Revista pesca marzo 2014

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formación de las sociedades ―mal acostumbradas‖ por el keynesianismo, en una masa de individuos sin conciencia social, pero eso sí, muy eficientes, desde un punto de vista económico. El modo de implementar esto no pudo ser más simple, el establecimiento de una política común de largo aliento que fue diseñada en reuniones anuales de los gobernantes de las metrópolis occidentales.

nen un increíble poder económico) y al igual que muchas otras veces en la historia, recurrieron a la vieja táctica propagandística nazi de mostrar sólo aquellos aspectos de la realidad que convenían a sus fines, así pues, el mundo súbitamente vio como los grandes medios de comunicación empezaron a ponderar con singular empeño las ‗bondades‖ de la economía de mercado libre tales como:

Estos gobernantes y sus asesores determinaron en primer lugar, cuáles habrían de ser los principios directrices de esta política común: democracia, libertad y economía de mercado libre; mismos que por cierto, habrían de ser impuestos a todo el mundo por encima de cualquier otro esquema ideológico. La elección de estos principios no pudo ser más calculada, ni más hipócrita, en efecto, ya hemos visto que la cacareada economía de mercado libre, sólo es libre de escrúpulos, de vergüenza y de humanidad, pues no le interesa generar riqueza para beneficiar al conjunto de la sociedad sino sólo a una pequeña parte de ella.

bajas tasas inflacionarias,

baja de precios y mejora de la calidad de los artículos de consumo como resultado de la ardua competencia entre las empresas del mismo ramo,

aumento del producto bruto interno (PBI),

gran actividad comercial internacional, todo ello decorado con muchas imágenes de ciudades esplendorosas pobladas por hombres y mujeres dedicados al cuidado de su cuerpo con las más refinadas exquisiteces etc. y como contrapartida todos los vicios y defectos del socialismo, la social democracia y los del populismo fueron expuestos exagerados y denigrados hasta quedar convertidos en la fuente de toda corrupción y miseria....y por supuesto que se cuidaron muy bien de no mencionar ninguna de sus suciedades tales como

la quiebra masiva de empresas que no cuentan con gran respaldo económico (―eficiencia‖ en la jerga de estas gentes) a pesar de producir productos mejores y más baratos que los de otras empresa que cuentan con grandes medios publicitarios y de marketing;

desempleo masivo como consecuencia de lo anterior inadecuadamente cubierto por otras fuentes de trabajo (cuando las hay),

reducción de la proporción de la población con capacidad para solventar sus necesidades; esto es muy grave pues genera explosivos males sociales como el aumento de la delincuencia, de la prostitución, de la deserción escolar, de la violencia callejera, de las pandillas juveniles, mendicidad, analfabetismo,, tráfico de drogas, de influencias políticas, corrupción pública y todo eso para no hablar de las secuelas psicológicas tales como la angustia masiva por un futuro incierto, desintegración familiar que origina enormes masas de niños y adolescentes que vuelcan toda su confusión y desamor con violencia en las ciudades en medio de ignorancia y promiscuidad sexual que no sólo acelera la difusión de gravísimas enfermedades y que además aumenta el número de niños no deseados y abandonados que incrementan la espiral de miseria y de sufrimiento sobre todo en las ciudades de las neocolonias...

En lo que se refiere a la libertad, también hemos visto que no se trata del espíritu de libertad que hace feliz al ser humano, si no sólo de una abstracción filosófica que trata de justificar la entronización de la ley de la selva en las relaciones entre los miembros de la sociedad, lo que es la más perversa y mañosa confusión intencional y criminal, concebida en las últimas décadas. Por último queda el punto de la democracia; esto es más un medio (casi ideal por cierto) que un fin, pues según la concepción imperante en occidente, la forma de gobierno ―civilizada‖ debe ser la democracia representativa, con autonomía de poderes, de modo tal que pueda auto regularse; esta apariencia a simple vista ideal, esconde en realidad el germen de la degeneración, que no es otro que la capacidad del dinero de poder comprarlo ―todo‖, es decir, no sólo, bienes y servicios, sino también, costosas campañas publicitarias, conciencias, elecciones, etc., lo cual deja a la supuesta forma de gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, como una simple frase. Entonces, está claro que el problema no era poner en práctica lo que se ha visto en el punto anterior, si no como hacerlo con la aprobación de las masas, es decir ―democráticamente‖, pues no se trataba de repetir ―pinochetazos‖, ni demás experiencias dictatoriales que habrían entrado en abierta contradicción con su política de ―defensa de los derechos humanos‖ elaborada con el doble fin de darse una aureola de moralidad y decencia por un lado y por otro de dotarse de una arma más en contra de los países con gobiernos incómodos de cualquier tipo5.

Claro, nada de esto dijeron los ―intelectuales‖ mercenarios de esta especie de oligarquía transnacional y entonces, su propaganda recibió un inesperado auxilio cuando muchos países empezaron a sufrir graves crisis económicas como producto de la acción de gobiernos corruptos o incapaces.

Esta necesidad fue superada al más puro estilo yankee, o sea con una campaña publicitaria masiva y así una vez más la prensa de occidente demostró que antes que cualquier otra cosa, básicamente es una caja de resonancia de los intereses de sus dueños (que no por nada tieRevista Pesca Marzo 2014

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