Lectura / Poesía boliviana contemporánea

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... “inclinarse por el riesgo en lugar de la seguridad y preferir el proceso como un objetivo deseable, en el cual el arte o la poesía resultan simplemente algo que se va por descuido, diseminando en el camino.” emilio tazarona (curador y crítico independiente)




Este proyecto se propuso presentar texto poético en un ámbito de concurrencia pública. Creímos que ni la ampliación de una página, ni la ilustración beneficiarían la experiencia. Y al mismo tiempo, intuimos que nuestra respuesta incluiría diferentes lenguajes artísticos en un diálogo de estímulos, provocación y significados con la poesía.

De abajo hacia arriba: 1. Santorelli, Martínez, Lozano y Polischer desvelándose. 2. Marcia en la tercer mano de pintura en menos de una hora. 3. El montaje nunca es fácil, pero gracias a la Expocruz pudimos hacer agujeros por todos lados.


Con ese propósito se convocó a poetas de todo Bolivia. Siendo seleccionados: Francisco Azuela, Vadik Barrón, Rafael Bautista S., Homero Carvalho Oliva, Benjamín Chávez, Anabel Gutiérrez León, Blanca Elena Paz, Juan Carlos Ramiro Quiroga y Emma Villazón Richter. Posteriormente, se realizó un encuentro de trabajo con carácter experimental, donde se: a. Tomó conciencia de la función difusora del evento, b. Discutió la forma más adecuada de inclusión del texto en la muestra y c. Produjo material utilizable para la misma. Participaron con apropiación del proyecto: Marcia Lozano y Marcela Polischer.

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De izquierda a derecha: Benjamín Chávez, Juan Carlos Ramiro Quiroga y Emma Villazón en Manzana Uno, mural de Mariano Molina.



De arriba hacia abajo: 1. Vadik y su Cuaderno rojo en la Plaza Principal. 2. Lectura de AquĂ­, entre frutos salvajes, de Emma VillazĂłn, una de las mĂĄs movidas. 3. Rafael Bautista S. leyendo a los estudiantes Morada.


En términos generales, el encuentro de trabajo entre poetas y artistas -que se desarrolló del 21 al 24 de abril en el Centro Simón I. Patiño Santa Cruz-, se propuso generar un ambiente compartido de lectura. En la mayoría de los casos se produjeron intervenciones plásticas, sonoras, actorales, etc. o cambios del medio habitual de lectura, con la intención de enriquecer el entorno sensorial o permitir nuevas interpretaciones sugerentes a la realización de la muestra. Con el apoyo, y la decisión de su autor, algunos poemas adquirieron una nueva musicalidad, y hasta cambiaron estructuralmente en un clima de juego.

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DÍA 1.

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De arriba hacia abajo: Rafael Bautista S. en la Plaza Principal. Vadik Barrón y Homero Carvalho O. se lanzaron a formar frases con el público en Manzana Uno. Las niñas se hicieron leer poesía. Benjamín Chávez en la Plaza Principal. Emma Villazón prefirió compartir la lectura directa de su libro inédito. Homero Carvalho O. en Manzana Uno.


DÍA 2. Se realizó un trabajo con registro de audio en la sala del tercer piso del Centro Simón I. Patiño. Se propuso una relectura de los poemas a partir de estímulos pensados para cada autor, e inspirados en los mismos textos. Entre ellos, podemos mencionar videos cortos y objetos (p.e. un barril). La interacción con los estímulos implicó una lectura renovada articulando el lenguaje verbal con el visual, corporal y musical, entre otros. En primera instancia los estímulos actuaron en mayor medida sobre el cuerpo y la voz del autor-lector. Luego, de forma espontánea e improvisada se incorporaron otros artistas como Valia Carvalho (artista plástica), Claudia Peña (escritora), Miguel Ángel Estellano (actor), Axel Bagatsch (músico y director de teatro) y Luis Vázquez (músico). 12


De arriba hacia abajo: La sala auditorio del tercer piso del Centro Simón I. Patiño Santa Cruz fue el lugar para reunirnos. Juan Carlos Ramiro Quiroga con su Volador hecho con el asombro de los flamencos, junto a Miguel Ángel Estellano divirtieron y encantaron. Benjamín Chávez releyendo su poema Poema mil... Homero Carvalho con Las Puertas. Claudia Peña interpretando Onidra de Blanca Elena Paz. Una de las lecturas de Aquí, entre frutos salvajes, de Emma Villazón R.


DÍA 3. Finalmente, se realizó una lectura abierta al público, a la que asistieron mayormente estudiantes de dos colegios de la ciudad. Desde el lunes, y por cuatro días, el público pudo disfrutar de una selección de poemas expuesta en la planta baja del Centro, junto a los objetos y videos que sirvieron de estímulo para el trabajo de relectura.

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De arriba hacia abajo: Homero Carvalho leyendo poemas de Las Puertas a los jóvenes presentes. Francisco Azuela fue interceptado por algunas estudiantes a la salida del Centro Simón I. Patiño Santa Cruz. Los estudiantes con versos de Las Puertas, de Homero Carvalho. Luego de las lecturas, todos quisieron hablar por los vasitos que utilizaron los poetas en la Plaza Principal. Juan Carlos Ramiro Quiroga y Vadik Barrón junto a una de las docentes que asistió al encuentro.


por lo pronto este abrazo en forma de texto DE VISITA CON EL SEテ前R K Rafael Bautista S.

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¿Un poema? Esa era una respuesta habitual (también de quienes leían). Aquello fue una sorpresa por triple partida: la gente, los plásticos y nosotros (los convocados). Los plásticos eran cuatro: Marcelo, Laura, Marcia y Marcela. Nosotros éramos erráticos y la extrañeza venía de nuestro lado; pero, como dice Don K (alias Juan Carlos Ramiro Quiroga), se pudo leer fuera del texto. La propuesta de los plásticos era simple: sacar la poesía de su ámbito estrictamente textual. Al principio me pareció otra de esas extravagancias posmodernas que, de tanto probar con todo (como en el sexo), ya no les queda sino todo con probar; y tenían para su disfrute a unos incautos (como nosotros) que lo único que habían hecho era escribir poesía. Pero la cosa devino en otra cosa (que era cosa porque era plástica, se hacía todo con ella). Y debo reconocer que de la extrañeza pasé a la expectativa: ¿haber qué más se les ocurre? Entonces la experiencia que me traje fue, en mi caso, grata, aunque no se si eso estaba calculado. Fue grata por doble motivo, porque aparte de la experiencia que nos regalaron los plásticos (se que no les gustará pero no se cómo decirles), nos acompañó otra, la que propinaron los propios convocados, en paralelo, al evento. De allí podría haber salido un cuaderno de memorias, con un primer capítulo titulado: el día en que el poeta se puso triste, y un epílogo que narraría el abandono hecho espuma en las cabañas. Pero vayamos a lo que hemos venido. Le doy la razón a Don K. La resistencia se atrincheró de este lado. Y quienes asistimos debíamos haber entendido de principio que nuestra aceptación otorgabales el derecho a ellos (los plásticos) de des-hacer lo que estaba hecho en el papel. Porque una vez que la hechura salió de nuestra "intimidad", pues tiene que enfrentarse solito al mundo (como un soldado); para eso uno lo viste y le da la 17


bendición, para que se vaya al mundo y ya no dependa más de nuestras faldas. Toda lectura es una interpretación y lo que estaban haciendo ellos era eso: una (más) lectura; y si encontraron que las nuestras podían decirse de otros modos pues estaban nada más que confirmando la trascendencia de sentidos que ofrece un texto. El alboroto era en parte ese, la sos-presa que arrebatabala "inmaculada intención" dizque poética; pero no es para exagerar, porque al final los escribientes se dieron cuenta de que la poesía no es tan inmaculada ni tan sagrada como virgencita de pueblo. Pero el alboroto seguía porque, una vez entendida la cuestión, quienes nos quedamos a discutir el asunto, ya nos encarrilamos en la chingadera esa, de tan entusiasmados que estábamos porque la cosa nos abría otras posibilidades que ni se nos ocurrió en la madrugada (ni con copas). Así que creo que la sos-presa les agarró luego a los plásticos (hasta ya nos tuteaban y nos mandaban a echarle la firma) porque ya no nos podían contener (eso pasa por ofrecerle juguete nuevo a un niño malcriado) y estábamos que la cargábamos con todo (hasta el Vadik se puso a salmodiar gregorianamente), hasta que se nos acabó la estadía. Pero antes que se nos cayera el telón, me llevé lo que pude: el libro de Homero; estas líneas de Pancho Azuela: "son las cien de la tarde/hoy se reúnen todos los siglos de una sola vez"; las palabras de Anabel; la paciencia de Marcelo y Laura; ¿quién será esa mujer que mereció 1000 poemas?; las preguntas-globos de Emma; un insecto que motivó el encuentro casual de un acordeón y un orureño que resultó ser moscovita; la ausencia de algunos; los muchachos de "Bellas Artes" y "De la Sierra", que me hicieron buscar en la memoria el sentido de la poesía: la poesía es la bandera de un pueblo que se 18


sueña digno (tal vez por eso el neoliberalismo produjo tan pésima poesía); y el volador que me devolvió un agosto cuando fui feliz. Don K nos trajo, en su pesada maleta, el volador que habíamos perdido allá en lo alto del cielo. Y nos dio las pistas de cómo pasó todo aquello: "mientras el asombro de los flamencos/se recorta en los rojos ponientes". Su volador me hizo dar cuenta el por qué las azafatas son todas tan lindas: se trata del encanto que brinda la levedad. No se podría cantar mejor estas líneas sino plagiando su voz (la del Don K) de abuelo cansado que abandona el sueño para contar una historia a los nietos: "algunas pajitas envueltascon hilo de araña". Y, olvidándome de Santa Cruz (de sus deslumbrantes apariencias y luminarias que dan más sombra que luz), desde los aires, pensaba en los voladores que había hecho, que se me habían ido, que nunca me enseñaron el asombro porque nunca (recién ahora) supe que un volador se debía hacer "con el asombro de los flamencos". Cerca de las 2 de la madrugada, después de la nacionalización

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POEMAS


AZTECAL VIII En este poema de muertos se te murió tu padre, se murieron tu abuelo y tu siembra y se acabó la tarde en una mirada. En este poema de muertos se murió el amor de tus antiguos, se murieron tus pájaros y se calló la estrella de tu frente como un puñado de rosas enfermas. En este poema de muertos se te murió la vida, y por segunda vez se te murió la patria cuando tú te quedaste mirando como un arco iris sin color. En este poema de muertos se te partió la sangre en dos ríos azules, y un esqueleto de sombras en tus ojos de nieve busca la libertad de tu pueblo.

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QUETZALCOATL Está cerca la última aurora, en el vuelo del colibrí veo a Ceteotl, diosa madre. Viejo Tlaloc, dios de la lluvia, repartidor de enfermedades en el frío húmedo, ¿dónde está la muerte del retorno? Tezcatlipoca, dios justiciero ¿cómo regresar al abrigo de mi padre Quetzalcoatl? Huitzilopochtli, dios de la guerra, exorcizador de los demonios del tiempo, espíritus maléficos. Chalchiútlicue, diosa del agua, consultar a los astrólogos sobre el horóscopo de mis últimos días. Ometecutli, dios sol, Omeciuatl, diosa luna responsables de este mundo de desgracias, ¿cómo vivificarme para el viaje? 22


Yacutecutli, dios de la cuna, ¿cómo sentir nuevamente el olor del nacimiento? Yocoltecutli, dios del sueño, ¿cómo tener un nombre diferente al de la tierra en presencia del fuego, de leve paso a través de la llama para no quemarme?, la hoguera es cruel y perversa. Venir del solsticio de invierno, del raymi, desde Tunupa y otros aymaras en Tiwanaku, encontrar un horizonte de estrellas apagadas, ésta no es aún la última aurora.

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LIBÉLULA La libélula es un ángel caído en desgracia que doma – incansable – el aire arisco. La libélula es hija del helicóptero y la abeja , curiosísima aventura. Cuando nos presta sus ojos podemos ver – en el día – las estrellas que azulean. Con el más leve sonido , en las paredes de yeso su escasa sombra aterra.

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Camino la trayectoria fina de un grabado más bien erótico con las botas en salmuera , me quito un ojo y lo aviento a un salar - grabado inverso - minúsculo donde ratonean mujeres diminutas y cintas coloreadas. El arco iris tendido semeja mil ojos suicidas: no somos los mismos –lo sabes– después del milagro; ahora los dioses nos visten con óleos de fuego y dormiremos para siempre en un invierno plateado.

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MORADA “En el bosque su nido y en la ciudad tu cuarto” Eduardo Mitre

al principio vacío como el mundo al principio

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mármol señero

erial

desierto

grande

inmenso

frío

el cuarto vacío

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IV Esta puerta De madera maciza De vitrales de lat贸n insulado Soberbios cerrojos de nobles metales Alucinados en las fraguas toledanas Conquist贸 airados mares y esquivas sirenas Venciendo blancas tormentas andinas Para alcanzar destino final en un pueblo de la llanura Opulenta y magn铆fica Tuvieron que tumbar la casa Para lucir la engre铆da puerta.

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X Nada

Nadie Nunca Conocía la puerta de entrada Al jardín interior de la ciudad No existe No existe La puerta no existe La secreta entrada Sólo era compartida Por aquellos elegidos Que se perdían en las calles Buscándose a sí mismos.

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Poema número mil para una mujer que jamás leyó ninguno Después de mil noches anclado en la bahía del correo, Después de 999 poemas devueltos En sobres sin abrir, Te fuiste diluyendo Como el agua o el viento. Es que no quisiste perderte en mi bosque Y rodeaste todos los caminos. Después de traerte la flamígera espada Del ángel que custodia el paraíso, Desenterrar un meteorito Para compararlo con tus ojos. Después de la tierra, el sueño La caída de tres dinastías y un imperio Te escribo este último poema Con método de hormiga laboriosa Cuyo único salario No pequeño Será El sosiego de terminar este desvarío Con un número redondo como el sol.

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Una vieja canción Viendo pasar el río cualquier río dicen, se ve pasar el tiempo. ¿Lo ves tú? por ejemplo en éste que pasa turbio debajo de nosotros los de siempre ¿los de nunca? Apoyado en la baranda de cubierta miro y comprendo la vieja metáfora y vislumbro aquella otra de todos los ríos en el mismo. Tomo una copa y busco por la orilla esa pareja teñida de ocaso. Los imagino dueños de la selva inventando futuros gráciles como el agua. Más que agua, pienso, mi río, el que heredé arrastra palabras, sirenas que se cruzan, barullo de marineros, canciones y un naufragio amoroso en el que me reconozco. 31


Tomo otra copa y susurro a la luna ya alta: en las playas desiertas del Beni... a mis padres

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se caen las paredes de la casa de mí nombre las letras del nombre de mi casa yo no tengo permiso para hablar por eso grito hago gestos actúo falseo las palabras: las pintarrajeo les fabrico máscaras las disfrazo de monstruos de guerreros de conductores de trenes les enseño a manejar armas que yo nunca he visto (no sé cómo se escriben) las soborno (las reto a formar balas con frases de hierro a decir pólvora y prender fuego)

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las obligo a matar y no les permito volver a_mí sin un cadáver (tendremos que aprender a escribir muerto con otras letras a decir matar desde algún pasado histórico y asesino) las palabras regresan con crímenes consumados pero los muertos no-entienden-nuestra-lengua y no mueren y no mueren y no muero ¿necesitamos una mano que traduzca? ¿una boca que bese? ¿una casa sin paredes? ¿un nombre con puertas? una casa en el exilio para un nombre extranjero es preciso deshacernos (re) plante (e) arnos aprender a usar el lenguaje del cuerpo pero mientras tanto mientras este paréntesis encuentre un espejo invertido y cese (

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yo voy a seguir maquillando por partes las paredes destrozadas de mi nombre entero que resiste y cicatriza entre las ruinas de casas ajenas voy a seguir desmintiendo para no agotar las mentiras en una sola cifra voy a seguir traicionando desde el sótano de mis palabras los nombres de otras casas de otros dueños voy a seguir porque no sé nada y chillo voy a seguir porque he sabido todo para no saber nada porque debo destruir completamente el mundo si quiero intentar volver a él

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ONIDRA En una ficción de sombras continúan las galerías de piedra, quietud en círculos sin variaciones, sólo un ulular de viento contornea cúpulas y campanas. Hemos recitado esta escena en sucesión de siglos, simbología onírica de yelmos, cotas y hierro forjado. Se duplican las paredes abovedadas, las graderías y colgaduras de raso. ¿Por qué, Señor, añoro el retumbe de los cascos y el destello de chispas que en la piedra deja la herradura? Nunca los he visto y los guarda mi recuerdo. Aguas en reflujo, acantilados verticales espuma y moho en las rocas. ¿Qué extraño atavismo es éste que trae el alba?

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MITO Gorgoteo continuo en las clepsidras, temor de ciudad dormida, palabras intermitentes, estertor inaudible de respiraciones. Cortando la oscuridad se presienten los desfiladeros sagrados, geografías veladas en los mapas signadas por las constelaciones. Se repite el registro en los arcanos, neones a lo largo de la vía, llegadas y encuentros de antípodas, convocados por voluntad suprema. La niebla entreteje agua y espuma. Antiguos rumores cadenciosos, de secretos cifrados en sepulcros, inician el rito de regresión.

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118 A mi conejita de playboy, Carmiña Mina Bésame como me besaste anoche dulce, apretada, con besos de loca fuerza o volcán o lo que más provoca; mudos son mis quejidos en la noche: Ágil me tienes en seguir tu coche que de un confín a otro término toca soles y estrellas. Como cualquier boca en el tálamo virgen, noche a noche, déjame muerta de amor o de azoros. Cuando me vieres yacer en tus coros de ángeles, muda de espanto o herida, vierte otra vez en mi cáliz tu vino. Tengo yertos los pies de ir en camino; ¿Fría quedaré o húmida o perdida?

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VOLADOR HECHO CON EL ASOMBRO DE LOS FLAMENCOS Ciertos retazos de seda, algunas pajitas envueltas con hilo de ara単a un poco de engrudo el cordel necesario para sujetarse mientras el asombro de los flamencos se recorta en los rojos ponientes.

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AQUÍ, ENTRE FRUTOS SALVAJES Dime ciudad, qué somos entre tus efigies de héroes y tus árboles con Dime tú quién eres, más allá de tu historia de sangre y furiosos Dime, qué hay detrás de tu paisaje de reinados, crímenes y Dime, quién sabe qué animal fui antes de recorrer tus calles Oh, dime ciudad, que yo entre tus hijos te miro y te miro, y quizás todo pasar por el mundo sea así: atarse a la imagen de una plaza con los ojos, reconocerse parte de un olor dulce con espinas, ser un poco de río, pradera, niño, pez y violencia. ¡Oh, ciudad de asesinos, pintura de mis recuerdos, fundida estoy a la raíz de tu aire desconocido!

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WHAT MEMORY DESIRES Como frĂ­a anĂŠnoma en lo oscuro del mar fabulosa reinando fluorescente en duermevela haces tuyo memoria cualquier contacto, cualquier paisajecon tu material de estrellas y amor dantescodevoras luz hombres airados que encienden valles piedras frĂĄgiles sermones del viento... Nada se libra de ti, una vez que atrapas la belleza, ella crece incesante, mercurial, se escurre por mis ojos: costosa me resultas memoria. El precio con el que he de pagarte primitivas uniones resuena en papeles.

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Francisco Azuela Vadik Barrón Rafael Bautista S. Homero Car valho Oliva Benjamín Chávez Anabel Gutiérrez León Laura Raquel Martínez Marcia Lozano Blanca Elena Paz Marcela Patricia Polischer Juan Carlos Ramiro Quiroga Marcelo Santorelli Emma Villazón Richter


Francisco Azuela (México, 1948) Miembro de la Sociedad General de Escritores de México y del Consejo Panamericano de la CISAC y miembro de la International Writers Guild. Autor de: El maldicionero (1981), El tren de fuego (1993), La parole ardente (1993), Son las cien de la tarde (1996) y Ángel del mar de mis sueños (2000), entre otros. Fue Director de la Biblioteca del Honorable Congreso de la Cámara de Diputados del Estado de Guanajuato (1991-1997). Y Director General y fundador del Centro Cultural Internacional El Cóndor de los Andes Aguila Azteca, A.C., con sede en Cochabamba (Bolivia) en 1999. A partir de 2001, radica en la ciudad de La Paz. Se desempeña como Responsable del Centro Integrado de Documentación e Información del Instituto Internacional de Integración del Convenio Andrés Bello. Plural Editores reeditó tres de sus libros. En 2004, se editó en México su Antología poética: Un recorrido interminable 1972-2003. Desde 2005 es Embajador de poetas del mundo en Bolivia. En 2006, las Embajadas de Francia, Brasil, España y México en Bolivia, presentaron el CD-ROM Le printemps des Poètes, La primavera de los Poetas. Vadik Barrón (ex URSS, 1976) Ese año se traslada a Oruro (Bolivia) donde cursa sus estudios. En 1994 co-funda el Taller de Producción Artística “El silencio”. Edita y participa del poemario colectivo La poemarium (Oruro, 1996). Desde 1998 reside en La Paz. Forma la banda “Camaleón” (2002) y publica el libro de poemas Cuaderno rojo, presentado por Rubén Vargas. Lanza el disco Camaleón (2003) y Origami (2005). Ha sido incluido en la Antología de poetas orureños (2004). Tiene inéditos los libros de poemas: Autobiografía del otro (1999-2000), Otra vez otoño (2003), Contemplación (2004) y La pelícana blindada (2005). Rafael Bautista S. (Bolivia) Escritor. Estudió música y filosofía. Ha sido finalista en el premio Nacional de Poesía Yolanda Bedregal - 2003, también en el Premio Nacional de Cuentro Bartolomé Arzans y Orzua FIC-2004. Ha escrito La intimidad (poesía), Octubre: El lado oscuro

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de la luna (ensayo político-filosófico), La memoria obstinada (narrativa, de pronta aparición). Tiene inéditos los trabajos poéticos: Las site estaciones y El nombre que no olivdo. Además de un número considerable de artículos de carácter político. Homero Carvalho Oliva (Bolivia, 1957) Ha publicado entre otros libros: Biografía de un otoño, El Rey ilusión, Seres de palabras, Territorios invadidos y Ajuste de cuentas. Además ha participado de varias antologías nacionales e internacionales, como Antología del cuento latinoamericano del siglo XXI y Se habla español Ha obtenido entre otros premio literarios: Premio Único Latinoamericano de Cuento (México, 1981), Premio Latin American Writers Institute (New York, 1989). Su primera novela, Memoria de los espejos mereció el Premio Municipal de Novela (1995). También publicó las novelas: El espíritu de las cosas, Santo Vituperio -libro que será llevado al cine- y La ciudad de los inmortales (2005). Recientemente ha publicado su primer libro de poemas: Las puertas (2005). Benjamín Chávez (Bolivia, 1971) Su primer libro de poemas Prehistorias del androide (1994), obtuvo el Primer Premio en un concurso organizado por la Fundación FEPO de Oruro. En 1999, en edición de autor publica el poemario Con la misma tijera. Santo sin devoción (2000), Y allá en lo alto un pedazo de cielo (poemario finalista del Premio Nacional de Poesía Yolanda Bedregal). Desde 2003 integra el equipo editor de la revista literaria La mariposa mundial. En 2004 publica Extramuros. También ha publicado cuentos y poemas en revistas y antologías nacionales e internacionales y colabora en diversos medios de prensa. Anabel Gutiérrez León (Tarija, Bolivia, 1978). Laura Raquel Martínez (Argentina, 1975) Comunicadora social, egresada de la Universidad del Salvador (Bs. As). Trabajó desde 1997 hasta 2001 en el ámbito editorial, en Buenos Aires. Desde 2002 reside en Santa

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Cruz de la Sierra (Bolivia), donde se desempañó como diseñadora gráfica, editora independiente y en la gestión de proyectos de difusión cultural. En 2003 forma, junto a Marcelo Santorelli, rufina con el objeto de desarrollar proyectos tanto en el área artística como en el de la comunicación social, siendo “muestra de poesía boliviana contemporánea” la primera iniciativa de experimentación interdisciplinaria desarrollada por rufina. Marcia Lozano (Brasil, 1971) Finalizó sus estudios de Arquitectura y Urbanismo en el Centro de Estudios Superiores de Londrina (Brasil) en 1995. Luego, en el Instituto de Pesquisa e Planejamento Urbano de Londina (IPPUL) realizó proyectos de calificación urbana y centralidad de barrios. Vive y trabaja en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) desde 1997, siendo su área de actuación la arquitectura de espacios comerciales. Hacia final de los 90, se aproxima a las artes plásticas y el diseño. Realiza muestras individuales y colectivas en Bolivia y Brasil. Participa del workshop Km0 Urbano - Triangle Artists Workshop (noviembre 2005). Blanca Elena Paz (Bolivia, 1953) Médico veterinario zootecnista con postgrado en Educación Superior y ejercicio en la docencia universitaria. Se ha desempeñado como Directora Ejecutiva de la Casa Municipal de Cultura “Raúl Otero Reiche”. Esencialmente es narradora, aunque también escribe poesía, ensayo y artículos científicos. Su cuento Historia de Barbero, incluido en Onir: cuentos (2002) ha sido llevado a la pantalla en cortometraje. Fue distinguida con varios premios nacionales por sus cuentos y su trabajo en gestión cultural. Ha publicado: Onir (2002), Teorema (1995), y comparte el fascículo Medusa de fuego 2, con el escritor Víctor Montoya (2004). Sus textos están incluidos en antologías internacionales y nacionales como: Narrativa del trópico boliviano (2004), The Fat Man From La Paz (2000), El niño en el cuento boliviano (1999), Oblivion and Stone (1998), Fire from the Andes (1998), La otra mirada (2000), Antología de antologías: los mejores cuentos de Bolivia (2004), Antología del cuento femenino boliviano (1997),

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Antología del cuento boliviano moderno (1995), entre muchas otras. Fundadora del PEN Internacional, filial Santa Cruz (1998-2004). Presidió el Comité de literatura infantil y juvenil en Santa Cruz (1996-2000). Ha participado en coloquios literarios internacionales. Tiene publicaciones en periódicos y en revistas culturales de Bolivia, Argentina y Estados Unidos. Marcela Patricia Polischer (Argentina,1961) Egresada de la Facultad de Artes y Ciencias del Teatro de la Universidad del Salvador, en la Carrera de Escenografía, Caracterización e Indumentaria Teatral con Postgrado pedagógico. Fue escenógrafa y vestuarista en numerosas obras de teatro, cine, publicidad y televisión en Argentina. Participó en el movimiento Teatro Abierto, y en festivales internacionales de teatro en Colombia, Uruguay, España, EEUU y Argentina. Fue directora artística del Centro de Investigación del Acto Creador (CIAC) de la “Fundación Estilos” (Buenos Aires). Ha dictado cursos a nivel terciario en la carrera de Producción y Dirección de TV, y en el Conservatorio Nacional de Arte Dramático, en Argentina. En Santa Cruz de la Sierra, donde reside desde el 2002, ha dictado diversos talleres en el marco del Festival Internacional de Teatro, en el Festival Nacional de Teatro Quimera y en la Escuela Superior de Bellas Artes de la Fundación Puerta Abierta, donde actualmente se desempeña como docente. Juan Carlos Ramiro Quiroga (Bolivia, 1962) Literato, periodista y padre de familia. Hacia 1992 conformó el grupo denominado Los jinetes del Apocalipsis junto con Jorge Campero, Edmundo Mercado, Rubén Vargas y Renato Careaga. Con ellos edita la revista literaria El cielo de las serpientes, publicación sui generis de poesía boliviana contemporánea. Em 1995 impulsó la creación del Club del café y el ajenjo con Gary Daher y Ariel Pérez. Este concilio concreta el Primer Encuentro de Escritores de Bolivia y Chile en Santiago de Chile. Ha publicado cuatro poemarios: El pozo de interminables líneas: Cámara de eco (1990), Cámara de Eko o el pozo de Ariana (1992, reeditado en 2003), Errores

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compartidos (1995, junto con Daher y Pérez) e Historia del Ángel (2003). Tiene dos textos inéditos: Turbaciones (de celo) ante la Gran Piedra (1993) y El primero amor (2001). Su poesía está incluida en la Antología de la poesía Latinoamericana del Siglo XXI (1997), en Zur Dos. Última poesía Latinoamericana (2005), El verbo descerrajado (2005). Marcelo Santorelli (Argentina, 1970) Estudió Arquitectura entre 1988 y 1990, y Artes Plásticas entre 1989 y 1995 en la Universidad de La Plata, en la que se graduó como Profesor de Artes Plásticas con orientación Dibujo. Desde 1997 hasta 1999 estudia con el artista plástico Eduardo Medici, conforma junto con otros tres artistas el grupo “Sencu”. Recibe la beca Anna Eckell – Marino Santamaría en 1997. En el 2001 recibe la Beca Fundación Antorchas de residencia en la Escuela Superior de Arte y Medios de Colonia (Alemania). Reside en Alemania desde 2000 hasta 2002, participando, además, en los cursos de la prof. Magdalena Jetelová, en la Academia de Arte de Düsseldorf. Realiza muestras de arte individuales y grupales en Argentina, Bolivia, Brasil, Alemania y Estados Unidos. Desde 2002 reside en Santa Cruz, Bolivia. Dicta clases en la Universidad Privada de Santa Cruz y en la Escuela de Artes y Técnicas, Universidad Nur. En 2003 forma, junto a Laura Martínez, rufina con el objeto de desarrollar proyectos tanto en el área artística como en el de la comunicación social, siendo “muestra de poesía boliviana contemporánea” la primera iniciativa de experimentación interdisciplinaria desarrollada por rufina. Emma Villazón Richter (Bolivia, 1983) Escritora. Licenciada en Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales. Actualmente cursa la carrera de Filología Hispanoamericana en la UAGRM. Tiene inédito un poemario.

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Palabras introductorias Desarrollo del proyecto Proceso de trabajo Texto de Rafael Bautista S. Poemas Francisco Azuela Vadik Barrón Rafael Bautista S. Homero Carvalho Oliva Benjamín Chávez Anabel Gutiérrez León Blanca Elena Paz JuanCarlos Ramiro Quiroga Emma Villazón datos biográficos

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