Revista NaN #2

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SOBRE CÓMO

FUNCIONAMOS


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grano en el DEL

MUNDO Carolina Sánchez Iturbe

A ESTE REFERENTE DEL STREET ART QUE PINTA “VAMOS LAS PIBAS” EN LOS MUROS DE LA PLATA LE IMPORTA MUY POCO SERLO. “NO SOY COPADO UN CARAJO. ES MUY FÁCIL SALIR A PINTAR SOBRE FEMINISMO PORQUE NADIE ME TOCA EL CULO EN LA CALLE.” “

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as cosas no se combaten desde adentro: las compartís o las combatís, no se cambia nada desde adentro porque ése es el primer paso para burocratizarte.” Luxor pinta paredes, pinta la calle, pinta para el populacho. Como si esa máxima que él desliza un sábado por la tarde mientras toma mate fuese el caleidoscopio a partir del cual elige observar el mundo y reformarlo, él pinta fuera de las instituciones. Desde ahí se propone ser el grano en el traste, la molestia que, con cada recorrido por la vereda, con cada paseo en auto, le muestre al sistema cuál es su gran error. De la mano de Luxor, en poco más de dos años las paredes de La Plata se vistieron de muchachas que levitan coloridas con cabellos revueltos y miradas firmes, de pájaros que encierran en su seno a niñas de corazones bermellón y de un incontable número de “vamos las pibas”, la frase que según el autor de estas obras de arte callejero sintentiza su trabajo. “Pinto para las mujeres. Si eso es ser puto, es ser careta o lo que sea, poco me importa. Mi mensaje es de las mujeres y para las mujeres, yo sólo soy el nexo”, dice, y asegura que su trabajo intenta cargarse de ideas feministas en un mundo donde el patriarcado y el machismo siguen en boga, aunque más solapados. Primero anarquista y luego feminista, la militancia del artista que elije no mostrar su rostro para evitar convertirse en representación de la lucha de las mujeres data de largo tiempo, aunque, según él, recién ahora tomó la forma necesaria al definirse como un anarquismo feminista cultural que “implica hacer una lectura de la realidad desde el feminismo para entender que

The Dark Flack

hay un sistema patriarcal y capitalista que puede ser combatido desde el anarquismo, tomando como herramienta para ello a la cultura”. Como toda lucha, la de Luxor no es una batalla solitaria, sino que se nutre de las mujeres que pelean por sus derechos y, además, busca sumar nuevos adeptos a sus filas gracias al efecto que puede provocar movilizar las cotidianidades: “Modificar el lugar de paso es modificar el trayecto de la gente que está de paso. Mi deseo es que la gente active, compartir en la calle. Puede no gustarle a nadie lo que hago. Poco me importa, el tema es agitar”. “La verdad es que si a esto que pinto lo hiciese una mujer, sería pensada como una loca. Ahora, como lo pinto yo que soy chabón, soy un copado. No soy copado un carajo. Es muy fácil salir a pintar sobre feminismo porque a mí nadie me dice cosas

… “NO BUSCO CERTEZAS EN LA CALLE. QUIERO PENSAR DESDE LO DESCONOCIDO E IMPOSIBLE HACIA LO POSIBLE.” … en la calle, nadie me toca el culo, nadie me mira las piernas si ando con pollera y nadie me mete el miedo de que algún día me van a violar. Si lo hace una mujer es una histérica, una lesbiana que anda con pelo corto y parece un chabón.” Luxor jura que la militancia que eligió embanderar para modificar el curso de las cosas le exige, además, modificarse a sí mismo diariamente para evitar caer en el rol de macho de la manada que la cultura le inculcó: “Deconstruirse en un trabajo constante, difícil y de ataque. Yo soy machista y así como la construcción del machismo en un hombre es un proceso, la deconstrucción, que va disminuyendo la cantidad de machismo, también”. Pinta paredes, pinta la calle, pinta para el populacho y se enorgullece de eso. Sabe que regalar su arte no es una mera decisión estética o un simple deseo de ornamentar la

ciudad, aunque muchos crean que ésa es la única función de un graffitero. Conoce que es una manera de reproducir su discurso político a gran escala y, de paso, experimentar nuevas vivencias. “La calle es un manojo de sensaciones: nunca sabés qué te puede pasar. Eso te prepara para pensarte de otra forma. No busco certezas en la calle, busco todo lo contrario: quiero ver qué pasa, quiero pensar desde lo desconocido e imposible hacia lo posible”, dice sonriente mientras sus manos llenas de residuos de aerosoles evidencian que la tarea aún continúa. Seguro de que éste no es el mundo en el que quiere vivir y convencido de que la mejor solución es cambiarlo a fuerza de trazos precisos, Luxor se permite cuestionar a esa sociedad que lo aplaude y que, con cierto snobismo, lo señala como un referente de la cultura de la calle, esa misma a la que suele temerle. “Si sigo con toda esta pelotudez del chabón feminista re copado, termino siendo un machista de mierda por el espacio de poder que empiezo a tener. Los hombres que estamos acompañando la lucha feminista tenemos que corrernos de ese espacio de poder, no ser la cabeza”, dice convencido. Si llega una revolución, “será de las mujeres, no de los chongos”. ∆


lA

Natalia Arenas

Cecilia Villegas

LA INICIATIVA QUE IMPULSA A DEJAR OBRAS IMPRESAS EN EL BANCO DE UNA PLAZA O EN LA MESA DE UN BAR COPA LAS REDES SOCIALES Y LOGRA CADA VEZ MÁS ADEPTOS. MANIFIESTO SOBRE LA CULTURA EN TIEMPOS DE MERCANTILIZACIÓN DEL ARTE. de la llegada del otoño), a fines de diciembre (una liberación exclusiva de libros infantiles) y el 23 de abril, por el Día Internacional del Libro. En todas estas fechas (y en algunas otras que se agregan) se celebran, en todo el país, las llamadas “liberaciones masivas”, por la amplia convocatoria que logran. Pero el Movimiento también alienta otras liberaciones, recomendadas especialmente para los más ansiosos: son las más cotidianas y personales, en las que aquellos que concluyeron la lectura de un libro vuelven a dejarlo en espacios públicos, sin necesidad de esperar la próxima liberación masiva. “Hay algo de utópico, para mí, en esto de liberar libros, porque el ieja y conocida es la teoría que afirma la pronta extinción de los libros impresos, como consecuencia lógica y gradual objetivo se cumple si el otro disfruta tanto como yo ese libro que dejé y de la digitalización de los textos y la virtualidad del mundo. él decidió rescatar”, opina Natalí. “Es gratificante”, agrega. Claudia Bourband es de Santa Fé y su primer libro liberado fue En otro pasaje de aquel “Prefacio a un diccionario”, Borges se consideraba “incapaz de imaginarse un mundo sin libros”. Hablaba Diario de un killer sentimental, de Luis Sepúlveda. Lo dejó en un bar. de textos custodiados por esas tapas duras o blandas que él conoció. La última vez, en cambio, dejó libros en distintos lugares de una plaza y se quedó a ver quién se los llevaba. “Fue Con cientos de hojas, letras grandes o más peemocionante ver a una parejita que se iba queñas. Pero textos: novelas, cuentos, ensayos, ... poemas, listos para ser leídos una, diez, infini- “FOMENTA NO SÓLO LA LECTU- caminando despacito leyendo el libro que yo había liberado”, relata. tas veces. Internet posibilita la magia de leerlos RA SINO EL ACCESO A LA CULPor la ciudad de La Plata circularon El amor y desde cualquier computadora, desde cualquier lugar del mundo. Pero ¿por qué no hacer algo TURA PARA TODO EL MUNDO.” otros demonios, de Gabriel García Márquez, y Farenheit 451, de Ray Bradbury, cortesía de similar con los libros? ¿Por qué no soltarlos y DI BERNARDO Eliana Di Bernardo, quien calificó de “fantáspermitir que sean leídos por otros? ... tica” la iniciativa, “para fomentar no sólo la A eso apunta el Movimiento Libro Libre: folectura, sino el acceso a la cultura para todo mentar la lectura con el simple hecho de liberar un ejemplar en algún lugar de tránsito, para que cualquier otro el mundo, ya que en un espacio público cualquiera puede encontrarse ávido lector lo encuentre y, luego de usarlo, vuelva a liberarlo. La con tu libro”. Para Beatriz Valerio, escritora nacida en Entre Ríos y hoy radicada consigna incluye, además, la recomendación de escribir en la primera hoja del libro una dedicatoria en la que se aclare que pertenece al en Campana, provincia de Buenos Aires, “cada libro que una escribe Movimiento Libro Libre Argentina, que está a disposición de quien lo es como un hijo que ha parido”. En la última liberación, dejó Soñando versos con ilusiones de poeta, de su autoría. “Caminé una cuadra y encuentre y que deberá volver a las calles luego de su lectura. La idea surgió en Europa y luego fue adoptada por la organización volví al lugar donde lo había dejado, pero ya no estaba.” Cuenta Beamexicana Letras Voladoras. A la Argentina llegó en 2005, pero al- triz que cada día abre su correo esperando un mensaje de la persona canzó mayor popularidad en 2008, cuando copó las redes sociales. que se lo llevó. Ese mail todavía no llegó. El banco de una plaza, la mesa de un bar, el asiento de un vagón de “Las liberaciones masivas eran, en principio, los 21 de septiembre”, cuenta Natalí Kalinberg, referente de la organización local y creado- tren son sólo algunos de los lugares en los que algún día, caminando ra de la cuenta del Movimiento Libro Libre en Facebook. “Pero desde por ahí, uno puede encontrarse con un libro que espera ser leído, que sumé el Movimiento a las redes sociales y se agregaron casi nuevamente liberado e infinitas veces más leído. Se trata de una incinco mil personas, decidí acortar ese lapso de un año y añadir más mensa biblioteca que deambula y que crece día a día, con la genial fechas.” Así, convocó a liberar textos los 21 de marzo (con la excusa particularidad de que sus ejemplares nunca se agotan. ∆

“A lo largo de la historia el hombre ha soñado y forjado un sinfín de instrumentos. Ha creado la llave, una barrita de metal que permite que alguien penetre en un vasto palacio. Ha creado la espada y el arado, prolongaciones del brazo del hombre que los usa. Ha creado el telescopio, que le ha permitido indagar el alto firmamento. Ha creado el libro, que es una extensión secular de su imaginación y de su memoria.” [“Prefacio a un diccionario”, Jorge Luis Borges]

V


E S P E C I A L :MESDELTRABAJADOR

Luis Paz / Carolina Sánchez Iturbe / Nahuel Lag

María Celeste Escobar / Daniel Ayala / Martin Lo Nigro

URIEL VALENTÍN, OSCAR GALLICCHIO Y PABLO JAIMES SON EJEMPLOS DE SUPERVIVENCIA A PARTIR DE LA PRODUCCIÓN ARTÍSTICA Y CULTURAL. LA ELABORACIÓN DE FIGURAS POP CON TELA Y GUATA, EL INTERCAMBIO DE LIBROS MEDIANTE UNA TARJETA DE CRÉDITO HIPPIE Y EL OFRECIMIENTO DE MELODÍAS DE VIOLÍN EN EL SUBTE COMO ALTERNATIVAS DE EMPLEOS Y FILOSOFÍAS.

URIEL Y SUS MUÑECOS POP

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a obra de Uriel Valentín se basa en tres preceptos que este artista casi treintañero (nacido en Boulogne, criado en Bellas Artes y hacendado en Villa Urquiza) no enarbola con el dedo en alto, tratándolos de verdades aleccionadoras como que “el arte debe ser” tal cosa. El arte no debe ser nada ni le debe nada a nadie. Según Uriel puede ser para todos, puede ser personalizable y puede ser interactivo. Su arte es artesanía, es juguete, es obra y es fetiche, pero fundamentalmente es una representación: muñecos basados en personas y personajes de la cultura pop, alejados de la idea del merchandising por su origen artesanal y reconvertidos en obra por sus clientes, que deciden que el muñeco, en lugar de ir a parar al baúl del niño, va a una vitrina. “Hoy hay gente como uno —como esos unos que en otras épocas no podían acceder a piezas de arte porque el arte debía ser para unos pocos— que desea tener arte original en su casa, que no se conforma con que el arte sea para otras personas, de otros barrios o con otros trabajos. El arte puede ser para todos.” Esa tal vez sea la reflexión principal de Uriel acerca de su trabajo. El resto es artesanía, ese movimiento continuo que no hay que confundir con la inercia creativa, sino identificar con el empeño, con el amor primal por la obra: con el arte en su modo de origen. A comienzos de la década pasada, Uriel encontró trabajo sin buscarlo. Sólo quería regalar algo por Navidad, pero no tenía dinero. Juntó guata, tela, hilo, botones y armó su primer Mediodescocido. Vio la luz, empeñó su tiempo libre y, diez años después, lleva una de las pymes culturales más particulares, originales y cool del último tiempo: pueden verse en su blog Mediodescocido figuras de Cobain, de Kafka, de Marilyn, del Che. Pero es sólo el comienzo. Uriel trabaja por encargo: ¿querés un Mediodescocido tuyo leyendo la NaN? Lo hace. Es más, hasta le han pedido muñecos de los Kirchner con fines de magia negra: “Prefiero trabajar más que hacer uno para fines con los que no concuerdo”. Uriel ya realizó más de 150 motivos diferentes. Y dado que en los años recientes su posibilidad de venta medianamente se estabilizó, decidió retomar su pasión artística original: la pintura. En su taller de Villa Urquiza conviven una pieza pictórica de pop expresionista de Alicia en el País de las Pesadillas con su colección de robots de colección... y su esposa. “Me casé el año pasado”, cuenta, y explica que no, que los muñequitos de torta no fueron sus obras en tela y guata, sino una pareja de playmobils. En la imagen de esos pedazos de plástico está escondida la esencia del trabajo de Uriel: un esfuerzo a mano por romper la pared de legos que separan arte de fantasía y juguete de obra cultural.


OSCAR Y SU TARJETA HIPPIE

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n un rincón de la plaza Italia, Oscar Gallicchio, o Zam-bha, como lo llaman, tiene su búnker. Desde ahí, cada fin de semana propone con medidas simples pero significativas revolucionar los modos de entender el mundo. Con más de un centenar de libros, se suma a la feria que se arma en el lugar y jura que es posible creer en “el otro” hasta el punto de entregarle el único medio de vida sin esperar nada a cambio. Así, desarrolla en uno de los parques con mayor tradición en ferias hippies en La Plata una nueva forma de mercado: a través de un sistema de valores que el capitalismo —que sostiene que la propiedad privada es el mayor bien de cualquier persona— pretende muertos, creó una tarjeta de crédito intangible que permite a los clientes adquirir libros sin pagar un centavo y con el compromiso de palabra de retribuir la gentileza cuando sea posible. “Hay quienes dicen que es una utopía, pero yo digo que lo es si no me ayudan. Si alguien se prende en la historia, deja de ser una utopía y se convierte en una realidad”, afirma Oscar, para luego sostener que son varios los que se emocionan frente a su negocio y dejan dinero extra para ayudar a “paliar los gastos que provoque algún prestamista deudor”. Claro que Zam-bha no desconoce que la suya es una empresa complicada de llevar a cabo. Sin embargo, elije creer: “Es, por momentos, como una ruletita con muchas balas adentro, porque vivimos en una cultura que es complicada, pero la idea de tener confianza en un universo que tiende cada vez más a encerrarse en uno y a crear desconfianza en el otro, basándose en el sistema del ‘divide y reinarás’, es colaborar para hacer la revolución”. Gallicchio sabe que, más allá de las posibilidades que brinda la feria de la plaza Italia, la elección del espacio donde llevar a cabo su trabajo de librero no es casual. Así, y mientras se codea con otros hippies de la zona, valoriza el lugar por los encuentros que permite y reconoce su papel relevante en la creación de “grandes manifestaciones culturales” que, en todos sus casos, se sustentaron en ideas solidarias tendientes a proponer un Estado de igualdad. Esa solidaridad es sobre la cual Oscar deja reposar su medio de vida, esperando que el cliente venza la tentación de no volver a pagar el libro que adquirió y consiguiendo a cambio la posibilidad de “hacer la vida más placentera” con el regreso de los compradores. Contrario a la abundancia, Zam-bha prefiere los hábitos modestos que le permiten donar a escuelas y armar una biblioteca en las Sierras de Córdoba “para hippies y locos de allá”.

PABLO Y SU VIOLÍN ERRABUNDO

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usco casa para cuatro personas. Si sabe algo...”. Lleva pegado el cartel al estuche del instrumento que lo transformó de estudiante universitario en La Plata a músico nómade: “Con el violín al hombro sé que puedo ir a cualquier parte y me puedo bancar”. Desde que llegó a la Ciudad de Buenos Aires, donde en estos días se le venció el contrato de la casa que alquila con amigos, después de boyar entre diagonales y su Mar del Plata natal, se dedicó a hacer otro recorrido: de Catedral a Congreso de Tucumán. Anda por la línea D hace tres años fundamentado en un trío de razones que lo empuja a pensar el violín como herramienta de trabajo: “Necesidad, no querer encasillarme en una oficina y decidir que lo único que quiero hacer es música”. Pasados los días en los que no conocía los códigos del sueldo ambulante, Pablo Jaimes asegura que podría abrir una escuela de arte callejero, que tendría tres áreas: escenarios, ambientes de trabajo y conexión con la gente. La primera tendría un enfoque económico. ¡Clink, caja! Según Pablo, el semáforo sería el nivel uno, donde un novato podría potenciar su destreza en la brevedad del amarillo-rojo-amarillo. El medio de transporte sería el segundo escalón y exigiría un repertorio más elaborado (en subtes, dos o tres temas por vagón). El examen final se aprobaría con la habilidad de conquistar a los comensales de las mesas ubicadas sobre la vereda de un barcito. Cada escenario tiene relación proporcional con el dinero que se obtiene por hora de trabajo, asegura. “¿Por qué no volás de acá? Yo a la gente le vendo cosas útiles, lo tuyo no sirve de nada”, podría ser el primer texto a analizar en la segunda asignatura, sobre la que el violinista fue generando hipótesis para abordar el mundo en escala laburante callejero. “¿Cómo se puede intentar apropiarse de un espacio en la calle, en el andén, en un vagón? ¿Cómo decís que es tuyo, si no lo era antes? Es una incoherencia, pero el código es el del más poronga”, cuenta. Con 23 años y estatura media, ironiza sobre la posibilidad de hacerse espacio a los puños. “No podría trabajar en la calle creyéndome más. Hay que generarse juicios más que prejuicios porque siempre aparecen diferencias entre quienes vivimos de la calle.” Él se refugió en la noche de los rezagados de la hora pico para elaborar la última asignatura. “Los primeros días es difícil con todas las miradas sobre uno. Los errores se duplican. Lleva tiempo llegar al punto ideal: sentirte en el vagón como cuando ensayas solo.” Para el violinista, en ese súmmum el artista callejero puede ofrecer un espectáculo de “calidad” que es “proporcional a la conexión” con el público. “El que hace música egoísta pierde el encuentro con la gente.”


“ LA

COOP”

“la

LIBERTAD QUE TENEMOS DEBERÍA EXIGIRNOS más

” Paula Sabatés

Gentileza de En Tránsito

LO ASEGURA ALEJANDRO WASSILEFF, REFERENTE DEL COLECTIVO DE COMUNICADORES DEL QUE NACIERON LA RADIO FM EN TRÁNSITO, LA REVISTA GÜARNIN! Y LA EDITORIAL GRÁFICA COOPERATIVA. A 25 AÑOS DE SU NACIMIENTO, EL PROYECTO ES ADEMÁS UN ESPACIO DE CAPACITACIÓN.

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l 20 de febrero de 1986, cuando las organizaciones sociales que habían sido aplacadas por la dictadura estaban recién levantándose, diez periodistas de menos de treinta años crearon la Cooperativa de Trabajo para la Comunicación Social Ltda., una organización vinculada a la comunicación que tenía como (primer) objetivo la fundación del mensuario La Calle. Lo que esos diez periodistas no sabían era que estaban creando una de las cooperativas más importantes de la Argentina hasta hoy. Tampoco podían imaginar que, un año después, y tras la irrupción de las radios de baja potencia en el país, darían vida a FM En Tránsito 93.9, la primera radio cooperativa del país y una de las primeras del mundo. Y mucho menos que veinte años después estarían abrazando una nueva ley de comunicación, de la cual habrían de participar desde los foros de discusión y los debates públicos, con proyectos, sugerencias y definiciones. Pero todo eso sucedió. Y hoy, a poco de haber cumplido 25 años desde la primera firma y la primera reunión, “la Coop” gestiona, además, la revista Güarnin! y la Editorial Gráfica Cooperativa, y se ha convertido, fundamentalmente, en una experiencia de formación y capacitación para quienes se vinculan al proyecto. “En general se cree que una organización que trabaja en la comunicación apunta a disputar en el campo simbólico las relaciones hegemónicas que hay construidas. Nosotros creemos que tiene más que ver con poder trabajar las relaciones entre las personas, y ahí radica precisamente lo más alternativo del proyecto”, cuenta a NaN Romina Coluccio, que integra “la nueva generación” de socios del proyecto. La idea nació a partir de la necesidad

de construir un colectivo de trabajo que, a través de diferentes medios de expresión y comunicación, se condujera de manera horizontal y democrática en la planificación, el desarrollo y la toma de decisiones. Dicho de otro modo, un lugar para “crear tu propio espacio de laburo”, pero también para promover cambios en la realidad social, llevar adelante una propuesta contra la hegemonía en las comunicaciones y garantizar el derecho legítimo de las organizaciones comunitarias a la propiedad y la gestión de la información. “Crear una cooperativa significaba crear una independencia ética e ideológica sobre lo que queríamos apuntar como medio. No lo sabíamos entonces, pero el haber decidido que tuviera

… “LAS RADIOS CHICAS AYUDARON A DESESTRUCTURAR EL DISCURSO DE LAS RADIOS GRANDES.” WASSILEFF … esa estructura terminó definiendo los límites ideológicos, políticos, jurídicos y sociales del colectivo, e incluso los de los propios miembros”, recuerda Alejandro Wassileff, uno de los socios fundadores del proyecto. Así, desde el comienzo, éste se estableció como una organización formal, con socios, estatuto, balances, asambleas… y una pila de luchas por combatir. Pero eso nunca detuvo a los miembros de la organización, que alquilaron una casa, armaron una redacción y un estudio, se dividieron por áreas de trabajo y abrieron las puertas para ver qué salía.

Y SALIÓ BASTANTE BIEN

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demás de la fundación de los distintos medios, una de las primeras reivindicaciones de la cooperativa tenía que ver con una nueva ley de comunicación de la democracia que reconociera a las asociaciones sin fines de lucro como asociativas y que garantizara el derecho a la libre expresión. “El problema no éramos nosotros y, por tanto, la solución no era cerrar la radio o esperar a que se sancionara la nueva ley. Por eso decidimos armar el proyecto tomando la decisión política de hacerlo más allá de que legalmente estuviéramos excluidos”, sostiene Coluccio. Desde la Asociación Mundial de Radios Comunitarias, la cooperativa participó de los foros de consulta y las audiencias públicas, y logró que varias de las propuestas presentadas quedaran incluidas en el texto final de la ley, incluyendo la definición de radio comunitaria. De todos modos, aún quedan muchas otras metas por alcanzar: “Las radios chicas ayudaron a desestructurar el discurso de las radios grandes pero ahora están repitiéndose a sí mismas y se convierten en el socio pobre de la pirámide del sistema de medios. La libertad que tenemos debería exigirnos ser más eficientes para los vecinos y convertirnos en una herramienta de mayores servicios”, reflexiona Wassileff, que agrega que, por lo menos desde la radio, también se deben un debate sobre la estética y las nuevas tecnologías. Pero los miembros no bajan los brazos y, en medio de un escenario mediático que cambia a un ritmo tan vertiginoso como el de la sociedad misma, siguen luchando por las banderas que los alientan desde los comienzos. ∆


Sergio Sánchez

Gentileza de Atajo

NACIDO PARA SALDAR UNA DEUDA DISCURSIVA SOBRE LAS DICTADURAS MILITARES BOLIVIANAS, EL SEXTETO DE “ROCK URBANO” SE PROPUSO “RETRATAR” A LOS PERSONAJES DE LA PAZ. SU LÍDER, “PANCHI” MALDONADO, ACABA DE EDITAR SU PRIMER DISCO SOLISTA, BANDA SONORA DE UN FILM SOBRE LA COCA.


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oticias llegan todo el tiempo. Pero pocas tienen la facultad social boliviana. En esos espacios aún se generan lazos genuinos, a de conmover, de despertar un sentimiento profundo que diferencia de lo que sucede en las grandes cadenas de shoppings y le dé batalla a la rutina. A mediados de marzo, grata y supermercados que no pudieron afianzarse en Bolivia. Negocios de sorpresivamente, llegaron novedades desde Bolivia: Fran- comida al paso cuyo olor a fritura parece quedar impreso en la piel, cisco “Panchi” Maldonado, líder de Atajo, referente musical indiscu- cholas abarrotadas con bolsas, aparapitas (hombres provenientes tible y profeta de su tierra le envió a este cronista su último disco, el de las zonas rurales que trabajan cargando pesadas mercaderías) primero como solista. Se trata de Inal Mama, sagrada & profana, la a punto de quebrarse por el cansancio, lustrabotas que se cubren el banda de sonido —pero disco de canciones al fin— del documental rostro por pudor a ser reconocidos y las estridentes bocinas de los homónimo estrenado a fines del año pasado en Bolivia que “teje y vehículos forman parte de la cotidianidad paceña. “¡16 de Julio, enhebra las distintas y contradictorias caras de la hoja de coca en el Plaza Ballivian, Alto Lima!”, gritan repetidas veces los “voceadores”, país”, según explica en la web de la película su realizador, Eduar- jóvenes y niños que informan el recorrido de los colectivos y minibudo López Zabala. Entonces, un mail de agradecimiento cayó en la ses. Sobre eso y la realidad política y social de Bolivia hablan las casilla de Panchi, y la respuesta no tardó en llegar: “Hermanos: qué canciones de Atajo. “Teníamos ganas no sólo de cantar canciones lindo que hayan disfrutado de la música. Espero, haya podido tocar de denuncia sino también de contar sobre el típico heladero que va sus almas. Como siempre digo, está en sus manos empezar a copiar con su cajita por el barrio o sobre la caserita del mercado. Es decir, el disco y repartirlo a todos los que quieran, para que esta obra queríamos retratar los personajes que hacen a esta ciudad mágica pueda ser difundida. Porque para eso ha sido hecha”. Las palabras y le dan identidad. Lo importante era que la banda fuera popular.” de Panchi poco tienen de ingenuidad: él está convencido de que el En la música de Atajo conviven la diversidad de ecosistemas, ritmos arte tiene que ser popular y por tanto tiene que circular libremente y culturas que hacen de Bolivia un país sorprendente: la calma del allá y en todo el mundo. “Tenemos una responsabilidad con nuestra lago Titicaca descansa en los huaynos; el vaivén de La Paz se repite sociedad, como músicos y seres humanos. Mientras que en Bolivia en las morenadas; las coplas pintan las ciudades del sur del país; las no tengamos sueldos con los que la gente pueda comprarse discos diabladas rebelan las huellas precolombinas de Oruro y las sayas originales, no podemos obligarla. Es ilógico que alguien que gana evocan la festividad de los afrobolivianos que aún parecen escon600 bolivianos se compre un disco que sale 100”, le dijo el músico derse en las yungas de Tocaña, donde llegaron para refugiarse de la a la revista cultural paceña Metro, en su edición de febrero-marzo de esclavitud y en busca de un clima similar al africano. Sin embargo, 2011. Allí, Maldonado es la nota de tapa: los músicos de Atajo cruzan las fronteras y “Es uno de los rockeros más representativos se animan a “jugar” con músicas del mundo. ... de las últimas dos décadas”, se lo presenta. Por eso, en las canciones se escapan texturas “AHORA HAY UN CONTINENTE del reggae, el ska, la música árabe, el tanEste año, Atajo cumple quince de vida musical y, después de casi seis sin entrar al estu- QUE HUELE FUERTE A CAMBIO. go, la murga, el candombe, la música celta dio, está grabando canciones para su nuevo y los corridos mexicanos. Del Río de la Plata Y ESO ES ALGO QUE MOLESTA.” disco. Como si eso fuera poco, después de hasta los Balcanes, de Los Andes a América ... cinco años acaba de realizar dos concierdel Norte. “La música está para hacerla. Se tos en el departamento autónomo de Santa la ha creado para compartir y tocar”, toma Cruz, una de las zonas donde la oposición posición. “Y firmemente —sigue— creo que al gobierno del presidente Evo Morales es más agresiva. Ahora, en está hecha para jugar. Porque es un juego en el que pones las reglas las páginas de NaN, podrán leer un paseo por la vida de Panchi y y empiezas a jugar con cada canción que te llega. La música está de Atajo —excusa, también, para conocer un poco la cultura boli- ahí para tomarla libremente. Hay miles de ritmos y lo lindo es diverviana— a través de una charla que inició en marzo de 2010 en la tirse con esa variedad, no quedarse sólo con uno.” ciudad de La Paz y finalizó hace algunas semanas en Buenos Aires, Esos retazos de mundo se pueden encontrar en nueve discos, de vía correo electrónico. Agarren sus mochilas, lectores, porque están estudio y en vivo: Personajes paceños (1998), Atajo en vivo, Calles invitados a este viaje a través del tiempo. baldías 1 y 2 (2002), Nunca más (2004), Sobre y encima (2005), Vivitos y coleando 1, 2 y 3 (2008). Además, publicaron el DVD Hechos en Bolivia (2006). Debido a la larga trayectoria de la banda, UN CAMINO PARA ROMPER EL SILENCIO fueron invitados a realizar dos giras por Europa y países latinoamericanos. Y los pasados 8 y 9 de abril volvieron a tocar en un departamento para nada afín a su posición política. Sin embargo, el temor tajo, la emblemática banda boliviana de “rock urbano”, sa- al abucheo se convirtió pronto en anécdota. “Nadie nos contrataba lió de la cabeza de Panchi en 1996, como una respuesta para tocar en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, creo que por a su época. Hasta ese momento, casi ningún músico había cuestiones políticas. Pero lo logramos a partir de un foro que creadenunciado las violaciones a los derechos humanos cometidos por mos en Facebook. Se dieron cuenta de que había mucha demanda las sucesivas dictaduras militares (entre 1964 y 1982) en ese país ni y un productor se animó a llevarnos. Como decimos internamente en había retratado con profundidad la urbanidad paceña, sus historias la banda, fuimos a guerrear: dormíamos en el piso, alojados en casa y personajes. Los grupos tampoco se plantaron contra el salvaje neo- de amigos, y comíamos pollo en la Cañoto”, cuenta Panchi. “Más liberalismo del ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, que caló allá de todos los clichés, el publico cruceño me ha sorprendido, sufuerte en la sociedad durante la década del ‘90 y produjo que las peró mis expectativas. Apenas regresamos y ya tenemos fechas ceexpresiones populares se adormecieran o fueran acalladas. “Estába- rradas para junio; y también nos invitaron a filmar ocho videos allá.” mos acostumbrados a que hubieran desaparecidos y torturados. El país se estaba hundiendo. Y los grupos que en ese momento tenían que decir algo cantaban canciones de amores que no existían, teLAS DOS CARAS DE LA COCA lenovelas hechas canciones. Necesitábamos vernos a nosotros mismos, lo que estaba pasando en nuestra sociedad, en Latinoamérica y en el mundo. Eso no estaba en parte de las cosas que habíamos No de casualidad, Panchi fue elegido para componer la banda de aprendido o que habíamos escuchado, pero sí se daba en otros sonido de Inal Mama, sagrada & profana, documental escrito, prolados. En la Argentina, Chile, Brasil o México los grupos le estaban ducido y dirigido por Eduardo López Zavala que recorre el complejo dando duro al momento histórico que se estaba viviendo”, recuerda mundo de la coca: su importancia ritual y ancestral, por un lado, y su el líder de Atajo. faceta profana, por el otro; es decir, el negocio en torno a su converLa Paz, la ciudad que vio a crecer a Panchi, es extraordinaria para sión en cocaína, cuyo principal consumidor es Estados Unidos, el prilos sentidos que la perciben por primera vez. En todos los rincones mero en señalar con el dedo a quienes producen y utilizan la coca. de la urbe se desparraman los mercados, fundamentales para la vida Según los impulsores de la campaña “Coca & Soberanía”, “entre

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las poblaciones rurales y en amplias capas de migrantes y mestizos andinos urbanos, Inal Mama —nombre ritual de la planta entre los aymaras— es invocada como divinidad femenina que facilita la interacción social, la comunicación y el respeto entre la sociedad y la naturaleza”. Sin embargo, los múltiples beneficios de la planta —desde sus propiedades alimenticias hasta medicinales— fueron “velados y encubiertos por una operación insidiosa, que reduce los múltiples compuestos de la hoja a una sola sustancia: la cocaína”. Así, las compañías farmacéuticas y los Estados centralistas restringen y bloquean su circulación. “La hoja de coca siempre ha sido satanizada —dice Panchi— y voy a empezar esta respuesta a partir de un graffiti que está escrito en muchas paredes de Bolivia: ‘La coca no es cocaína; erradiquen sus narices, gringos de mierda’. La importancia de la coca en Bolivia es primordial: sin ella, esta tierra ya hubiera sido ocupada por otras gentes, nuestra cultura hubiera sido un simple sueño romántico como ahora lo son las de algunos países sometidos, parte de una cultura global e impersonal. La coca es el instrumento de resistencia desde la colonia hasta nuestros tiempos; por eso sigue siendo utilizada en nuestra cultura”. “La planta —explica el músico— es legal en Bolivia pero tiene un control de producción y de venta, a partir de una ley impuesta por el gobierno americano, la ley 1008, que sometió a nuestro presidente Evo Morales y a todos los cocaleros.” La Convención Única sobre Estupefacientes (1961), avalada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), penaliza el akulliko (mascar) de coca pero no su uso con fines médicos o científicos. El valor cultural pasa a segundo plano. “Los organismos internacionales siempre van a tener problemas con la hoja de coca, porque saben que es la materia prima de la cocaína, un negocio mundialmente enriquecedor. Y no piensan dejar que los países tercermundistas lo manejen. Los señores de gris, los dueños del mundo, tienen los ojos puestos en la hoja de coca y, apenas puedan, intentarán adueñarse de ella.”

Los idiomas de la coca Inal Mama (2010), el disco, es un interesante recorrido musical por los caminos de la coca: tanto por los aromas, lenguas y paisajes andinos de Bolivia como por los ritmos de la cultura occidental. Es, también, una defensa a su uso ritual y cultural. El viaje comienza con la dulce y melancólica “Peinándome”, una canción con aires folk. “Peinándome, entro en tus raíces buscándote. Tocándote, acariciándote, entro a tu boca, endulzándote”, entona el vocalista. Luego, se calza la guitarra de doce cuerdas en la cinematográfica “El k’encha Santiago Parte I” y en “Inal Mama”. Más tarde, los colores y ritmos andinos aparecen en “Tiula”, una breve pieza cantada en lengua originaria por Willka Mayu; y el lamento guaraní se hace presente en “Chacarera de la frontera”. En “Wawita Dishendo II”, Panchi cruza de manera exquisita una melodía medieval con líricas quechuas. Con “Narkobisnes” llega la música tropical y la canción política: “¿Quién vuelve droga a la hoja de coca? ¿Quién la USA y quién la vende?”, se pregunta Panchi en la canción, con tono irónico. El blues “Nacipioblues” —que critica la criminalización del akulliko—, la oscura “Dinamita, coca y alcohol” y la instrumental “Chuquiagu marka negro y triste” cierran el disco. “La película tiene

VOLVER A LAS RAÍCES

mucha mezcla de lo urbano y lo rural, de lo ancestral y lo moderno, del campo y la ciudad, del amor y el odio. Es por eso que recurrí a idiomas

En la última década, Latinoamérica empezó a escuchar —no sólo musicalmente— un poco más a sus raíces y alejó la mirada de Occidente. No es casual que ese cambio se haya dado después de la caída de gobiernos neoliberales y la aparición de modelos que intentaron reconstruir los cimientos originarios. “Nos dimos cuenta de que hay otras formas de vivir. Estamos demostrando que ‘el fin de la historia’ que profetizó Francis Fukuyama es una mentira. Nos han mentido una vez. Ahora hay un continente que huele fuerte a cambio. Y eso es algo que molesta mucho.” —¿Qué postura toma Atajo ante el actual proceso de cambio en Bolivia? —Cuando estaban en el poder los gobiernos de derecha, cantábamos canciones que parecían un sueño, como una que se hizo muy famosa que se llama “Que la DEA no me vea”, en contra de la policía americana que lucha contra el narcotráfico internacional y quería prohibir el consumo de coca. Cuando entró este gobierno, echaron a la DEA de Bolivia. Son cosas que a veces cuesta imaginar que han pasado. Considero que la revolución no es sólo el cambio de un gobierno o sistema sino que parte de la revolución más importante es cambiar uno mismo. —Pedían un cambio antes de la llegada de Evo Morales. —La gente nos dice que somos “masistas” o “evistas”, porque defendemos los derechos de los indígenas, campesinos, mujeres y hombres. Pero siempre lo hemos hecho. Creemos que este gobierno es lo mejor que le ha pasado a nuestro país. No digo que no haya otra cosa mejor. La hay. Y el mismo presidente lo sabe. —Pero también sería hipócrita haber pedido esas reivindicaciones y ahora oponerse, ¿no? —Muchas organizaciones hacen eso. Hay un ejemplo claro de cambio: un presidente que habla como el lustrabotas, como el chofer, que habla en ese lenguaje. Eso es importante. Antes, los presidentes hablaban como gringos. Y el pueblo no entendía. Ahora, se ríe cuando Evo hace un chiste porque lo hace en el mismo idioma. ∆

diferentes: guaraní, quechua, aymara, inglés, español y mucha jerga de las calles. Todo esto entrelazado en ritmos del mundo y de las culturas que viven en torno a la hoja de coca.


O B S E R VAT O R I O

Rocío Ilama

SUR

Gentileza de Observatorio Sur

DESDE 2007, EL CINE MARGINADO TIENE UN ARCHIVO DE ACCESO GRATUITO, UN CATÁLOGO DE AUDIOVISUALES SOBRE PROBLEMÁTICAS DE POCA O NULA DIFUSIÓN, PARTE DEL CUAL SE MUESTRA ESTE AÑO EN EL CICLO “VISIONES NO IDENTIFICADAS”.

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xiste un espacio, sin ubicación física determinada, en donde las imágenes en movimiento permiten dar vida a variedad de historias “que no suelen ser contadas” y la complejidad y diversidad del mundo se manifiestan. Ese espacio fue bautizado por sus propulsoras, Violeta Burkart Noe y Jorgelina Barreda, con el nombre de Observatorio Sur, que comenzó su camino cinco años atrás con el ferviente objetivo de hacer trascender “expresiones y miradas invisibilizadas”, según definen. Tal fin es alcanzado a través de relatos audiovisuales que recopilan de rincones del mundo y no encuentran difusión en los cines comerciales ni en Internet. Problemáticas ignoradas, otras insólitas; historias particulares de un sector, un pueblo o una zona conforman la materia prima de este archivo de video que cuenta con más de 150 piezas del cine independiente, documental, de video art y net art. Pero además de ser un canal de encuentro con variadas realidades, la iniciativa permite a los realizadores no sólo divulgar sus obras sino resguardarlas para el acceso del público interesado, en un espacio para el debate y la reflexión. Para abrir este año de trabajo, Observatorio Sur se movió hasta el Centro Cultural de España en Buenos Aires (Cceba) con un ciclo de cine documental independiente, “Visiones no identificadas”, con el que a lo largo de 2011 y dos veces por mes dará pantalla a trabajos sobre derechos humanos, diversidad cultural y múltiples realidades muchas veces sesgadas, como la de mujeres silenciadas. El primero de los mini ciclos, “Derecho a fuga”, arrancó en abril y tuvo como eje “el derecho a migrar, a instalarse en el lugar que uno decide”, explica Burkart Noe. Luego, comparte con NaN una idea que condensa lo que se quiere poner al descubierto con la actividad: “Los migrantes viven esa ambivalencia entre la realidad de la opresión en el lugar de

origen y la búsqueda de la libertad de un nuevo espacio”. Como es costumbre, la jornada también tuvo espacio para el debate e el intercambio, encabezado por integrantes del Grupo de Estudio sobre Población, Migración y Desarrollo del Instituto Gino Germani, de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. Ahora, las chicas se preparan para encarar el próximo ciclo de “Visiones no identificadas”, que se desarrollará el primer jueves y viernes de junio con videos sobre “proyectos o colectivos que trabajan en contra de los ataques violentos”, expresa a grandes rasgos Burkart Noe. Esta selección, aclara,

... “EL PÚBLICO NO SE VA CUANDO TERMINA LA PELÍCULA, COMO SUCEDE EN EL CINE COMERCIAL.” BURKART NOE ... obedece “al contexto actual, en el que distintas situaciones feroces detonaron en el mundo durante el último tiempo”. La idea de juntar, seleccionar, archivar y difundir material audiovisual que se encuentra en los márgenes del mercado cinematográfico arrancó en 2007, cuando Barreda regresó al país luego de vivir seis años en Barcelona. Allí, conoció y trabajó en un archivo audiovisual “muy grande, con más de tres mil piezas procedentes de distintos lugares, llamado Observatorio de Video No Identificado (OVNI), que lleva más de diez años en funcionamiento”. Este fue el puntapié que llevó a Barreda, diseñadora y con un posgrado en antropología audiovisual, y a Burkart Noe, periodista, a inmiscuirse en una iniciativa similar en la Argentina. Inspiradas en ese proyecto español, las jóvenes apasionadas del cine documental e

independiente comenzaron el armado del archivo propio: Observatorio Sur, que se encuentra en permanente intercambio con el OVNI. Según cuenta Burkart Noe, las primeras muestras que salieron a la calle lo hicieron con películas que provenían de ese archivo del exterior y, si bien el ida y vuelta de material continúa siendo fluido aún hoy, el trabajo del Observatorio local ya ganó su independencia. La iniciativa comenzó su marcha “viento en popa”: al poco tiempo de comenzado, las chicas abrieron la convocatoria para que videoartistas, documentalistas y directores de cine de distintos lugares del globo enviaran sus trabajos para formar parte del archivo, que crece tras cada llamado a participar. De esta manera, no sólo películas argentinas forman parte del listado sino brasileñas, mexicanas, francesas y africanas, entre una vasta variedad de procedencias. La búsqueda y selección de documentales es una de las características fundamentales del Observatorio para su crecimiento y actualización, por lo que sus hacedoras invitan constantemente a los realizadores a que envíen sus obras. Diversos son los temas que se encuentran en el archivo, pero la coincidencia reside en que son problemáticas con poca o nula difusión. “Por ejemplo, inmigrantes económicos o políticos, aquellos sin papeles y que son perseguidos, conflictos de los países de frontera. También, temas sobre género, con problemáticas como la prostitución, la discriminación y la violencia. Historias de exilios, pueblos originarios y de personas que viven en la calle”, enumera Burkart Noe. Pero una parte vital en la difusión de estas diversas miradas es poner a disposición en forma gratuita y totalmente abierta el archivo audiovisual “para que el público pueda acceder a cada una de las piezas de forma particular y cuando guste”, explica. Así, el tan esperado proyecto de hacer público y de libre


Película: Letters from Beirut acceso el archivo es una iniciativa que llegó a su concreción a partir de abril: el catálogo de documentales independientes se encuentra ordenado en la página web del Observatorio (www.observatoriosur.com), como una especie de “servicio a la carta”, para que una vez identificado el material, el interesado pida un turno para su visualización en cualquiera de las dos sedes disponibles, el Cceba y el Museo Etnográfico Juan Ambrosetti de la Universidad de Buenos Aires. En cuanto a los ciclos, cada uno de ellos es diseñado conforme a un hilo conductor que ellas llaman “recorrido sugerido”, es decir “una selección de obras audiovisuales en torno a un tema”, señala Burkart Noe. Por ejemplo, todos los años se organiza una muestra con documentales sobre África llamada “Espejos y espejismos”, que se realiza los fines de semana de agosto en el Museo Etnográfico de la UBA: “Este es el año internacional de los afrodescendientes, por lo que haremos que las proyecciones estén en íntima relación”, asegura. Anteriormente, se trabajó con documentales que hablaban de colonialismo, poscolonialismo y la masacre de Ruanda. Con el objetivo de propiciar un espacio de reflexión y debate, suele ser una costumbre invitar a docentes, investigadores, profesionales e incluso a los mismos realizadores para el intercambio final. En la muestra sobre “Exilio, desexilios y resistencia”, realizado en la Biblioteca Nacional y que relataba a través de imágenes éxodos y destierros de distintas épocas y lugares, el invitado al debate pos función fue el escritor e historiador Osvaldo Bayer. Es que el público del Observatorio “no es el que cuando termina la película, se levanta y se va, como sucede en el cine comercial”, señala la organizadora. El trabajo de Burkart Noe y Barreda abre sus propios espacios para instalarse: centros culturales, universidades, escuelas y bibliotecas son los que se prestan a estas activida-

des con mayor frecuencia. También realizan itinerancias a distintas ciudades para ofrecer el material en todo el país. Por otra parte, entre la lista de particularidades del proyecto, la búsqueda de financiación es una de las tareas más fastidiosas: “La idea es presentarnos en el Fondo Nacional de las Artes para que puedan ayudarnos en el armado del acceso a nuestro archivo, es decir, proveernos los recursos técnicos necesarios: computadoras y televisores para la proyección del material”, explican a NaN. Paso a paso, Observatorio Sur busca su crecimiento. Con el correr de los años, los logros se acumulan, al igual que las nuevas iniciativas. Entre esas metas por cumplir, Burkart Noe y Barreda comparten la de una producción propia, que piensan concretar durante 2011. Las dos cuentan con algo de experiencia, ya que cuando se conocieron allá por 2007 cada una tenía su película: “Jorgelina hizo un documental en España, llamado Can Masdeu, sobre una casa okupa, un caserón muy viejo y abandonado en las afueras de Barcelona, donde viven alrededor de veinte personas. Ella estuvo durante tres años filmando el lugar y las historias”. Por su parte, Burkart Noe eligió un asunto que forma parte de su pasado: la segunda generación de exiliados. El audiovisual que llamó Argenmex surge como tesis de su carrera universitaria y cuenta las experiencias de otros jóvenes que, como ella, nacieron en México durante el exilio de sus padres. No es verdad que todo haya sido contado, muchas realidades aún buscan su manifestación. Este archivo es la prueba. Ahora, las organizadoras intentan encontrar un nuevo eje, una idea fundadora de la cual nazca una historia para ser relatada en el celuloide. “Seguiremos explorando”, avanzan. ∆

Pelicula: Alumia


SINGER

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A LVY

TIEMPO DEL

AMOR

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Martín Levi

El cantautor y su Big Band presentaron su más reciente trabajo discográfico, que va de la rumba al foxtrot, ritmos de comienzos del siglo pasado, con delicados diálogos vocales, melodías seductoras y líricas espaciosas.

E

s el tiempo del amor./ ¿Cuándo lo vas a entender?/ No me ves parado acá./ ¿Qué pensás que quiero ser?” Sin pensarlo demasiado — quizás sí—, cuando Alvy Singer deja escapar los versos de “El tiempo del amor”, tema que le da nombre a su último disco, desnuda su filosofía de vida, su forma de entender al arte, y lo posiciona como un protagonista de su época. Con premeditación o de manera natural, el amor como estética atraviesa toda su obra y lo confirma justamente en su más reciente álbum, el cuarto de su carrera solista. Pero esa particularidad no sólo aparece en su obra, sino en una escena emergente de

jóvenes cantautores independientes nacidos — artísticamente— hace menos de una década. La explicación del nuevo rumbo, quizás, se encuentre en la estabilidad social y política que se vive en el país en los últimos años. Es que la revolución musical, al parecer, ya no viene de la mano de letras rebeldes y contestatarias que supieron caracterizar los primeros años de rock en la Argentina —sobre todo durante su periodo contracultural—, sino que lo hace por otros campos: la sensibilidad, la poética y el amor. Por eso, no fue casual que en la presentación de El tiempo del amor —el primer sábado de abril en el Club Atlético Fernández Fierro— Pablo Dacal, Tomás Lebrero y Pablo

... La revolución musical, al parecer, ya no viene de la mano de letras rebeldes y contestatarias. ... Grinjot compartieran el escenario con Singer y demostraran su conexión musical y afectiva. Alvy —cuyo verdadero nombre es Jano Seitún— recrea junto a su notable Big Band ritmos de comienzos del siglo pasado, con una frescura moderna pero con una base siempre jazzera. Sus recitales evocan sensaciones similares a las que despertaban las orquestas de salón y las bandas de jazz de antaño: un ritual festivo y amigable para divertirse. Una pena que en esta ocasión las mesas entorpecieran la pista y que nadie supiera bailar foxtrot. Eso sí: las mesas y las sillas fueron claves para que el público concentrara su atención en las canciones, disfrutables hasta para quien jamás hubiera escuchado al músico de grandes rulos. Y a su banda, claro. Esa que despilfarraba prolijidad, tanto en los trajes como en la interpretación de los instrumentos.

El concierto estuvo dividido en dos segmentos. En el primero, Alvy repasó las canciones de sus tres primeros discos (Volumen Uno, 2005; La Elegancia, 2007; y El corazón fantasma, 2009), y el segundo lo dedicó a presentar en sociedad su nueva obra, que se pasea por la rumba, el bolero, la chanson, el mambo y el foxtrot, entre otros estilos. Y su lado más pop lo mostró, sin duda, durante la acústica “La negación”. En ese pasaje, las voces de Singer y la trompetista Gisela Kinky Orlandini lograron un diálogo vocal de tal belleza que dejaron a la platea hechizada. Luego, Singer agudizó más la garganta y rasgueó con pasión su guitarra en “Que duela”. La batería de Franco Sardella le puso un toque de rock a “Los insectos”. La primera sorpresa de la noche no tardó en llegar: al escenario subió Dacal para sumar su voz y fue ahí cuando los tonos divertidos de la melódica de Kinky marcaron el inicio de “El vagabundo”, cover de Los Gatos. Entre aplausos, otros compañeros de ruta coparon la escena: Grinjot se sentó al piano, Dacal agarró su guitarra y Lebrero le dio cobijo a su inseparable bandoneón. Junto a Alvy, hicieron una conmovedora versión de “Empezando a terminar”. Antes de despedirlos, los invitados se unieron una vez más en “La cabeza rota”. Segundo acto. La Big Band tomó su puesto y, como en el disco, “Sé que vas a volver” dio el puntapié inicial (de la parte final). Llegó “Yo te llevo a vos”, ideal para que se luciera el pianista Martín Gianni. La melódica se prendió de nuevo en “Igloo” y en “Tu peor”, pero se apagó cuando llegaron las no tan lumínicas “Locos” y “Dios”. Como era de esperarse, el fin fue a toda “orquesta”: los vientos de Cristian Terán (reemplazó a Carla Branchini), Juan Kiss (flauta traversa) y Kinky, y el contrabajo de Lucía Martínez subieron la adrenalina con la rumba “Gorras gratis” y luego con “Emborrachar un oso”. Claro, no faltó el tema que nombra al disco. Y aún quedó el bis “El reloj”, cuyas agujas no se detienen y dejan abierto el interrogante: ¿será el tiempo del amor? ∆


raZÓn en conTra eroTismo lA

Carolina Tejeda *

H

oy el sexo está completamente mediatizado. Hoy no sólo está en tu cama. Está en la publicidad, la televisión, la computadora. Sin embargo, en las escuelas no se habla de sexo, la Iglesia se espanta y fue casi una proeza el casamiento entre personas del mismo sexo. Entonces, quizás, habría que preguntarse cómo se posiciona el arte entre tanta comunicación sexual superficial y masiva a la que estamos expuestos. El arte es reflejo y un medio desde el cual se puede observar, disfrutar, vivenciar y poner en tela de juicio al hombre y sus deseos, miedos y costumbres, el mundo que lo rodea. Y a diferencia de los medios masivos de comunicación, posee la característica fundamental de generar un encuentro entre el artista/obra y el espectador. Probablemente este tópico, “arte y sexo”, merezca un análisis profundo. Pero voy a correr el foco del arte en su condición general para inmiscuirme en las artes escénicas, y más precisamente en el trabajo con títeres. Dentro de esta disciplina, venimos trabajando con el grupo 69 a la Cabeza, desde hace siete años, en una propuesta que tiene como eje al títere y la pornografía. Es un espectáculo de sexo explícito. Somos cinco actores-titiriteros que al elegir trabajar con títeres para abordar el sexo sabíamos que ingresábamos a un mundo infinito y que en primera medida estábamos decidiendo desplazar un cuerpo de carne y hueso por uno de goma espuma. Inesperado para contar pornografía. Esta disociación genera en el encuentro actor/títere y espectador un permiso para jugar, reír y calentarse a hombres y mujeres. Digo “hombres y mujeres” porque a la pornografía, mayormente, se la vincula con el disfrute del hombre, y a la mujer le queda el papel de ser objeto de deseo. En nuestra propuesta tratamos de equilibrar esa balanza. De tener un espacio libre de creación, donde la heterosexualidad y homosexualidad estén presentes y el poder del género oscile dependiendo de la situación que queramos contar. Trabajamos con títeres de mesa y nosotros estamos a la vista de los espectadores, lo que nos permite involucrar nuestra expresividad como actores en los momentos que elegimos hacerlo. Llevamos el sexo a un lugar público (bar, restaurante o teatro). Es un trabajo que provoca, en el mejor de los sentidos. Creo que para los cinco integrantes del grupo sigue siendo un camino de búsqueda, que muchas veces nos pone en jaque y nos obliga a replantear escenas, a reflexionar sobre el sexo y cómo y porqué contar determinada situación. ∆ * Integrante del grupo 69 a la Cabeza, responsable del espectáculo Títeres porno.

DEl

Marcos Bertorello *

N

o parece complicado imaginárselo. Puedo hacerlo; lo veo: está sentado en una banqueta de madera, medio desvencijada, a punto de caerse. Es un lugar estrecho, sucio, de paredes de piedra, húmedo, con poca luz. Hay una mesa. Está gordo, viejo, agriado: fueron demasiados años de vida carcelaria para un marqués. Escribe el divino marqués Donatien Alphonse François de Sade, escribe: sus cejas se contraen, cada tanto se muerde el labio inferior, como si alguna ocurrencia le pareciera especialmente escandalosa, y hasta creo saber lo que piensa: el marqués, cuando escribe algún que otro pasaje especialmente revulsivo, supongo, piensa en lo que van a decir los religiosos, esos: los curas, las damas de la corte, los mojigatos, los cobardes. En ellos piensa el marqués. Pero no se da cuenta, creo, no comprende, no logra saberlo, supongo, lo mucho de predicador que tiene: el marqués está tan empecinado en hacernos creer en lo que él cree que olvida la sutileza de sus personajes. Entonces los carga de sentencias. Es verdad: son sentencias transgresoras y hasta revolucionarias, pero aún así: no dejan de ser sentencias, sermones libertinos que buscan convencernos de las bondades de una moral hedonista. Y en eso, en la manía catequística con la que repite sin aburrirse cada uno de sus argumentos, en eso, digo, se pueden percibir la grandeza y los límites del marqués. Me explico: el marqués es un razonador consuetudinario, cree en el poder persuasivo de un argumento. Por eso, laboriosamente, amasa razones: las pone en fila, las cuestiona, las da vuelta y hasta las hace travestirse, en fin: el marqués es un sofista y un sofista que conoce los resortes íntimos de su aparato. El punto es otro, entonces. Lo que realmente conmueve del marqués es que usa toda esa artillería argumental para defender atrocidades: el crimen social, el filicidio, la violación, el asesinato, el hurto, la inequidad, la injusticia, el fratricidio. El marqués parece ignorar la temperatura de las palabras, eso: lo que hace que una palabra tenga un erotismo propio, ajeno a toda argumentación, esa intimidad que se fue sedimentando a lo largo de la historia de la lengua y con la que, pacientemente, un escritor quiere hacernos cómplices del modo único de erotizar el lenguaje. ∆ * Escritor. Autor del libro de cuentos Porno.


Facundo Gari y María Daniela Yaccar

Federico Moscoso

ASOCIADO AL VIEJO UNDER PORTEÑO, EL ESCRITOR, PERIODISTA Y MONOLOGUISTA MALDITO SE SIENTE EN LA RECTA FINAL. “TUVE MUCHAS VIDAS; PERO ESTA VEZ PARECE QUE SE HUBIERAN ACABADO.” LAS DROGAS, EL SEXO, LA LITERATURA, LA POLÍTICA, LA ENFERMEDAD Y EL DESTINO EN LOS OJOS RAÍDOS DEL “BUKOWSKI ARGENTINO”.



“lejos de la complacencia” Tom Lupo* La última vez que fui a escuchar al Enrique “monologuista” (un título que le fue puesto con comillas, porque él, ante todo, es escritor) quedé impactado, por así decirlo. Como si fuera la primera vez que lo escuchara. Y no es fácil que pase esto con alguien a quien uno conoce hace más de 30 años y que ha escuchado mucho, ha leído. Con quien uno ha conversado, ha discutido... Enrique miró al público con distancia. Hizo un pequeño silencio previo y espetó: “Todos ustedes están muertos”. A la mierda, diría yo si no estuviera escribiendo para una revista cultural. Qué lejos de la complacencia que suelen tener los que ocupan ese lugar e intentan ser simpáticos con el público. Algunos se quedaron serios. Otros se rieron, tal vez para aminorar el impacto o darle otro sentido. Es que,

... “Cuando dejás de ser niño, la vida baja cobardemente hacia la ladera de la muerte.” ...

en realidad, podía tener más de un sentido. En realidad, tiene más de un sentido. Podría ser que se estuviera refiriendo a que todo viviente también lleva en su ser una marca: todos vamos a morir. Es justamente sólo cuestión de tiempo. Pero también podía ser que se refiriera al estilo de vida que llevamos. Porque su discurso de siempre tiene un tono crítico hacia el estilo de vida que llevamos. Para él, casi todos vivimos en cárceles afectivas y sociales. Todos soñamos con alguna jubilación dorada y nos vamos apartando de la pasión y la locura. A veces me escucho diciendo que Enrique es “el último anarquista”. Escupe al cielo, a la política y a todas las convenciones. No hace los gestos adecuados para sobrevivir dignamente y es por eso que a veces lo vemos en pensiones de última o a punto de ir a dormir a la calle. Creo que debería haber una especie de subvención del Estado para seres


así. Un premio para los que no le chupan las medias a nadie. Y es bueno para todos que alguien se quede de ese lado de los francotiradores, para sacudirnos cada tanto. Symns monologuista te deja diferente después de escucharlo. Es imposible no cuestionarse todo después de ser atravesado por esas palabras. Después, claro, la costumbre vuelve a tejer sus telarañas y se vuelve a la fila. Por si nunca lo escuchaste, te transcribo un fragmento de uno de esos monólogos que posiblemente nadie más esgrima: “La autén-

... “Un hombre extraviado está siempre iluminado, guiado por los abismos de su inconsciente.” ...

tica Peste es la forma de vivir. La Peste son esos telegramas de disculpas que son las conversaciones, esos besos nauseosos que se dan las escafandras, esos planes mediocres de los libros y las canciones premeditadas, apestada está esa grasa espesa que rodea el áurea de quienes se sienten protegidos por los beneficios de sus acciones, ese miedo cobarde de quien lleva un forro en el bolsillo de los deseos que le producen asco. Es Peste la noche de los corrales en donde los lobos echan panza y sueñan con ser ovejas, ese ahorrismo tardío de quienes usan la palabra ‘salud’ no para zamparse un tequila sino para tomar cursos de footing en los clubes de Internet.” Ahora bien, Enrique Symns monologuista es también otra cosa, y eso no es sonido. Ni silencio.

* Hombre de radio, poeta, profesor y psicoanalista.


“NO TIENE contradicciones” Juan Subirá * En los primeros años de la Bersuit, se acercaron a la banda artistas del under como Coco Sily, Omar Quiroga y Pedro Saborido, con quienes nos fuimos relacionando. Entre ellos, Enrique Symns. Él se acercó como periodista de Cerdos & Peces, una revista en la que podías leer a periodistas y poetas como Patán Ragendorfer, que no estaban en medios institucionalizados. Pero con Enrique nos relacionamos también con su faceta de monologuista. Era principios de los ’90, una época de auge del under, con lugares como el Parakultural, Babilonia y Cemento, donde comenzaron artistas como Capusotto, Casero y Tortonese. Enrique de alguna manera formaba parte de todo eso, pero con el antecedente grosso de haber estado con Los Redondos, ser allegado a la banda y hacer monólogos en sus escenarios. Lo conocimos en el ‘90, y esa vez subió al escenario (no recuerdo si el Pelado lo había invitado) e hizo un monólogo con una inventiva fabulosa. Si bien no participó en nuestras letras, aportó desde un lugar ético, desde la ruptura de los límites. Él es un defensor de la libertad individual de las personas. No es común cruzarte con personas que defiendan con tanta fortaleza y convicción la libertad individual. Quizá sea comparable a Bukowski. Es un beatnik argentino, pero con particularidades, porque Enrique conoce el bajo fondo y la calle a full; es más, la vivió, y todo eso le agregó un bagaje de conocimientos y estudios que aplica en sus escritos. Él actúa y escribe de la misma manera, sin contradicciones. No hay una distancia entre su manera de ser y lo que dice. * Músico. Ex tecladista de Bersuit Vergarabat.


vanguardia y marginalidad Gabriel Levinas * Enrique Symns es un periodista que escribe con el corazón. Es un impertinente absoluto; un perfecto trasgresor. Corrió el límite de lo posible y tiene mucho que ver con las cosas que pueden hacerse en el mundo del periodismo. Pocos periodistas pueden atribuirse el mérito de haber cambiado el periodismo argentino. Él es uno de ellos, porque gracias a su quehacer todo un ∆

mundo nuevo, maldito, entró en los medios gráficos, a través de Cerdos & Peces: Luca Prodan, Miguel Abuelo, Batato Barea, una parva de personajes que en aquel momento no existía para el periodismo, muchas veces ni siquiera para los intelectuales. Eso fue maravilloso. Enrique Symns es un periodista de otro planeta que no sólo cambió nuestro mundo de papel y tinta, sino también la vida de quienes pudimos compartir una redacción con él. Lo conocí en Pan Caliente. Allí, Enrique hacía maravillas: la revista era él solo prácticamente. Escribía casi todas las notas y las firmaba con seudónimos. Su propia cabeza creaba periodistas. También editaba. Rápidamente quise tenerlo en El Porteño, pero sus notas eran tan vanguardistas que desentonaban. Entonces armamos Cerdos & Peces, una revista adentro de El Porteño. Lo interesante de la existencia de Symns en el mundo del periodismo es haber abierto los ojos del oficio a una nueva realidad: el de la marginalidad. Un universo que no tenía espacio en los medios de comunicación. Porque en el momento en el que nace Cerdos & Peces, plena dictadura en la Argentina, los márgenes de nuestra sociedad injusta iban mucho más allá de la pobreza: se marginaba a la mujer, al preso común, al preso político, al político, al homosexual. En ese momento, conocer a Enrique fue increíble. * Artista, periodista e investigador.


“LAS LINTERNAS FLOTANTES” MERCEDES ROFFÉ Nicolás Alonso

L

a poesía es, quizá, el género literario más vapuleado por la lógica que asume el mundo contemporáneo. Vértigo, eficiencia, practicidad, efectividad son elementos que atentan contra la búsqueda que implica entregarse a la experiencia poética. Entonces el lector, como buen hombre moderno, se lanza a la caza del sentido, o mejor dicho, de un sentido, claro y unívoco. Esta dificultad que entraña el arte poético radica en una falta de apertura, en el salto al vacío por el cual un lector se deja afectar, en una suerte de entrega erótica, por la plenitud de la palabra. Esa apertura, esa entrega, implica expandir la búsqueda poética hacia la percepción del ritmo y no sólo del sentido. Como dice Octavio Paz, “en el fondo de todo fenómeno verbal hay ritmo. La conciencia y la reproducción de ese ritmo nos dará poder sobre las palabras”. Esta es, precisamente, la mayor virtud de Las linternas flotantes (Bajo la Luna), el último y exquisito libro de Mercedes Roffé, poeta, traductora, ensayista y actual directora del reconocido sello editorial Pen Press de New York: devolverle el valor a la cadencia, al ritmo. Fundir nuevamente en la palabra, sentido, espacio y ritmo: aquello que hizo, hace y hará de la poesía una de las artes más fascinantes, enigmáticas y poderosas. “El poema es el rostro en el espejo/ más verdadero que el rostro y que el espejo/ El poema es el flujo de la sangre/ más allá del cuerpo/ el ritmo de la sangre más allá de la sangre.”

“BEATRIZ”

“MATRIOSKA”

EL KUELGUE

GILDA MANSO

Si algo caracteriza al siglo XXI es el acelerado avance de la información y el progreso tecnológico. Un ejemplo de ello es la “cultura zapping”, cuyo mayor exponente es Youtube, capaz de desatar una semiosis ilimitada de ritmos e imágenes que pueden hacer sentir al usuario desde el calor de la música brasilera hasta la adrenalina del cuarteto cordobés. Sin duda, Beatriz (2010), el primer disco de El Kuelgue, es el resultado de los tiempos que corren. Una suerte de batidora rítmica en la que parece que cabe todo: murga, bossa nova, funk y cuarteto. Aunque al principio cueste entender hacia dónde va, se trata de un trabajo coherente en el que la diversidad de sonidos y líricas se encuentran en armonía. S.S.

“SATORI” TANTRA El tantrismo es una filosofía que va más allá de la mera idea de cojer mucho y acabar poco. Fundamentalmente, el tantra se basa en dos ideas que ofician de campo magnético y ubican en un cuadrante de dignidad, amor y plenitud al tantrista: la posibilidad de la liberación de la energía y la elevación de la conciencia a través de siete instancias. “Einführung”, “Niño de Cobre”, “Tensiones”, “El emisario”, “El lenguaje es un virus del espacio exterior”, “Bajo tierra” y “Satori” son los siete niveles de (in, pre y sub) conciencia que el cuarteto marplatense Tantra atraviesa en Satori (2010), su segundo disco: una obra de rock psicodélico y cósmico cuya calidad hay que medir en gigahertz. L.P.

Microrelatos y relatos con reminiscencias de lo fantástico bien a lo Todorov. Gilda Manso trae en Matrioska (Malas Palabras Buks) un imaginario que comenzaba a desaparecer en la literatura argentina actual: historias que incorporan elementos mágicos, mitológicos, de príncipes y dioses, mezclados con caballeros que toman vino de Tetra Brik, un “club de feos” y hasta violaciones a pacientes de hospitales. Decenas de cuentos breves repletos de simbolismo y que exploran distintas temáticas en primera, segunda y tercera persona. No carecen de su necesaria vuelta de tuerca y no dejan escapar la sorpresa y el enigma. Esta periodista y escritora de 28 años sorprende con una sintaxis simple y clara. S.T.

“EN LA LUZ DE LA PALABRA” PABLO MONTANARO

La relación entre luz y palabra pareciera signada por una reciprocidad histórica. Ya lo adelanta en el maravilloso prólogo de En la luz de la palabra (Ediciones Vigilias) el escritor Alberto Szpumberg, al citar la frase que Dios habría dicho al darle apertura al universo del lenguaje: “¡Que la luz sea!”. Y la luz fue. Es esa relación entre luz y palabra la que Pablo Montanaro, como poeta, pretende desandar. Su destino se convierte en un ir y venir del pasado al presente de un yo poético que recuerda, añora y reconoce la oscuridad, pero elige un presente luminoso signado por la palabra consciente. El recorrido conlleva una musicalidad en el pasaje de la luz a la oscuridad, y la vuelta a la luz, de una forma natural. G.W.


N

ació en Mar del Plata el 19 de enero de 1939. Ganó la beca Guggenheim y gastó el dinero de esa subvención en un banquete para sus amigos. Fundó la religión Gánica, que consistía en “hacer siempre lo que uno tiene ganas”. Cerró varios programas de Tato Bores comiendo tallarines frente a la cámara. Serruchó sus pinturas porque no pasaban por la puerta de una galería. Además de sus cuadros, expuso un buzón, un toro vivo y un huevo gigante de yeso y madera. Murió en Buenos Aires el 30 de agosto de 1992.

F

ederico era enormemente talentoso pero era un “pedazo de atmósfera”, como él se auto definía. A pesar de su sólido físico, su presencia era totalmente etérea. Reflexionaba permanentemente como el personaje de Landrú, Rogelio, el hombre que pensaba demasiado. Sus conclusiones eran maravillosas. Iba por diversos bares —entre ellos, el Bárbaro— haciendo sus estaciones metafísicas, pero el Florida Garden era su lugar particular. Allí se lo encontraba dispuesto a hacer una nueva clasificación de los seres humanos según como viniera la conversación. Era el más conceptual de los conceptuales y, por lo tanto, no hacía obra sino conceptos, pero los que lo escuchaban lo vivían como “obras”. Federico y Jorge de la Vega se entendieron muy bien. Jorge decía de él que era el mejor intérprete de sus canciones. Los dos, además, estuvieron en un programa cómico: el de Tato Bores. Federico como “filósofo” estaba en ellos presente en cuerpo y alma; Jorge, en cambio, a través de sus canciones. Una tarde —no recuerdo ni el día ni el mes ni el año— de la década del ‘70 me lo encontré por Florida y le conté que esa noche me iba a Montevideo por el Vapor de la Carrera, a ver a mi madre que estaba allí internada luego de una operación por cataratas que le hiciera un afamado cirujano oftalmólogo uruguayo (eran tiempos en que este tipo de cirugía era muy difícil). Federico me dijo: “Te acompaño”. Siempre ligero, me fui con ese pedazo de atmósfera con quien conversé toda la noche mientras navegábamos... * Texto inédito


M A X I MILIANO

KOSTEKI

los

buenos

jóvenes A NUEVE AÑOS DE LA MASACRE DE AVELLANEDA, DONDE ÉL Y DARÍO SANTILLÁN FUERON ASESINADOS POR POLICÍAS DE LA BONAERENSE, NaN RECREA EL CAMINO DEL ARTISTA DE DON ORIONE QUE “YA NO ESTÁ” PERO CUYA OBRA PICTÓRICA Y POÉTICA CONTINÚA EN EXPOSICIÓN ITINERANTE. Nahuel Lag y Nicolás Sagaian

E

staba en su mundo. El joven —desalineado, pelo largo, pantalones anchos— dibujaba con una birome y el cuerpo volcado contra un papel, ganándole al vaivén del tren que se dirigía a Constitución. Era un bosquejo de esos intrincados, con múltiples formas y relieves, que llamó la atención de un grupo de pibes que se fueron acomodando a su lado a medida que el diseño crecía de a trazos. De un halago lo sacaron del ensueño. Levantó la cabeza, devolvió la gentileza, y ahí comenzó otra historia. —Somos del MTD de Guernica. Vamos a una movilización ¿Vos sos de por allá? Venite un día, si querés...

SUS PRIMEROS TRAZOS (O SAPO DE OTRO POZO)

D

urante toda su vida emprendió una búsqueda constante. Nacido en plena dictadura militar, se crió en un ambiente muy cerrado: noticiero, no; tele hasta las 20; de preguntar, ni hablar. “Eso no se dice, eso no se hace, eso no se toca”, aleccionaba Serrat en la casa de los Kosteki, donde Mabel Ruiz hacía resonar la

Gentileza familia Kosteki

música del español con frecuencia. Eran épocas de silencio, de “no te metás”, para Julieta, Javier, Vanina y Maxi, hermanos que recién pudieron vivir en democracia luego de unos cuantos años. Del colegio a casa, de casa al colegio. Los amiguitos del barrio y no más que eso. Las directivas eran claras. En el hogar, las tareas se distribuían. Mamá tenía que salir a laburar todo el día para bancar a sus hijos ante la ausencia de un padre que la ayudara a parar la olla. En esa época era estar todo el día adentro o realizando actividades deportivas o artísticas afuera. La iglesia de Don Orione se transformó en un lugar de gestación y formación. Maxi y Vanina vivían metidos ahí. Él era monaguillo, ella catequista. Andaban buena parte del tiempo juntos. Cantaban en el coro y en ese espacio aprendían a tocar la guitarra. Obviamente, allí no encontraron todas las respuestas pero empezaron a toparse con “lo distinto”, una realidad con mucho de subyacente reflejada en cada uno de los chicos internados en el Cottolengo. En el trato cotidiano con “locos”, sordos, mudos y jóvenes con síndrome de Down, Maxi reconoció otros caminos posibles. Poco a poco, entendió que hay gente excluida del sistema por ser diferente. Una charla con su hermana y uno de los internos lo zamarreó:


—¿Por qué estás acá? —Y, porque estoy loco... —¿Qué es la locura para vos? —No sé... —¿Entonces por qué decís que estás loco? —Porque eso dicen... Maxi también se sentía “sapo de otro pozo”, pero también trataba de encajar en el mundo, entrar por la ventana para abrir la puerta. Él y su hermana soñaban ser “artistas famosos”. Los dos escribían cuentos o poemas y dibujaban. Esa veta creativa creció como un germen en ese chico calmo pero inquieto que esbozó sus primeras obras con lápices, marcadores o fibras. Totalmente equipado, con sus elementos en la mochila, fue a sus primeras clases de dibujo entre sus ratos libres y sus horas de cursada en la Escuela Nº 50. Abandonó porque si bien adoraba adquirir técnicas, no le gustaba lo teórico. Se aburría. Prefería sentarse en el vacío de la nada y ponerse a pensar. Lo mismo hacía con su guitarra, un pianito o una armónica, tirado en su pieza. Entre papeles y cuadernos, la exploración a través del arte era una búsqueda de sí mismo. “Al mismo tiempo, lo que intentábamos era compensar una falta. Mi viejo nos dejó de chicos y nos aferramos a algo para buscar compañía, por encontrarnos en un ambiente de soledad”, explica Vanina.

DE LAS CHANGAS A LA MILITANCIA

M

abel no dejaba de preocuparse por las decisiones de su hijo. Curioso, abandonaba cursos para iniciar otros, y como si fuera un taller de plástica o folklore, dejaba la secundaria. Mamá tenía sus motivos. Desde la adolescencia, Maxi prefirió la independencia antes que el título. Probó pasear perros, ofrecerse como letrista y vender flores en las estaciones de Adrogué y Burzaco. El tren estaba siempre cerca para llevarlo a sus múltiples actividades o de vuelta a casa. En la estación de Banfield miraba los murales que retratan a artistas y deportistas eruditos de esa ciudad. Una vez, Mabel le preguntó: —¿Qué vas a hacer de tu vida? —Eso quiero—respondió, señalando el mural. Pasaron pocos días hasta que se inscribió en el Museo Claudio León Sempere de Burzaco, pero a los dos años dio otro portazo. Siguió con circo y se mandó a La Plata, donde ya vivía Vanina, para hacer malabares a la gorra en la plazas San Martín y Moreno. Veía a los estudiantes, de todas partes del país, de un lado a otro, con esos aires que eran señalados bajo el techo propio y festejados cuando se cortaban por algún cumpleaños en el que tenía que calzarse un traje. “Venite acá. ¡Sabés todos los hippies que hay!”, lo cargaba Vanina. Él se sentía cómodo en su uniforme de artista constante: si le pedías un dibujo, te lo hacía en un boleto, en papel de pizza o en un folleto. Por eso, en 2000 le puso punto final a la intermitencia académica y sintió

… “MAXI ERA UN EMERGENTE DE UNA ÉPOCA, CON UNA CALIDAD QUE NO SE PUEDE MEDIR EN LOS PARÁMETROS CLASEMEDIEROS.” JITRIK …

que el secundario era la formalidad a cumplir para llegar a Bellas Artes: se bajó en Lanús y se inscribió en la Escuela Media N° 15, de orientación artística. A dos cuadras de la estación, iría todos los días en turno noche hasta la mitad de segundo año. En las clases, Maxi no se destacaba por ser el chistoso del curso, era más bien retraído, pero nunca faltaba en el centro de las rondas de mate. Las horas de plástica eran su fuerte, aunque hasta los profesores de folklore y psicología lo recuerdan como una persona “en experimentación permanente”. En otro de los viajes del Roca hacia la escuela lo encontraron dibujando los pibes del MTD de Guernica. La charla se abrió con sorpresa para Maxi, acostumbrado a que pocos cruzaran la barrera del trato

indiferente hacia un joven con pinta de bohemio. Ese trato fue el puntapié de una conversación con Vanina el 31 de mayo de 2002, durante el festejo del cumpleaños de Mabel en casa de Julieta. Estaba toda la familia: comieron, escucharon música y Maxi jugó con todos sus sobrinos. Por última vez. —Bueno, cuando terminás el colegio, ¿te venís a casa? Te hacemos un lugar y arrancás en Bellas Artes. —Sí, pero mamá... ¿Cómo le digo que la voy a dejar sola? Capaz me busco un trabajo y puedo viajar. —Pero contá con venir y quedarte unos días en casa. —Sí, pero además estoy con unos amigos armando una banda. Y empecé a ayudar en un comedor... Esa tarde en el tren, Maxi no se sumó a la movilización del MTD, pero no pasó mucho tiempo hasta que visitó la organización. Cuando conoció el espacio del comedor, se ofreció a dar un taller de dibujo. Y cuando se dio cuenta de que los pibes desayunaban con tortas fritas hechas en un horno a leña, donó el que tenía para trabajar cerámica. También sacrificó algún que otro cuadro para la organización: escribía en sus reveses consignas para las movilizaciones. —¿Así que estás en una organización? —Sí, el Día del Trabajador fui a Plaza de Mayo. —Mirá qué chico es el mundo, yo también estuve ahí. ¿Con cuál fuiste? —Con el MTD. —Yo también milito en el mismo espacio en La Plata. ¡Tené cuidado, eh! —Quiero un cambio. Quiero dejar de ser el Maxi tranquilo. —Está bien, pero tené cuidado. Se están viviendo tiempos jodidos. LA VIDA EN UN INSTANTE

E

l 26 de junio de 2002, Maxi partió desde el barrio con veinte compañeros del MTD. Compartió mates, marchó con su columna al Puente Pueyrredón hasta que se desató la feroz represión. Mientras estaba retrocediendo sobre la avenida Hipólito Yrigoyen, a la altura de la entrada de Carrefour, un disparo policial lo hirió de muerte. Héctor Fernández lo cargó de inmediato cuando lo vio tambaleando sobre la vereda. Perdía sangre a borbotones desde su profunda herida en el pecho. Su compañero lo resguardó en el hall de la estación hasta que se sumó Darío Santillán para intentar reanimarlo. Con el último aliento, le dijo a Héctor y a otros dos militantes: “Vayan, después los alcanzo”. Atravesaron el patio interior y se fueron por los andenes; Darío se quedó a su lado. En ese momento, el comisario Alfredo Fanchiotti y su chofer, el cabo Alejandro Acosta, ingresaron a la estación, escopeta en mano. “¡Eh, pará! No tiren, no tiren”, suplicó Santillán, que se incorporó con un salto eléctrico e intentó escapar en vano. A menos de dos metros de distancia lo hirieron con un tiro fatal, a sangre fría, por la espalda. Mientras, el bonaerense Carlos Quevedo crucificaba a Maxi en el piso y se reía para la foto. Después los llevarían sin vida en la caja de un patrullero. Los asesinatos fueron parte de una represión organizada que provocó 90 heridos y 160 detenidos. Sólo Fanchiotti y Acosta fueron condenados a perpetua por el Tribunal Oral Nº 7 de Lomas de Zamora. El resto de la patota que actuó como grupo de tareas (entre ellos Quevedo) recibió condenas menores por “encubrimiento agravado”. Las cámaras captaron todo, como nunca sucedió en una masacre así. A nueve años, no hay imputaciones sobre las responsabilidades políticas del gobierno de Eduardo Duhalde, debido a la falta de investigación de la Justicia Federal. Aún se deslindan el ex presidente; los ex funcionarios de la SIDE Carlos Soria, Oscar Rodríguez y Jorge Vanossi; el ex secretario general de Presidencia y actual jefe de Ministros, Aníbal Fernández; y los ex ministros de Seguridad, Juan José Álvarez; de Gabinete, Alfredo Atanasof; y de Interior, Jorge Matzkin. En los medios los funcionarios pasaron a segundo plano. Lo que perdura es el encasillamiento de ambos jóvenes como “piqueteros violentos”. Por eso, cuando Maxi falleció, su familia se encargó de dejar en claro que la realidad es otra: “Él no era un militante, no era la cabeza de una organización. Era un chico que quería un cambio social, que no es poco. El único delito que pudo haber cometido es andar con dos lapiceras en el bolsillo”.


tación Darío y Maxi”. Incluso desde diciembre de 2009 comenzó a construirse un centro cultural que llevará el nombre de los dos jóvenes asesinados, en un terreno lindero a la estación cedido por la Unidad de Gestión Operativa Ferroviaria de Emergencia (Ugofe) para ofrecer talleres de oficio, formación y arte. Donde Maxi se formó, la exposición de sus trabajos se mantiene imborrable. En el hall de la entrada de la Escuela N° 15 sus obras fueron readecuadas por estudiantes en lienzos de un metro por tres. “Son obras muy disímiles. Parecen tener una fuerza propia y hablan de un creador que no sigue una sola línea sino de alguien que estaba buscando un lenguaje propio”, explica el vicedirector y ex docente del joven, Juan Wille. Esos trazos de expresión pueden observarse en el diseño de una ciudad que toma forma con edificios destruidos de un lado de la vereda, donde caminan un monstruo, un policía y un linyera; y del otro, con rascacielos impecables, pibes jugando y gente encontrándose. O en el dibujo estampado en las baldosas de Plaza de Mayo durante su primera movilización: un ángel con una guadaña. El ángel piquetero. “Siempre aparecían dos caras. El mundo perfecto que nos pintaron lejos del real y el mundo que queríamos construir”, resume Vanina. Los artistas Diana Dowek, Adolfo Nigro, Ricardo Longhini y los integrantes del colectivo Veintiséis Seis, que impulsaron la muestra de 2005 en el Palais de Glace, hicieron sus interpretaciones. Y nada impide que en los próximos años los trabajos conservados por la familia Kosteki sigan girando y generando nuevos sentidos. Son pocos los que poseen títulos o fechas que permitan estudiarlos. La tarea se hace difícil. “Podemos recorrer su obra editando un libro o realizando millones de muestras. Pero lo que impera es la imaginación. El artista, quien puede explicar los motivos de su inspiración, ya no está”. ∆ LABERINTO EL ARTISTA QUE NO FUE

Hace demasiado frío en este lugar. Sigo caminando por este inmenso pasillo.

A

Maxi lo frenó la muerte. Dos semanas antes había expuesto veinte obras en las Casa de la Cultura de Adrogué, pero sus planes de estudiar en Bellas Artes y la idea de convertirse en un artista famoso se apagaron detrás del gatillo policial. Había sólo una forma de demostrar que delante de él había un proyecto amputado por ponerle el cuerpo al cambio. Eran él y sus obras. “Por eso dejamos el duelo de lado, para que se lo conozca a través de ellas”, remarca Vanina. Comenzó el vínculo de Mabel y las hermanas con artistas y organizaciones políticas para iniciar un ciclo de muestras. El primer espacio en el que se colgaron sus trabajos, tiempo después de su asesinato, no fue una galería sino una fábrica recuperada: Grissinópoli. En uno de los salones del edificio, se exhibieron poco más de 50 dibujos con las firmas de Maníaco o Duende, sus seudónimos. Magdalena Jitrik y León Ferrari fueron curadores de la muestra. Ambos se subieron una tarde a un auto y por Hipólito Yrigoyen llegaron a Glew para conocer a “los 233 nietos”, dibujos y pinturas que conservaba Mabel en su casa, hasta 2003 cuando falleció. León fotografió todos los trabajos para elegir los mejores; incluso intentó adquirirlos para donarlos al Museo Nacional de Bellas Artes y al Museo de Arte Moderno. “Tal vez Maxi no hubiera mostrado todo lo que nosotros elegimos –cuenta Jitrik, que estuvo acompañada en el grupo de curadores por Gabriela Bocchi y Alejandro Michel— pero para nosotros fue un privilegio.” En las obras aparecen retratos y figuras abstractas y simbólicas, con tintes de informalismo y surrealismo. “Maxi picoteó de varios lados. Estaba encontrando un recorrido muy personal, con mucha energía. Era un pibe con mucha imaginación y receptividad a las vanguardias. Un emergente de una época con una calidad que no se puede medir en los parámetros clasemedieros”, analiza la curadora. Desde las reproducciones de sus trabajos en las paredes de las estaciones de trenes hasta los montados en una pizzería de Glew, la esencia de Maxi creció fuera de esos límites institucionales. Quizá el caso paradójico sea la estación de ferrocarriles de Avellaneda, ya convertida en una galería y un centro de intervención constante por parte de un amplio colectivo de artistas que conforma la iniciativa “Es-

¿Hacia dónde me dirijo? ¡Estoy perdido! Los pasillos no dirigen a ningún lugar, tengo mucho frío, sin embargo mi sangre... Mi sangre hierve, fluyendo por mis venas, siento que van a explotar...

Ya desesperado sin hallar la salida de este eterno laberinto. Las bestias me persiguen y ya comencé a desangrar, por aquellos zarpazos que desfiguraron mi rostro y mutilaron parte de mi cuerpo. Con todas mis últimas fuerzas hallé una puerta, agitado, desesperado, intento llegar antes que ellos, con el último aliento abro la puerta.

¡Sí, ya estoy afuera! Tan solitaria la inmensa habitación frente a mí y sin vacilar me introduje dentro de ella... ¡Ahora sí que estoy afuera!

* Uno de los pocos escritos que Kosteki fechó: 17 de febrero de 2002. Mabel lo descubrió pocos días antes del asesinato de su hijo. “Cuatro meses antes, Maxi describió su últimos momentos”, decía.


PUTO

Paula Sabatés

Gentileza de Puto

LA SEGUNDA OBRA DE LA TRILOGÍA DE ALEJANDRO MATEO SOBRE LOS MARGINADOS SOCIALES MUESTRA LOS MOMENTOS MÁS SIGNIFICATIVOS DE LAS DIFÍCILES VIDAS DE CINCO TRAVESTIS, A TRAVÉS DE UN DESPLAZAMIENTO DE LA CLÁSICA PROGRESIÓN DRAMÁTICA.

P

uto (sábados a las 23 en el Teatro Payró, San Martín 766) es la segunda obra de la trilogía que Alejandro Mateo inauguró con Un judío polaco --que muestra cómo un padre le cuenta a su hijo sus desventuras en los ghettos y campos de concentración europeos durante el nazismo-- y que culminará con otra propuesta que completa el mapa de los grandes “otros”: los negros. También es la historia de cinco travestis que dejan ver las marcas de una sociedad llena de hongos. Travestis que se pintan uñas y labios, se hacen las tetas y se preocupan por la depilación y las medias corridas, que se enamoran (y a la vez temen que el amor no sea para ellas) y sueñan con triunfar en París, con ser reinas y princesas; pero que mientras viven “la vida real”, roban para sobrevivir, pues no les alcanza con lo que les deja la prostitución, con el “hacer la calle”. Puto es sobre todo sinónimo y expresión de búsqueda: de cuerpos y mentes, de lugares de pertenencia, de posibilidades de ser. La pieza pone en juego lo que proponía Bertolt Brecht, opuesto a los preceptos de Stanislavski y a la dramaturgia romántica: romper con la tradicional progresión dramática, alternar los parlamentos de los personajes con textos cantados o narrados y desplazar las situaciones dramáticas y lugares remotos a un presente no directo. Así, escenas pasadas y presentes se intercalan en la obra para contar la historia de los protagonistas (encarnados por Mariano Caligaris, Rafael Lavin, Nicolás Mateo, Enzo Ordeig y Walter Rosenzwit), explorando los clímax de sus pasos por la vida: el despertar (queriendo ser otro cuerpo), la

búsqueda de una identidad-corporalidad propia y distintiva, el amor, la soledad y la relación con la vida y la muerte. Escenas teñidas de puras expresiones de los ‘20, invocados en tangos llorones, luces tenues y atmósferas melancólicas; con el espíritu de una Buenos Aires que estaba por entonces más revolucionada que la de cien años atrás y que, en algunos aspectos, no dista en mucho de la actual. La puesta en escena no es muy pretenciosa: tres mesas se centran en un espacio --que en la mayor parte del tiempo es el refugio de las orgullosas mujeres, y en menor medida comisaría y hogar familiar--

... PUTO ES UN MANOTAZO DE AHOGADO QUE INTENTA SACAR DEL MOLDE A UN PÚBLICO QUE DUERME CON LA CONCIENCIA TRANQUILA. ... que sigue la lógica beckettiana del vaciamiento de los signos del espacio, desde el cual los ambientes están despojados de todo elemento escenográfico y aislados del mundo exterior. Allí entran en juego otros personajes (los actores en escena siempre son cinco, por lo que se emplea el recurso de la desmultiplicación), como una madre que nunca comprendió al muchachito que se la pasaba jugando con sedas importadas, médicos penitenciarios que repiten burlona e insensiblemente las contraindicaciones de la práctica del sexo anal o un comisario machista, grosero y asqueroso que insulta y menosprecia a las

travestis, pero que cuando se da vuelta se agacha para mirarle la cola y vuelve la vista para que no lo descubran. No es extraño que entre los agradecimientos de la obra figuren Manuel Puig, Jacques Lacan, Michael Foucault y Édith Piaf. Porque de unos y otros, Mateo toma la exploración de la interioridad, la pasión, la miseria, la represión y el miedo a lo desconocido, a lo que no es uno. Y porque de toda esa mezcla de sensaciones surgen los motores de los personajes, los “papá, soy gay, papá no me pegues”, los “¿sabés qué?, no me importa, yo soy esto”, y el asumir un ser y un sentir, pero siempre con el miedo al qué dirán los que no quieren comprender. Todo eso sumido bajo el efecto de los diversos materiales de la representación (como la iluminación, teñida de un rojo furioso cual boquita pintada de una prostituta que sale por primera vez a la calle, y el vestuario, conformado por translúcida lencería femenina que acentúa las curvas de un cuerpo amoldado), que influyen de manera significativa en todos los momentos de la pieza. Con todo, Puto es un llamado a la reflexión, un desesperado manotazo de ahogado que intenta sacar del molde a un público que duerme con la conciencia tranquila, convencido de que en nada se parece a aquella sociedad retrógrada que se ve en el escenario (la de comienzos del siglo XX). Pero la de Puto también es la sociedad de hoy, porque, pese a un evidente cambio de paradigma que también repercute en el tratamiento de esta temática, aún falta un tramo para que los homosexuales puedan sentirse totalmente libres, totalmente putos. ∆


J O R GE

BOCCANERA

Sol Tiscornia

Cecilia Villegas

EN DÍAS DE ELABORACIÓN DE SU PRIMERA NOVELA, ESTE POETA HECHO DE VIAJES Y VIENTO BONAERENSE RESPONDE CUÁL ES EL LEGADO DE LA VANGUARDIA LATINOAMERICANA, POR QUÉ UNA POESÍA “TE VOLTEA”, QUÉ SUCEDE CON LO NO DICHO Y CÓMO LO ETIQUETAN. TODO, SILENCIO MEDIANTE.

Yo trabajo el silencio lo hago llama [Alejandra Pizarnik]

D

etrás de la puerta que el escritor argentino Jorge Boccanera acaba de abrir, se asoma la figura del poeta César Vallejo. El peruano tiene puesto un traje de colores flúor: turquesa, verde, fucsia, amarillo. Esos mismos tonos le cubren parte del rostro, como maquillado. Mira frío y distante. Boccanera avanza como si nada, casi sin verlo, marcando camino hacia el interior de su casa y dejando atrás al hombre hito de la vanguardia poética latinoamericana, que queda solo en el póster que adorna la pared. Atraviesa el comedor hasta el patio y allí, por fin, está su lugar. Un quincho devenido en biblioteca, uno de los tantos lugares comunes que el poeta y periodista resignificó para meter dentro del enorme tupperware llamado mundo literario. Correr un concepto, volverlo inesperado, como la selva que se transforma en antítesis de la hoja en blanco, o la música hecha verso o un sillón de peluquero como disparador de un poema. Boccanera reinventa lo que ya se conoce y reconstruye y mezcla la experiencia del aquí y el ahora. Un escritor in situ, hecho a base de viajes y viento bonaerense, que a los 22 años se llevó el Premio Casa de las Américas y a los 56, el VIII Premio Casa de América de Poesía Americana. Hoy trabaja en un próximo libro de poemas y en su primera novela. Boccanera tiene el pelo blanco y la tez clara. Ojos redondos y bigotes. Cachetón. Casi llega a los 60. Atiende en mangas de camisa en su casa de Turdera, una ciudad de casas bajas y calles tranquilas del sur del conurbano bonaerense. De fondo, suena la guitarra de Luis Salinas. Se mueve rápido y despreocupado. Cada vez que responde sobre un tema personal, cita a otros artistas, usando algo así como una pícara estrategia

de despersonalización y misterio. Por eso, apenas abre la boca, advierte: “Como decía (Roberto) Fontanarrosa, yo me formé en la universidad de la calle”. Jamás fue a una escuela de periodismo y cursó apenas unas pocas horas en la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires, porque tuvo que dedicarse a la colimba. Para él, la escuela fueron una valija, un avión y un micro. Se nutrió, especialmente, de los vanguardistas latinoamericanos, porque fueron los autores que conoció durante su exilio entre el ‘76 y el ‘84. Las lecciones se dieron así: escuchó hablar de Vallejo a través de uno que comió con un amigo de él. Lo mismo, con Pablo Neruda y José Lezama Lima. “Me pasé tardes enteras en el bar cubano donde (Ernest) Hemingway escribía”, ejemplifica. Pero también se acuerda de otros nombres: de aquellos con los que él mismo tomaba café y debatía de arte, como el peruano Xavier Abril y el cubano Nicolás Guillén. “Los poetas de la vanguardia latinoamericana nos legaron lo que busco. No una transposición mecánica de lo que venía de Europa sino un debate. Heredamos por un lado la búsqueda formal y, por otro, el cuestionamiento, la manera de interpretar la realidad. Eso es el poeta. Nos dejaron una libertad. Nos dijeron que se rompieron todas las ortodoxias, que echemos mano a lo que necesitemos, venga de donde venga”, asegura. Sobre este movimiento, Boccanera enseña en la Universidad Nacional de San Martín en la cátedra “Poesía latinoamericana”, que coordina desde 2004, y los libros que guarda de estos autores ocupan un estante entero en su biblioteca. Esta antigua morada de asados convertida en paraíso de letras tiene gran particularidad: la mitad de sus ejemplares son de poesía. Debe ser uno de los pocos casos del país en que el número de libros de versos le logra empatar al de los de prosa. “Ni los poetas leen mucha poesía”, lamenta.

Entre las copias hay antologías, sus catorce títulos compuestos por poemas y sus textos de crónicas y ensayos. Fueron editados por sellos argentinos, mexicanos, cubanos, peruanos, venezolanos, costarricenses y españoles. Entre ellos está su último libro, Palma real (2008), ganador del VIII Premio Casa de América de Poesía Americana, una feroz y precisa captación del espíritu de la selva, en particular la de Costa Rica, país donde Boccanera vivió entre 1989 y 1997. “Viajé a los bosques primarios, donde la luz se filtra de otra manera, la lluvia cae distinta. En esos lugares hay otro silencio. Empecé a llevar un anotador. De ahí salió Palma real. Cuando lo terminé, tuve miedo de que fuera un libro de turista”, admite. Cuando habla de poesía, cuando intenta responder de qué trabaja al escribirla, cómo la hace y qué lugar ocupa ella en el mundo, Boccanera hace silencios. Pausas. Deja espacios entre cada frase, distintos “emm” de variados tiempos de duración. Entonces dice “no”. “Eso preguntáselo a los académicos”, dispara, y aclara que no se dedica a resolver ese tipo de incógnitas, que él simplemente escribe. “Me cuesta mucho entender y reconocer lo que yo hago. (Silencio) Me cuesta reconocer los ejes. (Silencio) Por eso cuando no escribo me vuelvo loco. Porque no lo entiendo”, explica. Empieza a crear esa tensión. Esa línea que divide el espacio blanco de la hoja y la tinta donde están escritos los versos, los tres puntos suspensivos de Vallejo en el primer verso de Los heraldos negros (“Hay golpes en la vida tan fuertes... ¡Yo no sé!”), la raíz misma del poema, que no se ve ni se toca, pero que en algún momento alguien atrapa. —En un poema decís que “no es que los poetas mientan, sino que los mentirosos quieren hacer poesía”. ¿A qué responde? —Fue una reacción a lo que escuché decir a un escritor: que los poetas eran mentirosos, simuladores. No me gustó. No se puede mentir


De “Muñeca líquida” * V Me encantaba esa hembra. Si le mordían un pecho, ponía la otra mejilla.

VI Me dormí con tu nombre en los labios desperté en el ojo del huracán, ahora vivo en la boca del lobo, sobre estos pies en polvorosa, y sólo conozco una verdad: la luz y el tiempo, donde tocan, queman. * Adelanto inédito del próximo libro de poemas de Jorge Boccanera. Por ahora, la obra se llamará Monólogo del necio. en la poesía porque está llena de paradojas y una de ellas es que es laberíntica y a la vez va a al grano. Por eso te voltea. —En tus textos hay una presencia del viaje, de vivir viajando hacia escenarios nuevos, como cuando se dice en Palma real: “Dame/ lo fugitivo para siempre”. ¿Qué relación hay entre el movimiento y tu literatura? —Alguien dijo una vez que lo que escribo tiene la respiración del viaje, y creo que es verdad. Pero no viajo para que la literatura surja. Una vez leí que Nietzsche vivió un tiempo en una cabaña en Suiza donde escribía, de la cual decía que no era sólo otro lugar sino otro tiempo. El viaje es otro tiempo, y en ese tiempo es cuando aparecen las obsesiones, dónde plantarlas y dónde trabajarlas. —¿Cuáles son esas obsesiones? —La pasión, la vida, el exilio. —¿La política cómo aparece? —Nunca me quise encasillar. Yo gano el premio Casa de las Américas y ya me etiquetan como “poeta social” o “político”, sobre todo acá en la Argentina. Pero mis dos libros siguientes son de poesía moderna. El exilio no me llevó por ese lado de denuncia como se entiende típicamente el término en la Argentina. Hay un grupo de escritores que hacemos una búsqueda formal que coexiste con una interpelación a la realidad. Hay una equivocación cuando se habla de “poesía revolucionaria”. Esa “poesía revolucionaria” se refiere a que el tema habla de un cambio social, pero en su forma puede ser conservadora. La Argentina es un país de etiquetas. A mí siempre me encasillan en “poesía política” o no saben dónde meterme, entonces me ningunean, no me meten en ningún lado. Pero no me escapo de lo político. Todo es político. —¿Por qué vivís en la Argentina? —Le preguntaron a David Viñas una vez por qué había vuelto y él respondió: “Necesito verificar algunas cosas de mi trabajo acá”.

Yo sentía eso cuando volví. Tenía que ver con cómo funcionaban ciertas cosas mías acá. Mis libros, lo que escribía. Estaba viviendo en Costa Rica y allá no hay mucho para hacer con periodismo. Tenía ganas de hacer proyectos y acá todavía se acordaban un poco de mí. Pero era una época muy mala, 2001. De ese año cacerolero y caótico sacó la idea para su primera novela. Al caos político y social que vio en Buenos Aires a pocos años de volver de Costa Rica, Boccanera lo convirtió en “una metáfora para otras búsquedas”. Ese paisaje de la selva que esta vez es urbana se transformó en disparador para meterse en el “terreno ajeno” de la novela, después de cinco décadas dedicado a la poesía. “La gente hablaba sola en el tren. Vi los vagones como si fueran un terreno de dos realidades que van a desaparecer: ese terreno donde hay un personaje hablando solo que se topa con otro que quiere leerle ese discurso. Porque dice que en ese discurso hay una frase muy importante y que él la va a encontrar”, revela. “Porque todos tenemos una frase que vamos a decir pero se pierde. Y esa frase podría cambiar sociedades. Es una perla, una especie de aforismo, pero se pierde. Él (el protagonista) la quiere encontrar, captar”, explica mientras sus dedos juegan con unos papeles apoyados sobre el escritorio de madera con vista a su jardín sobre el cual trabaja en la novela. Se hace tiempo entre notas que escribe semanalmente para la agencia de noticias Télam. “Va a tener un trasfondo político. Porque esa gente que habla sola no habló cuando tuvo que hablar, se calló la boca en la dictadura. Es gente que tiene indignación. E indignación, yo siempre digo, no es bronca. Es cuando la gente ve las cosas por primera vez. Cosas que vienen pasando hace 20 años y recién ahora nota”, analiza Boccanera y, por primera vez en esta charla, se cita a sí mismo. ∆

¿Quién? Jorge Boccanera nació en 1952 en Bahía Blanca. Publicó, entre otros, los poemarios Los espantapájaros suicidas, Noticias de una mujer cualquiera, Polvo para morder y Sordomuda. Además, libros de crónica, ensayo y obras de teatro. Obtuvo el Premio Casa de las Américas de Cuba (1976), el Premio Nacional de Poesía Joven de México (1977), el VIII Casa de América de Poesía Americana (2008) y el de Poesía de Camaiore de Italia (2008). Fue jefe de redacción de los semanarios Crisis, de Argentina; Plural, de México, y Aportes, de Costa Rica. Editó el suplemento cultural Forja, de la Universidad de Costa Rica, y dirigió la revista argentina Nómada. Cofundó el grupo literario El ladrillo y la editorial Tierra del Fuego, junto a David Viñas, entre otros. Varios de sus textos fueron convertidos en letras de canciones que fueron interpretadas por Mercedes Sosa, Alejandro del Prado, Lilia Vera, Raúl Carnota, Silvio Rodríguez y Litto Nebbia. ∆


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EL CINEASTA ESTRENÓ ROSALINDA, ADAPTACIÓN DE LA COMEDIA COMO LES GUSTE, DE SHAKESPEARE, DE LA QUE LE INTERESARON “LOS ROLES FEMENINOS Y UNA MANERA DE HABLAR”. EN JUNIO RODARÁ LA SECUELA, BASADA EN SU OBRA TEATRAL Y CUANDO EL CAOS NO TE QUIERA Y FINANCIADA POR HARVARD. Esteban Vera

A

menudo, la adaptación de un libro a la pantalla grande sigue una línea empalagosamente leal al texto. La premisa: repetir el éxito de la obra original. Rosalinda, del cineasta Matías Piñeiro (1982), es la traducción en clave nouvelle vague de la comedia barroca Como les guste, de William Shakespeare. Sin ímpetu comercial, Piñeiro apuesta por el exceso de fidelidad, pero con un pretexto: el film narra el ensayo de la puesta en escena de una pieza del dramaturgo inglés, entre conflictos sentimentales y enredos de los personajes. Así, está estructurado a partir de los tanteos de un puñado de actores en una isla de Tigre, marco de una escenografía natural. Es la historia, básicamente, de una mujer y su experiencia con el amor, y gira alrededor de la trinidad Luisa-Rosalinda-Ganímedes. El conflicto aparece fuera del set: una conversación mutilada, celular de por medio, indica que la protago-

Stefanía Sbruzzi / Gentileza de Rosalinda

nista navega rumbo a la separación, y los roles de personaje y actriz se funden entre lo artificial y la angustia de lo incierto. “Es un texto con reflexiones lúcidas sobre el amor. Me interesaba, además, la construcción barroca del lenguaje para confrontarla con la manera que tenemos de hablar. Esa prepotencia del texto me atraía para armar algo diferente, no una adaptación tal cual de la obra, sino algo nuevo a partir de mantener una fidelidad”, le cuenta a NaN Piñero, café de por medio. En Rosalinda, con el acento puesto en el tono de las actuaciones, predominan los diálogos al igual que en los dos celuloides pretéritos del joven cineasta (Todos mienten y El hombre robado). Las palabras empleadas en dos registros (coloquial y barroco) separan dos ritmos de la historia, el de Luisa y el de Rosalinda-Ganímedes, interpretada por la lúcida (y hermosa) María Villar, cuya performance es notable y generosa para transmitir

emociones. En el film, Piñeiro retoma, una vez más, uno de los recursos de sus primeros largometrajes: las actrices Villar y Julia Martínez Rubio. —En todas sus películas las mujeres protagonizan la historia... —No intento abarcar un género en particular sino que comienzo a escribir a partir de la gente con la que trato, y dado que ellas son mis amigas y son muy buenas actrices, mis ideas comienzan a partir de ellas y no sólo de narrar un universo femenino. Igual se ve que hay algo que me interesa: cierta complicidad, sensibilidad con ellas o una idea de correrlas del lugar típico de nenas. Me sale natural ficcionalizar con ellas, ya que me permite generar elementos a partir de un cuerpo diferente al mío y de una sensibilidad diferente a la mía. Me atrae esa distancia para concebir ficción. —¿Cómo surgió la idea de llevar al cine este texto?


—Había algo en los roles femeninos que me interesaba, una manera de hablar que me atraía. Es un texto que no tiene telarañas, nada impostado, solemne, y esa historia puede ocurrir hoy. Me gusta la expresión verbal de la gente, y en esta obra la palabra tiene más potencia que en otras. Además, el personaje Rosalinda me atraía para María Villar. Matías Piñeiro debutó en la pantalla grande con su ópera prima El hombre robado (2007), estrenada con críticas favorables por releer a Domingo Sarmiento y Juan Manuel Rosas desde una comedia romántica. Antes había participado en A propósito de Buenos Aires, un proyecto colectivo junto con sus compañeros de la Universidad del Cine. En 2009, estrenó su segundo largo, Todos mienten. Producido por el festival internacional de cine de Corea Jeonju Digital Project, Rosalinda es el primer mediometraje del cineasta. La película se enmarca en una propuesta de poner en escena comedias del gran bardo isabelino sobre mujeres con sus experiencias y sus visiones sobre los vínculos afectivos. En junio comenzará a rodar la secuela, basada en la pieza teatral Y cuando el caos no te quiera, puesta en escena hasta mayo en el ciclo “Óperas primas” del Centro Cultural Rojas. El film será financiado con la beca Radcliffe de la Universidad de Harvard que acaba de obtener el realizador. —¿Le inquieta que a películas como las suyas se las acuse de herméticas y complejas? —Hago películas distintas, con un ritmo diferente al habitual, con una narración con otros tiempos, otro manejo de la relación entre los planos, otra manera de hilvanar las acciones, tramas, objetivos, y una construcción diferente de los personajes. Ya pasaron unos cuantos años de este arte de narrar con imágenes y sonidos, y hay una base de la cual parto para complejizarla en nuevos tipos de vínculos y narraciones. Intento probar con formas que me dejen conforme, puesto que no busco repetir algo y estar en un terreno seguro. Hay que probar si se puede contar una historia de una manera fragmentaria. —¿No le preocupa que el espectador comprenda sus films? —Uno trabaja siempre con su propia idea. Nadie puede trabajar con la idea de un público, salvo si piensa las películas de manera marketinera. Es medio bizarro trabajar así. De esa forma, se llevan unos porrazos bárbaros: se creen que están controlando algo y terminan haciendo porquerías. La vara es uno mismo. Ahora bien, uno quizás es exigente, pero es igual al resto, entonces no es tan complicado. No es necesario contar con herramientas o competencias para entender mis películas, sino tener paciencia, sensibilidad. Busco en el espectador un cómplice que quiera jugar un juego. Ahora, si hay espectadores que sólo se sientan, reclinan su asiento y esperan que las cosas pasen por delante y no interactúan con ellas, es un problema del espectador. Obviamente necesitás de alguien, porque estás componiendo un encuadre, armando un texto, un tono, y todo eso lo hacés porque está dirigido a alguien. No estoy mirándome a mí mismo y pensando en abstracto. Eso es una pavada, es no entender nada. Uno piensa cómo funcionan los elementos autónomamente y se usa a sí mismo como vara para ver si acá se zarpó, si

LA FICHA Escrita y dirigida por Matías Piñeiro, Rosalinda cuenta con actuaciones de María Villar, Agustina Muñoz, Alberto Ajaka, Julián Tello, Julián Larquier Tellarini y Julia Martínez Rubio. El film, producido por Iván Granovsky y Bak Il Dong, fue rodado en digital high definition. La dirección de fotografía está a cargo de Fernando Lockett y el montaje es responsabilidad de Alejo Moguillansky. La película, de 40 minutos, fue estrenada en el Bafici, festival que en 2009 galardonó a Piñeiro por Todos mienten.

—Siempre se termina reformulando. El tema es que ahora hay un aceleramiento total, donde ya hay un “nuevo nuevo”. La idea del Nuevo Cine Argentino de (Pablo) Trapero, (Lucrecia) Martel y compañía recién ahora se puede analizar, dado el paso del tiempo. Si Alejo (Moguillansky), (Gonzalo) Castro, yo y compañía armamos un “nuevo cine”, no lo sé, puesto que estamos muy cerca aún. Hay una diferencia con esa primera generación, pero todavía es como una bolsa con acá hay demasiada o poca información. Te dan ganas de probar cosas nuevas y de no ser obvio, redundante, banal. Para hacer eso, me quedo en casa viendo tele. Creo que las películas tienen las herramientas con las cuales uno se permite relajar y mantenerse en el ritmo, con la fotogenia, la composición del plano; y poder disfrutar, porque el fin es que disfruten. Es un disfrute más trabajoso, pero es una satisfacción más intrigante, satisfactoria. —¿Cómo es el juego que plantea? —Es un juego de informaciones que se dan, que se ocultan. Rostros que se muestran y máscaras que se ocultan, y viceversa. Es el juego de regular la información y, al mismo tiempo, armar conjuntos de acciones, situaciones, interacción entre los personajes, con el mundo, el texto, la locación, una ciudad, un río. Es ver interactuar a todos esos elementos con el encuadre, el sonido, el montaje. —Sobre la narración, en una entrevista decía que no le interesan las “burocracias narrativas”. ¿A qué se refería? —A comenzar el proceso con un guión escrito desde cero, sin pasar por ensayos; son todos esos condicionamientos de una manera de producir. Por ejemplo, si tengo que aplicar a tal fondo debo poner tales temas, porque sé que ellos pegan. Son prejuicios de mi parte, pero a veces terminás viendo films que son seleccionados y tienen muchas similitudes. Creo que hay tratar de hacer todo. Hay que hacer lo que pensamos con los materiales que tenemos, no filmar con requerimientos impuestos. —¿Hay un nuevo cine argentino?

… “PLANTEO UN JUEGO DE ROSTROS QUE SE MUESTRAN Y MÁSCARAS QUE SE OCULTAN, Y VICEVERSA.” … mucha gente diferente. Hay diferencias entre los realizadores que estamos filmando. Hay algo de los sistemas de producción que comienzan a aparecer. Se terminan armando películas hermanas en espíritu por el sistema de producción. Para mí, la producción influye sobre el film, es uno de los grandes moldes: lo que se hace es cómo se lo hace, en un punto. —¿Cómo es ese sistema de producción? —En realidad, no existe. Son golpes de suerte: El Hombre robado era un corto que banqué con mi bolsillo que después terminó siendo un largo, con plata que junté en un año. Esa película ganó dos premios y logré pagarle a la gente que laburó en el film. Y pude rodar Todos mienten con ese dinero. Después me llamaron de un festival de Corea, donde había ganado un dinero con la primera película, para financiarme Rosalinda. Y ahora para mi próxima película acabo de obtener una beca de la Universidad de Harvard que me da un dinero para poder escribir y producir. En fin, son todas excepciones: dinero de un año de dar clases, unos premios, un dinero coreano y otro yanqui. Se piensa de año a año. ∆


Enviá tus espectáculos a:

agenda@agencianan.com.ar. No importa que sean de otras disciplinas.

MÚSICA

TEATRO

/Los Amigos Invisibles. Viernes 20 de mayo a las 21 en Niceto Club, Niceto Vega 5520, Ciudad de Buenos Aires. /La Cumparsita Rock 72. Viernes 20 de mayo a las 23 en Zadar, Av. Mitre 6675, Wilde. /Generación Zombie y Torch. Viernes 20 a las 19 en City Bar, Fondo de la Legua 2550, Martínez. /Silvia Iriondo. Viernes 20 a las 21.30 en La Biblioteca Café, Marcelo T. de Alvear 1155, Ciudad de Buenos Aires. /Orquesta Pera Reflexiva. Sábado 21 a las 21 en Imaginario Cultural, Bulnes y Guardia Vieja, Ciudad de Buenos Aires. /Andando Descalzo. Sábado 21 a las 21 en Niceto Club, Niceto Vega 5520, Ciudad de Buenos Aires. /Gabo Ferro. Sábado 21 a las 22 en Boris Club Jazz, Gorriti 5568, /Cuatro Pesos De Propina. Martes 24 de mayo a las 19 en Groove, Santa Fe 4389, Ciudad de Buenos Aires. /La Familia Ingle. Jueves 26 de mayo a las 21 en La Oreja Negra. Uriarte 1271, Ciudad de Buenos Aires. /Pablo Dacal. Viernes 27 de mayo a las 21 en La Oreja Negra, Uriarte 1271, Ciudad de Buenos Aires. /Ariel Ardit. Viernes 27 de mayo a las 21.30 en Ciudad Vieja, 17 y 71, La Plata. /Androide Mariana. Sábado 28 de mayo a las 23 en el Club de Arte Monociclo, Hipólito Irigoyen 6923, Banfield. /Mompox. Domingo 29 de mayo a las 21 en Vuela el Pez, Av. Córdoba 4379, Ciudad de Buenos Aires. /Nikita Nipone. Sábado 4 de junio a las 21 en Samsung Studio, Pasaje 5 de Julio 444, Ciudad de Buenos Aires. /The Indecentes, Sin Condena y Arruinado Pero Feliz. Sábado 4 de junio a las 18 en Speed King, Sarmiento 1679, Ciudad de Buenos Aires. /Ariel Minimal. Viernes 6 de junio a las 21 en Ultra Bar, San Martín 678, Ciudad de Buenos Aires. /Les Mentettes y Perrosky. Sábado 11 de junio a las 22 en Mod Club, Balcarce 563, Ciudad de Buenos Aires.

/ VI Festival Nacional de Teatro Bahía Teatro 2011. Del sábado 7 al domingo 15 de Mayo en varias sedes. Programación: www.bahiateatro.blogspot. com. /Cada una de las cosas iguales. Lunes a las 21 y viernes a las 22 en Sala Escalada, Remedios de Escalada de San Martín 332, Ciudad de Buenos Aires. /Despedida. Viernes a las 23 en Teatro Anfitrión, Venezuela 3340, Ciudad de Buenos Aires. /La última habitación (el despertar de Clara). Viernes a las 20.30 en Teatro Anfitrión, Venezuela 3340, Ciudad de Buenos Aires. /Rapaz. Sábados a las 22 en Oeste del Barco, Centenera 143, Ciudad de Buenos Aires. /El fulgor argentino. Sábados a las 22 en el Galpón de Catalinas, Benito Pérez Galdós 93, Ciudad de Buenos Aires. /Un hueco. Domingos a las 17 en el Club Estrella de Maldonado, Juan B. Justo 1439, Ciudad de Buenos Aires. /Trinidad Guevara. Domingos a las 21 en El Kafka, Lambaré 866, Ciudad de Buenos Aires. /Las Julietas. Sábado a las 20 y 23 en El camarín de las musas, Mario Bravo 960, Ciudad de Buenos Aires. /Curupayty. Domingos a las 18 en Del Borde, Chile 630, Ciudad de Buenos Aires. /Amanda y Eduardo. Domingos a las 20 en Puerta Roja, Lavalle 3636, Ciudad de Buenos Aires. /Lote 77. Viernes a las 23.30 en Teatro del Abasto, Humahuaca 3549, Ciudad de Buenos Aires. /Kadish para mi madre. Sábados a las 21.30 en Actors Studio Teatro, Díaz Vélez 3842, Ciudad de Buenos Aires. /Piernas entrelazadas. Sábado 4 y martes 7 de junio a las 21.30 en Teatro Brancaleone, 9 de Abril 935, Monte Grande. /Asesinos. Jueves de junio a las 21 en Banfield Teatro Ensamble, Larrea 350, Lomas de Zamora. 21.15 en Andamio ’90, Paraná 6060, Ciudad de Buenos Aires.


DANZA

PLASTICA

LETRAS

/Cuádruple: Parádoxa, Liebesträume, Tiempo aquel y Horario de descarga. Sábados 21 y 28 de mayo a las 21 en Centro Cultural Rojas, Av. Corrientes 2038, Ciudad de Buenos Aires. /Un par de zapatos vuelan por el aire. Sábados 14 y 28 de mayo y 11 de junio a las 23 en Espacio G104, Gascón 104, Ciudad de Buenos Aires. /Algo raro en la cabeza. Domingos de mayo a las 19 en Pata de Ganso, Pasaje Zelaya 3122, Ciudad de Buenos Aires. /Pavura. Domingos de mayo a las 20 en Teatro Portón de Sánchez, Sánchez de Bustamante 1034, Ciudad de Buenos Aires. /Breve deslizamiento. Sábados de mayo a las 21 en Pata de Ganso, Pasaje Zelaya 3122, Ciudad de Buenos Aires. /Maneries. Domingos de mayo y junio a las 18 en El Camarín de las Musas, Mario Bravo 960, Ciudad de Buenos Aires. /Nombre y Apellido III. Domingos de mayo a las 19 en Centro Cultural Borges, Viamonte 525, Ciudad de Buenos Aires. /La idea fija. Sábados de junio a las 21 en El Portón de Sánchez, Sánchez de Bustamante 1034, Ciudad de Buenos Aires.

/Papeles modernos. Hasta el lunes 23 de mayo el Malba, Figueroa Alcorta 3415, Ciudad de Buenos Aires. /Arteclásica 2011. Del lunes 13 al sábado 18 de julio en el Centro de Exposiciones Costa Salguero, Costanera y Jerónimo Salguero. /Siempre hay un mundo (María Zorzón). De martes y viernes de mayo de 13 a 20 en Arte x Arte, Lavalleja 1062, Ciudad de Buenos Aires. /Las caras (Martín Chaker). De martes a sábados de mayo y junio de 14 a 18 en Galería Nanu Zalazar, Defensa 1179, Ciudad de Buenos Aires. /Teatro Japonés (colección de afiches). De lunes a sábados de mayo y junio en Vidriera de Granate, Álvarez Thomas 1529/33, Ciudad de Buenos Aires. /Bio-Construcciones (Eduardo Santierre). Del martes 24 de mayo a lunes 20 de junio en el Centro Cultural Recoleta, Junín 1930, Ciudad de Buenos Aires.

/Contadoras Públicas. Domingo 22 de mayo a las 17 en la Biblioteca Antonio Mentruyt, Italia 44, Lomas de Zamora. /Y vos qué vas a hacer. Miércoles 11 de mayo a las 21 en el Club Cultural Matienzo, Matienzo 2424, Ciudad de Buenos Aires. Gratis. /Alan Pauls. Miércoles 18 de mayo a las 19.30 en Casa de la Cultura, Rufino de Elizalde 2831, Ciudad de Buenos Aires. /FLIA XVII. Sábado 21 y domingo 22 de mayo en Parque España, Santiago del Estero y Caseros, Ciudad de Buenos Aires. /Zoológico de poetas. Miércoles a las 21 en El Empujón del Diablo, Carranza 1969, Ciudad de Buenos Aires. /Café Literario. Martes 24 de mayo a las 18 en Banfield Teatro Ensamble, Larrea 350, Lomas de Zamora. /Alejandría. Martes 7 de junio a las 20 en Todo Mundo, Anselmo Aieta 1065, Ciudad de Buenos Aires. /El Ensayo Literario. Jueves 9 y 23 de junio a las 19 en el Centro Cultural de España en Buenos Aires, Florida 943, Ciudad de Buenos Aires. Gratis.

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segunda parte

Juan José Burzi

A

GUA. El agua estancada de un piletón de más de cinco metros de diámetro refleja la nada de un cielo gris. No hay ondas en el agua, ningún insecto que se posa, ninguna hoja que cae. En un sector la superficie está cubierta de hojas marrones y ya podridas que crean un suelo falso, una trampa para nadie. VIDA. Los edificios redoblan su tamaño al estar vacíos y sin sentido. De varias ventanas asoman y entran plantas colgantes. Son enredaderas que con el correr de los años fueron tomando el espacio cedido. La vegetación se funde con las edificaciones humanas y llegará un momento en que resultará difícil disociar a unas de la otra. LOS VIEJOS V. A veces, por las noches terribles de invierno, solamente alumbrados y defendidos del frío por el hogar de sus precarias viviendas, los viejos se sientan al lado de la ventana y olvidan la mirada en la oscuridad. Algunos se duermen en esa posición, otros apenas duermen, mordidos por los recuerdos y por la ausencia. HUMEDAD. Al igual que sucede con la vegetación, la humedad y el óxido también ganan espacio en Pripiat. Las paredes se descascaran, las maderas se pudren y los metales se corroen. Falta mucho para que todo Pripiat sea humedad, putrefacción y óxido. Este avance es más lento que el de las plantas, y se puede decir que por su constancia y presencia, parece ser otra variante vegetal del lugar. HAMACAS. Las hamacas fueron arrancadas, no se ven por ningún lado, queda como testimonio de su existencia un arco metálico de

Freddie Egon

donde colgaban. ¿Quién arrancó las hamacas? ¿Por qué? Es uno de los tantos juegos que parece un animal muerto. LOS VIEJOS VI. Sin televisión ni radio, la banda de sonido de sus vidas era el viento contra los árboles, cuando había viento. Otros sonidos: la voz quebrada de los viejos cuando cantaban alguna canción tradicional. El rumor primero lejano y luego vecino del camión de provisiones, cada quince días. La lluvia. Las escasas palabras que pronunciaban cada vez que se reunían. A veces caminaban hasta cinco kilómetros para mirarse unos a otros en silencio. A veces lloraban. PIANO. Contra una pared cuyo empapelado se cayó en algunos sectores, hay apoyado un piano vertical sin frente, con las cuerdas y los martillitos de maderas obscenamente a la vista. Sobre el teclado hay una partitura abierta. Al piano le faltan dos pedales. En conjunto, el instrumento semeja un cuerpo abierto en una autopsia. LOS VIEJOS VII. Cuando anochece, las siluetas de la ciudad se agrandan. Lo que minutos atrás eran viviendas de cuatro pisos, con el paso de la sombra son una ola negra enorme, a punto de romper y de alcanzarlos. Esas siluetas tiesas, edificaciones huecas y húmedas durante el día, se transforman en lo que la imaginación de cada uno quiere. A muchos de los viejos les recuerdan a sus hijos disminuidos o muertos por el accidente. CAMAS. En el hospital, en la sala más amplia, se encuentran las camas de metal, con sus resortes metálicos, arrimadas unas a otras, sin espacio en ningún costado para caminar. ¿Las

amontonaron durante o después de desalojar la ciudad? Es inevitable imaginar todas esas camas con sus colchones y sábanas, y sus enfermos. Son como un fósil enorme e imposible. LOS VIEJOS VIII. ¿Hay fantasmas en Pripiat? ¿Es cierto lo que contaba ese viejo, a la luz de una fogata, escupiendo por los huecos de sus dientes mientras hablaba? Son historias que ninguno cree y que a la vez saben ciertas. Los fantasmas más ciertos y traicioneros son los recuerdos. UN BANCO DE PIEDRA. Un banco de piedra para dos personas. Esa forma de concreto ya no servirá de descanso para nadie, ninguna pareja enamorada, ningún anciano, nada de chicos que descansan después de jugar en la plaza. Sin embargo los pilares en los que se sostiene parecieran ceder, doblegarse ante esas multitudes ausentes, más hondas que el silencio. LOS VIEJOS IX. El ultimo viejo en morir fue un octogenario, viudo de esposa e hijos, cuya vivienda era la más cercana a la ciudad de Pripiat. Era 1998. Para entonces había tenido lugar una segunda camada de regresantes. En esa ocasión, sin embargo, no se había tratado nada más que de viejos; entre los que decidieron volver había personas más jóvenes, familias con niños. Y no se instalaron en los márgenes de la ciudad, sino que entraron en ella, se hicieron un lugar entre el monótono silencio, escogieron las viviendas que encontraron en mejor estado y vivieron, como si nada.




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