MaGín 1

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Nov. 2006

Año 1, No. 1

LOS ENCUENTROS Descansaría más tiempo pero el ascenso de la luna me levanta. Me desplazo por la Vía Rápida en un taxi lleno de viejos. Las mujeres se ven doblemente cansadas, pero no tristes. Los hombres aceptan tranquilos su lentitud. El chofer también es un viejo, sereno, educado. Voy junto a él sin temor pues, además, ya he comprado mi sobrevivencia, había especial en la farmacia. Ahora estoy junto a dos muchachas que hablan de las propiedades del divorcio y de la sal. Llego a mi oficina cuando la luna entra por la ventana. Su brillo me sigue por la escalera, alumbra la estructura de las construcciones, los escombros que se alzan. Quiero fijar los rasgos de unas caras, la sombra de unos ojos. Sigo el trayecto de otro encuentro: una mejilla pálida, mis labios en la oreja que la luna recorre. Respiro hondo, se estremece este frágil puente que derrama polvo de cristal. Víctor Soto Ferrel

GEMA Tú como piedra preciosa de una ciudad que a veces sueñas (de párpados azules, de pelo sahumado de Marlboro y Estee Lauder) serás la perla más tersa del conchal de Sinaloa ese verano (disipando a tu paso el tufo a diesel, a frituras, perseguida por la sombra del gelatinero como por un perro) cuando te despierte esta vez la gotera en la caja de comida china (al tiempo que Antonio llega cerrando tu paraguas, con las inyecciones) y escuches, detrás de su sonrisa: “Hubieras visto qué carrilla con la plebe.” Alfonso René Gutiérrez

MISADOMINICAL.COM El padre Rayito nos dijo que el Vaticano, en un esfuerzo por modernizar la religión católica, ha propuesto celebrar la eucaristía desde el portal misadominical.com. Esto ha sido una gran idea, ya que además de ahorrarme mucho tiempo en llegar a la iglesia, por fin puedo arrodillarme y persignarme ante mi computadora. Alonso Díaz


CAFÉ Con un ticket en la mano divago y descubro que hay una historia: todos los días, a la misma hora, compro el café de siempre. Hoy he decidido romper con la monotonía. ¡Pero qué estoy pensando! Por poco se me pasa la hora de consumir cafeína. Octavio Machado

EXPRESS Nací con tres ojos de distintos colores, por eso tengo este empleo tan redituable. Pero a veces me canso de realizar la misma rutina. Ahora tengo abierto mi ojo amarillo y ahí vienen todos, veloces. Abro el rojo y se detienen. A mitad de la calle un hombre ataviado de diamantes está desnudo, y me mira. Una anciana elegante y sigilosa cruza y se detiene frente al individuo, apuntándole con un bastón de uso exclusivo del ejército. La anciana lo somete y aquél se desvanece. Acto seguido una mujer vestida de azul cruza corriendo, indiferente, contando billetes y guardándolos en las bolsas de su blusa. Abro mi ojo verde y todos avanzan. Esto es un secuestro. Yo me descompongo. El silencio prevalece: incluso las sirenas ya no lloran, porque la de azul les ha dado el día libre. Luis Alfredo Gastélum

LA PENITENCIA DE CANEK Ese día Canek había fracasado en la cacería y regresó iracundo a casa, echando maldiciones. No encontró animales en el bosque y, exasperado, decidió vaciar su carcaj arrojando las flechas al azar. Así descargó su ira. Las flechas encontraron destino en las piedras, en la tierra, en los ríos y en los árboles; no obstante, y para su desgracia, la última se incrustó en la punta de un pino, hiriendo a Itzamná, quien descansaba. Enojada la deidad decidió castigarlo. Así continuó su marcha Canek, inerme. Al llegar a su morada descubrió algo insospechado: su casa era rodeada por una decena de animales salvajes y su esposa Marikka, atacada por uno de ellos. Al presenciar la escena Canek intentó impedir el ataque, pero su carcaj estaba vacío. Itzamná escrutaba la muerte de Marikka y soltó una carcajada al ver a Canek correr de miedo hacia el bosque, vomitando kilos de carne y litros de sangre. Desde ese día hasta su muerte Canek fue viudo y vegetariano. Luis Alfredo Gastelum

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PINCHE CHINO ¡Ay, pinche chino! Si vieras qué feliz estoy de verte, cabrón. ¿Crees en las coincidencias? ¿No? Pues yo sí, ¿cómo la ves, mi chinito? No, no, no te bajes, vámonos, ¿Para dónde vas?, ¿Qué?, no te entiendo, cabrón, habla bien. ¿Centlo? Mira, yo no conozco ningún lugar llamado centlo. ¡Ah, no!, eso sí no te lo voy a permitir. Deja de reírte, pinche chino, no te estoy diciendo un chiste, cabrón. Ahora sí nos callamos, ¿verdad? ¡Ah, ah! ¡Pum, pum! ¡Jajajaja! No se asuste, mi chino pendejo, trae seguro. ¿Te gusta? Esta es una nueve milímetros que compré cuando sucedió lo de mi padre. Sí, fue en este mismo pinche Taxi Libre: trabajaba todas las noches, hasta de muy madrugada. Esa vez no regresó. Después supe que estaba en la Cruz Roja, moribundo. ¿Sabes qué fue lo último que me dijo?: Fue un pinche chino, mátalo… Así, fue lo único, no me dijo señas ni nada en particular. Por eso me compré está preciosura por la que tiemblas. Y, pues ni modo, mi pinche chino, quién sabe si fue usted o no el que apuñaló a mi padre, en paz descanse, para quitarle su dinerito que ganaba con el sudor de sus manos, quién sabe. A lo mejor este era tu destino y por alguna razón se te chingó tu carrito o simplemente no tienes. Quién sabe. Lo importante es que aquí estás, pinche chino. Mira, perdóname, la neta, si tú no fuiste. No, cabrón, te digo que no chilles, mucho menos intentes bajarte, tiene seguro contra niños, jejeje. ¿Dónde quieres que te la meta? Jajaja, no, no, sin albur, compa. Ni siquiera sabes qué es eso, ¿verdad?, pendejo. ¡¿Verdad?! Tranquilízate: cierra los ojos: respira por última vez. A las tres disparo. 1... 2... ¡PUM! Ay, perdón, dije tres, ¿verdad? Pinche chino, ya me embarraste todo el asiento. Ya te puedes bajar. Néstor Robles

DE NUEVO A LA VIDA En la antigüedad Narciso fue castigado por su vanidad, convirtiéndose en una flor que crece a orillas de los ríos. Pasaron años, siglos y el castigo le fue levantado. Narciso vuelve a la vida en la actualidad. Se buscó un trabajo, eligió el de futbolista. Tiene ciertas ventajas, como el poder contemplar su reflejo en todos los espejos. Su imagen ha recorrido todo el planeta y tiene el suficiente dinero para someterse a tratamientos de belleza. Definitivamente los Dioses griegos se han vuelto más tolerantes. Angela García

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ILUSIONADO Movía su cuerpo contrario al ritmo de la música. Era la diosa del lugar. Tenía en su almacén infinidad de pasos para las muchas canciones que tocaban en el bar. No le importaba que nadie bailara, bailaba sola. Era de contoneo sabroso y cadencioso. Sus piernas retraban mi libido. Sus brazos como alas de colibrí urgían mis ganas. La pista era, sin duda, su ciudad natal. De bellas formas, perfecta quizás. Tez morena y cabello rubio, una amazona. Mientras atravesaba la pista hacia ella, me reía a las espaldas de mis amigos quienes se atrevieron a advertirme de visitar lugares con “esta fama”, pero yo siempre he sido optimista y ninguna formalidad me detiene. Caminaba y me veía cruzando el alta, “hasta que la muerte nos separe”, pensaba. Cada vez estaba más cerca de ella y mi imaginación más lejos de la pista. Me soñé exitoso llegando a casa alrededor de las siete, donde tres niños me recibían cariñosos, mientras ella me espera en un camisón. Una vez lo suficientemente cerca de ella la música hizo silencio estrepitosamente, rematando mis oídos con un sonido lastimoso justo cuando yo le preguntaba ¿Cómo te llamas? Sólo alcance a escuchar “Me llamo Juan”. Mavi Robles

LA PRISIONERA Día uno. La oscuridad es completa. Puedo escuchar la lluvia y esos sollozos me matan. Pero al menos eso me indica que no estoy sola. Día cuatro. Sigo prisionera de este verdugo invisible y temo cualquier movimiento que pueda ocasionar su furia. Recuerdo un pedazo de pan sobre la mesita quebrada, mas no me atrevo a alcanzarla. Día diez. ¡Déjanos salir!, te lo pido, déjame salir... Día diecisiete. Los sollozos se fueron. ¿Estaré sola? Día veinticuatro. El pan está donde lo recordaba. Día treinta. La partida de mi acompañante me tomó por sorpresa, pero no extraño su roce sobre mis mejillas ni su sabor a sal en mis labios, y su desaparición ha dejado lugar en mis ojos para la esperanza. Día... en realidad no lo sé, y no estoy segura si en algún momento verdaderamente lo supe, mas no importa. Puedo oler la tierra mojada. Ha dejado de llover. Recorro las cortinas y la luz penetra por mis cansadas pupilas. La visión me impresiona. Sin embargo el mundo ya no parece tan grande. Salgo y siento como si esa lluvia se hubiera unido a la mía. Ambas penetraron las raíces y dieron fruto: la primera en el naranjo del jardín, y la segunda en mi alma, con la fortaleza que por fin venció al miedo. Elena Álvarez

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LA ESTRUCTURA DE UNA HISTORIA And I feel like I been here before And y‘know, it makes me wonder what’s going on Do you know? Don’t you wonder? Déjà vu, Crosby, Stills, Nash & Young

El hombre lleva horas sentado frente a la computadora, observando la pantalla, perdido en la hoja virtual en blanco. Está desnudo, el calor es insoportable y, aún así, bebe café y fuma como desesperado. Una buena historia comienza por un enganchante inicio y termina con un contundente final. Hasta que por fin se le ocurre una buena forma de comenzar y teclea: El hombre lleva horas frente a la computadora, observando la pantalla, perdido en la hoja virtual en blanco. Está desnudo, el calor es insoportable y, aún así, bebe café y fuma como desesperado. En medio tenemos un desarrollo que define el rumbo de la fábula. Hasta que por fin se le ocurre una buena forma de comenzar y teclea: El hombre lleva horas frente a la computadora, observando la pantalla, perdido en la hoja virtual en blanco. Está desnudo, el calor es insoportable y, aún así, bebe café y fuma como desesperado. Es lo básico que un narrador debe de saber. Pero el hombre parece haberlo olvidado. Hasta que por fin se le ocurre una buena forma de comenzar y teclea: El hombre lleva horas frente a la computadora, observando la pantalla, perdido en la hoja virtual en blanco. Está desnudo, el calor es insoportable y, aún así, bebe café y fuma como desesperado. Hasta que por fin se le ocurre una buena forma de comenzar y teclea: Todos hemos estado aquí antes… Néstor Robles

SOMBRA Lo seguí de cerca por mucho tiempo. Me gustaba respirar en su nuca por las noches. De cualquier manera yo era invisible para él. Escolté sus secretos con abnegación y fui cómplice de todas sus desventuras. Me encantaba verlo enamorarse y olvidarse de sus múltiples profesiones. Cuando fue taxista conocí otra cara de la ciudad. Después fue político y nuestras solitarias noches se hicieron de discursos, de vino y de ausencia. Soporté que fuera payaso, todos reían mientras yo sólo podía llorar. Incluso cuando fue carnicero acepté andar por la vida oliendo a sangre y carne. Pero el día que decidió que su vocación era ser escritor no pude más. Mavi Robles

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EL INTENTO Nuestras posibilidades de subir al primer tren se esfumaron. Viajamos más de mil kilómetros para este momento. Nos dio miedo abordarlo. Existieron noches aciagas donde mis sueños tenían que ver con un amplio vagón impulsado por una máquina incansable, asientos para todos, manteles limpios, servicio a la carta y una rocola con discos de acetato de 33, iguales a los que mi padre me dejó antes de morir. Decidimos caminar por los suburbios ya que el siguiente tren arribaría tres horas después. Prometemos regresar. El ruido del silbato y el temblor de las vías anunciaban su marcha, ahí estaba, lo podíamos ver, la velocidad era aceptable para el intento. Pasa enfrente de nosotros, escogemos los vagones y empezamos a correr en paralelo al coloso. Se escuchan gritos, no hay tiempo para voltear. Salto. Mi respiración comienza a bajar, siento frío... me falta un zapato, el tren se aleja... aquellos gritos vuelven a mí. Fernando Alfaro

LIBERACIÓN El telón ha caído. Los aplausos no dejan de sonar. Volteo al cielo y las lámparas van perdiendo su brillo. Sonrío mientras me quito la máscara, la veo por dentro y cierro los ojos. Se abre nuevamente la cortina. Mientras camino, el ruido me atrapa, mi piel rejuvenece, el vigor regresa a mi alma y los años se vuelven gaviotas. Al llegar abro los brazos. La oscuridad no me alcanza una vez más. La ovación es solo para mí. Fernando Alfaro

DULCE HOGAR Penélope hizo de sus ilusiones un hermoso bordado. No le importó que Ulises primero se enamorara de su prima Helena. Cual discípula de Aracne, tejió, bordó, tejió, bordó. Así fue que se convirtió en el símbolo de fidelidad. Ulises en cambio no era un hábil tejedor y la fidelidad no era su virtud. Mientras ella tejía, él seguía en sus amoríos; después de estar con ninfas, diosas y demás, regresa a su cálido hogar. Penélope siguió tejiendo. Angela García

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LAS HORMIGAS Y EL OSO HORMIGUERO Cuando se creó el mundo las hormigas ya se hallaban envueltas en sus deberes; se podía ver a las obreras encargadas de la producción trabajando laboriosamente jornadas de ocho horas para llevar el sustento a casa, las legionarias rondando por el hormiguero alertas ante cualquier intruso y la reina –como cualquier otro líder en un sistema imperialbuscando la forma de ampliar su reino. A pesar de las grandes diferencias entre las clases sociales en el hormiguero existía un ambiente pacífico con tintes de igualdad. Un día la central de inteligencia informó a la reina de un inminente ataque terrorista ejecutado por un oso hormiguero, pero el departamento de defensa aconsejó a la monarca que tomar medidas al respecto sería inoportuno y bastante costoso. A los pocos meses el ataque fue realizado con éxito. El saldo fue de 911 hormigas muertas y miles de heridas. Como respuesta las hormigas atacaron el territorio enemigo acabando con cada oso hormiguero que se les cruzó en el camino. Desde entonces se encuentran en una feroz cruzada en contra del terrorismo y durante la marcha invaden la tierra.

Alonso Díaz

ESCRITO CON BOLA BLANCA Por cuarenta años compartí la ruta 5 y 10-Capistrano con este hombre que yace bajo tierra. Y durante ese tiempo su vidrio trasero estuvo lleno de palabras. Eran chistes, frases inventadas, tomadas, comunes y hasta dedicadas. Sus oraciones estaban llenas de vida. Al enterarme de su muerte supe que lo recordaría por sus frases: No sé nada. Tenía 80 años y todavía no le encontraba sentido a su vida, la veía desde lejos y se le hacía como un embotellamiento misterioso, a vuelta de rueda y de pronto fluía. Me ves y sufres. No sólo trabajaba manejando, era una calafiero. Dios esta adelante y yo al volante. Siempre había sido un hombre religioso. El más deseado. No era hombre de familia pero a su edad era imposible tanta abstinencia, decía él. Pero en este momento sólo recuerdo su última frase: Los hombres no lloran. Me pregunto si era mentira eso de que no sabía nada. Patty Casian

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Noviembre 2006

Año 1, No. 1

DIRECTOR GENERAL Alonso Díaz SUBDIRECTOR EDITORIAL Luis Alfredo Gastélum CONSEJO EDITORIAL DISTRIBUCIÓN Alonso Díaz Néstor Robles Rosa Razo Luis Alfredo Gastélum C. I. Solórzano Rafael Zamudio EDITORES Rosa Razo Néstor Robles CORRECCIÓN DE ESTILO Rafael Zamudio DIRECTORA ADMINISTRATIVA C. I. Solórzano IDEA DE DISEÑO Octavio Machado VERSIÓN DIGITAL Néstor Robles

Revista Mensual Tijuana, Baja California, México Mayo 2007 Edición Digital Envía tus minificciones a: colaboraciones@revistamagin.com Visita: www.revistamagin.com


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