178. Elegía Mi perro era negro y blanco,
¡y en brazos volvió, tan gacha
la noche en él con el día,
la oreja como su alarde!
y adentro de su mirada vivió siempre la alegría.
Le tiraban de la cola los niños con él jugando.
¡Qué lana rebelde y suave, qué hocico leve y certero,
Su paciencia era un reproche como quien dice ¡hasta cuándo!
y aunque chiquito, valiente, y si valiente, ligero!
Tobi se llamó mi perro. Si me preguntas por qué,
Cuando más contento estaba su cola era un remolino.
te digo: “Pues por lo mismo que tú Pablo, Juan, José”.
Los perros la cola mecen: ¡la vieras tú hecha un molino!
¡Buen amigo, camarada! Se me murió un mediodía;
Por el trillo del jardín corrió feroz una tarde,
sin embargo, ¿no es extraño?, me acompaña todavía…
Eliseo Diego, “Elegía” en El mundo que amo. Antología de Poesía Iberoamericana para niños. México, SEP–EuroMéxico, 2006