—Imposible, señor, nos las hemos comido. —¡Cómo! —rugió el león enojado—. ¿Se han servido mi comida? ¿Qué no saben que soy el rey? —Sin comida no tendríamos fuerzas para seguir cazando. —Pues cacen más. ¿O será que no están haciendo bien su trabajo? —Si quiere, puede comprobarlo con sus propios ojos: acompáñenos a ir de cacería.
67
AB-LECTURAS-1-P-001-080/AJUSTADA.indd 67
27/03/12 12:15