Experiencias de organización popular hacia la producción social del hábitat en Bogotá

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Experiencias de organización popular hacia la producción social del hábitat en Bogotá Juan Gabriel Sepúlveda juangabrielsepulveda@yahoo.com Proyecto de investigación formulado como tesis de grado para obtener el título de Magíster en Urbanismo en la Universidad Nacional de Colombia.

Palabras clave: Organización, Participación, Producción social del hábitat, Barrios populares, Bogotá. Síntesis: El papel que han jugado las Organizaciones Populares de Vivienda (O.P.V.) en los procesos de producción Social de Hábitat de algunos barrios populares en Bogotá inscritos en la lógica de la necesidad, demuestra en gran manera como éstos agentes y éstas formas de producción del hábitat inciden en la configuración física del territorio urbano. Por esta razón es indispensable indagar por: La búsqueda de procesos integrales de producción social del Hábitat en Bogotá, la especificidad de los procesos articulados por las O.P.V, las características con las que éstos procesos se generaron en los diversos territorios, y sobre todo las manifestaciones generadas por los mismos en la configuración y consolidación urbana, tanto de los sectores populares como de la ciudad misma. Sobre la configuración urbana y el papel de la Lógica de la necesidad. De forma generalizada, los procesos urbanos de los países en desarrollo siguen una línea en común, que está relacionada con la existencia de diferentes asentamientos urbanos vinculados a las dinámicas poblacionales del territorio: por un lado surge la ciudad formal que se acoge a las opciones que ofrece el modelo económico y estatal, y se ajusta al diseño, normatividad y uso del suelo que está previamente definido y establecido dentro de la planificación de la ciudad, y de otro lado surge la ciudad informal con enormes problemas de habitabilidad y calidad técnica estructural, pero que se convierte en la única alternativa real de acceso al suelo para los habitantes en condición de pobreza. Este proceso de configuración urbana es por tanto fruto de diversas lógicas de acceso al suelo, entre las que se presenta la lógica de la necesidad propia de los procesos informales. Es así como, Bogotá se caracteriza por concentrar una ciudad formal basada en la regulación y la planificación urbana, social y económica, que comparte el territorio con una ciudad popular, de origen espontáneo, que se encuentra por fuera de la regulación normativa y se caracteriza por su heterogeneidad social, cultural y urbana. En estas dos ciudades se presentan distintas dinámicas, distintos roles y procesos que se aíslan, pero a su vez dependen y se interrelacionan entre ellas.

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La lógica de la necesidad surge generalmente a partir de la imposibilidad que tienen los habitantes en situación de pobreza para acceder a alguna de las ofertas del Estado o del mercado. A la carencia económica, se suman en algunos casos una carencia institucional, como la imposibilidad de acceder a programas de asistencia institucional o también al rechazo de la atención por parte del Estado (TORRES Tovar, 2005, p. 23). Dentro de ésta lógica se establecen procesos de acción y organización colectiva para la ocupación de terrenos, en donde no necesariamente existe transacción monetaria alguna y están más vinculados con los costos políticos y jurídicos que se pueden generar en la ocupación de los mismos. Tomando nuevamente como referencia a la ciudad de Bogotá, se encuentra que, durante el periodo comprendido entre 1986 y 1991, los desarrollos clandestinos ocuparon 1,218 hectáreas, a razón de 304,49 hectáreas por año, crecimiento que se ve representado en el 41,7% del total de la expansión territorial durante ese periodo (Jimenez, 1993, p. 125), y de manera más reciente la proporción calculada en el diagnóstico para el Plan de Ordenamiento Territorial de Bogotá (P.O.T.) del año 2.000, determinó que el 44,06% del crecimiento total de la ciudad ha sido a partir de este tipo de desarrollos. (DAPD, 1999, p. 235) La figura 1 es un ejemplo de como esta lógica incide en el aumento de los asentamientos humanos precarios, donde se evidencia el esfuerzo físico, social y económico de la población, que ante la necesidad de un lugar para vivir y la imposibilidad de adquirir viviendas dignas en el mercado, ha ido construyendo su hábitat, paso a paso, en diversas modalidades, combinaciones y métodos.

Figura 1 Sin embargo, bajo la lógica de la necesidad también se ocultan numerosos procesos productivos que movilizan importantes recursos económicos involucrando a pobladores con sus ahorros y préstamos, mano de obra de trabajadores informales de

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la construcción, depósitos de materiales de diferentes escalas, transportadores, prestamistas de barrio, en ocasiones combinados con los depósitos y acompañados marginalmente por algunos servicios financieros y técnicos suministrados por entidades como las cooperativas y las financieras de microcrédito, algunas ONG y profesionales independientes. (FEDEVIVIENDA, 2004, p. 18) El Derecho a la Ciudad como herramienta Para mitigar estas desigualdades, Harvey propone de manera interesante la necesidad de construir o encontrar un tipo de ciudad que no pueda estar aislada de los lazos sociales, de las relaciones con la naturaleza y de los estilos de vida, de tecnología y valores estéticos que desean los pobladores. Este encuentro está dirigido también a acceder a la ciudad mediante la creación de nuevos espacios urbanos comunes, con una esfera de participación democrática activa, a una ciudad inclusiva, con diferentes prácticas sociales, políticas y económicas. Es así como las prácticas sociales y políticas que invoca Harvey, se ven reflejadas en la conformación de algunos movimientos sociales que han surgido en el intento de superar el aislamiento y la desigualdad social estimulada por esta segregación, y que se ven reflejados en las convocatorias mundiales hacia la discusión y adopción de la Carta por el Derecho a la Ciudad;(HIC-AL, 2008, p. 25), carta con la cual se pretende reconocer una serie de principios y lineamientos que debe y merece tener el habitante, o mejor, las y los ciudadanos, hacia la planeación, construcción y el disfrute de la ciudad en que viven. Pretende también, convertirse en un instrumento que pueda ser adoptado por las diferentes instituciones para que se promueva el Derecho a la Ciudad1 como un derecho humano. Esta carta recoge el planteamiento humanista de Lefebvre, quien plantea: ... La ciudad significa contar con los elementos indispensables que le den vida a la metrópoli;…construir lugares donde NO solo se dé el intercambio de mercancías, sino donde existan las posibilidades del intercambio cultural, espacios que fortalezcan los lazos de identidad entre los habitantes (1969, p. 145) En estos planteamientos, Lefebvre considera la idea de planificar la ciudad a través de la práctica social, que involucra no solo la morfología espacial y física de las ciudades, sino también la subjetividad misma que encierra cada individuo que está presente en el territorio. Esta práctica social guarda relación con la propuesta que presenta Edesio Fernandes en la elaboración del estatuto de Ciudad de Brasil, como una oportunidad para ejercer una función social, que responda principalmente a las necesidades

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El Derecho a la Ciudad es definido en la carta como “el usufructo equitativo de las ciudades dentro de los principios de sustentabilidad, democracia, equidad y justicia social”, ahora si bien esta definición reúne las condiciones propicias para la construcción de ciudad, su ejercicio en el contexto actual de las ciudades latinoamericanas es bastante complejo. Sus antecedentes se han venido construyendo en los Foros Sociales Mundiales a partir de la discusión del tema, teniendo en cuenta los planteamientos de Henry Lefebvre y las propuestas de Edesio Fernándes en Brasil.

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colectivas de los habitantes, y en segundo plano se establezcan los beneficios propios y particulares del mercado inmobiliario2. Se asume entonces el Derecho a la Ciudad, como una propuesta política hacia la reforma urbana de las ciudades, la cual garantice todas las dimensiones que están involucradas en esta producción social de ciudad. Para lograr esta anhelada reforma urbana, la carta por el Derecho a la Ciudad, plantea una serie de principios que le dan sustento a la definición del mismo: (HIC-AL, 2008, p. 112) -

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la función social de la ciudad y de la propiedad urbana: a partir de la equidad y usufructo pleno por parte de los habitantes a todo lo que ofrece la ciudad, prevaleciendo el interés colectivo sobre el particular. La gestión democrática de la ciudad: en donde juega un papel importante la Participación Ciudadana en la gestión urbana a través de formas directas y representativas. La producción social de la ciudad y sus espacios habitables: relacionada con el derecho que tienen todos y todas a participar directamente en la planeación, producción y gestión de espacios públicos y privados, mediante mecanismos de planeación participativa y producción social del hábitat.

La producción social del hábitat como alternativa de acceso al suelo. Es necesario ahora, demostrar como, la existencia de algunas alternativas de acceso al suelo les ha permitido a los habitantes en condición de pobreza, planear y gestionar su propio hábitat y territorio en los procesos urbanos de vivienda popular. Estos procesos urbanos se plantean bajo una estrategia que contiene dos aspectos: la participación y la organización; Sobre estos aspectos la definición de la Producción social del hábitat (P.S.H.) se fundamenta como la modalidad que permite a los individuos, comunidades y organizaciones sociales producir su hábitat en forma tal que controlen las decisiones fundamentales, mediante procesos que permitan la evolución hacia formas más efectivas, todo esto soportado sobre políticas, estrategias, legislación y asesorías, que faciliten estos procesos. (Fernandez, 2001, p. 21) Enrique Ortiz va más allá y define la PSH como todos aquellos procesos generadores de espacios habitables, componentes urbanos y viviendas, que se realizan bajo el control de auto productores y otros agentes sociales que operan sin fines lucrativos. Allí se involucran diferentes actores como los habitantes, sus familias, las diferentes ONG´s, empresas sociales y asociaciones de vivienda dedicadas al tema. Allí se incluyen desde la autoproducción individual espontánea de vivienda hasta la

Fernandes reconoce que esta propuesta implica muchos inconvenientes, ya que debe negociar con un mercado inmobiliario fuerte y ambicioso, que parece no estar dispuesto a perder campo y dinero a cambio del bienestar de los habitantes en situación de pobreza de una ciudad. (Fernandes, 2003, p. 12) Sin embargo, no deja de ser interesante y propositivo en la búsqueda de la participación de los diferentes actores que tienen una gran influencia en la construcción de ciudad. 2

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producción colectiva que implica un alto nivel organizativo de los participantes, y en muchos casos, procesos complejos de producción y gestión de otros componentes del hábitat (Ortiz, 2007, p. 4). Este tipo de experiencias “alternativas” al modelo establecido en la lógica del mercado y del Estado, marcan una tendencia hacia el desarrollo de ciudades accesibles para todos y todas. Si bien esta modalidad se enfrenta a una serie de limitaciones como el ejercicio de un control interno excepcional, la escasez de recursos, la extrema pobreza de los grupos sociales que están involucrados y la falta de participación de los diferentes sectores productivos privados (Cuenya, 2007, p. 7), garantiza a su vez la distribución y el acceso a la vivienda, los servicios y equipamientos que hacen parte del entorno urbano de la ciudad. Reconocer la PSH como modalidad alternativa de acceso al suelo se justifica en que esta está dirigida a mejorar los procesos de asistencia técnica, de cooperación y participación, con y hacia los habitantes involucrados en estos procesos urbanos, y sobre todo, hacia la coordinación intersectorial entre las entidades estatales y los sectores privados que participan de las dinámicas urbanas. También incentiva la capacidad propia de las comunidades espontáneas y organizadas a través de la autogestión y la ayuda mutua, en condiciones de completa adversidad, mediante la promoción y el apoyo explícito a las formas asociativas, y potenciar el trabajo dignificante de la población en procesos sociales de producción del entorno urbano (Florian, 2009, p. 12). La promoción y apoyo a las formas asociativas de producción, consiste básicamente en capacitación y acompañamiento técnico, aspectos que obligatoriamente deben ser considerados como componentes estratégicos de la inversión pública en vivienda social. Estos elementos reunidos en conjunto, representan un proceso integral de producción social del territorio, donde se fortalecen las capacidades tanto de los habitantes, como de los actores que participan en el proceso y sobre todo, permite la reproducción de sectores urbanos incluyentes y diversos. Metodología: Teniendo en cuenta la diversidad de procesos urbanos existentes en la ciudad de Bogotá, para la búsqueda de los procesos de producción social del hábitat objeto de estudio, se hizo necesaria una selección de los barrios populares de la misma, a partir de las características en los procesos de formación y consolidación de los mismos, buscando aquellos que se acercarán a las nociones de la producción social del hábitat y que hubiesen estado involucrados con alguna O.P.V. Los barrios seleccionados como objeto de estudio de la investigación son: Policarpa, Guacamayas, Nueva Tibabuyes, Carvajal y La Fragua, cada uno, representativo de un tipo específico de organización. No obstante, y para el objeto de este seminario se presentarán las experiencias de los barrios Policarpa, Guacamayas y La Fragua.

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En los barrios escogidos se estudió y analizó transversalmente a partir de 3 categorías de la producción social del hábitat: la organización, la participación y el desarrollo urbano popular, destacando sus particularidades y sus contradicciones. Adicionalmente se indagó como estos procesos de organización se manifiestan en las formas de crecimiento urbano, mediante una lectura de las características físicas y espaciales de estos barrios populares, a partir de los elementos planteados por el L.U.B.

Figura 2 (matriz de análisis) Sobre las experiencias de producción social del hábitat en Bogotá A continuación, se presentan de forma breve los casos de estudio, iniciando con una presentación de cada una de las OPVs involucradas y su relación con el barrio ejecutado. Continúa con las características de la PSH encontradas en cada experiencia, así como de los elementos físicos y urbanos de cada barrio y su relación con cada OPV. Finaliza con una comparación de cada experiencia haciendo énfasis en las categorías arriba mencionadas. Tabla 1 (información general de barrios seleccionados) Sobre las Organizaciones Populares de Vivienda en los barrios estudiados  La Central Nacional Provivienda - CENAPROV en el barrio Policarpa. Se evidencia gran capacidad de convocatoria, aceptación y colaboración por parte los habitantes que compartían en gran parte la inclinación política de esta organización y su propuesta de acción al margen de las políticas estatales y las intervenciones urbanas

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que se promovían al interior. El liderazgo establecido mediante una estructura organizativa sólida, desde el inicio de la toma de tierras y la designación de roles específicos mediante los comités de acción, permitieron que el barrio Policarpa se desarrollara de manera integral y tuviera una participación directa de cada uno de los habitantes que hacían parte del proceso. Los vínculos con el partido comunista y las luchas urbanas que caracterizaron a la producción de vivienda y al entorno urbano de este barrio, permitieron que diferentes actores como los sindicatos y las universidades públicas se vincularan y aportaran con su experiencia durante este proceso. Si bien el proceso de diseño del barrio y la construcción de las viviendas estuvo a cargo en su mayoría por los mismos habitantes, el acompañamiento técnico brindado por la academia que compartía esta lucha, permitió la realización de algunas labores más especializadas. No obstante, esta posición política de CENAPROV compartida con los habitantes del barrio, implicó a los mismos una segregación social y urbana de la ciudad, el aislamiento y rechazo por gran parte de las instituciones del Estado y de las autoridades civiles y policiales, generándose conflictos que iban desde la posesión de la tierra hasta el acceso a los servicios básicos con lo que restringió notablemente el desarrollo integral del barrio.  La Caja de Vivienda Popular - CVP como entidad Estatal promotora de vivienda en el barrio Guacamayas. Dentro de las particularidades que se encontraron en esta experiencia, está el hecho de que la CVP entró a competir con los urbanizadores ilegales de estos sectores, al comprar terrenos de baja calidad y fuertes condiciones topográficas, con lo que impidió de alguna manera la propagación de estos desarrollos espontáneos; sin embargo, la propuesta de desarrollo progresivo formulada por la CVP no fue controlada debidamente, obteniendo resultados de baja calidad y riesgo físico de las viviendas construidas. No obstante, es necesario reconocer como significativa la intención de la CVP de cubrir la demanda de vivienda para los diferentes grupos de habitantes afectados por los proyectos de desarrollo de la ciudad, o que se encontraban en condición de pobreza, a través de modelos de vivienda alternativos y viables para las condiciones económicas, tanto de la ciudad como de los futuros propietarios. El modelo planteado por la CVP para la producción del barrio Guacamayas, pareció en sus inicios un modelo ideal para el desarrollo progresivo de viviendas, por parte de los propios habitantes; Empero, los problemas internos de la entidad, así como los problemas de gestión y burocracia no permitieron que se desarrollara integralmente lo planteado al inició del proyecto, generándose con ello desconfianza y descontento de los habitantes frente a los proyectos formulados por las entidades públicas.  Finalmente, la experiencia en la producción del barrio La Fragua, se acerca en varios aspectos a un proceso integral de producción social, al juntarse el respaldo técnico y profesional de la firma constructora del Arq. Germán Samper Gnecco con una clara

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intencionalidad de realizar acciones sociales a favor de sus trabajadores. La combinación entre el conocimiento y la necesidad de los habitantes facilitó la interacción por parte de estos dos agentes, cuyo buen resultado constituye un aporte importante y de referencia para la ciudad, pese a la poca información existente sobre el mismo. Al contar con el apoyo del ICT y de organizaciones internacionales, el proceso liderado por el Arq. Samper, garantizó la provisión de servicios y equipamientos necesarios para el desarrollo del barrio. De igual manera, se aprecia el aporte realizado por el CINVA en cuanto a la capacitación técnica y social brindado tanto a los habitantes como a los profesionales a cargo del proyecto, lo que permitió el involucramiento de ambas partes en todo el proceso comunitario y de ayuda mutua planteado por este centro. Sobre las características y los aspectos de la PSH. En relación a las características de la PSH presentes en los barrios populares estudiados se encontró que:  La afinidad política y de organización planteada por la asociación CENAPROV, característica de la ideología de izquierda, permitió que el barrio Policarpa definiera con claridad el proceso de construcción física y social del barrio, desde los primeros asentamientos hasta el afianzamiento, consolidación e inserción en las dinámicas de la ciudad, más allá de todas las dificultades con las autoridades civiles de la época. En el proceso de consolidación del barrio Policarpa, la vinculación directa y participativa que tuvieron los habitantes en la construcción del barrio, demuestra el potencial organizativo y la relevancia que representaba cada habitante en el momento de la toma de decisiones, la resolución de los conflictos internos, y las diferentes actitudes comunitarias que surgían al calor de la lucha urbana por el derecho a la vivienda que promovió la asociación CENAPROV. Los diferentes comités, que invitaban al consenso y la discusión de los temas de gran importancia para el barrio, se convirtieron en espacios de diálogo e interacción social de los habitantes del barrio Policarpa.  La experiencia del barrio Guacamayas por su parte, recoge las características propias de los asentamientos populares, sin embargo, y a diferencia de las experiencias de los barrios Policarpa y la Fragua, durante este proceso no se definieron los roles ni las tareas de los habitantes del barrio, ni se realizó el debido acompañamiento técnico, ni las capacitaciones planteadas al inicio del proyecto, por lo que es evidente el abandono de la CVP a lo largo del proceso de producción del barrio. Esta experiencia se asemeja en parte al proceso de un barrio formal, respecto al diseño urbanístico y arquitectónico; pero, la definición previa de las obras de urbanismo y los esquemas básicos de vivienda por parte de los profesionales especializados de la CVP, no permitieron que los habitantes participaran o se involucraran directamente en las decisiones internas del proceso.

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 Finalmente la experiencia del barrio La Fragua merece un reconocimiento especial, puesto que plantea de forma integral la solución a las necesidades de alojamiento y espacio productivo, esenciales para el habitante popular, ofreciendo espacios públicos para la integración de los habitantes y la posibilidad del desarrollo progresivo en altura de las viviendas construidas. Así mismo, este proyecto incorpora la experiencia del ICT, el CINVA y el acompañamiento técnico de la firma constructora del arquitecto Samper Gnecco. Sin embargo, también es necesario mencionar, que al igual que en el barrio Guacamayas, el escaso control normativo permitió que los propietarios no respetaran las áreas de antejardín de las viviendas, avanzando hasta los límites de gran parte de los predios y reduciendo la calidad de los espacios comunales. Sobre las manifestaciones físicas y espaciales.  La conformación física y urbana del barrio Policarpa responde a los parámetros de los barrios populares de la época, con la definición de manzanas ortogonales y predios generosos en su área y disposición, pese a las dificultades que tuvieron los habitantes en la toma de tierras y la consolidación del entorno urbano del barrio. Si bien la organización CENAPROV contó con el apoyo de agentes externos y profesionales de la ingeniería y arquitectura, el trazado urbano y la morfología del barrio fue producto de la iniciativa de los habitantes y su conocimiento ambiguo en el tema.

Figura 3. De igual manera, la diversidad estética y el desarrollo progresivo en altura y volumetría, característico de los barrios populares, es evidente en el barrio Policarpa,

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aunque se destaca el respeto por los parámetros establecidos en el trazado del barrio, así como la definición de los andenes peatonales y las generosas vías vehiculares al interior. Figura 4.  La experiencia del barrio Guacamayas es interesante debido a la cantidad de viviendas ofertadas y el área intervenida. Sin embargo, el constante conflicto entre los mismos habitantes, y con los profesionales encargados del proyecto por parte de la CVP, incidieron para que la idea planteada al inicio del proyecto no se desarrollara totalmente.

Figura 5. Respecto con el desarrollo urbano, también resulta interesante el manejo dado en la implantación urbana de las viviendas, solucionando en parte las complicaciones del terreno y la topografía agresiva de los cerros sur-orientales, aportando espacio público, equipamientos y vías de circulación peatonales y vehiculares; así mismo, la propuesta con diferentes opciones para el desarrollo de las viviendas resulta innovador para el habitante, ya que no está condicionado a la única oferta que le presenta el promotor de vivienda. Sin embargo y como ya se ha mencionado, las dificultades en el acompañamiento técnico y el escaso control normativo incidieron en el déficit cualitativo actual.

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Figura 6.  Finalmente, sobre el barrio La Fragua, es necesario resaltar la influencia que tuvieron en el proceso los diferentes agentes especializados, tales como la firma constructora del Arq. Samper Gnecco, el ICT y el CINVA, puesto que permitieron la definición de buenas soluciones de vivienda, combinando la densificación con el trazado de vías internas peatonales, eliminado el trazado vehicular interno y asignado espacios comunales suficientes para la integración social de sus habitantes; además, este proyecto urbanístico y arquitectónico contempla la propuesta de una vivienda productiva, teniendo en cuenta las necesidades de los habitantes. A pesar de las pocas unidades aportadas, este esquema representa en sí un modelo integral de gestión y producción urbana.

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Figura 7. Como aspectos comunes que se destacan en estas experiencias se encuentra que dentro de la Categoría organización, aspectos como el tipo de organización, los roles de los habitantes, la capacitación, las luchas populares, la tenencia de la tierra y la relación Estado-Barrio, son fundamentales para la construcción social del barrio, especialmente en el vinculo existente entre la OPV y los habitantes de cada barrio. Sin embargo, aspectos como los comités, la mano de obra o la ubicación en el barrio, no fueron tan relevantes en estas experiencias, pero si son complementarios en el proceso de producción social de estos sectores. En la categoría participación se destaca la importancia de aspectos como las decisiones sobre el entorno, la interacción social y el reconocimiento de derechos, ya que estos son exigidos y motivados por los mismos habitantes hacia la consolidación social de estos barrios. Otros aspectos como los conflictos y su resolución, los espacios de participación y la integración con otros agentes, si bien hacían parte de la gestión de la OPV, no impidieron la continuidad en la construcción del barrio. En la Categoría desarrollo urbano popular, es importante mencionar cómo para unas organizaciones populares de vivienda (CENAPROV y CVP) resultó más relevante la producción de vivienda y la provisión de servicios, teniendo en cuenta la flexibilidad y la diversidad estética, y complementariamente se retomaron elementos como los equipamientos colectivos y el espacio publico; para las otras organizaciones (SAMPER) elementos como la implantación, la morfología y las áreas, alturas y densidad, fueron más relevantes en el momento de la construcción física de estos barrios. Cada tipo de OPV tiene una lógica de producción social del hábitat y unos procesos asociados cuyos resultados son distintos, donde los diferentes enfoques y objetivos planteados por cada una de las organizaciones implicadas determinaron la calidad del espacio urbano, su relación con el entorno y los componentes que establece la configuración urbana de estos sectores populares. En los resultados de cada proceso también influyó, de manera importante, el apoyo profesional y técnico presente sobre las decisiones tomadas hacia las definiciones morfológicas y tipológicas de cada barrio. La relación que existe entre el tipo de gestión y el resultado físico obtenido es significativa, ya que esta incide en la calidad de los espacios destinados al alojamiento, al encuentro social, al uso del vehículo y al desarrollo ambiental. La importancia que le dio cada OPV a los anteriores aspectos, se ve reflejada en la construcción y consolidación final de cada uno de los barrios. Es necesario mencionar, que el no incorporar todos los elementos correspondientes a la producción social del Hábitat, no significa que no sean procesos y experiencias importantes en la producción de vivienda social y en la conformación de sectores populares incluyentes y equitativos en la ciudad.

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Las iniciativas de autogestión como la del barrio Policarpa, le dan más importancia a la solución del mayor número de viviendas posibles, pero manteniendo las dimensiones y estándares mínimos de los espacios y volumetrías. Prevalece la densificación del sector ocupado pero procura mantener la continuidad frente al entorno urbano inmediato, pese a no contar con el conocimiento o la experiencia necesaria para el diseño urbano del barrio. Las iniciativas de la gestión pública del barrio Guacamayas respectivamente y a diferencia de la autogestión, presentan un proyecto ya predeterminado que se ajusta a la normativa y lineamientos urbanos existentes de cada época y que responde a un criterio técnico especializado; para estas iniciativas, si bien es importante solucionar el mayor número de viviendas, la relación de área aportada entre espacio público y privado es relativamente equilibrada, sin que esto asegure la calidad de estos espacios. Sobre el papel de las O.P.V. en la producción social de la ciudad El papel que juegan las Organizaciones Populares de Vivienda es fundamental en la producción y consolidación del hábitat popular, gracias a la capacidad que tienen estos grupos para convocar, organizar y dirigir las acciones populares hacia un objetivo primario, como es el de solucionar la necesidad de un hábitat y una vivienda digna para las y los pobladores urbanos. Las organizaciones populares de vivienda cumplen el papel de garantes del acceso al suelo para algunos grupos de la población, que por sus condiciones sociales y económicas, se encuentran excluidos de las lógicas estatales y del mercado. Estas organizaciones y sus actores, sean habitantes, líderes, agentes externos o profesionales, representan en conjunto una fuerza que cuenta con la capacidad de otorgar resultados favorables hacia la conformación del hábitat popular urbano. Las características y particularidades que se reúnen al interior de estos procesos, a través del reconocimiento de la organización y participación directa de los habitantes como recursos esenciales para las O.P.V, han permitido la gestión y producción social de su propio entorno urbano y su vivienda, características que se ven reflejadas en la consolidación física y social de estos barrios populares. La labor de las O.P.V ha permitido concebir al barrio popular como un espacio que va más allá de un proceso de ocupación física espontánea, al reconocer que existen elementos valiosos, como son la movilidad de recursos humanos, físicos, económicos y sociales que involucran la intervención de diferentes actores y que otorgan al mismo un carácter significativo y auténtico en la configuración del entorno popular de la ciudad de Bogotá. Reflexiones: La organización y participación de los habitantes son parte del habitar y disfrutar de la vida urbana de la ciudad, aspectos que no pueden estar separados y que necesariamente deben ser entendidos como principios y objetivos dentro del proceso de reconocimiento de la ciudad como derecho y la producción equitativa de la misma,

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desafiando así, los modelos neoliberales de producción de vivienda, la polaridad, la segregación y desigualdad socio espacial existente. Dichos principios se articulan con las iniciativas de las Organizaciones Populares de Vivienda (OPVs), que han permitido la cohesión social y la integración entre los habitantes, generando procesos de Producción social del hábitat, así como la reivindicación del derecho a la ciudad, reflejados en la configuración y consolidación del territorio popular urbano. Al interpretar estos principios, se hace evidente el papel que ejercen los diferentes actores y agentes que participan en este proceso, encontrándose que la responsabilidad no solo radica en las acciones de los habitantes, sino también en el apoyo técnico, social y humano que ejercen las organizaciones, instituciones sociales, además de las diferentes entidades públicas hacia la promoción y consolidación del entorno urbano popular; algunos de estos sectores populares han producido socialmente su hábitat y su territorio a partir de la toma de tierras, de proyectos de vivienda gestionada por organizaciones populares de vivienda, ONG o instituciones sociales, o la misma acción estatal.

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RELACIÓN DE IMÁGENES Figura ¡Error! No hay texto con el estilo especificado en el documento.: Asentamientos bajo la lógica de la necesidad en los cerros de Suba – el Rincón, ciudad de Bogotá. Archivo personal. Figura 2: Matriz de análisis de categorías Figura 3: Llenos y vacíos, Barrio Policarpa. Elaboración propia. Figura 4: Barrio Policarpa. Archivo personal. Figura 5: Desarrollo progresivo en el barrio Guacamayas. Archivo personal. Figura 6: Llenos y vacios, barrio Guacamayas. Elaboración propia. Figura 7: tipología de vivienda del barrio La Fragua. Archivo personal. RELACIÓN DE TABLAS Tabla 1: Clasificación general de barrios seleccionados. Elaboración propia.

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