Antología para 5to Grado (Primaria)

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–Teniente Michel Picard –contestó en español–, de la segunda división de infantería del Ejército Expedicionario Francés. –No tema usted nada –dijo el general–. Es usted prisionero del Ejército Republicano del Centro. ¡Compañeros –exclamó después, dirigiéndose a la tropa–, Zitácuaro es nuestro! Los soldados se alegraron mucho porque esa noche harían campamento en la ciudad; no los molestarían la lluvia ni el frío del amanecer y, con suerte, con mucha suerte, encontrarían una cama de verdad para dormir. José Ortiz, Campamento en Zitácuaro. México SEP–FCE, 2004.

142. ¡Guácala! Todo comenzó cuando yo iba a cumplir diez años, fecha que mi papá planeaba festejar por una semana entera. –Ya verás –me dijo–, iremos a un lugar diferente cada día y para tu cumpleaños haremos una gran fiesta con globos, dulces y payasos. ¡Guácala! Como ya saben, ésa era mi contestación a todo. Me atiborraron de juguetes: un trenecito eléctrico, un disfraz de piel roja, dos cajas de soldaditos, un avión de control remoto y un montón de cosas más. De todo eso algo que no me gustó, que me pareció lo más aburrido, fue un regalo que no era juguete. Venía envuelto en papel dorado y cuando lo abrí me dieron ganas de tirarlo. –¿Qué es esto, papá? –Es una agenda electrónica. Aquello era como una pequeña televisión con un teclado. –¿Y para qué la quiero? –Ahí puedes apuntar los teléfonos de tus amiguitos. –No tengo amiguitos. –Déjame buscar algún número para que la estrenes –me contestó. Abrió su agenda, que era un cuadernillo viejísimo. –Aquí hay dos, son de tus padrinos –me dijo.


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