El mundo de las leyendas

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EL MUNDO DE LAS LEYENDAS

Autores e ilustradores: 3º B


Este pequeño libro lo construimos colectivamente, con gran esfuerzo, atravesando muchas lecturas de leyendas de distintos pueblos originarios. A sabiendas de que no escribe el que no lee y que todos los escritores arman sus historias tomando pequeños trozos de otras que los apasionaron; leímos para escribir. Tratando de construir con nuestras propias palabras mil imágenes que ahora ustedes podrán saborear al mismo tiempo que las acompañen con nuestros cálidos dibujos; escribimos para que nos lean. Esperamos que puedan disfrutar de la lectura de cada leyenda tanto como nosotros disfrutamos de escribirlas y compartirlas en nuestro querido salón de tercer grado.

Prólogo En este libro encontrarán leyendas asombrosas y sorprendentes, divertidas y maravillosas. Se encontrarán con extrañas cebras, feroces leones, babosos caracoles, astutos flamencos y formidables serpientes. También conocerán poderosos dioses y fantásticos hechiceros. El que lea este libro entenderá por qué algunos animales son como los conocemos ahora y podrán darse cuenta de que hace mucho tiempo no eran así. En este libro se cuenta lo que sucedió hace mucho tiempo para que las cebras sean blancas y negras, para que los flamencos caminen en una pata, para que las serpientes no tengan patas y tengan una lengua muy larga, y para que los caracoles sean babosos y lentos. Los chicos de tercero b (o tercero Q) escribieron estas leyendas hermosas, y fue un placer para mí acompañarlos, junto con Micaela, mientras inventaban estas historias. Prepárense para leer el libro y meterse en el mundo de las leyendas. Facundo


El flamenco Hace muchos años cuenta esta leyenda cómo era el flamenco antes. El flamenco antes se paraba en dos patas pero él tenía un problema siempre se cansaba de andar en dos patas. El comía muchos bichitos, vivía en las selvas Mexicanas. Un día de noche con luna llena él estaba buscando algo para comer porque los otros flamencos se habían comido todos los bichitos. Él escuchaba una voz muy aguda y dijo: -¿Quién es el que está hablando? -Soy yo, Arturo. -¡¡Te conozco!! -Vení para acá -lo llamó Arturo. El flamenco fue y Arturo le dijo: -¿Tenés algún problema? El flamenco le contestó: -Si, estoy cansado de caminar en dos patas. Entonces Arturo agarró sus poderes y le subió una pata. Y así fue que el flamenco tuvo una pata para arriba.

Agustina Jiménez


El flamenco más listo Hace 1.000 años había un hombre muy listo que tenía un problema: sabía todas las cuentas menos una 54 / 5 y no le querían decir, entonces fue a visitar a dios y le contó su problema. Entonces dios le contestó: Te diré el resultado, pero con una condición: tendrás que arriesgar tu vida, primero vas a tener que matar a un león y luego te mataré. El hombre no se asustó. Fue a buscar al león y lo engañó, le dijo: -Te invito a una fiesta. El león aceptó. Entonces el hombre subió a un árbol a buscar una manzana y le tiró un cuchillo en la cabeza y el león murió. Entonces dios le dijo: -Te mataré. Y lo mató, le cortó una pierna y la nariz y lo pintó de rosado. Luego le puso una nueva nariz, empezó a comer bichos y a vivir en cuevas.

Lucas Chappo


La cebra mala Había una vez una cebra que vivía en la selva, era la más mala de todos los animales. A la noche todos los animales se escondían porque la cebra mataba a todos. Al otro día no había ningún animal y la cebra no sabía qué hacer, además tenía mucho hambre. Como no tenía comida se transformó en una cebra chiquita y ahora comía hormigas e insectos chiquititos. Entonces, todos los animales grandes volvieron a la selva. Así fue cómo la cebra no comió más animales grandes.

Nair Álvarez


La serpiente Hace muchos años, una serpiente era bonita, pero tenía un problema en las patas y nunca tenía casa. Una persona la agarró de la lengua, la estiró y así quedó la lengua de la serpiente muy larga. La serpiente al final se transformó en una persona que comía insectos como hormigas, pulgas y abejas y vivía en una cueva de un oso hormiguero. La serpiente caminaba mucho, pero mucho, por el desierto. Así fue que se le achicaron las patas y dos meses después se sintió muy bien, se puso muy contenta porque aprendió a reptar.

Javier Ramírez


La serpiente Hace mucho tiempo una serpiente que tenía cuatro patas vivía en una cueva debajo de la arena. La serpiente siempre llevaba dos kilos de carne fresca en su espalda para sobrevivir y comer. Un día llevó más carne de lo que soportaba su cuerpo porque llevó 1.000.000 Kg. de carne fresca. Por todo el peso de esa carne se le hundieron las patas. Por todo el dolor que sintió, gritó tan fuerte que le quedó la lengua larga y dividida en dos. Así fue que a las serpientes les quedó la lengua dividida en dos y sus patas desaparecieron.

Nicolás Zhú


La cebra en el zoológico Había una vez una cebra a la que le decían “cebra blanca”. Un día se enojó, empezó a decirle muchas cosas. Sus amigos estaban en otra parte. Pero un día se escapó para el bosque y ahí se encontró con un niño. El niño se fue a su casa, entonces la cebra siguió caminando y se encontró con sus amigos. Les contó lo ocurrido y juntos fueron a pegarle a los que le decían “cebra blanca”. Sus amigos le pintaron hermosas rayas a la cebra con un líquido negro. Así fue que la cebra quedó rayada y contenta.

Ailén Barreto


La cebra que no quería ser blanca Había una vez una cebra que no quería ser blanca porque su color favorito era el negro. Entonces un día se encontró con dios y le dijo si la podía pintar de negro, pero dios le dijo que no, pero que la podía pintar blanca y negra. La cebra se enojó y se fue a la casa de sus padres y los padres le preguntaron: -¿Qué te pasa? La cebra le contó lo ocurrido con dios y se fue. Un día la cebra tuvo hijos y novia. Los hijos salieron blancos y negros y se hicieron una casa de madera. Pasó un año y los hijos tuvieron sus hijos que también salieron blancos y negros y se hicieron otra casa de madera. Y así siguió siendo muchos años más…

Florencia Urduñez


La cebra blanca Hace muchos años, en un zoológico había una cebra blanca. Un día, el cuidador que le daba de comer a los animales se fue a darle de comer a la cebra y al salir de su jaula, se olvidó la puerta abierta. Entonces la cebra se escapó del zoológico. La cebra andaba por la ciudad muy contenta, entonces la gente llamaba a los cuidadores del zoológico para que la devolvieran al zoológico. La cebra al ver al cuidador que la venía a buscar corrió y corrió hasta que se cansó. Cuando el cuidador estaba por atraparla se quedó quietita parada frente una pared blanca. Como la cebra era tan, pero tan blanca, el cuidador pasó por su lado y no la vio. Justo en esa pared había un pintor pintando rayas negras y sin darse cuenta pintó a la cebra también. Así fue que la cebra quedó rayada, blanca y negra. Las personas del pueblo se asombraron mucho. La noticia salió por la tele, en los diarios, en todos lados.

Aníbal Núñez


El caracol muy lento Había una vez un hombre al que sus amigos lo invitaron a participar de una carrera. Pero el problema del hombre era que corría muy, muy lento. Sus amigos le dijeron que era bueno que lo intentara. Él aceptó. Fue así que el hombre participó de la carrera y perdió. Al anochecer se acostó en la cama y cuando despertó era muy, muy chiquito. Era un caracol. El hombre no lo podía creer, pensó que estaba soñando aún. Pero se dio cuenta que no, que era verdad, se había transformado en un caracol. Se preocupó mucho porque no sabía cómo le iba a decir a sus amigos lo que le había pasado. Pensó que podía buscar amigos chiquitos como él y lo que hizo fue hacerse amigo de todos los bichitos del lugar.

Romina Vilchez


La cebra futbolista Había una vez una cebra blanca que quería ser árbitro de fútbol, que una vez había ido a la cancha a ver un partido y le preguntó al árbitro del partido cómo podía hacer para ser como él. El árbitro le dijo: -Para ser árbitro tenés que saber muy bien cuando los jugadores están en posición adelantada. Entonces la cebra comenzó a entrenar muy duro. Después de muchos años logró ser uno de los mejores árbitros del mundo entero. Entonces llegó el gran día de dirigir su primer partido, pero antes de comenzar le pusieron una camiseta rayada blanca y negra. Así fue cómo las cebras comenzaron a ser rayadas blancas y negras como las conocemos ahora.

Alejo Rodríguez


El flamenco Hace mucho tiempo los flamencos se paraban en dos patas. Un día, un león estaba muy emocionado de comer a los flamencos. Pasaron dos meses y el león quiso comerse a los flamencos así que llamó a sus amigos para atraparlos. Fueron al lago a buscarlos, pero no pudieron comerse a los flamencos porque los picaron las pulgas. Entonces los leones, muy molestos por las picaduras, se fueron. Al día siguiente las pulgas se fueron a picarles las patas a los flamencos. Por eso los flamencos ahora andan en una pata escapándole a las pulgas y con su piel toda rosada por la picazón.

Matías Santa María


La leyenda del flamenco Hace mucho tiempo atrás existía un muchacho que tenía un problema en uno de sus huesos. Un día su madre le encargó traer pan. Así que el chico iba tranquilo por la selva y de pronto se le apareció un ave de pico largo. El chico la trató de imitar, así que agarró un palo encorvado y un pedazo de hilo. Cortó el palito y se lo puso como máscara. Mientras jugaba a imitar al flamenco apareció un viejo hechicero y le dijo: -En siete días serás un ave inmensa de pico encorvado que siempre, cuando toques el agua, te pararás en una pata. El chico le contestó: -Bueno, pero con una condición: que ya no tenga más problemas en mi hueso. -Prometido -le dijo el hechicero. Al cumplirse los siete días el chico se alegró de no tener más el problema en el pie. Así fue como el chico se transformó en un ave de plumas rosas y patas largas que cuando pisa el agua se para en una sola pata.

Juan Jaquemín


El caracol Había una vez una jirafa que se comía todo lo que se encontraba. Un día se comió un caracol y no le gustó el sabor que tenía, entonces lo escupió y el caracol quedó baboso. Otro día, el caracol estaba caminando y se golpeó con una piedra. Entonces el caracol se volvió lento porque cada vez que iba rápido le dolía. Por eso, el caracol es baboso y lento.

Kelly López Chávez


El flamenco Había una vez un flamenco que vivía en una laguna, siempre estaba parado en una pata y comía bichitos del lugar. Un día, cuando estaba caminando por la orilla de la laguna se cayó en un pozo muy, muy grande. Desde ese día siempre camina en dos patas para no caerse.

Iván Santillán


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