El gigante levantó con una mano al pollito y le dijo _ ¿Qué haces aquí pollito, que no sabes que cuando llueve me convierto en malo.
El pollito contestó: _ ¡Es cierto, pero si quieres te presto mi paraguas! Dijo con un poco de miedo. El gigante le dio tanta ternura que empezó a reírse que fue cambiando su expresión de la cara. Y pensó que ese era un gran invento para los días de lluvia.
Desde entonces, cuando el cielo cambia de color y empiezan a caer las primeras gotas de agua, el gigante abre su gran paraguas e invita a todos los animales a jugar al truco, pero siempre gana el pollito.
Autor: Agustín Ayala Peña 4º “A” Esc. Lic. Adolfo López Mateos
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