Historia Miguelturra 5

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El Curtidor

CUADERNOS DE HISTORIA LOCAL (Oficios tradicionales) UNIVERSIDAD POPULAR DE MIGUELTURRA

Nยบ 5


Cuadernos de historia local: Número 5 (vol II) Edita: Universidad Popular.(Área de Cultura. Excmo. Ayuntamiento de Miguelturra) Realizado por: Mª del Castillo González Garrido. Monitora del Aula de Estudios de la U.P. Colaboran: Isabel Gómez Rodrigo. Carmen Corral Ocaña Mª José Sánchez Rodrigo. Alberto Martín Castellanos. Amalio Segura González. José Antonio Mondéjar Rodrigo. José Manuel García Pardo. Teresa Sánchez Serrano Lucio Punzón Nieto Estrella Martín Sánchez. Manuel Palmero Rodrigo Fidela Asensio Martín de Lucía Margarita Asensio Martín de Lucía Maria Jesús Asensio Martín de Lucía Foto portada: «Ramón López Matas» (Zapatero actualmente en activo) Diseño y maquetación: Marcial González Rivero Imprime: FISENSI Artes Gráficas I.S.B.N. Fascículo 5: 84-934322-5-3 I.S.B.N. Genérico: 84-934322-0-2 Depósito Legal: CR. 187/2001

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Este Cuaderno está dedicado a la memoria de nuestra compañera Teresa Sánchez Arévalo, colaboradora del Aula de Estudios, que falleció el día 31 de agosto de 2006.



Índice 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10.

Introducción La herencia de los pastores El curtido de la piel en fábrica Albarderos Boteros y odreros Guarnicioneros Zapateros Coplas, dichos y refranes Glosario Bibliografía

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1. Introducción. Las industrias artesanas suponen la realización de trabajos a mano o con instrumentos muy elementales, en familias o individualmente, o a lo sumo, en pequeños talleres, con una cierta intencionalidad estética. Estas artesanías se derivan de los gremios medievales, agrupados por calles y, generalmente, con gradación de aspirante o aprendiz, oficial y maestro, dichas agrupaciones gremiales, estuvieron vigentes hasta las Cortes de Cádiz y fueron desapareciendo progresivamente por la industrialización y el trabajo en serie moderno. En cuero se realizaban los trabajos para los aparejos de las caballerías, los

guarnicioneros y albarderos trabajaban collerones, cabezadas, carteras, petacas, colgadores, tapahebillas, horcates, etc..; completaban su obra con claveteados dorados, generalmente con las iniciales del dueño y con otros adornos policromados frecuentemente en rojo o azul. La presencia de una importante cabaña ganadera (tanto vacuna como ovina) y una prolífica actividad agrícola y cinegética hicieron que en la comarca del Campo de Calatrava, arraigase la tradición del curtido de pieles, que se convertiría en la materia prima para los guarnicioneros y otras actividades artesanales del ramo (albarderos, boteros, zapateros…). -106-


Por lo general este gremio se ubicaba en localidades que eran cabecera de comarca, nudos de comunicación o lugar de celebración de importantes concentraciones feriales a las que acudían labradores, ganaderos, tratantes y, por supuesto, los arrieros, los más antiguos transportistas de carga por vía terrestre. No es extraño pues, que aquí, fuesen abundantes los aprovechamientos artesanales de las pieles y cueros de vacas, caballos, ovejas o animales de caza.

resultado cueros de una excelente calidad. Aún hoy, los artesanos que usan esta materia prima en sus talleres, prefieren los cueros curtidos por procedimientos vegetales. El hecho de que la producción de estos artesanos tuviese que ver con objetos de un cierto carácter simbólico, con la manipulación de los animales, o que fueran imprescindibles para otros oficios de carácter itinerante como los arrieros, hizo surgir gran cantidad de dichos y coplas relativos a su labor.

2. La herencia de los pastores. Los oficios relacionados con el cuero son los herederos directos de nuestras antiguas culturas. Conocer a la perfección los distintos tipos de piel en función de la especie animal y los diferentes tipos de curtidos, con sus cualidades y posibilidades de trabajo, son conocimientos que están en la base del oficio.

Hasta la aparición de los sistemas industriales, el necesario proceso de curtición de los cueros se hacía en las tenerías, en un largo y pestilente proceso manual a base de limpiar las pieles con cuchillos especiales, rasparlas, lavarlas, y calearlas, sumergiéndolas en agua con cortezas molidas de árboles con alta concentración de taninos, mazarlas, engrasarlas y secarlas.

Algunas de las costumbres y labores tradicionales desempeñadas por los antiguos pastores, a parte del cuidado, alimentación y ordeño de los rebaños, son el «sobao» y curtido de las pieles, la posibilidad de tener a su alcance la materia prima junto a las características propias de las pieles de los animales (flexibilidad,

Todo este largo y antiguo proceso podía durar más de un año y daba como -107-


impermeabilidad, calor...), hizo posible que pudieran fabricar objetos de uso personal y accesorios, muchos de ellos de gran valor artístico.

que tomarán el color avellana característico del curtido. Después de sacarlas volvían a sobarlas varias veces (con una piedra de naturaleza volcánica y, luego se suavizaban con un canto de río) obteniendo la flexibilidad necesaria para poder trabajarlas.

Las pieles utilizadas eran las que tenían más a mano, liebres, conejos, gatos, cabras y ovejas.

Algunos de los objetos que fabricaban con más frecuencia para uso personal y cotidiano eran:

El curtido se iniciaba introduciendo la piel en recipientes con cal o con recuelo de ceniza y agua, este procedimiento era el necesario para desproveerlas del pelo o lana.

Balleta: piel pequeña muy flexible que utilizaban para limpiar las tortas de ceniza y brasas.

A continuación y ayudados con sus grandes navajas desprendían los restos de carne que pudieran quedar en la piel, para ello las extendían atándolas por las cuatro extremidades, sobre un bastidor previamente preparado con cuatro estacas clavadas en el suelo, donde las sujetaban fuertemente, para poder rasparlas con mayor facilidad.

Cameo: especie de saco realizado con dos pellejos para guardar herramientas. Cinturon: de gran anchura donde sujetaban la navaja, el machete, el meche-

Una vez limpia, la materia prima se sobaba varias veces dándole fuertes golpes y se introducía en el «curtío»; los pastores llaman indistintamente a la acción de curtir y al líquido en el que introducían las pieles para conseguir el producto deseado. El preparado lo hacían ellos mismos: «sacábamos las raíces de chaparros y zumaques, con un martillo y con una maza las picábamos y les quitábamos la corteza, a continuación las echábamos en un caldero para que cocieran». Cuando el líquido obtenido estaba frío, introducían las pieles manteniéndolas durante 48 horas, tiempo suficiente para -108-


ro, el esparto..., a veces ricamente decorados.

co y la yesca, con frecuencia la tapadera se utilizada para beber agua, ya que permitía recoger el líquido elemento de charcos, riachuelos y manantiales.

Culera: mandilete, sujeto a la cintura, con el que se protegían al sentarse sobre las piedras, en el suelo, etc.

Serijo: asiento hecho de anea o esparto de forma circular que en la parte superior suele llevar una piel de oveja.

Chaleco: prenda de vestir sin mangas para protegerse del frío. Delantera o zajones: piel partida en dos, sujeta a la cintura y puesta sobre las piernas.

Pernales: especie de calienta piernas de cuero, para protegerse las pantorrillas.

Muy relacionados con los pastores estaban los pieleros o pellejeros, los más antiguos tratantes de pieles, cuyo oficio consistía en la compra de pellejos crudos para comerciar con ellos. Estos profesionales, entre otros abastecimientos, solían ir a las majadas a recoger los cueros que, directamente, les proporcionaban los pastores, para venderlos después a los mayoristas, quienes eran los encargados de aprovisionar a las curtidurías.

Petaca: estuche estrecho de cuero provisto de tapadera para llevar el taba-

Aunque las pieles de ovejas y carneros pertenecían a los amos del rebaño,

Montera: para proteger la cabeza de las inclemencias del tiempo, se solía hacer con piel de conejo. Morral: saco donde guardaban diferentes útiles, el almuerzo, etc.

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las de los corderos, según costumbre establecida desde antiguo, correspondían a los pastores, que libremente podían vender o utilizar para uso personal.

3. El curtido de la piel en fábrica.

El ganado se contaba una vez a año, entre septiembre y mayo, si algún cordero nacía después de la cuenta, la res, pasaba a ser propiedad del pastor, así como también las de ovejas muertas de manera no natural, como solía decirse: «bien muriera de bazo o de brazo».

El curtido es la operación que convierte una piel en imputrescible y suave. A través de operaciones de engrase y tinte se curan las pieles convirtiendo los cueros brutos de tenería o «cueros en costra» en cueros finos. Toda la piel tiene que sufrir un proceso de curtido para que no se pudra y conserve la flexibilidad. Las sustancias que se le aplican para conseguir ese efecto condicionan el resultado final. Hay que tener en cuenta que estos procedimientos no son excluyentes, a menudo, se mezclan distintos elementos curtientes para obtener un producto final intermedio.

Los pastores, además frecuentaban proveer a los pieleros de otros cueros que conseguían de variedades cinegéticas y domésticas como conejos, liebres, zorros y gatos, éstas últimas se utilizaban, fundamentalmente, para hacer cosederas. Según fuentes consultadas1, en 1922 constan registrados como pieleros en Miguelturra los siguientes:

Los avances en el arte de curtir es posible que fueran evolucionando poco a poco y, sólo con el advenimiento de las grandes culturas aparecieron los oficios de curtidor y otros asociados. El distinto origen, tratamiento de curtido y, posterior elaboración del cuero proporciona un producto final muy distinto. Los cueros tienen diferentes categorías según la procedencia de las pieles, y difieren en su estructura dependiendo de las costumbres de vida del animal originario, la edad, el sexo, la crianza y,

1. José González. 2. Lozano (hijos de Gregorio). Otras fuentes orales2, aseguran que después de guerra (1939), además de los ya citados: (Samuel, Quiterio y Ramón «el Jaro» Lozano), había en el pueblo otros dos negocios pieleros: 1. «Los Blancos», dos hermanos Pepe y Estelio. 2. Emiliano Casas.

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Bailly-Balière Riera. Anuario estadístico, 1922. (Pieles sin curtir, comerciantes) Martín Castellanos, Alberto, 84 años. Miembro y colaborador del Aula de Estudios.

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marisco, aceite y pigmentos vegetales, de ellos los más frecuentes son el índigo, rubia o cochinilla, gualda o cártamo y cáusticos.

la estación del año en la que la piel del animal fue tratada. El curtido se realizaba en cubetas de piedra o de madera llamadas noques, con curtientes o sustancias tratantes que pueden ser de varios tipos; los curtientes vegetales eran extraídos de la corteza de la encina, el castaño o el zumaque, que solían ser las más utilizadas. Las sustancias artificiales o industriales, entre las que destaca el alumbre de cromo, fueron incorporadas en los últimos tiempos.

Una vez muerto el animal se despellejaba y la piel, con todo su pelo o lana, se llevaba al secadero o saladero, ya que existían ambas posibilidades para estos primeros tratamientos, aunque lo más económico era el secado (por ello muchos particulares secaban las pieles en las cámaras de las casas) y, en tres o cuatro días estaba lista para llevarla a la fábrica de curtidos, donde las vendían, ayudando con ello a la escasa economía familiar.

En La Mancha, la materia prima más empleada para los curtidos, son las pieles de ganado ovino, caprino, vacuno y caballar. La piel de becerro solía utilizarse para el corte de las botas, y para

la suela de los zapatos, se empleaba la piel de toro, más dura y resistente.

Ya en la fábrica, se introducían en balsas de agua (los noques o pilas) hasta que se ablandaban. Después, las pieles, se disponían sobre unos tableros y, mediante unos raspadores o cepillos se quitaba la lana o pelo, que salía sin dificultad, para ello, se les aplicaba una mano de cal con sulfuro de sodio disuelto en agua, siempre por el lado opuesto al pelo o lana, con lo que se conseguía quitarles todo tipo de adherencias. La proporción de cal en el agua tenía que ser la justa, para que no escurriese y se llevara el sulfuro de sodio: «para 300 pieles se echaban 30 kilos de sulfuro de sodio y 25 kilos de cal viva».

Los materiales utilizados para la transformación son: corteza de encina, o de zumaque machacada, cal, agua, ácido sulfúrico, sal marina, nuez de ta-

Posteriormente se dejaban reposar las pieles durante dos o tres horas y, poco a poco, iban perdiendo el pelo o lana, pues el sulfuro de sodio se come sus raíces. -111-


Los cepillos utilizados para este procedimiento eran de madera y tela de saco, con ellos se aplicaba la mezcla de cal y sulfuro sobre las pieles, hasta conseguir un perfecto depilado.

Anteriormente se aprovechaban las fermentaciones orgánicos de los excrementos para que la piel quedara desencalada. Modernamente se llamaba a este procedimiento el «picado» y se realizaba usando un 2% de sal y un ácido (que podía ser sulfúrico, clorhídrico o fórmico).

Una vez rasuradas, pasaban a otras piletas (cuyas medidas eran de 1,50 X 1,50 X 1 metro de altura) que contenían cal disuelta en agua, con el fin de que: «la piel coja el hinchamiento».

También era habitual el curtido con zumaque, planta que se recolectaba seca en septiembre, antes de que las lluvias la mojaran. La corteza de zumaque se molía en un molino similar al de las aceitunas (un gran rulo movido por tracción animal) para convertirla en un polvo colorado rico en taninos, que era la sustancia que actuaba de curtiente.

Las pieles se movían y se cambian de posición con una máquina llamada molinete, que ayudaba abatir las pieles sumergidas en agua de cal, seguidas de un periodo de reposo. El proceso se repetía durante ocho días. La piel encalada podía usarse luego para cueros finos. Acabado el proceso, las pieles se secaban y se descarnaban a mano, eliminando los posibles restos de sebo o carne que aún pudiera tener adheridos, colocándolas sobre una tabla curva y raspándolas con un cuchillo en forma de media luna con dos mangos en los extremos.

El proceso se realizaba cosiendo las pieles previamente (labor que hacían las mujeres) para poder curtirlas. Las pieles cosidas (como los pellejos de vino), o «piel en tripa», se metía en pilas con agua templada, y en ellas se introducía un operario que se encargaba de llenar los pellejos con una disolución de agua y medio kilo de zumaque molido, cuando estaban inflados, los ataba por la boca y los iba apilando, aprovechando el peso de los pellejos llenos y amontonados unos sobre otros. Después los apretaba para que el líquido saliera por los poros de la piel y los taninos del zumaque los fuera cerrando poco a poco a medida que la disolución se iba filtrando. La operación se repetía varias veces hasta que los poros se cerraban por completo.

El tratamiento con cal evitaba que el trabajador pudiera contraer infecciones, al estar en contacto con la carne putrefacta, ya que era fácil el contagio por carbunco. Tras descarnar las pieles, se lavaban con agua clara y se llevaban al «rendido» que se hacía con excrementos de perro, gallina o paloma, hasta que aparecieron los ácidos químicos adecuados. -112-


Como el agua estaba templada, lo llamaban «curtición al caliente de zumaque». Posteriormente, las pieles reposaban durante una noche y se descosían a la mañana siguiente. Entonces se las raspaba con un hierro afilado para quitarles las impurezas y los restos del zumaque que pudieran quedar.

nombre a una de sus calles «Tenería» hasta el primer cuarto del s. XX, actualmente Pardillo). En 1900, otras fuentes3, hablan de que: «la población tiene buenas fábricas de curtidos, pertenecientes a los Sres. D. Antonino Róspide, y Viuda de Martín (...)» Según el Anuario Estadístico-General de España (Bailly-Baillère Riera), en 1922, estaban registrados los siguientes almacenes de curtido: 1. García, Casimiro. 2. García, Pedro. 3. Mohíno, Juan. 4. Sánchez, Isidro. 5. Sánchez, Pablo. También constan en esta misma fuente, como fábricas de curtidos y suelas: 1. Donaire, Jerónimo. 2. García, Pedro. 3. Róspide, Alfredo. 4. Róspide, Viuda de Antonino. Según nuestros informantes, nos hablan de que durante la segunda mitad del siglo XX, existieron en Miguelturra varias fábricas de curtidos, algunas de ellas coinciden con las documentadas en las anteriores fuentes administrativas:

Acabado este proceso se ponían las pieles, ya descosidas, otra vez en remojo con agua y zumaque durante dos días más, con el fin de que se curtiera ahora, la parte que antes había estado arrugada al estar cosida. El cuero obtenido se nutría con una solución grasienta para lubricar las fibras y ablandarlo, entonces estaba listo para ser dolado. El dolado consistía en raspar y pulir la piel del lado de la carne, aplanándola y afinándola, antes de pasar a la fase de alisado que le da su aspecto brillante. Por último, la piel maceraba en un baño de tinte, donde los pigmentos vegetales -índigo (azul), rubia o cochinilla (rojo), gualda o cártamo (amarillo)- se mezclaban con cáusticos para fijar el color. El paso final, era el secado. El cuero teñido se disponía sobre el suelo para ser secado al sol.

1. Antonio Róspide, tuvo curtiduría en c/ el Aire (hoy Ramón y Cajal) donde trabajaban dos oficiales: «Chuscas» y Carmelo. Además tenía otra tenería en c/ Pardillo.

En Miguelturra, el curtido, está documentado ya en el siglo XVII, en el Catastro de Ensenada se reseña, al menos, una tenería (que según toponímia, dio 3

J.R. y P.P. Guía Consultor e Indicador de Ciudad Real y su Provincia, 1905.

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2. Ángel Rivas «el Rubio», tuvo fábrica de curtidos en c/ Libertad.

jetos muy demandados. Además de las albardas, adaptadas al animal, también producía arreos, arneses y sillas de montar. Esta industria requiere de unos conocimientos específicos trasmitidos, frecuentemente, de padres a hijos.

3. Illescas: dos primos apellidados Illescas que trabajaban para una tía suya (posiblemente se refieran a la anteriormente citada viuda de Martín) que tenía curtiduría en c/ Granada.

El lugar de trabajo, de un albardero, tenía unas dimensiones considerables, puesto que servía tanto de taller como de almacén, y solía estar ubicado en alguna dependencia de la vivienda familiar.

4. Albarderos.

También había albarderos que no disponían de un lugar de trabajo fijo, es decir, se dedicaban, con relativa frecuencia, a trasladarse por los pueblos agrícolas que carecían de éstos artesanos, permaneciendo en ellos algunos días, para realizar los trabajos que se le encargaban.

Los albarderos se encargaban de atender todas las necesidades de equipamiento relativas a los trabajos con los animales de carga, monta y tiro. De sus talleres que, generalmente disponían también de tienda, salían cinchas, estribos, cepos, albardas, sillas de montar, cuerdas, y un largo etc. de productos para el atalaje de las bestias.

El complejo oficio del albardero requiere, en el proceso de elaboración, de una serie de herramientas muy variadas, diferenciándose los utensilios en:

Las villas y lugares donde se realizaban ferias de ganado contaban con una abundante presencia de estos artesanos. En muchos lugares del mundo, y a lo largo de la historia, animales como el caballo, la mula y el asno han resultado esenciales para la realización de las tareas relacionadas con el acarreo y transporte de mercancías. Las albardas eran los aperos idóneos para el desempeño de algunas tareas, de manera que eran ob-114-


- de corte (cuchillos, serruchos, tijeras, escofina, tenaza), - de costura (agujas, peine), - de percusión (mazo, martillo, horquilla) - de medición (compás, metro).

El proceso de elaboración puede dividirse en una serie de fases consecutivas que implican: - Corte de las telas, en función de las medidas del animal. - Preparación de los palos que forman parte de los testeros, también según las medidas.

Los materiales con los que se confeccionan las albardas, no se caracterizan por su riqueza pero sí por su variedad. La albarda demanda diferentes tipos de materiales: textiles (hilo de pita, o el más reciente hilo carreto; jerga, paño de lino, tela de saco, lona, muselina, zalea de oveja o carnero); de relleno (hojas de trigo y paja de centeno); y estructurales como la madera (álamo, acebuche, eucalipto, higuera blanca o codeso). El trabajo del albardero estaba muy condicionado por su grado de especialización, y por su destreza en la técnica. -115-


- Elaboración del principal o carona.

ser más ligera, por tener los testeros más finos y porque la cabeza de estos lleva un doble bastillado, además se suele cubrir con una zalea de carnero y no con lona. La albarda de media monta proviene de arreglar una vieja albarda de monta, poniéndole un doble bastillado, que suele estar confeccionado con hilo de colores.

- Bastillado del principal, a base de puntos de costuras que se realizan con una aguja larga, enhebrada con hilo carreto. - Elaboración del sudadero, que es la parte que está en contacto con el lomo del animal. - Colocación de los palos de la albarda, en forma de V invertida, y cuya separación debe medir lo mismo que el lomo del animal. - Confección de los testeros con la tela de saco o jerga, que debe ser sometida a fuertes golpes con callaos, para que queden compactos. - Elaboración del bastillado de los testeros, con un cosido muy resistente. - Forrado de la albarda con la tela de lona.

En Miguelturra solo tenemos constancia de un albardero, conocido como:

Es evidente que el producto estrella de un albardero es la albarda, pero ésta puede ser de diversos tipos: albarda de carga, albarda de monta y albarda de media monta. La albarda de carga era el medio más común para transportar mercancías hasta hace algunas décadas.

1. «el tío Colleras» o «el Madrileño». Este hombre era de Colmenar Viejo, de ahí su apodo de (el Madrileño); fue policía del SIM (Servicio de investigación militar) y llego al pueblo desterrado. En1940, puso tienda con un pequeño taller en c/ Ave María, donde mantuvo el negocio durante a penas diez años, según nuestros informantes, sabemos que era un virtuoso artesano, cosía muy bien y se dedicaba, so-

La albarda de monta se emplea como silla de montar en sustitución de las de cuero, que eran mucho más caras. Esta albarda se diferencia de la de carga por -116-


bre todo, a la fabricación de colleras de centeno y guantes, también fabricaba albardas de carga y monta.

o sin establecimiento propio, y los que elaboraban en casa, a fin de ganar algún salario en sus horas libres.

Otro artesano, dedicado a estos menesteres y autóctono de la población, fue:

En la botería solo se trabajaba con pieles de pelo (generalmente cabra). Para que la piel fuera acta para la fabricación debía despellejarse entera, abriendo tan solo una pequeña fisura desde la punta de una garra hasta el comienzo del rabo del animal; luego con el puño envuelto en un trapo, se sacaba poco a poco la otra garra y, a continuación, tirando lentamente, se sacaba la piel entera, evitando cualquier corte o rotura que pudiera estropearla.

2. Eugenio «el petaquero», 1927. Tuvo taller en su propia casa, en calle Barranco (hoy Príncipes de España); pero también se dedicaba a la venta ambulante de los productos que el mismo fabricaba (además de aperos y arreos para caballerías, guantes de extraordinaria calidad y petacas para tabaco y yesca). Solía desplazarse a los pueblos donde se realizaban ferias de ganado y artesanía, donde vendía su producción.

La piel más estimada era la de invierno, porque en verano las cabras están «pelechando» y esta circunstancia resta calidad a los pellejos.

5. Boteros y odreros.

En cuanto a los útiles y herramientas, piezas de capital importancia eran las «botanas», discos de madera de diferen-

Como ocurre en otras ramas de la artesanía, el botero solía realizar el proceso completo; compraba las pieles, las curtía y confeccionaba después con ellas pellejos, botas y odres, que vendía a continuación. Se aprovisionaba además de otra materia prima imprescindible para la elaboración, la pez. Todavía en primera mitad del siglo pasado (XX) se utilizaban los odres para el almacenaje de la miel y el vino y, la bota era un elemento de uso cotidiano tanto en el campo como en las casas. En el oficio trabajaban dos tipos de artesanos; los de plena dedicación, con -117-


tes tamaños con los que se cerraban los agujeros de la piel, sujeta mediante una hendidura que presenta en el borde y que daba a la pieza perfil de «garrucha». Las más pequeñas se llaman «lentejuelas», con un diámetro que oscila entre los 5 mm. y 1 cm.; las «ombligueras» , destinadas a cerrar el ombligo, tienen 2 cm. de

- Tijeras para cortar pieles e hilos. - Palillos de costura (macho y hembra) para realizar el cosido de la pieza. - Tablas o «mordazas» de madera, de 1 m. de longitud, cuya parte superior prensil se cierra con las piernas como si se tratara de una pinza, dejando las manos libres al artesano, para que trabaje más cómodamente. - Aguja de embastar, con la que se prepara la costura. Mientras trabajaba, el botero, permanecía sentado en el banco, taburete de madera de superficie rectangular con una ranura lateral para introducir en ella las tijeras. Otro instrumento fundamental

diámetro, y las «botanas», 4 cm.; si bien este nombre designa también, por extensión, a todas ellas. Por último, se conocen como «espejales» a las utilizadas para la reparación de roturas, pudiendo alcanzar, éstas, un diámetro de hasta 12 cm. El instrumental necesario para el desarrollo de esta artesanía es sencillo, realizándose la mayoría de las operaciones con las manos. Tan solo el fuelle, presenta cierta complejidad, en comparación con el resto de las herramientas:

es el fuelle, con el que se hinchaban las piezas una vez cosidas. Para separar la carne adherida a la piel, se usaba la «dalla», herramienta agrícola, -118-


1. Manuel Moraga Sánchez. 2. Antonio Benito. Dedicados ambos , a estas manufacturas, hasta la segunda mitad del siglo XX, después del fallecimiento del último, en 1962, el oficio comenzó a mecanizarse y en la actualidad no queda ningún artesano botero en Miguelturra.

6. Guarnicioneros. Son los artesanos que tienen como elemento básico para su trabajo el cuero y las pieles, junto con otros materiales y herramientas realizaban toda una serie de labores que se pueden catalogar como artesanales: aperos y arreos de montura y arrastre, sillas, estribos, collares, cabezadas, cinchas, bridas, riendas, cananas, fundas de escopeta, perneras, etc.

adaptada por su forma a la curvatura del pellejo hinchado. Se terminaba el proceso con el «sobón», un palo de madera rodeado en toda la superficie con lías de esparto, con el que se golpeaba el pellejo hinchado para suavizar la piel una vez curtida. En la población, solo tenemos constancia de dos boteros reconocidos:

Los guarnicioneros podían hacer un poco de todo, pero su producción de alforjas, cinturones, polainas, equipos para cazadores, etc, hizo que les fuera más fácil adaptarse a los nuevos usos y gustos de un público más urbano y a una época como la nuestra donde ya el transporte y el comercio no precisa de las caballerías. Se podía pensar que con la mecanización del campo y el transporte, la secular actividad de los artesanos guarnicioneros desaparecería, pero pa-119-


1. Magín León, en calle general Aguilera, hoy Caballeros. Se mantuvo trabajando hasta 1959 aproximadamente, tenía varios hijos que también se dedicaron al oficio; Juan, Baldomero y Magín. 2. Francisco León, en Plaza de la Constitución, en su taller trabajaban de oficiales dos de sus hijos; Antonio y Francisco León Evelio, además un aprendiz llamado Juan José Oliver (el padre de D. Estanislao, sacerdote años después en la Parroquia del pueblo). Uno de sus hijos, Evelio, puso taller en Ciudad Real, donde se dedicaba a los curtidos y tapizados.

rece que no ha sido así, al menos en algunos puntos de nuestra geografía. Hoy la caza, la pesca y la progresiva práctica de la equitación y otras actividades lúdicas y deportivas, significan el resurgimiento de una artesanía de larga tradición, que actualmente ofrece una gran calidad en sus materiales, originalidad en el diseño y un perfecto acabado, con lo que se oferta un producto de gran competitividad en los mercados, tanto nacionales como internacionales. En Miguelturra hubo hasta bien mediado el siglo XX, al menos media docena de guarnicioneros de reconocido nombre y prestigio entre sus paisanos:

Antonio

Evelio

3. Pepe, más conocido por «Quirra», tuvo la guarnicionería en calle Real, estuvo operativo hasta 1932. -120-


4. José Antonio Rivas (el Nene), aprendió el oficio en casa de Paco León y luego puso un taller en calle Ave María, manteniéndolo abierto hasta mediados de los años 50 (siglo XX). 5. Gabriel (el de Zonguita) tuvo una guarnicionería en la calle General Aguilera.

quizás en otros tiempos (época medieval) hubiera podido establecerse en esta zona el gremio de los guarnicioneros.

7. Zapateros. En cuanto a la elaboración del calzado, el Catastro de Ensenada, distingue entre zapateros de viejo (remendones) y maestros zapateros, la cualificación laboral entre ambos se manifiesta en el salario con el que se retribuía su trabajo, (2,50 y 4,50 reales, respectivamente). 6. Manuel Arenas, también en calle General Aguilera, estuvo funcionando hasta 1962, el local que ocupó fue el mismo que había tenido «Zonguita», dicho local estaba junto al antiguo juzgado, de hecho era el mismo edificio, también conocido como Posada de la Cruz. Curiosamente en la misma calle donde el taller de Magín León, lo que inclina a pensar que

La producción realizada por estos artesanos era amplia y variada acaparando buena parte de las técnicas relacionadas con las manufacturas del cuero, muchos de ellos, se dedicaban a la ornamentación de chalecos, zurrones, alforjas y delantales, además de la fabricación de botos, zapatillas y abarcas, utilizadas en las tareas agrícolas y, elegantes botines y zapatos para los domingos y días festivos. -121-


Con el paso del tiempo, la distinción señalada en el Catastro, derivó en otras categorías: los zapateros de portal y los de taller. Los primeros, no tenían taller fijo, eran itinerantes, y llevaban con ellos toda la herramienta necesaria para el desarrollo de su labor (lo común es que se pusieran en un rincón de la calle y se dedicaran a hacer arreglos). Los de taller, disponían de local y herramienta más numerosa, dedicándose casi en exclusivo, a la producción propia de zapatos y botas, aunque también hacían arreglos y echaban remiendos.

- Reglas. - Útiles de dibujo. - Espátulas. - Brochas. - Martillos y mazos. - Lezna. - Agujas. - Sacabocados. - Hormas. - Fileteadoras. - Juego de boquillas de picar. - Chifla. - Pata de cabra. - Useto.

Las herramientas y el equipo utilizados por los zapateros tradicionales, no ha variado mucho con el paso del tiempo, antes como ahora continúan siendo los siguientes:

Herramientas. - Cuchillas de cortar y rebajar. - Plancha. - Tijeras. -122-


Equipo. -

Después de la guerra civil hasta mediados del siglo XX había, en Miguelturra más de treinta zapateros, de ente ellos algunos de los más recordados son los siguientes:

Mesa de corte y útiles. Troqueladora manual. Troqueles. Máquina de aparado. Lijadora.

1. Pablo y Manolo Sánchez, conocidos como «Ojones», tenían la zapatería en c/ Toledo (hoy José Mora), estuvo en funcionamiento desde 1915 hasta 1942, en ella, además del maestro zapatero (Pablo) y el primer oficial (Manolo) hubo dos aprendices: Eulogio y Simón.

- Máquina de coser de brazo y de cabezal giratorio. - Prensa para encolar suelas y pisos. - Máquina de rebajar. - Cepillos mecánicos. - Equipos para poner ojetes, broches, etc..

2. Eulogio Sánchez Arévalo «el Grajo», desde los nueve años estuvo de aprendiz con «Ojones», hasta que se instaló por su cuenta y puso zapatería en c/ Botija, que mantuvo abierta hasta 1959. También fue zapatero de portal, es decir, antes de montar el negocio fue itinerante, arreglando y echando remiendos, allá donde se le demandaba. -123-


3. Simón «el zapatero», también comenzó de aprendiz en la zapatería de «Ojones». Una vez que dominó el oficio, puso taller en c/ Legión (actualmente Miguel Astilleros), era un artista con la aguja, realizaba zapatos de alta calidad y echaba remiendos y piezas a todo tipo de calzado.

11. José Mohino (suegro de «Chilla»), tenía la zapatería en c/ La Rosa. 12. Felipe Plaza, hijo de Laureano, también zapatero, Felipe tuvo la zapatería en c/ el Ramo, hacía calzado a medida y todo tipo de reparaciones. También era músico y solía tocar, sobre todo, amenizando bodas y celebraciones.

4. Faustino, Tomás y Benjamín Yébenes, conocidos como «Colores», tuvieron zapatería en c/ Pozuelo esquina Damián Corral. 5. «Tororoto» Antonio y Augusto Martín, ambos zapateros en c/ Paquito León, con ellos aprendió el oficio Pilatos y Ramón. 6. Pilatos con su cuñado Ramón y su hijo Calixto, tuvieron zapatería en c/ Real. 7. Telesforo, en c/ Rosa. 8. Quintiliano Sánchez, en c/ Malpica, tenía bastantes oficiales y era un buen artesano. 9. El «Gallo», hermano de Quintiliano, también zapatero junto con su hijo Tomás, al que se conocía como el «Gallejo».

13. José Alcázar, conocido por «Pepe Pavo», en c/ Huertas, a parte de zapatero también tuvo otros oficios.

10. Segundo Hervás, tuvo zapatería el c/ el Pardillo, en la que aprendieron y mantuvieron después sus hijos: Segundo y Manolo, conocido por «Chilla»; el suegro de éste último, también era zapatero.

14. Anastasio González «Calzones», en c/ Pardillo, además, se dedicaba a cobrar igualas del médico del pueblo D. José Mora.

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15. Germán en c/ Cristo, era de Almagro aunque vino a Miguelturra hacia 1930, donde se instaló y mantuvo la zapatería hasta 1957, hacía y reparaba calzado.

25. «Cortezones», solo remendaba, no se dedicaba a la fabricación de calzado, tenía la zapatería en plaza de Rivas Moreno, actualmente Plaza de la Constitución.

16. Benigno, el de «la Matica Albahaca», en c/ Granada.

26. El «Pájaro», en c/ el aire, era hermano de «Ojones».

17. Saturnino, hijo de Mateo, en c/ Soledad esquina Damián Corral.

27. Domingo Martín «Pomposo», en c/ Ancha (casi en las Charcas).

18. Ramón Corral Vallejo, el padre de Roque, ambos zapateros en c/ Roque Blanco, posteriormente, (hoy Calixto Royo).

28. Eufemio Roldan en c/ Ciruela, (hoy Damián Corral). 29. Antonio, «Verete» en c/ Granada. 30. Toñico Muñoz, en Plaza de España, con Él, trabajaba como oficial Áureo Tercero.

19. Joaquín González, tenía la zapatería en las Cuatro esquinas, también trabajaba de camarero en Casa Vasilisa.

31. Ramón López Matas, actualmente instalado en c/ Paquito León, donde había tenido la zapatería «Tororoto». Ramón lleva más de cuarenta años en el oficio y es el único zapatero que aún se dedica a la reparación de calzado en el pueblo.

20. Santos y Francisco, «los Payos», eran hermanos y tenían la zapatería en la esquina de Cuatro Caminos o c/ Barranco; eran buenos maestros zapateros, llevaban zapatos hechos por ellos a Carrión y Torralba, tenían de oficial a Paco Sanz «Paquillo». 21. Tomás Calderón en c/ Real, este hombre entro de oficial con los «Jalbiega» que eran dos maestros zapateros llamados Ramón y Pedro Serrano. 22. Ramón y Pedro Serrano, los «Jalbiega», tenían zapatería en c/ Real. 23. Álvarez, en c/ Las niñas. 24. Valeriano Casas en c/ La virgen. -125-


8. Coplas, dichos y refranes.

Dichos:

Coplas:

· San Crispín, pelando un pollo en la gran ciudad de Túnez, le dijo a los zapateros: ser borrachos y embusteros y no trabajéis los lunes.

· En la puerta del cielo hacen zapatos para los angelitos que están descalzos.

· Las mocitas de este pueblo, yo para mí no las quiero, porque gastan mucho lujo, y yo soy un pobre alabardero.

Refranes:

· Chibiricú, chibiricá, chibiricuri, curi, cuero, la mujer del zapatero (plon).

· Al zapato del amigo, mucha pez y buen cosido. · Zapatero a tus zapatos.

· María Chuchibirí, se cortó un débulo, con la cuchibira del zapatebiro y, el zapatebiro se la curó, con mantequibira de la mejor (juego de comba).

· Zapatero a tus zapatos y déjate de otros tratos. · Zapato malo, malo, más vale en el pie que en la mano. · La culpa del asno no se ha de echar a la albarda. · Cuando la oveja da vellón, la cabra ya lo tiene en el rincón.

Zurrón

Funda para cuchillo de monteria

Reclamo para aves -126-


8. Glosario.

las sustancias, con las que se realiza el curtido. - Dolado: Acción de desbastar, labrar, aplanar o cepillar el cuero para dejarlo suave y brillante.

- Albarda: Pieza principal del aparejo de las caballerías de carga, que se compone de dos almohadas rellenas de paja.

- Gremio: Corporación formada por maestros, oficiales y aprendices de una misma profesión u oficio.

- Albardero: Persona que se dedica a la realización y fabricación de albardas y otros aparejos para las caballerías.

- Guarnicionero: El que hace o vende guarniciones para caballerías u objetos de cuero.

- Arriero: El que trajina con bestias de carga.

- Molinete: Aparato consistente en un recipiente que en su parte inferior conecta con dos tubos curvados en sentidos contrarios, de modo que, al llenarlo de líquido, adquiere movimiento de rotación debido a la salida de ese líquido por los tubos.

- Carbunco: Enfermedad infecciosa, conocida también como pústula, que suele afectar a animales como cabras, cerdos, caballos, etc., que al ser sacrificados y manipulados estando afectados, pueden contagiar al hombre por vía cutánea. Existen formas graves como la de los cardadores de lana, con afectación pulmonar, con alto índice de mortalidad.

- Noques: Pequeños estanques o pozuelos en los que se ponen a curtir las pieles. - « Pelechando»: Acción y efecto de perder el pelo.

- Carona: Tela gruesa que se pone en el lomo de las caballerías para que la silla o la albarda no las lastime.

- Picado: Acción de dañarse o empezar a pudrirse una cosa (en este caso, el pelo o lana de las pieles).

- Cosederas: Hebras o tiras largas de piel curtida de sección circular o cuadrangular, generalmente realizadas con piel de gato, utilizadas para coser y unir el cuero.

- Pielero - pellejero: Persona que compra pieles crudas o comercia con ellas. - Rendido: Acción de dar fruto o utilidad a una cosa, sometiéndola al dominio de uno ( en este caso sometimiento de las pieles para eliminar el pelo o lana).

- «Curtío»: Acción de curtir las pieles por medio de procedimientos naturales o industriales. También se utiliza éste término, para designar a -127-


- «Sobao»: Acción y efecto de manejar y oprimir una cosa repetidamente a fin de que se ablande o suavice.

en la industria del cuero por sus propiedades curtientes. - Tenería: Curtiduría o fábrica de curtidos.

- Taninos: Compuestos de sabor astringente, que precipitan con las sales férricas y dan productos de color negro, azul o verde. Son abundantes en las planta fanerógamas, utilizadas

- Zumaque: Arbusto que contiene materias tánicas, por lo que se emplea como curtiente.

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10. Bibliografía. · Bailly-Balière Riera. estadístico, 1922.

· (http://hoxe.vigo.org/artesania/esp/ cat_oficios_gorniceiros_ampliacion.html) · http://www.uam.es/personal_pdi/ ciencias/depaz/mendoza/curtidores.htm

Anuario

· Cabrera Gómez, I. y Penas Gutierrez, E. Agudo: una villa de la Encomienda Mayor de Calatrava, 1998. · Castellote Herrero, Eulalia. Curtidores y boteros. Etnografía española, 6. Ministerio de Cultura, 1987. · Catastro de Ensenada (Miguelturra). Archivo Histórico Provincial de Ciudad Real. · J.R. y P.P. Guía Consultor e Indicador de Ciudad Real y su Provincia, 1905. · Terrés, M.J. Fascículos de historia local,2 (el pastor).

Diversas herramientas para trabajar el cuero

Fuentes orales (informantes): · Aula de Estudios, colaboradores. · López Matas, Ramón (64 años). Zapatero. · Martín Castellanos, Alberto, (84 años). Miembro y colaborador del Aula de Estudios. Internet: · (http://www.enciclopedia-aragonesa.com). · (http://hoxe.vigo.org/artesania/esp/ cat_oficios_gorniceiros_ampliacion.html) · (http://www.culturatradicionalgc.org/ oficios/albarderia.cfm)

Mesa de trabajo -129-


En la parte superior imagen de una tabla o mordaza, herramienta de botero, que dos miembros del aula de estudios simulan manejar. A la izquierda Lucio y a la derecha Alberto.

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