HISTORIA
II
—Porque exasperado del mal trato que recibía quise huirme. —¿Pues qué antes eras esclavo? —Lo era y lo soy. —No, ahora no lo eres; todo hombre que pisa las playas de México, es libre. —Ya lo sé, y por esto amo tanto a este país […], Segunda parte Los dos hermanos Durante el camino […] Andrés intencionalmente dirigió la conversación […] acerca de la llegada del gobierno constitucional a Veracruz […] —Vamos, ¡hé! ¿qué dice usted de la linda Magdalenita? —exclamó al salir a la calle (Leadro) Rocaviva. —Me preocupa más, señor don Leandro, la llegada del gobierno constitucional a este puerto. —Pero en fin, hombre, ella no le ha parecido a usted tercio de papa. —No, ciertamente; pero sírvase usted escucharme: ahora que se encuentra la autoridad legítima al abrigo de todo ataque, el triunfo es indudable. —¿Qué triunfo es ése? —El del partido liberal. —Déjese usted de partidos, señor don Andrés, los comerciantes no somos políticos. —Pero… —Sin pero que valgan […] —Señor Rocaviva, ¿es lo mismo que le manden a usted según la ley o conforme al capricho? ¿Es lo mismo que contribuya usted para los gastos públicos y equitativamente, o que le arrebaten su caudal hundiéndole en un calabazo? —Ya sabe usted que para evitar estas tropelías me he puesto bajo pabellón extranjero. ¿Qué quiere usted? Va a decirme que los comerciantes no tenemos patria, es la
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