HOMEOPATÍA PARA EL ESTUDIANTE DE MEDICINA 2013

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HOMEOPATÍA PARA EL ESTUDIANTE DE MEDICINA UNA VISIÓN CRÍTICA A LA TERAPIA COMPLEMENTARIA DE MODA

10 DE ABRIL DE 2013 SEMANA CULTURAL DE LA FACULTAT DE MEDICINA I ODONTOLOGIA DE LA UNIVERSITAT DE VALÈNCIA

Víctor Marcos Garcés Jose Carlos Vaqué Alcázar

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La primera gran virtud del hombre fue la duda; el primer gran defecto, la fe.

Carl Sagan.

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Más información en la página web http://homeopatiaparaelestudiantedemedicina.blogspot.com.es/

Colaboran Asamblea de Representantes de la Facultat de Medicina i Odontologia de la Universitat de València.

Col·lectiu Els Quatre Gats.

Nota de los autores Los autores declaran no tener ningún conflicto de interés. No, no nos pagan las malvadas empresas farmacéuticas para poner a caldo a la homeopatía. Sólo lo hacemos porque nos encanta la Medicina y la ciencia (¡y aún más la Medicina científica!).

Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 Unported, por Víctor Marcos y Jose Carlos Vaqué.

Imagen de portada

por Argonowwski en Wikimedia Commons (enlace).


ÍNDICE 1. Un poco de historia

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2. Los tres principios de la homeopatía

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3. El “caso Benveniste”

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4. ¿Evidencia científica?

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5. Efecto placebo

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6. ¿Por qué se vende? Aspectos económicos y legales

20-28

7. What’stheharm?

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8. Conclusiones

32-33

9. Referencias

34-39

Fuente: Wikimedia Commons

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1. UN POCO DE HISTORIA A principios del siglo XIX, la medicina estaba comenzando a convertirse en ciencia, pero todavía tenía mucho de arte. Los médicos tenían conocimientos de anatomía, pero no de fisiología, y mucho menos de histología. Las sangrías estaban a la orden del día. Era la época de Virchow, Koch, Claude-Bernard, Pasteur, Semmelweis, Purkinje, Ramón y Cajal, Lister y Roentgen. Contemporáneo de todo este plantel encontramos a Samuel Hahnemann, un médico desencantado de las prácticas que se realizaban en aquella época. Para constatar los efectos de la quinina la probó en sí mismo (cosa habitual en esa época) y desarrolló los mismos síntomas que los originados por el paludismo, objeto de tratamiento de la quinina. Con este sencillo experimento Hahnemann creía demostrado el principio de “lo similar cura lo similar”; además, notó que cuanto menor era la dosis de quinina menores efectos perjudiciales le proporcionaban: aquí nacieron las famosas diluciones homeopáticas. Para seguir con el desarrollo, Hahnemann pensó que, ya que la quinina produce los mismos síntomas, será esto lo que trata, dando el enfoque holístico a la homeopatía y prescindiendo por completo de la etiología. Si un médico actual hubiera examinado a Hahnemann habría constatado que era hipersensible (se cree que por idiosincrasia) a la quinina y todo estaría resuelto. Daguerrotipo (fotografía en plata) de Samuel Hahnemann, fundador de la homeopatía, en 1841. Fuente: WikimediaCommons.

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2. LOS TRES PRINCIPIOS DE LA HOMEOPATÍA Se considera remedio homeopático todo aquello que cumpla los siguientes principios:  Vitalismo: la homeopatía es una práctica holística que desde el siglo XIX no ha variado, de forma que la etiología de todas las dolencias es la que propuso su creador Hahnemann: un desequilibro de tu energía vital. Además, como buena terapia holística, trata sólo los síntomas individualmente. Da lo mismo que el síntoma lo produzca una bacteria que un mecanismo autoinmune, el tratamiento dependerá de las circunstancias vitales del enfermo e irá enfocado al síntoma y no al síndrome.  Similia similibus curantur: “Lo similar cura lo similar”. Esto implica que, para tratar un síntoma, debemos administrar una sustancia que provoque unos síntomas similares. Algunos ejemplos son: o Para tratar el dolor agudo se da algo que cause dolor agudo, en este caso apis mellifica (no es latín aunque lo parezca, es inventado), es decir, abeja.

o Para tratar la cianosis, el remedio homeopático se basa en cianuro.

o Para tratar el insomnio, el remedio homeopático se basa en cafeína. o Para la congestión: alium cepa, es decir, cebolla.

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o Para las quemaduras graves: sephia medicinalis, es decir, sepia de toda la vida, porque tiene tinta y la tinta es negra, como las quemaduras graves. o Para la tos: tabacum.

o Para el picor de garganta: agua de vichy.

o Para la tos explosiva: trinitrotoluenum, más conocido como dinamita.

o Para el cáncer: astavus fluvicticus o cangrejo de río.

o Para la inquietud: agua de mar, que nunca está quieta.

o Para las convulsiones: electricidad.

o Para la sensación de opresión: muro de Berlín.

o Para las molestias de espalda: agua del Océano Atlántico, por donde está la dorsal atlántica. o Para los problemas femeninos: luz de Venus.

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 Potenciación: es un concepto ideado por Hahnemann que se basa en que cuanto más diluida esté una sustancia más potencia farmacológica posee. Esto significa que 0.5 mg de Ibuprofeno son más efectivos que 600mg. Por ello, los homeópatas utilizan diluciones. Una dilución 1CH (centesimal hahnemaniano) equivale a coger una gota de compuesto original y mezclarla con 99 gotas de agua; 2CH sería coger una gota de lo anterior y añadirlo a 99 de agua. Existen diluciones de hasta 10.000CH, pero las más habituales rondan entre los 30 y 50CH. Para entender lo que significa una dilución de 30CH, imagina una esfera de agua con un diámetro de 150 millones de kilómetros (es la distancia que hay entre la Tierra y el Sol). La luz tarda ocho minutos en recorrer esa distancia. Imagina una esfera de agua de ese tamaño con una molécula de una sustancia disuelta en ella: eso es una dilución 30 CH (para los pedantes: es 30.89 CH).

Una dilución homeopática 30CH equivale a una molécula del principio activo disuelta en una esfera de agua cuyo radio es igual a la distancia entre la Tierra y el Sol. Fuente: WikimediaCommons.

Para poder llamarse dilución homeopática, además, tiene que sufrir un proceso llamado “sucusión” en el que Hahnemann golpeaba el preparado 3 veces contra una biblia, pero ahora simplemente consiste en un agitado vigoroso.

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Un simple cálculo nos permite saber que, a partir de la 12CH, no hay ninguna molécula original en la dilución. Por eso, los homeópatas se apoyan en que “el agua tiene memoria”. Sí, ellos dicen que el agua “recuerda” las moléculas con las que ha estado en contacto y mantiene su energía o “estado cuántico” según las fuentes, por eso es capaz de curar. El por qué solo “recuerda” lo que al homeópata le conviene sigue siendo un misterio. 8

La “memoria del agua” es una teoría que intenta explicar el mecanismo de acción de la homeopatía: como en la inmensa mayoría de las diluciones que se utilizan no hay ni una molécula de principio activo (soluto), necesariamente debe ser el agua (el disolvente) la que tenga un efecto terapéutico. Sin embargo, esta teoría, además de contradecir todos los conocimientos actuales en física y química, no ha sido demostrada en ninguna experimentación. Fuente de la imagen: hugorulez.

3. EL “CASO BENVENISTE” En el año 1988, la prestigiosa revista Nature publicaba un artículo con el título “Human basophil degranulation triggered by very dilute antiserum against IgE”, dirigido por el inmunólogo francés Jacques Benveniste (3.1., 3.2.). En este estudio, se añadía a un cultivo de basófilos humanos una solución con anticuerpos antiIgE, que provocaba la degranulación de estas células y la liberación de histamina; el interés radicaba en que los investigadores diluían el


anti-IgE hasta niveles en los que no quedaba ni una sola molécula de anticuerpo, ¡pero aún así los basófilos seguían degranulándose! Los autores concluyeron que esto podía deberse a la “transmisión de la información biológica a la estructura molecular del agua”, suponiendo, por tanto, una prueba científica de la controvertida “memoria del agua”, cosa que podía dotar de una explicación plausible, desde un punto de vista físico y químico, a la homeopatía. John Maddox, editor de Nature por aquel entonces, supuso que la investigación sería controvertida, así que decidió publicarla con un aviso: “Puede que los lectores de este artículo compartan la incredulidad de los revisores; por lo tanto, Nature ha solicitado que investigadores independientes observen la repetición del experimento”. Él mismo lideró el equipo de investigación, en el que incluyó al químico y experto en fraudes Walter Stewart, y al mago y escéptico James Randi (3.3., 3.4.). Cuándo repitieron el experimento bajo condiciones de “cegado”, codificando las muestras para que los investigadores no supieran si se trataba de los controles o de las soluciones diluidas, los resultados fueron decepcionantes: no había degranulación de los basófilos ni memoria del agua. Todo se debió a sesgos, controles inadecuados, contaminación de equipos y selección de datos. El artículo inicial quedó por tanto en evidencia; aunque Benveniste, por su parte, nunca se retractó de éste, su reputación quedó seriamente dañada. Posteriormente, llegó a afirmar que la información molecular también podía transmitirse por teléfono. Estos dos “descubrimientos” le fueron reconocidos con dos premios Ig Nobel, uno en 1991 y otro en 1998(3.5., 3.6.). Jacques Benveniste en su laboratorio. Fuente: enlace.

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4. ¿EVIDENCIA CIENTÍFICA? El 14 de diciembre de 2009, la Organización Médica Colegial (OMC) española reconoció la homeopatía como “acto médico”, con el objeto de “proteger la salud de la población” e “impedir que esas actividades que se practican con ciudadanos no las lleven a cabo personas sin la formación adecuada”, según su comunicado (4.1.). La OMS también reconoce la homeopatía como “medicina tradicional y complementaria” (lo cual significa, simplemente, que reconoce su existencia)(4.2.). Es innegable que la homeopatía existe, que algunos médicos la recetan, y que la población la utiliza: según una encuesta de Laboratorios Boiron, un 33% de la población española ya la ha utilizado para tratar distintos problemas de salud, y un 27% la usa con frecuencia ocasional o habitual(4.3.). Según Javier Lanuza, profesor de Farmacología y Director de la Cátedra Boiron de Homeopatía en la Universidad de Zaragoza, “la homeopatía es una realidad social que está ahí”(4.4.). Ante este panorama abrumador, cabe esperar que la ciencia aporte evidencias sobre la eficacia clínica de unos “medicamentos” cuyo uso está, sin duda, ampliamente extendido en la población. Una búsqueda en PubMed con el término “homeopatía*” arroja 4594 resultados; en Embase, la cantidad asciende a 8874 resultados. Esto indica que hay un interés científico actual en la homeopatía, con lo cual la afirmación de que “no se investiga en homeopatía” es patentemente falsa. Entre los resultados hay numerosos ensayos clínicos, metaanálisis y revisiones sistemáticas. Un metaanálisis de 1997 publicado en la prestigiosa revista The Lancet por Linde et al (4.5.) adquirió gran relevancia por comparar los efectos clínicos de la homeopatía con el placebo. Los autores concluyeron que, a pesar de no haber suficiente evidencia como para afirmar que la homeopatía fuera claramente eficaz, los resultados parecían indicar que los efectos observados no se debían completamente al

1997

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efecto placebo. Una buena noticia para los defensores de la homeopatía, quienes vieron en este artículo la prueba definitiva de la efectividad de esta terapia. Pero, poco después, otros autores (4.5.) criticaron algunos aspectos del metaanálisis, básicamente, por incluir un probable sesgo por la baja calidad de muchos estudios incluidos, que tendían a favorecer a la homeopatía más que los estudios de mayor calidad e inclinaban la balanza decisivamente. Incluso los propios autores, Linde et al, en otra publicación en 1999 (4.6.), reflexionaron sobre el impacto de la calidad del estudio en los resultados obtenidos en ensayos clínicos de homeopatía controlados con placebo: concluyeron que, efectivamente, “los estudios con una mejor calidad metodológica tienden a mostrar resultados menos positivos”.

1999

La polémica continuó hasta que en 2005 la misma revista The Lancet publicó otro metaanálisis por Shang at al (4.7.) en el cual se comparaban ensayos controlados con placebo tanto en alopatía (medicina convencional) como en homeopatía. La conclusión era contundente: “los hallazgos son compatibles con la noción de que los efectos clínicos de la homeopatía son efectos placebo”. No sólo eso, sino que, además, la propia revista publicó en el mismo número un demoledor editorial con el título “The end of homoeopathy” (4.8.) en el que se afirmaba que “(...) el tiempo ha pasado para los análisis selectivos, los reportes sesgados, y para continuar invirtiendo en investigación para perpetuar el debate de homeopatía versus alopatía. Ahora, los médicos deben ser valientes y honestos con sus pacientes sobre la falta de eficacia de la homeopatía (...)”.

2005

Esta publicación también provocó mucho revuelo y fue criticada, entre otros, por los autores del metaanálisis de 1997, Linde y Jonas (4.9.), quienes reconocen que su artículo fue “desafortunada e incorrectamente usado por los homeópatas como evidencia de que su terapia estaba probada”, pero afirman sentirse decepcionados de

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que “ahora la revista utilice incorrectamente un estudio similar de un modo completamente acrítico y polémico”. También los propios homeópatas respondieron. Por ejemplo, la Asociación Suiza de Médicos Homeópatas (SVHA), en un artículo en la revista Homeopathy (4.10.), critica el metaanálisis en unos términos tan curiosos como los que siguen: “(...) el metaanálisis puede ser estadísticamente correcto, pero su validez y significancia práctica pueden verse en un vistazo: ¡ni un solo homeópata cualificado trataría nunca a ningún paciente en la práctica clínica como se hace en los 110 ensayos analizados! (...) Se confunde la práctica homeopática habitual con formas distorsionadas de estudio que violan hasta las reglas más básicas de la homeopatía”. Lo cual supone una falacia del tipo “no se puede demostrar que la homeopatía funcione mediante los estrechos esquemas de la ciencia actual (aka. formas distorsionadas de estudio)”, y nos plantea indudablemente la siguiente pregunta: entonces, si no es mediante la ciencia, ¿cómo se demuestra su eficacia? Estos autores insisten en situar a la homeopatía en el campo de lo indemostrable (es decir, en el campo de lo místico), y aquello que no se puede demostrar, no es conocimiento empírico, y por tanto, no es ciencia, y, por tanto, tampoco puede ser medicina (al menos, no medicina basada en la evidencia).

2006

Además de estas evidencias, desde el año 2008, la prestigiosa Colaboración Cochrane ha publicado 13 revisiones sistemáticas sobre la homeopatía, en ninguna de las cuales hay eficacia más allá del efecto placebo (4.11.).

2010

No solamente las revistas científicas se han pronunciado sobre la homeopatía: también algunas organizaciones gubernamentales han aportado su contribución al debate.

El primer informe que salió a colación fue el del Comité de Ciencia y Tecnología de la Cámara de los Comunes (el equivalente a nuestro Congreso de los Diputados) de Reino

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Unido, en el año 2010(4.12.). La conclusión del informe era tajante: “(...) el Gobierno no debería respaldar el uso de placebos como tratamiento, incluyendo la homeopatía. La homeopatía no debería estar financiada en el NHS* y la MHRA* debería dejar de otorgar licencias a productos homeopáticos”. A pesar de ello, el Gobierno británico decidió mantener a la homeopatía dentro del NHS, bajo la premisa de que “la eficacia de un tratamiento es importante, pero también la elección del paciente es un factor a considerar” (4.13.). ¡Como si sacar a la homeopatía del NHS violara la libertad de elección del paciente! Tal vez la estrecha relación de la Familia Real británica con la homeopatía influyera algo en la decisión (4.14.).

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2011

Poco tiempo después, Ichiro Kanazawa, presidente del Consejo Científico de Japón (SCJ), afirmó que “la capacidad terapéutica de la homeopatía ha sido científica y concluyentemente refutada” (4.15.). La Asociación Médica Japonesa y la Asociación Japonesa de Ciencias Médicas respaldaron el contenido del mensaje de Kanazawa. Y la British Medical Association (BMA) llegó a afirmar que la homeopatía era “brujería” y que “no debería ser pagada por el NHS hasta que no haya evidencia de que funcione” (4.16.). Un poco más tarde, en febrero de 2011, la Royal Pharmaceutical Society emitió un comunicado dirigido a la MHRA en el cual instaba a dicha agencia reguladora a exigir a los remedios homeopáticos pruebas de eficacia mediante ensayos clínicos aleatorizados; en caso contrario, no deberían incluir ninguna indicación terapéutica en el envase ni en el prospecto, y “no deberían ser llamados “medicinas”” (4.17.). Pero aún hay más. También en 2011, la NHMRC (National Health and Medical Research Council) australiana emitió un comunicado público sobre la homeopatía en el cual afirmaba que “no es ético que los profesionales de la salud traten a sus pacientes con homeopatía, por el motivo de que la homeopatía (como fármaco o procedimiento) han demostrado no ser eficaces” (4.18.). *NdT: el NHS (National Health Service) es el equivalente británico a nuestro SNS (Sistema Nacional de Salud). El MHRA (Medicines and Healthcare Products Regulatory Agency) es el equivalente a nuestra AEMPS (Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios).


Aquí en España, el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad publicó en diciembre de 2011 su conocido informe sobre la situación de las terapias naturales (4.19.). Sobre la homeopatía, concluye que “(...) la homeopatía no ha probado definitivamente su eficacia en ninguna indicación o situación clínica concreta (...) resulta difícil interpretar que los resultados favorables encontrados en algunos ensayos sean diferenciables del efecto placebo”. También afirma la seguridad de esta terapia. Tras todo este aluvión de recomendaciones contrarias a la práctica de la homeopatía, también en 2011, una comisión del Gobierno suizo finalizó su propio informe sobre la homeopatía, esta vez ¡favorable! La conclusión era que “(...) hay suficiente evidencia sobre la eficacia preclínica y clínica de la homeopatía (niveles de evidencia I y II) y sobre su seguridad y economía comparada con el tratamiento convencional” (4.20.). Este informe se vendió como “más serio que otros informes de otros países” por “la reconocida y respetada historia de neutralidad del Gobierno suizo” (4.21.), en un claro intento de desprestigio de los informes desfavorables previamente publicados. Las reacciones no se hicieron esperar. En primer lugar, Felix Gurtner, de la Oficina Federal de Salud Pública suiza, aclaró que el informe no debía considerarse como “publicado o comisionado por el Gobierno suizo”(4.22.), desmarcándose así el Gobierno de dicho informe (que fue algo así como un informe independiente y no solicitado). En segundo lugar, es destacable la crítica de Shaw en 2012(4.23.), con los siguientes argumentos:

2012

a) Los autores del informe seleccionan los artículos según lo que llaman “real-world efectiveness”, que viene a ser un intento de cambio en las reglas habituales de evidencia científica (4.24.) y resulta en la elección de artículos de baja calidad (y, por tanto, más favorables) porque se aproximan más a la práctica clínica habitual de la homeopatía (en la que no hay ni dobles ciegos, ni placebos, ni nada que se le aproxime). Las palabras de los propios autores son muy

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esclarecedoras: “Si la homeopatía es muy sugestiva de ser eficaz pero esto no puede ser probado consistentemente en ensayos clínicos, surge la pregunta de qué condiciones son necesarias para que la homeopatía demuestre su eficacia y su potencial (...)”. Un burdo intento de justificar el sesgo de selección de artículos favorables porque la homeopatía no se ajusta a los estrechos estándares de la ciencia actual (como ya hemos comentado previamente). b) Los autores no llevan a cabo una revisión sistemática propiamente dicha por los “problemas de infraestructura, metodología y tiempo”. Esto implica que el criterio utilizado para seleccionar los artículos se aleja del rigor y la imparcialidad científica y se acerca flagrantemente al “cojo este porque me da la gana y es favorable a mis creencias”. c) Los autores declaran no tener ningún conflicto de interés, a pesar de que la mayoría de ellos son médicos homeópatas (sólo uno no lo es). Los homeópatas creen que la homeopatía funciona y les conviene desde un punto de vista profesional y financiero que se reconozca su eficacia: si esto no es conflicto de interés, no sabemos qué puede serlo.

Conclusiones En definitiva, mucho hay publicado sobre homeopatía. Los artículos científicos aportan numerosas contradicciones en los resultados, en parte por el sesgo de la calidad de la publicación, pero los metaanálisis realizados hasta la fecha al respecto arrojan resultados o bien inconclusos y del tipo “podría ser”, o bien claramente negativos. Podemos decir que, hoy en día, la homeopatía no

está respaldada por suficiente evidencia científica en ninguna indicación terapéutica, y sus efectos terapéuticos son debidos única y exclusivamente al efecto placebo.

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Ante este desolador panorama desde un punto de vista de la evidencia científica, la pregunta es obligatoria: ¿hasta cuándo es necesario seguir investigando para convencernos definitivamente de que la homeopatía no es eficaz? El debate parece ser interminable; la testarudez de los empeñados en obtener algún resultado positivo, infinita; y, mientras tanto, se gastan recursos estérilmente en intentar demostrar la eficacia de una terapia para nada prometedora. En ciencia, nada hay más sano que el cambio de opinión cuando la evidencia no favorece nuestras creencias. La ciencia ha fisgoneado en la habitación de la homeopatía y no ha encontrado nada más que placebo y creencias místicas.Ahora es tiempo de que los homeópatas decidan si quieren estar del lado de la ciencia (y abandonen la práctica de una terapia no demostrada científicamente), o prefieren quedarse en el lado de la fe, lo mágico y lo indemostrable.

Nota de los autores: hemos seleccionado los artículos clásicamente más comentados y relevantes, pero, aún así, en un sano ejercicio de práctica científica, recomendamos encarecidamente consultar los enlaces proporcionados y otras fuentes de información. Hemos intentado que la imagen sea lo más global y objetiva posible. También hemos omitido a propósito toda la información “basura” contenida en diferentes páginas web, limitándonos a lo científico, demostrable y de calidad.

Fuente: Wikimedia Commons.

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5. EFECTO PLACEBO La homeopatía puede dar sensación de eficacia, seguro que todos hemos oído el “a mí me funciona” o incluso hemos notado ese efecto. El conocido efecto placebo es uno de los mecanismos capaces de explicar eso. El efecto placebo es el fenómeno por el cual los síntomas de un paciente pueden mejorar mediante un tratamiento con una sustancia inocua, es decir, una sustancia sin efectos directamente relacionados con el tratamiento de los síntomas o la enfermedad. Los ensayos para validar los fármacosutilizan placebos. De esta forma, se puede controlar cuando los síntomas mejoran mediante este fenómeno y analizar adecuadamente la eficacia del tratamiento. Cuando un tratamiento no funciona significativamente mejor que el placebo, se considera ineficaz e inadecuado para dicha enfermedad. Notamos el efecto placebo todos los días cuando nos despejamos nada más tomar un café (tarda 4 horas); cuando el antibiótico o el Frenadol® nos cura la gripe; o al tomar Actimel® o zumo de naranja. El mecanismo de este fenómeno se desconoce; se cree que el hecho de creer que estás realizando una acción a favor de tu salud activa una parte del cerebro que libera neurotransmisores que se encargan de hacerte sentir mejor o incluso puede liberar citokinas y luchar más eficazmente contra una infección. Los homeópatas se escudan en que sus terapias funcionan también en animales y en niños y en estos no puede existir efecto placebo porque no saben cuándo se están tomando algo ni pueden tener expectativas al respecto. Una búsqueda bibliográfica nos enseña lo fascinante que es el efecto placebo. A parte del típico “la inyección funciona mejor que la pastilla”, el placebo funciona igual si los enfermos saben que lo que están tomando es placebo (5.1.). Además, también está demostrado que funciona en animales(5.2.) (perros (5.3.), ratas(5.4.), etc.).

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La potencia del placebo depende de factores como la vía de administración (las jeringuillas son en general más potentes que las pastillas), el tamaño (pastillas más grandes son más potentes), el color (pastillas coloridas más potentes que las blancas) e incluso el precio (los tratamientos “placebo” más caros también son más potentes). Fuente: Wikimedia Commons (1, 2 y 3).

Por todo esto, podemos decir que el efecto placebo explica fuertemente esa eficacia subjetiva de la homeopatía. Además, juega un papel la magia de la regresión a la media. Para los más estrictos, la regresión a la media es la tendencia a volver al centro de una curva normal cuando la enfermedad te ha desplazado hacia un extremo. Esto implica que,cuando uno está enfermo suele tender a mejorar hasta volver a estar sano y es lo que nos ha pasado a todos cada vez que hemos estado enfermos o hemos sufrido un brote de enfermedad. Tomar homeopatía o no tomarla no influye en este proceso. Aquí debemos considerar el sesgo cognitivo que hace que asociemos el curarnos a haber tomado homeopatía. Es el


mismo que asociamos a los calzoncillos de la suerte, a los amuletos o a tirar los dados de una forma concreta. El mismo que hace a la paloma de Skinner (5.4.) apretar la palanca. Nuestro cerebro asocia inconscientemente correlación con causalidad y es tarea de nuestra conciencia descartar estas asociaciones falsas. Eran muy útiles en la época prehistórica, cuando asociar haberse comido una baya y sentirse mal podía salvarte la vida. Ahora solo sirve para hacer creer a la población en la magia(5.5.).

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En el experimento de Skinner en 1948, las palomas asociaban un comportamiento supersticioso (p.e. mover las alas) con la activación del mecanismo que les permitía comer (que se activaba cada 20 segundos independientemente de lo que hicieran las palomas). Fuente: Wikimedia Commons.

A pesar de ello, seguramente algunos pensarán que, aún asumiendo que la homeopatía sólo funciona como “efecto placebo”, ¿por qué no darla precisamente como eso, como placebo? El uso de placebos en la práctica clínica no es en absoluto una prohibición; de hecho, cualquier acto médico incluye inherentemente un cierto efecto placebo. Pero el uso de placebos no está exento de riesgos y debe seguir unas directrices. La AMA (American Medical Association), en un informe de 2006(5.7.), reflexiona sobre los peligros de tratar con placebo a un paciente sin su conocimiento ni consentimiento (deterioro de la confianza y de la relación médico-paciente, vulneración del principio de autonomía, etc), y establece unas directrices que permiten respetar el derecho a decidir del paciente al mismo tiempo que mantienen la eficacia del placebo (p.e. informar al paciente de que se utilizará un placebo, pero sin especificar cuándo). La homeopatía en su uso habitual no cumpliría estas directrices, ya que no se trata a los remedios homeopáticos como si fueran placebos, sino como “fármacos” tan válidos como los de la medicina alopática (a pesar de la contraria evidencia científica).


6. ¿POR QUÉ SE VENDE? ASPECTOS ECONÓMICOS Y LEGALES Si la evidencia científica está tan en contra de la homeopatía, entonces, ¿por qué se vende tanto? La respuesta más ilustrativa la aportó en 2009 Paul Bennett, el director de estándares profesionales de Boots (la principal cadena de farmacias británica): “vendemos homeopatía porque se vende, no porque funcione (...); no tengo ninguna evidencia para sugerir que sea eficaz” (6.1.). Dicho de otra forma: la homeopatía se vende porque la gente la compra.

El “porqué” social

La explicación de porqué la gente compra homeopatía no difiere mucho de lo expuesto en la sección previa: 1. De hecho, la homeopatía funciona, aunque sólo como efecto placebo, con lo cual los pacientes pueden percibir un beneficio que es real. 2. El ser humano es supersticioso (como las palomas de Skinner) y tendemos a establecer relaciones causa-efecto donde no las hay. Esto quiere decir que, además del beneficio por el efecto palcebo, establecemos una asociación entre la toma de un “medicamento” homeopático (p.e. Oscillococcinum) y la resolución o mejoría de nuestros síntomas (p.e. un resfriado común), y concluimos que el “medicamento” nos cura el resfriado (aunque se sabe que éste dura una semana sin tratamiento y 7 días con él). En cualquier caso, intentar justificar la eficacia de la homeopatía mediante argumentos de éxito numérico o financiero supone una falacia ad populum. El éxito de ventas no es en absoluto indicativo ni de evidencia científica favorable ni de eficacia clínica; la evidencia científica no depende de la popularidad en la población, del mismo modo que la veracidad o falsedad de una afirmación es independiente o no reside en el número de personas que creen en ella. Dicho más llanamente: una tontería creída por dos millones de personas no deja de ser una tontería(6.2.).

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El “porqué” político

Una variante de este argumento es la que afirma que la homeopatía está regulada o “legalizada en muchos países como Alemania, Francia, Inglaterra, Italia, Bélgica, Holanda, Suecia, Suiza, EE.UU., Canadá, Méjico, Brasil, Argentina, Rusia, India...”(6.3.). Efectivamente, un gran número de países regulan de una u otra forma la homeopatía(6.4.). Pero la legalización simplemente significa que su práctica es legal, no que sea eficaz (del mismo modo que hurgarse la nariz con la finalidad de tratarse un resfriado es legal, pero totalmente ineficaz), y el hecho de estarlo en muchos países nos devuelve de nuevo a la falacia ad populum. En el caso de España, un paso importante en la regulación de la práctica de la homeopatía tuvo lugar en el año 2009, cuando la Organización Médica Colegial (OMC) declaró la homeopatía como “acto médico”(4.1.). Esta noticia fue muy controvertida, pero desde la OMC la justificaron por la necesidad de evitar el intrusismo que suponía que una persona con insuficientes conocimientos en fisiopatología, diagnóstico, diagnóstico diferencial y tratamiento (y, en general, cualquier conocimiento que tiene un médico) ejerciera una pseudo-medicina, con los peligros que esto podría causar al paciente(6.5., 6.6.). Es decir, que si la homeopatía se tiene que “ejercer”, mejor que la ejerza un médico titulado. Pero la situación hoy en día es de permisividad legal absoluta, ya que cualquier persona con un “título” en homeopatía de cualquier centro o institución se cree en disposición de tratar a pacientes, lo hace así, y no hay ningún problema (mientras no muera nadie; entonces ya el asunto llama más la atención (6.7.)). Como reza una página web dedicada a la homeopatía: “Un homeópata NO es un médico. No hacemos diagnóstico, no prescribimos medicina alopática, no operamos, ni tantas otras cosas tan necesarias que nos aporta la medicina convencional” (6.8.). Se apela a los principios éticos y se afirma que, en caso de duda, siempre se remite al paciente al médico de verdad. Pero, ¿no se confía demasiado en la buena voluntad del “profesional”? Y, aún así, ¿hasta qué punto un homeópata tiene conocimientos suficientes como para detectar a los

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pacientes graves y remitirlos al médico convencional? Para saber esto (que se llama “diagnóstico diferencial”), ¿no hay que estudiar la carrera de Medicina? Esta situación sería comparable a permitir que un no-electricista valorara la instalación eléctrica de nuestra casa y determinara si es segura o no, con el riesgo de incendio que un cableado deteriorado supone. ¿Está esta persona suficientemente cualificada para hacer un “diagnóstico”? Por estos motivos, la práctica de la homeopatía necesita, al menos en España, una regulación más efectiva que garantice, en todo caso, la seguridad y adecuado tratamiento de los pacientes. Y difícilmente se conseguirá esto permitiendo que incurran en la medicina terapéutica individuos insuficientemente preparados.

Otro argumento postula que la homeopatía está financiada por tres sistemas sanitarios públicos europeos de tres países muy respetables: Reino Unido, Alemania y Francia. La situación actual es la siguiente:  En Reino Unido, la homeopatía está financiada por el NHS (National Health System); a pesar de que en el informe de 2010 de la Cámara de los Comunes(4.12.) recomendó al Gobierno detener la financiación, éste hizo caso omiso bajo el postulado de respetar la libertad de elección del paciente.  En Francia, la homeopatía está financiada por el sistema sanitario público, que reembolsa un 35% del coste del remedio homeopático, en comparación con el reembolso de aproximadamente el 70% para los medicamentos alopáticos (6.9.).  En Alemania, des de el año 2004, la homeopatía ya no está financiada por el Government Health Insurance System (GKV)(6.9.).

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El “porqué” legal

Queda claro que la homeopatía se vende y que incluso algunos países europeos la incluyen dentro de su sistema sanitario público. Y todo esto a pesar de la desfavorable evidencia científica. Por tanto, se están vendiendo a la población unos “medicamentos” cuya eficacia no ha sido demostrada. Con lo cual la pregunta que surge ahora es: ¿por qué se permite esto legalmente?

Antes de que un medicamento alopático salga al mercado, debe ser aprobado por la correspondiente agencia reguladora (que en el caso de EEUU es la Food and Drug Administration, FDA, y en el caso de España es la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, AEMPS), y para ser aprobado, debe demostrar su SEGURIDAD en la posología farmacológica indicada y su EFICACIA para la indicación terapéutica que se aprueba (6.10.). Esto es así para los medicamentos alopáticos... ¡pero no para los “medicamentos” homeopáticos! A lo largo de los últimos años, se han aprobado una serie de directivas y leyes (6.11., 6.12., 6.13., 6.14.)que, en resumidas cuentas, permiten a los productos homeopáticos un “procedimiento de registro simplificado”, según el cual quedan exentos de demostrar se EFICACIA para ser aprobados (textualmente: “la prueba del efecto terapéutico no será necesaria para los medicamentos homeopáticos”). Este dato así expuesto puede parecer poco relevante. Haremos un poco de énfasis para destacar su importancia: se están aprobando y poniendo en el mercado unos productos supuestamente terapéuticos que no han demostrado ser eficaces. Se están vendiendo unos “medicamentos” que no han tenido que pasar ningún control de eficacia, ¡pero que prometen las mil y una maravillas en cajetilla, publicidad y prospectos! Esta situación de sinvergüencería absoluta sólo es equiparable a la más superchera de las teletiendas. En España, la primera legislación sobre los “medicamentos” homeopáticos se aprobó en 1994, tras la

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cual se dio un periodo de 6 meses para regularizar los productos homeopáticos que ya estaban en el mercado bajo una situación de “alegalidad”, según las condiciones de alfombra roja y puertas abiertas de par en par que se mencionan. Pero ningún producto homeopático se acogió a esa regulación. De hecho, la primera noticia al respecto data del 20 de marzo de 2012, cuando la AEMPS autorizó los primeros 12 “medicamentos” homeopáticos(6.15.). ¿Por qué? Porque la legislación, a pesar de ser tan permisiva respecto a la prueba de la eficacia, ponía tres de condiciones a los remedios que quisieran ser regulados por esa “puerta de atrás”: a) Que su vía de administración sea oral o externa. b) Ausencia de indicación terapéutica particular en la etiqueta o en cualquier información relativa al medicamento (en España, en concreto, se exige explícitamente la frase “Medicamento homeopático sin indicaciones terapéuticas aprobadas”). c) Que su grado de dilución garantice la inocuidad del medicamento, en particular, el preparado no deberá contener más de una parte por 10.000 de tintura madre. Algunos “medicamentos” homeopáticos incumplen la primera condición, al ser inyectables; otros, la tercera, al no estar suficientemente diluidos (1/1000 o incluso sin dilución –sí, para nosotros también es inexplicable-). Pero la que con más razón determinó que ni un remedio homeopático se regularizara durante tantos años fue la condición número dos, que exigía eliminar cualquier referencia a indicación terapéutica e incluir la frase lapidaria “medicamento homeopático sin indicaciones terapéuticas aprobadas”. Siguiendo con el ejemplo de teletienda, esto es el equivalente a anunciar el producto como “comprad esta fantástica aspiradora, que no ha demostrado que sirva para aspirar el polvo”, o bien “esta máquina supuestamente estimula eléctricamente los músculos del abdomen, pero no sirve para fortalecer los abdominales”.

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Y es evidente que un “medicamento homeopático sin indicaciones terapéuticas aprobadas” (como reza el Vademecum para los 12 remedios aprobados (6.16.)) no se puede comparar con un, por ejemplo, “medicamento homeopático utilizado tradicionalmente en el tratamiento preventivo y sintomático de los estados gripales” (como reza en el prospecto de Oscillococcinum, el medicamento estrella de Boiron). 25

Historial de las normativas europeas y españolas regulando los “medicamentos” homeopáticos hasta la primera autorización por parte de la AEMPS. Fuente: elaboración propia.

La pregunta ahora es: si sólo hay aprobados para su comercialización 12 “medicamentos” homeopáticos, ¿en qué situación legal se encuentra el resto? Pues se encuentran en un limbo legal garantizado por una disposición transitoria al Real Decreto de 2007, y sin vistas de resolverse pronto (6.17.). En cualquier caso, es indudable que la inmensa mayoría de los productos homeopáticos que se ven hoy en día en los estantes de las farmacias:


 No han sido aprobados por la AEMPS(y según la ley “ningún medicamento elaborado industrialmente podrá ser puesto en el mercado sin la previa autorización de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios e inscripción en el Registro de Medicamentos”(6.18.)), con lo cual su venta en el mercado es, cuanto menos, dudosa.  No han tenido que demostrar eficacia clínica (pero a pesar de ello se permiten el lujo de adornarse con no demostradas y numerosas indicaciones terapéuticas).

Por último, se ha vendido la imagen de los productos homeopáticos como seguros (cierto en la mayoría de los casos, pero no en todos), eficaces (flamantemente falso) y naturales.

El “porqué” natural

Los productos “naturales” gozan de una gran popularidad en la población por la falsa asociación que se hace entre “químico/sintético = malo/perjudicial” y “natural = bueno/sano”. Ignorando, por supuesto, el hecho de que todo, absolutamente todo, es química; y también ignorando el hecho de que lo “natural” incluye cosas como el arsénico, la caca y los cocodrilos (parafraseando a Tim Minchin). La homeopatía sería “natural” desde un punto de vista estricto, ya que sólo contiene agua, azúcares y cantidades infinitesimales (y, en la mayor parte de los casos, ausentes) de la tintura madre; pero sería altamente “sintética” en el sentido de que hay una empresa farmacéutica que se encarga de su síntesis y venta a gran escala. Esto no difiere en absoluto de lo que podríamos decir de cualquier fármaco alopático: sería tan “natural” o tan “sintético” como quisiéramos considerarlo. Por tanto, la homeopatía se asocia con una etiqueta, la de “natural”, que, además de no significar nada desde un punto de vista científico (ni implicar intrínsecamente ningún beneficio, eficacia o seguridad per se), tampoco se corresponde con el sentido y el juicio de valor que se le da coloquialmente a los productos “naturales”.

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Esta dicotomía natural=bueno/químico=malo se mezcla, en muchas ocasiones, con la crítica a las grandes farmacéuticas, que amasan grandes fortunas vendiendo fármacos a la población. Escándalos verdaderos como el del Vioxx (6.19.) o falsos como el de la vacuna triple vírica produciendo autismo (6.20.) han empañado la percepción social hacia estas empresas que, efectivamente, se basan en el lucro económico. Pero, al respecto, hay que considerar tres aspectos.  El primero, desde un punto de vista formal: el hecho de considerar a las grandes farmacéuticas como “malvadas”, no convierte automáticamente a la homeopatía, por pura oposición, en “buena”. Curiosamente, en muchas ocasiones, la crítica a las grandes farmacéuticas (A) se acompaña de idolatría de las terapias alternativas a los medicamentos convencionales, en este caso, la homeopatía (B). La falacia lógica consiste en convencer a la población de que A es lo contrario o lo opuesto a B; por tanto, si A es malo, y A es lo contrario que B, entonces B es “no-malo”, es decir, bueno.  Pero esta oposición homeopatía-alopatía no es cierta. El segundo aspecto que conviene recordar es que la homeopatía no es algo que se practiques desinteresadamente y sin ánimo de lucro: la homeopatía la fabrican, en su mayoría, las grandes farmacéuticas homeopáticas (Boiron, Heel, etc), que no dejan de ser empresas con ánimo de lucro. Boiron, por ejemplo, factura al año 464 millones de euros (datos del año 2008) (6.21.), una cantidad relativamente modesta si lo comparamos, por ejemplo, con Pfizer (49.342 millones de euros en 2010 (6.22.)), pero que aún así sigue siendo una facturación propia de una gran empresa.  En tercer lugar, y siguiendo con el ejemplo, también es destacable que, mientras Pfizer gasta un 14% de su facturación en I+D+i y tiene a más de 11000 investigadores en plantilla, Boiron gasta en I+D+i un 1,4% de su facturación y tiene a 10 investigadores en plantilla. Recordemos que Boiron y el resto de farmacéuticas homeopáticas, para poner sus productos en el mercado, no necesitan demostrar la eficacia de sus

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productos (de hecho, ni siquiera necesitan que sean aprobados por la agencia reguladora estatal debido a la permisividad legal que existe al respecto), con lo cual, ¿para qué invertir en I+D+i? Además, la homeopatía es una disciplina “científica” que no ha cambiado sus postulados en los más de 200 años de su historia, ya que estos postulados, al más puro estilo religioso, ya estaban determinados a priori, independientemente de la evidencia científica o las observaciones empíricas al respecto. Esto constituye una inversión de 180 grados del método científico: mientras que en la verdadera ciencia el proceso investigador es “aquí están los datos ¿qué conclusiones podemos deducir a partir de éstos?”, en homeopatía (y pseudociencia en general) el proceso investigador es “aquí están las conclusiones, ¿qué datos podemos buscar para respaldarlas?”. Por tanto, se plantea la necesidad de fomentar una imagen pública de la homeopatía que se corresponda más con la realidad: la utiliza mucha gente, pero esto no significa que esté científicamente demostrada; está regulada en muchos países, pero esto tampoco supone un argumento a favor de su eficacia; y ni es natural, ni intrínsecamente buena, ni bienintencionada a priori.

FARMACÉUTICA

BOIRON

PFIZER

Gasto en I+D+i

6,5 millones

6730 millones

Investigadores

10

Más de 11.000

Facturación total

464 millones

49.342 millones

Porcentaje

1,4%

13%

Año

2008

2010

Tabla comparativa entre una gran farmacéutica homeopática (Boiron) y una gran farmacéutica alopática (Pfizer). Fuente: elaboración propia.

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7.WHAT’S THE HARM? A pesar de todo, muchos pensarán que la homeopatía es segura y, por tanto, se justifica así la permisividad que se tiene al respecto, en una especie de “si no aporta un beneficio... al menos no resulta perjudicial”. Efectivamente, la homeopatía está, en general, tan diluida, que difícilmente puede tener eficacia, pero tampoco efectos adversos directos. Exceptuando los “medicamentos” homeopáticos escasa o nulamente diluidos (7.1.) o los extraños casos de reacciones idiosincrásicas (7.2.), la manera más fácil de morir directamente por homeopatía es ser atropellado por el camión de distribución, como se bromea a veces. Por tanto, en general se cumple el principio de seguridad de la homeopatía, al menos respecto a su acción directa. Pero el principal peligro de la homeopatía no radica en sus posibles efectos adversos directos, sino en sus efectos adversos indirectos, siendo estos el abandono de la verdadera medicina por unos tratamientos que, o bien han demostrado ser ineficaces, o bien no han demostrado ser eficaces. La página web http://whatstheharm.net/ recoge estremecedoras historias de personas que murieron o sufrieron algún perjuicio por ser tratadas con terapias alternativas o complementarias. En la sección de homeopatía, encontramos, por ejemplo, el caso de la bebé australiana de 13 meses que padecía epilepsia y cuyos padres decidieron tratarla solamente con homeopatía y otras terapias alternativas: la niña murió (7.3.); o el caso de la doctora que recomendó a una paciente abandonar su tratamiento para el corazón y sustituirlo por homeopatía: la mujer murió de insuficiencia cardíaca (7.4.); o el caso del paciente francés que viajó a África, recibió vacunas homeopáticas contra la malaria, y al volver casi muere por fallo multiorgánico asociado a la parasitemia(7.5.). Algunos artículos científicos también analizan los efectos adversos de este tipo de tratamientos (7.6., 7.7.). No conviene olvidar que la propia denominación de “terapias alternativas” incluye implícitamente un mensaje de rechazo de la

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medicina convencional en favor de estas “medicinas” alternativas. Es decir, abandonar la alopatía y ser tratado únicamente, por ejemplo, con homeopatía. La denominación de “terapias complementarias” es mucho más adecuada, ya que implicaría la utilización de estas terapias como “complemento” a la medicina convencional, y no como sustitución de ésta. Sin entrar a valorar, claro está, la ineficacia de técnicas como la homeopatía y la problemática médico-moral de tratar a los pacientes con técnicas no efectivas. Pero, ¿qué culpa tiene la población? Se les están vendiendo en las farmacias, al lado de los medicamentos de verdad, unos remedios homeopáticos cuya eficacia no ha sido validada, con indicaciones terapéuticas parecidas o idénticas a las de la medicina alopática, y además presumiendo de no tener efectos adversos. ¿Cómo va alguien a imaginar que esos “fármacos” pueden no ser eficaces? Si la legislación se cumpliera, al menos quedaría claro que se trata de un “medicamento homeopático sin indicaciones terapéuticas aprobadas”, pero como la legislación no se cumple, se permite vender estos productos como si médicamente sirvieran para algo. Ante este escenario de desprotección legal, la comunidad científica, y en especial los profesionales de la salud, debería alzar la voz y denunciar abiertamente esta situación. La supuesta seguridad de la homeopatía no es excusa que justifique la permisividad de los colectivos de profesionales de la salud, ya que el auge de esta y otras terapias complementarias supone unos riesgos para la salud individual y colectiva que se están obviando, pero que no por ello son inexistentes.

El riesgo social: la promoción de la irracionalidad Existe otra cuestión no menos importante. Los fundamentos de la homeopatía se basan nada menos que en la magia “la memoria del agua” y “la energía vital”: son temas tan esotéricos como el tarot o el horóscopo, en realidad ambos tienen el mismo fundamento científico. Cada vez más personas creen que la homeopatía funciona, a pesar de saber lo de las diluciones, a pesar de saber lo del vitalismo, a pesar

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de saber lo de lo similar cura lo similar siguen creyendo que funciona. ¿Qué estamos alentando con esto? La Irracionalidad y el anticientifismo. No hay diferencia en creer que cuanto más está diluida una sustancia más potente es, que creer en que los extraterrestres nos visitan, que Neil Armstrong no pisó la luna y que vivimos en Matrix. Es responsabilidad de nosotros los científicos educar a la población en materia de ciencias, en promover la racionalidad en nuestro día a día ¿o nos parece igual de válido que se tomen las decisiones según lo que diga la ouija? La irracionalidad tiene un problema y es su falta de límite: cada vez hay más padres que no vacunan a sus hijos, ¿hasta cuándo vamos a de brazos cruzados? Ha llegado el momento en el que salgamos a la calle y digamos basta, no es sólo un problema de falta de Medicina Basada en la Evidencia, es un problema de falta de racionalidad y de desdén al conocimiento científico. En todas partes parece que la afirmación de un señor sin estudios ni conocimientos es igual (o más) importante que la demostrada con el más riguroso método científico ¿Para qué sirve la ciencia entonces si la población le da el mismo rigor que a lo que un tío ha soñado habiendo tomado alucinógenos (ejemplo de las flores de Bach)? La población se cree las afirmaciones de “la ciencia no está preparada” o “no está lo suficientemente avanzada”. Debemos cortar ese peligroso razonamiento que sólo puede llevarnos a una sociedad analfabeta movida por la superstición en lugar de por el pensamiento crítico y el sano escepticismo. Debemos decir basta.

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8. CONCLUSIONES  La homeopatía es una pseudociencia que inventó en el siglo XIX el médico alemán Hahnemann. Sus principios básicos son el vitalismo, “lo similar cura lo similar”, y la potenciación mediante diluciones cada vez mayores.  Estos principios básicos no han variado a lo largo de los años, y contradicen todos los conocimientos actuales, tanto los de física, química y biología, como los de fisiopatología y farmacología (se obvia el proceso causante de la enfermedad y sólo se consideran los síntomas). La homeopatía no tiene, por tanto, ninguna base científica.  No hay datos que apoyen los principios básicos de la homeopatía. El famoso estudio del investigador francés Benveniste, que pretendía demostrar que “el agua tiene memoria”, resultó ser un fraude.  Hoy en día, la homeopatía no está respaldada por suficiente evidencia científica en ninguna indicación terapéutica, y sus efectos terapéuticos son debidos única y exclusivamente al efecto placebo.  Se plantea la cuestión de hasta cuándo es necesario seguir investigando en unas terapias que aportan tan escasos o nulos resultados para refutar su efectividad de una vez por todas.  No es ético tratar a un paciente con un placebo bajo las condiciones en las que en la homeopatía se trata a los pacientes.  La homeopatía está regulada en muchos países y financiada por el sistema sanitario público en unos pocos, como Reino Unido y Francia. A pesar de esto, entidades públicas de varios países han emitido recomendaciones contrarias a la práctica de la homeopatía (p.e. en Reino Unido).  Los “medicamentos” homeopáticos no tienen que demostrar su eficacia para ser comercializados en España (desde el 1994) ni en la Unión Europea. Sin embargo, fue en el año 2012 cuando la AEMPS aprobó en nuestro país los primeros 12 “medicamentos” homeopáticos. El resto (la inmensa mayoría) se encuentra en una situación legal complicada, y su comercialización y venta en farmacias es, cuanto menos, dudosa.

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A pesar de esto, gran parte de la población (hasta un tercio) consume productos homeopáticos, debido seguramente a la mejoría real (aunque sólo por el efecto placebo) que producen. Esta popularidad relativa no puede interpretarse como argumento eficacia.

 Algo a considerar es que muchas de las personas acuden a la homeopatía desencantadas de la sanidad pública porque “su médico no les hace caso” o “llevan años pasando de especialista en especialista”. La consulta de un médico de atención primaria (MAP) en la sanidad pública dura 6 minutos de media; en ese tiempo es imposible que el paciente se sienta escuchado, confortado, querido. Las consulta del homeópata (privado) duran entre 30 minutos y una hora y estos suelen preguntar por todo, desde tu estado de ánimo, tu dieta o tu relación con tu familia, hasta si tienes problemas con tu pareja. Los enfermos sienten que les han atendido mejor, y eso es uno de los factores más influyentes tanto del efecto placebo como del sesgo cognitivo. El MAP no es culpable de este problema, pero la solución no está en un tratamiento ineficaz y no exento de riesgos.  Algunas creencias erróneas rodean a la homeopatía; por ejemplo, la creencia de que es una terapia “natural” (afirmación falsa en el sentido coloquial de la palabra). También muchas veces se incluye en el debate la situación de las grandes farmacéuticas, ignorando que los principales fabricantes de homeopatía son, precisamente, grandes farmacéuticas homeopáticas.  Otra creencia errónea es la inocuidad de la homeopatía, ya que plantea riesgos directos (infrecuentes) y, más importantes, riesgos indirectos por abandono de la medicina convencional.  Es responsabilidad de los profesionales de la salud y de la comunidad científica informar a la población de los escasos beneficios de la homeopatía, de sus efectos adversos, y de su situación legal actual. Se debe exigir un marco legal que adapte la homeopatía a la realidad social, pero especialmente a la realidad científica. La permisividad institucional no es ética ni médicamente aceptable.

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9. REFERENCIAS 1. Un poco de historia 1.1.

Página de Wikipedia sobre Samuel Hahnemann:

http://en.wikipedia.org/wiki/Samuel_Hahnemann

1.2. Página de Wikipedia sobre la homeopatía: http://en.wikipedia.org/wiki/Homeopathy

1.3.

Página con información sobre la homeopatía:

http://queeslahomeopatia.com/

2. Los tres principios de la homeopatía 2.1. Libro sobre homeopatía: Classical Homoeopathy, Blackie, M., Beaconsfield Publishers Ltd, Beaconsfield, Bucks, U.K.

2.2. Libro sobre homeopatía: ¿Qué es la Homeopatía? Una visión crítica, de Javier Garrido.

2.3. Página con información sobre la homeopatía: http://queeslahomeopatia.com/

2.4.

Lista de remedios homeopáticos: https://www.helios.co.uk/cgi-

bin/store.cgi?action=list_remedies

2.5. Charla sobre preparados homeopáticos: http://naukas.com/2011/10/10/fernando-frias-amazings2011/

3. El “caso Benveniste” 3.1.Referencia del artículo inicial en PubMed: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/2455231

3.2. Página en Wikipedia sobre Jacques Benveniste: http://en.wikipedia.org/wiki/Jacques_Benveniste

3.3. Documental “Homeopatía: la prueba”: http://www.youtube.com/watch?v=k-rT1evItHA

3.4. Viñeta de Darryl Cunningham sobre la homeopatía: http://tallguywrites.livejournal.com/150111.html

3.5. Premios Ig Nobel 1991: http://www.improbable.com/ig/winners/#ig1991

3.6. Premios Ig Nobel 1998: http://www.improbable.com/ig/winners/#ig1998

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4. ¿Evidencia científica? 4.1.La OMC reconoce la homeopatía como “acto médico”: https://www.cgcom.es/noticias/2009/12/09_12_14_homeopat%C3%ADa

4.2. OMS sobre la homeopatía: http://www.who.int/medicines/areas/traditional/Homeopathy.pdf

4.3. Encuesta de Boiron sobre el uso de la homeopatía en España: http://www.elsevier.es/es/revistas/revista-medica-homeopatia287/estudio-conocimiento-uso-homeopatia-espa%C3%B1a-90181144investigacion-2012

4.4. Reportaje en 20minutos sobre la homeopatía: http://www.20minutos.es/noticia/864026/0/homeopatia/medicina/catedr a/

4.5. Metaanálisis de 1997 en The Lancet: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/9310601

4.6. Linde et al en 1999 sobre el impacto de la calidad de los estudios controlados con placebo en homeopatía: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/10391656

4.7. Metaanálisis de 2005 en The Lancet: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/16125589

4.8. Editorial de The Lancet en 2005, “The end of homoeopathy”: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/16125567

4.9. Respuesta de Linde y Jonas en 2005 : http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/16360779

4.10. Respuesta de la Asociación Suiza de Médicos Homeópatas en 2006: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/16399261 4.11. Revisiones Cochrane sobre homeopatía: http://summaries.cochrane.org/search/site/homeopathy

4.12. Informe de la Cámara de los Comunes de Reino Unido, en 2010: http://www.publications.parliament.uk/pa/cm200910/cmselect/cmsctech/ 45/45.pdf

4.13. Noticia del NHS sobre la permanencia de la homeopatía entre su cartera de servicios: http://www.nhs.uk/news/2010/July07/Pages/nhs-homeopathy.aspx

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4.14. Familia Real británica y homeopatía: http://blogs.telegraph.co.uk/news/willheaven/100005506/the-royalfamilys-support-for-quackery-is-a-national-joke/

4.15. Consejo Científico de Japón y otros, 2010: http://blogs.elcorreo.com/magonia/2010/08/26/la-maxima-autoridadcientifica-japonesa-alerta-que-urge/#

4.16. British Medical Association (BMA), 2010: http://www.telegraph.co.uk/health/alternativemedicine/7728281/Homeop athy-is-witchcraft-say-doctors.html

4.17. Respuesta de la Royal Pharmaceutical Society en 2011: http://www.rpharms.com/consultation-responses-pdfs/consdoc110216.pdf

4.18. Comunicado de la MHMRC australiana en 2011: http://images.theage.com.au/file/2012/03/14/3125800/Homeopathy%252 0statement.pdf

4.19. Informe del Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad en 2011: http://www.msc.es/novedades/docs/analisisSituacionTNatu.pdf 4.20. Informe “suizo” de 2011: http://link.springer.com/book/10.1007/978-3-642-206382/page/1#section=949782&page=6&locus=0

4.21. Comentario de Dana Ullman sobre el informe “suizo” de 2011: http://www.huffingtonpost.com/dana-ullman/homeopathic-medicine_b_1258607.html

4.22. Not a “Swiss report”, 2012: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/23255156

4.23. Comentario de Shaw, 2012: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/22653406

4.24. Comentario en Evidence-Based Medicine, 2012: http://www.sciencebasedmedicine.org/index.php/the-swiss-report-onhomeopathy/

5. Efecto placebo 5.1.1. Comentario sobre un artículo sobre el placebo en humanos: http://depsicologia.com/efecto-placebo-investigacion/

5.2. Estudio que compara homeopatía con placebo en animales: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/17572119

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5.3. Estudio sobre el efecto placebo en perros: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/19912522

5.4. Nota de prensa sobre un estudio sobre el efecto placebo en ratas: http://news.ufl.edu/2012/11/27/placebo-effect/ 5.5. La superstición de las palomas de Skinner: http://en.wikipedia.org/wiki/B._F._Skinner#Superstitious_Pigeons

5.6. La superstición de las palomas: http://www.youtube.com/watch?v=19Iqv1SPOu0

5.7. Informe de 2006 de la AMA sobre el efecto placebo en la práctica clínica: http://www.ama-assn.org/ama1/pub/upload/mm/codemedical-ethics/8083a.pdf

6. ¿Por qué se vende? Aspectos económicos y legales 6.1.Paul Bennett, de Boots, sobre porqué venden homeopatía: http://www.telegraph.co.uk/finance/newsbysector/retailandconsumer/6658864/ Boots-we-sell-homeopathic-remedies-because-they-sell-not-because-theywork.html

6.2. Página de falacias en la Wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Falacia#Falacias_formales

6.3. Dr. Rafael Torres sobre la homeopatía: http://www.guiadelasalud.info/articulo.php?art=480&id=294

6.4. Países y su regulación de la homeopatía: http://www.homeopathyeurope.org/countries

6.5. El intrusismo se ceba en los vacíos de la sanidad pública: http://www.elperiodicomediterraneo.com/noticias/temadia/el-intrusismo-seceba-en-los-vacios-de-sanidad-publica_476457.html

6.6. Noticia de El País sobre la proposición no de ley en el Congreso: http://sociedad.elpais.com/sociedad/2009/09/29/actualidad/1254175214_85021 5.html

6.7. Un homeópata condenado por intrusismo tras la muerte de un paciente: http://ultimahora.es/ibiza/noticia/sucesos/ultimas/un-homeopatacondenado-en-eivissa-por-intrusismo-vuelve-a-ejercer-en-la-isla.html

6.8. Un homeópata no es un médico, ABCHomeopatía: http://www.abchomeopatia.com/%C2%BFes-necesario-ser-medico-para-ejercerla-homeopatia/

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6.9. Situación actual de la homeopatía en diferentes países: http://en.wikipedia.org/wiki/Regulation_and_prevalence_of_homeopathy#Belgi um

6.10. Legislación en la página de la AEMPS: http://www.aemps.gob.es/legislacion/portada/home.htm

6.11. Directiva de 1992 del Consejo Europeo: http://eurlex.europa.eu/smartapi/cgi/sga_doc?smartapi!celexplus!prod!DocNumber&lg=es &type_doc=Directive&an_doc=1992&nu_doc=73

6.12. Real Decreto de 1994: http://www.boe.es/boe/dias/1994/11/28/pdfs/A36299-36301.pdf

6.13. Directiva de 2001 del Parlamento Europeo y del Consejo: http://eurlex.europa.eu/LexUriServ/LexUriServ.do?uri=CELEX:32001L0083:ES:HTML

6.14. Real Decreto de 2007: http://noticias.juridicas.com/base_datos/Admin/rd1345-2007.html#a56

6.15. La AEMPS autoriza los primeros 12 “medicamentos” homeopáticos: http://naukas.com/2012/04/03/se-autorizan-los-12-primerosmedicamentos-homeopaticos-en-espana/

6.16. Vademecum de los 12 remedios homeopáticos aprobados en 2012: http://www.vademecum.es/medicamento-lycopodium_39417 6.17. Disposición transitoria sobre el Real Decreto de 2007: http://noticias.juridicas.com/base_datos/Admin/rd1345-2007.html#dt6

6.18. Ley de la AEMPS de 2006: http://noticias.juridicas.com/base_datos/Admin/l29-2006.t2.html#a9

6.19. Escándalo del Vioxx: http://www.elmundo.es/elmundosalud/2004/10/04/dolor/1096912029.html

6.20. Escándalo de la triple vírica provocando autismo: http://www.bmj.com/content/342/bmj.c5258

6.21. Datos económicos de Boiron, año 2008: http://www.boiron.es/investigacion

6.22. Datos económicos de Pfizer, año 2010: https://www.pfizer.es/investigacion_desarrollo/investigacion_biomedica/apuesta _constante_innovacion_pfizer.html

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7. What’s the harm? 7.1. Arnica en pomada en tintura madre (sin dilución): http://www.dhu.es/skin/arnica_pomada.aspx

7.2. Pancreatitis aguda fatal en un paciente que recibió un tratamiento homeopático: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/?term=Fatal+acute+pancreatitis+in+a+pa tient+homeopathy

7.3. Isabella Denley: http://www.guardian.co.uk/society/2003/dec/16/health.medicineandhealth

7.4. Muerte por insuficiencia cardíaca tras abandonar la medicación y cambiarla por homeopatía: http://news.bbc.co.uk/2/hi/uk_news/england/london/6255356.stm

7.5. Homeopathy may not be effective in preventing malaria: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC1119022/

7.6. Revisión sobre los efectos adversos de la homeopatía: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/23163497

7.7.Revisión sobre los efectos adversos en niños: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/21178176

Fuentes de la imagen de la página 20: victoriapeckham. Fuentes de la imagen de la página 21: WikimediaCommons. Fuentes de la imagen de la página 23: WikimediaCommons. Fuentes de la imagen de la página 26: WikimediaCommons.

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