Hurgar en la secundaria

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editorial El Tema del Mes de este número de enero nos descubre a María y a Itziar, dos protagonistas de lo que llamamos éxito/fracaso escolar. A raíz de una investigación sobre las relaciones de los jóvenes con el saber, el tema central con el que estrenamos 2013 se formula esta pregunta: ¿qué posibilidades tienen los jóvenes de elaborar, en la escuela, una vida con sentido y el sentido de sus vidas? Y reclama: “necesitamos otro tipo de Secundaria que dé respuesta a ello”. Casi nada. Nunca ha sido más apremiante que ahora construir una Secundaria distinta. ¿En qué pobre atolladero se encuentra la etapa para co-

nuestro país. Pero ¡si no habíamos hecho más que empezar! No es un problema de uso del ordenador a secas, es que tenemos pendiente ayudar a los jóvenes a organizarse en pleno vendaval de contenidos multidimensionales, desordenados, cambiantes y complejos. ¿Lograrán hacerlo tras un libro de texto? Segunda estocada, que esperemos que no sea mortal: el anteproyecto de LOMCE. El documento hecho público por el Ministerio de Educación contempla reducir el número de materias y aumentar la carga de las instrumentales, o sea, arreglar a los chicos para la foto de PISA y listos. Adelanta a tercero de ESO la elección

Tenemos pendiente ayudar a los jóvenes a organizarse en pleno vendaval de contenidos multidimensionales y complejos

Hurgar en la Secundaria “Yo me considero una víctima del éxito educativo. Nadie se planteó otra posibilidad para mí, nadie hurgó para que yo descubriera mis intereses” (María). “Nada me sorprendía ni me interesaba: yo quería cosas para la vida. Empecé a transgredir y, desorientada, fui construyendo una imagen negativa de mí misma” (Itziar).

LOURDES MARTÍ SOLER, directora

bijar en sus aulas a María y a Itziar y no saber dar respuesta ni a una ni a otra? Algunos problemas son de fondo y, para afrontarlos, debemos embarcarnos en un debate que ahora apenas tiene lugar: ¿cuál es el objetivo de la etapa? La LOGSE pretendía construir una etapa capaz de dar una formación integral, con unos parámetros de equidad y justicia social. Pero la vorágine legislativa de los últimos veinte años ha desdibujado los objetivos iniciales y ahora no sabemos si trabajamos por una formación integral, por un título o, peor aún, para responder a las exigencias del sistema productivo. Y si no sabemos para qué estamos aquí, menos sabremos de qué contenidos hablar. Las evaluaciones diagnósticas rigen el panorama actual, pero mientras PISA mide competencias básicas, los temarios siguen repletos de las mismas propuestas de siempre. El docente se esfuerza para que la foto salga “arregladita” y, mientras tanto, los jóvenes se desenganchan del carro. Ni María, aparentemente exitosa, ni Itziar, aparentemente fracasada, se sienten reconocidas. A todo esto, llegan dos nuevas estocadas, a cual peor: los recortes y la propuesta de Wert. Los recortes han incrementado las ratios y el profesor ya no solo denuncia la imposibilidad de atender la diversidad del alumnado sino, simplemente, las dificultades para meterlos a todos en un aula. Pero, con todo, lo más grave es deshacer refuerzos y desdobles, no sustituir las bajas. Lo grave es no tener dinero para ningún proyecto o el aborto de casi todos los planes de alfabetización digital de

de itinerarios y convierte el cuarto curso en un repartidor hacia Bachillerato o Formación Profesional. Estábamos construyendo un sistema comprensivo que atendía en toda su integridad a la persona hasta los 16 años. Ahora la etapa segregará, apenas cumplidos los 15, mientras a nivel internacional se apunta que la segregación temprana empeora el fracaso escolar. Y a todo esto le añadimos la implantación de reválidas: para medir ¿sí hay dinero? No nos confundamos: los recortes y el anteproyecto Wert son embestidas frontales a la Escuela Pública, así en mayúsculas. Son ataques decididos, nada ingenuos, por supuesto, que persiguen un propósito político: el empobrecimiento cultural y social, a todos los niveles. Sin embargo, y a pesar de este diagnóstico desalentador, estamos seguros de que en el amplio panorama de institutos de Secundaria, repartidos aquí y allá, se llevan a cabo verdaderas buenas prácticas. Lo sabemos porque cada mes llegan a nuestra redacción experiencias que buscan otro camino. Algunos ejemplos: centros de Secundaria que confían todo el proceso de aprendizaje a la concepción genuina de los proyectos de trabajo. O institutos que organizan las tutorías desligándolas del grupo clase: han creado pequeños equipos de ocho o diez alumnos y han asignado un docente a cada grupo, un tutor que acompañará a cada alumno de manera individual y durante toda la escolarización. Y quizás pueda invitarlo a “hurgar para descubrir sus intereses”. A estos gérmenes, y sobre todo a la capacidad de compartir y de crear red entre ellos, nos encomendamos todos.

Nº IDENTIFICADOR: 430.000 { ENERO 2013 Nº 430 CUADERNOS DE PEDAGOGÍA. 3


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