BUSCANDO LA LUZ

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Buscando la luz


Vicerretorado de Extensión Universitaria Secretariado de Actividades Culturales

ExposiciÓn

Catálogo

Comisario Mª Isabel Moreno Montoro

Textos Manuel Parras Rosa Javier Marín López Virginia Sánchez López Mª Isabel Moreno Montoro Josep Martí Ribas Máximo Beni González Amparo Castrillo Chucho Valcárcel Carlos Gelabert

Coordinación Técnica Manuel Correa Vilches Juan Carlos Cárdenas López Transporte Equipo de Mantenimiento de la Universidad de Jaén Montaje Equipo de Mantenimiento de la Universidad de Jaén Seguros Mapfre

Diseño y maquetación Servicio de Publicaciones Impresión Gráficas La Paz de Torredonjimeno, S. L. ISBN: 978-84-8439-424-2 Depósito Legal: J-614-2008

Todas las imágenes utilizadas en este catálogo son fotogramas del documental de Juanma Valentín.


Buscando la luz



Buscando la luz es un proyecto integrado en el que las Artes y uno de los más anhelados misterios de la Ciencia se encuentran: El Universo. Si bien es cierto que se han esclarecido a lo largo de los siglos grandes temas sobre el Espacio que nos alberga, continuamos buscando, y esto es porque el misterio sigue ahí. Cómo la Astronomía, la Filosofía y las Artes han arrojado preguntas y respuestas, y lo siguen haciendo. Las Naciones Unidas declararon 2009 el Año Internacional de la Astronomía. Esta iniciativa, compartida con la Unión Astronómica Internacional, pretende estimular el interés en astronomía y ciencia bajo el tema central “El Universo para que lo descubras”. El proyecto artístico que el escultor Roberto Pajares y el compositor Claudio Recabarren nos presentaron el 21 de mayo de 2008 contó con la colaboración de Josep Martí, responsable del Observatorio Astronómico de la Universidad de Jaén. Ahora, en este disco libro encontramos las imágenes de la intervención artística de aquel día y de otros muchos en los que se preparó este proyecto. Juan Manuel Valentín ha creado esta obra videográfica en la que desde las Artes abordamos la inquietud del ser humano por descubrir el Universo. Esperamos, con todo esto, contribuir al estímulo no sólo en Astronomía y Ciencia sino también en Arte y a su disponibilidad para acercarnos a mundos en los que también podemos entrar sin estar especializados en sus campos de conocimiento. Manuel Parras Rosa

Rector de la Universidad de Jaén



La metafora de la Harmonia mundi en “Buscando la luz”: una confluencia de astronomia, musica y escultura

En esta época de “uniformismo” cultural en la que gran parte del arte se presenta al espectador en el marco de las grandes exposiciones y el comisario suele aparecer poco menos que como una estrella, inauguraciones como la de «Buscando la luz» nos hacen reflexionar sobre el glamour artificial que rodea ciertas prácticas artísticas y cómo éste caricaturiza al mundo del arte con su impronta elitista y esnob. Lo mismo puede decirse a propósito de los conciertos de música “clásica”, celebrados en el marco de auditorios y salas de conciertos, y en los que muchas veces se busca más la imagen mediática del artista, que acaba siendo un mero instrumento en manos de una red social de relaciones y poderes. En este sentido, «Buscando la luz» se aleja por completo de la imposición mundial de la cultura del espectáculo como único registro y propone un tipo distinto de dinámica cultural.


«Buscando la luz» es el sugerente título de un proyecto artístico interdisciplinar e interactivo presentado en el Campus Universitario Las Lagunillas de la Universidad de Jaén el 21 de mayo de 2008 y concebido por el escultor navarro Roberto Pajares Martínez “Pájaro” y el compositor chileno afincado en España Claudio Recabarren Madrid. La idea de hacer confluir en una misma experiencia artística disciplinas tan dispares aparentemente como la astronomía, la música y la escultura en un campus universitario al aire libre, es muy sorprendente, pese a que los dos protagonistas están acostumbrados a realizar este tipo de colaboraciones plástico-musicales. La escultura del Pájaro, ideada y materializada en Jaén los días inmediatamente anteriores a su inauguración y ubicada entre los edificios A4 y A3 del Campus, se inspiraba en la teoría de los cuásares, unas fuentes energéticas y lumínicas del universo cuya forma se asemeja, simplificando un tanto, a la de un tornado con una gran base. En el acto de inauguración de la escultura el pianista Recabarren interpretó su sonata contemporánea para piano “Luz Cósmica”, compuesta expresamente para la ocasión. Para darle un cientificismo astronómico al evento, el profesor de Astrología Josep Martí puso a disposición de los asistentes, y junto al piano como un elemento más de la performance, un telescopio desde el que podía visualizarse el segundo planeta más grande del sistema solar, Saturno, cuyos anillos se divisaban con absoluta claridad pese a la lejanía. Resulta totalmente apropiado, por tanto, emplear el término “convergencia”, que denota cómo varias líneas –las acciones de escultor, astrónomo y músico– se dirigen hacia un mismo punto. Las siguientes líneas constituyen una suerte de reflexiones sobre esta experiencia artística con mayúsculas, verdadera metáfora de la Hamonia mundi y de lo que el arte nunca debió de dejar de ser.



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Harmonia mundi o de la musica de las esferas Pocas disciplinas han ido tan de la mano a lo largo de la historia como la música y la astronomía. Ambas se enseñaban conjuntamente desde la antigüedad y en las primeras universidades cristianas formando parte del currículum del Quadrivium, junto con la aritmética y la geometría. El origen de esta estrecha relación se sitúa, en el ámbito occidental, en la doctrina pitagórica de la “música de las esferas” o Harmonia mundi. En su formulación más simple, la “música de las esferas” se producía cuando los cuerpos celestes, en continuo y veloz movimiento, emitían un conjunto de sonidos, de la misma manera que los cuerpos terrenales producían vibraciones cuando se movían en el aire. Los hombres no pueden escuchar esta música cósmica porque han crecido acostumbrados a ella y porque los cuerpos celestes, que giran sin tregua en sus órbitas circulares, producen permanentemente armonías, que no son apreciadas al no haber silencios. El sonido emitido por cada esfera corresponde a un tono diferente de la escala musical, dependiendo de la distancia entre ellas y los radios de sus órbitas, de la misma forma que los tonos musicales emitidos por las cuerdas de un violín dependen de su longitud. Tenemos aquí un concepto de cosmos como universo ordenado a través de la armonía matemática y musical. Durante el Renacimiento, movimiento que entendía la proporción como esencia y fuente de belleza, las relaciones matemáticas de la “música de la esferas” se tomaron como principio generador de las relaciones espaciales en arquitectura, tal y como demostraron Palladio y Alberti.

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Pese a que la Harmonia mundi es una especulación fantástica, no ha dejado de ser una aspiración natural en el hombre y una fuente de inspiración para escritores y músicos; de hecho, la pervivencia de la estela pitagórica a lo largo de los siglos es, para muchos, uno de los fenómenos culturales más interesantes de la Historia. Desde el punto de vista musical hay reminiscencias pitagóricas en compositores como J. S. Bach, O. Messiaen y B. Bartok, quien usó la llamada “escala Fibonaci”, basada en la serie numérica del mismo nombre. Los principios pitagórico-matemáticos se encuentran en la base del nacimiento y desarrollo de importantes movimientos musicales como la polifonía de Notre-Dame y su sistema de notación modal, el movimiento dodecafónico, el serialismo integral y la música estocástica, entre otros. Ejemplos de obras musicales relacionadas con el fenómeno de la Harmonia mundi son La Creación de F. J. Haydn, Así habló Zaratustra de R. Strauss y La Consagración de la Primavera de I. Stravinski. Por su parte, Paul Hindemith se acercó a la figura del astrónomo y matemático Johannes Kepler (1571-1630) por medio de una sinfonía y de una ópera que comparten el mismo título, Die Harmonie der Welt (La armonía del mundo). Arnold Schönberg empleó unos proféticos versos de Stefan George en la parte de la soprano que interviene en su Cuarteto nº 2: “Ich höre die Musik von anderen Planeten” (Escucho la música de otros planetas). Y Gustav Holst escribió la que probablemente es la obra planetaria más célebre de la historia: su suite para gran orquesta Los Planetas, dividida en siete movimientos (en alusión a los siete planetas conocidos a principios del siglo XX cuando escribió la obra).

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Escuchando la luz, viendo los sonidos La música constituye un arte del tiempo y la escultura un arte del espacio; es decir, la música se escucha y la escultura se ve, aunque la música se toca en un espacio y, por supuesto, no suena igual en cualquier espacio. Por otro lado, en la música el tiempo lo propone el artista, mientras que en la escultura lo hace el público; un elemento común a tiempo y espacio es el movimiento, unidos por la materia que los atraviesa en un ritmo eterno.

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Entre las participaciones vitales y vivenciales en la vida de Claudio Recabarren podemos destacar –quizá una mera coincidencia– sus inicios en los años 70 en un grupo de rock progresivo denominado Quásar y sus posteriores incursiones en el jazz, sobre todo durante su etapa en Los Ángeles. De Roberto Martínez sólo diremos que en la actualidad reside en una ermita románica en un pueblo de la sierra de Cameros (La Rioja), donde emigró como un Pájaro libre buscando nuevas vivencias, fuentes de inspiración y un silencio harmónico alejado del caos urbano. Lamentablemente, no siempre detrás de un gran artista hay una gran persona, humana e intelectualmente hablando. En el caso de Pájaro y Recabarren se da esta feliz conjunción. Ahora que hemos tenido la fortuna de llegar a conocerlos como personas, el dúo revela una simbiosis absolutamente coherente, no sólo entre ellos, sino también en el sentido de obra-persona.

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La característica más destacada del cuásar como objeto cósmico aparece reflejada con claridad en la obra artística de Pájaro y Recabarren: los chorros lumínicos de plasma en un proceso de expansión continua e incesante se materializan, en lo escultórico, en la ascensionalidad y retorcimiento de los hierros y, en lo musical, en el constante flujo melódico de la sonata. Pájaro no necesitó usar colores en su escultura para denotar la luz del cuásar; su obra tiene una fuerza luminosa en sí misma. Más difícil si cabe resulta expresar la luz con el sonido, una realidad de naturaleza inmaterial. Música y luz tienen en común el ser elementos finitos que requieren de ciertos factores para su existencia y que provienen de un objeto, siendo elementos medibles y cuantificables. Recabarren utilizó para ello melodías suspendidas, que fluían transparentemente, y que se asemejaban al estado de la luz del cuásar. Esta dimensión lumínica es, quizá, el principal nexo de unión de este proyecto artístico. La pulcritud del sonido del piano “romántico contemporáneo” –como se autodefine el propio Recabarren– permite descubrir una nueva forma posible: la de la escultura sonora, la del sonido iluminado. Para el pensamiento pitagórico todas las cosas estaban conectadas entre sí, y así lo están en el cosmos de escultor y músico.

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Escuchar el sonido visual del piano y admirar la belleza sonora de la escultura fue una invitación al deleite y, más que eso, una experiencia harmoniosa para el macrocosmos y el microcosmos. Javier Marín López Virginia Sánchez López Universidad de Jaén

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Trashumantes

Sentir frente a la pobreza del arte. La característica más específica de este proyecto con el que me enfrento es la de sentir. Actuar como antena. Estás en un lugar y es el pálpito de ese y no otro espacio el que se acompasa con el personaje. Trabajas en el lugar, sobre sus circunstancias, asumiéndolas y emanándolas, con sus recursos, aprendiendo dando. Y voy a jugar a esto del sentir con este elogio a lo que me gusta. No voy a buscar lo que otros dicen, no voy a citar, voy a contar lo que siento sobre el tema, de modo que toda coincidencia, por supuesto que no será por casualidad pues la recámara de la memoria funciona a nuestro pesar, saldrá por su fuer. La riqueza de sentir nos permite hacer varias referencias a su relación con el arte: el sentimiento, el sentido y la sensación.

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El sentimiento vinculado a ser sensible, se ha entendido en ocasiones como una debilidad, tener sentimiento y ser endeble emocionalmente se ha identificado como la misma cosa cuando es al contrario; y contrapuesto al concepto voluptuoso de la sensación se ha diferenciado de ésta con mucho empeño cuando en realidad son inseparables. El sentido. Quizá sea ésta la más compleja de las relaciones, al menos para mí. El sentido puede hacer referencia al significado de las cosas, a la dirección que toman o la percepción que hacemos. Cómo no, estrechamente relacionados los tres, incluso sintetizados en uno en demasiadas ocasiones. Pero cuando hablo de sentido me refiero a la dirección de las cosas muchas veces, y la mayoría a su significado, para hablar de percepción nos iremos a la sensación. De este modo para mí el arte es con sentido, pues si no es así no me sirve.

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A pesar de lo cual, entiendo que la sensación va por delante del sentido, y no quedando invalidada por éste puede ser su justificación exclusiva. Así las cosas, cuando no hay sentir nos enfrentamos a la pobreza del arte, que no al Arte Pobre del que después hablaremos. Esta pobreza se puede dar en la obra, o en el espectador o en ambos casos, y desde luego se da en el comercio del arte.

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El Arte Pobre o los nomadas del arte Quizá uno de los aspectos que ha diferenciado el Arte del Arte Popular es que aquél siempre ha tenido algo de errático frente al segundo que tenía sus raíces en el acervo del pueblo en el que se desarrollaba. Los cambios en las tendencias arrancaban de focos geográficos pero como un humo se iban extendiendo por el mundo de la mano de la corriente cultural, ideológica y social del momento, siempre en manos de la élite política y económica. El artista era un nómada universal a merced de estas corrientes y élites, y su rebelión hacia ellas era subliminal, pero esta silenciosa marcha a través del arte movía el mundo y movía los cambios, los que dominaban el lenguaje sabían como afectar al poder. No obstante, esto no impedía que el objeto de arte fuese, y siga siendo, moneda de cambio. No un producto con precio digno para quien lo produce, lo cual sería lo justo, sino una moneda de cambio para la especulación.

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Ahora, estos conceptos y aplicaciones no se pueden entender lo mismo. El Arte Popular tiene la misma capacidad de expansión que el Arte (ya sabemos todos aquello de los medios de comunicación y de internet), y lo popular y lo elitista se han barajado. La eclosión que se da en un punto de la tierra simultáneamente está teniendo repercusión en el lado opuesto, no se produce el traslado físico que va desplazando el aire de lugar al que nos referimos cuando hablamos de nomadismo.

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Sin embargo, los nómadas del arte no han desaparecido. Aun entrando en el concepto del arte emergente se mantiene la figura del personaje que recorriendo los espacios recoge y deja rastro. Pero ya no es arte más pobre el arte popular, pues aunque se mantiene la élite, si ésta se lo propone, lo popular se elevará a lo más alto. La tecnología y los materiales de diferentes oficios invaden la producción artística. Las esculturas además del bronce y el mármol, dignifican el hierro o la chatarra, la soldadura es un procedimiento completamente asumido; la perdurabilidad de la obra no importa, lo crucial es que acontezca y que congregue a los que han sido captados por la onda. Artistas con un movimiento libre por los caminos del arte, que están a expensas de la iniciativa de organismos o entidades que intentan prestar atención a una forma de producir arte que no sea negocio. Una forma de atender el arte altruistamente, buscando la conexión entre personas y no la inversión en un valor en alza. Abriendo caminos a los nómadas del arte, los que buscan dónde se está haciendo, y los que buscan dónde se puede hacer.

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Esta lucha contra la especulación del valor del producto artístico, que a partir de materiales pobres y de difícil perdurabilidad daba a luz obras que podían desaparecer en cualquier momento, así como la consolidación de las intervenciones temporales y performativas, nos vino a sumergir en el Arte Pobre.

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Y ahora el Arte Pobre, aquel Arte Pòvera, está plenamente aceptado en el concepto efímero del arte. Se le han sumado muchos recursos, por ejemplo el videoarte es una suerte de arte pobre que permite manifestarse a bastantes artistas aunque se necesite una infraestructura tecnológica de base. Pero facilita los desplazamientos, se llega con la obra a infinidad de recónditos lugares y personas, y sobre todo, alimenta la contracorriente de la especulación con el objeto de arte. Los nómadas del arte son también los videoastas, siempre que las sociedades de derechos de autor no intervengan para agravar el problema de la democratización del arte, porque una cosa es pelear por que se te reconozca la autoría y otra que acabemos pagando derechos de exhibición por un vídeo en una exposición. ¿Cómo integramos vivir de nuestro trabajo con la pelea contra el abuso del valor del objeto de arte? Seguramente hay un término medio.

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Pero esto no ha sustituido a esas antenas, que se diseminan por la tierra con sus artefactos. Son tropas que se van sumando. Comparten mucho en cuanto a lo que facilita prescindir de la galería, del galerista, de los comisariados o curadurías; en definitiva, saltarse a los especuladores y dominadores de los productos artísticos. El arte de la calle, el arte digital, el arte efímero: performances e instalaciones efímeras en el marco natural (arte de la tierra) o en el urbano.

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Roberto Pajares Martinez “Pajaro”. Se encuentra este personaje, abriendo caminos por el salvaje campo del Arte. En cierta medida disidente, defensor de proyectos en los que el arte forma parte de la vida de las personas, y en los que ganar dinero no es un objetivo. Alrededor de la ermita de Lomos de Orios ha creado un foco que a oleadas convoca a cierto número de cómplices y confidentes con los que cuenta para dinamitar, en la medida de sus posibilidades y en el pequeño radio de acción que le corresponde, el abigarrado mundo de la especulación del arte.

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Su obra está realizada también con el material que le surge por el mundo, controlando el oficio de herrero, recicla en objetos de arte los más insospechados desechos. Fuera de su taller, su fundición, su fuelle y su yunque, va contando todo esto con piezas de una envergadura nada despreciable. El resultado de las obras de Roberto Pajares es orgánico. A pesar de ciertas piezas en las que la composición de las formas es rectilínea y geometrizante, el acabado siempre sometido a la acción de los elementos, le otorga ese aspecto integrado con la naturaleza y el progreso del tiempo; hierro en oxidación, manchas fortuitas.

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Sus obras son un ejemplo completo del uso de los recursos gráficos en la tridimensionalidad. La tendencia de muchos escultores a limitarse al plano, al espacio ocupado y al espacio vacio: masas y vanos, es un concepto demasiado breve para la escultura de Roberto Pajares, que se enriquece con el dibujo espacial a partir de líneas y entramados de trazado que enredan el aire alrededor de partes más compactas, así como la localización de focos y puntos que adquieren visualmente un valor casi etéreo, al aparecer como elementos que parecen flotar, aunque un vistazo más detenido nos lleve a encontrar su punto de anclaje.

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Y ahora “Buscando la luz” Este proyecto, uno de los que realiza en asociación con el compositor y músico Claudio Recabarren, viene a parar a la Universidad de Jaén. El acontecimiento tuvo lugar en un rincón del campus de Las Lagunillas y nos habló del vínculo de la tierra y sus habitantes con el universo de los astros. Junto a Recabarren proyectó esta búsqueda por el mundo de los cuásares y enredaron en cierta conversación a Josep Martí, el responsable del observatorio astronómico de la Universidad de Jaén y a Juanma Valentín, artista multidisciplinar en el campo videográfico, que se ha explayado con el guión, la iluminación, la cámara y el montaje.

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Entre ellos han “dado a luz” este testimonio en forma de libro disco, gracias al cuál podemos recordar el mágico momento que vivimos la noche del veintiuno de mayo de 2008, cuando ante la escultura presentada por Roberto Pajares Martínez “Pájaro” y el telescopio por el que nos transportó Josep Martí, pudimos “sentir” “Buscando la luz” a través del piano que nos tocaba Claudio Recabarren, bajo las estrellas, interpretando su composición. La escultura ha quedado en el Campus, bastante perdurable a partir de su composición soldada de hierro, alrededor de mil quinientos kilos de hierro soldado que nos recrean tres túneles asociados a agujeros negros del espacio.

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Hay experiencias más Arte Pobre que ésta, y sus responsables saben de lo que hablo, pues tienen larga experiencia en ello. No siempre podemos contar con esta joya que ahora tienes entre las manos. Hay dos aspectos fundamentales. A pesar de que la escultura ha quedado y podemos visitarla, la composición musical de Recabarren podemos escucharla de nuevo, y el observatorio de Josep Martí y el Universo siguen en su sitio conectando aquel mundo estelar con este más tangible, hay algo que no ha quedado, el momento. Aquel momento era el hecho artístico. Pero hay algo que permanece en quienes vivieron la experiencia, y algo más en quienes entren en el documental de Juanma Valentín. “Buscando la luz” es una acción modesta y ambiciosa a la par. Modesta porque no pretende impactar los índices del pulso del arte de nuestros días, y ambiciosa porque quiere servir de antena para mucha gente. Es un proyecto realizado para la gente, no para galeristas o direcciones de museo o curadurías expertas. No es un proyecto para adornar los anales del arte, es para hacernos sentir que somos pequeños y grandes, porque el Universo es vastísimo pero podemos alcanzarlo. M. Isabel Moreno Montoro

Jaén, 2008

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Cuasares La escultura de Roberto Pajares “Pájaro” que se inaugura en el campus de Las Lagunillas, junto a la composición musical de Claudio Recabarren estrenada con motivo de este evento, se han inspirado en una de las fronteras de la astrofísica actual. No suele ser frecuente que arte y ciencia confluyan de una manera tan clara ante nuestros ojos y oídos. Sin embargo, ello no debería sorprendernos tanto puesto que ciencia y arte son en realidad facetas complementarias de la manifestación cultural del ser humano. Existen además muchos ejemplos de cómo la una puede estar imbuida de la otra. ¿Cuánto arte se esconde, por ejemplo, en las figuras fractales que nos descubre la Matemática? ¿Y acaso no hay ciencia en la estructura interna de una pieza musical cuyas notas responden a un patrón de frecuencias perfectamente establecido y combinado de infinitas maneras? La escultura que quedará en el campus representa a los objetos celestes conocidos como cuásares, objetos distantes y extremadamente luminosos cuya fuente de energía resultó un auténtico misterio cuando se descubrieron en la década de los sesenta del siglo pasado. Hoy sabemos en el motor de esta energía se halla un agujero negro, un objeto compacto y colapsado cuya masa es hasta miles de millones de veces la del Sol, engullendo estrellas, gas y polvo de la galaxia en cuyo centro se halla. De hecho son tres los ingredientes básicos de un cuásar: el agujero negro, un disco de materia a su alrededor, que canaliza el apetito del monstruo, y chorros de plasma que emergen perpendicularmente a una velocidad comparable a la de la luz. Estos últimos son

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posiblemente el elemento más emblemático de esta obra escultórica donde podemos ver hasta tres de ellos reunidos. Los chorros también son, a la luz de nuestro conocimiento actual, los responsables de algunas de las emisiones de más alta energía que detectamos procedentes del Cosmos convertidos aquí en transmisores del mensaje del artista. Resulta curioso comprobar cómo a veces la naturaleza se replica a sí misma a diversas escalas. De hecho la combinación de agujero negro, disco y chorros se ha puesto en evidencia en tres categorías de objetos celestes muy distintos pero con una gran analogía física y morfológica entre sí. Me refiero aquí a los cuásares, los microcuásares y otros objetos aún más exóticos llamados colápsares asociados a explosiones de rayos-gamma en el cielo. Sin entrar en detalle sobre cada uno de ellos, el trío de chorros que conforma esta nueva escultura universitaria encaja muy bien con esta idea de una misma familia de astros con tres clases de miembros. Con esta actividad artística, se marca un preludio en la UJA para los actos de celebración de 2009 como Año Internacional de la Astronomía. Coincidiendo con el cuarto centenario del uso del telescopio por Galileo en 1609, serán muchos los eventos del próximo año en los que se tratará de acercar la Astronomía al público y el arte puede ser perfectamente uno de los vehículos empleados para ese acercamiento. Josep Martí Ribas

Área de Astronomía y Astrofísica Universidad de Jaén

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Pianista transeunte del universo

Pianista transeúnte del universo... así le gusta definirse a sí mismo al propio Claudio, y quizá estas cuatro palabras encierran todo el significado de su obra y de su persona. Él es ante todo y primeramente un pianista, un músico. Ese es su oficio, tiene la certeza de saber cuál es su lugar en el mundo y es para él algo innegociable. Claudio no se concibe a sí mismo de otra manera que con su piano y su música. Es un artista ante todo y sobre todo, y vive por y para ello.

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Y uno no puede dejar de imaginárselo como un antiguo trovador por los caminos, a lomos con su piano, transeúnte, que nos transmite su música y su mística, y que se nos muestra tal y como es, desnudo de todo artificio, como el indio dispuesto al ritual. Ese caminar por el universo se podría interpretar como una búsqueda. Una búsqueda en dos direcciones. La espiritual, la de buscarse a sí mismo, y que es un caminar por su universo interior, y que le ha llevado desde su San Bernardo natal en el sur del mundo, hasta un pequeño pueblo en la montaña en el viejo mundo europeo, pasando por la gran Babilonia moderna que son los Estados Unidos.

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Esa búsqueda personal ha ido en una imaginaria línea paralela a la búsqueda de un estilo musical definido. El rock en su juventud, la música clásica en el conservatorio, el jazz y la música latina durante su estancia en USA, los ritmos de las tribus precolombinas en su vuelta a Chile...incluso el flamenco en la actualidad, son influencias y querencias que han ido moldeando su obra, que ahora desemboca en esta Sonata “Luz Cósmica”, que fué exhibida para la inauguración de la escultura “Buscando la luz” del artista Roberto Pajares, “Pájaro”, en el campus de la Universidad de Jaén. Es un paso más en ese caminar, en la búsqueda de un lenguaje con el que explicarse a sí mismo y explicarse el mundo, la vida... el universo en fin. Máximo Beni González Coleccionista de música

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El “Pajaro”

Roberto Pajares “Pájaro” vive en una ermita. Desde sus ventanas se divisa un bosque cambiante no sólo por el paso de las estaciones, sino por los proyectos que diseña. Propuestas escultóricas que, como el árbol que fructificaba en letras, van componiendo los capítulos de una historia de encuentros. En 2000 pudimos ver, en los prados, las primeras obras de Lucho Hermosilla y Lesley Yendell. Pronto sigueron las obras de artistas como Pamen Pereira, Gertrudis Rivalta, Alberto Vidarte, Luis García Vidal, Tomas G de la Santa, Jose Antonio Soto “Sotte” y Carmelo Argáiz: estaba naciendo el parque de escultura “Tierras Altas Lomas de Oro” , la primera experiencia de Land Art en La Rioja. Los habitantes de Villoslada de Cameros despertaron una mañana sorprendidos por el transito de artista de Europa y América interviniendo en el espacio del parque natural, exponiendo en la ermita, protagonizando performances en el pueblo y compartiendo las aulas de la escuela con los más pequeños. Pese a sus continuas intervenciones en el espacio, en este proyecto Pájaro dejó de ser escultor para centrarse en el diseño y coordinación del proyecto.

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La ermita ha sido el puerto al que arribó la barca que contenía velas y agua. Junto a varias esculturas más, regresaba de una travesía acompañando al piano de Claudio Recabarren en numerosos conciertos. Su entorno ha sido escenario de espantapájaros imposibles en el proyecto desarrollado en el otoño de 2006, que contó con la participación de más de cuarenta artistas y estudiantes de arte. Su dimensión de herrero, con trabajos en diversas forjas de balcones y puertas, cantero que ha restaurado escudos y chozos de pastor con la técnica de la piedra seca; nos acercan a la fusión de lo tradicional y lo contemporáneo. El artista y el artesano indisolublemente ligados en un juego que, como su obra “espiral” gira creciendo y crece girando al incorporar ideas, proyectos, amigos… En sus obras la presencia constante del hierro y la madera en dialogo, físico o metafórico, con los elementos (tierra, aire, fuego, agua) y el tiempo. Materia que se transforma, cambiando de forma, color y textura en continua evolución. Troncos quemados, hierros oxidados, materia en proceso…

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La primera vez que la mirada de Pájaro se cruzó con la mía, los bosques de Valvanera, estaban ardiendo en lo que ha sido el peor incendio de La Rioja. Mientras las llamas consumían cientos de hectáreas, un anciano lloraba silenciosamente. Quizá algunas de sus obras, como la parrilla con forma humana, constituyan una forma de exorcizar el recuerdo de aquella desolación. Contrapunto a tanta, destrucción se implicó con Cruz Echagoyen, en un proyecto de festival aerostático. Quince globos tripulados sobrevolaron el parque Natural Sierra de Cebollera. Burbujas de color que durante tres días transformaron el espacio. Las miradas de entendimiento perduran. La complicidad que hemos mantenido durante veinte años me permitió contar con su colaboración en la exposición “El Conocimiento”, reflexión de doce artistas en el marco del Festival del Aprendizaje de Galicia, Asturias, Castilla y León, La Rioja y Aragón. Pájaro es un ermitaño que crea lugares de encuentro. Su cocina, su taller, su herrería se convierten con frecuencia en café de tertulia compartido por escultores, pintores, músicos, forestales, ganaderos… espacio de debate, reflexión, juego, pensamiento, provocación… Amparo Castrillo

Directora de la Universidad Popular de Logroño

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Imaginando, a vista de Pajaro, la musica del cosmos

Hace un tiempo fue enviada al espacio una sonda con información relevante, considerada como representativa de nuestra especie y del conjunto de sus civilizaciones: una muestra significativa de aquello que identifica al ser humano como tal, por si hubiera otras existencias fuera de nuestro planeta. Entre dicha información, y como no podía ser menos, se adjuntaban ejemplos que constituían pilares fundamentales del patrimonio de la humanidad y, efectivamente, se incluyeron obras artísticas o ejemplos de éstas en sus diferentes manifestaciones: música, pintura, escultura, arquitectura, fotografía, instalación, acción, literatura, danza, arte dramático, etc. A través de la sonda espacial viajaron ‘fuera’.

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En lo concerniente al arte musical, no obstante lo pretendido, no parece posible la comprensión del lenguaje musical del Homo Sapiens ¿Sapiens?, por ejemplo, por parte de inteligencias extraterrestres, por ser este lenguaje una sombra de una sombra -de lo que realmente es la música en origen-, es decir la proyección de lo que es o tal vez sea la música. Pero explicaremos este asunto:

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Tal y como surgió en nuestra civilización el concepto de música, nada tendría que ver ‘lo que suena’ con ésta. Música era -y a algunos nos lo sigue pareciendo- la capacidad del individuo para comprender el movimiento planetario, las proporciones matemáticas que se dan en el cosmos (órbitas de traslación y rotación de esferas, distancias entre objetos, equilibrio de fuerzas de atracción y rechazo, etc.), la llamada música de las esferas. Desde ese punto de vista sería posible que una inteligencia externa -extraterrestre- asimilara o descifrara este lenguaje que, por otra parte, tampoco es la propia música -siempre caduca y efímera por ser circunstancial al tiempo en que se produce-. Ésta sucede en el tiempo y, con él, se extingue. No ocurre, sin embargo, con la escultura, por ejemplo.

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En cualquier caso, nunca la música es la misma aún cuando ésta sea portadora de un mismo lenguaje musical -hablamos, claro, de la interpretación tan distinta que sugiere una misma música escrita, ya en manos de individuos diferentes, ya de épocas también distintas o en momentos de ejecución e interpretación incluso próximos en espacio y tiempo-. En la escultura, el productor imaginario y fáctico coinciden; son el mismo individuo. En la música ambos productores suelen estar separados: uno crea la obra; otro la ejecuta y le da vida para los demás (oyentes/escuchantes). Por otra parte, hicieron falta un Mozart y un Beethoven para recorrer el camino que, en pintura, hizo sólo un Goya; pero esto es otra historia que, ahora, se aleja demasiado del propósito de este escrito.

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Pues bien, desde el punto de vista sonoro es imposible una comunicación extraterrestre: la ausencia de aire fuera de la atmósfera imposibilita la transducción y el cambio de presión molecular, absolutamente imprescindibles para que una vibración llegue a estimular la membrana de un oído capaz de de convertir dicho movimiento mecánico en un impulso eléctrico; capaz, a su vez, de producir una descarga en el cerebro que genere la imagen sónica. Sí, porque el sonido es una imagen ‘intracerebral’. La vibración de la fuente sónica nunca llegaría a ser sonido y, el sonido, sólo existe en el cerebro humano; por tanto, fuera de él nada tenemos que se pueda llamar ‘sonoro’ -aunque nos resulte incomprensible y mágico-. El sonido, como materia prima de la música, es un constructo del cerebro animal.

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El Concierto para clarinete y orquesta en La mayor, K. 622, de Wolfgang ‘Amadeus’ Mozart, que muchos asociarán al film Out of Africa, jamás sería percibido ‘sonoramente’ en el cosmos por aquellas inteligencias extraterrestres, aunque sí pudieran descifrar lo intrínseco del lenguaje matemático y, a partir de este, deducir la ‘semántica sonora’. Con todo, carecerían de la información cultural circunstancial, la información contextual, los a priori que preparan al individuo de cada civilización para interpretar y decodificar signos y señales que se conviertan en conceptos con o sin significado, pues la música, per se, es asemántica. ¿De qué sirve, entonces, enviar un ‘mensaje’ sin mensaje? La música es un mensaje sin mensaje, por lo que no es mensaje. Aunque les facilitáramos un manual de instrucciones, al no poseer en su sistema límbico la imagen sónica, sería imposible que conocieran qué entendemos hoy por ‘música’ dichos extraterrestres. Esa es la gran limitación del arte: necesitamos un ‘manual de instrucciones’ para empezar a asimilar en proximidad al creador. Dota de significado a la música lo que nosotros deseamos que la dote: imágenes retinianas-memoria, asociaciones-connotaciones, sensaciones-neuropercepción, etc.

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Frente a cualquier definición del tipo ‘La música es el arte de combinación de sonidos’ cabe argumentar que la música es la habilidad humana -y sólo humana- para la comprensión del universo -mejor dicho, hoy, multiverso-. El conocimiento de las proporciones matemáticas que se dan en el cosmos es la matriz de lo que a nosotros ha llegado como música; que es lo que ‘suena’, lo que ‘nos suena’. La música, tal como hoy se entiende, sólo es la sombra de lo que en su origen fue la música. A nadie se le ocurriría pensar que mi sombra soy yo, sino una proyección bidimensional de un objeto-sujeto tridimensional -que sí soy yo-.

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Una cueva, una piedra erosionada e, incluso, un paisaje, existen en la naturaleza sin la intervención humana. Sin embargo, la música no existe de manera natural, pues es un invento de nuestra especie y que desaparecerá con nosotros. Arquitectura, escultura y pintura existen fuera de nuestro planeta; la música necesita del aire para existir, por lo que es un bien escaso, efímero e irrepetible; inencontrable fuera e incomunicable por tanto.

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Finalmente, la MÚSICA como objeto sonoro no existe, sino sólo como invento y reinvento de nuestra existencia, que utiliza la otra música (la sonora, la que no es MÚSICA) como medio y no como fin. Las sondas espaciales viajeras o viajantes no llevaban MÚSICA, sino sólo el eco de ésta.

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Siendo nuestra estructura, como Homo Sapiens ¿Sapiens?, tridimensional ¿cabría pensar que podemos ser la proyección de un ‘objeto’ tetradimensional -o sea el Tiempo- cual es el caso de la escultura? ´ La música -como la escultura y el multiverso- no suena. Cucho Valcárcel Músico

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Juanma Valentin Ante todo Juanma Valentín es mi amigo, aunque afortunadamente para quien lea estas líneas, aquí sólo voy a tratar su faceta de realizador. Lo que me lleva a intentar resumir algunos de los rasgos de sus últimas obras: en El Bosque Hueco nos contextualizó la obra de Lucia Loren en el entorno de Puebla de la Sierra, en sus tradiciones y sus conflictos; en Pulso y silencio trató de la relación de la música popular con la culta; mientras que en Un pueblo de niños, al igual que a sus protagonistas, nos sitúa en el mundo de una manera muy próxima y divertida. Nos dice que estamos aquí y ahora, y entonces… ¿qué hacemos? A mi juicio, estas obras reflejan claramente cuál es la dirección de sus inquietudes: el papel de la cultura, la actitud del arte y las personas frente al mundo, y también lo mágico. Quizás, la guinda de estos planteamientos sea Un apuro del Pájaro, un documento en el que le vemos guiando a un extraterrestre por la localidad riojana de Villoslada de Cameros. ¡Hay que verlo! Pero no se lleven a engaño, la obra de Juanma no es tan complicada como lo que digo yo sobre ella, al contrario, si se caracteriza por algo es precisamente por ser clara y directa. En su forma de contar, elabora las historias prescindiendo de todo lo gratuito, no hay adornos, no sobra nada; así consigue que lo verdadero aparezca de forma espontánea. Por supuesto, esta simplicidad es sólo aparente, ya que todos los momentos, todos los detalles están muy cuidados, orquestados de forma meticulosa para contarnos lo justo, si han tenido ocasión de ver alguna de sus obras, ya saben de lo que hablo. Carlos Gelabert Artista Plástico

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Biografias

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Roberto Pajares Martinez “el Pajaro” 1.954 Tafalla, (Navarra) De los 11 años a los 20 trabajó en el taller de carrocerías de su familia en el que aprendió diferentes técnicas, soldadura y trabajos en metales, rotulación, instalaciones eléctricas. Después pasó un tiempo en diferentes industrias hasta los 25 años que decido dedicarme a mi formación como artesano y artista, participando en diferentes ferias, muestras de oficios y enredando la vida artística de “La Rioja”. Participa en diferentes exposiciones colectivas e individuales por toda la geografía española. En el 1997 crea y dirige el parque de arte “Tierras altas de lomos de oro” en Villoslada de Cameros, en el que se suceden exposiciones artísticas y encuentros como el “Festival de espantapájaros”(2006) o “El busto es mio”(2008). Con Claudio Recabarren, compositor y pianista chileno, trabajo ambientando por medio de símbolosesculturas-proyecciones sus conciertos en la naturaleza. Colaboro con diferentes artistas-maestros, Pepe Iglesias, Deme Navaridas, Manuel Saiz. En 1.990 pongo en marcha la Herrería del pájaro, taller-museo, En 1.996 con otros amigos se forma COARTADA colectivo de acción local para dinamizar la vida de Villoslada de Cameros. Desde enero de 1987 vive en la ermita de n. s. de Lomos de Orios, Villoslada de Cameros, en un claro del bosque.

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Claudio Recabarren Madrid Nacido en Santiago de Chile el 17 de Mayo de 1955, su inclinación musical es influenciada por su padre Moisés( destacado pianista de los años 50), quién siempre vigiló su formación musical, estudia piano con el maestro Rene Reyes, profesor del Conservatorio de la Universidad de Chile, posteriormente reside en USA por 12 años donde estudia técnicas de órgano con pedalera con el maestro Gene Roberson, jazz y arreglos orquestales en la Universidad Golden West College, California. Ha participado en conciertos con sus obras Plenitud, Quinta Dimensión, Arcturus Pucará y Emerges Misteriosamente en Venezuela, México, Ecuador, Usa, Chile, Malasia y España. Actualmente reside seis años en Villoslada de Cameros La Rioja España, donde ha desarrollado un intenso calendario de conciertos en Extremadura, País Vasco, La Rioja, Castilla y León, Andalucía y Madrid, en su reciente CD Arcturus Pucara ha participado con el destacado artista español Kepa Junkera, sus ultimas obras Emerges Misteriosamente y Luz Cósmica son el trabajo del 2008, esta última que es una sonata para piano contemporánea exhibida recientemente en la Universidad de Jaén, Andalucía. En las montañas de Cameros en su estudio de diseño de audio y musicalización de imágenes, trabaja y colabora con documentales y videos artes en España y América.

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Josep Marti Ribas Nació en Mataró en 1965. Licenciado en Ciencias Físicas por la Universidad de Barcelona (UB) en 1988 y doctorado por la misma en 1993 con una tesis titulada Radio Emitting X-ray Binaries dirigida por el Prof. Josep M. Paredes Poy. Tras permanecer unos años en la UB como profesor ayudante (19901996) realizó una estancia posdoctoral becada de tres años en el extranjero, concretamente en el Centre d’Études de Saclay dependiente del Commissariat à l’Énergie Atomique de Francia. En esta etapa trabajó intensamente con el Prof. Félix Mirabel en la identificación de fuentes celestes de rayos-X duros detectadas por el telescopio francés SIGMA, a bordo de satélite ruso GRANAT, y su relación con los sistemas estelares con chorros relativistas conocidos como microcuásares. En 1998 accedió por oposición a la plaza de profesor titular del área de Astronomía y Astrofísica de la Universidad de Jaén (UJA) en la que permanece hasta la actualidad. Desde su vinculación a la UJA, el Prof. Martí ha realizado un gran esfuerzo encaminado a la fundación y consolidación de una línea de investigación de astrofísica en Jaén hasta ese momento inexistente. Uno de sus principales logros fue el descubrimiento del sistema estelar LS5039 como el primer microcuásar con emisión de rayos-gamma de alta energía. Este resultado, obtenido en colaboración con la UB, fue publicado en el año 2000 por la prestigiosa revista Science. En reconocimiento al mismo, la Escuela Politécnica Superior de Jaén otorgó al Prof. Martí la primera “Distinción San Alberto Magno” establecida precisamente ese mismo año. Estos trabajos

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también fueron reconocidos y apoyados por instituciones extranjeras como la American Astronomical Society que concedió en 2001 al Prof. Martí la Chrétien International Research Grant. Desde 2002, el Prof. Martí ha sido fundador y responsable del grupo de investigación sobre Fuentes de Alta Energía en la Galaxia (FAEG) con referencia FQM-322 del Plan Andaluz de Investigación Desarrollo e Innovación. Su grupo también ha obtenido regularmente financiación estatal procedente de convocatorias del Plan Nacional de Astronomía y Astrofísica. En el currículum del Prof. Martí se contabilizan unas 80 publicaciones en revistas internacionales indexadas que habían recibido cerca de 1800 citas hasta enero de 2008. También ha actuado como revisor para diversas publicaciones internacionales como Astronomy and Astrophysics o Monthly Notices of the Royal Astronomical Society. Durante varios años, el Prof. Martí ha formado parte de comités de expertos para la evaluación de propuestas de uso de grandes infraestructuras científicas como el National Radio Astronomy Observatory (NRAO) y la European VLBI Network (EVN). Actualmente es miembro vocal de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Astronomía (SEA). Preside además el comité científico responsable del congreso internacional sobre Fenómenos de Alta Energía en Estrellas Masivas que se celebrará en la UJA durante 2009 como principal evento conmemorativo en Jaén del Año Internacional de la Astronomía (AIA-2009). La experiencia observacional del Prof. Martí incluye el uso de numerosos telescopios en observatorios internacionales como el Centro Astronómico Hispano Alemán de Calar Alto (CAHA, en España), el European Southern Observatory (ESO, en Chile), el Observatorio del Roque de los Muchachos

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(España), el Very Large Array (VLA, en EEUU) y el Giant Metre-wave Radio Telescope (GMRT, en India) entre otros. A estos se unirá próximamente el Gran Telescopio de Canarias (GRANTECAN) ya que una propuesta de observación de la UJA se halla entre los proyectos de observación aprobados con mejor puntuación en la primera convocatoria de uso de esta nueva y formidable herramienta de exploración del Universo.

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Juanma Valentin Juanma Valentín (1969). Pronto se desplaza de su tierra Las Palmas de G.C. a Madrid donde realiza su formación audiovisual y teatral. Forma parte de la compañía de teatro clásico “Zarabanda CT” y funda junto a el guionista Manuel Ortega Yáñez el grupo de teatro “Fauna Artística”. Después de pasar por Tv y realizar algunos spot publicitarios, en el 96 realiza su premiado cortometraje “Siluetas”, al que le sigue unos años de escritura de guiones y trabajos en productoras como operador de cámara y sobre todo montaje, una de sus pasiones. Desde su productora “ojosdenube” pone en marcha la herramienta audiovisual, talleres audiovisuales infantiles. En el 2004 dirige su primer documental “El bosque hueco”, sobre las intervenciones de la artista Lucía Loren en la naturaleza al que le siguen otros trabajos relacionados con el mundo de la creación artística, que le llevan a relacionarse estrechamente con el mundo del arte contemporáneo. En la actualidad trabaja en la producción de dos largometrajes, un documental sobre la música contemporánea y las artes plásticas, y una ficción de guión propio. Hoy vive en un pequeño pueblo de la sierra de Madrid, desde donde dice ahora puede ver lo que la gran urbe siempre oculta.

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Indice

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Presentación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5 La metáfora de la Harmonia Mundi en “Buscando la luz” . . . . . . . . . . . . . . . 7 Harmonia mundi o de la música de las esferas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11 Escuchando la luz, viendo los sonidos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15 Trashumantes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23 Sentir frente a la pobreza del arte . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23 El arte pobre o los nómadas del arte . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28 Roberto Martínez Pajares “Pájaro” . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40 Y ahora “Buscando la luz” . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47 Cuásares . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53 Pianista transeúnte del universo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57 El “Pájaro” . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 62 Imaginando, a vista de Pájaro, la música del cosmos . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69 Sobre Juanma Valentín . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89 Biografías . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97 Roberto Martínez Pajares “Pájaro” . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99 Claudio Recabarren . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 101 Josep Martí . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 103 Juanma Valentín . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 107

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