Microbiota normal

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MICROBIOLOGÍA CLÍNICA Curso 2004 - 2005 (grupo 1)

La adhesión por medio de adhesinas y de fimbrias es un fenómeno específico en el que estas moléculas de la superficie bacteriana interaccionan de forma específica con componentes de la superficie de algunos tipos de células del huésped. Esta especificidad del tipo de célula al que una bacteria es capaz de adherirse es la base molecular del tropismo de ciertas células por diferentes tejidos u órganos. En el caso de la flora normal, la adherencia es también la responsable de su localización específica en el cuerpo y facilita su multiplicación por la formación de microcolonias y de biopelículas. Así mismo, en el caso de las infecciones patógenas, la presencia de adhesinas facilita el establecimiento del patógeno y la colonización del tejido. Esta adhesión puede producirse también a materiales inertes que actúan como soporte para la colonización (por ejemplo, prótesis de cadera o cardiacas). La adhesión puede prevenirse mediante inhibidores de la adherencia que son análogos de bajo peso molecular de las moléculas que reconocen los sistemas de adherencia y también con antibióticos que inhiben la producción de adhesinas. Las bacterias de la flora normal compiten con las patógenas por los sitios de adhesión en los nichos que colonizan. PENETRACIÓN Algunas bacterias son capaces de realizar su actividad patógena sin atravesar el epitelio (en general las bacterias toxigénicas como C. diphteriae, V. cholerae o Bordetella pertusis). Un segundo grupo penetra de una forma pasiva bien mediante la acción de vectores tales como mosquitos, pulgas, etc, o cuando se produce una alteración funcional o física del epitelio (bacterias que penetran por heridas, por ejemplo.) Por último, hay bacterias con sistemas activos de penetración mediante un sistema de endocitosis inducida (Salmonella, por ejemplo). Las bacterias que son capaces de penetrar pueden multiplicarse destruyendo el epitelio sin penetrar al tejido submucoso (por ejemplo, Shigella, E. coli enteroinvasivo), o pueden penetrar hasta tejidos más internos (Staph. aureus, S. typhi).

MULTIPLICACIÓN Una vez que el patógeno ha penetrado el interior del tejido, debe multplicarse para alcanzar un número crítico que le permita iniciar la infección, invadir el organismo y desarrollar su acción patógena. Para ello deben obtener del huésped los nutrientes mientras evitan la acción de los sistemas de defensa.


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