Crimen de la calle Verbena

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DIARIO DE VALLADOLID. MARTES 22 DE NOVIEMBRE DE 2011

VALLADOLID

Un encapuchado mata de dos puñaladas a un hombre en un desconcertante robo G Rufino Arnanz, de 54 años, se encontró a su asesino a las 8.00 horas cuando iba a coger el coche G El autor de los hechos, que ocultaba su cara con un pasamontañas, huyó a pie de seguridad de las oficinas de Caja España en la Plaza San Juan, justo en la diagonal del lugar del crimen, y a pocos metros de las oficinas del Banco de Santander.

L. CORNEJO / Valladolid

Rufino Arnanz Sánchez, de 54 años, murió a escasos 20 metros de su casa, y en presencia de varios familiares. No se pudo hacer nada. Una de las dos puñaladas que recibió le atravesó el corazón y apenas le dio tiempo a gritar «socorro». El hombre había salido del portal número 7 de la calle Nicasio Pérez, en la zona de San Juan, e iba a coger su coche, aparcado en la misma calle, cuando un encapuchado se cruzó en su camino. Las primeras pesquisas apuntan que el móvil pudo ser el robo de una riñonera con apenas 30 euros, si bien las circunstancias son desconcertantes. Así, «no se descartan otras hipótesis». eDISCUSIÓN Y PUÑALADAS. El empleado de una sucursal de Caja España, que acaba de entrar a trabajar fue testigo de parte de los hechos. «Ha sido a las 08.07 minutos de la mañana», precisó. «He oído voces, como de una discusión», dijo. Al principio no prestó atención, ni siquiera miró por el gran ventanal que daba precisamente al lugar de los hechos. «¡Ya te lo doy, toma!» y «socorro» fueron las últimas palabras de la víctima. «Le he visto caer, el hombre ya no ha dicho nada más, enseguida he visto gente hablando por el móvil y no he llegado a salir», recordó. «Dos minutos» después llegaba la primera patrulla de la Policía Nacional al lugar de los hechos. Al menos la esposa y la hija de la víctima estuvieron presentes mientras que el 112 intentaba reanimarlo. No pudo ser. Una de las dos puñaladas infligidas en un costado alcanzó el corazón y le provocó una fuerte hemorragia. «Ha caído fulminado», aseguraron. eHUIDA A LA CARRERA. Testigo de los hechos fue también un policía local que vio lo que ocurría desde su casa, el forcejeo y la huida a la carrera del autor de los hechos por la calle Verbena. La descripción con la que cuenta el Grupo de Homicidios de la Policía Nacional es la de un hombre de entre 1,70 y 1,75 de estatura, encapuchado y con pasamontañas. Para cometer el crimen habría utilizado «un cuchillo de grandes dimensiones», según fuentes policiales. El cuerpo de Rufino fue trasladado al Instituto Anatómico Forense, donde se le practicó la autopsia a las 16.00 horas. El informe preliminar concluye que falleció debido a la puñalada que le alcanzó el corazón. e¿ATRACO? Al cierre de esta edición, el Grupo de Homicidios tan sólo barajaba un móvil del crimen: el atraco. Sin embargo, algunos detalles no cuadran, «a menos que el autor de los hechos sea un desequilibrado». No es frecuente que los atracadores actúen a las ocho de la

Claveles en la acera de la calle Nicasio Pérez, donde apuñalaron a la víctima. / MONTSE ÁLVAREZ

Un hombre de trato fácil y muy familiar Era técnico agrícola de una asociación de investigación de cultivos remolacheros L.C. / Valladolid

Desolación entre los familiares, vecinos y compañeros de trabajo. Nadie esperaba algo así. Cuentan que Rufino era un hombre tranquilo, que acostumbraba a pasear dos perros de raza pequeña por el barrio. Padre de dos hijos, una enfermera y un estudiante de Medicina, y abuelo de dos pequeños, hacía una vida muy familiar. Su mujer llamó ayer a Aimcra (Asociación de Investigación para la Mejora del Cultivo de la Remolacha Azucarera) para asegurarse de que no estaba allí. Habló con ella el jefe transferencia tecnológica y medioambiente de Aimcra, José Manuel Omaña. «Ya le había comunicado su hijo lo ocurrido, pero parece que ella nos llamó porque no se lo creía». Varios compañeros se acercaron hasta la calle Nicasio Pérez para acompañar a la familia, mientras

mañana y en una zona tan concurrida tanto por tráfico rodado como por transeúntes y tampoco que oculten su rostro «a menos que teman ser reconocidos por la víctima». Pero aún menos lógica tiene que, a pesar de la víctima accediese a darle algo (se le oyó decir «ya te lo doy»), y que no tuviese modo de reconocerle, le asestase dos puñaladas, una de ellas mortal. Otro

el cuerpo de Rufino permanecía en el suelo a la espera de que el juez de guardia autorizase el levantamiento del cadáver. «Rufino llevaba 30 años en la empresa, como técnico de campo. Era un hombre de trato fácil y que conocía perfectamente la psicología de los agricultores, precisamente por su experiencia», recordó Omaña. «Dudo que tuviese enemigos, porque le gustaba mucho estar con su familia, especialmente con un nieto. Tenía sus hobbies, le gustaba el fútbol», explicó Omaña. «Lo que ha ocurrido es lo último que se puede imaginar. Dicen que ha sido por una riñonera que siempre llevaba al trabajo. No creo que llevase mucho dinero», concluyó. Los vecinos de la zona lamentaron lo ocurrido y se remontaron al asesinato de la hamburguese-

detalle que no acaba de encajar es que el atraco se produjo cuando Rufino iba a coger el coche, pero sin embargo cayó al lado de la puerta del copiloto y dejó esta abierta. ¿Le pidió algo concreto el atracador que sólo podía sacar por la puerta del copiloto? ¿Llegaron a estar los dos dentro del vehículo? Con la intención de encontrar alguna pista, la Policía Científica ‘em-

Rufino Arnanz. / EL MUNDO

ría Cuchus, que se produjo en 1992 en la plaza de San Juan, como el único crimen que conocían hasta ahora. En el lugar donde murió Rufino alguien dejó varios claveles blancos y rojos. Al filo de las 15.00 horas, una pequeña que paseaba con su madre cogió las flores y fue recriminada por varias vecinas para que las devolviese a su lugar. «Es que aquí han matado a un señor esta mañana», explicaron. Poco después, añadieron una vela.

polvó’ la puerta del copiloto del coche, un Toyota Yaris gris metalizado, que trasladaron a dependencias policiales para practicar un examen más exhaustivo. También se buscaron huellas en los ventanales de cristal de unas oficinas. eCÁMARAS DE SEGURIDAD. La Policía examina además las imágenes que pudieron registrar las cámaras

eCRIMEN DEL ‘INICIAL’. Es inevitable encontrar similitudes con el crimen del bar ‘Inicial’ en la Avenida de Segovia, y de que se han cumplido ya dos años sin que se haya detenido al autor. Ocurrió el 17 de septiembre de 2009, a las 19,00 horas. Un hombre encapuchado entró en el bar de la víctima y sin mediar palabra, le apuñaló varias veces con un cuchillo de grandes dimensiones que llevaba en el periódico. Después huyó a la carrera. La capucha, el cuchillo y la huida a pie del lugar de los hechos son los nexos en común entre los dos crímenes. Pero hay otros detalles: las dos víctimas tenían la misma edad, 54 años, estaban casadas y no tenían antecedentes penales. Además, en la ruta de huida del crimen del Inicial había cámaras de seguridad, como en el caso de Rufino Arnanz. En principio, la Policía descarta que los casos estén relacionados pero por un solo detalle: los asesinos tenían características físicas distintas. El del bar Inicial fue descrito en los primeros momentos como un hombre de 1,85 de estatura, si bien las versiones de las dos testigos no coincidían en este sentido. El encapuchado que apuñaló a Rufino medía entre 1,70 y 1,75, si bien también en este caso hay dudas. Según pudo saber este diario, aunque el caso del bar Inicial no se ha resuelto, el Grupo de Homicidios sigue trabajando en él y con la hipótesis de que alguien de su círculo más cercano pudo tener algo que ver en su muerte. El crimen de Rufino Arnanz mantiene la estadística de homicidios de Valladolid, cuatro por año. El triple crimen de tres niños en Boecillo, el pasado 15 de agosto, ‘inauguró’ un año inusualmente pacífico.


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