El empirismo y Hume

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EMPIRISMO Una filosofía empirista es aquella filosofía según la cual el origen y valor de nuestros conocimientos dependen de la experiencia. Es una constante en la historia del pensamiento. Desde la antigüedad ha habido filósofos empiristas (Aristóteles) y no empiristas (Platón). Pero realmente la palabra empirismo es usada para designar a una corriente filosófica desarrollada en Gran Bretaña durante los siglos XVII y XVIII y que cuyas líneas principales están enfrentado al racionalismo. Principales representantes: Hobbes, Locke, Berkeley y Hume. Los precedentes del empirismo se encuentran en la escuela de Oxford (Edad Media), destacando a Roger Bacon y los occamistas. El empirismo tiene sus repercusiones en el pensamiento de hoy en día y en la Edad contemporánea se mantiene bajo el nombre de neopositivismo, positivismo lógico o empirismo lógico. Los temas principales que trata son el conocimiento y temas morales (ética) y políticos. Es especialmente importante el problema del conocimiento tanto en racionalistas como en empiristas, los cuales tratan de analizar nuestra capacidad de conocimiento para determinar sus límites y saber hasta dónde puede llegar. El empirismo (y también el racionalismo) son teoría representacionista ya que ven el conocimiento como una representación de lo que hay fuera y lo que representa este conocimiento serán las ideas (en racionalistas) o las percepciones (en empiristas). El tema central es el de las ideas o percepciones y las principales cuestiones que se plantean acerca de ellas son qué se entiende por idea, clases de ideas, origen de ideas (para los racionalistas hay ideas en la mente humana que se encuentran en ella desde un principio – ideas innatas-­‐ mientras que para los empirista nuestra mente es como un papel en blanco y para ellos toda idea proviene de la experiencia y se forman a través de los sentidos. Características: 1. Negación de cualquier tipo de ideas innatas o de conocimientos innatos (ya que afirman que todo conocimiento proviene de la experiencia y que no hay nada independiente a la misma). Defiende que todas nuestras ideas por muy abstractas que parezcan están basadas en el conocimiento aportado por los sentidos. 2. Usan la evidencia sensible como criterio gnoseológico de verdad. Afirman que sólo nos podemos poner en contacto con lo real con el conocimiento sensible y lo único capaz de hacernos distinguir entre lo real y lo no real o entre lo verdadero y lo falso es la evidencia sensible. 3. Afirman que hay que rechazar como ilegítimo cualquier contenido que no tenga un correlato previo en la experiencia (tienen que haberse observado antes). De ahí que rechacen la validez de las ideas de sustancia, alma, etc.) 4. Afirman que es imposible la existencia de un conocimiento de validez universal y necesaria, ya que mediante conocimiento sensible solo se perciben seres concretos y


singulares, los cuales son mutables y cambiantes. Por ello según el empirismo todo conocimiento es cambiante. Todo juicio en el ámbito del empirismo es un juicio provisional, que puede ser modificado más tarde si la experiencia lo hace necesario. 5. En el conocimiento importa más su valor útil y práctico que su necesidad y universalidad. 6. Las ciencias empíricas son para ellos el modelo de pensar filosófico.

HUME Estudio del conocimiento. Elementos del conocimiento (impresiones e ideas) Según Hume todos los conocimientos son percepciones, las cuales se pueden agrupar en dos tipos: Impresiones e ideas, los cuales se diferencian en sus grados de fuerza o vivacidad con los que se presentan al pensamiento. Las impresiones son las percepciones que tienen más fuerza y violencia, son más vivas e intensas. Las experimentamos cuando vemos, oímos, sentimos placer o dolor, etc. Hay 2 tipos de impresiones: Las de sensación (surgen en el alma por causas desconocidas: impresiones sensoriales, de placer, de dolor) y las de reflexión (derivan en gran parte de las ideas: emociones, pasiones, sentimientos…). Las ideas son imágenes debilitadas de impresiones en el pensamiento y razonamiento. Tanto impresiones como ideas se subdividen en simples (no se pueden dividir en partes y no admiten distinción) y complejas (se pueden subdividir en partes). Las ideas complejas (como por ejemplo sustancia, modo, relación…) surgen de la unión de ideas simples de acuerdo de un mecanismo de asociación, el cual está regido por tres leyes (semejanza, contigüidad espacio-­‐ temporal, relación causal). Según Hume las ideas simples proceden de sus impresiones simples correspondientes. A partir de aquí establecerá el criterio para decidir acerca de la verdad de las ideas, conceptos o categorías: Toda idea que no posea su impresión correspondiente a ella es una construcción mental sin validez alguna. También establece el límite de nuestro conocimiento, el cual se limita a las impresiones (con la afirmación de esto acabará criticando las ideas de causa y sustancia).

Modos o tipos de conocimiento. (Conocimiento de hechos y relaciones entre ideas) Nuestro conocimiento según Hume es de dos tipos: Conocimiento de relaciones existentes entre ideas y conocimiento factual, de hechos. Al primer tipo pertenecen la lógica y las matemáticas. La verdad de este conocimiento es independiente de la realidad y se expresa en proposiciones analíticas y necesarias. El conocimiento de hechos está basado en las impresiones y no puede tener otra justificación que la experiencia, las mismas impresiones. A este tipo de conocimiento le corresponden razonamientos probables.


Límite de conocimiento Si el límite de nuestro conocimiento son las impresiones, nuestro conocimiento de los hechos queda limitado a nuestras impresiones actuales y a nuestros recuerdos actuales de impresiones pasadas. Por ello no podemos tener conocimientos de hechos futuros ya que no poseemos impresiones del futuro. Pero en la vida cotidiana contamos con que ciertos acontecimientos futuros van a ocurrir y Hume tratará de explicar la certeza que tenemos acerca de lo que pasará en el futuro (esto le llevará a criticar la validez de la idea causa entendida como conexión necesaria). Según Hume tenemos certeza de lo que pasará en un futuro porque interpretamos la realidad en términos de causa y efecto y consideramos que entre causa y efecto hay una conexión necesaria; pero según él, lo único que podemos observar es que tras un hecho ocurre otro y no la relación necesaria que hay entre ambos. Esto ocurre porque cuando ciertos fenómenos van siempre asociados a otros fenómenos, los acabamos asociando entre sí y como se los ha asociado siempre, se adquiere el hábito y siempre esperamos que tras ocurrir unos fenómenos (por ejemplo que llueva) ocurren otros fenómenos (como por ejemplo que me moje). La repetición de esto hace que nazca en nosotros un sentimiento de necesidad, como una impresión, de la cual deriva la idea de causalidad. Realmente, no es posible observar la eficacia en los objetos, sino que la transmite el sentimiento producido en nosotros por el hábito. Según Hume nuestro conocimiento sobre hechos futuros por inferencia causal no es propiamente conocimiento sino suposición y creencia y tiene su fundamento en el hábito, la costumbre. Nuestro conocimiento de hechos por lo tanto no sobrepasa la probabilidad. El hábito (la costumbre) es un principio de la naturaleza humana. Es fundamental ya que guía y sostiene nuestra vida cotidiana, dándonos seguridad de que el curso de la naturaleza no cambia, sino que se mantiene igual y constante, a lo cual es posible atenerse para el futuro. Sin la costumbre seríamos enteramente ignorantes de toda cuestión de hecho, fuera de aquellas que nos están inmediatamente presentes en la memoria o en los sentidos. No sabríamos adaptar los medios a los fines ni emplear nuestras fueras naturales para producir cualquier efecto. El hábito aunque es un guía práctica de la vida, no es un principio de justificación racional o filosófica.

Problema de la sustancia Según Hume al concepto sustancia no le corresponde ninguna impresión, por lo que a nuestras ideas de Dios, Yo, Mundo no les corresponde ninguna impresión. Para Hume la palabra sustancia designa un conjunto de percepciones particulares que hemos acostumbrado a encontrar juntas y por tanto afirma que el concepto clave de la metafísica carece de valor. -­‐

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No podemos afirmar la existencia de una realidad corpórea distinta a nuestras impresiones. Lo único que podemos afirmar es la realidad de nuestras impresiones y como las percepciones solo existen en el momento que son percibidas, es absurdo suponer que los objetos no existan cuando no son percibidos. De Dios no tenemos impresiones y por ello no podemos afirmar su existencia. Solo tenemos intuición de nuestras impresiones. El yo no es una impresión no hay una impresión constante y permanente, sino que se suceden las impresiones. El Yo es un haz de impresiones que se suceden unas a otras. Hume recurre a la memoria para


explicar la conciencia de la propia identidad. Según él, gracias a la memoria reconocemos la conexión existente entre las distintas impresiones que se suceden. La creencia en la realidad independiente y continua del mundo exterior y en la identidad del yo se explica como un producto ficticio de nuestra imaginación pero no se justifica en su valor objetivo

Ética Crítica del racionalismo moral: La razón para Hume no es capaz por sí sola de ser la única causa inmediata de nuestros actos. Los que determinan nuestro comportamiento son los juicios morales y su fundamento no puede ser la razón (ya que esta solo nos proporciona juicios acerca de hechos o relaciones entre ideas). Emotivismo moral: El juicio moral es obra del corazón y tiene su fundamento en el sentimiento (de aprobación o reprobación) que experimentamos respecto de ciertas acciones y maneras de ser de los humanos. Son fuerzas que nos determinan a obrar, la moral es una cuestión de sentimiento. El bien y el mal no son características objetivas de los actos sino una expresión de lo que sentimos respecto a los mismos.


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