Sobre el cambio de director en la Facultad de Ciencias

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Sobre el cambio de dirección en Ciencias El martes 10 de agosto, se presentarán ante la comunidad de nuestra facultad los cinco candidatos autopropuestos para ocupar el cargo de director de la misma, que habrá de entrar en funciones a finales de este mes. El miércoles 11, el Consejo Técnico colocará unas urnas para que profesores, estudiantes y trabajadores digan a quién apoyan de los que acaban de conocer el día anterior, sin más elementos que lo que ellos hayan dicho de sí mismos o las promesas que hayan formulado. El jueves 12 se enviará “el sentir de la facultad” (¿!) al rector, para que éste elija a tres de ellos, y luego la Junta de Gobierno de la UNAM decida entre esos tres quién habrá de ocupar el puesto durante los próximos cuatro años.

ocupar un puesto de tal nivel y por tantos años, sin mayor compromiso con nadie más que con las propias autoridades que lo eligen. Los ejemplos en la historia de nuestra facultad sobran. Y naturalmente, los que más posibilidades tienen de ser elegidos son los que están mejor conectados con ellas, o los que se comprometen más profundamente con la visión y los intereses de unos u otros de esos 16 funcionarios (el rector y la Junta). En el caso actual de nuestra facultad, salta a la vista la ventaja que en ese sentido tienen dos de los autocandidatos(as). Y resulta que son quienes anuncian una mayor conflictividad y/o deterioro del ambiente interno los próximos cuatro años en caso de ser elegidos(as).

¿Y quiénes forman esa poderosa Junta de Gobierno que decide quiénes ejercen el poder en cada facultad e instituto de la UNAM? Quince personas que duran quince años en su puesto, y que son a su vez elegidos entre el rector y el Consejo Universitario, mismo sobre el que el rector y los directores elegidos por ellos tienen plena hegemonía.

El caso de Rosaura Ruiz Por sus conectes --y por su ambición--, resalta el caso de Rosaura Ruiz. Es la candidata de una parte relevante de los funcionarios universitarios. Escaló a las altas esferas del poder en la UNAM gracias a los servicios prestados a Juan Ramón de la Fuente para romper la huelga de decenas de miles de estudiantes que defendieron hasta con los dientes a la UNAM de la ofensiva privatizadora del gobierno. Pesa sobre sus espaldas la responsabilidad de haber contribuido significativamente a haber metido a la cárcel a casi mil jóvenes, a quienes mucho debe esta universidad que tenemos, y de la que hoy se enorgullecen hasta quienes los combatieron (la rectoría incluida).

Ese es el círculo vicioso de poder que ha sido causa de tantos conflictos en nuestra universidad, compuesta por más de trescientos mil estudiantes, treinta mil profesores y veinte mil trabajadores, pero controlada por unos cuantos funcionarios surgidos las más de las veces de los grupos de poder de institutos y facultades --cuando no de las propias esferas gubernamentales-- y que se eligen entre ellos mismos para ocupar los diversos cargos. ¿Qué papel juega la votación prevista por el Consejo Técnico para el miércoles 11? La de darle visos de legitimidad a un proceso ajeno a la comunidad en su conjunto, a su discusión, a su propia definición de cuáles son los problemas principales a resolver, las líneas de desarrollo que deben ser impulsadas y los principios a que deben atenerse quienes pretendan ocupar los puestos de coordinación en supuesta representación de la comunidad.

A partir de 1972, año en que entró a la rectoría el general Soberón, la derecha universitaria se fue apropiando uno a uno de todos los espacios en nuestra universidad. Los brincos de los puestos de poder en la UNAM a los puestos de poder en los distintos gobiernos priístas se convirtieron en el pan nuestro de cada día. La situación se fue haciendo más y más asfixiante para la actividad académica y para la vida misma de la universidad. La llegada de Francisco Barnés a la rectoría fue el punto culminante de este proceso. Multitud de profesores e investigadores se quejaban amargamente de la situación, del ambiente general

La legislación universitaria establece las cosas de tal manera que alguien que sólo se represente a sí mismo y a sus amigos más cercanos, puede llegar a

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que vivía nuestra universidad. En cubículos y pasillos se decía una y otra vez hay que hacer algo, pero nadie se plantaba para hacerlo. Hasta que los estudiantes dijeron hasta aquí,y hasta allí llegaron en su soberbia y su despotismo las autoridades hijas de la derecha universitaria.

la huelga, y después de ella, la pinta de cuerpo entero. Fue la principal organizadora del intento de los profesores antihuelguistas de Ciencias por expulsar a los profesores que participaron activamente en la huelga. Y lo lograron con uno de ellos, profesor de tiempo completo del departamento de matemáticas. Claro que, los agredidos no estaban mancos. El profesor en cuestión siguió dando sus cursos sin reconocimiento oficial (ni salario) alguno, generación tras generación con una nutrida asistencia de estudiantes que nunca dieron su brazo a torcer. Hasta que fue reinstalado, años después, muy a pesar de los agresores.

Se podrá discutir sobre estos o aquellos errores de la huelga estudiantil, pero nadie con un poco de honestidad podrá negar que cambió sustancialmente la correlación de fuerzas dentro de la universidad, además de haber logrado mantener vigente la gratuidad, el derecho de los estudiantes de escasos recursos a no ser expulsados de ella por realizar sus estudios en mayores tiempos y en general la posibilidad de subsistencia de la UNAM como un proyecto de universidad pública. La universidad floreció notablemente a partir de la huelga. Le duele reconocerlo a más de uno de los que la combatieron, pero en el fondo saben que eso es verdad.

De manera que lo que hay ahora de su parte es un doble discurso, en el que se presenta a sí misma como alguien ecuánime y sensata, porque tiene la vista puesta en llegar más arriba, y sabe que si regresa a sus andadas tendrá pelea, dura pelea. Y que eso pone en riesgo sus aspiraciones, por más que le brote del alma actuar de esa manera. A saber qué será lo que defina su actuación llegado el momento. Sería mejor, para todos en la facultad, no correr el riesgo.

Y como ocurre tantas veces en la historia de las luchas sociales, unos son los que luchan, y otros son los que se acomodan gracias a la lucha. Rosaura Ruiz no sería nada sin la huelga del CGH, esa es la verdad. Ella era parte de un reducido grupo de profesores que formaban lo que se llamaba “el PRD universitario”, encabezado por su entonces marido, conocido ex-diputado y delegado de Tlalpan al momento de estallar la huelga del 99. Al ser rota la huelga por la PFP e ingresar a la cárcel los estudiantes rebeldes, fue nombrada Secretaria de Posgrado de la UNAM.

Y lo cierto es que, más allá de lo anterior, poner a Rosaura en la dirección de Ciencias es dejar la conducción de la facultad en manos de un grupo político específico (de hecho, de una especie de familia), con intereses particulares bien definidos, con una historia concreta, que dista mucho de representar a la comunidad en general o incluso a sectores relevantes de ella. Esto es algo que deben reconocer, les guste o no. Tienen todo el derecho a defender sus ideas y sus proyectos, eso no está a discusión. Pero poner la dirección de la facultad en sus manos es un error.

Luego, le inventaron el puesto de Secretaria de Desarrollo Institucional, sin mayor oficio ni beneficio. En realidad está congelada desde el cambio de rector, y su verdadera aspiración es llegar a la rectoría de la universidad. Su asunto no es Ciencias, eso se refleja hasta en su propio plan de trabajo, tan vago y tan lleno de generalidades, que revela que fue hecho a la carrera para salir del paso formal de tener que presentarlo. El objetivo de su paso por la dirección de Ciencias es articular una fuerza desde aquí, donde está su grupo político, que le permita competir seriamente por la rectoría de la universidad.

El caso de Ana Meda El otro caso que anuncia conflicto es el de Ana Meda. Y un conflicto más severo, a la luz de sus planteamientos y del núcleo que estaría detrás de su candidatura. Su visión de las cosas es tal, que más allá de si ella misma lo quisiera o no, se lo propusiera o no, de los cinco autopropuestos fácilmente se convierte en el candidato apoyado por la derecha de dentro y fuera de la facultad. Derecha que, a nivel de la universidad, está bien representada en la Junta de Gobierno. De modo que

Es verdad que por esa misma razón, tendría que meditar bien lo que hace desde la dirección de Ciencias en caso de llegar a ella. Lo que le nace realmente, está claro desde siempre. Su papel ante

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si el rector la mete en la terna, pues que asuma las consecuencias de su aventura. Por supuesto, fue parte activa de ese grupo de profesores mencionado antes que hizo lo imposible por expulsar a quienes apoyaron la huelga, sin importar cuál fuera su calidad y responsabilidad académica. Cuando alguien de ese grupo, en 2001, propuso que Física y Biología retiraran sus cursos del departamento de matemáticas mientras no fueran expulsados los profesores hueguistas de dicho departamento, la reacción de Ana Meda fue elocuente. A continuación una cita textual de su planteamiento:

citarlos), no tienen realidad: existen, ahí están, y ahí van a seguir. Suena bien. Pero a la vuelta de unos párrafos las aguas vuelven a su cauce, una y otra vez en el documento: “... La cafetería fue un espacio de convivencia integral que ya no funciona para todos, y acusamos su falta todos los días. Su pérdida representa afrenta, humillación y es una trangresión al respeto y la legitimidad...” “...No tener ni una cafetería nos obliga a salirnos, cuando muchas veces preferiríamos quedarnos...” “...los espacios inexistentes para la gran mayoría de la comunidad como...la cafetería...”

“...Separar los departamentos, además de un error académico grave, es desde mi punto de vista, un error político serio... Es injusto que nos echen todo el paquete a nosotros, aislándonos a los de Matemáticas que estamos en contra de ellos, del resto de la facultad, siendo que lo más adecuado es al revés, unirnos todos para que realmente se vea su dimensión y se les pueda aislar como lo que son... Hay una propuesta que me parece muchísimo más coherente y que consiste en que (para empezar) la asignación de cursos en Matemáticas se haga ya no por miembros del CDM sino por una comisión académica del más alto prestigio, integrada por miembros de la Facultad, IMASS e IMATE, y sería interesante que participara de algún modo un miembro de los otros departamentos para las materias que les corresponden...”

Entendemos bien el mensaje. Y por supuesto, que anuncia conflicto, un enorme conflicto. Si esa es la reacción ante uno de los proyectos estudiantiles más exitosos desde la huelga; que funciona sin un centavo de presupuesto, sin el más mínimo lucro, con un esfuerzo fenomenal de cantidad de muchachos de ya varias generaciones, que se han propuesto hacer del derecho a la educación una realidad para todos, lo cual pasa por hacer hasta lo imposible para garantizar la alimentación del mayor número de estudiantes posible. Que han logrado que cotidianamente obtengan sus alimentos a precios castigadísimos poco más de 1,000 alumnos (entre desayunos, comidas y cenas); aparte de lo que se sirve en la barra de ensaladas y en el café, a los cuales asisten, a diferencia de la vieja situación, varios cientos de profesores, estudiantes y trabajadores diariamente.

Es decir, había que darle una envoltura académica, “de alto nivel” (sic!), a la represión política. Disfrazar con el cuento del nivel académico lo que es concebido con fines políticos, dado que dichos fines son indefendibles ante la comunidad.

Si esa es la reacción ante este proyecto, digno de encomio por parte de maestros y alumnos de varias facultades en la actualidad, ya podemos imaginar lo que ocurrirá con el uso de la imprenta, que se ha realizado fuera de sus horas de uso oficial desde la huelga, y se seguirá usando; con el proyecto Eduktodos, que ha puesto los libros más difíciles de conseguir, los más caros y los más requeridos en los cursos de todas las carreras de la facultad, al acceso de todos los muchachos, pero por supuesto sin trámites legales de por medio (que lo hubieran hecho imposible). O con el Proyecto de Hidroponia, que ha convertido en un vergel el techo de parte de nuestras instalaciones y llena nuestros auditorios una y otra vez con cursos gratuitos a los que acude la población de diversas regiones del país desde hace varios años. O con la Peña Ciencias y los cursos gratuitos de baile, que han ido dotando a

Podrá decirse que eso fue hace casi diez años, que entonces todos estábamos polarizados, pero que eso ya ha cambiado. De hecho, en el programa de trabajo que ha presentado para acceder a la dirección de la facultad, dice explícitamente: “...Sabemos las riquezas que dan las diferencias. Nuestro reto es asumirlas cabalmente, a todas, respetarlas y aprender a enriquecernos con ellas...”. Suena bien, parece que por fin les cayó el veinte de que sus deseos de que no existieran “los otros” (los del movimiento, los de las asambleas, los de la huelga, los de los proyectos estudiantiles, los que apoyan a Atenco y al SME, o como se quiera

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nuestra facultad de una vida cultural al margen de lo oficial, también desde hace varios años. Quién sabe en qué facultad vive Ana Meda, cuando dice que “la cafetería es un espacio inexistente para la gran mayoría de la comunidad”, y apela a la cafetería que existió antes de la huelga en esas mismas instalaciones, que estaba concesionada a particulares, que era un negocio al que le tenía sin cuidado si los estudiantes de escasos recursos podían acceder a ella o no (el sanborns de ciencias, le decían los alumnos); que cobraba por la comida, a precios actuales, más del cuádruple de lo que se cobra hoy en día en nuestro comedor; que tenía una diversidad muchísimo menor de oferta de alimentos; que no invertía ni un centavo en fumigaciones, lo cual se puso de manifiesto en cuanto estalló la huelga y los estudiantes descubrieron que arriba del techo había una verdadera plaga de cucarachas, ¡esa sí que era “inmundicia”!

Finalmente

Por cierto, que no deja de llamar la atención en el documento presentado por Ana Meda la reiterada recurrencia, una y otra vez, a expresiones como “la inmundicia en que vivimos en la facultad”, “lo precario de nuestra estancia en la facultad”, “estamos en el hacinamiento”, “padecemos un grado de deterioro abrumador”; a la vez de las referencias que desbordan pasión por “los estudiantes que son brillantes” (“de excelencia”, se les llamaba hace poco más de diez años), con citas tan reveladoras como esa de que “la igualdad no es tratar a todos por igual, sino que todos lleguen a tener las mismas oportunidades”, como si la situación de los estudiantes “de la facultad hacia afuera” no fuera relevante para determinar si pueden aprovechar unos y otros por igual “las mismas oportunidades” que se les ofrecen dentro.

“En adelante, quede quien quede como director, cualquier decisión de los órganos de gobierno que afecte a alguno de los sectores que componen la facultad, deberá contar con la aprobación del sector antes de ser implementado”

Dos últimas cosas: La primera, una solicitud al Consejo Técnico: que en la votación express que tiene preparada para el miércoles 11, tenga el decoro de incluir no sólo votos a favor, sino también votos en contra. Eso no haría, ni mucho menos, que este proceso se convirtiera en democrático. Pero por lo menos daría una medida menos sesgada e irreal de las cosas. Es una solicitud elemental. De negarse, francamente no tiene ningún sentido participar en ella. La segunda, es recordar a toda la comunidad de la facultad el principio democrático que fue votado hace ocho años, ante un cambio de dirección también. Lo que se votó entonces fue:

A favor: 1,140 votos. Abstenciones: 158 votos.

En contra: 103 votos

Hasta el momento, no ha sido realizada ninguna votación que cambie este principio. De modo que habremos de seguir defendiendo su vigencia.

De última hora Ayer por la tarde, se dio a conocer un comunicado del Secretario General de la UNAM, en el que informa que hay 5 candidatos más posibles, cuyos apoyadores se pasaron por el arco del triunfo hasta el proceso fastrack del Consejo Técnico. Se está en espera de saber si los apoyados aceptan o no. ¡Machetazo a caballo de espadas, en esto de actuar por fuera de la comunidad! ¡Aquí lo que importa es convencer a los de arriba, al fin que ellos son los que deciden! ¡Fuera máscaras de democracia, que al cabo ni lo son! Veremos quiénes aceptan el jueguito.

Vienen a la mente épocas pasadas con estos planteamientos, aires barnesianos soplan alrededor de su candidatura. Ojalá y el rector no cometa el error de jugar con eso en nuestra facultad. No es conveniente provocar conflictos innecesarios. Preferible mil veces que cada quien se dedique a construir y trabajar en lo que cree, que entrar de nueva cuenta en una dinámica de enfrentamiento. No creemos que sea adecuado regresar a una situación como la que prevaleció con el pobre Magaña en la dirección de la facultad (más bien, con la dirección que ocupaba “por ausencia” en la facultad, pues la dirección estaba cerrada).

Estudiantes y maestros de Ciencias. 10 de agosto de 2010.

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