Capitulo 17

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Capítulo 17 Los Sponsors “Me parece un poco alto el precio de la consultoría.” Esa frase, cargada de ironía, usó el ejecutivo de LA N Argentina la noche del 25 de noviembre de 2010 cuando lo llamé para consultarlo sobre la información que iba a publicar el 27 de noviembre sobre un pago de 1 150 000 dólares por consultoría que la aerolínea le abonó a la empresa de Manuel Vázquez, el testaferro de Jaime.16 Las autoridades de LAN Argentina habían comenzado a pensar que podrían llegar a tener alguna vinculación con los mails del testaferro del secretario de Estado cuando en una de las notas que acompañó la primera entrega de “los mails secretos de Jaime” se sugería que había registros de un pago para una empresa aérea extranjera que había comenzado a volar durante el gobierno de Néstor Kirchner. Nunca dieron una posición oficial respecto del caso, aunque cerca de la línea aérea aseguran que en Buenos Aires no estaban al tanto de nada y que el acuerdo con Jaime-Vázquez quedó en manos de un fantasma llamado Ernesto Manuel Ramírez Araneda. El ejecutivo de LAN Cargo –la división cargas de la empresa de aviación– nació el 1 de marzo de 1955, el mismo año que Jaime, en Traiguén, una ciudad de la Araucanía chilena. A los traigueninos se los reconoce por el empuje que ponen para lograr avances en todos los sectores de la economía. Tal vez esa cualidad fue la que llevó a Ramírez Araneda a transformarse en un lobbista fenomenal de una de las principales empresas de aviación del mundo. Ramírez Araneda no es de aquí ni de allá. Las autoridades migratorias chilenas han verificado una enorme cantidad de viajes entre Santiago de Chile y Miami, Estados Unidos. Allí tiene asiento la estratégica oficina de LA N Cargo, donde trabaja el ejecutivo. Si bien vive en Miami, y tiene ciudadanía estadounidense, conserva aún una casa en el coqueto barrio de Las Condes en la capital de Chile. En 2002, integró el directorio cuando se fundó LA N Ecuador. Es accionista de LA N Chile desde 2005 y en 2007 dejó de trabajar como ejecutivo para esa firma y pasó a LA N Cargo donde aún continúa. Es un hombre poderoso dentro de la estructura de LA N, y se lo conoce por su habilidad para llegar a esas oficinas donde nadie puede entrar. Parece un fantasma. Pero el fantasma dejó sus datos cincuenta y tres veces en el Registro de Audiencias de Gestión de Intereses, donde cada funcionario argentino debe anotar con quién se encuentra. Los datos disponibles comienzan en noviembre de 2004. La primera reunión registrada entre Ramírez Araneda y Jaime es la del 21 de marzo de 2005. Y trataron “temas inherentes a la problemática aerocomercial”. El 8 de junio de ese año, LA N comenzó a operar en la Argentina. La última reunión registrada es de enero de 2009. Ramírez Araneda fue uno de los ejecutivos que manejó la llegada de LA N a la Argentina. El 26 de julio de 2006 se reunió con Jaime acompañado por –según consta en el registro– el “Sr. Cueto y Sr. Piñero”. Se puede atribuir a uno de los tantos errores de tipeo que tiene el registro, y asegurar que quienes acompañaron a Ramírez Araneda fueron Sebastián Piñera e Ignacio Cueto, máximos accionistas de LA N. Piñera es el actual presidente de Chile. Con Cueto, Jaime se reunió varias veces y Ramírez Araneda fue testigo. A Ramírez Araneda le ocurrió lo mismo que a Manuel Vázquez: lo anotaron con un documento erróneo. Sus ingresos a la Secretaría de Transporte figuran con un documento que parece haber sido anotado al azar ya que es 76776767. En tanto que el número de su cédula nacional de identidad, pasaporte y Rol Único Tributario (RU T) en Chile es el 6777225-3. En las reuniones, Ramírez Araneda hizo todas las negociaciones para que LA N estuviera en la Argentina y se solucionara uno de los problemas que se planteó. En ese entonces, su hoja de ruta lo lleva a Buenos Aires, luego a Santiago y de ahí a Miami. Y todo


lo hace con absoluto sigilo, como cuando estuvo a cargo de la negociación con Jaime, a través de Manuel Vázquez, para destrabar los permisos que LA N tenía pendientes en la Argentina. 244 Un poco de historia: el 28 de septiembre de 2006 fue jueves. Ese día se publicó en las páginas 11 y 12 del Boletín Oficial número 31000 la resolución 804/2006 firmada por Ricardo Jaime. Después de veintiún considerandos, el secretario de Transporte de la Nación estableció nuevas pautas para el sistema de navegación aerocomercial mediante dieciséis artículos. Le puso su firma a lo que LA N venía pidiendo desde 2004, es decir, la ampliación de sus rutas aéreas. A partir de la decisión de Jaime, la filial argentina de la empresa chilena tenía la posibilidad de explotar veintiséis nuevas rutas nacionales e internacionales. LA N podía llevar pasajeros a Córdoba, Salta, Rosario, El Calafate, Bariloche, Ushuaia, Mar del Plata, Río Gallegos, Montevideo, Guayaquil, Río de Janeiro, Bogotá, Nueva York, Los Ángeles, Sydney, Madrid, Londres y París, entre otros lugares. El permiso era por quince años para explotar servicios regulares de transporte aéreo de pasajeros, carga y correo en aviones de “gran porte”. Tres días antes de la publicación en el Boletín Oficial, Jaime había firmado la resolución administrativa en su despacho. Era un paso importantísimo para el crecimiento de la línea aérea. Esa resolución de Jaime no tenía precio para LA N. O sí. En las computadoras de Vázquez quedaron registrados varios mails entre el poderoso Ramírez Araneda y el testaferro del secretario de Estado, quien había firmado los papeles necesarios para que los cielos del mundo se extendieran para LA N. Vázquez es un hombre expeditivo. No pierde el tiempo. Y menos en aquel entonces, cuando estaba en juego el dinero de la organización encabezada por Jaime. El primero de los mails es del lunes 2 de octubre de 2006. El jueves se hizo pública la decisión de Jaime y el lunes, apenas transcurrido el fin de semana, Vázquez ya le había escrito a Ramírez Araneda. El mail de aquel 2 de octubre a las 21.02 marcaba el inicio de una relación que terminó con más de un millón de dólares en una cuenta a nombre de Vázquez y su mujer en los Estados Unidos. El mail decía: “Estimado Ernesto, te envío para tu consideración el borrador del contrato. Cordialmente, Manuel Vázquez.” 245 Ese mail tenía un archivo adjunto que era uno de los clásicos borradores de contratos de consultoría que armaba Vázquez para darle marco legal al tráfico de influencias. El borrador, que iba a cambiar con el tiempo, tenía quince páginas y comenzaba así: “Lan Airlines S.A., con domicilio en ________________________, representada en este acto por el Sr. _____________________, DNI __________________ (en adelante la Compañía); y CAESA – Controles y Auditorías Especiales de Argentina S.A., representada por el Sr. Ignacio Julián Roberto Soba Rojo, DNI ___________, con domicilio en Arroyo 880, 4º piso, oficina 7, de la misma ciudad (en adelante la Consultora).” Los espacios en blanco debían ser rellenados por Ramírez Araneda. Tres días después, ansioso, Vázquez le envió al ejecutivo chileno un mail que decía: “Estimado señor, supongo que has recibido el modelo de contrato que te envié. Dos aclaraciones: la compañía que contrata la seleccionan ustedes, no tiene por qué ser LA N. La consultora será otra y no CAESA. Envié el contrato en nombre de CAESA sólo como borrador. Un abrazo, Manuel Vázquez.”


El segundo mail, enviado apenas una semana después de la firma de la resolución de Jaime, le abría a Ramírez Araneda la posibilidad de poner a otra empresa en el contrato. Es decir, no hacía falta que fuera LA N Airlines la que pagara. No sea cosa que quedara un rastro. En ese borrador ya se establecía cuál era el motivo por el que se había contratado una importante consultora como CAESA; se le encomendaba a Vázquez y a sus experimentados consultores: “*Realizar un estudio de todas las rutas aéreas existentes en la República Argentina y en el mercado regional, tanto las que están siendo cubiertas por servicios de diferentes compañías aéreas como así también aquellas que no tengan servicio actualmente disponible. El estudio deberá incluir, entre otros datos: cada uno de los puntos a unir por cada una de las rutas, las posibles combinaciones, las eventuales conexiones, el volumen de pasajeros estimado a lo largo del año y, en especial, diferenciando días hábiles y fines de semana, y los denominados largos. El estudio deberá 246 incluir una estimación de la posible demanda de carga área que tenga cada una de las rutas. *En el marco de la sanción de la ley que instituye en la República Argentina la figura de la Participación Pública Privada (PPP), la Compañía encomienda a la Consultora el estudio de la citada ley, su análisis y eventual aplicación en los diferentes servicios que presta la Compañía. *La Consultora se obliga a entregar el estudio con los servicios solicitados dentro de los noventa días de la firma del presente contrato.” Analizar una ley y estudiar el mercado regional de aviación aerocomercial presuponía una tarea encomiable, por eso en la quinta cláusula, donde se hablaba de dinero, se establecía que: “La remuneración por todos los servicios proporcionados a la Compañía por la Consultora consistirá en una suma fija de 1 150 000 dólares (un millón ciento cincuenta mil dólares estadounidenses) que la Compañía pagará a la Consultora de la siguiente manera: • 1 pago de 300 000 dólares (trescientos mil dólares estadounidenses), contra la firma del presente contrato. • 1 pago de 300 000 dólares (trescientos mil dólares estadounidenses) a los treinta días. • 1 pago de 300 000 dólares (trescientos mil dólares estadounidenses) a los sesenta días. • 1 pago de 250 000 dólares (doscientos cincuenta mil dólares estadounidenses) a los noventa días.” La resolución firmada por Jaime había sido tarifada. Pero todavía quedaban algunos pasos más para cerrar la operación. Los animados contertulios vuelven, según quedó registrado en las computadoras, a comunicarse recién en noviembre. Desconocemos si entre los dos mails hubo algún otro tipo de diálogo. El 27 de noviembre a las 11.25, Vázquez escribía: “Estimado Ernesto, disculpa las molestias, pero como te imaginarás, son consecuencia de la usual presión que tengo sobre las novedades de la transferencia. ¿Tienes idea de la fecha estimada? Espero que te encuentres bien y sepas disculpar las molestias. Un abrazo, Manuel.” 247 Como ya he dicho, Vázquez es un hombre extremadamente educado que muy pocas veces pierde la paciencia. A partir de la lectura de los mails, se puede deducir que sólo en algunos casos es permeable a las presiones. Y este es uno de ellos. El otro caso de impaciencia se relató en el capítulo sobre la recaudación para las campañas electorales del kirchnerismo (ver «Contacto en Madrid»). En el mail enviado a Ramírez Araneda, Vázquez se manifiesta atribulado porque debe molestar al hombre encargado de la billetera de LA N. No quiere perturbarlo, pero debe hacerlo por “la presión” que ejercen sobre él para saber acerca de la transferencia. ¿Quién lo presiona? Una respuesta probable es Soba Rojo, su “prestanombre”, que es quien firma el contrato de consultoría y quiere cobrar con urgencia. Pero esa hipótesis es endeble. Soba Rojo trabaja para Vázquez. ¿Los dueños de CAESA? Imposible, porque son sus hijos Julián y Mariano. Sólo queda señalar como


origen de la presión al mismo que originó la posibilidad del negocio: Jaime. El mail sobre la presión y la transferencia fue rechazado por los servidores de LA N y LA N Cargo y, por eso, Vázquez tuvo que reenviarlo. Quedó dos veces guardado entre los archivos que se intentaron borrar de sus computadoras. El siguiente mail rescatado es del 26 de diciembre de 2006. En ese correo, Vázquez responde un mail de Ramírez Araneda donde el chileno, de muy pocas palabras, le decía: “De acuerdo a lo que tú me enviaste, son tres pagos de 300 000 pesos (primero a la firma, a treinta y sesenta días) y un cuarto a los noventa días de 250 000 pesos. Saludos, Ernesto.” Contento, Vázquez le contestó un par de horas más tarde: “Estimado Ernesto: Agradezco tu contestación. El contrato que finalmente se envío para tu firma es el que anexamos y es la versión que tú habías enviado. La hemos enviado en un sobre cerrado a las oficinas de Paraguay y Cerrito en Buenos Aires, en dos ejemplares originales firmados, para que nos devuelvan nuestra copia firmada por ustedes. Saludos, Manuel.” 248 Ramírez Araneda había adjuntado un nuevo borrador de contrato en el que se notaba que había aceptado la recomendación de Vázquez porque ya no estaba LA N Airlines como firmante, aunque del lado argentino, la consultora seguía siendo CAESA, a pesar de que el asesor de Jaime había dicho que iban a modificar el nombre. El nuevo borrador, de dieciséis páginas, señalaba que el acuerdo era entre: “Atlantic Aviation Investments LL C, con domicilio en 2711 Centerville Road, suite 400, Wilmington Delaware, Estados Unidos, representada en este acto por el Sr. Ernesto Ramírez, documento de identidad Nº ____________, en su carácter de Apoderado (en adelante, la Compañía); y CAESA –Controles y Auditorías Especiales de Argentina S.A.–, con domicilio en Arroyo 880, Piso 4, oficina 7, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina, representada en este acto por el Sr. Ignacio Julián Roberto Soba Rojo, documento de identidad Nº _________, en su carácter de presidente (en adelante, la Consultora)”. No siguieron del todo la recomendación de Vázquez, porque Atlantic Aviation Investments LL C (AA I) es una empresa ligada a LA N Airlines. Con sólo buscar en Google, se obtienen varios resultados. El primero de ellos lleva a la memoria anual de la compañía correspondiente al año 2007.17 En la página 262 de ese documento surge el título “Información de Filiales y Coligadas” y en la 226 se presenta a otra compañía llamada Lan Pax Group S.A. Y Filiales. Allí se dan detalles de esa firma: “Constitución: constituida como sociedad anónima cerrada por escritura pública de fecha 27 de septiembre de 2001, otorgada en Santiago de Chile. Tiene por objeto ‘realizar inversiones en toda clase de bienes, sean estos muebles o inmuebles, corporales o incorporales. Dentro de su giro, la sociedad podrá formar todo tipo de sociedades, de cualquier especie; adquirir derechos en sociedades ya formadas, administrarlas, modificarlas, liquidarlas. En general, podrá adquirir y enajenar todo tipo de bienes y explotarlos, sea por cuenta propia o ajena, así como 17 Información disponible en: www.google.com.ar/search?q=%22Atlantic+Aviatio n+Investments %22&hl=es&source=hp&aq=f&aqi=&aql=&oq= 249 realizar todo tipo de actos y celebrar toda clase de contratos que sean conducentes a sus finalidades’.” Como presidente figuraba Ignacio Cueto Plaza y como director Alejandro de la Fuente Goic, dos hombres que aparecen en otras empresas de LA N. Y en la lista de “sociedades filiales de LA N Pax Group S.A.” se halla Atlantic Aviation Investments LL C. El 99 % de las acciones de AA I pertenecen a LA N Pax Group.


Ramírez Araneda quitó a LA N Airlines del medio y puso a Atlantic Aviation Investments LL C, pero hubo un detalle que no había calculado. En las computadoras de Vázquez quedó la primera factura de CAESA a nombre de LA N Airlines. La número 26 del talonario de facturas de exportación de CAESA está a nombre de LA N Airlines, con domicilio en avenida Américo Vespucio 901, Santiago de Chile. Es por un valor de 300 000 dólares y está fechada el 18 de octubre de 2006, apenas dieciséis días después del primer mail de Vázquez a Ramírez Araneda. Dos días después de la primera factura cambiaron el nombre de la sociedad y allí ingresó Atlantic Aviation Investments LL C. El 20 de octubre, CAESA emitió su factura número 27 por el mismo monto pero a la segunda sociedad. Habían corregido el error. El 21 de noviembre CAESA mandó la segunda de las facturas a nombre de Atlantic Aviation Investments, era la número 30 y su valor era de 300 000 dólares. Por la emisión de esta factura es que Vázquez envía el mail en el que reclama la transferencia. Había, hasta ese momento, facturas por 900 000 dólares. Pero una de ellas, por 300 000, se había hecho de nuevo. Faltaba pagar 550 000 dólares. El 16 de enero de 2007 Ramírez escribió un escueto mail que recibió Vázquez en su casilla de correo: “Manuel: Favor enviar la factura por email lo antes posible y posteriormente dejar el original de la factura y del contrato que te adjunto firmado en la oficina de Cerrito a mi nombre (avisas por email cuando lo entregues). Tan pronto tenga la factura, se hace la transferencia. Saludos, Ernesto.” Era casi un telegrama. A buen entendedor, pocas palabras. Vázquez tenía que firmar el contrato de consultoría que enviaba adjunto y dejarlo en las oficinas que LA N tiene en la esquina de Paraguay 250 y Cerrito en el centro de Buenos Aires. Era una nueva versión del contrato que corregía algunos de los objetos de la consultoría para adaptarlos al nuevo contratante. Unos párrafos más arriba conté cuál era el objeto del estudio del primer borrador aprobado por Ramírez Araneda. Ahora, mostraré las diferencias: “Realizar un estudio de todas las rutas aéreas existentes en la República Argentina y en el mercado regional, tanto las que están siendo cubiertas por servicios de diferentes compañías aéreas como así también aquellas que no tengan servicio actualmente disponible. El estudio deberá incluir, entre otras consideraciones, tráficos origen-destino la Argentina a las principales ciudades regionales, vuelos de alimentación o Feeder domésticos, de carga y pasajeros ASKs y ATKs, Fos, pasajeros y carga transportados yields, crecimientos proyectados de las posibles combinaciones, las eventuales conexiones, el volumen de pasajeros estimado a lo largo del año y, en especial, diferenciando días hábiles y fines de semana, y los denominados largos. El estudio deberá incluir una estimación de la posible demanda de carga área que tenga cada una de las rutas.” La nueva versión del contrato –la quinta hallada en las computadoras– tenía algunos términos técnicos que lo diferenciaban del anterior que hablaba de generalidades. Intentaron hacerlo más adecuado al precio que estaban pagando. Estaba fechado en octubre de 2006 aunque se estaba por firmar en enero de 2007 y tenía un párrafo que aclaraba cómo se iban a hacer los pagos. Aunque algunos ya se habían hecho. La compañía le pagaría a la consultora: “600 000 dólares (seiscientos mil dólares estadounidenses) correspondientes a los meses de octubre y noviembre de 2006, en dos pagos mensuales consecutivos de 300 000 dólares (trescientos mil dólares estadounidenses) ya pagados. 550 000 dólares (quinientos cincuenta mil dólares estadounidenses), correspondientes a los meses de diciembre de 2006 a pagar en el mes de enero de 2007”. El negocio estaba llegando al final. Se presume que los dos pagos de 300 000 dólares ya se habían hecho. Quedaba el otro, el de 550 000.


251 El 17 de enero de 2007, Vázquez recibió un mail a las 13.07 que le permitió encarar el año de las elecciones presidenciales muy bien predispuesto. Ramírez Araneda fue, como se ha observado, parco. Y en diez palabras dio por cerrado el asunto. Era el final de una maniobra que duró casi cuatro meses. El asunto del mail era “Pago factura”. Y Ramírez Araneda decía: “Manuel: Te adjunto los antecedentes de la transferencia. Saludos, Ernesto.” Ese mail tenía dos archivos adjuntos. Uno era la factura número 33 de CAESA por 550 000 dólares. Y el otro era el comprobante de la transferencia bancaria. No había ninguna duda. El pago se había hecho. No queda lugar a posibles elucubraciones a cargo de los abogados defensores acerca de que fue una transacción que nunca se realizó. Es la prueba de que, desde una subsidiaria de LA N, se enviaron 550 000 dólares a la cuenta bancaria a nombre del testaferro de Jaime y de su mujer. El pago se realizó a las 10.16 horas desde una cuenta del Citibank de Nueva York a nombre de LA N Airlines. Fue una transacción denominada en el mundo bancario como Same day DR transfer (transferencia directa en el día). El pago fue ordenado por Atlantic Aviation Investments y tuvo como destino una cuenta abierta en el Wachovia Bank de Virginia, Estados Unidos. Allí tenía su dinero Vázquez. Junto a su mujer, Marta, eran los titulares de la cuenta 8779-9038 denominada First Clearing LL C. El depósito se hizo en el Wachovia, que absorbió al First Union Nacional de Roanoke Virginia donde, se presume, se abrió originalmente la cuenta. 1 150 000 dólares habían pasado a poder de Jaime y Vázquez. Si las autoridades de los Estados Unidos envían la información de esa cuenta solicitada por el juez Oyarbide y el fiscal Rívolo, tal vez se pueda saber quiénes y cuánto aportaron a las arcas de Jaime-Vázquez. La revelación de este caso conmocionó a LA N, básicamente porque la compañía cotiza en la bolsa de Nueva York y, aunque no parezca, hay penalidades importantes cuando se descubre que una empresa tuvo prácticas poco transparentes en sus operaciones en cualquier lugar del mundo. Mientras los mails sean válidos –la validez está cuestionda por 252 los defensores de Jaime y Vázquez–, seguirá adelante la investigación abierta en la que el fiscal Carlos Rívolo acusó en mayo de 2011 a Manuel Vázquez, Ignacio Soba Rojo y al chileno Ernesto Ramírez Araneda. Les imputó los delitos de tráfico de influencias, cohecho activo y negociaciones incompatibles con la función pública. Al mismo tiempo que la operación es investigada por la Justicia argentina, del otro lado de la Cordillera de los Andes, LA N también tiene problemas. José Morales, jefe de la Unidad de Delitos de Alta Complejidad de la Fiscalía Regional Metropolitana Centro Norte, tiene abierto un expediente debido a la publicación en la Argentina del caso del millonario pago de consultoría. Morales, experto en casos de corrupción, crimen organizado y lavado de dinero, estuvo en Buenos Aires en enero de 2011 para interiorizarse del caso. Se reunió con los dos jueces federales que tienen las investigaciones más complicadas para Jaime. Fue recibido por Claudio Bonadio, que procesó al ex funcionario por los viajes en taxis aéreos pagados por empresarios privados, y también por el juez Norberto Oyarbide, quien investiga a Jaime por enriquecimiento ilícito. El delito por el que se investiga a Ramírez Araneda, en su carácter de ejecutivo de LA N –y que puede extenderse a otros chilenos–, es el de “cohecho de funcionarios extranjeros”. La investigación está encuadrada en los artículos 250 y 251 del código penal de Chile. Se contempla una pena que va desde 61 a 541 días de cárcel. Cuando leí por primera vez el contrato me surgió una pregunta acerca de la cifra de la comisión. ¿Por qué no un millón de dólares redondo? ¿Por qué 150 000 más? Un juez avezado me dijo: “Un millón para el jefe y el 15 % para el intermediario”. Claro, el 15 % de un millón es 150 000. Reglas del negocio, le dicen.


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