Calma sobre el mar Entre tanto remaban los marineros para ver si podrían ganar tierra, mas no podían, porque iban levantándose más sobre ellos las olas del mar. Y clamaron al Señor diciendo: Roigámoste ¡OH Señor! que no nos hagas morir por causa de este hombre, y que no nos hagas recaer sobre nosotros la sangre inocente, pues que tu ¡oh Señor! has hecho lo que has querido. En seguida agarraron a Jonás, y lo echaron al mar, y al punto cesó el furor de las aguas. Con lo cual concibieron aquellas gentes un grande temor al Señor y ofrecieron víctimas, y le hicieron votos.
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