Guerra Mundial Z

Page 133

todos lados. Esa fue la peor parte, la peor, esos minutos que pasé tratando de subir a la autopista. Tenía que pasar entre los autos; la lesión de mi tobillo no me permitía caminar sobre ellos. Esas manos podridas salían de las ventanas y me agarraban por el uniforme o por la muñeca. Cada disparo me costaba unos preciosos segundos que no tenía. La inclinación de la rampa me restaba velocidad. Sentía mi tobillo palpitando, me ardían los pulmones, y la horda se acercaba cada vez más. De no haber sido por Mets… Me estuvo gritando todo el tiempo. “¡Mueve ese culo, maldita perra!” Para ese entonces, ya había perdido todos sus modales. “No te atrevas a rendirte… ¡No te atrevas a renunciar ahora!” Ella seguía creyendo en mí, y no me daba ni un segundo para respirar. “¿Qué eres, acaso vas a ser una pobre víctima indefensa?” Por un momento, llegué a pensar que sí. Creí que no lo lograría. El cansancio, el dolor, y creo que más que cualquier otra cosa, la rabia de haber echado a perder todo. En realidad se me cruzó la idea de tragarme mi pistola, ya sabe… para castigarme por…. pero entonces Mets me pegó donde me dolía de verdad. Me gritó “¡¿¡Qué, acaso eres como la puta de tu madre!?!” Eso fue suficiente. Salí corriendo y llegué hasta la interestatal. Llamé Mets para decirle que lo había logrado, y le pregunté, “¿Ahora qué diablos hago?” Su voz se hizo muy suave de pronto. Me dijo que mirara hacia arriba. Un punto negro avanzaba hacia mí desde el oriente. Venía sobrevolando la autopista, y creció rápidamente hasta tomar la forma de un UH-60. Pegué un grito y disparé mi pistola de bengalas. Lo primero que ví cuando me subieron a bordo, fue que era un helicóptero civil, no de las fuerzas de Búsqueda y Rescate del gobierno. El jefe de a bordo era un enorme cajún con una espesa barba de chivo y lentes para el sol. Me preguntó, “¿D’ dóhnde diablos saliste?” Lo siento, no puedo imitar bien ese acento. Estaba a punto de llorar, y le dí un golpe en su brazo, que era del tamaño de una de mis piernas. Me reí, y les dije que trabajaban muy rápido. Él me miró como si no supiera de qué le estaba hablando. Resultó que aquel no era un vuelo de rescate, sino un transporte de rutina entre Baton Rouge y Lafayette. No me dí cuenta en ese momento, y no me importó. Le reporté a Mets que me habían recogido y que estaba a salvo. Le agradecí todo lo que había hecho por mí, y… para no derrumbarme allí mismo, hice alguna broma acerca de que ahora sí podríamos hacer nuestro programa de entrevistas. No me respondió. Parece que era una muy buena vigilante. Era una excelente mujer. Usted me dijo que tenía algunas “sospechas” sobre ella. Ninguna civil, ni siquiera una vigilante bien experimentada, podría saber tanto sobre lo que implica llevar unas alas. Conocía demasiados detalles, estaba muy bien informada, el tipo de cosas que sólo sabe alguien que lo ha experimentado en carne propia. Entonces ella también era piloto. Traducción: m_earendil

www.comunidadzombie.blogspot.com


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.