brazo al costado. Los agentes deberán cuadrarse y dar el frente cuando saluden al presidente de la República, al ministro del interior, al jefe de policía y á los funcionarios superiores de la repartición, hasta comisarios y asimilados; a los sargentos y cabos se les saludará sobre la marcha; cuando el agente se encuentre en servicio, saludará al superior cualquiera que sea su jerarquía, dándole el frente y cuadrándose. Los escribientes o suboficiales y demás superiores se saludarán entre sí sobre la marcha, cuando se encuentren en la calle ú otros sitios públicos; si el inferior se hallase sentado en un tranvía ó en otro lugar, se pondrá de pie para saludar al superior (¡!!)2. La obligación del saludo entre agentes francos de igual jerarquía, es recíproca. El asimilado deberá saludar primero a su igual en grado efectivo. Si el que debe saludar no viste uniforme, se sacará el sombrero (¡!). Si el que debe contestar el saludo no viste uniforme, tocara con la mano derecha el ala del sombrero (¡!!).” Transcribimos lo anterior para que se vea cómo éstos militarotes anónimos, arrancados de la sombra por obra y gracia de S. E. arremeten contra el carácter civil de las reparticiones, desgraciadamente confiadas á su ineptitud para convertirlas en otras tantas reparticiones militares, exigiendo de ellas la rendición incondicional del ciudadano a la disciplina militar, que resulta un vasallaje insultante para la democracia. Este método, muy cómo por cierto para los fines de absolutismo que persigue su autor, iniciando, como en los cuarteles, con el primer paso en el sendero de la sumisión, el saludo obligatorio y regimentando, conducirá a la repartición policial a un estado lamentable de servilismo donde la libertad individual este supeditada al capricho del superior y donde tal vez se pretenda implantar el castigo disciplinario para las faltas de carácter civil. Los empleados policiales que estimen su independencia como ciudadanos y como hombres, no pueden ni deben por ningún concepto, transigir con estos atropellos a su dignidad.

30/04/1909 Convocatoria del Partido Socialista a la manifestación del 1° de Mayo (La Vanguardia) Trabajadores! Mañana es nuestra fiesta. Que los patrones y la oligarquía gobernante, celosos de sus héroes y sus tradiciones, que nos hacen holgar muchos días del año, sepan que tenemos la conciencia de nuestra personalidad y la dignidad de nuestro sentimientos.

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Louis Lepine, prefecto de policía francés contemporáneo, artífice de la regulación del cuerpo de policía francés [Nota de los comp.]. 2 Exclamación del texto original [Nota de los comp.].

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes Aunque sea por instinto de clase, dejemos desiertos los talleres, las fábricas, las oficinas, para unirnos á la universal afirmación proletaria.

1/5/1909 La manifestación, la represión y la huelga general (Eduardo G. Gilimón, Hechos y comentarios, 1911)3 La masacre Un extraño sino dijérase presidía los actos oficiales del país. Cuando los conflictos no tenían su origen en el eterno alegato de obreros y patrones por diferencia en las condiciones del trabajo, partía de las alturas alguna disposición inconsulta, alguna medida inoportuna y no de gran necesidad que soliviantaban los ánimos de los trabajadores y era causa de protestas y trastornos. La policía bonaerense había pretendido identificar á todos los habitantes del país por medio del sistema dactiloscópico. Fué esta pretensión, uno de los tantos proyectos de Falcón, como el de suprimir el derecho de manifestación pública, el de hacer que los transeuntes conservaran la derecha las aceras de las vías públicas y tantos otros por el estilo que terminaron en el mayor fracaso. El plan de identificación era precisamente con el que más encariñado estaba la policía. Y ya que no pudo hacer adoptar la cédula de identidad para todo el mundo, pretendió que á lo menos los conductores de vehículos no pudieran ejercer su profesión sin previa identificación dactiloscópica. El argumento de fuerza aducido por la policía consistía en la necesidad de impedir que la gente de «mal vivir» pudiese desempeñar puestos de cocheros y conductores de carros, con lo que se decía se evitarían ó se dificultarían muchos robos. En el fondo, esto equivalía á declarar la inutilidad de la policía, y muy principalmente de las investigaciones, ya que ni los cocheros ni los carreros van tan escondidos que les sea imposible á los pesquisas reconocerlos. Por lo visto no servían para nada la galería fotográfica y el reconocimiento á que todo detenido por hurto, robo, estafa, etc., es sometido en las oficinas de la policía secreta, de cuya admirable organización se hacían á menudo lenguas, los cronistas policiales de los grandes diarios bonaerenses. Los gremios de conductores de carros y cocheros protestaron y resolvieron ir á la huelga para hacer imposible la aplicación de la nueva ordenanza municipal, en que el jefe de policía había logrado intercalar la identificación dactiloscópica. Para mayor desacierto se fijó como fecha para la vigencia de la nueva disposición el día 1º de Mayo… La F.O.R.A. había, como de costumbre, organizado una manifestación pública para el día, legendario ya, de los trabajadores. El acto prometía ser de grandes proporciones. Los cocheros y carreros, en huelga completa, se habían adherido á la conmemoración del 1º de Mayo, en la que iban á tomar parte casi todos los gremios de la capital. Se organizaron diversas columnas en diferentes plazas, designándose como punto de concentración para después continuar todos en columna hasta el lugar designado para el mitín, la plaza Lorea. Una de esas pequeñas columnas seccionales, vino chocando durante todo el camino con los tranvías, que también, como siempre, seguían circulando, desentendidos sus conductores del todo, con los de más gremios obreros. Sin duda la escasez de fuerza no permitió á la policía proceder con los manifestantes en el trayecto, pero apenas llegaron á la plaza de Lorea, en donde dos piquetes de agentes del escuadrón vigilaban la organización de la columna, unos empleados de la policía de investigaciones que habían acompañado al núcleo obrero de referencia, y presenciado los incidentes ocurridos con los conductores de tranvías, intentaron detener á uno de los obreros.

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Hechos y Comentarios, de Eduardo Gilimón, fue publicado en 1911. En esta selección de fuentes incluimos varios extractos de su libro, ordenados cronológicamente según el período que abordan.

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes Se produjo un pequeño tumulto y sonó un disparo —el disparo anónimo preliminar de todos los conflictos— tras del cual los dos piquetes del escuadrón empezaron á hacer fuego en todas direcciones. Ocho, nueve, diez muertos y un número extraordinario de heridos, fué el resumen de la jornada. Y aquella misma noche la huelga general era proclamada en todas partes, una huelga general en la que el sentimiento herido del proletariado había de manifestarse en toda su fuerza. Fué una semana entera de lucha. Se sentían las detonaciones de las armas de fuego á cada instante, en todos los barrios, hasta en las calles más centrales. Una bomba estalló en el momento en que el motorman del tranvía en que había sido depositada, bajaba la canasta que la contenía á la acera, receloso por el tic-tac de reloj que dentro de ella se percibía. La explosión mató á un niño é hirió á varias personas. Las prisiones estaban llenas de detenidos y sin embargo la huelga continuaba. Por fin, para concluir con aquella situación anormal que llevaba camino de producir una gran revuelta, el gobierno pactó con los huelguistas, quedó derogada la ordenanza municipal protestada por carreros y cocheros y fueron puestos en libertad todos los detenidos durante el periodo huelguístico, hasta aquellos á quienes la policía había prendido por hacer disparos de armas de fuego. Se esperaba la renuncia del jefe de policía, ya que su destitución no se había resuelto el gobierno á decretarla, pero no se produjo. El coronel Falcón continuó impertérrito en su puesto, sin pensar ni por un instante, que con ello comprometía su vida. Pocos meses después Radowisky, arrojaba una bomba a1 carruaje en que iba el jefe de policía juntamente con su secretario, resultando ambos muertos. La tragedia del 1º de mayo de 1909, tuvo el 14 de noviembre del mismo año su sangriento epílogo.

01/05/1909 Convocatoria sindicalista revolucionaria a la huelga del 1º de mayo (La Acción Socialista) A la clase obrera en general TRABAJADORES: Un propósito de guerra al mundo del parasitismo y del robo ha fijado el 1º de mayo como día de afirmación y de protesta. Desde las heroicas jornadas de Chicago esa fecha ha sido consagrada por el mundo productor, para repetir en todo el universo la valerosa actitud de los trabajadores de Chicago, que por primera vez reclamaron la jornada de ocho horas, el 1º de mayo de 1886. Hace veinti tres años, pues, que la verdadera batalla se ha iniciado, y desde entonces la lucha aumenta, se acentúa cada día más. Es preciso que todos los trabajadores, unidos en estrecho haz, abandonen los lugares de trabajo para dar á esa fecha toda la significación y trascendencia que es indispensable darle, para que la fuerza obrera se patentice y se afirme frente á la burguesía y sus múltiples instituciones de defensa y conservación. Con total motivo La Acción Socialista invita al proletariado de la República Argentina, á abandonar el trabajo, á esteriorizar con pujanza y con bríos el odio que se anida en su pecho contra todo y todos los que viven de su miseria y de su trabajo. ¡Que el 1º de mayo sea un día de rebeldía proletario! La lucha enardece y fortifica los corazones, templándolos para las grandes batallas reivindicadoras. ¡Tendlo presente, trabajadores, es indispensable no traicionar nuestra propia causa! Ningún trabajador debe concurrir al taller, á la fábrica, ni al campo. Que todas las fuentes de trabajo queden paralizadas por voluntad de la clase obrera. TRABAJADORES: Paralizad todo lo que signifique actividad y trabajo. LA ACCIÓN SOCIALISTA 23


La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes

02/05/1909 Falcón con una flor en el ojal (El País) Un hombre impasible El coronel Falcón apareció en un automóvil en el sitio de la tragedia cuando todo estaba consumado. Cuando sus subalternos lo impusieron de los detalles limitóse a encogerse de hombros con tranquilidad admirable, encendió un cigarrillo y ordenó al chauffeur seguir en dirección a la Plaza Constitución. Una vez allí, descendió del automóvil, mezclóse entre los grupos de manifestantes, que en ese momento recién se imponían de la masacre, y aguantó impávido los cargos que se le hicieron a voz en cuello, designándolo como el gran culpable. Cuando la manifestación se puso en marcha, el jefe de policía subió otra vez al automóvil, que a todo correr siguió por Lima hasta la Avenida de Mayo. El coronel descendió en la esquina de Buen Orden y Avenida, sacóse los guantes gris perla, compró a una florista una rosa, prendióla en la solapa, encendió un segundo cigarrillo y tomando una apostura de galán joven, esperó a los manifestantes. Aparecieron estos. No faltaron algunos exaltados que cubrieron de dicterios al jefe de policía. Este sufrió el chubasco como si ni tal cosa, mostrándose impertérrito en su actitud tranquila, y una vez que desfiló la columna, la siguió a pie por la Avenida. El imperturbable coronel fue hasta la Plaza Colón, se mezcló entre los manifestantes, encendió un tercer cigarrillo y a diez metros de distancia escuchó los discursos. Cuando un orador le decía “¡asesino!”, el coronel no movía un músculo: pareciendo una estatua de carne y hueso.

03/05/1909 Llamado de la F.O.R.A. a la huelga general (La Protesta) F.O.R.A. Contra el crimen del 1 de Mayo - Al pueblo! A los trabajadores! Otra vez el crimen! Otra vez la sangre proletaria á merced de los sicarios y de los salteadores! Otra vez la policía cafre cebándose en el pueblo, en plena Av. De Mayo y á la luz del día! Así hoy, así antes en la Plaza Mazzini, en la Plaza Lavalle, en Ingeniero White, en Rosario! Pobre carne del pueblo trabajador, que siempre es agradable al paladar de los zonzos y de los analfabetos! El sábado 1 de Mayo en la Plaza Lorea la multitud invitada por la Federación Local Bonaerense para demostrar su disconformidad con el actual régimen fué acribillada a balazos por la policía. ¡He ahí en síntesis el hecho, sin justificación, salvaje, monstruoso, repugnante! Hasta los ancianos, hasta los niños, muertos! La Federación Obrera Regional Argentina, teniendo en cuenta esto, declara la Huelga General por tiempo indeterminado para protestar enérgicamente del crimen y como homenaje de respeto a los caídos, que son hermanos nuestros, que son trabajadores! ¡Trabajadores: todos, como un solo hombre, abandonemos el trabajo! Desde el lunes 3, trabajadores! ¡Viva la Huelga General! Abajo las hordas policíacas, asesinas de ancianos y criaturas! El Consejo Federal

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes

03/05/1909 Llamado conjunto a la huelga general (La Protesta) Al pueblo De toda la República (...) ¡A la brecha, pues, trabajadores! Por la venganza de los caídos, por nuestra dignidad y por nuestro porvenir! ¡De nuevo a la lucha, trabajadores, más decididos y más pujantes que nunca! ¡Camaradas! En este grito y en este propósito firme, expontánea y unánimemente las distintas instituciones obreras que suscriben han acordado las siguientes resoluciones: 1º Declarar la huelga general por tiempo indeterminado á partir del lunes 3, y hasta tanto no se consiga la libertad de los compañeros detenidos y la apertura de los locales obreros. 2º Aconsejar muy insistentemente a todos los obreros que á fin de garantizar el mejor éxito del movimiento se preocupen de vigilar los talleres y fábricas respectivas, impidiendo de toda manera la concurrencia al trabajo de un solo operario. CONSEJO FEDERAL DE LA F.O.R.A. JUNTA EJECUTIVA DE LA U.G. de T. SOCIEDADES AUTÓNOMAS

03/05/1909 Manifestación y represión policial (La Protesta)

La masacre (...) La policía, como es natural, ha dado una versión de los hechos, según la cual los provocadores del conflicto han sido los mismos manifestantes. Jamás esto, aun siendo cierto, serviría de excusa á tantas y tantas descargas, á una masacre tan espantosa, á ese encono de la policía. Pero hay numerosos detalles que demuestran no ser cierta la aseveración policial. Ahí están las manifestaciones de los comerciantes de la cuadra en que está instalado este diario (...). Ahí están los agentes de policía que fueron colocados en la esquina de Libertad y Córdoba y que en voz bien fuerte aseguraban que los manifestantes no habían de pasar por allí. Ahí está el aviso telefónico dado al cuartel de bomberos, y oído por un compañero en el momento de ser puesto en libertad, para que reforzaran la guardia porque “se iba a asaltar a los manifestantes”. (...) El asesino ha dicho que la policía sabía que se había fraguado un complot anarquista ¿Para qué entonces no prendió a los del complot con anticipación, ó porqué no prohibió la manifestación? Hubo complot, sí, pero fue policial. En las manifestaciones no ocurre nada que la policía no quiere. (...) Es más, los socialistas celebraron su mitin, sin custodia policial, y nada ocurrió á pesar de que entre ellos iban muchos obreros de ideas revolucionarias y de que a ellos se plegaron en la Plaza Colón miles de manifestantes de la Federación. (...) ¿Dónde, dónde está el complot? En la policía y nada más, que quiso vengarse, reaccionar de la derrota sufrida por el principio de autoridad que quedó bien malparado con la resistencia obrera a acatar el código municipal de penalidades. Y, ahí están los resultados. Varias vidas tronchadas y un centenar de heridos. Y como corolario una huelga general intensa, que comprende a todos los centros obreros de la Argentina.

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes (...) Salvo los tranvías que circulan en número no escaso (...) los gremios todos han estado en huelga ayer y hoy. Y repetimos que lo estará mañana, y hasta que la huelga obtenga la destitución del coronel Falcón, que es lo menos que hay que se puede pedir, y lo menos que conceder a la vindieta pública. Un detalle. Desde que empezó a reunirse gente en la Plaza Lorea, los cosacos empezaron a provocar, molestando a los manifestantes y haciendolos ir de la derecha a la izquierda y viceversa, con evidente intención de suscitar un conflicto. (...) Cuatro de los muertos en la masacre de ayer fueron expuestos al público en la Morgue. El entierro de las víctimas se efectuará mañana si se consigue sean cedidos los cadáveres, avisaremos a la hora del entierro é invitaremos al pueblo a acompañar a los inmolados hasta el cementerio. (...) Todos los locales obreros están clausurados incluso el de la calle Méjico 2070. (...) La policía quiere hacer creer que quien disparó el primer tiro fue Maza. Es incierto. Maza fue sujetado por un agente, cuando sonó el primer tiro. Y este primer tiro lo disparó un agente del escuadrón que junto con otro venía a media rienda por Solís. (...) ¡A continuar la huelga general! LA PROTESTA

03/05/1909 Manifiesto del Comité Ejecutivo del Partido Socialista (La Vanguardia) Trabajadores y ciudadanos: Un nuevo episodio de la lucha del pueblo trabajador por su emancipación ha ensangrentado las calles de Buenos Aires. Frente al Congreso de los falsos representantes del pueblo, han caído el 1ero de mayo obreros por decenas, víctimas inocentes del plomo de los esbirros que manda el delincuente Falcón. Ancianos, hombres inermes, madres con sus hijos en los brazos, han sido fusilados por la espalda cuando, para salvarse, se alejaban. La enorme fuerza policial allí reunida no ha sabido reprimir con más acierto el inconsciente ataque de algún exaltado, si no de algún agente provocador. Cuánta cobardía! Cuánto ensañamiento! Tal es el odio contra el pueblo que la oligarquía argentina cultiva en sus servidores! Contra el pueblo que, siquiera en forma rudimentaria, se congrega y protesta! Contra el pueblo que ya no merece simplemente el desprecio de la oligarquía, porque empieza a acusarla de prepotencia y usurpación! Y el gobierno, responsable de la horrenda carnicería, es el mismo que ha defraudado su derecho de voto al pueblo de esta ciudad, cuando ha querido organizarse y crear. Y los manejos de estos mandones son tan torcidos, y su conciencia negra hasta hacernos preguntar si la matanza del sábado no responderá a algún oculto móvil de la política criolla. La clase trabajadora protesta en masa contra ese crimen vandálico. Queremos que, al menos por decoro, se nos libre de la guarda del verdugo Falcón! Y cómo exigirlo, ciudadanos, sino mediante la huelga general?. Al pueblo trabajador no le es dado hacer oir su voz donde debieran hablar los diputados del pueblo. No podemos llamar a cuentas por medio de nuestros representantes a los mas altos responsables. Fuerza es abandonar todos el trabajo para que así el clamor del pueblo llegue a quienes no quieren oirlo. Trabajadores y ciudadanos: El Comité Ejecutivo del Partido Socialista os exhorta a no trabajar desde hoy hasta que renuncie o sea despedido el jefe de policía. Y a la reivindicación de las víctimas tenemos que agregar otra de una trascendencia sin par. El mismo Falcón, asesino del pueblo, ha tenido la osadía de clausurar los locales obreros. Mostrémosle que el derecho de reunión es a nuestro a pesar de todo, porque esta en nuestras necesidades y en nuestra voluntad, por que si no estuviera escrito en la constitución, lo haríamos poner. Trabajadores y Ciudadanos!

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes Acudamos en masa a las reuniones organizadas por el Partido Socialista, a condenar la barbarie gobernante y ejercitar una de nuestras mas preciosas franquicias. Viva la huelga general! Fuera el jefe de policía! EL COMITÉ EJECUTIVO DEL PARTIDO SOCIALISTA

03/05/1909 Descripción de la manifestación socialista (La Vanguardia) Antes de la hora indicada para partir la columna central, la plaza Constitución era un vivero de gente. De tos los puntos de la ciudad afluía el elemento trabajador, ansiosa de prestar su concurso a la manifestación organizada por el Partido Socialista. A las 3 de la tarde, todos los Centros Socialistas con sus respectivas bandas de música y banderas rojas, hacían su entrada triunfal a la plaza. Presidida por un fuerte piquete de cosacos, la enorme columna, que abarcó mas de diez cuadras se puso en movimiento. Fue entonces cuando se conoció la tragedia de la plaza Lorea. Un silencio unánime, que se contagió a toda la masa en la marcha, dejó traslucir el airado gesto de protesta que envolvía aquella conducta culta, pero condenatoria de la masacre realizada un momento antes por la policía de la capital. El desfile fue importante y majestuoso. Todos los balcones y azoteas, como las aceras de las calles Buen Orden y Avenida de Mayo, se poblaron de curiosos, que saludaban el paso de los manifestantes. Así siguió la columna hasta la esquina de Florida, donde las bandas de música entonaron marchas fúnebres significando así que la fiesta del trabajo, por la barbarie de nuestra policía, se traducía en un día de duelo para el proletariado argentino. Al llegar frente a la casa de gobierno, y a retaguardia de la manifestación, los cosacos instigados por varios pesquisas, estuvieron a punto de realizar otra masacre. Felizmente, la cordura de muchos compañeros impidió que los criminales instintos de la policía se llevaran a cabo. En la plaza Colón, la tribuna del Partido Socialista fue rodeada por el pueblo que escuchó con atención l apalabra de los ciudadanos Dickman, Mantecón, Palacios y Bernard.

03/05/1909 Clausura de los locales obreros. Responsabilidad del gobierno (La Vanguardia) Después de la masacre que la prepotente realizó el sábado en la avenida de Mayo, y Solis, los locales obreros de la Capital han sido clausurados, estableciéndose vigilancia en las entradas de los mismos. La consigna es rigurosa. Nadie, ni los representantes de la prensa socialista [renglón ilegible] la decrepitud moral de nuestros gobernantes, convertidos en caciques de un pueblo que debiera adoptar una actitud más enérgica y decisiva, no reclamando sino tomándose un derecho que le corresponde. ¿Y qué decir del gobierno nacional, del ministro del interior? El señor Avellaneda es culpable directo de todo esto. El con su silencio, apoya la conducta brutal y arbitraria de su subalterno, el coronel Falcón. El derecho de reunión hay que conquistarlo, hay que exigirlo, pero no es posible esperar ni pedir buenamente que se nos conceda. La clase trabajadora posee la fuerza para ello y no debe trepidar la fuerza para ponerse al servicio de su causa y de sus intereses.

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes

03/05/1909 La prensa opositora adjudica al gobierno el haber logrado la unidad anarco­socialista (El País) La tragedia del sábado Sus consecuencias La huelga general Decíamos ayer que las medidas tomadas por el jefe de policía en cumplimiento de las órdenes del señor Figueroa que le transmitió el ministro del interior, para guardar el orden en el día de los trabajadores, no pudieron ser más contraproducentes. No hubo previsión de especie alguna, faltaron iniciativas precursoras de paz y tranquilidad y, en cambio, todo se redujo a hacer ostentación de fuerzas policiales, armadas de revólveres, sables y machetes, con la única consigna de arremeter contra todo ser viviente que hiciera le menor demostración contra el gobierno, las instituciones o la sociedad. No podemos comprender cómo cabe en cerebro humano, mucho más en el de autoridades encargadas de mantener el orden social, disposiciones tan descabelladas como las que se tomaron ayer. Eso de poner al frente de anarquistas que no tienen más Dios ni ley que el desquiciamiento y la ruina de todo lo existente y que aborrecen todo lo que sea autoridad, sendos escuadrones mostrando el cañón de los Colt y la punta de los sables, a la verdad, que causa asombro. Concebimos que se mande mucha policía secreta, muchos agentes de investigaciones, muchos guardianes disfrazados, como concebimos también, que se manden muchos bomberos, no provistos de armas sino de mangueras, único medio que en Europa y Estados Unidos dio o da resultado para concluir con manifestaciones tumultuarias, sin hacer víctimas. Los resultados de la gran chambonada, han sido, como todos lo saben, deplorables, debiendo hacer notar que estamos nada más que en el prólogo de la tragedia. La masacre de ayer ha exaltado los ánimos. Los socialistas, que forma un partido que no recurre a la violencia y que desenvuelve su acción dentro de todo derecho, salen ahora a la arena a protestar del atentado inicuo, en defensa de los anarquistas, y han proclamado el paro general, el recurso supremo de las grandes reivindicaciones obreras, por lo mismo que afecta a la vida diaria de los habitantes todos, al comercio, a la industria, a los medios de comunicación, y a todas las manifestaciones de la cosmópolis metropolitana. Debemos hacer notar un hecho altamente sugestivo. Esta es la primera vez que el socialismo argentino, después de quince años de existencia hace causa común con los anarquistas, formando una colosal asociación de resistencias e imposiciones, además, con la Unión General de Trabajadores y la Federación Obrera, en total cincuenta mil hombres resueltos quizá a llegar a extremos deplorables. Al señor Figueroa Alcorta, a su vetusto ministro del interior y al jefe de policía se deberá el estallido. Y para colmo, ni al inepto jefe del estado, ni al ministro centenario, se les ha ocurrido una medida que atenúe los resultados de la masacre de anteayer. Al contrario, han tenido la audacia inaudita de extremar el rigor. Ayer han sido cerrados de orden del ministro del interior todos los locales de los comités parroquiales del partido socialista, y todos los centros de reunión de sus afiliados. El comité ejecutivo reunióse a las 3 de la tarde en la redacción de “La Vanguardia”, pero en presencia de una nube de polisontes y agentes. Resolvieron sus miembros citar a asamblea general al partido en el salón “Verdi” o en la Unione e Benevolenza. Sus propietarios respondieron que no alquilarían esos locales a ningún precio, porque la policía les había hecho serias amenazas contra sus propiedades y sus personas. Esto, a la verdad, no tiene nombre. Los socialistas, en uso de un derecho sagrado que les acuerda la constitución, pueden reunirse y deliberar donde lo tengan a bien. Justificaríase la prohibición, mejor dicho, el atropello, si estuviéramos bajo el estado de sitio: pero no hay tal. Al fin y al cabo no hay de qué asombrarse. De un gobierno que fue contra el congreso, todo se puede esperar. 28


La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes

04/05/1909 Repercusión y significado de la huelga (La Protesta) Crónica Podemos asegurarlo. La huelga general no ha alcanzado en Buenos Aires, nunca, la intensidad y extensión que ahora. (...) El desahogo ya está; es la huelga. La satisfacción tiene que venir. Será el triunfo. Será la caída de Falcón. Y quien sabe si será algo más. (...) [sin firma]

04/05/1909 El Partido Socialista sigue animando la huelga general (La Vanguardia) La clase obrera de la capital ha respondido en forma solemne y elocuente á los desmanes y brutalidades de los asesores del pueblo. La suspensión del trabajo casi total. La vida económica, en sus múltiples manifestaciones, ha sido interrumpida por la espontánea y soberana voluntad del pueblo obrero. El crimen salvaje y vergonzoso perpetrado por los mandones oficiales el día 1º. de Mayo, queda así moralmente castigado. Palta aún la sanción material, que es la renuncia del criminal Falcón. El Comité Ejecutivo del Partido Socialista exhorta á la clase obrera a persistir en su actitud digna y valiente, no reanudando su trabajo hasta que renuncie ò sea destituido el jefe de policía. Las víctimas inocentes caídas en el día simbólico de la fiesta del trabajo deben ser un poderoso estímulo que infunda valor y energía en la lucha. Luchemos sin desmayos ni claudicaciones, pues la victoria será nuestra. Viva la huelga general! Fuera el verdugo Falcón!

05/05/1909 Cortejo fúnebre. Repercusión de la masacre. Nuevamente, la intervención policial (La Vanguardia) Un inmenso público, que no bajaría de 80.000 personas, había tomado puestos estratégicos frente a La Morgue, en las calles Córdoba, Viamonte, Tucumán, Lavalle, Corrientes y Cuyo; Callao, Rio Bamba, Ayacucho, Junín, Andes, Ombú, Azcuénaga, Larrea y Pueyredón. Los balcones y las puertas semejaban apretados racimos humanos. Frente a él la puerta que La Morgue tiene en la calle Viamonte y en las esquinas de Junín y Andes varios piquetes del 8 y 2 de caballería, escuadrón de seguridad, agentes y bomberos, armados á mausers, carabinas, revólvers y sables, aguardaban formados la menor indicación para atacar al pueblo. Serían próximamente las 3 de la tarde cuando legó la carroza fúnebre en la que debían ser conducidas las victimas del atropello policial. Pero una disposición de la comisaría 7ma., respondiendo sin duda a órdenes superiores, burló la expectativa general, pues los tres muertos fueron sacados en un furgón.

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes La treta dio á la policía el resultado apetecido: quitarle número a la manifestación de duelo. La carroza fúnebre siguió detrás del furgón, acompañada por unas 15.000 personas, que se apercibieron de la maniobra policíaca. Pero la inmensa mayoría, que no vio dentro del coche el ataúd, se quedó en su puesto a la espera de ellos. Serían las 5 de la tarde, y en todas las calles anteriormente mencionadas, la multitud, incierta, hormigueaba. Con el propósito de mantenerla a la expectativa la policía y los piquetes de soldados efectuaron varias cargas, sable en mano, y con toda la brutalidad que los caracteriza. En la calle de Corrientes entre Andes y Ombú, un niño izó sujeto a una vara, un pañuelo rojo. Numerosos grupos de peatones lo seguían, comentando risueñamente la ocurrencia. Pero la policía, como toros bravos, odia el rojo... organizó una carga. El público que en el mayor orden transitaba por las veredas y la calzada , fué atropellado con los caballos y golpeado con las puntas de las carabinas y cultas de los mausers. Un auxiliar de la comisería 5ta., cuyo nombre desgraciadamente desconocemos, acometía a puntapiés y a puñetazos a los ciudadanos, amenazándolos con sacar el revólver, después de insultarlos groseramente. El comisario de la 5ta., hermano del vice en ejercicio Figueroa Alcorta, reía la hazaña servil del inferior. En la esquina de Lavalle y Andes otro piquete del escuadrón cargó contra el pueblo. Hubo varios contusos. Entre ellos, una señora, que resultó con una pequeña herida en la cabeza, por la que manaba abundante sangre. Fué conducida á la 5ta. Donde se la curó y tomó declaración. Los desmanes de la policía y la soldadesca indignaron al pueblo, que prorrumpió en silbidos y gritos de protesta. En varias otras calles, se produjeron hechos análogos. Siempre la policía cargando sobre el pueblo que huye despavorido, metiéndose en las casas particulares y en los negocios que encuentra abiertos, pues todo el mundo conoce ya el barbarismo policial. A las 6 de la tarde, la inmensa mole humana se diseminaba por toda las calles [ilegible] condenando los nuevos atentados que irán á aumentar el número de las fojas de servicio que la repartición del gallo diabólico piensa presentar á la comisión del centenario como exponente de méritos...

05/05/1909 Cortejo fúnebre sin cajón, y represión en la Chacarita (El País) Sepelio de los caídos Desde la 1 de la tarde los alrededores de la Morgue eran un hervidero de gente. En Corrientes, Lavalle, Viamonte, Córdoba, y las calles transversales desde Callao a Junín, se movía una muchedumbre abigarrada, esperando la hora en que se entregarían los cadáveres de los caídos en la jornada del 1° de mayo. Cálculos aceptados por la mayoría, hacen ascender a 5000 el número de personas congregadas en ese radio. Caminar por allí era punto menos que imposible. La misma policía, que estaba representada con exceso, maniobraba con dificultad. A las 2.30 se puso en movimiento la columna obrera que debía acompañar al cementerio del Oeste los restos de los trabajadores caídos. La comisaría 7ª., prometió entregar los cadáveres a los manifestantes. Luego dispuso que los tres cadáveres fueran conducidos en la ambulancia que iría lentamente a la cabeza de la columna El comité organizador aceptó. Pero al llegar la ambulancia a la calle Corrientes, el conductor obedeciendo órdenes, partió a gran galope, burlando a los miles de obreros que seguían el convoy. El carro fúnebre destinado a las víctimas iba al frente del cortejo, vacío, con una bandera roja enlutada. La columna desfiló lentamente, en silencio. No menos de 16.000 obreros la formaban, cuando llegó a la calle Triunvirato. Se incorporaron en el trayecto grupos numerosos de trabajadores. La manifestación iba escoltada por fuertes destacamentos de caballería policial, vigilantes a pie y comisarios. Por la calle Córdoba cruzó con dirección a la Chacarita un piquete de 100 soldados de caballería.

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes Al llegar el cortejo a la Chacarita esperaban ya varios miembros del comité ejecutivo del Partido Socialista y comisión de huelga general. El primero en dirigir la palabra a la concurrencia fue el delegado del C.E. del partido, doctor Alfredo L. Palacios. Con palabra cálida y desbordante de sentimiento, recordó los luctuosos sucesos del “sábado rojo”. Habló de los caídos que proclamando un ideal iban con la alegría de los que miran en el porvenir su contributo del presente. Todos ellos eran fuerzas explotables, creadoras de riqueza y de capital, despojados del producto de su trabajo, esclavos sus brazos del taller y de la fábrica, pero libre y valiente el pensamiento… Con frase acerada y vigorosa condenó la masacre bárbara que regó con sangre la anchurosa Avenida. Extendióse luego en otras consideraciones, y después de entonar un himno a la dignificación del trabajo terminó recomendando orden, firmeza y serenidad. Hablaron a continuación en el mismo sentido, los ciudadanos Mario Balzán, Lotitto, Bizziotti y Bianchi. Cuando regresaban los elementos obreros que acompañaban los cadáveres a la Chacarita, al pasar frente a la comisaría 21ª., en la calle Triunvirato, profirieron gritos hostiles hacia las autoridades y especialmente contra la policía. Como la gritería aumentaba amenazando convertirse en un grave desorden, el comisario de la 21ª., señor Almanza, con el piquete de bomberos que presta servicio en la comisaría, salió a la calle y procedió a dispersar los grupos. Pero, de pronto se oyeron dos disparos de arma de fuego, que fueron después seguidos de otros muchos que partían de distintas direcciones. Los agentes del escuadrón de seguridad que acompañaban a los obreros, cargaron sobre ellos desnudando los machetes y aplicando con ellos algunos golpes a los que se negaban a continuar su marcha. A consecuencia de esa marcha resultaron tres contusos: José Quirós, Juan Greco y Casimiro Rodríguez. Fueron detenidos unos 200 individuos, la mayor parte de los cuales tenían armas de fuego y algunos llevaban hasta dos cajas de proyectiles de repuesto en los bolsillos. Se ha comprobado que esos sujetos habían venido durante el trayecto de la Chacarita a la comisaría 21ª., rompiendo los vidrios de los faroles del alumbrado público. A dos cuadras de distancia de allí un vecino resultó herido de un balazo en un dedo.

06/05/1909 Tercera jornada de la huelga general. Discurso de Alfredo L. Palacios (La Vanguardia) Trabajadores: Hémonos reunidos en esta plaza para decir bien alto nuestra protesta contra los bárbaros atropellos de la policía metropolitana, y para afirmar nuestro propósito de mantenernos unidos en el movimiento en tanto entusiasmo iniciado, hasta obtener la renuncia del coronel Falcón, la apertura de los locales obreros y la libertad de los camaradas presos. Que nadie trabaje! Cruzados de brazos somos los más fuertes. Frente a la prepotencia del gobierno opongamos nuestra solidaridad tranquila. Ya cederán nuestros enemigos. Que comprendan una vez por todas, que el pueblo trabajador es la fuerza creadora de la riqueza, y que sepan que cuando la gran máquina detiénese, todo el organismo social se resiente. Nuestro triunfo es cuestión de honor. Debemos conquistarlo a todo trance! La multitud aplaudió y vivó calurosamente los discursos.

07/05/1909 Éxito del boletín sacado por el Partido Socialista (La Vanguardia)

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes En la Boca fue conducido preso a la comisaría 24ª, un ciudadano que vendía nuestro boletín. La policía, criminal y cobarde en su crimen, temerá nuestra propaganda y a las verdades que se consignan en nuestras hojas. Sabe que sus tropelías las exponemos sin tapujos ni exageraciones. Tales los hechos, tales los crímenes, tal su relato. Por eso, procura por todos los medios evitar que lleguen al público, cosa que no conseguirán jamás, porque la verdad tiene que imponerse forzosamente. Nosotros marchamos con ella -lo prueba hasta la misma actitud policial- y nuestras hojas se difundirán por toda la república, pese a las policías asesinas del pueblo!

08/05/1909 El Partido Socialista se retira de la Huelga General de 1909 (La Vanguardia) La huelga general terminada El comité de huelga de la F. O. y de la U. G. de T. Orden del día del Partido Socialista En su reunión de anoche, el C. E. del partido Socialista adoptó la siguiente orden del día, poniendo fin por su parte á la huelga general: El comité Ejecutivo del Partido Socialista, Considerando: Que la huelga general realizada por la clase obrera de la capital como acto de protesta por la masacre de que fue víctima el día 1º. De Mayo, ha alcanzado la extensión y unanimidad que correspondía á la magnitud de los hechos que la motivaron; Que continuar en la resistencia implicaría para la clase trabajadora hacer más cruentos los sacrificios y privaciones soportados hasta hoy, con peligro para la unidad que ha sido su característica en este movimiento: Que no sería razonable persistir en la acción de protesta colectiva contra un gobierno que se empeña en considerar esta demostración no como una consciente y justificada exigencia del pueblo productor, sino como un acto subversivo que debe ser reprimido con el empleo brutal de toda la fuerza pública que tiene en su poder: Acuerda: 1º. Invitar á volver al trabajo á los obreros que lo abandonaron ante la exhortación del Partido Socialista; 2º. Mantener una activa propaganda encaminada á demostrar la necesidad de que abandone la jefatura de policía el actual funcionario, repudiado por la cultura de la metrópoli y execrado por su población obrera; 3º. Tributar un aplauso á los trabajadores en esta huelga general que constituye un grandioso ejemplo de solidaridad de clase, é invitarlos á consolidar sus organizaciones gremiales y políticas como el único medio de conquistar su bienestar propio, contribuyendo al progreso colectivo; 4º. Alentar á los gremios en la defensa de sus intereses y poner todos sus medios y recursos de propaganda á disposición de los que se mantienen actualmente en lucha. El Comité Ejecutivo del Partido Socialista.

09/05/1909 Declaración del Comité de Huelga General dando por finalizada la huelga (La Protesta) El Comité de Huelga General Y delegados de las sociedades obreras de la Capital Federal 32


La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes

En vista de las declaraciones gubernativas prometiendo la libertad de los presos y en vista de ser un hecho la reapertura de los locales obreros y la no aplicación de la nueva ordenanza municipal: Resuelve nombrar una comisión que redacte una extensa declaración dando por terminado el movimiento (...) Esta declaración está concebida en los términos de una amenaza de nueva huelga si no se cumple lo prometido. EL COMITÉ DE HUELGA GENERAL

09/05/1909 Amenaza de declaración de huelga general para los festejos del Centenario (La Protesta) LAS FIESTAS DEL CENTENARIO Y LA RENUNCIA DE FALCÓN (...) De aquí a un año (...) las campanas de la democracia americana burguesa, la más repugnante de todas, se echará al vuelo, para conmemorar un acontecimiento histórico al que quieren vincularse conquistas progresistas, liberales y humanas, que caracterizan la civilización actual. Y bien, los trabajadores de Buenos Aires (...) han aprendido a tiempo que la consagración de tal acontecimiento no puede tener lugar, sin que antes de satisfacción a la soberanía popular, con la destitución del jefe de policía, que ha días fusiló a mansalva y traicioneramente a este pueblo, que hace cien años supo iniciar la lucha que dio a la nación su independencia política. (...) Nuestros asesinos, los asesinos de nuestros padres, de nuestros hijos, de nuestros hermanos, de nuestros camaradas, preparan una serie de truculentos festejos, con los que quieren demostrar al mundo que son civilizados, que son capaces de convivir en el concierto universal de las naciones progresistas. (...) Todos los obreros, todos los expoliados, todos los concientes, están en el deber, desde estos momentos, de ir preparando una formidable huelga general que, comenzando en los primeros días del mes de Mayo del año proximo, se prolongue durante todos los que asignan a la conmemoración del centenario y en cuya celebración pone tanto empeño la plutocracia de este país. Esta huelga puede, no obstante, ser evitada por el gobierno nacional: destituyendo al jefe de policía coronel Falcón, causante de esta venganza. A este precio no estorbaremos la mistificación que para 1910 prepara nuestra burguesía. (...) La renuncia de Falcón o no hay festejos durante el Centenario. A.M.R.

16/05/1909 Balance sindicalista de la huelga general (La Acción Socialista) ELOCUENTE DESPERTAR PROLETARIO La huelga general – Triunfo completo de la causa obrera MÁS DE 220.000 HUELGUISTAS

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes Como un digno y glorioso exponente de fuerza de inusitada guerra al mundo capitalista se nos presenta el titánico esfuerzo realizado por el proletariado bonaerense. Nunca la clase obrera se ha revelado tan fuerte, tan robusta y espontánea en su lucha contra la clase burguesa y sus múltiples instituciones de dominio y conservadurismo. Ha sido una batalla heroica, un precedente. La huelga general fue acordada tácitamente sin preparación previa, a raíz de la salvaje matanza que llevo a cabo la horda en la Avenida de Mayo en circunstancias que comenzaba a formarse la columna de la manifestación organizada por la F. L. B conmemorando el 1º de Mayo. No obstante, ella alcanzó tan grandiosa magnitud, que no podíamos hacer a menos que dejarnos arrastrar por la sorpresa que nos produjo la constatación de ese hecho sugerente que nos presento íntegramente el alma proletaria: rebelde, vigorosa, impregnada de un profundo sentimiento de guerra de la explotación y la tiranía burguesa. Por su grandiosidad es un hecho que subyuga. Y significativo en sumo grado por las esperanzas que sugiere. Todo ha contribuido a dar impresión real de la existencia de una fuerza formidable capaz por si sola de conmover y trastornar el orden burgués. Y esa fuerza, esa energía, es propia y exclusiva de los trabajadores. Así se ha comprobado en los hechos una vez más. Basta para ponerla en actividad y para que asuma todos los caracteres específicos de una acción disolvente, demoledora, que se hiera su dignidad de clase, o que se sientan impulsadas por el soberano deseo de conquistar su emancipación. Cuando sus sentimientos de guerra, que eternamente dormitan, despiertan, adquieren un empuje irresistible. Es que el proletariado lo puede todo porque lo crea todo. Un instante de instintiva clarividencia lo lleva a la clara comprensión de su condición y capacidad social, entonces, cual un titán hace crujir músculos de acero con inaudita fiereza y exterioriza con imponente majestad todo su odio a la tiranía capitalista que somete a la clase productiva a la más oprobiosa explotación. Solo así se explica que haya podido hacer tan hermosa demostración de solidaridad y que el [ilegible] le haya correspondido completamente. La huelga general sostenida por el proletariado bonaerense durante ocho días hizo [ilegible] la vida económica de toda la metrópoli. La batalla sin igual librada por los trabajadores de Buenos Aires ha dejado muy elocuentes enseñanzas: ha inspirado una mayor confianza en los trabajadores. Ahora se saben fuertes, invencibles, porque lo han experimentado en la lucha. En Buenos aires fue secundado eficazmente por adhesiones del interior que contribuyeron poderosamente a dar realce a la protesta. Una adhesión moral dignísima ya que constituía un acto de solidaridad hermoso y grande por su naturaleza, por el propósito altamente solidario que le dio margen. Aquí en Buenos aires el movimiento fue de tanta magnitud que tuvo la singular virtud de hacer capitular, según expresión de El Diario, al Poder Ejecutivo. Cuando todas las energías combativas del aparente letargo daba la penosa impresión de una impotencia extrema, hemos visto surgir un movimiento cuya grandeza es difícil de apreciar, por lo mismo que era inesperado y [ilegible] sin abono, sin otro acicate que el odio profundo de la clase oprimida hacia la clase opresora, exteriorizando con la paralización espontánea de la vida económica de la metrópoli por su expresa y única voluntad, su protesta contra los crímenes de la burguesía ejecutados por medio de sus funestos instrumentos de muerte. Hemos podido constatar que en el alma obrera duermen muchos y muy poderosos bríos. Laten siempre sus sentimientos de guerra, dispuestos a seguir briosos, con la impetuosidad avasalladora que caracteriza al torrente insostenible en su vertiginoso andar desvastar pero triunfantes, creador, porque va esparciendo su fecunda sabia revolucionaria en todos los corazones obreros. Es una lección de energía que no se pierde. Está cimentada en hechos. Vivirá eternamente en nuestros espíritus, infundiéndonos gran confianza en nuestra acción revolucionaria. Después de este exordio pasamos a dar la crónica completa de la huelga general, un tanto sintética por lo limitado del espacio que disponemos, pues para abarcar todos sus infinitos pormenores y particularidades, preciso sería escribir un libro. (…)

25/05/1909 Xenofobia en las fiestas patrias. Acto del Consejo escolar del barrio de la Boca 34


La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes

(La Vanguardia) La conmemoración de una fecha que señala la emancipación política de este país, ha dado lugar este año a que se volviera a machacar obstinadamente sobre el tema del “extranjerismo”, como consecuencia de los sucesos sangrientos del 1º. de Mayo. Y en la Boca, barrio esencialmente obrero, en su casi totalidad de extranjeros, y en que el idioma oficial parece ser el dialecto genovés por lo difundido que está hasta entre los argentinos, hijos de ciudadanos de aquella ciudad marítima, el director del consejo escolar local creyó oportuno y muy patriótico, al hablar del 25 de mayo, ocuparse también de los extranjeros, no para alabarlos como factores de progreso por su laboriosidad, sino para amonestar á los que no fueran capaces de redimirse de ese pecado original comulgando con el credo de los profesionales del patriotismo y de la política. “Que vengan los extranjeros -exclamó- pero con la conciencia limpia.” . A nadie se le ocurrió preguntarle por el estado de limpieza de la suya. Le siguió luego en el uso de la palabra un maestro, quien en nombré de rancio prejuicios que tienen un origen religioso, protestó contra la mayoría, porque ésta no deseaba exponerse a un resfriado quitándose el sombrero cuando la banda tocaba el himno de la patria... de los ricos. Cichero, caudillo boquense a quien le aprovecha mucho el patriotismo en las épocas electorales, sintióse inflamado por un patriótico furor, é imitando al Nazareno, y no creyendo encontrarse en el templo de los mercaderes que lo utilizan, arrojó de la reunión a un joven que pecaba de falta de respecto al símbolo grotescamente defendido por los mercaderes del patriotismo. No tuvo ulterioridades ese acto porque concluyó allí. La concurrencia, unas 200 personas, fue disolviéndose lentamente.

16/06/1909 Posición sindicalista frente al congreso de unificación obrera (La Acción Socialista) LA FUSIÓN OBRERA Consideraciones sobre el próximo congreso La unidad de la clase obrera es una de las condiciones esenciales de su fueraza, de su capacidad como clase revolucionaria. Así como es común a todos los trabajadores la explotación y la tiranía burguesa, común debe ser, en buena lógica, el esfuerzo para producirla gradualmente hasta lograr su definitiva supresión. Convencidos, pues que de la unidad proletaria depende de buena parte su porvenir, hemos sostenido la necesidad de realizar la fusión obrera. Y ese convencimiento, fruto genuino de la propia observación del mundo capitalista, dividido en dos potencias antagónicas entre si, cada vez se afirma y arraiga más en nosotros. Y no puede ser de otro modo. Los múltiples acontecimientos que se producen; las luchas continuas é ininterrumpidas que sostiene el proletariado para conquistar su liberación, indican bien a las claras que toda la fuerza, todo el empuje y la combatividad de la clase obrera, emergen de su unidad, de la solidaridad de los esfuerzos, de la armonización de todas las energías productoras. Los únicos capaces de trastornar el orden burgués son los productores. Ello es axiomático. Nadie puede aventurarse a negarlo. Bien; si ese hecho es incuestionable, debe admitirse como consecuencia, que únicamente los productores unificados pueden producir ese estado de cosas anormal, negando su energía al mundo capitalista, como pueden producir en esas condiciones una civilización superior, una sociedad mas humana. El problema social, como se ha dado en llamarle, se plantea, pues, á los trabajadores de un modo preciso y neto.

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes Se trata de un problema concreto: suprimir el régimen del salario y crear una organización social basada en el trabajo y regida por las leyes de la solidaridad, en que la tiranía determinada por la explotación capitalista haya desaparecido totalmente. Los directamente “interesados y autorizados”, diremos así, en resolver ese problema concreto, son los trabajadores, ya que con su trabajo nutren el mundo capitalista, fuente de todas las tiranías. Entiéndase: los trabajadores, TODOS LOS TRABAJADORES MANCOMUNDOS, INSPIRADOS EN IGUALES PROPÓSITOS EMANCIPADORES. Ellos han de ser los gestores del mundo nuevo. ¿Se dirá que son argumentos simplistas y que hemos repetido ya hasta el cansancio? A nosotros los sindicalistas, que anteponemos a nuestras ideas y conceptos personales la unidad del proletariado, nos place repetirlo, puesto que conceptuamos como una necesidad ineludible é imperiosa la realización de la fusión obrera. (…) *** Reafirmando ya nuestro concepto, tócanos referirnos al próximo congreso de unificación, que, según se resolvió en la reunión del mes de Febrero, debe efectuarse en el mes de Julio entrante. Diversas causas han dificultado una seria y continuada propaganda por cuyo motivo, aún hallándonos tan cercanos á esa fecha, buena parte de organizaciones no han respondido aún al llamado del Comité Pro-fusión. Si ello se explica en cierto modo, pues circunstancias que no es menester señalar, han imposibilitado una pronta resolución en algunos gremios ello no puede disculparse á otros en que ha predominado la indiferencia ó desidia. Atendiendo a todas esas circunstancias y considerando que ellas podrían mal lograr el buen éxito del congreso, nos parece que correspondería aplazar, por el tiempo que se juzgue necesario, dicho congreso. Tal vez así se lograría interesar mayormente á los trabajadores en la solución de un asunto de tanta magnitud y trascendencia. Por muchas que sean las dificultades que opongan á ese pensamiento, la indiferencia por un lado maliguidad por otro, debemos persistir empeñosos, sin desaliento, hasta conseguir el objeto deseado. Sería a nuestro juicio una medida de resultados prácticos, postergar el congreso, para dar lugar á una mayor propaganda. Y ello debe adoptarse de inmediato, si como nosotros pensamos, ha de servir eficazmente el simpático propósito de fusionar al proletariado de la República.

16/07/1909 El sindicalismo revolucionario y el problema de la huelga general (La Acción Socialista) Cómo hay que mirar á la huelga general La huelga general es la aplicación de las “fuerza” económica que el proletariado esté en grado de evidencia. Todos los episodios de huelga general que han tenido adversa ó propicia suerte, fueron en realidad solamente el [ilegible] aproximativo de la “paralización simultanea de todos los ramos de la producción”. Su eficacia depresión es indudablemente bastante grande y reside no en los episodios secundarios y tal vez evitables del derramamiento de sangre, y los conflictos en la calle, sino en el contenido íntimamente “económico” de la abstención del trabajo, en la paralización que ocasiona en las principales fuentes de la vida. En los fenómenos de la historia hay “lo que se vé y lo que no se vé”. Debajo de las inmediatas y aparentes derrotas hay los gérmenes de las transformaciones en nombre de las cuales el movimiento luchaba. Con el mismo [ilegible] de rigurosidad histórica han de [ilegible] en sus éxitos los experimentos [ilegible] de la acción sindical, de la cual la forma más [culminante] es la huelga general. Los políticos, al contrario, pervertidos por el modo de funcionar de los parlamentos, forman enseguida inventarios del pasivo de estas huelgas, porque a sus “proposiciones” prosigue la “aprobación” del parlamento.

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes ¡Extraño modo de juzgar las manifestaciones de clase! Ante todo, la huelga general que lucha por una reivindicación inmediata no se encamina á influir sobre el parlamento, aisladamente considerado, sino sobre todo el aparato del Estado; no observa el procedimiento parlamentario, y por eso [ilegible] codificada en ley inmediata la reivindicación por la cual [combate] forma la costumbre nueva, y los afectos sobre el conjunto social no son por esto inmediatamente visibles, como las proyecciones sobre el cuadro cinematográfico. La historia hay que saberla explicar. En ésta los minutos de nuestras impaciencias resultan años. El reloj de la historia es mucho más lento del que llevamos en el bolsillo. ¿Hay nada más chistoso como aquellos políticos que al día siguiente de una huelga general señalan el parlamento y gritan? ¿Habéis visto [ilegible] esta gente [ilegible]? La [ilegible], claro está no ha pasado, pero el proletariado venció ya, porque ha marcado una nueva separación del mundo burgués, o sea, un paso más en un propio camino. [E. LENNE]

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EJE 2 ENTRE LA SEMANA ROJA Y EL CENTENARIO (AGOSTO DE 1909 ‐ ENERO DE 1910)

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n los últimos días de febrero de 1909 se reunió el Congreso Obrero convocado por una comisión impulsada por los sindicatos autónomos. Si bien la invitación era hacia todas las organizaciones de la clase obrera (sindicatos y centrales) la reunión tuvo una asistencia muy limitada. Descartada de plano la posibilidad de crear una nueva central que unificara a toda la clase, se resolvió crear un Comité Pro Fusión integrado por delegados de los sindicatos autónomos, la UGT y la F.O.R.A. Aunque esta última nunca designó a sus delegados, el Comité realizó en los meses siguientes su labor convocando para los días 25 y 26 de septiembre del mismo año a la realización de un Congreso de Concentración Obrera a realizarse en Buenos Aires.

El 14 de noviembre de 1909 el joven anarquista Simón Radowitzky, vengando los asesinatos cometidos por la policía en la Semana Roja, lanzó una bomba contra el carruaje en el que viajaba el Jefe de Policía Coronel Ramón L. Falcón y su secretario Lartigau, provocando la muerte de ambos. La muerte de Falcón desató la represión contra los locales, periódicos y organismos obreros, perpetrados tanto por policías como por turbas “patrióticas”. El Gobierno respondió promulgando el estado de sitio por 60 días, lo que amén de deportaciones, encierros y persecuciones, impidió la realización del VIII Congreso de la F.O.R.A. y el Congreso Extraordinario del Partido Socialista, llamado para unificar la posición a tomar en relación con este pico represivo. El PS decidió relocalizar su Congreso en Montevideo realizándose los primeros días de enero de 1910. La F.O.R.A. recién tuvo su VIII Congreso a mediados de abril, donde se resolvió desconocer el Congreso de Fusión, llamando a la C.O.R.A. y a las autónomas a adherirse a ella (y por tanto acatando la finalidad comunista anárquica). El estado de sitio fue levantado a mediados de enero.

En este Congreso se formalizaría, en los papeles, la fusión entre las dos centrales obreras y los sindicatos autónomos, creándose la Confederación Obrera Regional Argentina (C.O.R.A.). Pero en una reunión de delegados de la F.O.R.A. realizada el 30 de octubre se sostuvo que debido a la poca representatividad numérica que había tenido esta central en el Congreso de Concentración, la unificación debía decidirse en un Congreso de la F.O.R.A., pautado para diciembre.

Las fuentes incluidas en esta sección contribuyen a enriquecer el análisis sobre las líneas organizativas y las disputas internas que recorrían a las corrientes obreras en las vísperas del Centenario.

Dos semanas antes de la reunión de delegados antedicha la F.O.R.A había mostrado su fuerza al organizar el mitín y huelga general en repudio del fusilamiento del pedagogo barcelonés Francisco Ferrer i Guardia.

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes

30/08/1909 Nota de opinión acerca de las razones por las cuales la fusión sería imposible (La Protesta) LA FUSIÓN ¿Otra vez? Con motivo del famoso Congreso de la fusión, he dicho que la fusión -como fórmula, se entiende- no sólo era imposible llevarla a cabo, sino que en caso de realizarla, seria funesta para la organización obrera en general y demostrara que era innecesaria, en estos términos: “la solidaridad brota espontánea, sin la necesidad de pactos escritos” Al decir esto no es con el propósito de darme ínfulas de profeta, sino porque en vista de que el pasado congreso de la fusión no fue suficiente enseñanza y escarmiento, me veo en la necesidad de volver sobre el asunto -a pesar de todos los títulos de fanático, sectario, etc., etc. que se me vengan encima- y es muy posible que tenga que repetir lo dicho en aquella ocasión. Que era imposible la fusión, quedó demostrado en aquel congreso hasta el extremo de concluir que resultan fusionistas de veras los llamados anti-fusionistas, y anti-fusionistas acérrimos, los llamados fusionistas. Que era innecesaria quedó también plenamente demostrado, aparte de otras ocasiones, en la huelga general del pasado mayo, cuyas enseñanzas deberían aprovechar todos los fusionistas habidos y por haber. Ahora bien: si fue imposible hacer la fusión, ahora es menos posible. ¿Por que? Porque entonces había interés en discutir el asunto y además, porque cierto elemento hacia sonar muy a menudo con ruido a bombo, las palabras «unión obrera», «espíritu de clase», etc, etc. y como estas palabras, á pesar de resultar huecas y faltas de sentido en muchas ocasiones, son muy bonitas para dichas y muy retumbantes para reproducir entusiasmo atropellado y falto de análisis, nada de extrañar sería que la fusión se hubiera hecho por encima de todas las razones y de la lógica, aunque después tuviéramos que lamentar todos el paso dado en falso. Porque el pueblo es así desde tiempo inmemorial y todas las proezas históricas las llevó a cabo de esa forma. Sintió unas palabras bombásticas, se entusiasmó ciegamente por ellas, corrió como potro desbocado y se precipitó de cabeza en el abismo, en donde lloró amargamente su locura un lapso de tiempo más ó menos largo. Y esto, repetido infinidad de veces, á través de las edades, sin apenas sacar enseñanzas de una para otra. En cambio, con el congreso que se proyecta sucede algo muy diferente, debido, tal vez, a la experiencia obtenida del otro. Y es que también el pueblo gracias a los porrazos que ha recibido en el transcurso de los tiempos, y á que algunos hombres se han esforzado para curarlo de esa locura secular, va siendo poco -nada más que un poco- cuerdo y esa cordura, aunque poca, es la que hace ver claro á los obreros que el tiempo empleado en discutir fusiones, si no da resultados contraproducentes, es por lo menos, un tiempo lamentablemente perdido, por cuyo motivo al congreso proyectado para septiembre le faltará el calor y el entusiasmo del otro, que es mucho faltarle. (…)

10/09/1909 Nota de opinión acerca de la posibilidad de la fusión (La Protesta) El Congreso de Fusión

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes «Hoy por hoy nosotros creemos que la mejor forma de la sociedad futura es el comunismo anárquico: por esto lo propagamos tanto en la sociedad gremial como en todas partes. No queremos imponerle á nadie, ni siquiera lo recomendamos, lo propagamos y nada más.» —La organización Obrera núm. 59.— Sbre. de 1909. «Que el individuo sea libre en el sindicato y el sindicato en la federación» Circular del comité pro fusión. Ante esas declaraciones que se amplifican, y ante la evolución de la Unión G. de Trabajadores y de las sociedades autónomas, no existe motivo fundamental alguno, para que las sociedades adheridas á la Federación Obrera Argentina, se rehusen á tomar parte en el próximo congreso. Esas instituciones aceptan de lleno toda nuestra táctica de lucha, y por lo tanto su evolución constituye un triunfo de nuestra propaganda sobre las demás escuelas sociológicas, y así como hemos triunfado en nuestra táctica revolucionaria, triunfaremos en nuestra concepción filosófica en cuanto á la sociedad futura. El tiempo que hemos empleado para demostrarle á nuestros adversarios de ayer, la superioridad de nuestros medios de lucha, lo emplearemos ahora en hacer nuevos prosélitos para la revolución y en demostrar nuestra superioridad filosófica sobre las demás escuelas que pretenden resolver el problema social. En los medios de lucha estamos de acuerdo, puesto que los hechos lo demuestran. Y entonces las disidencias entre anarquistas y sindicalistas queda reducida á una cuestión puramente filosófica que el buen sentido de los hombres que piensan libremente resolverá mucho más fácilmente de lo que á simple vista parece. No nos extrañemos de que obreros inteligentes y estudiosos no tengan nuestra visión del porvenir, tengamos presente que esos mismos elementos son los que ayer militaban en las filas de los políticos (salvo las excepciones) y que negaban la libertad del pensamiento dentro del sindicato(...) Por otra parte, la organización no se debe de ir con tiquis miquis, esto es, condicionalmente; para mi no caben dos términos medios: ó se acepta ó se niega: de lo contrario ni se hace ni se deja hacer. Es necesario, pues, que todas las sociedades obreras, que aceptan la acción directa y la declaración de principios de la F.O. Argentina, están representadas en el próximo congreso, para constituir la federación más potente de Sud America; tengamos presente que mientras nosotros reñimos nuestras batallas, la sociedades patronales toman cada vez mas preponderancia y que puede llegar un día que sean realmente el peor de nuestros enemigos. Dejemos el insulto [ilegible] y las energías que empleamos en nuestras luchas internas para los momentos de lucha abierta contra la prepotencia capitalista y del Estado. Y puesto que los congresos son de carácter consultivo y no ejecutivo, vayan los delegados á discutir con altura de miras, el mandato que le han dado sus colectividades pero ¡por favor compañeros! si las deliberaciones del congreso son adversas a vuestra manera de pensar, no cometáis la torpeza de abandonar sus sesiones so pretexto de que no estáis de acuerdo con su manera de proceder. En este caso daríais pruebas de una mala fé incalificable, que solo la burguesía sabría aprovechar para sus cálculos criminales. A la obra, pues, á demostrar una vez mas que el proletariado argentino está capacitado para la acción revolucionaria y para discutir serenamente sus principios revolucionarios y filosóficos. Adrián Troitiño

16/09/1909 Declaraciones sindicalistas a favor de la unificación (La Acción Socialista) Por la unidad de la clase obrera El próximo Congreso Pro-Fusión Estamos en vísperas de la celebración del congreso pro-fusión. En breve, pues, se reunirán los delegados de una buena parte de organizaciones obreras para tratar la unificación del proletariado organizado. Se trata, como se ve, de un asunto trascendentalísimo que todos los trabajadores deben anhelar se solucione estableciendo de un modo definitivo la unión tan necesaria para la realización de la magna obra de su emancipación completa.

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes Nosotros siempre hemos abogado por la fusión en el convencimiento de que solamente un proletariado fuertemente organizado y estrechamente unido, está en condiciones favorables para laborar árdua y persistentemente por la abolición de un funesto régimen capitalista, creador de todas las miserias y desdichas. Y ese mismo convencimiento nos ha hecho combatir acerbadamente á todos aquellos que han tratado con torpes pretextos de impedir su realización. Múltiples hechos han corroborado ese convencimiento. Todas las luchas que el proletariado ha librado contra el estado ó la clase capitalista para afirmar derechos y conquistar mejoras tanto de orden moral como material, llegaron á feliz término gracias á la coherencia con que ellas se mantuvieron, pues faltando la unidad de acción los esfuerzos se malogran. Y esos hechos se producen cada día, no son aislados. La huelga general de la semana de Mayo, es otro de los hechos, cuyas enseñanzas prácticas sirven como uno de los mejores y más sólidos exponentes de la necesidad imprescindible de unificar todas las fuerzas organizadas del proletariado, para crear un solo organismo vigoroso y pujante que defienda las aspiraciones del pueblo obrero. No se pretenda afirmar, porque es pueril en demasía, que la unión debe verificarse en esos años especiales. Si es factible, necesaria y útil en tales circunstancias, es decir en los periodos agudos de la lucha anticapitalista, debe serlo y más en los periodos de tranquilidad, cuando se gestan tales movimientos reivindicatorios ó de protesta. Pues no es admisible que se pueda marchar unidos «solamente en los casos de lucha». La unión ha de ser permanente, para que vincule fuertemente al proletariado y le haga confiar plenamente en su propio esfuerzo, de lo contrario corremos siempre el riesgo de no poder desarrollar toda nuestra potencia combativa por la falta de unidad. Lo lógico y necesario es romper con todas las injustificadas hostilidades que actualmente dividen al proletariado de la República Argentina y lo reducen á la impotencia casi absoluta. Y no es posible que tal estado de cosas perdure. Si eso sucediese sus consecuencias han de trascender en la organización obrera y le quitarán cada vez más vigor, porque esa división de ciertos organismos, se reflejará, mejor dicho, se acentuará, entre los trabajadores de una misma industria o oficio. He ahí las tristes perspectivas que nos ofrecen la división. Con suma ansiedad esperamos la realización del congreso para conocer el ánimo de los trabajadores á ese respecto. (…) El congreso deberá pronunciarse categóricamente. Él se realizará con ese objeto y es preciso que no se opongan dificultades de ningún orden al buen desarrollo de sus deliberaciones. Es de esperar que los delegados que á él asistan se percaten claramente de la misión trascendental que se les ha confiado y que en todo momento serán absolutamente fieles á ella, pues si otro fuese su temperamento traicionarían vilmente las aspiraciones del proletariado. Sí, sería una traición dificultar la fusión, puesto que ella es una necesidad imperiosa, intensamente sentida por todos los trabajadores que tienen una noción exacta del rol que desempeñan en la sociedad actual y aprecian el valor grandísimo de la unión obrera. Aseguramos, pues, que la clausura del congreso se efectúe proclamando la unificación del proletariado de la República Argentina.

06/09/1909 Críticas a los delegados de la F.O.R.A. que se oponen a la fusión (La Acción Socialista) La decadencia antifusionista Cuando todos esperaban una resolución clara y terminante del C. Federal en la reunión celebrada el 30, los individuos que desde hace mucho tiempo están haciendo gala de una incapacidad suma en su frente, premeditaban la salida por la tangente. Y en la noche del 30 la vieja Regional, ni se adhirió ni se negó á ingresar en el nuevo organismo. No era esto lo que se esperaba. Los individuos que actúan en un campo determinado, deben, cuando menos, aceptar la responsabilidad de sus actos. No lo entienden así los pobres entes que quedan como restos de lo que fue en tiempos pasados un organismo. Perdida la fuerza material, debía la vieja Federación perder su 41


La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes fuerza moral. Los hombres que quedan á su frente le representan á mil maravillas por esa razón, con su actitud equívoca de tramoyistas. Las bases de la nueva organización no fueron observadas seriamente, casi no fueron observadas. Luego, no cabía más que la adhesión, sostenida por los gremios más fuertes de esa organización obrera. Pero los delegados fraguados en el interior de la República, los que no representan más que sus miserias y su mala fé, se opusieron á la fusión á la vez que se negaron á rechazarla, francamente. La incapacidad de esos individuos llega hasta el extremo de temer una responsabilidad de la cual carecen, por más de un concepto. Ser ó no ser. Querer la fusión ó no quererla. Los hechos así planteaban la cuestión. No otra disyuntiva ofrecían los resultados del último congreso. Pero ¿habían de resolver esa disyuntiva quienes desde hace tres años aceptan á la vez que rechazan la fusión? ¿Habían de resolverla los individuos que en pleno congreso declaran la fusión hecha y hacen votos para que se conserve aceptando puestos en la nueva confederación, para luego, una vez recibidas las ordenes supe-superiores[sic], pronunciarse en su contra? ¡No! Estos individuos no resuelven nada. De ellos no se puede esperar ningún acto de sinceridad, de fuerza, de carácter. Y no puede esperarse porque, por encima de todo, son los representantes de un período de decadencia en la historia del movimiento proletario argentino. No podían pronunciarse en contra como enemigos decididos. Resolvieron la convocatoria de un nuevo congreso, sin decir siquiera que el pasado no ha dejado satisfecha cumplidamente la misión que se le confió. En ese congreso concurrirán las mismas veintisiete sociedades que estuvieron representadas el 30. Los fuertes sostendrán la adhesión. Los del rebaño sostendrán lo contrario. Los primeros, pues, estarán dispuestos a la reconciliación y tarde ó temprano entrarán a robustecer la Confederación. Las otras seguirán vegetando mientras un soplo de vida nueva no penetre en su seno para vigorizarlas, dándoles nueva vida, nueva inspiración revolucionaria. La resolución que se adoptó en la reunión del 30, lejos de ser un obstáculo serio á la fusión, sirve para pulsar el grado de decadencia moral y material del organismo que tuvo la desgracia de ser tan mal interpretado con ella. La vida está en la juventud, en esa falange obrera llena de vida que se va reconcentrando en la joven Confederación. ¡A ella vayamos todos los proletarios organizados y la fusión será un hecho! -He aquí la crónica de la reunión: Se abrió la sesión estando presentes 27 delegaciones. Un delegado pretende que se excluya de la reunión las delegaciones de los aserradores y sombrereros porque se han adherido a la Confederación. Después del debate de estilo, fue rechazada la moción por 16 votos contra 9. Se da lectura de la credencial de los fideeros de la capital, en la cual se dice que la sociedad continuará en la F.O.R.A. El secretario de esta sociedad, presente en la reunión, manifiesta que él no ha hecho esa nota y que se extraña que su sociedad aparezca votando de esa forma sin que su secretario sepa nada. El delegado de los repartidores de diario dice que la Confederación es una especie de ley de residencia (!), por cuya razón hay que seguir siendo fieles a la F.O.R.A, porque es más amplia. Habla Martínez, delegado de los conductores de carros de la capital, manifestándose partidario de la incorporación de las organizaciones de la F.O.R.A á la Confederación. Sostuvo su propósito con sólidos argumentos, estudiando la misión de la organización obrera y su impotencia actual para realizar luchas de carácter general. Los albañiles, dijo, no pueden ganar una lucha seria si no es con el apoyo de los pintores, de los ladrilleros, etc.; los carreros mismos se hallan hoy en la imposibilidad de apoyar un boycott importante y no pueden ganar tantos movimientos, debido á la patronal. Hay que unir todas las fuerzas en la Confederación, la cual lucha sobre el terreno de la acción directa, para hacer posible una campaña beneficiosa que derribe todos los obstáculos que se oponen al desenvolvimiento de la organización. Estos argumentos y muchos más que expuso Martínez no fueron refutados y ni siquiera tocados por los adversarios quienes hallaron más cómodo repetir que querían ser fieles a su fetiche, la F.O.R.A. y que ésta era más amplia. ¡Tremendo argumento! Martínez terminó manifestando que los conductores de carros tenían el propósito de retirarse de la F. si ésta no se incorporaba á la Confederación. Pérez, delegado de los panaderos de la capital, sostiene también la adhesión a la Confederación, pues su gremio así lo desea. Dice que si se notan defectos, se corregirán. 42


La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes (…) Por fin se pasó á votar, siendo aprobada la moción de convocar el nuevo congreso por 19 votos contra 9. Votaron la adhesión á la Confederación las delegaciones siguientes: conductores de carros, idem de vehículos, panaderos, aserradores, sombrereros, obreros del puerto, zapateros y otras dos que no recordamos cuáles son. Para votar se fueron á un cuartito del fondo, pues la barra no los dejaba en paz. El ridículo de las sesiones secretas es lo que faltaba para dar á sus reuniones un carácter de concilio de cardenales.

16/10/1909 Críticas a partidos y “sectas” por querer encauzar las luchas obreras y defensa del autonomismo obrero (La Acción Socialista) ¡Esa autonomía! Entendemos que la organización obrera debe desenvolverse libre y autónomamente para realizar su obra revolucionaria. Pero nuestro autonomismo es lógico y consecuente, no teniendo ningún parecido con el autonomismo de esa gente que después de predicarlo en todas las formas quieren someter la organización á una influencia de elementos ajenos, sea los provenientes de las sectas, sea de los partidos ó de las religiones ó del estado. Entendemos que la clase obrera se basta por sí sola para realizar su lucha revolucionaria llevándola hasta el extremo anhelado de la expropiación capitalista. Por lo tanto rechazamos los auxiliares que se ofrecen para llevar de la mano al proletario y rechazamos las muletas regalitarias ó sectarias que se les brinda. Las muletas son un estorbo para quienes no las necesitan. El proletariado, bastándose por si solo no hallará más que un estorbo en esos auxiliares. En consecuencia, todos aquellos que ofrezcan el amparo de una secta ó una tendencia del estado ó de un partido á la clase proletaria organizada, con ello no hacen mas que ofrecer estorbos a la obra que ella realiza en el mundo capitalista, aun cuando quieran con palabras ampulosas, hacer creer en la poderosa influencia de sus muletas milagrosas. Una prueba evidente de la tal falsedad de la autonomía sostenida á las bases de secta, nos la ofrece el hecho que ocurre actualmente con motivo de la fusión: Hay sociedades que, lejos de usar de su autonomía, llevadas por las ordenes recividas por los pastores de su secta han resuelto encomendar á una reunión de delegados que resuelva s ellas han de adherirse ó no á la nueva Confederación. Según la autonomía, tal cual la entendemos nosotros, cada organización debió resolver el punto, libre, autónomamente; pero como la autonomía hasta ahora sostenida por cierto elemento, era una autonomía aparente y ridícula, que en realidad tenía sometida á la clase obrera á la influencia de un clero rojo que dicta sus bulas desde las columnas de un diario que se titula anarquista, varias entidades han resuelto esperar lo que resuelva el centro, para, quizá acatar lo que de allí emana: invirtiendo las prácticas de la verdadera autonomía, según las cuales la resolución debía partir de las partes de cada entidad, por separado. Esta degeneración de las buenas prácticas del federalismo, no ha de extrañar á nadie, si se tiene en cuenta del campo del que proviene, del cual todo está saliendo degenerado y corrupto: los hombres y los conceptos. Los hombres de ese campo están convertidos en unos verdaderos marionetas, títeres que se mueven según el impulso de las cuerditas manejadas por el personaje de la trastienda. Por eso hoy aprueban la fusión en un congreso, y mañana, previa consulta con el colegio de cardenales del vaticano anárquico argentino, se pronuncian en contra, provocando la consiguiente sorpresa é hilaridad en quienes observan os gestos ridículos y grotescos de los títeres que actúa en la escena del movimiento revolucionario. El carácter individual, la más bella prensa del hombre, queda relegada al rincón de los objetos sin uso, en la capilla sectaria del ideologismo fofo de los opositores de la fusión. Y cuando en un ambiente se corrompe lo más sagrado en el hombre, ese ambiente es el más infecto, el más hediondo y malsano para el espíritu, y en él, inevitablemente, se han de corromper todos los más sanos conceptos, supeditándolos á la burda autoridad de los más ignorantes sujetos, de los menos conocedores del 43


La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes campo proletario y sus necesidades; es decir, á la autoridad del concilio de una nueva religión más repudiable que las pasadas, porque ella quiere entronizarse en el momento preciso en que todas las ideologías perecen bajo el soplo [posible de un materialismo] renovador.

24/10/1909 Repercusiones del fusilamiento del pedagogo español Francisco Ferrer (Ideas y Figuras, Nº 18) Encuesta de Ideas y Figuras Sobre el fusilamiento de Francisco Ferrer La encuesta organizada por IDEAS Y FIGURAS, sobre la ejecución de Francisco Ferrer, tiene una importancia y una trascendencia que no escaparán á nadie. Todas las manifestaciones que en sentido condenatorio del hecho, se acaban de hacer en esta capital, han adolecido del mismo defecto: todas han sido manifestaciones verbales, manifestaciones sin constancia definitiva, que dijeran de algo más que del impulso exasperado del primer momento. Era necesario hacer algo más y á esto viene el número presente de IDEAS Y FIGURAS, como una nota, la más vibrante, la más serena de todas cuantas han podido hacerse oír en el concierto de las opiniones, por rara uniformidad unánimes en la condenación del acto. (…) Así, ante la ejecución de Ferrer, es indispensable comprender que ningún hombre honrado puede permanecer en silencio, en la cobardía del «pancismo» que envuelve la degradación moral del hombre. Justo ó equivocado, en un sentido ó en otro, es indispensable que de hoy en adelante, cada hombre ocupe el lugar que le corresponde en la batalla que se aproxima. En esa batalla tienen los intelectuales del mundo entero un papel preponderante, sin distinción de nacionalidades, porque no puede haberlas ante la humanidad sufriente, ante el dolor de la parte irredimida. Por esto IDEAS Y FIGURAS organiza su encuesta, para que el pueblo español, empeñado en una brava lucha de justicia, sepa qué puede esperar de los intelectuales argentinos. (…) Aquí están todos, ó casi todos, porque la falta de tiempo ha impedido dar mejor organización á la encuesta (...) protestando solemnemente contra la injusticia, dejando estampado para siempre su juicio que estigmatiza y glorifica. (…) Tenemos el orgullo de pensar que la encuesta sobre la ejecución de Ferrer, redimirá á la Argentina en el concepto de los que en nosotros no ven más que un pueblo de mercaderes y traficantes. [Nota Editorial]

Un discurso (PRONUNCIADO EN LA PLAZA CONSTITUCIÓN DE BUENOS AIRES, EL 17 DE OCTUBRE DE 1909 EN EL MITIN DE PROTESTA ORGANIZADO POR LA FEDERACIÓN OBRERA REGIONAL ARGENTINA CONTRA EL FUSILAMIENTO DE FRANCISCO FERRER) (…) Compañeros de dolor y de ideas: el asesinato de Francisco Ferrer, llevado á cabo por las autoridades de España, es el más inicuo de los crímenes perpetrados en los modernos siglos. Se trata del fusilamiento de un maestro de escuela. (...) Fuera de todo dogma, la enseñanza propagada por Ferrer reposa en una base científica y racional (...) En esta forma entendía Ferrer (...) introducir efectivamente en la enseñanza de la niñez y en todos los países las ideas de ciencia, de libertad y de solidaridad. ¡Qué programa más hermoso para la realización de una vida! Este es el verdadero Ferrer, el único Ferrer existente á quien se acaba de sacrificar, echando mano de los más infames recursos y en holocausto del catolicismo monárquico que hoy deprime á España. 44


La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes He hablado de testigos falsos al hablar de la condena de Ferrer, y quiero, aunque parezca superfluo, hacer hincapié en lo que debe de estar en la conciencia de todos, que la farsa de este proceso no tiene parangón posible. Aun con ser tan monstruoso, ni el de Chicago es igual. Para demostrarlo definitivamente bastaría con mencionar un caso. El daño más acusador de los publicados hasta estos instantes contra el sacrificado consiste en la declaración de dos testigos que manifiestan haber oído hacer á los revoltosos indicaciones para levantar unos rieles. ¿Qué más? ¡Ferrer, el maestro de escuela, enseñando á los obreros que colocaron los rieles la manera de levantarlos! Lo torpe del cargo subleva y conturba. ¡Y basta de discurso! Estos son momentos de acción. ¡A la acción, pues! Y la acción en este caso, fuera de las enérgicas medidas que la clase obrera debe tomar, ha tomado ya en consonancia con la actitud que cuadra en momentos como los presentes, es, en homenaje al mártir y cumpliendo su último postulado, sembrar de escuelas racionalistas el territorio de la República, de acuerdo con las bases de la educación científica echadas por Ferrer en Barcelona—ya que por medio de la educación moderna y revolucionaria ha de regenerarse no solo España sino el mundo. Creo que es esta la forma más eficaz de contestar á los que vertiendo su sangre generosa han imaginado anular la obra del educador. Una vez más quedaría así sentado el principio de que la sangre es fecunda. La de Ferrer, no será estéril. Probemos que no ha caído en tierras yermas. ALBERTO GHIRALDO

14/10/1909 Huelga por Ferrer (La Protesta) La Huelga general La Federación Obrera Regional Argentina a pedido de 20.000 obreros reunidos en los salones y patios de la Unión de Benevolenza declara la huelga general en la ciudad de Buenos Aires invitando a las federaciones y sociedades del interior secunden al movimiento que surge acérrimo en los pechos proletarios en son de protesta por los inauditos crímenes cometidos por la monarquía española a la persona de Francisco Ferrer y demás revolucionarios caídos bajo el plomo asesino de los sicarios de la reacción. El Consejo Federal.

30/10/1909 Sobre el congreso de unificación sindical que dará origen a la C.O.R.A. (La Acción Socialista) El momento decisivo Después de una larga campaña sostenida desde la prensa revolucionaria, con una constancia y vigor admirable, tanto como con una riqueza de argumentación y con pasión juvenil de almas sanas, llegamos al momento de la fusión proletaria. Un reciente congreso acaba de aprobar unas bases aceptables para todos los organismos obreros colocados sobre la vía revolucionaria de acción anticapitalista y antiestatal. La conformidad de los delegados todos con esa forma de unificación fue declarada en absoluto; sólo faltaba la resolución de las asambleas particulares de cada gremio. Pero el Concejo de la antigua regional creyó necesario convocar a los delegados de sus gremios para que resolviesen definitivamente si debían continuar con ese antiguo organismo o si debían disolverlo. Esta reunión se llevará a cabo esta noche.

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes Ya las asambleas de varios gremios de la Regional, han resuelto enviar su delegado para que sostenga la incorporación al nuevo organismo, entre los cuales están los verdaderos baluartes de la F.O.R.A.: Conductores de carros, ídem de carruajes, Zapateros, Aserradores, Fundidores, Laminadores, Sombrereros y otros; algunos de los cuales ya han resuelto definitivamente su adhesión al nuevo organismo que surgió del congreso. Es decir, lo realmente existente, lo que da vida a ese organismo federal, está de acuerdo con la fusión y la va a sostener. Si estos compañeros logran su propósito, la obra ya estará realizada definitivamente. Las energías que estuvieron dedicadas para una lucha fraticida podrán dirigirse a una campaña enérgica y general para el próximo centenario, iniciando un período de luchas fecundas que cierre el triste momento de casi inacción actual. ¿Quiénes querrán oponerse a este abrazo definitivo del proletariado organizado de la Argentina? No queremos hacer caer tan grande responsabilidad sobre nadie hasta que ellos mismos así no lo quieran. El momento es decisivo pero el juicio está en suspenso hasta después de la resolución. Nosotros que queremos borrar todos los odios del campo proletario, auguramos que no haya quien se quiera convertir en obstáculo de la unidad obrera. Pero si, a pesar de nuestros deseos, la pérfida campaña antifusionista obtuviese una declaración que deshaga la unidad ya constituida, nuestros odios han de renovarse y la campaña fusionista la recrudeceremos hasta que no se haya fusionado el último organismo sindical. Queremos la paz y la fraternidad entre los hombres, pero para llegar a esto, estamos librando una guerra a muerte contra la burguesía: queremos la concordia proletaria, por lo cual seremos implacables con los que se conviertan en su obstáculo. Si quieren nuestra guerra, estamos listos para ella: si quieren la unión, nuestros brazos están abiertos esperando a los hermanos de clase.

Circa octubre 1909 Estado de sitio y represión a los anarquistas (Hechos y comentarios) La furia reaccionaria Conocerse la muerte del coronel Falcón en las esferas policiales y procederse inmediatamente a dar caza a los anarquistas, todo fue uno. Se decretó el estado de sitio por dos meses, se clausuraron los locales obreros, se asaltó la imprenta de La Protesta, empastelándose todo y rompiendo cuantas máquinas y enseres estuvo en la fuerza de los empleados de policía romper, y se dio un batida en las calles del barrio en que los rusos más abundan. Radowiski, en la autor del atentado era de nacionalidad rusa, y esto llevó a la policía á atropellar á cuántos rusos halló en su gira vengativa, á pesar de que casi en su totalidad los rusos radicados en Buenos Aires son hebreos que huyeron de Rusia para librarse de las matanzas tan frecuentes en el país del czar y no tienen de revolucionarios ni el más pequeño asomo. En las comisarías se golpeaba a todos los detenidos sin excepción, procedimiento que luego era continuado en la prisión anexa a la oficina de la policía de investigaciones. Después los detenidos eran conducidos a bordo de un buque de guerra, en donde eran recibidos por la marinería a culatazos, resultando algunos presos heridos. La vida a bordo era intolerable. El golpe estaba siempre en el aire. Clasificóse a los detenidos. Los extranjeros fueron embarcados por tandas para sus países natales, después de cortarles el pelo á punta de tijera y de obsequiarles con otra serie de culatazos por las filas de marineros que se extendían desde la bodega á la escala de salida del buque de la Armada Argentina. Los hijos del país, los nacidos en el territorio de la Nación, continuaron en la bodega del buque hasta la terminación del estado de sitio, sometidos á dura disciplina, obligados a hacer el ejercicio y golpeados a cada descuido, á cada torpeza en los movimientos militares, á la menor infracción a la disciplina de a bordo. Dos días antes de terminarse el estado de sitio, fueron rapados, para que conservaran en tierra el recuerdo de la prepotencia militar. 46


La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes Y el 16 de enero de 1910, La Protesta salía de nuevo á la calle, alcanzando un éxito extraordinario, aumentado su tiraje en varios millares y reemplazando el tipo de imprenta con máquinas de linotipos.

17/11/1909 Discurso en el sepelio de Falcón, la reacción nacionalista (El País) LOS DISCURSOS Serían aproximadamente las 12 cuando los ataúdes fueron depositados en el catafalco. Un toldo que se había levantado improvisadamente momentos antes de la llegada del cortejo cayó sobre aquel. Bajo un sol abrasador se iniciaron los discursos, en el mismo orden en que los damos. (...) Discurso del doctor Julio A. Rojas Señor presidente de la república: Señores: Está de más todo exordio, cuando venimos a condenar un acto de barbarie. La juventud autonomista, que presido, ha querido asociarse al duelo nacional, no para empequeñecerlo con el exclusivismo de una bandería determinada, sino para decir bien alto, que esta muerte es desafío al espíritu nacionalista y sangrienta enseñanza para los partidos militantes. Una mano extranjera ha obrado con villanía contra el representante del orden público, y ha traicionado la hospitalidad de nuestras leyes generosas. La raza ha sido herida por los proyectiles de esa bomba, ¡y el asesino se proclama sin nombre, sin patria, sin ley ni Dios! La nacionalidad está en peligro, y los del grupo nativo debemos unirnos en un movimiento de común defensa. ¡Ya es hora de comprender, señores, que el cosmopolitismo imprevisor de nuestras leyes, nos ha traído a extremos en que flaquea el respeto de las cosas más caras, y que el primer deber de los partidos genuinamente argentinos es no olvidar, en medio de los apasionamientos de las luchas, que el principio de autoridad, la unidad de la raza, la política internacional y la obra patriótica de funcionarios como el infortunado coronel Falcón, merecen el apoyo, la defensa y el estímulo de todos, porque ello es el tesoro de glorias de tradiciones y virtudes que nos legó el pasado viril de la nación. El coronel Falcón ha muerto como un ciudadano de la antigua raza criolla: enviando un abrazo al superior y encarnando el cumplimiento del deber hasta en la hora final de la tragedia. ¡Viva eternamente en la memoria del pueblo, como ejemplo de gobernante de la república Argentina! He dicho. (...)

20/11/1909 El “ajusticiamiento” de Falcón y el estado de sitio, balance sindicalista (La Acción Socialista) La ejecución del verdugo El que fue jefe de policía pagó su deuda al proletariado. Deuda de sangre y de vida derramada en abundancia en la vía áspera de la lucha de clases; vida y sangre derramada siempre de los cuerpos extenuados de nuestros hermanos de clase. Los crímenes que desde tiempo antes viene cometiendo la policía, y que llegaron á su expresión más horrenda, cobarde y alevosa el 1º de mayo, día nefasto en que (¿) sobre el pavimento de la Avenida de Mayo 47


La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes seis muertos y cuarenta heridos, [ilegible] haber tenido la policía iguales bajas. El hecho, producto de la fantasía sangrienta de una institución de muerte y dominio de clase, y la conmoción que puso al proletariado en pie, á punto de derribar á la burguesía por una violenta acción, había de dejar en el corazón del proletariado sus huellas profundas, recuerdos de las heridas (…)ientes. Un crímen como el del 1º de Mayo no se olvida nunca, perdura y mantiene sobreexcitado el espíritu, produciendo manifestaciones en forma de nuevas luchas ó en forma de hechos de la naturaleza del que ocurrió en el aristocrático barrio de Recoleta. Los crímenes salvajes de la semana de Mayo, durante la cual fueron muertos por el escuadron y las tropas más de veinte personas, hasta niños de siete años, dejan la [ano]rmalidad del alma en estado de producción de nuevas anormalidades en los hechos el [ilegible] de los hogares proletarios en estado de producir nuevos lutos en la clase poderosa. Puesto que es lógico, todo el mundo lo esperaba. Los mismos conservadores señalaban al extinto jefe de policía como el merecedor de todas las represalias, provocadas por sus propios desplantes. El mismo ajusticiado desde la semana sangrienta lo veía todo rojo, y cada momento repetía que iba á ser víctima de un atentado dinamitero. (¿) una obsesión, que es la que hace destinados á todos los grandes criminales, los que no esperan nada bueno, los que presienten siempre el triste fin deparado á (¿). “Me tienen destinada una bomba”, repetía frecuentemente. (…) Nosotros, ante la caída del déspota, no podemos permanecer fríos analizadores del hecho, porque tenemos sangre obrera en nuestras venas, esa sangre que clamaba venganza en la Avenida de Mayo; nosotros, ante la caída de la hiena, no seremos simples cronistas, porque somos combatientes de la gigantesca batalla de clase y vemos que en la arena cayo tendido un enemigo sanguinario; nosotros, ante la caída del verdugo, nos descubrimos para saludar á su heroico ejecutor. ¡Gajes de la sangrienta tragedia de clase!

EL ESTADO DE SITIO El despertar glorioso del alba sangrienta del mes de Mayo tiene á la burguesía en sobresalto. Desde entonces no ha tenido más el sueño tranquilo de otros tiempos de inacción. El despertar del proletariado y su clamor de mundo poderoso pero ultrajado, ha despertado también los instintos de conservación de la burguesía. Desde entonces todos los burgueses se han decidido á pedir medidas de represión. La muerte del jefe de policía los ha despertado y ya se mueven como fieras acorraladas. La primera idea fue la de proclamar el estado de sitio en toda la República, sin mas hecho que lo justifique que el de la calle Callao y Avenida Quintana; ninguna otra perturbación se ha producido. Pero la burguesía preveía la próxima agitación obrera. La huelga general que debía estallar en el Rosario el 16, la agitación reorganizadora que iniciaría en los primeros días de diciembre la Confederación, que seguramente debía producir bellas y grandes luchas reivindicadoras; los próximos meses de actividad en las cosechas y los transportes; todo eso tuvo en cuenta la burguesía para decretar el estado de sitio. Además al amparo de su silencio, espera expulsar del país centenares de compañeros, modificar la ley de residencia haciéndola más terrible, sancionar leyes contra los compañeros argentinos, iniciar procesos, clausurar los locales, impedir el funcionamiento de las organizaciones gremiales y disolverlas, intimidar á los débiles, en fin matar el movimiento y la organización revolucionaria de la clase obrera. Estos son los evidentes propósitos de la burguesía argentina. Los del proletariado deben ser exactamente lo contrario: conservar sus posiciones para iniciar el avance en el momento oportuno; así lo reclama sus intereses, su decoro, sus sentimientos, su porvenir. Un movimiento que tiene sus hondas raíces en el sistema capitalista de producción y que desde quince años está desarrollándose, no puede ser destruido por la burguesía. Esa lucha (la vida, la dignidad y el porvenir) no puede ser abandonada por una cobardía imposible de la clase obrera. Se impone una actitud altiva, fuerte, serena. Aun en la prisión y en el destierro hay que alentar la lucha y la organización. Y bajo el estado de sitio o después de él, según se presenten las circunstancias, hay que estar listos para un movimiento general. ¡De pie, compañeros! ¡Que no haya cobardía ni temores! ¡Cada cual en la brecha!

Malones policiales en los locales obreros 48


La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes

He ahí los cobardes, los verdaderos cobardes, la chusma de la comisaría de investigaciones asaltando los locales obreros á la 1 y 2 de la mañana, porque saben muy bien que á esas horas no encontraran los que les harían costar muy cara sus heroicas hazañas. Los diarios, todos sin distinción, hacen aparecer á estos sujetos como grupos de “ciudadanos distinguidos” que llevados por una violenta indignación “hacen justicia por mano propia” contra los elementos subversivos, etc. Poco falta para que los llamen héroes. Y es de ver la desvergüenza con que los diarios grandes y personas bien califican de ruin y cobarde el atentado contra Falcón y en cambio tienen palabras de admiración hacia la valentía de esos “ciudadanos distinguidos” de la comisaría de investigaciones. ¡Puercos! Tratan de cobarde al que despreciando el peligro de su propia vida, se presenta, digno y fuerte, como un [ilegible] vengador, para aniquilar á un tirano, á un verdugo insoportable, cuando en vez, su acto es sublimemente grandioso, por su significación y por la valentía y decisión con que fue consumado. Tratan de cobarde al que aún en manos de los esbirros de la justicia burguesa sabe mantenerse tranquilo, frio, indiferente á todos los castigos, teniendo solo una que otra mirada despreciativa hacia sus jueces y guardianes. Es preciso ser muy inocente para dejarse llevar en la corriente de opinión creada por la prensa burguesa, con argumentos de esta naturaleza, tan falsos, tan ficticios, tan llenos de una mala fé bien manifiesta. Los hechos ocurridos que relatamos dan una idea de lo que serán esos “heroicos distinguidos ciudadanos”. El domingo á eso de la 1 y 45 de la madrugada principia la serie de malones con el asalto al diario “La Protesta”. Una tanda como de 20 á 25 pesquizas y dos o tres cajetillas aspirantes á lo mismo, entraron revolver en mano en el local donde esta instalado el diario y valerosamente la emprendieron con dos compañeros que duermen allí, destrozando la máquina rotativa donde se imprime el diario y rompiendo todos los muebles y útiles de redacción y administración. Era cosa de ver aquello, vociferando como indios, con el revolver en mano, y el bastón o la daga en la otra, rompiendo todo, absolutamente todo lo que encontraban á mano, gritando vivas á Falcón (…!) y mueras á los anarquistas y los obreros subversivos. La misma escena se repitió, con pocas variantes, el lunes de la 1 y media á las 3 de la mañana en los locales de los carpinteros calle Uruguay núm. 115, y en el de los zapateros, Sarandí 1115 (…) En el local de los conductores de carros de la capital en la calle Montes de Oca 972 (…) En el de los sombrereros calle Solís 1769, donde también está instalada la secretaría de la Confederación O.R.A. y otras sociedades (…) en la calle Méjico 2070 (…). Pero bueno es prepararse, para hacer frente á esos bandidos. Los diarios, al dar la noticia de estos hechos, el dia lunes y martes último, comentábanlos diciendo que era la “exteriorización de la violenta indignación popular que llevaba á algunos ciudadanos á esos actos extremos, pero que la policía había concurrido al teatro de los sucesos, á fin de evitar desordenes y proteger la vida de esos mismos elementos anarquistas, los cuales hubieran sido linchados sin la oportuna intervención policial”. ¡Farsantes! ¡Chusma vil y mercenaria! Ellos saben demasiado que esos “ciudadanos indignados y distinguidos” son pesquisas que obran en cumplimiento de las ordenes recibidas y que el hecho que entre ellos figuren dos o tres cajetillas, agenos á la policía, por eso no deja de ser esta ultima la que organiza los actos vandálicos mencionados y quien los ejecuta. Es que se quiere impresionar al pueblo con estas sugestiones, por eso se ha declarado el estado de sitio, por eso se permiten solo himnos y alabanzas al caído y al orden existente; pero esto no lo lograran, no! de alguna manera nos arreglaremos para destruir sus planes y lo conseguiremos. Los obreros no pueden, no deben permanecer impasibles ante estos atropellos ¡no camaradas! El momento es de acción y de energía; todas las armas son buenas. Se nos provoca vilmente. ¡¡CONTESTEMOS!!

Confederación Obrera Reg. Argentina El Consejo de esta joven organización ha lanzado la siguiente circular, á fin de evitar cualquier posible desconcierto en la masa obrera organizada.

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes (…) Buenos Aires, Noviembre 23 de 1909 COMPAÑEROS: Como resultado natural de miles de acontecimientos trágicos que han envuelto la vida proletaria en una trayectoria sangrienta de luto y de dolor; como epilogo del grandioso movimiento de protesta del mes de Mayo, durante el cual el alma obrera reconcentro odios profundos e imborrables; como represalia del drama horrendo de la Avenida de Mayo, cayó el causante principal de los estragos de que fue victima el proletariado, el más asesino e intolerables de los verdugos de nuestra clase: el coronel Falcón. La prensa burguesa ha hecho la apología del ajusticiado. Nosotros hacemos la historia, teniendo en cuenta su sanguinaria actuación con la vida e intereses proletarios, y concluimos por justificar la ejecución realizada. Bien: el hecho es completamente individual, á pesar de su grandiosa significación de clase y su relación con los hechos de Mayo. No obstante, la burguesía aprovecha el momento para decretar el estado de sitio y con el evidente objeto de tomar bárbaras medidas represivas llegando en su propósito á la destrucción de nuestra organización. Con este motivo el consejo Confederal de Relaciones llama la atención de los camaradas y de las organizaciones, á fin de que adopten enérgicas medidas tendientes á contrarrestar los nefastos propósitos de nuestros enemigos. Los momentos requieren entereza, serenidad y energía. Todos deben permanecer firmes en sus puestos. Cada organización debe tomar las medidas necesarias para mantener relacionados á sus componentes á fin de que en el caso preciso, responder los atropellos con la más violenta protesta de que seamos capaces. Y del tra(¿) difícil, victoriosos o derrotados, sabremos salir honrosos de la lucha. El consejo Confederal de la Confederación de O. R. Argentina

Los hechos enseñan Cuando cansados de repetir la misma cosa, volvíamos otra vez á la carga diciendo y obrando en consecuencia para que la clase trabajadora organizada estuviera unificada en un solo y único organismo de defensa y combate, no hacíamos mas que reflejar la necesidad imprescindible que quiera o no quiera nos impele á estrechar nuestras filas y aunar todos los esfuerzos de que somos capaces, á fin de oponer á la acción de la burguesía la conjunta y unánime fuerza que poseemos, la cual solo reside en nuestros genuinos baluartes de resistencia y de acción, los sindicatos de oficios. El actual momento histórico por el cual atraviesa la clase trabajadora viene á demostrar una vez más la fuerza incontrastable de ese anhelo existente en la masa obrera y combatido inconsideradamente por muchos de aquellos que hoy sufren la consecuencia de su obra de disgregación obrera, hecho, no lo dudamos, por un malentendido amor propio y la poquísima comprensión de los intereses más vitales de la clase trabajadora. Todo aquel que dedique á la cuestión un solo momento de lógica reflexión, tendrá que convenir que todas las desaveniencias existentes entre los obreros, debido á partidismos y deseos de predominación en el campo proletario son terriblemente perjudiciales para la obra de defensa de nuestra clase y que forzosamente hay que anteponer á nuestras mezquinas rencillas de partido ó secta, el interés general de nuestra lucha contra el enemigo común: la burguesía y el estado. Los trabajadores como clase productora deben formar un solo blok frente al que nos presenta el capitalismo cuando se trata de sus intereses de privilegiados. Esta verdad, da hasta vergüenza repetirla tantas veces y sin embargo parece que aun no ha entrado en el cerebro de algunos obreros que se distinguieron por su actitud en contra de la unidad obrera. Esto no lo decimos para echar en cara de esos camaradas sus errores cometidos últimamente pues no es ese nuestro ánimo en los actuales momentos que sólo requieren una unanimidad de acción y olvido de lo pasado en homenaje á la obra del presente. La burguesía nos da el ejemplo; ellos se unen todos como un solo hombre para combatirnos, para aplastarnos, ellos dejan á un lado sus rencillas de partidos y desaveniencias personales, para dedicarse única y exclusivamente á combatirnos con todas sus armas. El estado ha declarado la ley marial y todos los burgueses sin distinción de partido ni religión se han hecho solidarios con los métodos de represión puestos en práctica por los esbirros policiales.

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes La ejecución del criminal asesino del pueblo, coronel Falcón, ha servido de base para desencadenar todas las furias acumuladas contra nosotros. (…) La lucha se hace necesaria en toda su intensidad y en ella deben cooperar de común acuerdo todos los que sufrimos la furia [ilegible] capitalista. Y después de esto, después que pase esta batalla, que los hechos nos enseñen la gran obra de lo sucesivo unirnos todos en un solo y único organismo obrero, solidificar nuestra organización con el esfuerzo de todos los que luchan y olvidar una vez por todas las rencillas pasadas. Continuar desunidos, después de haber pasado por una prueba como la presente sería un absurdo, un crimen. ¡A la acción compañeros sin distinción de ideas ni partidos y á la unión! ¡Los hechos enseñan!

Notas y comentarios (…) El doctor Alfredo L. Palacios esta vez no quiso dejar de ser tan cocodrilo como los periodistas burgueses y vertió una lágrima piadosa. Pero (siempre hay peros en depósito para los casos necesarios) se trata de una lágrima negra (como su conciencia de político desfachatado (extendida sobre un trocito de papel remitido á los diarios. Ofrecemos á los que no leyeron el documento publicado por Palacios, el siguiente párrafo del mismo: «Repruebo enérgicamente el atentado, por convicción y por sentimiento y soy el primero en deplorar sus dolorosas consecuencias.» Como se ve, este charlatán es el primero en deplorar la muerte de Falcón:su charla contra el verdugo del pueblo con motivo de la huelga de mayo no fue más que charla, no fue más que parada, no fue más que hipocresía, pues él es peor que Falcón, porque éste fué un enemigo, y él, más que un enemigo, un traidor. Bien, ahora que el verdugo de la Avenida de Mayo mordió el polvo y el señor Palacios se mostró contrario á este bello acto de venganza, el proletariado lo tendrá en cuenta y cuando venga á pedir sus votos para ir á ganar los mil quinientos pesos, sabrá decirle: ¡Eh, doctor Palacios, usted no es nuestro amigo; usted no es más que un charlatán, usted no es más que un farsante, usted no es más que un hipócrita; usted no vivirá de los mil quinientos ganados con nuestros votos; usted si quiere vivir masque… cualquier cosa… ya no es más que un traidor… ***

BAJO LA MORDAZA La burguesía argentina se ha mostrado impotente y asustada frente al hecho valientemente realizado por un miembro de nuestra clase, contra el principal asesino de los nuestros, y ha pretendido mostrarse temeraria, fuerte, repulsiva[ilegible] con el movimiento obrero revolucionario, decretando por parte del P. E. el estado de sitio en todo el territorio por el tiempo de sesenta días. Estamos, pues, en un periodo de terror de la burguesía y la ley marcial obliga á nosotros los trabajadores organizados reflexionar al respecto y convenir la mejor actitud que se pueda adoptar. (…) El estado de sitio implica reconocer, por nuestra parte, una vez que se ha aprobado, la intención feroz de la burguesía en destruir nuestros organismos sindicales, eliminando de su seno la parte más activa y audaz, ya sea aprisionando á los que han nacido aquí, ó deportando á los que han nacido en otras naciones, y se le considera extranjero perturbador del orden. Frete á este procedimiento represivo, es deber nuestro burlar la situación creada y prepararnos para que en momento preciso, en conocimiento la clase obrera de lo que suceda, llevar á cabo procedimientos que por su carácter, tengan la virtud de influir sensiblemente en el ánimo temerario de la burguesía, y llegue á atenuar su conducta bárbara y molesta. (…) La situación actual exige el concurso de todos los que animados por un desinterés en la lucha obrera, se hallan envueltos continuamente, en movimientos realizados por la organización, á la cual dedican su esfuerzo y son actores de esa misma lucha.

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes No caben medias tintas en estos momentos, la firmeza de carácter y la voluntad ha de imponerse á todo el sentimentalismo de que hace gala la prensa burguesa, con la ejecución justa y merecida del jefe de policía. Hoy el periodismo burgués se halla entregado al comentario en extensas columnas, del hecho, y cumple su papel de prostituta corrompida y degenerada. El estado de sitio no le prohíbe escribir de esa manera á pesar de constar en el decreto, no se permite hacer doctrina del hecho, sin embargos las columnas ocupadas por largos artículos claman desesperadamente represión y energía del gobierno para con los trabajadores. Es justo entonces que nosotros, burlando todo decreto, lancemos nuestras hojas, llamando la atención á los productores sobre su situación, para que éstos, también, reciban la impresión de nuestros comentarios, inspirados en un recto criterio obrero, al cual se hallan instintivamente vinculados. ¡Bajo la mordaza, demos nuestro grito de alerta, para que con la rigidez necesaria el proletariado se oponga á los desmanes del estado burgués! REVEIL.

La Acción Socialista No acatará ningún estado de sitio y seguirá apareciendo mientras uno de nuestros camaradas esté libre. Pero es imposible nuestra aparición con el formato de costumbre, pues hemos tenido que cambiar de imprenta y llevarla á lugar seguro pero incómodo. (…) LA REDACCIÓN Y ADMINISTRACIÓN.

08/12/1909: El estado de sitio y la represión al movimiento obrero (La Acción Socialista) La dictadura policial El estado de sitio y sus facultades extraordinarias han sido puestos en manos de la policía. El gobierno nacional ha demostrado con esta delegación de sus poderes amnímodos en la institución policial, brillante y terminantemente, dos cosas: su terror y su incapacidad. Nuestro estado democrático ha adoptado como sistema de dominación la violencia en todos sus aspectos: asaltos, incendios de útiles obreros, golpes á los presos, destierros. Este es el sistema de gobierno adoptado para lograr el desquicio de la organización obrera; ese es el sistema de represión para conseguir la paz social, el sometimiento definitivo de los proletarios y el dominio absoluto e indisputado de los amos modernos, de los capitalistas, y el disfrute seguro e imperturbado de la explotación ejercida sobre el mundo productor. Se quiere la solución del problema arduo planteado hace mas de medio siglo con unos golpes y atropellos. Cuando el imperio de la violencia les esta produciendo revueltas como las de mayo y hechos como el de la calle Callao, persisten en llevar la lucha al terreno en que ha de resolver su problema la clase proletaria, cuando sepa responder á la violencia legal con la violencia incontenible de la masa gigante que la compone. Se quiere destruir un grandioso y profundo movimiento social, hijo legítimo de la industria moderna, con fogatas ridículas y palizas denigrantes, mas denigrantes para el cobarde que las da, que para el preso indefenso que las recibe, cuando los incendios monstruosos de la comuna de Paris y las hecatombes de la semana sangrienta, las matanzas de Milán, de Barcelona y de Iquique no lograron tal propósito, sino por el contrario dejaron sedimentos de odio que abonan nuevas revueltas. Las violencias del 1º de Mayo último produjeron las violencias de toda una semana sangrienta, cuyo epilogo trágico ocurrió el 14 de Noviembre. Los acontecimientos futuros nos dirán de las consecuencias de las actuales represiones. ¿Los culpables? Los consideramos juguetes de una situación social como la presente, en que domina y quiere mantener su dominio una clase dueña de todo; pero dentro de estas condiciones generales, tienen

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes influencia particular y determinan normas los encargados de mantener el orden existente. Si ellos desencadenan la violencia, provocan lógicamente la reacción igualmente violenta. Así nos ha planteado la cuestión del momento la dictadura policial. No caben reflexiones de segundo orden y hay que aceptar el reto y llevar la lucha en el terreno planteado. La C. O. R. A ha resuelto preparar una protesta que resulte otra semana de mayo. El proletariado no puede excusarse de aceptar. Sus antecedentes combativos, su dignidad, su porvenir están empeñados. La vida y la libertad proletaria no puede quedar á gusto de un gobierno que todo lo anula con estados de sitio. A cada estado de sitio y á cada violencia de los de arriba, hay que contestar con un periodo de violencia de los de abajo, para que no se cuente sólo con el capricho de los capitalistas cuando se quiere realizar esta clase de actos, sino que intervenga y tome personalidad el proletariado, infundiendo el terror con una extremada y enérgica conducta. El proletariado es una fuerza que ha de estar en constante acción. Cuando el motivo de lucha se le brinde debe aprovecharlo. Solo así impondrá respeto y terror en los ensoberbecidos amos del mundo burgués. Al terror de la burguesía hay que contestar con nuestro terror. Frente á la dictadura policial debemos elevar la dictadura proletaria. Una actitud pasiva de nuestra parte solo podrá dar mayor fuerza al enemigo. Ante el fuerte debemos tratar de ser más fuertes. Si lo logramos, seremos los vencedores y la era de los estados de sitio habrá tenido su ocaso en la acción gloriosa de nuestra clase, del proletariado, que es y quedará como el característico agente histórico de las libertades en contra del su mentido agente: el estado democrático. ¡Abajo la dictadura policial!

La Ley de Residencia Siete años hace que esta maquina ha sido montada para la defensa de los intereses burgueses y por sus rodajes han pasado centenares de compañeros. Ahora ha vuelto á ser puesta en movimiento y otra ración respetable se tragara la maquina á la cual se confía la estabilidad del sistema capitalista. Pero la situación de la burguesía no ha mejorado gran cosa, puesto que después de tantos años de expulsiones se producen huelgas generales que ponen en desesperación á los capitalistas y gobernantes. Ya ha tenido tiempo de desvanecerse la creencia de que bastaba expulsar á unos cuantos extranjeros para desarraigar el movimiento proletario; ya ha tenido tiempo de desvanecerse la esperanza de la dominación burguesa ejercida sin control obrero. Contra las leyes de residencia; contra los estados de sitio, contra las prisiones de todo genero y en todo tiempo, el movimiento proletario ha seguido desenvolviéndose vigorosamente, tan amenazante como antes, mas pujante que nunca, persistente y tenaz. Es que la lidia universal contra los dos mundos que constituyen el sistema capitalista, el proletario y el burgués, tiene en la Argentina sus causas, sus hondas raíces, y en consecuencia, produce sus manifestaciones revolucionarias; y es que la burguesía argentina, mas cobarde que la de otros lugares, aprovecha todos los eventos para dirigir sus zarpas contra la organización que esta disputándole el imperio del mundo. Un movimiento que nace del proletariado en acción y como consecuencia del desarrollo de la industria, no puede nunca ser sofocado por leyes represivas. La ley de residencia anula á unos hombres experimentados en la lucha, provocando la llegada de elementos mas jóvenes, mas entusiastas y ansiosos de entrar en lucha. La propia inexperiencia hace ser más audaces y emprendedores. Así hemos podido ver que en las épocas que mas se aplicaba la ley de residencia, mas huelgas generales se producían, preludio todas ellas del grandioso estallido de Mayo. La ley de residencia encona á los fuertes y en los momentos que ella se aplica se olvidan las luchas internas dirigiendo todas las fuerzas contra el enemigo común; la ley de residencia subleva, pues se lleva á camaradas que estimamos; la ley de residencia nos dispone para la lucha, nos dispone para realizar la huelga general en el mes de mayo, para que deroguen la ley de residencia o que fracase el centenario con una revuelta proletaria. Los fuegos artificiales de mayo quizá los hagamos sobre las barricadas. La ley de residencia, pues, tendrá la suprema virtud de promover una nueva lucha, grandiosa y decisiva. ¡A prepararse!

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La “raza” y la “tradición” Los idiotas y los cretinos que aquí “la pasan bien” haciéndose los maulas y sirviendo con fidelidad perruna los intereses de la casta burguesa, andan proclamando á voz en cuello que es necesario reconstituir la tradición argentina y realzar el espíritu de la raza. Y, como es de suponer, se deslan [sic]Sus lenguas para decir un montón de sandeces sobre el extranjerismo Se dicen hospitalarios y hablan con emoción de la bondad infinita de los argentinos. Ellos mismos – no es para reírse, se dicen virtuosos, nobles, caballerescos, puros…. y olvidan bien, casi todos los que así babean, son “guachos malos” disfrazados de levita, pero que en lo hondo de sus seres rebulle el famoso espíritu de la “raza” que los lleva á organizar “bandas negras” – aquí como en Rusia – para asaltar los locales obreros y cometer todos los desmanes imaginables, con los que encuentran á sus manos y se hallan indefensos. Pues esas bravuconadas, mas que para revelar el valor, sirven para diseñar, con marcado relieve, el alma vil y cobarde de estos gauchos que no conservan de sus antepasados, mas que el [ilegible], pero que solo lo exteriorizan con indefensos … Estos “criollos” de ahora, no son los de la víspera. Aquellos vivían en un ambiente caldeado por la guerra civil y se educaban en el fragor de la pelea. Eran hijos de su época de vacilaciones trágicas en que la nacionalidad argentina comenzaba á formarse y en que adquiría desarrollo notable y frenado la industria, el comercio, la agricultura, y el puerto de Buenos Aires era un lugar de inusitada actividad aduanera. Eso es un recuerdo. Esos hombres altivos y fuertes – aun con sus cualidades de bravura un tanto salvaje e instintiva, propia de un período histórico semejante, en que las luchas intestinas todo lo corroían e instaban á los hombres á odiarse fieramente – intentan revivir en los “gauchos” de levita de esta época de industrialismo, pero cínicamente revela en ellos el odio impotente y bárbaro de los lacayos de la burguesía, así como la desesperación de la gente á la cual sirven. ¿Porqué se habla de extranjerismo si se sabe que quien gobierna en este país esencialmente cosmopolita, es la alta banca, los grandes industriales, las fuertes empresas ferrocarrileras, de tranvías, los ricos terratenientes, etc. Y los dueños de todo eso que constituye la R. A. en su inmensa mayoría, son extranjeros, gente de esa que no sabe compensar los cuantiosos sacrificios que han hecho por ellos los nativos… Está demás decir, asimismo, que la gran mayoría de los obreros, que son quienes dan vida e impulso á todo eso con su trabajo, son extranjeros … En fin, que la mayor cantidad de individuos residentes aquí son peligrosos… Pero ellos saben bien lo que ocurre. Tan es así que han hablado de dictar leyes de excepción para los de aquí que ostentan iguales ideas que los ingratos extranjeros y luchan al par de ellos para ser un poco más libres y dichosos, en esta bendita tierra, como la calificó el hablador Carlos en el entierro del coronel, plagiando miserablemente al vil comerciante de conferencias, Vicente Blanco Ibáñez, que tuvo la suerte de hallar un terreno bien abonado para su comercio, y al no menos mercenario Ferri, que negó una circunstancia que existe de hecho aquí como en cualquier parte: la lucha de clases. Es que todos los hechos que se producen en la sociedad burguesa, son las resultante de la lucha sin cuartel que se mantiene entre los productores, argentinos y extranjeros, y, los capitalistas criollos (que son los menos) y “gringos” no como se asegura interesada o idiotamente por los lacayos de la burguesía. Hay que oír, pues, cuando esa gente barrea: “espíritu de la raza, tradición, etc.”, esto otro, que es lo real y lo lógico: conservación perfecta de los intereses capitalistas, seguridad para la fácil y tranquila explotación de los obreros, sin distinciones artificiosas de nacionalidad ni de creencias, excluyéndose tan solo á los que no se conforman siendo mansos instrumentos creadores de riquezas y quieren acabar con el mundo que los aplasta con su bárbara y cruel tiranía, para ser como corresponde, hombres libres e iguales económicamente. Eso deberían decir … Pero hay que disfrazarlo todo, como se disfrazan ellos de gente civilizada, virtuosa, noble, caballeresca, magnánimos, etc., etc. A nosotros los trabajadores nos incumbe la gran tarea de revelar las cosas en toda su pureza, con nuestra acción revolucionaria, pues solo los hechos aleccionan y enseñan al desnudo las causas esenciales de la lucha y el porqué de sus trágicas manifestaciones. Lo demás es hojarasca, música celestial, frases de los sirvientes de una clase que se apaga con la sangre de sus crímenes y que morirá por virtud exclusiva del poderoso y gigante esfuerzo de la clase obrera. DORICIO TACUARA

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11/01/1910 Relato de la represión desatada tras el asesinato de R. Falcón (Ideas y Figuras Nº 23) Crónica Apenas fué conocida la noticia de la muerte de Falcón, emanaron del P.E. las órdenes de represión cuyos resultados deseamos llevar al conocimiento público. He aquí, sin comentarios superfluos, nuestra crónica: Simón Rabensky [sic: Radowitzky] Según los informes que hemos recogido este es el nombre del autor del hecho que originó la muerte de Falcón y Lartigau. Rabensky es ruso de nacimiento con varios años de residencia en la Argentina. Ha sido un excelente obrero mecánico habiendo trabajado recientemente en los talleres de Zamboni sitos en la calle Charcas 1253. El sumario se encuentra en estado de plenario y en poder del Juez del Crimen, doctor Sotero Vázquez. (...) Como detalle complementario diremos que el informe presentado al Juez de Instrucción por los médicos de los tribunales fija la edad de Rabensky, entre los veintiuno y veinticinco años, lo que evitará que le sea aplicada la pena de muerte. El Código Argentino exige la mayoría de edad para aplicar esa pena. Ahora bien, la mayoría de edad se alcanza en la Argentina á los veintidos años, pero el mismo código establece terminantemente en una de sus cláusulas que “en caso de duda el juez debe inclinarse al dato que favorezca al procesado”. En este caso, pues, Rabensky para la justicia argentina, es menor de edad. Tiene sólo veintiún años. En caso de duda, etc…

Asalto á “La Protesta” La noche del 14 de Noviembre, un grupo compuesto por empleados de policía disfrazados de ciudadanos libres asaltó el local donde está instalada la redacción é imprenta del diario «La Protesta» destruyendo máquinas, empastelando tipos, secuestrando correspondencias y maltratando á tres personas que permanecían en la casa. La noche del día siguiente, el mismo grupo amparado por las sombras de la noche, llevó un ataque al local de la Federación Obrera Regional Argentina cometiendo allí toda clase de atrocidades. La misma noche del 15 fué atropellado el local que ocupaba la sociedad “Conductores de Carros” sito en la Avenida Montes de Oca, 972, á una cuadra de la comisaría 26, donde hicieron pedazos los muebles y quemaron en medio de la calle la biblioteca social. Con igual violencia penetraron después en los locales de los carpinteros calle Uruguay 115 y Sarandí 1115. Igualmente, en el local de los zapateros para hacer toda clase de destrozos contra los muebles, escritorios, bibliotecas y demás dependencias, fueron ayudados por el vigilante de facción en la esquina de las calles Humberto 1 y Sarandí, quién facilitó á los asaltantes el machete para romper la cerradura de la puerta que dá entrada al local. En el local de los sombrereros, Solís, 1769, donde también está instalada la secretaría de la Confederación O. R. A. y otras sociedades, penetró un grupo de particulares y treinta vigilantes con sus uniformes respectivos, quienes no sólo destrozaron cuanto encontraron á su paso sino que penetraron en los sótanos del salón donde el señor Eliseo Carpita, tiene instalado un taller de mueblería y rompieron cuantos muebles encontraron, insultando al señor Carpita, “por haber alquilado el local á las sociedades obreras”, y dirigiendo frases brutales á su compañera. También en el local de la calle México, 2070, donde se hallan instaladas más de veinticinco secretarías de sociedades obreras, varios asaltantes causaron destrozos considerables y se llevaron cuanto creyeron conveniente. Cierre de escuelas

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes Las cuatro escuelas Modernas que desde un año atrás funcionaban en Buenos Aires, arrancando á la educación dogmática á cerca de 300 niños, fueron clausuradas, por orden de la Inspección de escuelas particulares con el pretexto de que funcionaban en contravención de la ordenanza vigente sobre los establecimientos de educación. ¿Existe tal contravención? Tenemos datos ciertos y podemos asegurar que la contravención no existe y que la clausura de estas escuelas no es más que un brutal atropello contra la ilustración popular. La Escuela Moderna de Buenos Aires, á la que acudían diariamente 120 alumnos, no funcionaba clandestinamente como pretendió demostrarse, por cuanto su director, Renato Ghia había solicitado verbalmente al Inspector general Bismarck Lagos, la inscripción de la misma, á lo cual este funcionario contestó “que había tiempo para llenar dicha formalidad hasta el mes de Febrero del presente año”. Este no fué obstáculo para que el día 17 de Noviembre, se presentara á la escuela un sargento de policía, con la orden de clausura, y al día siguiente fuera citado al departamento por orden del jefe de policía, el director de la misma, quedando arrestado y comunicándosele que sería comprendido en la ley de residencia, ley que fué aplicada inexorablemente. La Escuela Moderna de Villa Crespo, que había sido cerrada por deficiencias de local algunos meses antes de los hechos que nos ocupan, y que funcionaba en casa nueva aprobada por la inspección de escuelas, fué también cerrada y detenido su director; Albano Rossel. Esta escuela tenía alrededor de 90 alumnos. La Escuela Moderna de Luján, fundada por el compañero Juan Creaghe fué también clausurada. A las clases de este establecimiento asistían cincuenta y tanto niños. Fundador y director detenidos. La Escuela laica de Luján, registrada y puesta dentro de la ley desde su fundación, que data de un año atrás, también fue clausurada con el pretexto de que era una escuela clandestina y siendo su director Pedro Bruny, detenido. Queda demostrado que el C. N. de E., procedió obedeciendo á las órdenes de la Jefatura de policía, cuya autoridad pedagógica es indiscutible como se ve. En “orden social” Á merced del capricho de los empleadillos policiales, quedaron por varios días, en el local de la comisaría de investigaciones todos los detenidos. Para ellos no hubieron consideraciones de ninguna clase. Se les trató inhumanamente. La consigna que tenía, el perínclito cuerpo de bomberos, era: “de romperle las costillas al primero que chistara”, palabras textuales del alcaide del establecimiento. El estado calamitoso de suciedad de los cuadros, obligaron á varios detenidos á solicitar sin perdida de tiempo sus deportaciones para abreviar así el sufrimiento de tener que vivir en tales antros. Las deportaciones empezaron á efectuarse clandestinamente y á los expulsados se les impidió comunicarse con sus familias ignorando éstas la suerte que correrían. Entre otros fueron maltratados los detenidos Máximo Aracemi y Félix Camps, así como el Dr. Juan Creaghe en el momento de ser apresado. En la prefectura marítima En dos piezas de madera de tres metros por cuatro, estuvieron encerrados durante cinco días cincuenta y ocho hombres. Puede el lector imaginarse el desaseo de estas piezas y en la forma que vivían los detenidos. El trato de los empleados de prefectura es similar al de sus colegas de “orden social”. En el “Guardia Nacional” En este transporte de guerra, se encuentran los compañeros argentinos. La consigna que rige en ese pontón es de una rigidez desesperante: no se puede hablar, ni reir, ni fumar. Los golpes de machete y los culatazos se reparten á diestra y siniestra. Apolinario Barrera, ex-condestable de la marina argentina, hace quince días que está incomunicado y sólo sale á cubierta para lavarse la ropa.

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes Deportados á Europa He aquí la lista más completa de deportados publicada al día de hoy: (...) [La lista comprende 59 deportados]. Presos en el Departamento [La lista incluye 50 presos, entre los que se encuentran el Dr. Juan Creaghe, Eduardo G. Gilimón, Dr. Mario Bravo y J. Bianchi, conteniendo nombres repetidos respecto a la lista anterior]. (…)

Presos á bordo [La lista incluye 10 detenidos, entre los que se encuentra Rodolfo González Pacheco]. La Plata Las autoridades provinciales hicieron numerosas detenciones llegándose á alojar en los pabellones del departamento de policía de La Plata, más de trescientos obreros. Deportados á Montevideo [Se contabilizan 6 deportados]. Nota final Exigencias impuestas por la abundancia del material preparado para la confección de este número, nos obligan á suspender algunos trabajos de importancia, entre ellos, la colaboración de los escritores Angel Falco y Emilio Frugoni, así como una crónica completa del Congreso extraordinario del Partido Socialista de la República Argentina y varias informaciones de actualidad enviadas por nuestros corresponsales del Rosario, Mar del Plata y Tandil. Todo irá en el número próximo de IDEAS Y FIGURAS.

21/01/1910 Huelga portuaria y rompehuelgas de Prefectura y de la patronal (La Vanguardia) En el puerto de la capital Como lo veníamos anunciando ayer, se ha producido la huelga preparada y organizada por la Liga Obrera Naval Argentina. Desde la noche anterior, en que los delegados conocieron la contestación dada al petitorio obrero por el Centro de Cabotaje Nacional, se desplegó una gran actividad, recorriendo los buques surtos en el puerto, notificando a las tripulaciones la negativa patronal y la declaratoria de huelga acordada por los representantes del gremio. Los trabajadores han ratificado esta última resolución haciendo abandono del trabajo a medida que atracaban los buques, solidarizándose enseguida unas con otras las tripulaciones, concurriendo al local social en procura de mayores novedades. Unos de los primeros vapores en quedar abandonados fueron “Guarany”, “Corumbá” y “Helios”. El segundo de estos buques tenía anunciada su salida en el día para la Asunción. La prefectura marítima ha dispuesto que marineros de servicio reemplacen a los huelguistas.

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes Es una medida parcial de la prefectura marítima que puede agriar el conflicto. Los tripulantes de los vapores “Independencia”, “Porvenir” y “Paso de Obligado” se plegaron más tarde a la huelga. Elementos de la prefectura sacaron para la rada al “Independencia” abandonado por su tripulación. La propaganda por la generalización del movimiento ha continuado entusiasta durante todo el día de ayer, visitándose a los trabajadores adheridos a la Liga Obrera Naval Argentina e incitándolos a cumplir con el voto de sus representantes que resolvieron la huelga general del gremio. Si esta no ha tenido todavía una repercusión mayor, paralizando el servicio de cabotaje, se debe a lo diseminados que están los buques, lanchas y remolcadores, algunos de tránsito por los puertos del litoral. De manera que hoy la huelga adquirirá mayores proporciones. El conflicto responde, no como lo ha calificado “La Razón” a tres o cuatro agitadores y al pago de las horas extras, sino a la voluntad de millares de hombres, que vegetan en el fondo de los barcos, arrastrando una vida de sacrificios y privaciones, quienes no sólo ansían mejorar sus salarios sino que desean que la alimentación no sea mala, escasa y que los trabajadores extraordinarios se remuneren equitativamente. (…) La Prefectura Marítima Las autoridades del puerto parecen mal dispuestas para con los huelguistas, pues han adoptado medidas de rigor que serán un perjuicio para el tranquilo desenvolvimiento de la huelga. Procediendo abusivamente ayer detuvo a cuatro obreros que recorrían las embarcaciones incitando a la huelga. Es este un derecho indiscutible, que ninguna policía puede violar, sin cometer un atentado a la libertad de pensar. Los delegados detenidos, que más tarde recuperaron la libertad, no hacían otra cosa sino comunicar resoluciones de una colectividad que es la genuina representación del gremio de la marina mercante. La Libre Trabajo Esta asociación patronal ha resuelto facilitar hombres a los buques que los necesiten, poniéndose así frente a los huelguistas y provocando un conflicto con los trabajadores. La Libre Trabajo reclutará su gente entre la escoria, cargándolos de armas y enviándolos en son de desafío a bordo de los buques. No nos extraña semejante actitud desde que en huelgas pasadas hemos tenido ocasión de constatar más de un hecho lamentable por culpa de la asociación capitalista levantada con el exclusivo propósito de perjudicar a los obreros en sus sanas y bien intencionadas luchas por su mejoramiento social y económico. El Departamento N. del Trabajo Esta institución, a cuyo frente se halla el doctor Alejandro Ruzo, por ausencia del titular, se ha dirigido a la Liga Obrera Naval Argentina ofreciendo su mediación en los siguientes términos: “Buenos Aires, Enero 19 de 1910. -Señor Presidente de la Liga Obrera Naval Argentina: En conocimiento de la huelga general decretada por los obreros de esa Liga Obrera Naval Argentina, cúmpleme dirigir al señor presidente la presente comunicación, ofreciendo la mediación de este Departamento, que al efecto estaría representado por el que suscribe, para procurar un acuerdo conciliatorio o en su defecto el arbitraje para terminar el conflicto producido. Con este motivo puedo asegurar a usted que se pondría el mayor empeño en el sentido indicado, si es que la institución obrera, que representa y el Centro de Cabotaje Nacional al cual se hace en la misma fecha igual invitación, optaran por someter el caso a este sistema pacífico de solución de las cuestiones del trabajo, que representa la tendencia universal aceptada al respecto. Saludo al señor Presidente con toda consideración. -(firmado) Alejandro Ruzo”. En la jefatura de policía Como decimos más arriba, a las 5 p. m., concurrió una comisión obrera, debidamente autorizada por la asamblea, a la jefatura de policía, donde ya se hallaba la delegación del Centro de Cabotaje Nacional.

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes En presencia del coronel Dellepiane se inició la conversación, tratando el jefe de que se encontrara la forma de arribar a un arreglo satisfactorio para las partes. Los representantes obreros se limitaron a exponer sus razones y a escuchar la respuesta de los armadores. De concreto puede decirse que no hay nada. Se ha convenido que una comisión de obreros concurra hoy a las 10 p. m., al Centro de Cabotaje, y en presencia de los armadores fijarán los puntos principales del petitorio, debiendo a las 5 p. m. reunirse nuevamente en la jefatura de policía. La asamblea será la que resolverá el punto, una vez que los delegados expliquen el resultado de sus trabajos. (…)

24­25/01/1910 Masivo acto socialista en Plaza Lavalle (La Vanguardia) La grandiosa afirmación socialista del domingo Hemos realizado el domingo, una espléndida jornada. La manifestación convocada por el Partido Socialista, ha culminado en el movimiento metropolitano, tanto por su significación, cuanto por su desarrollo en un completo ambiente de entusiasmo y de cultura. Le era necesario a la clase trabajadora reunirse en una colectiva demostración de protesta después de las brutalidades cometidas contra nuestra organización gremial y política, contra nuestra prensa, por la clase gobernante. La manifestación del domingo, propagada y preparada en seis días, sin aparatosidades ni sugestiones, puede servir a los mandones gauchos de la oligarquía para calcular la potencia proletaria, y abstenerse de atropellar las libertades del pueblo. Después de la afirmación obrera del domingo, de solidaridad en la lucha y de protesta contra el enemigo común, volveremos a nuestras tareas normales de agitación, de propaganda y de combate, dedicando los mismos entusiasmos y energías. El mitin del domingo cierra un pequeño ciclo de nuestro movimiento y es a la vez el punto de partida hacia nuevas e igualmente arduas actividades. (…) El desfile Organizada la columna general en el orden establecido por la comisión organizadora del mitin, la enorme muchedumbre se puso en marcha. Encabezaba la columna una cuadra de pueblo, que entusiasta por oír los discursos, fue imposible organizar en las filas de la manifestación. Seguía en seguida una banda de música, el Comité Ejecutivo y Electoral del Partido, y en su orden los Centros de las circunscripciones electorales de la capital, el Centro Socialista Femenino, la agrupación socialista israelita obrera “Avangard” y núcleos de pueblo simpatizante, como también numerosos miembros de sindicatos gremiales. Esta masa de gente honesta, que marchaba con un fin elevado de sana y verdadera democracia, desfiló en forma correcta y culta, dando un hermoso espectáculo que fue presenciado con viva satisfacción por millares de curiosos que, estacionados en las aceras, balcones y azoteas, batían palmas al paso majestuoso de la manifestación. Orgullosos podemos estar, en su entender más altruista y desinteresado de haber dado una nota sobresaliente de la cultura del pueblo obrero. Desde un punto estratégico presenciamos el desfile, recibiendo la gratísima impresión de sus 20 000 manifestantes, que nos llenó de júbilo. Aquella multitud, venida espontánea y con conciencia del acto que se realizaba, recorrió las calles del itinerario con la respetuosa y moderada circunspección de los hombres dueños de su voluntad, que se congregan al calor del ideal puro y de la democracia social. 59


La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes Numerosas banderas rojas, símbolo de emancipación y redención humana, salpicaban la columna de trecho en trecho. Los oriflamas escarlata se elevaban por sobre las cabezas de los manifestantes, esgrimidos por brazos robustos. El desarrollo de la manifestación, normal y correcto, ha sido la nota culminante del acto, pues la ausencia de las numerosas fuerzas policiales que en otras ocasiones enviaba la jefatura, comprobó claramente que cuanto menos vigilantes se manden a las reuniones populares, más lejos se está de que suceda un incidente, más o menos trágico. (…) Enrique Dickmann Trabajadores, ciudadanos: Más fuertes y decididos que nunca, venimos a protestar, en nombre de los más elementales principios de justicia y libertad, contra la torpe y ruin actitud de la oligarquía imperante para con la clase obrera, que dentro del orden y de la ley lucha por su propia elevación económica, política e intelectual. Un hecho aislado, producto ocasional del ambiente y de las circunstancias especiales que lo engendraron, y que fuera de las víctimas, más o menos lamentadas, no tiene otra trascendencia histórica ni social, vino a perturbar más el ya perturbado criterio gubernamental. Y en su furor de venganza quiso aniquilar toda la organización política y económica del proletariado argentino, arrancar de raíz lo que para la miopía de los estadistas criollos constituye la peligrosa planta exótica: el socialismo. ¿Pues cómo explicar de otro modo, las ridículas y absurdas medidas gubernamentales a raíz del atentado del 13 de noviembre? ¿Acaso la muerte, más o menos violenta, de un hombre, de un funcionario público, constituye una conmoción interna o externa que haga peligrar la estabilidad de la constitución y de las leyes y que puede justificar la declaración del estado de sitio? En ningún país civilizado se ha culpado a toda la clase obrera por los atentados individuales. El crimen político es tan antiguo como la misma autoridad. Desde que existen gobernantes, surgen del seno de los gobernados, fanáticos que creen remediar todos los males sociales con suprimir a algunos de aquellos. El triunfo de la democracia y del sufragio universal tiende a suprimir la violencia individual. Solamente el odio y la venganza pudo extraviar tanto el criterio de nuestros hombres de gobierno para confundir el movimiento obrero normal, factor de progreso y de orden en todos los países civilizados, con fenómenos esporádicos e individuales. No tiene justificativo ni perdón un gobierno que pierde los estribos ante hechos y fenómenos nuevos. No tiene justificativo ni perdón un gobierno que tiene miedo. No tiene justificativo ni perdón un gobierno que se arroga el sumo del poder y lo aplica con saña inaudita a instituciones y grupos sociales, cuyo único pecado es querer mejorar la actual sociedad. El Partido Socialista, hondamente agravado por la constante violencia de arriba, ve en ella la única explicación de la violencia de abajo. El mentido patriotismo de los gobernantes se manifiesta contra el extranjero, haciéndolo aparecer como un elemento de desorden y de intranquilidad. ¡Bienvenidos los extranjeros que, junto con sus brazos vigorosos y sus hábitos de trabajo, traen a nuestro suelo prácticas modernas y nuevas costumbres sociales! ¡Bienvenidos los hombres de todas las razas y pueblos, que con su fecunda labor del músculo y del cerebro, vienen a forjar el porvenir de la futura gran nacionalidad argentina! ¡Guay de los gobiernos que estorban a esta obra de civilización y progreso, son los verdaderos traidores de la patria! En nuestro país, de incipiente democracia y de libertades escritas, el movimiento obrero, en su doble faz política y económica, es un factor seguro y eficiente de cultura y de orden. Perseguirlo, tratar de aniquilarlo, estorbar su desarrollo, impedir sus manifestaciones, confundirlo con los vulgares movimientos de la politiquería criolla, es cometer el más grave de los errores políticos y sociales. Cúpole la triste gloria, al gobierno de Figueroa Alcorta, de ser el enemigo más encarnizado de la clase obrera organizada. La barbarie nativa se ejerció en toda su brutal desnudez en el último estado de sitio. Y el presidente pusilánime, que de miedo perdonó a los militares revoltosos, -devolviéndoles sus grados- su intentona de motín de cuartel, no puede perdonar al Partido Socialista su energía y valor en denunciar públicamente los desaciertos y errores de su gobierno.

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes Trabajadores y ciudadanos: A los cien años de la pretendida emancipación política del país, un nuevo ideal humano agita las entrañas del pueblo laborioso y fecundo: su emancipación real de todas las servidumbres y tiranías. ¡Qué importan las molestias y sacrificios cuando la obra es noble y grande! Compadezcamos a los pobres de espíritu que pretenden detener el carro del progreso: ellos serán aplastados. Y que nuestra divisa sea: adelante, siempre adelante, en nombre de la libertad, la justicia y la emancipación de los débiles y oprimidos. He dicho.

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EJE 3 LA HUELGA DEL CENTENARIO (ENERO – JUNIO DE 1910)

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En la tarde del viernes 13 de mayo comenzaron las redadas. El sábado 14 se declaró el estado de sitio y se implantó el terror policial practicando detenciones masivas, entre ellas la de los redactores de La Protesta y La Batalla, del Consejo Federal de la F.O.R.A. y del Comité Central de la C.O.R.A. Las imprentas de La Protesta, La Batalla y La Vanguardia, así como numerosos locales obreros, fueron asaltados e incendiados por hordas patrioteras y reaccionarias que, al grito de “mueran los obreros”, “abajo la huelga” y “muera el anarquismo”, actuaron libremente gracias a la connivencia (cuando no colaboración directa) de las autoridades policiales.

uego del levantamiento del estado de sitio, el 13 de enero de 1910, el movimiento obrero había logrado conservar sus posiciones pese a las detenciones, deportaciones y destrucción de las imprentas de sus diarios. La Protesta reapareció con una tirada excepcional — 16 mil ejemplares— y en abril comenzó a aparecer también un periódico anarquista vespertino, llamado La Batalla, convirtiéndose así Buenos Aires en el único lugar del mundo en donde se publicaban diariamente dos periódicos anarquistas de esa talla. Ante la reaparición de huelgas obreras, comenzó a discutirse la necesidad de una huelga general que coincidiese con los festejos del Centenario de la Revolución de Mayo, aprovechando así esta conmemoración para reclamar la abolición de la Ley de Residencia, la libertad de los presos por causas sociales y la amnistía para los desertores del servicio militar.

El movimiento huelguístico se llevó a cabo de todas maneras (incluso había comenzado el 16, antes de lo previsto, en respuesta a la violenta represión y al estado de sitio) pero sin poder adquirir las dimensiones esperadas, debido a la gran represión sufrida. La huelga, ya muy debilitada, fue finalmente fue levantada el 21 de mayo: si bien no logró conseguir sus objetivos directos, puso en evidencia que la burguesía sólo podía llevar a cabo sus festejos por la libertad y la independencia a costa de “convertir a Buenos Aires en un campamento militar, con estado de sitio y cárceles repletas”.

Aunque al interior de la F.O.R.A. existían diferencias sobre la capacidad del movimiento obrero para mantener una huelga general en la coyuntura del Centenario y se mantenía un cierto diálogo con el gobierno, la iniciativa de la C.O.R.A. sindicalista y la gran demostración de masas del 8 de mayo agudizaron la situación política. A la convocatoria de la huelga general para el 18 de mayo por parte de ambas centrales obreras, siguió el lanzamiento de una brutal represión por parte del gobierno sobre todas las corrientes del movimiento obrero, incluso los socialistas que se habían opuesto a la huelga general.

Las fuentes de esta sección comienzan con el levantamiento del estado de sitio, en pleno verano de 1910, y son un testimonio directo de los preparativos y del desenlace de la “huelga del Centenario” que convulsionó a la ciudad de Buenos Aires.

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15/01/1910 Reflexiones sindicalistas frente al levantamiento del estado de sitio (La Acción Socialista) ¡Dulce patria! En este día de libertad, saludamos a todos los que viven en esta tierra de grandezas y le decimos a ellos y a los inmigrantes que vienen “a habitar el suelo argentino”: Señores, este es un gran país, un país rico, inmenso y libre. Sobre todo libre. Aquí el trigo brota solo, sin que lo siembren! Todos vosotros lo habréis visto y sino lo podéis comprobar. Por eso el pan está cada día mas barato. Tenemos en “nuestra” tierra enormes cantidades de animales. (En verdad hay muchos animales). Por eso la carne y la leche se dan poco menos que gratis. Los alquileres tirados, un palacio por cincuenta pesos al mes. Y así todo. La libertad abunda tanto que anda tirada por el suelo. Aquí no hay concejales ladrones que venden por diez lo que vale uno y estafen patrióticamente a todo el que caiga bajo sus manos. Nunca se ha visto eso. Aquí todos son honrados. Nunca se ha tomado preso a nadie por ser huelguista o anarquista, mienten los que dicen que se han hecho matanzas de obreros en la Avenida de Mayo y, en diez o quince partes más. Hay todos los derechos imaginables, y si no lo creen lean la Constitución. En cuanto a la ley de residencia se ha hecho por pura fórmula, para asustar a los que abusaban de tantas libertades; no se aplica nunca. El estado de sitio se declara sólo una vez cada año y se aplica con una dulzura de caramelo. Como podéis ver es un paraíso nuestra dulce y amada patria. ¡Venid, extranjeros, a habitar el suelo argentino! La tierra es fértil, la libertad abunda y lo demás … Ahora acabamos de salir de un estado de sitio que ha durado dos meses, durante los cuales la policía de esta nuestra querida patria, ha tratado a todo el mundo con guantes blancos, y las autoridades en general han tenido toda clase de consideraciones con los trabajadores. No se ha expulsado a nadie; no se ha paleado ni tomado preso a nadie; los comisarios de campaña no han molestado a nadie; la prensa ha tenido la más amplia libertad para callar todo lo que sabía y decir lo que no sabía. Y así por el estilo. La redacción y administración de LA ACCIÓN SOCIALISTA, reunidas au grand complot en una rotisserie de Barracas, toman unos mates a la salud de nuestro gran país, se ponen de pie en este día glorioso de terminación del estado de sitio y gritan como buenos patriotas: ¡Vivan las libertades argentinas!

22/01/1910 Se levanta el estado de sitio, y se reanuda la lucha (La Acción Socialista) Reanudación de la lucha Varias entidades de la Confederación han iniciado el período de combate. El trabajo de organización que los gremios adheridos han estado realizando en la forma que lo permitían las circunstancias, manteniendo el espíritu en estado latente para resurgir en el momento preciso, como fué recomendado desde el primer momento, ha sido cual el fuego bajo las cenizas. Ahora la llama de las reivindicaciones se ha encendido de nuevo y promete llevar bienestar y libertad á la familia proletaria. La más brillante respuesta que la clase obrera puede dar á la burguesía después de la pretendida destrucción de sus sindicatos, es un período de organización reivindicatoria y organizadora. La burguesía se habrá creído dominadora después de la violenta racha que azotó nuestros baluartes de combate, pero surgen de nuevo estas luchas para evidenciar con claridad meridiana que la lucha entre las clases sociales no ha cesado, que el proletario revolucionario solo hizo una tregua á su agitación continua.

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes Los hechos así lo evidencian, la de los gremios fuertes, aguerridos, vencedores de más de una batalla, que se disponen á combatir para el logro de un nuevo triunfo: la lucha de la Liga Obrera Naval Argentina y la del Sindicatos de Ebanistas. ¡Y todavía no hace quince días que la obra represiva de la burguesía ha terminado! Notamos y apuntamos los defectos que se notan en el campo de la acción proletaria, pero estas luchas nos dicen de un gran tesoro de energías ocultas en el seno de la gran clase, la dominadora de un mundo libre en el futuro. Estas luchas que adiestran á los nuevos combatientes, nos confirman en nuestras convicciones sindicalistas, pues vemos que la acción de clase no cesa, persiste el combate contra la explotación, y el combate á la explotación no es sino esfuerzo contra la clase dominante, esfuerzo contra la fuente que la nutre, voluntad de restringir su potencialidad, á la vez que conciencia nueva puesta en actividad, capacidad puesta en ejercicio, fuerza puesta en acción por parte de los productores. Para nosotros estas luchas forman tantas etapas necesarias para llegar á la capacitación revolucionaria de la clase proletaria, un triunfo más sobre los conservadores que recurren á todos los medios para lograr la extinción de todo espíritu de conquista y nación en los productores de su bienestar. Toda rebelión es santa en las clases sometidas, aunque obtengan el resultado más opuesto al que se hayan propuesto sus ejecutores, porque la sola lucha señala un distanciamiento de las clases, distingue á los condenados al yugo. El obrero que lucha, aunque fuese por la cusa más intransigente, es un ser que actúa con una conciencia más ó menos desarrollada, el obrero sumiso es un autómata, un ser que vive de reflejo, no una existencia propia. Igual las clases, las que no actúan por cuenta suya no desempeñan ninguna misión en la historia, y sólo sirven y viven por y para las otras clases. Son clases esclavas. Las que combaten tienen su existencia propia. La clase obrera, pues, es una de las que tienen existencia propia, tienen una misión que cumplir, un mundo nuevo que crear, que está creando ya en la confusión de los combates, en el torbellino de una acción inextinguible. La clase obrera tiene derecho á la vida y ni estados de sitio, ni prisioneros, ni destierros, ni torturas lograrán impedir sus manifestaciones de fuerza, sus propósitos de conquista, pues siempre resurgirá de nuevo, despreciando excepticismos de impotentes, confiando en su fuerza y en su instinto.

La huelga general Alcance el resultado que se quiera, triunfe o fracase, se logre o no la reivindicación reclamada y en virtud de la cual se promueve un movimiento de huelga general, esa arma poderosa, decisiva de los productores, tiene la suprema virtud de exponer con un hecho el estado de ánimo del proletariado que realiza, á la vez que pone en antecedente á sus actores de una fuerza, quizá antes oculta para ellos mismos; perturba la tranquilidad de una organización que solo vive y descansa en la mansedumbre, en la inacción obrera. La huelga general es un principio de subversión de esta tranquilidad; un principio de negación de los derechos y poderes burgueses; es la expresa declaración proletaria de la insuficiencia de la legalidad para alcanzar su mejoramiento, su emancipación y todas sus aspiraciones que intenta actuar por medio de esta potente y nueva arma que la clase obrera ha concebido y puesto en práctica en su vida penosa de combate por el bienestar y la libertad. Un siglo hace que la democracia ha ofrecido satisfacer las necesidades, las aspiraciones y hasta colmar los ideales de las masas oprimidas, poniendo á su disposición los medios legales, el sufragio, las bancas legislativas, los puestos en los municipios para realizar todo cuanto anhelase; un siglo también hace que el proletario está corriendo detrás de los hábiles políticos de todos los matices, encargándoles realizar algo para la clase obrera; y un siglo hace que el proletariado está sufriendo desengaños y traiciones de esa gente, aún que nada de lo prometido se actuará, sin recibir más que castigos y leyes represivas, nuevas cargas, aumento de explotación, desconsideración y sacrificio. El estado capitalista pide, pero no da nada. Es como decía Nietzsche, el gran mendigo. La democracia es la concubina del estado, la que se encarga de cubrirle todas sus lacras haciéndole aparecer como un resorte benévolo, benefactor de todos, la providencia del pueblo. Con engaños los demagogos han estado siempre traicionando al proletariado y cuando alguna reivindicación se hacía carne en la mentalidad proletaria se la dirigía para su conquista á pedirla al gran mendigo. Pero tras las negativas repetidas, vino el deseo de conseguirlo por la otra vía, por la acción del mismo proletariado, por la acción directa, como ya en el instinto está el hacerlo. La acción directa practicada

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes en pequeña escala fue adquiriendo grandes proporciones como un colosal incendio sobre materia combustible, y de un lugar pasó á otro, de allí á toda una nación, y á todo un continente, al mundo entero después, para repetirse siempre en donde ya se había manifestado por vez primera, siempre más favorecida por el incremento de la maquinaria, de la explotación, de la conciencia, la experiencia y la mayor fuerza resultante de una unión siempre más extensa y más compacta. La expresión culminante de la acción directa, su expresión más potencial, es la huelga simultánea de todos los productores, que paralizando la vida productiva de toda la sociedad la pone al borde de un precipicio, puesto que sin producción no puede haber vida en sociedad posible. Además la huelga general produce un sin fin de revueltas de todo género que detrimenta el actual estado de cosas constituido y mengua enormemente el poder de la clase burguesa y del estado, porque ella evidencia con una claridad solar que las aspiraciones del proletariado no han sido satisfechas, que la democracia es insuficiente, que los medios legales son una engañifa para tenerlo siempre en condiciones de esclavo. Es también un estallido de entusiasmo, de fuerza, de juventud, de todo un conjunto de sentimientos, todo absolutamente nuevo, de origen proletario. Luego se ligan á todos esos sentimientos mil recuerdos, mil episodios, toda una historia de triunfos, derrotas, de caídos; en fin, se forma toda una vida nueva, la cual comienza con los simples documentos y protestas, se agranda con los primeros hechos y se agiganta con la grandiosa manifestación general de fuerza y entusiasmos que es la huelga general. Esta no es sino la gran batalla necesaria para dejar definitivamente conquistadas mil ventajas de otros tantos pequeños combates y escaramuzas. Las guerrillas son el preludio indispensable de estos colosales choques de las clases. Aceptando lo uno, es lógica consecuencia hay que aceptar lo otro. No hay más diferencia que de cantidad de fuerzas que entren en acción. Parece por eso que la huelga general será el arma favorita del proletariado en los tiempos venideros. Las clases cada vez se solidarizan más y las pequeñas escaramuzas se convierten inevitablemente en grandes choques, en huelgas generales. Esto es lo que más nos alegra, puesto que sabiendo que la emancipación obrera no puede ser sino la consecuencia de grandes luchas, ellas nos presagian lo que tanto anhelamos. La huelga general es el medio necesario para producir un trastorno social, en el cual puede cambiar su curso la historia, como en los grandes trastornos de la naturaleza cambian su curso los ríos.

La organización obrera Después de una tormenta impestuosa, luego de haber pasado el huracán reaccionario, que con toda furia amenazaba destruir nuestro fuerte revolucionario, hénos aquí, no para quejarnos, ni menos para protestar, sino para sacar deducciones y enseñanzas de ese estado anormal por el cual pasamos en el largo período de dos meses. Nuestras protestas por los hechos inquisitoriales, propios de una clase burguesa que está pereciendo ante el arrogante proletariado, ya las ha oído todo el mundo trabajador. Hoy nuestra voz no es el gemido del vencido, ni la protesta del débil, es la voz alzada de una raza fuerte que desea que estos hechos se produzcan á fin de templar más aún nuestro espíritu combativo y recoger de ellos las áridas y verdaderas enseñanzas que dejan. Hoy protestan los que durante el estado de sitio han permanecido callados. Por eso es que nuestras voces no son de protesta, sino que nos limitamos á juzgar los hechos serenamente y incitar á los productores todos á prepararse, á constituirse de una vez en un solo y poderoso organismo á fin de poder vengarnos de las estúpidas persecuciones de que fuimos víctimas. Una vez más nuestros maestros (los hechos) nos han demostrado que el poder revolucionario de la clase obrera solo reside en su organización, y que las demás instituciones y partidos que al lado de ella merodean son simples nulidades cuando el viento de la reacción con furia se dirige contra el elemento disolvente del mundo capitalista: los proletarios. El proletariado, por falta de unidad y cohesión se ha debatido en la impotencia, mientras que los que pretenden ser superiores á la organización proletaria, se han portado ridículamente y han obstaculizado la obra de éstos. Aprendan una vez por todas los trabajadores á no confiar á otras fuerzas que las propias y á desconfiar de todos aquellos que siendo ajenos á nuestros métodos de lucha, á nuestra condición, quieren introducirse en nuestras filas, porque la evidencia y la realidad nos dice que ellos solo persiguen nuestro propio debilitamiento

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes para fortalecer y dar vida á las formas democráticas que ellos alimentan en perjuicio de la acción revolucionaria de las fuerzas sindicales. Los momentos por los cuales atravesamos á gritos nos dicen que nuestra confianza debemos depositarla solo y exclusivamente en nosotros, los productores, y en nuestras organizaciones de combate; las sociedades de resistencia y que, lo que, lo que nosotros no podamos, mancomunando nuestras fuerzas nadie lo podrá, mas si nosotros confiamos en fuerzas extrañas y á ellas nos adherimos no hacemos más que declararnos impotentes para afrontar los golpes reaccionarios, y es que elaboramos nosotros mismos nuestra impotencia si es que recurrimos á instituciones que nada pueden darnos por su carácter democrático y ajenas á nosotros. Las sociedades de resistencia tienen un poder que nadie puede igualarlos, puede, cuando la voluntad proletaria así lo quiere, paralizar las fuentes de riqueza, cosa que obliga al estado burgués á ceder á todas sus peticiones. Este poder en ningún otro organismo que no sea sindical lo hallaremos. Entonces, como trabajadores, nuestra organización por excelencia es aquella donde se agrupan todos los productores. Y ella más que nadie acelerará nuestra emancipación, porque sus interesados allí actúan. ¡Trabajadores desechemos el estrecho partidismo que nos separa, unámonos todos en un solo organismo y jamás la burguesía se atreverá á cometer con nosotros lo que durante el estado de sitio ha cometido. Nuestra fuerza reside fuera de nosotros. Lo hemos palpado. Los trabajadores no han expuesto su fuerza como obstáculo á los atropellos y violaciones que han seguido á la muerte de Falcón y ellos se han consumado en un profundo silencio. Lo que quiere decir que si los proletarios no abandonan las herramientas de trabajo nadie hace nada. De donde se deduce que las fuerzas revolucionarias están en las organizaciones proletarias. Trabajemos con entusiasmo y decisión para que ella se constituya, para que los hombres á que ella pertenezcan no se dejen engañar por partidismos estrechos y contra producentual. Esa es la labor. Miles de hechos así nos lo han indicado. Este último ha tenido la virtud de traer consigo una claridad á toda prueba.

23/03/1910 Opinión anarquista sobre la conmemoración del Centenario (La Protesta) Centenario Rojo ¡Rojo! He ahí lo que tiene que ser el centenario para que fuera una digna conmemoración de la jornada de 1810. Conmemorar la fecha en que se dió un paso adelante con las fiestas y banquetes, cuando todos los días se esta reculando atrás, es propio de razas en decadencia, pueblos que han perdido toda potencia ascensional y que para ocultar á los propios ojos la propia miseria buscan regocijo en el recuerdo de lo que sus abuelos hicieron. Cuando faltan tantas cosas por hacer, cuando hay tanto malo que combatir, y cuando falta tanto bueno por realizar lo lógico seria enrojecer de vergüenza al recordar lo que han hecho los abuelos y lo que no hemos hecho nosotros. Y es por eso que la conmemoración del Centenario debe ser rojo, que es preciso sea rojo para escapar á la gran vergüenza que importa un siglo que se han empezado afirmando la libertad de todos para entrar y vivir en esta tierra y se ha terminado con una ley de residencia para echar del país al que no se conforme con vivir una vida de buey o de jumento, un siglo en que se han venido negando y deshaciendo la obra de los propios abuelos que se piensa glorificar y conmemorar. ¡ Ah no! ¡No es posible! ¡Tiene que ser rojo!

Circa marzo 1910 Aparición del diario vespertino La Batalla 66


La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes

(Hechos y comentarios) La Batalla La proximidad del centenario origina una actividad extremada en los preparativos de las fiestas. El trabajo abunda y los brazos escasean. (...) Las huelgas se suceden sin interrupción, unas á otras, consecuencia natural de ese exceso de trabajo y de esos apuros oficiales de último momento. Las huelgas tan continuadas, sirven magnéticamente para intensificar más y más la propaganda anarquista. La Protesta es el diario obligado de los trabajadores. En su crónica del movimiento obrero, siguen todos las marcha de las huelgas y los que únicamente interesados en éstas adquieren el diario, leen después sin casi quererlo el editorial ideológico y los demás sueltos de propaganda. El tiraje sigue aumentando y se hace normal en quince y diez y seis mil ejemplares. La Protesta cubre sus gastos con holgura y aún tiene un remanente. ¿Qué hacer? ¿Aumentar las páginas de lectura? Una idea surge entonces en la redacción: publicar otro nuevo diario anarquista, que complemente por la tarde la obra que La Protesta realiza por la mañana. (...) Se está en víspera de algo sensacional, que probablemente hará época en la vida del proletariado argentino. Existe un gran ambiente huelguístico. La huelga del centenario es cosa hecha. Se palpa su existencia por todas partes. Y en la redacción se ve el movimiento obrero que se cierne sobre las fiestas conmemorativas de la independencia argentino como algo trascendental. No hay, sin embargo, una confianza plena en el poder del proletariado, en su consistencia, solidaridad, decisión y espíritu de rebeldía, para poder admitir como posible un triunfo sobre el gobierno. Se supone que éste, por poca energía que tenga, por débiles y apocados que sean sus hombres, reaccionará violentamente y asestará un golpe mortal à la organización obrera y á la propaganda de ideas. No cabe ir en contra el propósito de huelga que hay en la multitud, que ha surgido, puede decirse, en ella misma. Se procura por lo menos encauzar las aspiración del proletariado á un mínimo que haga posible un triunfo sin lucha, y se proyecta reclamar para el centenario la libertad de Planas, Regís y de los demás presos existentes por cuestiones sociales, así como una amplia amnistía para los prófugos y desertores del ejército, que en la Argentina son innumerables, puesto que cada años solamente responden al llamado á filas un cincuenta por ciento de los que les corresponde según la ley militar. Empero, la revista literaria y sociológica Ideas y Figuras ha prestigiado la derogación de la Ley de residencia, y aunque esa ley hace muy poco daño ya y es eludida con facilidad, es tan antigua la campaña realizada contra ella, se ha arraigado tanto en los anarquistas, y en gran parte de los obreros el dio á ella en los ocho años transcurridos desde que se dictó y en los cuales se la ha combatido tenazmente con artículos y discursos, que en todas partes es acogida con entusiasmo la idea de fundamentar la huelga en el pedido de derogar dicha ley. Quedan así de hecho tres motivos para el paro del centenario y se hace más difícil conseguir el triunfo sin lucha existiendo en cambio grandes probabilidades de que termine ésta con una derrota desastrosa de los trabajadores. En La Protesta se resuelve definitivamente la aparición del nuevo diario anarquista, confiando en que tal vez el gobierno al ver que son los diarios que apoyan á los trabajadores en su acción, vacile y opte por acceder á los deseos de éstos, evitando los transtornos consiguientes á toda lucha. Puede ser que así suceda, se dice en la redacción de La Protesta. Puede ser que antes de malograr los festejos con medidas de fuerza y de dar lugar al estallido de una gran huelga general, se acceda en las alturas de los deseos de los de abajo. La Batalla vivió. Vivió porque vivir es ser tenido en cuenta, y el nuevo diario fue considerado como un elemento de potencia, más aún fuera del campo anárquico, que entre los anarquistas mismos. 67


La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes (...) Y así se fué preparando a la gran derrota del Centenario, mayor aun de lo que en la redacción de La Protesta se presentía.

26/03/1910 Los sindicalistas revolucionarios convocan a la huelga en el centenario (La Acción Socialista) La batalla del centenario No se celebra ni honra á la libertad sino de un modo: ampliando sus dominios, dando más libertades. No lo entiende así la burguesía argentina, sin embargo, puesto que la celebración de la revolución de Buenos Aires de 1810 la hace después de haber tenido un preliminar con las miles de prisiones y expulsiones en los meses de noviembre y diciembre últimos. La burguesía argentina no celebra un acto exento de carácter de clase. Ella celebra la conquista de una plaza que fue la base de conquistas posteriores y de su enriquecimiento y grandeza. Todos los cantos de libertad entonados para los hombres del mundo que quieren habitar el suelo argentino, no son más que lirismos huecos que engañan á muchos porque la generalidad de los individuos juzgan los hechos sin criterio de clase. Juzgándolos con este criterio, se comprende fácilmente que lo que en el fondo hay es una celebración de las libertades de gobernar política y económicamente conquistado por la burguesía. No libertades genéricas. No conmemoración de libertades proletarias, puesto que el proletariado ha surgido de su condición primera de revolucionario. Por los intereses burgueses para convertirse en clase que se dispone á realizar una profunda revolución que destruya la supremacía que adquirió la burguesía en esa revolución del 25 de Mayo del año 1810. El proletariado se dispone á destruir el poderío económico burgués para crear una organización basada sobre los intereses y necesidades de los productores libremente constituidos en sus sindicatos de producción. Se comprende entonces que la burguesía no pueda conmemorar una fecha que señalo el triunfo de su causa creando sus libertades, con la cesión de libertades al proletariado, quien al crear el nuevo poderío de la clase obrera destruye la supremacía burguesa conquistada hace un siglo. Las libertades las conquistan las clases que las necesitan. La burguesía, respecto á libertades, no puede hacer ya nada, á no ser anularlas, como un ser llegado á su edad madura comienza á declinar hasta perecer. Así la burguesía comienza á ahogar la vida libre, presionada por la acción que la amenaza de muerte. El proletariado solamente conmemora batallas con otras batallas, conmemora conquistas con otras conquistas. Solamente el proletariado puede hacer que el centenario se convierta en una fecha que señale la conquista de una nueva libertad. A ello se prepara. La Confederación O. R. A. ya ha dado la voz para que los gremios traten preferentemente este asunto en sus reuniones, á fin de que en el momento preciso, ya demasiado vecino, se produzca el estallido de la huelga general exigiendo la derogación de la ley de residencia. Así el proletariado aprovechará útilmente el centenario de un acontecimiento importante en la vida de los pueblos sudamericanos. El no puede tolerar que se conmemore con total hipocresía “libertades” no existentes. No puede tolerar en silencio que se conmemore cien años de una mentida vida libre, estando aun frescos los recuerdos de las torturas sufridas por los obreros presos en el “Guardia Nacional”. Es preciso que resuene la voz de protesta de la verdad en medio del coro mentiroso que entona himnos á las libertades no existentes de esta República. Es preciso que haya un esfuerzo vigoroso para lograr la anulación de una ley que molesta á la clase proletaria. Es preciso que el parlamento que decreto la ley de residencia, la anule él mismo ante la actitud amenazante de un proletariado en revuelta. Así lo prepara la Confederación, y no dudamos que esta voz de combate será contestada con un formidable coro que pedirá el combate o la abrogación de la ley de residencia.

Confederación Obrera Regional Argentina

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes Esta institución ha remitido las siguientes circulares á los sindicatos adheridos Buenos Aires, marzo 23 de 1910 El Consejo Confederal de Relaciones de la Confederación O. R. A. ha enviado una circular con fecha 15 del corriente á todas las organizaciones sindicales á fin de que resuelvan á la brevedad posible la conducta que debe asumir el proletariado organizado en las próximas fiestas del centenario que la burguesía argentina se prepara e indicar á sus correspondientes delegados concurran á la reunión que se celebrara para sus propósitos. El objeto de la reunión de delegados de los sindicatos obreros es para acordar y determinar la declaración de huelga general en la fecha del centenario exigiendo del Estado burgués la abolición de la ley de residencia. Camaradas ninguna fecha mas propicia para los trabajadores de la Argentina podía presentarseles para reivindicar sus derechos de clase violentamente ultrajados por el enemigo común como el centenario de la independencia burguesa, fecha que por el lujo y brillo de la misma exteriorizará la miserable situación de los trabajadores. Insistimos firmemente en el propósito de interrumpir la fiesta del centenario si la burguesía argentina no da por tierra con esa ley draconiana de la que tantos camaradas han sido víctimas. El proletariado debe expresar una vez más el propósito de guerra que le anima hacia el mundo burgués, y para ese fin la CORA invita á la reunión de delegados que se celebrará el 16 de Abril próximo á las 8pm en nuestro local social Mejico 2070, donde se pondrá en evidencia los propósitos de lucha del proletariado organizado. Sin más o saluda cordialmente vuestro y de la emancipación obrera. EL CONSEJO CONFEDERAL.

02/04/1910 Crítica a La Protesta por boicotear la unidad obrera y la unificación sindical (La Acción Socialista) La fusión obrera actuándose «La Protesta» del 30 de marzo se tomó el trabajo de comunicar «a los compañeros, de Europa» que la fusión de los organismos proletarios de la Argentina no se había realizado. Para muchos resulta extraño que ese diario dirija comunicaciones en forma de artículo a Europa informando de lo que aquí pasa, cuando ellos solo pueden seguir cumpliendo la desgraciada misión de combatir la unidad proletaria, de crear un rebaño que los adore, que ensalce sus producciones literarias, que se prosternen ante Su Majestad la Ciencia, que excomulguen la lucha de clase, gracias a la ignorancia en que están los obreros y los anarquistas europeos de lo que piensan y lo que hacen los señores anarquistas del aludido diario. Extraño parecerá a muchos, que quienes han hecho fracasar hace tres años la unificación obrera empleando sellos de sociedades disueltas, se pongan a informar de las cosas de este país a los hombres del otro lado del océano. Pero no es extraño. Los señores del aludido diario se han dedicado a una obra loyolesca desde hace cinco años, es decir, a una obra de disgregación de la organización obrera. La misma obra que por ellos fue reprochada a los reformistas. Sus intereses de secta están comprometidos con la unidad obrera, pues sólo sobre un pequeño rebaño pueden tener influencia y manejarlo aparentando así manejar al proletariado. La unidad obrera importa la independencia del movimiento sindical. El movimiento obrero autónomo no sería una ilusión si la unidad obrera se efectuase. Ahora bien: siendo contrario a sus intereses de secta la unidad; a la vez que contrarios a los intereses comerciales del diario aludido, se pronuncian en contra, la combaten y, no contentos con hacer esto en el interior, propagan hasta allende el océano la división que todavía subsiste, pero que va desapareciendo a pesar de la obra loyolesca de los señores aludidos. La unidad se va realizando, sí; y esto es lo que decimos nosotros a los camaradas europeos. En el último congreso todas las tendencias aprobaron las bases de la confederación Obrera Regional Argentina. La tracción de U. G de T. la autónoma y la de la F. O. R. A todas dieron su conformidad; cuatro votos solamente hubo en 69


La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes contra de las bases aprobadas por la casi totalidad de los delegados. Y delegados de sociedades de la F. O. R. A llegaron hasta entrar en el Consejo de la confederación, retirándose cuando influyeron sobre ellos los señores del diario aludido No quieren la fusión de las fuerzas obreras y temen que en Europa se de por hecha una cosa que «fue hecha», y que deshicieron de nuevo los pocos imbéciles que se inspiran en el órgano antifusionista. La fusión realizada es el desprestigio de la campaña larga, tan larga como hipócrita, de los señores aludidos. Si se cree en el campo revolucionario europeo que la fusión está definitivamente hecha en la Argentina es una creencia que además del desprestigio aludido imposibilita a esa gente realizar todos sus planes de mistificación internacional del movimiento proletario. Contra esta mistificación levantaremos la voz del proletariado organizado que dice: “La fusión se está haciendo. La mayoría del proletariado organizado está en el nuevo organismo.” La vieja F. O. R. A. sólo tiene fuerzas para producir triunfos como el de los foguistas, en cuyo conflicto no sólo no se dio satisfacción de las mejoras pedidas, sino que se dejaron sin trabajo a más de seiscientos huelguistas. Y la fusión realizándose significa que ella se hará definitivamente en un día que no está lejano, aunque en la concordia obrera no entren los pocos inconscientes que tienen por sacerdotes a los señores del diario en cuestión.

07/04/1910 Plebiscito para la huelga del Centenario (La Batalla) Huelga general para el Centenario Plebiscito de la Batalla ¿Conviene derogar la ley de residencia? ¿Conviene exigir la amnistía? ¿Conviene exigir la libertad de los presos por cuestiones sociales? ¿Es lógica la huelga general para el Centenario? ¿Cuál debe ser la actitud de los nacionales y extranjeros ante ella y el objeto que la motiva? Próximamente haremos un plebiscito para conocer la opinión popular á este respecto. La recepción de los votos se hará en una urna especial, en un salón que señalaremos oportunamente, practicándose á vista del público un primer escrutinio. Los votos deberán ir consignados, es un cupón especial que agregaremos al diario, y ellos podrán ser favorables, negativos ó en blanco. Para los que deseen fundar su voto, habilitaremos una página en LA BATALLA, respetándose absolutamente el modo de opinar de cada uno. Las opiniones deberán ser breves, no publicándose aquellas que excedan de 20 líneas.

12/04/1910 Cupón para el plebiscito (La Batalla) Huelga general para el Centenario Plebiscito de la Batalla

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes [El cupón se publica a partir del 12 de abril. Este día salió en la tapa (margen inferior) por única vez, en posteriores números salían en la página uno, dos o tres. Debajo de las preguntas del plebiscito figuraban las aclaraciones pertinentes y la dirección de la redacción que en ese momento se encontraba en la calle Córdoba 1137.] Huelga general del Centenario Voto por…………….. (huelga o contra la huelga) Firma………………….. Domicilio………………

09/04/1910 Preparando el centenario (La Acción Socialista) La Revancha La anunciada huelga general que se realizará el mes de mayo para conmemorar inversamente el centenario, esta preocupando seriamente á la prensa burguesa. “La Prensa” dedicará un editorial al asunto, asegurando que no puede ser que eso ocurra en esos días que se conmemoran las libertades burguesas. “La Razón” promete una reacción violenta contra los que intentan perturbar el gran festín, la cual, según textuales palabras “dejará recuerdos hasta para los nietos de los revoltosos que consigan sobrevivir á la hecatombe preparada!”. Esta preocupación de la opinión pública burguesa era necesaria. Ella debía recordar la lucha en preparación. Lo que es de lamentar es el fino tartufismo de los periodistas, quienes se guardan muy bien de decir la causa que motiva la huelga general en proyecto, que no es otra que conseguir la libertad de los presos por cuestiones obreras y la derogación de la ley de residencia. Pero esta parte de la cuestión ya se encargará el proletariado organizado de hacerla saber. Ya se encargará la Confederación de exponer claramente las causas que motivan esa lucha, por medio de terminantes y explicitas declaraciones. Así sabrá el proletariado del mundo entero que se luchará para que no subsista la inicua ley de residencia, decretada con el solo propósito de impedir el desenvolvimiento de la acción sindical y la realización de la obra de emancipación obrera. ¡La burguesía pretende que se le deje realizar libremente los festejos en honor de una mentida emancipación americana, cuando el proletariado argentino está sometido política y económicamente por ella sin tener siquiera los más elementales derechos de defensa! ¡Se pretende el silencio proletario para conmemorar libertades cuando aun no se han cicatrizado muchas heridas de los torturados sobre el Guardia Nacional; cuando los gobernantes mintiendo con un descaro vergonzoso aplican condenas de años de prisión contra compañeros que fueron puestos en libertad en el mes de mayo ultimo por fuerza de aquel gigantesco movimiento; cuando los jueces asalariados del estado, al servicio de la burguesía, acaban de condenar á nueve compañeros que no cometieron más delito que ser luchadores de la causa proletaria, los cuales fueron provocados por la burguesía! ¡En estos momentos que así se aplican las libertades pretende la prensa burguesa el silencio para que se celebre tranquilamente el centenario! Más aun: “La Prensa” pretende que el proletariado se asocie á las fiestas, porque van á venir los representantes de todas las naciones á ver nuestros adelantos, á contemplar la inmensa riqueza argentina, la colosal ciudad…todo ello producido por la clase obrera y apropiado por una minoría ladrona! Esos son los santos deseos burgueses, que reine la paz y la quietud en sus casas y en su vida, aun que en la vida obrera reine soberana la miseria y la desolación por la ausencia de los adultos que van recorriendo el mundo desde que fueron expulsados de la Argentina, donde dejan sus mujeres e hijos, argentinos quizá. ¡Invoque la prensa burguesa el patriotismo de esta gente, con la hipocresía que le es característica, pues ello no disminuirá el odio que en el proletariado han ido concentrando las mil prisiones, asesinatos y expulsiones, que no han dejado de azotarlo! 71


La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes ¡Oh, si; será el día de la venganza! Luego ocurra lo que quiera, cualquier represión no hará más que ahondar el abismo de odios que hoy divide al proletariado y la burguesía. ¡Los soldados en vez de vestir de gala vestirán su traje ordinario de combate! ¡La fiesta se convertirá en tragedia! O dese satisfacción á las reclamaciones proletarias: libertad de los presos y derogación de la ley de residencia. Este pequeño lote pide el proletariado, con su modestia habitual. Decidan los gobernantes si quieren tragedia o fiesta. ¡Siempre ellos han de ser los electores! La ley de residencia fue decretada á pedido de los capitalistas en una noche, los legisladores tienen ahora desde el 1º de mayo hasta el 30, tiempo suficiente para derogarla. ¡Viva la huelga general del centenario!

10/04/1910 Huelgas en los pabellones de exposiciones (La Vanguardia) Los señores de la Sociedad Rural, las huelgas y el Centenario En vez de exigir sencillamente a los contratistas de las obras para las exposiciones el cumplimiento de sus compromisos, dejando al cuidado de aquellos el salvar las dificultades con que pueden luchar, los plutócratas de la Sociedad Rural Argentina han creído no deber desperdiciar la ocasión de mostrar sus más torpes sentimientos de clase, rompiendo una lanza contra los obreros que reclaman mejoras, AUN en vísperas del Centenario, y contra la “dirección política (!) de la huelga”. Una nota al ministro del interior, acogida y apoyada con servil solicitud -¡como que viene de gente tan rica!- por los diarios grandes, expone las quejas y tácitamente los deseos de los señores estancieros latifundistas. “Desde hace diez días -dicen- se encuentran casi totalmente paralizadas las obras que se ejecutaban en el local destinado a la exposición internacional de agricultura, por causa de la huelga que no permite a los contratistas de dichas obras llevar adelante los trabajos. Dicha huelga está organizada en una forma tal (!?) que amenaza impedir que ellas se terminen en los plazos necesarios para que la exposición pueda contribuir a la celebración del Centenario en el momento oportuno”. Y agrega, entre otras cosas: “Según todas las apariencias, la dirección política (!) de la huelga no participa del sentimiento nacional que impulsa a los argentinos y a los extranjeros vinculados al país a celebrar la gran fiesta del patriotismo, y hará caso omiso de toda consideración de esta clase, de manera que es inútil apelar a ella”. En pocas palabras, los ricachos patriotas de la Sociedad Rural querrían que los obreros de las exposiciones renunciaran en homenaje a la patria a una ganancia legítima, para mostrar mejores sentimientos patrióticos que los empresarios que no quieren ceder ni un peso de los que sacarán de sus proficuos contratos. La nota afirma con verdadera impudicia que los huelguistas se manifiestan contentos con las condiciones ofrecidas por los patrones y quisieran trabajar, pero que hay una dirección central que les impone la huelga y que coarta la libertad individual de aquellos, con SUGESTIONES Y AMENAZAS. No se habla ya de coacción violenta. ¡Para qué! Lo que buscan los empresarios, poniendo al servicio de sus intereses el odio de los “rurales” a la clase trabajadora, es que se persiga a los huelguistas para acobardarlos, que se prohíba su propaganda, la libre circulación de ellos -mejor dicho- y sobre todo, que el gobierno mande conscriptos para substituir gratuitamente a los obreros en huelga. Con esto harían el más patriótico de los negocios. Para echárselo a perder, bastará que el Departamento de Trabajo tenga la sabiduría de la oportunidad en sus consejos: que el gobierno pregunte a los empresarios por qué no pueden hacer ellos -teniendo seguramente contratos ventajosos- lo que están haciendo miles otros patones: acceder a las reclamaciones obreras; y que los diarios grandes, sacerdotes del patriotismo, recuerden que no es la Argentina el único país donde, en vísperas de grandes exposiciones, de gloriosas fechas nacionales, haya habido reclamaciones obreras de mejoras, y huelgas para conseguirlas.

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10/04/1910 Justo sobre la “huelga del Centenario” (La Vanguardia) En mayo La prensa rica y algunos caudillos del movimiento gremial hablan de una huelga general en ocasión del Centenario, y, en consecuencia, también en los centros obreros organizados se discurre sobre el tema. Contribuyamos, pues, en la medida de nuestros alcances, a definir las ideas al respecto, porque si bien ya nadie tiembla cuando se habla de huelga general, es ésta un procedimiento de lucha cuya eficacia y trascendencia conviene no comprometer en intentonas extemporáneas e inmotivadas. Se habla de vengar agravios recibidos por la clase trabajadora, idea pueril de venganza que, aun como sentimiento individual, es una preocupación grosera e inconducente. El ofendido que se deja dominar por ese sentimiento atávico recibe doble ofensa: la que le infligió el ofensor y la que se inflige a sí mismo al subordinar su conducta a la de otro, al distraerse de sus fines propios en la obsesión de castigar al ofensor. Quien está realmente por encima de éste no sujeta su línea de conducta a una pasada brutalidad ajena, sino que sigue su camino en la vida, acrecienta y disciplina sus fuerzas en la obra creadora, hasta confundir al ofensor en su impotencia y su insignificancia, para lo que no necesita siquiera acordarse más de él. Nuestra venganza de Figueroa Alcorta será empequeñecerlo en la Historia. A medida que la clase trabajadora argentina realice su grandiosa misión en nuestra evolución social, los tiranuelos a la Figueroa aparecerán en toda su pequeñez y miseria. La huelga general es una gran solemnidad obrera. Declararla en ocasión de las fiestas del Centenario sería, pues, asociarse a ellas, contribuir por contraste a darles importancia, subordinar a la tradición burguesa un acontecimiento de la vida obrera que se pretende sea grande. Ni es posible declarar a plazo fijo un movimiento colectivo de esa índole, cuando la organización gremial proletaria es tan deficiente y falta un estado pasional como el horror y la indignación populares ante la masacre del 1° de Mayo del año pasado. Actos recientes de la autoridad, y en primer término la importante ordenanza sobre la intervención de la policía en las huelgas, preparan una época de progreso ordenado y rápido para la organización obrera. Grave error sería malograr esta buena oportunidad por el capricho de hacer un poco de ruido o de escándalo. El papel del pueblo trabajador consciente en las próximas fiestas debe ser otro. Cualquiera que sean nuestro respeto y nuestra admiración por la obra de 1810, que dio al país más libertad de comercio, acelerando así su desenvolvimiento, vinculando su pueblo a los otros pueblos del mundo, y abriéndolo a los mismos hijos de España, alejados hasta entonces de esta región por vetustas ordenanzas, no podemos servir de coro ni de marco a los advenedizos que nos gobiernan y preparan sus más groseras farsas de patriotas profesionales. Celebremos el Centenario en nuestro fuero interno, pero no dejemos creer que las fórmulas de independencia y libertad nos colman de entusiasmo cuando nos oprime y nos despoja una oligarquía corrompida, incapaz de respetar siquiera las reglas elementales de la libertad burguesa. Mantengámonos, pues, lejos de los altares en que los politicastros van a ofrendar sus sonados y mentidos sacrificios a la patria. Y si entre los empresarios de la industria y del comercio hay algún fanático o servil que pretenda imponer a sus empleados demasiados días de asueto, y asociarlos así a festejos redundantes y exagerados, hágasele entender que la clase trabajadora no participa de esa superstición estúpida o mentida por Mayo de 1910, y exíjasele, por los días de fiesta, el pago de los salarios. Juan B. Justo

16/04/1910 Preocupación burguesa frente a las acciones del centenario (La Acción Socialista)

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La preocupación burguesa Un proletariado que acciona continuamente sobre su terreno sindical, se convierte en una fuerza que imprime rumbos á los acontecimientos humanos, y que desde el campo de la producción trasciende al campo político, llamando la atención de los hombres que componen el cuerpo de instituciones que en conjunto componen el Estado capitalista. La vida económica en todos los tiempos ha sido la que señalo la norma de conducta á las clases dominantes, y ahora, en un sistema como el capitalista, donde todo se reduce á cuestiones de carácter eminentemente productoras y pecuniarias esa influencia es de un poder casi absoluto. La preocupación de los estados, de las clases dominantes y de la prensa, fue en todos los tiempos de mantener sometida mansamente á la masa productora. Pero esa preocupación nunca alcanzo al grado que hoy está. La burguesía, sus diarios y sus gobernantes se ocupan de cuanto hace el proletariado, con el fin de tenerlo en la inacción buscando las medidas más eficaces tendientes á ese fin. Hoy es la burguesía argentina la que esta preocupada por una lucha proyectada. Y su deseo de tener sumido en la inacción á la gigante masa proletaria la lleva hasta á lisonjear á los hombres rojos que por militar en partidos mas o menos avanzados suelen considerarse como los directores del movimiento obrero. Así los diarios burgueses han lisonjeado en las últimas semanas al patriotismo, al argentinismo de los reformistas, llamándolos á estar con los burgueses dentro de un mes, cuando la Republica burguesa argentina estará vestida de gala para festejar un siglo de existencia. Y acertaron. La lisonja fue correspondida. El reformismo, como partido militante, no puede sino condenar los actos “instintivos y salvajes” que realice un proletariado revolucionario para la conquista de sus libertades, para afirmar una vez más su personalidad combatiente en el concierto ilimitado de las guerras sin fin que se libran en todo lugar y tiempo. El 25 de mayo conmemorará un mitin popular que derroco un gobierno y fue el principio de una gran revolución social, ya moderada por el desarrollo de los pueblos sudamericanos; pero se condena un movimiento que piensa realizar el proletariado. Los burgueses están en su razón y los altos personajes del reformismo argentino también: están ambos en la razón burguesa. Su oposición no debe extrañar. Pero ante esa oposición burguesa el proletariado unánimemente debe levantar su bandera de guerra. Aún la fracción obrera templada que milita en el mismo bando de los intelectuales que manifiestan su posición la huelga del centenario, deben acompañar decididamente esta lucha, si su alma obrera no ha sido del todo transformada en un alma de rebaño. Porque en el centenario se dividirán las clases, y los intelectuales que medran en los ambientes y sistemas democráticos estarán con la democracia, mientras que los obreros, que en los estados democráticos se hallan en la abyección, estarán con su clase, con sus ansias de libertad, con sus odios á sus explotadores: estarán con la revolución obrera que ellos elaboran, no con la revolución burguesa del siglo pasado, que elaboraron los dignos antenatos de los actuales grandes ladrones del gobierno, del comercio y de las fabricas. El proletariado no ha cruzado las universidades, como las cruzaron estos intelectuales, y por eso nada los liga á la patria ni á la clase dominante. En cambio ha cruzado las fábricas, donde ha sentido el azote de la explotación. Por eso solo puede expresar los odios reconcentrados y las protestas airadas contra los farsantes que pretenden festejar grandezas que desconoce la clase obrera.

23/04/1910 La CORA vota la huelga general (La Vanguardia) AGITACIÓN GREMIAL Confederación Obrera R. A. La reunión de delegados gremiales Se acuerda la huelga general

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes Anoche en el local de la calle Méjico 2070 se reunieron los delegados de las sociedades adheridas para conocer el mandato de las diversas asambleas respecto a la proyectada huelga general del Centenario. Como se recordará, en la reunión de la semana anterior votaron por la huelga 10 delegados, se abstuvieron 9, y en contra 2. El Consejo consideró sin fuerza esta votación y se acordó que los representantes solicitaran mandato para que en una nueva reunión se llegara a una mayoría más pronunciada. El acto de anoche era entonces, no para discutir los fundamentos de la huelga, sino para conocer el voto de los que no tenían mandato imperativo de sus asociaciones en la otra asamblea. Presidió el delegado de los herreros de obras. Se leyó y aprobó el acta anterior. ESCULTORES- Dice que quiere conocer el mandato de los delegados. El debate implica reconsiderar la votación anterior. METALÚRGICOS DE AVELLANEDA- Está en contra de la huelga general. METALÚRGICOS DE LA BOCA- Manifiesta que si el movimiento se circunscribe a la capital no deben votar los delegados del interior. La asamblea de su sociedad votó contra la huelga general. CANASTEROS DEL TIGRE- La asamblea ha aceptado la huelga, votada por 8 ó 10 socios y los demás se abstuvieron, no votando nadie en contra. En general, dice el delegado, el ambiente es contrario a la huelga. CONSTRUCTORES DE CARRUAJES- La asamblea gremial no ha tratado el asunto. Secundará a la mayoría, dice el delegado. PICAPEDREROS- Según opinión del delegado, su sociedad apoyará la huelga. PECHEREROS- Resolvieron que si los gremios de más influencia (del tráfico) apoyaban la huelga, ellos también la secundarían. EMPAJADORES- La asamblea resolvió que si los conductores de vehículos y los tranvías se paralizaban, apoyarían la huelga general. CONSTRUCTORES DE CARRUAJES (Córdoba)- Se abstuvieron; el delegado no tiene mandato. Sin mayor debate, la mesa pasa a verificar la votación, que se realiza computándose los votos de la reunión anterior, que no sufrieron modificación anoche, dando el siguiente resultado: POR LA HUELGA GENERAL: -Herreros de Obras y anexos, Escultores, Ebanistas, Canasteros del Tigre, Picapedreros, Torneros, Ebanistas del Rosario, Vidrieros, Obreros de las Canteras del Tandil, Escoberos, Sombrereros, Albañiles de Boca y Barracas, Centro Obrero de Baradero. Total: 13. EN CONTRA DE LA HUELHA: -Metalúrgicos de la Boca, Bronceros, Horneros de Junín, Electricistas. Total: 4. SE ABSTUVIERON: -Constructores de Carruajes, id. id., de Córdoba, Pechereros, Metalúrgicos de Avellaneda, Liga Internacional de Domésticos, Talabarteros, Liga Naval de Barranqueras, Empajadores. Total: 8. Enseguida se pasó a discutir la fecha en que debía producirse el movimiento, que según sus iniciadores tendría como objetivo la derogación de la ley de residencia, la libertad de los presos por cuestiones sociales y la entrada al país de los obreros deportados. El debate fue glacial, llegándose en la conversación a un acuerdo tácito respecto a la conveniencia de celebrar una tercera asamblea para determinar la fecha del pronunciamiento. Mientras tanto, se dijo, el Consejo Confederal correrá con la propaganda, agitando especialmente aquellos gremios que deben desempeñar un papel primordial en la huelga votada. Tales los conductores de coches, los empleados de tranvías y los mozos de hoteles. El delegado de los talabarteros manifestó que en la secretaría de la Confederación se ha recibido una nota de los conductores de vehículos, comunicando que la asamblea ha votado no declararse en huelga para el Centenario.

25­26/04/1910 Detalles y consideraciones del VIII Congreso de la F.O.R.A. (La Vanguardia) El congreso de la Federación Las principales resoluciones Su clausura 75


La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes

El domingo celebró su segunda sesión el VI [sic: VIII] Congreso de la F.O.R.A. Se discutió largamente la “Fusión de las fuerzas obreras” aceptándose finalmente la moción que sigue: “1o. La F.O.R.A. da por resumida su labor de organización y elaboración de bases quedándose con el pacto de solidaridad y la adhesión de las sociedades concurrentes al Congreso. “2o. Invitar á las sociedades autónomas y á las adheridas á la Confederación á ingresar cuanto antes. “3o. Nombrar el consejo federal íntegro, dando á tres de sus miembros carácter de provisionales para que, en caso de incorporarse las restantes sociedades, los reemplacen compañeros nombrados ad referéndum, por las sociedades no concurridas. “4o. La institución continuará subsistiendo con el nombre de Federación Obrera Regional Argentina y su órgano oficial “La Organización Obrera”.” En el día de ayer los delegados aprobaron la celebración de un Congreso Sud Americano cuya fecha fijará el consejo federal. Los “Asuntos Varios” ocuparon la sesión de la noche, siendo discutidas muchas de las proposiciones presentadas. Se acordó: “Apoyar todo acto tendiente á protestar contra la fuerza brutal del gobierno, y ayudar á los compañeros que por “delitos” de propaganda ó de “actuación revolucionaria” sean detenidos y encarcelados por la policía. Que el órgano oficial de la F.O.R.A. aparezca con la frecuencia que posible sea. Para facilitar este propósito se nombró un comité encargado de la redacción de la hoja y de la recaudación de fondos, el que marchará de acuerdo con el consejo federal. Forman el comité aludido los ciudadanos Zamboni, Giribaldi, Caporaletti, Zoba y Guillien. Que el consejo federal trate por todos los medios á su alcance de organizar un movimiento huelguista de inquilinos, á cuyo efecto fundará un comité pro rebaja de alquileres, el cual creará tantos subcomités como sea necesario para la propaganda. A las 11 p.m. se clausuró el Congreso. El discurso de clausura estuvo á cargo del ciudadano Ucha. Hablaron también Marinelli, Zamboni y Caporaletti. Todos hicieron votos por el triunfo del “comunismo anárquico” y el ciudadano Marinelli invitó á la concordia á los trabajadores anarquistas, expresando que mientras ellos se combatan entre sí los “reformistas” “van á levantar cabeza”.

28/04/1910 Declaración de la CORA sobre la huelga general (La Vanguardia) AGITACIÓN GREMIAL Confederación O.R.A. Un documento del Consejo Confederal La huelga general del centenario El consejo de esta institución obrera acaba de dar a publicidad un documento extenso prestigiando la huelga general del proletariado de la república para las vísperas del Centenario argentino a fin de conseguir de los poderes públicos la derogación de la ley de residencia y la libertad de los presos por cuestiones obreras. Dice el documento que mencionamos: “El consejo de delegados de esta organización, reunido en sesión extraordinaria para tratar una resolución del congreso obrero que dio vida a la Confederación O. R. Argentina, referente a la necesidad de realizar un esfuerzo supremo, con motivo de la celebración del centenario de la revolución de Mayo, a fin de conseguir la derogación de la ley de residencia, ha resuelto declarar, si los poderes no dan satisfacción en fecha oportuna, la huelga general como único medio que tiene a su alcance la clase obrera para conseguir tan alto propósito de libertad de clase. “Esta resolución expresa un anhelo hondamente sentido por la clase proletaria argentina, la cual desde hace ocho años está sintiendo los efectos desastrosos de una ley sancionada con el indiscutible propósito de defender los intereses capitalistas amenazados por las reclamaciones de la clase explotada con sus continuos 76


La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes movimientos de huelgas, llevadas a cabo para obtener un poco más de bienestar y justicia para los proletarios, que hoy, a pesar de ser los productores de toda la riqueza, viven en la más estrecha miseria. “Esa ley, dictada con el pretexto de la seguridad social, fue el azote de honrados trabajadores, a quienes no se podía atribuir comisión de delito alguno a no ser que se entienda por tal la abnegación y el entusiasmo puestos al servicio de la causa del trabajo. “El último golpe asestado con esa ley al proletariado sigue todavía conturbando la paz de muchos hogares obreros. “La subsistencia de esa ley tiene en la intranquilidad a mucha madres, a muchas esposas, a muchos hijos, que la ven suspendida sobre la cabeza de alguno de los suyos. “Procede, pues, que esa causa de dolores desaparezca. Y como eso sólo puede suceder por la voluntad y la acción de la clase afectada por esa ley, la Confederación O. R. Argentina brinda al proletariado esta oportunidad para que, en el preciso momento en que se celebren libertades, baje a la calle y plazas, abandonando sus lugares de labor, para intentar con sus fuerzas de obtener la derogación de una ley inicua. La única celebración que podemos hacer en las fiestas centenarias es que ellas sean el motivo para que se consagre la conquista de una libertad. ¡Será así que la libertad se conmemora con la conquista de más libertad! “Ha habido otros hechos realizados en forma pacífica y peticionaria para conseguir este objeto. Pero resultó la voz del proletariado como el tañido de una campana de madera. Ahora se hará en el mismo sentido una manifestación de fuerzas revolucionaria, y mientras la ley de residencia no sea derogada, más y más luchas se han de producir, hasta que del horizonte de la vida combativa del proletariado desaparezca ese nubarrón que intercepta los rayos del sol de sus libertades. “Junto con esto, se reclama también la libertad de los presos que yacen en las cárceles por cuestiones obreras. Hay varios que desde el 1° de Mayo del año anterior están encarcelados, a pesar de la solemne promesa hecha por el poder ejecutivo de no ejercer represalia sobre nadie por los hechos de la “semana roja”, puesto que la provocación había partido del jefe de la repartición policial. “Todo esto es justicia que se debe al proletariado, el cual quiere que se haga efectiva desde la conmemoración del centenario de la independencia. “Si la voz del proletariado no tiene la virtud de ser atendida, la huelga general estallará en las vísperas del 25 de Mayo, como un mentís a cuantas libertades quieran celebrarse y exhibirse ante el mundo civilizado. “Para esa batalla contamos con muchas fuerzas, con muchas convicciones; además tenemos la voz de aliento del proletariado del mundo, que verá desarrollar uno de esos grandes episodios sangrientos en defensa de las libertades. “¡Trabajadores!” “¡La resolución de los delegados de nuestros gremios ha de merecer nuestra más decidida adhesión, y cada uno de vosotros debe convertirse en un soldado de la cruzada libertadora! “¡Las mil huelgas, todo el tesoro de entusiasmo y energías que estallan parcialmente para la conquista de derechos particulares de cada gremio, todas las fuerzas y pasiones de la santa juventud que lucha para días mejores, todas las potencias combativas del proletariado, en fin, han de estallar como una descarga cerrada de mil baterías, en el momento que se dé la voz. “Estemos listos para esta emergencia en que se desarrollará la lucha más estupenda que registra la historia del proletariado argentino. -¡Abajo la ley de residencia! ¡Viva la huelga general! ¡Viva la Confederación!” -El Consejo Confederal”.

02/05/1910 Balance sobre sucesos del 1º de Mayo de 1910 y sobre acciones futuras (La Batalla) El gran acto callejero de ayer Fracaso de los socialistas.-Triunfo de la F.O.R.A.---8.000 manifestantes desfilando bajo la lluvia Palabra de orden: La Huelga General para el Centenario LA JORNADA

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes Juventud y firmeza, “resistencia á la humedad” como los fósforos y no de palo, no ha bastado esa caída, ayer en un diluvio del cielo, para aguarnos el placer de congregarnos en las plazas, recorrer las calles en magno desfile y vocear á pulmón pleno, nuestros ideales y entusiasmos. “Resistencia á la humedad”… y también á las balas y repechada de los cosacos: esto ha quedado virtualizado, ó lo virtualizará á su tiempo, el carácter anarquista! En cuanto á los socialistas, se ha visto ya que un chaparrón los corre y una copa de agua los ablanda y deshace como si fueran jabón…También, si son aguados orgánicos ¿cómo iban á resistir á la humedad de ayer, los socialistas?... Hagamos una crónica. Tiempo habrá después de comentar los hechos y de deducir la consecuencia de ese enfrentamiento psicológico y volumétrico de muchedumbres que para los socialistas ha sido una devantable derrota. EN LA PLAZA LAVALLE Bajo la caladura de una lluvia fría y penetrante como aceradas puntas de agujas, un numeroso grupo de compañeros aguardaba desde las dos de la tarde la formación de la columna. Un gran pabellón de paraguas cubría las cabezas, presentando el espectáculo una notable semejanza con aquel cabildo abierto que se celebró en la plaza de Mayo en 1810, y que se conserva en cuadros. La multitud se desparramaba, un poco en las avenidas de la plaza, otro poco en las calles y aceras, y el grupo más importante bajo la recoba del teatro Colón. En todo que percibía la vista, no se distinguía más gente maleante que dos o tres cosacos á caballo que evolucionaban completamente despegados de la concurrencia, y un grupo de pesquisas deseosos de esconder la vergüenza de su olor á perro en el anonimato que presta del montón. Eran cerca de las 3 cuando llegó la columna, organizada en la plaza del Once, encabezada por las banderas de los guardas y los motormans, llevada personalmente por un motorman de uniforme. Prolongados aplausos saludaron la incorporación de esta columna y la más viva simpatía fué exteriorizada para con los guardias y motormans, de quienes tanto esperan los obreros para la huelga general del centenario. Es de hacer notar que hasta hoy estos trabajadores se habían mostrados reacios á hacer causa común con sus compañeros y que su ingreso últimamente á la vida revolucionaria activa les ha costado ya el puesto á muchos de ellos. Poco más tarde llegaron los compañeros de Boca y Barracas, una numerosísima formada en primer lugar por los foguistas, caldereros y gremios de la ribera. Los conductores de carros vinieron en columna aparte. Inmediatamente de llegar éstos, se procedió formar la columna definitiva. Encabezaban las banderas de LA BATALLA y de “La Protesta”, llevadas valientemente por dos compañeras; seguían los grandes letreros del Comité de Agitación contra la Ley de Residencia y luego las banderas de los gremios y sociedades concurrentes. LA MANIFESTACION Se inició la marcha por libertad hasta la calle Paraguay, por esta hasta paseo de Julio, y de allí á la plaza Mazzini, célebre por la “biabas que allí se habían dado en otro tiempo entre policías y anarquistas. La lluvia fina y cerrada en esos momentos, no era lo suficiente densa para opacar los gritos que con vos sonante partían de todos los pechos. Estos eran invariablemente “¡viva la huelga general para el centenario!” “¡abajo la ley de residencia!” “¡abajo el servicio militar obligatorio!” “¡viva Radowisky!” Además los himnos y los cantos anarquistas, entonados con fuerza de pulmones y frescura de voz, iban de un extremo al otro de la manifestación desgranando sus estrofas… Ningún incidente; ni la menos, la más mínima perturbación en toda la marcha. Los cosacos que iban de punteros de la columna—quizá tomará la punta para disparar mejor—se despegaban cada vez más de la manifestación, espoleados ellos y sus caballos, por el miedo que los corría de atrás… Ejemplares de nuestros diarios, campeando el aire sus hojas eran enarbolados al extremo de paraguas y bastones. Y activos compañeros del comité de agitación contra la ley de residencia, distribuían con profusión de manifiestos y proclamas entre los curiosos, apostados en las veredas. Veinte mil de ellos fueron repartidos y de haber sido el stock mayor, aún se hubieran distribuido muchos más. LOS ORADORES

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes La estatua de Mazzini está rodeada de madera, sin duda porque está en repartición. Este andamiaje fue tomado por muchos compañeros que se preparaban para es escuchar á los oradores. El apiñamiento de paraguas formó un verdadero techo que no dejaba filtrar una gota de lluvia alrededor de la estatua del republicano famoso. Muchos compañeros se guarnecieron bajo las recobas del Paseo de Julio. Y empezó el acto. Lo abrió Angelucci de la F.O.R.A.; lo siguieron Balsán, González, Pacheco, Zamboni, Ibáñez, compañero ruso, y un pequeño niño que subió para á decir que debían cerrarse los paraguas y aguantar la lluvia de firme, porque para eso eran anarquistas los presentes—lo que fué aplaudido cerrándose los paraguas. Todos los oradores se limitaron á hablar de la próxima la huelga general para el centenario, que está en el ambiente y que se hará no más si el gobierno no deroga la ley de residencia, no la libertad á los presos por cuestiones sociales y no concede la amnistía para los prófugos y desertores del ejército. Cuando habló Angelucci declarando que la F.O.R.A. iría hasta la huelga general para conseguir todas esas cosas, el entusiasmo fue formidable. DISOLUCION DEL MITIN Sin dificultad alguna disolviese el mitín. Formáronse varias pequeñas columnas que marcharon en líneas de dispersión en distintos rumbos. Una de estas acompañó las banderas de nuestros diarios hasta esta redacción, agradeciéndoles Balsán y retirándose después que las hubieron entrado. RUMORES DE DISTURBIOS A propósito no quisimos consignar, ni en nuestro número de ayer, ni en el de anteayer, los rumores que circulaban de los elementos enviados ex profeso por el gobierno, que provocarían disturbios en la manifestación para tener el pretexto de declarar anoche mismo el estado de sitio. Sabíamos que se habían mandado reservar veinte camas en los hospitales; que algunos clericales, aconsejados sin duda por la frailería floja y ratona, se habían presentado á la policía declarando que iban á hacer una contra manifestación, y que la harían usando armas, sabíamos que esto era parada pura: primero porque los clericales son cuatro gatos y son además flojos; y segundo: porque nada tienen que hacer los clericales con nosotros, que desdeñamos pegarles por aquello que “al enemigo en el suelo…” La versión que parecía tener más visos de realidad era la de que los pesquisas iban a provocar incidentes dentro de la manifestación. Pero a estos los teníamos bien vigilados, habiendo una hoja de cuchillo— desdeñamos por la confusión que producen—á solo media vara de la luz de cara corazón malvado de perro sarnoso… OBJETO DEL MITIN DE LA F.O. El objeto de este mitín puede decirse que no ha sido otro que el de exponer fuerzas y comprobar en piedras de toque—las lluvias desmoralizadoras, las especies alarmistas á rodar—el valor de empuje y resistencia de las multitudes anarquistas. Se necesitaba esta constatación para lanzarse con firmeza á la campaña del Centenario. Podemos asegurar después de lo de ayer que el más espléndido triunfo coronará esta campaña, pues las multitudes que saben resistir un aguacero—y díganlo los ciudadanos del 1810—sabrán resistir después aún las balas… El objeto ostensible de esta manifestación—la conmemoración del 1º de Mayo—fué sustituido por el objeto de actualísimo de las batallas centenarias en que estamos empeñados. El mitín de ayer es, pues, algo así como un adelanto, un anticipo del mitín monstruo a realizarse el día 8; debemos estar satisfechos los anarquistas… VIBRACIONES Cuando un fuerte tañido “de campanas hiere el aire, quedan vibrando por mucho tiempo las hondas sonoras…” Así quedaron vibrando, ayer, en el espíritu y la conciencia popular el tañer de campanas jubilosas de la oratoria anarquista, invocadora de libertades que no existen, de felicidades ni aún presentidas por muchos, la vuelta al seno de los suyos de todos los deportados, la redención de los presos, la supresión de las leyes coaccionatorias, etc. Esto preñaba al ambiente con un gesto (…) y á la vez que prestaba aliento hasta á los 79


La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes chiquilines diareros para increpar duramente á los “carneros” su falta, irritaba á éstos más que el rojo á los toros… Próximamente á las 5 de la tarde, uno de esos chiquilines diareros, subía á un tranvía, cargado de ejemplares de nuestro diario. El guarda—número 330 del Anglo Argentino—quiso impedirle su venta y el “canillita”, haciendo un gracioso mohín, le gritó con fresca voz pregonera: “¡Carnero, carnero!” ... lo que le valió ser cruelmente estropeado por aquél. Interrogados después varios guardas y [ilegible] resultó ser efectivamente que era un carnero el guarda de la Anglo Argentina. Tomen nota los demás canillitas diareros… EL PARO El paro ha sido general ayer, si se exceptúan algunos pocos tranvías que circularon durante el día. (...) De acuerdo con la F.O.R.A. se había resuelto que los guardas y motormans tomaran ayer como de costumbre su servicio y que solo acudieran al mitín los que estuvieran francos, pero en algunas estaciones se amotinaron y no quisieron sacar coches, pararon todos absolutamente. Esta mañana, un considerable número de carreros del Once se negó a atar hasta conocer la resolución de la F.O.R.A. respecto á si se hacía huelga ó no. EL NÚMERO DE MANIFESTANTES Para el día ingrato que fue ayer, el número de manifestantes alcanzado en el mitín de la F.O.R.A. no puede ser más satisfactorio y halagador. Este puede fijarse alrededor de ocho á diez mil.

Circa mayo 1910 Reflexión acerca del temor reinante en el gobierno y entre los dirigentes de la F.O.R.A. ante la huelga del Centenario (Hechos y comentarios) El miedo Si en La Protesta había recelo, un recelo que no impedía llevar adelante la campaña en sus columnas con tesón, en las esferas del gobierno había miedo. Se parlamentaba con los miembros del Consejo Federal de la F.O.R.A. directa é indirectamente. Se ofrecía llegar á un arreglo y se regateaban las bases de éste como la mercadería que despacha en las tiendas de los turcos. Y en realidad se quería ganar tiempo y concluir probablemente con un engaño, cuando ya fuese imposible realizar la huelga, cuando iniciado el período de las fiestas no hubiese como ir á un paro, ni que paralizar. La principal base de arreglo era la de no hacer declaración alguna de huelga, la de no amenazar con el paro general, la de dejar al gobierno que obrase de modo que pareciese lo hacía por impulso propio y no obedeciendo á la presión callejera. Y del arreglo se descartaba la derogación de la ley de residencia, para lo cual se argüía que no había tiempo hábil, por no corresponder al gobierno sino al Congreso la derogación y estar éste muy atareado con otros asuntos. Empero se prometía reformarla después. Los miembros del Consejo Federal parecían predispuestos á transigir con el propósito del gobierno, aunque tal vez sospecharan que podían ser engañados. Ello es, que no hacían manifestación alguna que diese á conocer su pensamiento. Los sindicalistas por su parte se apercibieron de la actitud silenciosa y un tanto equívoca de los hombres que estaban al frente de la Federación, y dieron un golpe de efecto declarando la huelga general para el 18 de mayo, si para ese día el gobierno nacional no derogaba la ley de residencia, decretaba la libertad de los presos por cuestiones sociales y daba amplia amnistía á los prófugos y desertores del Ejército. Esa declaración de huelga general comprometía muy poco á los elementos de la Unión General de Trabajadores, que eran muy poca cosa para un paro de ese género; pero el efecto moral que causó entre los 80


La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes anarquistas fue grande, ya que con ella se presentaban los sindicalistas como más revolucionarios que la F.O.R.A., á pesar del abolengo revolucionario de esta institución. Los miembros del Consejo Federal continuaron, no obstante, callados. Y para contestar á los anarquistas que personal ó públicamente le censuraban, mostraban reservadamente una serie de manifiestos que tenían ya impresos, declarando la huelga general, y daban cuenta de los hechos con ciertos gremios -los de la empresa de la usina eléctrica entre ellos- para que en plena fiesta se declararan en huelga, reclamando mejoras. El hecho es que el Centenario se temía abajo y arriba, en todas partes, y que faltaba resolución para encarar la situación de un modo franco en todos lados.

07/05/1910 Crítica del PS a la huelga del Centenario (La Vanguardia) En pro del buen sentido y de los intereses obreros Comparada con muchas leyes extorsivas que perjudican los intereses más vitales del pueblo trabajador y con otras que necesitaría, la ley de residencia está muy lejos de tener la importancia de ellas. Esto no quiere decir que le neguemos toda importancia. Nadie la ha combatido en el parlamento con tanta energía como nuestro ex diputado, y el Partido, que no ha olvidado un momento su deber de luchar por la derogación de ella, continuará haciéndolo como hasta aquí. Pero de esto a dar una preferencia inmotivada a esa demanda, a revolver el mundo por ella, hay una distancia que sólo puede salvarla el cálculo malintencionado o la mentecatez elevada a la quinta potencia. No hay tampoco comparación entre lo que cuesta una campaña electoral -de cuyo éxito puede depender, con más seguridad que del éxito de una huelga semigeneral, tanto la derogación de una mala ley como la obtención de otras buenas- y los sacrificios que impone el paro de millares de trabajadores que se estrellarían contra la ignorancia y la prepotencia de una clase gobernante torpe y brutal. El recurso supremo de la huelga general, arma eminentemente política de la que no se debe echar mano sino en circunstancias extremas, y siempre de resultados problemáticos, no puede ser empleado para reclamar la derogación de una leyecita perfectamente innocua, y que nadie debe mirar con tanto desprecio como los anarquistas, despreocupados de toda ley, y tan revolucionarios que nadie los creería capaces de dar ni pedir cuartel al enemigo. Sin embargo, no porque limiten los fines de su proyecto de huelga general a pedir la derogación de la ley de residencia, y no la del código que permite hundir en la cárcel a los huelguistas, ni la abolición de los impuestos que encarecen los consumos; no por eso vamos a creer que los anarquistas estén a favor del fisco expoliador y de la bárbara justicia de clase. Y si en este movimiento no se incluyen esos puntos, y tantos otros, calcúlese el número de huelgas generales que habrá que hacer. ¡Una huelga general por ley! Indudablemente, la táctica de los anarquistas es muy sabia, y sobre todo muy revolucionaria. La clase trabajadora, según ellos, no debe elegir diputados que combatan las leyes malas y sostengan las buenas. Le será más provechoso imponerse el sacrificio de muchos días sin salario para ir, guiada por los caudillos anarquistas, futuros empleados de aduana, a las puertas del congreso o de la casa de gobierno, a pedir al señor Figueroa o a sus diputados quieran cambiar o derogar esta o la otra ley.

Circa mayo 1910 Manifestación y mitin por el maltrato en las cárceles. Sus consecuencias (Hechos y comentarios) Un mitin grandioso

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes En la cárcel de encausados se pegaba á los presos. En todas las cárceles se maltrata. Como se maltrata en los cuarteles, en las escuelas, en donde quiera que hay una colectividad y unos hombres con mando sobre ella. Es una fatalidad. No se puede gobernar, no se puede dirigir, no se puede manejar una multitud, si no es con el palo. Y lo mismo en la calle que en los locales cerrados. Por eso los gobiernos siempre pegan á los pueblos en cuando éstos se congregan, forman un conjunto, una multitud, una colectividad. El gobierno, la autoridad, es siempre, y en todo tiempo, imposición. Y las imposiciones no tienen virtualidad sin el garrote. Se dice que los hombres son ingobernables; y por eso hace falta el palo. No se ve muy clara la necesidad de una institución, su utilidad y ventajas, que para existir necesita imponerse por la fuerza, á palos. Si son ingobernables ¿por qué gobernarlos? No es fácil explicarse esto. ¿Y en virtud de qué, los ingobernables, pueden ser gobernantes? Más difícil es aun concebir esta transformación. El hecho es que en la cárcel los encausados se pegaba y que los presos se quejaban de ello. La Protesta inició una campaña activa contra las autoridades de la prisión, logrando conmover á la ciudad entera. Buenos Aires se interesó vivamente por los presos de tal modo, que cuando se convocó á mitin de protesta contra las autoridades carcelarias, la convocatoria alcanzó un éxito superior á las que con motivo del fusilamiento de Ferrer se habían hecho meses antes. Realizóse la manifestación y mitin, tomando parte en el acto millares de personas, y como la policía dejó en relativa libertad a los manifestantes, haciendo que con la columna sólo fueran dos agentes del escuadrón, el acto se realizó sin incidentes. El estado de ánimo del público se exteriorizó de una manera elocuente. Durante el trayecto se daban, mezclados á los gritos de protesta contra el alcalde de la cárcel de encausados, vivas á Radowisky y á la futura huelga del Centenario. Las represalias policiales del último estado de sitio habían hecho germinar un espíritu de venganza en las filas populares. La Argentina se prestaba á conmemorar fastuosamente el Centenario de la Revolución de Mayo, primer acto de su rebelión contra la autoridad española, y ya gran parte del pueblo intuía una ocasión propicia en aquellos festejos para vengarse de los atropellos policiales de noviembre. El gobierno tuvo en cuenta ¡por una vez siquiera! Los anhelos populares y destituyó al alcaide de la cárcel de encausados.

Circa mayo 1910 Crónica del mitin del 8 de mayo (Hechos y comentarios) El 8 de mayo Se organizó una manifestación pública para el domingo 8 de mayo. Y el acto resultó extraordinario, colosal, como jamás en Buenos aires se había efectuado otro. Setenta mil personas asistieron á él. En ocho ó diez tribunas á la vez, dirigían la palabra al pueblo los oradores anarquistas, que á voz en grito proclamaban la huelga del Centenario. Y no hubo siquiera uno á quien se le ocurriese declararla para aquel mismo momento, á contar desde aquel día. Fue un desacierto. 82


La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes Se señaló el día 18 para iniciar el paro, y hasta el secretario de la Federación hizo lo mismo subyugado por el entusiasmo de que la muchedumbre inmensa. El gobierno no pudo ya dudar de que la tormenta se le venía encima, y convencido de que no podía evitarla sin acceder á las reclamaciones hechas en el mitin, lo que parece le resultaba desprestigioso para su carácter de autoridad -¡oh estupenda democracia y grandiosa soberanía popular, que haces que los representantes tuyos se consideren humillados por acceder al deseo del pueblo!- tomó calladamente las medidas represivas necesarias para hacer abortar la huelga general proyectada. Y no reparó en que la fecha a conmemorarse era una fecha revolucionaria, una fecha de libertad. Prescindió hasta de lo insólito que era celebrar bajo el estado de sitio, bajo la ley marcial, la gran fiesta nacional de la independencia. La autocracia, el autoritarismo, la cesación de las leyes constitucionales, la vuelta á un régimen parecido al existente en 1810, cuando el absolutismo real era la forma de gobierno en el país, es lo que republicanos federales de la Argentina pusieron en vigencia para celebrar el Centenario de la Revolución de Mayo, de aquella revolución que proclamó la libertad, los derechos del hombre, la soberanía popular… El fracaso de la democracia, significaba aquella declaración de estado de sitio, hecha á los seis días de la gran manifestación obrera del 8 de mayo de 1910. Y un reconocimiento explícito del poderío de los anarquistas, á los cuales no era posible gobernar más que autoritariamente, bajo el imperio de la fuerza. El centenario de la independencia se convertía así en fiesta de la autocracia, del absolutismo. Se daba toda razón de ser al régimen español caído hacía cien años. Y el 8 de mayo fue el último día que los anarquistas cantaron libremente su himno de guerra y victorearon la sociedad futura de amor y armonía que es su más caro ensueño.

11/05/1910 Publicación de los votos a favor de la huelga del Centenario (La Batalla) Huelga general para el centenario

Plebiscito de la Batalla [Los votos se publicaron desde el 15 de abril hasta el 12 de mayo inclusive, día en que fueron violentaron los talleres por la represión estatal. Éstos podían ser firmados por todos los miembros de una familia, en forma individual con nombre y apellido o simplemente con las siglas, seudónimos, o simplemente “N. N.”] Votos fundados La huelga general revolucionaria para el Centenario es de suma necesidad por cuanto con ella se exigen cosas altamente justas. Archisabido es que se cometen muchos abusos con nuestros compañeros presos por cuestión social. Muchas madres lloran las ausencias de sus hijos porque estos por no embrutecerse en el cuartel y por conservar su dignidad de hombres optaron por no cooperar en esa institución parasitaria y embrutecedora viéndose obligados, para no caer en las garras de los mandones argentinos, abandonar sus hogares paternos quedando en el concepto de infractores unos y de desertores otros. Así que la huelga general del Centenario ha de ser revolucionaria hasta tanto no se den amnistía á los desertores y prófugos del servicio militar, libertad de los presos por cuestiones sociales, y derogación de la ley de residencia. Angel Germinal y Angel Libertario. Mi opinión es que se empleen todos los medios necesarios desde la bomba hasta el incendio, para destruir este gobierno tiránico y asesino. Así nos vengaremos de la inquisición que cometieron con nuestros camaradas en el “Guardia Nacional” 83


La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes José Lata

12/05/1910 Posibilidad de declaración del estado de sitio (La Protesta) Para Hoy Para hoy se anuncia la presentación del informe del jefe de policía, sobre las probabilidades de la huelga general, que le ha pedido el Ministro del Interior. Con este informe a la vista celebraran los ministros acuerdo de gabinete y resolverán el decreto de estado de sitio o no resolverán nada. Hay pues que estar sobre aviso para responder de inmediato a la posible declaración del estado de sitio con la huelga general. (...) La huelga general debe durar hasta que el estado de sitio sea levantado. (...)

12/05/1910 La contradicción de declarar el estado de sitio en fecha de conmemoración de la libertad (La Protesta) (...) Una gran parte de los habitantes del país que quiere que sean efectivas las libertades proclama hace cien años, y como no hay una ley que faculte al gobierno para impedir se reclame esa efectividad de las libertades se recurre al estado de sitio, es decir, se vuelve de nuevo al régimen absolutista anterior á la revolución de Mayo. Fracaso más evidente de la burguesía no puede haber. Y bien, esto debe concluir. Es necesario que las libertades lo sean de verdad. Es necesario que los períodos de absolutismo sean contrarrestados enérgicamente y que toda ley cercenadora de libertad sea combatida sin descanso. Los anarquistas que aspiramos al summun de la libertad somos los indicados para evitar por lo menos que no se retroceda ni un punto en el terreno conquistado. Y hasta tanto no nos encontremos con fuerzas suficientes para lograr el régimen de libertad que anhelamos, hemos de luchar con toda nuestra energía para evitar retrocesos. De ahí la resolución unánime de combatir la ley de residencia que de hecho ha anulado a la revolución de Mayo. De ahí el acuerdo permanente de contestar á la declaración del estado de sitio, que es la retrogradación completa á la época del absolutismo, con la huelga general. Eduardo G. Gilimón

12/05/1910 Presión de la patronal inglesa de tranvías sobre el gobierno, amenaza de lockout (La Vanguardia) El anarquista señor Pedriali Amenaza al gobierno con el paro general de los tranvías

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes Así, como suena. Del mismo modo que los anarquistas ponen al gobierno en la disyuntiva de derogar la ley de residencia o verse molestado en sus días de fiesta patriótica con la huelga general, el ingeniero Pedriali, director general del Anglo-Argentino, le amenaza con suspender el tráfico durante los días del Centenario, “si no se garantiza DEBIDAMENTE el servicio GENERAL de tranvías”, es decir, si el ministro de la guerra no manda un piquete y una ametralladora para proteger cada coche, y si los defensores de la “plaza” no saben librar de todo daño al “capital” de la empresa. Según “La Razón”, órgano autorizado del señor Pedriali, éste ha debido presentar hoy al ministro del interior el ultimátum correspondiente. La insolencia del representante de los capitalistas ingleses, vale muy bien el revolucionarismo anarquista. Ya sabemos, sin embargo que este pobre gobierno, que hace tan buenas migas con el capital extranjero y sus “emisarios”, no tendrá una palabra de reproche para el “anarquista” señor Pedriali. Este no exige solamente que se eviten los posibles ataques a los tranvías o a sus conductores. Pretende algo más; y ese es el fin de sus amenazas: que se le evite la huelga encarcelando cuanto antes a los “promotores” que él señale. En efecto, después de hablar de los “trabajos huelguistas” (¿por qué no decir en pro de mejoras?) iniciados dentro del personal del Anglo por la sociedad de resistencia respectiva, agrega que “no le atribuye mayor importancia a dicha sociedad, pues sólo cuenta con 350 afiliados sobre un total de 8.000 individuos que constituyen el personal subalterno de los tranvías de la capital; pero teme que si no se procede CON TIEMPO Y ENERGÍA, sean atemorizados los más por la acción de los menos”. Deja vislumbrar demasiado su pensamiento el señor Pedriali. No basta que él haya echado a la calle brutalmente, como un pequeño zar, a los guardas y motormens que creían tener derecho a asociarse para la defensa de sus intereses, como se asocian los obreros de los demás gremios, como lo hacen los capitalistas mismos, Ahora quisiera perseguirlos aun fuera de sus dominios, creyendo así extirpar la “mala yerba”. Empresarios de la calaña del señor Pedriali son simples agentes provocadores. ¡Tengan cuidado de los defensores del orden con los anarquistas del capital!

13/05/1910 Se fija la fecha de la huelga general, diferencias en cuanto a su conveniencia (La Vanguardia) AGITACIÓN GREMIAL Confederación O.R.A. La reunión de delegados de anoche Se fija el día 18 para que comience la huelga En la calle Méjico 2070 se reunieron anoche 25 delegados de sociedades obreras convocados por el Consejo de la Confederación para fijar la fecha en que debía darse comienzo a la huelga general votada en sesiones anteriores. Presidió Juan Cuomo. Leída el acta anterior, se pasó a la orden del día. El delegado de los electricistas habla de la forma en que se han invertido los papeles. Se refiere a las dos instituciones federativas; mientras una no ha fijado la fecha de movimiento, la otra en un mitin público la declara para el 18. Dice que no quiere ser arrastrado, que en tal caso significaría ser carnero; 15 ó 16 años de propaganda no pueden abandonarse porque sí. El mitin del domingo ha hecho retroceder a la organización obrera. Pedir la derogación de la ley de residencia en la forma en que se ha hecho es obligar al gobierno a no derogarla. Se ha desconocido y entorpecido la continuada agitación de años contra la mencionada ley, que todos, absolutamente todos los hombres sanos del país la declaran inconstitucional. El ambiente estaba tan preparado que la reforma podía considerarse un hecho, pero a partir del domingo todo se ha desmoronado. Mucho mejor hubiera sido estar a la expectativa. El odio que se demuestra contra los festejos del Centenario no debe ser sincero. Siempre hemos aplaudido hechos de esa índole. Cuando la independencia de Cuba batíamos palmas; cuando la guerra de los boers, igualmente. El Centenario tiene el mismo significado, se conmemora la libertado del yugo económico y político del dominio español, y bien mirado, aunque Figueroa y comparsa se dediquen a festejarlo con farolería, en el fondo se celebra un hecho histórico de trascendencia

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes para este país. Soy de opinión que la Confederación O.R.A. no debe dejarse arrastrar por otros elementos extraños. Es lo menos que se puede pedir. La sociedad de electricistas ha votado en contra de la huelga. El secretario de la C.O.R.A. encuentra oportuna la fecha del 18 para que principie la huelga. El delegado de los Escultores en Madera propone que se celebre una asamblea magna de obreros y que allí se fije el día en que comenzará la huelga. El debate se hizo general, cada delegado vertió su opinión acerca del día del estallido. Surgieron varias proposiciones que no se tomaron en consideración. Se declaró que la F.O.R.A. no había declarado todavía la huelga general, que los que la aconsejaron y la hicieron votar en el mitin del domingo no eran obreros, como tampoco lo son los miembros del llamado Comité de extranjeros frente a la ley de residencia. La Confederación, se agregó, debe manejarse por sí sola y no atenerse a lo que otros hagan. Se encontró más oportuno el día 18 y no el 16, aduciéndose que el plazo sería más perentorio para el gobierno. La votación dio el siguiente resultado: PARA QUE SE DECLARE LA HUELGA EL DÍA 18 -Vidrieros (con declaración del delegado de que de cinco fábricas se pararía una), Albañiles de Boca y Barracas, Ebanistas del Rosario, Liga Internacional de Domésticos, Escultores, Obreros Canteristas del Tandil, Escoberos, Albañiles (central), que no están adheridos a la C.O.R.A., Obreros Canteristas de Deán Funes, Canteristas de Sierras Bayas, Herreros del Rosario, Herreros de Obras, Marmolistas, Constructores de Carruajes, (en ese mismo momento la asamblea de este mismo gremio trataba el punto y la votación se dividía así: 43 votos por la huelga, 27 en contra y 70 abstenidos, sobre un total de 800 o más socios). Constructores de Carruajes de Córdoba y de Santiago del Estero, Picapedreros (si para el rodado), Metalúrgicos de Avellaneda, Torneros en Madera, Ebanistas. Total 19. SE ABSTUVIERON DE VOTAR: -Empajadores, Horneros de Junín, Bronceros, Electricistas, y Canasteros del Rosario que pidió se fijara el día 16. El Consejo acordó en seguida activar la propaganda, y recomendar muy especialmente que solamente los gremios eran los que debían votar la huelga al trabajo, declarándose que la huelga continuaría hasta la derogación de la ley de residencia, la libertad de los presos por cuestiones sociales y la amnistía para los desertores e infractores militares. También se acordó que el movimiento estallaría indefectiblemente el 18, con o sin estado de sitio. En cuanto a la petición, Tortorelli dijo que no cuadraba presentarla. El gobierno dice: El P.E. decreta, etc., la Confederación también decreta lo que hemos acordado, que se publicará en los diarios.

Circa mayo 1910 Crónica de las persecuciones y la huelga (Hechos y comentarios) Patriotismo policial El 13 de mayo la policía empezó á detener obreros, sin que aun se hubiese decretado el estado de sitio. Los redactores de La Protesta y La Batalla, los miembros del Consejo Federal de la F.O.R.A. y los del Comité Central de la Unión General de Trabajadores (que poco antes había cambiado su nombre por el de Confederación Obrera Regional Argentina) fueron los primeros en ser detenidos. Se había alquilado un inmenso local para encerrar á los presos, precaución necesaria sin duda alguna, ya que las numerosas cárceles que tiene Buenos Aires están siempre recargadas de detenidos, síntoma éste harto revelador de la belleza del presente régimen social, al cual no le son suficientes nunca las prisiones para albergar á tanto y tanto trasgresor de la ley. Por la tarde la Cámara de Diputados votó la ley de estado de sitio, pero la de Senadores tuvo á bien no reunirse á pesar de la, para el gobierno, urgencia del caso y hasta la tarde del día siguiente la suspensión de las garantías constitucionales no fué efectiva. Mientras tanto la nueva cárcel se iba llenando de detenidos. Fué una sorpresa en toda regla aquella detención en masa de propagandistas y elementos activos del movimiento obrero.

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes Se estableció una incomunicación rigurosa y lo poco que en la prisión se sabía de lo ocurrido en la calle se debía á los nuevos detenidos que á cada instante llegaban. Mientras tanto en la ciudad se organizaban columnas de patriotas, que al amparo del estado de sitio iban sembrando el terror por todas partes. El sentimiento patriótico no se había sentido herido por los vivas á la Anarquía y á la huelga del Centenario lanzados por millares y millares de hombres en el mitin de protesta contra el alcaide de la cárcel de encausados, ni en el realizado el 8 de mayo. Ni siquiera la explosión patriótica se produjo al día siguiente de la grandiosa manifestación, y cuando por la crónica de los diarios nadie podía ignorar los propósitos de los manifestantes y cuáles habían sido sus declaraciones públicas. Fue necesario que el estado de sitio rigiese y que se supiera que en la cárcel se hallaban encerrados centenares de trabajadores, para que el patriotismo hiciera explosión y se manifestara ruidosa y brutalmente. Nada en verdad más alejado del sentimiento patriótico, que es por su naturaleza, por ser sentimiento, espontáneo, que aquellos malones organizados y dirigidos por la policía. Si en verdad los patriotas se hubiesen sentido lastimados por la actitud de los trabajadores -y no podían sentirse desde que éstos no pretendían más que la celebración del centenario de la libertad con actos de libertad: con la derogación de una ley opresiva é injusta en alto grado, verdaderamente retrógrada; con el indulto de unos hombres que al fin ni siquiera habían herido á nadie, y la amnistía de los emigrados al extranjero por haber eludido el servicio militar- su ataque, el ataque de los patriotas, habría sido inmediato. Que el sentimiento no aguanta esperas; es rápido en accionar. Y no creemos que ese aplazamiento de la furia patriótica se debiese al miedo, pues precisamente el patriotismo tiene como principal cualidad la valentía. No; las turbas del 11 de mayo y días siguientes, no estaban animadas de sentimientos patrióticos. Fueron la acción deliberada y fría, el plan metódico y el cálculo previsor quienes las movieron y animaron. Obra policial, encabezada por la policía, consentida y estimulada por las autoridades policiales, tuvo el propósito de aterrorizar á los trabajadores, impidiendo que éstos, movidos a impulsos de la solidaridad, respondieran á las prisiones y declaración del estado de sitio con el paro general. Se habían suspendido las garantías constitucionales para impedir la huelga general y no era lógico que esa misma suspensión fuese un acicate impulsador de la huelga, un nuevo motivo para ella. La policía sabía bien que la huelga podía producirse lo mismo bajo el estado de sitio que sin él. Era preciso impedir á todo trance que hubiese huelga, para que las fiestas del Centenario se realizasen tranquilamente, con todo el brillo que era posible esperar de la presencia de la nieta del rey español destronado por la revolución que se conmemoraba, y de unos festejos que la imprevisión oficial había zurcido á última hora y que de antemano se podían considerar fracasados. Con los palacios de las exposiciones sin terminar y con todo á medio hacer, era suficiente el más pequeño paro para que el Centenario fracasase estrepitosamente como fiesta conmemorativa. Y se organizó el terror, como se organiza la caza del zorro. Era un nuevo número de los festejos, número no anunciado, que iba á servir para atemorizar á los obreros, para hacer ver que en la Argentina el sentimiento de patria estaba muy desarrollado y para demostrar que el estado de sitio no coartaba libertad alguna, ni la de manifestación, ni la de asaltar, incendiar y andar á tiros por las calles. -¡Verdadera República!- dirían los monárquicos palatinos que acompañaban á la Infanta Isabel. -¡Esta sí que es libertad!- exclamaría cualquier huésped paraguayo, de esos que cuando no están comprometidos en una revolución desde abajo, lo están desde arriba. Se incendió la imprenta de La Protesta; se destruyó cuanto había en el local de La Batalla, incluso la ropa de sus redactores; se empasteló la imprenta del diario socialista La Vanguardia; se asaltaron librerías, cafés, prostíbulos, pequeñas casas de comercio de ciudadanos rusos, locales obreros y se gritó por las calles: ¡Abajo los trabajadores! ¡Muera la Anarquía! ¡Mueran los anarquistas! Se ha divulgado tanto esta página sombría del centenario argentino, que no es necesario detallarla más. Fué un escándalo formidable, que tuvo sus víctimas sangrientas, porque no en todas partes la jarca policial fué recibida pasivamente. Y sin embargo, lo que se quiso evitar no se evitó. Hubo huelga. Los tranvías circularon con deficiencias, teniendo que ser custodiados por soldados del Ejército. 87


La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes Los conductores de carros paralizaron el trabajo, y 1o mismo otros gremios. Finalmente, para hacer terminar la huelga, se lanzó un manifiesto apócrifo, con el sello de la Federación, dando por concluido el acto de protesta. Y hubo más. La iluminación, el festejo popular por excelencia, no lució integralmente ni una sola noche. Manos desconocidas realizaron una labor de sabotaje, tan eficaz como la huelga misma. Mientras tanto, allá en la prisión continuaban como prisioneros de guerra centenares de obreros, chocando á diario con la fuerza armada que guardaba el establecimiento carcelario y que en más de una ocasión -casi todos los días- amagaba con un fusilamiento general á los detenidos.

14/05/1910 Se declara el estado de sitio (La Vanguardia) El Estado de Sitio Con una precipitación imperdonable, la cámara de diputados ha votado anoche un proyecto de ley declarando el estado de sitio por tiempo indeterminado para todo el territorio de la república. Las noticias circuladas en los días anteriores presentaban al gobierno en una actitud razonable y dispuesto a esperar el desarrollo de los sucesos antes de recurrir a medida tan extrema. Los hechos no han confirmado, desgraciadamente, esas noticias. El ministro del interior -que en acuerdo de gabinete habíase mostrado decidido adversario de la declaración del estado de sitio- se apresuró en la sesión de la cámara a apoyar incondicional y efusivamente la iniciativa del diputado Carlés. Se ve, por lo tanto, que nuestra oligarquía no ha avanzado un paso en lo que concierne al criterio y procedimientos con que deben ser encarados y resueltos los conflictos de la naturaleza del que ha motivado la exorbitante medida. La novedad consiste esta vez en que el estado de sitio ha sido iniciado por la cámara con el objeto de contrarrestar las amenazas evidentemente descabelladas de un reducido grupo de alucinados. La sanción del estado de sitio llevará, tal vez, la tranquilidad al seno de muchas y muy buenas familias burguesas que se hallaban atemorizadas; pero no acreditará títulos a un gobierno que, disponiendo de todos los medios necesarios para apreciar en su real extensión y prevenir los excesos del movimiento proyectado, prefiere leyes de excepción que lo pongan en condiciones de clausurar diarios, locales, bibliotecas y demás instituciones obreras, aun cuando sean éstas de las que propenden a la educación integral del proletariado y al progreso político y social de este país. Los numerosos agravios que ha inferido el actual gobierno a la clase trabajadora del país, política y gremialmente organizada, hacían prever, lógicamente, un retraimiento de esta última en la conmemoración de la revolución de Mayo. Pero lo que no podía sospecharse era que la ofuscación y la ineptitud del gobierno llevaran al país a celebrar el centenario de su libertad al amparo de una ley que la niega.

14/05/1910 Cómo ve Dellepiane el llamado a la huelga (La Vanguardia) Nota del Jefe de Policía Buenos Aires, mayo 12 de 1910. -A.S.E. el señor ministro del interior, doctor don José Gálvez: Contestando la nota de V.E. debo manifestar que en el mitin realizado el domingo próximo pasado, en la plaza Colón, por el llamada Comité de agitación y la Federación Obrera Regional Argentina, se ha votado efectivamente la huelga general revolucionaria a partir del 18 del corriente mes, si antes de dicha fecha no se ha obtenido amplia satisfacción a las cláusulas que se expresan en la nota remitida por S.E. al subscripto.

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes Según las publicaciones de parte de ellos, la invitación al acto la suscriben los siguientes gremios: Conductores de carros, Centro Unión Cocheros, Carpinteros y anexos, mosaiquistas, fideeros, arroceros y almidoneros, bauleros, albañiles, yeseros, plomeros y gasistas, cortadores de calzado, herradores unidos, sastres y modistas, sastres de señoras, pintores, galponistas y escaleristas, molineros, tejedores, aserradores, curtidores, sombrereros, panaderos, cajoneros de envases, repartidores de diarios, biseladores, zapateros, laminadores, Federación obrera de calzado, maquinistas de calzado y anexos y obreros en dulces y anexos. Además, tomaron parte las siguientes agrupaciones anarquistas, las cuales cuentan con muy reducido número de adherentes: Centro Nueva Era, 9ª. Agrupación Libertad, Centro El Despertar; grupo La Tea, Centro Arte y Libertad, Estudios Sociales, El Sol, grupo ruso Amigos del obrero, Centro Amor y Libertad, Centro Fecundidad, Centro Familia Universal, agrupación antimilitarista Luz al soldado, Centro Emilio Zola, Cuadro Francisco Ferrer, centro Labor y Ciencias y Centro Los Mártires de la libertad. Pero, debo hacer presente que la mayoría de los gremios que figuran como adherentes al acto, no puede decirse que tuvieran en él una verdadera representación, pues apenas si concurrió una muy insignificante parte de cada una. Además, preciso es hacer constar que esas invitaciones en que se invoca nombres y resoluciones de gremios, y que como tal figuran en su propaganda, no es en la realidad una expresión del gremio mismo, pues en la casi totalidad los que la resuelven son o el secretario solo del gremio cuando lo hay, o algunos pocos exaltados que de ninguna manera consultan la voluntad de sus afiliados. Es así que el señor ministro podrá notar que figurando tantos gremios como adherentes al acto, lo que de ser verdad llevaría más de cien mil hombres a la manifestación, no ha habido en cambio, y contando con un cuarenta por ciento, entre menores y curiosos indiferentes, arriba de diez mil o sea un porcentaje bien insignificante de un cinco por ciento a lo sumo del elemento obrero de la capital. Reitero a V.E. las seguridades de mi consideración más distinguida. -L. Dellepiane.

14/05/1910 Centenario (La Acción Socialista) La batalla del momento Se han disipado ya las dudas, se han definido las actitudes y todo está resuelto para el supremo momento de la colosal batalla. Las dos clases sociales que actúan dentro de la costra nacional y que vienen desde dos décadas batiéndose en una lidia sin tregua, van á chocar de nuevo. Pero esta vez no se trata de un choque parcial que cesa en cuanto la avaricia burguesa cede una pequeña parte de su beneficio, recobrando su equilibrio la vida del mundo actual. Se trata de una lucha gigante que, independientemente de su resultado, deja una estela de recuerdos, de glorias y venganzas en el alma del proletariado. Se trata de una lucha gigante que, independientemente de su resultado, deja una estela de recuerdos, de glorias y venganzas en el alma del proletariado. Se trata de un choque decisivo, en el cual toda la clase proletaria llevara una carga al conjunto de la clase enemiga y á sus instituciones sociales, en demanda de la derogación de una ley de defensa burguesa que ha dañado demasiado á nuestra clase, y por la libertad de nuestros presos. Son las dos potencias que se baten en una agitada y febril guerra para el dominio del campo de la producción, acaparado por la burguesía para fuente de sus ganancias y placeres que el proletariado quiere convertir en fuente de vida para todos los productores. Son los retoños de una nueva civilización que surgen del fondo del mundo del trabajo para hacer una afirmación de su potencia con la imposición de sus reclamaciones. Son todas las ansias de libertad que surgen de las ardientes entrañas de ese volcán que estalla en las erupciones de mil manifestaciones revolucionarias, ese volcán que es el proletariado, que se revela en toda su pujanza, y que para obtener una reivindicación de sus derechos y el reconocimiento de sus fuerzas, crea un contraste á las grandezas que quieren celebrarle con una apoteosis deslumbrante.

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes Es la protesta de una clase explotada que creó toda la riqueza, de la cual se ve privada; protesta que va á desentonar en el coro de admiración que pretende cantarse á una clase ladrona e inepta, cual es la burguesía capitalista y gobernante argentina. Es la celebración, como ya hemos dicho, de una revolución con otra revolución, de un movimiento de conquista de la burguesía con un movimiento de conquista del proletariado. En esta lucha solo el proletariado revolucionario estará en pie teniendo en contra á todos: los partidos de cualquier color que sean, las instituciones existentes de cualquier carácter, los periodistas, los mercaderes del pensamiento y pastores de alma de los pueblos. Es el conjunto de una clase contra otra clase y por eso hasta los políticos rojos están en esta lucha contra el proletariado. Ellos también son hijos de la democracia, cursaron las universidades y viven la vida burguesa. No conocen la penosa vida del trabajador más que de oídos, y no sienten pasión de clase, porque son simples pretendidos filántropos que piensan seducir á nuestra clase á trueque de su mansedumbre. Pero no, nuestra clase no puede seguir los dictados de esos doctores. El proletariado solo en su acción puede confiar el mejoramiento de su suerte y su emancipación. Y el momento ha llegado, iremos á la huelga general contra todo y contra todos. Nuestra clase desligándose de contacto ajeno recobra el imperio sobre sí misma. Rompe una dominación: la de sus pastores, y ese es el primer anillo de la cadena que la tiene uncida al carro de la esclavitud. El estado apelará á la fuerza para reprimir el movimiento, proclamando el estado de sitio. Nosotros oponemos al estado de sitio la huelga general, de modo que coincida al ataque del estado el contraataque de la organización sindical. Y de este trágico contrapunto de las dos clases sociales, el proletariado sacará una nueva victoria: la afirmación de su personalidad por un nuevo hecho, sino la total victoria con el fracaso del centenario burgués ó la obtención de lo que consta en el ultimátum echado como un guante al rostro de la burguesía. ¡La suerte está echada: sigámosla! Estamos en una encrucijada de la historia del movimiento proletario; marquemos con energía el derrotero de nuestra emancipación, combatiendo, siempre combatiendo.

16/05/1910 Voluntarios parapoliciales burgueses en el Centenario (El País) POLICÍA La policía cívica Habiéndose ofrecido al jefe de policía de la capital, coronel Dellepiane, distintos núcleos de ciudadanos para prestar colaboración a la acción institucional en vista de los amagos de producir disturbios por determinados elementos sociales, en ocasión de los festejos del centenario, se encomendó a la oficina de investigaciones, ponerse de acuerdo con los respectivos delegados, a objeto de fijar la forma más conveniente en que, sobre la base de los preceptos legales que rigen sus facilidades y obligaciones, podría la policía incorporar la espontánea y eficaz cooperación popular. Para el efecto, ayer 15 de mayo se verificó en la expresada oficina de investigaciones una reunión, con la presencia de los señores Rodolfo Bustamente y Brego y Diego A. Saavedra, delegados del personal de la intendencia municipal; Juan Dionisio Naso y Fanor F. López, delegados del personal de la intendencia de marina; Hernán Mones Ruiz, Alberto Vitta y Alfredo M. Rivera, delegados del personal del Banco Español del Río de la Plata; José María Sáenz Valiente, delegado del Centro Estudiantes de Derecho; doctor Horacio P. Areco, José Viale Avellaneda, Eduardo Lozano, Juan P. Udabe y doctor Eusebio Gómez, delegados la Juventud Unión Nacional; Ricardo Elogabe, Antonio N. Nin y Guillermo Zorraquín, delegados de la facultad de medicina; Carlos Moras, José O. Sánchez Negrete, Jorge A. Pico y Antonio Ivanisserich (hijo), delegados de la facultad de agronomía y veterinaria; Próspero G. Alemandri, delegado del club gimnasia y esgrima; por la Unión Nacional, doctor Luis Villar Sáenz Peña. 90


La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes Cambiadas las ideas del caso, que fueron luego puestas en conocimiento del señor jefe de policía y con la autorización de éste se convino: 1°. Que la policía acepta tan importante colaboración moral y material que generosamente se le brinda, haciéndose un grato deber en aplaudir la iniciativa, que entiende significa un eco oportunísimo de patriotismo conservador que hace honor al pueblo argentino vinculándolo a ella para siempre al par que la vigoriza en su alto concepto de defensa de la vida, el honor, los intereses de la tranquilidad común. 2°. Que la colaboración ha de consistir en observaciones y suministrar datos a los agentes de las distintas jerarquías de la policía, para las ulterioridades a que haya lugar, procediendo también por sí, en aquellas excepciones a que se refiere el artículo 1°, inciso 3°, del código de procedimientos en lo criminal. 3°. Que para mayor claridad de la acción, someterán su criterio al acatamiento de las instrucciones de detalles que se les darán. 4°. Que para los fines de reconocimiento del carácter ad honorem de miembro policial que investirá cada adherente, se le munirá de un carnet apropiado. Con lo que se dio por terminado el acto firmando los delegados, el comisario J. Laguarda y los señores Ernesto Oyuela, Eduardo Vidal Freire, Jorge Claypole, Pedro Vidal Freire, J. Aníbal Teixeire, Arturo F. Rodríguez, Juan P. Tasso, Arturo F. Nin, Arnaldo Torres, Aníbal Torres, Julio Jamsen, Ricardo Jamsen, Horacio Bouquet, Guillermo Torres, Eduardo Racedo (hijo), Alberto Gowland, Gustavo Bernet, Pedro Campos, Eduardo L. Gream, Alejandro Casares, Pablo F. Ramos, Ergasto T. Llama, Librado Llama, Arturo Llama, Juan A. González Calderón, Arturo González Calderón, Horacio Bunigos, Rafael de la Llosa, Raúl Choppoy, Ernesto Navarro Malbrand, Alberto Delfino, Nicolás Casarino, Ricardo Areco, Juan Tuculet, Agustín N. Repetto, Mario Albornoz, Demetrio González Casón, Alfredo Briont, Luis González Aguirre, Alfredo Bruzzo, Juan J. Díaz, Juan B. Martínez, Alberto Giraldes, Manuel Pesado, Manuel Villafañe Iturrioz, Héctor Lathara Urtubey, Alberto Rabasene, Felipe Haymes, quienes también se adhieren al compromiso y a la iniciativa indicados.

14/06/1910 Sobre los sucesos del Centenario, el estado de sitio y la huelga general (La Acción Socialista) BAJO EL IMPERIO DE LA BARBARIE BURGUESA La canalla burguesa-policial, asalta é incendia los locales obreros (…) Como prólogo de esta crónica recordaremos que la Confederación O. Regional Argentina había resuelto la huelga general para el centenario; esta resolución, á la cual vino á agregarse el numeroso mitin contra la ley de residencia, realizado el domingo 8 de mayo en la plaza Colón, que votó igualmente la huelga general, acabaron de exasperar el ánimo cobarde de los burgueses y sus autoridades. A pesar de las mentiras propaladas por os grandes diarios, el temor cundía en las filas de los explotadores, el miedo de no poder celebrar en paz el centenario de la independencia de ellos, de la libertad de comerciar y explotar á los proletarios. La lucha El miedo, sólo el miedo [cerval] de que estaban poseídos los condujo al callejón en que se metieron. El viernes 13 de mayo comenzó la racha de la represión. La policía detenía un centenar de compañeros; uno de nuestros compañeros de redacción fue de los primeros en ser detenido. Las redacciones de los diarios “La Protesta” y “La Batalla” de la tarde del 13 fué secuestrada casi toda por la policía; la edición de “La Acción Socialista”, solo pudo [serlo] en pequeña [parte] habiéndose salvado casi toda y llegado á mano de los lectores. En las calles empezaban las manifestaciones patrióticas de los cretinos de la juventud estudiosa. Al anochecer la cámara de diputados resolvía la declaración del estado de sitio. La situación se ponía vidriosa. El miedo de los burgueses y las autoridades iba en aumento y les hacía perder la cabeza. 91


La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes

El día glorioso del 14 de Mayo El 14 de Mayo por la mañana una gran manifestación patriótica de estudiantes recorría la ciudad en todo sentido y en forma tal que más bien parecía una manifestación de atorrantes y malevos bien vestidos. Bien es verdad que los estudiantes sólo se diferencian de los malevos en que son mucho más cobardes. Los tales manifestantes, en homenaje á la libertad de pensamiento tan respetada en este país cometieron actos brutales con cuanto obrero se negaba á descubrirse y corear sus gritos imbéciles de vivas á la patria. Por la tarde continuaron las manifestaciones desordenadas, con la más amplia libertad de fastidiar á todo el mundo. La policía toleraba todo á los cajetillas “hijos de papá”. Otra cosa hubiera sido si fueran obreros. Al menor “muera” habrían recibido una granizada de balas, como ha sucedido ya tantas veces. La misma tarde á las 5 p.m. un gran número de burgueses é hijos de tales, cretinos con carrera universitaria, reunidos en el local de la Sociedad Sportiva Argentina, calle San Martín entre Lavalle y Tucumán, bajo la presidencia del barón Demarchi resolvieron la realización de los asaltos criminales que á continuación relatamos. Bueno es consignar que dicha institución está formada por los más representativos miembros de la burguesía argentina y que ella fue la iniciadora de los actos de salvajismos llevados á cabo contra los locales obreros. El degenerado barón Demarchi fue uno de los cabecillas de la [chusma]. Mientras los viejos y espectables cretinos del senado argentino, reunidos en sección nocturna, confirmaban la resolución tomada el día anterior por la cámara de diputados y hacían ley en toda la república el estado de sitio por tiempo indeterminado, con el único objeto de reprimir el movimiento de huelga general que se anunciaba, los individuos reunidos en la Sportiva organizaban la serie de asaltos a nuestros locales. En coches y automóviles fueron recogiendo á sus amigos y después de las 8 de la noche una muchedumbre de varios miles de personas, compuesta por cajetillas ricos burgueses, diputasados, empleados de gobierno, policías militares y pesquisas llegaban hasta la casa del diario anarquista “La Protesta” calle Libertad 837. El incendio de “La Protesta” Toda esta gente, [flor] exquisita del más puro rufianismo burgués, se lanzó como una avalancha contra la casa de “La Protesta”, que estaba abandonada. Las puertas fueron destrozadas por los vándalos que se valieron de los machetes de los vigilantes. Una vez dentro destrozaron y rompieron todo: máquina, muebles, libros haciendo fuego un montón informe que fueron incendiados con kerosene. Las llamas se elevaron implacables, en medio de la alegría estúpida de la chusma, que la manifestaba ruidosamente. Las galeras, sobretodos y bastones se agitaban entre la gritería espantosa, aullidos de fieras, vivas á la patria y gritos de muera al anarquismo. Era un espectáculo de pueblo salvaje. La horda india que ha renacido en las calles de Buenos Aires, vestida de levita, aullando la muerte para todos los que no se resignen sumisos a la explotación. La policía presente reía. Y las damas cercanas al lugar: las dulces y caritativas damas argentinas, gozaban como viles meretrices al relato de estas fechorías. Los nombres de los principales héroes que hemos podido obtener son: barón Demarchi, Dr. Aubone, capitán Lara, diputados Pedro Luro, Juan Balestra, Carlos Carlés, estudiante Alonso Criado y comisario Reynoso. ¡Que los trabajadores no lo olviden! Aquel espectáculo de barbarie inaudita, aquellas llamas elevándose á lo alto clamaban venganza y ésta no debe hacerse esperar. Después del incendio quedaban de “La Protesta” solamente las paredes ennegrecidas. Igualmente fueron destrozadas las oficinas de “La Batalla”, cuyo nombre era coreado á modo de estribillo por los indios. El asalto á “La Vanguardia” “La Vanguardia”, órgano del Partido Socialista, á pesar de la campaña que había hecho contra la huelga general, no se libró de la furia de la chusma. Una vez reducida á cenizas “La Protesta” y reducida “La Batalla” la inmunda turba de incendiarios se dirigió á la calle Defensa hasta las oficinas de “La Vanguardia”, que asaltaron y destruyeron, rompiendo linotipos, máquinas, etc., y robándose la biblioteca. Todo esto en presencia de 20 perros del escuadrón que estaba allí para impedir que se asaltara el diario, pues el Dr. Justo, su director, se había dirigido previamente al jefe de la policía pidiéndole seguridades. Esto nos prueba el espíritu maquiavélico del señor Dellepiane, que está resultando un jefe de policía mucho peor que Falcón.

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes El comisario Reynoso, que presenciaba el asalto, reía puercamente diciendo que los muchachos estaban entusiasmados. Se nos afirma que después, cuando el Dr. Justo fue á protestar al Departamento de Policía, el jefe Dellepiane le ofreció pagar con fondos de la caja policial el destrozo causado en “La Vanguardia”. Esto implica reconocer la participación de la policía, como efectivamente la tuvo en los criminales actos que relatamos. Asalto al local Méjico 2070 La baja [ralea] no se dio por satisfecha con los dos asaltos realizados; según parece, no querían terminar la noche dejando sin asaltar un solo local obrero. A la salida de “La Vanguardia” era curioso ver desfilar a los brutos con paquetes de folletos bajo el brazo y ostentando á modo de trofeos ejemplares de periódicos obreros, cuadros y objetos robados. Organizados en columnas con algunos coches y automóviles se dirigieron por la calle Méjico en dirección al oeste. De lejos se oían los aullidos de esta manada de bestias, verdadero malón de salvajes en pleno centro de Buenos Aires. Los gritos de muerte al anarquismo, “abajo las huelgas” y mueras á los obreros alternábase con vivas á la patria y á la ley de residencia. De vez en cuando algunos de los brutos hacía un disparo al aire. Eran pasadas las 11 de la noche cuando los manifestantes, después de haber alborotado todo el barrio entero del trayecto con el escándalo consiguiente y el terror de los vecinos pacíficos –llegaban al local Méjico 2070, donde está la secretaría de la Confederación O. Regional Argentina, las de muchas sociedades ebanistas entre otras y la administración de “LA ACCIÓN SOCIALISTA”. La manifestación, como todas las de esta naturaleza, iba dirigida por pesquisas y empleados de policía, habiendo sido la comisaría de investigaciones la iniciadora de ellas. Allí en medio de gritos salvajes, comenzaron á romper la puerta de calle y la de la sala grande, donde está la secretaria de los ebanistas, escultores en madera y nuestro periódico. No pudieron continuar en su tarea mucho tiempo, pues de lo alto partieron disparos de revolvers; los valientes canallas huyeron cobardemente, llenos de pánico produciéndose un desbande completo. Algunos héroes de esta gloriosa jornada huían velozmente, habiendo perdido su sombrero en la fuga; otros disparaban sus revólvers hacia atrás tirando al azar, al mismo tiempo que disparaban ellos. Pasado el susto se reorganizaron nuevamente frente al local. El comisario de la sección palmeando amistosamente á algunos de los valientes estudiantes, le s decía “¡Ha, muchachos, este día va á ser memorable! Dense una vueltita más tarde, que no será inútil. Hay que acabar con esta gente”. Los héroes tuvieron 3 heridos, que fueron recogidos; dos ambulancias de la asistencia publica llegaron con toda rapidez, pocos minutos después del tiroteo. Después de una larga espera, indecisos, los manifestantes se retiraron. Noche gloriosa la del 14 de Mayo. Ella merece ser inscripta con letras de oro en los gloriosos fastos de la gloria criolla. En el curso de pocas horas hemos tenido: estado de sitio, asaltos, incendios, robos y manifestaciones del mas puro salvajismo burgués. Todo esto prueba que este es un gran país. ¡Ah, la constitución Argentina, señores, es la mas libre del mundo! Las libertades consignadas en nuestros códigos… el respeto amplio por todas las ideas… los derechos que acuerdan nuestras leyes… etc, etc. ¡Fecha gloriosa la del 14 de Mayo! En ese día, -recordará el historiador- nuestra heroica y viril juventud acaba con el anarquismo y con las huelgas. Como canta vuestro himno ¿Verdad señores? –Coronados de gloria vivamos ó juremos con gloria morir-. La noche gloriosa del 15 de Mayo Parece que la canalla dorada no se había dado por aludida con las balas de la noche anterior, pues el domingo 15 volvieron con más ardor. Pero esta vez se les apareció la viuda. Al llegar en son de guerra y haciendo disparos por la calle Méjico a la altura de Sarandi, fueron saludados con una nutrida descarga á la cual siguió un espléndido tiroteo, que tuvo la virtud de producir el terror y desbandar totalmente á la repugnante canalla burguesa. ¿Qué había sucedido? Nada. Un grupo de camaradas, que no alcanzaban á cien había batido y puesto en fuga a los dos o tres mil heroicos [cagones] de la “juventud estudiosa”. Más de veinte crápulas mordieron el polvo, heridos por las balas proletarias. ¡Ah, los valientes!... Para asaltar entre mil una casa vacía; los valientes… para manosear y violar mujeres, para golpear en pandilla á los obreros aislados que no saludaban sus imbecibilidades. “Ó juremos con gloria morir” ¿Verdad señores?. 93


La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes Se nos junta que en medio del desorden, el Dr. Aubone, ex secretario de la jefatura de policía gritó desafiante ante los ocultos enemigos: ¡Háganle ver, cobardes! ¡Viva la burguesía! ¡Mueran los enemigos de la patria! Por toda respuesta y esta insigne crápula recibió un disparo que desgraciadamente no le toco pero hirió en el pecho a otro de la chusma. Reorganizados con la ayuda de la policía un piquete de bomberos registraron una casa de la vecindad hasta la azotea sin poder encontrar á los que les habían dado la lección. Seguros por la ayuda policía, y teniendo el campo libre su furor empezó a demostrarse. A hachazos destruyeron las puertas del local de los panaderos citó en Méjico esquina Sarandi, y las de Méjico 2070, penetrando al interior y destrozando todo como perros rabiosos. Los muebles de la sociedad de ebanistas, de tallistas y de nuestro periódico fueron hechos trizas. El transeúnte que pasa sólo ve un espantoso amasijo de madera, libros y papeles. Los brutos no incendiaron el local debido á las súplicas de la directora de la escuela del estado que está al lado. Sería curioso saber cómo se habrían arreglado las patriotas maestras de dicha escuela, para ser creer a los niños del barrio el cuento de las grandes libertades argentinas, á la vista de tal hermoso ejemplo de respecto á la libertad. Como término de tan gloriosa jornada los bandidos colocaron una bandera argentina en lo alto del local. Así está siempre “la refulgente [ilegible] bandera”, como todas las banderas de todas las patrias burguesas cubriendo el crimen, la ignominia; simbolizando el triunfo de la canalla explotadora consagrando la irritante desigualdad social y el despotismo de una clase dueña de la vida. Aprendan los proletarios Argentinos á no tener el menor respeto por el trapo azul y blanco que flamea sobre sus locales, asaltados por la chusma burguesa y sus lacayos; como insolente consagración del crimen [ilegible]. No olviden jamás los días de barbarie y apréstense para el momento de tomar la revancha. Las manos blancas y suaves de los cajetillas quisieron sembrar la muerte en las filas obreras; las manos blancas y enguantadas de los rufianes de alto gordo y de sus crapulosas crías se enzañaron sobre la carne obrera, incendiaron nuestros locales y se prendieron con avidez de perros sobre los cuerpos violados de indefensas mujeres. ¡Trabajadores, no olvidarlo! Algún día las manos endurecidas en el manejo de la herramienta de trabajo, las rudas manos obreras, se prenderán como garfios en el cuello delicado de los cajetillas, sembrarán – implacables- el espanto, el incendio y la muerte en las lujosas [ilegible] de los arcos. Hemos de ir á buscar á la canalla en sus propias vizcacheras, y no hemos de tener piedad, como tampoco tuvieron ellos. Por ahora queden los crápulas satisfechos con la lección recibida en la calle Méjico y Sarandi, mientras llega la ocasión de servirles el plato fuerte… En el barrio ruso Debido á su ignorancia, tan grande como su imbecibilidad, buena parte de los burgueses argentinos, y particularmente los de esta ciudad, tienen muy mal concepto de los rusos, creyendo –los muy brutos- que todo lo que sea ó huela a ruso tiene relaciones con el terrorismo, [ilegible], bombas y otras yerbas de la misma clase. Esta creencia ha sido fomentada pro la repugnante mazorca titulada “comisaría de las investigaciones”, y también por los [ilegible], que explotan, [ilegible] imbecibilidad del público para [ilegible]. En la casa, según dicen, vive un mayor del ejercito, retirado, que no tiene ninguna [ilegible], no se trata de ningún pez gordo de los que pueden provocar sobre sus personas la represalia obrera. El asunto es completamente misterioso; los diarios no han dicho una sola palabra. Pero nuestra opinión es que este estúpido atentado, que ha costado atroz muerte a un niño inocente, tiene un origen policial con el objeto de provocar la iría de los patriotas fanáticos y justificar luego los peores crímenes contra nuestros compañeros. Durante los pasados festejos ha habido no pocas ocasiones de voltear a Figueroa Alcorta y á unos cuantos individuos de la más alta canalla burguesa. Sin embargo, todos continúan arrastrando entre placeres su crapulosa existencia. Hasta los diputados Carlés, Calvo y Ayarragaray, autores de proyectos de leyes bestiales, aludadores de toda libertad y que ¡por cristo! Bien merecida tendrían una bomba. No es bomba terrorista, no es mano obrera, la que mata á un tierno niño y deja ileso al magnante tirano. La bomba terrorista es justiciera y cae sobre los grandes criminales. Y sino que lo diga Falcón! Sólo la mano vil de un policía puede haber colocado la bomba del 25 de Mayo.

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Confederación Obrera Regional Argentina Buenos Aires Junio 16, de 1910 A la Sociedad. Camaradas: El período anormal por que atraviesa la organización sindical, nos obliga a enviar la siguiente circular á todos los sindicatos obreros, á fin de recordar una vez más á los trabajadores que el estado de sitio ha decretado por la burguesía argentina, a raíz de la declaración de huelga general, tiende á continuar en perjuicio directo de los intereses generales de la clase obrera. Vosotros sabéis bien que á consecuencia de ese decreto centenares de compañeros se hallan recluidos en los calabozos de las cárceles y que la prisión pesará sobre ellos tanto tiempo como dure el estado de sitio. Este hecho que constituye uno de los tantos atropellos llevados a cabo por la horda salvaje en contra de los trabajadores revolucionarios, obliga a nosotros á que nos agitemos en el sentido de revelar á nuestros enemigos el profundo anhelo de libertad que nos anima, prestando á nuestros hermanos caídos en las garras policiales todas nuestras atenciones solidarias y produciendo en el seno de nuestra clase una intensa agitación tendiente á crear un estado de animo adverso á la tiranía imperante, a fin de que el proletariado argentino imponga sus anhelos de lucha y emancipación. El estado de sitio tiende a perpetuarse. Los trabajadores no podemos permanecer impasibles frente a esta situación violenta de la burguesía. Con este motivo el Consejo Confederal de la C.O.R.A. considera de imprescindible necesidad la agitación en el seno de la clase obrera, é invita á todas las organizaciones de la República á que se preocupen de ayudar á nuestros compañeros presos no descuidando ni por un momento siquiera, a ser conocer al proletariado en general, los desmanes que el enemigo comete al amparo de la ley marcial. Esperando prestéis la atención debido al caso, saludales –El Consejo-.

Bajo la mordaza El 14 de Mayo el congreso argentino decretó el estado de sitio por tiempo indeterminado. Desde entonces el país entero, entendemos decir la parte obrera del pais, vive bajo el régimen del terror, del silencio impuesto por la fuerza. Gravísimos atentados han sido cometidos contra la vida y la dignidad del proletariado. La prensa burguesa guarda el silencio mas completo. La prensa obrera, como toda manifestación de vida proletaria, se ve perseguida por el estado. Hasta la fecha solo el Boletín de la C.O.R.A ha roto el silencio que rodea los crímenes horribles cometidos contra nosotros, después de la prensa extranjera. Después de un mes de silencio obligado, impuesto por la imposibilidad absoluta de conseguir imprenta, salvando obstáculos y desafiando á la autoridad La Acción Socialista hace sentir su voz de violenta protesta contra la infamia autoritaria; su voz que es de guerra contra la canalla burguesa y de silencio a las huestes proletarias. En esta hora de prueba difícil queremos gritar nuestro odio profundo, á muerte, contra la bárbara tiranía argentina. Malgrado todas las persecuciones La Acción Socialista se continuara publicando informando de todo lo que calla la prensa burguesa. A todos los compañeros, suscritores agentes y amigos les rogamos insistentemente nos ayuden, poniéndose al corriente en las suscripciones, cotizando en las listas que se han puesto en circulación y enviando datos precios de las respectivas localidades.

La huelga general Como es de conocimiento general, la huelga general había sido declarada para el día 18 de Mayo. Sin embargo, muchos trabajadores se adelantaron comenzando á hacer la electiva el lunes 16, como respuesta al estado de sitio y á los criminales desmanes de la chusma burguesa. La huelga se hizo sentir durante varios días, en los barrios de Boca y Barracas la paralización del trabajo fue casi completa. En el centro de la ciudad se sentía menos porque el tráfico solo disminuyó sensiblemente un par de días.

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes La circulación de coches y tranvías disminuyó en toda la ciudad, pero esto duró poco; en distintos barrios hicieron huelga los panaderos, gremios industriales, albañiles, abandonaron también el trabajo muchos obreros de las exposiciones. El gremio de carreros dio como siempre la nota altiva y fuerte; durante varios días no se vio casi un solo carro grande en toda la ciudad. Los hechos de violencia obrera contra los traidores y con el objeto de paralizar el tráfico no escasearon. En Boca, Barracas y otros barrios, a pesar del espionaje y gran vigilancia policial, los tranvías eran baleados é incendiados. Más de diez guardias y conductores resultaran entre muertos y heridos, y un obrero huelguista heridos por ellos. Varios tranvías fueron incendiados con inflamables y estopa arrojados en diversas formas. El sabotaje fué aplicado también por varios otros gremios en las obras en construcción, etc. La policía y el ejercito llenaron, como es lógico, su rol de defensores de la sociedad burguesa. La vigilancia era extensa. Los tranvías marchaban custodiados por conscriptos; los que llevan acoplado tenían hasta tres soldados. Hemos visto a estos conduciendo carros, haciendo guardia en las estaciones y usina de electricidad y ocultos en las casa en construcción ó en los parajes solitarios. Soldados del escuadrón armados con carabinas y patrullas de caballería recorrían la ciudad. En los tranvías de Boca y Barracas en su mayor parte, los inspectores hacían de conductores y guardias. El movimiento se mantuvo por algunos días decayendo luego visiblemente debido á la imposibilidad de reunirse ni de vincularse en forma alguna. Con todo esta huelga representa un triunfo obrero. Más de quinientos compañeros, y entre ellos casi todos los mas activos estaban presos desde antes que se decretase el estado de sitio. Prohibición é imposibilidad absoluta de reunirse. Carencia igualmente absoluta de periódicos, boletines o manifiestos que llevaran una voz de aliento a los huelguistas. No había pues, ningún medio de vinculación para combinar la acción obrera. Conseguir que en esas condiciones, ochenta ó cien mil trabajadores hayan hecho huelga, y huelga de carácter irreductiblemente antipatriota significa una bella afirmación y un triunfo. La Confederación O. R. Argentina, á pesar de las grande dificultades con que se tropezaban, consiguió hacer imprimir un manifiesto que fué lanzado á la circulación, en el cual se condenaba violentamente los hechos producidos y se incitaba á los trabajadores á armarse, a repeler por la fuerza los ataques de la chusma burguesa. Este manifiesto causó muy buena impresión. Posteriormente, con fecha 21 de Mayo, ésta misma institución lanzo otro manifiesto dando por terminada la huelga general, pues el movimiento decaía y eran inútiles los esfuerzos que rehacían para prolongarlo. Gustosamente trascribiríamos su texto pero la falta de espacio en este pequeño Boletín nos lo impide.

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EJE 4 DESPUÉS DEL CENTENARIO (JUNIO – OCTUBRE DE 1910)

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a brutal represión lanzada por el gobierno de Figueroa Alcorta en vísperas del Centenario logró desarticular la huelga general y permitir la celebración de las fiestas bajo el imperio del estado de sitio y con la actividad organizativa y política de la clase obrera totalmente paralizada. En los meses siguientes, lejos de reducirse, la política represiva se intensificó: esta vez no se limitó a una expulsión de los trabajadores extranjeros sino que se desarrolló una política de fuerte represión sobre los trabajadores nativos, que fueron deportados a Tierra del Fuego, mientras continuaba la censura sobre la prensa obrera y la prohibición de todo tipo de actividades.

En junio, el estallido de una bomba en el Teatro Colón provocó un nuevo rebrote de persecución sobre los trabajadores, que dio lugar a la acelerada sanción de una nueva ley, llamada de Defensa Social, que establecía nuevos mecanismos represivos contra la agitación obrera. En esta última sección de nuestra compilación presentamos un conjunto de fuentes que sirven como testimonio de la profundización de la represión así como de los balances elaborados por las diferentes corrientes obreras de los acontecimientos del Centenario y de la política represiva del Estado oligárquico.

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29/06/1910 Sobre la bomba estallada en el Teatro Colón el 26 de junio de 1910 (La Acción Socialista) La venganza Ecos trajicos de los desmanes burgueses del día 14 y 15 de mayo, rebose de los asaltos de nuestros locales, de la violación de inculpables mujeres, de los golpes y vejaciones soportadas por el proletariado bonaerense durante los días esplendorosos del centenario burgués, y como síntesis de todos los odios santos de nuestra clase, esclava rebelada contra sus amos, estalló una bomba en el más aristocrático coliseo argentino, bomba hecha de tras y de venganza en el pecho de cada obrero revolucionario. Es el epílogo de la obra de nuestra burguesía, realizada en los momentos de furor patriótico, es la revancha obrera de los asaltos y destrozos de que fueron víctimas. Decíamos en otra oportunidad que no quedarían impunes los actos bárbaros de la burguesía que las bandas negras sufrirían las consecuencias de sus actos; y no hemos resultado profetas sino cronistas precoces que nos anticipamos a anunciar algo que ya estaba ocurriendo. Consecuencia de los hechos sangrientos de mayo fue la tragedia que concluyo con Falcón: la tragedia del teatro Colón no es sino la consecuencia casi inmediata de los desmanes burgueses. La clase proletaria está fuera de la ley: para ella no hay derechos, no hay puesto en el simbólico banquete de la vida; ella entonces apela al derecho que emana de la ley que rige las grandes contiendas humanas: la fuerza. En este terreno los beligerantes no conceden más derecho de gente que el que fluye en todo este código sintetizado en mis palabras: ojo por ojo, diente por diente; Leyes inalterables que en vano tratan de atenuar unos humanistas. ¡Ellas resurgen con la pujanza de mil pasiones amasadas en almas ardientes, anulando las débiles vallas de la educación, de la cultura, del humanismo! Las masas burguesas respetuosas de la propiedad y enemigas a muerte de los obreros revolucionarios porque somos contrarios a la propiedad; las masas de estudiantes de derecho, futuros abogados y jueces, los que aprenden en la universidad la defensa de la propiedad y condenarán mañana a los saqueadores e incendiarios; todos los conservadores, en fin, amantes de la paz social y el orden; al que quieren mantener aunque sea a cañonazos, llevados por sus odios al proletariado atacaron e incendiaron la miserable propiedad que éste tenía, llevando el desorden triunfante por toda la ciudad y haciendo toda clase de desmanes. En esto no debemos ver el salvajismo del hombre, expresión general que nada significa socialmente hablando, sino el salvajismo y odio de una clase dueña de todo, puesto en actividad contra otra clase que quiere destruir su supremacía: es decir el odio de la burguesía que quiere permanecer dueña del mundo entrando en actividad para abatir el naciente poderío proletario que en el fondo es una nueva civilización basada en instituciones antagónicas a la propiedad privada de los medios de producción. Y bien, la burguesía pasó sobre sus más queridas teorías (la propiedad, el orden, la paz) para realizar los actos vandálicos del 14 y 15 de mayo, siguiendo sus impulsos de conservatismo. A la burguesía no le importa ni del derecho ni de la vida obrera; una sola cosa le importa, y es: su conservación, por cuya defensa llegara hasta las masacres mas horrendas. La clase proletaria exclava, abyecta, desheredada de todo bien, tiene forzosamente que combatir por su libertad y su emancipación, y en la elección de los medios para alcanzar sus propósitos no puede ser mas diplomática que su enemiga, aceptando, por el contrario, la lucha en el terreno que se le presenta, para alcanzar sus mejoras en las condiciones de vida. Así sus luchas toman aspectos de luchas tumultuosas de multitudes o de actos que individualmente se ejecutan por uno de los suyos, en un supremo momento de angustia o de ira. ¡Gajes de una guerra que desde diez años sostienen proletarios y burgueses de esta tierra! Son fuerzas colosales las que están en actividad en el campo de la lucha de clases, y no es posible dirigirlas por canales a gusto y conveniencia burguesa, sobre todo cuando las desencadenan más furiosamente con actos torpes de represión y con acontecimientos odiosos. En efecto, desde que el estado comenzó las represiones es que comenzaron los actos más audaces de violencia. Posiblemente, será ese el efecto más inmediato de las leyes de represión que ha fraguado el parlamento en estos días.

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes Así, nuevos hechos de sangre vendrán a colocarse como monumentos en la historia accidentada del movimiento proletario. Por ahora anotamos el nuevo hecho, repitiendo lo que en otra oportunidad dijimos: el luto de la familia proletaria será siempre anuncio de luto para la burguesía, esto es inevitable a pesar de las reacciones y de cuanto se intente para evitarlo. Eterno flujo y reflujo de la acción, sin la cual la materia, los pueblos y las clases nada avanzarían y caerían en un enervamiento de muerte. ¡La acción! Es ella la poesía más gloriosa de la vida! ¡Poesía gigantesca, inmortal y universal como la vida misma!

¿Miedo o ignorancia? En varias ocasiones hemos puesto de manifiesto la ineptitud de la clase gobernante de este país. Ahora volvemos sobre el asunto para hacer resaltar nuevamente esa verdad. La actitud de los diputados a raíz de la bomba estallada en el Teatro Colón es digna de estudio. Estos señores ya varias veces y en diferentes ocasiones habían dado muestra de ignorancia y cobardía, y para evitar que estallen bombas han elaborado una serie de leyes draconianas que fueron aprobadas a tambor batiente, las cuales establecen penas más bárbaras que las que se aplican en Rusia y en Turquía, para todos los individuos que reclamen algo más de libertad y justicia. Ya no se podrán exhibir banderas rojas ni se podrán celebrar reuniones; no podrán aparecer periódicos, en fin, no se podrá hacer nada (si los deseos de los diputados y senadores se cumplieran), si uno no quiere pasar su existencia en presidio. Estos deseos salvajes de la clase dominante no pueden cumplirse así como no se cumplieron los deseos reaccionarios de Crispi; porque así como supo levantarse el proletariado italiano para reclamar su libertad y sus derechos ultrajados años ha[ilegible] lo hará hoy el proletariado argentino en este levantamiento de la conciencia obrera, el proletariado de este país como el de Barcelona por los sucesos de julio tendrá el apoyo solidario el proletariado universal. Los diputados y senadores, si no quieren ver ensangrentadas las calles de esta metrópoli, si no quieren que se repitan los hechos como el que acaeció en noviembre en la calle Callao, si no quieren que se reproduzcan aquí hechos como el que se produjo en Monza, en fin, si ellos no quieren estos hechos ellos podrían evitarlos. El temor, el miedo, la cobardía, es una enfermedad, señores representantes de la Nación, que jamás dio solución a los problemas que la vida social plantea: al contrario, los que están atacados de esos males deben curarse ellos, pero jamás pueden curar a los otros. En estas luchas, en estas situaciones culminantes de la guerra de clases, hace falta entereza, coraje y valentía, y ya que los representantes del pueblo se muestran miedosos y cobardes, con instinto bestial y salvaje, el proletariado debe levantarse pujante y fuerte y poner valla a la proyectada reacción salvaje de la burguesía.

Las leyes de represión Bajo la impresión de la furia e impotencia de la burguesía argentina, frente a la explosión de la bomba en el teatro Colon, los hombres que componen las diferentes reparticiones de dominio del estado burgués, acaban de legislar sobre la cuestión planteada por el proletariado revolucionario y promulgaron leyes de coerción contra la clase obrera, que intenta librarse del peso tiránico y brutal de los zánganos de la colmena burguesa. Es, pues, bajo la impresión producida bajo el estallido de una bomba, donde se concentraba lo mas selecto de la burguesía argentina, donde se reúnen los padres de la patria borrachos y degenerados sin saber dar una explicación al hecho, sancionan leyes que por nuestra parte sabemos desconocerlas, produciendo en el momento oportuno una profunda conmoción en las instituciones sociales. La imbecilidad, intencionada de los legisladores, pretendidos curanderos de los males sociales que afectan al mundo capitalista; la necedad y estupidez de los futuros “padres” … de la patria, hoy estudiantes…de billar; la ramplonería de los periodistas idiotas, serviles e ignorantes, ha pretendido traducirse, con motivo del poco resultado destructivo (según nuestro entender) que ha tenido la bomba en una explosión de sentimientos de dignidad y de odio, desconociendo todos al unísono intencionadamente o no, que ella, a pesar de que sea considerada como el resultado de las maquinaciones de una mente extraviada, de la cobardía 99


La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes criminal de un salvaje, monstruo y demás yerbas no ha sido sino la explosión de un sentimiento de venganza y de odio concentrado en el alma del proletariado a consecuencia de miles de atropellos y salvajismos puestos en prácticas por la misma gente que hoy simula indignación, cuando el asalto a nuestros locales, hogares y violación de mujeres, perpretados con la cobardía y ensañamiento propio del que sabia que por un lado estaba el machete y la bala del cosaco a su servicio y que enfrente solo tendría objetos inermes como son los útiles de nuestros locales e indefensas mujeres aterrorizadas por el instinto criminal que animaba los actos de la horda burguesa, estudiantil y policíaca. Pretendiendo olvidar los señores que gobiernan, los ultrajes inferidos a la clase obrera, los desmanes y actos cobardes llevados a cabo, hablan de la caballerosidad de la burguesía, en contra de pretendidos salvajismos proletarios, que por desgracia faltan, para dictar leyes de represión al movimiento obrero, a fin de obstaculizar su desarrollo progresivo, que constituyen la realización de nuestra emancipación. Los trabajadores de la Argentina tenemos planteada a nuestra solución, el problema de nuestra libertad, y en presencia de las leyes que la burguesía ha promulgado, nuestra presencia moral y material ha de tener su digna explosión conforme el enemigo de clase intente llevar a cabo tan odiosa aventura. Los trabajadores debemos convencernos que este estado de tirantes existente entre el proletariado y la burguesía, no se atenuara hasta tanto las causas que lo han creado no desaparezcan. La lucha de clases, adquiere cada vez más la rigidez necesaria para que los trabajadores lleven a cabo sus aspiraciones. No necesitamos revelar la barbarie que encierra la ley aprobada. Basta solamente tener en cuenta que constituye un atentado brutal que la autocracia argentina digna emula de los bárbaros que gobiernan la Rusia, anhelan llevar a cabo contra nuestras organizaciones. No olvidemos, camaradas, que a la violencia de arriba, solamente la violencia destructora, persistente y salvaje, si se me permite, ha de oponerse, hasta tanto no cambie la situación que actualmente se nos ha creado. ¡A la barbarie de los de arriba respondamos con la barbarie de los de abajo! ¡Muera la burguesía! ¡Viva el proletariado revolucionario!

La bomba El 26, a las 9.30 de la noche, mientras una gran parte de nuestra burguesía estaba ocupando el teatro Colón, cayó de las alturas a la platea una bomba que estalló produciendo el terror consiguiente que se tradujo en una disparada general de los ocupantes de las butacas, paraíso y otras localidades. Cuando el tumulto hubo terminado se hallaron en el suelo diez heridos. El número de [ilegible] fue grandísimo, pues no solo lo fueron por la explosión sino por el atropello que le siguió, porque cada cual buscaba su salvación en la huida. La bomba no era de mucha potencia ofensiva, de lo contrario los efectos hubiesen sido mucho mayores. La policía cayo como [ilegible] bomba en el teatro de la Opera [ilegible] otro coliseo aristocrático, del cual fueron saliendo los concurrentes, hasta el punto de dejarlo completamente vacío, razón por la cual se tuvo que suspender la función; Cosa igual pasó en casi todos los teatros donde se concentra el elemento burgués, semiburgués, burócrata, etc. En los circos y teatros donde se reúne el pueblo no se suspendió nada. En definitiva, no se trata más que de uno de esos sustos inolvidables que aguan fiestas muy amenas y dejan fantasmas flotando con siluetas terroristas flotando en la imaginación asustadiza de nuestros burgueses y sus señoras. Los heridos pertenecen todos a la burguesía mediana o gorda. Todavía están frescas las fechorías de mayo y no era posible que sus ejecutores siguieran una vida de fausto y de eterno carnaval. ¡Todavía están en montón informes las cosas de nuestras casas! Las señoras que aplaudían a los saqueadores de nuestros locales y les regalaban flores, pasaron un momento de terror esta vez que fueron asaltadas de tan tremendo susto sus exquisitas personas, pagando con sus gritos y desmayos, los gritos y desmayos de las infelices mujeres de la calle Andes. Dicen las crónicas que trozos de cortinas y algunas astillas lastimaron los senos delicados de esas damas, los cuales se hallaban al fresco, aunque es invierno, porque la moda de la burguesía impone el descote en teatro hasta media vara del cuello. Lo sentimos. Esas lastimaduras hubiesen sido más útiles en los sesos, pulmones o corazón de otros grandes crápulas más dañinos que las damnificadas. En fin, son gajes de las compadradas patrióticas de los asnos universitarios, que pronto nuevas fiestas, francachelas y mimos van a curar perfectamente. No se acabó todavía para ellos la vida de lujo y placer, proporcionado por el proletariado con sus miserias y sus dolores.

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes

La represión Expulsiones, arrestos y deportaciones a Tierra del Fuego Las autoridades argentinas, digna emanación de una burguesía bárbara, continúan en la obra de represión que tienen iniciada hace tiempo contra el movimiento revolucionario de la clase obrera organizada. En nuestros números anteriores habíamos anunciado la liberación de una parte de los presos. Pero a consecuencia del atentado “pour la galerie”, realizado en el teatro Colón, la policía procedió a hacer nuevos arrestos y detenciones, así como también requisaciones domiciliarias. Parte de los detenidos fueron puestos en libertad. A los que quedaban en prisión se les aplicó la ley de residencia a los extranjeros, mientras que la mayor parte de los argentinos han sido deportados a Ushuaia, en el extremo sur de la gobernación de Tierra del fuego por un lapso de tiempo que no podemos precisar, dado que a los deportados no se les ha manifestado nada al respecto. Los camaradas expulsados del país son treinta y ocho, casi todos con muchos años de residencia, algunos habían llegado niños de modo que han pasado su vida y más fuerza para el enriquecimiento de los burgueses asesinos y ladrones que ahora los hacen expulsar sin consideración alguna. No pocos de ellos tienen mujer e hijos argentinos; algunos tienen también carta de ciudadanía. Todos estaban incorporados por las circunstancias mencionadas y por otras, a esta “hospitalaria” tierra argentina, cuyos burgueses, después de haberlos explotado, los arrojan despiadadamente. No importa la colaboración a la obra de crear la gran riqueza “nacional” (léase burguesa) con que nuestros patriotas se llenan la boca (los trabajadores son los únicos creadores de esa riqueza), no importa las mujeres e hijos (argentinos muchos) echados al abandono y a la miseria por falta del padre. Ninguna consideración de humanidad, ni siquiera de patriotismo, acude al ánimo de los gobernantes. Los expulsados no se resignaban a aguantar en paz su miseria, no podían ver tranquilos el espectáculo de lujo burgués pavoneándose con insolencia hacia la miseria obrera; no se habían convencido todavía que aquí, en esta tierra de libertad, el “gringo” obrero no tiene otra misión que trabajar como un burro, enriquecer a burgueses crápulas y rufianes y aguantar las mil bellaquerías del régimen republicano federal, y todo eso sin chistar, muy contento de que los argentinos ricos le “maten el hambre”. ¡Pues entonces, duro con ellos! Persecución patronal primero; arrestos y cárcel después, y la ley de residencia como postre. Esa es la libertad que la burguesía de la “hospitalaria” República Argentina ofrece a los trabajadores extranjeros. En cuanto a los argentinos, ya lo hemos dicho más arriba. Se quiere matar, moralmente, si es que no lo hacen materialmente, a nuestros compañeros, empleando con ellos un rigor brutal. En todos los países del mundo las autoridades tratan mejor a los presos de carácter político (como éstos) que a los de derecho común. Solo aquí sucede lo contrario y se los envía en pleno invierno al extremo sud de la república, a una región desolada donde la temperatura llega actualmente hasta los 12 grados bajo cero, donde sopla constantemente el viento helado que viene del polo. (…) Pero que el viento helado del Sud no nos traiga timando con su música salvaje los ayes de dolor de nuestros compañeros, los gemidos ahogados de la carne torturada. Que la Tierra del fuego no se convierta en la Siberia argentina. Que Ushuaia no sea un segundo Alcalá del Valle. Porque las consecuencias serían terribles para los culpables. A continuación publicamos una lista de compañeros a quienes se les ha aplicado la ley de residencia, con indicación de nombre, edad, años de residencia en el país, oficio y nacionalidad. (…) Publicamos también una lista de los deportados a Ushuaia, con mención de nombre y oficio. (…) En cuanto a los demás presos que no han sido expulsados o deportados se les trata con todo rigor. En el depósito de la calle Saénz Peña se prohíbe a los presos hablar fuerte, cantar, silbar ni hacer manifestación de

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes ninguna clase, a las ocho de la noche se les impone silencio absoluto. Como un rasgo de la brutalidad carcelaria citaremos el siguiente caso: (…)

20/07/1910 Postura del sindicalismo ante las leyes reaccionarias de la burguesía (La Acción Socialista) La reacción burguesa y la lucha proletaria La burguesía argentina y la clase gobernante que la sirve ha dado ya el último paso hacia la conculcación de los restos de derechos que las leyes ordinarias dejaban al alcance del proletariado. La brutalidad con la que siempre se sujetó al proletariado al yugo capitalista, bajo una máscara de derechos y democracia, hoy reviste la forma clásica, inconfundible y cívica que los velos ideológicos burgueses y las charlas republicanas nos ocultaban. La ley, el derecho, la democracia; todos los sacrosantos principios burgueses, en nombre de los cuales se destruyeron los antiguos dominios del feudalismo y la monarquía, en nombre de los cuales se constituyeron las nacionalidades modernas en que se cimenta la sociedad capitalista; todo ha sido pisoteado por una burguesía desvergonzada y ladrona y una caterva de saqueadores del presupuesto nacional. Bajo la impresión tétrica de una clase obrera fuerte en su conciencia revolucionaria y dispuesta a valerse de sus fuerzas para la conquista del pan y la libertad, la burguesía y sus lacayos de la Casa Rosada y del Palacio del Congreso, se sintieron débiles y apuntalaron su construcción social con nuevas leyes, hijas genuinas del espanto y el desconcierto producido por una amenaza y conquista de lucha proletaria. Todos los códigos y las fuerzas armadas que han permitido a la burguesía desarrollarse y dominar durante un siglo; toda la influencia de la enseñanza patriótica y religiosa del estado y la iglesia, todas las ventajas morales y materiales de todo orden afirmado por cien años de existencia; todo, todo pareció poca garantía a la turba de lacayos de la burguesía trenada en los altos puestos del estado. Las leyes de excepción fueron aprobadas y puestas en ejecución casi simultáneamente. La cláusula constitucional que establece que las leyes no tendrán efecto retrospectivo fue olvidada por los legisladores, el ejecutivo, los jueces y los periodistas, cegados por el terror de un hecho que no deja de ser alejado y absolutamente individual, a pesar de cuantas circunstancias lo ligan a la lucha proletaria mostrándolo como uno de sus múltiples accidentes. Los antecedentes anteriores a las leyes, valieron para su aplicación. Los extranjeros naturalizados fueron expulsados de la Argentina con destino a sus países de origen. La ciudadanía argentina, otorgada por un juez federal, después de cumplidos todos los requisitos de las leyes nacionales, ha quedado como un papel sucio útil para cualquier cosa menos para garantía. Un fraude que el estado argentino hace a los extranjeros que llama a este país para enriquecerlos y a los cuales da el aguinaldo de la expulsión, con motivo del centenario de las libertades. La burguesía criolla no ha podido desprenderse de un hábito de raza: la trampa; y ha trampeado la ciudadanía argentina que había otorgado. Las emisiones de varios bancos argentinos han sido un robo para el público confiado que los admitió. Las emisiones de carta de ciudadanía acaban de defraudar a una parte de los que se habían acogido a una parte del estado argentino. Todos los oropeles liberales de nuestra burguesía acaban de esfumarse ante la acción obrera. Del choque y de la guerra de clase emergen valores reales que dan una noción [ilegible] de las cosas y ante ellas se desvanecen como nubarrones fantásticos las garantías vanas, no cimentadas en una fuerza material. Las libertades que enaltece y celebra la burguesía son las libertades cimentadas sobre las instituciones de fuerza y opresión del proletariado: el ejército, la policía, la magistratura. Estas instituciones no pueden cimentar libertades proletarias ni populares siquiera. Son instituciones de dominio de una clase rica, dueña de todo, encargada de impedir todo trastorno del orden establecido. En lógica consecuencia son instituciones que tienen a su cargo la sumisión proletaria, la persecución de sus mejores campeones y la represión de sus movimientos de reivindicación. Son las libertades del amo de los tiempos antiguos, del patricio de Roma y del señor feudal de la edad media. 102


La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes Las libertades de la clase proletaria nacerán del esfuerzo del proletariado mismo. Cada fuerte que logra cimentar en el campo de lucha, será un derecho, una garantía de libertad y bienestar. Cada batalla vencida en la vida azarosa del taller o de la mina, será una posesión más conquistada. Hágase fuerte la clase obrera y se agrandarán de sus fuerzas sus derechos y sus libertades: la fuerza es la que domina el mundo. La fuerza crea y destruye, y nuestra misión es la de destruir y crear. Destruir las actuales relaciones de producción y crear con la posesión de la fábrica y del campo de la producción por parte del proletariado, las nuevas relaciones, sociales, el nuevo derecho. Por ahora nuestra misión es la de crear esa fuerza que ha de realizar tal revolución económica y social; y la fuerza necesaria la crearemos en las organizaciones de los productores revolucionarios, en los sindicatos de oficio. Ya la organización central del proletariado argentino ha dado su voz de batalla a las draconianas medidas reaccionarias de la burguesía, declarando no cesar en la lucha hasta su derogación. Es una promesa reconfortante en medio del desconcierto general. Pero esa lucha contra la tiranía burguesa solo puede llegar a ser coronada por el éxito contando el proletariado con una fuerza que responda a un solo centro. El fraccionamiento es signo inequívoco de derrota; las libertades que la Confederación O. R. A. se propone reconquistar según la declaración aludida, son preciosas, requiriendo todos los entusiasmos y la fuerza del proletariado organizado. En consecuencia la unificación ya no es más un tema de discusión sino un hecho que, ya sancionado por los representantes obreros en un congreso, debe realizarse definitivamente. La concentración de las fuerzas obreras se impone para una lucha eficaz contra el capitalismo y la reacción. ¡A la unificación! ¡Al combate! ¡Cesen los enconos en las familias proletarias! ¡Renazcan los bríos libertadores! ¡Hechos, no palabras!

30/08/1910 El sindicalismo frente a la Ley de Defensa Social y la represión (La Acción Socialista) La ley de las represiones Los señores patriotas de la burguesía han creído asestar un golpe de muerte al movimiento obrero del país, decretando el estado de sitio por tiempo indeterminado, cometiendo á su amparo toda clase de fechorías y atropellos contra los obreros y contra la prensa subversiva, dicen ellos. Pero en vista de que tales remedios no curaban un pito, han recurrido una vez más al socorrido expediente de “dictar una ley” de represión social. La impotencia de la clase capitalista con todo en mecanismo estatal y represivo para aplastar el impulso rebelde de la masa proletaria, es bien manifiesta. Y es entonces que no pudiendo, como sería su mayor deseo, aniquilar la revuelta obrera con los medios acostumbrados, legales e ilegales, mande á su organismo legislativo, el parlamento, y dicta nuevas leyes. Es la función que realizan los señores disputados y los cretinos reblandecidos del estado: servir los intereses de la burguesía y promulgar leyes contra los obreros. (…) Son estos rufianees de las cámaras, crápulas gozadores metidos en todos los puercos y sucios negocios, estafadores de alto bordo, amigos de los caftens y pillos de toda catadura, los encargados de gritar moral y patria, los ejecutores de los negros designios que se anidan en el alma vil de la clase burguesa, de la clase de los viles mercaderes, que quieren tener bajo sus plantas, eternamente sumiso y esclavo incondicional, al proletariado. Con estos señores que hacen el gran negocio patriótico de los armamentos, el otro gran negocio del palacio donde rebuznan tres veces por semana durante algunos meses, vendidos á las empresas de 103


La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes ferrocarriles, alcahuetes de frailes y damas de beneficencia á quienes reparten á la marchanta con prodigalidad escandalosa: pensiones, subsidios, jubilaciones y otros “ones”; son los que han robado once millones con el pretexto de matar la langosta, los que ya han perdido todo pudor y no tienen ni cuidado de recubrir sus robos con un poco de arte; son todos estos pillos hartos de estafas, sueldos, subvenciones, coimas y demás porquerías, quienes quieren salvaguardar el “orden” matando al movimiento obrero. (…) Así son estos personajes. Al ruido de una bomba salen del prostíbulo, del garito o de las cuevas lujosas donde arrastran su inútil y despreciable existencia, acuden al gran establo de mármol y ladrillo, rebuznan temblorosos y cobardes, palabras incoherentes: patria, orden social amenazado, etc., y dictan una ley bestial contra el movimiento obrero. No aprenden nada de la historia, porque muchos no han abierto un libro de tal en su vida. Si conocieran algo, si fueran menos cobardes, serían algo más inteligentes defensores de su propia situación social. Vuelvan los ojos á España, á Francia, á Italia, á Alemania, y verán el resultado y la consecuencia de las leyes reaccionarias. Las tales leyes no han solucionado nada, no han hecho más que exacerbar el odio de la clase obrera hacia sus tiranos y explotadores. Nunca han podido detener y menos aniquilar el movimiento social de la clase obrera que, lo repetimos, es indestructible. Pero los burgueses no aprenden estas cosas. La burguesía argentina al crear la reciente ley de represión social, se ha mostrado, no inteligente sino estúpidamente conservadora, y su parlamento al sancionar la ley en veinticuatro horas, ha desvelado una vez más ante los ojos del pueblo obrero su naturaleza de organismo de clase. Los dominadores argentinos han querido hallar en dicha ley la gran arma que han de esgrimir para asestar el golpe de muerte á la rebeldía proletaria. ¡Pretensión ridícula y vana propia de los ignorantes! Antes de muchos años el esfuerzo proletario habrá quebrado el arma que la clase enemiga cree infalible. León Martín.

Contra la reacción La reacción ha agotado todos los recursos en su afán de aplastar al proletariado. No se ha detenido ante nada, llegando á expulsar á los ciudadanos argentinos, pues tales son los extranjeros con cara de ciudadanía. Metidos en ese tren de represiones, no sería de extrañar que mañana se expulsara á Europa á los mismos nativos. Por ahora le ha parecido al gobierno muy vergonzoso ese acto, limitándose á embarcarlos con destino á Ushuaia, aunque después los ha dejado en la nada. Todo está resuelto para mantener al proletariado maniatado, para que no pueda sacudir á los sanguijuelas que se prenden á su cuerpo. La nueva ley declara que las autoridades locales pueden resolver la disolución de una reunión ó una sociedad, sin más trámite que la orden de un comisario bruto ni más prueba que la voluntad de un policíaco bestial. En ningún país se faculta á las autoridades de los pueblos para disolver asociaciones. Sólo en Argentina ocurre eso, en el país de las libertades conmemoradas hace dos meses. Pero todo no ha de ir á pedir de boca para la burguesía. En contra de sus planes está trabajando la parte conciente del proletariado, el cuál no cejará en su lucha sino cuando se haya abolido la última tiranía y la última explotación.

21/09/1910 El atentado en el Teatro Colón (La Vanguardia) El proceso Romanoff y la justicia de clase El flamante fiscal doctor Carlos Octavio Bunge ha presentado su acusación en el proceso seguido á Juan ó Iván Romanoff, acusado de atentado á mano armada contra la autoridad.

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes Ese documento nos permite comprobar el poco éxito de la novela policial que presentaba á Romanoff como un terrible dinamitero, complicado en el atentado misterioso de nuestro principal teatro. Pero el ingenio del fiscal ha vengado á la policía, en situación desairada, inventando para perjudicar moralmente al acusado, y á los acusados futuros, un nuevo delito, asaz raro por la forma en que toma cuerpo. El doctor Bunge dice que se califica el delito de atentado á mano armada contra la autoridad, y que á su juicio, su verdadera calificación sería la del “atentado á mano armada contra el Estado”, ó contra la sociedad. Y para justificar su opinión se extiende en profundas consideraciones. “Hay - dice - una gran diferencia entre el uno y el otro. Aquél es un accidente sin mayores consecuencias sociales; éste, un sistema que propende á una gran trascendencia social. Aquél puede ser obra de sujetos que reconocen y aceptan genéricamente el orden político establecido; éste lo ataca en sus primeras bases y fundamentos. Aquél es casi siempre cometido entre nosotros por matones y “compadres” que, si bien malamente, siguen una antigua tradición nacional del gaucho rebelde; éste es el fruto de otras ideas. “El delito de “atentado contra la autoridad” puede bien ser levemente castigado, mientras no tenga consecuencias graves para las víctimas. El delito de “atentado contra la sociedad” debe ser siempre severamente reprimido, porque sus victimas no son únicamente los agredidos, sino el orden social, del cual todos participamos. “El agente de un “atentado contra la autoridad” obra aisladamente y por cuenta propia. El agente del “atentado contra la sociedad” obra por cuenta (!)4 de una larga y copiosa secta. Es el representante de una propaganda peligrosa. Es un enemigo de la patria. Es la carcoma interior que amenaza la integridad de la patria. “Para el agente y el delito de “atentado contra la autoridad”, la pena no necesita un mayor poder de intimidación y represión. Productos uno y otro de la incultura ambiente, han de desaparecer conforme progresa la Nación. Otro es el caso del “atentado contra la sociedad”. Aquí el delito es, como hemos visto, de tantas más considerables consecuencias. Por su parte, el agente, un fanático convencido, no es por cierto tan fácil de reprimir é intimidar (¿!). “Todavía podría distinguirse tres categorías de esa especie: 1o. “atentados contra la autoridad”, individuales y ocasionales, sin trascendencia política; 2o. “atentado contra el Estado”, aquellos en los cuales se ataca á funcionarios del Estado, sistemáticamente y con trascendencia política; 3o. “atentado contra la sociedad”, propiamente dicho, aquellos en que sistemática y trascendentalmente se dirigen á una clase ó grupo social, cuyos miembros no se hallan en ejercicio de autoridad alguna. “A la primera categoría corresponderían los atentados del “matonismo” ó “moreirismo” contra los funcionarios ó agentes policiales. A la segunda, el atentado típico del presente sumario. A la tercera, el que pública y notoriamente ocurrió á mediados de este año en el teatro Colón. La pena debería ser leve para la primera categoría; mediana ó grave para la segunda; gravísima para la tercera. “Pero esta doctrina jurídica original (¡oh modestia!) que expongo, no se encuentra, naturalmente, en nuestra legislación. La presento sólo desde un punto de vista científico y técnico, por cuanto la magistratura judicial puede y debe informar al público y á la legislación.” Los jueces que deben dictar su fallo contra los acusados, tendrán sin embargo en cuenta las insinuaciones del fiscal Bunge, aunque éste las declare obra de “dilettante”. “El Código Penal no distingue - dice el escrito de acusación para terminar - el “atentado contra la autoridad” del “atentado contra la sociedad” ó “contra el Estado”, y bien sabido es el antiguo aforismo: “donde la ley no distingue, el juez no puede distinguir”. Menos lo pudiera en este caso, para perjuicio de un encausado, por antipático que su crimen sea. En consecuencia, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 235 del Código Penal, y considerando las circunstancias agravantes del caso, pido para el reo la pena de dos años de prisión”. El fiscal Bunge ha enriquecido, como se ve, la teoría seudorrevolucionaria de muchos ilusos, descubriendo que atentar á mano armada contra un vigilante ó contra un pesquisa es atentar contra el Estado! Entusiasmados con las importantes consecuencias atribuidas á su acto, ¿no dará por resultado este descubrimiento fomentar los atentados de ese género? Véase á dónde puede llevarnos el excesivo celo de un agente de la justicia. No tiene precio, á nuestro juicio, el espejismo que hace encarnar al Estado en la persona de un modesto agente de policía ó de un pesquisa.

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Exclamación del texto original [Nota de los Comp.].

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes Desgraciadamente, los vigilantes ó los pesquisas-Estado después de nacidas las originales doctrinas jurídicas en cuestión, no van á estar mas defendidos que antes. El fiscal Bungue ha hecho también un flaco servicio á “la sociedad” proponiendo - un poco tarde, después de la ley “de defensa”- que la pena para los que cometan atentados contra ella sea gravísima. El mismo reconoce que un “fanático convencido no es tan fácil de reprimir é intimidar”. A qué, entonces, la agravación extraordinaria de la penalidad?

Circa junio 1910 Análisis y reflexión acerca de la Ley de Residencia, el estado de sitio y la Ley de Defensa Social (Hechos y Comentarios) El golpe final El anarquismo ha sido golpeado en la calle, sacudido rudamente por la policía y los elementos que ésta ha reclutado. Pero se tiene la convicción, se sabe, que una vez terminado el estado de sitio se ha de rehacer y volverá de nuevo á conquistar las vías públicas. Es necesario pues, soterrarlo para siempre; impedir que resurja; hacerle muy difícil, hasta ser imposible, que pueda volver á ser un factor de importancia, el más importante tal vez, en la vida argentina. En el Congreso se han formulado varios proyectos de ley tendientes á concluir con el anarquismo. Se ha buscado en la ley, lo mismo que se había practicado sin ella, convencidos los gobernantes de que no siempre era posible echar mano de los recursos violentos, de que no se podía erigir la violencia en procedimiento diario de gobierno; entiéndase bien: la violencia ilegislada. Y se proyecta legislarla, darle carácter legal, para que su aplicación no disuene de una manera extraña. Los proyectos de ley siguen sin embargo siendo proyectos. Las Cámaras no tienen prisa en estudiarlos ni, según parece, el gobierno tampoco. El estado de sitio declarado sin plazo es sobrada garantía de tranquilidad. Ninguna ley será más eficaz, sin duda. Diputados, senadores y ministros pasan agradablemente el tiempo en los banquetes del Centenario, las fiestas sociales del Centenario, la colocación de infinito número de primeras piedras de futuros monumentos de héroes y personajes de la Revolución de Mayo y guerra de la independencia y en otros innumerables actos semejantes. No hay prisa para legislar. Y además sobra tiempo. El estado de sitio nadie sabe cuando concluirá. Es probable que dure hasta la terminación de las fiestas. No sería imposible que siguiera rigiendo hasta que en octubre ocupe la presidencia el presidente electo, doctor Sáenz Peña Y hasta hay quien cree no se levantará mientras el almanaque conserve una hoja del año del Centenario. Una noche, á fines de junio, estalla en el teatro Colón un petardo. Quedan destrozados los forros de dos butacas y ligeramente lastimadas algunas personas, no se sabe bien si por efecto de la explosión ó por el atropellamiento con que el público de la platea se dirige á la puerta, presa del pánico consiguiente. Al otro día, el Congreso vota apuradamente la ley de defensa social, resumen de los diversos proyectos de ley que esperaban ser discutidos. Se aprueba todo con prisa, tomando un artículo de aquí, otro de allá y formando un conjunto incongruente y confuso. El estado de sitio no era suficiente… La libertad de imprenta ha muerto. Los derechos de reunión, manifestación y asociación quedan suprimidos, ó lo que es lo mismo, sometidos al criterio policial. 106


La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes Se ha conferido por los legisladores á la policía la suma del poder público sobre los ciudadanos. Por lo demás, poco importa que sea la policía ú otro organismo cualquiera el que disponga del súmmum de la autoridad. El hecho es que las libertades del país han desaparecido. Y esto es lo importante. Es asombrosa la facilidad con que el parlamento argentino aprueba leyes trascendentales. Del mismo modo que en un periquete hizo la ley de residencia, largó ese engendro llamado ley de defensa social. Y así resultan ellas. En las naciones europeas, esas leyes que alteran profundamente el modo de ser del país, que cambian la norma general de la legislación, se estudian minuciosamente, se discuten con prolijidad, se someten primero á la opinión pública, mediante informaciones parlamentarias en las que se toman parte cuantos centros, sociedades é individuos quieren hacerlo, y finalmente, en vez de darles carácter permanente, se les fija un plazo, durante el cual se ve si surten el efecto buscado, si en la practica dan ó no el resultado perseguido. Leyes de excepción, con las que se procura contrarrestar lo que se cree un mal, algo insólito, no es posible incorporarla de un modo definitivo á la legislación. O extirpan el supuesto mal, en cuyo caso su acción es innecesaria una vez extirpado, ó son inútiles al fin propuesto y por lo tanto están de más. Por eso á esas leyes excepcionales, se les suele señalar un período, tras del cual quedan sin valor a no ser que vuelvan á ser prorrogadas en idéntica forma ó modificadas de acuerdo con las enseñanzas que su aplicación ha dado. A esa madurez legislativa, no ha llegado aún el parlamento argentino, poco dado por otra parte á estudiar, á profundizar el derecho y á procurarse de sociología, rama de los conocimientos humanos hoy imprescindible, que es forzoso tener en cuenta para poder legislar. Esa imprevisión, esa impremeditación, ese modo tan especial de ser del parlamento argentino, da como resultado una ley cual la de residencia, desatinada é inconsulta y la que durante ocho años ha carecido de penalidad para los que la infringían lo que naturalmente la hacia inocua. ¡Extraño olvido en hombres de leyes como son en su mayoría los diputados y los senadores de la Nación! Y ahora, después de la ley de defensa social, se ha visto palpablemente su inservibilildad, por cuanto que á pesar de ella, la agitación ha alcanzado proporciones iguales sino superiores á las de los años de más actividad gremial, y la propaganda anarquista ha continuado, sino con la extensión de otros tiempos, con la suficiente intensidad para no dejar de ser un factor determinante en las luchas proletarias, pudiéndose afirmar que la diferencias entre el hoy y el ayer, más se debe á otras causas accidentales, independientes de la ley social, que á influencias de la ley misma. En vigencia la flamante ley, se procedió á expulsar á los extranjeros detenidos por la policía a raíz del estado de sitio, incluyendo en la expulsión a los que tenían carta de naturaleza y se trasladaron al presidio de Ushuaia en la Tierra del Fuego, helada región del país, á aquellos de los detenidos que habían nacido en la Argentina, permaneciendo en la prisión hasta los primeros días de octubre en que el estado de sitio fue levantado. La verdad es que para expulsar del país á unos y para trasladar de una prisión á otra á los demás, no era necesaria la ley de defensa social. Pocas veces tan sin culpa, tan sin motivo, ante la simple amenaza de una huelga general cuya iniciativa había partido del pueblo mismo, antes que de los propagandistas, se habrá extremado el rigor gubernativo tan cruelmente.

22/09/1910 Reflexiones contra el estado de sitio (La Vanguardia) El Estado de Sitio no es, como lo pretenden algunos puritanos de la prensa, una cosa tan rara y extraordinaria en nuestro país. Más bien parece ser una normalidad. En un país sin ciudadanos donde el voto es un mito, con ó sin estado de sitio las libertades públicas dependen, la mayoría de las veces, de la voluntad ó

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes el capricho del que manda, sea éste el presidente de la república ó el simple comisario de campaña. La libertad de reunión, de palabra y de imprenta son cosas muy deleznables en países donde el sufragio universal no existe, ó es simplemente una burda mentira y una vulgar mistificación. Quién se encargará de velar por las libertades públicas, cuando los que debieran ser representantes del pueblo, desde concejal, diputado provincial, diputado nacional y senador, son simples empleados nombrados por el gobernador ó el presidente? Harto acostumbrados estamos á que en pleno goce de las “libertades constitucionales” nos sean prohibidas nuestras reuniones, clausurados nuestros locales y presos nuestros oradores. No nos ilusiona, pues, la apariencia de la legalidad. La democracia moderna conquistó sus derechos y libertades fundamentales mediante el ejercicio consciente del sufragio universal. Y en nuestro país el estado de sitio legal ó real pasará á la historia de las costumbres bárbaras de la política criolla, el día en que el fraude y la venalidad sean barridos por el voto consciente del ciudadano libre, y en el lugar de los falsos representantes del pueblo vayan á velar por el cumplimiento de las leyes y las libertades del país sus auténticos y genuinos representantes. Mientras tanto, acostumbrémonos á los estados de sitios más ó menos frecuentes, más ó menos largos, y vayamos realizando nuestra obra constructiva de progreso democrático y social y preparando la conciencia histórica del pueblo para las futuras y duraderas conquistas. El estado de sitio legal es una agravación del estado político real del país. Protestemos contra el primero, pero trabajemos con ahínco y fe para modificar y mejorar el segundo. Tal es la verdadera obra!

24/09/1910 El sindicalismo frente a la Ley de Defensa Social y la represión (La Acción Socialista) Después de la represión Las cosas parecen estar volviendo á su estado normal después de la tormenta que se desencadenó el 13 de mayo y que duró hasta fines de junio, empezando con las prisiones de los organizadores de la huelga general y el asalto y destrucción de los locales obreros, terminando con la aprobación de la ley de defensa social, la expulsión de revolucionarios extranjeros y el destierro á Tierra del Fuego de los argentinos. Tres meses han pasado desde los últimos hechos, sin que la ley social, esa terrible carta blanca de clase, haya sido puesta en vigor de un modo inequívoco. Altos funcionarios provinciales, gobernadores y jueces federales, ignoran oficialmente, es decir, como funcionarios, la existencia de la nueva arma de defensa burguesa. Pero la ley fue puesta en vigencia desde que fueron expulsados los revolucionarios naturalizados. El desconcierto de la clase enemiga perdura ante el terrible espectro rojo del proletariado revolucionario, impidiéndole decidirse en un sentido ó en otro. Sólo en el momento terrible en que una huelga estaba por anular la consagración de los cien años de dominación burguesa y el episodio trágico en que una mano justiciera aguó una fiesta teatral, movidos por el pánico la prensa y los poderes constituidos se decidieron loca, desesperadamente por la represión. Después de tres meses la burguesía comprende que efectos ha producido su obra y como los europeos juzgaron torpe y estúpida la actitud de nuestra burguesía; como la protesta llegó vibrante á su oído y al de su futuro representante investido de la primera magistratura; como la corriente inmigratoria de ha interrumpido amenazando no recoger la próxima cosecha; como una nueva o interminable lucha se prepara contra la nueva ley hija del terror, manteniendo una perspectiva de intranquilidad permanente; eso y causas aun no claras o que no se manifiestan, han motivado la reflexión de la clase dominante argentina, quien durante la tormenta ebria de alcohol y de patriotismo, estaba imposibilitada de esa facultad que suele desaconsejar torpezas. La ley de represión volverá tal vez al seno de la madre que le dio forma en su eterna gestación de cadenas; la cámara. O como si se dijese vuelva al seno de la naturaleza: polvo eres y polvo serás. De este asombroso caos que ha imperado sobre la faz de la tierra argentina saldrá el proletariado revolucionario con sus bríos de siempre, aunque sea disminuido en número de sus soldados, lo cual difícilmente ocurrirá. Nuestros cuadros saldrán de la nueva prueba más aguerridos, lo que compensará las bajas, en el caso que los claros no se llenen inmediatamente. Nuestros cuadros están frecuentemente incompletos porque

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes frecuentemente están en combate. Las falanges para exponer en revistas populares como en escaparates de exposición las mercaderías, son las que se conservan sin alteraciones ni bajas. La consigna ha de ser la de hallarnos de pie cuando el nubarrón del estado de sitio no despeja, para dejar evidenciado que el baluarte sindical es un mundo vivo, animado, no un cementerio como lo supone el enemigo. Así se comprenderá quela dictadura más terrible no basta para la destrucción de nuestras escasas fuerzas, que demuestran con su supervivencia una robustez gallarda que presagia para un futuro no lejano la brillante majestad del triunfo. ¡Aunque no triunfantes de la lucha centenaria, henos salido con la bandera de batalla enarbolada! ¡Hemos querido destruir un mundo burgués y no lo hemos conseguido, pero el mundo burgués ha querido destruirnos sin conseguirlo; también nos hemos medido de igual á igual y nos hemos mantenido en actitud de guerra sin arriar la bandera de nuestra rebelión!

El estado de sitio y la prensa Un solo diario ha merecido los laureles de la clausura y no es ese diario el órgano del partido socialista. No, “La Vanguardia” sigue saliendo amordazada y mansa acatando el silencio que se le ha impuesto en materia de movimiento obrero, y de estado de sitio. Ni una palabra para los desterrados, ni una palabra de aliento (…), ni una palabra que pueda desagradar á la policía. En cambio, un diario conservador, “La República” fue clausurado por no acatar la censura policial, y como después de clausurado seguían clandestinamente sus redactores trabajando y publicando su diario el formato más pequeño, fueron presos y según parece algunos desterrados. Ya no podrá nuestro gobierno decir que no ha usado respecto á la prensa de las facultades del estado de sitio. ¡Los otros diarios siguen nomás su negocio, siguen vendiéndose!...

29/09/1910 El fin del estado de sitio y la continuidad de la Ley de Defensa Social (La Vanguardia) El estado de sitio Hoy el poder ejecutivo promulgará el decreto mandando levantar el estado de sitio, cumpliendo con la sanción unánime y sin discusión en ambas cámaras. Volveremos, pues, mañana á gozar, después de 139 días - el estado de sitio mas largo que hemos tenido de las cuasi libertades constitucionales. Y decimos de las “cuasi” porque queda la “ley de defensa social”, estado de sitio legal en permanencia, torniquete policial que anula en gran parte las fundamentales garantías ciudadanas. Pero, vueltos á la seminormalidad, podremos ocuparnos ampliamente y combatir con toda energía la monstruosa ley que nos expone en plena desnudez de barbarie, ante propios y extraños La clase obrera argentina puede estar satisfecha - excepto las molestias pasajeras - de lo sucedido. La saña y la barbarie gubernamental contra su organización é instituciones, es el mejor barómetro de sus fuerzas reales y del arraigo de sus grandes ideales en nuestra tierra. Tenemos plena fe y absoluta confianza en el renacimiento rápido y vigoroso de todas las energías obreras latentes, en el resurgir de su espíritu combativo en defensa y por la elevación de sus condiciones de vida y de salud. Nada ha podido el gobierno que fenece contra las “nuevas fuerzas históricas” que surgen en el escenario político del país. La destrucción é incendio de imprentas, el asalto á locales y bibliotecas obreras, la prisión, la deportación y la expulsión de centenares de obreros, el estado de sitio y la ley de defensa social no han servido sino para demostrar la impotencia del gobierno al intentar reprimir un movimiento que es incapaz de comprender y valorar.

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes El principal propósito de la clase dirigente en reducir al silencio al Partido Socialista y á la clase obrera organizada durante los festejos oficiales del centenario, ha quedado frustrado por completo; pues jamás se ha hablado tanto y con tanta pasión de las cuestiones socialistas y obreras, en todas las esferas sociales, como durante el actual estado de sitio. Pero, la misma innegable fuerza é importancia del movimiento obrero obliga á éste á ser mas reflexivo y mas consciente de las graves responsabilidades que sobre él pesan. Los viejos métodos de lucha deben ser revisados y corregidos. La nueva situación legal del país obliga á la clase obrera á orientar su actividad y consolidar su organización en un terreno más sólido, positivo é inteligente que hasta ahora. Toca á los socialistas servir de brújula á la nueva orientación. El momento es más propicio que nunca. Después de cinco meses de inactividad y reposo obligados, llamamos á todos los ciudadanos á la acción, á la inteligente y fecunda acción!

30/09/1910 Repercusiones sobre el estado de sitio en la prensa burguesa (La Vanguardia) El Estado de Sitio juzgado por algunos diarios “La Nación”, que atribuye un poder mágico á los “empresarios y propaladores de huelgas”, se permite ayer - más vale tarde que nunca - romper una lanza contra el estado de sitio. Dice que se ha convertido en corruptela el estado de sitio decretado por los más fútiles motivos, como recurso imponente contra los movimientos obreros, y agrega: “El estado de sitio se ha propinado como una panacea oficial, aplicada á las agitaciones que á diario suscita en todas partes la lucha de clases. “Se ha abusado de tal modo de ese formidable expediente, que ha habido para todos los gustos y circunstancias: para facilitar el tráfico á la cosecha, para desbaratar huelgas, para expulsar anarquistas; pero en todos los casos el designio fué subordinar la prensa, á la cual se le achaca de incitar con su comentario las agitaciones obreras. “La primera é inmediata disposición adoptada á raíz de esos decretos es un apercibimiento policial á los diarios sobre los tópicos de que les está severamente prohibido ocuparse. “La inutilidad de estas aparatosas medidas la demuestra la experiencia, pues á pesar de los estados de sitio los atentados se repiten, y las agitaciones obreras se intensifican al comprimirse, para estallar luego con más virulencia.” “La Argentina” recuerda que el primer caso de la aplicación del estado de sitio “como medida represiva de huelgas y disturbios provocados por la lucha del trabajo contra el capital, fué en la presidencia de Quintana, para combatir “la formidable (!) huelga de 1905”. “El actual estado de sitio - agrega - declarado en 15 de mayo pasado, fué dirigido contra los desbordes con que amenazaba el elemento obrero. Como se recuerda, en esos días se concitaba públicamente la acción de los gremios contra la celebración del Centenario, y esa prédica, aun cuando sólo encontraba eco en cabezas exaltadas, asimismo inducía un estado de nerviosidad pública que justificó el empleo del sedativo del estado de sitio. La opinión en general encontró la medida legítima, y siendo aplicada con prudencia, no levantó resistencias calificadas.” Para un diario moderno, imparcial, y aimgo del pueblo, no es poco decir. Ya sabemos que el estado de sitio - oh prudencia gubernativa! - facilitó la consumación de los atentados contra las instituciones obreras.

1/10/1910 Balance sobre la represión del Centenario y el proceso que llevó a ella (Ideas y Figuras, N° 34)

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1810-1910 La Independencia Argentina Los héroes del Centenario Nuestra Crónica La lucha social

(…) NUESTRA CRONICA El primer centenario de la Independencia Argentina que acaba de transcurrir será recordado en los tiempos venideros con el mismo entusiasmo que se recuerda hoy la revolución libertadora de 1810. Así hablan á pleno pulmón los venales pregoneros del patriotismo de este país tan grande y tan desgraciado al propio tiempo. Nosotros también afirmamos que la semana de Mayo que ha fenecido perdurará largamente en la memoria de las generaciones venideras, pero no porque sus días hayan sido de grande, hondo regocijo patriótico, sino por la magnitud de las ignominias cometidas en nombre del orden y la autoridad por los tiranos del oro y el poder, que han convertido al país en una factoría. Y para probar esta premisa es que lanzamos este número, aunque seamos los únicos en desentonar en medio del concierto aplastante de todas las voluntades acobardadas y de todos los espíritus en sumisión. Mientras la turba cosmopolita de las ciudades se ponía afónica y se destrozaba las palmas en un entusiasmo que más bien era ebriedad de primates en involución; mientras los gobernantes inseguros de sí mismos y de los resortes que manejan, hacían esfuerzos por convencer al mundo del patriotismo y de la riqueza de los argentinos arrojando sobre los manteles de los banquetes ó sobre los tapices de los saraos los arcones de oro amasados con el sudor de los pueblos; mientras los grandes rotativos con gerencia en París algunos, aprovechaban la falta de fiscalización para mentir hechos y entregar á la picota á todos los amigos de la libertad; mientras todo esto sucedía á la vista poco penetrante de las mayorías, aquí en el fondo, en el mismo corazón del pueblo, otros acontecimientos se han desarrollado y que á pesar de haber hecho retroceder en miles de años el espíritu de la civilización, nadie se ha atrevido á develar… Prolegómenos Todos los hombres de esta tierra saben y los extraños también, que en la República Argentina existe una ley especial llamada de «Residencia» destinada á neutralizar dentro del Estado la influencia de todos los extrangeros que profesen ideas distintas á la de los gobernantes. La ley de residencia fué instituída arbitrariamente en momentos de espanto, en que un formidable levantamiento del proletariado, incapaz de toda queja hasta entonces, hacía peligrar el «orden» dentro de las grandes ciudades de la república. Demostrada fué más de cien veces su inconstitucionalidad, de la misma manera que se develaron los antagonismos entre ella y la Democracia en que vivimos. Pero los representantes de las clases poderosas despreciaron toda opinión de gabinete ó de biblioteca, pues la nueva ley se les brindaba como el más eficaz de los procedimientos para desarraigar las «plantas parásitas» -que dicen ellos- del socialismo y la Anarquía que tanto terreno habían ganado en Europa por tolerancias de los gobernantes... El proletariado, que desde hace varias décadas ha intuído la esencia del derecho, por más que viva alejado de códigos y parlamentos, ha emprendido hasta el presente numerosas cruzadas tratando de conseguir por diversos modos la abolición de la bochornosa ley; pero todos los esfuerzos realizados en ese sentido fracasaron siempre, malográndose en ello muchas vidas y muchas voluntades. Llegados á las proximidades del centenario de la Independencia Argentina con el recuerdo amargo de la tremenda «razzia» que la policía llevara meses antes, á raíz del «atentado Radowiski», desolando y ultrajando á la familia proletaria, una nueva luz se hizo en el espíritu inquebrantable de los amigos de la libertad. La simiente de dolor desparramada entre el pueblo, á poco de sentir la caricia del nuevo riego, comenzó á cuajar en flores de rebelión sobre los pechos de nuestros trabajadores, siempre dispuestos al empuje de las románticas jornadas. Se iba á celebrar con toda grandeza el recuerdo glorioso de la revolución libertadora y á rendir homenaje magno á los hombres que la realizaron; lógico era, pues, que los creadores de toda la riqueza del país, los productores, tuvieran su hora de regocijo y de felicidad... 111


La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes

Contra la ley de residencia A mediados del mes de Marzo inicióse en Buenos Aires y en casi todos los centros del país una campaña de propaganda, vigorosamente auspiciada primeramente por «Ideas y Figuras» y apoyada después con todo entusiasmo por los cuotidianos anarquistas «La Batalla» y «La Protesta». La voluntad del proletariado estaba ganada desde el primer momento y los núcleos potentes de organización agrupados en la Federación Obrera Regional Argentina, empezaron á alistarse para la nueva jornada de Libertad. Los gobernantes, en los primeros días, no salieron de su actitud normal, permitiendo los numerosos actos de propaganda que fueron celebrándose sucesivamente, á pesar de que ya empezaban á circular por los ambientes capitalistas estupendos rumores sobre la posibilidad de una huelga general para el centenario, y de que diarios «influyentes» pretendían predisponer á las mayorías en contra de la clase obrera y de los Anarquistas. Y la marea de entusiasmo subía, subía desde el corazón del pueblo y lo que en la hora primera fuera vaga aspiración de románticos amadores de la libertad habíase convertido en necesidad apremiosa, sin la cual no volvería la tranquilidad de los espíritus, ni el descanso de las voluntades. De tal manera se presentaba los acontecimientos que en todos estaba firme la convicción de que la ley de Residencia sería derogada adelantándose á la exigencia el mismo P. E. de la Nación, creencia que fue reforzada cuando el diputado Guasch Leguizamón anunció la presentación de un proyecto de modificaciones á la supradicha ley. Creyóse entonces que este legislador no era sino una avanzada de la voluntad gubernamental. Como una culminación de afanes, como una muestra de voluntad libertaria se produjo la manifestación obrera del 8 de Mayo, organizada por el comité de Agitación contra la ley de Residencia y la Federación Obrera Regional Argentina. Un centenar de miles de hombres, de valientes, desfiló por las calles silenciosas, á la vera de las portadas lujosas de los ricos, frente á las fábricas paralizadas y á las oficinas de los mandatarios ciegos siempre cuando del pueblo se trata. La bandera roja de la libertad no cobijó nuca tanta grandeza y tanta voluntad. Ni el más leve desorden se promovió entre la enorme masa de obreros. Así consta en las crónicas del magnífico desfile. Pero desde ese día perdieron la calma los gobernantes. Se agitaron confundidos y como niños ú hombres primitivos reaccionaron hasta el punto de convertir la ciudad en una fortaleza y los barrios obreros en cuarteles. Con las medidas adoptadas tenían bastante para conservar el orden dentro de la república que todavía no había sido alterado en lo más mínimo, pero no se detuvieron. Empezaron las reuniones secretas de Gabinete, presionaron á los diarios adictos para que prepararan la opinión pública, y por fin lanzaron plenamente la idea de declarar el estado de sitio. Así fue que en los días que siguieron hasta el 13 de Mayo las preocupaciones y las alarmas crecían entre las clases ricas y entre la parte de pueblo ajena á los acontecimientos. Había diarios, que en todas sus ediciones inventaban un complot anarquista ó algún horripilante hecho alusivo al momento. El mismo día 13 apareció en los periódicos de la tarde una comunicación del jefe de policía al P. E. relativa al mitin del 8 de Mayo. La comunicación terminaba, después de enunciar las entidades adherentes al mitin con el siguiente párrafo: «Es así que el señor ministro podrá notar que figurando tantos gremios como adherentes al acto, lo que de ser verdad, llevaría más de cien mil hombres á la manifestación, no ha habido en cambio y contando con un sesenta por ciento entre menores é indiferentes, arriba de diez mil, ó se un porcentaje bien insignificante de un cinco por ciento á lo sumo del elemento obrero de la capital». Como se ve el pensamiento del jefe de policía respecto de la situación del país era muy diferente –y hasta totalmente contradictorio- del de aquel de los gobernantes y del de una parte de la opinión. Pero, de la misma manera que otras veces, la opinión del jefe político no fue tenida en cuenta esta vez para nada por nadie, y hasta logró exasperar un poco más los ánimos de los señores de la alta banca y de las cámaras. Y aconteció el extraño hecho de que la misma repartición policial que negaba toda importancia á la campaña emprendida contra la ley de residencia y al mitin del domingo anterior, iniciara la caza de los anarquistas. En la tarde del 13 de Mayo, cuando nada nos inducía á creerlo, después de un acuerdo de ministros en que estuvo presente el jefe de policía, fueron asaltadas las redacciones de «La Protesta» y «La Batalla» -este último comenzaba su expedición cuando fué secuestrado- y numerosos hogares de anarquistas. Se hicieron alrededor de 200 presos según «La Razón» de ese día, entre los cuales se contaban los redactores de aquellos dos diarios y varios componentes del Consejo Federal de la F. O. R. A. Aún no estaba aprobado el proyecto de estado de sitio y ya comenzaba con toda furia y violencia la 112


La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes acción de la policía. El estado de sitio Moralmente apoyada por el P. E. de la Nación la idea del estado de sitio, anunciaron los periódicos del mismo día 13 que en esa noche, en sesión extraordinaria de la Cámara el diputado Carlés interpelaría al gobierno sobre su actitud ante la cuestión obrera. En conocimiento de los sucesos ocurridos horas antes, al conocer esta otra nueva adquirimos convicción plena de que se nos venía encima el estado de sitio. Repetir lo que se dijo y se propuso en la memorable reunión, á 12 días del centenario de la libertad, sería obra inútil y larga. Baste recordar –y el recuerdo llena el corazón de amargura- que en el recinto del congreso se llegó á hablar de una guerra de razas, que allí se llegó á insultar de manera canallesca y soez á todos los extranjeros que habitan el país y que por fin en medio del más grande desconcierto se sancionó la ley ingnominiosa por tiempo indeterminado para todo el territorio de la República. Las garantías individuales estaban de hecho suprimidas desde aquel momento. Sin embargo, el aspecto normal de la población permaneció invariable durante el día 13 y los subsiguientes. Las pequeñas reuniones de patriotas en las plazas y en las calles daban á las veces su nota de anormalidad. Pero la hoguera estaba encendida y nadie podía apagarla. Era muy grande el odio que se había posesionado de las turbas patrioteras en contra de los anarquistas imaginarios de que hablaban los diarios. Elementos oficiosos venían, desde varios días reuniéndose en distintos locales con el fin de organizar una policía auxiliar de ciudadanos. No estaban, pues, solos los policiales en su obra. En diversos locales como ser el Club de Gimnasia y Esgrima y la Sociedad Hípica se hacía una ardiente propaganda a favor de una campaña efectiva en contra de los «enemigos de la patria». Algunos estudiantes retardados de nuestras facultades, algunos afortunados aventureros, acompañados por conocidos «esgrimistas, boxeadores y sportmen» fueron los que más se distinguieron en dicha propaganda. Se puede agregar que de aquellas instituciones supraindicadas, sobre todo de la segunda, salieron las armas y los recursos necesarios para armar á las numerosas pandillas de salteadores patrióticos que al amparo de la policía han afrentado á Buenos Aires. Así empezó en Buenos Aires un extraño movimiento que ha tenido muchas analogías con el levantamiento de los «Boxers» en China hace varios años. Día 14. – Asaltos en las calles Las turbas de «estudiantes» y patoteros de café, que durante todo el día habían paseado por las calles cantando como energúmenos las estrofas del Himno Nacional y apaleando á los transeuntes ignorantes de lo que pasaba, se habían reconcentrado en los alrededores del edificio «La Protesta» -diario anarquista de la mañana- y á las 8 de la noche se encontraban reunidas unas mil personas, que aumentaban de vez en vez con grupitos procedentes de los principales clubs sociales. La turba se agitaba cada vez más violenta. Los gritos de «abajo la anarquía», «mueran los gringos» se hacían cada vez más nutridos. De pronto llegan varios automóviles cargados de jovenzuelos conduciendo teas incendiarias y numerosas latas de nafta. Los manifestantes se arremolinaron alrededor del edificio abandonado –horas antes había sido clausurado y sellado por la justicia- y después, en un segundo, vertiginosamente se lanzaron contra las puertas, armados muchos de ellos con las mismas hachas de los bomberos que habían acudido de antemano al mando del Comandante Armesto, -¿á qué habrían acudido los tales bomberos?- mientras la policía permanecía impasible y sonriente… Incendio de “La Protesta” Fué cosa de segundos. Una columna de humo blanco ascendió en la atmósfera calma hacia los cielos azules... y tras de ella las rojas llamaradas que cruzaron en breve todo el espacio. Era como si se hubiese conseguido una formidable victoria, como si se hubiese dada muerte á algún monstruo fabuloso desolador de pueblos. «La chusma paqueta» bailaba y cantaba alrededor de la inmensa hoguera que iba reduciendo á cenizas la imprenta de aquel diario, instalada á costa de miles de esfuerzos y de lágrimas obreras. -«¡Se quemó!» ¡Hemos vengado á Falcón! » -«¡Se quemó!» ¡«La Protesta» se quemó! 113


La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes Y era como si se hubiera muerto una bestia fabulosa. Asalto á «La Vanguardia» -«¡A «La Vanguardia!» Cuando ya no quedaba sino el rescoldo de la hoguera, la muchedumbre sintió que sus deseos de exterminio y de destrucción no estaban saciados aún. -¡A «La Vanguardia»!!!, fué el grito de orden. Los más «razonables» quisieron contenerla. -«La Vanguardia» no era anarquista y además habíase declarado abiertamente en contra de la Huelga General del Centenario... Pero no hubo forma de detener aquella masa inconsciente y corajuda de impugnidad. Cincuenta soldados del Escuadrón de Seguridad y otros tantos bomberos estaban apostados frente al edificio de este diario y bajo su custodia fueron totalmente destruídas las maquinarias, las bibliotecas, los archivos. Allí se le oyó al Comandante Armesto incitar á los incendiarios, diciendo «adelantes muchachos que yo también soy argentino»; pero allí también fué dado presenciar la primer reacción pública contra el vandalismo patriótico. Numerosas señoras y niñas asomadas á los balcones increparon duramente á los asaltantes, que faltos de todo respeto á la vida y á la dignidad agenas pretendían completar con un incendio su labor destructora... -A «La Batalla»! A Méjico!; A Barracas!!! gritaban ahora los energúmenos, agitando triunfalmente banderas, libros, documentos, retratos, todo lo que habían podido robar de los locales asaltados. En los locales obreros En el local obrero, sito en Méjico 2070, se renovaron las proezas narradas anteriormente. Empezaba la obra de destrucción, cuando un vigilante ageno á los sucesos que se desarrollaban hizo dos disparos al aire con intención de intimidar al grupo de manifestantes, cuya procedencia era desconocida para él. Se produjo una confusión espantosa; en la fuga los revolvers donados por la Hípica se descargaban en todas direcciones. ¡Sálvese quien pueda! era el grito de orden... Inmediatamente acudió la policía en busca de los «anarquistas» que debían haber causado aquel desorden; pero como no se encontró ningún herido, se pensó que aquello había sido una muchachada... Después de dos horas de deliberación inicióse nuevamente el asalto, hasta que las puertas del local abandonado cedieron, permitiendo la irrupción de los bárbaros. Bibliotecas, archivos, periódicos, todo fué quemado en plena calle. En la redacción de “La Batalla” Simultáneamente otros grupos asaltaban el local de la redacción de «La Batalla», de donde salieron con un colosal «botín» de libros, banderas, retratos, etc., que fueron á quemar á la plaza de Mayo, frente mismo á la estatua de la libertad.... (...) Los asaltos del 15 Fué primero asaltada la Sociedad de Obreros Panaderos, sito en Méjico 2000. No pudo ser incendiado el edificio por intervención de la política, -¡primera intervención policial!- Los manifestantes se contentaron con robar los libros, los documentos, y una bandera de seda avaluada en 200 pesos. Con minutos de diferencia se repitieron los mismos hechos en el local de la Federación O. R. A. y en el local de los constructores de carros. De este último, sito en el Paseo Colón, salieron los grupos conduciendo triunfalmente por las calles centrales los bancos, las sillas, los retratos, las banderas... etc.; tres «elegantes» paseaban por la Avenida con el escudo que decía: «Sociedad de Resistencia de Constructores de Carros», y en el centro ostentaba dos manos obreras ceñidas en fraternal apretón. Las gentes les miraban pasar desde las ventanas entreabiertas ó por entre las ventanillas de las puertas de hierro caídas estruendosamente al menor asomo de los bárbaros. Los extranjeros estaban consternados. ¡Mueran los rusos!

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes Ya el espíritu antiextranjero comenzaba á disminuir. Las voluntades conservadoras tendían á imponerse. Fué entonces que toda la pasión se derivó para los rusos. Está demostrado, decía un sabelotodo en un tranvía; el 99 por ciento de los anarquistas son rusos, sí, señor, rusos... ¡Pobres rusos! En los días que transcurrieron hasta el 20 de Mayo, fueron apaleado, vejados, -hubo valientes que troncharon barbas de lamentables ancianos.- El café situado en la calle Andes, esquina Viamonte, de rusos, fué destruído por una patota y la misma suerte corrió el situado en Lavalle y Talcahuano. Incontables son los hogares de familias desheredadas que fueron asaltados, saqueados por la chusma ensoberbecida. (...) Otro y van... El director de «La Vanguardia», se dirigió al jefe de Policía solicitando fuerzas para impedir el asalto que se efectuó al local de dicho diario la misma noche del 14. El jefe Dellepiane, después de asegurar por repetidas veces que ese asalto no se llevaría á cabo, accedió á la «exigencia», como él llamaba al pedido en cuestión, enviando á las puertas de «La Vanguardia» un piquete de vigilantes armados á mauser. Ahora bien: ¿sabe el público la consigna que tenía el piquete? Retirarse á prudenten distancia en cuanto vieran aproximarse á la columna asaltante. Efectivamente, en cuanto ésta llegó á la esquina de Independencia y Defensa, el piquete se retiró a Estados Unidos, desde donde contempló impasible el acto vandálico realizado por los grupos entre los cuales estaban sus superiores. (...) Prisión de Alberto Ghiraldo El día 14 de Julio el presidente de la república dió orden de prisión contra el director de Ideas y Figuras. Según declaraciones del mismo presidente esta orden debía complementarse con el embarque del ciudadano mencionado para la cárcel de Ushuaia. Con la energía que el caso reclamaba un grupo de amigos de Ghiraldo detuvo á tiempo el golpe exigiendo del P. E. el cumplimiento de la Constitución Nacional. Entre la prisión y el destierro que está indica en su artículo respectivo, -en estos casos la Constitución da al ciudadano la gracia de elegir el arma con que ha de ser sacrificado,- el preso exigía el destierro. El mal presidente titubeó aún pero ante la serenidad de quienes se sentían fuertes en su derecho hizo retirar la orden al cabo de varios días que fueron de molestias y de prueba. En las provincias. – De La Plata En La Plata fué asaltado el local de la Federación Obrera Local por un grupo de estudiantes, -poco numeroso felizmente,- quienes no pudiendo incendiarlo tal como era el primer deseo, se concretaron á destruir los muebles, los cuadros y, sobre todo los libros... Con el escudo de la mencionada institución llevado á guisa de trofeo, cruzaron las calles dando atronadoras mueras á la Anarquía y sus propagadores. Terminaron en la plaza principal, frente mismo á la estatua de la libertad, á cuyo pie colocaron el escudo obrero, después de algunas palabras alusivas al momento. Lomas de Zamora En este pueblo existía el centro libertario «Francisco Ferrer. Sus componentes al saber que se estaba tramando un asalto, entre un grupo de jóvenes de dicha localidad, decidieron invitarlos para que apresuraran la realización de la hazaña, con el objeto tal vez de darles una lección de valor y de dignidad. Lo hicieron por medio de cartas particulares es decir en secreto, creyendo que tendrían que habérselas con individuos dotados de alguna hombría... ¡Cual no sería el asombro de estos ciudadanos, cuando en lugar de la muchedumbre patriotera, vieron llegar cincuenta policianos, armados hasta los dientes! Allí se libró un pequeño tiroteo del cual resultaron heridos dos agentes: uno de gravedad. 115


La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes Los detenidos, -á quienes se juzga en estos momentos por «atentado á la autoridad»,- son en número de doce. Lanús De esta población genuinamente obrera han sido traídos á las cárceles de la capital 30 presos. Están acusados casi todo de actos de «sabotage» contra las líneas telegráficas y el F. C. del Sud. Efectivamente, las líneas telegráficas fueron cortadas en varios puntos, permaneciendo interrumpidas durante el tiempo en que se desarrolló la huelga general. Sabemos, así mismo, que fueron atacados varios convoyes, y que uno de ellos descarriló entre Talleres y Lanús. La policía cargará estos delitos sobre la libertad de los propagandistas detenidos. Tandil Los obreros de las canteras se mantuvieron en huelga durante los días transcurridos entre el 18 y el 25, dando un alto ejemplo de solidaridad con los obreros de la capital. Los presos en Ushuaia Terminamos esta crónica recordando al pueblo obrero de la Argentina el deber en que se encnentra de pensar en la suerte de la treintena de compañeros confinados en la cárcel de Ushuaia desde fines de Julio. Abandonarlos en estos momentos implicaría la más ingrata de las cobardías. Alberto Ghiraldo

Circa julio 1910­enero 1911 Relato de Gilimón acerca de su propia deportación y su regreso a América (Hechos y comentarios) Páginas Íntimas He salido de la prisión. Estoy á bordo del trasatlántico que me conducirá á Europa. Atrás, á popa, queda la gran ciudad. En la dársena un gentío inmenso despide á los viajeros: Muchos pañuelos rojos son agitados por manos que reputo conocidas, amigas. El alcanzar la libertad, el encontrarme libre, no me causa placer alguno. Por el contrario, siento una pena que se apodera de todo mi ser. Siento alejarme, quiero saber si para siempre, de la Argentina, en la que he pasado gran parte de mi juventud, he empezado á encanecer, he amado y he sufrido. He vivido amplia, intensamente. Que eso es la vida: gozar, padecer; sentir y pensar. Allí queda mi familia. Mis amigos. Mis conocidos. Es todo, el ambiente de muchos años el que desaparece en aquella bruma que poco á poco se va esfumando, ocultando la inmensa urbe. El vapor marcha, prosigue su ruta con el ruido isócrono de las máquinas. Vamos dejando cada vez más lejos la tierra, insumiéndonos en pleno océano. Y el viaje sigue monótono, aburrido, entre la charla insustancial de los pasajeros de tercera que hablan mal del país que han dejado y del que llevan el amargor del calificativo criollo despectivamente pronunciado, con el orgullo vano de quienes creen haber nacido en aquella tierra en la que a lo mejor carecen de todo. (…) 116


La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes Llegamos á Cabo Verde El islote poblado de negros míseros me tienta y bajo á tierra.(…) Veo mujeres que empujan pesadas carretillas llenas de carbón, en tanto que otras más jóvenes ofrecen sus cuerpos (…) ¡Esta es una colonia europea!¡Para esto conquistan el África los hombres del viejo mundo! No se ve más que miseria. Miseria en los cuerpos y en las almas. Vuelvo al trasatlántico. Sí, es una cárcel también el buque (…) Llegamos al estrecho de Gibraltar. He ahí España. ¿Qué siento? Nada. (…) En la mente tengo una idea de España que se ha superpuesto sobre la que en la niñez debí tener. Es la de una España sombría, tétrica, torturada, atenaceada por el hambre y la tiranía. Una España cruel y pobre, atrasada, moribunda, triste como un agónico que siente la muerte, que la ve venir inevitablemente y que quisiera vivir Veo la España que se ve en todo el mundo (…) (…) Sigue el trasatlántico bordeando la península. No se ve más que rocas y rocas. Unas rocas altísimas y escarpadas, formidable muralla ciclópea opuesta a los avances del mar. (…) —¡Que país! —exclama uno. —Parece una tierra de cabras—musita otro. Contrasta poderosamente la belleza alegre de las aguas con el sombrío aspecto de la montaña; cementerio y lugar de torturas y de extinción de vidas. (…) Desembarco sin tropiezos ni obstáculos, á pesar de que no hace más que tres días que Maura ha sido herido de dos balazos, y suponía que la policía barcelonesa tomase algunas precauciones al desembarcar a los anarquistas expulsados de la Argentina.(…) Barcelona es una ciudad hermosa y alegre. (…) (…) En un mitin, un orador republicano aboga por las excelencias de la república. Y advierte:—«Nuestra república, la república que queremos para España, no es una república como la que hay en la Argentina, verdadera oligarquía sin sufragio, sin leyes, sin respeto á las ideas y á los hombres y en la que el sable del polizonte es la suprema ratio como si en vez de un presidente republicano, mandase en aquel país el execrable Maura» (…) Porque no es á raíz de los sucesos inicuos é injustificables del Centenario, que la Argentina ha empezado á ser tenida en un mal concepto en Europa, sino desde mucho antes, desde que la primera aplicación de la ley de residencia envió á Europa un centenar de jóvenes criados en la Argentina y reducidos á la cualidad de extranjeros en sus países natales; de los que habían perdido usos y carácter. Vuelvo á América. Sé que los tribunales no han anulado mi derecho á residir en Buenos Aires y regreso con ansias de abrazar á los míos y de estrechar las manos de mis amigos. (…) Charlo curiosamente con los españoles que emigran. Son campesinos en casi su totalidad, y muchos vienen con sus mujeres é hijos. No es gente mísera. Todos traen dinero en abundancia. Han vendido los unos sus tierras, las han hipotecado otros, por varios miles de pesetas que se prometen reintegrar en plazo breve. Son los alucinados por la propaganda emigratoria de los agentes de la Argentina(…) Viajan llenos de ilusiones. Pequeños propietarios de la tierra, se sienten agobiados por los impuestos y huyen á la América feliz, de la que tienen un concepto extraño. No me entienden. 117


La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes No sueñan más que con riquezas. Y van picaneadas por el odio al gobierno de España, un gobierno de ladrones—dicen—y atraídos por el señuelo del oro de América. A bordo he encontrado un anarquista de Buenos Aires, él había hecho un viaje a España por asuntos de familia y retornaba á la Argentina. ¿Ves estos? —me dice— Son futuros anarquistas. Cuando la decepción llegue, cuando sus ilusiones de hoy se desvanezcan, cuando la realidad brutal les hiera, se irán su republicanismo y su americanismo al diablo. Van engañados y el desencanto los enfurecerá. Sí —le contesto.— Si en vez de ilusionarlos, les expusieren un cuadro real y verdadero de lo que es la Argentina, vendrían igualmente, porque aunque la vida en América es más ingrata que en España, siempre hay alguna mayor ventaja económica, y no tendrían luego que desesperarse y volver, contra el país, siendo elementos de desorden, dicho sea usando el vocabulario y modo de ver de los gobiernos. Y aunque sea doloroso para estas pobres gentes, tal vez sea mejor así. El progreso requiere, como los dioses antiguos, sus víctimas. ¡Montevideo! Ya estoy en tierra americana. (…) En la oficina de la policía de investigaciones se me comunica que aquella misma tarde seré embarcado para Buenos Aires. (…) (…) Los tribunales han resuelto una cosa, y el jefe de policía otra. Sin decírseme palabra, sin dejárseme ni recoger la ropa u la pequeña cantidad de dinero que tenía en las oficinas policiales, soy sacado de la prisión y embarcado de nuevo a España (…) (…) Pesa sobre mí el enorme crimen de haber sido redactor de La Protesta durante los últimos cuatro años de su existencia. (…) Había retornado al país en un mal momento. Salvador Planos y Francisco Solano Regia, autores respectivamente de los atentados frustrados contra los presidentes Quintana y Figueroa Alcorta, acababan de fugarse de la penitenciaria. Y esto había puesto de malhumor á policías y gobernantes. Héteme otra vez en Barcelona. (…) La policía barcelonesa tenía ya antecedentes relativos á mi actuación en la Argentina y á mi expulsión, y después de un breve interrogatorio de afirmarme que ni estoy ni he estado detenido y decirme que la policía española y el gobierno nacional no usaban procedimientos tan brutales como el gobierno y la policía argentina, me dejan marchar á donde quisiera. Solamente que desde entonces voy seguido á todas horas de día y de noche por un empleado de policía. (…) He recibido carta de América. Puedo con toda seguridad residir en Montevideo. El nuevo presidente de la república Oriental del Uruguay, procede de distinta manera que su antecesor en lo relacionado con los expulsados de la Argentina. Y resuelvo cruzar de nuevo el Atlántico, único medio de reunirme con los míos. Además mi situación en España es original.(…) (…) Corro el riesgo de ser tratado como extranjero á nada que se le ocurra á la policía. (…) (…) La policía española vuelve al punto de partida, alegando que bastante tiene que hacer con los anarquistas barceloneses para que se aumente el trabajo con los que América le envía.(…) Así me he ido despidiendo de España, con el corazón oprimido, pensando qué de malo habré hecho en este mundo para ir de un lado á otro siempre con la visión policial detrás (…) He llegado á Montevideo. Soy libre. Nadie me sigue. Nadie me interroga ni detiene, Puedo ir donde quiera, sin obstáculos. Parece mentira, que esto que es lo corriente para la generalidad de las personas, tan corriente que en ello 118


La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes casi ni reparan, me produzca tanta alegría; tanto bienestar; LA FELICIDAD.

03­04/10/1910 El socialismo, única alternativa racional frente a los excesos anarquistas y la brutalidad del gobierno (La Vanguardia) Los anarquistas de arriba y los de abajo5 Los “anarquistas de arriba” tienen su digno “pendant” y el merecido castigo en los “anarquistas de abajo”. Los oligarcas criollos que redactan la ley, pero que se mofan de ella y la violan cómo y cuando conviene a sus mezquinos e inconfesables intereses de politicastros de baja estofa, hallan su contrapeso en los devotos de la acracia criolla, enemigos de toda ley, pero, que para combatir una ley escrita, la convierten en altar de sus devociones. Los patriotas del gobierno, cuyo patrioterismo, con ocasión del centenario, llegó a alta presión, y que para festejar dicha fecha no supieron organizar cosa mejor que las peregrinaciones a la virgen de Luján, procesiones de Corpus Christi, paradas militares y banquetes y bailes a granel: estos patriotas no son mejores ni peores que los antipatriotas ácratas, que en su furor internacionalista para empañar la solemnidad y el brillo de la fecha del centenario, decretan la “huelga general revolucionara”. ¿Qué diferencia hay entre el “anarquista de arriba”, Balestra, que públicamente abraza a un “anarquista de abajo”, protestando contra la “brutalidad de los cosacos”, y luego, el mismo Balestra, felicitando a los mismos “cosacos” por su “valiente actitud” en la “semana de Mayo”, y capitaneando él mismo la patota que anárquicamente ha asaltado los locales obreros quemando sus bibliotecas en plena vía pública? ¿Quién podría distinguir los sutiles matices anárquicos que pudieran diferenciar a los patriotas que, en pleno centenario, sienten ansias de despanchurrar a los “anarquistas de abajo”, y los ácratas, que para festejar la misma fecha preparan un antropofágico festín, cuya parte sólida ha de consistir en carne de burgueses, y la parte líquida en sangre de burgueses? Por más buena voluntad que tengamos no podemos establecer distingos entre la “acción directa” de los incendiarios del circo de la calle Florida6, “anarquistas de arriba” estimulados y aplaudidos por la prensa rica, y la “acción directa” de los que amenazan entregar a las llamas la mitad de Buenos Aires para obtener la derogación de la ley de residencia. Tal vez la única diferencia es que la “acción directa” de los de arriba se traduce en “hechos”, porque gozan de la impunidad; y la “acción directa” de los de abajo se traduce, con gran frecuencia, en “palabras”, siendo la mayoría de las veces duramente castigados por ellas. La hueca y vana declamación patriotera engendra la vana y hueca oratoria anarquista. Gobernantes que indultan, integran grados y pagan los sueldos a oficiales del ejército alzados en motín; que asaltan Bancos oficiales, que incendian y matan, ¿por qué no han de indultar también a anarquistas que matan y que tienen a su favor el atenuante de no ser oficiales del ejército? ¿Acaso las bombas de dinamita arrojadas en la casa de gobierno por los facciosos de Santiago del Estero y que han muerto a un diputado nacional, o las bombas arrojadas en San Juan y el incendio de la escuela normal por un coronel del ejército para apoderarse del gobierno, son menos peligrosos y graves que el tarro inofensivo de Regis o la bomba mortífera de Radowisky? 5

Este artículo debió aparecer en 15 de mayo del corriente año, cuando la noche del 14 fue destruida nuestra imprenta por las hordas salvajes instigadas, estimuladas y protegidas por los “anarquistas de arriba”. Nuestro crimen fue el haber combatido las “dos anarquías” que en síntesis no es más que una sola. Los hechos producidos después del 14 de mayo nos dan plena razón. Triunfó la “anarquía de arriba”, y los “anarquistas de abajo” los más ingenuos y sinceros, pagaron con la cárcel, la expulsión y el destierro la audacia y el charlatanismo de sus corifeos; responsables directos, en gran parte, de los luctuosos sucesos acaecidos. 6 El autor del artículo se refiere al incendio del circo de Frank Brown por parte de jóvenes de clase alta [Nota de los comp.].

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes El actual gobierno ha hecho todo lo posible para estorbar el desarrollo normal de la organización económica y política de la clase obrera; y ahora tiene lo que tanto ha deseado y buscado: un movimiento obrero caótico, anarquizado, sin brújula ni orientación. Para combatir la acción inteligente y fecunda del Partido Socialista, los políticos criollos han estimulado la acción destructora y negativa de los anarquistas. ¿Por qué se lamentan ahora, si éstos, producto y hechura de la política criolla, pretenden aguarles las fiestas del centenario? El actual gobierno, valido del fraude y de la venalidad, ha impedido la entrada al congreso de la nación de genuinos y auténticos representantes del pueblo, que con conocimiento y autoridad, hubieran combatido las malas leyes y propendido a la legislación social constructiva, y ahora, cuando las “papas queman”, encarga a sus amanuenses de presentar, a tambor batiente, proyectos de leyes sociales, que luego dormirán el sueño eterno en las carpetas de las comisiones. Florece la anarquía en un país que tiene iglesia “oficial”, lotería “oficial”, hipódromos “cuasi oficiales”, y donde las tabernas y prostíbulos gozan de la protección “oficial”. Las revueltas, los motines, las huelgas generales revolucionarias y las violencias individuales son lógicas y fatales en un país sin sufragio universal, sin ciudadanos, y donde reinan soberanos el fraude, la mentira y la venalidad. A mucha gente honesta y sensata le repugna ver a los actuales oligarcas, que forman el “gobierno bárbaro” de un “país civilizado”, aparecer como los continuadores de los hombres de la independencia, y pavonearse ufanos en los festejos “oficiales” del centenario. En país donde el ministro de hacienda se ofrece para jefe de policía, y el decano de la facultad de medicina sirve para interventor-pastelero, ¿cómo ha de asombrarnos la compadrada anarquista enviando un ultimátum al gobierno de la nación? La soberbia y la insolencia de los “anarquistas de arriba” engendran las agallas y la audacia de los “anarquistas de abajo”. El fraude y la violencia del gobierno son los gérmenes de actuales y futuras violencias. Dentro de la gran anormalidad que domina al país, nada es anormal. Es la lógica compensación de los males. ¿Cuándo y cómo concluirá este cuadro bochornoso que nos degrada y avergüenza ante propios y extraños? No lo sabemos. Mientras tanto los extremos se tocan, y los “anarquistas de arriba” se merecen los “anarquistas de abajo” Tales para cuales.

14/10/1910 El Partido Socialista contra el carácter draconiano de la Ley de Defensa Social (La Vanguardia) La Ley de Defensa Social Más que el estado de sitio, más que las arbitrariedades y prepotencias del gobierno durante el mismo, más que el incendio y la destrucción de imprentas por hordas de salvajes amparados y protejidos por la policía; más que el asalto á locales y bibliotecas obreras; más que el arresto, deportación y expulsión de centenares de obreros; más que todo eso - porque todo eso es transitorio y pasajero - pesa una nueva espada de Damocles, con carácter duradero y permanente, sobre la cabeza de todos los ciudadanos nacionales y extranjeros que militan y luchan en el movimiento obrero y socialista del país: esta espada de Damocles es la draconiana ley llamada de defensa social. Ningún parlamento de país alguno civilizado, á raíz de un atentado estúpido y vulgar como lo fué el del teatro Colón, ha legislado sobre el derecho a reunión, de libertad de imprenta y palabra. Y nuestros legisladores, representantes genuinos de la clase rica, con ofuscación y una precipitación sin ejemplo en la historia parlamentaria del mundo, legislaron, entre gallos y media noche, sobre las libertades fundamentales de las democracias modernas, sancionando una ley-bodrio, una ley-monstruo que anula todos los privilegios y garantías constitucionales.

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes ¿Qué tienen que ver ni qué hacer los atentados individuales, aun los más genuinos y auténticos, producto siempre de espíritus místicos y desequilibrados, - si no son instigados por agentes provocadores - qué tienen que ver ni qué hacer con las reuniones públicas, con las libertad de pensamiento y de palabra? ¿Acaso los atentados se fraguan y se preparan públicamente? Y entónces ¿por qué la policía no los previene ni los descubre fácilmente? Es que los atentados se producen en los países retrógrados y atrasados donde no existen libertades públicas, y si existen, son burladas y escarnecidas por las clases dirigentes. El mejor antídoto contra los atentados, no es, pus, la supresión de las libertades, ni siquiera su restricción, sino su afianzamiento y su consolidación. ¡Guay de los países cuyas libertades y vida democrática depende de la violencia verbal, en gran parte, de cuatro charlatanes! ¡Guay de los pueblos cuyos legisladores y hombres de gobierno que para defenderse de la anarquía de abajo oponen la sistemática anarquía de arriba! La ley de “defensa social” es incompatible con el grado de civilización que hemos alcanzado, con el desarrollo normal y progresivo de las instituciones democráticas. La ley de “defensa social” es un presente griego que el gobierno que fenece lega al gobierno futuro. Por su propia tranquilidad, por la tranquilidad y prosperidad del país, por respeto á nuestra carta fundamental, por nuestro prestigio y reivindicación en el exterior, el gobierno que viene debe derogar la draconiana ley. El miedo y la ofuscación de un momento no puede ni debe convertirse en un estado definitivo y permanente. Hay que reflexionar tranquila y serenamente sobre los hechos pasados y sacar de ellos útiles y provechosas enseñanzas. El Partido Socialista y la clase obrera deben combatir reciamente la llamada ley de defensa social hasta obtener su pronta derogación. Porque el derecho de reunión, la libertad de imprenta y de palabra son tan indispensables y útiles para su vida y desarrollo como el aire, la luz y el calor para la vida orgánica sana y normal.

15/10/1910 Frente al levantamiento del estado de sitio y la asunción de Roque Sáenz Peña (La Acción Socialista) La dictadura burguesa Después de cinco meses de ley marcial parecía que todo volvería á la normalidad para el proletariado, pero no fue así, porque si el estado de sitio fue levantado, la situación real de las fuerzas sociales no cambiaban con ello. La clase capitalista, valida de su instrumento de fuerza, que no otra cosa es el estado, sigue siendo la dominadora, la más fuerte y no da por terminado el periodo de su dictadura. La fuerza que podría obligarla á ello está dividida, no concorde. A los actos brutales de la dictadura burguesa no se le opone un peligro, una agitación, una fuerza contraria; en consecuencia, la dictadura sigue, nuevas expulsiones se decretan, se secuestra nuestra prensa y se encarcela sin causa alguna. La esperanza de los ilusos era el cambio de los empleados de la burguesía. El cambio ya esta hecho, pero es el cambio de empleados, no el cambio de las fuerzas que ejercen influencia sobre los acontecimientos. Por eso la situación obrera no ha mejorado, mas que en un punto: en cuanto las palabras del nuevo empleado del capitalismo argentino ha quitado una ilusión de la mente proletaria. En su discurso á ambas cámaras ha revelado su propósito de gobernante burgués retrógrado. La ley de residencia le resulta “un derecho de la soberanía”. No ha dicho qué soberanía, que dictadura, pero es indudable que se trata de la dictadura de los privilegiados de los adinerados sobre los expoliados que no se resignan á su miseria é intentan su elevación, su emancipación. Los actos de la burguesía de mayo, sus asaltos y saqueos, le resultan «deslumbramientos y esplendores», «vigorías complejas» y «más que todo y sobre todo las vibraciones simples del alma nacional que se ha revelado, que se ha impuesto con el atavismo ingénito de sus orígenes gloriosos».

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes Los actos bestiales de nuestra burguesía son así glorificados por este su nuevo digno representante. Pero si los proletarios perturban el silencio son sus iras y protestas, entonces está la ley de residencia que no le parece más que un «derecho de soberanía». Respecto á la cuestión obrera el criterio del nuevo presidente es el mismo vulgarísimo criterio que tiene el último vigilante, ó sea, que en la Argentina no hay clases privilegiadas y que la riqueza está al alcance de todos, como si no hubieses aquí, como en Europa, el millonario y el obrero, el harto y el necesitado. Las grandezas argentinas le arrancan varios párrafos. Pero luego resulta pro las mismas palabras del nuevo empleado burgués que «en la Argentina hay 1551 escuelas cuando son necesarias 4000» (!). la plaga del analfabetismo desea curarla otras cosas con la conscripción y con el cuartel (!). Como programa ahí están de muestras algunos botones; como hecho están los secuestros de periódicos y las prisiones. Como medio de defensa el doctor Saénz Peña ofrece el voto, el arma de papel. Cuando tales intenciones animan al nuevo agente ejecutor de la voluntad burguesa, no caben esperanzas, de especie alguna; sólo los políticos que ambicionan una banca pueden ampararse en el nuevo presidente. El proletariado está como estaba, en donde estaba: sólo y en su organización, preparando sus batallas contra la dictadura burguesa. Ha cambiado la decoración política, no la situación obrera. Esta sólo puede cambiar mediante un esfuerzo que está para realizarse. Nuestra obra está en su preparación. ¡Al nuevo programa burgués opongamos al contraprograma de nuestra conciencia y de nuestra acción!

La represión continúa Secuestro de periódicos en las calles y en el correo No hay libertad de imprenta MAS PRISIONES Y EXPULSIONES Maltrato a los presos de Ushuaia Aunque el estado de sitio fue levantado por decreto, de hecho subsiste. La declaración de su levantamiento es una mentira con la cual se ha querido engañar al mundo. La burguesía argentina no ha salido todavía del terror que la dominó en los meses pasados. La dosis fue muy fuerte, y tan fuerte que la ha dejado alucinada. Sombras terroríficas la ofuscan y le provocan una fiebre de represión. Los que esperaban el levantamiento del estado de sitio para manifestar una protesta por los crímenes cometidos por la burguesía y el estado, han sufrido un desengaño, puesto que seguimos ahora como en los meses anteriores. La policía prohíbe la venta de los diarios que no son de su agrado y que están ligados á las agitaciones obreras. El correo secunda sui obra secuestrando los impresos obreros. Gran cantidad de ejemplares de LA ACCIÓN SOCIALISTA no han llegado á su destino, siendo entregados por la posta á la policía, la cual las condenará á la hoguera, ¡Pero nuestra hoja resurgirá de sus cenizas! La expedición que el sindicato de ebanistas hizo de “La Confederación” fue secuestrada también, junto con un manifiesto de invitación al gremio para una asamblea que debía realizarse el martes. La dictadura burguesa está en todo su apogeo y no cesará sino cuando una fuerte agitación proletaria así lo reclame. Esto es intolerable y no puede, no debe durar. Una protesta colosal se impone sin más trámites. La tiranía actual es la más bestial de las conocidas. Nuestra clase dominante quiere concluir con la paciencia de todos. A eso tiende su bestialidad, su insolencia y sus ataques descarados á todo derecho, á toda libertad. Estamos á más bajo nivel que Rusia y el Congo. O se produce un cambio o desaparece todo derecho, á menos que tomemos ciertos derechos que hasta ahora no hemos adoptado. El levantamiento del estado de sitio hacía creer que volveríamos á la vida relativamente libre de los tiempos normales. Pero nada de eso ha sucedido. Los presos detenidos en Ushuaia seguían allí hasta varios días después del levantamiento de la ley marcial. Como habíamos ya anunciado, el gobierno los deja allí á su suerte cuando el principio más elemental de justicia imponía su reintegración á la ciudad de donde fueron 122


La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes desterrados, pero no sucede eso. Al contrario, el día 9 fueron presos más de 60 vendedores de diarios por vender impresos subversivos. El martes más de 90 [ilegible] obreros fueron arrestados. Además, las expulsiones han vuelto á figurar en los decretos del ejecutivo. Los obreros Manuel Bello y Jesús Echávez fueron expulsados el día 11 de este país de libertades legendarias. El último día de gobierno del más servil lacayo de nuestra burocracia fue destinado á decretar expulsiones. Así son los dominadores republicanos, la república nos dá la dicha de ser expulsados, aprisionados y á veces asesinados también, por polizontes y verdugos que gastan gorro frigio. En medio de este cúmulo de brutalidades burguesas aún hoy existentes, nos llega la nota lúgubre de los desterrados á Ushuaia. Los cancerberos de aquel infierno de hielo no son mejores que los del infierno del cuento religioso; al contrario, son peores porque son fríos, insensibles como los propios verdugos. Todo cuanto se puede imaginar para hacer sentir los rigores de la cárcel al preso se pone en práctica. Se perfeccionan en su oficio de castigar llegando á ser inquisidores. Ordenes caprichosas se mandan cumplir, recargo de ocupaciones, calabozos, escasez de alimentos y golpes también, todo es dado para los presos. Por eso se les mandó á la Tierra del Fuego, á la Siberia Argentina. Ya desde los primeros días de la prisión, en la cárcel de la calle Azcuénaga, se intentaba usar estos procedimientos, impidiéndolo solo la energía del numeroso contingente de presos. Pero allí, donde hay cien soldados por veinte presos ya extenuados por cinco meses de fatigas, privaciones y castigos, allí todo se puede hacer. (…) Por eso, si aún después del estado de sitio ha pensado en su regreso el gobierno. Afortunadamente el fondo necesario ha sido reunido y si no los vuelve á Buenos Aires el estado que los mandó, los volverá la organización obrera. Se ha interpuesto ante un juez el recurso de habeas corpus, pero nosotros no creemos en la eficacia de tales recursos. La prueba de su ineficacia ya está dada: en el mismo recurso se pedía la excarcelación de Bello y Echávez; y salieron de la cárcel pero expulsados para el extranjero. Así contesta la burguesía y el estado cuando se recurre por estos medios. El mango del sartén está en poder de ellos, no debemos disputarle el manejo del instrumento sino que debemos cortarles las manos. Mientras no lo podamos hacer, ella por los medios legales nos reventará siempre. Para el regreso de los presos de Ushuaia lo seguro es el fondo reunido; el recurso de habeas corpus es problemático, cuanto menos. A última hora sabemos por noticia telegráfica que los presos salieron de Ushuaia con distinto rumbo. El compañero Godoy nos telegrafió desde el puerto chileno de Punta Arenas. Otros están en los puertos de las ciudades del estrecho de Magallanes. De esto se desprende que han tenido que hacer una larga peregrinación por la isla de la Tierra del Fuego á fin de alanzar al puerto mencionado. ¡Cuantas penurias! Para todo preparemos nuestras fuerzas, unámoslas y sólo así podremos intentar la reconquista de los derechos. La lección de los hechos ha de tener alguna virtud.

20/10/1910 El presidente Sáenz Peña frente a la Ley de Defensa Social (La Vanguardia) La ley de Defensa Social Curioso y por demás significativo es el silencio que en su mensaje guardó el doctor Sáenz Peña respecto á la absurda, draconiana é inconstitucional ley sarcásticamente llamada de “defensa social”. Ya sabe la clase obrera que el nuevo presidente es partidario de la ley de residencia. Ni siquiera cree que debe ser reformada, dando intervención á la justicia en su aplicación. Le basta el criterio policial, lo mismo que á su antecesor Figueroa Alcorta. Pero, lo que no sabe la clase obrera ni la opinión pública, es si Sáenz 123


La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes Peña es ó no partidario de la “ley de defensa social”. Intencionalmente calló su opinión. Y, sin embargo, es de trascendental importancia saber lo que piensa al respecto. Porque la “ley de defensa social” aún no reglamentada por la absoluta imposibilidad legal y jurídica, pues todos sus artículos están en contradicción entre sí y todos juntos están en flagrante contradicción con el espíritu y letra de nuestra carta fundamental - entró ya en vigencia y comenzó á ser aplicada por policías en la capital y del interior. En nombre de la “ley de defensa social” el comisario de Mar del Plata prohibió y disolvió las reuniones de los obreros de asfalto, declarados en huelga para reclamar mejoras en el trabajo. En nombre de la misma ley la policía de Villa María de Córdoba prohibió una reunión de librepensadores y clausuró un periódico, encarcelando á su director. Pretextando la misma ley, la policía de la capital secuestró los dos primeros números de “La Protesta”, que poco ó nada anárquico tenían en sus columnas. En virtud de la misma ley el correo impidió la circulación del periódico de la Confederación Obrera, y de un manifiesto convocando á una asamblea á los ebanistas. Son abusos absurdos é incalificables, imposibles de silenciar y tolerar. Pero no es esto todo. Hay algo más monstruosamente intolerable. La policía de la capital ordenó á todas las librerías no vendieran libro alguno que contenga doctrinas anarquistas. Y quien está llamado á juzgar el contenido de los libros es la comisaría de investigación, verdadero santo oficio en cuyo index cayó también el folleto de Manuel Ugarte, intitulado “Las Ideas del Siglo”! Tal la aplicación policial de la ley-bodrio, aún no reglamentada y clandestinamente promulgada. Es la entrega á discreción de las libertades públicas elementales á los comisarios-pampas y á los esbirros del “Orden Social”. El derecho de reunión, la libertad de imprenta y de palabra son cosas demasiado fundamentales para la democracia y la clase obrera, y su defensa vale cualquier sacrificio. Esperamos que así lo hará el pueblo. El partido socialista, guardián seguro de las libertades públicas é intérprete fiel de las necesidades y sentimientos de la clase obrera, reclama la derogación lisa y llana de la draconiana y antidemocrática ley. Las leyes de excepción jamás dieron resultado alguno. En todos los tiempos y países tales leyes fueron medidas tiránicas anunciadoras de próximos cataclismos, que generalmente acabaron pronto con las tiranías. Solamente gobernantes al estilo Figueroa Alcorta pueden creer en su eficacia. Entre los muchos fardos funestos que legó el gobierno que se fué al que vino, el más pesado y el más grave es sin duda alguna la “ley de defensa social”. El nuevo mandatario pudo librarse de ella, anunciándolo en su mensaje. Prefirió callarlo. Y nosotros denunciamos el silencio de Sáenz Peña, sospechoso de complicidad

23/10/1910 Sobre la Ley de Defensa Social y el impulso del sufragio universal (La Vanguardia) LA LEY ¿Puede una ley desarmar al proletariado argentino de sus derechos y libertades? Sí, contestará cualquiesra; en este momento la ley de defensa social está podando las libertades y derechos más caros del proletariado. Y si una ley puede desarmarlo, ¿qué eficacia tendría para el proletariado una ley que reconociera nuevos derechos y nuevas libertades? Bien que la clase obrera combata la ley cuando viene á dañarle. Y mejor aún el combate con el arma del sufragio para hacer las leyes que le levantan en la sociedad y le fortifican en la acción. Si el sufragio falso y venal hace leyes malas, el sufragio socialista leal y espontáneo, volteará la mala legislación, consolidará la buena ó implantará la mejor.

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La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes

Sobre la bomba en el Teatro Colón (Ideas y Figuras, Nº 59) PROCESO ROMANOFF-DENUNCIO LA VOZ DE LA DEFENSA – CONTRA UN CRIMEN LEGAL Relación del proceso

El domingo 26 de junio de 1910, hacia las 9 y 40 pasado meridiano, en el preciso momento en que se amortiguaba la luz que iluminaba la sala del Colón, y levantándose el telón de boca, una súbita llamarada y una estruendosa explosión conturbaron bruscamente á los espectadores. Consternado por los ayes de los heridos el teatro se puso de pie, con estrepitoso desorden, acreciendo en tumulto las gentes que en tropel desalojan las galerías altas ó huían con ciega prisa, de palcos y plateas. En la fila catorce, entre las butacas 422 y 424, había estallado una bomba explosiva. Los mismos se sucedían con premura angustiosa. En el teatro no había más autoridad policial que tres agentes apostados en el paraíso. Los espectadores que lograron abrirse paso gritaron en la calle la noticia del crimen y la desparramaron en los cafés, en los diarios y en los teatros. A las diez y diez minutos, el juez de instrucción Constanzó, se constituyó en la sala del Colón; y fue recién y no antes, que se cerraron las puertas del teatro, para el público del paraíso que pretendiera franquearla sin justificación previa de su identidad probada en cualquier documento. La policía comenzó allí á la hora dicha, su primera investigación. Dió paso libre á trescientas personas del paraíso, y detuvo á setenta y tres individuos, sindicados como sospechosos. Los ocupantes de las tres galerías altas, punto señalado también como probable sitio desde donde pudo ser arrojada la bomba no pudieron ser interrogados: todos se habían retirado en masa aprovechando los primeros momentos de confusión. La policía dejó en el sumario la constancia escrita de este hecho grave que acusa la tardanza con que se procedió, como la vacilación en adoptar medidas previsoras. De ahí el fracaso de la investigación. Para el juez Constanzó, para la policía como para el público del Colón, la bomba había sido arrojada desde arriba. Era esa más que una impresión, una certidumbre. Todos los testigos del sumario, afirmaron ese hecho, corroborado más tarde en el curso de la instrucción, por un número de circunstancias. A la misma y categórica y terminante conclusión, llegaron también los Dres. Magnini y Flores en su informe pericial. La policía trabajó estéril é infructuosamente en la investigación, desde el 26 de junio, hasta el 1º de julio, fecha en que se hizo entrega de las acusaciones al Juez Constanzó. La labor policial, durante ese tiempo, se redujo a recibir las declaraciones de los heridos y de las personas que afirmaron ver caer la bomba. Esa primera investigación se cerró con un silencioso fracaso. El 13 de julio síguese una nueva pista. Un agente de investigaciones había hecho preciosas y sugestivas revelaciones. La policía se lanzaba por segunda vez á descubrir á los autores del atentado. Tarde también. El presunto autor, ó mejor dicho el probable autor, había ya desaparecido de Buenos Aires. Quien leyera con atención reflexiva la denuncia de aquel agente de investigaciones y estudiara las actuaciones á que dió margen, no podría ser menos, dado el cúmulo de los indicios y de las notables circunstancias que emergen de la investigación, que decirse: Es ése! La policía lo detuvo y procesó a cinco individuos. Entre ellos no estaba ése! La investigación fué como la otra, deficiente; y un segundo fracaso sucedió al primero. El ocho de Agosto, á los cuarenta y dos días del atentado, un agente de la Comisaría de Investigaciones, sin la fórmula esencial del juramento, según creemos, denunció que una mujer, de nombre Marcela Molina de Alonso, refirióle que otra mujer llamada María Blanco, había comprado una platea, en el teatro Colón para un anarquista, con dinero de su compañero Salvador Denuncio y que tal hecho ocurrió el 25 de junio, víspera del crimen. El agente Berazategui, que fue el denunciante, supo también por la Alonso, que María Blanco había asegurado que Salvador era anarquista y que entre sus amigos de ideas avanzadas se contaba un joven ruso, 125


La clase obrera y el Centenario / Selección de fuentes que era el más temible. Berazategui, vigiló á Denuncio desde el 26 de julio, fecha de la confidencia de Marcela Molina y constató que durante todo ese tiempo Denuncio era visitado en su puesto de frutas por Angel Speroni y por Juan Castor Klean, dos obreros honestísimos, llenos de méritos que cruzan la vida en línea recta y cuyos antecedentes morales el agente denunciante no se preocupó ó no quiso buscar. La Alonso habíale hablado también de libros y de folletos de índole anarquista que María Blanco, su amiga, habíale llevado á su casa. La policía, con la carta blanca para proceder que le da la Ley de Defensa Social, se lanzó tras esta nueva pesquisa. Poco le costó averiguar que el compañero de María Blanco se llamaba Salvador Denuncio dueño de un puesto de frutas del Mercado Córdoba, y que el joven ruso era Juan Romanoff. El mismo día, 8 de agosto, sin otro antecedente para proceder, que la pueril denuncia del cadete Berazategui, la policía ordena la detención de Denuncio y de Romanoff. La de este último, sin duda, por la referencia del cadete, de que se trataba de un ruso temible, se rodeó de tales extraordinarias precauciones, que más que una detención, resultó un asalto en plena ciudad, en forma tan inusitada, que Romanoff, creyendo que se atentaba contra su vida, repelió la agresión á tiros. Esta resuelta y varonil actitud de Romanoff ante el asalto policial fue en tal forma comentada y explotada, que el público, sin otros antecedentes, como tampoco los tenía la policía, creyó que Romanoff al repeler el ataque, había sencillamente jugado el todo por el todo, y supuso también, que Denuncio era su cómplice. Así se abordó este proceso. Comprometida la policía ante la opción que aplaudía el éxito, descontándolo por tan ruinosa hazaña, imaginó que la bomba no había caído de las galerías altas del teatro, sino que pudo haber sido criminalmente puesta sobre ó bajo la butaca 422, por el mismo Romanoff, bordando otra impresionante cuanto ridícula novela sobre un misterioso ocupante de la platea 422, durante el primer acto de Manon -y como las señas personales de este espectador, dadas por un oficioso declarante, evocaron á la policía los rasgos fisonómicos de Juan Romanoff- la policía, segura del éxito, como de la impunidad, olvidándose que ella misma dio al juez de instrucción la seguridad de que la bomba fue arrojada desde arriba, hizo pasear clandestinamente varias fotografías de Romanoff entre muchos de los mismos testigos que han depuesto en el proceso, á los efectos de su reconocimiento. Ninguno, empero, ha reconocido en esas fotografías, ni en modo alguno, al supuesto misterioso ocupante de la platea 422, a pesar de la asertiva afirmación que en aquel entonces hizo la policía misma, violando el secreto del sumario, para hacer ambiente desfavorable para los procesados. El proceso de Romanoff-Denuncio, no tiene otro origen ni otros antecedentes que la denuncia de Berazategui. En el proceso no hay prueba, ni indicio siquiera remoto que los acuse como autores ó como cómplices del atentado, y la conducta policial, al aprehender á Romanoff, ilegalmente, mueve á sospechar que se ha provocado estudiadamente su resistencia armada, para dar acústica al campanazo. (…) Cipriano Bardi

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