"[...] De tanto en tanto, normalmente en unos plazos de dos a tres años, regresamos a nuestra nave. El almendro cuya semilla debió arrastrar el viento sigue creciendo, como la palmera que nosotros plantamos, desafía ya los amaneceres. De igual modo, la creatividad, tan pródiga por estas tierras, sigue dándose. Nos siguen llegando noticias de gente joven que contra viento y marea inician su andadura, ahí pongo por ejemplo a Trasto Teatro, que entre Málaga y Morón comienzan a desbrozar un camino propio, ¡desde el salón de su casa! Porque la administración parece sigue tan sorda y ciega como allá por nuestros inicios, hace treinta y cinco años. Y como ellos, seguro que muchos grupos que saben que nada ni nadie detienen los que sueñan. Ellos son el ejemplo, los que comienzan, ella es la raíz nueva de un teatro eterno. Hacia ellos se debería volcar las atenciones y sensibilidad administrativa. No solo en prestarles ayuda económica que pueda acabar neutralizándolos en el comercio, sino en haciéndoles ver que son lo verdaderamente imprescindible. Que ellos hacen la historia, y esto es hacer que el teatro siga vivo. De ellos depende y no de lo que se dictamina en los despachos. Que los escenarios queden a disposición de un teatro de creación, esta sería la mejor política posible ¡y seguimos tan alejando de esto."
Framento del artículo "La Zaranda, las raíces del nómada", de Eusebio Calonge (julio 2013 Primer Acto).