EL REASENTAMIENTO TRANSFORMADOR DEL TERRITORIO Y DEL HÁBITAT

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EL REASENTAMIENTO TRANSFORMADOR DEL TERRITORIO Y DEL HÁBITAT Autor: Clara Hortensia Gómez Hernández Desarrollo a Escala Humana Ltda Escalahumana@hotmail.com

Las poblaciones humanas, como todas las otras, no están simplemente sobre el territorio, no solo lo ocupan, sino que lo construyen y transforman, y a la vez, son construidas y transformadas por el territorio. Las poblaciones son parte constitutiva del territorio que habitan así como este hace parte constitutiva de la población que en el reside.

La apropiación económica, simbólica, política e histórica, de un territorio depende de la calidad humana de los actores sociales, de su fuerza política, de su capacidad de mirada a largo plazo y de la naturaleza del Estado.(Rubiano, 2003)

El crecimiento de las ciudades latinoamericanas se ha caracterizado por la ausencia de una planificación efectiva que permita el desarrollo de una estructura urbana coherente, flexible y dinámica, que pueda asimilar el acelerado incremento poblacional que viene generando una rápida expansión física y ejerce fuerte presión sobre el suelo rural, las áreas urbanas identificadas como de sostenibilidad ambiental y/o mejoramiento de la calidad de vida, y las áreas que presentan alta sensibilidad al riesgo para la ocupación humana. Esta rápida expansión y específicamente la carencia de políticas ciertas que permitan responder a las causas que generan la migración hacia las ciudades, ha inducido a que un gran porcentaje de la población migrante se localice en zonas en donde el suelo posee un menor valor; principalmente en zonas de alto riesgo y amenaza, en áreas de conservación y protección ambiental, que posteriormente exigen para su desarrollo e inclusión en la estructura urbana transformaciones e intervenciones físicas, muchas de las cuales no se encuentran contempladas en la norma.


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Los nuevos pobladores urbanos, amplían más allá del límite de la oferta, las demandas requeridas por servicios públicos, infraestructura, equipamiento, servicios sociales, fuentes de trabajo, al tiempo que complejiza algunos factores que son condicionantes de la ciudad moderna: accesibilidad, movilidad, productividad y sostenibilidad. De la misma manera, la carga cultural de los nuevos pobladores urbanos, conforma y consolida áreas de asentamientos informales, adecuando espacios mínimos a sus necesidades. Esta conjunción de valores diversos integra nichos e imaginarios culturales, construyendo hábitats específicos, redes sociales y desempeños económicos, generalmente en el entorno urbano cercano. Estas dinámicas se caracterizan por la ausencia de la intervención del estado hasta etapas medias de su desarrollo. De hecho, la dinámica de expansión urbana ha generado un distanciamiento entre las acciones realizadas por los pobladores para consolidar su espacio urbano y las acciones de planificación desde el estado. Las primeras configuran un ordenamiento efectivo, que responde a la solución de las necesidades desde los recursos irregularmente disponibles. La segunda, un ordenamiento deseado desde la noción del estado para aplicar sus políticas y recursos. El distanciamiento de estas dos formas de construir ciudad, la ausencia de una política efectiva de ordenamiento y planificación de las ciudades y las pocas consideraciones sobre las necesidades de protección de los valores naturales, han conformado centros urbanos, ambiental y socialmente complejos. Como respuesta a estas situaciones se vienen presentando cambios que propenden por el desarrollo sostenible y el reordenamiento de los territorios urbanos (ambiental y socialmente frágiles). Ambientalmente se viene consolidando el reconocimiento de los valores y flujos naturales como factores de desarrollo y cualificadores del hábitat urbano como de la calidad de vida de los ciudadanos. La modernización de las redes de servicios públicos y la implementación de alternativas que mejoran la movilidad, accesibilidad y productividad urbana, requieren de canales directos entre la población beneficiaria y afectada que permitan la reconfiguración de los espacios intervenidos. En la actualidad se requieren con mayor frecuencia y urgencia de estas transformaciones físicas, territoriales y conceptuales; dada las exigencias de suelo generadas por la presión de ocupación sobre las ciudades. Principalmente son acciones que exigen reglas claras sobre la necesidad de modernización, adecuación y usos del suelo, y se centran en el reordenamiento de las ciudades, generando impactos que positiva y negativamente intervienen en los procesos dinámicos a nivel ambiental, social, cultural y económico, implicados en un espacio específico y con relaciones de mutualismo con el entorno cercano. Uno de los impactos generados por este proceso de reordenamiento es el desplazamiento involuntario de población. El traslado y la reubicación a otro lugar, generalmente disminuye las condiciones de la calidad de vida; los referentes socioculturales y las relaciones que la población asentada en dichas áreas ha creado con


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su entorno, se rompen para dar paso a un nuevo ordenamiento que obliga a reconstruir y/o adecuar las redes sociales que durante años se fueron conformando. Las relaciones sociales, principalmente en zonas periféricas urbano-rural (tomada como la gran franja de movilidad de construcción de lo urbano y el suelo rural), han estructurado nuevas formas, nuevos códigos, que no corresponden a relaciones urbanas o rurales estrictamente, y que en general poseen la gran mayoría de la población sujeto de los desplazamientos. Para el manejo y mitigación del desplazamiento surge el reasentamiento como una acción planificada, que al mismo tiempo se convierte en herramienta de ordenamiento del territorio.

QUE ES ENTONCES EL REASENTAMIENTO?. Definir el reasentamiento desde un enfoque territorial y de hábitat plantea la necesidad de reflexionar sobre estos dos conceptos, y además identificar el elemento que define desde la subjetividad de las familias, el aprendizaje por parte de ellas de todas las acciones que se realizan en el reasentamiento y que les permite volver a empezar en otro lugar. Tal elemento es la experiencia 1 , entendida como la aprehensión sensible de la realidad externa que vivencian cada uno de los sujetos al realizar la acción del traslado y del reasentamiento. Por lo tanto el reasentamiento es una serie de actos y reflexiones conscientes – desplazamiento, abandono, construcción, posesión, valores de existencia, del ser y ocupación- que realizan los sujetos autores de este fenómeno, sobre los dos lugares geográficos con sus territorios (el que abandonan y el nuevo que construyen), afectando sus relaciones territoriales y su hábitat, que llevan a una experiencia individual y colectiva. Al profundizar sobre la experiencia del sujeto que habita y se reasienta, se hace necesario diferenciar entre la experiencia cotidiana y la experiencia consciente (Saldarriaga 2002) 2 ,las experiencias cotidianas se manifiestan en los seres humanos dentro de su diario vivir, los sentidos llegan a rutinizarse hasta el punto que la forma en que se habita se convierte en un hecho cotidiano y no consciente, casi automático, no reflexionamos sobre como es nuestra vida, y solo en algunos momentos especiales o traumáticos donde 1

El término experiencia se ha utilizado en la filosofía en dos sentidos; el primero como la confirmación empírica de datos, constituyéndose además en el punto de partida del conocimiento donde se le atribuye un carácter externo al término; y el segundo, como el hecho de vivir algo dado anteriormente a toda reflexión, dándole un carácter interno. En Platón la “experiencia se orienta al mundo sensible y la razón hacia el mundo inteligible”, En Aristóteles la experiencia queda mejor integrada dentro de la estructura del conocimiento, es la aprehensión de lo singular que posibilita la ciencia. “La experiencia surge de la multiplicidad numérica de recuerdos” Ferrater, Mora, José. Diccionario de filosofía, Alianza Editorial, 2001,pag 329 2 Saldarriaga retoma la propuesta de conceptualización que John Dewey realiza sobre la experiencia artística, la cual identifica la experiencia como vitalidad elevada, donde se está alerta frente al mundo que lo rodea, una “completa interpenetración entre el yo, el mundo de los objetos y los acontecimientos” en Saldarriaga, Roa Alberto, “La Arquitectura como experiencia”, Villegas Editores, 2002, pag 46


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ocurren fenómenos no cotidianos, el vivir se hace lucido, y es allí cuando aparece la experiencia consciente, dejando huella en los sujetos e incrementando sus niveles de reflexión, creatividad y a veces agresión. Es allí, donde el reasentamiento como un hecho no común y extraordinario para las personas que lo viven se convierte en un fenómeno generador de experiencias consabidas. Los actos lucidos que realizan las familias en el proceso de reubicación, introducen en ellas una experiencia, igualmente consciente, de todo el hecho que están viviendo, exacerbando sus recuerdos, sus afectos, sus sentimientos de pertenencia al lugar, las relaciones de parentesco, vecindad, evocan los momentos felices y tristes que pasaron en el sitio que abandonan, reconstruyen recuerdos, sus raíces, el cómo llegaron, cómo fueron transformando sus hábitat, sus casas, las discusiones o encuentros, las muertes, los bautizos de sus familiares y amigos, como fueron construyendo el barrio, y todos aquellos territorios que deben dejar. Su experiencia en el habitar les da una familiaridad con su entorno conocido, querido y odiado, les permite recorrerlo con seguridad. (Saldarriaga, 2002, 67). Cuando se va tomando conocimiento, lucidez del traslado, los individuos y las comunidades afectadas, inician un proceso de reflexión sobre su vida; se comparan y exaltan como importantes algunas experiencias vividas y olvidadas, que en algún momento definieron sus vidas y la cotidianidad actual. Allí interviene la imaginación, se involucra en el recuerdo hechos con un poco de fantasía y de leyenda, hacia personajes cercanos, vecinos, líderes comunitarios: líderes con poder económico, el carnicero, el tendero que le fía para pagar quincenal o mensualmente, los inquilinos con los cuales han compartido 5 o 6 años. Por tanto, la memoria, la imaginación, la emoción son componentes esenciales en la primera experiencia consciente del reasentamiento. Todo lo anterior se experimenta en los primeros momentos del proceso de reasentamiento. Posteriormente cuando se ha tomado conciencia del fenómeno, se ve el futuro, allí la imaginación, la expectativa, la incertidumbre, empiezan a formar parte del hecho real dimensionado del traslado: el ocupar y re-asentarse en un nuevo lugar. Allí la experiencia como hecho consabido, se fortalece y reafirma al generar sentimientos de ansiedad, expectativas a lo desconocido, respuestas creativas para transformar lo nuevo: adaptándose y adecuándolo a su forma de habitar, construyendo un nuevo hábitat y reconfigurando sus relaciones y territorios. Por lo tanto, el reasentamiento como acción que realiza el individuo sobre dos espacios geográficos se convierte en un hecho transformador, re-constructor y creador de hábitat y territorios. Esta acción es un hecho lucido que realizan los individuos y genera en ellos una experiencia igualmente consciente afectando fuertemente su sentir y su vida. (Saldarriaga, 2002, 29) 3

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“La vida es un flujo continuo de experiencias, Cada acto o momento del tiempo es precedido por experiencias previas y se convierte en el umbral de experiencia siguientes….La vida no es siempre un fenómeno consciente, la mayor parte del tiempo el ser vive sin reflexionar sobre el hecho de vivir” citando a


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Por lo tanto, el reasentamiento se define como: La acción consciente que realizan los sujetos, que transforma los territorios, los hábitat a través de la experiencia dinámica que cada uno de los individuos experimenta en su proceso de re-localización, donde reconstruyen sus relaciones sociales con un nuevo entorno modificándolo, hasta reconstruir sus hábitat. En efecto, el anterior concepto, como un primer resultado del estudio, permite esquematizar el reasentamiento así:

Grafica no. 1 El reasentamiento EXISTE UNA COMUNIDAD-UN HABITAT Y UN TERRITORIO. UN ASENTAMIENTO

LA COMUNIDAD-SU HABITAT Y EL TERRITORIO INICIAL Y LA COMUNIDADSU HABITAT Y EL TERRITORIO DEL NUEVO ASENTAMIENTO

QUE TRANSFORMA SE PRESENTA UNA INTERVENCION EXTERNA QUE

DESPLAZA - TRASLADA: REASIENTA

GENERANDO UNA EXPERIENCIA CONSCIENTE

SOBRE LOS SUJETOS Y LA COMUNIDAD

Concluyendo, el reasentamiento es una serie de acciones que transforman el territorio y el hábitat y generan una experiencia consciente en los individuos que las realizan. Al ser una acción consciente de traslado que transforma, motivada por un agente externo generalmente el Estado, puede llegar a ser una herramienta de planificación en el ordenamiento territorial 4 .

LAS TRANSFORMACIONES DEL TERRITORIO Y EL HÁBITAT-EN UN PROCESO DE REASENTAMIENTO. Bacon, Edmun en Saldarriaga, Roa Alberto, “La Arquitectura como experiencia”, Villegas Editores, 2002, pág. 28-29 4 Esta última definición responde a la hipótesis que se plantea en el presente estudio, la cual se va comprobando durante su desarrollo.


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Recordemos que el hábitat es el lugar donde el ser humano realiza su existencia y construye sus territorios. Que el territorio es el resultado de habitar el hábitat de determinada manera, introduciendo acciones y relaciones de uso, pertenencia, poder y propiedad que limitan el lugar que se habita. Que el reasentamiento es una acción generadora de experiencias conscientes del sujeto, que afecta e impacta las relaciones de habitar y transforma los territorios. La profundización de cómo se presentan los cambios en las relaciones entre los tres aspectos estudiados, exige desarrollar un esquema conceptual que permita identificar los componentes que conforman el hábitat y analizar sus posibles cambios al realizarse el reasentamiento. Estructura hábitat- territorio. El siguiente diagrama, desarrolla los componentes que constituyen el hábitat humano, el cual se identifica por: un espacio geográfico, conformado a su vez por un espacio físico construido y otro natural; donde se establecen o asientan, los sujetos o moradores quienes se localizan sobre él, estableciendo su vivienda o habitáculo y creando una serie de relaciones sociales y culturales entre el sujeto (los seres humanos), la vivienda, el espacio físico construido y el natural. La gráfica No.2 presenta de una manera esquemática, la estructura compleja del Hábitat Humano. Grafica No 2 Estructura Compleja del Hábitat Humano


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El morador o sujeto existe en su habitáculo o vivienda donde los límites territoriales del individuo se representan con línea discontinua dejando ver las relaciones de uso, dominio, propiedad o pertenencia que el morador ejerce sobre la vivienda; y de cobijo y protección que la vivienda ejerce sobre el individuo. Este sujeto establece además en su vivienda relaciones familiares, económicas, de solidaridad, de diferencia, de participación, de diversidad del morador con los otros moradores, y las relaciones culturales de mayor complejidad generada por la representación, los símbolos, los nichos religiosos y la identificación con el otro y todo aquello que le da identidad a él y su vivienda. La vivienda se localiza en un lugar con un entorno dado, la cual se representa igualmente con línea punteada identificando las relaciones que se establecen por el individuo entre la vivienda y el entorno o espacio colectivo, definiendo una lógica espacial desde lo territorial (Zambrano, 2001,42) 5 donde los atributos 6 que se relacionan con el entorno inmediato permiten una relación de fluidez, armonía y equilibrio con el entorno cercano 7 . Los atributos internos de la vivienda, le permiten al morador habitar en ella, desplegando sus aspectos individuales donde lo intimo, lo privado, prevalece. Como un tercer elemento él grafico muestra los territorios plurales (Zambrano, 2001,44) donde se establece dos ámbitos diferentes de relaciones, (que se superponen en el lugar delimitado por el sujeto que lo habita) representadas en colores; la primera, las relaciones entre el morador y el espacio físico, su vivienda, y todos aquellos espacios y edificaciones o equipamientos donde no solo comparte con lo físico sino también con los otros sujetos, donde se producen distintas relaciones de soberanía, pertenencia, dominio, afecto y seguridad con la vivienda y el entorno. El grafico define igualmente la pluralidad de los territorios, existen, territorios individuales y otros colectivos. El individual está representado por el morador y todas las relaciones que él puede establecer con su vivienda, su barrio, y su entorno cultural. Lo colectivo representa las relaciones sociales, económicas y de identidad entre varios sujetos, con sus entornos y sus hábitats. Los territorios colectivos son las relaciones sociales, culturales, políticas, económicas y colectivas que se desarrollan sobre los espacios públicos, los cuales tienen diferentes 5

Zambrano en sus estudios sobre el territorio caracteriza la lógica espacial como “un modo de producir el territorio y actuar en él, en que la pertenencia al lugar desarrolla formas concretas de dominio y jurisdicción sobre el espacio…la lógica espacial nos permite visualizar el espacio donde la propiedad es subsumida por los sentidos de pertenencia, los que a su vez, generan las intenciones de dominio”en Zambrano, Carlos, Vladimir. “Territorios plurales, cambio sociopolítico y gobernabilidad cultural”, en Territorio y Cultura. Territorios de conflicto y Cambio Sociocultural, Universidad de Caldas, Departamento de Antropología y sociología. Manizales, 2001. Pág. 42. 6 La vivienda se define igualmente como un vector de atributos como: estructura fisica, materiales luminosidad, servicios públicos, Equipamiento básico de la casa, espacios sociales y privados y derechos como al seguridad, la privacidad, el descanso. En Giraldo, Izasa Fabio y otros. En Cuadernos PNUD-UN HABITAT investigaciones sobre el desarrollo humano. “Hábitat y Desarrollo Humano”. pag 85, CENAC, PNUD-UN HABITAT editorial Panamericana. 2004, 7 “Es claro que cuando hablamos de vivienda en el contexto de hábitat, entendemos por ello no solo la casa de habitación, sino también lo que ésta representa como lugar de reconocimiento e identidad, tanto en forma individual como colectiva”. Ibid. pag 43.


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modos de habitarse de acuerdo con la diversidad de culturas que convergen en el espacio urbano; los equipamientos como las iglesias, las plazas, los colegios, y otros, en los cuales la relación de pertenencia tiene una connotación cultural y política- administrativa, donde el poder y el dominio esta determinado socialmente por el estado. Las líneas punteadas en estos dos territorios muestran como se entrelazan y se confunden los límites entre la vivienda, el entorno cercano y la ciudad. Lo que hace que los territorios se entrecrucen, y que en un proceso de traslado, la ausencia o entrada de uno de los elementos genere tensiones y en ocasiones conflictos. Lo que se transforma por el reasentamiento. En un proceso de reasentamiento, las familias deben abandonar el lugar de asentamiento ya sea por voluntad propia 8 o en contra de ella, siendo ésta el motor esencial para cualquier acción que efectúa el sujeto: entendida como la distancia entre la expectativa de salir de su espacio y hacer consciente el hecho de reasentarse. Cuando este sujeto debe trasladarse siendo consciente que debe irse obligatoriamente, inicia un proceso de desarraigo del territorio que ocupa y que debe dejar, e inicia un proceso de búsqueda y selección del nuevo lugar a ocupar. Desde este momento el sujeto empieza a planear de alguna manera las acciones necesarias para trasladarse al nuevo sitio, reflexionando sobre los cambios que tendrán sus relaciones familiares, sociales y económicas, pero sin llegar a dimensionarlas en su verdadera magnitud. Igualmente desde ese mismo momento este sujeto (sea poblaciones o individuo) percibe una serie de impactos que transformaran su vida. El desplazamiento de estos sujetos cambia y transforma su realidad cotidiana. En el caso del desplazamiento forzado, la vivienda sobre la cual el morador -que debe irse- posee una relación de propiedad, se convierte en el primer territorio que debe dejar. La relación entre el sujeto y su entorno esta mediada por los valores socioculturales que le afectan directa o indirectamente. Las costumbres y hábitos de estas personas traen consigo una gran carga valorativa predeterminada por su identidad y valores culturales. Estos valores se transforman en criterios de apreciación y valoración permeados por la imposición del traslado, donde la voluntad no ha sido el motor del reasentamiento, por tanto lo que dejan es “bueno” y “malo” lo pueden encontrar o no en otro lugar. La dimensión afectiva cobra importancia y el inconsciente contribuye con aportes inesperados. Una gran parte de lo experimentado se relaciona con el mundo que ha construido e influye en la totalidad de su experiencia del traslado. Es allí donde este sujeto es consciente del entorno que habita y de que hace parte de su desarrollo individual y colectivo.

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la voluntad es un elemento es un “continuo” de “actos”, que van desde los impulsos, o desde los instintos. (…) hasta los actos de ejecución, evaluación, la deliberación, la preferencia y la resolución. (…) sus actos se ejecutan conforme a la razón. El seguir los deseos no es ejercer la voluntad, la cual pertenece al intelecto. Concepto tomado por la psicología y la antropología en el Diccionario filosófico. José Ferrater Mora. Pág. 851, Madrid 1999.


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En el reasentamiento el territorio individual se identifica claramente por la condición de: propietario, poseedor y arrendatario, que las familias establecen sobre sus viviendas o en parte de éstas, determinando diversas territorialidades a su interior. Tal es el caso de la convivencia entre propietarios y poseedores, donde las relaciones familiares, sociales, económicas se establecen por cada uno de los individuos. Para el caso de los reasentamientos colectivos, donde se irrumpe de una manera total sobre un territorio construido, interviniéndolo y adaptándolo para la llegada de los nuevos moradores, entonces, las tensiones entre los residentes y los nuevos moradores reasentados, se agudizan exigiendo la intervención directa del Estado para establecer acciones de convivencia que permita aminorar y disminuir dichas tensiones posibilitando la inclusión de estos nuevos moradores. Para el caso de los residentes que se quedan en el territorio intervenido por el Estado el tratamiento se orienta a la aceptación y adaptación por parte de esta población a sus territorios plurales transformados; a la valoración del espacio público y colectivo que se construye, mejorando su calidad de vida y por ende la habitabilidad de su hábitat. La relación de tenencia y propiedad desde lo económico queda inmersa dentro del proceso cultural, a partir del cual puede ser explicada con nuevos contenidos. Las familias que deben trasladarse y enajenar su propiedad, la cual posee una carga cultural que ofrece estatus y control sobre un espacio limitado y considerado como propio, se pierden en el proceso de enajenación. Es importante mencionar que, en algunos reasentamientos los sujetos que se trasladan pueden cambiar la relación de tenencia, es decir, la condición de propietario o arrendatario que tenían sobre la anterior vivienda es diferente en la nueva vivienda, donde esa condición de tenencia determina las relaciones que los sujetos establecen con esa nueva vivienda dentro de un tiempo definido, al igual que la construcción de sus hábitat. Las familias que viven en arrendamiento, establecen tácitamente una relación temporal con su entorno, construyendo sus hábitat con una visión de muy corto plazo –un año- la cual cambia si su condición de arrendatarios se transforma a propietarios; lo mismo ocurre con aquellos propietarios que al irse, pierden la relación de propiedad y seguridad sobre sus viviendas y que al trasladarse no logran recuperarla en el nuevo sitio, generando una experiencia consciente más traumática en ellos. El reasentamiento transforma a todos los componentes del hábitat, configurando nuevas realidades, nuevos territorios, nuevas relaciones entre los moradores que llegan y los residentes del nuevo territorio, entre los moradores que quedan y su nuevo espacio transformado, lo que permite identificar una facultad adicional a este fenómeno que es: la de ser un instrumento de planificación consciente que a través de un hecho que reordene el territorio. Como dice Saldarriaga (2000) si la conciencia del presente determina la mirada al pasado y la visión de futuro, cualquier trabajo que se haga consciente en el presente hará que los sujetos que viven la experiencia del reasentamiento de una manera reflexiva, encontrando lo positivo del proceso, logren ver en el pasado y construir hacia el futuro acciones positivas que le generen confianza en lo nuevo, con la certeza de andar el sendero hacia la sostenibilidad.


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La experiencia del reasentamiento y la ciudad.

Entender la ciudad como uno de los hábitats más complejos que el ser humano ha podido construir no es tarea fácil, o por el contrario, como lo expresa Tarrago (1999) 9 será una tarea que no reviste complicación alguna. De una manera u otra, lo evidente es que fácil o difícil se hace necesario y perentorio para el futuro de nuestras generaciones el estudiarla, adentrarnos en ella, identificar sus orígenes, como y para quienes está construida. Como hábitat artificial, la ciudad se ha construido para el bienestar de los sujetos que lo habitan diariamente, el cual se ve transformado por las acciones que sus habitantes realizan sobre él. Estas acciones son diversas, creando relaciones de una gran complejidad, donde la forma de vida que se desarrolla va de lo más concreto y objetivo a lo más abstracto y subjetivo, donde todo se relativiza. 10 Este hábitat artificial se construye bajo el hálito de la esperanza de miles de sujetos que llegan a un lugar, un sitio, que les ofrece oportunidades, cobijo, seguridad, que les produce miedo, que a veces lo segrega y que de alguna manera responde a las expectativas que sobre ella se crean estos sujetos, que a la vez la conforman y la fortalecen. La habitabilidad en las ciudades va directamente relacionada con el concepto de calidad de vida que contempla aspectos materiales tales como el acceso a los servicios públicos, la eficiencia en la infraestructura vial, la calidad material de las edificaciones, y debe contemplar también, aspectos de expresión cultural, comunicación, comodidad, privacidad y estética urbana. (Saldarriaga, 2002, 78) Como un enorme albergue donde coexisten diferentes modos de habitar, originados por la diversidad de identidades que confluyen y se asientan y conviven, la ciudad permite que se manifieste esta heterogeneidad. En este territorio habitado por miles de moradores, la experiencia cotidiana se evidencia diariamente cuando se reside en una vivienda, se trabaja en un recinto diferente, recorren espacios públicos, se dispone de sitios para el deporte, la cultura, la salud, la educación y la recreación. Dentro de esta cultura citadina se abren horizontes que exigen nuevos retos, de donde se generan nuevas formas de convivencia, como la solidaridad y la participación.

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“Nada mas fácil que hundirnos en la multiplicidad de la vida urbana de una cualquiera de nuestras grandes ciudades, de incorporarnos vitalmente a su intenso torbellino, y con ojo crítico y avizor intentar percatarnos de cada detalle, de cada parte. De las visiones parciales, esquemáticas; en suma, de cuantas perspectivas cotidianas, locales, globales, parciales y especificas podamos abarcar”Tarrago, Salvador. Prologo para la edición castellana de la “La Arquitectura de la Ciudad” de Rossi, Aldo. Editorial Gustavo Gili, Barcelona 1999. Pág. 23 10 “Porque una forma de vida tiene consecuencias <malas> otra forma de vida contraria, tendrá consecuencias “buenas”,… una condición del hombre contemporáneo… es: “El radical desequilibrio entre la cultura objetiva y la cultura subjetiva. La cultura objetiva son las instituciones, conocimientos, actitudes, etc. Que el hombre ha ido desarrollando a lo largo de la historia, la cultura subjetiva es el aprovechamiento que el hombre hace de todo lo anterior para su <cultivo> interior. SIMMEL Georg. “El individuo y la libertad” Ensayos de crítica de la cultura. Diciembre 2001. Ediciones Península. Barcelona. Prologo


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Dentro del proceso de habitar la ciudad, los residentes establecen relaciones territoriales con sus entornos cercanos, con el barrio, la localidad, donde establecen sentidos de pertenencia, apropiación y vecindad con estos lugares generando arraigo hacia estas escalas territoriales, por la habitabilidad que ofrecen. Cuando se realiza intervenciones para reordenar la ciudad, ocurren desplazamientos internos afectando estas escalas territoriales y los hábitats colectivos e individuales existentes generando uno de los mayores impactos negativos, el desarraigo. Sin embargo, las ciudades se han creado por el desarraigo de aquellas familias y seres humanos que se permiten arriesgar –impulsados por diferentes motivaciones- y buscar mejores condiciones de vida, de trabajo, de oportunidades, de abrirse al mundo. Este desarraigo (cultivo interior del individuo que rompe la relación de apropiación de este con su lugar de origen) genera añoranza de sus raíces, afianzando algunos aspectos de la identidad, que se confunde, se entrecruza con los nuevos códigos y lenguajes que se crean y se ofrecen en la ciudad, construyendo la cultura de las ciudades. (Giraldo, 2003) 11 . El sentido de desarraigo, es compensado con un sentido de pertenencia de nuevos lugares y aprendizajes, los cuales generan en los ciudadanos sentidos de apropiación de recuerdo, de tranquilidad, de añoranza que reafirma valores culturales propios y le permite estando en un lugar diferente, construir, sin perder una relación agradable con su origen Si entendemos que el reasentamiento es un generador de ciudades, el desarraigo se retoma entonces como oportunidad, y transformador de cultura, no es malo ni bueno, es como se tome, como se intuya y potencialice generando nuevas opciones y un "terco sentido de renovación" ante un medio urbano ajeno y a veces hostil. La historia de la humanidad nos enseña que a pesar de lo doloroso que es el desarraigo, permite la integración de muchas culturas en la conformación de las grandes urbes, así, la lucha de minorías étnicas por un reconocimiento se potencializa en esos hábitat que se construyen, reconstruyen y destruyen. Los anteriores supuestos, están sustentados desde el sujeto, el individuo, el cual es único en un espacio desconocido y en donde debe generar mecanismos que permitan su existencia y permanencia en el nuevo lugar. Estos mecanismos son: la participación real en la construcción de sus nuevos hábitats y la solidaridad que se genera entre estos sujetos, desconocidos, pero unidos por un mismo sino, el desarraigo; la solidaridad que se va formando permitiendo una cohesión, sumar y unir a aquellas personas que solo los une la sensación del vació de no ser reconocidos en una gran ciudad que no los identifica, ni identifican, pero que lo recibe y les da seguridad y cobijo. En este marco, la ciudad de hoy requiere planificarse a más largo plazo, siendo conscientes que continúa su proceso de construcción y desarrollo y que urge un 11

Como lo afirma Fabio en la complejidad del lugar, “la ciudad, toda ciudad, instituye su propio mundo, su propio sistema de interpretación, su identidad” Giraldo Fabio, en La complejidad del Lugar artículo que conforma la compilación Ciudad y Complejidad de Creación Humana. Bogotá 2003. pag 67


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reordenamiento de sí misma, que le permita reorientar mejor su crecimiento de manera sostenible y en beneficio de las generaciones futuras. Es aquí en la dinámica del conjunto de estos procesos por desarrollar, donde están latentes diversas fuerzas sociales en la construcción de un mejor hábitat, de una cultura y convivencia propias, en donde el reasentamiento toma connotaciones diferentes a las que se le ha venido dando llegando a ser una forma de construcción de hábitat, una herramienta conscientemente en la planificación y reconstrucción de una ciudad autónoma y sostenible. En conclusión miraremos al reasentamiento como: 1.

Constructor de ciudades, como proceso originario en esta construcción

2.

Como transformador del desarraigo, el cual es el motor y gestor de nuevas cosas, nuevas culturas, nuevos horizontes, como el motor.

3.

Fenómeno y herramienta estratégica de planificación localizado en un tiempo de grandes transformaciones donde la modernidad exige acciones planificadas y ordenadas por parte de los estados y donde la participación y la solidaridad -acciones propias del individuo- deben jugar un papel preponderante y la subjetividad toma mucha más importancia en los procesos de planificación.

4.

Una herramienta en la construcción de lo urbano, en la reconstrucción de la ciudad del siglo XXI, la ciudad cosmopolita y sostenible, la cual es el derecho de todos”

5.

Como herramienta de prevención del riesgo

6.

La resiliencia de los asentamientos. En un proceso de mejoramiento integral donde se realiza reasentamiento de población se debe tener en cuenta la resiliencia de este asentamiento para acoger a la población que desplaza


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