Tipografía.

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A N T O L O G Í A DE LA MATERIA

TIPOGRAFÍA.


Antología para la materia Tipografía. El lenguaje tipográfico.

Construcción de un vocabulario visual. Hablemos ahora, más específicamente, de la tipografía. Para comunicar ideas de forma visual, necesitas una serie de herramientas básicas en cuyo manejo te sientas cada vez más cómodo. Es reconfortante saber que uno puede hacerse con una “caja de herramientas” creativa cuyos componentes, probados y comprobados, estarán siempre a mano. En todas tus cajas de herramientas puedes hacer que aumente constantemente tanto la cantidad como la calidad del contenido. Es necesario, ante todo, que comprendas las diferencias entre los distintos tipos y los aspectos diferentes que adoptan cuando se imprimen de modos diferentes. Unos caracteres son finos; otros van en negrita; algunos se leen mejor sobre papel mate que sobre papel satinado, y viceversa. Aprende esas diferencias y aprecia las características individuales de tantos tipos como puedas. Familiarízate con las diferentes calidades de papel y de cartulina. Experimenta, borrajeando, inversiones o distorsiones; utiliza todos los trucos que se te ocurran para aumentar tu vocabulario tipográfico personal. Aprende a expresar tu propio modo de sentir de tal modo que empiece a desarrollarse tu estilo individual. La conciencia de sí mismo es otra herramienta esencial, porque la tipografía no es un proceso automático y mecánico ni es obra de magia. Es una actividad generada por el pensamiento, la imaginación y la destreza, y su grado de creatividad de pende de la actitud personal del diseñador; asegúrate, pues, de conocer cuál es, o cuál será probablemente, tu actitud ante un trabajo determinado. Aunque la primera tarea del diseñador es transmitir información o canalizar un mensaje, y hacerlo con precisión y claridad, el punto de vista personal acerca de la forma y el contenido es igualmente importante. Ésta es una de las razones por las que la investigación visual puede ser tan valiosa en el ensanchamiento de nuestra óptica como en la construcción de una reserva de imágenes visuales vistas y sentidas por otros diseñadores. Aunque eso suene demasiado académico y tenga un regusto de disciplina, recuerda que no debes quebrantar las normas hasta saber cómo son. Es divertido, y es necesario en cualquier actividad, someter, doblegar o quebrantar incluso las generalizaciones más amplias, y la tipografía no es una excepción. A menudo se piensa que los informes anuales de las empresas deben componerse con tipos uniformes, de aire mecánico (esto es una generalización más que una norma), porque son “apropiados” para el trabajo empresarial. Pero no existe ninguna razón para que no puedan utilizarse tipos más decorativos con objeto de infundir personalidad incluso en el documento más desafiantemente denso ni, con mayor razón, para que no se pueda lograr un efecto más emocional mediante la utilización de un molde sin tipos de los llamados perfilados. Se consiguen los resultados deseados si se sabe lo que se persigue y se tiene la destreza suficiente.


La personalidad de un tipo. Examinaremos más de cerca las características que diferencian los tipos. A fin de cuentas, todos ellos son obra de diseñadores que les han infundido personalidad para transmitir mensajes en tonos determinados. Los tipos perfilados son completamente diferentes de los tipos de palo seco; las letras muy ornamentadas cumplen funciones diferentes de los caracteres delicadamente oblicuos. Aunque se supone que a menudo que los tipos de palo seco son especialmente adecuados para cosas tales como informes anuales, porque les dan un aire de eficiencia técnica que refleja la actuación y los éxitos de la empresa, tan sólo después de haber comprendido las diferencias entre los distintos caracteres podemos decidir si eso es necesariamente cierto. Además, como veremos, es posible, mediante el tratamiento gráfico personal de un tipo determinado, modificar su carácter. Sin embargo, hay que tomar en consideración la personalidad del tipo cuando se juzga su idoneidad para la tarea que se tiene entre manos.

Fuentes y familias. Una fuente de tipos consiste en todos los caracteres de la misma clase en un mismo tamaño. Habitualmente incluye mayúsculas, o caja alta; caja baja; cifras, y signos de puntuación. Una matriz contiene todos esos caracteres en todos los cuerpos existentes para ese tipo. En ella figuran todas las formas de letra de ese aspecto en cada cuerpo. Las formas varían según las familias y los cuerpos, de modo que hay que revisar cuidadosamente todo lo disponible antes de elegirlas. Algunas, por ejemplo, tienen versalitas; en algunos casos, las cifras están alineadas, es decir, tienen una determinada altura uniforme. Una familia es un grupo o serie de ojos que responden, todos ellos, a un determinado diseño tipográfico. Una familia consiste en variaciones tales como redonda, cursiva, fina, media, negrita, condensada y espaciada. Aunque todos los caracteres proceden de un mismo diseño, cada versión proyectará su clima y su tono particulares; es un poco como oír voces distintas en un coro. Puedes divertirte probando tu creatividad, restringiéndote a una única fuente o familia; pero no permitas que eso se convierta en una camisa de fuerza. Estudia, por ejemplo, las excitantes posibilidades de utilizar tipos diferentes para los distintos personajes de una obra teatral.

Juegos con los cuerpos. Otra herramienta básica es la comprensión de los efectos que pueden lograrse mediante el cuerpo del tipo elegido. Es evidente que un cuerpo GRANDE grita mientras que uno pequeño susurra. Los cambios de cuerpo en el tipo, por otra parte, pueden ser funcionales, como, por ejemplo, cuando se utilizan para destacar títulos o para reducir la importancia de textos subsidiarios. La funcionalidad desempeña también su papel; dado que un libro existe para ser leído, la legibilidad tiene una importancia suprema; el cuerpo debe ser lo bastante grande para que se lea fácilmente, pero no tanto que estorbe la lectura. Puedes aventurarte más en trabajos con tipos de adorno, en sobrecubiertas de libros o carteles, donde las mezclas tanto de cuerpos como de tipos pueden lograr resultados espectaculares.


Disposición del texto. Un texto largo destinado a una lectura continua debe ser lo más accesible posible y, por razones de máxima legibilidad, se compone habitualmente con columnas de anchura y altura uniformes. Las columnas pueden estar justificadas, es decir, alineadas tanto a derecha como a izquierda, o alineadas a la izquierda y en bandera a la derecha; en ambos casos, la mirada tiene un punto de regreso al que se acostumbra rápidamente. Los textos menos copiosos, por ejemplo, los rótulos o las etiquetas, los títulos o los encabezamientos, pueden tratarse mucho más libremente y ofrecen un campo más amplio a la creatividad. Pueden ir centrados, alineados a la derecha, adquirir una forma peculiar o, gracias a la nueva tecnología, pueden distorsionarse con lentes especiales, haciéndolos encajar en una forma controlada.

Utilización creativa del espaciado y el formato. El espaciado y el formato son las consideraciones siguientes. Hay que contar con ambas cosas de acuerdo con las características espaciales de los diferentes tipos. Hay el espacio que ocupa la letra misma y el espacio creado dentro y alrededor de ella. Puede verse fácilmente qué efectos producen esos espacios tomando una letra impresa en negro sobre blanco e invirtiendo los colores. El efecto cambiará de nuevo si se utiliza una tinta o una trama en vez de una superficie uniforme, ya sea para la letra, ya para el fondo. También hay que prestar atención a los trazos de cada forma de letra. Una palabra o una letra aisladas rodeadas por mucho espacio ganarán fuerza, mientras que el apiñamiento tenderá a hacer que las palabras compitan entre si, aunque eso es perfectamente válido si con ello se consigue el efecto deseado. El e s p a c i a m i e n t o y el interlineado también son elementos de diseño importantes. La elección de formato, es decir, de la forma y el tamaño del material donde figurarán los caracteres, puede utilizarse también para reforzar o aclarar el mensaje. Los formatos largos y estrechos difieren de los cortos y anchos, del mismo modo que personas de talla distinta producen impresiones diferentes, y la colocación de los tipos en un formato determinado puede modificar por completo su carácter. Observa qué cambios se producen si el mensaje del texto queda confinado al centro de una página de gran tamaño o si se sitúa en el ángulo superior izquierdo, o si bordea los cuatro cantos o incluso cae fuera de ellos. El tipo puede colocarse vertical, horizontalmente o en disposición irregular. Prueba esas diferentes fórmulas y analiza por ti mismo los cambios que se producen.

Características del lenguaje. La comunicación visual mediante tipos opera con ideas o conceptos que se crean ensamblando aquello que empieza como una forma abstracta (las letras mismas) en una estructura (la palabra) que adquiere, con ello, un significado. Se ha desarrollado una serie de convenciones acerca de cómo tratar tanto las palabras individuales como los textos, pero un examen atento del lenguaje nos induce a estudiar los efectos que pueden lograrse haciendo caso omiso de dichas


convenciones. Por ejemplo, los nombres propios pueden ir sin inicial en mayúsculas, o un texto continuo puede ir sólo en mayúsculas. Los párrafos pueden empezar con una versalita, o puede utilizarse algún otro recurso para indicar un nuevo comienzo. Las letras pueden colocarse hacia atrás, cabeza abajo e incluso pueden omitirse. Estudia cuántas letras, o incluso palabras, pueden eliminarse sin que la frase deje de comunicar su significado. El leer de izquierda a derecha no es sagrado; las palabras pueden leerse verticalmente, o de abajo a arriba, o incluso, en algunos casos, hacia atrás. Mas, para que cualquiera de esos recursos gráficos tenga éxito, debemos tener conciencia, constantemente, de las propiedades inherentes al lenguaje mismo.

Utilización del color. La utilización de color, tanto en el grafismo como en la tipografía, es una de nuestras herramientas más importantes y más versátiles, dado que las variaciones y combinaciones dentro del espectro pueden emplearse para modificar nuestra percepción del material visual. De modo similar, una variación en el tono (la densidad relativa de un matiz determinado) puede suponer una diferencia, y resulta útil cuando hay restricciones presupuestarias. Propiedades del color. Aunque no podemos afirmar científicamente que los colores tengan cualidades inherentes que les sean propias, sí poseen, indudablemente, características asociativas adquiridas. Por ejemplo, tendemos a considerar que el rojo corresponde a la ira o a la agresión. El amarillo y el verde pálidos evocan la calma y la serenidad; el azul sugiere frío, y el blanco pureza. Asociaciones simbólicas. Muchas asociaciones simbólicas están santificadas por tradiciones multiseculares. Dado que el azul puede representar el agua, sugiere la higiene; el naranja y el amarillo (los colores del sol) expresan calor, y los verdes (los colores de la vegetación), salud y bienestar. La asociación en los productos. El color desempeña, pues, un papel importante en la promoción de un producto: las asociaciones de los colores sirven para sugerir cualidades del producto. Los azules, verdes y amarillos brillantes se asocian con el frescor y la limpieza y, en consecuencia, se ven a menudo en envolturas de productos de limpieza doméstica y de artículos de higiene personal, mientras los rosas y los crema delicados son frecuentes en anuncios de prendas infantiles. El color y la estrategia comercial. El color puede utilizarse para atraer la atención de determinados grupos de personas, contribuyendo a crear una imagen del producto más atractiva para jóvenes o viejos, para habitantes de la ciudad o del campo, o para personas de diferentes niveles de ingresos o de diferentes orígenes étnicos. Distinciones de color. El color, igual que los diferentes tipos y cuerpos, puede utilizarse para distinguir niveles o bloques de información. Puede resultar particularmente útil cuando la información que debe leerse es compleja, como en tablas de horarios, informes anuales, listados estadísticos, catálogos detallados o ciertos libros de consulta. Esquemas de color corporativos. El color, por cuanto que tiene propiedades culturales y asociativas, desempeña un papel importante en la creación de la imagen corporativa por la que muchos clientes desean ser identificados.


Un esquema de color que se grabe en la memoria y que sea identificable es uno de los modos más rápidos de atraer hacia esa imagen corporativa la atención del público, que podrá reconocerla inmediatamente incluso en medio de la plétora de colores que lo asaltan, Cuando los letreros de una avenida comercial compiten entre sí y las bolsas de compra constituyen anuncios ambulantes en los transportes públicos, unos colores corporativos impactantes pueden convertirse en estandarte de una organización. Tipos coloreados y legibilidad. El empleo de color en los caracteres de los anuncios puede ser eficaz, pero hay que tener presente que la legibilidad puede disminuir si el fondo o el espacio circundante están también coloreados, puesto que pueden competir con el tipo. Pueden surgir otros problemas si se utilizan tipos coloreados y un fondo de colores para textos que exigen una gran legibilidad. Deberás experimentar con colores y tonos para averiguar los efectos que los tintes y los matices pueden tener en la legibilidad. Concéntrate, como siempre, en el efecto que intentas conseguir, y aunque ahí puedes mostrarte aventurero, sé también prudente y experimenta antes de imprimir. Crea tu propia comprensión de qué le ocurre al color observando su utilización en los trabajos impresos que ves diariamente. Identidad de grupo. Determinados colores han quedado identificados con subculturas específicas. Los hippies y los Flower People usaban colores psicodélicos; los punk están asociados con el Day-Glo; los aficionados al fútbol manifiestan sus lealtades exhibiendo los “colores” de sus equipos; los regimientos tienen sus estandartes, las naciones se agrupan en torno a una bandera que lleva símbolos en color. Cuando sepas qué colores o combinaciones de colores identifican una subcultura, podrás utilizarlos como mensajes taquigráficos instantáneamente identificables. Codificación en color. Puedes utilizar colores para interconectar bloques de información similares, ya sean palabras, ya símbolos. “La codificación” mediante el color es una herramienta especialmente útil en la información pública, pudiendo convertirse en un lenguaje por derecho propio, legible para personas de lenguas distintas. Experimentación. El trabajo con colores es divertido, pero tiene sus peligros y sus trampas. En ese terreno hay que prestar gran atención a los costos y vigilar que el impresor cumpla exactamente las indicaciones. Por otra parte, se logran, muy económicamente, resultados asombrosos mediante yuxtaposiciones hábiles y juiciosas. He ahí otro tema para la observación y la experimentación.

Escritura, garabatos y trazos a mano. La escritura, los garabatos y los trazos a mano desempeñan también un papel en la tipografía creativa. Cuando el tipo tenga connotaciones desafortunadas o indeseables, o una naturaleza mecánica o autoritaria, quizá sea preferible la escritura a mano. Los trazos a mano tienen tonos de intimidad y calidez y pueden utilizarse para desmitificar determinados temas o aportar información al alcance de todos. La escritura a mano, por un lado, se asocia con la preocupación por personas, acontecimientos o problemas y puede utilizarse cuando este objetivo es primordial. En el extremo opuesto, los trazos nerviosos, las rúbricas enérgicas o los simples garabatos pueden proyectar fuertes emociones; basta con observar la capacidad de impacto de los graffiti.


Los titubeos, los susurros, los apartes o los errores (que insinúan fallos humanos) pueden transmitirse también directa y sutilmente con la escritura a mano.

Construcción y destrucción. Hay otros dos modos de que las letras y las palabras adquieran nuevas cualidades y, por consiguiente, nuevos significados. Por construcción entendemos añadir algo al tipo o al grupo de letras; eso puede lograrse con subrayados o recuadros, recursos que suman importancia al mensaje. Podemos añadir una ornamentación para hacer la cosa más atractiva, podemos emplear pantallas o realizar inversiones para cambiar el énfasis, o podemos introducir bromas visuales. La destrucción, que es igualmente eficaz aunque de un modo distinto, supone desgarrar las letras o las palabras y reagruparlas con fragmentos faltantes, o hacerlas desaparecer, o difuminarlas. Así, aunque el tipo comunica un mensaje a través de palabras o del lenguaje, el tono de voz en que se comunica ese mensaje compete tanto al tipo como al tratamiento gráfico al que es sometido. Si quieres elaborar tu propio catálogo de tales efectos, empieza por experimentar con cada una de las sugerencias.

Texto tomado del libro Tipografía Creativa, editado por Gustavo Gili, capítulo 2, páginas 18 a 45.


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