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la policía, entre otros índices. Las estadísticas —todas ellas provenientes de fuentes oficiales— contienen varios años de referencia y establecen comparativas con ciudades de distintos países para analizar con amplia perspectiva la situación neoyorquina. Además de estos procedimientos, otro punto que comparte la obra de Riis con el género muckraker es el alcance reformista de sus escritos. Más allá del cierre de las comisarías policiales y de la aplicación del plan de Boston y otros hitos sociales, Riis defendió con distintos reportajes en prensa —en calidad de agente del Good Government Club— otras reformas que se materializaron, como el establecimiento de un colegio para alumnos que hacían novillos, la demolición de viejas casas de vecindad y la asignación de fondos para nuevos colegios en barrios de inmigrantes. Por otra parte, como secretario del Citizen’s Committee for Small Parks, escogió los lugares del East Side que consideraba más apropiados para que fueran convertidos en parques con patios de recreo para niños, dado que las escuelas carecían de ellos. Uno de estos parques, el Mulberry Bend Park [véase F.53], se construyó en el lugar que ocupaban las casas de vecindad más deterioradas del Bend, tras su demolición. En The Battle with the Slum y The Making of an American da cuenta de estos logros que ilustra con fotografías. Con todo, no podemos decir que la acepción muck solo haya de referirse a periodistas, aunque partiera de sus trabajos. Las novelas de 1906, La jungla (The Jungle), de Upton Sinclair y American Fraud, de Samuel Hopkins, causaron una gran impresión al denunciar cómo los grandes monopolios de alimentos no cumplían las leyes sobre su elaboración131. De hecho, esa simbiosis entre periodistas y escritores realistas o naturalistas se asienta en gran medida con la llegada del periodismo muckraker, pues “por cada volumen de un periodista muckraker había un volumen de ficción. El finan131

Tras la obra de Crane, dentro del naturalismo, la de Sinclair mantiene igualmente puntos en común con la de Riis: en La jungla el inmigrante es también el centro de atención de lo que se presenta a los ojos del lector como una selva o jungla urbana. Aunque ambientada en Chicago, desde el punto de vista del inmigrante lituano Jurgis Rudkus y su familia, asistimos al callejón sin salida al que se enfrentan los trabajadores honrados que quieren abrirse paso en la ciudad americana, mostrada como la cuna de la avaricia y de la competitividad capitalista, que acaba por destruir la honestidad y fuerza del protagonista. Los personajes encaran una serie de dificultades, como la explotación laboral infantil, las condiciones climatológicas adversas, la enfermedad, el alcoholismo, la extorsión, el crimen, la prisión, la corrupción política, la vagancia y la prostitución. [ 172 ]

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