Dozavario 2017

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Insigne y Nacional Basílica de Santa María de Guadalupe Coordinación General de la Pastoral del Santuario

DOZAVARIO 2017 en BASILICA de GUADALUPE “Santa María de Guadalupe, Madre de la reconstrucción de nuestra Patria” Escucha bien, hijito mío el más pequeño: ¿a dónde te diriges? (Nican mopohua 23) Viernes 1 de Diciembre 2017 Tema: “Santa María de Guadalupe, Madre de los pequeños, de los desamparados, de los damnificados” Preside Laudes (8:30) y Misa Capitular (9:00): S.E.R. Mons. Carlos Briseño Arch OAR. Canónigo responsable del día: M.I. Sr. Cango Juan de Dios Olvera Textos litúrgicos:

Viernes XXXIV Semana tiempo Ordinario Daniel 7, 2-14 Salmo Dan 3: Bendito seas para siempre Señor. Lc. 21, 29-33.

En el Evangelio de hoy, responde Jesús a la pregunta: «Maestro, ¿cuándo sucederá esto? ¿Cuál será la señal de que esas cosas están a punto de suceder?» (21,7). La respuesta viene en forma de una parábola: la higuera. Así se ha introducido el tema de la vigilancia: «Cobren ánimo y levanten la cabeza». De esta manera se precisa que no se aplica a las realidades del Reino de Dios el ritmo de las estaciones: por consiguiente, el retorno del Señor no debe ser considerado, como lo es el verano, como el tiempo de los frutos y la cosecha. Lo único que se afirma es que, cuando aparezcan los signos premonitorios, entonces tendrá lugar la plena manifestación del poder del Dios que salva, el momento de la manifestación definitiva del Señor. En efecto, el Reino de Dios está «ya» en medio de nosotros: por eso intenta expresar que no es el comienzo, sino la difusión del Reino de Dios hasta su última fase. «Se acerca su liberación»: es como decir que Cristo, el liberador, tras haber inaugurado ya entre nosotros el Reino de su Padre, está llevando a plenitud su

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misión de salvífica. Tres son las enseñanzas del Señor: la esperanza de la vida, principio y término de nuestra fe; la justicia, comienzo y fin del juicio; el amor en la alegría y el regocijo, testimonio de las obras de la justicia. El Señor, en efecto, nos ha manifestado, por medio de sus profetas, el pasado y el presente y nos ha hecho gustar por anticipado las primicias de lo porvenir. Viendo, pues, que estas cosas se van cumpliendo en el orden en el que él las había predicho, debemos llevar una vida más generosa y más excelsa en el temor del Señor. Nuestra fe tiene como ayuda el temor y la paciencia, y como aliados la longanimidad y el dominio de nosotros mismos. Si estas virtudes permanecen santamente en nosotros, en todo lo que atañe al Señor, tendrán la gozosa compañía de la sabiduría, la inteligencia, la ciencia y el conocimiento TEMA del día del Dozavario: “Santa María de Guadalupe, Madre de los pequeños, de los desamparados, de los damnificados” El Concilio afirma que María «avanzó en la peregrinación de la fe» (LG, 58). Por eso ella nos precede en esta peregrinación, nos acompaña, nos sostiene. ¿En qué sentido la fe de María ha sido un camino? En el sentido de que toda su vida fue un seguir a su Hijo: él -él, Jesús- es la vía, él es el camino. Progresar en la fe, avanzar en esta peregrinación espiritual que es la fe, no es sino seguir a Jesús; escucharlo y dejarse guiar por sus palabras; ver cómo se comporta él y poner nuestros pies en sus huellas, tener sus mismos sentimientos y actitudes. ¿Y cuáles son los sentimientos y las actitudes de Jesús? humildad, misericordia, cercanía, pero también un firme rechazo de la hipocresía, de la doblez, de la idolatría. La vía de Jesús es la del amor fiel hasta el final, hasta el sacrificio de la vida; es la vía de la cruz. Por eso, el camino de la fe pasa a través de la cruz, y María lo entendió desde el principio, cuando Herodes quiso matar a Jesús recién nacido. Pero después, esta cruz se hizo más pesada, cuando Jesús fue rechazado: María siempre estaba con Jesús, seguía a Jesús en medio del pueblo, y escuchaba las conversaciones, las odiosidades de los que no querían al Señor. Y esta cruz, ¡ella la ha portado! La fe de María afrontó entonces la incomprensión y el desprecio; y cuando llegó la «hora» de Jesús, es decir la hora de la pasión: la fe de María fue entonces la lamparilla encendida en la noche. Aquella llamas en plena noche. María veló durante la noche del sábado santo. Su llama, pequeña pero clara, estuvo encendida hasta el alba de la Resurrección; y cuando le llegó la noticia de que el sepulcro estaba vacío, su corazón quedó henchido de la alegría de la fe, la fe cristiana en la muerte y resurrección de Jesucristo.

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Porque siempre la fe nos porta a la alegría, y ella es la Madre de la alegría: ¡Qué nos enseña el andar por este camino de la alegría! Este es el punto culminante: esta alegría, este encuentro de Jesús y de María. Pero, imaginemos como ha sucedido... este encuentro es el punto culmen del camino de la fe de María y de toda la Iglesia. ¿Cómo es nuestra fe? La tenemos encendida, como María también en los momentos difíciles, aquellos momentos de oscuridad? ¿He escuchado la alegría de la fe. (Papa Francisco, Santo Rosario en la Plaza San Pedro, 12 de octubre de 2013)

Nexo al Acontecimiento Guadalupano: La reconstrucción de nuestra patria no es sólo del aspecto material, sino especialmente de todo el aspecto social, su espiritualidad, su moral, su religiosidad, sus valores humanos, por ello, el Papa Juan Pablo II dijo que el mensaje de Jesucristo hace ver que todos los hombres son hermanos porque tienen un Padre común: Dios. “Y todos están llamados a formar parte de la única Iglesia que el Señor ha fundado con su sangre (Cfr. Hch 20, 28) […] estad seguros de que nunca os va a faltar el auxilio de Dios y la protección de su Santísima Madre, como un día, en la colina del Tepeyac le fue prometido al indio Juan Diego, un insigne hijo de su misma sangre, a quien tuve el gozo de exaltar al honor de los altares: «Oye y ten entendido, hijo mío el más pequeño, que es nada lo que te asusta y aflige; no se turbe tu corazón; no temas esa enfermedad ni otra enfermedad y angustia. ¿No estoy yo aquí que soy tu Madre? ¿No estás bajo mi sombra? ¿No soy yo tu salud? ¿No estás por ventura en mi regazo?»1

Sábado 2 de Diciembre 2017 Tema: “Santa María de Guadalupe, acompaña la misericordiosa de reconstruir vidas, familias, una nación”

acción

Preside Laudes (8:30) y Misa Capitular (9:00): PRESIDE: S.E.R. Mons. Adolfo Miguel Castaño Fonseca Textos litúrgicos:

Sábado XXXIV Semana tiempo Ordinario Daniel 7, 15-27 Salmo Dan 3: Bendito seas para siempre Señor. Lc. 21, 34 -36.

Dos son los aspectos que pone Jesús de relieve en este texto del Evangelio llamado «discurso escatológico»: primero, negativamente, pone en guardia contra el debilitamiento interior; segundo, positivamente, invita a tener ánimo y fuerza en vistas al testimonio. Ahora bien, la intención primaria de Jesús es preparar a sus 1

Santo Domingo, Mensaje del Santo Padre Juan Pablo II a los Indígenas del Continente Americano.

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discípulos para la lucha espiritual que no dejará de caracterizar su experiencia histórica. En las palabras de Jesús podemos intuir que, si han de ser temibles los ataques y violencia del exterior, no lo serán menos las debilidades en nuestro interior. La fidelidad al Evangelio exige vigilancia sobre nosotros mismos y fuerza de resistencia con los otros. «Velan, pues, y oren en todo tiempo»: en esta doble invitación vemos sintetizadas las actitudes necesarias para quien pretenda considerarse discípulo de Jesús. Estas dos actitudes, bien consideradas, no tienen que ver sólo con la vida personal, sino también con la comunitaria. Con la certeza de que todos deberemos comparecer «ante el Hijo del hombre», nos indica Jesús la necesidad de proceder a algunas opciones decisivas, sin las cuales sería incierto nuestro camino. En primer lugar, vigilancia: ésta implica un examen crítico del tiempo en el que vivimos, una presencia crítica en el tejido social en el que trabajamos y discernimiento crítico de las propuestas de salvación que vienen de otras ideologías. En segundo lugar, renuncia: a fin de prepararnos para el encuentro con el Señor, para mantenernos en una actitud de pureza interior y exterior, y no mostrarnos indulgentes con las seducciones del mundo y del Maligno. Quien quiera seguir a Jesús por el camino de la salvación ha de saber que es ciertamente importante creer en él y mantener fijo el corazón en sus enseñanzas, pero es igualmente importante perseverar por ese camino hasta el final. El tema de la vigilancia es la dimensión dramática de la vida cristiana, porque existe la posibilidad de que seamos encontrados sin estar preparados para el momento en el que vuelva el Señor. Esta posibilidad podría suscitarnos al mismo tiempo sentimientos de desconfianza y de desesperación; en realidad y así como ponernos en una actitud de humildad, de expectativa y, por ello, de oración. TEMA del día del Dozavario: “Santa María de Guadalupe, acompaña la acción misericordiosa de reconstruir vidas, familias, una nación”. “Mientras tanto, María conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón” (Lc 2, 19). Así el Evangelio de San Lucas nos describe la actitud con la que María recibe todo lo que estaban viviendo en esos días. Lejos de querer entender o adueñarse de la situación, María es la mujer que sabe conservar, es decir proteger, custodiar en su corazón el paso de Dios en la vida de su Pueblo. Desde sus entrañas aprendió a escuchar el latir del corazón de su Hijo y eso le enseñó, a lo largo de toda su vida, a descubrir el palpitar de Dios en la historia. Aprendió a ser madre y, en ese aprendizaje, le regaló a Jesús la hermosa experiencia de saberse Hijo. En María, el Verbo Eterno no sólo se hizo carne sino que aprendió a reconocer la ternura maternal de Dios. Con María, el Niño-Dios aprendió a escuchar los anhelos, las angustias, los gozos y las esperanzas del Pueblo de la promesa.

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Con ella se descubrió a sí mismo Hijo del santo Pueblo fiel de Dios. En los evangelios María aparece como mujer de pocas palabras, sin grandes discursos ni protagonismos pero con una mirada atenta que sabe custodiar la vida y la misión de su Hijo y, por tanto, de todo lo amado por Él. Ha sabido custodiar los albores de la primera comunidad cristiana, y así aprendió a ser madre de una multitud. María se ha acercado en las situaciones más diversas para sembrar esperanza. Acompañó las cruces cargadas en el silencio del corazón de sus hijos. Tantas devociones, tantos santuarios y capillas en los lugares más recónditos, tantas imágenes esparcidas por las casas, nos recuerdan esta gran verdad. María, nos dio el calor materno, ese que nos cobija en medio de la dificultad; el calor materno que permite que nada ni nadie apague en el seno de la Iglesia la revolución de la ternura inaugurada por su Hijo. Donde hay madre, hay ternura. Y María con su maternidad nos muestra que la humildad y la ternura no son virtudes de los débiles sino de los fuertes, nos enseña que no es necesario maltratar a otros para sentirse importantes (cf. Exhort. ap. Evangelii gaudium, 288). Y desde siempre el santo Pueblo fiel de Dios la ha reconocido y saludado como la Santa Madre de Dios. ( Papa Francisco Homília en La Solemnidad Santa Maria Madre de Dios, Vaticano 1 de Enero 2017)

Nexo al Acontecimiento Guadalupano: El Papa Pío XII expresó con fuerza el encuentro de Dios, por medio de su Madre, Santa María de Guadalupe y todo ser humano, representado por San Juan Diego: “Y así sucedió –decía el Papa Pío XII–, al sonar la hora de Dios para las dilatadas regiones del Anáhuac […] cuando a las orillas del lago de Texcoco floreció el milagro. En la tilma del pobrecito Juan Diego –como refiere la tradición– pinceles que no eran de acá abajo dejaban pintada una imagen dulcísima, que la labor corrosiva de los siglos maravillosamente respetaría.”2

Domingo 3 de Diciembre 2017 Tema: “Santa María de Guadalupe, esperanza de los jóvenes en el mundo de hoy” Preside Laudes (8:30) y Misa Capitular (9:00): S.E.R. Mons. Francisco Clavel Textos litúrgicos:

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I Domingo de Adviento Ciclo B. Is 63, 16c-17. 19c; 64, 2b-7 Sal 79, 2ac y 3b. 15-16. 18-19 R: Señor, muéstranos tu favor y sálvanos 1 Cor 1, 3-9 Mc 13, 33-37.

PÍO XII, «Alocución Radiomensaje», 12 de octubre de 1945, en AAS, XXXVII (1945) 10, pp. 265-266.

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El momento más intenso de este fragmento del libro de profeta Isaías es ciertamente la invocación acuciante del : «¡Ojalá se rasgasen los cielos y bajaras!». Ante todo aparece el conocimiento profundo que tiene el pueblo del propio pecado; no importan tanto las desgracias en las que se encuentra inmerso Israel, cuanto el pecado sentido como una prisión de la que no logra liberarse el pueblo. La invocación a Dios para que rasgue los cielos utiliza los términos basados en la memoria de las obras de Dios. Es como si Israel dijera el Señor: no recuerdes nuestras acciones, Señor, sino recuerda lo que tú has hecho y continúa haciéndolas hoy. Los dones y manifestaciones de la gracia, indica San Pablo en la Segunda lectura,, no se han concedido como adorno o motivo de vanagloria, sino como tarea y responsabilidad, para ayudar a que los creyentes se mantengan firmes «en el testimonio de Cristo». Así, llenos de gracia, los creyentes pueden caminar confiados hacia la manifestación final del Señor Jesús, cuando lograrán la plena comunión con él. Pero, aun antes de su compromiso de espera vigilante, Pablo prefiere subrayar que será el mismo Dios quien los conducirá a este encuentro definitivo con su Hijo. Los cristianos, sabedores de su propia debilidad, pueden contar con la fidelidad de Dios, que quiere a toda costa llevar a buen término la "vocación" que les ha dirigido. El relato evangélico comienza y concluye con la misma invitación: «Vigilen». Que fundamenta el "porqué" de la vigilancia: «Vigilen, pues no saben cuándo es el momento preciso». Una lectura superficial podría parecernos como una imposición tiránica: Jesús no revela el día y la hora, para que los cristianos vivan en continuo temor. Pero al contrario, Jesús no indica la hora porque todas las horas son buenas para abrirse al Evangelio de suerte que comprometa la existencia. Jesús desea vitalizar a una comunidad para que no esté obsesionada con el deseo de conocer el final, sino que se preocupe por vivir y discernir tiempos y momentos en la escucha y la obediencia. Y esto en la espera de la última llamada que nos introducirá definitivamente en el Reino; ciertamente es una espera continua e intensa, pero no ansiosa ni temerosa, sino que rebosa confianza. TEMA del día del Dozavario: “Santa María de Guadalupe, esperanza de los jóvenes en el mundo de hoy”. La Iglesia de México convencida de que los jóvenes son un verdadero potencial para el presente y el futuro. Tras la experiencia vivida durante el terremoto del 19 de septiembre pasado, en el que la solidaridad juvenil puso a México como ejemplo mundial de lo que los jóvenes pueden hacer por los demás, y

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de cara al próximo Sínodo que se realizará en Roma con el tema “Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional”, los obispos de México han decidido declarar el Año de la Juventud. El Año de la Juventud, de acuerdo con el decreto de la CEM. “La Iglesia en México es consciente de la riqueza que representan los adolescentes y jóvenes para nuestra nación, corre desde octubre de 2017 hasta octubre de 2018. El objetivo principal de este periodo es la evangelización de la juventud, “on la profunda convicción de que son los jóvenes un verdadero potencial para el presente y el futuro de la evangelización en el mundo”. El Año de la Juventud se inauguró en todo el país durante la Jornada Mundial de las Misiones, este domingo 22 de octubre, en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, con una Misa presidida por el Nuncio Apostólico, S.E.R. Mons. Franco Coppola, concelebrada por obispos, sacerdotes que se ocupan de la pastoral juvenil en todo el país y han participado numerosos representantes juveniles y agentes pastorales de las 18 circunscripciones eclesiásticas mexicanas. Conscientes de las luces y sombras que se viven día a día en el mundo juvenil, los obispos han dispuesto para este Año un programa de reflexión y acción centrado en el tema del Sínodo convocada para el próximo año. Se trata de alentar el protagonismo del joven en la misión de la Iglesia en la transformación del mundo, de sus espacios vitales y comunidades promoviendo la paz, la misericordia, el bien común, el desarrollo de los pueblos, la Civilización del Amor. Este Año de la Juventud es el camino que queremos emprender para demostrar las grandes cualidades y talentos de la juventud, su riqueza, su esperanza, su dignidad. Que este caminar este unido al Sínodo de los Obispos, que esta aportación en este momento de la historia nos ayude a encontrar como Iglesia también las modalidades más eficaces de hoy para anunciar la alegría del Evangelio, el cual produce vida en plenitud. México tiene una población de 121 millones de habitantes, es el segundo país más poblado de América Latina después de Brasil. En 2015 residían en México 30.6 millones de jóvenes de 15 a 29 años, lo que representa, el 25.7 por ciento de la población total del país. Entre los problemas más graves que afectan a los niños y jóvenes se encuentra la deserción escolar, el trabajo infantil, los niños de la calle, el consumo de drogas desde una edad temprana, el narcotráfico y la violencia, que fácilmente contrata a los jóvenes para las actividades criminales. Este año sea una oportunidad para escuchar a los jóvenes; los obispos queremos escucharlos para aprender de ellos a anunciar el Evangelio a los mismos jóvenes, para impulsarlos a realizar un proyecto de vida y, finalmente, para alentar en ellos el amor a Jesús y al pueblo de México, asumiendo la propia responsabilidad social.

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Nexo al Acontecimiento Guadalupano: El Papa Juan XXIII dijo: “La siempre Virgen Santa María, Madre del verdadero Dios, por quien se vive», derrama su ternura y delicadeza maternal en la colina del Tepeyac, confiando al indio Juan Diego con su mensaje unas rosas que de su tilma caen, mientras en ésta queda aquel retrato suyo dulcísimo que manos humanas no pintan. Así quería Nuestra Señora continuar mostrando su oficio de Madre”3 Ella nunca se ha apartado de nosotros, sus hijos. Gracias a Ella podemos tener la fuerza necesaria para seguir reconstruyendo esta tierra bendita que tiene como su corazón espiritual el cerro que se transformó en un pedazo del paraíso, el Tepeyac.

Lunes 4 de Diciembre 2017 Tema: “Santa María de Guadalupe, portadora del Señor en un mundo que cambia rápidamente” Preside Laudes (8:30) y Misa Capitular (9:00): S.E.R. Mons. Jorge Estrada Solorzano Textos litúrgicos:

Lunes I Semana de Adviento Is. 2,1-5 Salmo 121 Que alegría cuando me dijeron vamos a la Casa del Señor Mt. 8, 5-11

En Jesús, dirigiéndose a la casa del centurión, descubro el rostro de nuestro Dios viniendo a visitar a nuestra humanidad. Y si Dios manifestado en el Nazareno es aquel que quiere entrar en mi casa, en mi vida, también es el que, como indica el profeta Isaías, en la primera lectura, desea llevar a cada uno de nosotros a morar en su casa, a compartir su propia vida. Si acepto su Palabra poniéndome en camino, me abrirá la intimidad de su morada. Su amor actúa para formar en mí, en mis hermanos y hermanas una humanidad que olvide el odio, las guerras y el pecado en cualquiera de sus manifestaciones y se dirija hacia la meta de una reconciliación con él y hacia una renovada unión y comunión entre las personas, los grupos y los pueblos. Dios nos invita a colaborar con su sueño, sobre todo acogiéndolo con fe, amando su voluntad y deseando sus promesas. La fe no es herencia étnica, cultural o algo por el estilo, ni siquiera un habitus religioso de algunos, sino la decisión de nuestra libertad humana, entonces, como el centurión, experimentaremos, en nuestra vida sentimientos de humildad y confianza. Humildad renunciando a salvarnos por nuestros propios medios en un delirio de autosuficiencia; confianza 3

JUAN XXIII, «Ad christifideles qui ex ómnibus Americae nationibus Conventui Mariali secundo Mexici interfuerunt», por el 50° aniversario del, Roma a 12 de octubre de 1961, AAS, LIII (1961) 12, pp. 685-687.

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consciente de que el Señor puede salir a mi encuentro en cualquier situación dirigiendo mis pasos por sus caminos de vida y de luz. TEMA del día del Dozavario: “Santa María de Guadalupe, portadora del Señor en un mundo que cambia rápidamente” “Me han pedido una palabra de esperanza, la que tengo para decirles, la que está en la base de todo, se llama Jesucristo. Cuando todo parezca pesado, cuando parezca que se nos viene el mundo encima, abracen su cruz, abrácenlo a Él y, por favor, nunca se suelten de su mano, aunque los esté llevando adelante arrastrando; y, si se caen una vez, déjense levantar por Él. ¿quién es el único que te puede agarrar de la mano para que no permanezcas caído?: Jesucristo, el único. Jesucristo que, a veces, te manda un hermano para que te hable y te ayude. No escondas tu mano cuando estás caído. Solamente, dejate agarrar la mano y agarrate a esa mano, y la riqueza que tienes adentro, sucia, embarrada, dada por perdida, va a empezar, a través de la esperanza, a dar su fruto. Pero siempre agarrado de la mano de Jesucristo. Nunca se suelten de la mano de Jesucristo, nunca se aparten de Él; y, si se apartan, se levantan y sigan adelante, Él comprende lo que son estas cosas. Porque de la mano de Jesucristo es posible vivir a fondo, de su mano es posible creer que la vida vale la pena, que vale la pena dar lo mejor de sí, ser fermento, ser sal y luz en medio de los amigos, en medio del barrio, en medio de la comunidad, en medio de la familia. En medio de la familia, es el encanto de disfrutar del encuentro, el encanto de soñar en el encuentro de todos. Es la experiencia de sentirse familia, de sentirse comunidad. Tres palabras que las vamos a repetir: Riqueza, porque se la dieron; Esperanza, porque queremos abrirnos a la esperanza; Dignidad. Repetimos: Riqueza, esperanza y dignidad. La riqueza que Dios les dio a ustedes. Ustedes son la riqueza de México. (Papa Francisco, A los jóvenes, Estadio Morelos, Morelia Mich. Febrero 16, 2016)

Nexo al Acontecimiento Guadalupano: El Santo Padre, San Juan Pablo II dijo: “El rostro mestizo de la Virgen de Guadalupe fue ya desde el inicio en el Continente un símbolo de la inculturación de la evangelización, de la cual ha sido la estrella y guía. Con su intercesión poderosa la evangelización podrá penetrar el corazón de los hombres y mujeres de América, e impregnar sus culturas transformándolas desde dentro.”4 El Amor de Dios que se ofrece por medio de Santa María de Guadalupe va más allá de las

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Ecclesia in America, N° 70, p. 124.

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fronteras, divisiones o muros; Ella nos reconstruye desde dentro como la única familia de Dios.

Martes 5 de Diciembre 2017 Tema: “Santa María de Guadalupe, formadora de discípulos de las nuevas generaciones” Preside Laudes (8:30) y Misa Capitular (9:00): S.E.R. Mons. Armando Colín Cruz Textos litúrgicos:

Martes I Semana de Adviento Is. 11, 1-10 Salmo 71: Ven, Señor rey de justicia y de paz. Lc. 10, 21-24

Isaías nos presenta la promesa de Dios sintetizada en el don divino por excelencia: el Espíritu. El Espíritu que era el don de Dios a los jefes libertadores de Israel, a los jueces carismáticos, a los profetas y sacerdotes, a los sabios; aunque todavía no era un don pleno y estable. Sin embargo, según el oráculo presente, el Espíritu se concederá de modo pleno y estable al descendiente de David, a este renuevo del tronco de Jesé: sobre él reposará el Espíritu del Señor. Jesús reconoce la verdad de su propia vocación de Hijo a través de la fe de los pequeños, que aun siendo desfavorecidos al parecer de los hombres han acogido con gratitud y humildad la predicación de los setenta y dos discípulos. Es una realidad que se descubre y celebra con la fuerza del Espíritu, el único que permite al hombre poder leer, en las situaciones más diversas, la voluntad de Dios. Su grito de júbilo en el Espíritu, da gracias al Padre por sus designios insondables, que revelan el misterio del reino a los últimos, los humildes, y los oculta a los soberbios. Esta acción de gracias es reconocer la obra maravillosa de Dios, su acción que confunde la sabiduría humana. TEMA del día del Dozavario: “Santa María de Guadalupe, formadora de discípulos de las nuevas generaciones” “Para mí siempre es motivo de alegría, de gozo encontrarme con los jóvenes. En este día les digo: por favor mantengan viva la alegría, es signo del corazón joven, del corazón que ha encontrado al Señor. Y si ustedes mantienen viva esa alegría con Jesús, nadie se la puede quitar, ¡nadie! (cf. Jn 16,22). Pero por las dudas, les aconsejo: No se la dejen robar, cuiden la alegría que unifica todo ¿En qué? en el saberse amados por el Señor. Porque, como habíamos dicho al principio: Dios nos ama… Este es el principio de la alegría. El fuego del amor de Jesús hace desbordante este gozo, y es suficiente para incendiar el mundo entero. ¡Cómo no van a poder cambiar esta sociedad y lo que ustedes se propongan! ¡No le tengan

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miedo al futuro! ¡Atrévanse a soñar a lo grande! A ese sueño grande yo hoy los invito. Ustedes, los jóvenes, tienen una sensibilidad especial para reconocer el sufrimiento de los otros; los voluntariados del mundo entero se nutren de miles de ustedes que son capaces de resignar tiempos propios, comodidades, proyectos centrados en ustedes mismos, para dejarse conmover por las necesidades de los más frágiles y dedicarse a ellos. Pero también puede suceder que hayan nacido en ambientes donde la muerte, el dolor, la división han calado tan hondo que los hayan dejado medio mareados, como anestesiados por el dolor. Por eso yo quiero decirles: Dejen que el sufrimiento de sus hermanos los abofetee y los movilice. Ayúdennos a nosotros, los mayores, a no acostumbrarnos al dolor y al abandono. Los necesitamos, ayúdennos a esto, a no acostumbrarnos al dolor y al abandono. También ustedes, chicos y chicas, que viven en ambientes complejos, con realidades distintas, con situaciones familiares de lo más diversas, se han habituado a ver que en el mundo no todo es blanco ni tampoco es negro todo; que la vida cotidiana se resuelve en una amplia gama de tonalidades grises, es verdad, y esto los puede exponer a un riesgo, cuidado, al riesgo de caer en una atmósfera de relativismo, dejando de lado esa potencialidad que tienen los jóvenes, la de entender el dolor de los que han sufrido”. ( Papa Francisco a los jóvenes, Bogotá, 7 Septiembre 2017)

Nexo al Acontecimiento Guadalupano: Juan Pablo II dijo: “Desde que el indio Juan Diego hablara de la dulce Señora del Tepeyac, Tú, Madre de Guadalupe, entras de modo determinante en la vida cristiana del pueblo de México.”5 Y entra hasta lo más profundo de nuestro ser para darnos la plenitud de Dios, eso es lo mejor de cada uno de nosotros que ayuda y motivo al hermano para encontrar su plenitud en el servicio misericordioso a favor de los demás. Esto es poner manos a la obra para restaurar y mejorar nuestro suelo para ganar nuestro cielo.

Miércoles 6 de Diciembre 2017 Tema: “Santa María de Guadalupe, nuestra salud, defensa y amparo, que cura y sana nuestras heridas. Preside Laudes (8:30) y Misa Capitular (9:00): S.E.R. Mons. Antonio Ortega Franco

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JUAN PABLO II, «Alocución a los obispos de América Latina» Primer viaje Apostólico a México, México, D. F., a 27 de enero de 1979, en AAS, LXXI (1979) 3, p. 173.

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Textos litúrgicos:

Miércoles I Semana de Adviento Is. 25, 6-10 Salmo 22: Habitaré en la Casa del Señor toda la vida. Mt. 15, 29-37

La imagen del banquete constituye uno de los símbolos fundamentales para expresar la comunión, el diálogo, la fiesta, la victoria. El banquete anunciado por el profeta Isaías para el final de los tiempos celebra la victoria de Dios sobre los poderes que esclavizan al hombre, proclamando su realeza universal. El lugar de este banquete, abierto a todos los pueblos, es también bastante significativo: se trata de Sión, lugar simbólico de la elección de Israel. En el Evangelio de hoy, el episodio de la multiplicación de los panes muestra a Jesús misericordioso, que cura a los enfermos y que da a todos su alimento, signo del banquete mesiánico. Jesús, antes de actuar, convoca a sus discípulos, para que participen en su visión compasiva con los pobres y necesitados. Jesús se manifiesta como el buen Pastor de Israel, haciendo visible la fidelidad de Dios con su pueblo. Ahora son todos los que son invitados al banquete mesiánico, incluso los paganos por la misericordia de Dios. TEMA del día del Dozavario: “Santa María de Guadalupe, nuestra salud, defensa y amparo, que cura y sana nuestras heridas. Hoy miremos a María, Madre de la esperanza. María ha atravesado más de una noche en su camino de madre. Desde la primera aparición en la historia de los Evangelios, su figura emerge como si fuera el personaje de un drama. No era simplemente responder con un “si” a la invitación del ángel: sin embargo, ella, mujer todavía en la flor de la juventud, responde con valentía, no obstante, no sabía nada del destino que le esperaba. María en aquel instante se presenta como una de las tantas madres de nuestro mundo, valerosa hasta el extremo cuando se trata de acoger en su propio vientre la historia de un nuevo hombre que nace. Aquel “si” es el primer paso de una larga lista de obediencias –¡larga lista de obediencias!– que acompañaran su itinerario de madre. Así María aparece en los Evangelios como una mujer silenciosa, que muchas veces no comprende todo aquello que sucede a su alrededor, pero que medita cada palabra y cada suceso en su corazón. En esta disposición hay fragmento bellísimo de la psicología de María: no es una mujer que se deprime ante las incertidumbres de la vida, especialmente cuando nada parece ir por el camino correcto. No es mucho menos una mujer que protesta con violencia, que injuria contra el destino de la vida que nos revela muchas veces un rostro hostil.

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María es en cambio una mujer que escucha: no se olviden que hay siempre una gran relación entre la esperanza y la escucha, y María es una mujer que escucha, que acoge la existencia, así como esa se presenta a nosotros, con sus días felices, pero también con sus tragedias que jamás quisiéramos haber encontrado. ( Papa Francisco, Audiencia General 10 Mayo 2017.)

Nexo al Acontecimiento Guadalupano: San Juan Pablo II declaró con gran fuerza la perfecta evangelización que nos ha sido donada por Ella: “Y América, –declaró el Papa– que históricamente ha sido y es crisol de pueblos, ha reconocido «en el rostro mestizo de la Virgen del Tepeyac, [...] en Santa María de Guadalupe, [...] un gran ejemplo de evangelización perfectamente inculturada». Por eso, no sólo en el Centro y en el Sur, sino también en el Norte del Continente, la Virgen de Guadalupe es venerada como Reina de toda América.”6 Ella sabe tomar las cosas buenas y verdaderas y llevarlas a la plenitud en aquel que es el Camino, la Verdad y la Vida.

Jueves 7 Diciembre 2017 Tema: “Santa María de Guadalupe, consejo y apoyo en los momentos de desolación y desesperanza” Preside Laudes (8:30) y Misa Capitular (9:00): S.E.R. Mons. Andrés Vargas Peña Textos litúrgicos:

Jueves I Semana de Adviento Is. 26, 1-6 Salmo 117: Bendito el que viene en el nombre del Señor. Mt. 7, 21. 24-27

El himno del texto del Profeta Isaías, lo cantan los habitantes de la ciudad, que necesita ser reconstruida y levantar murallas garantes de su seguridad. Pero a veces las "murallas" no sólo defienden de los enemigos; pueden convertirse en una especie de defensa del propio bienestar, en barrera contra los humildes. Aparece una imagen muy bella en la que el profeta invita a abrir las puertas de la ciudad donde mora un pueblo no encerrado en sus propias seguridades, sino abierto al mundo. La ciudad se convierte en refugio también para otros, llamados pueblo justo. La descripción de la gente que puede entrar en la ciudad en busca de refugio nos lleva a pensar que los moradores, sus habitantes, no son habitualmente ni justos, ni fieles, ni interiormente seguros. Se invita a ese grupo étnico unido por vínculos de sangre, de autoridad e historia común a abrirse al pueblo justo, que se ha mantenido fiel. Solamente así, con esta apertura al otro, al pobre, los habitantes de la ciudad encontrarán la verdadera salvación y seguridad. 6

JUAN PABLO II, Ecclesia in America, No 11, p. 20.

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En el Evangelio Jesús, insiste en construir sobre roca, es mucho más cómodo edificar sobre extensas llanuras de arena, pero tales construcciones sin cimientos sólidos están destinadas a ser arrasadas por aguaceros y ventoleras, Por consiguiente, es capital la calidad del cimiento; sólo apoyando las obras propias en una Palabra imperecedera de verdad es como la vida humana logra su realización, prescindiendo de exterioridades: No todo el que me dice: ¡Señor, Señor! entrará en el reino de los cielos. TEMA del día del Dozavario: “Santa María de Guadalupe, consejo y apoyo en los momentos de desolación y desesperanza” En el día supremo de María, cuando su Hijo es clavado en el madero de la cruz. Hasta ese día, María había casi desaparecido de la trama de los Evangelios: los escritores sagrados dejan entrever este lento eclipsarse de su presencia, la suya permanece muda ante el misterio de un Hijo que obedece al Padre. Pero María reaparece justamente en el momento crucial: cuando buena parte de los amigos han desaparecido por motivo del miedo. Las madres no traicionan, y en aquel instante, a los pies de la cruz, ninguno de nosotros puede decir cual haya sido la pasión más cruel: si aquella de un hombre inocente que muere en el patíbulo de la cruz, o la agonía de una madre que acompaña los últimos instantes de la vida de su hijo. Los Evangelios son lacónicos, y extremamente discretos. Registran con un simple verbo la presencia de la Madre: ella “estaba” (Jn 19,25). Ella estaba. No dicen nada de su reacción: si lloraba, si no lloraba… nada; ni mucho menos una pincelada para describir su dolor: sobre estos detalles se habrían luego lanzado la imaginación de los poetas y de los pintores regalándonos imágenes que han entrado en la historia del arte y de la literatura. Pero los Evangelios solo dicen: ella “estaba”. Estaba allí, en el momento más feo, en momento cruel, y sufría con su hijo. “Estaba”. María “estaba”, simplemente estaba ahí. Estaba ahí nuevamente la joven mujer de Nazaret, ya con los cabellos canosos por el pasar de los años, todavía luchando con un Dios que debe ser sólo abrazado, y con una vida que ha llegado al umbral de la oscuridad más densa. María “estaba” en la oscuridad más densa, pero “estaba”. No se había ido. María está ahí, fielmente presente, cada vez que hay que tener una candela encendida en un lugar de neblina y tinieblas. Ni siquiera ella conoce el destino de resurrección que su Hijo estaba en aquel instante abriendo para todos nosotros los hombres: está ahí por fidelidad al plan de Dios del cual se ha proclamada sierva desde el primer día de su vocación, pero también a causa de su instinto de madre que simplemente sufre, cada vez que hay un hijo que atraviesa una pasión. Los sufrimientos de las madres… todos nosotros hemos

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conocido mujeres fuertes, que han llevado adelante tantos sufrimientos de sus hijos… A María, la reencontraremos el primer día de la Iglesia, ella, Madre de esperanza, en medio a aquella comunidad de discípulos así tan frágiles: uno había negado, muchos habían huido, todos habían tenido miedo (Cfr. Hech 1,14). Pero ella, simplemente estaba allí, en el más normal de los modos, como si fuera del todo natural: en la primera Iglesia envuelta por la luz de la Resurrección, pero también por las vacilaciones de los primeros pasos que debía cumplir en el mundo. Por esto todos nosotros la amamos como Madre. No somos huérfanos: tenemos una Madre en el cielo: es la Santa Madre de Dios. Porque nos enseña la virtud de la esperanza, incluso cuando parece que nada tiene sentido: ella siempre confiando en el misterio de Dios, incluso cuando Él parece eclipsarse por culpa del mal del mundo. En los momentos de dificultad, María, la Madre que Jesús ha regalado a todos nosotros, pueda siempre sostener nuestros pasos, pueda siempre decirnos al corazón: “Levántate. Mira adelante. Mira el horizonte”, porque Ella es Madre de esperanza. (Papa Francisco, Audiencia General 10 Mayo 2017.) Nexo al Acontecimiento Guadalupano: El Santo Padre Juan Pablo II peregrinó al santuario de Santa María de Guadalupe, y ante Ella vislumbró la manera de realizar todo su Pontificado: “Visité –recordaba el Papa– el santuario de Guadalupe en enero de 1979, durante mi primera peregrinación apostólica. El viaje fue decidido como respuesta a la invitación apostólica en la Asamblea de la Conferencia de los obispos de América Latina (CELAM), en Puebla. Aquella peregrinación inspiró en cierto sentido todos los siguientes años del pontificado.”7

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JUAN PABLO II, ¡Levantaos! ¡Vamos!, traducción Pedro Antonio Urbina Torella, Ed. Plaza Janés, México 2004, pp. 58-59.

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8 de Diciembre 2017 Tema: “La Inmaculada Concepción, elección de Dios, para ser madre la ternura y la misericordia de Dios, para aquellos que eligen el camino de servir” Preside Laudes (8:30) y Misa Capitular (9:00): S.E.R. Mons. Jesús Antonio Lerma Nolasco Solemnidad de la Inmaculada Concepción Textos litúrgicos: Gen 3,9-15.20 Salmo 97: Cantemos al Señor un canto nuevo, pues ha hecho maravillas. Ef, 1,3-6, 11-12 Lc. 1,26-38 Entre los privilegios que Dios ha otorgado a la Virgen María en atención a su excelsa dignidad de Madre de Dios y en virtud de los méritos de su Hijo, es de destacar, el de su Inmaculada Concepción, reconocido por la Iglesia, desde sus comienzos, y definido como dogma de fe el 8 de diciembre de 1854 por el Papa Pío IX en la Bula Ineffabilis Deus. En esta Carta Apostólica, el Romano Pontífice, no hizo sino recoger con diligencia y sancionar con su autoridad la voz de los Santos Padres y de toda la Iglesia, que siempre se había dejado oír desde los tiempos antiguos hasta nuestros días. El análisis del texto de la definición nos será útil para conocer el significado de los términos y el perfil del dogma: «Declaramos, pronunciamos y definimos que la doctrina que sostiene que la Santísima Virgen María, en el primer instante de su Concepción fue, por singular gracia y privilegio del Dios omnipotente, en previsión de los méritos de Cristo Jesús, Salvador del género humano, preservada inmune de toda mancha de culpa original, ha sido revelada por Dios y, por tanto, debe ser firme y constantemente creída por todos los fieles. La liturgia, desde los primeros siglos, recogió esta verdad, patrimonio común del pueblo cristiano, y comenzó a celebrar la fiesta de la Concepción Inmaculada de María. Los Santos Padres llaman a la Madre de Dios inmune de toda mancha de pecado y como plasmada por el Espíritu Santo, hecha una nueva criatura. La Tradición es muy explícita en este punto. Así, por ejemplo, San Juan Damasceno escribe que María “escapó de los dardos del maligno”; y san Proclo dice que María fue “formada de barro puro”, es decir, de nuestra misma materia, pero absolutamente incontaminada.

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TEMA del día del Dozavario: “La Inmaculada Concepción, elección de Dios, para ser madre la ternura y la misericordia de Dios, para aquellos que eligen el camino de servir” «Feliz de ti porque has creído» (Lc 1,45) con estas palabras Isabel ungió la presencia de María en su casa. Palabras que nacen de su vientre, de sus entrañas; palabras que logran hacer eco de todo lo que experimentó con la visita a su prima: «Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti porque has creído» (Lc 1,44-45). Dios nos visita en las entrañas de una mujer, movilizando las entrañas de otra mujer con un canto de bendición y alabanza, con un canto de alegría. La escena evangélica lleva consigo todo el dinamismo de la visita de Dios: cuando Dios sale a nuestro encuentro moviliza nuestras entrañas, pone en movimiento lo que somos hasta transformar toda nuestra vida en alabanza y bendición. Cuando Dios nos visita nos deja inquietos, con la sana inquietud de aquellos que se sienten invitados a anunciar que Él vive y está en medio de su pueblo. Así lo vemos en María, la primera discípula y misionera, la nueva Arca de la Alianza quien, lejos de permanecer en un lugar reservado en nuestros Templos, sale a visitar y acompaña con su presencia la gestación de Juan. Así lo hizo también en 1531: corrió al Tepeyac para servir y acompañar a ese Pueblo que estaba gestándose con dolor, convirtiéndose en su Madre y la de todos nuestros pueblos. Con Isabel también nosotros hoy en su día queremos ungirla y saludarla diciendo: «Feliz de ti María porque has creído» y sigues creyendo «que se cumplirá todo lo que te fue anunciado de parte del Señor» (v. 45). María es así icono del discípulo, de la mujer creyente y orante que sabe acompañar y alentar nuestra fe y nuestra esperanza en las distintas etapas que nos toca atravesar. En María tenemos el fiel reflejo «no [de] una fe poéticamente edulcorada, sino [de] una fe recia sobre todo en una época en la que se quiebran los dulces encantos de las cosas y las contradicciones entran en conflicto por doquier» Ciertamente tendremos que aprender de esa fe recia y servicial que ha caracterizado y caracteriza a nuestra Madre; aprender de esa fe que sabe meterse dentro de la historia para ser sal y luz en nuestras vidas y en la sociedad. María, porque creyó, amó; porque es sierva del Señor y sierva de sus hermanos. Celebrar la memoria de María es celebrar que nosotros, al igual que ella, estamos invitados a salir e ir al encuentro de los demás con su misma mirada, con sus mismas entrañas de misericordia, con sus mismos gestos. Contemplarla es sentir la fuerte invitación a imitar su fe. Su presencia nos lleva a la reconciliación, dándonos fuerza para generar lazos en nuestra bendita tierra latinoamericana, diciéndole «sí» a la vida y «no» a todo tipo de indiferencia, de exclusión, de descarte de pueblos o personas.

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No tengamos miedo de salir a mirar a los demás con su misma mirada. Una mirada que nos hace hermanos. Lo hacemos porque, al igual que Juan Diego, sabemos que aquí está nuestra madre, sabemos que estamos bajo su sombra y su resguardo, que es la fuente de nuestra alegría, que estamos en el cruce de sus brazos. Danos la paz y el trigo, Señora y Niña nuestra, Una patria que suma hogar, templo y escuela, Un pan que alcance a todos y una fe que se encienda Por tus manos unidas, por tus ojos de estrella. Amén. (Papa Francisco, Homilía, Basílica Vaticana 12 diciembre 2017)

Nexo al Acontecimiento Guadalupano: El Papa Benedicto XVI declaró que en las dificultades y en los problemas tenemos una oportunidad para salir más fortalecidos y con un mayor de compromiso a favor de los demás, y nos recuerda que: “En tiempos de prueba y dolor, Ella ha sido invocada por tantos mártires que, a la voz de «viva Cristo Rey y María de Guadalupe», han dado testimonio inquebrantable de fidelidad al Evangelio y entrega a la Iglesia […] Santa María de Guadalupe nos bendiga y nos alcance por su intercesión abundantes gracias del Cielo.”8

Sábado 9 de Diciembre 2017 Tema: “San Juan Diego Cuautlatoatzin, mi hijito el más pequeño” PRESIDE: Mons. Guillermo Moreno Bravo Canónigo responsable del día: M.I. Sr. Cango Pedro Tapia Preside Laudes (8:00) y Misa Capitular(9:00): Mons. Guillermo Moreno Bravo Fiesta de San Juan Diego Cuauhtlatoatzin. Textos litúrgicos: Ecles. 3, 19-26 Salmo 95: Dichoso el pueblo escogido por Dios I Cor. 1, 26-31 Mt. 11, 25-30 El Santo Padre Juan Pablo II afirmó: “Juan Diego es un ejemplo para todos los fieles: pues nos enseña que todos los seguidores de Cristo, de cualquier condición y estado, son llamados por el Señor a la perfección de la santidad por la que el Padre es perfecto, cada quien en su camino. Juan Diego, obedeciendo cuidadosamente los impulsos de la gracia, siguió fiel a su vocación y se entregó totalmente a cumplir la Voluntad de Dios, según aquel modo en el que se sentía llamado por el Señor. Haciendo esto, fue sobresaliente en el tierno amor para la Virgen María, a la que tuvo

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BENEDICTO XVI, en León Guanajuato, México. 25 de marzo de 2012.

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constantemente presente y veneró como Madre y se entregó al cuidado de su casa con ánimo humilde y filial”9. El Emmo. Sr. Cardenal Norberto Rivera Carrera, en su carta pastoral con motivo de la canonización de nuestro hermano San Juan Diego Cuauhtlatoatzin señala: “Una personalidad como la de Juan Diego, vivida en fidelidad a la voluntad divina y al servicio de los hermanos se convierte, para cualquier bautizado, en un modelo que llama a la conciencia y nos anima a confrontar nuestro estilo de vida con el Evangelio de Jesucristo, y a integrarnos a los demás miembros del pueblo de Dios para seguir colaborando en la misión a favor de esta ciudad de México. Contemplación, oración, práctica sacramental, ayuno y penitencia, misión, son parte de la personalidad espiritual del agente laico evangelizador”10. TEMA del día del Dozavario: “San Juan Diego Cuautlatoatzin, mi hijito el más pequeño” En aquel amanecer de diciembre de 1531 se producía el primer milagro que luego será la memoria viva de todo lo que este Santuario custodia. En ese amanecer, en ese encuentro, Dios despertó la esperanza de su hijo Juan Diego, la esperanza de un pueblo. En ese amanecer, Dios despertó y despierta la esperanza de los pequeños, de los sufrientes, de los desplazados y descartados, de todos aquellos que sienten que no tienen un lugar digno en estas tierras. En ese amanecer, Dios se acercó y se acerca al corazón sufriente pero resistente de tantas madres, padres, abuelos que han visto partir, perder o incluso arrebatarles criminalmente a sus hijos. En ese amanecer, Juanito experimenta en su propia vida lo que es la esperanza, lo que es la misericordia de Dios. Él es elegido para supervisar, cuidar, custodiar e impulsar la construcción de este Santuario. En repetidas ocasiones le dijo a la Virgen que él no era la persona adecuada, al contrario, si quería llevar adelante esa obra tenía que elegir a otros, ya que él no era ilustrado, letrado o perteneciente al grupo de los que podrían hacerlo. María, empecinada —con el empecinamiento que nace del corazón misericordioso del Padre— le dice: no, que él sería su embajador. Así logra despertar algo que él no sabía expresar, una verdadera bandera de amor y de justicia: en la construcción de ese otro santuario, el de la vida, el de nuestras comunidades, sociedades y culturas, nadie puede quedar afuera. Todos somos 9 10

AAS, LXXXII (1990), pp. 853-855. NORBERTO RIVERA CARRERA, Carta Pastoral por la Canonización del Beato Juan Diego Cuauhtlatoatzin, laico, México, D. F., a 26 de febrero de 2002, Ed. Arquidiócesis Primada de México, México 2002, No. 120.

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necesarios, especialmente aquellos que normalmente no cuentan por no estar a la «altura de las circunstancias» o por no «aportar el capital necesario» para la construcción de las mismas. El Santuario de Dios es la vida de sus hijos, de todos y en todas sus condiciones, especialmente de los jóvenes sin futuro expuestos a un sinfín de situaciones dolorosas, riesgosas, y la de los ancianos sin reconocimiento, olvidados en tantos rincones. El santuario de Dios son nuestras familias que necesitan de los mínimos necesarios para poder construirse y levantarse. El santuario de Dios es el rostro de tantos que salen a nuestros caminos… Al venir a este Santuario nos puede pasar lo mismo que le pasó a Juan Diego. Mirar a la Madre desde nuestros dolores, miedos, desesperaciones, tristezas, y decirle: «Madre, ¿qué puedo aportar yo si no soy un letrado?». Miramos a la madre con ojos que dicen: son tantas las situaciones que nos quitan la fuerza, que hacen sentir que no hay espacio para la esperanza, para el cambio, para la transformación. (Papa Francisco Homilía, Basílica de Guadalupe 13 Febrero 2016) Nexo al Acontecimiento Guadalupano: El Papa Francisco quiso peregrinar al Santuario del Tepeyac en febrero del año pasado de 2016, y emocionado describió ante cientos de sacerdotes en el retiro espiritual por Jubileo Extraordinario de la Misericordia su experiencia en su visita a Santa María de Guadalupe: “En aquel rato a solas con María que me regaló el pueblo mexicano, mirando a nuestra Señora la Virgen de Guadalupe y dejándome mirar por ella, le pedí por ustedes, queridos sacerdotes, para que sean buenos curas.”11 Esto es un compromiso de todos los consagrados como sacerdotes de esta Iglesia de Jesús, una forma de restaurar desde lo interno, para tener sacerdotes santos, llenos de Dios y comprometidos con su rebaño.

Domingo 10 de Diciembre 2017 Tema: “Santa María de Guadalupe, aurora de la salvación, camina con las nuevas generaciones que reconstruyen vidas y familias”. PRESIDE: Mons. Enrique Glennie Graue Canónigo responsable del día: M.I. Sr. Cango. Leonardo Tinoco Is 40, 1-5. 9-11 Sal 84, 9 - 11. 13-14. R/. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación. 2 Pe 3, 8-14 Mc 1, 1-8

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FRANCISCO, Basílica de Santa María la Mayor - Jueves 2 de junio de 2016, Jubileo Extraordinario de la Misericordia, Retiro Espiritual a los Sacerdotes.

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La conmovedora lectura de Isaías forma parte de una profecía proclamada en tiempos del retorno del exilio. El mensaje central es la venida de Dios: Aquí está el Señor. Sólo el Señor sabe verdaderamente consolar, y lo hace con dos actitudes: la primera, con su autoridad cambiando la suerte de este pueblo, eliminando la esclavitud; la segunda, presentándose como pastor que guía su propio rebaño acomodándose al caminar de cada uno: Lleva en brazos los corderillos, conduce despacito a las madres. Sólo Dios puede consolar, pero los hombres deben ser portavoces y mensajeros de consuelo: Consolad, consolad a mi pueblo... hablad al corazón de Jerusalén; los que anuncian el consuelo deben compartir la pasión de Dios por su pueblo y ser capaces de hablar al corazón. Las palabras de Pedro hoy están el relación con un problema concreto de la comunidad cristiana, creado por alguno que turba la fe de los creyentes al poner en duda la promesa de la vuelta del Señor, diciendo: ¿Dónde queda la promesa de su gloriosa venida? Sin embargo las palabras de consolación son de esperanza contra toda desesperanza. Para San Marcos el evangelio de Jesús, que es Cristo e Hijo , no comienza de repente con la venida de Jesús, sino con un tiempo de preparación. En este tiempo de preparación se subrayan por lo menos tres elementos, el primero de los cuales es la Sagrada Escritura en e Antiguo Testamento, ya que el evangelio de Jesús les dará una realización concreta y el evangelio solo se podrá comprender auténticamente meditando incesantemente las páginas de las que Dios ya había hablado. Las palabras que relata San Marcos citando a Isaías, aluden a un camino que hay que preparar: el camino de Dios hacia su pueblo y el camino del pueblo hacia Dios. TEMA del día del Dozavario: “Santa María de Guadalupe, aurora de la salvación, camina con las nuevas generaciones que reconstruyen vidas y familias”. Al final de la JMJ de Cracovia indiqué la próxima meta de nuestra peregrinación que, con la ayuda de Dios, nos llevará a Panamá en 2019. Nos acompañará en este camino la Virgen María, a quien todas las generaciones llaman bienaventurada (cf. Lc 1,48). El tema del próximo año (2018): «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios» (Lc 1,30), nos llevará a meditar sobre la caridad llena de determinación con que la Virgen María recibió el anuncio del ángel. La JMJ 2019 se inspirará en las palabras: «He aquí la sierva del Señor; hágase en mí según tu palabra» (Lc 1,38), que fue la respuesta llena de esperanza de María al ángel. En octubre de 2018, la Iglesia celebrará el Sínodo de los Obispos sobre el tema: Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional. Nos preguntaremos sobre

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cómo vivís vosotros, los jóvenes, la experiencia de fe en medio de los desafíos de nuestra época. También vamos a abordar la cuestión de cómo se puede desarrollar un proyecto de vida discerniendo vuestra vocación, tomada en sentido amplio, es decir, al matrimonio, en el ámbito laical y profesional, o bien a la vida consagrada y al sacerdocio. Deseo que haya una gran sintonía entre el itinerario que llevará a la JMJ de Panamá y el camino sinodal. Según el Evangelio de Lucas, después de haber recibido el anuncio del ángel y haber respondido con su «sí» a la llamada para ser madre del Salvador, María se levanta y va de prisa a visitar a su prima Isabel, que está en el sexto mes de embarazo (cf. 1,36.39). María es muy joven; lo que se le ha anunciado es un don inmenso, pero comporta también un desafío muy grande; el Señor le ha asegurado su presencia y su ayuda, pero todavía hay muchas cosas que aún no están claras en su mente y en su corazón. Y sin embargo María no se encierra en casa, no se deja paralizar por el miedo o el orgullo. El trayecto para llegar a la casa de Isabel es largo: unos 150 km. Pero la joven de Nazaret, impulsada por el Espíritu Santo, no se detiene ante los obstáculos. Sin duda, las jornadas de viaje le ayudaron a meditar sobre el maravilloso acontecimiento en el que estaba participando. Lo mismo nos sucede a nosotros cuando empezamos nuestra peregrinación: a lo largo del camino vuelven a la mente los hechos de la vida, y podemos penetrar en su significado y profundizar nuestra vocación, que se revela en el encuentro con Dios y en el servicio a los demás. El Todopoderoso ha hecho cosas grandes en mí El encuentro entre las dos mujeres, la joven y la anciana, está repleto de la presencia del Espíritu Santo, y lleno de alegría y asombro (cf. Lc 1,40-45). Las dos madres, así como los hijos que llevan en sus vientres, casi bailan a causa de la felicidad. Isabel, impresionada por la fe de María, exclama: «Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá» (v. 45). Sí, uno de los mayores regalos que la Virgen ha recibido es la fe. Creer en Dios es un don inestimable, pero exige también recibirlo; e Isabel bendice a María por eso. Ella, a su vez, responde con el canto del Magnificat (cf. Lc 1,46-55), donde encontramos las palabras: «El Todopoderoso ha hecho cosas grandes en mí» (v. 49). La oración de María es revolucionaria, es el canto de una joven llena de fe, consciente de sus límites, pero que confía en la misericordia divina. Esta pequeña y valiente mujer da gracias a Dios porque ha mirado su pequeñez y porque ha realizado la obra de la salvación en su pueblo, en los pobres y humildes.

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La fe es el corazón de toda la historia de María. Su cántico nos ayuda a comprender cómo la misericordia del Señor es el motor de la historia, tanto de la persona, de cada uno de nosotros, como del conjunto de la humanidad. Cuando Dios toca el corazón de un joven o de una joven, se vuelven capaces de grandes obras. Las «cosas grandes» que el Todopoderoso ha hecho en la vida de María nos hablan también del viaje de nuestra vida, que no es un deambular sin sentido, sino una peregrinación que, aun con todas sus incertidumbres y sufrimientos, encuentra en Dios su plenitud (Papa Francisco Mensaje para preparar la JMJ Panamá 2019). Nexo al Acontecimiento Guadalupano: En el discurso a los obispos, el Papa Francisco les decía que había reflexionado largamente sobre el misterio de la mirada de María, “sobre su ternura y su dulzura que nos infunde valor para dejarnos misericordiar por Dios […] María nos mira de modo tal que uno se siente acogido en su regazo. Ella nos enseña que «la única fuerza capaz de conquistar el corazón de los hombres es la ternura de Dios. Aquello que encanta y atrae, aquello que doblega y vence, aquello que abre y desencadena, no es la fuerza de los instrumentos o la dureza de la ley, sino la debilidad omnipotente del amor divino, que es la fuerza irresistible de su dulzura y la promesa irreversible de su misericordia».”12

Lunes 11 de Diciembre 2017 Tema: “Santa María de Guadalupe, formadora de las nuevas generaciones de un México mejor” Preside Laudes (8:30) y Misa Capitular (9:00): S.E.R. Mons. Crispín Ojeda Márquez Textos litúrgicos:

Is. 35, 1-10 Salmo 84: Lc. 5, 17-26

En la breve escatología profética de este capítulo de Isaías encontramos un auténtico "canto a la alegría" por la renovación cósmica y sobre todo antropológica que afecta a la debilidad del cuerpo mutilado y del ánimo apocado. Se trata de una renovación que lleva a cabo el Señor, creador y salvador. No se trata simplemente de una celebración de la vuelta de los deportados, sino de una proclamación de fe que reconoce en el actuar del Señor el cumplimiento de los más auténticos deseos humanos, ese anhelo de felicidad que alberga en lo hondo del corazón.

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FRANCISCO, Basílica de Santa María la Mayor - Jueves 2 de junio de 2016, Jubileo Extraordinario de la Misericordia, Retiro Espiritual a los Sacerdotes.

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Este regocijo contrasta con el árido desierto y la estepa. Es la oposición entre el gozo que viene del Señor y que atraviesa, riega y vivifica toda la existencia, y el dolor y la aflicción que han pesado sobre el pueblo durante el destierro. El motivo último de la alegría es la intervención del Señor, que ha dado un vuelco a la historia y ahora guía a su pueblo por un sendero seguro. En el Evangelio los espectadores se quedan sorprendidos por el hecho de que Jesús, ante este enfermo, que le presentaron de un modo un tanto particular, no lo curara inmediatamente, sino que le dirigiera unas palabras de perdón: Hombre, tus pecados quedan perdonados. Sin embargo, el mismo texto evangélico proporciona un indicio que ayuda a superar el asombro: «Jesús, viendo la fe que tenían, dijo... ». El evangelista nos indica con este detalle que es a la «fe» de estos camilleros que no se detienen ante ningún obstáculo a los que Jesús puede decir algo semejante. Sólo quien tiene fe sabe reconocer que el problema más grave del hombre es el pecado. Para eliminar de los hombres esta ceguera Jesús está como obligado a hacer el milagro. Con la venida de su Reino desea provocar una práctica profunda y universal de perdón, teniendo como modelo y fuente el perdón que el Hijo del hombre ha venido a traer. TEMA del día del Dozavario: “Santa María de Guadalupe, formadora de las nuevas generaciones de un México mejor” La sociedad que estamos construyendo para nuestros hijos está cada vez más marcada por los signos de la división y fragmentación, dejando «fuera de juego» a muchos, especialmente a aquellos a los que se les hace difícil alcanzar los mínimos para llevar adelante su vida con dignidad. Una sociedad que le gusta jactarse de sus avances científicos y tecnológicos, pero que se ha vuelto cegatona e insensible frente a miles de rostros que se van quedando por el camino, excluidos por el orgullo que ciega de unos pocos. Una sociedad que termina instalando una cultura de la desilusión, el desencanto y la frustración en muchísimos de nuestros hermanos; e inclusive, de angustia en otros tantos porque experimentan las dificultades que tienen que enfrentar para no quedarse fuera del camino. Pareciera que, sin darnos cuenta, nos hemos acostumbrado a vivir en la «sociedad de la desconfianza» con todo lo que esto supone para nuestro presente y especialmente para nuestro futuro; desconfianza que poco a poco va generando estados de desidia y dispersión. Qué difícil es presumir de la sociedad del bienestar cuando vemos que nuestro querido continente americano se ha acostumbrado a ver a miles y miles de niños y jóvenes en situación de calle que mendigan y duermen en las estaciones de

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trenes, del subte o donde encuentren lugar. Niños y jóvenes explotados en trabajos clandestinos u obligados a conseguir alguna moneda en el cruce de las avenidas limpiando los parabrisas de nuestros autos..., y sienten que en el «tren de la vida» no hay lugar para ellos. Cuántas familias van quedando marcadas por el dolor al ver a sus hijos víctimas de los mercaderes de la muerte. Qué duro es ver cómo hemos normalizado la exclusión de nuestros ancianos obligándolos a vivir en la soledad, simplemente porque no generan productividad; o ver —como bien supieron decir los Obispos en Aparecida—, «la situación precaria que afecta la dignidad de muchas mujeres. Algunas, desde niñas y adolescentes, son sometidas a múltiples formas de violencia dentro y fuera de casa»[2]. Son situaciones que nos pueden paralizar, que pueden poner en duda nuestra fe y especialmente nuestra esperanza, nuestra manera de mirar y encarar el futuro. Frente a todas estas situaciones, así y todos tenemos que decir con Isabel: «Feliz de ti por haber creído», y aprender de esa fe recia y servicial que ha caracterizado y caracteriza a nuestra Madre. Celebrar a María es, en primer lugar, hacer memoria de la madre, hacer memoria de que no somos ni seremos nunca un pueblo huérfano. ¡Tenemos Madre! Y donde está la madre hay siempre presencia y sabor a hogar. Donde está la madre, los hermanos se podrán pelear pero siempre triunfará el sentido de unidad. Donde está la madre, no faltará la lucha a favor de la fraternidad. Siempre me ha impresionado ver, en distintos pueblos de América Latina, esas madres luchadoras que, a menudo ellas solas, logran sacar adelante a sus hijos. Así es María. Así es María con nosotros; somos sus hijos: Mujer luchadora frente a la sociedad de la desconfianza y de la ceguera, frente a la sociedad de la desidia y la dispersión; Mujer que lucha para potenciar la alegría del Evangelio. Lucha para darle «carne» al Evangelio. Mirar la Guadalupana es recordar que la visita del Señor pasa siempre por medio de aquellos que logran «hacer carne» su Palabra, que buscan encarnar la vida de Dios en sus entrañas, volviéndose signos vivos de su misericordia. Celebrar la memoria de María es afirmar contra todo pronóstico que «en el corazón y en la vida de nuestros pueblos late un fuerte sentido de esperanza, no obstante las condiciones de vida que parecen ofuscar toda esperanza».. (Papa Francisco, Homilía, Basílica Vaticana 12 diciembre 2017)

Nexo al Acontecimiento Guadalupano: San Juan Pablo II dijo: “Abrigo en mi corazón la firme esperanza de que ella, a cuya intercesión se debe el fortalecimiento de la fe de los primeros discípulos (cf. Jn 2, 11), guíe con su intercesión maternal a la Iglesia del Continente alcanzándole la efusión del Espíritu Santo como en la Iglesia naciente (cf. Hch 1, 14), para que la

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nueva evangelización produzca un espléndido florecimiento de vida cristiana.”13 Por ello, Ella dice: “Mucho quiero, mucho deseo que aquí me levanten mi «casita sagrada», en donde lo mostré a Él, lo ensalzaré a Él al ponerlo de manifiesto: lo ofreceré a las gentes; a Él, que es mi Amor-Persona; a Él, que es mi mirada misericordiosa; a Él, que es mi auxilio; a Él, que es mi salvación” (Nican Mopohua, vv. 26-32), y más que nunca se necesita realizarlo hoy, de una manera directa, en un país que tanto necesita de todos para salir adelante construyendo no sólo la parte material, sino todos los buenos valores que están en el corazón y en el alma de nuestro pueblo y ser testimonio de esta civilización del Amor de Dios.

Martes 12 de Diciembre 2017 Solemnidad de Nuestra Señora de Guadalupe “Santa María de Guadalupe acompañar a los jóvenes a acoger la llamada a la alegría del servicio, de apoyo humanitario y de consuelo. Preside: Emmo. Sr. Cardenal Norberto Rivera Carrera Solemnidad de Nuestra Señora de Guadalupe Textos litúrgicos: Is 7, 10-14 / Sir. 24, 23-31 Salmo 66: Que te alaben Señor todos los pueblos Gal. 4,4-7 Lc. 1, 39-48 La bienaventuranza de la fe: el elogio dirigido por Isabel a María nos lleva a reflexionar, en este tiempo de espera, sobre nuestra fe. La fe de María se caracteriza como una adhesión a la promesa de Dios. María está totalmente segura de que Dios quiere y sabe ser fiel a la palabra dada. El misterio de Dios se oculta en aquel niño que, como todos los niños, se va formando en el seno de su madre. Creyendo, ha comenzado a constatar cómo Dios es fiel en realizar su promesa. También esto es cierto para nosotros: si no creemos, no experimentaremos nunca cómo el don de Dios, misteriosamente, puede ir formándose en nosotros. La fe de María se manifiesta también en el hecho de ir a visitar a Isabel: un viaje inspirado por la premura de su prima que necesita ayuda -como suele decirse comúnmente y con razón-, pero también un viaje para ir a contemplar lo que Dios está haciendo en los otros. También nuestra fe tiene mucho que aprender de esta actitud, ya que debemos tratar de darnos cuenta de lo que Dios hace en la historia de los demás. María e Isabel tienen esto en común, de lo que nos podemos aprovechar nosotros hoy: saben dialogar sobre lo que Dios hace en ellas. Ninguna de las dos habla de sí, sino de la otra, o de lo que Dios ha hecho, hasta el cúlmen 13

Ecclesia in America, N° 11, p. 21.

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del Magníficat. La fe de María nos exhorta a insertarnos en el clima propio de los «pobres del Señor», es decir, de las personas humildes y sencillas que confían en Dios sabiendo reconocer su obra. Se nos invita a vivir en una actitud general de disponibilidad al plan de Dios que nos invita a volver a las palabras del salmo (39,8) que el autor de la carta a los Hebreos pone en boca de Cristo: «Aquí estoy para hacer tu voluntad» (Heb. 10,7). TEMA del día del Dozavario: “Santa María de Guadalupe acompañar a los jóvenes a acoger la llamada a la alegría del servicio, de apoyo humanitario y de consuelo” A luz de su alocución en la Basílica de Santa María la Mayor de Roma ante la Imagen de la Virgen María, Salus Populi Romani, el sábado 4 de mayo de 2013. 1.- María, bajo tu guía maternal nos conduce a estar cada vez más unidos a tu Hijo Jesús. 2.- María nos da la salud, eres nuestra salud. 3.- María es madre y una madre se preocupa sobre todo por la salud de sus hijos, sabe cuidarla siempre con amor grande y tierno. 4. María es una mamá ayuda a los hijos a crecer y quiere que crezcan bien, por ello los educa a no ceder a la pereza, a no conformarse con una vida cómoda que se contenta sólo con tener algunas cosas. 5.- María es la mamá cuida a los hijos para que crezcan más y más, crezcan fuertes, capaces de asumir responsabilidades, de asumir compromisos en la vida, de tender hacia grandes ideales. 6.- La Virgen María hace precisamente esto con nosotros, nos ayuda a crecer humanamente y en la fe, a ser fuertes y a no ceder a la tentación de ser hombres y cristianos de una manera superficial, sino a vivir con responsabilidad. 7.- María es una mamá además que piensa en la salud de sus hijos, educándolos también a afrontar las dificultades de la vida. No se educa, no se cuida la salud evitando los problemas, como si la vida fuera una autopista sin obstáculos. La mamá ayuda a los hijos a mirar con realismo los problemas de la vida y a no perderse en ellos, sino a afrontarlos con valentía, a no ser débiles, y saberlos superar, en un sano equilibrio que una madre “siente” entre las áreas de seguridad y las zonas de riesgo. Y esto una madre sabe hacerlo. 8.- María es una madre que lleva al hijo no siempre sobre el camino “seguro”, porque de esta manera no puede crecer. Pero tampoco solamente sobre el riesgo, porque es peligroso. Una madre sabe equilibrar estas cosas. Una vida sin retos no existe y un chico o una chica que no sepa afrontarlos poniéndose en juego. 9.- María ha vivido muchos momentos no fáciles en la vida de Cristo, desde el nacimiento de Jesús, cuando para ellos “no había lugar para ellos en el albergue” (Lc 2, 7), hasta el Calvario (cfr. Jn 19, 25). Y como una buena madre está cerca de nosotros, para que nunca perdamos el valor ante las adversidades de la vida, ante

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nuestra debilidad, ante nuestros pecados: nos da fuerza, nos muestra el camino de su Hijo. 10.- Jesús en la cruz le dice a María, indicando a Juan: “¡Mujer, aquí tienes a tu hijo!” y a Juan: “Aquí tienes a tu madre”(cfr. Jn 19, 26-27). En este discípulo todos estamos representados: el Señor nos confía en las manos llenas de amor y de ternura de la Madre, para que sintamos que nos sostiene al afrontar y vencer las dificultades de nuestro camino humano y cristiano. 11.- Una buena mamá no sólo acompaña a los niños en el crecimiento, sin evitar los problemas, los desafíos de la vida, una buena mamá ayuda también a tomar las decisiones definitivas con libertad. 12.- María es maestra de la verdadera libertad. Donde reina la filosofía de lo provisorio, ¿qué significa libertad? Por cierto, no es hacer todo lo que uno quiere, dejarse dominar por las pasiones, pasar de una experiencia a otra sin discernimiento, seguir las modas del momento. 13.- María como buena madre nos educa a ser, como Ella, capaces de tomar decisiones definitivas, con aquella libertad plena con la que respondió “sí” al plan de Dios para su vida (cfr. Lc 1, 38). 14.- Toda la existencia de María es un himno a la vida, un himno de amor a la vida: ha generado a Jesús en la carne y ha acompañado el nacimiento de la Iglesia en el Calvario y en el Cenáculo. 15.- María, es la mamá que nos dona la salud en el crecimiento, para afrontar y superar los problemas, en hacernos libres para las opciones definitivas; la mamá que nos enseña a ser fecundos, a estar abiertos a la vida y a ser cada vez más fecundos en el bien, en la alegría, en la esperanza, a no perder jamás la esperanza, a donar vida a los demás, vida física y espiritual. Danos, María, danos la salud que sólo tú puedes donarnos, para ser siempre signos e instrumentos de vida. Nexo al Acontecimiento Guadalupano: Estamos llamados a vivir en plenitud nuestro peregrinar en esta vida, es decir, caminar de la mano de María para llegar a Dios, ya que cuando se tiene en el corazón la alegría de Jesucristo, por medio de Ella, Santa María de Guadalupe, todo tiene sentido, toda nuestra existencia tiene una profunda razón de ser, todo se traduce en el servicio lleno de misericordia a favor de los demás, nuestros hermanos, con los cuales se forma esta Civilización del Amor, la única familia de Dios. No tener miedo de poner lo que está de nuestra parte, pues no estamos solos, pues Santa María de Guadalupe dice:“Porque, en verdad yo me honro en ser tu madre compasiva, tuya y de todos los seres humanos que viven juntos en esta tierra, y también de todas las demás variadas estirpes; los que me amen, los que a mí clamen, los que me busquen, los que confíen en mí. Porque ahí, en verdad, les escucharé su llanto, su tristeza, para remediar, para curar todas sus diferentes penas, sus miserias, sus dolores…” (Nican Mopohua vv. 26-32).

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M. I. Sr. Cango. Mons. Jorge Palencia Ramírez de Arellano Coordinador General de la Pastoral del Santuario Canónigo Lectoral del Venerable Cabildo de Guadalupe M. I. Sr. Cango. Dr. Eduardo Chávez Sánchez Teólogo Magistral del Venerable Cabildo de Guadalupe

TEPEYAC, Diciembre MMXVII

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