El libro negro de las marcas

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K. Werner, H. Weiss

El libro negro de las marcas

que en África Occidental hay un total de 200.000 niños usados como mano de obra barata– se ha desarrollado una nueva forma de esclavitud. Por paradójico que suene, la culpa la tiene la riqueza del país: Costa de Marfil es el primer productor mundial de cacao.

Hambre de chocolate Desde que Cristóbal Colón descargó en 1502 un saco lleno de granos de cacao en la corte española, el chocolate se convirtió en el dulce más popular de Europa. Casi la mitad de los dulces y las golosinas contienen chocolate. En Europa Central, cada año se consumen entre nueve y diez kilos de chocolate puro por cabeza. Esto equivale a casi dos barras de 100 gramos por semana por persona.4 Y eso sin contar las pastas untables y las bebidas hechas con cacao. El producto final se elabora en su mayor parte en los Estados Unidos y en Europa. Con 260.000 toneladas de cacao procesado, Alemania se ubica en tercer lugar, detrás de Holanda y de EE.UU. En 1998 hubo una producción de más de 700.000 toneladas de alimentos a base de chocolate, por un valor de casi 3.500 millones de euros. El ochenta por ciento del cacao que importa Alemania proviene del oeste de África. En el mundo se procesan casi tres millones de toneladas de cacao, de los cuales Costa de Marfil, Ghana, Camerún y Nigeria exportan más de la mitad. 5 Para explotar las tierras se traen trabajadores golondrina de los países limítrofes del norte. En Costa de Marfil trabajan alrededor de 2 millones de malienses. En el oeste de África hay alrededor de un millón doscientas mil familias de pequeños agricultores y un total de 11 millones de aparceros que viven de la producción de cacao. Sin embargo, el margen de ganancias para los pequeños agricultores es extremadamente pequeño. Por ejemplo, una productora mediana de cacao gana con su cosecha anual alrededor de 340 euros.6 La principal causa de ello son los bajos precios en el mercado mundial: en los últimos veinte años fluctuaron entre los 870 y los 4.000 euros por tonelada, con una fuerte tendencia a la baja. Esto obliga a los agricultores a reducir al mínimo sus costos de producción, para lo cual los niños esclavos, que no cuestan más que un plato de polenta diario, vienen como anillo al dedo.

Las empresas alimenticias hacen bajar los precios Los precios bajos van a parar a la cuenta de un puñado de empresas alimenticias, europeas y norteamericanas, que transforman el cacao en chocolate. "La producción mundial de cacao está en manos de unas pocas firmas que poseen una red mundial de establecimientos agrícolas, plantaciones, fábricas y organizaciones comerciales", nos informa Gerhard Riess, del sindicato austríaco Agrar/Nahrung/Genufí: "Esas compañías están en condiciones de imponer su voluntad a la totalidad del sector."7 Estas empresas dominantes a las que Riess se refiere son marcas muy conocidas (ordenadas según sus cifras de venta en el rubro golosinas): • Nestlé (Suiza), con sus marcas After Eight, Baci, KitKat, Lion, Nesquik, Nuts, Smarties, etc. 4

Boletín del sindicato austríaco Agrar/Nahrung/Genuss sobre el cacao, Viena, 9/ 1999 Verein Partnerschaft 3. Welt (editor): Einkaufen veriindert die Welf. Die Auswirkungen unserer Ernihrung auf Ibmoelt und Entwicklung. Editorial Schmetterling, Stuttgart 2000, pág. 44 6 Esto sucede en Ghana, según datos aparecidos en "Hinlergrundinformationen Schokoladenindustrie", sindicato Agrar/Nahrung/Genuss, Viena 2000 7 Gerhard Riess: "Ein internationales Programm für Arbeitnehmer im Kakaosektor", sindicato austríaco Agrar/Nahrung/Genuss 5

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