Almogaren 18, 1996

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ALMOGAREN

REVISTA DEL CENTRO TEOLOGICO DE LAS PALMAS

JUNIO 1996 N" 18

Iglesia en Cana~zas



ALMOGAREN Revista del Centro Teológico de Las Palmas

NÚMERO 18 ENERO 1996


Edita:

Centro Teológico de Las Palmas

Director:

José Luis Guerra de Armas

Secretaría:

Antonio Tarajano González

Consejo de Redacción:

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Administración:

Campus Universitario de Tafira 35017 Las Palmas de Gran Canaria

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Diseño cubierta:

Elías Zait León Javier Alzugaray García

Imprime:

Imprenta Pérez Galdós, S.L. Profesor Lozano, 25 (El Cebadal) 35008 Las Palmas de Gran Canaria

Dep. Legal G.C. 451-1988


SUMARIO

Págs.

Editorial .............................................................................................................

7

-

1. IGLESIA PODER POLITICO; 1796-1850 Del antiguo al nuevo régimen: Fin del pilonaje. El Concurso a beneficios BÉTHENCOURT MASSIEU ........................ curados, 1814-1818 por ANTONIO

11

Equilibrio de poderes en Canarias en los albores de la edad contemporánea: los espectáculos públicos, 1780-1812 por MIGUELF. GOMEZVOZMEDIANO ............................................................................................................

43

Entre la reforma y la incertidumbre: La Diócesis de Canarias entre 18331843 por PEDROC. QUINTANA ANDRES ........................................................

59

11. ARTE Y PENSAMIENTO: DE LO MODERNO A LO CONTEMPORANEO El pensamiento y el arte de las Ordenes religiosas de Canarias en el tránsito de las épocas moderna y contemporánea por CARLOSCASTROBRU-

.................................................................................................................

71

Iglesia y arte en el siglo XZX: El caso de una "Presentación en el templo" ....................................... por MARIADE LOS REYESHERNANDEZ SOCORRO

89

Concordato y restauración: La reconstrucción de templos en la Diócesis RODRIGUEZ GONZALEZ Y d e Tenerife. 1862-1918 por MARGARITA ............................................................................. ALBERTO DARIAS PRINCIPE

97

La Sagrada Escritura como fuente de inspiración religiosa en la obra de José Arencibia Gil: Análisis iconográfico e inconológico del Mural de la Capilla mayor de la iglesia de San Francisco de Asís de Las Palmas de Gran Canaria por GERMAN JIMENEZ MARTEL.............................................

109

NETTO

111. IGLESIA Y SOCIEDAD: AMBITO DE INFLUENCIA. ' 1796-1876 El Sínodo canario de Pedro Manuel Dávila y Cárdenas (1735) y su proyección decimonónica por ANTONIO GARCIA Y GARCIA .............................

119


Págs.

Conceptos y propuestas de la educación en Gran Canaria a finales del CRUZ 139 siglo XVIII-XIX. Controversias por MARIADEL PINORODRIGUEZ Sermones, planfletos e impresos prohibidos e n Canarias. 1800-1819 por FERNANDO NEGREDO DEL CERRO ................................................................. 167 Frente a la política colonial: San Antonio María Claret y 10s matrimonios entre canarios y personas de color en el Oriente de Cuba por MANUEL .................................................................................. 183 HERNANDEZ GONZALEZ La excomunión impuesta al Doctor d o n Gregorio Chil y Naranjo, fundador de El Museo Canario, por el obispo d o n José María Urquinaona por JOSEMIGUEL ALZOLAGONZALEZ .......................................................... 203

IV. HISTORIA DE LA IGLESIA Y METODOLOGIA ¿Cómo historiar la vida cristiana de los pueblos? Balance de medio siglo ................................................. 225 de debate por JOSEPIGNASISARANYANA


EDITORIAL

El presente número de ALMOGAREN recoge algunas de las ponencias y comunicaciones de las VI JORNADAS D E HISTORIA DE LA IGLESIA organizadas por el Departamento de historia de la Iglesia del Centro Teológico de Las Palmas y la Facultad de Geografía-Historia de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. La publicación de estos trabajos refleja indudablemente el cambio que se ha experimentado tanto en la línea de investigación como en el ámbito de estudios de este Departamento. Ya finalizados los marcos seculares que habían recogido las aportaciones hechas desde las Ia a las V" Jornadas de historia de la Iglesia en Canarias, el departamento se propuso abordar las posteriores Jornadas señalando como objetivo de las mismas temas monográficos que tuvieran en cuenta de manera especial el estudio de las mentalidades. Así para las VI el tema escogido fue: Mentalidades e ideologías durante la época contemporánea. A nadie se le oculta que uno de los factores que más contribuyeron a la formación de las mentalidades fue el clero. Y este estamento es estudiado con su característica competencia por el Dr. Béthencourt Massieu a través del Concurso a beneficios curados realizado entre 1814-1818 donde nos ofrece datos muy interesantes sobre procedencia, estudios y sistema de oposiciones del clero del momento. Esta influencia del clero se puso no pocas veces en juego a través de las censuras eclesiásticas en aspectos tan importantes y tan poco estudiados como el teatro y las diversiones públicas, tema desarrollado por el Dr. Gómez Vozmediano con singular maestría. En un pormenorizado y paciente estudio el Dr. Quintana Andrés nos define el estatus económico del clero, en zspecial del cabildo de Canarias, y su significado en la sociedad de la época.


Dentro del estudio de las expresiones artísticas que van desde finales del barroco al ochocientos se sitúan los dos magníficos trabajos de los Dres. Hernández Socorro y Castro Bruneto. E igualmente es una contribución inestimable para la catalogación exhaustiva de los templos en Tenerife 1862-1931 la documentada y erudita comunicación de los Dres. Rodríguez González y Darias Príncipe. Se cierra este capítulo con estudio sobre las fuentes de inspiración del pintor José Arencibia Gil con el no pequeño mérito de ir facilitando un estudio exhaustivo del mismo, dadas las abundante monografías publicadas al respecto por Germán Jiménez Martel. Al finalizar el Antiguo Régimen y privada en gran parte la Iglesia de su influencia en el campo educativo, ocupó este espacio el Estado, que progresivamente va definiéndose ante los distintos conceptos y propuestas. La Dra. Rodríguez Cruz analiza minuciosa y competentemente este complejo sistema aplicado a la isla de Gran Canaria. El Dr. Hernández González, asiduo a nuestras jornadas y con un valioso curriculum en trabajos de historia de la Iglesia en Canarias, analiza los problemas suscitados por los matrimonios entre canarios y personas de color en los tiempos del pontificado de Claret en la isla de Cuba. Don José Miguel Alzola González, profundo conocedor de la obra y figura del Dr. Chil y Naranjo, a quien con el transcurso de los años sustituyó muy dignamente en la presidencia de El Museo Canario, nos introduce en el estudio de una delicada y discutida cuestión: la excomunión impuesta al Dr. Chil y Naranjo por el Obispo Urquinaona. Cierra finalmente este interesante bloque de estudios, la que juzgamos una importante aportación al esclarecimiento de los grandes debates historiográficos provocados por la ilustración y el historicismo: Nos referimos a la que fue ponencia de clausura del Dr. Saranyana. Escasos de recursos y posibilidades, es la intención de este Departamento de historia de la Iglesia del Centro Teológico de Las Palmas, continuar publicando las restantes ponencias y comunicaciones de las VI Jornadas. Creemos que así seguiremos construyendo, "piedra a piedra" la historia de la Iglesia en Canarias, elemento esencial para abordar en profundidad la historia de nuestra región.




ALMOGAREN. 18. (96). Págs. 11 - 41. O CENTRO TEOLOGlCO DE LAS PALMAS

DEL ANTIGUO AL NUEVO REGIMEN: FIN DEL PILONAJE. EL CONCURSO A BENEFICIOS CURADOS VACANTES, 1814-1818

ANTONIODE BÉTHENCOURT MASSIEU DIRECTOR DEL SEMINARIO DE HUMANIDADES "AGUSTIN MILLARES CARLO"

PALABRAS PREVIAS

C u a n d o don Jósé Lavandera me invitara a colaborar en estas VI Jornadas, no pude menos que expresarle mi extrañeza por la temática elegida para las mismas: la Iglesia en Canarias durante la Edad Contemporánea, por ser el período peor conocido de su pasado en las Islas. Y, particularmente, que las aportaciones se centraran sobre mentalidades. Parcela donde apenas contamos con algunas contribuciones de carácter antropológico sobre las fiestas, amén de escasos atisbos sobre desamortización, secularaización y anticlericalismo. Sólo una excepción: las controversias bien articuladas desde hace bastantes años por Agustín Millares Cantero"'. Las estudió más bien desde el plano ideológico, que desde el de los comportamientos, de los que por entonces ni se hablaba. El resto sigue siendo un erial. Del que dejé constancia en ponencia presentada al Coloquio de Historia Canario-Ameri~ano'~'. (1) (2)

en A. MILLARES CANTERO: Aproxiniación a una ,fenomenologia de la Resta~~ración Canarias. Las Palmas de Gran Canaria. CIES, 1975. A. de BETHENCOURT MASSIEU: "Historia de la Iglesia en Canarias: Estado de la cuestión". En X Coloqi~iode Historia Canario-Americano (1992). Ed. Cabildo Insular de Gran Canaria. Las Palmas de Gran Canaria, 1994.2 vols., tm. 11; págs. 401-434.


12

FIN DEL PILONAJE. EL CONCURSO A BENEFICIOS CURADOS VACANTES, 1814-1818

Como modernista se me presentó la consiguiente dificultad para elegir un tema adecuado a la convocatoria. Tras dudarlo me decidí por algo integrado en una de las líneas de mi investigación: Análisis del concurso a beneficiados curados en esta diócesis antes de su fragmentación. Y ello por varias razones. Se trata de regresar sobre la cuestión del pilonaje en una diócesis del Patronato Real, al que ya había prestado una doble a t e n ~ i ó n ' ~A) .lo largo de las mismas resultaba evidente la íntima relación entre este hecho secular y las mentalidades.

Item más: este privilegio patrimonial del presbítero, desde 1533, a ejercer como párroco en la iglesia donde había recibido las aguas bautismales, explica junto con la orografía y la endogamia esa seña de identidad que fue el localismo en las Islas -"La isla en la isla", en frase de Unamuno- a quién no escapó la detección del mismo todavía en la presente centuria y que en su segunda mitad está en vías de extinción. Localismo que adquiere toda su trascendencia si tenemos en cuenta que toda la historia del archipiélago ha girado sobre una combinatoria de tres ejes: regionalismo, insularismo y localismo (4). Y como precipitado de este juego, una de sus señas de identidad, a las que había que sumar las consecuentes de su posición oceánica y la imprescindible de la apertura al exterior.

Y dentro del proceso de patrimonialidad la trascendencia de nuestro objeto: el concurso convocado por el prelado Verdugo Albiturría. Fue el que requirió más plazas, veintisiete. El último antes de ser fraccionado el archipiélago entre la diócesis Canariense y Nivariense. Y como significante cronológico una prolongación más en las Islas del Antiguo Régimen en la contemporaneidad. Tanto, que semejante privilegio en razón del principio de igualdad había ya sido lógicamente abolido por las Cortes de Cádiz. Y Verdugo como trámite previo a la convocatoria hubo de consultar a la Cámara de Castilla, institución en la que radicaba el Real Patronato. Fernando VI1 el 26 de abril de 1814 ordenó al diocesano se ajustara a la tradición. (3)

(4)

A. de BÉTHENCOURT MASSIEU: Pilonaje o Patrimonialidad de los beneficios curados en Canarias. Ponencia a las IV Jornadas de Historia d e la Iglesia. Texto en Almogaren, 9 (1992), págs. 157-176. Más amplio y con nueva documentación: La Patrimonialidad de los beneficios curados en la diócesis de Canarias. Fenómeno de larga duración. En Revista de Historia de Canarias, 176 (1992), págs. 29-62. Por lo que toca a este concurso, págs. 47-54. A. de BETHENCOURT MASSIEU: Los Cabildos en la dialéctica Isla-Región en la historia de Canarias, introducción al libro Historia del Cabildo Insular de Gran Canaria (19131936) de M. RAMIREZ MUNOZ. Ed. Cabildo Insular de Gran Canaria. Las Palmas de Gran Canaria, 1995. Premio de Investigación Viera y Clavijo.


Finalmente, una última advertencia. En mis trabajos citados sólo había utilizado un resumen del expediente conservado en el Archivo Histórico Nacional. Ahora he aprovechado suculentos datos que encierran los más de 500 folios del original del mismo elaborado en la cámara episcopal y la Secretaría de la Cámara de Ca~tilla'~).

EL CONCURSO

1.

Como quiera que la evolución de la patrimonialidad de los beneficios curados está suficientemente aclarada desde la concesión del privilegio en 1533 por Carlos 1 en mis trabajos arriba mencionado^'^), podemos entrar directamente en el análisis de la convocatoria para cubrir las 25 vacantes, más tarde 27. (CUADRO 1) Merece la pena, sin embargo, aclarar la razón de tan alto número de parroquias atendidas por servidores interinos. Cronológicamente, parte obedecen a la aplicación del Plan beneficia1 general y de los insulares o territoriales propuestos por Tavira y aprobados por Carlos IV, por R.C. el 12 de abril de 1779 y posteriores, con la finalidad de prestar una atención pastoral más eficaz a los feligreses. Habían éstos aumentado, tanto por razones dernográficas como por la puesta en producción de nuevas tierras para frenar el bloqueo maltusiano. Una vez aprobados, su aplicación fue obligadarnente lenta, pues había que esperar se produjera las pertinentes vacantes a fin de evitar prejuicios a los propietarios en lo tocante a extensión de límites, número de feligreses y alteración en la percepción de diezmos y primicias, que gozaban en virtud de designación regia. En segundo lugar, porque salvó muy escasas parroquias cubiertas en 1804, los propuestos en 1807 no recibieron los títulos, al sobrevenir la abdicación de Carlos IV, la Guerra de la Independencia y las Cortes de Cádiz que, como vimos, abolieron el privilegio vigente desde 1533. Finalmente, otros párracos fallecieron, alguno contagiado por la epidemia de fiebre amarilla de 1811-12.

(5)

(6)

Año 1814. Concurso de oposiciones a los Beneficios vacantes de este Obispado de Canarias, convocado para después de la Dominica quarta después de Pascua de Resurrección, que es el veinte y tres de Abril de 1815. A.H.N. Consejos suprimidos. Leg.

1576316. Vid. supra, nota 3.


FIN DEL PILONAJE. EL CONCURSO A BENEFICIOS CURADOS VACANTES, 1814-1818

14

CUADRO 1 BENEFICIOS CURADOS VACANTES 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25

"'

PARROQUIA

LOCALIDAD

ISLA PLAZA CAUSA DE LA VACANTE

Santa María San Juan Bautista N.S. de los Remedios N.S. de la Concepción N.S. del Pilar Sta. M.a de las Nieves N.S. de la Concepción N.S. de la Concepción N.S. de la Peña de Francia Santiago N.S. de la Concepción N.S. de la Concepción San Marcos San Marcos San Andrés Apóstol San Andrés Apóstol N.S. del Rosario San Amaro N.S. de la Concepción N.S. de Covadonga Santa Ana N.S. de la Antigua N.S. de Guadalupe N.S. de Guadalupe N.S. de la Encarnación

Guía Telde La Laguna La Laguna Santa Cruz Taganana La Orotava La Orotava Pto. de la Cruz Realejo de Arriba Realejo de Abajo Realejo de Abajo Icod de los Vinos Icod de los Vinos Puntallana Los Sauces Barlovento Punta Gorda Valverde Valverde Casillas del A. Antigua Teguise Teguise Haría

G.C. G.C. T. T. T. T. T. T. T. T. T. T. T. T. L.P. L.P. L.P. L.P. E.H. E.H. F. F. L. L. L.

B.E. B.E. B.E. T112 B. TI12 B. B.E. B.E. B.E. TI12 B. B.E. B.E. B.E. B.E. B.E. B.E. B.E. B.E. B.E. B.E. B.E. T112 B. B.E. TI12 B. TI12 B. T112 B.

Muerte de don Juan Almeida Muerte de don Cristóbal Morales Ascenso de don Pedro Bencomo Ascenso de don Antonio Villanueva Nueva erección por plan beneficia1 Muerte de don Pedro Manrique Muerte de don Juan Montelongo Muerte de don Cristóbal Artasaústegui Ascenso de don Juan Dávila Muerte de don Pablo Menéndez Muerte de don José Agustín Oramas Muerte de don Benito Díaz de la G. Muerte de don Antonio Casares Muerte de don José Delgado Muerte de don Fco. de Paula Camillón Ascenso de don Antonio Porlier Muerte de don Rafael Ruíz Balboa Muerte de don Domingo de la Asa R. Muerte de don Juan Padrón de la B. Traslado de don José Quintana Muerte de don Francisco Reyes Traslado al Sagrario de don P. Gordillo Nueva erección plan beneficial"' Nuevo plan beneficial"' Renuncia de don Domingo de la Cueva

El plan beneficial no se pudo aplicar en Teguise hasta la muerte de don Antonio Torres.

FIJENTE: EXPEDIENTE CITADO. ELABORACION PROPIA.

Aclarada por la Cámara de Castilla la restauración del pilonaje, es interesante conocer el desarrollo del concurso. Refleja en su peculiaridad actitudes mentales y de comportamiento. Conviene, por ello, analizar en primer lugar el contenido del Edicto firmado por Verdugo Albiturría en su palacio el 19 de diciembre de 1814, convocando 25 vacantes que afectaban a veinte parroquias del Archipiélago. (CUADRO 1)"'.


15

ANTONIO DE BETHENCOURT MASSIEU

Sólo dos en Gran Canaria, 16 en Tenerife -inicialmente 14 a las que se agregaron otras dos (un medio beneficio en N.S. de la Concepción en La Laguna y otro entero en Santiago del Realejo de Arriba) en conformidad a lo previsto en la convocatoria(^-, cuatro en La Palma, dos en El Hierro y Fuerteventura, más tres en Lanzarote y ninguna en La Gomera.

CUADRO 11 BENEFICIOS VACANTES POR ISLAS 14 4 3 2 2 2 O 27

TENERIFE LA PALMA LANZAROTE GRAN CANARIA FUERTEVENTURA EL HIERRO LA GOMERA TOTAL

51,9% 14,8% 11,1% 7,4% 7,4% 7.4% 0,0% 100,O %

FUENTE: EXPEDIENTE CITADO. ELABORACION PROPIA.

Como es natural, más de la mitad de estas vacantes a causa de un lapso sin oposiciones, corresponden a fallecimiento de los titualres: una cuarta parte por promoción a beneficios enteros o a la Catedral como dignidad, canónigo o racionero, repartiéndose el resto entre renuncias y nuevas erecciones (CUADRO 111). CUADRO 111 CAUSAS DE LAS VACANTES EN 1814 FALLECIMIENTO PROMOCION RENUNCIA NUEVA CREACION NO CONSTA TOTAL

1

15 6 2 2 2 27

1

553% 22.3% 7,4% 7,4% 7.4% 100,0%

1

FUENTE: EXPEDIENTE CITADO. ELABORACION PROPIA.

(7)

(8)

El expediente conserva no sólo el original, sino copias signadas por el obsipo de las 21 remitidas para ser fijadas en las veinte parroquias y la Catedral de Canarias. Además las firma su secretario de Cámara y hermano, don Santiago. En efecto, el Edicto hace constar que a las plazas convocadas se agregarían "las que vacaran por muerte civil o natural, u otro acontecimiento de sus poseedores en el término de este Edicto". Exped. cit.


16

FIN DEL PILONAJE. EL CONCURSO A BENEFICIOS CURADOS VACANTES, 1814-1818

El plazo de solicitudes acabaría el 23 de abril de 1815. Las pruebas se iniciarían en los treinta días siguientes a dicha fecha en la localidad donde residiera el ordinario. Tienen derecho a participar los sacerdotes consagrados y los minoristas, o sea los tonsurados que estén próximos a recibir la ordenación, si tuvieran 24 años cumplidos, habiendo nacido en las Islas. Necesitan, además, ser hijos legítimos, sujetos de buena conducta y no haber cometido escándalo o acto criminal "a lo menos dos años antes de la oposición". No podrán concurrir conversos, hijos de penitentes o nieto de quemados por el S.O., así como quienes hubieran profesado otra religión. Para mentalidades, la reacción fernandina queda de manifiesto. Entre los firmantes tendrán, en conformidad con la normativa vigente, preferencia a ocupar las parroquias los nacidos y bautizados en su pila con tal que sus padres lleven al menos diez años avecindados, o sea que vengan devengando diezmos a la parroquia. Recuerda que después de los Sinodales de Dávila, el rey aprobó que adquirieran el carácter de pilongos los bautizados en las hijuelas, o sea las ayudas de parroquias de la matriz. Como es indispensable conocer la calidad de los aspirantes, éstos realizarán dos ejercicios en presencia del diocesano. El primero sobre Latinidad y Moral, pudiendo ser aprobados, reprobados o declarados dudosos mediante votación de los miembros del tribunal. Estos señalarán en las pertinentes cédulas con "A", "R"o en blanco. La duración del ejercicio, tres horas, actuará uno cada mañana. El segundo, un sermón de un cuarto a media hora sobre el tema, mediante tres piques en los Evangelios o el Catecismo de San Pío V. Piques que efectuarían la víspera, eligiendo como tema el texto de uno de los tres piques. Actuarían tres aspirantes cada mañana. El ordinario elevará al Rey, por medio de la Cámara de Castilla, tres nombres para cada plaza "en orden a su experiencia, informe de conducta, edad, literatura, grado y nobleza". Como cualidad prelativa y conforme a lo dispuesto en las RR.CC. pertinentes figurará el pilonaje "donde esté fundado el Beneficio y la de hijuelas o Ayudas de Parroquia que procedan de las mismas Yglesias matrices.. .". Los propuestos han de admitir hasta la toma de posesión las variaciones que puedan sufrir en la percepción de rentas "entre los propietarios, Tenientes o Capellanes, vestuarios para el servicio del altar", si el prelado lo tuviera por conveniente, en razón del plan beneficia1 general o los particulares, aprobados por S.M. en virtud de "las R R . 0 0 . con que nos hallamos". El fiscal general de la sede, don Manuel Domingo Albartos, hace constar el 24 de abril que ha recibido actas notariales de haber sido fijados los edictos en las puertas de todas las parroquias durante un plazo de treinta días.


Se exceptúa Valverde en El Hierro "a causa según se presume de la situación y rara proporción de varcos de aquel tráfico7'. Dificultad obviada con la presencia en Las Palmas de Gran Canaria de don Francisco María de la Guardia, vicario de aquella Isla, quién aseveró el arribo del Edicto en 14 de febrero y lo hizo fijar en la puerta durante un mes. Plazo en el que no llegó barco alguno. Añade que ningún sacerdote herreño acudirá al Concurso('). Finalmente, el 11 de mayo, Verdugo mediante nuevo Edicto señala el 17 para el inicio de los ejercicios en la nave de Santa Catalina de la Catedral. Estos serían diarios, excepto los domingos y fiestas de guardar o en caso de prolongarse los oficios y ceremonias. Comenzarían al término del coro. Orden de actuación: del más moderno al más antiguo a partir de la fecha de ordenación y en razón de las respectivos grados académicos: bachilleres, licenciados y doctores. En caso de coincidencia, contaría la edad. (CUADRO IV) Designa como jueces al Dr. don Antonío María Lugo, arcediano; al al Dr. don Juan Frías, canónigo licenciado don Graciliano Afonso, doctoral(lO); magistral, el canónigo don esteban Fernández y al racionero, Dr. don Antonio Porlier. Estos deben aceptar por escrito y pronunciar el correspondiente juramento. Se exceptúa por el momento la asistencia del Sr. Arcediano, por encontrarse en el campo reponiendo su salud. Fueron cumplimentados los trámites con los opositores el 11 de mayo, excepto con don Tomás Pensado, y don José Acosta que permanecían en Tenerife y don Ignacio Llarena fuera de la ciudad, a quienes por oficio se les hizo llegar la convocatoria.

Los OPOSITORES Fueron 34 los admitidos. Junto a las solicitudes, en las que los pilongos hacen constar su condición, figura el orden de prelación a la plaza o plazas convocadas. En las instancias se conserva un extracto de la documentación aportada. Con ellos podemos seguir los curricula, si tienen licencia para absolver y predicar, asistencia a las conferencias parroquiales instruidas por Tavira, actos públicos que defendieron en el Seminario, cargos eclesiásticos -vicarías, notarías, Santo Oficio, etc.-, amén de los certificados de conducta intachable, si eran predicadores o la aceptación de su acción apostólica por sus feligreses. El expediente más lucido, el de don Ignacio de Llarena -doctor, hacedor de diezmos de los partidos de Taoro y Daute, administrador de los La explicación: " ... Siendo escasas las naves, pues muchas veces faltan meses enteros dichos varcos" Domingo Albartos a S.I. Canaria, 24. IV. 815. Exped. cit. (10) A. ARMAS AYALA: Gracialiano Afonso: Prerromántico e Ilustrado. Las Palmas de Gran Canaria. Ed. Cabildo Insular, 1993. (9)


OPOSITOR

LUGAR DE NACIMIENTO

1

PRESB -

ANO

-

ORDEN

1A ~ ~ I O

8.3.815 1 José de la Trinidad Penedo La Laguna 1782 10.4.815 2 Ignacio de Llarena La Laguna 1777 10.4.815 3 José de Acosta La Laguna 1707 11.4.815 4 Vicente Nepomuceno Díaz La Orotava 1783 11.4.815 5 Feliciano de Lara Las Palmas G.C. 1784 11.4.815 6 Domingo Perdomo Bethencourt La Orotava 1786 12.4.815 7 Manuel Esquive1 Pto. de la Cruz 1778 12.4.815 8 Domingo Rodríguez Pinto 1779 SIC. de La Palma 14.4.815 9 Pedro M. González de los Reyes Breña Alta 1787 14.4.815 10 Lucas Agustín Rdguez. Ramirez Telde 1783 1810 14.4.815 11 Fco. Xavier Yanes de las Casas La Guancha 1799 15.4.815 12 José María Ferrer Gómez SIC. de La Palma 1782 15.4.815 13 Cristóbal Padilla 1782 1806 El Hierro 17.4.815 14 Juan Hernández Cordura Icod 1775 1800 18.4.815 15 Sebastián Ortega Anduesa Teguise 1770 1795 18.4.815 16 Antonio Santiago Barrios 1787 1810 Realejo de Abajo 19.4.815 17 Juan Manuel de Páiz Arrecife 1790 1814 19.4.815 18 Dionisio Santandreu Vázquez Betancuria 1789 1811 20.4.815 20 Francisco A. Hdez. Espinosa SIC. de Tenerife 1788 1814 20.4.815 21 Vicente Rancel Teguise 1788 1810 21.4.815 22 Rafael Navarro Las Palmas G.C. 1784 1807 21.4.815 23 Saturnino María de Saleta Arenlilas del R.Pisuerga 1792 1815 22.4.815 24 Antonio Agustín Rguez. Barbosa Arucas 1791 1815 22.4.815 25 Juan Manuel Ramírez Agüimes 1784 1815 22.4.815 26 Fco. Manuel Socorro y Ramírez Telde 1773 1796 22.4.815 27 Pedro Pascua1 Ginori Teguise 1773 1800 22.4.815 28 José Pomar y Forteza Palma de Mallorca 1789 ? 22.4.815 29 Juan Suárez Aguilar Guía (G. Canaria) 1773 1796 22.4.815 30 Mariano Rivero Las Palmas G.C. 1783 1807 22.4.815 31 Francisco María de La Guardia El Hierro 1782 1805 17.6.815 32 Nicolás Carrillo Agulo (L.G.) 1785 1809 1.7.815 33 Pedro P. González de Acevedo Realeio de Abaio 1776 1803 4.7.815 34 Luis Casanova (L.G.) ' 1781 1806 ~ J E N T E :EXPEDIENTE. ELABORACION PROPIA. AG:CURSO DE AGRICULTURA

FECHA DE SOLICITUD

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Catedrático

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Catedrático Catedrático

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CATEDRATICOS

Cated-Rector -

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Catedrático

Catedrático

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Seminario

Id. Id. Id. Ag. Id. Id.

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Seminario Id. Id. Id. Id. Ag. Id. Id. Id.

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Seminario Ag. Catedrático Id. Id. Id. Ag. Catedrático Id.

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Convento Id.

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Seminario Id. Id. Id. Ag. Id. Ag.

LUGAR DE ESTUDIOS

CUADRO IV DATOS PERSONALES DE LOS OPOSITORES AYUDA DE PARROQUIAS

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Sirve parroquia Id. id. La Victoria Id. id.

-

Sirve parroquia

Sirve parroquia Valsequillo Id. id.

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Sirve parroquia

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Sirve parroquia

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Sirve parroquia Id. id. 112 Beneficiado Id. id. 112 Beneficiado ? Id. id. La Oliva ? Id. id. Id. id. Id. id. Id. id. Id. id. Id. id. Id. id. Id. id. Id. id. Id. id. Id. id.

SERVICIO EN PARROQUIAS


ANTONIO D E BÉTHENCOURT MASSIEU

19

intereses del obispo y juez del tribunal de la Santa Cruzada1")-, seguido por don José Acosta que acompañó a Verdugo en sus visitas pastora le^"^'. De los 34 aspirantes, 31 realizaron su inscripción dentro del plazo y los otros tres fueron aceptados ya cerrado e, incluso, iniciados los ejercicios en consideración del escaso número de concursantes al mismo de plazas convocadas '"). Todos los concursantes, eran naturales de las Islas, salvo dos foráneos que solicitaban cualquiera de las vacantes que no fueran cubiertas por nativos (Id)'. En ambos casos sus padres llevaban años instalados en Canarias y ambos cursaron sus estudios en el Seminario diocesano, donde el mallorquín llegó a ejercer de Catedrático de Filosofía. En el Seminario cursaron todos, salvo don Vicente Nepomuceno Díaz y Abreu, que estudió con los Dominicos. Todos alcanzaron el bachiller en Filosofía y bastantes asistieron a cursos de Teología, aunque algunos se ordenaron sin alcanzar el título académico. Es curioso consignar como de los 33 gatos, sólo seis hacen constar como mérito haber aprobado los cursos de Agri~ultura''~). Los extractos no permiten establecer una distinción cuantitativa entre bachilleres y licenciados. Sólo participó un doctor por la universidad de Almagro, Llarena, así como dos tonsurados y subdiáconos, aunque con estudios suficientes y 24 años cumplido^('^). De los 34, ocho habían ejercido como catedráticos en el Seminario, un (11) Exped. cit. Dato curioso. Llarena junto con el licenciado don José Botas actuaron en las conclusiones públicas, sobre ética que practicó con brillantez en el Seminario el futuro médico don Nicolás de Betancourt Pastrana el 21 de junio de 1806. Conclusiones de las que se evanesció su abuelo, el comerciante de la calle de La Peregrina, don Antonio Betancourt, en sus Cuadernos o Dlario. Selección del mismo por A . MILLARES CUBAS: Madrid. Talleres Voluntad, 1931. El mns. íntegro conservado en El Museo Canario lo publica la Ed. del Cabildo Insular de Gran Canaria con una amplia introducción mía (En prensa). (12) Exped. cit. (13) Los 31 fueron aceptados en 8. 111 y 22. IV. 815. Dos, don Nicolás Carrillo y don Luis Casanova nacidos y avecindados en La Gomera no tuvieron oportunidad de conocer el Edicto, pues no existía vacante en dicha Isla. El otro caso, el de don Pedro Próspero González de Acevedo, había obtenido en 1804 la parroquia de la Victoria en Tenerife y más tarde por propia conveniencia pasó a servir un beneficio en el Realejo Bajo en 1806. Fechas de aceptación 7. VI., 1 y 4. V11.815. Cuadro IV. Exped. cit. (14) Es el caso de don Saturnino María de Zapata, nacido en Arenillas del Río Pisuerga, arzobispado de Burgos y de don José Pomar Forteza, natural de Palma de Mallorca. Exped. cit. (15) Es natural que aquellos bachilleres en Filosofía y licenciados en Teología, no hicieran constar la Agricultura, materia tan significativa en un Seminario Ilustrado y tan precisa para aconseiar a sus feligreses en islas donde predominaba absolutamente la población rural. (16) Los tonsurados fueron don Vicente Rancel, natural de Teguise y don Saturnino María de Zapata, el de Arenillas del Río Pisuerga. El subdiácono, don Juan Manuel Ramírez, de Agüimes. Exped. cit


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23,5%, y don Francisco María de la Guardia incluso desempeñó el rectorado del mismo, 22 de la totalidad -el 64,7%- ejercieron o sirvieron como párrocos interinos y beneficios del Real Patronato; mientras sólo cuatro -un 11,7%- con nombramiento real aspiran a plazas de mayor dotación o prestigio, sin faltar algún caso de razones familiares. Significativo es destacar como la casi totalidad de los que ejercieron cátedra abandonaron la docencia para servir interinamente en parroquias, lo que denota la escasa dotación del profesorado y la imperiosa necesidad de ejercer como tales alternando la enseñanza con otras rentas eclesiásticas. Tendremos ocasión de volver sobre la preferencia de los pilongos y sus limitaciones, así como la consideración de semejante privilegio tanto entre el clero diocesano, como en el seno de la Cámara episcopal o el Consejo de Castilla. Sería significativo, aunque solo a modo aproximativo, realizar un análisis de los aspirantes en razón de sus islas de nacimiento.

CUADRO V NATURALEZA DE LOS ASPIRANTES

FUENTE: EXPEDIENTE CITADO. ELABORACION PROPIA.

Análisis aproximativo porque las plazas vacantes no eran proporcionales al número total de beneficios curados dependientes del Patronato Regio, ni de la población, amén de otros factores distorsionadores recurrentes como el pilonaje, lo que explica la mayoría de tinerfeños en función de las catorce plazas. Contrasta con la abundancia de grancanarios, nueve, con sólo dos beneficios, en razón de radicar en Las Palmas el Seminario Conciliar, el obispado, la catedral y otros tribunales. Lo mismo habrá que pensar en el caso de La Gomera donde no se convocó iglesia alguna. Más equilibradas se nos presentan oferta y demanda en Lanzarote, La Palma y Fuerteventura.


Me obliga a exponer este débil análisis, si se quiere, por encerrar un método de imprescindible aplicación si fuera utilizado con nuevos y más completos datos a través del tiempo y conocer con cortes horizontales una valoración de la asistencia pastoral no sólo en la globalidad de la diócesis, sino en cada una de las islas. En resumen, los solicitantes, según el expediente y los extractos, aportan en alguna medida datos de interés para una aproximación al estudio del comportamiento del clero insular.

Se verificaron con toda normalidad. El ejercicio de Latinidad y Moral se desarrolló entre el 17 de mayo y el 10 de julio, o sea, a lo largo de 55 días, mientras el sermón sobre tema elegido entre uno de los tres piques practicados en los Evangelios, duró sólo entre el 11y el 22 de julio. Aunque el prelado había sufrido en 1812 el primer ataque de parálisis apoplético, Verdugo asistió a todos y cada uno de los ejercicios, acompañado de su secretario de cámara y hermano, Santiago. Esta presencia encierra un triple significado: su desmedido interés por dejar solucionada tan prolongada anómala situación con veintisiete vacantes; dotar a las feligresías del párroco más idóneo y una cierta desconfianza hacia los jueces, elegidos más por las funciones que ejercían, lo que implicaba mayor grado de conocimiento, pero sin tener depositados en los mismos una plena credibilidad para la misión encomendada'"). (CUADRO VI) Por lo que toca a la asistencia de los jueces, su presencia al primer ejercicio no fue tan asidua como debiera. De las 34 jornadas, un día se celebró con la presencia de solo tres y solo ocho con el jurado completo. Las 25 restantes con cuatro. Antes del inicio el prelado justificaba el motivo de la ausencia. Sabemos que el presidente, don Antonio María de Lugo gozaba un permiso extraordinario por motivos de salud. Se incorporaría el 8 de junio(18).(CUADRO IV) El único ejercicio que calificaban era el primero(19).De lo consignado en el Cuadro VI parece derivarse que la formación de los aspirantes era alta. (17) Así lo manifiesta en uno de sus informes al monarca. Loc. cit. (18) . , Cfr. Cuadro VI. Pero en las veinte sesiones posteriores solo hizo acto de presencia en siete. (19) Las excepciones fueron don Domingo Perdomo Bethencourt con 3 Aes y 1 E; don Manuel Rivero, con dos Aes y 1 R y uno en blanco; don Pedro Pascua1 Ginori con dos R y dos dudosos, escusándose para participar en el Sermón, y don Luis Casanova con 3 Aes y un dudoso. (Cfr. Cuadro VI).


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CUADRO VI EJERCICIOS DE LOS OPOSITORES N.VECHA

1 2 3 4 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 2 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34

17.5 18.5 18.5 19.5 19.5 20.5 22.5 23.5 24.5 2.6 3.6 6.6 7.6 8.6 9.6 10.6 12.6 13.6 15.6 16.6 17.6 19.6 20.6 21.6 22.6 23.6 26.6 27.6 28.6 30.6 3.7 4.7 5.7 6.7 8.7 10.7

OPOSITOR

GRADO

Saturnino Zapat Vicente Rancel Juan Ramírez Vicente Rancel Entonio Rdguez. Barbosa José Pomar Dionisio Santandreu Franscisco Hdez. Espinosa Juan Manuel Páiz Pedro Manuel González Lucas Rodríguez Ramírez Antonio Santiago Barrios Domingo Perdomo Feliciano de Lara Rafael Navarro Mariano Rivero Vicente Nepomuceno Díaz Cristóbal Padilla Fco. M.Ve La Guardia Francisco Xavier Yánez José M.Terrer y Castro Vicente Rancel Nicolás Carrillo José de la Trinidad Penedo Manuel Esquive1 Domingo Pinto Domingo Ramos Juan Hernández Cordura Pedro Pascua1 Ginori Francisco Manuel Socorro Pedro P. Glez. de Acevedo Juan Suárez Aguilar Luis Casanova Sebastián de Orta Anduesa José Acosta Brito Ignacio de Llarena

Tonsurado Tonsurado Subdiácono Tonsurado Presbítero Presbítero Presbítero Presbítero Presbítero Presbítero Presbítero Presbítero Presbítero Presbítero Presbítero Presbítero Presbítero Presbítero Presbítero Presbítero Presbítero Tonsurado Presbítero Presbítero Presbítero Presbítero Presbítero Presbítero Presbítero Presbítero Presbítero Presbítero Presbítero Presbítero Presbítero Doctor

FUENTE: EXPEDIENTE. ELABORACION PROPIA.

,,~~,,VOTOS 4 4 4 4 4 4 4 4 4 4 4 4 4 5 5 5 4 5 4 4 4 4 5 5 5 5 3 4 4 4 4 4 4 4 4 5

4 A. Vahido 4 A. Vahido 4 A. 4 A. 4 A. 4 A. 4A. 4 A. 4 A. 4 A. 3 A. 1R 5 A. 5 A. 2A., IR., 1B 4 A. 5 A. 4 A. 4 A. 4 A. 4A. 5 A. 5 A. 5 A. 5 A. 3 A. 4 A. 2 R., 2 B. 4 A. 4 A. 4 A. 4 A. 3 A., 1 B 4 A. 5 A.

NOTA

TEMA

FECHA

Aprobado Mateo, 15.1 11.7.815 Mateo, 9,34 11.7.815 Aprobado Lucas, 4,9 11.7.815 11.7.815 Aprobado Lucas, 2,l 12.7.815 Aprobado Lucas, 12,l 12.7.815 Aprobado Juan, 15,12 12.7.815 Aprobado Juan, l3,l 13.7.815 Aprobado Lucas, 11,s 13.7.815 Aprobado Juan, 13,l 13.7.815 Aprobado Mateo, 8,2 14.7.815 Aprobado Mateo, 19,27 14.7.815 Aprobado Mateo, 26,1 14.7.815 Aprobado Lucas, 13,22 15.7.815 Aprobado Marcos, l4,18 15.7.815' Aprobado Lucas, 13,22 17.7.815 Aprobado Mateo, l9,3 17.7.815 17.7.815 Aprobado Juan, 1 Aprobado Mateo, 9,37 19.7.815 19.7.815 Aprobado Lucas, 4 9 20.7.815 Aprobado Juan, 2,l 11.7.815 Aprobado 15.7.815 Aproabdo Juan, l l , l Aprobado Lucas, 10,23 19.7.815 Aprobado Lucas, 20,9 20.7.815 Aprobado Mateo, 521 20.7.815 Aprobado Mateo, 12,38 21.7.815 Aprobado Mateo, 20.29 21.7.815 Reprobado Aprobado Marcos, 13,25 21.7.815 Aprobado Lucas, 21,9 20.7.815 Aprobado Lucas, ll,l4 21.7.815 19.7.815 Aprobado Juan, 6,1 Aprobado Lucas, 19,37 22.7.815 Aprobado Lucas, 17,ll 22.7.815 Aprobado Lucas, 13,22 22.7.815


ANTONIO DE BÉTHENCOUKT MASSIELJ

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Bondad explicable gracias al plan de estudios y exigencia del profesorado del Seminario y la estrecha vigilancia a que fueron sometidos por una larga serie Madurez a la que se añade la experiencia parroquia1 de obispos ilu~trados(~"j. por haber servido beneficios vacantes la mayoría de los aspirantes. Aunque el resultado hay que sospechar se deriva de la ratio aspirantes y plazas, así como a la descarada benevolencia por parte del tribunal. Razones que explican cómo salvo cuatro, la treintena restantes obtuvieron la aprobación por unanimidad (2'). Calificaríamos como incidencias dos casos. Don Vicente Rancel tuvo que repetir el ejercicio del día anterior, el 19 de mayo, pues solo tomar el uso de la palabra le sobrevinieron sendos accesos de flato, impidiéndole continuar. Volvió a intentarlo el 19 de junio, mas cuando desarrollaba la parte de Moral le sobrevinieron otros dos ataques y el último "le imposibilitaba la razón". Sin embargo, obtuvo el voto favorable de los jueces(22'. El caso de don Vicente Nepomuceno Díaz y Abreu fue mucho más grave por sus repercusiones posteriores, que amargaron los últimos días de don Manuel Verdugo, como veremos. La excesiva benevolencia de los jueces y la falta de autoridad del prelado quedaron patentes. Comparece el 16 de junio. A consecuencia de una afección que padecía, diagnosticada como "debilidad de cabeza". En pleno examen, le sobrevino. "Le perturbó en término que intentó retirarse, diciendo que n o era para aquello". Procuraron tranquilizarle. Continuó adelante, "pero siguiendo con tal inquietud y perturbación, y repitiendo la misma insinuación". Verdugo agitó la campanilla y dio por terminada la actuación. Faltaban 25 mínutos para cubrir el tiempo reglamentario. Sorprendentemente los cuatros miembros del jurado clavaron 4 Aes en las cédulas y Su Ilustrísima hizo constar el aprobado en acta(23). En cuanto al Sermón era oído y no calificado. No merecía la pena. Se reducía a una exposición entre un cuarto y media hora de un pasaje evangélico elegido por el opositor el día antes. Disponía de 24 horas para prepararlo e incluso asesorarse. De los temas, eligieron a Lucas, 13; Mateo, 10; Juan, 7 y uno a Marcos. O sea, 31, pues Pascua1 Ginori rehusó, ante la calificación reci(20) Aunque podríamos traer varias referencias bibliográficas, baste a nuestro objeto: J.A. INFANTES FLORIDO: Un Seminario de su siglo: entre la Inquisición y las Luces. El Museo Canario. Las Palmas de Gran Canaria, 1977. (21) Verdugo al Rey. Ciudad de Gran Canaria, 2. VIII. 816. Aseverá que designó los jueces más por los oficios que ejercían que por confiar en su imparcialidad. Exped. cit. (22) Es curioso cuanto consta en las actas. La víspera de su última actuación, el médico Nicolás Negrín extendió un certificado en el que asevera que Rancel "se hallaba en el día en el mejor estado de salud que le permite la debilidad material de su temperamento". Su estado es aceptable "para sufrir exámenes u opositar a los beneficios". Canaria, 17. VI. 81 5

(23)

Acta del ejercicio de Latinidad y Moral del 16. VI.815. Los subrayados son míos.


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bida en el primero, con pretexto de indisposición. El 22 de julio daba el obsipo Verdugo la oposición por concluida (24).

El obispo, a pesar del deterioro físico, consecuencia del primer derrame cerebral que le sobrevino en 1812, estudió minuciosamente el expediente con celeridad. En dos semanas elevó al Rey su propuesta a través de la Cámara de Castilla. Esta le haría llegar su opinión mediante la pertinente consulta. Las propuestas diocesanas van precedidas de una leve nota aclaratoria sobre las razones por las que hizo constar condiciones específicas en el edicto de convocatoria (25). Lamenta que el escaso número de aspirantes para el de plazas vacantes, impidan elevar ternas. Limita solo a dos nombres en el caso de las parroquias de San Juan Bautista en Telde, San Marcos en Icod y Nuestra Señora de la Concepción de Valverde. Para el resto incluye sólo el nombre de un aspirante. Los 34 aspirantes se redujeron a 29, uno firmó sólo para hacer méritos, al igual que otro no nacido en las Islas. Añádase un reprobado y dos a los que considera "enteramente incapaces para el desempeño del ministerio parroquial" (26). El resultado de la selección episcopal se nos muestra en el cuadro VII. Sin embargo, es imprescindible a causa de las consecuencias posteriores, detenernos en algún caso sobre las que sobrevinieron dudas por la no aplicación estricta del privilegio de la patrimonialidad. En estos casos Verdugo refuerza su decisión mediante anotaciones sobre los curricula, datos enriquecedores para conocer la biografía de los párrocos y las razones para denegar primacía a los privilegiados. Ya que semejante privilegio está sometido a algunas limitaciones por RR.CC. y más específicamente las de 1670 y 1684. Caso típico es la propuesta a favor de don Francisco Manuel Socorro con el número uno para Telde frente al catedrático don Lucas Antonio Rodríguez Ramírez (27). (24) Declara el obispo clausurada la oposición, decayendo el derecho de cualquier aspirante "por no haberlo ejecutado dentro de los términos debidos". Canaria, 22. VII.815. Exped. cit. (25) Pone especial énfasis en subrayar las claúsulas referentes a las "alteraciones y desmembraciones" aprobadas con el fin de implantar los nuevos planes beneficiales y la observancia de la preferencia de los pilongos, "aunque haya algún exceso, no siendo notable". El subrayado es mío. Verdugo a la Cámara, 7. VIII. 815. Exped. cit. (26) Doc. cit. (27) El pilonaje del primero es dudoso. Sus padres no eran vecinos de la ciudad. Destaca como mérito el desempeño durante 15 años del curato de Valsequillo, creado pero indotado por no haberse podido culminar el plan beneficial. Elogia su especial atención a los moribundos, la predicación y cuidado de la ermita de San Gregorio de Los Llanos, transformado en espléndido templo. Loc. cit.


1." 2." 1." 2." 1." 1." l." 1." 1." 1." l." 1.O 1." 1.O 1." l." 1." 1." 2." 1." l." 1." 1." 1." 2." 1." 1." 1." 1." l."

San Juan Bautista - Telde San Juan Bautista - Telde Ntra. Sra. de Guía Ntra. Sra. de Guía Ntra. Sra. de los Remedios - La Laguna N.S. de los Remedios - La Laguna (112 Ben.) N.S. de la Concepción - La Laguna N.S. del Pilar - SIC. de Tenerife (Ayuda) N.S. de las Nieves - Taganana N.S. de la Concepción - La Orotava N.S. de la Concepción - La Orotava N.S. de la Peña de Francia - Pto. de la Cruz N.S. de la Concepción - Realejo de Arriba N.S. de la Concepción - Realejo de Arriba Santiago - Realejo de Abajo Santiago - Realejo de Abajo San Marcos - Icod de los Vinos San Marcos - Icod de los Vinos San Marcos - Icod de los Vinos N.S. de Monserrat - San Andrés y Sauces San Amaro - Punta Gorda N.S. del Rosario - Barlovento San Juan Bautista - Punta Llana N.S. de la Concepción - Valverde N.S. de la Concepción - Valverde Santa Ana - Casillas del Angel N.S. de la Antigua - Antigua N.S. de la Encarnación - Haría (Teguise) N.S. de Guadalupe - Teguise (112 Benef.) N.S. de Guadalupe - Teguies (112 Benef.)

FUENTE: EXPEDIENTE. ELABORACION PROPIA.

1 1 bis 2 2 bis 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 16 bis 17 18 19 20 21 21 bis 22 23 24 25 26

LUGAR DE LATERNA

BENEFICIOS VACANTES

14.500 14.500 12.375 12.375 10.601 6.077 6.890 4.495 6.035 7.512 7.512 5.841 6.787 6.787 8.404 8.404 9.165 9.165 9.165 7.805 6.050 8.535 7.565 9.213 9.213 7.700 7.700 11.778 9.875 9.875

RENTA ANUAL EN Rs.Vn. DIEZMOS 1 OBVENCIONES 1 TOTAL

Francisco Manuel Socorro Lucas Ag. Rodríguez Ramírez Juan Suárez Aguilar Feliciano de Lara José de la Trinidad Penedo Francisco M." Saviñón Vicente Nepomuceno Díaz Abreu Francisco Hernández Espinosa Domingo Ramos José de Acosta y Brito Ignacio de Llarena Manuel Esquive1 Pedro Próspero González Acevedo Francisco Xavier Yánez Antonio Santiago Barrios Sebastián Orta Anduesa Juan Hernández Cordura José María Ferrer Nicolás Carrillo Domingo Rodríguez Puerto Pedro Manuel González Luis Rodríguez Casanova Saturnino de Saleta Francisco María de La Guardia Cristóbal García Padilla Antonio Rodríguez de Barbosa Dionisio Santandreu y Vázquez Rafael Navarro Juan Manuel Páiz Vicente Rancel

RENTA ANUAL EN Rs.Vn.

24 27

42 32 42 30 32 40 32 20 37 47 38 36 32 35 25 44 39 33 29 37 28 33 23

19 5 19 7 9 9 8 1 11 23 15 12 12 10 5 22 15 10 6 14 5 9 1

Sí Sí

Sí Sí Sí No Sí Sí Sí Sí No Sí No Sí No Sí Sí No Sí No No No No No Sí

PRESBITERO EDAD SERVICIO PILONAJE

CUADRO VI11 PROPUESTAS DEL OBISPO VERDUGO PARA LAS VACANTES DEL CONCURSO


FIN DEL PILONAJE. EL CONCURSO A BENEFICIOS CURADOS VACANTES, 1814-1818

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Más significativo es el caso de don Ignacio Llarena, propuesto para el segundo beneficio vacante de La Orotava, a pesar de haber sido bautizado en La Laguna. El más brillante de los opositores, único doctor en Teología. Había ocupado una larga serie de puestos y ejecutó con éxito cuantas misiones le fueran encomendadas. Vimos que era hacedor de diezmos, y administraba intereses del prelado, etc. Propuesto en perjuicio de Díaz y Abreu y Perdomo, que también lo era, pero realizó oposiciones calamitosas a causa de su "debilidad de cabeza" (28). Encierra curiosidad la propuesta de don Francisco María Saviñón para un medio beneficio en Nuestra Señora de los Remedios de La Laguna. No había participado en el concurso, por haber realizado las pruebas en 1804, siendo propuesto para tal desempeño por Verdugo al Rey en 10 de julio. Como quiera que no hubiera realizado el nombramiento real "a causa sin duda del trastorno ..., de las circunstancias difíciles de aquel tiempo; sin embargo, se recibió de la Regencia", pero Verdugo consideró oportuno retirarlo por cautela("). Solicita ahora evitar al propuesto nuevos inconvenientes.

ANOTACIONES SOBRE CLERO PARROQUIAL Del cuadro anterior se deriva la posibilidad de una aproximación al análisis hoy tan en boga como el de las rentas de los eclesiásticos. Me ha parecido ilustrativo como explicitación elaborar el cuadro IX que demuestra que los párrocos dependientes del Patronato Regio disfrutaban de una vida bastante placentera, aún en época inflaccionaria a causa de las prolongadas guerras, aumento de la población, insuficiente producción, etc.

CUADRO VI11 RENTAS DE LOS BENEFICIOS CURADOS PARROQUIA

LOCALIDAD RENTA EN Rs. IDEM Ps. y Rs.

DIARIA

MÁXIMA San Juan

Telde

426 15

39,7 rs.

MINIMA

SIC de Tfe.

4.995

132 6,5

12,3 rs.

-

8.032

237 27

22 rs.

MEDIA

(28) Loc. cit. (29) Loc. cit.

N.S. del Pilar -

14.500


ANTONIO DE BETHENCOUK'I.MASSIEU

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Pasar desahogado si se tiene en mente que 8.032 rs. representan unos 22 rs. diario^"^), casi el triple que un artesano especializado y más si tenemos en cuenta que éstos no percibían remuneración los días de asueto y festivos. Y todavía si a diezmos y primicias, añadiéramos el pie de altar y las pequeñas rentas de los bienes vinculados a las parroquias, aunque fueran escasos como ha demostrado Suárez Grimón, pero generalmente las recibían en bienes de consumo @'). Del conjunto de las vacantes convocadas, la más pobre era la ayuda de parroquia de N.S. del Pilar en Santa Cruz de Tenerife. Percibía tan solo la mitad de la media de los beneficios y no alcanza la tercera parte de la más rentable, San Juan Bautista de Telde, con 14.500 reales al año. La falta de proporcionalidad del número de beneficios convocados por isla, impide un análisis de conjunto. Sin embargo, los datos consignados denotan que los curas de las parroquias en las zonas o islas donde Tavira había diseñado nuevos planes beneficiales, Fuerteventura y Lanzarote, la percepción de rentas resultaban más ajustadas a los nuevos tiempos y precios, o coste de la vida. -

-

La edad media de los aspirantes estaba en los 31,s años; el mayor alcanzaba los 47 y el más joven los 24 de precepto. La antigüedad media de presbiteriado era de 9,4 años, oscilando entre los seis meses de tonsura y los 23 años de apostolado. La mitad de los propuestos ejercerán su ministerio en la pila donde recibieron las aguas bautismales. Llama la atención el caso de Las Palmas, donde ninguno de los cuatro beneficios fueron cubiertos por pilongos, frente a La Gomera en que dos de sus hijos aspiran a iglesias foráneas. ¿Existía en La Palma por entonces crisis de vocaciones, al menos con respecto al resto del Archipiélago? ¿Continuaba predominando el antiguo modelo de preferencia por la vida conventual? u2)El resto de las plazas fueron cubiertas por naturales de las Islas, excepto el caso del burgalés don Saturnino Sacete que desempeñará la parroquia de Puntallana en La Palma(13). (30) Conviene advertir que los valores sobre las rentas han variado sustancialmente sobre los calculados en mis trabajos anteriores (Revista de Historia). Pues al utilizar solo el Resumen del expediente, del mismo deduje que las rentas abarcaban un quinquenio y en el Original queda claro que los valores expuestos se obtuvieron sobre la media anual del quinquenio. (31) V . SUAREZ GRIMÓN:La propiedad p~iblica,vinculada y eclesiástica en Gran Canaria en la crisis del Antiguo Rigimen. Ed. Cabildo Insular de Gran Canaria. Las Palmas de Gran Canaria, 1987. 2 vols.; Caps. X y XI. (32) La segunda hipótesis se deriva del gran número de frailes que predicaron y actuaron durante la bajada de N.S. de las Nieves en 1815. La Relación de la misma está en prensa. (33) Exped. cit.


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Finalmente, se desprende de lo anterior que los seleccionados constituían, salvo una excepción, de un clero insular conformado en el Seminario Conciliar, donde recibieron una instrucción ilustrada y de corte agustiniano. Además, con experiencia en el ministerio parroquia1 gracias a años de servicio como interinos. Es, seguramente, la última generación dotada de una piedad y mentalidad intimista, que variará radicalmente según avance el siglo XIX.

UNARAPIDA TRAMITACION La Cámara de Castilla, consciente de la anomála situación que para Canarias representaba desde un punto de vista eclesial, tramita con celeridad el proceso. El 7 de febrero de 1816 eleva consulta al monarca, quién se conforma con las propuestas del obispo y firma los nombramientos el 13 de marzo, publicándose su R.C. el 2 de abril. Trámites que sin duda aún se hubieran abreviado, pues la Cámara recibió numerosas y reiteradas reclamaciones, que continuarán después de la sanción real. Apelaciones que explican que no fuera clausurado el expediente hasta noviembre de 1817, alcanzando algún fleco pendiente los inicios del siguiente. Creo que merece la pena seguir estas incidencias, en las que no faltan graves acusaciones contra el prelado, que sufriría durante la tramitación un nuevo derrame cerebral, que le llevó a la sepultura el 27 de septiembre de 1816. Desde otro lado, la virulencia con que fueron defendidos los intereses, tanto desde Canarias como en la propia Corte, refleja la mentalidad del clero insular. Finalmente, la cerrada defensa por los afectados del privilegio del pilonaje, sin percibir que tal patrimonialidad estaba condenada a su extinción.

11.

LOS RECURSOS Y FALLO DEFINITIVO

Un concurso de tanta trascendencia originó protestas y recursos. Alguno marginal a la convocatoria, como la dispuesta por la rectoría de La Laguna; otro pintoresco, como el presbítero realejero que pretende la prebenda como mérito de su hermano muerto heroicamente contra los insurgentes de Venezuela; los feligreses de San Juan el Farrobo en La Orotava que recurren el concurso mientras no se cumplimente el plan beneficia1 trazado por Tavira. Finalmente, y dos en que no se preserva la patrimonialidad del pilonaje: San Juan Bautista de Telde y la Concepción de La Orotava.

La noticia de la convocatoria del concurso hizo que don José de la Concepción Quintero y Espinosa, titular del Beneficio medio curado de Los


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Remedios (34), elevara el 10 de octubre de 1814 escrito al prelado diocesano reclamando su designación como rector de las parroquias, pues era el más antiguo una vez que su compañero don Pedro J. de Bencomo hubiera sido promovido como chantre de la Catedral, sirviendo interinamente su plaza don Francisco Saviñón y Guillauma. Aduce el principio de antigüedad, pues "quien no tiene colación y canónica constitución en una iglesia, no debe presidir a otro que se halla asistido de esta cualidad", por considerársele adventicio. Refuerza su hipótesis con el texto de la R.C. de Carlos 11 de 19 de junio de 1686, en la que establece el principio de antigüedad para regencia de las parroquias(35),ya que tanto los medios beneficiados como los enteros tienen las mismas obligaciones por lo que respecta a la cura de almas. Tradición y derecho que vino a contravenir el obispo Tavira con su plan beneficial que aprobó el Rey el 25 de abril de 1796 por R.C., por la que se dota con medios beneficios las parroquias de Santa Cruz y Güímar (36). Tavira establece distinción jerárquica entre beneficiados enteros y los medios y para una mayor eficiencia y jerarquiazación considera como regente al más antiguo de las dos parroquias laguneras. Tema que viene a complicar don José de Acosta que servía como beneficiado en La Concepción, al presentarse en Los Remedios para hacerse cargo de la Rectoría, vacante por el ascenso de Bencomo a chantre. Bencomo la ejercía en conformidad con lo establecido en el nuevo plan beneficia1 de Tavira. Esto provocó nuevo recurso de Quintero ante Verdugo, lamentando la acción de Acosta. Quintero cedió por no desacatar al ordinario y más teniendo presentado un recurso desde octubre ante el prelado, aunque le diera posesión solamente con carácter de interino a Aco~ta'~'). (34) El curriculum de don José Quintero es curioso como modélico. 19 años de servicio: en 1795 en el beneficio de Taganana; 1799, oposita al medio beneficio de la Concepción de La Laguna que pretende como vecino pero no pilongo, frente a don José Acosta, párroco por entonces de San Antonio Abad de Arona; pasa del Apostol de San Bartolomé de Tejina a servir el beneficio de Buenavista; en 1804, obtiene el título real de beneficiado y rector de El Hierro; en 1808 renuncia y se incorpora por motivos de salud a servir interinamente un beneficio del Realejo de Arriba y en 1813 recibe el título de medio beneficiado de Los Remedios, que desempeña. Quintero a Verdugo, La Laguna, 10.X.814. Exped. cit. (35) Se despachó a petición de los vecinos importantes de La Laguna. El rey accede al principio de antigüedad para la rectoría sin dotación entre medios y enteros, en razón de que no encuentra inconveniente el obsipo García Ximénez, como "en la universal costumbre de todos los pueblos en este Obispado donde hay pluralidad de Beneficios curados". R.C. 19. VI. 1686. Exped. cit. (36) Quintero a Verdugo, 10. X.814. Cit. (37) Notario apostólico a Verdugo. La Laguna, 20.1.815. Exped. cit.


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La respuesta de Verdugo es curiosa. Se disculpa por haberse extraviado el escrito de Quintero en la Secretaría, por lo que solicita conocer anteceden). ante tan evanescente tes de lo obrado por Quintero y A ~ o s t a " ~Quintero, situación, recurre a Fernando VII. A su argumentación añade que la rectoría como institución se reduce "al premio exterior del buen servicio y de la antigüedad". Sólo es cargo honorífico, premiado tan solo con un pequeño aumento en los obvenci~nales(~~j. La Cámara exige una explicación de Vedugo. Hace éste la historia de la R.C. de 1686 por la cual Carlos 11 acepta la opinión de García Ximénez. Sin emabrgo, Tavira, en razón de la natural jerarquización de los obispos, entendió que si bien la antigüedad es un mérito, sólo lo es entre eclesiásticos de En razón de este principio un medio beneficio no puede idéntica ~ategoría'~"'. presidir otro entero "por ser beneficios disformes y de distinta parroquia". Así lo resolvió Tavira por carta de 25 de abril de 1796 en observancia con lo dispuesto en circular real fechada en Aranjuez el 12 de junio de 1779. Planteada así la cuestión y aprobado por Carlos IV el Plan beneficia1 para Tenerife. Verdugo nos suministra un planteamiento que nos permite profundizar sobre la naturaleza y matizar por lo que toca a los beneficios del Patronato Regio ('"). Al conocer la postura del prelado, de nuevo acude Quintero ante Fernando VI1 con una réplica más endeble: contradicción entre el plan beneficial de Tavira con disposiciones de Felipe 11, Carlos 11, la falta de prudencia de Verdugo al incluir los vacantes de La Laguna en el concurso sin haberse resuelto dificultades durante trece años y colocar la rectoría de Los Remedios bajo la jurísdicción del clero de la Concepción(42'. Como es lógico, siguiendo dictamen del fiscal, la Cámara resolvió la querella a favor del diocesano, pues si Acosta fue designado rector a título interino para servir el beneficio, ahora pasaba a titular del mismo por designación real (41).

(38) Decreto del obispo Verdugo. Canaria, 14.1V.815. Loc. cit. (39) Elevada en Madrid, 2. VI. 815 mediante procurador. Considera, además que las rectorías son más oficios que beneficios, pues el Beneficio es un título, y de aquí nació la distinción entre beneficios uniformes y disformes. Los de Tenerife están entre los uniformes, o sea beneficios curados. Exped. cit. (40) P. ej.: Un presbítero cargado de años, servicios, rentas, etc., no puede presidir a una dignidad o a un canónigo. Verdugo. Canaria, 30. VI. 815. Loc. cit. (41) Doc. cit. Verdugo parece disfrutar al desmontar con rara minuciosidad de canonista la argumentación de Quintero. (42) Apoderado de Quintero al Rey. Madrid, 25. XI. 815. (43) Consulta de la Cámara a S.M. Madrid, 7.11.816.


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BENEFICIO POR LOS SERVICIOS A

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PATRIA DE UN HERMANO

Este caso merece, además de curiosidad, interés. Revela como había arraigado en nuestro clero la pertenencia de la diócesis al Real Patronato, los méritos del servicio a la Monarquía eran semejantes a los apostólicos. Al tiempo nos revela rasgos biográficos de un general Morales realejero en tierras de Venezuela, pero sin la estrella del grancanario. Don Francisco Xavier Yanes de las Casas era un presbítero experto en relaciones públicas. Habilidad y actividad que puso en práctica para asegurarse uno de los beneficios, que venía sirviendo en la iglesia de N. S. de la Concepción de la Villa del Realejo de Abajo. Comenzó la campaña mediante un escrito del alcalde pedáneo al prelado a su favor. En el mismo se define el perfil del párroco ideal, condiciones que adornaban a Yanes. Aunque no toque a la labor apostólica. El texto es de sumo interés como muestra de mentalidad popular (44). Sin perdida de tiempo don Francisco Xavier logra autorización del síndico personero del Realejo Alto para abrir una información probando su pilonaje, familia modélica, limpieza de sangre, así como el heróico comportamiento de su hermano José Timoteo, que murió como comandante de Barinas en Venezuela frente a los insurgentes. José Timoteo al iniciarse el movimiento independentista comenzó como simple entusiasta miliciano. Gracias a sus dotes estratégicas, su gestión en las movilizaciones y eficacia administrativa de los recursos alcanzó el generalato. Tenemos en José Timoteo un Tomás Morales tinerfeño, que acabó su incontenible escalada en el campo de honor (4i). Con este material, al que fue adjuntando gran cantidad de testimonios periodísticos, relaciones, noticias y declaraciones de testigos, -muy abundantes estas desde el trasiego de emigrantes como consecuencia de la guerra-, tanto que nos permitirá reconstruir una aproximación biográfica al personaje; (44) "Un buen Párroco debe amar la paz, sin por eso tolerar lo injusto; ser adicto a los intereses y derechos de su Iglesia, sin consentir, ni patrocinar lo que puedan perjudicarlas; ser urbano y afable con todos, sin indignidad, ni vajezas; muy mirado en su trato, sin ningún motivo de escándalo; muy expedito en todos los deberes de una vida arreglada, de forma que más predica con su ejemplo que con sus voces". Agustín Díaz de Estrada a Verdugo. Realejo de Abajo, 30.VI.815. Exped. cit. (45) Información. Los Realejos, 23. VIII. al 2. IX. 1815. Francisco Xavier fue el primogénito de cuatro hermanos, seguido de José Timoteo. Vino al mundo e n la Fuente de La Guancha y bautizado en el Realejo de Abajo. Sus padres José Juan Yanes y Andrea Pérez de las Casas. Información que fue puesta en tela de juicio por el síndico personero de su localidad, por considerarse marginado el eludir su autorización y sospechar que los testigos habían sido manipulados "mañosamente". Denuncia la posibilidad de que la feligresía pueda resultar perjudicada, por perder "el mejor pastor". Pedro Pérez Pagés a la Cámara. Realejo de Abajo, 21. X. 815.


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bombardeó materialmente a la Cámara de Castilla e incluso alguna muestra alcanzó al soberano (46). Esfuerzo descomunal, pero baldío. Don Francisco Xavier Yanes, declarado apto y habiendo sido bautizado, fue propuesto para uno de los beneficios de la Concepción realejera sin necesidad de tener en cuenta la muerte y servicio de su hermano.

Poco después, diciembre de 1815, salta un nuevo recurso de don José Mora Orejón cura de El Farrobo en La Orotava. Le sigue otro firmado por 38 feligreses de los más letrados contra el Edicto. Razón: la pobreza, dilatada y áspera jurísdicción y, lo escaso del producto de las limosnas de pie de altar, reducen al párroco a recibir la cuantía del medio beneficio, lo que le impide vivir con decencia y, lo que es peor, socorrer a los pobres necesitados(47). Situación tan lamentable que en 1805 impelió al actual cura y al que lo era de N. Sra. de la Peña de Francia del Puerto de la Cruz, don Pablo Dávila, a solicitar de Carlos IV un nuevo plan beneficial para el partido del Taoro. Afectaría a ambas parroquias, amén de las de La Orotava y Los Realejos, cada una de éstas dotadas con dos beneficios, así como las indotadas de San Juan de la Rambla y Santa U r ~ u l a ' ~ ~ ) . En 1807, solicitaron que con pretexto de la vacante producida en un beneficio del Realejo de Arriba se acometiera el plan beneficial. Sin embargo, la promoción de Dávila a la Catedral, impidió la prosecución del empeño por falta de medios económicos. Sin embargo, en 1809 Verdugo recibió R.O., ordenándole la implantación de un nuevo plan beneficial para el partido del Taoro. El hecho de convocarse ahora beneficios en el partido y cubrirse de por vida impediría durante muchos años llevar adelante lo ordenado por el gobierno. A favor de su argumentación y recurso agregan la R.C. de 7 de enero de 1797, dada en Aranjuez, por la que a petición del párroco de Tacoronte, don Domingo García de Abreu, se ordenaba a Tavira llevar adelante el reglamento del plan beneficial para La Laguna, aprobado el 25 de abril de 1796, aprovechando precisamente el quedar uno de los beneficios vacante^'^'). (46) José Juan (padre) y Francisco X. Yánes al Rey. Realejo de Abajo, 30. VIII. y 4. X. 815. Agustín Díaz de Estrada y el resto de las autoridades, con una adhesión de una docena de anteriores munícipes. Certificado al Rey, 19 y 20. X. 815. (47) S. Mora Orejón, por apoderado al Rey. Madrid, 12. XII. 815 y Recurso de los feligreses de San Juan al Rey. La Orotava, 17. XII. 1815. Exped. cit. (48) Docs. cits., especialmente el segundo.


Razones que parecieron insuficientes al fiscal Sandoqués, pues en el edicto de Verdugo, el prelado hizo constar que los aspirantes aceptan previamente las resultas de la aplicación de los planes beneficiales ya aprobados o en ejecución. Y con el fin de evitar en el futuro recursos, propone que en los títulos aprobados por el Rey así se haga constar explícitamente, sugerencia que hizo suya la Cámara y recibió el beneficiado de Fernando VII.

EL PILONAJE DE UN CATEDRATICO: SANJUAN BAUTISTA DE TELDE El beneficio más codiciado por el valor de sus rentas era el de San Juan de Telde. Concurrieron al mismo, como vimos, don Lucas Rodríguez Ramírez y don Francisco Socorro. Aquel catedrático de Latinidad, que lo era al destinarlo Verdugo a Telde, por óbito de don Cristóbal Morales y Medina. Socorro había sido cura de la parroquia de Valsequillo desde su creación. A Verdugo le pareció éste el más idóneo, relegando a un segundo lugar al catedrático. Rodríguez sospechaba el resultado y para evitarlo consiguió abrir una información en la que depusieron una docena de acreditados testigos, unánimes en aseverar lo eficaz de su labor, su preocupación por los expósitos y ser muy bien visto de los feligreses'"'). Reunía, además, una doble opción favorable. Había sido bautizado en la pila, mientras su oponente también lo había sido, pero sólo de forma accidental. Sus padres eran vecinos de la Vega y allí diezmaban, con lo que perdía el pilonaje, como preveía el edicto de convocat ~ r i a ' ~El ' ) . segundo, su superioridad en méritos literarios, pues amén de ser catedrático de Rudimentos del Latín, en el Seminario, donde había explicado Teología Moral y Disciplina eclesiástica. Docencia que abandonó en 1814 por decisión del obispo, aunque con reserva de cátedra'"). Tan convencido estaba de su derecho, que al serle denegada su pretensión dos veces, por el obispo y otra por el Rey, no dudó en embarcarse para la (49) R.C. Aranjuez, 7.1. 1797. Loc. cit. El término de La Laguna y por tanto su plan beneficia1 afectaba a las dos parroquias de la ciudad, Santa Cruz de Tenerife, Güímar, El Sauzal, Taganana y Tacoronte. (50) Consulta de la Cámara de Castilla. Madrid, 1. 11. 816., que hace suya el que las modificaciones derivadas de los planes beneficiales "para obviar nuevos recursos se exprese en los Rs. Títulos..., que quedan sujetos a las resultas de los planes beneficiales y demás arreglos que el Diocesano tenga por conveniente reformar". (51) En el Edicto definía Verdugo como pilongos a los bautizados y sólo a quienes los parroquianos de dicha Iglesia, Hijuelas o Ayudas de parroquia paguen diezmos los padres de las criaturas. Baltasar Doncel, apoderado al Rey. Madrid, 30. IX. 815. Rodríguez Ramírez a Verdugo. Telde, 27. IV. 816, y al Rey. Madrid, 16. IX. 817. Los padres de Socorro se casaron en la Vega en 1772, de donde eran vecinos y nueve meses después (febrero de 1773) nacía Domingo en Telde, donde recibió aguas bautismales. Sus padres no eran vecinos y diezmaban en la Vega. Un buen resumen del párroco, en la historia del expediente elaborado para la consulta de la Cámara. Madrid, 26. IX. 816. (52) Docs. cits. Mientras él era catedrático, su contrincante no había participado ni en un sólo acto público de los organizados con frecuencia en el Seminario.


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Corte, donde incluso acompañó su recurso con su Curriculum impreso, provocando una definitiva negativa de la Cámara'53). En sus escritos al monarca achacaba, dato que es del mayor interés, la cerrada oposición episcopal al lamentable estado físico y sicológico como consecuencia del ataque de hemiplejia, y consecuentemente las altas decisiones pasaron a manos de la camarilla que le rodeaba(s4).Y alguno de su círculo hizo llegar esta opinión al prelado, quién en represalia, decidió cubrir la cátedra de la que don Lucas era propietario y tenía reservada. Tal impensada decisión le reducía a la indigencia. Razón por la que interpone un nuevo recurso, aún estando en la Villa y Corte antes de retirarse. La Cámara retuvo el fallo hasta recibir un informe confidencial del corregidor Salvador Terradas Después de una discreta pesquisa Terradas confirma los extremos aseverados por el catedrático, incluida la debilidad del diocesano y manejo del mismo por los de su círculo. Incluso afirma, como suposición personal, que a la vuelta de don Lucas de la Península, Verdugo le hubiera hecho justicia reponiéndolo como docente. Conseguida la certificación de la positiva voluntad regia a su favor, con orden incluso de que fuera la justicia quién lo repusiera en caso de serle retirada la negativa'56).Caso verdaderamente curioso, pues demuestra el escaso estipendio del profesorado del Seminario y cómo la limitación del pilonaje comenzaba a prosperar, en razón de la decisión episcopal, pues don Francisco Socorro, aunque había realizado una labor muy satisfactoria y sacrificada al frente de una parroquia naciente, mal dotada y que provocó una resistencia cerrada de los potentes beneficiados de Telde.

(53) RELACION D E LOS MERITOS D E L PRESBITERO DON LUCAS AGUSTIN RODRIGUEZ RAMIREZ. 3 fols. impresos. Madrid, 17. VIII. 1816. Por si hubiera alguna duda, dice: "No he sido adicto al Gobierno intruso, ni exaltado en sus opiniones durante la ausencia de S.M." Temía se hubieran manejado acusaciones ideológicas y al tiempo significa que del Seminario salieron bastantes sacerdotes de ideología avanzada. (54) No carece de un buen concepto del prelado. Sin embargo, "sus achaques no le permiten atender a estas cosas y resulta que otros disponen tal vez de un modo muy distinto y ageno a sus intereses". Rodríguez al Rey. Madrid, 16. IX. 816. (55) Tras recibir dos oficios de la Cámara, responde Terradas, Canaria, 22. V. 817. Acompaña copia del oficio del obispo al rector destinando al catedrático a Telde "con expresa reserva de la propiedad de la Suya, Rudimentos de Lengua Latina". Reconoce sus dotes como docente y pastor de almas. El recurso al Rey le perjudicó, porque "abultando algunas personas que rodean al R. Obispo y parciales de Socorro, indispuso al citado Presbítero con el Prelado, por lo que se le denegó también la Cátedra". "Pero ya sea por el estado de debilidad a que por sus achaques se haya reducidad de salud del R. Obispo, que no le permite llevar estas determinaciones a debido efecto". Dada la indigencia en que queda sumido tan meritorio sacerdote, pienso, que a la vuelta, Verdugo le restituirá la Cátedra. (56) Baltasar Doncel, apoderado, al Rey, 19. XII. 817. Se le concede el 20 y el 23 extiende el certificado solicitado don José Bordejas, Secretario de la Cámara y del Regio Patronato. Exped. cit.


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LIMITACIONES DEL PILONAJE: LA CONCEPCION DE LA OROTAVA En línea con el caso anterior, el contencioso más aparatoso, durará hasta los inicios de 1818, fue la propuesta episcopal para el segundo de los beneficios de N.S. de la Concepción de La Orotava a favor de don Ignacio Llarena(57). Entre los aspirantes era el único doctor, reunía el mejor curriculum y prestigio que ratificó brillantemente en la oposición, pero había sido bautizado en La Los recurrentes, considerados pilongos y por tanto con derecho preferente, aunque a uno de ellos se le complicará tal aseveración. Don Domingo Perdomo y don Juan Nepomuceno Díaz y Abreu presentarán una tenaz resistencia por la vía legal ante la Cámara de Castilla. No dudaron en embarcarse para sostener con su presencia sus puntos de vista en cuanto conocieron las propuestas elevadas por Verdugo. Don Domingo, como bautizado en la pila de la Concepción y don Juan Nepomuceno en San Juan del Farrobo, en dicha Villa, por considerarla hijuela de la matriz'"". La querella encierra tres fases: 1. De la propuesta episcopal al nombramiento real de los 27 títulos, suspendiéndo la decisión sobre La Orotava. 2. Del informe de Verdugo al fallo real a favor de Llarena, y 3. Los flecos de la cuestión. Proceso largo muy significativo para desentrañar la mentalidad del clero insular en función de los privilegios consecuentes a la pertenencia de la diócesis al Patronato Regio. En el primer momento Díaz y Abreu sólo aporta juicios de valor. El "desaire" le ha obligado a "este largo y penoso viaje". Desaire originado por una arbitrariedad, producto del "favor y los achaques del R. Obispo, que le obligan a entregarse en manos de sujetos poco justificados y muy afectos a Llarena'"". Como ya vimos, Fernando VI1 se conformó en 7 de febrero con la consulta de la Cámara, designando a todos los propuestos, salvo a Llarena para el (57) Propuso para el primero de los beneficios a don José Acosta Brito. No planteó cuestión en razón del pilonaje y su prestigio. (58) Partida de bautismo. Hijo de don Diego Llarena y Mesa y de doña Teodora Franquis y Llarena, "vecinos de esta C i u d a d . Nació el primero de junio de 1776, siendo bautizado el 15. La aporta Perdomo. Exped. cit. (59) Con su recurso al Rey de 7. X. 815 adjunta certificación fechada en La Orotava en 26. VI. 815, extendida por el párroco don Domingo Calzadilla y Ossorio, en la que así lo estima, basándose en las actas de visitas pastorales y asistencia del clero de San Juan con cruz alzada a las ceremonias del Corpus Christi, en razón de haberse dotado con medio beneficio de uno de los de la considerada matriz. El otro medio dio origen a la parroquia del Puerto de la Cruz. (60) Achaques motivados por "su ancianidad y una parálisis que le inmoviliza sobremanera". Resumen del Expediente para la Cámara. Madrid, 23. 1. 816. El recurso de Perdomo. Madrid, 6. XII. 815. Ambos recurrentes subrayan que para esta pieza no se ha propuesto terna.


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segundo beneficio de La Orotava "por el perjuicio que irrogan en su caso a los reclamantes". Emplazaba el monarca al prelado para que con brevedad informara sobre las razones que le indujeron a tal propuesta(h').Consecuencia del fallo, Díaz y Abreu se retira de la Corte, extendiendo amplio poder a procurador, mientras Perdomo permanece al pie del cañón'h2). El 2 de julio de 1816 Verdugo emite su parecer y razones en tan espinoso tema. Aunque erróneamente, como veremos, considera a Díaz y Abreu como pilongo por bautizado en hijuela, se vio obligado a marginarle a causa de la enfermedad nerviosa que padecía. De la misma dio muestra palpables durante la oposición, tratando reiteradamente de retirarse y proclamando "yo no soy para ésto7'. Mal atribuible a la flojeadad de cabeza, que le produce insomnio permanente y le impide una hora seguida de lectura. Sin embargo, como quiera que lo considera competente, optó por consignarle el medio beneficio en la Concepción de La Laguna, con mucho menos trabajo al compartir el mismo con tres beneficiados y medio lh'). Analiza el caso de Perdomo con mayor detenimiento, quizás porque éste pusiera en tela de juicio su capacidad mental a causa de sus dolencias. Razón última de su decisión: la absoluta incapacidad apostólica para una parroquia como la Concepción, en una villa pletórica de conventos, en los que se imparte enseñanza superior, y residencia de las familias de mayor prestigio y nobleza de la Isla. Sólo le votaron tres de los cuatro jueces, un caso raro, si se tiene en cuenta su lamentable exposición'"). Se explica el resultado por debilidad, relaciones amistosas, lástima por la familia, etc. Según Verdugo, lo anterior explica la votación, pero la rechaza de plano Ih5).ES curioso aclarar que Perdomo fue el único postulante que no había cursado en el Seminario. Realizó los estudios en el convento de San Benito Abad (OP) de La O r ~ t a v a ' ~ ~ ) . (61) Dictamen del Fiscal, 6. 1. 816. Resumen del Exped. Debate en la Cámara de Castilla, 29. 1.; consulta al Rey, 7. 11. y R.C., 2. 111. 816. En esta fecha la Cámara a Verdugo. Exped. rit

(62) Poder a favor de Tomás Casado. Madrid, 2. 111. 816. (63) Verdugo al Rey, "Ciudad de Gran Canaria", 2. VII. 816 " ... padece tan gran debilidad de cabeza que no podía atarearse ni una hora entera de lectura ...; no podía conciliar el sueño sino breves ratos en todo el año". El mal le comenzó en La Orotava al regreso de ordenarse. En el oficio de Verdugo a Antonio de Illarraza, secretario de la Cámara, la firma del prelado manifiesta el alto grado de deterioro causado por su enfermedad. Loc. cit. (64) "No dio razón de las cosas más banales y necesarias de saber que le preguntaban". En Catecismo y Moral "cayó en los más crasos errores, sin reconocerlos, a pesar de las reconvenciones que le hacían, apuntándole las correspondientes respuestas". Es más, denota una absoluta "ignorancia e incapacidad para la enseñanza y clérigo de almas". Loc. cit. (65) "Es bien sabido que una falsa mal entendida comprensión o el deseo de comparar a una familia hacen que los casos de esta naturaleza no sean muy raros. No se atiende a los indecibles perjuicios que resultan a un pueblo entero de que se le ponga un Párroco que no tiene aptitud para desempeñar medianamente las funciones de su cargo". Loc. cit.


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Arguye: el privilegio del pilonaje tuvo unas limitaciones, pues de otra manera conduciría a un descenso irremediable en el nivel apostólico del clero secular. Tavira lo denunció inútilmente con toda su fuerza e ironía, denominándole el pilon-gaje, por marginar a magníficos seminaristas, y reducir todo un esfuerzo por estos a la espera de la vacante en la parroquia donde fueron bautizados(67). Situación a la que hace frente la R. C. de 23 de agosto de 1684, renovando la de 19 de mayo de 1670. En efecto, su texto encarece que los optantes están obligados a probar su capacidad y encomienda al ordinario que en caso de no alcanzar el nivel indispensable, dé preferencia a otros, con tal de que sean naturales de las Islas. Así, si se admite "la preferencia" del bautizado en la pila "no solamente ceteris paribus, pero aunque haya un exceso, no sea notable". Limitación que ya estableció Carlos 1 al conceder el privilegio en su R.C. de 5 de diciembre de 1533(68). Verdugo da un paso más, al proponer que si a la Cámara le quedara alguna duda, consulte al Rey para que ordene se vuelva a examinar Perdomo ante un tribunal del que forme parte alguno de los consejeros. Estos fueron, añade dolorido Verdugo, "y no las miras particulares y sugestiones extrañas que se le atribuían" ("1, los que decidieron su propuesta. Como las RR.CC. ponen las limitaciones a la patrimonialidad en manos del ordinario, es por lo que en conciencia ha designado a don Ignacio Llarena, que si no es pilongo, su familia es de La Orotava y sus méritos, ya mencionados encarece Verdugo una vez más(70). Mientras se esperaba el trámite episcopal, don Domingo Perdomo Bethencourt se pertrecha con nueva munición. Una Información abierta en (66) Certificado de fr. Juan Romero, lector de Prima y maestro de estudios del convento de San benito Abad. La Orotava, 16. 11. 817. Sólo cursó tres años de Filosofía y uno de Lugares Teológicos. (67) El clero insular entiende que el privilegio es un derecho intangible. Con frase de Verdugo: " ... es de tal manera preferente que suple y vale por todo; en esta confianza, sin trabajar en adquirir la instrucción necesaria, ni en hacerse dignos de su importante cargo, se atreven a presentarse al concurso de oposición con la mayor satisfacción, especialmente si se promete apoyo de alguno de los que han de tener parte en sus parobaciones". La actitud de Tavira contra el pilonaje, que le parecía "útil, para tiempos de Carlos 1, pero no para los que entonces corrían", en A. de BETHENCOURT MASSIEU: art. de la Revista de Historia de Canarias, págs. 44-46. (68) Los bautizados en las pilas, "siendo dignos deben ser preferidos a los que no lo fueren y en caso que dichos naturales no sean idóneos o suficientes, y el Obispo y sus sucesores hallen su ser incapaces, en estos casos los excluyan y prefiera a los naturales de las demás Islas". Y en razón de lo anterior, el diocesano matizó en el edicto de convocatoria el hacer referencia a la patrimonialidad, "con la condición que no huviese el reparo de la calidad de suficiencia y demás que allí se pide". Verdugo al Rey, ya cit. (69) Loc. cit. (70) Tiene, dice el prelado, un "empeine" en la cabeza, poco visible. Pero con la agitada vida, el viaje a la Península y los calores, le ha aumentado; le concedió permiso para tomar aguas en la Península, mejorando rápidamente, tanto que espera su restablecimiento en breve.


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La Orotava con la que trata de desvanecer el nefasto efecto que produjo como opositor (71). Y a1 tiempo, desprestigiar a Verdugo. Denuncia el retraso en la respuesta por carecer de argumentos ante la evidencia de su pilonaje y haber empeorado su lamentable estado al sobrevenirle un nuevo ataque aplopéjico del que fallecerá el 27 de septiembre. Exigía que éste remitiera el expediente original. Y aunque asevera que han llegado a Cádiz barcos de Canarias, se contradice a renglón seguido al mostrar su temor de que el expediente haya acabado en el fondo del Océano, dado el aislamiento que sufren las Islas atacadas por entonces por abundantes corsarios insurgentes procedentes de América (72). Dos meses más tarde, en diciembre del 16 eleva Perdomo un nuevo recurso tratando ahora de descalificar a Llarena. La consecuencia fue reactivar el procedimiento(73). Fernando VI1 emplaza a Díaz y Abreu, que permanecía en Cádiz a tomar posesión, en plazo de dos meses, de su curato en La Laguna, reservándole las resultas del recurso en trámite(74). Recibido el informe del prelado la Cámara ofrece una última alegación a cada uno de los involucrados, una vez que conozcan el expediente íntegro. Paradojicamente de las opiniones contradictorias en las alegaciones brota la luz, que confirma la ecuanimidad y razón de Verdugo. Díaz y Abreu aunque reconoce el pilonaje de Perdomo, admite como justificada su eliminación a la Perdomo descarta a Díaz y Abreu, por luz de las RR.CC. de 1670 y 1684(75). (71) En la misma se prueba su legitimidad, sus entusiastas servicios que le condujeron hasta actuar de sochantre, conducta intachable y la inmejorable impresión de los que desde el público presenciaron sus ejercicios. P. ej.: don Alonso Fernández, cuñado de Graciliano Afonso, uno de los jueces, le confió en privado la bondad de los ejercicios, aseverándole que iba propuesto. Información sobre don José Perdomo de Bethencourt. La Orotava, 8. 111.816. Exped. cit. (72) "... la comunicación de aquellas Islas se halla bastante interrumpida por causa de los cors a r i o ~insurgentes de América, que van tomando barcos y persiguiendo otros hasta verse obligados a arrojar la correspondencia al agua, y que estos acontecimientos puedan suceder en un buque que conduzca el expediente original". Perdomo al Rey. Madrid, 10. X. 816. Recurso en que solicita se obligue y recuerde al prelado que para subsanar dudas remita el original del expediente del concurso. Tuvo efecto la petición. Madrid, 26. X. 816 en oficio de la Cámara a Verdugo. (73) Partida de bautismo de Llarena a quién acusa de que las muchas ocupaciones e n el desempeño del cargo de hacedor, juez apostólico, delegado del Tribunal de Santa Cruzada, etc., le impedirán la necesaria dedicación al apostolado. Incluso insinúa que está con licencia en Sevilla, donde solventa una causa particular. Perdomo al Rey. Madrid, 13. XII. 816. Leg. cit. (74) José Serrano a A. de Illarrazo. Madrid, 14. XII. 816. El fiscal opina que se conceda plazo a Díaz y Abreu para que exponga sus puntos de vista "por la vía de instrucción". Madrid, 24.1. 817. (75) Tomás Casado, apoderado de Abreu, al Rey. Madrid, 16. 111. 817. Es curiosa la cantidad de datos que suministra, interesante para un análisis sobre mentalidades del clero. Alude al perjuicio que le ha ocasionado el viaje a la Corte, el desprestigio que le acarrea el fallo. Añade múltiples razones justificando su pilonaje. Descalifica a Llarena, así como la amistad y servicios pecuniarios que presta al prelado, etc. Se pregunta ¿cómo siendo apto para ejercer cura de almas en La Laguna, no lo sea para las de La Orotava? Amén de los costes insoportables que le supone el traslado y vivir lejos de la familia.


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que su pila, la de San Juan del Farrobo, ni era hijuela y menos ayuda de parroquia de la Concepción. Poseía jurísdicción exenta, pues al erigirse fue dotada con medio beneficio, el otro medio fue a parar al Puerto de la Cruz y los feligreses de las dos diezman en la que denomina el aspirante a pilongo matriz(76). Llarena lo tiene fácil, ni Perdomo era idóneo, ni Díaz y Abreu pilongo, ya que sólo puede ser considerada ayuda de parroquia, argumenta, aquella a la que los Párrocos de la principal dan cierta cantidad al cura de ésta, pero cobrando ellos los diezmos del territorio, como sucedía con la de Santa Úrsula, Arico, Fasnia, San Miguel, etc. (77). Todo quedaba medianamente aclarado. El fiscal, García de la Huerta, daba la razón al difunto prelado proponiendo a Llarena(78). Línea que sigue la Cámara -que de paso restituye la cátedra a Rodríguez Ramírez- en su consulta de 26 de noviembre de 1817, y es aprobada por Fernando VI1 el 23 de diciembre, aunque aún quedaran algunos flecos(7y). Así, el famoso concurso convocado por Verdugo, después de tres largos años quedaba concluso y la diócesis de Canarias con todos los beneficios curados dependientes del Regio Patronato cubiertos.

A GUISA DE CONCLUSIONES En apretada síntesis ésta fue la historia del concurso más trascendente para cubrir parroquias dependientes del Patronato Regio en la diocesis de Canarias durante la Modernidad. (76) José M. Sanz al Rey. s.f. (¿agosto?) 817. Interesa la dialéctica que presenta. Siendo el unico pilongo, cómo se pone en tela de juicio su idoneidad.¿Idóneo para La Laguna, pero no para La Orotava? Fue aprobado por tres de los cuatro jueces y el obispo presente rubricó en el acta su aprobación. Critica el desarrollo de los ejercicios: de los 28 opositores -dice- los cinco jueces del tribunal sólo oyeron a seis y algunos calificados por solo tres (No coincide con las actas). Ni Llarena, ni Díaz y Abreu son pilongos. Le sobraron 24 minutos del tiempo señalado para el ejercicio. Exped. cit. (77) Vicente Sancho Gutiérrez al Rey. s.f. (¿septiembre?) 1817. Llarena es explícito. Traza un esbozo de sus méritos y personalidad. Unico doctor en el Concurso, doce años de experiencia parroquial, especial dedicación a La Orotava, sus trabajos burocráticos y judiciales, vida intachable y ordenado en la misma Villa, con capellanía fundada por sus antepasados. Exped. cit. El poder al apoderado. La Laguna, 19. VIII. 817, y la entrega del expediente original de manos de Perdomo, lo acuerda la Cámara, 16. IX. 817. (78) Dictamen del fiscal don Xavier Gutiérrez de la Huerta. Madrid, 9. X. 817. (79) El 17. XII. 817 Llarena presentó en Madrid, a donde viajó, una declaración jurada de no "gozar ningún beneficio, ni renta eclesiástica del Patronato Real". El 29. V. 818 se extiende a don Diego Perdomo Bethencourt certificado de haber participado en el Concurso convocado en 1815 y haber aprobados sus actos "según costumbre", para hacer en el futuro el uso que le conviniera. Lo solicitó, 22.1.818.


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El número de beneficios y el momento: el tránsito del Antiguo Régimen a la contemporaneidad en España. Al tiempo señaló el viraje que experimentó la Iglesia en Canarias, sincrónicamente con la metamorfosis nacional del paso de una sociedad estamental a otra clasista. Como quiera que la patrimonialidad que gozaban nuestros pilongos era un privilegio contradictorio con el principio de igualdad, estaba abocado a su extinción, como se legislara en las Cortes de Cádiz. Su restablecimiento momentáneo obedeció a la radical restauración fernandina al regreso de su destierro. Añádase la incidencia en su desaparición de un doble hecho histórico: la fractura de la diócesis entre la Canariense y la Nivariense y otro más lento: la progresiva debilitación desde el punto de vista eclesial, de su dependencia del Real Patronato (Independencia de las naciones hispanoamericanas, la nueva política concordataria, secularización y desamortización hasta la muy reciente renuncia al derecho de presentación). Por lo que toca a Canarias y su Seminario, el cese en la formación en una religiosidad intimista y de corte agustiniano, consustancial con un episcopado ilustrado, a otra consecuente a la alianza entre Trono y Altar. En el fallo del concurso y las subsecuentes apelaciones en plena centuria decimonónica tenemos una muestra palpable de cómo y cuánto había calado en la población y el clero el pilonaje como identidad, a causa de una vigencia tricentenaria de su dependencia del poder real, del Real Patronato. Peculiaridad que ha dejado un rastro indeleble en la mentalidad insular. Mentalidad que se interpone como tercer elemento, el localismo -"la isla en la isla" que percibió agudamente Unamuno- en la dialéctica permanente regionalismo versus insularismo, una de las claves de este archipiélago atlántico. Formación del clero, sistema de acceso a las parroquias, papel del diocesano en el proceso, evaluación del fiscal y consulta de la Cámara hasta la extensión de los nombramientos por el Rey. Pero al tiempo la facilidad dentro del régimen de Patronato de apelar al monarca y a la Cámara, donde radicaba la Secretaría de la institución, bien directamente, o utilizando la Audiencia mediante el recurso de fuerza. Finalmente y como mera hipótesis la necesidad de emprender un estudio sobre las peculiaridades de la Iglesia de Canarias, la semejanza y distinta evolución con la archidiócesis de Granada, ambas dependientes del Real Patronato. Y al tiempo profundizar sobre las diferencias con las del resto de España y las americanas. Pues al ser éstas también d e Patronato Regio


Indiano, en las que el monarca era considerado Vicario de Cristo y Vicepontífice en todo cuanto no afectara a la doctrina, estaríamos en disposición de conocer en esta fenomenología como en tantas otras qué papel jugó nuestra diócesis durante la pervivencia del Imperio. Su papel de pilar en el puente tendido entre la Metrópoli y su imperio indiano.

Antonio de Béthencourt Massieu



ALMOGAREN. 18. (96). Págs. 43 - 58. O CENTRO TEOLOGICO DE LAS PALMAS

EQUILIBRIO DE PODERES EN CANARIAS EN LOS ALBORES DE LA EDAD CONTEMPORANEA: LOS ESPECTACULOS PUBLICOS (1780-1812)

MIGUEL FERNANDO GOMEZVOZMEDIANO UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID

1.

INTRODUCCION: PLANTEAMIENTOS METODOLOGICOS Y FUENTES

E l tránsito de la Edad Moderna a la Contemporánea, especialmente en el Archipiélago Canario, se nos muestra lleno de matices y de tensiones entre un Antiguo Régimen periclitado y una España Liberal todavía en ciernes. En la presente comunicación abordaremos las rivalidades jurisdiccionales; la diversidad de unos intereses corporativos, con demasiada frecuencia contrapuestos; así como las convergencias y divergencias entre mentalidad popular y cultura de élites en este periodo trascendental para la historia nacional e insular. Su acotación cronológica responde en su fecha más temprana al deambular insular de una compañía de volatineros italianos que suscitan, a la par que una admiración general, un enconado conflicto entre las autoridades canarias (desde los aforados castrenses a los inquisitoriales, pasando por los cabildos urbanos, la Audiencia y el Intendente Militar). En este horizonte institucional crispado, durante el traumático reinado de Carlos IV se difunde en


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las islas el pasquín atribuido a Jovellanos titulado "Pan y Toros", retirado inmediatamente de la circulación clandestina por el Santo Oficio. Asimismo, en 1812 el Consejo de Regencia regula al ramo de teatros en todo el Reino bajo censura eclesiástica, dirigiendo a las autoridades tinerfeñas una circular en tal sentido. Durante este lapso de tiempo abigarrado y cambiante, se orquestó una política intervencionista, paternalista, pretendidamente moralizante y esencialmente represiva, por parte de los poderes fácticos tanto canarios como estatales. Sin embargo, su alcance real y sus espectativas eran difícilmente conciliables con una sociedad contradictoria, tan tradicional como aperturista, tan recelosa de cualquier influencia exterior como ávida de novedades. El todavía escaso desarrollo historiográfico de la investigación planteada en las siguientes páginas se debe al tipo de documentación existente, dispersa, de muy variada procedencia, complicado análisis, problemática interpretación y falta de series continuadas adecuadas para su estudio sistemático. Los fondos manuscritos a través de los cuales hemos profundizado en este intrincado rompecabezas están custodiados en el Archivo Histórico Nacional de Madrid en sus secciones de Inquisición, Consejos Suprimidos y Junta de Fomento, resultando particularmente útil para adentrarnos en esta colección documental la catalogación hecha bajo el epígrafe de Diversiones Públicas ('). Junto a estas fuentes inéditas hemos recurrido a la historiografía comparada que, pese a adolecer de importantes lagunas y ser a menudo poco accesible, nos ha aportado una panorámica general imprescindible para afrontar con garantías la investigación en curso.

2.

LAS DIVERSIONES PUBLICAS COMO PROBLEMA PARA EL ESTADO ILUSTRADO: LA CENSURA ECLESIASTICA

Durante el Antiguo Régimen, las diversiones populares más extendidas en las Islas Afortunadas eran los regocijos propios de las romerías, las peleas de perros o gallos, la lucha canaria, los juegos de naipes o dados, los disfraces y bailes por Carnestolendas, los ranchos de ánimas, las danzas del Corpus y la asistencia masiva a los autos religiosos con motivo de Navidades o Semana Santa. en el Archivo (1) N . M O R E N O GARBAYO: Catálogo de diversiones públicas conser~~adas Histórico Nacional, Madrid, 1957.


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Así pués, la mayoría de los acontecimientos lúdicos suelen tener como marco de referencia una festividad o un evento religioso significado. La constatación de este hecho por las autoridades eclesiásticas, diocesanas e inquisitoriales, catalizó su estricta supervisión de la ortodoxia, modulando comportamientos irreverentes para evitar profanaciones, prescribiendo el respeto debido a las imágenes y templos, así como el requerido recogimiento en las procesiones o efemérides espirituales. Por otra parte, la oleada de asonadas urbanas y algaradas rurales, suscitadas en España tras el motín de Esquilache, concienciaron al gobierno ilustrado de Carlos 111 de la necesidad de controlar con todo rigor las aglomeraciones humanas y terminar con algunos excesos que solían reproducirse con motivo de determinados festejos profanos y eventos político-militares. La acción conjunta de los poderes civiles y espirituales contribuyeron a la erradicación de ciertos excesos, relegando al ámbito privado diversiones que fueron antaño públicas (como los juegos de azar y las violencias ritualizadas), limando las aristas heterodoxas de que hacían gala los feligreses. En defjnitiva, extirpando en la medida de lo posible actitudes equívocas y marginando tradiciones potencialmente subversivas para el orden establecido. A grandes rasgos, esta política gradual llena de altibajos se tradujo a inicios del siglo XVI en la prohibición de pernoctar en las iglesias la víspera de las festividades religiosas, ilegalizando las mascaradas (salvo el día del Corpus y con ocasión de las celebraciones dinásticas) ('). Por su parte, la Iglesia Tridentina reaccionó contra las profanaciones que suponían los dispendios de las cofradías, las representaciones irreverentes, los bailes y las sátiras sacrílegas, excomulgando a los participantes en los festejos taurinos, en tanto que negaba el suelo sagrado a los muertos por asta de toro.

El Barroco es una época relativamente tolerante, a lo que se suma la laxitud de unos poderes públicos empeñados en la misma supervivencia del Imperio. La ruptura con el legado medieval se refleja en la marginación de ciertos valores subvertidos, pero en cambio triunfan las comedias de artificio y de tema fantástico cuando no supersticioso. Mientras el Santo Oficio expurgaba la producción artística y literaria, las autoridades diócesanas realizaban un (2)

La Real Pragmática de Doña Juana disponía que nadie osase "ponerse ni traher ny portar ny tratar de dia ni de noche en poblado o fuera de poblado ni en otra parte mascaras salbo en los dias del Corpus Christi et en los recibimientos que se hizieren a Nos o al principe nuestro m u y caro e muy amado hijo"; 20-XII-1515, Plasencia. AGS. Cámara Castilla, Diversos de Castilla, leg. 1145, sf. No obstante, los abusos continuaron: en 1637, al elegirse el rey de Hungría como rey de Romanos hubo 9 días de jolgorios y mascaradas en la Corte; en 1690, la llegada a Madrid de la que sería esposa de Carlos 11 hizo que saliesen a la calle comparsas de hombres disfrazados de fieras, reiterándose tales excesos hacia 1693 y 1697. Cit. E. RODRIGUEZ-SOLIS, Historia de la prostitución en España y América, Madrid, 1921, págs. 190-191.


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seguimiento periódico de la moral de clero y pueblo mediante las Visitas Pastorales y las misiones(3). Aunque el siglo XVIII es el periodo de las Luces, de la Razón, las costumbres atávicas continúan demostrando una sorprendente vitalidad, como lo demuestran los reiterados anatemas lanzados hacia sacrílegos e incrédulos (4). Los acontecimientos políticos, nacionales e internacionales, eran festejados a costa de los fondos públicos o sufragados por las aportaciones gremiales y cofradieras. En pleno Setecientos, un delegado regio destinado en Canarias sostenía que en las Islas y la Península

"con motibo de proclamaciones, coronaciones, casamientos de principes, canonizaciones de Santos y otras equivalentes.. . juntandose los gremios forman diversas compañias de usares, croatos y otras naciones, con mascaras y sin ellas, llevando a vezes carros triunfales con grandes musicos y otros aparatos costosos que contribuien a la diversion, cruzando las calles y sitios m a s publiC0.J

" (5).

Cuando Felipe V, por Real Decreto de 17 de octubre de 1714, permitió al gremio de cómicos la representación de obras teatrales, algunos prelados diocesanos se escandalizaron. Hacia 1720, con la excusa de que los brotes epidémicos desaconsejaban los tumultos de los espectáculos, fueron proscritos los teatros en algunos obispados, de la misma forma que para evitar los excesos estudiantiles se prohibieron las representaciones en las ciudades universitarias durante el curso, entre San Lucas y San Juan. En Canarias, tales vicisitudes tuvieron su reflejo en diversas disposiciones sinodales. Por ejemplo, en el Provincial de 1735 se excomulgó a comediantes y asistentes a las obras celebradas con motivo de la festividad del Corpus, siendo preceptiva la censura del Provisor o Vicario competente para evitar diálogos erróneos, obviar la escenificación de deshonestidades y soslayar inmoral ida de^'^), pecados onmipresentes a los ojos del clero. Asimismo, en los (3)

(4) (5) (6)

A caballo entre los siglos XVII y XVIII destacan entre atros los trabajos de L. FERNANDEZ MARTIN, "Tensiones y conflictos en la Iglesia de Canarias en la segunda mitad del s. XVII", Anuario de Estudios Atlánticos, 22 (1976), págs. 521-572; F.M. PERERA BETANCOR, "Visitas y mayordomías de la iglesia de San Ginés. Obispo de Arlés en Arrecife de Lanzarote, según su Libro de Mandatos 1669-1800" y J . GONZALEZ DE CHAVEZ MENENDEZ, "Misiones del siglo XVIII. La misión en Canarias del mercedario fray Juan de Medinilla (1756-1759)", ambos en la 111 Reunión de la Asociación Española de Historia Moderna, Las Palmas de Gran Canaria, 1994 (en prensa). P. DAVILA Y CARDENAS, Constituciones y Nuevas Decisiones Synodales del Obispado de las Canarias, Madrid, 1737. 20-1-1784, Las Palmas de Gran Canaria. AHN. Consejos, leg. 2.231124, f. 12r. Más aún, las Sinodales Diocesanas expresaban taxativamente "Despues de examinadas y aprobadas las dichas comedias por ningún caso queremos que se representen en las iglesias, ni por la mañana ni a la tarde, porque aunque en si sean buenas, suelen traer muchos


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Capítulos de 1738 se vetaban los bailes, las comidas cofradieras, pernoctar en los templos y las juntas de parroquianos incluso fuera de los espacios sagrados ('). Décadas después, la oleada de revueltas urbanas que sacudieron España tras el motín de Esquilache indujeron a los gobernantes a pensar en la necesidad de evitar las aglomeraciones humanas, debido a los problemas de seguridad derivados de la concurrencia vecinal a diversiones privadas y festejos públicos @). Mientras que corchetes y alguaciles velaban por la moralidad de los espectáculos y público, los clérigos seculares se preocupaban de la honestidad de sus feligreses y los calificadores del Santo Oficio censuraban con rigor los textos escenificados, presentados por sus autores por propia voluntad o impelidos por las denuncias de sus detractores.

3.

AUTORIDADES EN LA CUERDA FLOJA: VOLATINEROS EN CANARIAS (1783-1803)

Corría el año de Nuestro Señor de 1783, cuando la nutrida legislación borbónica había ilegalizado el pulular por la geografía nacional de saltimbancuando recala en las Islas Afortunadas una quis y vagabundos circen~es'~), italianos regentada por el Romano, "comico, compañía de funambuli~tas('~) bolatin y maquinista", tras un largo peregrinar por la Península Ibérica y los archipiélagos atlánticos lusitanos("). (. ..) inconvenientes representadas en las iglesias y causar mucha irreverencia con ruidos, bebidas, posturas de cuerpos, platicas y palabras deshonestas de mucha gente moza ... Sin embargo siendo las comedias tales y con las licencias sobredichas se puedan representar fuera de las iglesias, pero n o por la mañana"; Publ. en Las Palmas de Gran Canaria, 13VII-1738. Cit. V. MORALES LEZCANO, "Volcanes y Motines", en A. MILLARES TORRES, Historia General de las Islas Canarias, IV, Las Palmas de Gran Canaria, 1977, pág. 48. (7) 0. BRITO GONZALEZ: Conflictos jurisdiccionales en Canarias durante el siglo XVIII (Aproximación a su estudio), Santa Cruz de Tenerife, 1990, pág.. 87. (8) Entre 1772-1780 se tramitó en el Consejo de Castilla la prohibición de celebrarse procesiones o danzas de gigantes y cabezudos en la Corte. La supresión en Madrid de los tumultuosos desfiles de "gigantones, gigantillas y tarascas", se extendió a todas las iglesias, catedrales y parroquias del Reino, aduciéndose que "semejantes figurones n o solamente no autorizaban la procesion y culto del Santisimo Sacramento sino que su concurrencia causaba no pocas indecencias que por esto no se usaba en Roma ni en muchos de los principales pueblos de España". Real Cédula impresa, 21-VII-1780, San Ildefonso. AHN. Consejos, leg. 85313, ff. lv-2r. (9) Se encomendaba a los Capitanes Generales el control de sus movimientos, desautorizando la concesión de pasaportes y aplicando a las levas de vagos a "buhoneros.. . saludadores, loberos, los que enseñan maquinas oscuras, marmotas, osos, caballos, perros y otros animales con algunas habilidades"; Real Ordenanza de Levas, 7-V-1775 y Real Cédula 25111-1783,El Pardo. Ibídem, leg. 85316, sf. (10) El rastro documental de la esporádica presencia en España de equilibristas hasta la fecha se reducía prácticamente a dos ocasiones, en 1620 y 1797, ambas referidas a la Corte y Sitios Reales, registrándose otro par de casos en similar ámbito hacia 1802 y 1815. Cit. N. MORENO GARBAYO, op. cit., pág. 499.


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En primer puerto de atraque en Canarias fue Santa Cruz de Tenerife, logrando sus asombrosas actuaciones en dicha ciudad y La Laguna unas recaudaciones superiores a los 4.000 pesos. Coincidiendo con los regocijos públicos por el nacimiento de los gemelos regios (los infantes Carlos y Felipe) y la firma de un Tratado de Paz con Inglaterra, se trasladan los equilibristas a Las Palmas de Gran Canaria. Del ayuntamiento capitalino obtienen licencia para levantar su escenario ambulante, fijándose las horas de las funciones de las 4'30 a las 8 de la tarde'''), concertando con el cabildo el número de 30 sesiones y estipulando el precio de las entradas: 1 peseta pagarían las personas inmediatas al tablado y quienes ocupaban los asientos de la compañía, lo que se convertía en la mitad si llevaban las sillas de su casa; los balcones altos costaban 20 reales a cada familia; 1 duro suponía a una familia de 6 ó 7 miembros ocupar el patio lateral, en tanto que pagaría 1real de plata el aforo de pié. Se alquila un corral particular donde en pocos días se levanta un escenario, dos palcos altos indivisos y se entabla el patio, colocándose como techo y toldo unas velas de navío. La función estaba amenizada con música. Las autoridades (Justicia, Cabildo y Regente) se emplazaban en el frente y centro de los improvisados balcones altos, en tanto que al patio concurrían separados hombres y mujeres, estando terminantemente prohibido entrar tapados o disfrazados a la cazuela o patio. Aunque entre octubre de 1783 y principios del siguiente año sólo habían representado 5 funciones, el 12 de enero de 1784 el Fiscal de la Real Audiencia solicita que, para evitar escándalos, se adelantase la hora de su inicio de las 6 a las 4 de la tarde, ordenando cesar los bullicios con el toque de las campanas a oración. La razón era que este tribunal estaba molesto tras incumplirse sistemáticamente las disposiciones horarias arbitradas. Al día siguiente los propietarios de la compañía, José Cortés y Félix Berbán, dicen acatar tales disposiciones, pero solicitan 24 horas de demora para no perjudicar el negocio (habida cuenta de que deberían publicar el cambio mediante pasquines y bandos por las calles). Alegaban en su favor que su (11) El pasaporte otorgado por el corregidor de Madrid (29-111-1780) contemplaba una ruta de salida de España hacia Francia tras recalar en Segovia y los pueblos del camino, permitiéndoles llevar "cuerdas, maromas, alambres, carruchas y figuras de titeres". Sin embargo habían obviado su cumplimiento, demostrando sus habilidades por Galicia (La Coruña, El Ferrol, Pontedeume, Santiago, Pontevedra y Tui, entre mayo de 1780 y febrero de 1781), actuando luego en Portugal (Camiña) y Madeira, llegando a Canarias hacia 1783. AHN. Consejos, leg. 2,231124, ff. 55v ss. (12) Como quiera que tales funciones se prolongaron hasta altas horas de la noche, dicha licencia contravenía el espíritu y la letra la Real Cédula de 22-X-1783 promulgada por la Audiencia que ceñía las diversiones públicas a las horas diurnas.


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espectáculo era inusual en aquellos parajes y que la cédula de 1783 afectaba a las diversiones públicas pero no a los espectáculos estables urbanos, consignando que

"ocupando las oras de la tarde en una poblacion corta y pobre, o se han de pribar los menestrales y sirvientes del comun regocijo que se les presenta o han de abandonar sus ocupaciones y exercicios perdiendo la mitad del dia"(I3). Indignado el Corregidor por la injerencia del Regente insular, el conde de Vega Grande, pondera que las funciones bien podrían seguir terminando a las 8'30 de la tarde, puesto que el teatro contaba con instalaciones iluminadas, así como una adecuada separación entre hombres y mujeres (situándose éstas en el lugar más descubierto). También había centinelas y alguaciles, soliendo asistir tanto el propio Corregidor como los Regidores. Igualmente alega que el reglamento esgrimido sólo afectaba a la Corte y principales ciudades del Reino(14),siendo habitual en la Isla que el auditorio permaneciese hasta altas horas de la noche alternando en tertulias o bodegones. Ante las quejas de los ambulantes, la Real Audiencia secunda la petición inicial de la justicia castrense, en tanto que el Corregidor justifica a los artistas diciendo que ni en Santa Cruz ni La Laguna había teatros permanentes, siendo este

"teatro provisional hecho en u n corralon descubierto y por solos treinta dias que consiguieron la licencia, esta compaginado de tablones mal unidos y otras piezas de madera en bruto y que a la luz del dia presentan u n aspecto ridiculo y este en mucha parte se disimula con la iluminacion artificial consiguen maior concurrencia porque de noche asisten aun los que estan de luto, los demas que reusan acicalarse y los menestrales amantes de su trabajo, prescindiendo de los que n o lo son, a quienes no embaraza la luz del sol como tengan el real de plata. Respecto a los.. . actores... como la luz del dia concurre hasta el mas leve defecto y son muchos los que se cometen en las ejecuciones violentas del cabrioleo por alto y vueltas fuera del firme, se valen del artificio de la luz que deslumbra"(1s). (13) Ibídem, f. 4r. (14) La reglamentación arbitrada en 1763 limitaba a 3 los días de fiesta, para evitar los dispendios de los gremios que los sufragaban. Los teatros estaban prohibidos a 10 leguas de la Corte, si bien comedias, tragedias y óperas solían representarse alrededor de las 9 de la noche en invierno en los Reales Sitios. (15) Representación del Corregidor y Capitán de Guerra don José de Eguiluz; 20-1-1784, Las Palmas de Gran Canaria. Ibídem, ff. 7v-8r.


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EQUILIBRIO DE PODERES EN CANARIAS EN LOS ALBORES DE LA EDAD COIYTEMPORANEA. LOS ESPECTACULOS PUBLICOS (1780-1812).

No obstante, el delegado regio descalifica a los cómicos refiriéndose a ellos como a "manos vacias para el bien de una provincia", considerando la concurrencia mixta menos perjudicial de día que de noche aunque perjudicara la jornada laboral, estimando que las escaleras dispuestas eran indecentes, siendo preciso cubrir el piso con esteras y recordando el debido respeto a la Cuaresma que se aproximaba. La compañía circense acata a regañadientes la decisión arbitrada por las autoridades, pero al levantarse acta de las funciones siguientes se acredita una ostensible falta de público achacada al cambio de horario, no cubriéndose ni un tercio del aforo y manifestando la escasa concurrencia su descontento de forma ruidosa. Juan de la Puerta, Diputado del Común de Las Palmas, niega haber sido seducido por los cantos de sirena de los frívolos capitulares que le persuadían para que asistiese al espectáculo, insinuando que algunos militares junto al presbítero Juan Juárez se burlaban del bullicio ocasionado por los desplantes entre las distintas justicias(lh). A fines de febrero de 1784 comparecía de nuevo ante el cabildo el director de los volatineros José Cortés. Se quejaba de que, pese a tener licencia para actuar en Carnestolendas, aún le faltaban 8 funciones para cumplir el contrato. No obstante sus cuitas cayeron en saco roto, amenazado con no dárles pasaporte para Indias o la Península y la espada de Damocles de su expulsión al extranjero ("). Tercia en la polémica el Personero del Común de las Palmas, asegurando que este tipo de espectáculos eran novedoso "en esta isla y aun en las siete es la unica que ha havido ...en muchos tiempos". Confiesa asistir a sus funciones, pero se hace eco de las habladurías de que "algunos hombres vestidos de mugeres se introducen en el concurso y que vajo del tabladillo se havia allado a un hombre y a una muger en acto impuro"('8).En vista de la importancia que adquiere el asunto, sale al paso lo más granado de la sociedad urbana, tomando postura en el litigio (VER CUADRO). Todos coinciden en estar maravillados o cuanto menos admirados de la honestidad y calidad del espectáculo: en el patio estaban separados hombres y mujeres, aunque en los palcos estaban mezcladas las damas con los caballeros; a la mayor parte de las funciones asistían el corregidor, los regidores perpetuos y los diputados del cabildo. Igualmente solían concurrir oficiales y soldados, surgiendo tumultos sólo cuando se adelanta la hora de su inicio. (16) 23124-1-1784.Ibídem, ff. 9r-v. (17) 25-11-1784, Las Palmas de Gran Canaria. Ibídem, ff. llr-v (18) 16-11-1784, Las Palmas de Gran Canaria. Ibidem, f. 17v.


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MIGUEL FERNANDO GOMEZ VOZMEDIANO

TESTIGOS EN EL CASO D E LOS VOLATINEROS NOMBRE INFORMANTE

CARGO O DIGNIDAD

OBSERVACIONES

José Rocha Alfaro

Coronel reg. prov. milicias Tenerife.

Asiste a todas las representaciones; prefiere ver las 3 horas de la función original que la versión reducida de hora y media.

Esteban de Llerena

Marqués Aznalcázar, regidor de Tenerife.

Admira sinceramente a funámbulos italianos.

Pedro Russel

Teniente cazadores reg. prov. Telde.

Las funciones son correctas y amenas.

Francisco Castillo Ruiz de Vergara

Capitán milicias reg. La Palma.

Asiste a todas sus actuaciones, que considera honestas.

Andrés Russel

Capitán reg. prov. Las Palmas y calificador de la Santa Inquisición.

El espectáculo es digno de todo encomio y aplauso.

Jose Arboníes

Capitán reg. prov. milicias Las Palmas

Asiste a todas las funciones, dignas y sin tacha alguna

Veladamente, Andrés Russel, oficial honorario d e las Milicias Provinciales y Calificador del Santo Oficio, amenaza con la intervención inquisitorial en este conflicto jurisdiccional. El corregidor, por su parte, se jacta de conocer los más mínimos detalles de la vida cotidiana isleña. Incluso dice estar al tanto de lo que acontecía en hornos y tabernas, recordando la formación universitaria de sus gobernados, recelando de los excesos amparados por extendida costumbre de las mujeres tapadas'"). (19) Preocupado por atajar los excesos femeninos, señala que "estaba tan introducido el abuso de las tapadas, aun entre las mugeres de primera clase que apenas se encontraba en las calles una que descubriese el rostro por donde pudiese ser conocida, contribuyendo n o poco el manto y la basquiña de anascote negro que usan hasta las pobres pordioseras". Ibídem, f. 35v. Hacia 1575 el cardenal Pacheco, arzobispo de Burgos, prohibió que las tapadas velasen el Monumento de Semana Santa en su diócesis; asimismo, casi dos siglos después, entre 1760-1765, el conde de Aranda vedó su presencia en las corralas madrileñas.


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EQUILIBRIODE PODERES EN CANARIAS EN LOS ALBORES DE LA EDAD CONTEMPORANEA LOS ESPECTACI

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I

I

Como quiera que a la puerta del teatro los alguaciles detienen a una mozuela embozada que resulta ser una desterrada, a partir de entonces descubren la cara a muchas asistentes. Así, un nuevo elemento perturbador estalla cuando la justicia obliga a identificarse a la hija de un afamado militar (don Melchor Pinzón Castreño, Ayudante Mayor de Infantería de la Milicia Provincial de Las Palmas) que iba envuelta en un manto y saya de lana, despertando el malestar de la concurrencia presente, siendo excusada la joven, que iba de incógnito, por su criada pretextando el frío reinante. El Comandante Militar, don Joaquín José Ibáñez Cuevas (marqués de la Cañada y caballero distinguido con la Orden de Carlos 111), finge escandalizarse por el incidente, intercediendo por la familia de su aforado, en tanto que el Regente de la Audiencia secunda sus postulados con la intención de erosionar el poder del corregimiento (pues al mismo tiempo permitía ir al teatrillo a sus hijas solteras). El Santo Oficio, copado por un puñado de familias encumamenaza con complicar aún más el asunto al sostener algunos de sus bradas (20), miembros que

"los militares hasta cierto numero, cubiertos con la sombra del corregidor, encontraron en el quanto necesitaban para llevar adelante su empeño de que fuesen de noche las funciones de los volatines, para que estos ganaren mas dinero y ellos tuviesen mas libertinage" (2'). Por si fuese poco, la Real Audiencia sospecha que el corregidor tenía prevista una embarcación en Tenerife para transportar a Cádiz a los equilibristas a cambio de 4.000 pesos, teniendo la certeza de que "con habilidades de animales y camaras obscuras" podrían sacar no menos de 10 ó 12.000 pesos de las islas. El Gobernador Militar e Intendente General Provincial insiste en la necesidad de cerrar temprano para evitar los desórdenes amparados en la oscuridad nocturna, acusando al Gobernador Civil de indisponer al pueblo contra el Tribunal castrense, mofándose de su autoridad e indirectamente despreciando la sagrada persona del Monarca(22). A estas alturas, lo que comenzó siendo una disensión entre el corregi-

(20) A este respecto ver J. MARTINEZ MILLAN, " L a burocracia del Santo Oficio en Canarias durante el siglo XVIII", VI Coloquio de Historia Canario-Americana, 112, Las Palmas de Gran Canaria, 1987. AHN. Consejos, leg. 3.231124, f. 45r. Aduce el Intendente militar que es preferible cortar los disturbios de raiz, siendo como era Las Palmas de Gran Canaria: "ciudad caveza de las Yslas, con mucha oficialidad, bastantes curiales, muchos eclesiasticos y vecinos aca~ldaladosy de conveniencias", 6-111-1784, Las Palmas de Gran Canaria. Ibídem, ff. 57r-60r.


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dor, como cabeza del cabildo, y el Regente de la Audiencia ya había involucrado a militares honoríficos, al Intendente y Capitán General insular, e incluso al Santo Oficio, despertando la discordia entre el propio clero diocesano. Por su parte parece que el bando publicado en febrero de 1784, prohibiendo a las tapadas salir por las calles, discriminaba a las honradas, siendo considerada una infamia por los más puntillosos el que se amonestase a las damas en público. En medio de este maremagnum jurisdiccional, lo de menos era el problema suscitado por los volatineros, completamente desvirtuado por el choque de unos poderes que pugnan por prevalecer sobre el contrario. Así, mientras los equilibristas eran calificados de "compañia de vagos o tunantes", amenazándolos con tratarlos como a tales, al mismo tiempo se aseveraba que no debían confiarse corregidor y cabildo en que quedarían "canonizados los vizios". La Audiencia Insular, como tribunal superior de justicia, considera que se intentaba sentar un peligroso precedente por sus antagonistas, siendo el problema de fondo planteado un pretexto "para introducir el fuego de la discordia y el desorden si no esta ya introducido" (23). En efecto, sus ordenanzas explicitaban, en el capítulo 4", que "puede mandar a la justicia ordinaria que ronden de noche y castiguen delitos y quiten escandalos", por lo que este foro del poder regio interpreta todo el problema como una trama urdida por un grupo de militares apodados los Feligreses, inducidos por el capitán don José de Armiaga, autoproclamado protector de causas perdidas. Asimismo, su titular veía en el débil fuero militar de las Canarias un desdoro para la Audiencia y un constante foco de corruptelas "aunque se haian hecho con titulos de Castilla y Coroneles". Por todo ello considera al corregidor y a 4 oficiales los cabecillas de una sedición merecedora de una sanción de 400 ducados y un año de destierro, debiendo amonestarse al Síndico Personero y destituirse al venal escribano del cabildo por quebrantar el secreto capitular(24). Como tantos otros conflictos de la época, el asunto terminó como agua de borrajas. El 29 de diciembre de 1784, enterado el Consejo de Castilla de los desórdenes insulares, se ordena al Comandante General apercibir únicamente a 3 de los oficiales empeñados en el desafío a sus superiores (Sebastián de Aguilar, José María de León y José de la Rocha), para que no siguiesen ofendiendo a las autoridades isleñas, indicando al Obispo que velase por la honestidad de los fieles e inhibiendo a la Inquisición de intervenir en dialécticas ajenas a su ministerio. (23 22-111-1784,Las Palmas de Gran Canaria. Ibídem, f. 68r. (241 33-1"-1784, Lar Palmar de Gran Canaria. Ibídem, sf.


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EQUILIBRIO DE PODERES EN CANARIAS EN LOS ALBORES DE LA EDAD CONTEMPORANEA. LOS ESPECTACULOS PUBLICOS (1180-1812)

En cuanto a los desgraciados volatineros, en fecha tan tardía como el 24 de mayo de 1803, se ordenaba sobreseer los autos judiciales sustanciados en la Corte, devolviéndose el expediende a la Escribanía de Cámara del Consejo de Castilla y perdiéndose por completo su pista(2s).

4.

LIBELOS E INQUISICION: EL MANIFIESTO "PAN Y TOROS" (1796-1812)

Con el horizonte del herbidero de ideas enciclopedistas y la furibunda ofensiva antirrevolucionaria que domina el reinado de Carlos IV, hay en la España de la época una intensa producción de libelos y pasquines liberales censurados por el Santo Oficio. Dentro de esta dinámica propia del final del Antiguo Régimen se propaga hasta el Archipiélago Canario el difundido pasquín titulado "Oracion popularmente apologética en defensa del Estado floreciente de España" (26), conocida como "Pan y Toros" desde su clandestina aparición en el coso taurino madrileño hacia 1793. Esta versada sátira sediciosa atacaba frontalmente la España Imperial junto a los periclitados valores de la España inmovilista, tradicional y profunda, tronando contra beatos y clérigos, despotricando contra reyes absolutistas y vasallos indignos de un futuro mejor. En definitiva denigrando las señas de identidad de un Antiguo Régimen que se resignaba a evolucionar, impermeable a las novedades, intentando despertar a un pueblo indolente, sedado por las diversiones públicas y la inercia de los tiempos. Pues bien, a su extraordinaria difusión ilegal a lo largo y ancho de la geografía peninsular, hallando eco sobre todo en las ciudades y centros universitarios tales como Madrid, Valladolid, Alcalá de Henares, Granada o (25) Todavía las Instrucciones dadas a los Subdelegados de Fomento en 1833 contemplaba el caso de los "volatineros y titiriteros de varias especies que andan corriendo los pueblos, conviene no ser sino infelices que mendigan su pan haciendo habilidades y la Autoridad debe obrar con ellos en consecuencia de esta calificacion. Socorrerlos es un deber de humanidad; alejarlos enseguida es una ley de administracion". Cit. N . MORENO GARBAYO, op. cit, pág. 9. (26) Anónimo, se achacó su autoría a Ramón de Salas, profesor de la universidad salmantina, quien enfermo logra huir del Santo Oficio hasta su captura en 1796. Posteriormente se atribuiría a fray Domingo de la Santísima Trinidad Quirós y Martínez, trinitario calzado y lector de teología conventual en Granada. Por último, desde su primera edición en 1812 su paternidad recayó en Gaspar Melchor de Jovellanos, aunque como se demostró en su día el texto fue escrito por el satírico León del Arroyal, redactor de las demoledoras "Cartas político-económicas" dirigidas al Conde de Llerena. F. LOPEZ, "Pan y Toros", Bulletin Hispanique, 1969, cit. A. ELORZA, Pan y Toros y otros papeles sediciosos defines del siglo XVIII, Madrid, 1971, págs. 8-9.


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Salamanca, el 1 de mayo de 1799 tenemos noticia de su detección en La Laguna. Por entonces un vicecomisario inquisitorial lagunero, el capellán fray Antonio Velarde Betancourth, afirma que al tomar prestadas unas gacetas para leerlas cayó casualmente en sus manos este cuaderno sedicioso que

"para hironia y desprecio de la nacion, denigra a todos los cuerpos que componen la Monarchia, habla con mucha libertad contra su gobierno, fomenta la insurreccion y aunque aparenta algurza piedad es opuesto en todo a ella". Escandalizado, devuelve el cuaderno prohibido al capellán castrense que se lo proporcionó, don Domingo Ogando (adscrito al regimiento de América), quien se exculpa al insinuar que su verdadero propietario es un oficial de dicho regimiento, el capitán don Antonio de Ponte. Quince días después se expurgaba dicho texto. A fines de agosto se remitía a la Suprema junto con las censuras puestas por los dominicos fray Francisco Ramón y fray José Hernández. En dicha calificación se prohibía también el pasquín anónimo titulado "Carta a un amigo" por considerar a los clérigos "ejemplos de irreligion, suponiendolos como modelos de la vida relajada, regalada y gustosa" (27). El manuscrito "Carta a un amigo", escrito en cuartillas, ocupaba 13 hojas, mientras que la "Oración Apologética" constaba de 8 hojas tamaño folio, siendo ambos prohibidos en el Archipiélago por propalar "proposiciones obscenas, escandalosas, denigrativas e injuriosas" ( 2 8 ) . A pesar de tales trabas por la censura, "Pan y Toros" aparece en todos los índices de libros prohibidos por la Inquisición en España, hasta su abolición por la España Liberal(2y).

(27) Denigraba a algunas de las Ordenes Regulares existentes: satirizaba contra los dominicos, tratando al Santo Patriarca de perro y ve una estrella que conducía al Redentor a la concupiscencia; atacaba a los franciscanos, por abusar de las indulgencias; al abordar a los Benitos aludía al sambenito penitencial; se mofaba de los Bernardos, al considerar el nectar del Santo fundador, en lugar de un segundo maná como un deleite pecaminoso; tampoco se salvan los Agustinos, calificados de libertinos y portadores de hábitos de esclavos; por lo que atañe a los Teatinos no se atreve a reproducir los exabruptos vertidos "sin que los castos oidos se estremezcan con tan desbocadas proposiciones ";no dudando en comparar las peticiones hechas en la misa dominical con las peticiones criminales. 27-VIII-1799, Las Palmas de Gran Canaria. AHN. Inquisición, leg. 4,482133,ff. 2r-v. (28) 14-IX-1799, Las Palmas de Gran Canaria. Ibídem, sf. (29) Manuscrito e impreso, todavía en el año 1819 aparecía en el listado de expedientes censurados en su integridad, siendo consignado por el Santo Tribunal de Navarra como "un tornito en 16" de 34 paginas sin lugar de irnpresion ni año, delatado por dicho trazo como falso, injirr~osoa roda la España de Felipe II y sucesores llamandolos despoticos, subersivo e irnpio". Ibídem, leg. 4.505135, f. 6r.


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5.

EQUILIBRIO DE PODERES EN CANARIAS EN LOS ALBORES DE LA EDAD CONTEMPORANEA. LOS ESPECIACULOS PUBLICOS (1780-1812).

EL NACIMIENTO DEL TEATRO EN EL ARCHIPIELAGO CANARIO A FINES DEL ANTIGUO REGIMEN

Desde la estigmatización oficial de las comedias en 1598 a la eclosión teatral barroca y el esplendor escénico del siglo XVIII media un largo lapso tiempo dominado tanto por los vaivenes prohibicionistas como por los reiterados incumplimientos de bandos o pragmáticas. Un ministro del Consejo de Castilla celaba a partir de 1608 del gobierno de los teatros, ajustando y componiendo actuaciones, visitando y vigilando la honestidad de los cómicos. En 1747, los corregidores de Madrid tutelaron el gremio de los cómicos hasta que en 1834 lo sustituyó un Subdelegado de Fomento(30). Mientras que un experto dramático determinaba la moralidad de la obra y su mérito literario, los Borbones implulsaron, junto a los resortes de asistencia gremial de los actores (31), un régimen de censura eclesiástica que permaneció inalterable hasta 1835. Pues bien, no faltan autores teatrales en Canarias, en particular desde que las omnipresentes compañías extranjeras fueron expulsadas del suelo patrio por Carlos 111 y de que las obras francesas fuesen prohibidas por Carlos IV a raiz de la Revolución, siendo anatemizados los escritores franceses en bloque por el Santo Oficio entre 1792-1805(32). Se temía, no sin razón, que pensamientos subversivos y heterodoxias por lo que incluso religiosas prendiesen en un pueblo iletrado e ignorante(33), autores de la talla de Nicolás Fernández de Moratín o el lanzaroteño José Clavijo y Fajardo desaconsejaban hacia 1765 los autos sacramentales y las comedias de santos, recogiendo el Memorial Literario de 1788 el auto expedido por el Juzgado de Protector de Teatros condenando los actos de magia.

(30) Las Reales Resoluciones de 29-XI-1747 y 1-11-1748 hacían que el corregidor madrileño supervisase compañías teatrales, visitase espectáculos, censurase y aprobase tanto comedias como festejos, cuidando del modo de vida de los farsantes y del comportamiento del público en los corrales de comedias. (31) El 17-X-1714, el gremio de cómicos obtiene del monarca la facultad para formar compañías que saliesen de gira fuera de la Corte "con calidad de que lo que representasen sea muy decente y nada opuesto a las buenas costumbres", comprometiéndose también a mantener el culto y la decencia de las capillas urbanas que estuviesen bajo la advocación de Nuestra Señora de la Novena. Dicho privilegio fue confirmado el 1-V-1764, en Aranjuez. (32) M.J., DEL RIO BARRERO, "Censo inquisitorial y teatro de 1707 a I8I9", Hispania Sacra, XXXVIII, 78 (1986), págs. 279-330. (33) A este tenor, son bastante elocuentes 1 ~ visitas s eclesiásticas giradas en el primer tercio del siglo XIX. Ver M.F. NUNEZ MUNOZ: "Aspectos pastorales de la visita del primer obispo de Tenerife a la isla de La Gomera. 1832-1834", Hispania Sacra, XXXVIII, 78 (1989), págs. 331-354 y "Situación eclesiástica y religiosidad popular en La Palnia en elprimer tercio delsiglo XIX", Revista de Historia Canaria, 38 (1984-86), págs. 491-521.


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A pesar de tales precuaciones, del último tercio del Setecientos e inicios de la siguiente centuria tenemos constancia de algunos autores teatrales de reconocido talento como fueron el aludido Clavijo y Fajardo, Tomás de Iriarte, Antonio Saviñón y Yáñez o José Vieira y C l a ~ i j o ' ~traductoresladap~), tadores de comedias o tragedias extranjeras y artífices de algunos éxitos comerciales de renombre como "El señorito mimado" o "La señorita malcriada7'. Con la invasión napoleónica se da un nuevo vuelco a la situación, ya que los artistas franceses monopolizan las escasas salas escénicas penínsulares, manifestando un memorial elevado en 1807 la dramática postración de las compañías nacionales(35). Desde 1799, en que fue aprobada una reforma teatral inspirada por Santos Díaz González, una Junta dirigía el gremio, instruyéndose a los cómicos, sólo se actuaría en castellano y se desautorizaba la salida a escena a los extranjeros, vetándose la creación de compañías a los cómicos de la legua. Sin embargo no es hasta el 11 de diciembre de 1812 cuando la Regencia del Reino comunica al Archipiélago el arreglo del ramo teatral, contestando Pedro Rodríguez de la Buría que

"tendra en esta provincia su debida observancia si alguna vez pudiese haber en ella establecimientos de esta especie que lo dudo mucho, atendidas las circunstancias y pobreza del paisn("). Afortunadamente tales disquisiciones no fueron premonitorias. Hacia 1820, en Las Palmas de Gran Canaria grupos de jóvenes representaban obras cortas en domicilios parti~ulares'~') y con la tenue apertura política liberal proliferaron los teatros. Así, en 1847, había 6 coliseos insulares, datando el más antiguo de 1823, siendo a menudo gestionados en beneficio de hospitales u otras fundaciones pías hasta mediado el siglo XIX(38). (34) Datos bio-bibliográficos de dichos autores en L. ALEMANY, "El teatro en el siglo X I X , en S. D E LA NUEZ CABALLER, Noticias de la Historia de Canarias, 11, Madrid, 1981, pp. 150-151 y A. MILLARES CARLO, Ensayo de una biografía de escritores naturales de las Islas Canarias (s. X W - X V l I y XVIII), Madrid, 1932. (35) Este curioso memorial aseguraba que en Madrid los corrales de comedias estaban bajo la tiranía de los Comisarios Teatrales; en los Reales Sitios los actores locales mendigaban, mientras que triunfaban los farsantes galos; en Cádiz se auguraba un desastre por la introducción de los escandalosos bailes foráneos; en tanto que en Barcelona quebró la empresa existente, solicitándose la expulsión de la compañía de bailarines regentada por los Hermanos Labrinier, franceses nacionalizados españoles. 18-IX-1807, Madrid. AHN. Consejos, leg. 11.407136, sf. (36) 30-XII-1812, Santa Cruz de Tenerife. Ibídem, leg. 11.407132, sf. (37) L. v A. MILLARES CUBAS. "Cómicos en Las Palmas". en "Revista de El Museo ' canario", 7 (XII-1899).


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EQUILIBRIO DE PODERES EN CANARIAS EN LOS ALBORES D E L A EDAD CONTEMPORANEA: LOS ESPECTACULOS PUBLICOS (1780-1812)

La paulatina integración de las Canarias en el concierto escénico nacional se debió, en estos primeros tiempos, al frecuente contacto del público insular con las compañías dramáticas y líricas que hacían escala en las Islas rumbo a América; al incremento del intercambio cultural provocado por el autoexilio de intelectuales durante la invasión francesa, junto al confinamiento de liberales durante el periodo absolutista; así como al trasiego de militares o civiles entre la Península y América durante las guerras de independencia de las colonias.

6.

CONCLUSIONES

El hilo conductor de la presente comunicación ha pretendido ser el influyente papel de la iglesia como modulador de la conciencia popular, en el marco de un Estado Ilustrado en descomposición y la incipiente España esbozada en las Cortes de Cádiz. Los conflictos corporativos motivados por la presencia de unos volatineros en las islas; el arribo de un irreverente manifiesto clandestino a la ciudad de La Laguna de manos de un militar, que es a la sazón interceptado por la Inquisición; junto a los primeros pasos de las artes escénicas en Canarias, gestionados los edificios por hospitales religiosos asistenciales y censuradas las representaciones por los poderes eclesiásticos, han sido los tres hitos que consideramos paradigmáticos de las tensiones larvadas y los conflictos existentes en la sociedad insular de la época. En este sentido hemos pretendido arrojar algo de luz al análisis del complicado atolladero en que estaban sumidas las relaciones interinstitucionales isleñas y penetrado en su engranaje con la administración central, esbozando una aproximación a la historia social canaria al plantear algunos de los cambios pergeñados durante el nacimiento de la España Contemporánea, aportando una serie de datos que consideramos significativos para la historia de las mentalidades.

Miguel Fernando Gómez Vozmediano

(38) Por ejemplo, entre 1834-36 se donaba al Hospital de la Caridad de la capital tinerfeña el edificio destinado para hacer un teatro, adelantando la Junta de Fomento 11.000 reales para que terminase la obra. Por entonces una empresa valenciana reclamaba el cumplimiento íntegro del contrato a un tal José Galindo, actor deportado a Canarias. Tramitada la construcción de este coliseo, años después se aprobó el presupuesto y condiciones de infraestructura para una nueva sala hacia 1848. AHN. Consejos, leg. 11.417/28, 27, 29 y leg. 584.


ALMOGAREN. 18. (96). Págs. 59 - 68. O CENTRO TEOLOGICO DE LAS PALMAS

ENTRE LA REFORMA Y LA INCERTIDUMBRE: LA DlOCESlS DE CANARIAS ENTRE 1833-1843

PEDROC. QUINTANA ANDRES PROFESOR DE SECUNDARIA

E l advenimiento del Estado burgués en España va a suponer para la Iglesia la pérdida de una parte de su preeminencia social y económica, de la que había disfrutado durante todo el Antiguo Régimen. El sistema liberal se convirtió en un antagonista de gran envergadura frente a las posturas ideológicas imperantes hasta ese momento, reforzándose su postura a lo largo del período analizado, 1833-1843. La Iglesia española, ante el nuevo sistema sociopolítico impuesto, tuvo que replegarse y adoptar diversas posturas según el grado de conservadurismo o no en sus colectivos. De este modo, el clero en varios puntos de la Península va a apoyar a las corrientes más reaccionarias, caso de los carlistas, otros optarán por el aperturismo a las reformas, algunos son liberales y la mayoría comenzará un acercamiento a las tesis políticas de Roma. La lucha por el poder entre los diversos grupos políticos surgidos tras el fin del Absolutismo llevó a que los liberales intentaran dejar políticamente inoperante a la Iglesia, aunque sin que existiera el mínimo deseo de su erradicación. Se buscaba una reforma gradual de la Institución a través de una depuración de las manifestaciones de mayor superchería mediante la instauración de la neta doctrina católica, además de una profunda transformación de las


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ENTRE LA REFORMA Y LA INCERTIDUMBRE: LA DIOCESlS DE CANARIAS ENTRE 1833-1843

órdenes regulares. El liberalismo quería un clero secular mejor preparado, mejorado económicamente y con mayor igualdad interna, por lo que era necesario reformar absolutamente los cauces históricos de su financiación, acceso y promoción interna. El deseo de este cambio llevó a la creación de la Real Junta Eclesiástica compuesta por diez obispos y cuatro seglares que, casi desde el principio, encaminaron sus pasos hacia la reforma de las órdenes regulares quedando el resto del clero en un segundo plano. La preeminecia numérica de los regulares y sus extensos patrimonios fueron razones suficientes como para que un Estado necesitado de una ingente cantidad de capital, intentara armonizar fórmulas políticamente válidas para su financiación. En cambio, las características de los patrimonios, peso social y vinculaciones del clero secular hacían menos probables una intervención lesiva del Estado. Pero la llegada al poder del ala radical del liberalismo impidió la puesta en marcha de esta progresiva reforma del clero regular acordada por la Real Junta. El deseo de la facción moderada de cerrar todas aquellas casas con menos de doce religiosos y la venta de sus propiedades, en beneficio de finiquitar la deuda nacional, fue una decisión que quedó soslayada por la vorágine de los acontecimientos políticos''). Con el decreto del 11 de octubre de 1835, por el que se suprimían la mayoría de las órdenes religiosas, y la Real Orden de 19 de febrero de 1836, en la que se declaraba la venta de todos los bienes de dichas corporaciones, la situación varió radicalmente para el conjunto de la Iglesia en España. Pese a la promesa del Gobierno de abonar las pensiones a los expulsados y la intención de que muchos de los religiosos exclaustrados se convirtieran en clero secular, este deseo no se pudo llevar a cabo, pues la situación general se deterioró, ya que los sacerdotes no pudieron hacer frente a las diversas tareas que desempeñaban los regulares hasta esos momentos. La caridad, la enseñanza, la ayuda a los enfermos, etc., quedaban ahora en manos de un Estado con escasa organización y mínimos presupuestos, debido a las guerras y a los múltiples gastos administrativos. Por otro lado, un alto porcentaje del clero se radicalizó, ante la desaparición de gran parte de sus ingresos mediante el decreto de 29 de julio de 1837 por el que se abolía el diezmo, la suspensión de provisión de beneficios y la política de control de residencia de los eclesiásticos (=l. (1) El decreto fue firmado el 25 de julio de 1835 y suponía el cierre de 892 casas. Las turbulencias sociopolíticas posteriores dejaron sin vigencia este decreto firmado por la Reina regente y auspiciado por la Real Junta Eclesiástica, para más información ver W.J. CALLAHAN: Iglesia, poder y sociedad en España, 1750-1874. Madrid. 1989. (2) W.J. CALLAHAN: Op. cit.


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Sólo en el período a fines de 1839 y principios de 1840 se volvió a restablecer el diezmo, ante la imposibilidad del Estado de cumplir las promesas de abono de salarios al clero, pero se volverá a eliminar a partir del gobierno de Espartero. Con la llegada del gobierno esparterista la situación cambió sensiblemente, pues el clero secular también va a ser reformado en número, con la reducción de parroquias y canonjías por toda España'". Los eclesiásticos se vieron abocados a la incautación de parte de sus bienes con la ley de 2 de septiembre de 1841, que convertían en nacionales dichas pro pie da de^'^), a lo que se unía la depuración política de aquellos clérigos con claras manifestaciones contra la cúpula del poder estatal. Dentro de la Iglesia se llevó a cabo también una lucha soterrada donde a los escasos clérigos reformistas, habitualmente situados en los altos cargos de la jerarquía, se unían un nutrido número de sacerdotes que dirigían sus miradas hacia la postura aconsejada por Roma, ante tan distante y alejada de las necesidades del clero español, y de un grupúsculo radical aliado de las posturas más inmovilistas, identificados con los residuos del carlismo y del Antiguo Régimen. A fines del período estudiado, 1840-1843, las relaciones entre el Estado y la Iglesia parecen apaciguarse, ante la lenta pero progresiva idea que se va imponiendo de que la situación sólo se podrá arreglar mediante un concordato entre España y la Santa Sede. La intención por parte del Estado de aliviar las penalidades por las que pasaba la mayoría del clero impulsó la regularización de las fuentes de financiación del mismo, mediante la introducción del impuesto nacional de la Iglesia y los derechos a estola parroquiales. Ambos impuestos fueron administrados y repartidos por un organismo central que delegaba en autoridades locales, tal como recogía las leyes sustanciadas para el Culto y Clero(5).La lentitud de la recogida de las partidas, las necesidades de la Administración central o la falta de una clarificación en las funciones de cada organismo, llevó a un considerable retraso en las diversas cantidades adeudadas por el Estado, lo que supuso que las posturas se radicalizaran aún más. (3) Se eliminan más de 3.000 canonjías y se ordenó la reducción del número de parroquias en unas 4.000. de las 9.000 existentes. ver M. CUENCA TORIBIO: Sociedad v clero en la IX. 1980. ' España ~ ~ Z X Córdoba. (4) W.J. CALLAHAN, : Op. cit. (5) Por ley de 14 de agosto de 1841 y por la de 19 de abril de 1842 se aprueba el repartimiento de las contribuciones de Culto v Clero de todo el Estado aunaue, ante los graves atrasos en los pagos de los sueldos, ías propias cortes reconocen q;e "una con6ibución de esta clase por nueva y por otras dificultades y complicaciones necesitaría algún tiempo para plantearse con regularidad", ver Archivo Histórico Provincial de Las Palmas de Grab Canaria. Colección de decretos y órdenes que han expedido las Cortes Generales y extraordinarias.


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A lo largo de esta fase la Iglesia se dio cuenta de que la vuelta formal al Antiguo Régimen no se produciría ya más y que debía adaptarse a un nuevo orden socioeconómico establecido en gran parte de Europa, en el que tenían que sobrevivir el resto de las iglesias católicas nacionales. Frente a la posibilidad de un panorama como el francés o el de alguno de los estados de la Península Italiana, se buscó la conciliación y la mediación de Roma que llevará a un Concordato, como el de 1851, de mutuo beneficio para España y el Vaticano. En Canarias esta década supuso, como en el resto del Estado, un cambio radical en las relaciones en el seno de la Iglesia local, de ésta con la jerarquía civil y con los fieles. A fines del Antiguo Régimen en Canarias, la Iglesia había evolucionado en muchos aspectos positivamente, gracias a la presencia de prelados comprometidos con el reformismo borbónico y con un radical cambio en la supuesta religiosidad que transpiraban las masas, donde la influencia jansenista se hace en algunos caso palpable. Figuras como la de Tavira se acrecientan ante la ardua tarea que emprendieron para intentar transformar varios siglos de atraso acumulados en las islas. Durante la etapa que nos ocupa será el obispo Romo Gamboa el principal implicado en armonizar las diversas tendencias del clero ante la nueva situación socioeconómica, el desarrollo de una estrategia de supervivencia de los clérigos y el mantenimiento de la asistencia a los feligreses. Su política fue de conciliación y de dejar atrás lo que había significado el Antiguo Régimen, pues se había agotado su modelo de referencia, y proclamaba que el único futuro seguro de la Iglesia se centraba en una negociación directa entre el Estado y la Santa Sede, siguiendo el pensamiento balmista'". Pese a esta postura de colaboración en la apertura hacia nuevas metas, ante la imposibilidad manifiesta de volver a las erradicadas con la llegada de la burguesía al poder, el prelado no dudó en atacar al Gobierno en aquellas parcelas en las que consideraba se había extralimitado, como aconteció con la reforma esparterista del clero y su intento de control de sus sermones y lealtades, lo que le supuso, junto a los obispos de Calahorra y Menorca, su presencia ante los tribunales"). El Obispo y la jerarquía de la Diócesis de Canarias pasaron por diversas vicisitudes a lo largo de esta década que, en general, supuso en sus comienzo un momento de perplejidad, expectación y algo de impotencia, debido a las decisiones que se tomaban en las esferas del poder central. El Cabildo Catedral se va a convertir en uno de los principales antagonistas de la política oficial, fundamentalmente a causa de la defensa de las prerrogativas que habí(6 7

W.J. CALLAHAN, : Op. cit. Ibídern.


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an disfrutado hasta ese momento y respecto a las rentas para el culto o mantenimiento de sus colegiales. Las primeras fricciones entre esta Institución y las disposiciones gubernamentales surgen cuando se intenta crear nuevos curatos en los conventos suprimidos de la ciudad por el Obispo, ante lo cual el Cabildo, en su lucha personalizada con la máxima jerarquía local acuerda que:

"de intentar cualquiera innovación en punto a los curatos del Sagrario desta Santa Iglesia sin el expreso consentimiento de este cuerpo en materia que le toca exclusivamente, a menos que se le demuestre una terminante disposición de Su Majestad, para ello n o podrá m e n o s d e resistirla, por l o q u e suplica q u e si S u Ilustrísima recurriere acerca de este punto se digne Su Majestad suspender la resolución hasta oir a este Cabildo"(8). El deseo del Obispo de hacer más elástica la atención a los fieles se encuentra sucesivamente con un categórico rechazo por parte del Cabildo, situación que se reproduce varias veces a lo largo del período estudiado. Del mismo modo, en un intento de salvar sus prerrogativas, existe una total negativa del Cabildo Catedral en cumplir la Real Instrucción de 5 de septiembre de 1839 por la que se le instaba a dar relación oportuna de los componentes del clero, vacantes, dignidades y beneficios, así como las rentas obtenidas por cada uno de ellos y a las diversas instituciones que conforman la estructura administrativa-religiosa de la Diócesis. Ante la insistencia de las autoridades, el Cabildo Catedral elude toda responsabilidad y dilata "sine die" la respuesta, pues:

"no tiene operarios en la actualidad que formen tan dilatados trabajos y hallándose, por otra parte, sin fondos con que pagar a otras personas inteligentes que los desempeñen""). El deseo de mantener los privilegios de antaño se agudizan aún más cuando se trata de continuar con el esplendor del culto y las rentas. La desamortización de los bienes de regulares, la abolición del diezmo y el deseo de intervención directa en la economía de la Diócesis por parte del Estado, fueron factores que van a convertirse en catalizadores de un gran malestar en el clero, cuyo exponente principal es el máximo órgano colegiado del Obispado. (8) (9)

Archivo Catedral de Canarias. Actas del Cabildo Catedral. Tomo 78. Sesión del 12 de julio de 1836. A.C.C. Actas del Cabildo Catedral. Tomo 79. Sesión de 17 de enero de 1839.


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Creada la Junta Diocesana de Regulares el 9 de junio de 1836, a la que se le encarga el reparto de subsidios, rentas y propiedades a favor de los regulares exclaustrados, no es reconocida por el Cabildo que alega no tener:

"otra investidura respecto al subsidio del Estado del clero que la de colector de sus intereses en esta Diócesis con sugeción en todo a la Excelentísima Comisión Apostólica y que de consiguiente n o puede disponer de cosa alguna tocante al mismo ramo, que se halla destinado a u n obgeto tan sagradon("'). Ante la insistencia del presidente de la Junta de Repartimiento de que se entregara el Subsidio para su distribución, el Cabildo insiste en no poseer fondos, pues se debía a numerosos servidores el sueldo de varios meses. Pese a estas quejas, la Comisión Apostólica hace tres libranzas por un monto de 134.223 reales, lo que importó el Subsidio a cargo del Cabildo, el cual se niega a abonar, por no tener. La institución, por contra, pide al Obispo que ponga de su peculio 50.259 reales y 4 maravedís que engrosaron sus arcas particulares en el momento del recaudo de dicha renta. La situación se agrava, debido a las necesidades por las que pasan los y la negativa por parte del Cabildo a repartir las regulares exclaustrados('~) diversas rentas, aunque éste entiende "la imperiosa necesidad de atender al alimento de los regulares exclaustrados" (12), por lo que se pide a la Comisión se rebaje las letras para acudir en ayuda de los exregulares, si no tendrían que protestar dichas cantidades. Finalmente, tras muchas dilaciones la Junta pone en manos del Obispo, como presidente de la misma, el cobro de las rentas. El máximo mandatario de la Diócesis amenaza al Cabildo para que la ceda recordándole que:

"la situación lastimosa de los exclaustrados continúe irritando la indignación del público y exponiendo la tranquilidad de la isla y que tan sólo desistirá si este Cuerpo se presta a facilitar las sumas del presupuesto mensual"('3). El Cabildo se remite en su respuesta a relatar sus antiguos acuerdos y a recordarle al Obispo que no puede temerse "ningún mal resultado de parte de un pueblo extremadamente dócil, ni menos de los exregulares acostumbrados (10 A.C.C. Actas de Cabildo Catedral. Tomo 78. Sesión de 12 de julio de 1836. (111 De este hecho se hacen eco un amplio niimero de fuentes y bibliografía, entre las que destaca para Canarias J.J. OJEDA QUINTANA: La Desamortización en Canarias (1836 y 1855). Las Palmas de Gran Canaria. 1977. V. SUAREZ GRIMON: La propiedadpública, vinculada y eclesiástica en Gran Canaria, en la crisis del Antiguo Régimen. Madrid. 1987. (12 A.C.C. Actas del Cabildo Catedral. Tomo 78. Sesión de 12 de diciembre de 1836. (131 A.C.C. Actas del Cabildo Catedral Torno 78. Sesión de 23 de diciembre de 1836.


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a la obediencia y mansedumbre propia de su carácter e instint~"''~). Ante esta respuesta la Junta insta a que en 48 horas se ponga en manos de ella las cantidades de cupo de 1835, si no actuaría la fuerza militar. La fuerza de esta presión lleva a que el Cabildo permita el examen de sus arcas y pide al Gobernador Militar no envíe las fuerzas contra ellos por instancia del Obispo. El máximo órgano colegial de la Diócesis no sólo entrega, ante la presión, las rentas solicitadas sino que, además, intenta conciliarse con el Obispo y Comandante de la isla para evitar toda sospecha de conservadurimo frente a las nuevas disposiciones del Estado "a fin de cubrirse más y más este Cuerpo de toda responsabilidad en el negocio" 1"). Las sucesivas libranzas realizadas en los años siguientes se aceptan, aunque en reiteradas ocasiones entre 1837 y 1838 se intenta recurrir a la fuerza militar para presionar la entrega de las cantidades adeudadas. Estas tiranteces entre ambos organismos perduran hasta la suspensión de esta contribución, produciéndose una sucesiva dilación en el pago por parte del Cabildo y apremios por parte de la Junta que ve su tarea imposibilitada por la quiebra general en la que se encontraba el país. La oposición del Cabildo Catedral se vuelve aún más reaccionaria contra la nueva política económica del Estado a partir de la recepción de los primeros oficios de la Junta, instando a la relación detallada de los bienes pertenecientes al clero secular. Este fue otro elemento de gran gravedad entre el poder civil y el eclesiástico, que no va a quedar parcialmente zanjado hasta el Concordato de 1851. Las primeras comisiones evaluadoras comienzan a gestarse e n la Diócesis en 1838, pero sufre los varapalos de la crítica del Cabildo, aunque éste no se niega a cumplir las órdenes del Gobierno, pero se ve en la necesidad de dilatar la entrega, pues le era "forsoso antes, para evitar todo daño de terceros, averiguar antes si entre los pertenecientes al Comunal Grande (bienes), hay algunos que toquen a personas particulares y si en los que forman el Comunal de Capellanías existen algunas de éstas que sean propias de familias y otras que se hallen pr~vistas''~'~). La intervención de la Diputación Provincial y de la Junta Diocesana exigiendo la relación de bienes va a significar uno de los principales punto de degradación de la situación, a medida que se prolonga la entrega de datos, se consumen los escasos fondos de los subsidios de años anteriores o surgen problemas de organización internos'"). (14) Ibídem. (15 A.C.C. Actas del Cabildo Catedral. Tomo 78. Sesión de 9 de enero de 1837. (1$ A.C.C. Actas del Cabildo Catedral. Tomo 79. SeriOn de 28 de julio de 1838.


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Las nuevas resoluciones del Gobierno, septiembre de 1838, entre las que destaca el reparto de dos tercios del impuesto decimal a favor del Culto y Clero, no alivian la tensión, ya que a cambio se vuelve a solicitar la entrega de una relación de bienes administrados por el Cabildo y de las rentas generadas, debido a las penurias que pasan muchos de los eclesiásticos, fundamentando los clérigos su oposición a la entrega en éste y otros factores, pues estaban:

"Persuadido de este Cuerpo que aunque se hayan reducido las cuotas alimenticias que canónicamente corresponden a sus individuos, n o por eso se han perdido los derechos sobre ellas fundan los capitulares que las poseen cuando confirmados con estatutos y acuerdos aprobados por el Real Patrono, n o han sido alterados ni derogados por su espresa voluntad, ni tal de la ley. Fundado el estatuto en gravíssimas razones deducidas de causas espirituales y corporales (...) Nada puede influir en que se llame o n o diesmo, ni cuarto por ciento, ni cualquier otra que se subroge a aquellas; porque la razón, la justicia y la equidad prescriben que todos aquellos que recibieron la canónica colación de sus destinos con esta franquicia y privilegio, que la ley había respetado en el derecho de las vacantes y medias-anatas, continúe de la misma manera interin y entre tanto n o sea expresamente derogado p o r la Autoridad Soberana, a quien solamente le corresponde disvirtuar la ley n o menos sagrada del pri~ilegio"('~). Este proceso influye en el notorio deterioro del culto y del sostenimiento de la Catedral e inmuebles controlados por el Cabildo Catedral. El deseo de salvaguardar sus privilegios económicos, pues escasamente a través de las actas se reflejan preocupaciones religiosas o sociales respecto a la actitud del Gobierno, llevará al Cabildo a intentar oponerse a cualquier concesión de sus propiedades, no sólo a la Junta sino incluso al mismo Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, al cual por la ley de septiembre de 1841 le correspondía evaluar la riqueza de la institución. El portavoz de la institución eclesiástica, el canónigo doctoral Graciliano Afonso, exponía, ya entrado el año 1842, que dichos bienes son "propios no del Cuerpo, sino de sus individuos, que en el día pertenecen a sus herederos, a quienes deben los hacedores individualmente las cuotas que no les pagaron (...) no puede impedir que el (17) El presidente de la Junta Diocesana envía carta al Cabildo explicando que no puede completar los sueldos de los capitulares y de la Fábrica a causa "de no haber en la Ciudad número competente de individuos para formar la Junta, y por hallarse ausentes los que tienen a su cargo las llaves del arca de caudales", ver A.C.C. Actas del Cabildo Catedral. Tomo 79. Sesión de 14 de diciembre de 1838. (18) A.C.C. Copiador de Cartas de Secretaría. Carta del Cabildo a la Junta Diocesana de 2 de diciembre de 1840.


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Cabildo venda lo suyo, o más bien, lo de sus individuos que administra en su nombre, según lo han mandado las Cortes"("). Las diversas misivas del Gobernador Civil, Junta y resto de instituciones locales o regionales son desoídas reiteradamente por el Cabildo. Finalmente, los cambios en la Administración y el desarrollo de una política de acercamiento hacia la Iglesia propiciaron que se atenuara el pulso sociopolítico entre ambas instituciones. Quizá este hecho determinó que se observara con preocupación la gravedad de la situación económica del Cabildo, siendo reconocida por las autoridades, como hace el intendente provincial don Tomás Díaz, al manifestar "la desagradable impresión que había hecho las Las automiserias que agovian a este Cuerpo, ministros y Culto Catedral"(20). ridades locales se comprometen a entregar el 4% de las deudas de bienes y perseguir a los que no han abonado dicha cantidad, además de buscar la satisfacción de, como mínimo, un tercio de los atrasos. Si bien esta actitud es aplaudida por el Cabildo, las sospechas sobre sus logros son bastante negativas pues "tal vez será infructuoso por el carácter conocido del Contador Diocesano; y que además proclamando la voz pública por rematadores del 4 por 100 y otros intereses a los parientes amigos connotados, difícil será se le arranquen los certificados, temiendo que sobre ellas caerá la dicha fuerza de una comisión de Cobranza" (2'). El período estudiado termina con una actitud del Cabildo Catedral de colaboración en todo aquello que precisara el Estado, salvo en lo que acontecía al recorte de sus rentas. En conclusión, se observa que en la Diócesis de Canarias existe una reacción ante el nuevo Estado burgués muy diferente según el grupo de eclesiásticos implicados. El Obispado, representado en la figura del obispo Romo, se dio rápidamente cuenta de que no había retorno a la situación anterior al óbito de Fernando VI1 y que la Iglesia tenía que dialogar con el Estado para poder mantener parte de sus privilegios, sobre todo, con una clase política que seguía pensando en la religión católica como guía espiritual de la población. En cambio, el Cabildo Catedral buscará mantener su status económico, pese a todo, mediante la oposición a la mengua de sus rentas y la rebaja en el esplendor del culto. Su táctica será: dilatar lo más posible los asuntos, esperando que los sucesivos cambios de gobiernos y lo vacilante de la legislación llevara a la extinción de las diversas leyes; encontrar vacíos legales en las múltiples órdenes que impidieran su aplicación; aprovecharse del enfrentamiento y controversias entre las numerosas instituciones; las contradicciones del propio siste(19) A.C.C. Actas del Cabildo Catedral. Tomo 80. Sesión de 28 de enero de 1842. (20) A.C.C. Actas del Cabildo Catedral. Tomo 80. Sesión de 8 de julio de 1842. (21) A.C.C. Actas del Cabildo Catedral. Tomo 80. Sesión de 8 de julio de 1842.


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ma y las necesidades económicas del Estado, etc. Todo ello contribuirá a que no exista, salvo excepciones, una postura de colaboración con la nueva situación, sino un deseo de mantener unos privilegios que estaban feneciendo ya desde finales del siglo XVIII. El Cabildo eclesiástico no adopta una postura político-religiosa determinada frente a los cambios políticos sino ante los económicos. Reconoce el cambio de los tiempos, pero esto no ocasiona un debate interno tan fuerte como los acontecidos en varias diócesis peninsulares. Del resto del clero sólo se localizan quejas esporádicas sobre su situación económica, aunque muy escasas aportaciones con respecto a las posibles opciones para una drástica solución. En general, el problema de las nuevas formas de relaciones ideológicas y la posición de la Iglesia dentro del organigrama estatal quedan soslayados ya que, en general, es principalmente el mantenimiento de la situación económica ocupada hasta ese momento la que interesaba casi exclusivamente a gran parte de la jerarquía eclesiástica.

Pedro C. Quintana Andrés




ALMOGAREN. 18. (96). Págs. 71 - 87. O CENTRO TEOLOGICO DE LAS PALMAS

EL PENSAMIENTO Y EL ARTE DE LAS ORDENES RELIGIOSAS DE CANARIAS EN EL TRANSITO DE LAS EPOCAS MODERNA Y CONTEMPORANEA

CARLOS JAVIERCASTROBRUNETTO DEPARTAMENTO DE HISTORIA DEL ARTE UNIVERSIDAD DE LA LAGUNA

1.

INTRODUCCION

L a sociedad canaria a finales del siglo XVIII se hallaba en una novedosa situación social y cultural, completamente diferente a la de las décadas anteriores. Entre 1776 y 1777 nacieron en La Laguna, Las Palmas, San Sebastián de La Gomera y Santa Cruz de La Palma las Reales Sociedades Económicas de Amigos del País con el fin de mejorar la vida económica y cultural del Archipiélago. Asimismo, en 1786 se creó en La Laguna el Real Consulado del Mar y Tierra de Canarias, centro que también atendería a la formación artística, sobre todo desde 1810 cuando organizó una escuela de dibujo. La cultura de la Ilustración se extendió por el suelo isleño o, al menos, por sus capitales. En cualquier caso, no podemos hablar de Ilustración en un sentido estricto, sino de ilustrados, tal y como señala la Dra. Fraga González, quien ha estudiado su figuración por varios artistas, tales como Antonio Pereira Pacheco o Manuel Salvador Carmona, entre otros''). (1)

C. FRAGA GONZALEZ: "Los ilustrado> canarios y sus retratos", en Homenaje a Carlos III, Instituto de Estudios Canarios, La Laguna, 1988, págs. 75-106.


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Sin embargo, la ciencia, el conocimiento, el pensamiento y el arte derivados de ese proceso estaría al alcance de unos pocos, la élite cultural canaria, abierta a la nueva mentalidad del Siglo de las Luces. El conjunto de los ilustrados no rechazaban a Dios ni discutían el papel de la Iglesia como instrumento divino, pero sí proponían una forma diferente, más libre, de entender la religión, separándose de la retórica barroca como arma efectiva para el mantenimiento de la Fe. Entre las figuras de la Iglesia que en Canarias asumirían algunas de esas ideas se halla el obispo D. Antonio Tavira y Almazán, que gobernaría la diócesis entre 1791 y 1796. Su talante abierto y renovador le valió la crítica de los absolutistas y el enfrentamiento en varios procesos con la Inquisición. Monseñor Infantes Florido, en la síntesis que publicara sobre este obispo, resalta: "(. ..) la mejor reestructuración de parroquias y beneficios; reformar el programa académico y de estudios del Seminario Conciliar; echar nuevas líneas a la catequesis, predicación, vida sacramentaria y litúrgica, así como revisar la administración de los diezmos, aranceles y m a y o r d ~ m í a s " ( ~ J .

Todo ello nos conduce a la teoría según la cual a finales del siglo XVIII va entendiéndose un cambio en la mentalidad de algunos eclesiásticos; pero cualquier modificación va acompañada de un proceso de lucha en el pensamiento -como consciente colectivo- que afecta a todas las clases sociales. Por otro lado, el clero regular suponía la pervivencia del pensamiento plenamente contrarreformista, asociado al Barroco artístico y al Antiguo Régimen en lo político, pese a que hubieren personalidades que destacaran por su mayor apertura, como el franciscano Jacobo Antonio Delgado Sol (3'. Igualmente, el clero secular contaba con presbíteros próximos a las mismas ideas, como Viera y Clavijo, a quienes puede considerarse ilustrado^'^^. J.A. INFANTES FLORIDO: Figuras de la Iglesia canaria: Tavira, El Museo Canario, colección "Guagua", no 9, Las Palmas de Gran Canaria, 1979, pág. 9. ( 3 ) La acción de este fraile franciscano, se observa en su papel como colaborador en el proyecto pictórico que decoró las paredes y arcos de la iglesia del convento de San Pedro de Alcántara en Santa Cruz de Tenerife, una de las obras conservadas en Canarias que demuestran mayor erudición. Archivo Histórico Provincial de Tenerife (A.H.P.T.), sección conventos, no 3.716, Inventario del convento d e San Pedro de Alcántara, 1777, sin foliar. (4) En cualquier caso, lo frecuente en las parroquias es que el número de libros existentes para la formación religiosa fuese escaso. Esto lo sabemos porque los inventarios apenas se refieren a la existencia de bibliotecas en las parroquias, salvo excepciones; además, muchos de los templos en la actualidad han recibido donaciones de libros a lo largo de la centuria pasada y la actual. Ejemplo de todo ello sería la carta que envía Francisco Martínez al obispo de Canarias Manuel Verdugo en 1816, referido a los catecismos leídos en la vicaría de Garachico: (2)


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El estudio de esa transición entre lo moderno y lo contemporáneo y sus repercusiones en el arte es el objeto de este trabajo, donde pretendemos observar cómo se produce la convivencia de dos formas de pensar, dos lineas de cultura religiosa y artística que caminan en paralelo o se entrecruzan, según los casos. El ámbito cronológico vendría marcado por las dos últimas décadas del siglo XVIII y el año de 1820, cuando los liberales llegan al poder inaugurando definitivamente un pensamiento que ya nada tiene que ver con la sociedad canaria del Barroco.

2.

EL PENSAMIENTO, ENTRE EL ANTIGUO REGIMEN Y EL MUNDO CONTEMPORANEO

De entre las órdenes religiosas establecidas en Canarias destacan por la importancia de su cultura los franciscanos, dominicos y agustinos. La documentación de las últimas décadas del siglo XVIII nos muestra que aún por aquellas fechas tenían relevancia en el seno de los pueblos que acogían sus conventos, influyendo en el conjunto de la sociedad, ya fuera rural o urbana. Sin embargo, algo caracteriza a la vida religiosa de aquellas centurias. Lejos de la inmutabilidad de las tradiciones anteriores y del concepto del religioso o la religiosa como un individuo camino de la perfección, tanto los libros que recogen las visitas pastorales de los obispos a los cenobios como los referidos a las iglesias parroquiales, revelan un celo creciente del episcopado por salvaguardar los principios de la vida comunitaria. Los archivos diocesanos y los provinciales guardan multitud de documentos que evidencian la relajación en las costumbres a finales del Setecientos. (...) "Ayer llegó a mi mano por el correo, el oficio de Vuestra Señoría Ilustrísima de 12 de abril proximo pasado, en que se sirve pedirme noticia, para cumplir con una orden del Supremo Consejo de Castilla, de los catecismos que se leen en las escuelas de los Pueblos del territorio de esta vicaria, y un exemplar precisamente de los que esten en uso en ellas; como asimismo otro, de los que hayan podido introducirse nuevamente en dichas escuelas, de los varios catecismos Religiosos y Politicos que han corrido por la Peninsula. esta i orden de Vuestra Señoría Ilustrísima sin perdida de tiempo; y En obedecimiento ? despues de haber tomado todas las noticias mas exactas, y seguras, digo que en las escuelas de este distrito no se usa de otro catecismo que el del Ilustrísimo Señor Obispo de Cordoba don Francisco Reynoso, del qual incluyo a Vuestra Señoría Ilustrísima el adjunto exemplar. E n algunas casas particulares se leen los de Pouget, Bossuer, Fleury. En tiempo de las llamadas cortes generales corrieron para aqui los catecismos politicos que se han recogido para la Ynquisicion. No tengo conocimiento de otros: que es quanto puedo decir a Vuestra Señoría Ilustrísima en cumplimiento de lo que se sirve prevenirme. Garachico 21 de mayo de 1816. Ylustrísimo Señor obispo destas Yslas don Manuel Berdugo". Archivo Histórico Diocesano del Obispado de Canarias (A.H.D.O.C.), documento sin clasificar, folio suelto.


EL PENSAMIENTO Y EL ARTE DE LAS ORDENES RELIGIOSAS DE CANARIAS

En 1762 el provincial franciscano fray Francisco Javier Suárez daba muestras de observar irregularidades en el culto. En carta patente de febrero de ese año, advierte:

" L o tercero que conosiendose por experiencia el desorden, que con pretexto de deuocion a las innocentes ternuras con que se celebra el sagrado nacimiento de Nuestro Redemptor se excede indiscriminadamente en los Religiosos Jubilos vistiendose de ropas extrañas sobre nuestro santo Abito; y lo que es mas despojarse de el, para ponerse otros vestidos se intime con las maiores expreciones, que ningun religioso se sobrevista, ni haga otras figuras ridiculas que se opongan a la gravedad, circunspeccion y modestia, se debe reducir en nuestro santo Abito; y asi mismo se cele, que los Padres sachristanes en las Misas de la luz, y nochebuena n o abra las puertas de la Yglecia sin tenerla sufficientemente iluminada, para oviar los inconvenientes que de lo contrario se sigue (...) ( 5 ) . En el mismo sentido, un curioso documento fechado en Garachico en 1792 y referido al convento de San Pedro de Alcántara en Santa Cruz de Tenerife, de la Orden Franciscana, indica el siguiente episodio: "(. . .) [Falta todo lo anterior] carnabal, que muchos religiosos mozos, y otras personas se vestian de mascaras baylaban y echaban coplas indecentes: que muchos hombres, y mugeres de baja esfera se subian a los altares, y pisaban el Ara; y que se vió u n hombre, y una muger acostarse en una urna de u n santo arrullandose; y pensando que hacian el arrullo al Niño Dios, y a otro hombre acostado sobre el regaso de una muger, que las mugeres comunes se echaban sobre los altares en terminos que n o dexaban lugar al celebrante, y Ministros con otras acciones irreverentes que hacian ludibrio a la Religion, Santas Ymagenes, y a las ceremonias de la Yglesia causando un grave escandalo a los extrangeros de varias sectas que suelen hallarse en dicho Puerto de Santa Cruz. El tribunal sin embargo de que por si mismo pudo haver tomado las correspondientes providencias por n o hacerlas ruidosas mando con Auto de veinte y seis de octubre de mil setecientos noventa y dos se escriviera al Reverendísimo Padre Provincial diese las correspondientes ordenes al Guardian de dicho convento de Santa Cruz para que cortase semejantes abusos y que hiciese lo propio con los demas prelados locales"(h). A.H.P.T., sección conventos no 1.932, Carta Patente de Fray Francisco Xavier Xuares, provincial, dada en el convento de Santa Lucía de Los Realejos a 27 de febrero de 1762, sin foliar. ( 6 ) A.H.P.T., sección conventos no 373, Fragmento de un libro de copia de cartas patentes del convento de Nuestra Señora de los Angeles de Garachico, 1792, fol. Ir.

(5)


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En el mismo documento se refieren otros escándalos, como el acontecido en el cenobio de la Inmaculada Concepción en Santa Cruz de La Palma en la Navidad de 1793, cuando dos frailes y otros seglares, hombres y mujeres, representaron un "romance, o corrido burlesco" considerado muy indecente por varias razones"). Otra carta patente del provincial de la misma Orden, referida al año 1796, comenta algunas flaquezas de los frailes: "(. ..) pero como todos estos males provengan en mucha parte de la falta de educacion que se experimenta en la Jubentud mandamos que los Padres Ministros de Novicios, se apliquen al estudio de su obligacion para que de este modo puedan instruir y enseñar a los Religiosos Jovenes que son de su cargo inspirandoles el Santo temor de Dios, el amor a la Oracion y a la religiosa piedad, n o permitiendo que ningun Religioso corista vaguée por los dormitorios, ni tenga familiaridad ni entrada en la celda de los otros Frayles, aunque sea de los m a s graduados, reprehendiendoles severamente en hallandoles fuera de su celda (...) y haciendoles vivir con recojimiento y compostura en el Habito . ..)"(%). Dos años después, una nueva carta enviada a todos los conventos franciscanos por el provincial fray José García Sánchez, destacaba las siguientes faltas a la corrección por parte de algunos frailes: "(. ..) L o segundo: que sabiendo por esperiencia que muchos religiosos sin temor de Dios y con desprecio de nuestro santo ministro usan de sapatos serrados y camisas sin haver obtenido antes la aprobacion de los medicos y la licencia y conocimiento del prelado superior se manda a todos los prelados que den quentu a Nuestro Reverendísimo Padre de todos los que hallaren incursos en este desorden para que los reprehenda y castigue con todo el rigor de la ley: L o tercero por haver advertido la grave decadencia en que esta Orden Tercera en los mas de nuestros conventos de nuestra provincia se manda a los Padres comisarios de Terceros que zelen en promover la devocion de este santo Ynstituto n o [de dificil lectura, idescuidando?] jamas en los santos exercicios que acostumbraban practicar en sus capillas en los dias señalados por su regla y estatutos para que de este modo pueda mantenerse en su primer fervor y restablecerse de su lastimosa decadencia (...)"('l. (7) (8) (9)

Ibídem, fol. lv. A.H.P.T., sección conventos no 1.929, Carta Patente otorgada en San Miguel de las Victorias de La Laguna el 9 de agosto de 1796, fol. 5r. A.H.P.T., sección conventos no 622, Carta Patente enviada por el Provincial fray Pedro José García Sánchez a todos los conventos de la Orden, dada en Icod en 1798, sin foliar.


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A tal punto llegó la crítica interna en la Orden, que en 1801 el ministro provincial, fray Antonio Texera, culpaba a la relajación en la vida religiosa del incendio que destruyó el cenobio de San Lorenzo en La Orotava en abril del mismo año: "(...) pero n o podemos menos que confesar el vivo dolor de que fue penetrado en estos mismos dias nuestro corazon en la triste, y fatal noticia del mejor de todos nuestros conuentos qual era el de San Lorenzo de la villa de la Orotava a quien u n fuego voraz consumio enteramente dentro de pocas horas. A la verdad hermanisimos mios y carisimas hermanas en el Señor que n o havemos podido ocultar nuestro sentimiento a vista de una desgracia tan grande la maior guisa que ha esperimentado nuestra provincia desde su fundacion; y a que podemos atribuirla, sino a u n castigo que el mismo Dios ha querido afligirnos por haver llegado entre nosotros a u n grado summo el desorden de la relagacion y desarreglo de costumbres, a pesar de nuestro zelo pastoral (...) A que: sino al quebrantamiento vergonzoso que se haze de nuestra sagrada regla casi en todos sus puntos (...) A que: sino a los escandalos, y malos exemplos que dan al publico algunos de nuestros subditos con sus excesos: cuios males lloran n o solamente los verdaderos religiosos si tambien aquellas personas piadosas que profesandonos una verdadera debocion se lamentan del estado deplorable a que ha llegado nuestra Pro~incia!"('~).

Estos documentos revelan un hecho muy importante: a finales del siglo XVIII puede hablarse en Canarias de una crisis profunda en las órdenes religiosas a través de sus formas de expresión. Siempre existieron escándalos en los conventos, como en cualquier otra institución donde haya un grupo humano. Sin embargo, por estas fechas, tal circunstancia parece reproducirse; el último texto mencionado deja claro hasta qué punto existía un complejo de culpa en el primer año del siglo XIX. Dicho estado de la cuestión se extiende al conjunto de los institutos de regulares asentados en el Archipiélago, aunque hasta ahora sólo hemos referido ejemplos de los franciscanos. Sin embargo, las cartas patentes, fuentes útiles para conocer la mentalidad de la época, no son la única manera de acercarnos al análisis de la crisis. Los inventarios elaborados para los capítulos -tanto provinciales como intermedios- de las órdenes, revelan la constante disminución del número de religiosos en los cenobios. (10) A.H.P.T., sección conventos no 1.931, Legajo de Cartas Patentes de la Orden Franciscana, documento dado en San Lorenzo de La Orotava a 14 de mayo de 1801,sin foliar.


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Este dato lo podemos constatar en tres de los más importantes conventos franciscanos de Canarias. El de San Miguel de las Victorias en La Laguna contaba en 1763 con veintinueve hermanos moradores, ocho coristas y nueve legos; en total cuarenta y seis'"). En 1808 la cifra había disminuido notablemente, pues sólo se contaba con once hermanos moradores, cinco coristas y cinco legos, sumando veintiuno(12).Finalmente, en 1818 aún las cifras eran menores, pues sólo vivían nueve hermanos moradores, dos coristas y tres legos(I3). Por otro lado, en el convento de San Pedro de Alcántara en Santa Cruz de Tenerife, los residentes habían decrecido en número al iniciarse el siglo XIX, pues en 1764 los diferentes grupos de frailes sumaban un total de veinticinco('4),en 1783 veintitrés'"), mientras en 1802 eran sólamente quince (lh). El convento de Santa Lucía de Los Realejos presenta una situación semejante, al vivir allí en 1762 un total de catorce frailes, entre moradores, manteniéndose la misma cantidad en 1817, coristas y legos("), en 1801 cinco('X), sólo que en este caso todos los frailes tenían el carácter de moradores o de votos permanentes, no contándose ya ni con legos ni coristas""', lo cual indica la ausencia total de nuevas vocaciones. Todo esto señala una grave crisis en la vida religiosa en Canarias en el tránsito de los siglos XVIII y XIX. Los conflictos entre la Iglesia y las instituciones públicas se generalizaron por aquellas fechas, como el acaecido entre la parroquia del Puerto de la Cruz y las autoridades civiles, sobre la presidencia de la procesión del Corpus en aquel lugar entre los años 1792 y 1793(20'. La disminución de las vocaciones religiosas para ingresar en los cenobios habría que buscarla en el fin del Antiguo Régimen y la mentalidad a él asociada. Si bien es cierto que el pensamiento ilustrado sólo afectaba a unos pocos privilegiados, la presencia de extranjeros, el aumento relativo de la cul(11) A.H.P.T., sección conventos no 1.949, Inventario del convento de San Miguel de las Victorias, 1763, fol. 589r-589v. (12) A.H.P.T., sección conventos no 1.950, Inventario del convento de San Miguel de las Victorias, 1808, sin foliar. (13) A.H.P.T., sección conventos, lnventario del convento de San Miguel de las Victorias, 1818, sin foliar. (14) A.H.P.T., sección conventos no 3.713, Inventario del convento de San Pedro de Alcántara, 1764, sin foliar: , (15) A.H.P.T., seccion conventos no 3.719, lnventario del convento de San Pedro de Alcántara, 1783, sin foliar: , (16) A.H.P.T., seccion conventos no 3.724, Inventario del convento de San Pedro de Alcántara, 1802, sin foliar. (17) A.H.P.T., sección conventos no 3.318, Inventario del convento de Santa Lucía de Los Realejos, 1762, sin foliar. (18) A.H.P.T., sección conventos n" 3.323, lnventario del convento de Santa Lucía de los Realejos, 1801, sin foliar. (19) A.H.P.T., sección conventos no 3.329, Inventario del convento de Santa Lucía de Los Realejos, 1817, sin foliar. (20) A.H.D.O.C., documento sin clasificar sobre los Conflictos de la procesión del Corpus en el


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Señor del Huerto, José Luján Pérez, 1801 iglesia de San Francisco de Asís en Las Palmas de Gran Canaria.

tura, el nacimiento de ciudades con una incipiente clase burguesa cambiaría el rumbo de los intereses de la sociedad. Al modificarse la actitud de parte de la clase dirigente, todas las manifestaciones culturales, y aún el pensamiento irían transformándose, quedando lo religioso convertido en un aspecto importante de la sociedad, pero no el único.

3.

LA CRISIS D E LA MENTALIDAD RELIGIOSA Y EL ARTE

Así pues, podemos hablar de una crisis en la mentalidad religiosa como forma de identificación colectiva. El arte no podía dejar de mostrar los signos de ese cambio, dado que el primer efecto del desinterés progresivo por lo religioso -como'principal expresión de la mentalidad- se observa en la disminución del patronazgo artístico.


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De hecho, a finales del siglo XVIII se realizaron las últimas aportaciones artísticas notables a los cenobios, tanto en la conclusión de obras arquitectónicas como en el aumento del patrimonio referido a las artes plásticas. Con posterioridad, es decir, desde comienzos del siglo XIX, el número de pinturas o esculturas ingresadas fue muy escaso, así como las obras arquitectónicas ejecutadas se refieren sólo a mejoras de la estructura preexistente. Así, a finales del Setecientos se redactaron algunos documentos que revelan dificultades para mejorar el patrimonio artístico de los cenobios. En 1796 el prior del convento agustino del Espíritu Santo en La Laguna realizó la siguiente petición:

" E n veinte y tres de septiembre de 1796 el Reverendo Padre Regente Prior de este convento y colegio Fray Antonio Verde de Betancourt convoco a los Reverendos Padres de consulta y les propuso (...). (...) Como teniendo el convento dos altares plateados para las funciones de Nuestro Padre San Agustin y de Semana Santa convenientemente acabados por advitrio, y solicitud del Reverendo Padre secretario y Lector de Visperas Fray Jose Gonzalez Oliva, y quedando mucha plata del altar antiguo la que se hallara despegada de la madera, y expuesta a que robaren muchos pedasos: si les pareciera a que se hiciesen seis candeleros pra evitar el pedirlos prestados a la Yglesia de la Concepcion como se hacia en las funciones de Nuestro Padre San Agustin y otras: y que si acaso el Mayordomo de Nuestra Ermita del Socorro conviniese costear el alma de dichos candeleros, y las manos o trabajo del oficial que havia de hacerlos podian servir pra la funcion de la Señora costeando tambien el Mayordomo u n cajon en que llevarlos todos los años, y luego traerlos al convento: A q u i respondieron que les parecia bien, pero que se tuviese siempre presente se separase plata para forrar las andas de Nuestra Señora de Gracia, quando se hagan nuevas como se piensa (..

Asimismo, los aumentos en los cenobios fueron igualmente escasos y son pocos los que registran la llegada d e nuevas piezas d e culto. Concretamente en el ya mencionado de Santa Lucía en Los Realejos se anota en 1817: (21) A.H.P.T., sección conventos no 997, Libro V de Consultas del convento agustino del Espiritu Santo, fols. 184v-185r.


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"se coloco una Ymagen de los Dolores, cuya ymagen vestido, solio de plata y demas lo costio y dio al convento el señor sindico serca de docientos pesos su costo"(22). Al año siguiente, el aumento es aún más importante, pues indica una actividad notable por entonces, destacando sobre la escasez de referencias de otros cenobios: "(...) se pintaron el Retablo de la Virgen. El del Señor del Huerto y el del Señor San Roque; el Pulpito, varandas y Escalones del altar mayor: se le hiso a nuestro Patriarca solio de plata y toison: se han reformado algunas faltas del convento a zelo del Reverendo Padre guardian [fray Antonio R i v e r ~ ] " ( ~ ' ) .

Como último ejemplo podríamos citar las reformas efectuadas en el principal convento dominico de Canarias, el de Nuestra Señora de Candelaria, en los años 1827 y 1828:

"[En 18271 Por quatro pesos dos [ilegible] para dies y seis varas de lienzo a peseta para manteles de los altares que fueron los mismos quatro pesos que dio de limosna Doña Ygnacia de Ponte. Por dies pesos para pagar el viril de la custodia que costo quarenta pesos a uno que los dio y los dies dichos para el lleno de cinquenta pesos en que fue ajustada. [ E n 18281 Por dies y ocho pesos corrientes entregados al Maestro Lucas Navarro para comprar vidrios para las vidrieras de la Yglesia, a cuenta del ajuste en que se conserto hacer la fabrica. Por dies pesos que lleba el Maestro Pedro Peres a cuenta del enlosado de la Yglesia, abonadas por Juan Ygnacio de Mesa hoy 19 de abril de 1828"(24). Estos documentos sirven para mostrar los cambios operados en pocas décadas. Lógicamente, la pérdida de influencia de los conventos en la sociedad canaria tendría como lógica consecuencia la disminución del encargo artístico, hasta el punto de que la exclaustración acontecida desde finales de 1820 marcaría un nuevo rumbo en la historia del arte en las islas. (22) A.H.P.T., sección conventos no 3.329, Inventario del convento de Santa Lucía, 1817, sin foliar. (23) A.H.P.T., sección conventos n" 3.330, Inventario del convento de Santa Lucía, 1818, sin foliar. (24) A.H.P.T., sección conventos no 38, Libro de cuentas de reedificación del Real Convento de Candelaria, sin foliar.


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Ahora bien, que el trabajo fuese menor no indica que se hubiesen abrazado otras formas creativas en el mismo periodo. Bien al contrario, ya hemos apuntado que la influencia de la Ilustración fue escasa, a pesar incluso de los intentos de las propias órdenes por que en los conventos se siguiesen los postulados de la Real Academia de San Fernando. Muestra de ello sería la carta enviada al ministro provincial de los franciscanos en 1778, la cual muestra el cambio en el gusto: "(. ..) &lorosas experiencias, que se repiten frequentemente en los sagrados templos, en que por la fragil, y combustible de las materias de que se componen los Retablos, y adornos, y techumbres de los mas de ellos, y por n o adaptar exactamente su forma a las reglas del Arte, y del buen gusto (...) Convendra pues que los Directores o Artifices, que se encarguen de ellas, entreguen anticipadamente a aquellos superiores los diceños con la correspondiente explicacion y que los Agentes, o Apoderados respectivos presenten en Madrid a la Academia los dibujos de los planos, alzados, y costes de las fabricas, capillas y altares que se ideen f...) advierta la propia Academia el merito, o errores, que contengan (... ) " ( 2 5 ) .

Este documento no tuvo, en cambio, repercusiones en las construcciones realizadas con posterioridad a 1778, pues fue entonces cuando comenzó el declive de los conventos y sólo se concluyeron algunas obras de épocas anteriores. Por lo tanto, la falta de espectativas en el desarrollo artístico y la ausencia de centros formativos en las nuevas artes desarrolladas en la Península en la segunda mitad del Setecientos condujo al artífice a mantenerse fiel a los postulados únicos que él conocía: los propios de la mentalidad del Barroco. El arte vinculado con los ilustrados de Las Palmas, La Laguna, Santa Cruz de Tenerife o La Orotava aportaría novedades en la composición y los temas, como revela el escultor y pintor Rodríguez de la Oliva. Pero aquellos que residían en lugares periféricos debían contentarse con los modelos conocidos desde su etapa como aprendices; lo nuevo era desconocido y todo ello mientras observaban el declive en los encargos artísticos asociados tanto a las órdenes como a las iglesias parroquiales. En palabras del Dr. Fuentes Pérez:

"Se descubre u n cierto temor a lo desconocido, frente a lo cual se prefiere reincidir en el pasado más que en cualquier otra región (25) A.H.P.T, sección conventos no 1.930, Legajo de cartas patentes de la Orden Franciscana, sin foliar.


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española. E n el canario hay como un empeño en alargar la tradición y todo debido a la carencia de estímulos y de libertad, fruto de u n régimen de usurpación de bienes y de dependencia económica. Esa actitud se manifiesta también en la creación artística, unas veces por falta de información procedente del exterior, otras, por una inadecuada preparación capaz de asimilar las novedades d e la Academia que difícilmente pudo eliminar los localismos d e las regiones más alejadas de la Metrópoli. La población isleña gustó siempre de contemplar en las iglesias imágenes de talento barroco (...)"(26). Esas palabras, referidas al ámbito de la escultura, pueden completarse con las del Dr. Alloza Moreno, al referirse a la pintura religiosa en el siglo XIX:

" E n el primer tercio del siglo XIX se mantendrá todavía la tradición pictórica religiosa del XVIZI. Pero en franca regresión, tanto en la calidad como en la cantidad. Aunque algunos pintores tratarán los temas religiosos, lo harán cada vez con menos ímpetu" (27). Estos aspectos se refieren tanto a la mentalidad creativa cuanto a las técnicas en la ejecución, pues un cierto mantenimiento del gesto barroco en la escultura así como el colorido y las composiciones características de la pintura del Setecientos perviven en el arte de esas primeras décadas del nuevo siglo. El arte de las órdenes continuará ese camino, pues, como hemos demostrado, entre la clientela continuaban hallándose frailes. La nobleza y la burguesía, los otros grandes mentores, habían evolucionado hacia los postulados Neoclásicos en primer lugar y posteriormente hacia el Romanticismo, quedando buena parte del arte religioso en manos de algunos devotos y los religiosos. Dado que lo Barroco era el lenguaje conocido por nuestros artífices, no es de extrañar que permanecieran sujetos a él. Por otro lado, es lógico que los conceptos pictóricos neoclásicos fuesen rechazados por muchos frailes -lo que no podemos demostrar documentalmente-, al identificarse con los gustos de los liberales, sobre todo después de 1820, con el Trienio y sus nefastas leyes desamortizadoras. (26) G. FUENTES PEREZ: Canarias: el clasicismo en la escultura, Aula de Cultura de Tenerife, 1990, pág. 37. (27) M.A. ALLOZA MORENO: La pintura en Canarias en el siglo X I X , Aula de Cultura de Tenerife, 1981, pág. 28.


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La crisis de la religiosidad en los conventos a finales del siglo XVIII hizo resentirse al arte, sobre todo en los encargos artísticos. Sin embargo, se produjo un fenómeno curioso. Hemos indicado que una forma de barroquismo pervivió en el Ochocientos, transmitiendo de forma versátil el mensaje evangélico o de santidad. No obstante, los artífices del tránsito entre ambas centurias, que también trabajaban para la clase acomodada, fueron adoptando fórmulas del clasicismo, tanto escultórico como pictórico, de raiz italianizante. Tal es el caso de Luján Pérez, Fernando Estévez o Juan de Miranda, nombres suficientemente conocidos que marcaron ese arte de transición. Así pues, sus trabajos tendían a alejarse progresivamente de la exposición retórica del Barroco para acercarse a conceptos clasicistas, tales como la suavidad en una expresión escultórica que no se aparta del relato sacro, o una pintura más abierta a la sugerencia y al gusto por los valores pictóricos en sí que a la simple teatralización de un hecho. Por otro lado, el número de artistas a los que se encargarán trabajos para los conventos disminuirá notablemente, pues la propia actividad de los cenobios, como ya hemos indicado, llegó a casi no existir en muchos. La Laguna, Las Palmas y La Orotava se convertirán en los últimos focos de producción artística donde pervivirá lo Barroco, entendiendo ese concepto como una forma sensorial de expresión. En este trabajo vamos a referir algunos ejemplos franciscanos, al ser la más representativa de cuantas órdenes se afincaron en Canarias. De todos modos, las conclusiones pueden hacerse extensivas al resto, ya que los mismos artífices trabajaban para todas, no produciéndose cambios de estilo sino de tema iconográfico. El trabajo del Dr. Fuentes Pérez sobre el clasicismo en la escultura canaria revela una cuantiosa información sobre este periodo, y a los datos por él señalados vamos a referirnos al acercarnos a la producción escultórica. Para los franciscanos del convento de la Inmaculada Concepción en Santa Cruz de La Palma pudo encargarse la imagen del Señor del Huerto, obra de Marcelo Gómez Carmona, fechada con posterioridad a 1733, hoy venerada en la iglesia de Nuestra Señora de los Remedios en Los Llanos de Aridane (2@'. En ella se han visto los primeros atisbos de un cierto clasicismo escultórico que se extendería por las islas lentamente. De esta obra nos interesa el tema, la representación de Cristo que más gustaba a los franciscanos. Tal fue así, que a finales del siglo XVIII y comienzos de la centuria siguiente se convertiría en el tema preferido por frailes y fieles. (28) G. FUENTES PEREZ: op. cit., págs. 103 y 104


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Ello lo confirma el hecho de que en 1775 Pedro Murga y Cárdenas realizó una efigie para la Venerable Orden Tercera de La Orotava, siguiendo para ello el ejemplo de la imagen que se custodiaba en el convento de San Pedro de Alcántara en Santa Cruz de Tenerife(2y1. Sin embargo, la adopción definitiva de los esquemas clasicistas no se apreciará hasta 1801, cuando la Venerable Orden Tercera de Las Palmas encargó a José Luján Pérez la ejecución de una nueva imagen del Señor del Huerto para los cultos procesionales("').Para el mismo convento, sólo dos años antes, el clérigo Pedro Villers solicitó a Luján la talla de un San Pedro de Al~ántara'~'). Esta obra es quizás la más significativa del periodo que tratamos, pues sugiere más una dulzura que habla de redención que de los signos de mortificación del dramatismo contrarreformista. Otros temas realizó Luján para las órdenes, como la Virgen del Carmen para los franciscanos de La Orotava después de 1798, hoy venerada en la iglesia de San Juan Bautista de la misma localidad (321,además de esculturas sin relación con ellas, como las magníficas piezas de Nuestra Señora de los Dolores, de 1796 y Nuestra Señora del Rosario, de 1801, para la iglesia de Santiago Apóstol de Gáldar(3'),donde la morbidez en las actitudes de las imágenes revelan un artífice preocupado más por la calidad de las obras que por otros valores. Así, el clasicismo adoptado por Luján elimina la preocupación de los autores barrocos por ceñir su estilo excesivamente al tema tratado; ello supone, sin duda, una gran evolución en los conceptos artísticos. La referida iconografía del Señor del Huerto volveremos a encontrarla en el encargo que Luján recibiera de su cofradía para las clarisas de La Esta es quizá una Laguna en 1805 con el fin de sustituir una pieza anterior(34). de las obras más notables donde aún se respira el barroquismo mezclado con una elegancia compositiva que, ciertamente, se destaca de la dureza de los Apóstoles dormidos que acompañan el paso procesional, obra de José Rodríguez de la Oliva. El segundo gran artífice canario que trabajará para las órdenes en Canarias será Fernando Estévez del Sacramento, quien hacia 1820 realizaría una talla de Santa Clara de Asís("1, donde el escultor, o equivoca el modelo o (29) Ibídem, págs. 115 y 116. (30) Ibídem, pág. 203. J.M. ALZOLA: L a iglesia de San Francisco de Asis de Las Palmas, Real Sociedad Económica de Amigos del País de Las Palmas de Gran Canaria, 1986, págs. 114 y 115. 31) G. FUENTES PEREZ: op. cit., págs. 199 y 200. 32) Ibídem, págs. 191 y 192. 33) Ibídem, págs. 186 y 204. 34) Ibídem, págs. 222 y 223. (35) Ibídem, pág. 326.

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Señor del Huerto, José Luján Pérez, 1801 Iglesia de San Francisco de Asís en Las Palmas de Gran Canaria.

no realiza una obra feliz en cuanto al tema iconográfico, pues su actitud más recuerda a Santa Escolástica u otra fundadora que a la santa compañera de San Francisco en las labores de la reforma espiritual seráfica. En cualquier caso la elegancia de la imagen estaría relacionada con algunas piezas no vinculadas a los conventos, como el San Pedro de la iglesia parroquia1 de Nuestra Señora de la Asunción en San Sebastián de La Gomera, hacia 1830(3h). Por último, podemos mencionar, ya como un eco tardío de este periodo de transición, la escultura del Señor de Huerto efectuada hacia 1862 por Nicolás de las Casas Lorenzo para el templo de San Pedro en Breña Alta (La Palma)'"). Esta obra cerraría definitivamente un ciclo donde la obra escultórica debía adaptarse a un nuevo lenguaje figurativo, el clasicismo, sin olvidar la función para la que fue concebida en el Barroco; la escenificación de los valores contrarreformistas. En cuanto a la pintura, podemos señalar unas características semejantes, pues tanto la composición de muchos de los lienzos ejecutados entonces, (36) Ibídem, págs. 350 y 352. (37) Ibídem, pág. 416.


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así como el sentido cromático responden a conceptos heredados del Barroco. Como ejemplos podríamos citar el lienzo del Extasis de San Francisco, anónimo, que perteneció al convento franciscano de La Orotova, hoy depositado en Esta obra el Museo Municipal de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife(3R). muestra aún la dependencia de fórmulas barrocas, como el claroscuro y la tensión dramática de la escena, pero la calidad del tejido que actúa como soporte nos indica una obra tardía. Semejante sería la pintura de San Luis Rey de Francia que se guarda en la catedral de La Laguna. Fue realizada por Luis de la Cruz y Ríos hacia 1828(39), mostrando aún la reverencia del Barroco aunque ya somentido a las normas del Neoclasicismo.

4.

CONCLUSIONES

En primer lugar, destacamos que a finales del siglo XVIII se produjo una profunda crisis social y religiosa que afectó al conjunto de la sociedad. Esta crisis tuvo un eco inmediato en las órdenes religiosas, pues si hablamos de pérdida de valores en la sociedad, los conventos eran a su vez una reproducción a pequeña escala de los estamentos sociales de Canarias. Por todo ello, la convivencia se vio resentida hasta el punto que los padres provinciales quedaban obligados a redactar cartas tan duras como las antes expuestas. Esa crisis tuvo consecuencias inmediatas sobre el medio artístico, puesto que los encargos para los cenobios disminuyeron progresivamente -como la propia vida en ellos- y las partidas de aumentos en los inventarios quedaron convertidas en referencias a obras de mejoras del convento, pero de escasa entidad. Por otro lado, sólo los artistas residentes en las ciudades llegaron a tener algún conocimiento de la nueva plástica llegada a las islas a finales del siglo XVIII. El artista de los pueblos, paralelamente, continuó afecto a lo que había aprendido en los talleres locales, por lo que el Barroco continuó siendo el estilo preferido. La falta de una educación artística acorde con la modernidad supuso dicha pervivencia; sólo los conventos de Las Palmas o La Orotava se vieron favorecidos por la acción de los escultores y pintores que maduraron en su trabajo, como Luján o Estévez, siendo los únicos artífices significativos de la época. (38) A. TRUJILLO RODRIGUEZ: San Francisco de La Orotava, Instituto de Estudios Canarios, La Laguna, 1973,pág. 78. (39) P. HERNANDEZ DIAZ: Pinturas de la Catedral de La Laguna, Excmo. Ayto. d e La Laguna, 1984, págs. 71 y 72.


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Todo ello supuso que los cenobios, exclusivos centros culturales en la mayoría de la geografía insular, dejaron de prestar su función educativa en todos los ámbitos de la cultura -incluido el artístico-, sin que fuesen sustituidos por instituciones civiles. Todo ello condicionó un progresivo estado de pobreza artística en las áreas periféricas, que contrastaba con el enriquecimiento paulatino de Las Palmas y Santa Cruz de Tenerife. Por otro lado, tras las desamortizaciones de los años veinte y treinta, el patrimonio conventual fue desmembrado y las comunidades que sobrevivieron a esos duros años sólo comenzaron a conocer un cierto auge en las primeras décadas del siglo actual. Así, el patronazgo artístico vinculado a la Iglesia -escaso ya- quedó relegado a las parroquias. Esto trajo consigo que se demandasen sólo piezas devocionales de los santos preferidos, sin que se siguiese un discurso iconográfico, perdiéndose finalmente buena parte del aparato teatral del Barroco. En definitiva, este época de transición marcó el ocaso del convento como centro generador de la cultura, lo cual llevó a las manifestaciones artísticas de tipo religioso a un estado de decadencia del que sólo empezaría a salirse tras la guerra civil española y la presencia de los lenguajes contemporáneos en las artes plásticas y en la arquitectura.

Carlos Javier Castro Brunetto



ALMOGAREN. 18. (96). Págs. 89 - 9 5 . 0 CENTRO TEOLOGICO DE LAS PALMAS

IGLESIA Y ARTE EN EL SIGLO XIX: EL CASO DE UNA PRESENTACION EN EL TEMPLO

MARIA DE LOS REYESHERNANDEZ SOCORRO UNIVERSIDAD DE LAS PALMAS DE GRAN CANARIA

1.

INTRODUCCION

N u e s t r o s objetivos en la realización de este trabajo pretenden ser, de un lado, un ejercicio de lectura que en la mentalidad del siglo XIX tiene una cierta importancia, la asunción y recreación de una iconografía religiosa del pasado. De otro, un ensayo de salvaguarda del patrimonio decimonónico privado de Canarias, en este caso de una obra de temática religiosa, realizada en Madrid en 1878 y localizada hoy en día en Las Palmas de Gran Canaria, como tantas otras obras que desconocemos en manos privadas, sujetas a los vaivenes del mercado. En tercer lugar, queremos considerar la funcionalidad de la pintura religiosa en el pasado siglo en Canarias. Estamos ante una obra ejecutada por un pintor madrileño -recuérdese que en el mercado pictórico isleño son muy escasas las muestras de este género-, que acaba siendo colocada en el oratorio particular de una casa localizada en Tafira Alta. Por tanto, casi en el momento, o poco después de su ejecución: La Presentación de Jesús en el templo de Ramón Mosquera y Vidal, pasa a ser objeto de culto en una mansión particular grancanaria. La perspectiva que se nos abre, desde esta última óptica, todavía poco desarrollada por la historiografía artística y de las manifestaciones religiosas en general, por lo menos en esta centuria de la que ahora nos


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ocupamos, es la de relacionar la necesidad o demanda de obras artísticas de género religioso por parte de la alta burguesía y grandes propietarios insulares con la actitud de la Iglesia, que en una línea tradicionalista, permite la existencia de una práctica del culto religioso en manos privadas. El caso de esta Presentación que estamos tratando, como otras tantas obras sacras, perdida ya en la actualidad su funcionalidad inicial de culto, ha pasado a formar parte de una colección particular, valorándose más, por una parte, su ya dilatada presencia en la misma familia, de otra, sus méritos artísticos, y en último lugar, su propio valor en el mercado. Todavía podemos añadir, que posiblemente sus primeros propietarios -esta es la hipótesis que barajamos-, adquirieron, encargaron o bien recibieron por herencia o donación esta obra, no con espíritu coleccionista, sino al igual que otras familias de la época, tuvieron especial interés en solicitar obras de firma o copias, para destinarlas a sus pequeños oratorios familiares que, en algún caso concreto, aún hoy en día podemos encontrar en nuestra ciudad. Dentro del panorama pictórico español y europeo decimonónico, las representaciones de carácter espiritual, sacras, no tienen especial relevancia e interés; han perdido el peso de las centurias precedentes. La práctica contrarreformista de utilización de la imagen como vehículo de persuasión para realizar u n adoctrinamiento formativo, se desplaza hacia programas profanos "), se ha pasado de lo trascendente a lo materialí2).El género religioso, aunque se continúe practicando, se convierte en parte del mero quehacer profesional, que los pintores plasmarán con un carácter más racionalista, dejando a un lado el sentido profundamente cristiano de épocas anteriores. Dentro de esta pérdida de valores tradicionales han de situarse las realizaciones de copias de grandes maestros del Barroco, y especialmente del modelo murillesco. Aquéllas vienen a suponer la alternativa para los que continuaban necesitando del poder de la imagen religiosa. No sólo seguirá siendo el tradicional ejercicio metodológico que se obliga a ejecutar a los artistas en las Academias y Pensionados, sino que va a estar presente en los concursos artísticos al potenciarse por parte de particulares y desde la propia oficialidad -siguiendo el modelo francés de mediados de siglo-, reconociéndose de una manera laudatoria las habilidades de los copistas, dignificándoles su trabajo. Con la copia, en definitiva, se volvía a los inicios del género religiosoí3).

(1) (2) (3)

T . SAURET: El siglo XIX en la pintura malagueña, Málaga, 1987, pág. 307. Ibídem. Idem, pág. 309 y págs. 319 a 321.


La Preselztaci&tt de Jesús en el Templo, que nos

o c u p a . e s una pintura al óleo de grat~desdimensiones (175.3 x 133-5crn.), realizada en 1878 e n Madrid p o r Ramón Mosquera y Vidal, siguiendo un origiilal -también e n tela-, dcl pintor barroco Francrseo K i ~ z i . localizado e n el M u s e o del P r a d o y d e 0,53 x menores diinensio~~cs: 0.57 m. Frat~cisco Riz~i (1614-lrííii?), era hijo y ttcrmano respecticarneiite d e los pintores Antonio y Fray . fccundo. Juan R i l ~ i Artista discípulo de Carducho, ejeA Ict p r < , c c iirii< ¿<,ir oii ri Irrr~pio de K'rinoii Mosclcior,i, 1878 iPl»p pdl t ~ I c 1 ri"i~illlld'> de (;ldn CdllC~llGl) cutaba con taciltdad e imaglnación cuadros para altares de iglesias, escenografías. y pintur a al í're\co8+).E~trlíslicamerrte,se caracteriza por uria técnica ernpa\tada, suelta, I(>go5a, de rrca coloracicín, que recuerda a Valdés Leal, presentando ecos rubcniano\, en la forma de cornpctner y en las del C~nquecento,en lo configuras. asi como resahlcrs de la pirlturci ver~ec~arra cernierite al color. La pequeña Presentacion cn el Templo de Franci\co Riui, fc)rmí, parte de la predella o banco íiel ret;rblo del Nacinlrenro. en la capilla de don Anclrés de la Torre, del extinguido c o t l v e ~ ~ frarrciscano to mtidrilefio cle Loc: Angeles. Formaba pareja col1 Lina Adoraeiún de tos Reyes, también en cl Prado y un (1) La biografía y vida del artista Francisco Riwi ii;i mereciiio los esluiiios del P~.i>fesorD. ANC!lJiaO: Il-ori<,irco Ki;i. Sii vitln, c.irtriiri)v rriigioscis fi~chrrii«.siqitrriorct..o 1670 en Arcltixo Espafiol d e iirie. t . X X X I . ir" 127 (195%):y cle A.E. PEREZ SANCHEZ: CCrrr.riio, Ri;i I'lcrrcrcr y ¡ir pilrti~rtr1r7/ithileiitiri<, sii ticiirlio (IhSil.~i700).Caliiiogo del M u s e o del Praclo corresptrndienic ii la Exposicitiil eelcbr:rda e n cl Palacio d e Vi1l;rlícrmosa (enero-nrnrzo IOiXO).


IGLESIA Y ARTE EN EL SIGLO XLX: EL CASO DE UNA PRESEiVTACION E N E L TEMPLO

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Ecce Homo localizado en la Academia de San Fernando de Madrid'S).Por lo que se refiere a la referida Presentación, se trata de una composición dinámica, de colores brillantes con los típicos verdes hojas, rosados y rojo carmín, de factura elegante, audaz y suelta, considerada como una obra tardía de este autor. Como era habitual en él, repite, mantiene, un repertorio iconográfico y modelos compositivos de épocas anteriores'". Ello puede comprobarse observando otra obra denominada La Purificación, ejecutada hacia 1663, de 2,06 x 2,91 m. y de gran influencia veneciana. Así podemos comprobar, que el perfil de la anciana de la derecha, que sostiene el cesto de las palomas o pichones es similar al que aparece en la Presentación. Son igualmente reconocibles las representaciones de la Virgen, San José y del Sacerdote"). De modo diferente, con influencias de Ribalta y fuerte modelado zurbaranesco, el tema de la Presentación de Jesús en el Templo, fue también abordado por el pintor Jerónimo Jacinto de Espinosa (1600-1667), coetáneo de Rizzi''). Volviendo a la tela del siglo XIX, objeto del presente trabajo, comprobamos que se trata de una ampliación en vertical realizada por Ramón Mosquera y Vidal, sin firmar ni fechar. Este pintor, nacido en Madrid, hacia 1835, fue discípulo en la Academia de Nobles Artes de San Fernando de Carlos Mugica y de Benito Soriano Murillo. A tenor de lo presentado en las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes de 1866 y 1876, así como de otros certámenes locales, sabemos que cultivó el retrato y la pintura de temática costumbrista("', a lo que habremos de añadir también la de ejecutor de buenas copias como la que ahora abordamos. Comparando este óleo con el de Rizzi, aparte de advertir la diferencia de formato, nos damos cuenta de que la ejecución es más cuidada en la obra del pintor decimonónico, respondiendo a la estética eclecticista del XIX, que permite conjugar armoniosamente el esmerado dibujo clasicista y el. sensorial colorido del Barroco. Mosquera ha concedido, una mayor amplitud a la ambientación arquitectónica y escenográfica que Rizzi. Pero, en general, la copia se ajusta bastante al modelo que reproduce, tanto en la composición, como en la elegancia del color o en la propia luminosidad. PÉREZ SÁNCHEZ: Catálogo ..., pág. 254, no 83. Vide asimismo las fotografías de las págs. 158-159. ( 6 ) En el Catálogo de Diapositivas del Museo del Prado, en la pág. 17, aparece esta obra bajo el n." 3.032 con el título Presentación de Jesús en el Templo, indicándose que se corresponde con el no 1.130 del Catálogo del Museo del Prado. Sin embargo, en la Guía actualizada del Prado. Una historia de la Pintura a través de las obras del Museo de J.J. LUNA, Madrid, 1994, pág. 82, se le denomina a esta misma obra: La Purificación. (7) PEREZ SÁNCHEZ: C~itálogo..., págs. 253.254. ( 8 ) Catálogo de la Exposición: Obras de Jerónimo Jacinto de Espinosa, Caja de Ahorros Provincial de Alicante (16 de octubre al 10 de noviembre), 1984, pág. 5. (9) M. OSSORIO y BERNARD: Galeria Biográfica de Artistas Españoles del siglo X I X , Madrid, ed. de 1875, pág. 471. (S)


"LrPri.sc.iitcrii<.i<irr de Fraiicivco R i i i (h4~1ceo del Prado) "

En e1 aspecto tenrhtlico el lienzo resuelve de manera dinámirta y r-iarrativa un conocido episodio de la infancia de Jeslts. extraído del Evangelio de San Lucas""'.Recoge el momento cn que sus padres, siguiendo la Ley de Moisés, llevan al Nifio al templo de Jerusalén, para presentarlo al Seiior:

El acontecimierito de la Presentaefdn en el Templo, debe de asociarse, tamhifr~,al ceremonial de la PuriEcaclón de la t7irgenMaria, quien si: someti6 a la prescripcibn judía de la obligatoriedad que tenían las mujeres de acudir al templo. después de haber alurnl-rrado un l-lijo, a efecto4 de purificarse, expirado el piazcr reglamentar~t>('~). Baio unos arnpulosos cortirtajes harroqui~antes,observamos ai piadoso Simectn, tomando en brazos al Niño, y ensal~andocon su canto a Dios por haberle pcrmilido contemplar, antes de su muerte, al Salvador del pueblo de Israel:


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i(il i,SIr\ Y /\¡?-TI' IN IFI SlCii.0 X I X !:l. (.AS<>llii: t N t i I ' X t S I \TA/L<I O V [:\ ií. 7 1 W f ' I . 0

Detalle de la

"i-'r(,ci,iiíiic.iiji~''de

Kan16n Mosquei-a

Ahor-LZ, Seflor, alzora síqrre scrca5 efi p a de ~ P\¡P I I Z ~ ( I Z Cf!/ ¿E[ O J I ~ P V O ,% L > ~ I f~ L~prcinzera. i Porqrie yri nzzr o j o s jrnn vlrfo al Scrlvndor cjne nos Izac (lado...'"). Ante Sirneón, que actúa como Sacerdote en esta ceretnonia, María y José escuchan con expcctaciórr SUS palabras. Una anciat~aes la encargada de llevar en una cesta la pareja de Icírtolas o pichones -típica ofrenda d c los menos pudientes- para el sacritieio. por el pecado de impureza tras el parto. Sin duda, detíe de tratarse d c la profetiza Ana, de edad avanzada, que ya viuda con 84 afios, no salía del templo día y i~ocheorando y ayunando. Ella LambiCn se encontraba en el Templo en el momento de la Presentacion de Jesris, para alabarlo"i'. Completando la teatral representación, y como testigo de los acontccirnientos cometitados. nos ericontramos con dos pe-sonajes más, relacionados entre si por una lirlea en diagonal. En primer término, la mujer que cla la espalda al c\pectador, en actitud de adoracidn, y más al fondo, el joven que porta la encendida vela, tan relacionada con este tipo de eventos ríe carácter sacro.


1)s

MAR14 DL LOS RFYf \ I I F R Y A h l > P / <i(XO R R O

El cuadro, se encuerltra en la actualidad en un domicilio particular d e las Palmas d e Gran Canaria, Pero, originariamente, estaba como reseñabatnos con anterioridad, e n un oratorio privado de una not able vivienda de Tafira Alta. De ntro de aquél, ocupaba el lugar principal, estando ubicado en el centro de un altar de madera. que tenía cajoneras a ambos lados, p a r a guardar los orilalnentos liturgicos. Todo el recinto estaba adornado vistosamente, con telas rojas, un vía crucis tallado, reclinatorios, sillas d e rejería, localizándose tambidn un confesonario y una pila de márrnol Dara el agua bendita. Este oratorio, era utilizado para festejos familiares de carácter religioso, siendo incluso visitado por el propio Obispo, aún e n épocas recientes.

-

"Lcr Preserriric,icíri de R. Mosyuern "

La casa que albergara la capilla a la que hemos aludido. está hoy en un lamentable estado de coilservación, porque hace bastante tiempo que no se habita. Con la finca que tiene alrededor, fue un regalo del Dr. don Manuel González Gon~alez,oriundo de Arucas y Director de la Real Sociedad Economica de Amigos del País, a su esposa doña Candelaria Massieu Westerling. Corno no tuvicron descenclientes, la vivienda fue heredada por la hermana de esta última doña Carmen Massieu Westerling, casada con don Cristobal Manrique de Lara y Ponte. Posteriormente pasaría a un hijo de ambos don Luis Antonio Manrique de Lara Massieu, quien contra.jo matrimonio con doña María de las Mercedes Castillo Olivares Fierro. Finalmente. a uno de sus descendientes y su Familia les sería legada esta propiedad y el cuadro que nos ocupa. quienes, afortuiiadamente, han sabido mantener esta obra en perfecto estado de conservación hasta nuestros días. María de loa Reyes Hernándrrz Socorro



ALMOGAREN. 18. (96). Págs. Y7 - 107. O CENTRO TEOLOGICO DE LAS PALMAS

CONCORDATO Y RESTAURACION: LA RECONSTRUCCION DE TEMPLOS EN LA DlOCESlS DE TENERIFE, 1862-1918

ALBERTO DARIASPRINCIPE MARGARITA RODRIGUEZ GONZALEZ DELEGACION DE PATRIMONIO HISTORICO DE LA DlOCESlS DE CANARIAS

1.

EL MARCO JURIDICO

L a muerte de Fernando VI1 significó para España el cierre de un ciclo en la administración del Estado que se había iniciado con la modernización del país de manos de los Reyes Católicos. La Iglesia no fue una excepción en este cambio, de modo que, desde la Regencia de María Cristina, las relaciones institucionales se fueron deteriorando a causa de esta renovación, que despojaba a la Iglesia de unos medios que, durante más de tres siglos, encaminaron de manera correcta la gestión de la misma. Se hacía necesaria la búsqueda de un marco jurídico administrativo que reemplazara al anterior, plasmado en el Concordato de 1851. Las cuestiones pendientes eran numerosas: -solucionar los problemas causados por las dos últimas leyes desamortizadoras, especialmente la de Mendizábal. -establecer nuevas circunscripciones de diócesis que se adaptaran al reciente mapa provincial del país. -organizar con uniformidad el clero parroquia1 y catedralicio haciendo hincapié en problemas acuciantes como las incompatibilidades de beneficios.


CONCORDATO Y RESTAURACION: LA RECONSTRUCCION DE TEMPLOS EN LA DIUCESIS ...

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-resolver -los

la cuestión de la residencia de los clérigos.

requisitos de aptitud e idoneidad.

-definir

la nueva enseñanza del clero y la organización de los semina-

rios. -regularizar la jurisdicción eclesiásticas después de suprimir sus privilegios estamentarios. -por

último, solventar el problema de las órdenes religiosas(".

Todo ello, llevó a un progresivo enrarecimiento de relaciones que culminó, de una parte, en la durísima alocución del Papa contra el gobierno de España en el Consistorio Secreto del 1 de marzo de 1841; y, de otro, en la ruptura de relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y el Estado español. Sin embargo, la propia dinámica religiosa de este pueblo se encargó de demostrar la imposibilidad de una política de mutua agresión que, juntamente con la llegada de los moderados al poder, condujeron al referido Concordato de 1851. Según éste, la Iglesia aceptaba la nueva situación económico-administrativa del Estado, que por su parte se encargaría de proveer la situación económica de aquella. El resultado teórico fue francamente positivo para la Iglesia; la realidad sin embargo fue bien distinta, desde el momento que la capacidad financiera de la Hacienda española impidió desarrollar la prestaciones previstas. El Concordato, firmado el 16 de marzo, contaba con 46 artículos de los cuales dos, el 36 y 37, regían como normas iniciales y sustanciales todo lo referente a construcciones y reparaciones de iglesias, seminarios, palacios epíscopales y casas de religiosos(2).En general, había grandes lagunas en este texto y por ello poco tiempo después, la Gaceta de Madrid del 9 de octubre de ese mismo año publicaba un Real Decreto concretando en lo posible todo lo referente a reconstrucciones y reparos. La razón era la necesidad de modificar la Real Orden del 4 de diciembre de 1845 que tenía por objeto fijar la trarnitación de los expedientes que se instruyeran para la edificación y reparación de las iglesias parroquiales del Reino. A partir de este momento, se precisará en qué circunstancia y quién deberá llevar adelante el tema de reconstrucción, cómo debía ser la cuantía a aportar y qué justificaciones de los dineros entregados se llevaría a cabo (''. (1) (2) (3)

M. MARTINEZ ALCUBILLA: Diccionario de la Administración Española. VI Edición. T . IV. Madrid, 1915. Pág. 105. Concordato celebrado en el año 1851 entre su Santidad el Sumo Pontqice Pío IX y su Majestad Católica, Dña. Isabel II, Reina de España. Madrid 1851. Págs. 27 y 28. Gaceta de Madrid, n." 6.296. Jueves, 9 de octubre de 1851.


ALBERTO DARIAS PRlNClPE - MARGARITA RODRIGUEZ GONZALEZ

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Más adelante fue necesario delimitar aún más, por lo que se expidió el 29 de noviembre de 1851 un Real Decreto en cuyo artículo 10 se leía: "se recomendará m u y eficazmente a los diocesanos, que destinen del fondo de reserva para la reparación extraordinaria de templos, la mayor cantidad posible, sin perjuicio de que el Gobierno contribuya convenientemente por su parte con arreglo al final del art. 36 del Concordato, y en este último caso los mismo diocesanos instruirán previamente los oportunos expedientes y obtendrán la Real aprobación en los casos que proceda con arreglo al R.D. de 19 de septiembre último"(4)y posteriormente, para llevar a efecto la dotación pactada para el culto y clero, decidieron efectuar un convenio adicional, celebrado el 25 de agosto de 1859, cuyo artículo 13 reconfirmaba lo pactado en el Concordato(5). Como colofón a esta primera etapa, la Gaceta de Madrid publicaba el 6 de octubre de 1861 un nuevo Real Decreto que definía en su conjunto toda esta cuestión. El gobierno estaba satisfecho de su aportación a la reconstrucción de los edificios religiosos, pero deseaba saber en que manera se ejecutaba la distribución de esos fondos, al igual que la situación de estos edificios para que, según sus necesidades, hacer los repartos. Era, pues, necesario instaurar los medios que proporcionaran este conocimiento, y saber la mayor o menor urgencia de las obras. Hasta entonces no se habían dictado medidas para que el Estado pudiera conocer minuciosamente la inversión que se daba "a los fondos aplicados a tan interesante objeto". Resumiendo, las innovaciones más importantes se podrían concretar en seis puntos: lo) Los gastos se dividirían en dos apartados, ordinario y extraordinario. 2") Los primeros, de cuantía inferior, se gestionarían por los diferentes estam e n t o ~del clero y sólo serían vigilados por sus propios superiores.

3") Los segundos, de mayor cuantía, se pormenorizarían sobre todo en la capacidad y ornato del templo y su seguimiento se llevaría a cabo por el Estado. 4") Se crean las juntas de reparación de templos,catedrales, seminarios, palacios episcopales... encargadas de la solicitud y seguimiento de las obras, y si fuera necesario se erigirían en los pueblos juntas subalternas. (4)

(5)

M. MARTINEZ ALCUBILLA: Ob. cit., pág. 142. El árrafo final del art. 36 del Concordato decía textualmente: "Del mismo modo proveerá fE1 Estado] a los gastos de las reparaciones de templos y derniís edificios consagrados al culto ". Convenio celebrado en 25 de agosto de 1859 entre Su Santidad y Su Majestad Católica, Dña. Isabel 11, Reina de España, adicional al Concordato de 16 de marzo de 1851. Madrid 1860, pág. 15.


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5") Según la cuantía económica, el expediente debería ser instruido por un maestro de obra o por un arquitecto. 6") Los contratos de obras se encargarán por concurso públicoIhj. Por fin, por el R.D. de 13 de agosto de 1876 se preveía la figura del arquitecto diocesano, nombramiento que le correspondía otorgar al Ministerio de Gracia y Justicia. No se ponía límite a su número -podía ser un titular y un suplente, y uno o varios suplentes- pero sólo tenían derecho a la mitad de los honorarios de tarifas, que debían hacerse efectivos en tres plazosI7j. Durante el resto del siglo, las restauraciones y reconstrucciones se movieron en el ámbito de este marco jurídico, hasta que en el Real Decreto de 30 de abril de 1918 se derogan todas las disposiciones dictadas sobre la materia y se declara que las cuestiones no registradas en él se rijan por la legislación general de Obras Públicas, tal y como se expresa en el texto "...y contiene preceptos sobre la clasificación de las obras, reglas para su contratación y ejecución, formas de constituir las juntas diocesanas y especiales, n o m bramientos, residencia, honorarios y función de los arquitectos diocesanos, proyectos de obras, subastas, rescición de contratos, etc."(8j.

SITUACION E INICIOS EN LA DIOCESIS DE TENERIFE

2.

La Diócesis de Tenerife llegó tarde y mal a todo este proceso. Su situación era bastante ambigua; por el Concordato de 1851, su demarcación territorial quedaba absorbida por la Diócesis de Canarias, pero al contrario de otros casos en que esta supresión se llevó a cabo de manera automática, aquí la insularidad obligó a una auténtica confusión territorial. La Diócesis se seguía manteniendo íntegramente, pero desaparecía su rector y el Obispo de Las Palmas se encargaba de gobernarla como Administrador Apostólico. Aunque el comportamiento de los prelados canarienses fue modélico por su respeto, el estado de decrepitud a la que había llegado el territorio nivariense era lamentable. A la acuciante falta de sacerdotes se unía que los pocos con que se contaba eran de una incultura mayúscula. Se carecía de Seminario Diocesano y, sobre todo, la situación económica era tan precaria que hacía imposible cualquier recuperación en la mejora de la Diócesis. En esta situación, y siguiendo las órdenes del Ministerio de Gracia y Justicia, se creó la Junta Diocesana de Construcción y Reparación de Templos (6) (7) (8)

Gaceta de Madrid, n." 279. Domingo, 6 de octubre de 1861. M. MARTINEZ ALCUBILLA: ob. cit.,T.II. 1914, pág. 18. M. MARTINEZ ALCUBILLA: Ob. cit., T. IX. Madrid, 1920, pág. 46.


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y Edificios Eclesiásticos del Obispado de Tenerife, independiente de la del Obispado de Canaria. El encargado, en consencuencia, de su creación fue el Provisor, Vicario General y Gobernador Eclesiástico de la Diócesis, Pascua1 José Cózar, convocándose la reunión para el día 24 de ese mismo mes (ya que el gobierno había dado como fecha tope el 31 de octubre), quedando creada desde ese momento la Junta, que estaría compuesta según lo legislado por el Deán, un Prebendado de la Catderal en representación del Cabildo, el Procurador Fiscal del Juzgado de laInstancia de La Laguna (al no estar la Audiencia en esa Ciudad) y, como Presidente, el Gobernador Eclesiástico. Más adelante, se les añadió el representante del Gobernador Civil, para quien ['l. se había designado al Delegado de la Junta de Monume~~tos La Junta hizo suya las cuestiones referentes al cuidado de edificios religiosos y así, desde ese mismo día, acogió como propia la solicitud del pueblo de El Paso para la reconstrucción de su iglesia(lOl,que había transferido el Gobernador Civil. No parecía que el tema presentase mayor dificultad. Así, a los pocos meses, se habían constituido dos Juntas subalternas, en Arafo y San Sebastián de La Gomera, para solicitar la reconstrucción de sus respectivos templos, a las que, poco después, se había sumado la de El Paso. Podemos decir que en sólo un año todas las parroquias tenían su correspondiente Junta subalterna. Otro caso de suma urgencia, solicitado de inmediato, había sido el estudio de los problemas de amenaza de derrumbe que presentaba el cimborrio y la nave central de la Catedral de La Laguna'l'). Pero el problema real era bien distinto, producido por la actitud de Manuel de Oraá. Este técnico, primer arquitecto titulado de Canarias, se negaba con cualquier tipo de excusa a desplazarse a los lugares en donde se le requería; primero fue la cuantía de su trabajo, luego la promesa formal de ir cuando sus ocupaciones le dejaran mínimamente libre, por último, cuando el Gobernador Civil le ordenó perentoriamente que atendiera los trabajos de la Diócesis, la negativa fue el no poder percibir los honorarios que solicitaba para las obras (que a la larga le correspondía pagar al Ministerio) í'Zl. Este problema provenía de la postura de Oraá cuyo lema era " L a arquitectura es un oficio de gabinete", y tal como lo pensó lo hizo. Lo malo fue Archivo Histórico Diocesano de Tenerife: Expediente formado en virtud del Real Decreto de 4 de octubre del corriente año obre formación de la Junta Diocesana que ha de entender en la reparación de los templos. 1861. Documentación por inventariar. (10) Ibídem. (11) Ihídem. (12) A. DARIAS PRINCIPE y T. PURRIÑOS CORBELLA: La catedral de La Laguna (En elaboración).

(9)


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que con su sentido casi autocrático de su profesión impidió mientras pudo el que los maestros de obra realizaran el cometido al que él se negaba, ya que, apoyándose en la ley que reservaba las obras de carácter público a los arquitectos, negaba cualquier tipo de posibilidad de acción a estos profesionales, y cuando por imposición de la autoridad se le obligaba, solicitando que revisara la labor con los consiguientes informes de los proyectos presentados, sus críticas eran demoledoras 'j3).

El caso más flagrante fue el de Francisco de la Torre, cuando, por imposición del Gobernador civil, Oraá debió informar de un proyecto de iglesia firmado por él. Nuestro arquitecto utiliza un lenguaje directo y franco, al ver desde su óptica atropellada la profesión (...es difícil contenerse en los límites de la más estricta prudencia cuando se ven holladas las prerrogativas profesionales). Igual violencia usa al juzgar la obra, acusándola de carecer de conocimientos y espíritu creativo ("es sensible que el autor del proyecto n o haya tenido a la vista algo de lo que tenemos en España digno de imitación y que sólo se haya inspirado en esas iglesias que reproducen algunos libros franceses como modelo para copiar auqnue n o siempre sea lo mejor y más digno de imitación ") ( 1 4 ) Oraá no fue ni a El Paso ni a Arafo; sí lo hizo, pensamos a Guía de Isora y a San Sebastián de La Gomera. De este último, sólo conocemos el informe de reparación del templo, no llevado a efecto por falta de fondo^''^'. En cuanto a Guía de Isora, trazó un proyecto firmado y fechado en 1854, sorprendente por su extraordinaria calidad; Oraá nos ofrece un templo neoclásico dentro de la corriente estética de Ventura Rodríguez, anacrónico, por los años que corrían y sólo comprensible por la proximidad con su reciente etapa transcurrida como estudiante en la Academia. En cualquier caso, la brillantez de la obra nos hace lamentar que ésta no se ejecutara, pues lo desproporcionaAños do del presupuesto, 366.677 reales, hizo no tenerlo en con~ideración('~. más tarde, en 1863, se aprobó la ampliación del templo de Nuestra Señora de la Luz de Guía de Isora, "a fin de hacerlo más capaz", designándose a Vicente Armiño para que estudiara la obra. La paralización de la Junta a causa de los acontecimientos políticos, relevó al olvido este segundo intento. Oraá abandona Canarias en 1862 dejando su estudio y clientela a su pariente Vicente Armiño, maestro de obra titulado, quien, animado por él, se 113) A. DARIAS PRINCIPE: Arauitectura v arauitectos en las Canarias occidentales: 18741931. Santa Cruz de Tenerife. 1985, págs: 10ILa104. (14) A. DARIAS PRINCIPE: Op. cit.; págs. 103 y 109. (15) A . D A R I A S P R I N C I P E : L o s lunares colombinos de la Villa de San Sehastián. Ayuntamiento de San Sebastián de L> Gomera, 1990. (16) MORIN, Constanza: Patrimonio Histórico de Guía de Isora. Santa Cruz de Tenerife, 1990, págs. 31 a 41. \

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había decidido a trabajar en Canarias. Mientras, la Junta, ante los problemas que suponían la actitud de este arquitecto, había solicitado al Gobierno Civil, y éste al Ministerio, que por las condiciones particulares de Canarias (lejanía, insularidad, carencia de técnicos superiores, etc.) se pudieran hacer los encargos a los maestros de obra y similares, lo que fue concedido. En tanto, en julio de 1862, el Ministerio, ante la inoperancia de algunas Juntas, solicitaba conocer el Estado físico en que se encontraban los templos y qué obras se habían realizado o estaban en trámite de ejecutarse. Los informes que enviaron la totalidad de las parroquias confirman un estado desolador de los edificio. Excepto casos muy puntuales, la mayor parte amenazaban ruina inminente. En Tenerife sólo el curato de San Miguel de Abona "por ser de reciente construcción" confirmaba su buen estado. La isla de La Palma era la excepción: gran parte de sus templos no presentaban problemas. Breña Baja, las Nieves, o Garafía estaban en buen estado. Otras como las de Fuencaliente o El Paso sólo necesitaban pequeños reparos ("1. En cuanto a los expedientes abiertos, se habían solicitado 29 ayudas. De ellos, sólo en un caso, La Asunción de San Sebastián de La Gomera, se había formado el consiguiente presupuesto. El resto, o no había salido de la Curia o había sido devuelto por tramitación incorrecta; y de ellos, catorce ni siquiera habían acordado en qué consistiría su reparación. En La Laguna se solicitaba la reparación del cimborrio de la catedral, la parroquia de San Marcos de Tegueste pedía la reparación de tejados y techos, el Salvador de La Matanza la construcción de una capilla mortuoria, Nuestra Señora de los Angeles en La Victoria la reedificación del chapitel de la torre, la parroquia de San Juan de Arafo su edificación, la del pueblo de San Andrés la construcción de una nave o ensanchar el templo, la parroquia de los Remedios en los Llanos de Aridane la renovación del techo de la nave, La Candelaria de Tijarafe la reedificación de la sacristía y repavimentación, la de San Antonio Abad de Fuencaliente la reparación del pavimento, construcción de un campanario y "ensanche del templo a lo largo", de Nuestra Señora de la Bonanza en El Paso la edificación de un templo, y San Mauro de Puntagorda la reparación y construcción de dos capillas. En La Gomera, San Juan Bautista de Vallerhemoso pretendía consolidar lo existente y terminar la parte inacabada, y la Encarnación de Hermigua la reparación de paredes y piso. Por último, la Candelaria del Golfo en el Hierro solicitaba la reparación de sacristía y tejado(18). (17) Archivo Histórico Diocesano de Tenerife: Expediente formado en virtud... (18) Ibídem.


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3.

LA LABOR DE LA JUNTA

El devenir de la Junta fue paralelo, como es lógico, al clima del propio Estado. Podemos por ello dividir el marco cronológico elegido (1862-1918) en dos momentos claros, separados por un acontecimiento fundamental, la Restauración Borbónica de 1874. Durante el periodo Isabelino, las reuniones de la Junta, bastante espaciadas, fueron dilatándose hasta desaparecer definitivamente. La última se celebró en 1864. En realidad, desde hacía algún tiempo y una vez puesta en funcionamiento, se marchaba a golpe de las informaciones que Madrid pedía. El clero nunca abandonó su desconfianza, pues no alcanzaba a ver cómo con tan poco dinero se podían reparar todas las necesidades, muchas de ellas de urgencia. Durante el Sexenio Revolucionario, se ignoró el tema, y sólo dos años después de la Restauración comenzó a ponerse en marcha la Junta. Fueron pues doce años (1864-1876) sin ningún tipo de actividad. La política conciliadora del periodo canovista logró lo que parecía ya inviable: la lenta puesta al día de la dinámica de ayudas del Concordato. Una de las últimas actuaciones de la Junta antes de su paralización fue la de nombrar a Vicente Armiño como técnico suplente a partir de mayo de 1873. Poco fue lo que pudo hacer y, cuando se abrió el segundo periodo, en 1876, ya hacía más de un año que había llegado a Canarias Manuel de Cámara, a quien se designó como arquitecto diocesano, en octubre de 1877. Pero bien pronto, se pudo comprobar que Cámara no podía abarcar todo el trabajo, además de su progresivo desentendimiento del mismo, por lo que se decidió nombrar como técnico suplente a Antonio Pintor, el año 1897. En realidad, debíamos hablar más bien de arquitecto adjunto, pues realmente compartía el trabajo más que otra cosa. Cámara mantuvo los años del cambio de siglo una postura muy polémica con la curia: su absentismo y, sobre todo, la despreocupación que mostró en la reconstrucción de la Catedral de La Laguna, le valieron fuertes críticas, hasta el punto de que en 1906 deja su puesto en la Dióce~is''~). Los comienzos de la segunda etapa tampoco fueron fáciles. La falta de prácticaihacía que los expedientes enviados a Madrid fueran devueltos con cierta asiduidad por no haber sido cumplimentados correctamente. Esto llevaba a idas y venidas de los documentos que, en el caso además de Canarias, traía consigo por su lejanía unas demoras considerables. (19) A. DARIAS PRINCIPE: Arquitectura y arquitectos.. .,págs. 139 y 140.


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El primer edificio al que se le instruye expediente, el año 1876, fue la iglesia del ex-convento de Santo Domingo de Guzmán en La Laguna. Ya, El proceso fue tragicódesde 1867, se había denunciado su ruina inminente!20). mico. Primero, no había arquitecto que informara de la obra, por lo que fue necesario buscar algún técnico medio que lo sustituyera, teniéndose que recurrir a un ayudante de ingeniero (José Felipe de la Rosa), luego se debió solicitar al Gobernador civil que habilitara a un técnico para confeccionar el proyecto. A continuación, se envió a Madrid la documentación necesaria; y por último, cuando se dió vía libre para que un maestro de obras reconociera nuevamente la fábrica para empezar la restauración, se encontró con que los vecinos ya habían intervenido el edificio y el problema estaba resuelto, gracias a los maestros locales pagados con las limosnas de los parroquiano^!^'). Inmediatamente después, al decidir la diócesis habilitar este convento como Seminario Diocesano, se hacía necesario no sólo la habilitación de la vieja fábrica sino la ampliación de algunas dependencias en el costado sur. El presupuesto de la obra era de 30.000 pesetas, cantidad excesiva para solventarla la Diócesis, por lo que se incoó el consiguiente expediente para solicitar las ayudas previstas por el Concordato. El Estado tampoco podía disponer de un presupuesto semejante, por lo que devolvió la solicitud "recomendando" que sólo se solicitaran las obras de reparación estrictamente precisas; así se hizo, y en la sesión del 24 de junio de 1878 se recibe la aceptación regia del nuevo plan, pero como la administración central desconfiaba de que se pudieran incluir algunas obras más de las admitidas, exigió que, en nota aparte al proyecto, se especificasen las piezas que debían repararse. El proyecto y la dirección de obra se le encargó al arquitecto diocesano, Manuel de Cámara, y la licitación fue ganada por Melquíades Oliva Guillén, concluyendo las obras en julio de 1879!22). La siguiente obra solicitada fue la conclusión de la fachada de la catedral de La Laguna. En 1835, por falta de dinero, se suspendieron las obras del nuevo frontispicio de esta fábrica. Se había concluido la fachada y quedaban por trazar las techumbres, entarimados y tabiquerías de ese espacio. Pasados cuarenta años, la obra comenzaba a deteriorarse, por lo que el deán solicitó la instrucción del consiguiente expediente aprobado en 1878. Nuevamente es Cámara el encargado técnico, no firmando el proyecto hasta cuatro años des(20) A.H.D.T.: Expediente instituido en virtud de oficio del Señor Alcalde Constitucional de la Ciudad, dando parte de hallarse en estado ruinoso la nave lateral a la izq~tierdade la Iglesia del Sagrario y en solicitud q u e se m a n d e cerrar dicha iglesia al culto diario. Documentación por inventariar. (21) A.H.D.T.: Junta Diocesana de construcción y reparaciónm de templos y edificios y eclesiásticos del ,Obispado de Tenerife. Libro de Actas de la Junta número 1. Documentación por inventariar. (22) Ibídem.


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CONCORDATO Y RESTAURACION: LA RECONSTRUCCION DE TEMPLOS EN LA DIUCESIS ...

pués. Se presentaron a la subasta cuatro licitadores, obteniéndola Rafael Clavijo y Armas por un monto de 13.695,32pesetas, concluyéndose en 1885(23). La cuestión de Guía de Isora volvió a resurgir el 24 de enero de 1881, en una Junta en la que se da cuenta del oficio enviado por el Ministerio de Gracia y Justicia devolviendo dos expedientes, para que fueran revisados e incluídos en el presupuesto de ese trimestre. Estos eran la conclusión de la fachada de la catedral y la ampliación del Templo de Nuestra Señora de la Luz en el citado municipio sureño. La Junta hizo lo que se le pedía, dándole prioridad a este último asunto; no obstante, acordándose del proyecto de Oraá, solicitó del párroco una información complementaria: Cuantía de los trabajos, de la feligresía y proporciones que se le pensaba dar al templo, si se construiría sobre el solar anterior o en un nuevo sitio y si, de darse esa segunda condición, se podía disponer de solar propio o de alguno proviniente de No hay constancia del final de esta obra, sin embargo, donación particular(24). el actual templo presenta en la nave del evangelio soluciones estilísticas propias del clasicismo romántico, muy diferentes a las dos restantes. Esto nos hace pensar que la ampliación de la nave que ideara en su día Armiño se llevó a cabo una década después. El final de la década de los ochenta viene marcado por la fluídez de los trámites, así como por la solvencia técnica que vino a aportar la laboriosidad de Antonio Pintor. Este entró a formar parte del cuerpo técnico diocesano de una forma casual: En 1896 se solicita un expediente para salvar de la ruína el Templo de Nuestra Señora de La Concepción de La Orotava; pasados y aprobados los trámites reglamentarios se solicitó al años siguiente que el Arquitecto Diocesano reconociera el edificio, así como que expusiera las razones de su ruina y elaborara el correspondiente proyecto de restauración. Pero Cámara estaba ausente, y se desconocía la fecha de su vuelta. Ante la premura con que se necesitaba conformar el expediente, se solicitó un arquitecto, siendo Pintor el único que podía cumplir el cometido. Cansada de las informalidades de Cámara, la Diócesis decidió utilizar los servicios de Pintor, nombrándole Arquitecto Diocesano suplente, y encargándole la intervención en el templo orotavense(25). Los proyectos se fueron sucediendo: en 1881, la reparación de Nuestra Señora de la Peña de Francia del Puerto de la Cruz; en 1884 la reposición del pavimento de Nuestra Señora de La Concepción de La Laguna; al año siguiente se solicitan los mismos trabajos para la iglesia del Sagrario Catedral; en 1889, el párroco de Nuestra Señora de la Concepción de Santa Cruz pide (23) A. DARIAS PRINCIPE: Arquitectura y arquitectos.. . , págs. 165 y 166. (24) A.H.D.T: Junta Diocesana.. . (25) Ibídem.


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reparar la torre, lo que asimismo se hace cuatro años después en la iglesia de San Francisco de Asís (26' de la misma ciudad.. . En todos estos procesos cabe destacar por la cuantía de las cantidades a conseguir, y la magnitud de los trabajos, el caso de la Iglesia de San Juan Bautista en Vallehermoso (La Gomera). Los primeros planos datan del momento de mayor desarrollo económico de la isla, merced al comercio de la cochinilla. Animados los promotores por la prosperidad reinante, se trazó una iglesia de dimensiones gigantescas. Pero la habitual crisis económica que en Canarias han producido los monocultivos llegó cuando el templo se encontraba justo a la mitad de su fábrica. La consecuencia fue terminar la parte que correspondía a la cabecera, dejando el resto sólo en los muros, utilizando el recinto restante como camposanto. Impulsado por la ayuda prestada a otras parroquias, Vallehermoso solicitó un apara sí, pensando que con ella podría rematar la obra. Pero un incendio destruyó el edificio, dejando al pueblo y a toda la comarca sin un sólo lugar de culto. Esto obligó a la rápida elaboración de un nuevo proyecto y a una igualmente veloz aprobación del mismo. Los trabajos, encargados en principio a Cámara, fueron ejecutados por Pintor(27). Cuando arriba el nuevo siglo, la dinámica de las ayudas estatales funcionaba con toda solvencia, lo que mejoró aún más con las reformas administrativas de 1918. La restauración de templos continuó hasta 1931, fecha en que se estaba trabajando en Nuestra Señora de La Concepción de Valverde. En ese lapsus de tiempo, la mayoría de las iglesias de la Diócesis se repararon; atrás quedaron las subvenciones para la Catedral, la construcción de Nuestra Señora de la Encarnación de Hermigua, el proyecto para la Iglesia de Fasnia, la reconstrucción de San Marcos de Agulo ... En muchos casos, no fueron intervenciones correctas, pero sin las ayudas del Concordato, gran parte de los monumentos que hoy contemplamos serían sólo un recuerdo en la historia de la región.

Alberto Darias Príncipe Margarita Rodríguez González

(26) Ibídem. (27) A. DARIAS PRíNCIPE: La Gomera. Espacio, Tiempo y Forma, Madrid, 1992, págs. 279 a 285.



ALMOGAREN. 18. (96). Págs. 109 - 1 1 5 . 0 CENTRO TEOLOGICO DE LAS PALMAS

LA SAGRADA ESCRITURA COMO FUENTE DE INSPIRACION RELIGIOSA EN LA OBRA DE JOSE ARENClBlA GIL: ANALlSlS ICONOGRAFICO E ICNOLOGICO DEL MURAL DE LA CAPILLA MAYOR DE LA IGLESIA DE SAN FRANCISCO DE ASlS DE LAS PALMAS DE GRAN CANARIA GERMANJIMENEZMARTEL LICENCIADO EN GEOGRAFIA E HISTORIA

1.

INTRODUCCION

L a s composiciones muralísticas religiosas realizadas en Gran Canaria durante el siglo XX han sido numerosas, enriqueciendo de esta manera nuestro acervo histórico-artístico. Pero es a partir de la segunda mitad y concretamente en los años sesenta en la que destaca sobremanera la figura del pintor teldense José Arencibia Gil, que en dicho período contaba con un gran número de encargos para decorar y embellecer los interiores de muchos templos. Algunos de ellos fueron realizados, aunque otros quedaron inacabados en mayor o menor medida, quedando los restantes en la impronta del papel debido a su inesperado fallecimiento en 1968. El presente estudio tiene como objetivo el análisis iconográfico e iconológico del mural que decora el presbiterio de la iglesia de San Francisco de Asís de Las Palmas de Gran Canaria, siendo por otra parte, el primer encargo recibido de estas características y que significó para el propio Arencibia el conocimiento de su figura artística para el público en general, y en la actualidad conforma el eje central de nuestra Tesis Doctoral.


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2.

LA SAGRADA ESCRITURA COMO FUENTE DE INSPIRACION RELIGIOSA EN LA OBRA

ANALISIS ICONOGRAFICO E ICONOLOGICO

La composición que decora el altar mayor del templo le fue encargado por la Junta de Obras de la Iglesia en el año 1959 y lo finalizó en 1961, realizando al óleo sobre lienzo adosado a la pared el tema del Monte Calvario, integrando asimismo la escultura de Cristo Crucificado que preside la capilla mayor ('1. Esta obra está inspirada según la visión del profeta E z e q ~ i e l ' ~ ) . (Ezequiel I,26-28). La figura de Dios-Padre se representa como un anciano de pelo largo y barba blanca, observando también cómo en la parte posterior de su cabeza aparecen los vértices de un perfecto triángulo equilátero, símbolo de la divinidad''), aunque éste se muestra de un color blanco muy intenso, aludiendo posiblemente a la luz(4)que es el verbo de Dios según el evangelio de Juan (San Juan 1,l-9). Apreciamos asimismo que su mano izquierda se apoya en el pecho y la diestra señala al Hijo-Dios en la cruz, como una expresión de dolor imposible que siente por los sufrimientos padecidos por Cristo en el sagrado madero. Debajo de esta escena aparece una paloma con las alas extendidas, -el Espíritu Santo- así como algunos ángeles y "puttos" que observan lo que acontece a su alrededor. Estos personajes se nos muestran en continuo, gracioso y delicado movimiento, creando de esta manera el artista una atmósfera llena de serenidad y paz celestial, que se contrapone con el drama representado en la parte inferior del mural. Mientras, dos ángeles se acercan a ambos lados del Trono de Dios con sendos pergaminos escritos en latín con las últimas palabras de Jesús: "pater in manus tuas confedo spiritum" (Padre, en tus manos confío mi espíritu). (San Lucas XXIII, 46). El profeta Ezequiel anticipa en sus vaticinios a los cuatro evangelistas por medio de sus pertinentes símbolos: el hombre, el león, el toro y el águila, que han de narrar la vida, los hechos y la muerte de Nuestro Señor. (Ezequiel 1,4-10). (1) (2) (3) (4)

J.M. ALZOLA: Pinturas rnurales de carácter religioso realizadas en Gran Canaria durante el s. X X en la Revista "Almogaren", no 1. Las Palmas de Gran Canaria, 1988, pág. 145. G. JIMENEZ MARTEL: La pinturas murales realizadas en las diferentes iglesias de Gran Canaria por el artista José Arencibia Gil en el " X Coloquio Canario-Americano". Tomo 11. Las Palmas de Gran Canaria, 1992, pág. 1267. F. REVILLA: Diccionario de Iconografía. Madrid. Ediciones Cátedra, .S.A., 1990, pág. 366. Ibídem, nota 3, pág. 234.


GERMAN JíMENEZ MARTEL

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Este texto es la primera mención que se hace de los evangelistas, aunque, por otra parte, nos lo describen de una forma bastante compleja, al contrario de lo que hallamos en el relato apocalíptico que dice así: "Delante del trono había como un mar de vidrio semejante al cristal, y en medio del trono y en rededor de él, cuatro vivientes llenos de ojos por delante y por detrás. El primer viviente era semejante a un león; el segundo viviente semejante a un toro; el tercero tenía semblante de hombre; y el cuarto semejante a un águila voladora" (Apocalipsis IV, 6-7-8). En cada uno de los ángulos del rectangular mural están representados los evangelistas con sus correspondientes símbolos. San Mateo con el ángel y San Marcos con la efigie del león en la parte superior de la composición; San Lucas con el buey y San Juan con el águila, en la parte inferior. Aparecen rodeados de ángeles alados y espíritus celestes que los iluminan con la palabra divina para escribir el Nuevo Testamento, portando asimismo la palma del martirio de color amarillo -excepto San Juan-, mientras meditan y escriben en sus pergaminos En la parte superior izquierda está representada la figura de San Mateo con su respectivo símbolo. En la escena que forman dichos personajes observamos una cierta similitud en la acción con el fragmento de la "Creación del hombre" de Miguel Angel, -nada extraño en nuestro pintor si atendemos a sus gustos artísticos- y posiblemente se inspirase en las pinturas de la Capilla Sixtina. Mientras un espíritu sujeta la palma del martirio, otro le acerca un rollo de pergamino en el que el santo va a escribir. Mateo dirige su mirada hacia Dios-Padre, en clara alusión a su evangelio que se le denomina también el evangelio del padre, porque con mucha frecuencia habla del padre, como padre de Cristo y como padre de los El color verde de las vestiduras que lo cubren está relacionado con lo citado anteriormente, ya que aquél simboliza la vida y la esperanza y, por lo tanto, la promesa de la salvación eterna"). Dios nos protege y rige nuestros pasos en la vida, pero hemos de hacerlo con la confianza puesta el El, que es quién dará el éxito a nuestros afanes: " ... vuestro padre celestial ya sabe lo que necesitáis. Buscad primero en el reino de Dios y su justicia, y todo eso se os dará por añadidura. Así que no os inquietéis por el día de mañana, que mañana traerá su inquietud. A cada día le bastan sus problemas" (San Mateo VI, 32-34) "1. -

(5) (6)

F. REVILLA: La capilla mayor de la parroquia de San Francisco de Asís, en esta capital, y sus pinturas murales en "Falange". Las Palmas de Gran Canaria: 18-X-1961. VV.AA., Sagrada Biblia. Madrid, 1988, pág. 1264. nota 4, pág. 380. ídem, nota 4, pág. 380.


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LA SAGRADA ESCRITURA COMO FUENTE DE INSPIRACION RELIGIOSA EN LA OBRA ...

En el lado contrario aparece San Marcos con la imagen del león. Se nos muestra absorto en la redacción de su libro, fijando su mirada en el papel. Mientras un ángel lo sostiene, el espíritu de Dios sujeta la palma del martirio, igual que en la anterior representación. Destaca en esta figura el llamativo tono amarillo de sus vestiduras, que alude claramente al color de la luz del sol, y nos transmite simbolismos propios de éste. Color también del oro, participa a su vez de significaciones solares: energía, calor, potencia inquebrantable. El amarillo es pues, color emblemático de los emperadores y reyes, lo mismo que el oro es el metal que por excelencia remite al concepto de elevada dignidad(9). Probablemente Arencibia Gil lo escogió para resaltar la excepcional importancia que tuvo el evangelio de Marcos, porque gracias a él las tradiciones orales sobre Jesús adquirieron, por primera vez, la forma de un libro, hecho éste extraordinariamente importante desde el punto de vista histórico. El acontecimiento de Jesús fue humanizado, y de algún modo justificado, al ser insertado en el marco histórico-cultural en el que vivió; sabiendo describir la relación entre la doctrina y los hechos. Y tanto los hechos como las palabras ponen de relieve la dignidad de Jesús, su autoridad y poder'"'). En el margen inferior izquierdo de la composi'ción está San Lucas, que se nos muestra con los brazos extendidos, sorprendido ante la escena de Jesús crucificado. Llama poderosamente la atención en esta figura el intenso color violeta de sus vestiduras. Dicho color -resultante de la mezcla de rojo y azul- indica una actitud de equilibrio, una equidistancia de tierra y cielo, pasión y reflexión, amor y prudencia("). Arencibia ha utilizado este emblemático color para resaltar los rasgos esenciales de Lucas, ya que, como autor del Tercer Evangelio y los Hechos de los Apóstoles se le ha considerado el historiador pero al mismo tiempo es teólogo porque sus libros fueron realizados por motivos doctrinales. Ambos aspectos son inseparables en esta figura evangélica '12), pudiéndose apreciar esto claramente en el prólogo de su evangelio (San Lucas 1,l-4). Por otro lado observamos cómo un espíritu sujeta el pergamino en el que va a escribir, y un pequeño ángel se le acerca con otros dos. Finaliza esta escena con el ángel portador de la palma del martirio, dando la impresión al espectador que intenta coronarlo con ella. En el lado contrario aparece la figura de San Juan que destaca sobremanera de los otros. Ubicado detrás de él hay un pequeño ángel que sujeta (9) (10) (11) (12)

Ibídem, supra nota 7, pág. 26. Ibídem, nota 8, pág. 1.301. Ibídem, supra nota 9, pág. 384. Ibídem, nota 10, pág. 1.395.


GERMAN JIMENEZ MARTEL

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tres lirios de color blanco. Esta flor es el símbolo de la pureza y la inocencia''"', mientras que el número tres significa lo acabado y culminado('4).Por lo tanto, Juan a través de su inquebrantable fe, la inocencia de espíritu y la pureza de su corazón que le eran características, intenta narrar lo que acontece ante si pero por mandato divino. Esto lo apreciamos en la actitud del ángel que está frente al santo, ya que aquél señala a Dios-Padre, como si este último le indicara el momento preciso que ha de narrar, instante eri el que el mensajero divino le hace entrega de la sagrada pluma con la que Juan tiene que escribir. La fuerza divina que le ha invadido está perfectamente reflejada en su mano izquierda, la cual sujeta con ahinco el pergamino en el que va a plasmar la escena que se desarrolla ante él. La figura del águila viene a confirmar lo expuesto anteriormente, porque aparece mirando el evangelista y señalándole con su ala derecha la trágica escena del Calvario. Por otra parte, esta ave es el emblema de la elevación intelectual, de ahí que sea el símbolo de San Juan Evangelista ya que se dice que logró remontarse hasta la más alta contemplación del verbo divino ("1, y esto se refleja en el rostro del Santo ya que parece iluminado por el Espíritu Santo, porque el color rojo del manto que lo cubre es en la inconografía cristiana símbolo también de la tercera persona de la Santísima Trinidad ( I h j . Al pie, sobre el Gólgota, simbolizado por calaveras, las dos escenas que divide Cristo crucificado: a la izquierda el mal ladrón, ya muerto, y a sus pies el centurión y los soldados que discuten acerca de la partición de la túnica del Señor. (San Juan XIX, 23-24). Este fragmento destaca esencialmente por su dramatismo, violencia y la fuerza de todos los personajes que la componen. A la derecha Dimas -el buen ladrón- mira sorprendido pero piadosamente el cuerpo yacente de Nuestro Señor, así como el grupo que forman San Juan y las Santas Mujeres; la Virgen María, María de Cleofás y María Magdalena. (San Juan XIX, 25-27). Esta tarde de la composición describe perfectamente el dolor espiritual de los más cercanos a Jesús. Así, San Juan intenta consolar a María que se apoya en su hombro, mientras que la mano derecha de la Virgen está reposando en su pecho, resaltando de esta manera el dolor que siente y que a su vez es compartido por el discípulo al tocarla. Es consolada también por María de Cleofás, la cual dirige su mirada hacia Cristo. (13) (14) (15) (16)

Ibídem, supra nota 11,pág. 228. Ibídem, nota 13, pág. 365. Ibídem, nota 14, pág. 21. Ibídem, nota 15, pág. 325.


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LA SAGRADA ESCRITURA COMO FUENTE DE INSPIRACION RELIGIOSA EN LA OBRA ...

En cambio María Magdalena aparece solitaria en su dolor y de espaldas respecto a los anteriores personajes. Llora en silencio mientras se cubre el rostro con su mano. Posiblemente, el consuelo a esa "pasión" interior que la envarga en esos momentos lo busca en lo celestial si atendemos al color de sus ropajes, el azul, ya que dicho color ha expresado habitualmente el desprendimiento de lo mundano, que permite al alma remontarse a lo divino'"'. Este excepcional protagonismo que le da Arencibia Gil a María Magdalena dentro del grupo de mujeres que siguieron a Jesús lo adquiriría del Greco, -pintor al que nuestro artista admiraba con gran profusión- porque aquél siempre valoró mucho la presencia de la Santa en el momento del Calvario en algunas de sus pinturas ('X). Estos dos grupos de personajes comentados están realizados con trazos vigorosos y contundentes -especialmente el del centurión y los soldados-, acentuando así el artista el dramatismo de la composición, pero a su vez lo potencia con las sombras, las nubes oscuras, el viento impetuoso que se desencadena, el eclipse lunar, la tierra agrietada y las piedras rotas que se elevan del suelo; todo ello perfectamente visible alrededor de las Santas Mujeres: ". .. la tierra tembló y las piedras se resquebrajaron.. ." (San Mateo XVII, 51). José Arencibia plasma el terremoto que surge tras la muerte de Jesucristo, momento en el que se desatan todas las fuerzas de la naturaleza y que componen el fondo de este fragmento. El dolor físico y espiritual, el dramatismo y la violencia de lo acontecido en el sagrado Monte Calvario es espléndidamente aprehendido y plasmado a través de los pinceles y la sapiencia de nuestro artista. Los hechos narrados en el Nuevo Testamento toman forma y volumen en esta obra. En la parte inferior los serafines sostienen sendos libros con las siguientes inscripciones en latín: a la izquierda (lado de la Epístola), "Ecce lignum crucis. In quo salus mundi pepéndit" ("He aquí el madero de la cruz. En el cual estuvo pendiendo la salvación del mundo". Cita que procede de los Oficios Litúrgicos del Viernes Santo).

Y en el lado del Evangelio: "Qui mortem nostran moriendo detruxit, et vitam resurgendo reparavit. Venite adoremus" ("El cual destruyó la muerte al morir, y resucitando reparó la vida. Venid y adoremos". Del Prefacio de la Adoración de Pascua). El fondo de esta composición lo preside un halo luminoso en el que se centra Jesús crucificado, que proporciona una fantástica proyección de pro(17) Ibídem, nota 16, pág. 52. (18) Ibídem, nota 17, pág. 240.


G E R M A N JIMENEZ M A R T E L

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fundidad y relieve: círculo luminoso que en su parte inferior y laterales se va perdiendo levemente en intensidad entre las nubes. Asimismo, otro bellísimo círculo de luz celestial rodea la figura de Dios-Padre, referencia indiscutible de todo lo que acontece en la composición, y a su vez, ambos halos luminosos se integran en uno mayor compuesto por los cuatro evangelistas y el resto de los personajes. Todas las figuras con sus ropajes cuidadosamente resueltos mantienen el equilibrio y la armonía en toda la obra. La perfecta amalgama de colores utilizados no desentonan en nada y contribuyen a realzar el motivo central del mural (Iq'. En esta obra apreciamos un claro cambio de pincelada, ya que mientras en la parte inferior la línea pictórica destaca por un trazo enérgico y fuerte, en el resto es suave y sutil, recreándose así José Arencibia en una multitud de detalles que contribuyen a la magnificencia de la composición. A pesar de la violencia y el dramatismo que se observa en la obra, predomina ante el espectador la sensación de paz y sosiego en toda la capilla mayor. Por último nos llama la atención la dedicatoria que escribió el artista al finalizar esta pintura: "Con la ayuda de Dios se decora esta capilla. José Arencibia Gil. 1961" ya que en ella observamos mucho de franciscanismo, pensamiento con el que Arencibia se sentía muy vinculado.

Germán Jiménez Martel

(19) Ibídem, nota 5.





ALMOGAREN. 18. (96). Págs. 119 - 138. O CENTRO TEOLOGICO DE LAS PALMAS

EL SINODO CANARIO DE PEDRO MANUEL DAVILA Y CARDENAS (1735) Y SU PROYECCION DECIMONONICA(')

ANTONIOGARCIAY GARCIA UNIVERSIDAD PONTlFlClA DE SALAMANCA

(1)

He aquí la cita abreviada de las obras más frecuentemente citadas en este estudio: DHEE: Q. Aldea Vaquero y otros (eds.), Diccionario de Historia Eclesiástica de España 1-4, Madrid 1972-75, con un Suplemento 1, Madrid 1987. Colección sinodal LE = F. Cantelar Rodríguez, Colección Sinodal Lamberto d e Echeverria. Catálogo 1-2 (Bibliotheca Salmanticensis. Estudios 86), Salamanca 1980 y 1987 A,-,.

Sinodo de 1629 = Constituciones sinodales del obispado de la Gran Canaria, y su santa Iglesia con su primera fundación y translación, vidas sumarias de sus obispos y breve relación de todas las siete Islas, compuestas y ordenadas por el Doctor don Christoual de la Camara y Murga, magistral de tres Iglesias, Badajoz, Murcia y la Santa de Toledo Primada de las Españas y Obispo del dicho Obispado, dirigidas a la Católica Magestad del Rey d o n Felipe 1111, nuestro señor, Monarca y Emperador de las Españas, Madrid, Viuda de Juan González, 1634, 360 fol. + 13 de indices sin numerar. Sinodo de 1735 = Constituciones y nuevas addiciones synodales del obispado de las Canarias, hechas por el ilustrissimo señor don Pedro Manuel Davila y Cardenas, Colegial que fue del Mayor de Oviedo de Salamanca, Cathedratico de Filosofia de su Universidad, Canonigo Magistral de la Santa Iglesia de Valladolid, Doctor Theologo del Gremio y Claustro de su Universidad, su Cathedratico de las de Durando, Philosophia Natural, Sagrada Escritura, Visperas, y Prima de Theologia, Jubilado en ella, y su Rector dos vezes, Obispo de sus Islas, del Consejo de su Mugestad, Señor de la Villa de Aguimez, etc. a las que hizo el ilustrissimo señor don Christoval de la Camara y Murga (de gloriosa memoria) en la que celebro en el año passado de 1629. En Madrid. En la Oficina de Diego Miguel de Peralta. A ñ o 1737. A esta copia literal de la portada, hay que añadir que el volumen consta de 4 folios sin numerar + 536 páginas numeradas + 10 folios sin numerar + 18 páginas numeradas.


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O.

EL SINODO CANARIO DE PEDRO MANUEL DAVILA Y CARDENAS (1735)

INTRODUCCION

E s t a exposición está concebida en dos partes, en la primera de las cuales nos ocuparemos del protagonista de esta pequeña historia (don Pedro Manuel Dávila y Cárdenas) y de su sínodo de 1735, mientras que la segunda parte está reservada al análisis de este texto en sí mismo considerado, como en relación con los 106 años que le separan del sínodo anterior celebrado en 1629, así como con respecto a los 185 que dista del siguiente celebrado en 1919. Más que en apreciaciones nuestras sobre las ideologías y mentalidades que emergen de la actuación del Obispo Dávila y Cárdenas, de sus visitas a las Islas y de su Sínodo de 1735, procuraremos dejarle hablar a él, recogiendo a lo largo de las páginas que siguen una especie de florilegio de los textos más significativos, que servirán de guía al lector que quiera adentrarse en la lectura de alguno de los ejemplares que de este Sínodo se conocen.

PEDRO MANUEL DAVILA Y CARDENAS Y SU SINODO DE 1735

1.

En el episcopologio que se contiene al final del mencionado Sínodo de 1735, el Obispo Dávila y Cárdenas se autopresenta en estos términos:

"El trigesimonono "obispo de Canarias" soy al presente (por la divina misericordia) digo lo que he sido, por ser todo de Dios, y por proseguir el método (2). Soy natural de la antiquísima villa de Mombeltrán, en el obispado de Avila: fui lo que contiene el titulo ), en la Isla de Tenerife en primero de Junio de del S y n ~ d o ( y~ entré 1732, por no haber podido arribar la embarcación a el Puerto de esta Capital. He visitado con la ayuda del Señor, las Islas, confirmando y predicando en ellas. El número de confirmados y de aras consagradas, de que había mucha falta, ha sido mucho. He procurado no perder órdenes. Bendito sea para siempre Dios, que m e ha dado salud y fuerzas, sea todo para su mayor honra y gloria"(4). (2) Se refiere al método de su antecesor de 1629, consistente en incluir un episcopologio de (3)

(4)

Canarias, dando incluso su propia referencia biográfica. Para la descripción del impreso de este sínodo, cf. J. Th. Sawicki, Bibliographia synodorum particularium (Monumenta iuris canonici, Series C: Subsidia 2), E Civitate Vaticana 1967, n.10, donde se da un título que no está tomado literalmente de la portada que copiamos en la primera nota de este artículo, sino quie consiste en un simple resumen que reza así: Constituciones y nueva adiciones synodales del obispado de Canarias, hechas por el ilustrísimo Señor don Pedro Manuel y Cárdenas, Madrid, Diego de Peralta, 1737. E s correcta la indicación de los cuatro bloques de paginación que indicamos más arriba. Constituciones y nuevas adiciones synodales del obispado de Canarias, hechas por el ilustrísimo se507 don Pedro Manuel y Cárdenas, Madrid, Diego de Peralta, 1737, pág. 536.


ANTONIO GARCIA Y GARCIA

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En el breve párrafo que antecede se refleja bien la mente del obispo Dávila y Cárdenas sobre el sentido de su ministerio episcopal, por otra parte muy de acuerdo con lo que la normativa de la Iglesia prescribía al respecto. Su nombramiento tuvo lugar el 6 de agosto de 1731, y gobernó la diócesis de Canarias hasta el 30 de septiembre de 1739"). El 19 de diciembre de 1738 fue trasladado a Plasencia, en cuyo cargo murió el 25 de junio de 1742(h). Como el mismo Obispo Dávila y Cárdenas indica en el decreto de convocatoria, al que antes aludimos, era consejero regio y catedrático de teología en la Universidad de Valladolid. Como su antecesor Cristóbal de Cámara y Murga, el Obispo Dávila y Cárdenas había sido colegial del Colegio de Oviedo de la Universidad de Salamanca. También se muestra admirador e imitador de Cámara y Murga, de quien habla siempre con gran elogio, llegando a afirmar que fue "sugeto inimitable" "l. Como luego veremos, aunque Dávila y Cárdenas sigue de cerca el Sínodo de 1629 celebrado por su admirado antecesor Cámara y Murga, las nuevas aportaciones del Sínodo de 1735 son por lo menos comparables a las del de 1629. El Obispo Dávila y Cárdenas comienza por indicar que desde 1629 no se había celebrado otro sínodo en Canarias. Como su antecesor Cámara y Murga, el Obispo Dávila y Cárdenas también realizó una detenida visita canónica a las Islas Canarias. Concluída la visita, convocó el Sínodo, que se celebró los días 29 de agosto y 6 de septiembre de 1735. Los sinodales participantes convocados en esta magna asamblea sumaban unos 200 representantes de los diferentes estamentos de la Iglesia de cada una de las Islas, incluídos los caballeros laicos, diputados de las diferentes ciudades. Las actas y constituciones de este Sínodo de 1735 dieron lugar al volumen que citamos más arriba, editado en 1737. La forma como se presenta este volumen es bastante inusual, ya que consta de dos elementos o bloques de materiales: por un lado reproduce las constituciones del Sínodo de 1629 que considera todavía de valor actual, pero por otro lado añade adiciones y modi(5)

(6) (7)

Cf. R. Ritzler - P. Sefrin, Hierarchia Catholica Medii et Recentioris Aevi 6: 1730-1790, Patavii 1958, pág. 144 a base de la información vaticana. Según la misma, el valor anual de la mesa episcopal giraba en 1768 en torno a los 24.000 ducados. Pagaba a la Cámara Apostólica 1.000 florines. Las siete Islas contaban con unos 80 poblados según dicha información vaticana, mientras que sólo aparecen 64 en la visita a la diócesis realizada por Pedro Manuel Dávila y Cárdenas. Un siglo antes, el Obispo Cristóbal de Camára y Murga menciona 53 poblados. Esta diferencia de cifras se explica sin duda por el aumento demográfico, como se deduce del Obispo Dávila y Cárdenas en su escrito titulado "Breve noticia de los beneficios, curatos, conventos, hermitas y vecindades de que por ahora se componen estas Islas, según he visto y me han informado" (Sínodo de 1735 págs. 490-527). Cf. ibid.340. Según la información vaticana utilizada en la publicación que acabamos de citar, la mesa capitular de Plasencia ascendía en 1.760 a unos 50.000 ducados, y la diócesis tenía alrededor de 160 poblados. Pagaba a la Cámara Apostólica 1.800 florines. Sínodo de 1735 pág. 534. Cf. DHEE 1.330,3.1988 y Suplemento 1.532.


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ficaciones a las mismas por medio de nuevas constituciones y capítulos en este sínodo de 1735. Este segundo elemento contiene la normativa propia del Obispo Dávila y Cárdenas en este Sínodo de 1735. Esta forma de presentación, en la que aparece entreverada la legislación de 1629 y la de 1735, vuelve difícil, pero no imposible, la consulta del volumen resultante. Las constituciones propias de este sínodo suman 20, entreveradas con las 51 constituciones que se to~nandel Sínodo de 1629, aunque alguna vez se añade o se modifica el contenido de estas últimas. Las 20 constituciones de este Sínodo de 1735 con los numerosos capítulos que se les añaden, contienen la legislación propia de este sínodo de 1735. El hecho de hallarse entreveradas las constituciones y capítulos de los dos Sínodos de 1629 y 1735 y la un tanto confusa señalización de lo que es del uno o del otro, obliga al lector a un gran esfuerzo para no equivocarse a la hora de atribuir a cada Sínodo lo suyo. Por lo demás, se conservan, aunque actualizándolas, las Piezas finales del Sínodo de 1629, a saber: 1) "Breve noticia de los beneficios, curatos, conventos, hermitas y vecindades de que por ahora se componen estas Islas, según he visto, y me he informado" (págs. 490-527). 2) Serie de los señores obispos de este Obispado (págs. 528-36), donde la referencia a los nueve obispos más recientes se debe a Dávila y Cárdenas, y los primeros 30 al Obispo Cámara y Murga. 3) En el ejemplar utilizado para este estudio faltan las 28 páginas finales que señala Sawicki'"', de las que amablemente me proporcionó una fotocopia el Prof. José Lavandera, Director del Museo Diocesano de las Palmas de Gran Canaria, en cuyo ejemplar se contiene el sermón del Obispo Cámara y Murga en la inauguración del sínodo. Es un sermón que tiene por objeto disponer los ánimos de los oyentes para el evento sinodal. El estilo de esta pieza oratoria es barroco, aunque con una rigurosa alegación de las innumerables citas de autores sagrados y profanos alegados por el orador, que no se olvida de dirigir un párrafo estimulante a cada uno de los estamentos, agradeciéndoles su participación. Por lo demás los conceptos son los usuales en estos casos. En la dedicatoria del volumen al Príncipe de Asturias, don Fernando de Borbón, el Obispo alude a "puertos marítimos, muchos ignorados de los navegantes" ('), pero a lo largo de todo el volumen no se vuelve a hablar de esto de modo expreso, como no se trate de algunas alusiones que se hacen al desembarco en cada una de las islas en el primer apéndice que acabamos de mencionar sobre beneficios, curatos, conventos, etc. (8) J. TH. SAWICKI, Bibliographia synodorum particulariurn (Monumenta Iuris Canonici, Series C: Subsidia 2; Citta del Vticano 1967) n." 926, pág. 104. (9) F o l . 1 ~(sin numerar) al principio de este volumen.


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Para otros detalles de este volumen remitimos a la excelente descripción que del mismo hace F. Cantelar Rodríguez"@. ¿Cuáles son las características de la nueva legislación dictada por el Obispo Dávila y Cárdenas en 1735? Podrían reducirse a las siguientes: ante todo una grande estima por su antecesor Cámara y Murga, lejano en el tiempo, pero inmediato en cuanto a la celebración de un sínodo; por un sentido más crítico y esencial que el que se advierte en el Sínodo de 1629; por su posición equilibrada entre rigorismo y laxismo; por su intento sistemático de actualizar y poner al día la disciplina diocesana de Canarias; por su intento de colmar lagunas legislativas que ya lo eran en 1629 o se habían producido en el decurso de los últimos cien años; por su posición comprensiva de la religiosidad popular tan desarrollada en Canarias, lo cual no quita que corrija alguna que otra práctica que considera abusiva. Otra característica, y esta vez negativa, es la forma cómo se editan las nuevas constituciones y capítulos de 1735, entreveradas con las que se retienen de 1629, junto con los grandes elogios y estima de Dávila y Cárdenas por Cámara y Murga que fácilmente inducen al lector a atribuir escasa importancia a la actitud del primero y al valor de su legislación. Veamos algunos ejemplos de cada uno de estos aspectos: 1) Grande estima por su antecesor Cristóbal Cámara y Murga. Ya vimos cómo se enorgullece de haber pertenecido también al Colegio de Oviedo de Salamanca y, en un juicio de conjunto, le califica de "sugeto inimitable". Por lo que se refiere al Sínodo de 1629, Dávila y Cárdenas manifiesta el más alto aprecio como lo muestra el hecho de haberlo reproducido en gran parte en el Sínodo de 1735. Pero expresa además de modo rotundo este sentir en el siguiente pasaje:

"...porque es m i a n h e l o n o se sepulte e n el o l v i d o dicha Synodo, tan docta, pia y arreglada, debiendo seguir y venerar las pisadas de quien tanto m e alentó con su exemplo a dar tantas, y por la innata inclinación, que debo tener a Colegial de m i m e s m o Colegio, e n q u e m e sirve d e norte el Angelico Doctor S a n t o Thomas, que citando a los Santos Padres en sus resoluciones y artículos, n o por eso dexó de sacar la obra para el fin que intentaba, e n cuya consecuencia pongo sólo la doctrina, como se debe enseñar a los niños en la escuela, sin que por esto omita el copiar con toda claridad lo conducente a el logro de lo que se desea; ya por haber quedado tal qual t o m o de dicha Synodo, y ya por excusar la precisión de tenerle.. . "("). (10) Colección Sinodal LE 2.88, n." 2.251. (11) Sinodo de 1735, págs. 29-30.


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2) Sentido más crítico y esencial que en el Sínodo de 1629. El sentido de limitarse a lo esencial, prescindiendo frecuentemente de aspectos accidentales o no actualizados, explica por qué el Sínodo de 1735 tiene unos 200 páginas menos que el de 1629. Así, por ejemplo, al reorganizar la materia de los casos reservados, éstos pasan de 15 en 1629 a 11 en 1735, reduciéndose la lista en cuatro unidades, lo que se justifica porque estos "delitos se cometen rara vez" (12). El Obispo Dávila y Cárdenas muestra un sentido más desarrollado que su antecesor de 1629 para detectar los numerosos abusos, consistentes las más de las veces en la inobservancia de lo ordenado. Muestra asímismo gran facilidad para distinguir lo esencial de lo accidental al diagnosticar estos mismos abusos, y un mayor sentido práctico para disponer los remedios más oportunos, para lo cual a veces hay que dictar nuevas normas, mientras que otras bastaría la observancia de lo ya establecido en 1629. Esto último ocurre, por ejemplo, en la const.2 de 1735, donde el Obispo se expresa así sobre el estado de la enseñanza religiosa en las Islas:

"Cosa lastimosa es ver que en algunos pueblos a los niños y, lo que es peor, a muchos adultos y viejos, en quienes he hallado, con bastante dolor, que ignoraban, n o sólo lo que deben saber, n o sólo necessitate praecepti, sino es también lo que para salvarse están obligados, necessitate medii: n o siendo hoy, por la divina misericordia, por la falta de operarios, de que se quexa Christo; sino porque recelo, n o nos hacemos cargo de la obligación, que contrahemos los pastores de velar sobre el rebaño a cuyo fin se dieron por dicho Ilustrísimo (Cámara y Murga), en siete capítulos, diversas providencias, arregladas a todo derecho, como son: que los beneficiados y curas enseñen a sus feligreses dicha doctrina, y en su defecto lo encomienden a otros que zelen el que se practique asi por los maestros y maestras de las escuelas, que los confesores, para actuarse si la saben, examinen a los penitentes, cumpliendo con la obligación de su oficio, especialmente a los del campo, que los dichos beneficiados y curas prediquen en los domingos y fiestas, y que si tuvieren iglesias anexas practiquen lo mismo, por si o por sus servidores. Dexamos todo lo dicho en su fuerza y vigor, menos lo que reformaremos e n los capítulos siguientes de esta Synodo.. . "('"). En otro lugar ofrece una radiografía muy interesante sobre la migración (12) Ibídem, pág. 87-88. (13) Ibídem, pág. 38-39.


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de los clérigos seculares canarios a Indias o a la Península, debiendo ser cubiertos sus puestos de trabajo en Canarias por los religiosos:

"Justísimamente se previno en esta constitución al cap. 9'"') que los religiosos n o sirviesen curatos. Pero la experiencia n o s ha dicho que a n o ser por ellos, ni se sirvieran las capellanias en las Hermitas, ni algunos de dichos curatos o thenientazgos, por la falta de sacerdortes seculares: unos, que por tener medios, n o se quieren dedicar a este trabajo, otros porque luego que se ordenan, toman la carrera de Indias o la de pretensiones a España, en que pudiera la piedad de S u Magestad tomar providencia. Pero interim, siendo preciso valerse de dichos religiosos, ordenamos n o pueda ser destinado alguno a estos empleos, sin especial licencia nuestra o de nuestros sucesores en la jurisdicción, in scriptis, para que sean destinados sólo aquellos en quienes concurran las circunstancias más decorosas a su estado y religión, de edad, ciencia y circunspección; y encargamos a los prelados regulares que celen así''''5'. En la const. 9 de 1735 alude en términos lúcidos a los abusos que se seguían en Canarias por la inobservancia de la normativa que se refiere a la etapa previa a la celebración del matrimonio contenida en el Sínodo de 1629 y en el Concilio de Trento:

"...se trata en dicha S y n o d o (1629) de todo l o que se debe practicar, conforme a derecho, en orden a este Sacramento, así en que precedan las amonestaciones que previene el Santo Concilio de Trento, l o q u e h e m o s procurado observar, por los graves inconvenientes, que se han experimentado en las Islas de lo contrario; como en que zelen los venerables beneficiados y curas, que los que están desposados por palabras de futuro, n o entren los unos en las casas de los otros, y lo que se debe practicar con los forasteros y esclavos, declarando que la dispensa de moniciones toca sólo al Ordinario, y otras cosas útiles, y necesarias, que son del tenor siguiente"("). También se describe con gran realismo la situación de las esposas abandonadas por sus maridos:

"...lloran las infelices sin consuelo el retiro de sus maridos, que dexandolas sin temor de Dios desamparadas, y cargadas de hijos, (14) Sínodo de 1735, págs. 167-69. (15) Sínodo de 1735, pág. 173. (16) Sínodo de 1735, pág. 132-33.


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se ausentan hasta las Indias, sin esperanza de su vuelta, quedando ellas, como quedan, expuestas a cometer, cowzpelidas por la necesidad, gravísimos pecados"("). En la const. 16 de 1735 se ofrece un cuadro conciso y poco alentador de la inobservancia del descanso dominical, pese a que esto ya estaba previsto y provisto en el Sínodo de 1629:

". ..hemos hallado con gran dolor, la poca observancia de abstenerse de obras serviles en días de fiesta y domingos, pues públicamente trabajan en las casas y en los campos y, lo que más sensible es, que públicamente las lavanderas lo executen; por lo cual, y debiendo tener presentes los casos en que por necesidad pública o privada se puede permitir el trabajo, ordenamos y mandamos que ninguno lo pueda executar en público, por necesidad que haya, pues teniéndola, y pudiendo haber para su seguridad licencia de su párroco, pueden y deben los más retirarse adonde n o escandalicen, y para las cosechas de pan y vino, por las contingencias del tiempo, deberán recurrir, según práctica de España, al prelado, para que se la dé por escrito, por la que n o se llevará interés alguno. Y los párrocos celen mucho sobre este punto, y hagan lo executen los alguaciles de las iglesias, sacando por cada vez quatro reales de multa.. . " ( 1 8 ) . 3 ) Sentido equilibrado entre rigorismo y laxismo. Como ejemplo del buen sentido de Dávila y Cárdenas en esta materia, puede ser sintomático el siguiente capítulo que dedica al uso en los templos de un producto tan canario como el tabaco:

" E n una de dichas constituciones ( d e 1629) se previno y mandó n o se tomase tabaco en las iglesias, ni antes de celebrar el Santo sacrificio de la misa, con excomunión mayor latae sententiae, y pareciéndonos ser esta pena grave para una materia, que introducida como vicio, se ha hecho en su uso tal hábito, que prudentemente recelamos su quebrantamiento, levantamos dicha excomunión mayor latae sententiae, pero encargamos en el Señor n o abusen de esta benignidad, mirando los templos en esto y otras cosas con el sagrado que corresponde, y considerando quando reciben a Christo sacramentado, el que deben estar puros y limpies, n o sólo de pecado, sino en quanto les sea posible, en las disposiciones del cuerpo y en quanto a los vestidos de los eclesiásti(17) Sínodo de 1735, pág. 143. (18) Sínodo de 1735, págs. 304-5.


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cos, se arreglarán estos a lo que tenemos dispuesto en esta Synodo, acomodándonos a los tiempos presentes"(19).

4 ) Intento sistemático de actualización o puesta al día. Esta faceta del talante del Obispo Dávila y Cárdenas aparece en numerosos lugares, entre los cuales comenzaré por comentar su normativa acerca de los clérigos patrimoniales, llamados también naturales o pilonos. Esta institución, introducida en tiene un claro Canarias en virtud del Patronato de la Corona ca~tellana(~"), precedente peninsular en las diócesis de Burgos, Palencia y Calahorra, así como en el Concilio 1 Mejicano de 1555, donde se relaciona expresamente con Parafraseando una frase de Miguel de Unamuno de alcanel uso palentin~'~'). ce más general, Bethencourt y Massieu afirma que esta institucion de los hijos patrimoniales constituye una "isla dentro de la isla". Es ciertamente un sistema endogámico, pero por todo lo que queda dicho, es obvio que existió antes en la Península y luego en Méjico, y tiene incluso sus raíces en el derecho canónico común medieval. También funcionó esta institución en Nápoles y Sicilia, si bien con características bastante divergentes de las de Canarias y de las diócesis peninsulares indicadas, por lo que no aparece muy claro su origen hispánico (''). En en el Sínodo de 1735 se amplía el privilegio de los clérigos patrimoniales concedido para los clérigos que habían sido bautizados en la parroquia a cuyos beneficios optan, a los bautizados en alguna iglesia filial de dicha parroquia: "Del derecho de prelación a los beneficios curados por razón de naturales y bautizados en las propias parroquias. E n algunas partes de este obispado se nos representó en la Santa Visita el que los naturales del territorio de una ayuda de parroquia, que se ha desembrado de la principal, en donde está el beneficio, si se deben (19) Sínodo de 1735, págs. 158-59. (20) Cf. sobre los clérigos patrimoniales en Canarias A. D E BETHENCOURT Y MASSIEU, Pilonaje o patrimonialidad de los beneficios curados en Canarias, en Almogaren 9 (1992) 157-76; Idem, La patrirnonialidad de los beneficios curados en la diócesis de Canarias, fenómeno de larga duración, en Revista de Historia Canaria 176 (1992) 29-62. Acerca del patronato para Canarias, donde funcionó desde 1533, cf. F. PERAZA D E AYALA, El Real Patronato de Canarias, en Anuario de Historia del Derecho Español 30 (1960) 11374; Obras de J. Peraza de Ayala 2, Santa Cruz de Tenerife 1982-86,217-34. (21) Cf. mi artículo Beneficios y clirigos patrimoniales en Castilla, en Studi in onore del Prof. Gaetano Catalano (en prensa). Para Sicilia, cf. A. LONGHITANO, en el estudio citado en la nota siguiente de este artículo, donde cita también bibliografía para Nápoles. La alusión al Sínodo 1 de Méjico sobre el uso palentino de los clérigos patrimoniales parece referirse al texto que fue enviado a Roma, donde recibió algunas modificaciones antes de aprobarse, y así se explicaría que la frase aquí invocada no se encuentra en las ediciones de dicho sínodo mejicano ni en ninguno de los dos siguientes de 1565 y 1585. (22) Cf. A. LONGHITANO, La comunia nell'area Nissena: Modello giuridico e finalita pastorali' (en prensa), especialmente nota 1 y 2. Agradezco mucho al Prof. Adolfo Longhitano el haberme facilitado una copia de este interesante estudio, todavía inédito, donde cita bibliografía sobre la experiencia italiana de esta institución de los clérigos patrimoniales.


EL SINODO CANARIO DE PEDRO MANUEL DAVILA Y CARDENAS (1735).

estimar o n o por hijos de pila de la matriz, pues los que en realidad en ella están bautizados, por cédulas de los Señores Reyes tienen cierta prelación y derecho. Y habiendo sobre este punto las razones que se contienen e n u n edicto del Ilustrísimo Señor Ximénez('"', expedido en 22 de febrero de 1667. Y siendo las provisiones privativas del Rey nuestro Señor y su Real Patronato, sólo nos ha parecido encargar, como lo hemos executado en la provisión última de beneficios, las cualidades, naturaleza, ciencia y demás circunstancias, que constituyen a un sujeto más o menos digno, para que el Rey nuestro Señor estime lo que sea de su Real agrado, pues en tales ocasiones, podrán deducir su pretensión los del territorio desmembrado en la Real Cámara, para que se haga lo que fuere del Real servicio"(24'. La cuarta funeraria suscitaba frecuentes pleitos no sólo en Canarias, sino en el resto de la cristiandad. Para que el Sínodo de 1735 no tuviese que emplear su tiempo en resolver tan enojosos casos, el Obispo Dávila y Cárdenas, publicó el siguiente capítulo, tendente a resolver con equidad este tipo de cuestiones:

"Hallamos haber sido los derechos de quarta funeral, ius consuetum, derechos de entierros y otras cosas, controvertidas en diversos tiempos por el clero regular y secular, habiendo sobre esto en unas partes pleitos pendientes, en otras concordias y en otras executorias; y porque n o es nuestro ánimo que con el motivo de la Santa Synodo se susciten pleitos ni haya discordias, antes si se compongan todas las <lislis> pendencias con mayor conformidad y paz, ordenamos que por la parte beneficia1 y de curatos se nombre dos personas, y por la de los regulares otras dos, o más, si les paresciere, para que juntas con las dos que tenemos nombradas para este fin, que son los señores Deán y Doctoral de nuestra Santa Iglesia, traten y conferencien este punto; y oídas las partes determinen en derecho, sin perjuicio de ellas, arreglándose los aranceles de derechos, en donde n o estuvieren en observancia o fueren excesivos, para que a u n tiempo sean aprobados por el Real Consejo; lo que encargamos y pedimos a los superiores lo executen respectivmaente a sus conventos, e interim, se guarde la costumbre legítima que h ~ b i e r e " ( ' ~ ) . El Obispo Dávila y Cárdenas dedica la const. 19 del Sínodo de 1735 a exigir que se guarde toda justicia en el tratamiento de las últimas voluntades: (23) Alude a Juan de Bartolomé García Jiménez, obispo de Canarias de 1665 a 1690. (24) Sínodo de 1735, págs. 175-76. (25) Sínodo de 1735, pág. 245-46.


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"Desde la constitución 21 hasta la 23'-'"...se trata del cumplimiento de las últimas voluntades: de la libertad que deben tener los testadores, que n o sean inducidos ni mal aconsejados, especialmente de los que los asisten en aquel trance en que sólo deben atender al bien de su alma para la eternidad; de cómo se han de haber en los abintestatos, en que deberán arreglarse con piedad y moderación, respective a la calidad y conveniencia de las personas; que n o se use de dispensas en las últimas voluntades, sin ser vistas por el Ordinario, por si han sido sacadas con obrepción o subrepción; que las datas de las sepulturas se den sólo por los prelados o por los que para este fin tengan su poder, dándose ciencia de forma que venga a noticia de los vecinos, por si alguno quisiere beneficiar más a la fábrica; que los eclesiásticos ni religiosos de orden sacro n o lleven por sí a enterrar a los seglares difuntos, con (sigue a contiotras advertencias m u y necesarias que son nuación la constitución 21 de 1629 sobre este tema, que no reproducimos aquí). Con el mismo talante se trata en el Sínodo de 1735 el tema de los testamentos cerrados:

"Infórmasenos en la Santa Visita que en algunos parages de estas Islas habia la costumbre o, por mejor decir, el abuso de tener los testamentos cerrados dos, tres, quatro, y veinte años, estando prevenido que se debe observar en este punto en las Leyes de estos Reynos, especialmente en la 14 del libro 5 tit.4 de la Recopilación. Y para que en adelante se practique y se execute lo razonable y justo en el caso que los herederos, si los hubiere ciertos, n o pidieren se abra el testamento o n o estuviere en la subscripción de él anotado por el testador y authorizado que n o se abra hasta el tiempo señalado, por lo que a Nos toca del cuidado del alma, legados píos y otras cosas, ordenamos y mandamos que nuestro fiscal eclesiástico, donde lo hubiere, o el colector de misas y, en su falta, el sacristán mayor de la parroquia, en donde huviese sido vecino el testador, pida ante el juez real, se abra dicho testamento con las solemnidades de derecho, y de n o haberlo, nos den parte, para tomar las providencias que convengan, dando ciencia a los jueces superiores e Su Magestad (Dios le guarde), a fin de que castiguen semejantes morosidades, por ser nocivas, como nos ha dicho la experiencia"(28). (26) Se refiere al Sínodo de 1629. (27) Sínodo de 1735, pág. 249. (28) Sínodo de 1735, pág. 278.


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EL SINODO C A N A K ~ ODE PEDRO MANUEL DAVILA Y CARDENAS (173s)

6 ) El Sínodo de 1735 colma lagunas legislativas del de 1629. Aparte de otros aspectos ya mencionados en los textos transcritos más arriba, merece aquí especial mención el siguiente capítulo de 1735 sobre un abuso que se cometía con las mujeres esclavas: "Hemos entendido con bastante pena, <lo que> dan a entender en sus descuidos, omisiones y malicia, algunos dueños de las esclavas, tienen con ellas u n m o d o de hacer ganancias, permitiéndolas o disimulándolas se hagan fecundas por el vil interés de la nueva prole, que han de tener, mirando a estas infelices sin más distinción que si fueran irracionales. Oh, qué estrecha cuenta les espera en tanto pecado propio y ageno!. .. Por lo qual encargamos por el amor de Dios nuestro señor a las Justicias de su Magestad, y mandamos a las nuestras Eclesiásticas zelen este punto, como tan esencial, castigando el delito con todo el rigor del derecho; e igualmente m a n d a m o s a nuestros súbditos n o sean osados a permitir semejantes excesos, ni impidan a SLLS exclavos contraer matrimonio conforme a las Leyes de estos Reynos, y de todas las q u e hablan a favor de los esclavo^"^^^^. No tiene desperdicio el nuevo capítulo que el Sínodo de 1735 introduce sobre el Archivero, tanto por lo que se refiere al lamentable estado del Archivo como por lo que respecta a la normativa que se da para remediar tal situación:

"Del Archivero. Nos ha parecido tan iltil y necesaria la erección de este oficio, por lo que hemos hallado en la descomposición del Archivo en su trastrueque de papeles, falta de inventario, separación de negocios y de cada una de las Islas, que desde luego queremos nombrarle a nuestro arbitrio, así para que ponga en fornza por ahora dicho Archivo, por lo que le pagaremos su justo trabajo, c o m o para que en adelante tenga su Inventario y Libro de recibos, en donde anotará los papeles o instrunzentos que entrega en virtud de auto, a quién y cómo; los que recibe con el tiempo, de los notanos, como va mandado, y prevenido y ha de estar pronto en dicho Archivo tres días cada semana, para lo que se ofrezca y además siempre que sea avisado n o dará certificaciones ni instrumentos sin licencia nuestra o de nuestro provisor, quienes según su trabajo le regularán sus justos derechos, los que ha de firmar indefectiblemente a todos. Hará juramento c o m o notatio, y e n la misma forma le señalamos trescientos reales de vellón de salario (29) Sínodo de 1735, pág. 379.


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anual, con la misma protesta que la renta de los receptores. Y porque la descomposición de dicho Archivo puede nacer de la incuria, omisión o tropelía de los escrivanos en los inventarios que se hacen por la justicia real en la muerte o translación de los señores obispos, pedimos y encargamos a los cavalleros corregidores y tenientes o vicegerentes, zelen n o se descompongan dichos papeles, en que se hacen tantos agravios a las partes interesadas, pues si quieren, en cumplimiento de s u obligación y zelo, ver si falta algun papel en los legajos inventariados, lo podrán executar, viend o u n o o más números, lo que parezca. Y crean n o es nuestro ánirno dar en esto instrucción, sino representar los inconvenientes experimentados, para su remedio"""). 7) L a religiosidad popular y el Obispo Dhvila y Cárdenas '"). Tanto Cristóbal de la Cámara y Murga como Pedro Manuel Dávila y Cárdenas manifiestan en sus respectivos sínodos gran espíritu observador, con la diferencia de que Cámara y Murga fue el primero que hizo una visita canónica a todas las Islas, con lo cual sus informaciones reflejan primeras impresiones sobre un conjunto fascinante, mientras que Dávila y Cárdenas un siglo más tarde ofrece una información que en buena medida complementa la de su antecesor, ofreciendo además nuevos datos y observaciones que son fruto de un examen más concieiizudo de los datos recogidos durante su visita canónica (?'l. El texto de 1735 es más amplio que el de 1629 y contiene gran cantidad de información nueva, sin olvidarse de subrayar los cambios que habían tenido lugar durante el último siglo. Así lo expresa ya en las primeras líneas el texto de 1735:

"Aunque n o es regular dar esta noticia en las sínodos, viéndolo executado por m i ilustrísimo Colegial y predecesor, deseando en todo seguir sus pasos, pongo esta noticia, según su nzétodo, para que se vea lo que se han aumentado en templos y vecindario en poco más de u n siglo"'"). En efecto, aparte de mencionar casi todas las localidades que aparecen en el texto de 1629, en el de 1735 emergen nuevos pueblos. Incluso sobre los ya citados en 1629, Dávila y Cárdenas en parte repite el texto de su antecesor, (30) Sínodo de 1735, pág. 453-54. (31) Para este apartado, cf. mi artículo titulado: La religiosidad popular en Canarias, en Hispania Christiana. Estudios en honor del Prof. Dr. José Orlandis Rovira en su Sepiuagésimo Aniversario, Pamplona 1988,749-779. (32) Confróntese, por ejemplo, el texto que ofrece Cámara y Murga sobre los beneficios y curatos (Sínodo de 1629 fol. 342-60) con el que presenta Dávila y Cárdenas en su Sínodo de 1735 bajo el título de Breve noticiu de los beneficios, curatos, conventos, hermitas y vecindades de que por ahora se componen estczs Islas, segzin he visto y m e he informado. (Sínodo de 1735 pág. 490-527). (33) Sínodo de 1735, pág. 490.


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EL SINODO CANARIO DE PEDRO MANUEL DAVILA Y CARDENAS (1735)

pero añadiendo casi siempre nuevos datos. Veamos algunos ejemplos de lo uno y de lo otro. A propósito de localidades ya descritas por su antecesor, la noticia que se da en 1735 sobre Teror contiene más informaciones:

"...tiene m u y buena iglesia, y en ella la milagrosa imagen de Nuestra Señora del Pino, llamada así por haberse aparecido en uno, de cuyo corazón salía u n árbol llamado drago. Ha hecho esta santa imagen y haze muchos milagros. Acude esta ciudad e n sus tribulaciones a su patrocinio, y quando la traen a ella, es recibida por el cabildo eclesiástico y secular con singulares demostraciones, los que envían sus diputados para acompañar dicha santa imagen, que viene en silla de manos, por haber tres leguas, y de mal camino, hasta que es recibida de dichos cabildos, comunidades y cruces de los lugares circunvecinos. Ha habido gran descuido en anotar los milagros lo que reñí en m i primera visita. Hoy se están recogiendo algunas noticias, para que n o perezca la memoria"(34). Para la localidad de Guía, en 1735 se da una información sustancialmente nueva:

"Tiene asimismo u n hospicio de religiosos franciscanos, con m u y buena iglesia, en cuyo sitio nació una religiosa de Santa Clara, que murió con grande opinión de estas Islas, que se llamaba Cathalina de San Matheo, cuyo proceso está en el Archivo de la dignidad"'"). También es nuevo el contenido de la referencia que se da en 1735 para Agaete, donde hay "una sola hermita, que es la de Nuestra Señora d e las Nieves, m u y aseada, a la orilla del mar. Dixéronme es el puerto donde saltaron la primera vez nuestros españoles"(3h). Sobre Santa María de Betancuria, que no figura en el relato de 1629 como ocurre con las demás descripciones que damos a continuación, el Obispo Dávila y Cárdenas describe los siguiente en 1735 las siguientes ermitas:

"...en el río Palmas, la de nuestra Señora de la Peña, nueva y hermosa. En esta imagen de grande devoción en aquella Isla, y hallada dentro de una peña por el Venerable P. Santorcaz y San Diego de Alcalá. Es de piedra y pequeña. Tiene cerrados los ojos, (34) Sínodo de 1735, pág. 495. (35) Sínodo de 1735, pág. 497. (36) Ibídem.


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y m e dijeron los cerró por n o ver maltratar a su Hijo santísimo de un moro "("). E n la misma página alude a "un convento como de 16 religiosos de S. Francisco, en donde fue guardián S. Diego de Alcalá, que tiene su capilla en iglesia parte, muy En relación con la localidad de Yaiza se da la siguiente noticia:

"Ha llegado el volcán casi a las paredes de la iglesia, y por la gran d e v o c i ó n a la santa imagen de nuestra Señora d e l o s Remedios, han matenido el Santísimo con guardas de día y de noche"('y). E n los Llanos se menciona la ermita de Nuestra Señora d e las Angustias en la Caldereta y la de San Miguel de Tazacorte:

" E n estas dos hay parte de las reliquias del Venerable Padre Ignacio de Azevedo, de la Compañía de Jesús, que se dice padeció martirio hacia la Fuente Santa, que es la misma que se apareció en tiempo de m i visita, en donde fue apresado por unos herejes con treinta y nueva compañero^"(^"). Del Sitio de las Nieves se da la siguiente descripción:

" E n este término se ha erigido parroquia m u y buena, por la gran devoción a esta santa imagen, la que llevan a la ciudad en sus afliciones, y disdta de ella como media legua.. . "(4'). Al referirse a Villaflor de Chazna, en 1735 se añade a lo referido en 1629 la siguiente noticia:

"Fue natural de este lugar el venerable Padre Pedro Vetancurt, fundador de los bethlemitas, cuyo instituto es hospitalidad y florece mucho en También para Tacoronte, la información de 1629 se enriquece en 1735 en la que se alude a "...un convento de doce religiosos agustinos, en donde se venera la muy devota y milagrosa imagen del Santo Cristo de los Dolores" (43).

I"'

ídem, pág. 502. Ibídem, pág. 503. Ib Ibídem, pág. 506. Ibídem, pig. 508. Ibídem, pág. 509. Ibídem, pág. 515. Sobre Pedro de Bethencourt cf. L. D E LA ROSA, Bethencourt (Pedro de), en Diccionario de Historia Eclesiástica de España 1, Madrid 1972, 246-47; A. MARTINEZ CUESTA, Betancur (Pedro de San Jose), en Dizionario degli Istituti di Perfezione, 1, Roma 1973,14112-15. (43) IIbídem, pág. 23.

38) (39) (40) (41) (42)


EL SlNODO CANARIO D E PEDRO MANUEL DAVILA Y CARDENAS (1735)

También sobre el Santuario de la Candelaria se ofrece en 1735 un relato sustancialmente nuevo:

"...Tiene u n convento real como de treinta religiosos dominicos, verdaderamente capellanes de la milagrosa imagen, conocida por este título (de la Candelaria) y por Protectora de todas las Islas, aparecida en tiempo de los guanches y venerada de ellos... La iglesia es suntuosa, y se canta y reza el nombre de esta gran Reina todos los días al toque de la oración, con pompa y magestad.. . Dixéronrne estaban al cuidado de estos religiosos las hermitas de San Blas, que es una cueva en que tuvieron los guanches mucho tiempo a la referida imagen de nuestra Señora.. ."(").

Los diferentes tipos de historiografía son otros tantos cuestionarios para interrogar las fuentes históricas de que disponemos. Cada uno de estos modelos historiográficos es válido y oportuno en la medida en que ayuda a arrancar a las fuentes todo y sólo su contenido. Como el punto de mira de cada tipo de historiografía es, al menos en parte, diferente del de los demás, es obvio que puede ser oportuno su uso para interrogar desde un ángulo diferente la misma información de que disponemos sobre cualquier fenómeno o proceso histórico susceptible de ser analizado con un determinado método historiográfico. El concepto de historia de las mentalidades y de las ideologías ha sido de hecho cambiante a lo largo de su trayectoria y no ha sido tampoco entera ni universalmente aceptado (4r'. De hecho, la historia de las mentalidades y de las ideologías se aplica mejor al análisis de fenómenos sociales que a un personaje concreto, como puede ser un hombre de Estado o un hombre de Igle~ia'~"'. Por ello, creo necesarias algunas observaciones sobre el uso de la historiografía de las mentalidades y de las ideologías para evaluar la aportación del Sínodo de 1735 desde este punto de vista. Es obvio que no nos estamos refiriendo tanto a la mentalidad e ideología personales del protagonista de esta pequeña historia, (44) Ibídem, pág. 526. (45) Cf.,.por ejemplo, M. VOVELLE, Idéologies et mentalités, Paris 1982, pág. 9: "Encore faut-11reconnaitre que le concept est loin d'etre universellement accueilli. ..". (46) Cf. Ibídem, pág. 325-29, donde se contiene un elenco bibliográfico sobre mentalidades e ideologías, y todos los títulos se refieren a aspectos sociales analizados en un tiempo de larga duración.


que es el Obispo Dávila y Cárdenas, sino a los contenidos de su Sínodo de 1735 para Canarias. Por este complejo texto desfilan variados grupos sociales, en cuyas actitudes se advierten por lo menos dos tipos de actitudes. Unas se refieren a realidades que son como el sedimento de la cultura imperante en aquella época, y que se aceptan sin discusión, y a esto llamaremos en este caso mentalidad o mentalidades. Otras, en cambio, suponen una toma de posición teórica en torno al proceso o aspecto social de que se trate. Es obvio que las mentalidades, desde este concepto, constituyen un elemento más pasivo que las ideologías. Soy consciente de que la historia de las mentalidades y de las ideologías puede tener y tiene a veces otras connotaciones, pero el concepto por mí elegido creo que es el más apto para interrogar las fuentes históricas de la Edad Contemporánea en torno al Sínodo de 1735. Para enmarcar debidamente nuestro personaje y su actividad sinodal cristalizada en el texto del Sínodo de 1735, me parece que es de rigor comenzar por las coordenadas históricas en que se enmarca el personaje y su obra. El Sínodo canario de 1735 se encuentra a un siglo largo de distancia tanto del inmediato anterior (1629) y casi a dos siglos del inmediato siguiente que celebró el Obispo Angel Marquina Corrales en 1919. Así, pues, el Sínodo de 1735 cubre la mayor parte de la Edad Conteporánea. El sínodo de Dávila y Cárdenas (1735) estuvo en vigor durante casi dos siglos hasta que, en 1919 se trató de poner la normativa diocesana canaria en consonancia con el nuevo Código de Derecho Canónico promulgado en 1917 y que entró en vigor en 1918. A partir del Sínodo de 1919 sólo se celebra en Canarias el Sínodo del Obispo Antonio Pildain y Zapiain en 1947. Por todas estas connotaciones, bien merece la pena que nos detengamos un momento a analizar el Sínodo de 1735 desde el punto de vista de este Congreso, es decir desde la historia de las mentalidades y de las ideologías durante la Edad Contemporánea en Canarias. Aunque el objeto de esta comunición es sólo el Sínodo de 1735, resulta obligado hacer alguna comparación con el Sínodo que le precede (1629) y con el que le sigue (1919). Pudiera parecer que el Sínodo de 1629 se sitúa cronológicamente demasiado lejos, y por consiguiente resulta paradójico tomarlo en consideración para un análisis y valoración del de 1735. Sin embargo, la paradoja desaparece si se tiene en cuenta que una gran parte de sus constituciones y capítulos de 1629 se integran literalinente en el de 1735. como ya se ha indicado y descrito en esta comunicación. Este fenómeno pudiera parecer un claro síntoma de continuismo y rutina legislativa, dentro del arco de tiempo de la vigencia del Co~.pusI~lrisCanonici'"" que de alguna forma estuvo en vigor hasta el Código de Derecho Canónico de 1917-18. Pero este continuismo es más aparente que (47) E. FRIEDBERG (ed.), Corpus Ilrris Canonici 1-2, Leipzig 1879=Craz 1055.


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real, si se tiene en cuenta que en el Sínodo de 1735 se realizan innumerables cambios con respecto al texto de 1629 y se introducen muchas adiciones que tratan de poner al día aquella legislación de 1629 de hacía más de un siglo. De ahí que las mentalidades e ideologías en uno y otro sínodo de 1629 y de 1735 no son enteramente idénticas, aunque sean parecidas. En cambio, no existen relaciones de algún interés entre el Sínodo de 1735 y el de 1919, ya que obedecen a dos contextos históricos completamente diferentes. En cambio, por lo que se refiere a los Sínodos de 1629 y 1735, ambos se sitúan cronológicamente en el área del antiguo régimen, cuya teoría política era aceptada en ambientes eclesiásticos hasta el Concilio Vaticano 11. Nos hallamos, pues, ante dos textos que, de una u otra forma, afectan a un período que abarca casi tres siglos. Salvo algún que otro autor monista, que atribuía todo el poder a la Iglesia (monismo hierocrático) o todo al Estado (monismo laico), la teoría dominante fue la del dualismo que atribuía el poder temporal al Estado y el espiritual a la Iglesia, la cual podía intervenir en asuntos temporales sólo para tutelar aspectos espirituales (48). Las mentalidades e ideologías subyacentes a esta posición y que hunden sus raíces en la Edad Media se encuentran, como no podía ser menos, en los dos sínodos objeto de nuestro análisis. Dada la dificultad de resolver problemas mixtos con la teoría del poder indirecto de la Iglesia en lo temporal, de hecho desde finales de la Edad Media se había llegado a acuerdos entre las dos posiciones del Estado y de la Iglesia, que se conocen con el nombre de concordatos y de patronatos regios, como ocurre en Canarias y en la propia España, donde, como es sabido, estaban en vigor sendos patronatos regios(4".Desde este punto de vista político los dos obispos de 1629 y de 1735 tenían que moverse dentro del ámbito ideológico y real que acabamos de describir. Sus frases de elogio al orden político establecido no parece que tengan más alcance que el de expresiones obligadas de cortesía con el sistema y autoridades entonces vigentes. Por otra parte, su activa labor pastoral, visitando la diócesis y celebrando los sínodos descritos, no parece haber carecido de la libertad de acción necesaria, aunque tuvieran que moverse y expresarse con prudencia en todo cuanto se relacionaba con las regalías de la Corona en materia religiosa en virtud de los derechos que el regio patronato otorgaba a la Corona. Eran, pues, más sujetos pacientes que agentes de aquel sistema. Pasando del plano político de relaciones Iglesia y Estado al plano eclesiológico, Dávila y Cárdenas era también y sobre todo un hombre de Iglesia, (48) Para una descripción más detallada de la teoría política medieval, que en buena medida sigue e n pie hasta el final del Antiguo Régimen, cf. mi artículo titulado: Sacerdocio, Imperio y Reinos, en Cuadernos informativos de derecho histórico público, procesal y de la navegación 2 (1987) 499-552, donde se da además una amplia bibliografía. (49) Para el Patronato regio en Castilla, cf. A . DE EGANA, Patronato Real, en D H E E 3.1973, 1944-49, donde ofrece una bibliografía selectiva sobre el tema.


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antiguo profesor de Teología en Valladolid, y realmente da muestras, como aparece por los textos suyos que dejamos transcritos, de una gran lucidez intelectual que le permite diagnosticar con acierto las situaciones y proveer las soluciones más indicadas, todo ello dentro de una gran concisión de la que en alguna medida carecía su antecesor Cámara y Murga en su Sínodo de 1629. El marco general del Corpus Iuris Canonici, que se había formado del s.XII al XV, no le impide responder con medidas nuevas a los abusos o necesidades del momento histórico que le tocó vivir, y del que es un testigo muy cualificado a través del texto del Sínodo de 1735. Su propia valía, sin duda superior a la de Cámara y Murga, no le impide tomarle por modelo, y declararse discípulo suyo hasta el punto de considerarle como "sujeto inimitable". También se muestra más crítico en detectar los abusos y las necesidades pastorales existentes, y redactó para ello unos textos más concisos que los de su antecesor. En este sentido es perceptible el paso del Barroco al Siglo de las Luces y el elevado talento y talante de Dávila y Cárdenas. Su gran sentido del equilibrio y la equidad le permiten huir tanto de soluciones laxistas como rigoristas. Conservando el andamiaje de su antecesor de 1629, el Sínodo de 1735 revela un gran sentido de actualización y puesta al día de la legislación de la Iglesia Canaria que le tocó gobernar, utilizando para ello más el diálogo que la imposición autoritaria. La fidelidad al pasado y a su antecesor Cámara y Murga no le impide colmar todas las lagunas legislativas que detectó durante su visita a las Islas, dando por ahogados los textos del Sínodo de 1629 que le parecieron anticuados, y por ello no sólo actualiza la legislación a tenor de la nueva normativa que entretanto se había producido, sino porque no era ya conveniente mantener una disciplina que se había promulgado para otro contexto histórico. Creo que la cantidad y calidad de textos que en la primera parte de esta comunicación extractamos del Sínodo de 1735 avalan con creces las apreciaciones que acabamos de hacer. Espero puedan resultar útiles estas breves pinceladas sobre un hombre de gobierno de la talla de Dávila y Cárdenas, cuya misión era poner en práctica un orden constituído no creado por él, pero en el cual creía sin duda, lo cual no le impide dictar tantas disposiciones nuevas cuantas creyó necesarias. Si tuviéramos que resumir en dos palabras el principio informador de su mentalidad y de su ideología, diríamos que era la salus animarum a la cual va dirigido todo cuanto aparece en el complejo texto del sínodo de 1735. Como única crítica a su labor, tan sólo cabe recordar cuanto dijimos de la dificultad que encuentra cualquier lector que quiera estudiar el Sínodo de 1735, debido a la forma cómo se entreveran los textos de su lejano antecesor Cámara y Murga con los del Sínodo de Dávila y Cárdenas. Ambos merecen


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figurar como dos de los más grandes obispos de Canarias. Quizá esta circunstancia explique, aunque no justifique, la forma cómo uno y otro Sínodo aparecen imbricados como sucede con una catedral románica a la que se sobrepone otra gótica.

Ya subrayamos al principio cómo los estudios de historia de las mentalidades y de las ideologías se refieren más a fenómenos sociales que a individuos concretos, a no ser en la medida en que estos últimos reflejan dichos aspectos sociales. En este sentido, el interés principal del Sínodo de 1735, al igual que el que le antecedió en 1629, contienen numerosas informaciones altamente interesantes en las que se reflejan las mentalidades y, aunque menos frecuentemente, las ideologías del pueblo, del clero secular y del reguBar, así como de otros grupos de la sociedad de aquella época. Si comparamos el Sínodo de 1735 con el de 1919, es obvio que este último trata de ajustar el derecho diocesano de Canarias al Código de Derecho Canónico promulgado en 1918, que se inspira en el modelo codificatorio secular del Código de Napoleón y demás códigos qeie le siguieron en diferentes países. Es un modelo mucho más centralista y que deja menos huecos al derecho particular, dándose la paradoja de que los sínodos diocesanos a partir de 1918 más que de crear un derecho particular según las necesidades pastorales de cada Iglesia, tratan de ajustarlo de un modo más rígido al derecho común contenido en dicho Código, comenzando incluso por el idioma del Sínodo canario de 1919 que es justamente el latíní"". En cambio, el sínodo de 1947, celebrado por el Obispo Antonio Pildáin y Zapiain en 1945-46 y editado en 1947'") está en castellano y dedica más espacio a la normativa sobre temas pastorajes. Es, pues, obvio que del Sínodo de 1735 emerge una imagen mucho más real de la Iglesia canaria que de los dos siguientes de 1919 y 1945-46. Por ello, es punto obligado de referencia sobre ideologías y mentalidades para el largo arco de tiempo de su vigencia. Su utilidad se refiere sobre todo a la vivencia del cristianismo en Canarias desde muchos puntos de vista. Si su lejanía cronológica (1735) le aleja de la Edad Contemporánea, su vigencia hasta 1919 le proyecta sobre ella, y permite, entre otras cosas, constatar que nunierosos aspectos de la vida religiosa en Canarias hasta el Código de 1918 no son ninguna novedad, sino que aparecen ya constatados en el Sínodo de 1735 y con frecuencia en el de 1629. Antonio García y García (50) F. CANTELAR RODRICUEZ, o. c., n." 403, pág. 195 describe dicha edición del sínodo de 1919. que fue publicado en Las Palmas dc Gran Canaria, 1920. (51) Cf. descripción ibídem, n." 404. pág. 196.


ALMOGAREN. I X (96). Págs. 139 - 165. O CENTRO TE0LOC;ICO D E LAS PALMAS

CONCEPTOS Y PROPUESTAS DE LA EDUCACION EN GRAN CANARIA A FINALES DEL SIGLO XVIII-XIX. CONTROVERSIAS

MARIA DEL PINO WODRIGUEZ

CRUZ

UNIVERSIDAD DE LAS PALMAS DE GRAN CANARIA

1.

CONCEPCION ACTUAL DE LA HISTORIA DE LA EDUCACION

E l campo de la Educación, en tanto que particular región ideológica, no ha sido, ni es, un campo autónomo. Tanto las concepciones dominantes de la misma (ideología y mentalidades pedagógicas), como la concepción del sistema educativo de enseñanza, se apoyan en una plataforma específica de pensamiento, condicionada, así mismo, a otros procesos y representaciones sociales e institucionales (Lerena, C., 1980:42). La historia de la educación posee un objetivo propio: las ideas pedagógicas y los hechos educativos. Ahora bien, para que las historias sectoriales, que es nuestro caso, conduzcan hacia esa meta, han de satisfacer dos requisitos básicos: plantear problemas que sean relevantes para la historia total y abordarlos desde una perspectiva integradora.

A diferencia de la historia tradicional, que examinaba las ideas pedagógicas y las instituciones escolares al margen del medio social en el que unas y otras se producían, la nueva historiografía procurará poner de manifiesto las relaciones existentes entre los procesos educativos y los demográficos, sociales, políticos, ideológicos y culturales.


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CONCEPTOS Y PROPUESTAS DE LA EDUCACION EN GRAN CANARIA

La educación es un producto de la sociedad y, por tanto, si se quiere comprobar cabalmente su evolución, hay que situarla en el contexto más amplio del que forma parte. Se trata, en definitiva, de incorporar a la historia de la educación la perspectiva globalizadora o totalizadora construyendo así lo que algunos llaman una historia social de la educación. Por otra parte, en la historia de la educación tradicional, y aún en la moderna, obsesionada por buscar estructuras y descripciones generales, la diversidad se disolvía, y los hombres y mujeres, los grupos y culturas, quedaban diluidos en explicaciones globalizadoras sin perfiles diferenciales. La nueva narrativa, con la recuperación de lo biográfico, la fenomenología y lo etnológico, quiere salvar el relato de la vida, los tiempos cortos, el acontecimiento, la microhistoria, el tiempo presente, y otros muchos objetos que la curiosidad analítica puede examinar. Bajo el influjo de la nueva sensibilidad, la curiosidad histórico-educativa ha dirigido su atención en los últimos años al acontecimiento de cuestiones tan diversas, y en gran medida inéditas, como la infancia, la mujer, las minorías étnicas y culturales, las mentalidades, los localismos y nacionalismos, el espacio, el curriculum, la tecnología material de la enseñanza.. . Los relatos en torno a las anteriores cuestiones, en otros tiempos lejos del ojo del historiador por su banalidad o falta de interés para la gran historia, son los llamados por Harold Silver "silencios" de la historia de la educación (Escolano, A., 199.55). Los historiadores profesionales, a partir de los años sesenta, se empiezan a interesar por la educación, porque su estudio resulta fundamental para el análisis de temas a los que la historiografía actual concede una especial importancia, como es el caso de las mentalidades. El proceso autonómico ha fomentado las investigaciones, poniendo de manifiesto el peculiar desarrollo pedagógico y escolar de cada una de las Comunidades. En definitiva, la historia de la educación tiene como objeto el análisis tanto de las ideas pedagógicas como de las prácticas educativas (que constituyen el segundo nivel). Los clásicos de Historia de la Educación, estructurados en torno a las ideas e instituciones pedagógicas, raras veces nos han dicho cómo era la escuela en la que se educaron los hombres y mujeres del pasado, qué programas se desarrollaban en ella, qué métodos seguían sus profesores, cuáles eran las prácticas de convivencia y control que se aplicaban y tantos otros aspectos de la vida real de los establecimientos docentes.


M A R l A D E L PINO RODRlGUEZ CRUZ

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Respecto a las "ideas pedagógicas", consideraremos dos aspectos: la legislación educativa y las ideologías educativas. La legislación educativa adquiere importancia a partir del siglo XVIII en cuanto que la educación se convierte en una cuestión de Estado. En 1789, la revolución francesa levanta la idea de la igualdad política que postulaba, como consecuencia, una educación al alcance de todos los ciudadanos. La revolución industrial plantea a los gobiernos la urgencia de preparar hombres que trabajen con eficacia en el seno de una sociedad en vías de industrialización y de tecnificación. Tras ellas, nuevas ideas agitan a los pueblos europeos. Con el fenómeno de la Ilustración, las fuerzas sociales, fundamentalmente la burguesía y las clases cultas, toman como arma de lucha ideológico-política el problema de la educación. Los políticos comienzan a hacer realidad la idea de un "sistema de educación pública". En España, a lo largo de estos dos últimos siglos, y con efervescencia a partir de las Cortes de Cádiz, la cuestión pedagógica se convierte en uno de los problemas fundamentales a plantearse por los gobernantes. Así, tras sucesivos ensayos e intentos de reforma educativa, como el Plan Calomarde (1824) y el Plan Pida1 (1836), en 1855 se aprueba el Proyecto de Ley de Instrucción Pública del ministro Alonso Martínez, que recogía la gratuidad de la enseñanza primaria y la necesidad de una enseñanza secundaria como grado de instrucción para todos los jóvenes, en las ciencias y en las artes, y no solo como preparación para los estudios universitarios. Además, la unión de la política y la religión en materia de educación, iniciada en el Plan Calomarde, no trata, como en las Cortes de Cádiz, de aceptar la religión católica como la religión del pueblo, sino de fundir ambos términos: la ortodoxia política presupone la religión y viceversa. Este aspecto, a pesar de las raíces y controversias ideológicas entre liberales moderados y liberales progresistas, se va consolidando a pasos agigantados dejándose sentir en la educación. La firma del Concordato Iglesia-Estado en 1851, con la célebre máxima "conforme a la doctrina de la religión católica", sería el broche de oro. El 9 d e septiembre d e 1857, siendo ministro de Fomento Claudio Moyano, llega la Ley de Instrucción Pública decretada por las Cortes y sancionada por Isabel 11 el 17 de julio del mismo año. Dicha ley, sin ser innovadora, contentó a casi todos y significó el término del período de consolidación del sistema educativo liberal, y el comienzo de la estabilidad y desarrollo de la Instrucción Pública durante la segunda mitad del siglo XIX y casi dos tercios del XX, pues en algunos aspectos llegó hasta la Ley General de Educación de 1970.


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CONCEPTOS Y PROPUESTAS DE LA EDIJCACION EN GRAN CANARIA.

.

Consta de cuatro apartados: los estudios, los establecimientos de enseñanza, el profesorado público y la administración general. Respecto a los estudios, la Primera Enseñanza es dividida en elemental

y superior, la Segunda Enseñanza comprenderá unos estudios generales y otros de aplicación a las profesiones industriales. E n el nivel Superior de Enseñanza se hallaban los estudios d e las Facultades, las Enseñanzas Superiores y las Enseñanzas Profesionales (Capitán Díaz, A., 1986:870/76). En el Artículo 295 de la Ley de Moyano se obligaba a las autoridades civiles y académicas a vigilar para que, tanto en los centros públicos como en los privados, no se pusiera impedimento alguno a que los obispos y prelados diocesanos pudieran velar por la pureza de la doctrina, de la fe y de las costumbres, así como de la educación religiosa de la juventud, este último precepto era una lógica consecuencia de lo pactado en el Concordato. Con todo, el debate de la libertad de ensefianza, siguió siendo un principio polémico hasta nuestros días. Las ideologías educativas las forman las actitudes y opiniones que los diversos sectores sociales tienen acerca de la educación. Estas ideologías pueden estar directamente conectadas con una determinada concepción sociopolítica o religiosa y constituir un sistema relativamente cerrado, o bien manifestarse de una forma más inorgánica y dispersa. Nosotros pretendemos contextualizar las ideas pedagógicas y las prácticas educativas en Gran Canaria durante la segunda mitad del siglos XVIIIXIX, en la medida de nuestras posibilidades, al tiempo que estamos abiertos a una perspectiva interdisciplinar con las demás Ciencias de la Educación e Historias Sectoriales (demografía, sociología, antropología, economía, etc.). Una de las historias sectoriales más vinculadas a la historia de la educación es la de las "mentalidades". Por una parte, la Escuela genera ideas, concepciones, esto es, los procesos educativos formales e informales contribuyen decisivamente a la coniiguración de las mentalidades en la Sociedad. Por otra parte, las mentalidades condicionan las concepciones y prácticas educativas, es decir, la Sociedad induce mentalidades y prácticas educativas a la Escuela. La instrucción pública se dirige primordialmente a la Enseñanza Primaria, en la que también hay que destacar importantes aportaciones desde el campo privado.

2.

UN ACERCAMIENTO A LA UBICACIQW Y GENE%$§DE LA EDUCACION EN GRAN CANARIA

Los antecedentes Educativos en el Archipiélago Canario hay que buscarlos desde los momentos posteriores a su conquista y colonización, princi-


MARIA DEL PINO RODRIGUEZ CRIJZ

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palmente con la enseñanza de Primeras Letras en los conventos franciscanos y en las parroquias (Negrín Fajardo, O., 1982). Limitándonos a reseñar unas pocas escuelas, ya que pretender una relación exhaustiva caería fuera de nuestro propósito, cabe decir que en Telde había una escuela desde 1637, fundada por Pedro Manrique Alvarado con caudal y a nombre de Diego López Montañez. Desde esta localidad hasta el sur de la isla no existían más escuelas, como se exporie en un informe que el Corregidor envió al Consejo de Castilla (Citado por Santana Pérez, 1990:118). En la ciudad de Las Palmas, los jesuitas habían instalado desde 1696 dos escuelas de niños fundadas por el canónigo Romero. Por la zona norte de Gran Canaria, el primer maestro del que tei-ierrios noticia fue el dominico, hijo de la Villa de Firgas, Fray Simón González de Niz (Déniz), que fue coaajutor de dicha parroquia a mediados del siglo XVJIII. Enseñaba lectura, escritura y catecismo a niños y niñas. El obispo Juan Bautista Cervera, en el período que lo fue de Las Palmas (1769-1777), promovió la creación de dos escuelas publicas de Primeras Letras, una en Vegueta, en las salas del Hospital San Martín, y la otra en Triana, apoyadas también por la Sociedad Económica de Amigos del País. El colegio de San Marcial del Rubicói~(21 de enero 1786 a 10 de abril 1820) se fundó por el Cabildo Catedral para Ia formación de Mozos de Coro, y en él, al tiempo que preparaban a los jóvenes para el canto coral y la participación en Ias ceremonias religiosas, a modo de Seminario Menor, se les daba una formación integral.

De los Mandamientos acerca de la visita realizada por el Obispo a Teror en 1793, sabemos que don Domingo J. Navarro del Castillo, sacerdote terorense, crea la primera institución educativa de ñeror, que donó de su patrimoiiio familiar para beneficio y fomento de la Escuela de Primeras Letras de niños, "costeando tinta y papel, y comprando, cuando haya ocasión. cartillas y algunos libros para niños". Hubo escuelas de Fundación Patrimonial donde ei párroco tenía la obligación de enseñar y vigilar por la continuidad del centro. Sabemos por la documentación analizada que en muchos casos, la labor docente de la Tglesla no la llevaba el cura directamente, sino que encargaba de tal cometido al sacristán, que asumía este trabajo como una más de sus responsabilidades. En paralelo con la acción de la Iglesia, el Estado tuvo otro importante apoyo en el campo educativo a través de las Reales Sociedades Económicas


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de Amigos del País, las cuales entendieron que las enseñanzas políticas y religiosas eran el único elemento capaz de preparar ciudadanos útiles al Estado y convirtieron esa máxima en uno de sus primeros objetivos (Santana Pérez, 199097). La actividad educativa de los "Amigos del País" no se reducía simplemente al fomento de la primera enseñanza, puesto que también desarrolla una labor importante de mentalización ciudadana, informa al gobierno de las necesidades existentes, elabora completos estudios relacionados con la docencia, intenta mejorar las dotaciones económicas de los maestros, nombra socios que supervisaban la enseñanza de las Primeras Letras, e incluso tenía bajo su responsabilidad el nombramiento de los maestros que impartían clases en las escuelas que subvencionaba (El País, 26 de junio de 1863). En 1820, don Pedro Alfonso solicitó del Municipio permiso para abrir una escuela privada, comprometiéndose a enseñar gratuitamente a doce niños pobres. Se le nombró en 1823 de la pública de Vegueta, encomendándose a don Francisco Zumbado la dirección de la de Triana, creada en virtud de R.O. de enero de 1823 y con la dotación de quinientos pesos corrientes para ambos establecimientos. Caído el régimen constitucional, en el mismo año fueron suprimidas ambas escuelas y se sucede un período de trece años consecutivos sin que la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria contase con ninguna enseñanza oficial. Comprendiendo la Municipalidad los beneficios que a la juventud reportaba la primera enseñanza y la necesidad de colocarla al alcance de las clases pobres "creó una escuela pública que se abrió en noviembre de 1835 y la dotó con sus fondos, confiando su dirección al inteligente maestro don Pedro Alfonso. En 1837 abrió otra escuela en el barrio de Triana, nombrando, para regentarla a don Francisco Doreste y Romero. En 1844 quedan demarcadas las siguientes escuelas: Triana, Vegueta, San José, Tafira y Marzagán. En ellas se impartirán principios de religión y moral; lectura y escritura; principios de aritmética y geometría; elementos de gramática castellana y ortografía; geografía e historia de España; dibujo lineal; historia de Canarias. La evaluación de estas "asignaturas" podía ser aventajado, mediano e inferior, predominaba la reproducción memorística, faltaba un método científico eficaz, y lo más que se primaba era que los muchachos adquiriesen una excelente caligrafía (Santana Pérez, 1990:95). También se establecen escuelas de niñas, siendo la primera en Triana en 1844, a cargo de doña Josefa Matos de Castro. Le siguió la de Vegueta en 1845 y otras posteriores, en las que se enseñaría, sobre todo: religión y moral; lectura y escritura; sumar, restar, multiplicar y dividir; bordar, coser, hacer


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encajes y demás labores de la casa. Los valores que habría que estimular eran la modestia, sobriedad, templanza, cortesía, pudor y vergüenza, y principalmente el cuidado de su castidad. Las preceptoras de estas escuelas tenían que ser examinadas y su remuneración oscilaba entre 1.100 y 1.300 reales anuales (Expediente sobre Instrucción Pública, 1844). Un ejemplo de currículum femenino dentro del sector privado lo tenemos en el Colegio de señoritas de la Purísima Concepción establecido en 1862, de cuya relación de asignaturas resaltamos la riqueza en la enseñanza de los trabajos manuales, ya que además del dibujo natural y de adorno, las labores comprendían: costura, zurcidos, calceta, encajes de varias clases, bordados en blanco y en seda, con oro, plata, seda, felpas, etc., tapicería, relieves en seda y en cristal, varias clases de calados y flecos, y trabajos de pelo. El número de escuelas que existían en Las Palmas en 1845, tanto públicas como privadas, era de veintiocho, concurriendo en cinco de ellas niños de ambos sexos. Debemos señalar que "de todos estos preceptores, tan solo don Pedro Alfonso ha sido examinado y tiene el título, por consiguiente los demás ejercen sin el Magisterio" (Expediente sobre Instrucción Pública, 1845). El número de niños que asisten a estas escuelas es de 360 y el de niñas 252, haciendo un total de 612 alumnos, que debe aumentarse en el de las niñas, con las que reciben instrucción en La Casa Hospicio de las hermanas de la Caridad, ascendiendo el total a la cifra de 726 alumnos. La situación de la educación en Gran Canaria en 1845 podemos resumirla en la siguiente estadística: Saben leer ........................................................ 1por cada 10 habitantes. Saben escribir ................................................. 1por cada 15 habitantes. Hay escuelas .................................................... 1 por cada 1.368 habitantes. Concurren con relación a los habitantes ...... 1por Cada 42 habitantes. Con relación a los niños de 6 a 15 años ........ 1por cada 4 niños. Francisco María de León expone la situación que para la enseñanza primaria se presentaba en 1847 a nivel Archipiélago: "de los 95 pueblos de las Islas Canarias sólo en 40 existen escuelas donde concurran niños pobres a quienes se instruyan gratuitamente, y en general la educación depende de la que los padres de familias pudientes pueden proporcionar". (Citado por Negrín Fajardo, 1982:17). En Las Palmas de Gran Canaria, bajo los auspicios del Gabinete Literario, el 23 de marzo de 1845 se aprueba oficialmente el Colegio de San Agustín que funciona como Instituto de l."y 2." enseñanza.


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Un paso importante en el fomento de la Enseñanza primaria, en las Canarias orientales, lo constituyó la creación de una'Escuela Normal Elemental en Las Palmas de Gran Canaria, inaugurada el 1 de noviembre de 1853 en los locales del Colegio de San Agustín. Hasta 1907, en que fue transformada en Superior, la Escuela funcionó ininterrumpidamente, a pesar de que fueron varios y de importancia los peligros que tuvo que sortear. En 1852 se inicia la 2." estancia de la Compañía de Jesús en Canarias, traídos por el Obispo Codina para que regenten el Seminario Conciliar, hasta 1862 en que tiene lugar la expulsión de la Gloriosa. El período 1860-1868 significó, según Puerta Canseco, "un lapso venturoso para la instrucción popular", aumentando las escuelas públicas de niños, niñas y de adultos, así como los presupuestos económicos. A partir de 1868, por el contrario, se produjo un significativo decaimiento en la enseñanza primaria debido a la falta de colaboración de bastantes municipios. En 1874, y siendo alcalde de Las Palmas de Gran Canaria don Felipe Massieu y Falcón, el esfuerzo económico por la enseñanza es notable, como nos queda referido en las crónicas de la época:

"El Excmo. Ayuntamiento sostiene en su distrito municipal diez y nueve escuelas de primera enseñanza, cuyo presupuesto corriente para este objeto asciende a 25.626 pesetas y ochenta y siete céntimos a lo que, agregando 4.294 pesetas ochenta céntimos, para el sostenimiento de la Escuela Normal y 17.125 pesetas para la de Comercio e Instituto local, establecimientos que radican en esta ciudad, tendremos una suma de 47.046 pesetas sesenta y siete céntimos que el Excmo. Cuerpo satisface por la enseñanza pública en su término jurisdiccional; y podemos asegurar, sin temor de ser desmentidos en vista de tales datos, que n o hay pueblo en la Nación teniendo en cuenta su importancia comparativa en riqueza y vecindario, que sostenga de sus fondos mayor número de establecimientos públicos municipales de enseñanza que la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria". E l 7 d e enero d e 1892 abre por primera vez el Colegio &e las Dominicas, en la calle Remedios, con unas 40 niñas, bajo la dirección de la Madre María del Pilar Prieto Vidal. Respecto a la zona de la Isleta (Puerto), según Juan Medina Sanabria, hasta 1890 la educación estuvo totalmente abandonada, a pesar de que el censo de 1894 arrojaba 600 niños. Como docentes se citan a doña Antonia


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Rodríguez y doña Rita de Carvajal Espino, maestras no tituladas que hacia 1894 enseñaban a'leer y escribir, y las cuatro reglas, en "La Puntilla" y en el "Refugio". Debe resaltarse la labor del Doctor Apolinario, favoreciendo el desplazamiento de dos religiosas que, en tranvía y con su cesta de comida a cuestas, se desplazaban al Puerto y daban clases a los niños en la arena. También en 1894 se establecen las religiosas del Carmen. En 1897 don José Suárez León, maestro titulado formado en el Colegio de San Agustín y de ideología liberal, llega a tener 80 niños certificados. Posteriormente, en 1898 don José Quintana Domínguez, y también en la Isleta, abre una escuela privada con 80 niños. A finales del siglo XIX había escuelas de primera enseñanza en todos los Ayuntamientos de las islas y en muchos de los pagos más importantes, estando su número en torno a las 250 públicas y unas 60 privadas. Esto no significaba que la enseñanza llegara a toda la población. Según la estadística de 1907 el porcentaje de asistencia regular a la escuela no alcanzaba el 3 por 100 de la población. Al margen de la acción educativa a nivel básico, no debemos acabar este punto sin mencionar la labor educativa de la Iglesia en campos tan novedosos en ese momento como el de la Educación Especial, donde fue pionera, como lo demuestra el oficio que el Sr. Obispo de esta Diócesis manda a los vicarios y párrocos en 1834, con el encargo de que le hagan el censo de los sordo-mudos, detallando los antecedentes familiares que concurran, a fin de establecer una escuela para los mismos. Respecto al desarrollo de la Educación Musical, la labor de la Iglesia está ampliamente documentada, como lo demuestra la consolidación de los solchantes organistas; los convenios suscritos entre la Sociedad Filarmónica y el cura Regente de la villa de Arucas el 7 de agosto de 1880; las peticiones de capellanes de diversas zonas de Gran Canaria para que el "coro de niñas" pueda cantar en la Iglesia, preferentemente en el mes de Mayo; la colaboración y creación de bandas de música que actuaban dentro y fuera de la iglesia y otros. La conclusión de este apartado, en cuanto al mapa educativo d e este período, es la labor inicial, y posteriormente paralela, de la Iglesia, la aparición intermitente de la iniciativa privada, y la lenta consolidación de la pública como consecuencia de la cantidad de Decretos, Reales Cédulas, Reglamentos y Planes Educativos surgidos hasta llegar a la Ley de Moyano, que hizo inviables gran parte de los mismos, ocasionando discontinuidad y dispersión no


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sólo en cuanto a la documentación, sino también en cuanto a la consolidación y generalización de los Centros de enseñanza.

3.

PLANIFICACION EDUCATIVA

Hemos hablado de la ubicación y génesis de las Escuelas, pero no debemos olvidar que éstas, básicamente, las constituyen los maestros, los alumnos y los locales, y a ellos nos referiremos a continuación. El papel del maestro irá cambiando paulatinamente y comenzará a ser una pieza importante dentro del engranaje del Estado y de la reproducción ideológica del sistema de valores imperantes (Santana Pérez, 1990:125). Ya en la ley del 20 de agosto de 1841, se establece que "se prohíbe enseñar a los maestros sin título, excepto aquellos que lo hagan en pueblos o distritos que no lleguen a cien vecinos.. .". El horario comprendía 6 horas repartidas en dos turnos (mañana y tarde), y la normativa sobre su distribución y método de enseñanza nos la da don Francisco Caballero en sus notas sacadas del Archivo Parroquia1 de Arucas sobre la Instrucción Primaria en Las Palmas de Gran Canaria 1845(?): "se obligará a los maestros a que llenen el tiempo que les está señalado para la duración de la enseñanza, que es de tres horas por la mañana y otras tres por la tarde; menos en la canicula que es por la tarde, en nuestro sentir, deberán ser dos. Por la mañana en todo el año comenzarán a las ocho y por la tarde a las dos y media, menos en la canicula que será a las tres.

...e

ue los niños n o se admitan a las escuelas en cualquier época del año, sino en los ocho primeros dias de enero, abril, julio y octubre. ...El método de enseñanza será el individual y se establecerá el simultáneo en todas las escuelas de 60 a 70 niños y en las de mayor número el simultáneo combinando con el mutuo".

Es de destacar el hecho de que las niñas eran instruidas por maestras y los niños por maestros, en labores diferentes según el sexo, cobrando menos las primeras que los segundos. Estas mujeres llamadas "amigas", que constituían un colectivo de aproximadamente una veintena en el siglo XVIII, según A. Bethencourt Massieu, 1985, (citado por Santana Pérez, 1990:126), tuvieron una gran importancia en los estudios de las féminas, pues siempre recayó sobre ellas ese trabajo que


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incluía la corrección del comportamiento de sus alumnas. En algunos casos se ocuparon también de la instrucción de los varones. Los requisitos exigidos a estas mujeres para desempeñar la profesión eran saber leer y, si era posible, escribir, así como realizar labores comunes de hilanzas, costuras y puntos de aguja, y conocer el catecismo. Las demandas de señoras dispuestas a cumplir esta actividad fue apreciable, en la sesión del 3 de marzo de 1787, se leyeron seis memoriales correspondientes a otras tantas mujeres que pretendían colocarse de maestras en las escuelas que tenía proyectadas abrir la Real Sociedad Económica de Amigos del País (citado por Santana Pérez, 1990:129). Aunque nuestro trabajo abarque sólo hasta el siglo XIX, no debemos pensar que con la llegada del siglo XX el panorama cultural quedó resuelto, así, como testimonio de la deficiente realidad escolar existente, puede servir el informe que al respecto realizó en 1929 el gobernador civil de Tenerife B. Benito:

"La enseñanza en las escuelas abandonada. Por lo que fuese, se nombraban maestros interinos, sin título alguno, que desempeñaban o no la escuela. La asistencia escolar exigua. Maestros he encontrado yo que apenas conocía los rudimentos de la escuela... Consta, sin embargo, que estos profesores de las escuelas nacionales, sin títulos de enseñanza, eran buenos agentes electorales, por sí o por sus deudos y familiares" (citado por Negrín Fajardo, 1982:19). Del estudio de la documentación existente sobre aquella época, se desprende que entre las varias razones fundamentales del precario estado de la enseñanza en Canarias, estaba la carencia de fondos económicos necesarios p a r a la dotación de los establecimientos escolares por parte d e los Ayuntamientos, a los que correspondía su sostenimiento, y el que la enseñanza era considerada un factor secundario, que poco importaba a los dirigentes, y a la cual daban de lado. Así tenemos el ejemplo d e la maestra de Firgas doña Francisca Espínola, que a través de sucesivas cartas dirigidas al Alcalde entre 1868 y 1876, como Presidente de la Junta Local de Enseñanza Primaria de dicha localidad,.nos refleja el penoso estado en el que se encontraban tanto el local de la escuela como la casa de la maestra, cuyo patio común era empleado para guardar bestias, y su lucha por conseguir una serie de mejoras que permitiesen llevar a cabo una enseñanza en condiciones, así como un nivel de vida digno para ella y su familia.


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El Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes dicta en 1909 una Real Orden, publicada el 26 de abril, que contiene disposiciones relativas a las condiciones higiénicas y pedagógicas de los edificios destinados a la instrucción primaria, y ello en aspectos concretos como su capacidad, huecos de ventilación, luz, letrinas, desagües, agua y mobiliario. El Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria se hace eco de la misma, acuerda se le dé cumplimiento y constituye comisiones para su seguimiento, sin embargo, casi diez años más tarde, en la inauguración del curso 1918-1919, don Manuel Mascareñas pide que las nuevas escuelas "no se parezcan a la mayoría de las existentes, pues si así fueran sería un mal la concesión de las mismas, ya que multiplicaríamos los crímenes que se cometen con los niños, al encerrarlos en locales sin sol ni ventilación, como ocurre en varias escuelas de Las Palmas de Gran Canaria". Si eso sucedía en 1918 en Las Palmas de Gran Canaria, podemos imaginarnos las condiciones de las escuelas rurales varias décadas antes, como la citada de Firgas.

4.

LA RESPUESTA SOCIAL AL HECHO EDUCATIVO: ACTITUDES

La extensión de la enseñanza no se debe a la voracidad de las gentes y a su increscendo puro afán de saber, ni tampoco al hecho, por otra parte evidente, de que ante un creciente acervo cultural, la institución familiar se haya quedado pequeña como instrumento de imposición-formación. Tanto la crítica al sistema de enseñanza escolástica, como el establecimiento de institucio nes escolares que pretenden ser una réplica de dicho sistema, obedecen a necesidades surgidas dentro del campo económico y, sobre todo, del campo político (Lerena, C., 1980:141). "La aparición de la escuela va ligada al auge que determinan los grupos sociales. Muchos de los contenidos y de los procesos de aprendizaje se van identificando con las formas culturales de las clases medias-altas, que son las que consolidan la ideología de la institución escolar (Varios, 1994:98). Era la clase social la que determinaba si se tenía que ser analfabeto o alfabetizado y la que constituía el principal factor de discriminación. Existen estudios en los que se han establecido relaciones entre el desarrollo comercial y las preocupaciones educativas y culturales, así, en la ciudad de Las Palmas siempre fue notable, con relación al número de habitantes y personas que sabían leer, la variedad de periódicos que se publicaban a finales del siglo XIX. Al menos cuatro diarios y otros de intervalos superiores servían


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información principalmente canaria, pues las noticias exteriores debían llegar por telégrafo y resultaba muy caro. Otro ejemplo lo tenemos en la ciudad de Arucas donde, a comienzos del siglo XX, Blas Rosales, próspero comerciante, impulsa la venida de los Hnos. de La Salle y la fundación del colegio del mismo nombre en 1907. Al margen de casos puntuales, la Escuela surge en la ciudad como fruto de la ampliación de la fenomenología social, téngase en cuenta que la instrucción es un fenómeno primordialmente urbano, pues mientras en el campo al niño se le usaba para ayudar en las labores agrícolas, especialmente en épocas de siembra y recolección, en la ciudad se le mandaba a la escuela para que no molestase en casa o para que ambos padres pudiesen salir a trabajar. La familia pasa de rural a industrial y como consecuencia se produce un cambio de valores. La incorporación de la mujer al trabajo hace que ella pierda el control de los hijos. La ciudad, como elemento representativo de la complejidad social, necesita de la escuela más que las comunidades rurales (Colom, A., 1987:84) en las que la poca valoración de la educación como elemento d e supervivencia y desarrollo, unido a la ignorancia y el oscurantismo de sus gentes, impedía a los niños asistir a las escuelas. Las leyes emanadas desde el poder central iban encaminadas a extender la instrucción pública en la línea de la obligatoriedad de la Enseñanza Básica, y aunque todavía no podía ser implantada de modo genérico, ya se dan los primeros pasos. En este sentido tenemos la Real Cédula, dada en Madrid a 12 de julio de 1781, por la cual se dictaban las reglas convenientes para que los padres cuidasen de dar a sus hijos la educación adecuada. Simultáneamente, era un sentir generalizado por parte de los maestros de Instrucción Primaria, el que se pusiese fin a la apatía de los padres por enviar a sus hijos a la escuela reteniéndolos para la dedicación a otros asuntos familiares. Sirva como muestra la siguientes referencias: - Carta enviada al Alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, por el maestro de la escuela pública de niños de San Antonio (Tafira), el 8 de Abril 1864:

"inútiles mis afanes por la instrucción de esta niñez si n o se pone coto a la apatía de la mayor parte de los vecinos de esta jurisdicción en enviar a sus hijos al establecimiento faltando de esta suerte a la estrecha obligación que les impone la ley y la sociedad" (Archivo Histórico Provincial, Instrucción Pública). En otras ocasiones se acude a la ayuda eclesiástica para crear conciencia sobre el tema, así, aprovechando la visita pastoral a Valsequillo del Obispo Urquinaona y Bidós el 30 de abril de 1874, el Maestro de la Escuela Nacional don Manuel González dice en su alocución:

.


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''pues nada se consigue si el profesor procura convencer al disc@ulo de la importancia de la Educación, pero su padre se esfuerza en persuadirle que es una bagatela; nada se consigue si el profesor amonesta a los niños para que asistan diariamente a la escuela pero sus padres prefieren ocuparlos, y aún los obligan a custodiar u n inmundo rebaño de puercos; el padre le hace creer que eso pertenece solo a los curas y frailes y solo cuando le sirven de incornodidad en su domicilio los envían a la escuela para quitarse aquel peso...". De ahí la ley de congruencia de las agencias educativas que resalta la necesidad de que la familia, el centro educativo, y en este caso también el pueblo, constituyan una unidad de acción educativa. Esta situación de apatía también se vio reflejada en los periódicos de la época, así, el día 11 de marzo aparece en El País un artículo, donde después de indicar que de 130 niños que estaban en condiciones de acudir a la escuela de Tafira, la matrícula solo ascendía a 53 discípulos, dice:

"Semejante incuria y abandono n o puede comprenderse, sino en padres, que, desconociendo el deber de tales, prefieren ver a sus hijos entregados a la ignorancia y a los vicios consiguientes por semejante descuido, antes que forzar su voluntad, obligándolos a asistir a esos establecimientos donde se les educa, corrige y moraliza. Todos los que aquí a m a m o s el orden y la educación d e la juventud, abrigamos la esperanza de que nuestra autoridad local, impondrá a los padres, las penas a que por ley se hacen acreedores, ya que de tal manera descuida el cumplimiento del más santo de los deberes". Sin embargo, no siempre era culpa de los padres el motivo de la no asistencia de los niños al colegio y así, desafortunadamente, en julio de 1864, el inspector de primera enseñanza acude a la escuela pública de Marzagán encontrándola cerrada y utilizándose como almacén de hierba seca y otros objetos. En vista de esta situación, se destituye al maestro, don José Benito Ortega, quien además obligaba al pago de altas retribuciones, tanto a los niños pudientes como a los que no lo eran. A dicho maestro, que ya había sido cesado de la escuela de Tafira por la misma razón, se le exige que desaloje la escuela y que devuelva la llave de la casa destinada al maestro y a su familia, debiendo también restituir los 416 reales que había percibido como salario.


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De todo lo anterior resumimos, por un lado, el desinterés de los padres en enviar a sus hijos al colegio, aunque no creemos que estos fuesen conscientes del daño ocasionado a los mismos al no permitirles formarse para un futuro mejor, y achacamos la causa al alto índice de analfabetismo de la época y a la gran crisis económica vivida en aquellos tiempos. Como consecuencia, los niños no eran enviados a la escuela, ya que tenían que colaborar en el mantenimiento de la economía familiar. Por otro lado, tenemos la inadecuada conducta de algunos profesores. En nuestro caso, pidiendo retribuciones ilegalmente y aprovechándose de la situación para su propio beneficio, por lo que tanto los padres como los maestros eran responsables de la falta de formación del niño.

5.

CONCEPTOS Y PROPUESTAS EDUCATIVAS

La formación de imágenes, conceptos e ideas, es un proceso interactivo entre el hombre y su entorno. Nuestra concepción sobre las cosas, hechos, personas, fenómenos, etc, van conformándose en nosotros a partir de las informaciones recibidas, de los "inputs" que nos vienen desde los distintos contextos donde el hombre se desenvuelve: familia, escuela, sociedad, etc. En esa línea, los conceptos y propuestas en educación los forman las distintas actitudes y opiniones, que tienen acerca de ella los diversos sectores como Sistema de enseñanza, Iglesia, Prensa, Docentes, etc. Nos referiremos, preferentemente, a la educación en el nivel primario, como base y fundamento de la educación del hombre.

Sus funciones vienen determinadas por su condición de instancia, que impone una determinada cultura como legítima, natural y auténtica. En el decurso de los siglos se van determinando, con no pocas dificultades, las etapas educativas del niño. La resistencia al desarrollo de la educación infantil, que todavía pesa en nuestra sociedad, se debió a que inicialmente la misma se entendió, según A.J. González (1995), corno-la de domar o guardar críos, no apareciendo el aspecto lúdico hasta el siglo XIX en que ya encontramos, desde el sistema, recomendaciones para la educación de los párvulos, así como la sistemática educativa para este nivel. Un claro ejemplo de tales recomendaciones acerca del desarrollo psicomotriz, maduración, disciplina y valores éticos, y todo ello en un ambiente


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lúdico y flexible, podemos verlo en el siguiente trozo extraído de un Boletín Oficial de la Provincia de Canarias de 1864, firmado por Pablo Castro:

"...A veces se quiere que los alumnos aprendan lo que en su tierna edad n o pueden sin detrimento de la salud y, acaso, sin menoscabo de la inteligencia. Limítese la instrucción en estas Escuelas a dar vigor y agilidad a los movimientos, y avivar los sentidos; a crear hábitos de disciplina y obediencia; a infundir sentimientos piadosos y benévolos, y hacer conocer los objetos más fácilmente perceptibles, pero sin que el estudio sea ni parezca obligatorio, y cuidando mucho de n o fatigar la atención ni excitar el prematuro ejercicio de las demás facultades intelectuales.".

Aunque la misión explícita de la Iglesia es la transmisión del mensaje evangélico, existía unidad entre los poderes seglar y eclesiástico para realizar las tareas docentes. Esta colaboración se debe a que la carencia de docentes, sobre todo competentes, era conocida por todos los dirigentes, y era una de las obligaciones de las autoridades que no tenían fácil solución. ' En esos momentos, los párrocos rurales constituían el grupo más idóneo para cumplir diversas funciones educativas en las áreas del Archipiélago más alejadas de los núcleos poblacionales importantes, tratando de paliar el índice de analfabetismo y de instruir en la fe cristiana. La utilización de esos sacerdotes como maestros era la medida más práctica que se podía adoptar y sobre todo menos costosa, para cumplir los cometidos propuestos (J.M. Santana Pérez, 199055). Esta colaboración venía alentada desde las más altas instancias de la ~ a c i A ncomo , lo muestra el Real Decreto dirigido al Rvdo. Obispo de Canaria de parte del Rey Fernando VII, que por su interés transcribimos:

Iltmo. Sr: Con fecha 19 del corriente se ha dignado S. M. dirigirme el Real Decreto siguiente: " L a formación de escuelas caritativas de primera educación para instruir en la doctrina cristiana, en las buenas costumbres y en las primeras letras á los hijos de los pobres hasta la edad de diez o doce años, procurándoles el alimento y vestuario correspondientes á su pobreza, es el medio más adecuado para evitar el que desde los principios se aficionen los niños a la vida ociosa y vagabunda, y para que por el contrario se incorporen a la clase de súbditos trabajadores y útiles al Estado.


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Las actuales apuradas circunstancias de m i Real Erario n o permiten que se destinen para la dotación de estas escuelas tantas cantidades cuantas para tan interesante objeto serían necesarias; pero los conventos de todas las órdenes religiosas, repartidos por mis reinos, pueden en gran parte suplir esta imposibilidad, y n o dudo que lo harán en obsequio d e sus mismos institutos, que están cimentados en la base de la caridad; y ello en justa correspondencia á las limosnas y bienes que han salido y salen de los pueblos donde están fundados.. . Tendreislo entendido, y dispondréis lo conveniente al cumplimiento de este m i Real Decreto, á fin de que á la mayor brevedad se emprenda una obra que á la vez reclaman la Religión y el Estado". L o comunico a V.I de orden de S.M. para que n o pierda de vista esta empresa, la proteja, y contribuya por su parte á que n o se frustren las benéficas intenciones de S.M. Dios guarde a V.I. muchos años. Palacio 30 de noviembre de 1815

Esta colaboración no deja de presentar dificultades y controversias a lo largo del tiempo, como la que se plantea en el escrito que, con fecha 7 de noviembre de 1911, el Pbro. de Arrecife don Manuel Sánchez Trejo dirige a su Obispo:

... "Es pues evidente, atendidas las circunstancias morales y religiosas de esta ciudad (Arrecife), la creación, por lo menos, de una escuela regida por u n clérigo que eduque e instruya a la vez en las materias elementales a los niños, con la mira de que al llegar estos a la pubertad n o sustituyan el lupanar por el templo, la taberna por la iglesia y la casa del juego por la del Señor, donde sacrificarán la fortuna, la salud y la conciencia, y, al contrario, sean hombres útiles a sí, a la sociedad doméstica y civil y, por ende, a la patria y a la iglesia". Aunque se supone de antemano que, de algún modo, todo sacerdote es maestro, surge la controversia de si verdaderamente ha de serlo y, en tal sentido, la continuación del anterior escrito analiza las dificultades para hacer compatibles el ministerio sacerdotal y el llevar una escuela, cuando puntualiza las exigencias de la profesión diciendo:

... "El magisterio supone vocación, gran acopio de paciencia, .tacto en la disciplina y el hacerse a las facultades de cada niño;


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más las exigencias de los padres, unos querrán que sus niños n o se codeen con los de clase inferior, otros presentarán 3 o 4 vástagos con la pretensión del rebaje de tasa; más la ingratitud en su día, al dejar la escuela, hasta en el n o saludar al que fue su profesor o maestro. Todo lo cual, o supone dotes de talento y virtud en el clérigo que se encargue de la escuela en Arrecife, o sufrirá algunos disgustos" (Archivo Diocesano). Resumiendo, el sacerdote ha de tener claro tanto la finalidad de la educación, hacer a los niños y a los hombres "útiles a la Sociedad doméstica a la Patria y a Dios"; como la dificultad de compaginar el trabajo de sacerdote y el de maestro, con todo lo que esto exige, dando un perfil del profesional de magisterio. Por otra parte, reconociendo la necesidad de los profesionales de la enseñanza, la Iglesia, en momentos sucesivos, daba un toque a la Sociedad y al Estado en lo referente a la pureza de las costumbres, la vigilancia de la ortodoxia y los contenidos instruccionales, en otras palabras, la Iglesia ayudaba al Estado en la labor docente, pero en contrapartida marcaba las directrices en cuanto al amor a Dios, la moral y las buenas costumbres. La educación se conforma como instrumento de control y como perpetuadora de los valores del momento. Las concepciones sobre la educación que tiene la Iglesia enmarcan, por tanto, los parámetros de la época analizada -los valores religiosos, el sentido de la fidelidad al Estado y a Dios son básicoscomo se muestra en la encíclica de Pío IX "Quanta Cura" (8 de diciembre de 1864), seguida del no menos célebre "Syllabus". Ambos documentos suponen, como es sabido, una enérgica condena del mundo moderno. Resulta significativa la carta del Obispo de Tarazona a Isabel 11, publicada en el periódico "El Pensamiento Español" el 24 de enero de 1864, en la que, respecto a la educación, pedía expresamente que se sometieran a examen los libros de texto y que fueran separados de su destino de catedrático los que negaran lo espiritual, diciendo entre otras cosas:

"...si los obispos han de velar por la pureza de la doctrina, de la fé y de las costumbres; si han de atender solícitos a la educación religiosa de los jóvenes; si han de trabajar para que en las universidades, colegios y escuelas públicas sea la instrucción conforme e n todo a la religión católica; a ellos incumbe, y n o a la junta civil, examinar los libros que se ponen e n manos de la juventud". En otro momento de la citada carta dice:

"hágase España monárquica obediente y católica por medio de la enseñanza pública, bajo la protección decidida de Isabel II.. . ".


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Se trataba, pues, de una llamada a los moderados a fin de evitar las enseñanzas impías impartidas en la Universidad por determinados profesores, liberales y krausistas. La favorable respuesta del poder político fue la Real Orden del 27 de octubre de 1864, en la cual se "aclaraba y recordaba" el alcance de los artículos 170 y 295 de la Ley Moyano y el Reglamento de 1859 en relación con el juramento prestado por los profesores. en orden a la defensa de la fe, la fidelidad a la Reina y la obediencia a la Constitución (Puelles, 1985:42). En esa línea, pero a nivel de enseñanza primaria, tenemos la enciclopedia que hace el clérigo ilustrado Francisco Martínez Fuentes acerca del maestro de escuela, en ella indica: "El maestro de las Escuelas Pías aprovechará todas las ocasiones que se le presentan, o los autores que maneja, o los temas que se dictan, para inspirar en sus discípulos sentimientos de fidelidad y amor al Soberano; de sumisión y respeto a las Potestades sublimes; de celo y aplicación a las ventajas de la Patria, y de horror a toda sedición, declamación o falta de reverencia al Gobierno" (citado por Santana Pérez, J.M., 1993:125). En cuanto al modelo, éste es preferentemente Directivo, predominando la autoridad y el exceso de disciplina como lo podemos apreciar en los Reglamentos de los Colegios. Con fecha 27 de octubre de 1785 aprueba sus estatutos, reglas y ordenanzas el ya citado Colegio de "San Marcial del Rubicón". De ellos, por motivos de brevedad, extractamos los siguientes artículos:

Parte 1." Art. 11.- Tendrá el colegio u n vice-director, ... para que atienda a la buena educación de sus alumnos, enseñándoles a fondo la doctrina cristiana, los rudimentos de la gramática latina, las ceremonias de la iglesia y las buenas costumbres. Art. 14.- El vice-director, en calidad de maestro, cuidará de que todos los niños se levanten de la cama al amanecer, se vistan, se laven la cara y manos, se peinen, digan de rodillas el Alabado, el Padre Nuestro, el A v e María y Gloria, y tomando su manto y sobrepelliz y bonete salgan del colegio precedidos de maestro. ~ r t .49.' E n cualquier parte que el colegial vaya de paso, si oyere cantar el Gloria Patri, inclinará profundamente la cabeza; lo mismo hará con los sacerdotes revestidos, y siempre que encuentre en la iglesia, en la calle o en otra parte algún Señor Capitular, se parará, se quitará el bonete (si lo llevara puesto) y hará venia con la cabeza.


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Art. 50.- Para que todos los mencionados ejercicios del colegio se ejecuten con el debido arreglo, se hará seña con una campana en las correspondientes horas. Por ejemplo, veinticuatro para tocar a levantarse y acostarse, cuatro para vestirse el manto y sobrepelliz, doce para salir de la Catedral, cuatro para repasar la lección,. .. ". Del Colegio de San Agustín, y de su Reglamento Especial para el Régimen Interior, tomamos los siguientes artículos:

Sección primera. D e l o s Vice-Rectores, Inspectores y Profesores Arte. 17.- ... deben cuidar escrupulosamente de que los alumnos estén en las clases con la mayor urbanidad y compostura, como á los mismos se previene; de que n o empuerquen ni destrocen los libros, de que conserven las carpetas arregladas y aseadas, así como de que tengan igualmente arreglo y aseo en su persona y en su ropa,. .. Art. 46.- E n la mesa observarán estrictamente las reglas de urbanidad, compostura, moderación y comedimiento que les están recomendadas; permaneciendo derechos en sus asientos, tomando los cubiertos con finura y comiendo con delicadeza, sin menearse en el asiento ni pedir nada con premura o bulla; y cuidando de pasar a sus compañeros las bandejas y platos de la comida, una vez que hayan servido. Vemos que hay unas constantes en estos dos reglamentos, como son orden, silencio y compostura, propias del sentido militarista del contexto, que pueden llegar a extremos insospechados. Recordemos que la normativa que en el ejército ha estado vigente hasta hace poco, las Reales Ordenanzas de Carlos 111, fueron dictadas por esa época. Su valor formativo en cuanto forjador de la voluntad, aún a riesgo de perder el desarrollo de la autonomía y creatividad del alumno, plantea la controversia autoridad-libertad acerca del equilibrio deseable para el pleno desarrollo del individuo- persona. Por otra parte, consideramos que sería deseable en la actualidad, sin llegar a la rigidez de entonces, retornar a alguno de estos planteamientos.

Los medios de comunicación escritos que, como hemos señalado, en Gran Canaria eran abundantes a pesar del bajo nivel de lectores, van desgra-


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nando conceptos y propuestas educativas con un marcado acento reivindicativo y progresista. En cuanto al concepto de educación, basan su fundamentación en la idea de la "educabilidad humana", término ya utilizado y promovido por Herbart (1766-1841), para designar la capacidad de flexibilidad, ductilidad y permeabilidad del hombre ante los estímulos para, a través de ellos, transformarse y modificarse:

"Por una ley constante de la naturaleza, el hombre es perfectible hasta u n grado incierto de bondad. La aptitud de nuestras facultades para toda mejora, nos revela que la perfección es una condición de nuestra existencia individual, y el progreso una condición de nuestra existencia colectiva, una ley de la sociedad" (El Porvenir, 1853). El Idealismo pedagógico Roussoniano queda también patente en cuanto a las ilimitadas posibilidades de la educación y a la concepción de la bondad innata en el hombre. Dentro de las funciones y características de la educación, el mismo periódico destaca:

"...debe propiciar el desarrollo del don de la inteligencia, promoviendo esa identidad de ideas y costumbres que establece la armonía en los ánimos, fomenta el amor a la patria y contribuye a formar el carácter nacional". Los profesionales de la enseñanza también utilizaban la prensa para expandir sus concepciones científicas de la educación. Así, en el artículo publicado en un periódico local por M.M. Sabater, profesor del colegio de niños de Tafira, acerca de la enseñanza moral y religiosa en las escuelas, entre otras cosas, dice:

" L a importancia de esta asignatura en las escuelas de instrucción primaria es de tal transcendencia, que basta únicamente considerar el fin a que se dirige, para comprender que es el sólido cimiento de la educación, y que en ella está basada la felicidad de los hombres y la ventura de la patria.. . De aquí lo indispensable que es elegir para este ramo de la enseñanza u n buen método, que reúna todos los requisitos necesarios y la solidez precisa para cimentar las bases de una obra tan sublime, como es la de conducir al hombre al conocimiento del fin para el que ha sido creado".


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M.M. Sabater, se mete de lleno en el diseño instruccional y una vez definido el objetivo, nos plantea: a) Las unidades didácticas: La existencia de Dios, la existencia del alma, la Historia Sagrada. b) Los métodos: deductivo, intuitivo, la observación.

"Se comprende que el primer objetivo del maestro es dar a sus disc@ulos exacto y seguro conocimiento del Ser supremo á quien todo le debemos. El estudio de la pedagogía nos presenta la llave de los procedimientos, que luego aplicamos del modo más adecuado, para que el discípulo llegue más prontamente al objeto que nos proponemos, y para ello le haremos examinar materialmente la vida de las plantas, la revolución incansable de los astros, y de deducción en deducción llegará por sí sólo al convencimiento íntimo de que todo cuanto le rodea y admira, n o ha podido ser creado sino por Dios, único ser capaz de producir tanta variedad de objetos y movimientos.. . La segunda verdad que tenemos que inculcar en el corazón de la infancia, es la íntima creencia de la existencia del alma y de su inmortalidad. Para ello nada nos parece mas ventajoso que valernos de los objetos que sirven de distracción al niño, y de todas las cosas que vemos y examinamos, haciendo una serie de preguntas adecuadas al objeto, con oportunidad y tino, en los cuales se le haga percibir la diferencia entre el hombre dotado de alma racional y los demás objetos que carecen de ella.. . ¿Qué método elegiremos para que la parte histórica quede profundamente grabada en la imaginación de los niños, y que estos se penetren de todos los acontecimientos que van a estudiar? N o hay ninguno en verdad más adecuado, más propio, que el inventado por el célebre Enrique Pestalozzi. Este incansable profesor tuvo la gloria de conocer a los niños y, como consecuencia, logró persuadirse de que n o hay nada que más pronto comprendan que aquellas materias que presentan objetos que puede analizar y estudiar apreciándolos y palpándoles. El método intuitivo nos servirá también en este tercer paso de la enseñanza moral, y para ello procurará el maestro poseer una colección de grabados de regular tamaño.. . " (El País, 1864).


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M.M. Sabater, conocedor de las últimas tendencias, lleva el agua a su molino valiéndose de lo bueno de todas ellas. Así, vemos que usa el método intuitivo de J.J. Rousseau para enseñar la educación moral y religiosa en la etapa infantil, cuando dicho ideólogo educativo recomendaba no comenzar a enseñar dichas materias hasta la adolescencia. Por otra parte, posiblemente, sin saberlo, en su planteamiento subyace un modelo intervencionista, o tecnológico como se denomina hoy, de la educación. Es digno de mención el valor didáctico que da a la imagen, a través de una colección de grabados, frente al poco uso que aún hoy en día se hace de la misma, a pesar de la riqueza de recursos disponibles. También merece resaltarse el alto valor de reivindicación social que siempre ha tenido la educación en la Prensa.

"Reconocida la instrucción primaria como uno de los elementos más esenciales a la vida de los pueblos, y cuando a su influjo se debe la existencia de toda sociedad bien organizada, n o vacilamos u n momento en dedicarle u n lugar preferente en las páginas de nuestro periódico, y dirigir todos nuestros esfuerzos a elevarla a la altura que le corresponde.. ., pues convencidos como nos hallamos de los cuantiosos beneficios que proceden de los establecimientos de instrucción pública, trabajaremos con incansable celo hasta ver establecidas en cada uno de los pueblos de la Provincia, una o más escuelas de instrucción primaria convenientemente dotadas con los fondos comunales; en donde la juventud, desde el rico al más infeliz sin distinción alguna, reciba la instrucción necesaria, y adquiera la educación que luego le conduzca a su felicidad7'. "Zgnorantes en su mayor parte los profesores, salvo honrosas excepciones; desconociendo absolutamente toda clase de métodos y sistemas, n o siguen régimen alguno en la enseñanza.. . La elección de preceptores comprendemos que debe ser esmerada, y que el saber, la inteligencia y moralidad, el pundonor y la exactitud, deben anteponerse a toda otra consideración" (El Porvenir de Canarias, n." 2,1852). Aunque la educación femenina aparece en la prensa con sentencias como "los hombres hacen las leyes; las mujeres forman las costumbres", continúan los modelos humanistas de la mujer hija, madre y esposa de Luis Vives, con algunos ramalazos propios del antifeminismo de Rousseau tales como:

" n o queremos que se formen literatas, ni mujeres célebres por su saber y conocimien tos: tal intento solo produciría entre noso-


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tros las marisabidillas, que es una de las peores plagas que pudiera sobrevenirnos" (El Porvenir de Canarias, n." 10,1852).

A pesar de todo, y como siempre se ha dado, había maestros que luchaban denodadamente por su profesión, con ideas claras y en fatigosa lucha con los inconvenientes del ambiente. Así, don Francisco Dávila y Navarro, aprovechando la ya mencionada visita del Obispo a Valsequillo (1874), va desgranando en su alocución no solo la teoría educativa, sino los condicionamientos y sinergias que la posibilitan. Después de afirmar que la instrucción es la primera base sobre la que se funda los destinos del hombre, nos dice:

"El escaso progreso de la educación e instrucción primaria es debido, n o a los métodos y sistemas de enseñanza adoptados en una escuela, sino al grado de instrucción en que la localidad se encuentre para apreciar la ciencia, si bien los métodos son coadyutores para el m a y o r incremento progresivo ... serán siempre infructuosos los desvelos y conatos de u n profesor, mientras en pueblos incultos n o se adopte el sistema riguroso del castigo moral en el peculio de los padres de los niños, para por este medio obligarles a que manden a estos a la aulas de instrucción" . En cuanto a la teoría educativa indica: "La exposición clara sencilla y ordenada de los hechos y principios de la ciencia, facilita el estudio y ahorra trabajo al que es maestro y al que es disckulo ... por la percepción nos enteramos de los hechos; por la atención descubrimos las dificultades; y la reflexión haciéndonos ver el m o d o de superarlas ... pero aún hay otra causa más eficiente y que ejerce más influencia cerca de una escuela, esto es, el grado de instrucc i ó n e n q u e se encuentra la localidad d o n d e aquella radica" (Actas Parroquiales, 1874). A otros niveles y ramas de la educación, profesionales como D. Manuel Mascareñas, Director de la Escuela Industrial de Las Palmas, analizaba la Educación Primaria de esta manera:

" L a división del trabajo impuso, desde el principio, la aplicación de las especiales actividades de los individuos a cada misión social a realizar, de entre todas ellas, sin menoscabo para las demás, acaso sea la principal la misión de la enseñanza, piedra de toque para apreciar el valor o cultura de los pueblos. Si admiración y respeto nos merece el sabio universitario que en sus elucubraciones arranca u n secreto a la naturaleza, aclara u n


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misterio, descifra u n enigma o descubre u n cuerpo, admiración y respeto n o menores sentimos hacia el maestro que en oscura aldea, a la vista del niño, contempla a través de aquel cuerpo pequeño y delicado, todo lo grande de u n mundo desconocido, de sombras lleno y de misterio envuelto; de su labor personal, a n o dudarlo, dependerá el porvenir de aquel ser. Por la Escuela primaria pasan, o pasar debieran, todos; de c o m o se forje el espíritu del niño, depende el temple que adquiera el alma del pueblo; y la ventura, prosperidad y grandeza de la Patria, en la Escuela nacen. E n la n o interrumpida gradación de la enseñanza, el éxito o fracaso en los estudios superiores, tienen su origen y fundamento en el modo de como se adquirieron los conocimientos preliminares. " Una vez resaltada la grandeza y responsabilidad de los maestros de primaria, como base y fundamento de la educación, M. Mascareñas tenía muy claro que para educar integralmente al niño, no basta con darle contenidos más o menos claros y con una metodología adecuada, sino hay que ayudarle a que los integre y conforme en su propia persona, buscando siempre la mejora del individuo y su óptima adaptación al medio. La característica del término "ed~cación'~ que ha tenido consenso a lo largo de la historia ha sido la idea de "Perfección". "El Maestro para ser tal, en todos los órdenes o grados de la enseñanza, necesita a más de la ciencia y conocimiento de cuanto enseña, una vocación decidida en el cumplimiento de su misión, porque el Maestro que sólo se dedique al desarrollo de su asignatura, en el marco de u n curso y dentro de los reducidos límites de u n programa, ese, como decía u n gran orador, será un empleado a sueldo, pero nunca podrá llamársele maestro. N o ha de olvidar que la enseñanza es misión educativa, y educar es perfeccionar al individuo. Fuera de los horarios y en todo momento, ha de enseñar a sus discljlulos el maestro, procurando inculcarles siempre el amor a lo justo, para que al servicio de la justicia pongan en el mañana su saber y ciencia. Recordemos siempre el sabio precepto de Horacio Mann cuand o decía "Donde quiera que algo está creciendo, u n formador vale por u n millón de reformadores". María del Pino Rodríguez Cruz


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ALMOGAREN. 18. (96). Págs. 167 - 181. O CENTRO TEOLOGICO DE LAS PALMAS

SERMONES, PANFLETOS E IMPRESOS PROHIBIDOS EN CANARIAS (1800-1819)

FERNANDO NEGREDO DEL CERRO UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID

1.

INTRODUCCION

E l presente trabajo no es sino una aproximación a un tema escasamente tratado por la historiografía: el comportamiento del clero canario que podríamos denominar "disidente" en los primeros años del siglo XIX a través de las fuentes inquisitoriales sitas en el Archivo Histórico Nacional (A.H.N.) en sus diversas series. El objetivo es contextualizar la anécdota que puede suponer un expediente aislado y enmarcarlo en su época, relacionándolo con la realidad social y espiritual donde se produjo, para, de esta forma, poder mostrar unos comportamientos que no por estar prohibidos dejaron de tener importancia, y mediante los cuales nos es posible rastrear una corriente de opinión ciertamente avanzada y en íntima conexión con las ya existentes en otros lugares de Europa. La base documental de la investigación la constituyen, como ya hemos dicho, los fondos de la Inquisición que se encuentran en Madrid, tanto los pertenecientes al tribunal canario como los provenientes de la Suprema, tales como "alegaciones fiscales" o "calificaciones y censuras" (') que son en cierta medidas complementarias con la documentación disponible en las Islas, fun-


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damentalmente en el Archivo del Museo Canario, aunque gracias a la meticulosidad de los señores inquisidores gran parte de los procesos son rastreables desde la Península al haber remitido la Inquisición canaria copia de ellos al Consejo de la Inquisición. En cuanto al marco temporal es importante destacar que durante el período a tratar, el Tribunal del Santo Oficio, al igual que el resto de la sociedad española, experimentó unas gravísimas transformaciones que culminarán con su abolición merced al decreto de las Cortes de Cádiz -esas que los inquisidores llamarán tumultuarias-, en 1813. No obstante, como es bien sabido, el regreso de Fernando VI1 supuso la vuelta al absolutismo y la restitución de los antiguos tribunales, entre ellos el de la defensa de la fe que se mantendrá en vigor hasta la instalación definitiva del sistema liberal, ya bajo la regencia de María Cristina. Así pues, nuestro análisis se puede vertebrar en dos partes claramente diferenciadas. Por un lado, los años comprendidos entre 1789-1808, donde las repercusiones de la Revolución Francesa son claras y manifiestas, y el período inmediatamente posterior al triunfo absolutista en el que el revanchismo preside, en gran medida, muchas de las actuaciones del Santo Tribunal. A lo largo de las siguientes páginas tendremos ocasión de demostrar, según creemos, estas diferencias de conducta.

EL CLERO CANARIO A PRINCIPIOS DEL SIGLO XIX

2.

Canarias, merced a su ubicación y su facilidad de relación con mercaderes y viajeros del continente, albergaba ya en el siglo XVIII un importante foco de ilustrados, ávidos lectores de autores prohibidos por la Inquisición como Voltaire, Rousseau.. ., que, cada vez más, alardeaban en público de sus creencias, quitándose poco a poco el miedo secular a la actuación del Santo Tribunal sin que los inquisidores, como bien demuestra esta carta de 21 de mayo de 1778 remitida a la Suprema, fuesen capaces de extirparlo.

"El Tribunal está persuadido que hay necesidad de que V.A. [se refiere al Inquisidor General] tome una providencia seria en orden a los libros prohibidos, y más contra los que usan las obras de Voltaire y de Rousseau. El mal ejemplo de los jefes se difunde por todos, sin que nosotros l o podamos remediar, aunque l o v e m o s y t o c a m o s c o n bastante dolor. Por una parte el (1)

Los procesos de fe del tribunal canario en [Alrchivo [Hlistórico [Nlacional. [Inqluisición, [leglajos 3.681-3.720. La serie de "calificaciones y censuras" ibídem legs. 4.425-4.514; la de "alegaciones fiscales" ibídem legs. 3.720-3.743.


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Comandante General, y por otra el Regente de la Real Audiencia, cuya causa remitimos a V.A. con carta de 26 de Abril, son dos que pervierten todo el pueblo con su m o d o de hablar y desprecio del estado eclesiástico y Tribunal de la Inquisición. De aquí nace que es bastante común es estas islas el burlarse de las censuras y usar libros prohibido^"(^). La libertad de pensamiento pues, se iba extendiendo, sobre todo entre ciertas capas de la sociedad canaria, ante la mirada impotente de los agentes del Santo Oficio cuyo tribunal, en palabras de Martíriez Millán, más parecía una institución económica que un aparato de control ideológico y social"). Dos parecen ser los focos principales de contaminación: la antigua capital, La Laguna, y el Seminario Conciliar de las Palmas del que tendremos ocasión de hablar pues, como muy bien detectó Millares, de él casi surgió una escuela de "impíos" que se desperdigaron por las otras islas extendiendo las ideas ilustradas de progreso y libertad. Esta influencia era tan fuerte que nadie entre la nobleza local aceptaba el cargo de alguacil mayor del Santo Tribunal pues "la persecución por la lectura ennoblecía en vez de injuriar. Nadie quería ser ya dependiente de u n tribunal tan odioso"(4)Tales posicionamientos, a los que no era ajeno el propio Cabildo, encrespaban los ánimos de los celosos inquisidores que una y otra vez recurrían a Madrid para que, cuando menos, respaldase sus actuaciones más ejemplarizantes. En este orden de cosas, los clérigos, cuyo nivel cultural y acceso a la lectura era notablemente superior al de la mayoría de sus conciudadanos, se presentaban como un elemento idóneo para recibir y difundir, más o menos tamizadamente, los nuevos planteamientos en sus diversas facetas. Y así lo hicieron. El primer caso del que trataremos es el proceso al P. Fray Miguel Cabral de Noreña por un sermón predicado en la parroquia de la Concepción de La Laguna, el 27 de julio de 1805, día de San Cristóbal, patrón de la ciudad") ya que en él concurren ciertos elementos que se repetirán más adelante, y además la memoria de su condena será rescatada por posteriores procesados. El padre Cabral, franciscano, nacido en Madeira, estudió en Coimbra y fue fraile en los conventos del Puerto de la Orotava y de San Diego de La Citado por A. MILLARES TORRES: Historia de la Inquisición en las Islas Canarias, 4 vol. Las Palmas de Gran Canaria 1874, vol. 4, pág. 40. (3) J. MARTINEZ MILLAN,: "La hacienda del tribztnal de la Inquisición en Canarias" V Coloquio de Historia Canario Americana, 1982, t. 11, págs. . 552-582. Pág. 582. (4) MILLARES. oo. cit.. uáe. 70. (5) A.H.N. Inq. leg. 4.505: eip. 7 y leg. 3.727, exp. 17

(2)


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Laguna por espacio de algo más de un año, fugándose de éste último. Pasado el tiempo, reapareció en Tenerife vestido de seglar en calidad de capellán del regimiento de Vitoria; sin embargo cuando este regresó a la Península, fray Miguel, que así gustaba que le llamasen, decidió quedarse, destacándose por su forma de vestir y de alternar, muy poco apropiada para un eclesiástico y llevando una vida relajada en casa de doña Catalina Prieto donde parece ser había tenido un hijo con una criada, extremo este de difícil confirmación. Debía tener a la sazón el personaje unos 35 años y era de estatura regular, enjuto y con barba poblada, y a pesar de sus años de residencia en nuestro país aun conservaba el acento portugués muy arraigado@).Resulta curioso comprobar cómo casi todos los eclesiásticos a los que la Inquisición investigue por sus opiniones o trabajos, llevan, a los ojos de los testigos y del fiscal, una vida disipada muy poco acorde con sus votos, lo que puede llevarnos a reflexionar si detrás de sus opiniones filosóficas, teológicas o morales, no existían unas profundas convicciones que les impedían guardar las reglas que habían jurado al estimarlas ridículas o poco racionales. El caso es que Fray Miguel, a pesar de su conocida reputación, fue designado para predicar en fecha tan señalada como la dicha, en la cual se reunían en la iglesia la mayor parte de las autoridades y personas principales de la ciudad. El sermón, a la luz del proceso, parece ser que versó sobre una serie de temas ajenos por completo al Evangelio leído y a la festividad celebrada. Cabra1 se dedicó a hacer una interpretación de la historia de las Islas y de la conquista de América, de forma poética y con palabras, según los denunciantes, gravemente injuriosas no tanto contra la fe, como sobre todo, contra la nación española. Sin recato acusó desde el púlpito a los Reyes Católicos, fundamentalmente a Fernando, de prostituir la religión para conseguir sus objetivos políticos, tildó al adelantado Alonso de Lugo de ser inferior a sus oponentes guanches e incluso pareció halagar a Nelson tras su último ataque a las islas, menospreciando a los defensores canarios. Por otro lado, criticó severamente la labor de colonización de las Indias afirmando que los españoles habían degollado a más de treinta millones de indígenas y dando a entender que el Evangelio era un pretexto para hacer la conquista. Todo ello, siempre según la versión de sus detractores, alambicado, con un lenguaje artificioso y culterano, a imitación de Virgilio u Homero, muy poco apropiado para un predicador. Ahora bien, la versión que el inculpado nos da en una carta escrita al Santo Tribunal en 24 de noviembre de 1805 nos obliga a replantearnos varias cosas. Noreña afirma que su discurso pretendía mostrar los principios más ( 6 ) Todos estos datos proceden de las informaciones de nueve testigos y, como en su mayoría coinciden, las tomamos por verdaderas.


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luminosos (el adjetivo en si puede ser ya sospechoso) y más sagrados de la moral cristiana mostrando que "todo está dependiendo de la mano soberana de Dios, y bajo su alta protección, triunfan las más débiles fuerzas y nada pueden los mayores colosos", en virtud de esta afirmación, no es que menospreciara a los españoles sino que no fue su valor, sino el apoyo divino el que posibilitó sus conquistas, al igual que fue la voluntad de Dios la que impidió a Nelson desembarcar en 1797. Pero fray Miguel aun va más lejos y expone sin ambages el porqué de sus afirmaciones:

"Si de paso insinué mi horror al entusiasmo sangriento de las antiguas conquistas, la religión protectora de la humanidad, la religión fundada sobre las bases inalterables de la justicia y de la caridad universal m e inspiró sus sentimientos, y mis expresiones son las mismas de que están sembrados todos los libros extranjeros y nacionales que tratan la materian('). No es difícil rastrear en estas palabras una influencia ilustrada, que si bien no es censurable, sí que dará pie a los inquisidores para perseguir con más celo, si cabe, al osado predicador. A pesar de que los calificadores consultados no acusan de ningún delito contra la fe a Cabral, el Tribunal canario decide prohibir la impresión del sermón mientras consulta con la Suprema qué se debe hacer aconsejando que se platique con el tribunal de Coimbra por si el sospechoso ya estuviese allí procesado. El Consejo antes de pronunciarse pide informes a sus calificadores y a estos sí que no se les pasa por alto el grado de "contaminación" del sermón pues enseguida se dan cuenta de que

"el autor ha leído con cuidado y está poseído de los principios históricos y filosóficos del Robinson, del Marmontel en su historia de los incas y de la Enciclopedia metódica en el artículo Amerique, por que en los mismos términos hablan sus autores de nuestros reyes católicos, de sus conquistas y sus conquistado re^"(^). Pero, de todas formas, lo que pretendemos destacar no es la existencia de un fraile, extranjero para más señas, ilustrado en las Islas, lo que llama la atención es el grado de aceptación que su mensaje tuvo. La primera denuncia llega a oídos de la Inquisición a mediados de septiembre, cuando ya se está preparando la impresión del sermón, según el autor por la insistencia de personas graves y doctas. El corregidor da su licencia y los eclesiásticos Antonio Villanueva y Antonio Lerrard no ven en él cosa alguna que merezca ser censurada. Cuando son preguntados por el Santo Oficio si no habían percibido nada extraño al oír el sermón, todos contestan curiosamente que no lo enten7) A.H.N. Inq. leg. 4.505, exp. 7, fol. 5 recto. [El subrayado es nuestro]. 8) Ibídem, fol. 60 vuelto.


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dieron bien por la mala pronunciación del acusado. El celo del comisario inquisitorial en la Laguna, Francisco Verde de Betancourt, nos descubre que ya circulaban subrepticiamente varias copias manuscritas de la obra, y que en los círculos más cultivados se hablaba de ella con admiración. Luego, no es un hecho aislado lo hasta aquí comentado, sino que responde a un estado de ánimo de un grupo amplio de la sociedad canaria que ya no puede vivir en el estrecho margen intelectual que permite la Inquisición, y quiere liberarse. Los siguientes casos creo que podrán reafirmarlo.

LA DIFUSION DE LA IMPIEDAD: LOS CASOS DE FRAY ANTONIO DE LOS REYES Y GRACILIANO ALFONSO

3.

Dentro de los procesos inquisitoriales que tuvieron lugar en el período que nos ocupa, los dos a tratar en este epígrafe se singularizan por su importancia, ramificaciones y persistencia en el tiempo y manifiestan a las claras la dificultades reales del tribunal inquisitorial para atajar los comportamientos desviados aun cuando fuesen claros y manifiestos.

I

Era Fray Antonio de los Reyes lector en el convento de San Agustín cuando los señores inquisidores le investigaron por primera vez en 1806. El dominico Luis Vázquez de Figueroa, secretario del secreto del Santo Oficio, recibió la confesión de Josefa Antonia Ortega, moribunda, que resultó haber sido la amante de Fray Antonio por espacio de seis años en los cuales le oyó comentar todo tipo de impiedades y le vio comportarse con total libertad hacia sus deberes como religioso. Por las declaraciones de esta mujer, sabiamente presionada por el dominico ante la posibilidad de morir sin recibir el perdón y por tanto condenarse eternamente, imaginamos como debía ser de los Reyes a quien los inquisidores califican de: "escandaloso, corrompido, seductor, sacrílego, irreligioso, blasfemo ateísta, impío y sospechoso de herejía " . despreciaba a la Inquisición parece cosa probada en grado ~ e h e m e n t e " ' ~Que a tenor de su posterior comportamiento, y que sabía francés, también. D e hecho, cuando ella le recriminaba algún acto irreligioso él le contestaba acusándola de ignorante y que si fuese capaz de leer francés se habría desengañado de las mentiras de la Iglesia Católica. Posiblemente no fuese ateo sino que se moviera, como sus compañeros de tertulia, en ese pantanoso mundo que fue el deísmo, aunque alguna vez se le oyó comentar que "no había Dios, ni Iglesia n i santos y q u e era u n fanatismo creer eso". Presionado por la Inquisición acudió a defenderse reconociendo su trato carnal con la denunciante, si bien durante un período mucho más corto, pero negando vehemen(9)

A.H.N. Inq. leg. 3.719 exp. 63


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temente cualquier desviación religiosa, refutando uno por uno todos los puntos de la acusación. Como el registro de su celda no dio con ningún libro prohibido (tenía 101 en latín, castellano y francés, además de un diccionario de inglés) y la denuncia sólo contaba con un testigo, el Santo Oficio, a pesar de los intentos de los inquisidores canarios, no pudo procesarle ejemplarmente, dejándole poco después en libertad. Hasta aquí podríamos pensar que todo pudo ser una fábula de mujer despechada, o exageración de una simple campesina, pero los acontecimientos posteriores parecen dar la razón a los defensores de la ortodoxia en cuanto a los comportamientos de Fray Antonio. En 1809 el tribunal de la Inquisición en Canarias recibe una nueva delación contra el susodicho, que ostenta el cargo de prior en el convento de Icod('O).La denuncia procede de otro conventual, Fray Antonio Hernández Bermejo, que rescata del olvido las acusaciones de hace años. Declara saber que su superior tiene un baúl con libros prohibidos escondido en Garachico, puesto a salvo de los registros inquisitoriales de su celda, y que niega la inmortalidad del alma. Además, en conversaciones privadas había defendido la usura diciendo que era lícito vender o comprar lo que vale diez por cinco y viceversa y que las opiniones de los escolásticos al respecto privaban al hombre de su libertad de ganancia. De nuevo la maquinaria inquisitorial se puso en marcha y de nuevo Fray Antonio usó de toda su astucia para burlarla. Localizado su escurridizo baúl, el registro no deparó ningún libro escandaloso, aunque sí muchos en francés, lo que inducía a sospecha, sin embargo no eran años para hacer averiguaciones; la coyuntura política del país, en guerra contra los ejércitos napoleónicos y con unas cortes constituyentes en Cádiz, dejaron el proceso paralizado, no volviéndose a abrir hasta 1814, pero para estas fechas Fray Antonio había escapado yéndose a vivir a Cádiz, desde donde lanzaba inflamadas proclamas antiinquisitoriales, a la vez que se dedicaba a traducir a los ilustrados franceses. Sólo entonces conocieron los inquisidores cual era el libro que tanto y tan bien había ocultado nuestro fraile: la traducción al castellano, hecha por él mismo, de Los Derechos del Hombre y el Ciudadano editado en Francia por Mably. Como vemos un caso muy distinto al anterior, pero con una serie de elementos en común. Sólo con una cobertura amplia dentro de los círculos intelectuales de la zona era posible evitar a la Inquisición. Es indudable que sin sólidos apoyos, tan comprometidos ideológicamente como los acusados, sería imposible esconder los libros prohibidos. La confidencialidad y la confianza ciega son dos condiciones necesarias a la hora de hacer circular panfle(10) A.H.N. Inq. leg. 3.722 exp. 97 y leg. 3.719 exp. 71.


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tos o libelos injuriosos o cuando menos críticos hacia la religión o la monarquía. Y sabemos que ambas cosas se hicieron. Pero si hasta ahora nos hemos ceñidos a casos aislados, hora es de que nos detengamos en un grupo de clérigos perseguidos por la Inquisición y con un referente común: el seminario conciliar y las enseñanzas del catedrático don Graciliano Alfonso. Había sido el doctor Alfonso estudiante a finales de siglo en Alcalá, donde ya le había abierto proceso el tribunal de corte por la lectura y retención de libros prohibidos (afortunadamente para él este dato lo supo la inquisición canaria muchos años después), pasando luego a ser profesor de leyes y cánones en la misma universidad, donde era conocido por sus opiniones arriesgadas y tendencia a leer libros poco recomendables de autores extranjeros'"). De talento despejado y muy trabajador, según sus acusadores, solía influir de forma notoria sobre la juventud, a la que encaminaba por senderos poco recomendables para la fe católica. Obtuvo la cátedra de filosofía del seminario conciliar de Las Palmas, antigua casa de la Compañía de Jesús, y desde aquí comenzó su proselitismo en las islas. La primera denuncia contra él (1804) parte de José Martín de Justa, estudiante, que le acusa de recomendar libros prohibidos y prometerle prestárselos. Como don Graciliano no tiene licencia para leer libros de estas características la Inquisición toma cartas en el asunto investigando al personaje. En una primera revisión de su biblioteca no se le detectan libros censurables pero sí algunos títulos significativos para los historiadores, junto a Píndaro o Nepote se relacionan varios diccionarios tanto de francés como de inglés, la Ley agraria de Jovellanos, y la Riqueza de las Naciones de Adam Smith, en castellano. Sin pruebas concluyentes, el Santo Oficio decide no continuar la investigación, pero mantiene al sospechoso vigilado, recibiendo un año después una nueva denuncia, esta vez por parte de un campesino, en la que se le tachaba de ateísta y de haber afirmado que el alma moría con el cuerpo. Además se rumoreaba que en su último viaje a la Península había tenido problemas con el Tribunal de Sevilla, sin que nada de esto pudiera probarse por el momento. Al igual que en otros procesos, los sucesos políticos de fines de la década y principios de la siguiente paralizan la labor inquisitorial, pero no la anulan, a pesar de los destrozos sufridos por algunos tribunales peninsulares que harán muy difícil la reconstrucción de los procesos. (11) A.H.N. Inq. leg. 3719 exp. 73, Informe del Tribunal de Toledo a instancias del Tribunal de Canarias, 1816. También leg. 3.726, exp. 5.


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En 1814, tras su restauración, el Santo Tribunal vuelve a la carga decidido a acabar con todos los herejes del archipiélago, y para ello inicia de nuevo la persecución de viejos conocidos. En las relaciones de causa de fe desarrolladas en Canarias entre septiembre de 1814 y julio de 1815, en total doce, remitidas a la Suprema, se destacan la seguida contra don Graciliano Alfonso, doctoral de la catedral (cargo obtenido en 1809) por proposiciones, lectura y retención de libros prohibidos (tiene quince tomos de la Enciclopedia, obras de Voltaire y un nuevo testamento en inglés), y la desarrollada contra don José Pomar, también catedrático en el seminario, y dueño, al parecer, de muchos de los libros recogidos al anteri~r''~). Estos procesos, herederos sin duda de los problemas pretéritos, se irán poco a poco embrollando al relacionarse, según avance la investigación, con otros muchos. Así los señores inquisidores descubren que uno de los contertulios más frecuentes del doctor Alfonso, antes de su huida, no era otro que Fray Antonio de los Reyes, quien se jactaba de tener trato con una persona tan instruida y ajena de supersticiones. Además, cuando los presbíteros Ginori y Berriel, ambos de Lanzarote, son llamados a declarar por una serie de proposiciones de que les acusa el lector de vísperas de Santo Domingo, José Gregorio Rodríguez, se revela que sus teorías contrarias al diezmo y al catolicismo en general, proceden de las enseñanzas de un tal Félix Cabrera y otro personaje llamado don Francisco Guerra'"). Tirando del hilo, las pesquisas inquisitoriales detectan que todos ellos han estudiado e n el seminario conciliar y han sido discípulos d e don Graciliano Alfonso. (12) A.H.N. Inq. leg. 3.719, exp. 62. En esta misma relación viene reseñada la causa seguida contra Fray Antonio de los Reyes, a pesar de estar residiendo en Cádiz. (13) Es interesante saber lo que argumentaron los acusados, según su denunciante con respecto al diezmo: "y entonces contestó dicho Ginori que n o habia tal obligación [pagar el diezm o ] que ésta era impuesta para estafar al pueblo a lo que el declarante [J. Gregorio Rodríguez] les contestó que todos tenian esta obligación y que era de derecho natural, divin o y eclesiástico pagar los diezmos para el culto divino y mantener los ministros del altar a lo que dijo el referido Ginori que bastaba que los pueblos se encargasen de sostener el culto de su parroquia e igualmente a sus respectivos ministros.. . concluida esta contestación dijo el expresado Ginori que ningún hombre sensato cree en el catolicismo y que la religión católica era una preocupación y capricho de los ignorantes y que ninguna persona juiciosa creía que habia infierno... Después de esto salió el Dr. Marcial Berriel apoyando todas las doctrinas de Ginori y añadió que cómo podia nuestra religión mandar la confesión sacramental cosa que se oponía al derecho natural y que si nuestra religión se había perpetuado era porque obligaba a los padres bautizasen a sus hijos, cosa que dañaba la libertad...". Como Fray José Gregorio no claudicaba ante las nuevas ideas, los acusados le emplazaron a que discutiera con D. Felipe Cabrera y "con otro guerrita sobre la materia, que estos le convencerían sin remedio". Todo lo anterior en A.H.N. Inq. leg. 3.719, exp. 64. Francisco Guerra y Bethancourt, natural de Lanzarote será procesado más adelante (1815) por un soneto y epitafio contra la Inquisición calificado de "impío, blasfemo y atrozmente injurioso al Santo Oficio y al Estado". Por todo ello es gravemente reprendido y conminado.


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A la altura de 1815, la inquisición canaria ya tiene clara su composición de lugar, y las pruebas contra el catedrático y doctoral son muy sólidas, tanto el plano teológico como en el filosófico o en el de la dimensión práctica de su ministerio. Se le acusa de:

"ser incrédulo e impío, pues habían observado en él u n desprecio absoluto de los misterios de nuestra Santa Religión y su moral y disciplina ... que por burlarse de ella comulgaba después de almorzar, que le oyeron repetidas veces cagarse en Cristo y que no tenía amistad sino con aquellos que en puesto de religioso pensaban como él"(14). Además se le recuerda haber dicho que sólo se ordenaba para "quedarse con la venta y rascarse la panza como otros, que él nunca dejaría de llevar su sistema y pensar según los principios que había adoptado". Por si todo ello fuera poco, nuevas denuncias le señalan como pervertidor de los jóvenes a quienes introduce en las lecturas de Helvecio o Rousseau, fundamentalmente El Emilio, y en los principios elementales de moral y economía según las nuevas doctrinas, y de aquí, siempre según los inquisidores, vendrán "las ideas siniestras que circulan entre la juventud estudiosa así en la ciudad como en las islas, especialmente en Lanzarote, donde. .. hay una especie de escuela que difunde estas doctrinas y cuyos jefes ... son Félix Cabrera y Francisco Guerra, alumnos que fueron de este seminario y d i s c ~ u l o de s dicho doctoral". En definitiva, parece ser que la Inquisición ha conseguido poner al descubierto toda la trama de impíos que pululaban por las Canarias, destapando la red de eclesiásticos vinculados entre si por el hecho de su profundo desprecio hacia la religión. No deja de ser significativo lo muy extendido de estas creencias y la ramificación de sus miembros que ocupan cátedras en seminarios, y asientos en cabildos catedralicios. Por eso choca aun más la contestación que la Suprema remite una vez informada de todo ello, al suspender la causa aconsejando al tribunal local que vigile a los personajes, en especial a Graciliano Alfonso, pero se abstenga de castigarle por el momento. En este mismo orden de cosas se sitúa otro altercado del que tenemos noticia como fue el arrancar, tachar o burlarse de los edictos que, en las puertas de las iglesias y otros lugares de gran tránsito, colocaba el Santo Oficio para conceder tiempo de gracia a quien hubiese militado en las logias masónicas, siempre que se hiciese antes de quince días. Los miembros del tribunal comprueban horrorizados cómo al día siguiente de su publicación muchos de (14) A.H.N. Inq. leg. 3.719, exp. 73. [El subrayado es nuestro].


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ellos aparecen ilegibles o sencillamente han desaparecido por la actuación de los impíos a los que pretendía reformar. Tal atrevimiento, que muy a pesar de los inquisidores, quedará impune, nos vuelve a mostrar de forma clara un estado de ánimo muy particular, contrario al fanatismo y la intolerancia de la ortodoxia y que contaba con amplios apoyos dentro de la sociedad. Que los autores no puedan ser detenidos, como tampoco lo son los redactores de un pasquín denigrativo a la publicación de dichos edictos, aparecido en la puerta de la parroquia1 de Santa Cruz, porque nadie ha visto ni oído nada, no hace sino corroborar lo expuesto: la Inquisición se encontraba ante una tarea que la desbordaba por la hostilidad manifiesta de los grupos ilustrados canarios, más amplios y osados que la mayoría de los peninsulares y entre los cuales había incluso miembros del santo tribunal que no dudan en felicitar a las Cortes de Cádiz tras el decreto de abolición del mismo, como veremos a continuación.

LOS PANFLETOS PROHIBIDOS: DE LA BURLA AL INSULTO

4.

De todos los impresos recogidos por el tribunal canario en el período que nos ocupa, en este apartado vamos a centrarnos en tres, muy significativos por su contenido y por sus autores. En primer lugar procede hablar de D. José de la Roche, presbítero servidor del beneficio de la Concepción de La Laguna a quien se le abre expediente por "unos versos llenos de torpezas y deshonestidades alusivos a la confesión sacramental y en los cuales se representa una joven que confiesa con u n padre confesor"('5).En atención al tema que tocan, la acusación se amplia a la solicitación, y más adelante también, (y esto, desde nuestro punto de vista, es muy significativo) se descubre que ha predicado de forma injuriosa contra el Santo Tribunal, el día de San Cristóbal de 1813 recordando la injusta condena que cayó sobre don Miguel Cabral, por culpa de un "monstruo con nombre de tribunal cuyas facultades no eran sino una usurpación de la autoridad episcopul". por si todos estos delitos no fueran suficientes, por último se le señala como autor de unos versos que, en tiempos de la cautividad del rey, se habían difundido por las islas y que eran injuriosos contra el Tribunal. (15)

A.N.H. Inq. Leg. 3.726, exp. 6 y leg. 3.719, exp. 69. La poesía es realmente grosera, --valgan estos versos como muestra-, "Padre m e alzó las enaguas/ y aflojándose el calzón/ las insignias de varón/al punto m e hacen temblar./ Pobrecita. mas yo apuesto/ que ya no le asustarán./ Si voy a decir verdad/ tenia un palmo lo de enmedio/ y dijo que sin remedio/ meterlo habia de dejar" y merecen del tribunal la calificación de: "adernás de ser el non plus ultra de obscenidad y sinceramente injurioso contra el estado religioso, envuelve una sátira contra el sacramento de la penitencia y sus ministros, tan mordaz e insolente que supone en su autor muy poca o ninguna religión o a lo menos un libertinaje en el último grado ".


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De nuevo estamos ante un personaje de vida disipada cuya conducta, sobre todo en el terreno sexual, es escandalosamente licenciosa, y que a la vez destaca por su animadversión hacia la represión inquisitorial burlándose de un sacramento fundamental dentro de la ortodoxia católica. Y es clérigo. El recordatorio al fraile portugués del que hemos hablado al principio hace plantearnos cómo la memoria colectiva, por lo menos dentro de los círculos más avanzados intelectualmente, mantenía vivo el odio al tribunal. El castigo propuesto en esta ocasión es severo. El acusado es encarcelado con embargo de sus bienes mientras se acaba la investigación y obligado a abjurar de levi y a realizar ejercicios espirituales durante dos meses en su convento. Estamos en 1815 y el Santo Oficio sigue velando por la pureza de la fe con el mismo interés de siempre. Para acabar con este ejemplo nos gustaría destacar dos cosas: por un lado, la difusión que la poesía había tenido ya en las islas pues dieciocho testigos declaran conocerla en diferentes versiones (en procesos anteriores del tribunal de Sevilla también hemos hallado unos versos similares aunque más breves), y José de la Roche, para exculparse, relata que los oyó en su juventud de un preso en forma de canción. Si esto segundo fuese cierto, y el que aparezca la misma composición en tribunales de la península invita a pensar que los versos no fueron obra del presbítero canario, estaríamos ante un caso claro de cómo la cultura popular contacta con las ideologías ilustradas en su burla hacia las instituciones religiosas y aunque, de diferente forma y por diferentes motivos, las dos entran en el campo de actuación de la Inquisición. Por otra parte no deja de ser significativo que el procesado reclame la superioridad de la jurisdicción episcopal sobre la inquisitorial al afirmar que "se debían dar gracias a Dios por ver la religión restablecida a su estado primitivo (una vez abolido el tribunal) y los señores obispos con sus facultades de las que habían sido desposeídos", atacando a la base del sistema desde el momento en que se pone en duda la legitimidad de una institución que usurpa funciones a otra. Luego no es don José de la Roche un impío como los anteriores, sino un hombre de costumbres licenciosas (según los inquisidores, la deshonra de su padre que había renegado de él), creyente, pero imbuido de un talante religioso tolerante, similar al que hemos visto para Noreña, que no desea que la religión se imponga, sino que se sienta, y pensar así en la España de principios del XIX seguía considerándose un delito contra la fe. Analicemos ahora otro proceso muy próximo en el tiempo pero de contenido muy distinto, el expediente abierto a don Mariano Romero(I6),presbítero, por haber compuesto un soneto en contra de la Inquisición y celebrando su


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desaparición que decía así: "Su cabeza flamígera levanta, y a la verdad declara dura guerra certero monstruo que ponzoña encierra, y oprime a la razón con guerra santa. De la razón fanático quebranta el Sacro Imperio; y en su imperio aterra cuanto de justo halló sobre la tierra; E hipócrita de injusto lo decanta. La pluma audaz y audaz filosofía la fiera debelaron y abatieron: Temed, clamó, temed m i tiranía; Me llamo Inquisición, ellas rieron, y a quien sabios escritos destruía, hora sabios escritos destruyeron". Según parece, la poesía apareció en 1813, al poco de la abolición del Santo Tribunal, pero éste, por razones obvias, no lo olvidó y pacientemente esperó su oportunidad para castigar al osado clérigo que se atrevió a escribirlo. Calificado de impío, blasfemo e injurioso en sumo grado, se decidió castigar a D. Mariano Romero por, -y la opinión de los censores es muy explícita de lo que pensaban que debían hacer los miembros de la Iglesia y no hacían-: "el escándalo que como autor de aquella detestable y ensangrentada producción pueda haber ocasionado en el vulgo ignorante y juventud susceptible de ideas de libertinaje, siempre propensa a semejantes seducciones ajenas del espíritu de u n buen eclesiástico". Aunque se mandan recoger todos los ejemplares que habían sido editados en la imprenta de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Gran Canaria, los inquisidores son conscientes de lo inútil de su trabajo si su apoyo en teoría más sólido, los divulgadores de la fe, los clérigos, se alinean en el bando contrario, y eso es lo que hemos visto con bastante nitidez. Junto a ciertos laicos, son los eclesiásticos los máximos debeladores del Santo Tribunal, y los más críticos hacia su actuación, además de ser los portavoces privilegiados de unas ideas, que ya extendidas por el continente, se intentaban que no entrasen en España. Pero si los mismos curas atacaban a la Inquisición, para acabar analizaremos un caso más sorpredente todavía. (16) A.H.N. Inq. Leg. 4.501, exp. 21.


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Don José Ruiz de Armas, comisario del Santo Oficio en la Gomera fue procesado y expulsado de su puesto por el "curioso" delito de haber escrito una carta felicitando a las Constituyentes de San Fernando por haber abolido la Inquisición("). Este tipo de actuaciones parece ser que eran algo más que meras anécdotas, pues el hecho de que la Suprema hubiera remitido con fecha 14 de diciembre de 1815 una circular a todos los tribunales en que les instaba a que investigasen si algún ministro de ella dependiente constaba que hubiera realizado tal acción, nos induce a pensar que los casos debían de ser numerosos y que el de la Gomera no es un caso aislado. Lo que ocurre, para mayor enfado de los inquisidores, es que don José Ruiz dice tener el apoyo de todo el clero de la isla. La sanción, como podemos imaginar, fue fulminante y el fiscal pidió de forma inmediata su expulsión del Santo Oficio, confirmándose la sentencia por la Suprema a principios de 1816, pues, y de nuevo es el informe de los inquisidores el que nos permite leer entre líneas, este sacerdote,

"llevado del espíritu de adulación de aquella desgraciada época para la religión y el estado, n o sólo faltó a los respetos y justas consideraciones debidas a la religiosa corporación a que pertenecía, hollando y atropellando unos deberes tan sagrados, sino que prevalecido del aire de importancia de cura y vicario d e la expresada isla, comprometió a su incauto clero haciéndole cooperar en sus inicuos planes". Habló en nombre de sus colegas, pero ¿opinaban ellos como él, o por el contrario se arrogó unas prerrogativas que no eran ciertas? es difícil saberlo, pero en el afán revanchista de los inquisidores no deja de ser curiosa la última frase en que parece intuirse la existencia de un engaño, que nunca podremos saber si fue impuesto o aceptado. En conclusión, hemos visto cómo durante los primeros años del siglo XIX en Canarias se respiraban unos aires de libertad ante los que la Inquisición se encontraba impotente. Esta impotencia crecía al ver que los grandes focos de oposición e impiedad guardaban una estrecha relación con los círculos eclesiásticos desde donde se criticaba, denigraba o sencillamente se hacía burla, en el mejor de los casos, del Santo Tribunal, en otros, de toda la Iglesia católica. Así las cosas, los procesos emprendidos durante el reinado (17) A.H.N. Inq. leg. 3.719, exp. 4. Merece la pena reproducir cómo se inicia la misiva a modo de ejemplo de hasta qué punto había llegado a desprestigiarse una institución si sus propios miembros renegaban de ella: "iOh Padres de la Patria! todos los pueblos uniformes de esta isla del mar Atlántico aguardan con impaciencia ese sabio y benéfico decreto que inmortalizará vuestro nombre y

nosotros le aguardamos no sólo para publicar en los sagrados púlpitos ... [sino también] para instruir a nuestros fieles de tan acertada providencia.. . ".


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de Carlos IV casi nunca llegan a su fin, interrumpidos por los sucesos de la Independencia y sobre todo por la ruptura que suponen las Cortes de Cádiz. Cuando, tras la vuelta de Fernando VII, el Santo Tribunal recobre sus atribuciones tendrá un nuevo objetivo en toda la producción literaria nacida al socaire de los debates que a raiz de su abolición se desarrollaron. Pero su labor apenas si conseguirá ocultar las nuevas corrientes de pensamiento que acabarán por implantarse, justo al mismo tiempo, que la Inquisición desaparezca.

Fernando Negredo del Cerro



ALMOGAREN. 18. (96). Págs. 183 - 201. O CENTRO TEOLOGICO DE LAS PALMAS

FRENTE A LA POLlTlCA COLONIAL: SAN ANTONIO MARlA CLARET Y LOS MATRIMONIOS ENTRE CANARIOS Y PERSONAS DE COLOR EN EL ORIENTE DE CUBA

MANUEL HERNANDEZ GONZALEZ UNIVERSIDAD DE LA LAGUNA

1.

UNA SOCIEDAD EN UN MOMENTO TRASCENDENTAL'')DE SU HISTORIA

E n el arzobispado de Santiago de Cuba estaba integrada a mediados del siglo XIX la región oriental de la isla. Incluía tres regiones étnicamente diferenciadas con diverso grado de expansión socio-económica, pero que tenían en común la reducida penetración de la plantación azucarera y la trata esclavista, que había alcanzado unas proporciones inusitadas en la occidental. Como se puede apreciar en el censo d e 1841, las diferencias entre Occidente y Oriente eran bien nítidas. El Oeste tenía una población de 321.274 esclavos, que representaba un 58,85% del total, de 244.023 blancos, en torno a un 38,6%, y de 66.463 libres de color, tan sólo un 10,52%, resultado de la profunda transformación social que supuso la trata masiva y el auge de la plantación. Por contra en Oriente la proporción es bien diferente: 60.395 blancos, un 33,51%, cifras que demostraban la mucho menor intensidad de la expansión azucarera y su amplio nivel de mestizaje, con un porcentaje de mulatos muy elevado. (*)

Trabajo realizado gracias al proyecto de investigación no 4211992 de la Comunidad Autónoma de Canarias..


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FRENTE A LA POLITICA COLONIAL: SAN ANTONIO MARlA CLARET Y LOS MATRIMONIOS ...

Sin embargo, esas cifras se muestran todavía más relevantes en Oriente. Existen tres áreas claramente delimitadas, con diferencias étnico-sociales sustanciales. En primer lugar, la sud-oriental, con capital en Santiago, la más poblada y con más esclavos sólo 43.841, un 67,2%. La occidental, con capital en Camagüey, tenía una población de 56.259 habitantes, de los que un 79,4% eran libres (44.688) y un 20,6% eran esclavos (11.571). Los blancos eran un 57,6% (32.402) y los de color un 42,4% (33.857). La nor-oriental era la menos poblada, sólo 24.830 habitantes, pero con 21.977 libres, un 88,5%, 2.853 esclavos, un 11,5%, 18.689 blancos, un 75,3% y 6.141 de color, un 24,7%. La simple cotejación de estas cifras nos habla de realidades bien plurales en la configuración del Arzobispado que pesarán en el ejercicio de su apostolado. Un primer dato llamativo es la proporción de libres de color, considerada un peligro por las autoridades coloniales; en segundo lugar, su predominio en Santiago y la alta proporción de blancos en las otras dos, mucho menos pobladas. Una diversidad que condicionaría su evolución, incluso después de que se registrara en ellas en las décadas venideras el auge de la plantación azucarera.

2.

CAMBIOS CUALITATIVOS EN LA EMIGRACION CANARIA AL ORIENTE DE CUBA

Con la precaria excepción de Camagüey, en una proporción muy limitada con respecto a la provincia de La Habana, nunca había sido un área que conociera con intensidad la migración canaria. Las posibilidades de futuro eran allí más limitadas. Además, el auge de la vega tabaquera que atrajo a muchos inmigrantes, se centró en los siglos XVII y XVIII en las zonas próximas a la capital de la isla y, en menor medida, las centrales. Sin embargo, tras los años frenéticos de la trata, primero en la provincia de La Habana y más tarde, a mediados del siglo XIX en Matanzas, con la extensión del ferrocarril, los vegueros se verían despojados de sus tierras, originándose una obligada migración interna en la población guajira y una redistribución de las migraciones canarias hacia otras áreas que, a partir de entonces, se convertirían en los nuevos centros tabaqueros como serían Pinar del Río en Occidente y las Villas en el Centro. En 1835, el segundo tratado para la supresión del tráfico africano devolvió al primer plano, entre las clases dominantes cubanas, la adormilada cuestión de la colonización blanca. Para ellas, los planes gubernamentales para introducir colonos ya no eran prioritarios, a pesar de su promoción por algu-


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nos notables como el Conde de Villamar, que erigió una colonia en Ciego de Avila con 50 familias canarias. En sus sectores más conscientes se percibía un vuelco de ciento ochenta grados. Lo que demandaban eran braceros libres. El giro económico hacia el azúcar exigía jornaleros al nivel de los esclavos. Sin embargo, el poder colonial español lo obstaculizó. Veía en el predominio de la esclavitud un freno a las tendencias separatistas. Jerónimo Valdés, y con él los subsiguientes Capitanes Generales que gobernaron la isla, veían en el freno de la de la inmigración blanca la más eficaz política de sujeción colonial. Fue muy claro al respecto, los cubanos eran partidarios de la emancipación, y si no lo hacían era por miedo a la raza negra y de color, "y es bien seguro que sin ese gran obstáculo la isla de Cuba no pertenecería ya a la metrópoli". Leopoldo O'Donnell, tras la conspiración de la Escalera en 1844, formuló la teoría del equilibrio racial. Si bien reconocía la necesidad de importar colonos blancos, insistió en que debería de ser lenta y paulatina. Su sucesor, el Conde de Alcoy, enérgico enemigo de la colonización blanca, afirmó que la raza negra era la única que podía sostener la agricultura, debiendo procurarse la atracción de la china y la yucatera, remedios eficaces frente al "problema" de los trabajadores blancos en la agricultura. Mientras que se prohibía hablar de la eficacia de la combinación del empleo de mano de obra jornalera y esclava en la caña de azúcar en Puerto Rico, las experiencias de destacados ideólogos y empresarios de los sectores progresistas d e la oligarquía cubana, como el camagüeyano Gaspar Betancourt Cisneros, El Lugareño, se cifraban en introducir braceros canarios en la economía de plantación"). Se dibujaba con nitidez por las autoridades coloniales una política que vinculaba la etnia con la mayor o menor sujeción colonial. Jerónimo Valdés, al mismo tiempo que estimulaba la continuidad encubierta de la trata, consideraba dañina la migración canaria. La Real Orden de 1847 no dejaba lugar a dudas sobre la política colonial. En sus directrices incitaba, por un lado, al fomento de la propagación de Pa esclavitud tanto en su comercio como en criaderos criollos de chinos y de yucatecos, y por otro, a disminuir por todos los medios posibles la gente de color libre y frenar una migración blanca campesina que pusiese en cuestión la política de equilibrio racial, en la que el elemento esclavo dejase de ser mayoritario. El por dos veces Capitán General de la isla, José Gutiérrez de la Concha, que cubriría buena parte del episcopado de San Antonio María Claret, elaboró con certeza las claves de esa política de la sujeción a la metrópoli. (1)

Véase al respecto, M. PAZSANCHEZ; M. HERNANDEZ GONZALEZ. La esclavit~ldblanca. Contribución a la historia del inmigrante canario en América. Siglo XIX. Tenerife, 1993.


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De la Concha reconoce que en 1850 había en Cuba 33.962 peninsulares y 25.955 canarios. Era conveniente esta distinción, bien nítida en los mismos censos oficiales "porque no es en éstos últimos tan ardiente como en los peninsulares el espíritu de la nacionalidad". Ello es así bien por "su general miseria y falta de instrucción, o que no se consideraban tan interesados, por decirlo así, en el poder y la gloria de España; ello es que no todos se mantendrían fieles el día de un conflicto serio a la bandera nacional". Por contra los peninsulares si lo serían, sea cualesquiera sus regiones de procedencia y sus ideas políticas, porque el sentimiento de nacionalidad "es en ellos más intenso si cabe en la Madre Patria", por lo que serían sin duda "el ejército de reserva que lucharía no sólo con valor, sino con heroicidad porque no perdiera su Reina el más rico florón de su diadema". Aboga por su potenciación, aunque reconoce que a casi ninguno de ellos les atrae la agricultura, por lo que había que buscar un medio para atraerlos hacia ella. Unas directrices que son también rotundas en la amenaza de la población de color libre, "más numerosa de lo que convendría por la facilidad de manumisión de nuestras leyes" y en la no recomendación de la migración canaria, porque "los españoles ultramarinos, a excepción de los naturales de las Islas Canarias, son el más firme apoyo del Gobierno y convendría aumentar su número en lo posible" (2). Ideas éstas que ratificarán los ideólogos españolistas contemporáneos como Bertrán y Soler, que sostiene en 1846 que el abandono de las islas por el poder central "es el germen de cierto espíritu de independencia a que propenden aquellos naturales, y la predilección con que miran al inglés que les adula y mima, y que este mismo abandono que quizá procede de causas que no sería difícil adivinar, favorece altamente los esfuerzos del Aguila Negra y prepara la emancipación de La Habana". Considera que "los 3.000 canarios que anualmente emigran a La Habana, seducidos por emisarios y pagados con fondos que la sociedad angloamericana titulada de la Aguila Negra tiene destinados para preparar la emancipación de aquella rica colonia, la que tendrá lugar tan pronto como la clase jornalera compuesta de esclavos negros de la Guinea pueda ser reemplazada por esclavos blancos traídos de Canarias" (3). Justo Zaragoza, años más tarde, lo reafirma: no deben considerarse como peninsulares, "por ser condiciones distintas y su espíritu de nacionalidad menos marcado''(4). Unas contradicciones que mostrará bien pronto la Guerra de los Diez Años y que tratarán de aprovechar los separatistas cubanos. Antonio Franchi (2) (3) (4)

C. SEDANO y CRUZAT, Cuba desde 1850 a 1873. Madrid, 1873, págs. 139-140. T. BERTRAN SOLER, Descripción geográfica, histórica y pintoresca de España y sus establecimientos de Ultramar. Madrid 1846, pág. 48. J. ZARAGOZA, Las insurrecciones en Cuba. Apuntes para la historia política de la isla en este presente siglo. Madrid, 1872. Tomo 1, pág. 604.

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Alfaro con pseudónimo distinguirá desde Nueva York en 1856 a los canarios de los peninsulares y diría de los primeros que son "los más útiles e importantes colonos de Cuba", pues trabajan en la agricultura, son "industriosos y resistentes trabajadores", "simpatizan y encuentran amistad entre los criollos", quienes los prefieren, y "son sospechosos de ser políticamente apegados a los criollos" ( 5 ) . LOSsegundos, a los que cree que el Gobierno les da una decidida protección, son considerados el germen de todos los males para el pueblo cubano. Estas opiniones, que fingían ser vertidas en inglés por un viajero norteamericano, las había expresado con total nitidez años atrás en 1848 desde su exilio neoyorquino en castellano al invocar a los canarios domiciliados en Cuba a la insurrección por ser indignamente tratados en el archipiélago, donde "su voz es sofocada" y "aún del lado acá del Atlántico arde un justo resentimiento en vuestras almas, porque además sufrís con nosotros las extorsiones, la insolencia y la suspicacia de los gobernantes". Les refiere que "no temáis Canarios los gritos rabiosos y las amenazas que para atemorizar exhalan algunos insensatos Peninsulares. La parte ilustrada de ellos conoce que su suerte está unida a la nuestra, como nosotros son saqueados para sostener el lujo y los vicios de los altos empleados de La Habana y de Madrid; como nosotros no gozan de derechos ningunos desde que pisan esa isla". Les anima a integrarse en el bando criollo en la guerra que se avecina porque serían los grandes perdedores tanto si España triunfase, como si perdiera, porque serían arruinados con contribuciones en el primero de los casos y no serían indemnizados en el segundo ( h ) . Los canarios, al ser una población esencialmente rural, coincidían con los guajiros en su rechazo a la política colonial española en la isla, que tendía abiertamente a favorecer el latifundismo azucarero y la trata. Marginados social y étnicamente, despojados de las tierras que arrendaban como vegueros, desplazados hacia el centro y el oriente del país, muchos de ellos se vieron abocados, como forma de protesta, a simpatizar o integrarse dentro de las filas del bandolerismo social en aquellos momentos en auge en la isla''). El embajador norteamericano atribuye la rebeldía del campesino cubano a la migración canaria y sostiene que "la influencia política de los isleños, es considerable en algunas partes de Cuba, donde también han propagado las imperfecciones y oscuridades de su pronunciación y consecuente confusión de habla característica de los isleños de Canarias" @). (5) (6) (7) (8)

Reproducido en M. PAZ SANCHEZ, M.M. HERNANDEZ, Op. Cit. págs. 152-154. A. FRANCHI ALFARO, Manifiesto. Nueva York, 25 de octubre de 1852. Véase al respecto. M. PAZ SANCHEZ, El bandolerismo social en Cuba. 2 tomos. Tenerife, 1994. Cit. en M. PAZ SANCHEZ, M. HERNANDEZ GONZALEZ, Op. Cit. pág. 16.


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Por todas esas circunstancias, el área menos expansiva y esclavista de la isla, el oriente de Cuba, era la más subversiva y peligrosa y de la que partirá precisamente la rebelión en las décadas venideras. Para la sacarocracia cubana, toda aventura insurreccional en la época frenética de la trata era substancialmente peligrosa porque abocaba a la sublevación de sus esclavos y a la destrucción de sus plantaciones. De ellos era bien consciente el gobierno español. Sin embargo un Oriente con una elevada proporción de emigrantes canarios, guajiros desplazados, mulatos y negros libres, era un auténtico polvorín. De ahí lo delicado y trascendente de cualquier medida a adoptar en la región. Es precisamente en esas delicadas circunstancias y para esa región explosiva de la isla para la que es designado San Antonio María Claret como prelado de la diócesis en 1850.

LA POLITICA MATRIMONIAL ESPAÑOLA EN CUBA Y LOS PLANTEAMIENTOS CLARETIANOS

3.

En 1776 la Pragmática Sanción fue un viraje de ciento ochenta grados en la política matrimonial española. Supuso la consolidación de la autocracia paterna como freno a los matrimonios desiguales, en abierta oposición a la consuetudinaria permisividad eclesiástica hacia las nupcias invocadas por mujeres que arguían palabra de casamiento de los varones. A partir de esa fecha, corresponde a los padres la decisión final a través de su consentimiento para su celebración. Las consecuencias fueron dramáticas en la generalización de los amancebamientos y en el auge de la legitimidad, como se puede apreciar en Canarias (q). Hasta 1805 el control sobre los casamientos recayó en los padres. Trajo consigo por su propia consideración un serio obstáculo a la profundización del mestizaje, al considerar el matrimonio mixto denigrante socialmente. El viajero francés Depons describe esa evolución en el ámbito venezolano: "La diferencia de color sería suficiente causa para impedir el matrimonio, conforme la pragmática de 1776, la cual prohíbe el matrimonio entre blancos y pardos. El prejuicio recuperó, gracias a esta disposición, todo el dominio perdido con el tiempo. Los criollos de Canarias eran quienes, hasta entonces, mostraban menos dificultades en casarse con pardas. Pero luego se han puesto no menos delicados que los blancos, y puede decirse, en verdad, que tales reuniones no abundan actualmente"("'). (9) M. HERNANDEZ GONZALEZ. Vida cotidiana , v emigración a América en Tenerife en " el siglo XVIII. ( E n prensa). (10) F. DEPONS, Viaje u la parte oriental de Tierra Firme. Caracas, 1930, pág. 101. \

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El 15 de octubre de 1805 el Consejo de Indias promulgó la Real Cédula que prohibía a los españoles de conocida nobleza y limpieza de sangre casarse con personas de otras razas. Los matrimonios interraciales pasaron a ser competencia directa de las autoridades civiles. Su autorización dejó de depender de factores personales de los cónyuges y se convirtió en política de Estado. Como freno al proceso de mestizaje y a los libres de color, la Real Cédula se aplicó en Cuba a todo blanco por el hecho de serlo, independientemente de su origen social ("). El Oriente de Cuba era una región verdaderamente conflictiva desde la perspectiva eclesiástica. Las profundas transformaciones que la diócesis experimenta tras la desamortización y las reformas liberales originan una considerable reducción del clero local, que siempre había sido escaso. El mismo diría con crudeza: "me lleno de indignación al presenciar el criminal abandono que el Gobierno español tiene al culto y clero de este Arzobispado (. ..) A veces el pobre cura se ve presado a ir a la choza del negro para que le convide a comer su ñame y su plátano y no perecer de hambre. (. ..) Aunque la nación española tuviese otro pecado que la grande injusticia que está cometiendo en las parroquias de este arzobispado, ¡Dios ha de castigarla terriblemente!"('2'. La diócesis sólo contaba con 85 clérigos de los que 46 residían en el distrito capitalino y 20 en el de Bayamo en la misma región sur-oriental. La escasez era preocupante en Camagüey, donde el separatismo estaba muy arraigado entre la élite local y la pertenencia al clero era sinónimo de españolismo, por la estrecha unión entre el Trono y el Altar. Las vocaciones eran ínfimas en esa estratégica región. 07Donnell sostenía en 1845 que "es el que merece mayor cuidado, pues es innegable que las ideas de independencia es allí donde fomentan algunas cabezas y a donde en diferentes ocasiones ha habido intentos más o menos marcados de realizarlos" ("l. Téngase en cuenta además de que en el distrito central había 101 sacerdotes y en el occidental 171. Conflictividad socio-política y graves problemas diocesanos son dos ejes esenciales con lo que el nuevo Arzobispo se enfrenta desde el mismo momento que arriba a Santiago. El santo catalán es consciente de ello y ante tales circunstancias tratará de convertirlo en un auténtico territorio de misión. El lustro de su mandato será una permanente y contumaz etapa de visitas y predicaciones misionales, de una intensidad hasta entonces desconocida. Se propone una nueva evangelización. En una carta a la Reina fechada en Guiza en 22 de octubre de 1852 expone que "el motivo de la elección que V.M. se (1 1) V. STOLCKE, Racismo y sexualidad en la Cuba colonial. Madrid, 1992. (12) Cit. en L. MARRERO, Cuba. Economía y sociedad. Madrid, 1987. Vol. 13, pág. 27. (13) R. LEBROC MARTINEZ, San Antonio Muría Cluret, arzobispo misionero de Cuba. Madrid, 1992, pág. 105.


sirvió hacer de mi humilde persona para Arzobispo de Cuba fue mi carácter de misionero (...). No esperé a aclimatarme sino que empecé desde luego a trabajar abriendo inmediatamente la Santa Misión en la Capital y la Visita pastoral. Año y medio hace que estoy en Cuba y he visitado y misionado ya en la mayor parte de mi vasta diócesis, atravesando páramos y extensas sabanas pantanosas por donde nadie transita, unas veces no teniendo que comer y otras cobijándonos bajo los árboles para procurarnos algún ligero descanso, sin dejar rincón ni partido alguno donde no dar a conocer y adorar a Jesucristo. Son a millares los concubinatos que he reducido a matrimonio, a más de las restituciones cuantiosas, reconciliaciones de personas entre quienes fomentaban el rencor y la división. Vicios inveterados, sin pararme e enumerar los otros muchos beneficios de todas clases que consigo lleva la misión Santa hecha en nombre de Jesucristo. Así desde que permanezco en Cuba voy sosteniendo con los hechos el carácter de misionero que movió a V.M. a designarme para este caso pesadísimo. La misma vida que yo han traído y siguen observando los pocos pero muy celosos sacerdotes que me acompañan" (14). Una dimensión de apostolado conforme a los parámetros de la nueva evangelisación que trataba de recuperar la fe popular tras su abierta erosión con la consolidación de las reformas liberales. Una misión viva, que agrietaba en el terreno de los amancebamientos, la política colonial de prohibición de los matrimonios interraciales. El Prelado no defendía la igualdad de razas ni el mestizaje. Ni eran sus planteamientos, ni se lo hubiera aconsejado su delicada posición socio-política, teniendo en cuenta que en última instancia su nombramiento era una decisión del Estado español en virtud de la aplicación del Real Patronato. Podía entender que los matrimonios entre personas desiguales eran perjudiciales, pero no en todos los casos: "Paso porque la mezcla sea un mal social y político y que debe evitarse si es posible, cuando no haya prole de por medio; o pueda cortarse, sin proceder al matrimonio, la relación ilícita. Pero si este exceso no puede corregirse de otra manera, ¿qué bienes resultarán de impedirlo? ¿Qué no se mezcle la raza? No, porque ese es un hecho consumado". Estaba poniendo los puntos sobre las ies en su disidencia frente al status quo. Para él el primer bien es "dejar satisfecha la moralidad y acatar la religión". No puede consentir que "el contubernio sea un estado normal en esta parte de la isla". Cree que "la religión es el primer elemento social y el más eficaz de todos; es preciso robustecerlo, aunque hayan de unirse algunos blancos y morenos". Cuando hay hijos de por medio, se da unión de hecho y si los dos cónyuges son solteros es un atentado contra el sacramento tal oposición. Era la piedra angular de su disparidad. (14) SAN ANTONIO MARIA CLARET. Epistolario. Preparado y anotado por José María Gil. Madrid, 1987. Vol. 3, págs. 110-111.


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La autoridad civil se niega a legalizar todo matrimonio interracial como política de sujeción colonial. Claret sostiene que más dañinas son las uniones de hecho con la educación filial desatendida. Razón de Estado frente a moral católica. No cree que "sea hoy de trascendencia que se casen unos pocos blancos con pardas, de<.quienespúblicamente tienen hijos, lo que sí cree es de suma importancia es vigilar con el mayor esmero para que ni las creencias se pierdan ni las costumbres se corrompan si son buenas, y si son malas se corrijan" (151. En esa dicotomía radicaba la raíz de las disputas, ¿Quién decide la autorización de los matrimonios mixtos? Para las autoridades coloniales no hay duda, es potestad suya y en ningún caso debe autorizarse. Para Claret debe oirse la voz del Prelado pues es ante todo un sacramento y no aplicarse esa visión restrictiva de la ley a los blancos pobres, siempre que tengan descendencia. En una sociedad con una elevada proporción de blancos criollos y mulatos libres, la migración canaria presentaba unas áreas de influencia en las que su número era mayor a la peninsular. Su divergencia esencial era la proporción de mujeres. Mientras que en los primeros era muy alta, y en algunas localidades incluso superior, en los segundos era prácticamente nula. Este hecho condicionará sus peculiaridades y explicará la profunda endogamia en los canarios. Si a ello unimos el hecho de que en la peninsular no destacaba ninguna comunidad, pues todavía el grueso de la gallega y asturiana no se había hecho presente y era fundamentalmente urbana y mercantil, se puede llegar a entender las diferencias. Los isleños, en su inmensa mayoría campesinos, presentaban una identidad diferenciada frente al conjunto de los peninsulares. Rasgos negroides estaban presentes en algunos de ellos y en general la tez de la piel era más oscura. Su ruralidad les llevaba necesariamente a mezclarse más intensamente con la población mestiza. A diferencia de los peninsulares, que no aspiraban en general a casarse con los pardos, sino a mantener el concubinato, había un sector de ellos de origen humilde que ansiaba legalizar sus relaciones extramatrimoniales. Es precisamente por estimular estas nupcias, por lo que chocará abiertamente Claret con las autoridades gubernativas. El santo es bien preciso: "Gentes pobres como son la de los campos, muchos de ellos isleños, y todos, aunque blancos, de clase llana, no encuentran mujeres blancas con quien casarse porque su orgullo les impide ocuparse en las faenas domésticas. Por (15) Carta al Gobernador de la Provincia. Santiago, 15 de julio de 1851. En Ibídem. Op. Cit. Vol. 1, págs. 571-576.


pobres que sean, ninguna o muy raras son las que se sujetan a vivir sin alguna negra por lo menos que las sirva; y tal vez no hay blanca que se acomode jamás a los oficios humildes de las negras. Pues ¿qué infeliz veguero o montuno puede convenir con tales exigencias?" Y como, por otra parte, la gente de color no repugna el trabajo, de aquí el preferirlos los blancos pobres y el amancebarse con ellas, si se les dificulta o prohíbe el matrim~nio"('~). El mundo rural, una parte de los canarios pobres, bien varones o féminas, trata de legalizar su relación extramatrimonial interracial. Al pertenecer al mismo grupo social, aunque el racismo sigue siendo una realidad indiscutible, las aseveraciones del santo catalán son ciertas, ya que no pueden aspirar ni permitirse el lujo de mantener mancebas, ni de contraer nupcias con criollas acomodadas. En el peninsular, y especialmente en el catalán, siempre varón y que vive en una urbe o en una pequeña localidad, y por tanto en un entorno con mayores prejuicios socio-raciales, generalmente con mayores recursos económicos y sin interés en legitimar tales relaciones, se da la posición contraria. Sus paisanos serán precisamente sus mayores oponentes en su cruzada contra los concubinatos, porque no sólo se niegan a contraer matrimonio, sino que harán público con prepotencia su situación, como le aconteció con el alcaide de Bayamo que se le presentó con desfachatez e insolencia con tres mujeres encintas y le preguntó con irreverencia con cual de ellas se casaba'"). Diría al respecto que "los más malos son los que han venido de España, y singularmente los catalanes, son malísimos, son pésimos; nunca confiesan ni comulgan, no van a oir misa; todos, o viven amancebados, o tienen ilícitas relaciones con mulatas y negras, y no aprecian a otro Dios que el interé~""~). La elevada proporción de canarios en el mundo rural y su considerable porcentaje de mujeres explica que se den una amplia gama de peculiaridades locales y regionales en el Oriente de Cuba. Aunque en ellos predomina de forma abrumadora la endogamia étnica, en un porcentaje menor se dan esas uniones obligatoriamente extramatrimoniales. En un número nada desdeñable también, el de emigrantes casados con sus mujeres en el archipiélago, que viven amancebados en Cuba; o isleños e isleñas que viven separados de sus mujeres y mantienen relaciones ilegítimas. En la segunda mitad del siglo XVIII, en la que la emigración masculina fue mucho más elevada que la femenina, fue muy común el primero de los casos, hasta tal punto que canario fue (16) Cit. en V. STOLCKE, Op. Cit., pág. 101. (17 R. LEBRUC MARTINEZ, Op. Cit., pág. 201. (181 M. HERNANDEZ GONZALEZ, La rrnigracibn canaria a Arnirica entre el libre cornrrcio y la enzancipación (1765-1824).( E n prensa).


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sinónimo o sospechoso de bígamo cuando aspiraba a contraer nupcias con una blanca criolla o una parda, porque podía haber estado casado en las islas, conio de hecho ocurría. A principios del siglo XIX, la aplicación más estricta de la legislación racista en materia matrimonial abocó a una mayor generalización, si cabe, de las relaciones ilegítimas ''". Mitos como los de las brujas isleñas que vuelan a Cuba para vengar en las mulatas o sus hijos el abandono de sus maridos están arraigados dentro de la cultura popular de ambos lados del Atlántico. Lo mismo cabe decir de otros, como el de la mulata rica que enriquece al humilde e inculto campesino canario, soliviantado por sus encantos que contribuyen a reforzar el sincretismo cultural en el mundo rural cubano, bien visible en el Oriente de El cambio cualitativo en la composición de la migración canaria desde los años veinte del siglo XIX, con el aumento espectacular de la participación de la mujer y su conversión en familiar, incide en esa nueva orientación, como explica Claret: "Hemos hallado algunos ultramarinos que vivían amancebados y para no dejar sus mancebas intentaban matrimonio, siendo ellos casados en sus tierras. Esa mala fe es bastante común en canarios casados y en canarias casadas, pero separados y amancebados aquí, y si alguno resulta casado, yo siempre quedo excusado con el cumplimiento de la ley, y la autoridad civil les prende y les forma la sumaria con la pena de diez años de presidio"(21). Una fuente tan valiosa como el Diccionario geográfico de Pezuela, que recoge abundante información valiosa de composición étnica por localidades en la década de los 50, puede ayudarnos a comprender las especificaciones locales y comarcales. En las regiones occidental y nor-oriental del Arzobispado, es donde la migración isleña es significativa. En la sur-oriental, sin embargo, hay localidades donde es prácticamente nula. En la jurisdicción de Camagüey, de un total de 1.613 peninsulares, 1.541 son varones y 72 mujeres. Los canarios, por su parte, son 2.081, de los 1.344 son hombres y 737 mujeres'22'. Dentro de la misma región occidental, en una localidad de más reciente fundación, pero de gran expansión como Nuevitas, los canarios eran 193, de los que 94 eran varones y 99 mujeres y los peninsulares 73, de los que sólo 8 son mujeres. De estos últimos sólo son representativos los catalanes con 19 (19) SAN ANTONIO MARIA CLARET, Op. Cit. Vol. 1, pág. 705. (20) M. HERNANDEZ GONZALEZ, " L a influencia cultural de Canarias en las Antillas hispanas: la penetración de los hábitos socio-culturales del campesinado isleño en la población negra de Cuba", en "Anuario de Estudios Atlánticos", n." 38. Madrid-Las Palmas, 1992. (21 R. LEBROC MARTINEZ, Op. Cit., pág. 199. (221 J. PEZUELA, Diccionario geogrhfico, estadistico, hii6rico de la Isla de Cuba. Madrid, 1868-1878. Tomo IV, págs. 296-298.


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varones y 4 mujeres. Si descendemos al mundo rural propiamente dicho dos distritos de Nuevitas como Mayatabo o Montalbán son más elocuentes aún. En el primero, los canarios son 148,78 hombres y 70 mujeres, los peninsulares son 28 y todos varones, sin ninguna región significativa; y 19 peninsulares con sólo una mujer (23). En la región nor-oriental, en la de Holguín, los canarios son un total de 2.289, de los que 1.825 eran varones y 464 mujeres. Los peninsulares por su parte, eran 1.292, de los que 1.251 eran varones y 41 mujeres. En Gibara, los canarios eran 690, de los que 450 eran hombres y 240 mujeres. Los peninsulares 291, de los que 273 eran varones y 18 mujeres. Incluso en la de Santiago, en la que la proporción de mulatos libres es muy elevada, aunque el número de peninsulares varones es mayor que el de los canarios, su porcentaje sigue siendo alto. Los canarios son 254,156 varones y 107 mujeres y los peninsulares 216, muy repartidos por regiones, de los que 17 son mujeres y 199 varones. En el mundo rural se dan contrastes sorprendentes como el de Baoya, donde hay 96 canarios, de los que 30 son varones y 66 mujeres. Los peninsulares son 43, de los que 8 son mujeres y 35 hombres(24).

4.

LAS MISIONES CLARETIANAS Y LOS CONFLICTOS CON LAS AUTORIDADES

El Episcopado de Claret fue un permanente apostolado a través de sus visitas misionales. No habían pasado cuatro meses cuando en la localidad de El Cobre, en el área capitalina, se presentan los primeros problemas. Al ser un centro minero presentaba una notable colonia extranjera, 97 ingleses, 61 franceses y 22 norteamericanos. Los peninsulares eran escasos, excepto 94 catalanes, 82 hombres y 12 mujeres. Había 77 canarios, 53 hombres y 24 mujeres(25). Era preocupante en un doble sentido, por ser mayoritariamente mulata y por residir en ella una considerable colonia protestante. Claret escribe una carta al gobernador de Santiago en la que refiere que se estaban intentando varios matrimonios entre hombres blancos y mujeres de color, por lo que le pregunta si estaba vigente la legislación restrictiva. Se le recuerda su vigencia. Responde que había legalizado los matrimonios de un canario y un andaluz con mujeres de color. El Comandante Francisco Moreno se siente preocupado por los efectos de "enlaces desiguales que antes eran muy raros y que hoy van a resultar tan comunes", que supondrán que los blancos "miren con senti(23) Op. Cit. Tomo IV, págs. 141-142; págs. 65-67; págs. 68-70. 24) Op. Cit. Tomo 111, págs. 405-406; Tomo 1, págs. 279-281; págs. 279-281; págs. 150-151 25) PEZUELA, J. Op. Cit. Tomo 11, págs. 6-9.


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miento una mezcla que va a introducirse y que los de color reflexionen considerándose iguales a los blancos, fundándose para ello en la facilidad con que el tribunal eclesiástico sanciona la unión entre personas de diferentes clases. Esta es por supuesto, en mi concepto la peor de las consecuencias"(26). José Rafael Meloño, de 44 años, sin parientes, con libertad plena de casamiento, ha tenido ocho hijos con la parda libre Juana Almenaba. Por su parte un isleño de Canarias, también mayor de edad y sin parientes, y sin que hayan resultado contradicciones en las amonestaciones, lo hizo con una parda libre, con quien vivía amancebado(27). En su carta al Capitán General de la isla manifiesta que él es "el primero en procurar que se guarde la distinción de razas", pero en los casos de "algunos blancos que vivían amancebados con mulatas de las que ya tenían una porción de hijos y deseando los infelices salir de tan mal estado por medio del Matrimonio, la autoridad no se los ha permitido; y al paso que permite o tolera el que vivan amancebados porque casarse no pueden, separarse tampoco". Pone los puntos sobre las íes sobre las contradicciones de la ley. Asevera que prefieren a las mulatas por ser "activas y diligentes y no tienen empacho de ocuparse en cualquier cosa". Entiende que "los que son de distinta clase y no hay de por medio ninguna obligación, ni razón poderosísima que no se casen pásese, pero cuando han vivido muchos años con paz y teniendo ocho o más hijos, amenazándose de suicidarse sino se podían casar, y no obstante impedirles el matrimonio, esto si que es cosa intolerable por un P r e l a d ~ " ' ~ ~ ) . Mientras explicita esas consideraciones, se conoce el cese de la Concha y su sustitución por Valentín Cañedo, que toma posesión el 11 de marzo de 1852. En su visita por la región sur-oriental, donde el racismo y los contrastes étnicos y sociales son más agudos y donde la colonia isleña es muy escasa, el 10 de agosto exhorta a la excomunión mayor a todos los refractarios a contraer matrimonio. El conflicto más grave estalla el 23 cuando excomulga a un tendero español de la parroquia de Yara en la jurisdicción de Manzanillo, Agustín Villarrodona, que vivía concubinariamente con la mulata Joaquina Arriba, pero que se resistía a casarse con ella. El zarzal, pueblecito donde residía tenía 601 habitantes, de los que 352 eran blancos, 240 pardos libres y 9 morenos esclavos" (29). Al exhortar a delatar a los que vivían públicamente amancebados, se enfrentaba radicalmente con las directrices gubernamentales. La Audiencia de Puerto Príncipe emana un auto que especifica que tales casos no pueden consi(26) R. LEBROC MARTINEZ. OD.Cit.. D ~ Q194. . (27) SAN ANTONIO MARIA CLARET:0:. Cit. Vol. lo, págs. 549-550. Op. Cit. Vol. 1, págs. 633-634. J. PEZUELA, Op. Cit. Tomo IV, pág. 689.

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derarse ni graves ni irremediables, y deben quedarse excluídos de la excomunión. El Regente le expresa que "son hoy día despreciadas con notable perjuicio del principio religioso por los pueblos que se llaman cultos, y objeto de terror y de espantosa conturbación por las conciencias de la gente sencilla". En la isla, "en el comercio y entre la gente rica, abundan los despreocupados, a lo enciclopedista, fruto forzoso de la superficial instrucción que aquí se da y en los campos y lugares y en las ciudades entre las beatas y la gente libre de color, un fuerte sentimiento religioso, acompañado de casi absoluta ignorancia, los conduce fácilmente a los entusiasmos perniciosos del fanatismo7'("'). El Regente estaba estableciendo el auténtico quid de la cuestión, el miedo a los factores de perturbación en los comerciantes españoles que vivían amancebados y en la gente libre de color que se creería emulada con tales excomuniones. Tal decisión coloca al Prelado en una difícil posición. Al no considerarse como graves los amancebamientos "Los hombres malos se han vuelto tan insolentes y atrevidos contra mi persona, ministerios y doctrina, y contra mis familiares los misioneros, que ya no es posible resistir, sufrir, ni disimular por más tiempo, de modo que ya peligra no sólo nuestro ministerio, sino también nuestras vidas" ("1. Por ello denuncia a las autoridades e incluso a los clérigos que vivían amancebados. El gobernador del departamento oriental Martínez de Medinilla es taxativo: aunque eran intachables el Arzobispo y sus misioneros en su conducta, "son imprudentes en querer cortar los amancebamiento~y en desentenderse de la diversidad de razas"("). La ofensiva gubernamental se centrará contra el eslabón más débil, el misionero navarro Estaban de Adoáin, acusado de carlista. Se ordena una investigación sobre él en el pueblecito de Cauto Embarcadero. Los acusadores son todos ellos mercaderes catalanes. En esa localidad los foráneos son 25 catalanes, de ellos sólo una mujer, 8 varones mallorquines y 8 canarios, 4 varoSe le acusa de perturbar el orden establecido en cuanto a la nes y 4 mujeres(31). diversidad de razas y por ello de hacer peligrar la subordinación de la clase de color a las leyes y a las autoridades en una población en la que de los 2.489 habitantes 2.266 eran libres y de éstos 1.078 eran pardos, 966 blancos y 212 morenos. Claret acusa directamente a los catalanes de formar un expediente contra los misioneros que "causa horror el leer10""~). El santo se siente desamparado por el gobierno colonial. El Fiscal de la Audiencia recomienda la expulsión de Adoáin, pero él no la acepta. La (30) (31) (32) (33) (34)

R. LEBRUC MARTINEZ, Op. Cit., págs. 208-209. SAN ANTONIO MARIA CLARET. Op. Cit. Vol. 1, págs. 697-699. R. LEBRUC MARTINEZ, Op. Cit., pág. 211. J. PEZUELO, Op. Cit. Vol. lo, págs. 367-372. SAN ANTONIO MARIA CLARET, Op. Cit. Vol. lo, pág. 705.


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respuesta del Capitán General de 24 de enero de 1854 es muy dura y le impele en su "carácter de Vice Real Patrono" que celen sus misioneros en "un celo extraviado" de "consecuencias trascendentales para el orden público". Era ni más ni menos que la invocación de la obediencia debida a su Patrono. Ante ello le contesta que los conflictos entre ambos poderes conviene resolverlos reservadamente. Defiende al misionero, pues "no hace más que recordar un deber, y la coacción no es suya, sino de la ley divina y de la propia conciencia"(3s).Es consciente que las críticas hacia el navarro apuntan directamente contra él: "el golpe es certero: desacreditar primero a los obreros y luego al jefe; y a éste siempre, si no en su persona, en lo que aprecia tanto como a las niñas de sus ojos, que son sus incansables compañeros, llenos de caridad y celo evangélico"(36). Un escritor colonialista, Mariano de la Torrente, defiende la condescendencia del Prelado. Debe ser "no sólo un defensor y propagador de la doctrina de Cristo, sino un auxiliar poderoso de la autoridad temporal". Una política vulnerada por "un misticismo demasiado severo, que será muy laudable en sus fines, pero que no se halla en completa armonía con las necesidades de la presente época" ("l. El 30 de abril de 1853 se casan personas "desiguales" en El Cobre. El Comandante General Martínez de Medinilla se queja contra su párroco, Francisco Mirosa, y le exige el cumplimiento de la Real Cédula restrictiva. El santo amenaza con la renuncia ante el Capitán General y explicita que "los que viven escandalosamente piensan encubrir su delito con la multitud de criminales, y de aquí es que apenas saben que alguno trata de casarse, aunque sea un mulato pordiosero, ya acuden a la autoridad diciendo que un blanco se casa con una mujer de color y la autoridad manda paralizar el matrimonio" ('". Los blancos pobres que desean casarse o son exhortados a ello por los sacerdotes por los muchos años de cohabitación y la notable descendencia ilegítima, son la espoleta de la contravención de la restrictiva legislación colonial. Otro nuevo lance acontece en la región nor-oriental, de composición étnica bien diferenciada a la sur-oriental. En el partido de Auras (Holguín) se le presentaron al Padre Adoáin dos amancebados, el criollo Marcelino Carranza y la isleña Rafaela Diaz. Tras aconsejarles el abandono de su desarreglada vida bien casándose, o separándose, contestaron que no pensaban (35) SAN ANTONIO MARIA CLARET, Op. Cit. Vol. l.",págs. 224-227. (36) Op. Cit., Vol. l.",págs. 750-751. (37) M. TORRENTE, Bosquejo económico-politico de la Isla de Cuba. Madrid, 1852. Vol. lo, vág. 201. (38) SANANTONIO MARIA CLARET. Op. Cit. Vol. lo,págs. 803-806.


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casarse ni separarse, sino "estarse como estaban7'. La voz cantante la llevaba la isleña. Al ordenarle que se callase, respondió: "¿Soy acaso alguna negra para que me manden callar?" La tomó del brazo y ella, como respuesta, le descargó una bofetada en su mejilla. Inmediatamente después la autoridad militar la detuvo y la llevaron presa a H ~ l g u í n ' ~ ~ ) . Era un vivo ejemplo de la tensión social reinante. No obstante, la cruzada contra los amancebamientos parece alcanzar sus frutos. En la misión de Nuevitas, en julio de 1853 "se hacen 60 matrimonios de amancebados, los 50 son ultramarinos de pobrísimos isleños" (40). En esas mismas fechas pudo comprobar cómo el Gobierno español respalda plenamente la posición de la Audiencia. El Consejo de Ultramar consideró que el Arzobispo actuó con un celo exagerado capaz de producir resultados perjudiciales. Dictaminó el 17 de febrero de 1853 que "interesa mucho a la paz de las familias y del Estado que las excomuniones se eviten en lo posible y no se fulminen sin causa y sin trámites". Ante tan grave pulso, Cañedo trata de evitar su renuncia. Claret transige y comunica a los párrocos que cuando los contrayentes sean desiguales se lo participen con la debida anticipación a los padres o parientes, y en su defecto a las autoridades, ateniéndose a la Real Cédula de 1805, y en los casos de amancebamientos comunicárselo a éstas últimas (41). Era SU claudicación ante el gobierno, al cederle las plenas competencias en la materia. Un conflicto que se agravará con la detención del párroco de El Cobre, que es llevado preso a Santiago. Sin embargo, el 2 de diciembre de 1853 llega a La Habana el nuevo Capitán General Juan Manuel González de la Pezuela, que parece respaldar la actitud del Prelado. Se pide que informe a la Audiencia. Contesta que la Real Cédula sólo debe restringir los matrimonios entre nobles y gentes de color y que "se deje en libertad a la clase llana, aunque blanca, para contraer matrimonio a su voluntad". La resolución de la Audiencia se adapta a tales precisiones al acordar que no existieran más restricciones que las de suspender un matrimonio sólo cuando quiera contraerlo una persona noble. Es precisamente ante tal conjunción de intereses cuando la campaña contra Pezuela y Claret arrecia. Se envían anónimos que acusan al primero de ser un títere del segundo, imbuído de fanáticas ideas que pretenden realzar al negro al nivel del blanco, e "hibridarlos heréticamente con sus esclavos y libertos" (42). (39) G. ESTELLA, Vida del siervo de Dios Padre Fray Esteban de Adoáin. Barcelona, 1913, D ~ E 207. . 40 SANANTONIO MARIA CLARET. Op. Cit. Vol. l.", pág. 868. 41 R. LEBRUC MARTINEZ, Op. Cit., págs. 240-243. (42) Op. Cit., págs. 253-261.

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Miguel Estorch estimó que fueron los negreros los que "supusieron que el negrófilo gobernador, deseoso de halagar a sus ahijados, había pasado una circular autorizando los casamientos de negros con blancas" (43'.Verena Stolcke piensa que su actitud fue temporal y su finalidad era congraciar a España con Gran Bretaña, con cuya intervención se podría contar entonces para evitar la anexión de Cuba a los Estados Lo cierto que fue tan coyuntural como su propio gobierno, porque los levantamientos en la Periínsula en 1854, que proclamaron a Espartero como Presidente del Gobierno acabaron con su mandato y repusieron a Gutiérrez de la Concha. El Gobierno, considerando gravemente perturbadora tal decisión d e la Audiencia ordena su suspensión inmediata y devuelve las cosas a su estado anterior. Fue un grave mazazo contra Claret, que debilitaba seriamente su posición.

5.

EL ATENTADO DE HOLGUIN

En ese ambiente derrotista inició su tercera visita pastoral. El 1 de febrero de 1856 llegó a Holguín. Tras un sermón de hora y media, salió de la iglesia en dirección a su casa. Era saludado por una multitud en la calle mayor. Se le acercó un hombre, como si le quisiera besar su anillo. Al instante alargó el brazo armado con una navaja de afeitar y descargó el golpe con toda su fuerza. No pudo cortarle el pescuezo, pero le rajó la cara y le hirió el brazo derecho. Tuvo un pequeño desmayo, pero el golpe no fue mortal y pudo rehabilitarse en poco tiempo(45'. El agresor del Arzobispo, Antonio Abad Torres, había nacido en Santa Cruz de Tenerife. Tenía 35 años y era zapatero de profesión. Había sido implicado en un asesinato perpetrado en Gibara en la persona de un infeliz conocido por "el cristalero" del que fue absuelto. No residía en Holguín, sino que deambulaba por Auras y Gibara. Era bien pobre y no había podido acceder a alcanzar un trabajo fijo. Su defensor diría al respecto que "todas sus idas y venidas sólo tenían un objeto: buscar trabajo"(46).En esta última estaba cuando llegó el Padre Claret y debió seguirle durante el trayecto, no ejecutando sus planes por la continua presencia de la Guardia rural. Es significativo que este acto lo realizase un isleño, y en una región de nítida presencia canaria. (43) M. ESTORCH, Apuntes para la historia sobre la administración del Marqués de la Pezuela en la isla de Cuba desde el 3 de diciembre de 1853 hasta el 21 de septiembre de 1854. Madrid, 1856, págs. 29-33. 44 V. STOLCKE, Op. Cit., pág. 62. 45 SAN ANTONIO MARIA CLARET. Escritos autobiográficos. Madrid, 1981, págs. 315-318. (46) Revista de Jurisprudencia. La Habana, 1856. Tomo 1, pág. 64.

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Parece que era el criminal adecuado en el medio adecuado. Aunque ultramarino, pertenecía a una región conflictiva y no considerada como firmemente patriótica en Cuba. Muchas versiones se han apuntado como explicación a sus móviles. Parece claro que Abad no lo conocía siquiera. La hipótesis de una conjura organizada parece ser la más aceptada. Hay que desestimar por absurda la trama masónica. Otra de las explicitadas era la cuestión racial. Se afirma que había permitido el matrimonio de una canaria, probablemente hermana de Torres, con un negro(47'.Dentro del terreno de la leyenda, "era fama común que el agresor intentó vengarse del siervo de Dios por haber convertido a su concubina" (48). Otra teoría, que ya había tenido en cuenta el Gobernador del distrito oriental, "puede ser consecuencia de las correcciones canónicas que S.E. Ilma. tiene impuestas a algunos sacerdotes" que vivían amancebad~si~~). Sean cuales fueran los móviles reales del atentado, parece ser cierto que fue instrumento de intrigas. La autoridad gubernamental no estaba muy interesada en aclararlo, como puede apreciarse por el análisis de la documentación. En un principio se ordena terminantemente se averigüen las causas para "que no quede impune ni sirva de pretexto a los enemigos del Gobierno, para que lo presenten tan sólo como un suceso político, o si tiene este carácter deje de ser castigado" ""'. El Alcalde mayor de Holguín condena con rapidez a Antonio Abad a la pena capital el 15 de marzo. Este interpone recurso a la Audiencia Pretorial de La Habana, donde le defiende el joven licenciado José Manuel Mestre por turno de oficio. La defensa habla de arrebato, de inconciencia, de inexistencia de pruebas, de que la sentencia de muerte fue fruto del "celo" del Alcalde Mayor, para saciar la vindicta pública. El Fiscal reconoce que el móvil del delito sigue siendo un enigma. La Audiencia reconoce que está plenamente probada su culpabilidad y alevosía. Sin embargo, en atención a que las heridas no fueron de gravedad, le condena a la pena de diez años en uno de los presidios de Africa, con prohibición absoluta de volver a la isla ("'. Pensamos que no hubo interés por averiguar los móviles del delito y se optó por lo más sencillo y menos peligroso, desterrarle a un presidio africano. El mismo Capitán General no deja lugar a dudas al señalar en un escrito de 5 de agosto de 1856 que, "sustanciada y fallada esta causa con arreglo a la ley, y no habiendo incidencia alguna que haga necesario la intervención del (47) F. GUTIERREZ, El Padre Claret en el periódico El Católico (1840-1857) Roma, 1989, págs. 232-233. (48) R. LEBRUC MARTINEZ, Op. Cit., pág. 288. 49) Archivo Histórico Nacional (A.H.N.). Ultramar. Leg. 1701, n." 44. 50) A.H.N. Leg. 1701, n." 44. (51) A.H.N. Ibídem.

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Gobierno en este asunto, el que suscribe entiende que puede resolver dándose por enterado"(52'.Ante la ausencia de conflictividad, mejor era dejar las cosas así, aun a sabiendas de que no parece ser más que un mero instrumento. El santo creyó ver al mismo diablo dando fuerzas y ayudando a Torres en el momento del atentado. En una carta diría con candorosa ingenuidad que "el demonio me tiene una rabia muy grande, yo mismo vi venir el asesino y el demonio en forma de un negro etíope que le reempujaba y que tenía la mano con que me hirió". Creyó que fue un designio providencial. "No puede tener conmigo resentimiento de ningún género, no salió de su corazón la maldad, sino que le fue sugerida". Solicitó su indulto. Pensaba que su acometida había sido "un favor grande que hizo el cielo, de lo que estoy sumamente complacido" (5'). Reconoce que en su diócesis "hay muchos Herodes y Herodías que viven mal, y haciendo yo el oficio de Juan pedirán mi cabeza. Hay también algunos sacerdotes que son sepulcros blanqueados, como los de los hebreos, y así como aquellos maquinaron la muerte de Jesús, también éstos maquinarán la mía". A raíz del atentado comienza a crearse un ambiente de pesimismo entre sus íntimos colaboradores y una atmósfera de psicosis persecutoria, las calumnias continúan, los sectores españolistas le siguen acusando de ultraje al paisanaje catalán y español. Aunque el Papa le ruega que no renuncie, el Gobierno está decidido a destituirlo. Se recibe un despacho de Su Majestad el 10 de marzo de 1857 para que se presente en la Corte lo más pronto posible(54). Finalizó de esa forma el episcopado de San Antonio María Claret, que demostró con su ejemplo y actitud las llagas flagrantes de una política colonial racista que se oponía a toda costa al mestizaje y que vio en los mulatos y los isleños, en su identificación con el medio rural y sus contradicciones, en su endogamia, elevada tasa de natalidad, conflictividad y relaciones, el germen de la futura emancipación de la isla. Una actuación comprometida y misionera, algo absolutamente excepcional dentro del alto clero de la isla.

Manuel Hernández González

(52) A.H.N. Ibídem. (53j R. LEBRUC MARTINEZ, Op. Cit., págs. 279-296. (54) R. LEBRUC MARTINEZ, Op. Cit.,págs. 279-296.



ALMOGAREN. 18. (96). Págs. 203 - 221. O CENTRO TEOLOGICO DE LAS PALMAS

LA EXCOMUNION IMPUESTA AL DOCTOR DON GREGORIO CHIL Y NARANJO, FUNDADOR DEL MUSEO CANARIO, POR EL OBISPO DON JOSE MARIA URQUINAONA

JOSE,MIGUEL AUOLA GONZALEZ CORRESPONDIENTE DE LAS REALES ACADEMIAS DE LA HISTORIA Y BELLAS ARTES DE SAN FERNANDO

E l Director del Departamento de Historia de la Iglesia del Centro Teológico de Las Palmas, mi admirado don José Lavandera López, ha tenido la gentileza de facilitarme fotocopia de un curioso documento, que se conserva en el archivo del Ministerio de Justicia, en el que el cónsul de España en Funchal informa al Ministerio de Estado de la anómala celebración en la catedral de dicha ciudad del matrimonio de don Gregorio Chil y Naranjo y doña Rosenda Suárez Tascón. El funcionario consular da cuenta en su escrito, de forma detallada, de las circunstancias que hicieron posible que la ceremonia religiosa se llevara a cabo con absoluta normalidad y de la airada reacción del obispo de Canarias, don José María Urquinaona, al enterarse que su autoridad había sido orillada por el médico canario, sobre el que pesaba una excomunión que que le impedía contraer matrimonio in facie Eclesiae. No insisto en el contenido pormenorizado de este documento porque se transcribe al final de la presente comunicación. En cambio, sí parece conveniente, para una mejor comprensión de la causa que motivó el enfrentamiento del obispo con el antropólogo, que exponga los antecedentes y el desarrollo de la sucedido, cuyo eco traspasó el ámbito insular y nacional.


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LOS PROGATONISTAS ELOBISPO El 22 de abril de 1869 arribó a Gran Canaria don José María de Urquinaona y Bidot para hacerse cargo de la sede episcopal. Gaditano de nacimiento, cursó los estudios eclesiásticos en el seminario de su ciudad natal, doctorándose más tarde en Granada. A pesar de haber sido Cádiz la cuna de las libertades políticas, él n o compartió los ideales recogidos e n la Constitución de 1812. Desde Canarias hizo viaje a Roma para participar en el Concilio Vaticano, en el que apoyó con su voto el controvertido dogma de la infalibilidad pontificia. De regreso a la diócesis, desarrolló en ella una ejemplar pastoral, prestando especial atención a la reorganización del seminario, que había quedado maltrecho con la expulsión de los jesuitas, que lo rigieron hasta 1868. En la anochecida del 12 de octubre de 1869 fue el prelado nada menos que a la gallera, local en el que se reunían los revolucionarios septernbrinos, para censurarles los atropellos que habían cometido contra los bienes de la Iglesia y miembros de algunas comunidades religiosas. Hora y cuarto duró el rapapolvo. Uno de los presentes quiso replicarle, pero el obispo dijo que no había ido a discutir, sino a aconsejar y amonestar. Dio la bendición a los asambleísta~y abandonó el local. En 1878 fue preconizado obispo de Barcelona, ausentándose de la diócesis canaria en el mismo año.

De entre los médicos que ejercían la profesión en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria en la segunda mitad del siglo XIX y que se habían formado en las universidades francesas, se hace necesario destacar el nombre de Gregorio Chil y Naranjo porque fue el inspirador y el impulsor del proyecto de crear un Museo antropológico en la capital de una pequeña isla perdida en el Atlántico, cuando se iniciaba el último tercio del siglo XIX. Su idea nos parecería una aventura inmeditada si no valoramos su sólida formación científica y la de los otros cinco médicos que participaron con él en la empresa. Cuando nace Chil y Naranjo, en 1831, toda la isla de Gran Canaria apenas alcanza los 50.000 habitantes. Ninguna carretera cruza su agreste suelo. El transporte de personas y mercancías se hace exclusivamente a lomos de bestias. La rueda es inviable mientras no sea domesticada la rebelde orografía. Un sólo correo mensual le une con la Península. Carece de puerto y única-



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mente dispone de un breve desembarcadero. El analfabetismo marca a una parte muy importante de la población y el único centro de enseñanza media y superior es el Seminario, con un plan dirigido a la formación de los futuros sacerdotes. En contraposición a este panorama desolador había una brevísima minoría ilustrada, incardinada a la Real Sociedad Económica de Amigos del País, que se esforzaba en abrir brechas para que pudieran penetrar en la isla la cultura y los adelantos materiales. Chil y Naranjo tuvo la gran fortuna de contar desde su niñez, con la compañía y las enseñanzas de un destacado humanista de ese grupo: la de su tío paterno, llamado también Gregorio Chil. Fue canónigo de la Catedral de Las Palmas de Gran Canaria, profesor del Seminario, miembro de la Económica de Amigos del País, correspondiente de la Real Academia de la Historia y poseedor de una biblioteca con más de 4.000 volúmenes. El se convirtió, desde hora temprana, en el preceptor de su sobrino. Terminados los estudios de Humanidades y Filosofía en el Seminario de Las Palmas donde, conforme a los deseos de su tío, debía seguir la carrera del Sacerdocio, pero que circunstancias especiales malograron, embarca para Francia con el fin de cursar en París la carrera de Medicina. Va a estar ausente de la isla nueve años consecutivos. Durante esa larga estancia no sólo logró la borla doctoral, sino que estableció relaciones de amistad con los antropólogos de más renombre que ejercían la docencia en la Sorbona. Dejó puentes tendidos que le serían de gran eficacia para sus proyectos futuros. Al regresar a la isla natal traía el propósito de investigar, en profundidad, los orígenes y peculiaridades de la población aborigen del Archipiélago y, en consecuencia, se traza un ambicioso proyecto de vida: el simultanear el ejercicio de la profesión con el estudio del pasado insular, y este plan permaneció vigente hasta su muerte.

CHIL HISTORIADOR En los diecisiete años que siguieron acometió la ingente tarea de allegar los materiales, de toda índole, para la obra en la que quería agavillar cuanto se refiriera al Archipiélago, y que se titularía ESTUDIOS HISTORICOS, CLIMATOLOGZCOS Y PATOLOGICOS DE L A S ISLAS CANARIAS. La obra fundamental de Chil y Naranjo, los ESTUDIOS.. ., se extiende sobre tres parcelas perfectamente delimitadas, pero íntimamente vinculada


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entre sí, que son: La historia del archipiélago; la climatología de las islas y su incidencia sobre la población; y las patologías que afectan con más frecuencia a los isleños. La totalidad de la obra iba a constar de unos diez tomos, de los cuales tres fueron publicados, quedando inéditos los restantes al fallecimiento del autor. Unas mil quinientas páginas, impresas a gran formato, sin contar ilustraciones, mapas, gráficos, etc., integran los tres volúmenes que vieron la luz. Todo ello iba a representar un considerable esfuerzo material si nos paramos a pensar en que el doctor Chil deseaba, a toda costa, que su obra se imprimiera en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria. Así lo intentó, pero se dió cuenta pronto de que el taller en el que se confeccionaron los primeros fascículos carecía de capacidad suficiente para realizar el trabajo. Entonces, para obviar tal dificultad, hizo traer de Francia una imprenta completa, la más moderna con que contó la ciudad en aquellos años y que trabajaría exclusivamente para él. Chil vencía con decisión, y con dinero, los obstáculos que se le interponían en el camino.

A causa de lo voluminoso de la obra, fue ésta apareciendo en fascículos, lo que hacía también más asequible la adquisición por parte de los suscriptores.

SOBRE CHIL CAEN LAS CENSURAS DE LA IGLESIA La primera de las entregas se distribuyó en 1876 y con ella llegó el escándalo. En aquellas páginas, redactadas a manera de introducción, dejó patente Chil y Naranjo su total identificación con las teorías evolucionistas expuestas por Darwin unos años antes, concretamente en 1854. Para el médico canario era incuestionable que en la evolución estaba el secreto de la Naturaleza; que la vida, desde la primera cédula germinal, se había ido complicando hasta alcanzar formas superiores. El mamífero simio -dice Chil- se fue modificando hasta que, llegado cierto término, se desenvolvió por completo el hombre.. . Exponer tales teorías en las páginas de una obra que era esperada con avidez en los círculos cultos, alarmó a la Iglesia diocesana, a la Iglesia de aquellos años que era fiel seguidora de una interpretación literal de los textos de las Sagradas Escrituras. Para el obispo don José María Urquinaona y su clero era incuestionable que si en el Génesis se dice que Dios creó al hombre del limo de la tierra, no podía admitirse otro origen que no fuera ése. Sostener que el hombre no


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había sido creado de manera directa e inmediata por Dios constituía una desviación gravísima de la recta doctrina y el obispo decidió intervenir sin demora. Como primera providencia dispuso que una comisión de teólogos estudiara la cuestión y rindiera un dictamen. Tres examinadores sinodales fueron designados para analizar el contenido de los fascículos aparecidos; se llamaban don Vicente Delgado, don Juan Insa y don Domingo Cortés. El dictamen que estos teólogos elevaron a su obispo, desfavorable para el doctor Chil, se apoyó en argumentos puramente apologéticos, tan de moda entonces por el uso y el abuso que de ellos hacían los oradores sagrados. Citaré sólo algunos párrafos del documento redactado por los teólogos diocesanos para que adviertan cuál fue la forma y el fondo de sus razonamientos:

" L o absurdo del transformismo -decían los Padres sinodales- se demuestra también por otro argumento más directo. El Espíritu Santo ha escrito: En un principio creó Dios el cielo y la tierra y lo que en ella habita. A q ~ lse i ve que sólo se trata de la creación, y por ningún concepto de evolución ni de transformación, a menos de admitir que Dios no sabe lo que dice o n o conocer el empleo correcto de los términos, lo que constituiría una enormidad tal que, ni por u n momento, se debe pensar en ello. Más adelante dijo el mismo Espíritu Santo que Dios creó al esos hombre del limo de la tierra. ¿Con qué derecho -puespretendidos sabios intenta rebajar este noble origen hablándonos de antropoides, de monos inteligentes? La Biblia, por otra parte, ¿no dice que este hombre de cieno ha sido formado a imagen y semejanza de Dios? ¿Debemos admitir, pues, que Dios se parece al mono? El Hijo de Dios quedaría necesariamente envuelto en la misma humillación. Si nos atenemos a los principios del doctor Chil, tendremos que el Hijo de Dios tomó, aunque ya modificada, la naturaleza del simio, y que el simio, en la persona de Cristo, es Dios.. . Tantas inexactitudes exitan a la risa e inspiran la mayor compasión hacia el autor de tamaños desatinos.. . Los teólogos finalizan su largo alegato calificando las teorías sostenidas por Chil y Naranjo de falsas, impías, escandalosas y heréticas. El obispo Urquinaona, a la vista del juicio de sus teólogos, decidió prohibir la obra del médico canario. También en esta ocasión transcribiré solamente algunos de los párrafos de la condena:


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Con gran dolor de nuestra alma tomamos hoy la pluma para condenar una obra que ha empezado a publicarse en nuestra ciudad. Varios son los motivos que por este concepto nos lastima el corazón, y n o es el menor de ellos lo sensible que podrá ser nuestra condena a una familia m u y distinguida de este vecindario ... Cuánto dolor para nuestra alma verle precipitado en el error; huyendo de la Escuela de la Revelación divina, para estudiar en las del racionalismo insensato la más importante de todas las ciencias: la ciencia de nuestro propio ser, la ciencia que nos revela el principio y el término de nuestra existencia. A l estar impregnado el libro del error del darwinismo, mandamos a nuestros fieles que se abstengan de leer la mencionada obra, y las entregas que se hayan recibido y conserven, las remitan con cubierta cerrada a Nos o a sus respectivos párrocos.. . pues condenada la obra, como la condenamos, ningún fiel cristiano, cualquiera que sea su instrucción o categoría, puede retenerla al n o estar facultado por la Silla Apostólica para leer libros prohibidos. C o m o esta medida.. . n o envuelve prevención ni sentimiento contra el autor de la obra.. . nos duele mucho encontrarnos obligados a condenar su producción literaria, y deseando con ansias m u y vivas su eterna salvación pedimos al Cielo le conceda auxilios muy eficaces de su divina gracia para que conozca su error y se retracte públicamente de él.. . El sobresalto y la reacción del obispo Urquinaona ante la aparición en su diócesis de una obra que defendía la tesis evolucionista era explicable. Muy pocos años antes, en 1860, el Concilio provincial celebrado en Colonia declaraba absolutamente contraria a la Escritura y a la fe la opinión según la cual, el hombre, en cuanto al cuerpo, proviene de la transformación esp.ontánea de una naturaleza inferior, y añadía: va también contra la Escritura el poner en duda que todo el género humano desciende del primer hombre, Adán. Es cierto que esta forma de postura procedía de un Concilio provincial, no ecuménico, pero a pesar de todo tuvo gran difusión en la Iglesia y, seguramente, fue conocida por el obispo de Canarias.

Pero hay más, el prelado Urquinaona estuvo presente en el Concilio Vaticano 1, convocado por Pío IX e iniciado en 1869. En el aula conciliar no faltaron entonces manifestaciones opuestas a la teoría evolucionista, pero esta materia no pudo ser tratada en profundidad al irrumpir en Roma las divisiones del rey Víctor Manuel y suspenderse las sesiones conciliares. El obispo de


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Canarias debió regresar a sus diócesis impuesto de cuál reta el pensamiento de la Iglesia en aquel momento y obró en consecuencia al recibir la obra de Chil. Tendría que llegar el pontificado de Pío XII para que la Iglesia revisara su actitud respecto del evolucionismo. Este Papa, en su encíclica Humani Generis, abre la puerta para que hombres doctos en ciencias profanas y Teología investiguen y dialoguen sobre si el cuerpo humano tiene su origen en una materia preexistente y viva; o sea, que no se descarta la posibilidad de la hominización por evolución, pero desea que se profundice en el tema. Fueron muy valiosos, entonces, los estudios realizados por el Padre Teilhard de Chardín, fruto de los trabajos de campo llevados a cabo en yacimientos del continente africano. Este jesuita al referirse al dinamismo cósmico, nos hace ver cómo el mismo Dios, a través de la larga historia de la humanidad, mueve de diversas maneras a los seres inferiores para que, en definitiva, se produzca el hombre, el cual queda convertido en imagen de Dios al serle infundida el alma. En resumen, para los teólogos de nuestros días, que se mueven dentro del campo de la más pura ortodoxia, la hominización significaría entonces el ascenso de un organismo carente de alma espiritual a un organismo dotado de ella. Esto no se lograría solamente a partir de las energías de ese ser prehumano, sino en virtud del ser absoluto de Dios. Para la Teología católica es inaceptable todo evolucionismo radical (como el de Spencer o Lamark) negador de una obra creadora en el origen del hombre. Tampoco aceptan el evolucionismo postulado por el materialismo dialéctico, que ignora la diferencia existente entre el espíritu y materia. Juzgo interesante señalar que no fue sóla la Iglesia católica la que en aquellos años rechazó por heréticas las teorías de Darwin; también varios jerarcas de la Iglesia anglicana opinaron de idéntica forma, entre ellos el obispo Wilberforce. En un enfrentamiento dialéctico que tuvo lugar en Oxford entre el eminente científico Thomas Henry Huxley (1825-1895) y el mencionado obispo, éste preguntó a su contricante si se consideraba heredero del mono por línea paterna o materna. Al sarcasmo del prelado replicó Huxley que si él tuviera que elegir por antepasado entre un pobre mono y un hombre magníficamente dotado por la naturaleza y de gran influencia, que utilizaba aquellos dones para rediculizar una discusión científica y para desacreditar a quienes buscaban humildemente la verdad, no dudaría en inclinarse por el mono.


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LOS MATRIMONIOS DE CHIL E INCIDENCIA DE LA EXCOMUNION EN LA VIDA FAMILIAR Don Gregorio Chil contrajo matrimonio dos veces. La primera esposa se llamó doña Alejandra Jaques de Mesa y Merino. Esta dama, perteneciente a una familia canaria de mucho abolengo, celebró reiteradas nupcias. Casó en primer lugar con don Bernardo González de Torres y del Real, alcalde que fue de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria y que falleció víctima de la epidemia de cólera morbo, en 1851. Poco tiempo después contrajo nuevo matrimonio con su propio cuñado, don Salvador González de Torres, médico formado en Monpellier. Esta dama, temperamental y liberada como diríamos hoy, llamó a Chil para que atendiera a don Salvador en su postrera enfermedad. Todo fue inútil. El segundo marido también se le murió y don Gregorio Chil pasó entonces de ser médico de cabecera a ser amante. Experto en experimentos científicos y bisoño en los juegos amorosos, quedó atrapado por los encantos maduros de doña Alejandra. De estas relaciones nació una niña, fallecida prematuramente, y sus padres terminaron casándose. Ella había cumplido ya los 45 años y aportó al nuevo hogar cuatro hijos habidos con sus anteriores maridos. Gregorio Chil, en cambio, sólo tenía 31 años. La diferencia de edad era notable pero doña Alejandra, con la experiencia matrimonial acumulada, supo hacer feliz al joven investigador. Pero, además de la coyunda matrimonial ya les unía con anterioridad otro vínculo de gran consistencia: ambos pertenecían a la Masonería, y en la logia L a Afortunada, establecida en una casa de la propiedad de doña Alejandra, desempeñaba ésta un puesto muy destacado. Su nombre dentro de la secreta sociedad era el de Lucrecia Borgia. A Chil le tocó el penoso cometido de dar sepultura a doña Alejandra, fallecida de forma repentina. El matrimonio había durado sólo siete años. Para Gregorio Chil representó la muerte de su mujer, con la que llegó a estar muy identificado, una dolorosa ruptura en sus hábitos, en sus costumbres, en su vivir cotidiano. Al hallarse de nuevo solo dirigió sus pasos a la casa de su tío y padrino, el canónigo Chil. De ella había salido para casarse y a ella se acogió al quedar viudo. Era hombre de gabinete, a quien las menudas cuestiones de cada día se le transformaban en inaccesibles montañas. E n el hogar del padrino viviría y trabajaría con tranquilidad, en un ambiente de paz y sosiego, sin ocurrírsele pensar en nuevas bodas. Así transcurrieron los años que mediaron entre el fallecimiento de doña Alejandra y el


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momento en que el obispo Urquinaona hiciera público el decreto de excomunión. Entonces, un emisario episcopal le hizo presente al canónigo el malestar del prelado por el hecho de que un excomulgado viviera bajo el mismo techo que un prebendado de la Santa Iglesia Catedral, y Chil tuvo que recoger sus pertenencias y abandonar la casa. Incapaz para arreglárselas por sí solo decidió casarse por segunda vez. Le propuso matrimonio a una señora del barrio de Vegueta, viuda también, de 43 años. Esta mujer, sin inquietudes intelectuales, muy modosa, era el polo opuesto de la temperamental doña Alejandra. Su nombre era Rosenda Suárez Tascón. Concertada la boda, el párroco de San Agustín se negó a casarlos por el entredicho que pesaba sobre el doctor. Pidieron entonces audiencia al obispo, pero éste no hizo sino ratificar la decisión del párroco. La pareja resolvió, como solución heroica, embarcar para la isla de Madeira y allí hacer el casorio. En la catedral de Funchal tuvo lugar la ceremonia y los contrayentes regresaron a Gran Canaria felices y contentos, convertidos en legítimos esposos. La satisfacción no les duraría mucho. Al enterarse el señor Urquinaona de cómo habían orillado su autoridad se puso en contacto con el obispo de la isla portuguesa y el matrimonio fue declarado nulo y tachada con tinta la página del libro sacramental en la que se hizo el asiento. Pasado un poco de tiempo y aminorada la tormenta, el obispo de Canarias accedió a que se celebrara un matrimonio a conciencia sin la menor publicidad, en el propio domicilio del doctor Chil. La excomunión mereció por parte del doctor Chil unos comentarios que aparecen recogidos en las páginas 168 y siguientes del tomo 1 de su obra, en las que también se reproducen la Carta pastoral y el dictamen de los Padres sinodales. En estas páginas afloran la amargura y el dolor por la incomprensión y el trato que se le ha dispensado y dice que:

El señor Urquinaona h a cumplido c o m o obispo, de igual manera que yo seguiré cumpliendo como historiador.. . Y sé perdonar las onfensas y las perdono; pero lo que nunca puedo perdonar es la mordacidad de la ignorancia al querer calumniar a la Ciencia.. . Si alguna amargura hay en mis palabras, n o es porque esa condena m e haya afectado, ni porque el número de suscriptores haya


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disminuido; hay en m í u n sentimiento más noble y elevado: el disgusto que m e causa ver que así se cierran las puertas a la inteligencia, que así se quiere cegar al hombre y privarle de admirar y contemplar la obra de Dios.. .

PROYECCION INTERNACIONAL DE LA OBRA DE CHIL

Por su formación académica en la Universidad de París y por los contactos establecidos durante y con posterioridad a los años que permaneció en Francia, Chil y Naranjo dispuso de un portavoz propicio para que su quehacer científico pudiera traspasar el cerco a que le sometía la insularidad. La lejanía y el aislamiento no lograron que su personalidad quedara oculta tras las brumas del océano; por el contrario, los investigadores europeos siguieron con enorme interés la información que sobre los aborígenes del Archipiélago, sus características antropológicas y su cultura les iba ofreciendo Chil en los congresos internacionales y en las páginas de sus publicaciones. Los honores y las distinciones de las más prestigiosas Academias premiaron su infatigable labor. En primer lugar, la Academia de Francia le nombró Oficial y le hizo entrega de las tan apetecidas palmas de oro. Fue designado miembro de la Sociedad Imperial de Zoología y Aclimatación de París; de la Geográfica; de la Metereológica; de la Americana; de la Antropológica y de la Etnográfica, todas ellas con sede en París. Este ilustre médico canario, desde su gabinete de trabajo de la calle del Colegio, le seguía el pulso a cuantos acontecimientos científicos se producían y dejaba oír su voz en los Congresos que se convocaban. Si sus achaques no le permitían asistir personalmente, enviaba la comunicación para que fuera leída por un colega. Los tres volúmenes de sus ESTUDIOS... los vendía en París Ernest Lerox, que tenía su librería en el número 28 de la rue Bonaparte. El conocimiento de su obra allende los Pirineos hizo que también se difundiera la noticia de su excomunión, suceso que fue recogido en numerosas publicaciones y muy aireado por algunas de marcado carácter anticlerical o afectas a la Masonería, pero no dispongo de tiempo para extenderme sobre este y otros aspectos de su vida.

José Miguel Alzola González


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BIBLIOGRAFIA: ALCAZAR GODOY, José: El origen del hombre, (Madrid, 1987). ALZOLA GONZALEZ, José Miguel: Víctor Grau-Bassas, primer conservador de El Museo Canario, (Las Palmas de Gran Canaria, 1980). ALZOLA GONZALEZ, José Miguel: El doctor don Gregorio Chil y Naranjo, fundador de El Museo Canario, (Las Palmas de Gran Canaria, 1989). BOLETIN OFICIAL DEL OBISPADO D E CANARIAS: año 1876. BOSCH MILLARES, Juan: Don Gregorio Chil y Naranjo, su vida y su obra, (Las Palmas de Gran Canaria, 1971). CHIL Y NARANJO, Gregorio: Estudios históricos, climatológicos y patológicos de las Islas Canarias, (Las Palmas de Gran Canaria, 1876). DARWIN, Charles: Autobiografia, (Madrid, 1993). HUXLEY, Julián: Darwin, (Barcelona, 1987). LEAKEY, Richard E.: La formación de la humanidad, (Barcelona, 1989). MORENO, Julián Cirilo: Cuadros históricos de la Revolución de septiembre en Las Palmas de Gran Canaria, (Las Palmas de Gran Canaria, 1899). TEILHARD D E CHARDIN, Pierre: El fenómeno humano, (Madrid, 1963). TEILHARD DE CHARDIN, Pierre: La aparición del hombre, (Madrid, 1964).


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ALMOGAREN. 18. (96). Págs. 225 - 234. O CENTRO TEOLOGICO D E LAS PALMAS

¿COMO HISTORIAR LA VIDA CRISTIANA DE LOS PUEBLOS? BALANCE DE MEDIO SIGLO DE DEBATE

JOSEP-IGNASI SARANYANA PROFESOR ORDINARIO DE HISTORIA DE LA TEOLOGIA DIRECTOR DE "ANUARIO DE HISTORIA DE LA IGLESIA"

A n t e todo, deseo expresar nuevamente mi agradecimiento al Centro Teológico y a la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, en especial al Prof. José Lavandera López, por la invitación que me han cursado para tomar parte en estas VI Jornadas de Historia de la Iglesia en Canarias. Esta es mi primera salida, por así decirlo, después de una larga y grave enfermedad, de la que me voy recuperando, gracias a Dios. Todo ello ha rodeado este viaje mío de un aura particularmente entrañable, como Vds. pueden imaginar. Pero también es mi primera visita a las Afortunadas; lo cual me ha permitido comprobar de visu y experimentalmente que no son en absoluto exageradas las alabanzas que se repiten por doquier acerca de las excelencias de estas Islas. Estoy, pues, en deuda con Vds. y por ello, voy a intentar pagarles con una serie de disquisiciones, quizá un tanto provocativas y difíciles, que espero, no obstante, no les aburran demasiado. Conviene advertir también que ha cambiado una palabra del título de mi ponencia. Antes decía: "Como historiar la vida religiosa de los pueblos", y ahora dice: "Cómo historiar la vida cristiana de los pueblos". Cuando termine mi intervención comprenderán el por qué de este cambio.


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ESTADO DE LA CUESTION

1.

El nacimiento de la Historia de la Iglesia como disciplina científica suele situarse en la segunda mitad del siglo XVI, con motivo de la polémica entre los centuriadores de Magderburgo y Cesare Baronio. Como se sabe, todo comenzó cuando las divergencias confesionales con los protestantes estimularon la investigación crítica de los historiadores católicos. La diatriba luterana contra la legitimidad de la Iglesia católica se expresó principalmente, en aquel primer momento, en la Historia ecclesiastica dirigida por el luterano Matías Flacius (1520-1575), más comúnmente conocida como Centurias de Magderburgo, porque la obra se divide en períodos de cien años''). Frente a los centuriadores, los católicos se empeñaron en probar la continuidad histórica de la Iglesia y su fidelidad a los propios orígenes. En esta tarea apologética destacó, como es conocido, la réplica de César Baronio (1538-1607) ('), considerado por ello como el iniciador de la corriente analista, con sus Annales ecclesiastici(". Es lógico, pues, que el origen polémico y apologético de la disciplina Historia de la Iglesia marcase su trayectoria posterior, y que esta ciencia se acantonase, durante décadas en una actitud defensiva, apartada de los grandes debates historiográficos provocados por la Ilustración y el historicismo. A lo largo de más de dos siglos se empeñó en una perspectiva de objetividad positivista, confiando en que la verdad se abriría siempre paso al fin, por sí sola. Quizá la actitud de los maurinos -es decir, de la Congregación de San Mauro, establecida en Saint-Germain-des-Prks, dedicada durante la segunda mitad del siglo XVII a destacadas empresas hagiográficas, como fue la edición de los Acta Sanctorum Ordinis Sancti Benedicti y a importantes ediciones críticas- pudo influir en este estilo apologético. Por los mismo años, también los bollandistas de Malinas adoptaban una actitud parecida, al editar los primeros volúmenes de otros Acta sanctorum (4), obra hagiográfica imponente, todavía hoy muy útil, que marcó un hito por su seria selección de las fuentes. Casi contemporáneamente, el meritorio trabajo del sacerdote y teólogo italiano Ludovico Antonio Muratori (1672-1750), descubridor y escritor del Fragmento muratoriano, fuente capital para la historia del canon del Nuevo Testamento, contribuía a afianzar esta trayectoria analítico-positivista de los historiadores eclesiásticos, de la que después participarían tantos eruditos, entre los cuales no podemos olvidar al agustino español Enrique Flórez (17021773), promotor de una obra de gran envergadura, titulada España Sagrada, (1) (2)

Basilea 1558-1574, 14 vols. Sobre Baronio, cfr. Hubert JEDIN, Il Cardinale Cesare Baronio. L'inizio della storiografia ecclesiastica cattolica nel sedicessimo secolo, trad. ital., Morcelliana, Brescia 1982. (3) Roma 1588-1605,12vols. (4) Cfr. Albert De BIL, Bollandistes, en DHGE 9 (1937) 618-632; ID., Bollandus, en ibídem, 633-635.


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de la que publicó los primeros treinta volúmenes. Para ello, Flórez tuvo que emprender numerosos viajes, visitar archivos y bibliotecas, publicar inéditos, relacionarse con estudiosos locales, dilucidar sobre la autenticidad de monumentos literarios, investigar depósitos numismáticos, traducir inscripciones epigráficas, etc. ( 5 ) . Como todo esfuerzo apologético presupone siempre una cuestión doctrinal que se pretende proteger, parece lícito preguntarse: ¿Qué pretendían los historiadores católicos defender, primero frente a la presión de la crítica luterana y después, al cabo de los siglos, ante la acometida del llamado protestantismo liberal? En mi opinión, el debate se había centrado en torno a una cuestión dogmática de gran envergadura, implícita o explícita, que presuponía una polémica teológica muy seria. En pocas palabras: ¿Cuál era, o dónde estaba la genuina Iglesia de Cristo? La primera generación protestante, la de los centuriadores, se había limitado a negar que la Iglesia católica romana encarnase el verdadero espíritu cristiano; y a esta Iglesia habían contrapuesto ellos la Iglesia luterana, que habría recobrado el espíritu cristiano perdido por la Iglesia católica en su largo peregrinar más que milenario. Dos siglos más tarde, en el XIX, estos mismo planteamientos se hallan en dos casos paradigmáticos, que les resultarán familiares a Vds.: el del oxionense John Henry Newman, que estudia con atención las controversias arrianas antes de abandonar a la Iglesia anglicana; y en las publicaciones de su contemporáneo católico Johan Adam Mohler, que se interesa por los mismos temas en la Universidad de Tubinga, con afán apologético antiprotestante. La crítica liberal, que había comenzado a finales del siglo XVIII como una heterodoxia luterana, con una influencia mínima en el campo católico, no adquirió un estatuto doctrinal importante hasta mediados del siglo XIX; y sus efectos comenzaron a sentirse de forma inquietante en la teología católica, a finales del siglo XIX y primeros años del XX. La crítica liberal aceptaba los presupuestos ilustrados, sobre todo de la Ilustración alemana, con su conocida disyunción entre fe y razón. De esta forma, un pietismo exacerbado, como lo podemos constatar, por ejemplo, e n el teólogo reformado Friedrich Schleiermacher, era compatible con un agnosticismo beligerante e incluso con un matizado ateísmo. La crítica liberal puso en circulación, de esta forma, las famosas dicotomías -de una brillantez innegable- entre: fe y razón, teología (5)

Sobre Enrique Fernando Flórez puede verse, como primera aproximación: J.J. LOPEZ ORTIZ, en "Diccionario de Historia Eclesiástica de España", 2 (1972) 941-942, ad vocem; y Angel Custodio VEGA, en "Gran Enciclopedia Rialp", 10 (1979) 266, ad vocem. Ambos artículos con bibliografía. Posteriormente la España Sagrada ha sido completada hasta el volumen 54. Faltan los tomos dedicados a Huesca, Jaca, Urge1 y a las tres diócesis baleares.


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y filosofía, el Jesús histórico y el Cristo de la fe, la Iglesia y el Reino de Cristo, etc. Estas cuestiones son sobradamente conocidas por Vds., que también recordarán cómo provocaron, en el campo católico, la dura polémica en torno al modernismo, que abarca desde finales del XIX hasta los albores del Vaticano 11. En tal contexto, la disciplina Historia de la Iglesia podía continuar con su actitud apologética, demostrando que Jesús quiso fundar su Iglesia; o bien descalificando la tesis de que los primeros cristianos hubiesen esperado una inmediata parusía ateniéndose a la predicación genuina de Cristo. Otras cuestiones, como el primado petrino, la supuesta helenización del cristianismo al pasar a Europa, el oscurantismo inquisitorial frente al progreso de la razón, etc., también eran atendidas por los historiadores eclesiásticos, con buena técnica y con una argumentación convincente. Los manuales clásicos, desde el que escribió el historiador tubingués Franz Xaver Funk, en la segunda mitad del XIX, tantas veces reeditado y ampliado, mantenían este tinte apologético, centrado, en el caso de Funk, en justificar la actividad sinodal y conciliar de la Iglesia antigua, y en demostrar la ecumenicidad de los primeros concilios orientales. La trayectoria, por tanto, de la Historia de la Iglesia tuvo durante cuatrocientos años una connotación teológica evidente, de la cual se hacía eco recientemente el historiador alemán Hubert Jedin y su discípulo Walter Brandmüller. Marcel Chappin ha resumido el núcleo del problema, más allá de la polémica administrativa en que el debate se había originad^'^): "El objeto de la Historia de la Iglesia -ha escrito Chappin- es el crecimiento en el tiempo y en el espacio de la Iglesia fundada por Cristo. Recibiendo su objeto de la Teología y profesándolo por la fe, la Historia de la Iglesia es una disciplina teológica y se distingue de la Historia del cristianismo"('). Por consiguiente, continúa Chappin, "como disciplina teológica, presupone la fe en el historiador. Esto no influye, evidentemente, sobre el método crítico que habrá de ser adoptado, pero sí sobre las preguntas con que el historiador interrogará las fuentes. Querrá demostrar la identidad de la Iglesia de los orígenes con la Iglesia de su propia experiencia; valorará los desarrollos a lo largo de los siglos como legítimos o ilegítimos; se manifestará, en algún sentido, incluso como apologetan(". Las consideraciones que siguen a esta tesis son de gran interés, y a ellas nos remitimos. Por su parte, Ernst Dasmann ha recapitulado, en un ( 6 ) El debate sobre la adscripción, en la inmediata postguerra mundial, de las cátedras de Historia de la Iglesia, bien a las facultades alemanas de Teología, bien a las Facultades de Historia. (7) Cfr. Marcel CHAPPIN, Introduzione alla storia della Chiesa, Piemme ("Introduzione alle Discipline Teologiche", 14), Casale Monferrato 1994, págs. 93-94. (8) Ibídem, pág. 94.


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breve pero muy importante prólogo a su Kirchengeschichte, vol. 1, publicado en 1991, la trascendencia que todavía hoy tiene la consideración teológica de la Historia de la Iglesia: la Historia de la Iglesia -dice Dassmann- es el estudio de la salvación de Dios que se opera en la historia; tiene, pues, una vertiente teológica, ya que, si la muerte y resurrección de Cristo han traído la redención y el perdón de los pecados, sus consecuencias deben de tener su expresión y sus consecuencias en la hi~toria'~)'. Este tema, en definitiva, me parece claro, al menos en la intención de los protagonistas del debate sobre la condición teológica o no de la Historia de la Teología, y, por ello, voy a dejarlo momentáneamente de lado, para pasar a otra cuestión que comenzó a gravitar decisivamente, hace medio siglo, sobre la forma de entender la Historia de la Iglesia.

LA REVOLUCION DE 1930

2.

Inadvertidamente y de forma silenciosa, el panorama había empezado a cambiar después de la gran Guerra europea de 1914-18. Por citar una fecha paradigmática, podemos situarnos en 1930, cuando Gabriel Le Bras -asociado ya a Marc Bloch y Lucien Febvre en Les Annales- reunió en París a un grupo de expertos historiadores para exponerles un ambicioso proyecto: estudiar la situación religiosa de las diversas provincias francesas. Luego de una larga maduración, y después de haber logrado su traslado desde la Universidad de Estrasburgo a La Sorbona, Le Bras había decidido comunicar sus planes de investigación a una serie de colegas, y lo hacía invitándoles -no podía ser de otro modo en Francia- a un banquete, que tuvo lugar el jueves 8 de mayo de 1930''"'. Durante la comida, que comenzó a las doce y media y terminó a las cinco de la tarde "autour d'une tasse de café encore tikde" (en torno a la taza de café tibio todavía), Le Bras presentó finalmente su plan de encuesta sobre las causas históricas de la situación religiosa "Gleichwohl wurde diese Kirchengeschichte nicht voraussetzungslos geschrieben. Sic ist als eine theologische Abhandlung zu verstehen, die Gottes Heil sich in der Geschichte verwirklichen sieht. Wenn Iesu Tod und Auferstehung Erlosung und Sundenvergebung gebracht haben, müssen sich ihre Folgen auch in der Geschichte aufweisen lassen. Selbstverstandlich ist dieser Aufweis nicht objektivierbar; er ist auch nicht leicht. Aber wenn mit der Geschichte gegen die Kirche und mit dem real existierenden Christentum gegen die christliche Botschaft argumentiert wird, hat eine theologische verstandene Kirchengeschichte mehr zu leisten als die Befriedigung historischer Neugier. Sie bekommt es mit dem Glauben selbst zu tun, weil dieser -zumindest subjektiv un für den einzelden- von der Geschichte verunsichert oder gestarkt, keinesfalls aber in Ruhe gelassen wird" (Ernst DASSMANN, Kirchengeschichte, 1: Ausbreitung, Leben und Lehre der Kirche in den ersten drei Juhrhunderten, Kohlhummer ("Studienbücher Theologie" lo), Stuttgart-Berlin-Koln, pág. S. (10) Cfr. la crónica de la reunión en "Revue d'histoire de l'Église en France", 16 (1930) 335. (9)


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en las diversas provincias francesas. El proyecto se publicó integramente al año siguiente'"). Se trataba de recoger, en primer lugar, la bibliografía existente; después, establecer las estadísticas (población, católicos de menos de dieciséis años, profesiones, nacimientos legítimos e ilegítimos, bautismos, matrimonios religiosos y civiles, cumplimiento dominical, cumplimiento pascual, confesiones, personas inscritas en asociaciones de fieles, asistencia a las clases de catecismo, primeras comuniones, confirmaciones, vocaciones, etc.); entrar en los archivos y rescatar los datos estadísticos del pasado, para compararlos a los obtenidos por medios de las encuestas; trazar gráficas, confeccionar planos, etc. La gran novedad metodológica consistía, pues, en verificar la observancia religiosa; en descubrir cómo se comportaba religiosamente la población francesa, e intentar explicarlo a partir de sus causas históricas. La orientación lebrasiana exigía la colaboración de especialistas en otras disciplinas, no solamente sociólogos, sino también, y sobre todo, de expertos en las llamadas "nuevas humanidades7' (antropología social, psicología social, psicoanalítica, etc.). De esta forma, Le Bras iniciaba una nueva metología, extensible al análisis de cualquier creencia religiosa. Pero no sólo eso, su metología implicaba una profunda revolución epistemológica, pues ponía las bases de una nueva disciplina cuyo nombre es "Historia religiosa". Esta nueva disciplina, la Historia religiosa, se ha desarrollado tanto en los últimos lustros, que hoy rivaliza con la Historia de la Iglesia. Vale la pena, por ello, que le prestemos alguna atención. La "Historia total", preconizada por Le Bras y, en general, por el grupo de la revista Annales, se inscribe en el contexto de las corrientes historicistas. Como se sabe, Wilhelm Dilthey (1833-1911), fundador del historicismo, se había planteado un problema de enorme trascendencia: la fundamentación científica de las ciencias del espíritu, según el modelo de las ciencias de la naturaleza. Dilthey se había preguntado, en efecto, si puede afirmarse que las ciencias del espíritu son ciencias en el mismo sentido que lo son las ciencias de la naturaleza. (No olvidemos el ascendiente de Kant sobre Dilthey en general y, particularmente, en este tema) 'lZ).Es evidente, continuaba Dilthey, que ciencias del espíritu y ciencias de la naturaleza no son ciencias en el mismo (11) G. LE BRAS, Pour un examen détaillé et pour une explication historique de I'état du catholicisme dans les diverses régions de la Frunce, en "Revue d'histoire de 1'Eglise en a la Prof. Elisa Luque Alcaide estas referencias France", 17 (1931) 425-449. Agradezco bibliográficas. (12) C. BASEVI ha destacado las raíces kantianas de todo el sistema en su estudio: Influjo de las corrientes ideológicas actuales en la interpretación de la Biblia, en "Scripta theologica", 17 (1985) 827-843, concretamente en pág. 832. Cfr. también E. IMAZ, El pensamiento de Dilthey, El Colegio de México, México 1946; y A. C R U Z PRADOS, Historia de la Filosofía contemporánea, Eunsa, Pamplona, 1987, ad vocem.


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sentido: "La naturaleza la explicamos; la vida anímica la comprendemos". Las ciencias de la naturaleza se las ven con los fenómenos, que nos vienen de fuera; las ciencias del espíritu se presentan desde dentro y tienen que ver con la vida, con lo psíquico, en definitiva, con la conciencia('".

A partir de este momento Dilthey va a buscar un estatuto científico y objetivo al comprender. Dicho en otros términos, pretenderá asentar científicamente los saberes históricos, homologando las ciencias históricas a las ciencias experimentales. En una primera etapa, Dilthey pondrá el fundamento de la condición científica de las ciencias del espíritu en el yo, pues el yo es el portador de la vida y el testigo de la historia. Sin embargo, una posterior evolución le llevará de una posición básicamente psicologista, en la que el yo era el fundamento del comprender, hacia una especie de positivismo de la vida. En tal contexto, comprender será revivir. Pasó, por tanto, del yo como fundamencomo su fundamento. to de las ciencias del espíritu, a la vivencia o Erlebni~''~) El fundamento de la condición científica de las ciencias del espíritu sería, pues, el yo entendido como portador de la vida o de la historia, o bien la vida entendida como un revivir. Es indiscutible que, a pesar de su complejidad y de su círculo hermenéutico -porque el yo es a la vez sujeto de la historia y su fundamento-, la influencia de Wilhelm Dilthey ha sido notable. Ha sido decisiva, porque ha situado el acontecimiento histórico dentro del género de los fenómenos, entendidos éstos a la manera kantiana, es decir, como objetos del pensamiento. (Como se sabe, Kant había establecido la distinción entre objectum o Gegenstand y cosa en sí). La categorización del acontecer histórico habría de tener, es obvio decirlo, unas consecuencias trascendentales para la comprensión de la Historia de la Iglesia como disciplina científica. En efecto, y como se sabe, fenómeno y noúmeno guardan entre sí, en el orden trascendental kantiano, como una oposición dialéctica, si se me permite (13) "Las ciencias del espíritu se diferencian de las ciencias de la naturaleza, en primer lugar, porque las de la naturaleza tienen como objeto suyo hechos que se presentan en la conciencia dispersos, procedentes de fuera, como fenómenos, mientras que las ciencias del espíritu se presentan desde dentro, como realidad, y originariamente como una conexión viva. Así resulta que en las ciencias de la naturaleza se nos ofrece una conexión natural sólo a través de conclusiones suplementarias, por medio de un haz de hipótesis. Por el contrario, en las ciencias del espíritu tenemos como base la conexión de la vida anímica como algo originariamente dado" (W. DILTHEY, Ideas para una psicología descriptiva y analítica, en Obras de Wilhelrn Dilthey, trad. cast., FCE, México 1951, VI, pág. 197). Comentando este célebre pasaje, cfr. J. VICENTE ARREGUI, Comprensión histórica, en "Themata", 5 (1988) 181-197; ID., Metafísica del yo y hermenéutica diltheyana de la vida, en "Anuario Filosófico", 2112 (1988) 97-119; y Vicente BALAGUER, La oposición historia /ficción en Paul Ricoeur. Teoría y análisis de un texto fronterizo: el relato de Marcos, tesis doctoral, Universidad de Navarra, Pamplona 1994, págs. 19-20, pro manuscripto. (14) Cfr. J. VICENTE ARREGUI, Metafísica del yo ..., cit., pp. 98 SS.;y C. BASEVI, Influjo de las corrientes ideológicas actuales en la interpretación de la Biblia, cit., pág. 834.


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(,COMO HISTORIAR LA VIDA CRISTIANA DE LOS PUEBLOS? BALANCE DE MEDIO SIGLO DE DEBATE

expresarme en estos términos. El fenómeno, aunque objetualiza a la cosa, y permite conocerla, opaca el noúmeno; la manifestación de la esencia oculta la esencia misma. Esto nos resulta ahora muy familiar, después de que la filosofía alemana haya cumplido un recorrido de más de doscientos años desde las cavilaciones kantianas hasta Habermas, pasando por Edmundo Husserl y Martin Heidegger. Con todo, y por muy familiar que nos resulte, no permitamos que tal oposición dialéctica nos domine; procuremos más bien contemplarla críticamente. No renunciemos, pues, a la comprensión de la esencia o substancia de la historia, porque ello implicaría abandonar toda intelección del ser mismo de la Iglesia. En el supuesto de tal renuncia, el misterio de la Revelación quedaría reducido a una serie de prácticas de los hombres con relación a su particular concepción de lo divino, fuese esto algo real, o simplemente un producto de la conciencia, individual o colectiva. La Historia de la Iglesia pasaría a ser simplemente un momento de la Historia del fenómeno religioso; o, a lo más, la Historia de ese fenómeno religioso particular, que es el cristianismo. No cabe duda de que una reducción del misterio de Cristo en la historia a lo puramente fenoménico reúne, en cuanto a su análisis, una serie de ventajas desde el punto de vista metodológico. Las manifestaciones del espíritu cristiano pueden ser analizadas con todo lujo de detalle por la sociología y las "nuevas humanidades", cumpliendo a la perfección el programa lebrasiano. He aquí, quizá, una de las causas, posiblemente la más decisiva, de la sustitución, en tantos centros universitarios europeos y norteamericanos, de la investigación sobre Historia de la Iglesia por la investigación de Historia religiosa. Pero, a mi entender, estas ventajas metodológicas no son las únicas responsables del declive de la Historia de la Iglesia o, por lo menos, de su confinamiento en los centros de estudios institucionales eclesiásticos. Es preciso apuntar a otras causas, de las que me propongo hablar seguidamente.

3.

LA HISTORIA DE LA IGLESIA EN EL CONTEXTO DE LA INVESTIGACION UNIVERSITARIA

La Historia comparada de las religiones, que tanto ha progresado en los dos últimos siglos, de la mano de importantes descubrimientos arqueológicos de todo tipo y de sugerentes investigaciones crítico-literarias, ha constatado la presencia del fenómeno religioso en todas las culturas antiguas. Se han comprobado, además, ciertas formas religiosas comunes a las más diversas religiones, sin excluir de tales coincidencias al judaísmo y a la iglesia católica. Por ejemplo: necesidad de una redención o de una superación de determinadas culpas originales; ciertos elementos esenciales de los ritos


JOSEP-IGNASISARANYANA

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sacrificiales, que se repiten en todas las formas religiosas antiguas; existencia de un sacerdocio reservado a un estamento determinado y privilegiado; algunos signos o acciones, muy parecidos a las formas sacramentales cristianas; formas de orar, que reúnen elementos comunes en las distintas tradiciones; aprecio por determinadas formas de vida ascética; complejos calendarios litúrgicos; etc. Hegel ya fue consciente de cuanto acabo de decirles, aun siendo sólo testigo de los comienzos de tales debates; y, por ello, procuró integrar el fenómeno religioso en su vasto modelo dialéctico del espíritu objetivo, bien que privilegiando todavía el cristianismo frente a otras manifestaciones religiosas. De todas formas, el paso de la dialéctica del espíritu objetivo a una dialéctica del yo trascendental era sólo cuestión de tiempo. La fenomenología de las religiones ha optado, finalmente, por esta última solución, mucho más cómoda y menos exigente para el investigador. Al fin y a la postre, resulta más fácil -y más kantiano también- considerar lo religioso como un haz de relaciones que se categorizan según modos a priori de la sensibilidad, que postular la existencia de una divinidad trascendente. Así entendido, y cualquiera que haya sido la cultura en donde se haya reflejado, lo religioso sería sólo la expresión de los temores del hombre, la manifestación de sus ansias frente al futuro, la vivencia de su contingencia y finitud, una forma satisfactoria de resolver los problemas del dolor y la muerte, etc. Este modo de entender lo religioso habría sumido en perplejidad a los hombres religiosos de todas las épocas, y no sólo a los judíos y cristianos. No olvidemos que el ateísmo-religioso generalizado -valga la expresión- constituye un acontecimiento nuevo y reciente, desde el punto de vista histórico. Las culturas antiguas tuvieron siempre la pretensión de adorar a un ser supremo y trascendente. Pero la influencia de la Ilustración alemana ha marcado decisivamente la forma de entender el fenómeno religioso, incluso entre muchos católicos.. . Volvamos ahora nuestra mirada al cristianismo. Es obvio que también la religión cristiana puede ser estudiada fenomenológicamente. Tiene sus manifestaciones culturales, asociativas, estructurales y tradicionales, que admiten sin problemas, como pretendía Le Bras, un balance estadístico y un tratamiento sociológico. Qué duda cabe que tal análisis enriquece la comprensión de la vida cristiana, acarreando muchos datos precisos e útiles. No se puede hablar de una crisis religiosa de una región o país, sin aportar estadísticas sobre disminución de vocaciones, decrecimiento de la práctica sacramental, aumento de divorcios y abortos, desinterés por la catequesis familiar y parroquial, alejamiento del cumplimiento pascua1 y dominica1,etc. Tales informaciones deben obtenerse en los archivos, por medio de encuestas, cotejando diferentes momentos históricos, etc. Todo esto es, evidentemente, muy verda-


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¿COMO HISTORIAR LA VIDA CRISTIANA DE LOS PUEBLOS? BALANCE DE MEDIO SIGLO DE DEBATE

dero y ha abierto el mundo universitario "laico" a la investigación sobre temas religiosos (15). Ahora bien, y aquí viene la pregunta que no se puede orillar ¿es suficiente, para una adecuada comprensión de la Iglesia, la Historia religiosa? En mi opinión, no es suficiente. Aquí se podrían traer a colación aquellas palabras de San Mateo (23:33): "oportet haec facere, et illud non omittere", conviene hacer esto, es decir, acoger las nuevas técnicas de la Historia religiosa y aplicarlas con sumo cuidado, pero no abandonar la genuina Historia de la Iglesia. De lo contrario, podríamos equiparar la vida cristiana, que es una oferta de salvación que Dios brinda al hombre, con la vida religiosa de las culturas no cristianas, que sólo son formas naturales de buscar la trascendencia, inscritas en la naturaleza humana como invariantes. Cuanto acabo de decirles plantea serios problemas técnico-administrativos, porque exige la colaboración de dos metodologías de investigación diversas: por una parte, una eminentemente teológica, que presupone una determinada concepción trascendente de la Iglesia; por otra parte, otra metología que, sin negar la anterior perspectiva sobrenatural, se centra más bien en los problemas puramente fenomenológicos. Estamos, en definitiva, en presencia de un problema de interdisciplinariedad, que constituye, hoy por hoy, uno de los retos más interesantes de la vida universitaria. No obstante, y dado los aires que soplan en el mundo universitario, me pregunto si, en la actual coyuntura, muchos centros académicos -incluso eclesiásticos- estarían dispuestos a acoger en su seno, como buenas hermanas, las dos metodologías o, mejor, a cultivar las dos ciencias. La experiencia de los últimos lustros más bien me hace contemplar con cierto pesimismo una cooperación de la Historia de la Iglesia con la Historia religiosa. Los datos que poseo muestran que cuando se emprende el camino de la Historia religiosa, ésta tiende a fagocitar la Historia de la Iglesia. Todo lo cual sugiere que la cuestión que acabo de presentarles no es un tema puramente metodológico, sino que incluye opciones ideológicas de mucha envergadura y muy arraigadas en los hombres de nuestro tiempo. Josep-lgnasi Saranyana (15) Cfr., por ejemplo, los comentarios al respecto de E. MARTINEZ RUIZ, Realidades y tendencias de los estudios sobre la Iglesia española en el siglo X V I I , "Alrnogaren", 13 (1994) 29-64, relativos a las investigaciones que se llevan a cabo en el Departamento de Historia Moderna de la Universidad Complutense (Madrid). Cfr. también La Historia religiosa en Europa (1980-1993),en "Anuario de Historia de la Iglesia", 4 (1995) 249-372, con colaboraciones de José Andrés-Gallego (España), Carlos Moreira Azavedo (Portugal), Alfredo Canavero (Italia), Sheridan Gilley (Reino Unido), Heinrich Hürten (Alemania) y Jean-Marie Majeur (Francia).





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