Promo diogen pro culture magazine 11 pages annual no 6 2015 2016

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ISSN 2296-0937 (print) ISSN 2296-0929 (online)

www.diogenpro.com

Broj 6. / Issue No 6.

Godišnjak/Annual 23.9.2016

World As Global Sin: Knowledge As ‘Margaritas Ante Portas’ What is knowledge within the world of developed society? What does it mean for us to be aware that every 11 hours the knowledge in the world is doubled? We are so developed and yet so uncivilized. How it can be? It all depends on how you “read” an understanding of development and civilization. Especially, if development and civilization means neo-liberalism, and the “exporting” of “my way of thinking-democracy” as it “should exist all around the world” and let the markets to do everything – to liberalize the liberalism. It is amazing that those who were fighting against Mao Zedong’s “flourishing of thousand flowers” are doing nowadays exactly the same thing, but instead of operating with the system of “communism” they are doing it now within the guise of “capitalism”. Sabahudin Hadžialić


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NO 6.

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ONLINE EDITION....ONLINE EDICIJA –On the cover page ART— DIOGEN

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Instead Editor’s word — book February 2016

USA, FEBRUARY 2016—ORDER YOUR COPY OF THE BOOK OF ESSAYS THROUGH THE CLICK ON THESE WORDS


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Umjesto uvodnika

Editor of the book: Sabahudin HadŞialić, Published by Lulu Enterprises, Inc. , USA, April 2016 http://www.lulu.com/shop/peter-m-tase/ancient-monuments-and-treasures-of-nakhchivan/paperback/product-22631421.html


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DIO DIOGEN pro kultura magazin Godišnjak br. 6. 2015-2016.

PREDSTAVLJANJE AUTORA (POEZIJA/PROZA)/ REPRESENTATION OF THE AUTHORS (POETRY/PROSE)........Str./Pg. 8 - 96 ESEJI / ESSAYS...Str.Pg. 98 - 137 INTERVJUI / INTERVIEWS...Str.Pg. 138 - 143 ESEJI / ESSAYS...Str.Pg. 144 – 167 INFO / NEWS...Str.Pg. 168 ESEJI / ESSAYS...Str.Pg. 169 – 190 GOST PISAC / GUEST WRITER...Str.Pg. 192 – 198 RECENZIJE / REVIEWS...Str.Pg. 203 - 207


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ADRIÁN N. ESCUDERO, Argentina

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ADRIÁN N. ESCUDERO, NO6

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A los militantes de la vida. En especial, a los que pudieron o supieron sobrevivir… En particular, y con pedido de publicación en el MAGAZIN DIOGEN PRO KULTURA (PRO CULTURE) – PETER TASE & SABAHUDIN HADZIALIC (USA – BOSNIA)

Muy cordialmente: Adrián N. Escudero (Santa Fe, Argentina) - 14/07/2015

Ella se reía, pero él no hacía caso. En realidad, ella se reía de él porque estaba furiosa. En el fondo, como toda mujer que se precie de tal, lamentaba no conocer la causa de aquélla, digamos, higiénica obsesión marital. Cabo Herodes cortaba semanalmente las uñas de sus pies en el dormitorio, sentado sobre la cama y doblado como un sauce hacia sus extremidades de oso, mientras los huesudos excrementos terminales de los dedos grasientos, volaban como esquirlas de granada cada vez que el “chas” de la tijera, daba cuenta de un pedazo de ellos…Luego, Cabo Herodes, reclinado aún más, amontonaba, con las pantuflas de lanilla esgrimidas con verdadera destreza de mosquetero francés, a diestra y siniestra, paciente y concentrado, los escombros de su tarea podativa y a modo de improvisado podólogo hogareño, tratando de que ninguna diminuta porción o partícula de hueso calloso se extraviara, ni bajo la cama ni bajo el ropero ni bajo la mesa de luz contigua al camastro matrimonial. Esto mismo hacía con su alicate de bolsillo, al cortarse –pero en la cocina-, semanalmente también, las uñas de los dedos de sus manos de boxeador o algo parecido… Više / More: http://diogenplus.weebly.com/adrian-n-escudero.html


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Él también reía por lo bajo, disfrutando del asco que daba a su mujer, tan esmerada y púdica, aquella práctica antiestética ejercitada fuera de lugar (“Que para eso está el

baño o ´la toilette´, Herodes; maldito seas”, sabía recriminarle por lo bajo y en inaudible susurro toda ella como una tonta sin coraje, sin palabras y sin respuestas). Es que jamás lo entendería. Jamás ella entendería. Jamás toda ella comprendería cómo, y al cabo de ser Cabo después de un año de servicio obligatorio (allá, por el

setenta y pico) más otros seis calendarios de aprendiz a suboficial “enganchado” al ejército de su país, mientras atrapaba y arracimaba hojitas (“una por una, hasta no quedar

ninguna”, según bostezaba en eco y cínica ironía, el áspero y alcoholizado acento chaqueño del Sargento Saulo), así como daba minuciosa cuenta del cúmulo desordenado de herrumbrosos trocitos de ramas derrapadas que caían, aún sin viento a la vista pero sin cesar, de noche y de día, con lluvia o sin ella, bajo el sol o la oscuridad, el frío o la canícula, hojas y ramas que caían y caían, caían y caían al suelo como brotando hacia abajo desde la fronda arbórea de la Plaza Mayor del Escuadrón de Ingenieros Blindados II, hojitas y ramitas ordenadas a recolectar celosamente por dicha Superioridad, y con el inacabable fin de depurar tersamente (esto es, despejándolo en forma aséptica en su

verde recortado) el pedazo de terreno circundante a las cuadras de la soldadesca de servicio y de operaciones de su emblemático Cuartel entrerriano (desmayado en altura so-

bre los bordes de la cuenca del río Paraná), aquélla, una opaca y rutinaria tarea propia ya no de él sino de soldadito raso, le había terminado deformando la columna y montado sobre la espalda una burlona joroba, una escandalosa y harto molesta montura como la de un sarmentoso camello o la de un torpe buey, producto de aquellos siete otoños, siete inviernos, siete primaveras y siete veranos infernales, so pena (y al margen, ¡que decir!,

de los esporádicos y peligrosos choques contra la tenaz y solapada guerrilla urbana a la que hubo de combatir “patrióticamente hablando”) del también burlón, escandaloso e insensato castigo local corporativo, que ese miserable enano mental puesto al mando de seguro por algún otro Mayor Enano Mental (y que sólo supo hablar de fútbol y de mujeres

aviesas como la que él mismo había terminado, en su concepto, aceptando en concubinato después de enrolarse como Cabo), amenazaba de continuo con propinarle injustamente y de la mano de una impiadosa furia racista y personal. Više / More: http://diogenplus.weebly.com/adrian-n-escudero.html


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O cuestión de piel, y entre parientes –verán- para ser más sintéticos. Es que negro y blanco… Así las cosas en aquel apretado valle de lágrimas. Moreno y sin estudios el temido Sargento Saulo versus el lampiño y colorado Cabo Herodes; éste, primo de aquél y, para su desgracia en lugar de fortuna, con algún título secundario argüido infelizmente en busca de mejor trato, y que concluyera enrostrando a su bronco oficial en uno de esos días en que, y más allá del miedo que le empapaba de tanto en tanto un íntimo y abreviado espacio de su uniforme verdioliva, su paciencia e ineficaz relación de parentesco se le acabado y diluido, respectivamente, para su inmediato mal. Para su inmediato y rastrero mal de huesos cansados, heredado también a causa del inaudito y sucesivo tema de la yerba y el mate que… (“El mate, de rodillas y bien erguidito, mi Cabo;

bien ´prosternado´, como gusta adoctrinarme el Teniente Caifás; porque parece que ’ta falto de estado, hermano; y le va’ser bien. Bien rastrero…Ya va’ ver. Y de paso le damos tiempo al agua a’ que empape la yerba, ¿entiende, mi Cabo? ¡Qué vá! ¡Bruta y debilucha esa tuya sangre gringa, carajo!).

Así nomás, y haciéndose servir el matutino y vespertino mate con galletas, de rodillas, tras quince metros de recorrido bien rastrero –como aseguraba, y vaya que tenía razón el muy necio- desde la cocina al escritorio, y del escritorio a la cocina de su acobachada Guardia (en ese improvisado sendero de tablas desclavadas a la manera de un ingenioso

Gólgota Oficinesco), y viéndole juntar a diario y como referencia de sus recónditas frustraciones de hombre inacabado, una por una las sobras (“… y no va quedar ninguna”) de la soledosa arboleda de aquel memorable Cuartel Militar, entre otras cotidianas y obsesivas sorpresas punitivas, penitentes e inmorales que nunca quiso revelar, esto es, mortificándolo como si fuera un insecto, logró inculcarle en cada frágil neurona de soldado primero y de suboficial después, el incesante hábito de remover y recoger, recoger y remover, remover y recoger… todo objeto vivo, muerto o inanimado que yaciera o flotara, ensuciando o manchando el piso o el suelo o el plano de cualquier lugar del jodido Regimiento donde…

… “¡Basta! ¡Basta, hermano! ¡Por favor, maldito seas!”, suplicaba

mentalmente atribulado y atrapado como yacía en aquel silencio ritual de obediencia indigna, mordiéndose los labios tan gruesos como… Više / More: http://diogenplus.weebly.com/adrian-n-escudero.html


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