Debates y retos del consumo responsable:

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Debates y retos del consumo responsable: Buscando lazos entre los movimientos del comercio justo y del consumo agroecol贸gico (Material videogr谩fico)

Xarxa de Consum Solidari Espacio por un Comercio Justo



Debates y retos del consumo responsable: Buscando lazos entre los movimientos del comercio justo y del consumo agroecológico

Xarxa de Consum Solidari Espacio por un Comercio Justo



Debates y retos del consumo responsable: Buscando lazos entre los movimientos del comercio justo y del consumo agroecológico

Xarxa de Consum Solidari Espacio por un Comercio Justo


Texto: Xavier Montagut Filmación y edición de los documentos videográficos: TransormaFilms (www.transformafilms.org) Coordinación técnica y revisión: Red de Consumo Solidario – Xarxa de Consum Solidari Edición: Red de Consumo Solidario y Espacio por un Comercio Justo Pça. Sant Agustí Vell, 15 – 08003 Barcelona

Esta publicación ha sido realizada con el apoyo de la Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo – AECID (proyecto 10-PR1-0400). Su contenido es responsabilidad exclusiva de los autores y de las organizaciones que lo editan, y no refleja necesariamente la opinión de la AECID.

El texto y los documentos videográficos son accesibles online en: http://www.xarxaconsum.net


Índice

Retos del consumo responsable: una guía para acompañar el debate, por Xavier Montagut Documentos videográficos: Video 1 El papel de la soberanía alimentaria en nuestras organizaciones Video 2 Proximidad y circuitos cortos Video 3 ¿Precios justos? Video 4 Confianza, participación, sistemas y certificaciones Video 5 Que entendemos por calidad en agroecología Video 6 Fortalezas y debilidades de nuestras organizaciones Video 7 Conciencia, compromiso y estabilidad



Retos del consumo responsable

Retos del consumo responsable: una guía para acompañar el debate Xavier Montagut

Introducción El movimiento de circuitos cortos, especialmente el que se refiere a los grupos de consumo y a las organizaciones de consumo agroecológico en sus diferentes formas, ha tenido un crecimiento espectacular en los últimos años en el Estado Español. Es éste un fenómeno que comprobamos cotidinamente todos los que trabajamos a favor de la agroecología y que

corroboran los escasos estudios realizados al respecto. Un movimento que crece a un ritmo rápido y que moviliza a un número importante de personas requiere un espacio que le permita reflexionar sobre lo que esta haciendo, sobre sus puntos fuertes y debiles, sobre sus oportunidades y amenazas... requiere de una reflexión que permita ir consolidando y ampliando su crecimiento,

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aclarando también hacia donde se ha de dirigir. Por otra parte, el Comercio Justo, como movimiento que tiene como objetivo cambiar las injustas estructuras del comercio internacional, también ha vivido un fuerte crecimiento sostenido desde la década de los años 90 en el Estado Español. Pero este crecimiento no ha estado exento de contradicciones con otras propuestas alternativas de consumo responsable, así como de propuestas de producción y comercialización como la Soberanía Alimentaria. Que la Soberanía Alimentaria haga énfasis en los mercados cortos mientras que el Comercio Justo sea un modelo de comercio internacional, o que, con el objetivo de aumentar las ventas y favorecer a más productores del Sur, determinadas propuestas de Comercio Justo busquen la participación de empresas transnacionales mientras que, por otro lado, los movimientos que forman parte de La Vía Campesina 8

denuncian las políticas de esas mismas empresas, son, entre otras, incongruencias que pueden dar la sensación de que defienden modelos opuestos de producción, distribución y consumo. Para favorecer estas reflexiones y debatir estas polémicas con el objetivo de buscar espacios de trabajo conjunto entre las diferentes propuestas a favor de un consumo responsable, se realizaron durante el 2011 una serie de talleres en ocho comunidades aútonomas del Estado Español (Baleares, Galicia, Asturias, Castilla-La Mancha, Madrid, Valencia, Cataluña, País Vasco) en las que participaron sectores representativos de las diferentes experiencias que hay al respecto. Estos talleres, como la presente publicación, se realizaron en el marco del proyecto Fortalecimiento del Comercio Justo desde la perspectiva de la Soberanía Alimentaria: Enlazando cono el movimiento de consumidores ecológicos apoyado financieramente por la Agencia Español de


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Cooperación Internacional al Desarrollo. En tales talleres se identificaron las principales inquietudes de las diferentes experiencias de organización del consumo que trabajan en base a relaciones directas producción-consumo. También surgieron reflexiones sobre las diferentes formas en que los diversos colectivos abordan los retos que enfrenta el consumo responsable. El resultado fue una cantidad ingente de material que invita a la reflexion. Una reflexion que el movimiento necesita. ¿Como aprovechar todas estas reflexiones que fueron aflorando para que llegasen más allá de los asistentes a los talleres? Una simple transcripción de los debates creaba tal volumen de documentacion que, aunque interesante, era dispersa y a veces repetitiva. Era dificil de digerir. La fórmula que nos pareció más oportuna fue hacer un esfuerzo, con los propios colectivos que habían participado en los diferentes talleres, para

centrar las reflexiones en torno a aquellos puntos que habían sido más significativos. Para ello convocamos un taller en Barcelona a celebrarse en octubre de 2011. Hacía falta hacer una selección en las personas y grupos de consumo invitadas. Una selección que debía combinar varios criterios. Por un lado, era necesario considerar a las personas/grupos de consumo que habían demostrado, en el proceso previo, tener un análisis más profundo de sus propias experiencias de comercialización alternativa. A la vez era interesante que estuviera representada la diversidad de experiencias según diversos parámetros: grupos de consumo del medio rural, de ciudades medianas y de grandes urbes; grupos formados exclusivamente por consumidores y otros que incluyesen también productores; grupos informales y otros más formalizados/legalizados, y dentro de los más formales, los que se habian

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constituido como cooperativa o como asociación; grupos aislados y otros ligados a organizaciones de lucha por la Soberanía Alimentaria (ya fueran organizaciones sindicales agrarias u otros tipos de asociaciones) o a otro tipo de lucha social; grupos que funcionaban con cesta cerrada y con cesta abierta; grupos con personal remunerado y que funcionaban sólo con trabajo voluntario;... En definitiva, se quería abarcar toda la diversidad del movimiento del consumo agroecológico. Y todo ello sin que el taller perdiese operatividad. El objetivo era generar un material capaz de sacar a flote reflexiones interesantes, que nutriesen el debate y la reflexión, y en un formato fácilmente utilizable (grabaciones videográficas). Esperamos haberlo conseguido. Sin duda el alto nivel de las intervenciones de los participantes lo facilitan. El taller se realizó el 22 de octubre en Barcelona, y en él participaron 10

representantes de las siguientes organizaciones: −

Red de Consumo Solidario – Xarxa de Consum Solidari

Ecosol (Madrid)

Bajo el Asfalto está la Huerta – BAH! (Madrid)

Germinal (Barcelona)

Aigua Clara (Castellón)

Mercatrèmol (Alacant)

Didesur (Guadalajara)

EHNE (Bizkaia)

Aliança per la Sobirania Alimentària de Catalunya - ASAC

Ecoconsum (Barcelona)

El taller se organizó inicialmente en torno a cuatro temas o problemáticas, procurando que sobre cada uno de ellos surgieran las diferentes opiniones existentes, a veces similares y en otros casos dispares, de forma ordenada, de tal manera que se pudiera producir unos videos útiles para proseguir el debate y la reflexion colectiva. Finalmente el taller se organizó en siete vídeos de


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una duracion de aproximadamente media hora cada uno, como forma de comunicar lo trabajado. El presente texto tiene el objetivo de introducir las reflexiones y polémicas que se pueden observar en los documentos videográficos a los que acompaña.

El taller y sus debates El titulo El papel de la

soberanía alimentaria en nuestras organizaciones del primer documento videográfico no deja dudas sobre los tema que aborda. En primer lugar se constató que, conceptualmente, la Soberanía Alimentaria está asumida como bandera por todos los grupos presentes en el taller. Este hecho es reflejo de una situación que puede generalizarse a muchos grupos de consumo. Así lo evidencian documentos como el plan estratégico actualmente en proceso de elaboración por parte de Ecoconsum, y del que extraemos un fragmento:

“Ecoconsum fomenta e impulsa la cooperación entre las organizaciones buscando el fortalecimiento de cada una de ellas y del conjunto del movimento. Tiene incidencia pública desde un trabajo colectivo que pretende cambios estructurales y promueve alianzas por la soberanía alimentaria y la agroecología”

Sin embargo, si entramos a analizar el nivel de asunción de la Soberanía Alimentaria como línea de trabajo en los grupos de consumo aparece una situación desigual que requiere de una reflexión más compleja. En este sentido las diferentes intervenciones reflejadas en el video combinan el aporte de elementos muy interesantes. De forma rápida y suscinta, los representantes presentes en el taller dan su definición de Soberanía Alimentaria, que la permite vislumbrar como una estrategia de lucha que engloba múltiples aspectos y que se va redefiniendo y enriqueciendo de una forma viva a través del propio proceso de lucha de las organizaciones que la

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defienden. Sin embargo, tal como analizan diversos estudios y surge en las propias reflexiones, muchos miembros de las organizaciones de consumo desconocen el significado de Soberanía Alimentaria, y al menos en un primer momento se aproximan a ella de forma intiutiva y poco profunda. Este es uno de los motivos de que varias reflexiones remarquen la importancia que tiene la formación interna en las organizaciones de consumo, tanto como forma de difusion de la Soberanía Alimentaria, como mecanismo de consolidación y fortalecimiento de la propia organización. Si a ello añadimos que varias intervenciones plantean que un movimiento de la profundidad y calado como el que estamos tratando necesita cambios personales que lo consoliden y le dan fuerza, y que estos deben estar basados en reflexiones ideológicas profundas, la formación todavía adquiere un papel más significativo.

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El segundo tema de debate es la importancia y los límites del consumo colectivo y consciente, y su relación con los cambios estructurales que plantea una visión de Soberanía Alimentaria. Hay coincidencia en valorar varios de los efectos positivos que tienen las experiencias prácticas que estamos desarrollando. En primer lugar, el efecto que tiene en los procesos de transformación de los mismos participantes que, como hemos dicho anteriormente, le dan solidez y arraigo al movimiento. También se coincide en las sinergias que se generan con otras experiencias de resistencia agroecológicas en la producción, en la distribución y en el consumo, como el Comercio Justo. Y por último, y no por ello menos importante, en el efecto demostrativo que generan otras formas de producir, distribuir y consumir. Esto último refuerza el trabajo de difusión y extensión de simpatias hacia la agoecología y la Soberanía Alimentaria, y por ende del


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fortalecimiento del apoyo a dichos conceptos. Sin embargo, la importancia con que se valoran sus posibilidades o sus limitaciones es diferente. Diferencias que acostumbran a guardar relación con la importancia que se da a complementar la acción práctica en el consumo con una accion política colectiva a favor de cambios estructurales. Podríamos situar el debate entre dos extremos. Una consideraría que, mediante las virtudes de la práctica y su efecto demostrativo, iríamos ganado terreno hasta conseguir cambios colectivos y estructurales. La otra insistiría en que sólo desde la acción política de incidencia se pueden dar estos cambios estructurales. Las posturas reales se situan en los múltiples puntos intermedios que podemos concebir. Posturas “intermedias” que recogen y critican con diferente enfasis uno u otro extremo, aportando una gran cantidad de matices al debate y dándole una gran riqueza.

Pero con este debate no se terminan los espacios abiertos a la reflexión. Llegados al punto de que es necesaria una acción colectiva explicitamente política para producir cambios estructurales y más allá del enfasis que se le de y de como se combine con las práctica de un consumo alternativo, llevarla adelante también plantea dificultades sobre las que es necesario debatir. En primer lugar hay que enfrentar la dificultad de conseguir incidir políticamente en una sociedad en donde la política ha sido secuestrada por un sistema bipartidista rendido a la banca y a las grandes multinacionales, y en donde el espacio para la incidencia desde la acción social y desde la calle es cuestionada permanentemente. Por suerte, durante el último año estamos asitiendo a la recuperación de la política que se hace desde las plazas y que, aunque su utilidad es negada un día si y otro también por la instancias de poder, su

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propia insistencia muestra la grieta que se ha abierto en su monopolio del debate social. También se reflexionó sobre los niveles en que deberían concentrarse la acción de incidencia politica, la relación entre la acción local i la acción más global.

Asi, los tremendos esfuerzos que requiere llevar una práctica de consumo consciente que incluya elementos de autogestión y de control democrático del consumo dejan a menudo agotadas a las organizaciones, que se ven incapaces de destinar esfuerzos a la acción política, e incluso a cualquier trabajo que vaya mas allá de su práctica cotidiana destinada a garantizar semanalmente un consumo alternativo.

preocupados por los temas que van mas allá de su consumo semanal. Y de entre los sectores con mayor preocupación ideológica, son pocos quienes tienen diponibilidad para dedicarse a ello. En muchos casos estos sectores más activos ya lo son en otros movimientos sociales, así como en el grupo de consumo, y a parte de las tareas propias del consumo semanal, no se va mas allá de socializar, de alguna manera, la participación individual en los diferentes movimientos sociales. Sin quitar importancia a este efecto de socialización, queda en el aire la pregunta: si el movimiento organizado en las ciudades que guarda relación con la Soberanía Alimentaria no se activa en la lucha politica, ¿cómo podemos pensar que se avance en este tema? Y sin esta práctica política, ¿cuánto puede durar un consumo agroecologico viable?

A ello habría que sumar la gran variedad de los y las miembros de los grupos de consumo. No todos están

Que el tema es candente en el mundo de los grupos de consumo lo demuestraen la siguiente

A estas dificultades externas a los propios grupos de consumo hay que sumar las debilidades internas de las propias organizaciones.

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cita extraída de un diagnóstico elaborado por Guillem Tendero y Marc Badal por encargo de la Red de Consumo Solidario – Xarxa de Consum Solidari 1 : “ocho de los nueve grupos encuestados valoran de forma insatisfactoria la actividad politica que se desarrolla en sus colectivos“

El documento videográfico

Conciencia, compromiso y estabilidad profundiza sobre los problemas de consolidación de los grupos de consumo y sobre el alto nivel de rotación que tienen entre sus miembros. En relación a la importancia de dicha rotación, conviene recordar los datos que Guillem Tendero y Marc Badal aportan en el estudio antes citado:

1 Anàlisi del consum ecològic organitzat: buscant sinergies amb el comerç just i altres àmbits del consum responsable. Aspectes pràctics d'algunes experiències. Accesible en: http://www.xarxaconsum.info/in dex.php?option=com_content&tas k=view&id=1016&Itemid=203

“teniendo en cuenta las cinco experiencias del Área Metropolitana de Barcelona, de las que se han obtenido datos relativos a la rotación de miembros, de media cada año se dan de baja el 26 % de sus socios (....) Parece que en general por una cesta que se consolide han de pasar 4 o 5 unidades familiares (…) Cuesta que los nuevos socios compartan los valores, estén dispuestos a asumir los compromisos, se identifiquen con el proyecto y se impliquen (...) El elevado grado de rotacion hace que, en general, cuatro o cinco años después del nacimiento de una experiencia de consumo organizado un porcentaje muy elevado de los miembros que la componían originariamente se renueven totalmente.“

Todo el mundo coicide en que, en el crecimiento de los grupos de consumo, se reflejan las tendencias sobre consumo en las que lo ecológico, lo saludable y la proximidad son valores en alza. Si bien la amplitud de estas tendencias en el consumo sitúan una coyuntura muy favorable para los grupos de consumo, su misma amplitud habla de la superficialidad con la que el tema puede llegar a ser abordado. Superficialidad

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que es profundizada y consolidada por las grandes empresas que buscan ocupar estos nuevos nichos de mercado ofreciendo mercancias que toman algún elemento aislado del mundo de la agroecología y lo transforman en una nueva fuente de ventas y beneficios, desvirtuando su sentido profundo. Todo ello hace que un sector importante de los miembros que se apuntan a las organizaciones de consumo busquen motivaciones ligadas a la salud y a la buena alimentación, pero a veces sin ir más allá. Entre este tipo de socios y socias y aquellos altamente politizados hay una importante gradación de motivaciones. De esta diversidad hay que partir a la hora de establecer estrategias para consolidar los grupos de consumo y limitar la alta rotación que hoy padecen. Diversas intervenciones en el taller insisten en el carácter militante, de compromiso, que implica pertenecer a un grupo de 16

consumo, y por tanto la importancia que tiene clarificar y fortalecer las motivaciones ideológicas que sustentan nuestras organizaciones. Un fortalecimiento ideológico en doble sentido. Por un lado, de aquellos objetivos generales que comparte el movimiento. Pero también fortalecimiento ideológico entorno a la práctica del consumo, explicitando los criterios con los que se compra. Una práctica que se alimenta y tiene uno de sus puntos fuertes en la proximidad entre consumidor/a y productor/a. Todo esto requiere una gran trabajo de comunicación. Comunicación entre productores consumidores, entre los propios consumidores, entre aquellos mas antiguos y los nuevos que se incorporan,... En definitiva un proceso de implicación y participación basado en un mayor conocimiento del proceso de consumo. La importancia del factor ideológico no debe hacernos olvidar que


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también la calidad y servicio que las organizaciones ofrecen a los socios y socias es un requisito para evitar elevados niveles de rotación. En relación a este aspecto, un tema que surgió con fuerza en el taller fue el del precio de los productos. Se planteó que los grupos de consumo y las cooperativas, al ahorrarse pasos intermedios, pueden ofrecer unos precios favorables para los consumidores en relación a los existentes en el mercado. Pero este planteamiento fue relativizado por algunas intervenciones que resaltaron varios elementos a tener en cuenta. En primer lugar, que las cadenas de distribución, basadas en explotar a los agricultores, están entrando también en las lineas de productos certificados “bio”, y que cada vez vamos a encontrar precios en los productos certificados que, debido a los abusos a los productores y las deslocalizaciones, van a tender a la baja. En

algunos productos “gancho” podemos encontrar las típicas politicas de dumping comercial a las que nos tienen acostumbrados las grandes cadenas comerciales, con el consiguiente efecto de caída de precios en el mercado. En segundo lugar, nos podemos ahorrar márgenes especulativos pero no procesos de distribución que son necesarios y que requieren de un trabajo que incluye aspectos importantes de gestión. Muchas veces estos procesos están encubiertos con trabajo voluntario, y por tanto no repercute en el precio. Es un trabajo no remunerado que recae en el productor/a o en el consumidor/a. En un momento de crisis como el actual, sustituir dinero por trabajo voluntario puede tener aspectos positivos siempre y cuando se sea consciente del proceso, y sea asumido sabiendo las implicaciones en tiempo que va a tener y quien las va asumir. De lo contrario estaríamos delante de una ilusión que se desvanecerá rápidamente, y con ella el

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supuesto atractivo que pueden tener nuestras organizaciones. Podríamos estar ante una cadena de valor construída sobre la desigualdad, ya que alguien acabará asumiendo costes, aunque de encubierta y en forma de trabajo. El tema de los precios entras de lleno en otro tema de reflexión, al que está dedicado integramente el documento videográfico ¿Precios justos?: la remuneración del trabajo de los que participan en la cadena que lleva los alimentos hasta nuestro plato; y en especial, la remuneración del y de la productora. Sin embargo, antes de entrar en este complejo tema, y con el objeto de contextualizarlo, sería bueno ver la globalidad de los criterios de compra con los que trabajan nuestras organizaciones, tema que se aborda en el documento videográfico Proximidad y circuitos cortos. En este vídeo se presenta una variedad de experiencias concretas que permiten reflexiones ricas, 18

matizadas y diversas. Estas reflexiones parten de un conjunto de criterios de compra compartidas por todas las organizaciones de consumo: la proximidad, los aspectos sociales, la defensa del medioambiente y el compromiso en la lucha política por la Soberanía Alimentaria. También hay una coincidencia en que se han de considerar los criterios en su conjunto para, con sus inevitables contradiciones, valorar globalmente un proyecto y su dinámica, y desde esta visión global poder elegir de forma responsable. Dentro de esta visión hay también interesantes reflexiones sobre cada uno de los criterios. Asi, por ejemplo, el tema de la proximidad se analiza considerando varios factores, evitando reducirlo a solo un aspecto. Y es que los kilómetros que hay entre el producto final y el consumidor/a, por importante que sea, puede llevar a visiones simplificadas si se considera aisladamente. Hay intervenciones que insisten en el concepto de


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proximidad, reivindicando las posiblidades de conocimiento, de trasparencia, e incluso de contacto humano que proporcionan las organizaciones de consumo. Vale la pena insistir en un valor añadido de las organizaciones de consumo que no siempre se resalta: la posibilidad de una cercanía en las relaciones que posibilita el contacto humano incluyendo los aspectos sentimientales, aspectos que demasiadas veces se subvalora y que, no obstante, son esenciales en nuestra vida cotidiana. Para los escépticos, una reflexión: aquellos alimentos de nuestra infancia que recordamos y recordaremos siempre como algo exquisito, ¿por qué no somos capaces de volver a conseguirlos? ¿no será que tenían un componente sentimental que nunca podremos repetir? Dentro de este concepto de proximidad, un tema que suscita importantes reflexiones es el de los intermediarios. En general hay un reconocimiento de

la necesidad de determinadas funciones de mediación y de su complejidad, aunque en determinados àmbitos del movimiento existe una tendencia a su demonización. Esta demonización se justifica por el papel que tradicionalmente han jugado los intermediarios: aprovechando su control de los dos extremos de la cadena alimentaria, ejercen su poder sobre productores y consumidores. Sin embargo no debería confundirse el poder que han ejercido con la necesidad de algunas funciones que desempeñan. Habría que pugnar porque dichas funciones no implicasen una pérdida de poder y de control por parte de productores y/o consumidores. Así, en relación a los productos de huerta, difícilmente un productor podrá tener producción suficientes para subministrar una cesta con la variedad propia de cada temporada. Este fenómeno se hace más

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complejo si introducimos la fruta dulce. Los requerimientos productivos de los cereales, lacteos, vino, aceite, etc., introducen ya experiencias y situaciones que requieren de respuestas complejas. Los productos elaborados todavía complejizan más la situación. Esta multiplicidad de situaciones requiere respuestas si queremos controlar el conjunto de nuestra alimentación. Es cierto que hay requisitos productivos que son herencia de modelos que queremos cambiar, pero este cambio no solo no se puede producir a la velocidad deseada, sino que además algunos de estos requerimientos son racionales. Todo ello nos introduce en el tema de los instrumentos que debieran crearse entre consumidores y productores para resolver las necesidades de intermediación sin perder ni el control ni la proximidad. Este es uno de los puntos en que el debate de concreciones prácticas plasmado en el vídeo se muestra más embrionario 20

El concepto de proximidad también tiene otras limitaciones. Una es la implicación de los proyectos a los que damos apoyo con el desarrollo local. Ello hace referencia a los aspectos sociales y políticos de los proyectos con los que nos relacionamos mediante nuestra compra. El tema de la proximidad tiene también una referencia clara al consumo energético, enfatizando el tema del transporte. Un caso paradigmático es el trasporte de fruta (que tiene un porcentaje altísimo de agua) a miles de kilómetros de distancia cuando el mismo tipo de fruta se produce también a pocos kilómetros de donde se consume. Sin quitar importancia a la crítica que hemos construido sobre el transporte innecesario y la barbaridad ecológica que conlleva, debemos complejizar el análisis del coste energético de nuestros alimentos extendiendo el análisis energético a toda la cadena productiva: desde el coste energético de los insumos


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incorporados en su producción, al coste energético de una u otra forma de producción, pasando por el coste energético de su distribución en donde el transporte es importante, pero también las cadenas de frío, los insumos que se incorporan debido a la distancia en el espacio y también en el tiempo, y acabando en el coste energetico del envasado. Un tema especialmente polémico, pero que sirve para ilustrar la complejidad de la aplicación de los criterios que se manejan desde las organizaciones de consumidores, es el tema de los productos tropicales, y que afecta directamente al comercio justo. A veces se simplifica el debate viendo solo el tema del transporte, sin tener en cuenta los múltiples aspectos que hay implicados en un producto. En primer lugar valdría la pena constatar que el producto más vendido en los grupos de consumo es el plátano, que en un sentido reduccionista no

podríamos considerar de proximidad. Iniciando el analisis desde el punto de vista del productor, resulta muy interesante el analisis que Aigua Clara hace en el taller (organización de consumidores que también son productores agrarios). Su organización es decisiva en el mantenimiento de la agricultura y el consumo local en su comarca. Aigua Clara entiende la exportación de cítricos como un complemento que, dando salida a una producción tradicional de su comarca, ayuda a viabilizar una dinámica de trabajo dirigida a fortalecer lo local. También en el vídeo se puede encontrar la argumentación de como, desde el punto de vista energético, el análisis de la producción de café puede ser mucho mas relevante que el tema del transporte. Para los que trabajamos en el ámbito del comercio justo, no deja de preocuparnos que una parte importante del mundo de la Soberanía Alimentaria siga discutiendo

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exclusivamente el tema del transporte de los productos tropicales. Y en cambio no se distinga entre aquellos productos de comercio justo producidos con criterios similares a los que animan los grupos del consumo. O aquellos que lo único que garantizan es que se transfiere unos pocos recursos a organizaciones campesinas del Sur sin plantearse siquiera que relación tienen dichas organizaciones con la Soberanía Alimentaria. Y es que, bajo el epígrafe de comercio justo, en ocasiones se llega a apoyar organizaciones que pueden ser esencialemente agroexportadoras y que están en la lógica del monocultivo. En este sentido, no es una buena noticia el análisis del ya citado estudio elaborado por de Guillem Tendero y Marc Balda, cuando afirma: “Cuando se les pregunta si conocen los debates abiertos en el ámbito del comercio justo y las diferentes maneras de entenderlo y practicarlo, la respuesta habitual es que como grupo no lo han 22

trabajado. En general, expresan que algunas personas del grupo están más al corrriente de estos debates, pero que como grupos de consumo se podría afirmar que permanecen bastante ajenos a las discusiones y a los diferentes planteamientos que existen en la actualidad en torno a esta actividad“

En diferentes momentos del taller surge el tema de la calidad de los productos, relacionándose con diferente aspectos: rotación de los grupos de consumo, precios, trasparencia, relación directa con el productor, falta de una cultura de consumo ecológico, necesidad de mejorar la comunicación, etc. Aunque en un inicio éste no era un tema al que preveíamos dedicar un vídeo específico, el desarrollo del taller llevó a considerar interesante unir diversas intervenciones al respecto en el documento videográfico Qué

entendemos por calidad en agroecología. Aunque de hecho el tema de calidad se refiere casi exclusivamente a verdura y fruta, conviene recordar que la fruta y la verdura


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constituyen el centro de la práctica de consumo de nuestras organizaciones, y en algunas es el tema exclusivo. La calidad tiene muchos matices, pero hace referencia esencialmente a la transparencia, la comunicación, la capacidad de hacer llegar la información y cómo, a partir de aquí, se contruye una confianza que incluye una visión común de los temas de calidad. Es por ello que no puede dejar de preocuparnos la constatacion que Guillem Tendero y Marc Baldà hacen en su informe: “la mayoria reconoce que no dedican y/o no disponen del tiempo y la energía que sería necesaria, de manera que en general se quedan en un conocimiento muy superficial de los productores con los que trabajan”

Especialmente cuando, como vemos en el video sobre los sistemas de garantía basados en la confianza, esta relación directa real es esencial en nuestra forma de consumir y distribuir. Volveremos a ello mas adelante.

Tambien el tema de los precios (como se construyen y que se considera un precio justo) fue uno de los temas de reflexión recogidos en el documento videográfico

¿Precios justos? En general había coincidencia en que el precio es fruto de una negociación y un diálogo entre productores y consumidores limitado por dos realidades: la necesidad de viabilidad de los productores, y los precios que están dispuestos a pagar los consumidores. Este segundo elemento, nos guste o no, tiene una cierta referencia al mercado convencional, y especialmente al mercado “bio” convencional. Dado este marco, las reflexiones giraban en torno a factores que están, o debieran estar, presentes en la negociación. En primer lugar parecía necesario considerar que el precio es parte de una relación entre productores y consumidores, que en el caso de las organizaciones de consumo, debería

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incorporar aspectos más allá de la transacción económica. Los compromisos de volumen y de mantenimiento de stocks, la estabilidad de los acuerdos, los apoyos mútuos de todo tipo, la capacidad de comprender situaciones específicas,… todo ellos son elementos importantes que están, o debieran estar, presentes en el diálogo y la negociación. Para abordar el tema también es útil distinguir los costes asociados a cada parte del proceso: los costes de producción, de distribución y de comercializacion al mayor y al por menor. Por lo que respecta a los costes de producción, hay que tener en cuenta la variedad de nichos ecológicos en los que se produce y como ello puede afectar a esos costes. En una agricultura agroecológica la importancia de los nichos y como condicionan la produción es mucho mayor que en la agricultura convencional. Además el mantenimiento de la 24

producción agrícola en nichos donde los costes son mayores puede tener un alto valor ecológico. Tambien las diferencias en los modelos productivos pueden afectar a los costes. Las diferencias de costes entre convencional y ecológico son totalmente distintas en unos productos u otros, y ello no es fácil de explicar a un consumidor desconocedor de la agricultura y la ganaderia. ¿Como manejar toda esta diversidad sin encubrir ineficiencias y la vez consiguiendo remuneraciones que satisfagan a los productores? En general las distintas soluciones que se expresaron en los talleres parten de procesos de diálogo y negociación. En primer lugar, entre los propios productores, lo que debería ser más fácil cuando más organizados estén. Se afirmó que, en las discusiones sobre precios, cuantos más productores hay y más variados son, mejores son los resultados. En general se constató que cuando se habla de precios


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remunerativos, el tema de la valoración de las horas de trabajo en el campo acostumbra a ser infravalorado. La parte del coste atribuíble a la distribución y a la comercialización también fue motivo de reflexión. También aquí los costes son muy diversos atendiendo a las características de las explotaciones y de los circuitos de comercialización. En general había acuerdo en explicitar dichos costes como una forma de hacer viables los circuitos. Un tema que requiere una especial reflexión son aquellos costes que se asumen por parte del productor o de las organizaciones de consumo de forma voluntaria; es decir, no remunerada. Hacerlo puede tener ventajas. Sin esa inversión en trabajo voluntario algunos proyectos no habrían surgido. En otros, ello les ha permitido consolidarse o ampliarse. También puede ser una forma de hacer accesibles los productos a grupos domésticos con poder

adquisitivo reducido que, en cambio, están dispuestos a invertir tiempo. Sin embargo es necesario que estos costes sean explicitados. Lo contrario puede terminar invisibilizando este coste, lo que puede generar perversiones. Si dichos costes ocultos son significativos en el proyecto, su crecimiento depende de unos recursos (la voluntariedad) que necesariamente son limitados. E incluso su mantenimento puede depender de unas condiciones excepcionales y durar lo que dure dicha excepcionalidad. También se limita el proyecto a aquellos sectores que estén dispuestos a invertir tiempo o que se aprovechan del invertido por otros. Por último, se corre el peligro de que unas fuerzas que deberían estar dedicadas a potenciar aspectos imprescindibles de la lucha política agroecológica, y que solo pueden ser desarrollados desde la acción voluntaria, sean substraídas para dedicadarlas a subsanar una viabilidad económica mal planteada.

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Con el tema de la creación de relaciones de confianza, abordado en el documento videográfico Confianza,

participación: sistemas y certificaciones, entramos en el tema basico de nuestro modelo y al que al final se remiten la mayoria de los multiples temas que aparecen en el taller: la negociación de precios, la aplicación concreta de los criterios de compra, la misma consolidación de las organizaciones. En definitiva, aquello que da fuerza y atractivo a las relaciones directas que se establecen en las organizaciones de consumo. En las diferentes reflexiones hay coincidencia sobre las limitaciones de las certificaciones oficiales, e incluso las dificultades e impedimentos que pueden comportar para algunos productores realmente comprometidos en una visión agroecologica. Por el contrario, facilitan el camino a aquellos que han reducido su compomiso ecológico a una simple sustitución de insumos agropecuarios. Las 26

relaciones de confianza que propugnamos permite superar algunas de estas deficiencias. Pero, ¿cómo conseguir estas relaciones de confianza a las que aspiramos? En primer lugar se insiste en la idea de que la confianza es algo que se construye en un proceso de conocimiento y reflexión conjunta. Esta idea se complementa con la visión de que la costrucción de proyectos agroecologicos se entiende como un proceso. Producto de todo ello, se entendien el proceso de creación de confianza como parte del acompañamiento, participación y diálogo característico de los proyectos agroecologicos. Y es en este marco que profundizamos el conocimiento mútuo y la formación de todos los que participan, ya sea como productores o como consumidores. De ahí la crítica a considerar cualquier mecanismo de creación de confianza o de certificación como un sitema de control y vigilancia tal como interpretan las certificaciones oficales.


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Entendido así, algunos consideran que el nombre de Sistema de Garantía Participativa se ajusta más al contenido que el de Certificación Participativa, ya que pone el acento en el trabajo participativo para crear confianza y en la dimensión global de dicho trabajo. No hay que considerar como objetivo final la creación de un tipo de certificación. Este certificado, si se origina en el proceso, será un subproducto, pero no un fin en si mismo. Un segundo aspecto del debate es a qué nivel estamos en este largo y complejo proceso de creación de relaciones de confianza. Además de apoyar y fortalecer los procesos existentes, que aunque parciales y limitados, son un gran avance, ¿cuál ha de ser nuestro nivel de ambición a la hora de plantear metas?. A favor está el paso adelante que significaría conseguir un sistema de garantías sólido y extendido. En contra, las limitaciones de fuerzas y el peligro de agotarlas en el esfuerzo. El debate y, sobre

todo, las prácticas están ahi para seguir reflexionando. El trabajo de forma organizada es donde dedicamos nuestros esfuerzos cotidianos y, lógicamente, es la fuente de todas estas reflexiones. Parecía obligado dedicar un vídeo a reflexionar sobre cómo se organizan las organizaciones de consumo, y cuáles son sus puntos fuertes y debiles. El planteamiento del documento videográfico

Fortaleza y debilidades de nuestras organizaciones, en que cada participante habla desde su experiencia, lo convierte en un documento diferente al resto. No se trata de reflexionar sobre unas preguntas que, de una forma u otra, nos afectan a todos y al movimiento en su conjunto, y que buscan un cierto nivel de generalización. En este video, por el contrario, se explica como cada grupo y organización “se lo monta” y como piensa que puede avanzar. Por ello aquí las generalizaciones son dificiles. En cambio se muestra la gran riqueza de

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ejemplos prácticos de los que se pueden extraer aprendizajes. Es un documento difícil de situar en un lugar preciso con respecto al resto. Si se ve al principio, puede servir de presentación de las diferentes realidades. Si se ve al final, puede ayudar a entender, situar y contextualizar los debates

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y temas previos. En cualquier caso, y más allá de las interesantes ideas que podemos recoger, este documento videográfico constituye un instrumento para conocernos mejor. Si reivindicamos, como todos hacemos, el trabajo en red, éste empieza por el conocimiento mútuo. Es imprescindible para trabajar unidos.


Retos del consumo responsable Soberanía Alimentaria y Comercio Justo Principios de la Red de Consumo Solidario – Xarxa de Consum Solidari Creemos que la lucha por un Comercio Justo es la lucha por cambiar las injustas estructuras del comercio internacional, donde unas pocas empresas transnacionales que dominan organismos multilaterales como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio y las políticas agrarias y comerciales de los principales gobiernos están impulsando un modelo agrícola, comercial y de consumo injusto e insostenible. Damos un total apoyo a aquellas organizaciones como La Vía Campesina que reivindican que la alimentación es un derecho y no una mercancía y que la agricultura tiene que producir alimentos y no bienes de mercado. Trabajamos a favor de la Soberanía Alimentaria que pensamos que es el camino para acabar con el hambre y la malnutrición y garantizar la seguridad alimentaria para todos los pueblos. Entendemos por Soberanía Alimentaria el derecho de los pueblos a definir sus propias políticas y estrategias sostenibles de producción, distribución y consumo de alimentos que garanticen el derecho a la alimentación para toda la población, a partir de la pequeña y mediana producción, respetando las identidades culturales y con una orientación que tenga como prioridad satisfacer las necesidades de los mercados locales y nacionales. Entendemos que nuestros esfuerzos para comercializar productos de organizaciones populares del sur son sólo una parte de esta lucha. Participamos en el movimiento de resistencia a la globalización, un movimiento con el cual día a día reforzamos nuestros vínculos. En el marco de las movilizaciones donde participamos, trabajamos especialmente en los aspectos vinculados al consumo. Creemos en el poder de la sociedad civil como generadora de nuevas alternativas. Pensamos que el Comercio Justo no es un sector de actividad sino parte de un proceso de construcción de otra sociedad. Creemos que el Comercio Justo es una cuestión tanto de responsabilidad colectiva como de actuación individual; es una cuestión de ciudadanía. Creemos que el consumidor es un actor potente en nuestra sociedad y por ello nuestros esfuerzos se encaminan a la construcción de un movimiento social de ciudadanos conscientes y críticos. Luchamos por conseguir el máximo posible de justicia social y respeto al medio ambiente en toda la cadena de comercialización, que es una de las condiciones fundamentales para alcanzar un desarrollo auténtico. Por ello, sin esconder las contradicciones de comercializar en un mundo injusto como el actual, trabajamos para hacer transparente todo el proceso comercial, tanto en el norte como al sur, para que el consumidor responsable pueda valorar la coherencia de nuestro trabajo con los principios que defendemos.

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Xavier Montagut

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Retos del consumo responsable

Sobre las organizaciones que han editado este documento Red de Consumo Solidario Xarxa de Consum Solidari

Espacio por un Comercio Justo

La Red de Consumo Solidario – Xarxa de Consum Solidari es una asociación que desde el año 1996 trabaja en el ámbito del comercio justo y el consumo responsable. La Red de Consumo Solidario parte de una visión integral del comercio justo que engloba todo el ciclo de un producto: desde su producción hasta su comercialización. La Red de Consumo Solidario defiende un comercio justo con una voluntad de transformación radical del sistema, que pague un precio digno al productor, que respete el medio ambiente, los derechos de las mujeres y que suministre alimentos sanos y adecuados culturalmente, así como el derecho a la soberanía alimentaria de los pueblos frente al actual control de la cadena alimentaria por parte de transnacionales agroalimentarias y las grandes cadenas de distribución.

El Espacio por un Comercio Justo es una red que agrupa más treinta organizaciones del Estado Español y Portugal. Surgió en 2005, para defender una visión del comercio justo enmarcada en la economía social y solidaria, en oposición a la que defiende el sello FLO. Las organizaciones del Espacio no consideran el comercio justo en estrictos términos Norte/Sur, sino desde una perspectiva transformadora en los ámbitos de producción, distribución y consumo, ya que en un mundo globalizado las repercusiones del modelo agroalimentario imperante afectan a todas las partes del globo y a todos los actores de la cadena comercial. Por esta razón, el Espacio por un Comercio Justo se vincula con la lucha por la soberanía alimentaria tanto en el Sur como en el Norte. www.espaciocomerciojusto.org

Red de Consumo Solidario forma parte del Espacio por un Comercio Justo www.redconsumosolidario.org

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Xavier Montagut

 Barcelona, 2012

www.xarxaconsum.org

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