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The Circle Project - Dibujado sobre papel periódico 45g. con compás y tinta
Le robé un cartel a Richard Sarson Astrid Stavro se sincera con Richard Sarson. Un diálogo sobre el mundo del diseño, alejado de todo reduccionismo a través del cual podemos conocer sus fuentes de inspiración, sus miedos, su relación con el cliente y sus pensamientos acerca de una profesión que les fascina hasta el punto de hacer por ella alguna que otra pequeña locura. Texto: Astrid Stavro Visité una exposición en Trieste durante mis vacaciones de Navidad llamada ‘Cosulich’. La exposición estaba dedicada a la vida del Capitán Antonio Cosulich, padre de 14 hijos, que construyó su primer barco en el año 1857 para viajar con su numerosa familia. En los años siguientes, su flota fue aumentando comprando barcos de vapor; hoy en día el próspero negocio sigue en manos de la familia. Lo que más me sorprendió de esta historia es lo duro que este hombre tuvo que luchar para conseguir realizar su sueño, es decir, encontrar el dinero para construir su primer barco y tener el valor de zarpar con 14 hijos a bordo… Es una inspiradora historia sobre el coraje, la pasión y la determinación. Fue un placer ver algo ‘cargado de vida’ si lo comparo con las exposiciones de diseño que normalmente visito. En este sentido, la naturaleza biográfica de la exposición fue reconfortante. Me recordó la importancia de bus-
car la inspiración en cualquier lugar –no en lo que hacemos, arte y diseño– sino en la vida real. ¿Qué has visto/oído/leído recientemente que te haya inspirado? ¿Qué opinas de la frase de Paul Smith “puedes encontrar la inspiración en todas las cosas, y si no puedes, vuelve a mirar”?. Hablando de inspiración, el tiempo que pasé en el Royal College fue una época muy ‘glotona’. A veces echo de menos esos días justamente por la cantidad de fuentes de inspiración que teníamos a nuestro alrededor. Hoy, dirigiendo un estudio y trabajando delante de un Mac o pasando muchas horas seguidas reunida, la inspiración no es fácil de encontrar. Lugares como ffffound sin duda no son la solución. Es importante salir fuera y mirar, parar por un momento, pero también es difícil hacerlo cuando los clientes lo quieren todo acabado para ayer. ¿Es importante para ti parar de vez en cuando? ¿Lo haces a menudo?
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Sobre la inspiración Como bien dices, lo fácil es seguir las rutas habituales en busca de inspiración (páginas web, etc.); además, parece que es la manera que todo el mundo utiliza, como si no hubiera necesidad de buscar más allá. Algunos días me levanto y todo a mi alrededor me inspira –otros días la inspiración viene de dentro– a veces aparece silenciosamente trabajando en una idea en mi cabeza mientras paseo…, me excitan cuestiones y lagunas en situaciones o cosas. En muchas ocasiones siento un interés pasajero por proyectos de diseño que veo, pero para que algo te atrape y consiga que reconsideres tus creencias sobre tu visión del mundo…, eso no pasa muy a menudo”. Siempre me acuerdo de la primera vez que leí Mythologies, de Roland Barthes. Por aquel entonces pensaba que había alterado mi manera de entender lo que era ‘visual’, hasta
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el punto de que era imposible volver a no deconstruir una imagen y en consecuencia la función para la que fue creada. Con la mayoría de las cosas que hago me gusta empezar con la mente limpia– considerando lo que sería no tener influencias de ningún tipo y no tener referencias de las que beber. Esto es imposible, por supuesto –estamos hechos de lo que sabemos– pero creo que muchas cosas a mi alrededor coartan mis ideas; por ejemplo, no voy a hacerlo así porque se parece mucho a eso, etc., etc. Recientemente vi un documental sobre Orson Welles donde hablaba de la época de Citizen Kane (por aquel entonces Welles no sabía nada del proceso de hacer películas); decía algo más o menos así: “es mejor no saber cómo hacer algo ya que de esta manera tu creación será original y honesta. Cuando empiezas a conocer lo que está bien y lo que está mal te sientes abrumado por tus conocimientos”. “A veces intento utilizar un planteamiento clásico como marco para después rebelarme contra él. El catálogo de moda que diseñé mientras estaba en el Royal College separaba las imágenes del trabajo de los estudiantes de las ideas a las que hacían referencia. La idea original era tener un catálogo sin imágenes porque, a: quería ver qué aspecto tendría y b: quería experimentar con la forma del catálogo. ¿En qué momento todo el mundo aceptó el formato foto, texto, foto, texto? Así que a veces pienso que es importante alejarse y preguntarse por qué no miramos más allá de las páginas web o por qué aceptamos la tradición con tanta facilidad. Por supuesto, esto es contradictorio, ya que para que algo tenga sentido visualmente tiene que hacer referencia al mundo que nos rodea, así que rebelarse o romper las normas sólo es posible porque existen las normas de antemano. Una cosa necesita a la otra; no podemos reinventar nada verdaderamente ya que confiamos en el pasado para construir el futuro. Esta situación me agobia a menudo. La creatividad no será nunca libre. La mayoría del diseño que veo está basado en esta reinveción de trabajo ya existente, esa es una de las razones por las que me gusta explorar los elementos básicos –línea, forma, equilibrio, etc.– y también porque hay algo universal en ellos. Tengo la esperanza de que mis dibujos se comprendan como una experiencia en sí mismos (los 'point drawings' por ejemplo) o que sea apreciado el acto de crearlos (los círculos) antes que el intento de descodificarlos como algo que se refiere a otra cosa. Aunque,
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Diseño del catálogo Fashion and Textiles Graduation Show para el Royal College of Art, 2006
de hecho, son producto de un proceso de diseño. Astrid, es algo que también veo en tu trabajo, este proceso de creación basado en la idea de reducción hasta quedarse con los elementos esenciales. Creo que hay mucha diferencia entre dejarse influenciar por las ideas del pasado y copiar una exitosa pieza de diseño, ¿qué opinas?”. Esta idea de cómo el pasado afecta a nuestra creatividad diaria es muy interesante. Uno de mis clientes –una pequeña editorial independiente– es una auténtica pesadilla porque su respuesta a muchas de las portadas y colecciones que diseño para ellos es siempre la misma: “me recuerda a esto, me recuerda a aquello…”. Les respondo que todo está inventado y que, por supuesto, algunas cosas se van a parecer a eso o a aquello. Es divertido ver cómo encuentran similitudes en cosas que para mí son –visual y conceptualmente– completamente diferentes.
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Tienen miedo de perder su personalidad al parecerse a otro, así que buscan las similitudes con lupa y al hacerlo creo que pierden de vista lo más importante. Un tutor de Central Saint Martins que me inspiró mucho fue Phil Baines; muchos de sus trabajos tenían un ‘look’ medieval, pero con un toque moderno. Por supuesto, se inspiraba en manuscritos medievales y en la manera de deconstruir la tipografía. Justamente lo interesante es la forma en que recuperaba viejas maneras de componer tipografía. Tal vez la cuestión no es tanto lo que hacía sino cómo lo hacía, su particular manera de mirar. Lo verdaderamente fresco y nuevo, como tú dices, tal vez no exista nunca (o re-exista). Es la manera en que miramos e interpretamos las cosas pre-existentes lo que las hace diferentes. Y dónde miramos, por supuesto. Si buscas inspiración para una portada de libro lo peor que puedes hacer es leer
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Comentarios de los visitantes durante el Show en el Royal College of Art, 2006
Dibujado sobre papel periódico 45g. con boligrafo azul
un libro de Magma tipo The Best Book Covers of the XX Century. Esta forma de mirar sólo conseguirá que te inspire ciegamente algo que ya se ha hecho con anterioridad. Me viene a la cabeza Ways of Seeing de John Berger; y la brillante portada de David Pearson para The Work of Art in the Age of Mechanical Reproduction de Walter Benjamin. Estas Navidades, paseando por Trieste, mi hermano de doce años me dijo: “Astrid, ¿no crees que en esta ciudad todas las personas se parecen?”. ¿Por qué todos llevamos los mismos vaqueros y los mismos peinados, y sin embargo nos obsesionamos con hacer un trabajo que sea diferente? Es una paradoja, ¿no crees? Si hojeas los anuarios de D&AD, por ejemplo, es sorprendente ver la cantidad de nuevos y buenos proyectos que se producen cada año. Tantas buenas ideas, ¡tantos proyectos que te hubiera gustado haber
hecho a ti! Muchos de ellos son producto del mismo proceso, de una misma manera de pensar. Tal vez la “cárcel creativa” más grande es el hecho de haber nacido en un lugar y en un momento concretos. Nos convertimos, inevitablemente, en pensadores y artistas del siglo XX. Y, por supuesto, cómo pensamos y lo que pensamos tiene que ser parecido. Si no, ¿cómo se explica que Picasso y Braque pintaran cuadros tan similares habitando en ciudades diferentes, pero durante el mismo periodo de tiempo? “Creo que tu referencia al cubismo es muy acertada en ese contexto. Los cubistas intentaban (incluso de manera literal) representar el mundo de una manera nueva, original. Tu hermano tiene razón, a menudo nos gusta tanto pertenecer al grupo que nos da miedo destacar, por ejemplo, utilizando técnicas y materiales inusuales. Yo me alegro cuando creo que mi trabajo propone algo nuevo.
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Con el proyecto Cities of the World (una instalación sobre la visualización de información) partí de algo muy habitual: la representación de hechos y cifras pero usados en un espacio tridimensional real. Lo bonito del proyecto era que las habitaciones (con nombres de capitales de ciudades) dependían del azar de los números, así que el proyecto estaba estructurado en un 99% pero lo que realmente definía el resultado visual final era desconocido. Creo que hubiera sido imposible sentarse y plantear algo hubiera sido más vivo. Al cambiar el contexto en el que se muestran normalmente los datos (una habitación real) me encontraba en un territorio nuevo y eso me interesaba por las contradicciones que planteaba. La gente que visitaba las habitaciones preguntaba sobre lo que influenciaba las pautas desde un punto de vista puramente estético. Creo que son muy interesantes las observaciones de la gente sobre tu trabajo, su visión
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es normalmente la opuesta a la que tú imaginabas. También es interesante el hecho de que ven cosas que tú no has visto. En la exposición de mi proyecto de graduación del Royal College of Art dejé un pequeño libro para que la gente escribiera lo que pensaba sobre mi obra. Al final el libro resultó una pieza más interesante que el propio dibujo. Había mensajes de personas de todas las edades (las mejores, las más honestas, eran de niños) que reaccionaban a mi trabajo con sus propios dibujos y comentarios. Creo que, aunque intentes trabajar pensando en el usuario final, nunca podemos saber (y siempre nos sorprende) quién es de veras. Enseñarle uno de mis libros a un persona se convierte en una especie de juego psicológico para comprender cómo es esa persona –cómo miran el libro, ¿lo ojean rápidamente?, ¿miran el lomo?, ¿doblan las esquinas o empiezan por el final? Realmente es una buena manera de saber cómo puede relacionarse contigo esa persona en la vida real. Astrid, seguramente te preguntas qué hacen las personas con los libros que diseñas ¿doblan las esquinas? (espero que no…)”. Me gusta tu idea del juego psicológico. Comparar la manera en que la gente maneja y reaccciona a tu trabajo con la manera en que se relacionan contigo, imagino que dice mucho de la persona pero, evidentemente, es un poco relativo. Tal vez tienen un mal día o tienen prisa, etc. Rara vez me pregunto qué hacen las personas con los libros que diseño o cómo reaccionan ante ellos. Honestamente, no me importa lo que hagan con los libros. Por supuesto, me gusta pensar que a la gente les gusta y los compra, pero no suelo pensar más allá. Aunque espero que no los doblen, o los utilicen como ceniceros, o usen sus páginas para encender las estufas; así que supongo que sí me importa. La mayoría de veces diseño para el cliente pero también para mí. Soy muy obsesiva –presto mucha atención a los detalles, procurando llegar a la perfección incluso con proyectos tan simples como un flyer o un folleto. Las cosas más sencillas son a menudo las más complicadas; suelen ser el resultado de un laborioso proceso de destilación, como has comentado antes, “un proceso de creación basado en la idea de reducción hasta quedarse con los elementos esenciales”. Con frecuencia me sorprenden las reacciones de la gente; tal vez porque no me las espero, aunque cuando las recibo, es siempre muy gratificante. Sin embargo, debido a mi obsesiva forma de tra-
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Construcciones realizadas con hilo negro y clavos sobre MDF.
bajar, rara vez ven cosas que yo no haya visto antes. Supongo que soy una control-freak, ¡espero no ser así en la vida real! Aunque, según tu juego psicológico, debo serlo, así que ahora estoy empezando a preocuparme. Richard, con tu trabajo debe ser distinto ya que la naturaleza de tus proyectos es muy diferente. En mi caso, mi trabajo suele ser la respuesta al encargo de un cliente (excepto los auto-encargos); en cambio, tu trabajo lo veo más cercano al arte o más allá del diseño gráfico. Tú eres diseñador, ilustrador y artista… ¿cómo te definirías a ti mismo? ¿Cuánto de tu trabajo se basa en la resolución de problemas? ¿Te sientes más cercano al arte o al diseño? ¿Crees que el hecho de tener un encargo es lo que diferencia el diseño del arte? ¿Son los diseñadores simplemente personas que resuelven problemas? En España muchas personas –e incluyo algunos de mis clientes– creen que un diseñador se dedica a
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poner letras y colores bonitos. Cuando propongo algún cambio conceptual, por ejemplo en el contenido de una exposición, me miran como si estuviera loca; entonces dicen: “eso es trabajo del comisario”. Si les propongo escribir unos textos para un cartel dicen: “eso es el trabajo de la agencia de comunicación”. Fin de la discusión. Así que a menudo me encuentro marginada o apartada de cualquier intervención que no sea puramente gráfica. Se supone que debo dejar de pensar y permitir que los demás hagan su trabajo ya que ¿quién soy yo como grafista para opinar sobre nada? Aquí los grafistas diseñamos, no pensamos. En Inglaterra es diferente. Paso mucho, pero mucho tiempo tratando de explicar la naturaleza de mi trabajo… Como artista/diseñador/ilustrador, ¿qué tipo de clientes tienes? ¿Tienes libertad creativa? “Recuerdo haber hablado contigo sobre este tema con anterioridad –el rol que juegas
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Finale / Stability / OnOff - Serie de carteles para los Sound Seminars organizados por Jon Wozencroft en el Royal College of Art
Diseño del catálogo para la graduación de Communication Art and Design, The Royal College of Art, 2006
en el proceso de diseño– lo que enlaza con lo que decía antes sobre la manera en que otras personas ven tu trabajo. A veces puedo pasarme horas simplemente decidiendo la posición de la página, estudiando cómo esa posición afecta al resto de elementos. Posiblemente nadie se de cuenta de ese detalle al ver el resultado final ya que, tal vez, la imagen usada es tan poderosa que domina toda la página. Mucha gente se siente estimulada por los colores y las formas de los dibujos acabados del proyecto Circle. Sin embargo, empiezan en mi mente como ideas matemáticas. Para mí los dibujos acabados son como las sobras después de haber probado la idea. Siempre los he entendido como experimentos o como partes de un experimento mayor. Esa es la importancia de hacerlos a mano. Empezaron como una extensión de mi interés por las retículas, por el proceso de división de un espacio y por la cantidad de maneras en que puedes
hacerlo. Con el tiempo me han empezado a gustar otras cosas de ellos, por ejemplo el hecho de que insinúan la idea de que la perfección no puede alcanzarse, y que es mejor disfrutar y deleitarse en un elemento caótico. Tengo una tendencia natural hacia la organización, el pensamiento racional y la unidad. Los dibujos se convierten en un símbolo de mi batalla que consiste en desbaratarlos con métodos ilógicos –los materiales hechos a mano, sencillos, los patrones que en sí mismos son ilógicos y tienen una naturaleza caótica: ¿por qué elegir ese patrón y no otro? Es un acto totalmente aleatorio. Mi trabajo necesita estos elementos ya que, si no, llegaría literalmente a minimizarlos hasta el extremo de llegar a no tener nada sobre el papel. El problema entonces consistiría en encontrar el blanco adecuado para el papel. Por lo que has dicho antes, veo que ambos compartimos esta obsesión, aunque
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creo que viene de sitios diferentes. Definitivamente, es lo que me da el valor para hacer trabajo nuevo, quiero sentir que cada vez estoy más cerca de comprender lo que hago. El resultado de ello es trabajo que cada vez es más conciso, más simple y poderoso. La definición del trabajo que hago es sencilla ya que depende de otras personas y de la situación en la que me encuentre. Si estoy concursando para un proyecto de diseño, entonces me llaman diseñador. Si estoy trabajando en una exposición, entonces soy un artista… Creo que sería muy aburrido saber porqué la gente te etiqueta de una manera u otra, o qué es lo que debo decir que hago. Me gusta la libertad, lo que puede causar problemas financieros, aunque creo que el placer de hacer lo que quieres y al ritmo que quieres compensa. Especialmente cuando piensas que muchas personas, por una razón u otra, nunca tienen esa oportunidad”.
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The Circle Project felt-tip Series. Dibujado sobre papel periódico 45g. con compás y rotuladores de color, 900 x 585 mm
¿Tienes algún trabajo favorito? ¿Te sientes más cómodo con tus ilustraciones o con los encargos, por ejemplo los catálogos del RCA o la identidad de IBC? Recuerdo haber visto los carteles del Sound Seminar por todo el College y pensar “uau, estos carteles son muy buenos”. Te diré un secreto, ¡una vez robé uno! Fue el cartel Stability, que tenía un círculo troquelado y estaba impreso en papel espejo, de tamaño DIN A3. Desgraciadamente no lo encuentro, seguro que está en una caja polvorienta en el ático. Por supuesto, entonces no te conocía así que ahora esto es un poco embarazoso. ¿Cómo surgió ese proyecto? ¿Le propusiste a Jon Wozencroft diseñar los carteles? ¿Puedes explicarnos el proceso conceptual? ¿Los títulos son tuyos o de Jon? “Lo pasé muy bien diseñando los carteles para el Sound Seminar. Jon me daba un título, yo los creaba y al día siguiente estaban colgados en las paredes del College. Tomaba como
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Cities of the World, Los Angeles room. Instalación en el Johnson Building, London, para OPX y Aecom
punto de partida las palabras pero de una manera poco literal; ahora me doy cuenta de que la cuestión era, sobretodo, divertirse jugando con las formas. Me gusta la idea de serie –hay algo modular en ello–; plantear una retícula (creé una basada en la sección áurea, que se dividía en formas que a su vez contenían tipografía) y después usar la pauta de una serie (por ejemplo On/Off era negro y lo invertí para Stability) para crear o dictar el siguiente cartel. Me gusta cuando, por algún motivo, no puedo elegir porque creo que me alivia del peso de la responsabilidad. La impresión de los carteles era muy barata, algunas veces cortaba algunas partes o usaba diferentes tipos de papel. Fueron la base para el proyecto Circle, o mejor dicho, los precursores, ya que me di cuenta de que las alteraciones manuales dotaban los carteles de una calidad que hacía que la gente los quisiera robar y llevárselos a casa (Astrid, no eres la única).
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Algunas veces desaparecían antes de que tuviera lugar el evento –lo cual era gracioso–, o se quedaba uno extraño, cubierto por otros carteles y acababa formando parte de las paredes del College. Eso también me gustaba. Trabajando en estos carteles descubrí a Josef Müller-Brockmann y su manera de crear un cartel –como un edificio o una escultura–, reflexionando sobre cada una de las partes, con el mismo respeto que a la influencia sobre todo el diseño. También esa estética –simplificando visualmente pero a la vez haciendo la idea más fuerte. También Max Bill; ambos hicieron que me interesara en la geometría. Acabo de hacer un pequeño librito –Iteration, volviendo a la idea del Sound Seminar– en impresión digital y simplemente jugando con formas en una superficie definida, de nuevo con una acción al azar que finalmente determinará la pauta acabada. Hay algo que me gusta en lo digital; siempre me ha gustado ese acabado limpio y la multiplicidad, esa especie de repetición que, en algún momento (como ya he comentado antes) necesita un virus en el sistema que provoque la aparición de lo inusual. La copistería que uso para Iteration está a la vuelta de la esquina de mi estudio, es muy rápida y barata; la calidad de impresión ha visto tiempos mejores, lo cual es fantástico ya que el proyecto está definido mecánicamente. Las copias finales tienen áreas donde el negro no tiene la intensidad suficiente, o hace burbujas en las esquinas; todo muy sutil, pero me encanta esa especie de individualidad, sobretodo en algo tan programado como una copia hecha a partir de un archivo digital. ¿Mi trabajo favorito? No estoy seguro de tener uno… Me gusta empezar de cero cada vez, así que no me pongo sentimental con los trabajos, suelo pintar encima de lo anterior y tiro las cosas. Creo que es bueno despejar la cubierta y empezar con un lienzo limpio. Me confunde que la gente quiera comprar mi obra para colgarla porque yo no tengo nada en mis paredes y no colecciono físicamente la obra de otros. Me gusta considerar mí trabajo como parte de un proceso en desarrollo, ya que cada vez que hago algo me acerco más a la comprensión de mí mismo; el trabajo es el efecto colateral de ese proceso. De alguna manera, el diseño me atrae porque tiene una tendencia natural a ser destruido. Para mi eso no es negativo, creo que hay algo honesto en ello; tu trabajo debe demostrarle al entorno que merece estar ahí, para que alguien quiera arrancarlo de la pared y guardarlo. l