Manual "Escuelas amigas de la infancia"

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valiosa. Esto es particularmente cierto en el contexto actual, cuando tantos niños se sienten inseguros en sus hogares y con sus familias, pero protegidos en sus comunidades y escuelas. Sin embargo, para convertirse en entornos verdaderamente protectores, las escuelas deben, ante todo, solucionar los numerosos factores de riesgo que perciben los niños. Sobre la base de estos hallazgos, se recomienda emprender las siguientes acciones prácticas: •

Reforzar los foros comunitarios intersectoriales que se establecieron como parte de esta investigación con el objeto de llevar adelante las recomendaciones y generar planes de seguridad para los niños y las escuelas.

Acelerar el mejoramiento de la estructura escolar, especialmente en lo que se refiere a la seguridad, como la construcción de cercas y el reemplazo de los vidrios rotos.

Definir puntos donde los progenitores o los cuidadores puedan recoger a los niños al final de la jornada escolar, y organizar sistemas de transporte seguros o formar grupos de niños para reforzar su seguridad al dirigirse a pie a sus hogares.

Procurar que en todo momento haya un número adecuado de maestros en las escuelas; por ejemplo, que uno o dos docentes supervisen a los niños durante los descansos y en los patios de recreo.

Asegurarse de que los maestros sepan qué personas están autorizadas para recoger a los niños, de manera que los alumnos solo tengan permiso de salir de la escuela con un adulto determinado.

Capacitar a los asesores escolares y a los maestros para prestar apoyo psicosocial a los niños que están en riesgo, y para elaborar órdenes de remisión.

Debido a que los niños reconocieron la importancia de la comunidad, diversas partes interesadas (miembros de organizaciones no gubernamentales, grupos comunitarios y dirigentes de las comunidades, entre otros) deben aprender a detectar a tiempo a los niños y a las familias que requieren ayuda con urgencia, y conocer los mecanismos de remisión a especialistas. Se debe pensar en la posibilidad de ampliar la escala, a los niveles intermedio y superior, de un plan integrado para el desarrollo del niño en la primera infancia. (La viabilidad del proyecto se debe analizar sobre la base de los recursos financieros y humanos necesarios para llevarlo a la práctica.)

Puesto que, en materia de seguridad y de capacidad para hacer frente a las dificultades, los niños asignaron tanta importancia a las habilidades interpersonales positivas, se deben enseñar pautas de comunicación a través del componente del nuevo plan de estudios llamado “orientación para la vida”. También se debe acelerar la capacitación de los maestros en este componente del nuevo plan de estudios, o hacer que organizaciones no gubernamentales impartan estos conocimientos mientras concluye la capacitación de los maestros. En Sekhukhune y Vhembe, los niños se sienten menos seguros en la escuela, especialmente los de los grados superiores. Hacen falta nuevas investigaciones para definir los factores que inciden en esta percepción de inseguridad y estudiar estrategias para resolver estos problemas y hacer de las escuelas lugares más seguros tanto para los niños como para las niñas. Otro motivo de preocupación es el hecho de que los jóvenes no se hubieran referido directamente al VIH ni al SIDA. Ni siquiera los alumnos de los grados más altos reconocieron al VIH/SIDA como un peligro. Debido a que las cifras actuales indican que los jóvenes –y, en particular, las niñas– corren el mayor riesgo y de que constituyen el sector de la población que más rápidamente se está infectando con el VIH, este problema se debe abordar con carácter urgente. Haber prácticamente omitido el tema del VIH/SIDA significa que no hay un clima propicio para que los jóvenes afectados se sientan cómodos hablando con sus maestros sobre problemas como haber contraído la infección o tener un padre enfermo. Uno de los propósitos de enseñar habilidades para la vida activa es crear conciencia entre los jóvenes sobre el VIH y el SIDA y la importancia de observar un comportamiento sexual responsable. El curso de “orientación para la vida”, que es obligatorio y constituye un tema de estudio fundamental, se debe reexaminar para garantizar que esté cumpliendo sus objetivos. No cabe duda de que se deben poner en marcha campañas integrales de sensibilización sobre el VIH. Estas campañas deben incluir difusión de mensajes apropiados, enseñanza de aptitudes para enfrentar la estigmatización y la discriminación, y capacitación a los maestros para conversar con sus alumnos sobre temas relacionados con el VIH/SIDA de un modo apropiado y respetuoso (por ejemplo, sin hacer juicios de valor). Esto implica que los maestros deben encarar sus propios prejuicios, lo que también se puede lograr por medio de la capacitación y la creación de un entorno propicio para que busquen asistencia cuando la necesiten. Fuente: Construction of Safety and Risk Factors by Learners in the Limpopo Province, 2006.

17 MANUAL PARA LAS ESCUELAS AMIGAS DE LA INFANCIA


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