Los maestros de Gurdjieff

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LOS MAESTROS DE GURD'TEFF

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mente la atetrclón ¡' la publicidad, pero a peffir de los muchos ataques que surgieron en su contra, los "fllósofos del bosque" (como se llamó a srs dis'

cípuloil conttnuaron atrayendo cada vez mds

adeptos.

No lwbía ntngin "ritual" o "cltrso" estableci' do. .te esperaba que los alumt,os sigaiemr, §us instrtacciones al ple de la lctra, leyeran profundamente los escritos de Gurdiicff y aprendleratt la

complefu danza y los eiercicios de posturo" Gurcllieff contó entre sus adeptos con el cloctor Mmtrice Nlcoll, quien lrubía estudiado baio la supervisión de Jung; P. D. Ouspensky; Kenneth Walfter: Otage; editor de la revista New Age, de gfirn lnfluench; Frunk Lloyd Wright ¡' mucltos otrcxs ¡ttás, qulena vlvleron para bendecirlo, maldrclrto y olvidulo. A'medtü que la enseiwnza fue prcgrsndo, se hizo cada vs, tnás evidente que la mayarparte de la fllosofla de Gurdiieff estaba basafu en el rltual ortentol. ), él mlsmo hizo frecuentes referenctat o la Wúcttca dqtbhe y a los nombres de pctwttotss conxldos'Wr los estudiantes del patwn{ento' §r/r. ,'Utw & los' piezas mds sagrufus, a "cTtyos contpgscs se elecutaban las figurw y movlml*tttos, fue tWado en honor de los Sycds o desceaüentes de fiNoomo., En 1924, ütspensky, quien había fontufu W¿ que había aprendldo da Gurdpos 'lieff,pan,atudfir, lo é1. §in embargo, a tha!'df ds !P de *Ñ sc '¡ainte§. libro, ha sldn'_pu5ü&rt 'obtener dásrlñtus eni este lU verfucleras razones de ello,' Gurdltefl r:

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c¡uc,rfa enseñor a Ouspensky a aprender la ensfu,¡za, estableeiendo un vínculo entre ambos por tn? cllo clel euol, el maestno podía tnansmltir ol alurt,r(r: p(no Ouspensk),. el conecto y clthlco lntelrctual, querfa que se le dleran los '?rlnciptos" pata elabomr con ellos el método t¡uis "eficlente". Cü mo el sistema ], el método de su ffatumtslón es uno t, slempn, el mlsmo, esfe pnoceso lntelectuol no tuw postbtllclod de éxltct. Owpetrsty se rebeló e,, coiltra del canicter olú9.' nuitleo dc, la enseilonza de GurdltefÍ, l:alló d ,w cowrencler qu! GurdfieÍf sólo podla tmn$nttk fr, ntrrrcale a aquülos que pudlemn derllfrar$rs ;lilt., nus. tista es la pnictlca común de h ensef&lt4; pen Owpensky qulso llry¡ a los Aarcs ¿s::r¿¡g¡\ ntts¡¡ta, Wr medlo del nazorumlento y ro por,.d ,tás experlmentado y efulente métúo /rrdüeüoftry/..,, tlastu la muerrc de Gurdltcff, rcurrfu cn lglg, la ensefranzo a$rtó ¡¡urchas atttürllcr...rr eryctÚ,, ltuch el',notte !, el sur de Amérlca, pero slcnwrc ftü, rcafa oanleel,,de olto. Dapués de w mue?tc #cdllE deterrlda, pardtenda $. pslttvlfud onte la or¡¿** cla da w nqttrutkt. ¿Etu el contrcto eü ¡¿ ft3¿¡l. te lo que le Ntth? §f,h 6f,eünopostfficÜlcrt ?' lo fué, a Wtff de 1950 ststttó fircbnonb *rlF' menrc por el lmpulso que Gurdfieff lc lubli &;\ l*ts ¡¡rovfintentos, loE lectu¡a¡ y las confffilü't cotttl¡atutrrn, y de ve, en cuands ctüee bug;anon el contacto con tos Mact¡¡w, "{Éüüt¡ Busaroa ert los motusterlos de Talumütr y & HuúlW; Ystttl l{lssor en Kashmir los eludüó y tamblétt lo ltüo Klzll en Turkestdtt. Tol vez st lttt,

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blemn tenldo el conocimiento para comprender que lo trarcmtslón del mensale no es un dcrecho slno un prlylleglo otorgado a aquéllos que lo m* recen y lo nccesltan, en la conecta rebbn con el elemento del tlempo, se hubieran ahonado mucltos desvcntttntt, Tal vez, también, si hublc¡an lentfu el conoclmlcnto para descifrar alganan dc los nombrcs que Gurditeff les habfa dodo, lwblcmn podtdo llegor a Ashuk ul Haq, Hald¡tt Bct, Deür Katúeg, Bohatddtn Evlia, Ahl &z y ottw. I,¿¡s allars se convirtleron en décafus y los alumnos de Gurülelf encontaron que estafun lelos de su metu Ya no sc reconocía a aquellos qutenr pretendfut lubc¡ he¡efudo de Gurdiieff el nunüto de ensclkr, err- §qaldores estaban tntlrounrytlors y te¡mgrosor,,.al t'Gr su destlno en manoE dc qutencs les trytrufun tan poca confunza. "¿@mo Wde uno ?-razonafun- cotlfu en aqu¿uoE que declamn :'cuando estoy coatestondo slcnto que dcberla ser yo el que hrce br pwguntag' y 'Hrcer a un hombre perfecto llew elcn mil oflgg,.

Este Gs entonr,es el entorno en el cuql mncruó ml &qucfu. Ha terminado en lo cluc se wfioc a encontrur la Fucnte de la enseñanza. dn amür¡¡gp

ta bbqucú dc cncontrarme o mí mtmtorr;tlntu conunzodo\ pato ho comenzado con @fifutza, üreccldrlt

l, dtstpllna.

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Hakinr Abdul Qader aspiró profundamente lu pi. pa de tgut, exhaló una bocanada de humo scrc y me miró de nosltyo, a través de sus ojoe de pcsado¡ párprdoc, antcs de contc¡tar mi pregt¡nta. "§f', dtio por fin, "§f, conocf I Jurjiz¡ds, o Ccor¡F Gun{iicff, como rutod lo ll¡ma. Fuc ¡lumno mfo. Pero, üpor qué br¡¡ca u¡tcd ¡u conocimiento?-. Et por qrÉ y el prra qué Gran fáciles dc rerpon, der. Yo habfa estudiado a Ouspensky, Nicoll y fi. nalmente a Gurdjieff; habfa tratado de rcg¡dr lo¡ e§qucnls!, y8 Garentcr de ¡entido, dc h rfcctivid¡d repetitiva, mantenidos por loc hcrcdcroo del m¡nto de Gur4iicff cn Parfs, y por ú¡ltimo, dcsilr¡¡ionedo, habfe dmidido bucar la fuente de la¡ fi¡cntc¡, h e¡cuoh o lo¡ m¡cotn s quc lc h¡bfun ryudrdo I vislumbrer lo que cs reelmente cl dccüno del hoenb¡a; o de lo que realmente puede llegnr I scr. Dc mrniático en mmiltico, de libro cn libó, do gn¡po sn grupo, fui viriendo, encontnndo sic¡nrprc gontc congclad. cn un crquomt dc pcn¡amimb'Gn unl formr de "comprención" la ctnl yo cmidsraba improductiva. Me preguntaba a mf mi¡no d Gürdlicff habfa falsificado el men¡qic, si b [rbfr invrntrdo, o ¡i lo frUrnentos de h verd¡d m h. bfrn ,tobtrvivido dc¡prÉ¡ dc 8u mucrto. ¿Acrro sr8 n¡celorc3 csteben ¡olemcnte tnrtrndo dc nocúrú el predo, vivicndo cn unr forme Gütórlt poñp,üG ctG rnodo h¡bf¡n interpretado lo quo Gunühff

Yo no crcfa quc Gurdjicff habf¡ sido el cudor dc ru pcrr¡rmiento, sino guc en algun¡ prrte dcbl¡ dc o¡t¡r lir gente que le habfa en¡cfiedo y cn r clOl

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y quizás solamcntc lrabía c¡ucritlo tleslucese tle nrf, pcro a pcsar dc todo era una posibilitlad. Durante varios dfas vagué por Adana, hasta quc al firr abordé a un viejo tcjc«lor sn el scrai de atfombr¡l§. y Ic preguntr! si podfa scntarnre a mirar como trabajüb¿r, para aprender los rudimentos de su ortc. E! nrc puso objccionss; Haji AMul Qader cra cl rnatstro. no é1. Aunque cstaba rctirado, cl Haji algunas Yccrs aceptaba alurnnos. Busqud al Haji y después dc innunrerables tazas dc cald abortlé el asunto de mi visita, y añatlf quc estaba buss¿ndo indicios dc aquelloe hombrcs gus habfan enscñatlo ü Curdiicff. ¿Conocfa él algunos?

Su contestación hizo brincar rni conazón, y rdpidanrcnte le expliqué las razones tlc rni búsqueda. "M¡ amigo". respondió, "Yo no soy un Sufi cn el ssntido cn guc r¡stedcs en Occidcnte cntienden la palabra. Yo soy lo que ustcdcs llamarfen un lrcnrtno lcgo. y de vez cn cuando sc me envJa gcntc para quc les cmcñc tcjitlo. Son enviatloc por h cabcza dc h Onlcn Frs quc adquieran un cierto conocinricnto o técnica. guc no parccc tcncr ninguna r§lación dirccta con cl cstudio csottlrico. No ci mi asunto el inquirir accrca dc quiénes ¡on mi¡ atumnos o qur! $rdo dc ilunli rución potscn. Yo ltr §nscflo a tejcr alfombras y ellos lucgo tigucn lu clrnino. Gurdjicff fue uno de ellos. Perm¡ncció @nmigo un eño y un dfa y, aunque no hrbfr dominulo completanrente cl artc, fue enviado hrcir otra.psrtc. Fue un alumno atento, guc prestrbr mú¡ atsncibn o loc colorcs y diseños tle las alfombr¡¡ quc al

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tejido mismo, pcro un buen alunlno". "¿Qué más Ie enscñó ustcd, apartc cle tcjer?" -presioné. EI Haji extcn¡lió sus tnanos. "Nuda má§. No puctlo enscñar lo que no sé. Lá ciencia de tejcr ulfombras, las técnicas y Ia comercialización hg aprehdió cle mf. Su vida interior no estabr a mi cuLlado sino al de otros. Ellos mc d[jeron: BolsGña a Jurjizada, y cso hice". " ¿Quiénes fueron los que lo enviaror", prtgunté entrometiéndomc todavla más. "No es ningtln ¡ccreto", rospondió. "I¡ LoSie cerca dcl Cabo Krratas hacir el sur. Elloo fueron loe dbcfpulos dc Belnt¡ddin, con(rcidoe co¡no loa Naksltband o Pintorcs. Ya no sc encucntrrn allf, pero de culquier ¡nodo él debió h¡ber ¡ido enviado allf desde otro lugrr, pues yo solfe ir dlf frtcuentemente y nunct Io hrbla visto". , "¿Du dütde habfa sido enviado?" §o rió. "fhl nortc o «lel sur, del este o dcl oc& tr!, de curlquiera de mil lugares. De otro lugrr th cmsflun?Á, de otro maettro. ¿Quién ¡rbc qud habfa c¡tt¡cliado antes de llcgrr a mf? Tal vez hrlconerfa, músics, danza, €Ípinterfr. No h¡y nitr gún cu¡ro determinedo por medio del ctnl rc püGct¡ dclincar lr c¡r¡en de un hombre". "¿Hacle dónde ss pudo haber mrdedo h t.oBra?" co¡nencé y él mc intcrnrmpió. "f¡s loges no sc mrd¡n. Si h¡n rcelizrdo ¡u función cn un lupr detenninado rG dhuelvot, I su jefe ee lo rsigne ¡ otro lugrr, y loc di¡cfpula rür dispcrsado¡ hrcia otroe centro¡. §i usted qukre rcll. r3

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mente saber quién fué el Sheik yo lo puedo ayudar. Fue Mulla Ali Jamal de Kerbala en lrak. Dónde se

encuentra ahora no lo sé, tal vez muerto, tal vez en algún lugar del mundo". Me despedf de este hombre con pesar, ya que hubiera elegido ser su alumno si mi búsqueda hubiera sido otra, pero ahora el rastro se tornaba más nftido y yo debfa seguirlo. En el momento en que dejaba el hotel para iniciar el viaje hacia Diyarbkir y a la frontera de lrak, el portero me entregó una nota criptográmica que decfa: "Recuerde a Abdul Qadir". Desconcertado, proseguf mi camino. Ciertamente que lo recordarfa, pero üpor qué la nota? ¿Significaba que él querla una recompensa por su información? ¿Quizás que debfa te?ar por él o mencionar su'nombre a posteriores contactos, o. . .? Bagdad no es la gema del desierto como fue descrita en ell libro de Muqadassi,, el geógrafo árabe a quien yo habfa lefdo. Claro quo él escribió en el siglo XIII, antes de la llegada de Gcnghb Khan, quien estuvo una vez en la ciudad y de cuya visita ésta 'nunca se recobró, Tuvo mucho tiempo para hacerlo, p€D aparentemente le faltó eneryfa. Lá calle principal se llama Raschid. Caminando dcsde el antiguo puente Feisal, encontré en cl otro

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contraté un gula para visitar la tumba. A nadie que no sea musulmán se le permite franquear los macizos portales del santuario que co[tiene la tumba, mezquita, escuela y bibliotec¡. Scgrln mi gufa, Gilani, €l fundador cle la orden Qadi' d, es venerado por todos los sufis como un Gran Maestro, y su gfedo de iluminación lo hizo mactro dc todos los Sufis, sin importar cuál fuera 3u Orden. Recorrf el lugar, pero poco pude informennc. Tomé nota de la tienda de un callgrafo que h¡bfr en las cercanfas, a la cual tenla la intención de vbiter al dfa siguiente para comprar algunoc de los texto¡ ilumfnicos expuestos en su escaparate. A Ie mañana siguiente, la tienda ge lullaba !tcndida f¡nicamente por un pilluelo, ocupado en mczclar tintas y que solamente hablaba el árabe. Su maestro -drjo luego de mucho indicar y gelticu lar- estaba en la mezquita pero volverla prutto. Esperé y asl encontré a Hashim Mohamed Khettat, otro dc los maestros de Gurüieff.

extremo, un enorme edificio con domoc, rejas y cúpulas. I¡ gufa turlstica lo dc¡crlbfr como la tumba del Santo Sufi Abdul Qadti Gilani. ¡Abdul Qadir! ¿Era éste el Abdul Qadir a quien yo debfa recordar? Dándome prhs, mo dtrigf hacia el hotel Semiramis, reservé una habitaclón y l4

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II. H,ASHIM MOHAiIED KHATTAT I I

Khatt¡t era un árabe iraqul de apacibler rtodtles, cuya acerada mirada y firme postura dsmentfan sus ochenta y nueye años de yida. Me seludó con cortesla al estilo del viejo mundo y, en un pcrra imperfecto, explicó quc las mue¡tnl dc crli' g¡afla cúfica no estaban a l¡ venta. El podle hrcor otras y enviármel¿is si yo no tenf¡ ticmpo p¡n c¡' perar e gue las terminara. I¿ converración giró ltEgo hacia el Templo dc Kerbala, dondc e¡tl entcrndo el nieto del profeta Mahoma y entonca un¡ nueya pieza encajó en su lugar. Ht¡ssein era el nombrc del nieto del profeta y el nombre del nieto en Todo y Todss l¡s Coce¡. Kcrbrla, l¡ ftrh dBI Sheik dc l¿ teklü o el hocpicio Sufi en l(¡rltl¡, ¡otro nombrc! . E¡toc pcn¡¡mientos, uno tm¡ otro, dabrn nrcttas en rni crbozl. "¿Conoqe r¡sted -prtgunté- al Sheik Ali !¡nd, prcvcniente de lkrat¡¡?

"Lo conocf, murió hace ticmpo.

§u amigo?"

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"No. pero quiero saber acerca de uno de su§ discfpulos. Gurdjieff". Y otra yez la prcgunta falttiliar: "¿Por qué busca ustcd cse conocimiellto?". Lc cxpliqué y lucgo tras una pausa, nle contestó: "Yo cnscñé a J urj izada" . "¿Lo hizo? Por favor, clfgarne qué lc enseñó y cómo y. . .tt Hashim alzó su nrano." ¡Alto!No le ensellé más que nti pobre oficio. El cstaba bajo la instrucción del Slreik Muslirrhuddin cle Oudlt, en ese momento cstableciclo cn Bagdad. Sc reunfa los jueves por la noche con los Buscadores". " ¿[.os Buscadores?" "Los Buscadorcs cle la Verdad, nucstro grupo dentro de Ia ordcn Qadiri. Pasamos loe jueves por la nochc en meditación y cjercicioe bajo la clirección del Sheik Qalamuddin de Ia Hermenclad Surkh¡lnit'. "¿Qué más me pucdc decir aconcl dc Gurdjieff? ¿Dóndc vivió y quiénes fueron rut compcñeros?"

"Sc hospcdaba cn casa de Ia viuda de Bint Ahmad ccrgr de la pequeña rnezquita. Venfa e Yerme todoc loe dfas, a la hora de la oración del amaneGCf, y pasfbamos el dfa cscribiendo, cortando pltr

y mczclando tintas. De vez en curndo c¡minábamos por los jardines y bazares y escuchlb¡moe a los cuentistas. Gurdjieff no hablabe el ár¡be. solamente sabfa un poco de persa. Entrt norctnoS htbHbamos poco. Algunas ycces tretlb¡mc dc dbcutir cl cuento clc Nasruddin que nue¡trO m¡e¡tro mas

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nos habla datlo cotno lccción cl juevcs anterior, o

tal vaz las palubras tlel zikr o rcpctición. El pcrrnaneció por r¡n año rnenos una scnlana y lucgo sc fuc. Aparentcnrcntc lracia Turqufa". Khattat continuó: "Conozco poco miis quc csto. Lc cnseñé a Gurdjicff cl oficio tlc culfgrulb y sé poco tlc su vida aquÍ. Podía habcr cspcrado un alumno mcjor, PGro trl estaba ansioso por üprencler y trabaiaba duro". "¿Cómo llcgó a ustcd?"

"Mr' fuc snviado por el Shcik Musliltuddin.

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quien algunos han llamado Saad como su gran prctlr,'cesor tle Shiraz. El habfa estado en Bagdatl pócos mcscs antes tlc ssr cnviado a mf. Yo solfa verlo visitaltdo las bibliotecas y escucltando los rlisct¡rsos sobrc cl Corán y cl Haditlt (tradicionr§). A menudo lucfu bosqucjos de la disposición dc Ia ciudad. la cual cstá, por supucsto, ba¡ada en un hexúgoro, y más cle una vez nlc preguntó por quú la tumba de Gilani cstá ubicada como lo estú en rclsclón con el conjunto. No era mi lugrr ni nri debcr iluminarto". "¿Podfa ustcd habcrlo hcclro?", prcgunté. "¿,Con quó objeto salvo el de ofr rni propra voz? S¡ r,tl necesitaba sabcr el motivo se h hubhn¡ tlicho o se le hubicra tlado la información neccs¿ria para claborarlo. No me tocaba a mf rtribuirmc cl dcbcr dc su masstro. Lc ftodfa luber dicho que Bagdad está construida con lr forma dc un eneágono con el Templo sn el noycno punto, psÍo apartc del valor infonnutivo no hubieru ¡acedo provsclto dc cllo. No cs conocimieilto

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oculto sino conocimiento inútil a no ser que se tenga la capacidad para usarlo. Un asno con una carga de libros de Rumi es peor que un hombre sin educación con voluntad de aprenCer y una ho.ia del Masnavi". " ¿Qué piensa usted del estado de desarrollo de

Gurdjieff?" "Adivinar eso no era mi tarea. Como he tratado de explicar, se me dio el trabajo de enseñarle una cosa. Cómo reaccionaba o si lo hacfa más profundamente no estaba dentro de mi competencia. El estaba siguiendo un determinado camino de instrucción en el cual yo era meramente r¡n poste indicador. El estaba ansioso por aprender y ansioso por adentranse en las tradiciones de mi arte y en las de la Orden, pero a qué profundidad llegó, no lo sé. Solamente su maestro en el dominio del pulimiento ihterior serfa capaz de decirlo. No se olvide, mi amigo, gu€ en el campo de la acción Sufi hay actividades externas e internas. Pueden ser diferentes, pero ambas son important€x¡. Gurdjieff, bajo instrucciones de la Orden, pasó muchos meses escribiendo la frase 'Dios ten misericordia'. Esto obviamente fué una me zcla de las dos, pero no todas lo son". Dejé a Khattat y vagué por las calles. Era obvio que Gurdjieff habfa pasado de maestro en maestro, crd¡ uno de los cualcs le habla impartido un poco de su conocimiento. Estaba seguro de quc Bu entrtn¡miento fué para adecuarlo a la vida en el mundo y también el campo del desarrollo del hombre. Pero, ¿cómo tejer de las enmarañadas madejas si

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sol¡nrcnte podfa encontrar los artesanos y nO los maestros? ¿Habfa algo metaffsico que aprender de estos homtres? ¿Deberfa yo estudiar con ellos? Descarté este pen§amiento, ya que estaba claro que sin la direcciÓn esencial de un maestro erpiri' tual, utr alumno no obtcnfa ningún beneficio al seguir servilmente un patrÓn de actividad mundans. Desconsolado, revisé mentalmente todas las COtl' yers¿tciones que habfa tenido, pero no hallé ninguna señal. Bagdad era el centro de la tradiciÓn deryiche. pero parecía que yo no po dla penetrar en ella. " ¿Pod fa sef yo admitido en una reuniÓn Sufi?" " ¡No!t' -"¿Cómo podfa ser admitido?" "siendo envi¡do por un maestro". " ¿CómO pOdfA enCOntrar uno?". "Bt¡3candg". "¿A dónde?". "En tf mismo". "¿Buscando qué?". "(Jna direcciÓn". " ¿Podfa conocer a un maestro y pedirle quc me acepte". "Ya has conocido a uno, Hashim Mohamed". "Pero él diio que era calfgrafo". "LOs maestros Sufis no son necesariamente figuras ¡nisteriosas. No todos ellos enseñan 'Str fismo' como lo conoce§ tú, y por los canales gue tú esperas. Ellos pueden vivir en un lugar y traba' jar como Carpinteros, mecánico§ o pe§cadore¡. Ven a donde ton enviados; y quizás cspcren año¡ IntC¡ de que se les envfe un alumno. Tú no tienes derechos sobre ellos, tro puedes pretender su en§efhnzt . Quiás no puedan o no les sea permitido en§eñar a una pcrsona de tu nivel". 2t





Iá dirccción del Sheik cra impo¡iblc de obtener, 3u lrornrio obscuro vy las posibilid¡dc¡ dc una El hecho de no lsr musulaudienci¡ eran dutlosas. E mán no parccfa e§tar cn mi contra, perc el no ser un derviche cicrtamentc lo cstaba. Ahora cstaba s€guno dc quc las convercaciones rporentemente inofensiva¡ quc habfa mcntenido con 3ui dbcfpulos, cstaban planeadas para extraer dc mis palabras chve¡ o reücciones Sufis que tlemostmran mi bucna fe ylo mi nivel cle desarrollo desde et punto de vista sotérico. Por supuesto yo no estob¿ en cordicionss «lc completar citas o identificar fi:ascs que debfan de ter de los escritos de maestroE dervichca. Sin embrryo, seguf investigando. ¿Quién era el Sheik ul lúashaikh? ¿Quién era Abdullah Jamavi? ¿De quó orden. era cl Shcik? ¿Posefa el poder de los maestn$ Sufis? Todas cstas pregunta¡ mc fueron contestades en forma cnigmática. El Shcik ul Maslraiklt estaba cn rclación con el Gran Sheik corno un planeta cstá en relación con el Infinito. El Gmn Sheik era más, nrucho más que la cebeza do los Sufh. ¿Era Abdullah Jamavi uno de los "Pilarcs'? (los pilares eran los cuatro jcfes de los Suñs n prusentando los cuatro cuartoc de la ticra). Los Pihrcs ¡on desconocidos, ¡excepto cuondo sc conocen!. ¿Era entonces el Gran §hcik el Gran Macst¡o dc todas las órdcnes? Sf, y el Cu¡todio de h Trrdición. ¿La Tradición mu¡ulmrnr? No, Ia Trrdición originalmcnte manifestrda r tnÉs de Mofuós, Is¡ y Mal¡oma. ¿Podfa yo ser rccibido por el Sttcik !rmaü? Si el hornbré tiene conciencia del vdor de Ie p824

cicncia, cl practicarla, sc beneficia tanto a sf mbnro como a los demls. Casi tres semanas tlcspuds, durante las ctrale¡ me torturé a mf mismo con dutlas y me repctf um y otrc ycz las respucstas que habfa recibido y les dircccioncs quc pod fa identificar como taler, rocibf una cita para conocer uno de los discfpulol del Shcik en Ia tienda cle Sulaiman Turki, cr el mettsdo tle tclas. Mc apresurd hacia allf y encontrd la tiende repleta de compradorcs y anrigos. Se nlc sirvió té verde y me scntd en silencio sobre una pila de alfombrs. con una demostración externa cle paciencia que habÍa tratado dc cultivar. La convcrsación em s(> brc alfombras y las condiciones de los caminc y ta tk manda dc cicrtos colores y diseflos. Esctlché a mcdias, ya que muchas de las lengua§ cran de¡co' nocidas para ffif, y dc cualquicr modo yo egtaba &sfrcrando alguna indicación acerca de cÓmo o dólr' tlc podfa ver al Sheik. En rcalidad. el merrsajc no contcnfa tal promcsa. pcro yo cstaba convencidO cle qu§ Aparscerfa sn algtln momcnto. En e¡te cstado de excitación no me daba cuenta que uno de los clientrr me cstaba dirigiendo una pregUnta §n pef!4. Volvf de mi ensueño al esct¡ch¡rlo IIpG. tir " ¿Crut usted que este ta¡rctc scrfa bueno ponr usarlo durantc mh meditaciones?" ttsf -rglpondf-. No ygo pof qué no". "No ve ¡xrr qué no -llegú la rcsprlcta d¿*r¡tl, dotu.- porquc tuted no lo ha mirado. I.o¡ cdüñl 'son inarmónicC y molestarfan. El dlseño es optIGI' to a Ia cotriente de pensümiento poeitivo y pertur25


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ba la tranquilidad de la mente. Con una valuación tan primitiva de una cosa tan simple como ésta, usted demuestra muy poco talento, y sin embargo usted busca entender cosas de un maestro de Jur-

Me incorporé rápidamente: "Entonces usted. . . es §heik Daud!" ¡usted ttYo soytt. t'Lo signto, verá. . ."

"Veo claramente". "Bueno, quiero decir. . ." " ¿Qué quiere decir?" "Necesito ayuda". "¿Con qué fin". "Para encontrarme a mí mismo". " ¿Y luego qué?" "Para conocerrne y saber si soy capaz de desarrollarme". "¿Con qué fin?" "Para estar en armon fa con el desarrollo orgánico del cosmos". " ¡Tiene usted ideas muy elevadas sobre su lugar en el cosmo§!" "Sheik, reconozco que soy insignificante, pero a no ser que comprenda cuár insignificante, no podré hacer nada constructivo acerca de mi condición". t'¿Cómo sabe eso?" ,,i "De la gente que le encargó a Gurüieff que lleYara su mensaje a Occidente". 'Gurdjieff está m uerto". "Pero su mensaje vive seguramente a través de 26

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aquéllos a quienes Gurdiieff pasó su autoridad".

"Gurdjieff no pasó su autoridad a nadie.

Su

mensaje murió con é1".

"Entonses, ¿no hay valor en lo que él dijo?" "Tenfa valor cuando era proyectado, otr el ltr gar donde fue proyectado. Era solamente un paso hacia una más amplia ¡ealización del mensajG Gotrpleto y hacia la preparación de un clima dc determinado carácter. El no encargó a nadie que llevera los rcscoldos muertos hacia el futuro, bajo el nom, bre clel fuego ardiente. Si alguien lo hizo, entonce¡ demostró su inhabilidad para distinguir entre frfos rescoldos y fuego ar«liente. Los rescoldos deben su existencia a la flama, y una vez que ésta se ha ido son carbones inertes y sólo de utilidad para rquéllos que usan carbón y no para aquéllos que btucen el calor y la energfa del fuego". "Sheik -supliqué- ¿puedo preguntarle aserce de Gurdjiefffl" "¿Está usted interesado en el hombre o Gn la enseñan?a?"

"En ambos, p€ro en distinto gfado". "Sepa entonces que Gur{iieff fue mi alumno, enviado por su propio maestro Abdullah Jem¡vi cle Danrasco. Vino a mf para aprender las enseflanzas de Salman Farsi. Yo le enseñé lo que estaba dentro de su capacidad de comprender, ni nfs ni meno§. "Salman Farsi fue el discfpulo de los grurdes maestrs, y su mensaje vino a través de Bahauddin Nakshbaud y Shah Gwath al Sheik Abdullah §hettar. Es la técnica rápida del desarrollo por medio 27


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de la cu¿l el alumno hacc progresos más veloces gue por ¡nétodos conluncs, pero que es aplica«lo 3(> lamcnte a aquéllos quc tiencn una especffica razón

y un permiso es¡recial de su maestro. Este nlétodo no se aplica siemprc aunquc sc lo dolnine, salvo e¡l cierto campos dc la enscña n?Á cn los quc debe ser conocido. Gurdjicff lo aprcnclió de ffif, pcro no Io enscñó cxacta¡¡rentc como lo I¡abfa aprcndido. Posr:c una inmensa flexibilidad, y etln sf, una partc tlc él pucde ser usada cuando eg necegario para pro«lucir un efecto." " ¿Me ayutlarfa el conoccrlo?", pregtunté csp€ronzaclo.

"La prcgunta

es irnprocedcnte porquc no lc será

enseñado fxrr ¡nf. Si lc será o no enseflado más adolantc dcpcndcrá de si cst¿t cn condiciones para ello. y dc Ia convenicncia dc quc lo aprcnda. Muchos derviclrr,s avanzados no lo conoc€tr, ya quc no sc ha consitlcrado ncccsario que ellos Io aprendan." "¿Qué pucdc decirme «le Gurdjieff somo honr-

[rre?"

"Cicrtamcntc, fuc un honrbrc con toda¡ las debibilidatlcs e ineficiencias dc la es¡rccie. Un'lrombrc dcsarollado ro, pcro si Io llegó a scr o ño, es algo quc no [tG' toca a nr í conjeturar. Pues aunque c(> nozco bicn lu ltistoria dc sr¡s actividadcrs cn Europ:t, no e§ nrucho lo quc sc pucdc aprender de csto si no se sabe bajo qué órder¡es especfficas actuaba." "¿Quién pu«Io haber cnlitido Ias órdenes?" "El Ccntro." "¿Cuát es. . .?" "No continúc tratarrdo de cxtmcr más infor28

mación que no le beneficiará. Por printera Yez en su vitla ha ofdo usted del Ccntro, y ahora, aún antrs tlc pen$r en las inrplicacioncs de érto, quie. rc sabcr tlóntlc cstl y frcr quién o a qué está dirid. tlo. Ustctl no tic¡re ningún clerecho sobrc tni con(> cinricnto ni puetlc exigir una respuesta a cad¡ prc-

gunta quc $ le ocurra. No mc indague tan profuntlanrcnt€, por su propio bien, y sprenderá má!." "Perdólrclnc, Sltcik, cs quc he viqiado mtrcho y. . .tt

" ¡Viajado ¡nuclro! -se rió-. ¡Unos pocos cien. tos dc millas y la mayor parte por avión, y llam¡ o cso viajar muclto! ¡Recogiendo Wdazos tle infornración confusa, cotno un perro escarbando en un basurero, utiliza csc gran viqje corno una excutt por su lalta de dclicadeta, para tratar cle extraer «le lní, rcspuestas a preguntas que no le conciernen accrca tle un hombre cuyo mcnsaje está muerto! Lo lrubicra juzgado menos dura¡ncnte si me hubicra preguntado si la cnseñanta habla llegado o lleg¿ría otra vez a Occidente, en lugar de tratar de s& plar en los rescoldos muertos de la so¡nbra de un fuego.t' "¿Pucdo prsguntarle eso? ¿A dónde pucdo crr contrar la nucva proyección?" " ¡No puedc prcguntarnrc! Su inhabilidad pere luccr esta pregunta cs suficiente para probrrnrc que no sstá preparado para la rr,spuesta. Est¿ tr¡tcd tan lleno de conrplejidatles clc fornrulacione¡ oór. micas, numerosas pcrsonalidades y curioeas dc¡vi¡cioncs de Sluttar, las cuales ha aprendido sonro un loro. qus su concicncia frag¡ncntatla no le pcrmitirá 29


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formular las preguntas sorrectas en el correcto tiempo y obtener provecho de las respucstas. usted ha sido 'educatlo' o condicionado a pensar de acuerdo a un e§quema. Este pensamiento es estéril." ]l¿COmo puedo aprender si no pregunto?"

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"su misma pregunta lo indica. se aprende haciendo y no preguntando. No se trata de por qué debe usted leer un determinado librc, ni culndo ni dónde, sino cómo debe usted reerlo para experi, mentar lo que hay en él para ser experimentádo. Se le ha educado para pensar que cada pregunta tiene una respue§ta. Esto no es verdad. cada pregunta puede ser contestada, pero si ra r$puesta es v¿li¿a es otro asunto. usted siente que debe preguntar, que tiene el derecho de preguntat, y gue tiene la inteligencia necesaria para comprendei la ÍBspuesta, y sin duda posee un diploma universitario. iAc.so su intelecto lo ayuda en el campo de la déstreza manual si usted es torpe? ¿Puede su dermbtitis ser cu¡ada má¡ rápidamente si usted tiene un diploma? ¿Puede wted correr una milla más rápido qu. ,n atleta mu!rculoso pero cstripido? ¿Acaso su intelecto le presta alas a sus pies? rA enseñ an?a, el conocimionto y la sabidurfa son útiler solamente si tuted tiene la correspondiente capacidad Bra aplicarlos, er la calidad correcta y en el correcto cortexto de Ia actividad.,' "¿Puedo entonces preguntar, si mo beneficiará btncar a los maestros de un hombre e quien no he qonocido, pero por el cual siento'un profundo respeto?" '§f, siempre que ese respeto sea por la calidad 30

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de su enseñanza y no ssencialmente por el hombre mismo. Ueted puede llegü tan qerca del culto a la personalidad, gue no vea el signif¡cado quc c¡tá detrás del hombre. Si s:r personatidad lo impecta, busque qué es lo que le dio tal pemonalidad y también usted podrá saborearle. Si ¡antifica solarnente la memoria de un hombre, e¡tará santifica¡rdo I una criatura tan frágl como usted. En eneño br¡!que a Qarmani en [hme¡co en el bazer de cobre. Retfrese hasta e!¡e momcnto en Jerusalén y piense en Isa ibn Ytsuf. ¡Ad¡ós!". Y se fue. Iá tienda estaba todavla llena de conver¡acioneg y de gente, pero pare mf estabe vacfa, y tambiún lo estaba yo; pero sentf que cf,a un vaclo saludrbh, como cuando se libena le preción al abrir un eblcc!¡o. Me di cuenta sobrcsaltado de que no recorüb¡ la apariencia del Sheik. Su voz me habf¡ cautiv¡do, una voz que hablaba pcrs¡ con el aento de Afgh¡. ni¡tán. Traté de recordar alguna impresión dc ru edad, pdro nada rccord¡rbr, y si no hubien¡ ¡ido por la alfombra que yacfa en el suelo delantc de ml, podrfa haber sido todo producto de mi imrginr, ción.

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Jcfllltlén, divididu en las opucits Jorünir

e Israel, ei rcalmente um ciudad a l¡ ctnl el tiarrpo no hr c¡mbi¡do. Me refielo, por supu6to, a h yie. je Jcru¡alén, no e la citded nrrcva . ' El tiempo ¡c ha detcnido pera dar a la¡ angctr calhjueht, a l¡t fnredeJdc ¡ficir prcdr¡, r lal taru¡ de vidlánch y a lo¡ edificioa, uo aire dc hbtodit rñviente. No pudo evitar tembhr de excitación ctrndo llegué. Allf, denfrc de las peredec de csa clud¡d, 3r


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habfan vivido y enseñado algunos de loo más grantleg lrombrcs de la lristoria cristiana, judlr y DUsulmana.

En el Monte Moria, ccrca del Santo Sepulcro, se encu€ntran los santuarioe gcmcloe del lslam, la Casa de Ia Roca y la Mczquita de Omer, €l corlpañero y sucesor de Mahoma. Tambiln ellf están los últimos fragmentos del Templo de Salomón. ¡Santificada por tres rcligioncs, tegur¡mentc la ciudad debe guardar algo para el verd¡deno buscador! Tal vez mi esperanu, habfa crecido por Ia directiva guc habfa recibido. Era primero de diciembrc. y por lo tanto tenfa un rnes para estudhr y pcrmitir que la ciudad ejerciera su irnpacto ¡obre mf. Sabfa que asf serfa. Sentf qw todos bs hombrcs a través de loe cualc's habfa pasado Gurdjieff, no Ec habfan entregatlo a cstérilcs caprichot. §cntf que cn csta ciudad habla un mensqic pera la entidad rcul que habfa dentro lnfo. Esta entid¡d tenle que s€r nutridt, y rocorrida del caos quc la rodeaba. Mi búsqueda lrabfa consistido cn setuir Io pssc de un hombre a quien llamé Mae¡trro. E¡ta búrqueda ctntinr¡ala, p€ro con una sutil difcrench, que trat¡rfa de aprender, de captar, de rcr rcceptivo. Bu¡ca¡la uns enseñanza que estuvlerr dentrc del contcxto del dfa prcsente, no una purtomima e¡téril crrtnte de r¡fces. Los hombrw cn qubne¡ hrbfr pue¡to ml conñanza, eran los quc h¡bf¡n moldexlo I rquél quc conocfamos como Crcügn Gurürieff y gu¡cncrno tcnfan el deber de moHcanre I mf. llin cmbuf,o, ¡abfa que la¡ mlfnlr do 3u nr¡lr rcrfrn portfculas de la Vcrdad.nrrtfculr guc podfe 32

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usar pare pulir le supcrficie hem¡mbrrda y cruion¡d¡ clc l¡ v¡d¡ interbr, la cul ¡entle quc e¡t¡br dormitlr dentro de mL hrlir y h¡¡trar por. podcr ycr la verdad en mf c'on ¡u form¡ brillante, y m¡nte¡rr esr rupcrficlc brillante perr que ningtln refbi<¡ frh ltl pr¡dicn hchiz¡rmc o fngmentr mi concierch. l¡¡ ibn Yuuf, hijo dc Jocé.la directin hebL ddo pcrr¡r cn srs tr¡dicione§. ¿t)ürde beber mejor ¡u menrq¡e qrc en el trlrr en el quc h¡bfr vtvido y muerto? ¿Cnál deberfa scr la dirección de mi¡ pcra¡mlcntoc? ¿Dsbcrfa moldeerlc a é1, o forrn¡rrnc um oplnión dentrc de mb limit¡ck»ncs? ¿Debcrf¡ vGrüo como un hombrt, un m¡cstno, un cundof, un mfr tico o una combin¡ción de todo cso? ¿Corno uI hombrc qtrc poocla toda¡ las facultade¡ quc yo brr

€h, pero guc carccf¡, hartr cl extremo dc qtn etan mcr¡s rcmbra¡ pcn mf! ¿Dcberf¡ u¡rr la litemtura quc e$abr . mi ehence pür dcnnollrr mi propr¡ actitt¡d? §i. como ur Sheil hrbh dkdro, el mermje de un hombrc mucre con é1, entoncc¡ lo¡ ¡entificeda¡ tr¡dit*¡nes enoerrd¡r cn Todo y Tod¡¡ la¡ Ccas o Encwntrc oon Hombrer Notr. ble¡ no ¡crfen dc ningun¡ ayrde p.ra nrf. No podl¡ evlt¡r recorder l¡ en¡cflrnzt ttl cooro h ¡¡bfrmo¡ en Prrf¡. ¿Ere tot¡lmcntc lnútil? ¿No hrbl¡ cn clh n¡d¡ qus fircrr uns b.rc útit prrr h rctMdrd? ¿En ¡celnrcnte rhom un¡ nrocúnicl't!pctic'lón dc doctrin¡ y &nzr quc h¡bf¡ ddo rpllo' bh d¡l¡nr vez? , E¡t¡b. prcfundrñcnlc rfect¡do por l¡ lübtül de lo¡ ültlmo¡ mg¡cr dc Gurdihff y dc rr¡¡ p.¡rbrü

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ul morir. De acucrdo a todas las evidencias parccfa habcr pcrdido interés durantc los últimos meses de su üda. Recordé las palabras de Hashim Khattat, de que la relación entrc Gurüieff y loo Maestros habfa teminado al principio del último año de la primera mitad del siglo xx -1949, el año de la muerte de Gurdjicff-. ¿Sabfa él mismo que la concxión habfa tcnninado? óQue no tenfa sentido que siguicra enseñando? Deberfa haber sido totalnrcnte conscicnte que Ia continuación dc su enseñanza tal como la entendfan sus alumnos. no les ayutlarfa, que en rcalidad los confundirfa. ¿Es por cso que sc clicc gue sus últimas palabras fueron "Los dcjo en una vcrdadera confusión"? Seguranrentc, si hubiera sabido que iban a continuar con sus actividades bajo la dirccción de la fuente de la enseñLn?a, los hubicra cxhortado a "ser" o "hacer" como lo hacía frecuentemente cuando aún vivía. Luego dc p€nos¡ls reflcxionc§, no podfa creer que el nrcnsajc de Gurdjieff fucra completo. eue fue enviado para preparar un área para un cierto propósito, oso no lo dudaba. Ye fuera gue la continuación de su enseñ an?a estuviera por venir o hubiera venitlo, yo no lo v¿bía ni estaba preparado para arriesgar una conjctura. Era bastante evidente para mf que los hcrcderos del manto de Gt¡rdjieff en el occidente,habfan decidido continuar ello¡ mismos a lo laryo «le las lfneas que él habla enseñado. Estaba seguro de que habían hecho esto sin la indicación de Gurcljicff de hacerlo y sin el posterior mandato de los Maestros. ieué destino para un nrensaje, ctrando Gurdjieff mismo habfa luchado 34

totlu su vida cn contra tlel "pensalniento ntccánicot'l Mc encontré a nrí ¡nisnlo analizanclo la presente situación en Occidcnte. ¡Gobernaba un temor abyt'cto! Ninguna «lisciplina o respeto por la autori' clatl, sino un ciego c irracional temor. ¿Tcmor a qué? ¿Temor de que uno de los autoelegidos podcres que existen, condencn a la persona en la próxima vida? ¿Tcmor de que las preguntas u oposiciones pucdan ser herej fa? Curdjieff insistió cn la' otretliencia sin cucstionamiento y la total disciplina. Disciplina es la reacción inmediata a un ordcn como rcsultado tle un deseo canali zado dentro dc otro tleseo y una identificación, mientras que la obcdicncia compulsiva es una acción producida por cl tcrror, ineficicnte, torpe, que dificulta la acción dcl siste¡na. ¿Desarrollo a través del ternor? Pienso quc tro, porque cuando la mente está congelada por el tcrttor, uno no puede pensar, actuar o ser. Quiás un sistema como ése atraiga a aquéllos que confunden el temor con la autoridad o que necesitan cse tratantiento. Sospecho que Gurdjieff utilizó el terror, pero como un instrumento con el cual tenfa familiaridad. No lo utilizaba como una fonna de vida. Lo gue ha quedado es una resaca de horror, indulgencia y runa cierta pantomima enfermante. Gurdjieff habló con frases cortadas a caus¡l de su falta de dominio dé ciertos idiomas, pero ¿es ese un mandato metaffsico para que algunos imiten el rasgo con.toda ¡ericdad y exactitud? ¿Magia sim pática? ¿Super35


iclentificación? ¿o porque ya no hay nada mds que nranifestar? Pero regfesando a

mi problema actual, ¿buscarrg entonces litcratura derviche para encontrar tradicione¡ sobre Jcsus? ¿Vcré qué hicieron dc cste hombre, gue nunca pretendió ser un complemento de Dios o l¡ hipóstasis dc la Divinidad? ¿Coincicliré con cl Concilio tlc Niza, el cu,al liió Ia naturateza de Jesús y, de rsta nranerar no seré e¡¡paz de aspinar yo a la perfccción gue fue Jesfu? §i fl fue bueno y bondadoso, dulce y noble, sabio, frug¡¡l y lleno de compasión -lo que natlie neg¡rú- esto no cleberfa sorprendernos mucho, siendo, como se f¡jó, prte de la naturalcza y tcxtura de Dioe. Sin pLrcar dc frivolidad, uno podrfa decir quc si su Divina condición ss verdadcra y no corno sugicrc la razón, un viejo lcgado dejado a Ia posteridad por el antr(> morfismo dc cdades pasadas, ¡entonc{rs él tuvo una ventqia!

Su peronalidad está revestida de misterio y tsyerla. L,o que tcnemqr en el Nuevo Te¡tamento es, po¡r ¡cr caritativo, bastante menor cx¡cto de lo quc fuera dable qsperar. Matttrew Arnold ha anticirudo prtrcbas concluycntes para demostr¡r la total de¡confianz¡ gue merecen los regirtrol dcl Nucvo Te¡tamento. Si se acepta gue las m¡sag iletndts rGersitaban un contacto más estrecho con una Dcidrd Todopoderosa, gue a través de un rdoctrinsmiento mf¡tico, uno puede apreciar qrrc era prccis¡mente elguna forma de enseñtn?a Gn un nivel p& [io, pero ¿era necesario elevrr ¡l Men¡qicro heciéndolo partfcipe de la tcxtura de l¡ Diviníoao 36

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y de esta manera convertirlo en un eslabÓn conCfcto entre el hombre y Dios? Nuevamente: si uno cree -COmo yo- que los pasajes no potables prra los primcros padres de la lglesia fueron eliminados, no dcjendo nada de lo esotérico por medio dc lo cual el hombre podrla encontrarse a sf misfno. §ncontrar a Dios, entonccs la cuestiÓn se a§la. ra. L¿ Cristiandad Paulina (de San Pablo) trasplantada desde el semillero y basada en una doctrine mutilatla y cornggida, tlejó atrás su fucrte rerlis, tno, su enscñan?a esotérica y sc volvió codificrdr mils bien gue experimental; moldeada pera cl nucyo mundo del paganismo vacilantc, más gue p.ra scr el motlelo de una creencia básica, directa, por medio de la ctul el hombre podrfa encontr¡r r Dios: quiás a pesar de sí mismo, pero encontnar a El. no rncnot. A Jesús, loe escritores mfsticos musulmano¡ h llaman Profeta, Maestro, Mensajerro y le confieren cl rango de lnsan Kamil, u Hombrc Completo. Htr chos cle loo historiadores tratan su vida y en¡eñlnzt y se detienen en la parte csotérica con exclu sión dc mucho de lo que apareoe en Evangc{ic posteriorcs, compilados uno generación desn¡é¡ dc ¡u mucrtc. Abdul Arn de Ram¡lleh regirtrr tnl ocasión en que lesús y su3 di¡cfpulos llevab¡n I cabo una "danza cn cfrculo", notablemente ¡imilar a lu de los Dcrviches Gimdores. E¡to rpcrcqr en algunoo de los Apócrifos, y también lo heccrr algunas narociones de significado mf¡tico. ¡Nir guns tlü, est¡¡ namacionec de ¡ignific¡do mfst¡co ha rccibido el scllo de aprobación de le $ocb, y

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sin crnbargo, son hechos recicntcs! Es decir. ninguno de ellos aparecc en las lcyendas que forman partc dc las religiones o fábulas antes del nacilrriento de Jestls. ¿De tlóndc vinieron entonces, a rnenos que hayan sucecliclo rcaltnente? Estu«liando y vaganclo, pasó mi tiempo en Jerusalén. No busqué nuevos contactos; simplementc Inc conformd con prcpararme para cl siguicnte paso cn la única forma quc sabfa: por meditación. Pasé nrucho tiempo en el jardfn público, cerca"del Templo de la Roca. el cual está construido en forma octogonal. Además de cubrir la roca sobre la guc se dice quc Mahoma descendió durante su famosa jornada nocturna dc Ia Mcca al parafso, afirman que es el sitio donde los judfos llegaban una vez al año a ungir las picdras con aceite, llanto y lanlcntos. Los arqueólogos discrepan cn si fue o no cl sitio original del Altar de la ofrenda Ardientc. Dcsde un terraplén se pucde ycr que el octágono exterior contienc adcmás otro interior, conformado por ocho pilares con veinticuatro arcos. cada segnlcnto «lel octágono externo po§ec cinco yofttanas.

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Lá paz del jardín era nrajestuore. Altos álamos, fuentes y mosaicos delcitaban la vista, mientras que el murmullo acompasado de loo lectorcs del Corán daba un fbndo musical. Cada jueves por la noche una multitud de personas descend fa y meditaba en silencio o efectuaba los recitados vocales tlel ritual dervichc. No habÍa música ni palmoteos como habla observado en Noráfrica, sino un rnesurado murmullo de letanía y algunas vecos las pro38

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fundas inhalaciones y exhalaciones rituales, las cuales -sc me düo- señalan una ccremonia espccial. Hubiera podido quedarme, sentado allf para siempre, entonándome con las emanacioncs de esas almas puras, pero la urgencia me empujaba a buscÍrr las lecciones de Jesf¡s, aunque fuera solamente ( ¡solamente!) para beber profundarnente la atmó§fera magnética de este cruce de caminos de la fe. No fue sino hasta el l8 de diciembre qus percibf señales en relación con lo que deberla estudi¡r. Habfa $perado conscientemente algun¡ indicación, aunque sin percatarme totalmente de la impreltltción atmosférica del área. Quizás mi sola prcsonch allf era un estudio viviente de Jesús; quiás el contacto diario con las mismas callcs por las que él habfa transitado, iba a ser mi lección. Empezaba yo a aceptar ésto cuando un hombre con quien habla hecho amistad en las Oficinas de la Policfa Turfstica de Jordania, Mohamed Ali, guc hablaba inelés muy bien, ffi€ dúo una noche de modo laxo, mientras nos halldbamos sentados bebiendo café: " ¿Hl lefdo usted los Evangelios Maniqueos de Leuciur, uno de los compañeros de Juan, llamadoo, ctrGo, los Actos de Juan?" Rcpliqué que no había lefdo Apócrifos en mi, juventud, sino solamente los del Viejo Tegtemcnto y no hrbfa tenido mucho interés en otros. "Es interesante -dtio él- espccialmente lo concerniente a un hecho descrito tal corno sucedió en vida do }esús, poco antes de que fuera crucific¡do. §e rcfiert a una forma de dan za' ." L.o rrriré fijamente, pero su rostro no demostraba 39


7 nada. (',Era ésta la indicación que yo buscaba? ¿o cstal¡a en un estado tan hiperscnsitivo que emper¿ba a ver significatlos en iodo? Seguramente era inevitable, €[ Jerttsalén, que ta plátl-ca vcrsara sobre Jesús, y sin clnburgo. . . Esta tarde pe«lí prestado un libro que contenía los Actos «le Juan. En é1, dcsdc cl versb 94 en adclante, hay inequívoca descripción ttc una «lanza ritual con los discÍpulos nrovidndose en un anillo alrededor de Jesrls, cantanclo responsos. Sc dcscribc que aquéllos salfan "deslumbra«los o en estado de trance y que Jesrs apareció ante Juan dcspués de la crucifixiÓn y lc clescribió cicrtos nristeriós aunque no con Ia voz quc éste le conoció". lncluyo los pasajcs in toto, pues «le otro modo no puedo hacer justicia a algo que considcro cle gran importancia. Esto echa abajo la teorían cn lo quc a mÍ conciernc, de que cl Nuevo Testamento tal como lo conocemos, es cotnpleto. No tenra du«la de quc los pasajes formaban parte de las cnscñanzas esotéricai de la cristiandad, las cuales cran un irnpedimento al mando hierofántico buscado por cl sacerdocio y por tanto ctiminadas. ¿De gutr otro modo se pueden explicar las verclades a rncdias y las aparentes contradicciones dc la Biblia? Puctle decirse que estaba cxcitado cuan«lo hicc este descubrimiento y que duseaba creer en é1. Ciertantc¡rtc, podrfa ser una actitud válida: sin embargo. si un hornbre cncue¡rtra satisfacció¡r en una crecncia que estd librc dc prejuicio, del condici«> na¡nicnto y dcl monopotio jcrárquico, ¿puedc dc40

cirsc con scguridad quc lta cnco¡rtr¿do la fc? [¿s irnplicaci«rncs del pasaje son clcctrit;,ntcs. No busco demostrar quc Jcsús cra un de¡viclte Suñ,

o dc que ést«¡s copiaron las cnseñünz¿s dc Je¡ús. Cualc«¡uicra quc ltayan sido las conexionrs. quién cn¡ qué. o quién copió ü quicn son cosas

sin intportancia. l,os acutléltticos pucdcn disputar por frcqueñeces y tliscutir sotrre el ncoplatonisnto

o, sino. cuál vino prirttcro, §l ltucvo o la gallina; p§ro cn cuanto a mí concicrnc, prctcndo nutrir mi scr intcri«¡r, si to«lavfu tcngo uno. rtr¡ importa quién inspiró la crecnciu u organizó una cnscñanza. Prra rn i. ess pasajc es a«lecuada cvide¡tcia tle quc Jesús cnlpleó una técnica qus es idctnticu ¿l Ia utilizada p()r los dcrviches hoy tl ía y siluilar a la usada en Occidcntc por Gurdjieff. Ergo, son nccesarias para "¿¡brir" o prcparar al lronrbrc a un¿r Flcrcepción nús clcvada. Rcitcn¡dal¡rente lc f cl pasajc y. a c¡da «-»portunidad. nlayor cra el asolllbro quc nle coltnabü.

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94. Ahoru arrtcs de t¡uc til fucra prcnditlo por los

jutllos faltos dc lcy, quiencs talnbién estaban gobcrnados por (tenían su ley dc) la serpientc sin ley. nos rcunió a todos y dljo: "Antcs dc qur. sca yo cntregatlo a cllos c¿lnternos un hinuro al Padrc. y así salgantos ante lo quc yace dclantc dc nosotros". El nos lrrancló por tanto ponernos cn circulo, tonruntlo las ¡rranos uno al otro y él nlist

A('tos de luan, treducción de Montague Rhode¡, Jrmer 1924, reproducido por corte¡le de The Cl¡rcndon prcr¡, Ox

ford.

4t


rno. parado en tnedio, dÜo: "Contestadmc Amén". El etnpezó, entonces, a cantar un himno y a tlecir: Cloria seü para ti, Padre. Y nosotros, yendo alrededor en círculo, le contesta¡tros: Anrén. Gloria sea para ti, Verbo: Gloria sea para ti. Gracia. Amén. Gloria sea para ti, Espfritu: Gloria sea para ti. Santo: Gloria sea pera tu gloria. Antén. Te alabalnos a ti, Oh Padre; te damos ggacias ¿r tf, Oh luz, donde la oscuridad no mora, Amén. 95. Ahora, mientras damos gracias, yo digo: Yo serfa salvado y yo salvaría. Amén. Yo seria soltatlo y yo soltarfa. Amén. Yo sería agraviado y yo agraviarfa. Amén. Yo sería sostenido y yo sostendrfa. Amén. Yo comerla y yo serÍa cotnido. Amén. Yo oirfa y yo serfa oÍdo. Amén. Yo serfa pensado, siendo complentamente pensamiento. Atnén. Yo serfa lavado y yo lavarfa. Amén. Gracia danza. Yo tocaría; dancen ustedes totlos. Amén. Yo plañirfa; lamenten ustedes todos. Amén. El número Ocho canta alabanzas con nosotros. A¡ttón. El número Doce danza cn alto. Amén. El Todo en Io alto tiene parte en nuestra danza. Amén. 42

Quicn no tlanza, no sabc qué vo a

sttccder.

Antén.

y yo pennancceria. Alntrn. Yo nle ataviaria y serfa ataviatlo. Amén. Yo serfa unido y yo unirfa. Amdn. Una casa no tengo y yo tengo casas. Anrén. Un lugar no tcngo y yo tengo lugares. Antétt. Un tcnrplo no tengo y yo tcltgo tenrplos. Alnén, Una lánrpara soy yo para ti que me vi§te. Amén. Un cspcjo soy yo para t¡ qus mG percibiste. Y«¡ escaparla

,

Antén.

Una puerta

soy

yo para ti que me tocaste.

soy

yo para ti, un caminantc.

Antén.

Un camino Anrén.

96. Ahora contesta a mi danza. Conténtplate

a

t¡ mis¡rro en ¡ní que hablo. y, viendo lo quc hago, guarcla silencio sobre lnis lnisterios.

Tú que tlanzaste, pcrcibe lo que hago, pues tuya es esta pasión de la lrumanidad, guc estoy a ¡runto clc sufrir. Pues tú no porlrias de ningún rnodo haber comprcnditlo que sufriste si yo no

hubicru sido enviaclo a ti, conlo palabra del Pddre. Tú que vistc lo que sufro nle vistc conlo sufrinricnto, y viúndolo. no lo soportaste sino que fuiste totalrncntc ¡novitlo, nrovido a ser s¿¡bio. Tú me tcnras corno una canla, clescansas en mí. Quicrn soy yo Io sabrás cuando parta. Lo gue ahora parezco ser, no soy yo. Tú verás cuanclo vengas. S¡ tú hubieras sabido cómo sufrir, hubieras sido capaz de no sufrir. Aprende a sufrir y scrás capaz tle no sufrir. Lo que tú no supistc, 43


yo te lo

enseñaré. Tu Dios soy Yo, no cl Dios traidor. Me mantendré en armonfa con las ahnas santas. En nrf conoce tú la palabra de Ia sabiduÍfa. Nuevamentc conmigo di ttl: Gloria sea para tf, Padre: Gloria a ti. Verbo; Gloria a ti, Espfritu Santo. Y si trt quisistc saber, concerniente a lrrí. qué era Yo, sabe que con una palabra engaño a todas las cosas y yo no l'ui cngañado un ápice. Yo lrc saltado: pero comprende tú el totlo, y habir(n«lolo comprenditlo, di: (iloria sea para ti. Padre. Amén. . De esta mancra, nris anrados. habiendo danzados con nosotros. el Señor salió. Y nosotros.

97

como hombres extraviatlos o aturdidos con sueños huimos por aquf y por allá. Yo, entonces, cuando lo vi sufrir. ni siquiera soporté su sufrimiento. sino quc escapé hacia el Monte tle los olivos. llorando por aquéllo que habfa ocurrido. Y cuanclo él fue crucificado en el viernes. a la sexta hora tlel día. si: lrizo oscuridacl en totla Ia tierra. Y nri Scñor. tle pie en nritad dc la cueya c ilunlinándola. tlüo: Juan. cntre la multitud, abajo, cn Jerusulén, yo tstoy sicndo crucificado y traspas¡ldo con lanzas y flechas y se me da hiel y vinagre a beber. Pcro ante ti Yo hablo y lo que hablo trl escuclru. Yo puse en tu rncntc que vinierus a esta montañü, para gue pudieras «¡fr aquéllas cosas que importa a un tliscfpulo aprcnder de su lnaestro y a un honrbre de sr¡ Dios.

98. Y habicndo hablado ¡rsf, él me mostró una cruz dc luz fijada. colocada arriba y alrcdedor 44

dc la cn¡z una gran multitutl, que no tenfu una fornra: y ella (la cruz) era una fornta y una ssfilcjanzt (asf el MS. : yo lccrfa : y ah f era una forma y unü semejanza: y en Ia cruz otra multitud, no tenien«Io una forma). Y al Señor mismo yo lo vefa sobre Ia cruz. no teniendo for¡na alguna, sino solamente una voz I y una voz no tal como era familiar a nosotros. sino una dulct' y bondaclos¿r y vertlatleramentc dc Dios, diciéndome: Juan, cs necesario que alguicn cscuche estas c(> s¡rs cle ntf, porguc tcngo nccesidad de uno que quicra escuchar. Esta cn¡z dc luz la llamo algunas veces por vuestro bien la palabra. algunas yeces mentc, algunas yeccs Jtsúrs, algunas yeces Cristo, algunas yeces puerta. algunos veces cami[o, algunas veces pan, algunus vcces y:milla, rl§unüs yL.ces rcsurrección. algunus yecel Hlio, algunas vecss Patlre. algunüs yeces Espfritu. dgunas ycces vida, algunas vcces vcrdad. algunas veces fc, algunas yeces grucia. Y por estos Dombrus es llarnado cn cuanto a los lrombres; pero eso gur. clla es en vcrtlad. conct bidu en sf mis. ma y hablada cn rclación contigo (MS. noce> tros). es lu scñal dt totlas las cosas y el firme h'vantar cle cos¡ls fiiaclas por cosus inestables y la ur¡nonfa tlc Ia sabidurfu y, cicrtumente, la ¡¡bitlurfa cn arnronfa (cstu riltinl¡t cldusula en el M. S. se unc a Ia siguicntc: "y sicndo sabidu¡la cn arnlonfa"). Hay ( Iugares) dc lu tnano derecha y rlc la izquiertla, podcrcs tulrrbién,autoridudes, seilorfos y denronit¡s, trabujos. amenazüs, iras, diablos, Satán y la ru¿fs buja rulz tlr,. donde pro45


cedió la naturaleza de las cosas que llegan a ser. 99. Esta cruz, entonces, es aquélla q-r. fijó totlas las cosas que estaban separadas (at. lunto

todas las co§as en sí lnislna) por la (o una) palabra y separa las cosas que son de aquéllas qu. estún abajo (lit. las cosas del nacirrriento y auajo dc él) y, Iueg, turnbién. sicndo una, fluyó tracia t«¡das las cosas (o, hizo a toclas fluir). yó sugcrf : consolidó a todas en (una). pero ésta no es la cruz de madera que tú verás cuando l¡ajes dc aquí: ni yo soy é1, que está en la cruz, ¿l quien trl no ves, sino solamente oyes su (o una) voz. sc rne consideró ser eso quc no soy, tro siendo !o que yo cra para muchoi otros: pero ellos me llamarán (dirán de rní) otra cosa que es vil y no es cligno de mí. Entonces, corno ei lugar de descanso no es visto ni se habla de é1, mucho menos yo, el señor de ahf, seré visto (ni se lrablará de nr í). 100. Ahora, la rnultitud de un aspecto (al, (no) de un aspecto) que está alrededoi de la cruz es la naturaleza inferio r;y aquéllos a quienes ves en la ctuz, si no tienen una forma, esto cs porque todavfa no lu sido comprendido cada mienlúro del que bajó. Pero cuando ra naturaleza humana (o la naturaleza superior) sea ascendida y la Ía?a que se llegó cerca de mf y obedeció mi voz, ¿¡ que ahora me escucha será unido con ellos y'no serás más eso que ahora €s, sino sobre ellos, como yo también lo soy ahora. porque en tanto que tú no te llames mfo, yo no soy eso qrre soy (o fui): pero si tr¡ nre escuchas. tú; escr.handó, 46

conlo yo soy y yo seré cso que era, cuando Yo (tc tcnga) a ti conlo yo soy conmigo rnismo. Pues de ttrí, tti eres eso (que Yo soy). No tc preocupes por tanto nristerio, desdéñalos: pues sabe tú que yo estoy totalrnente con el Padre y scr¿ls

.

el Padre conmigo. l0l. Nada, por tanto, de las cosas que ellos dirán de mí, lre sufrido Yo: no sólo, sino que tanrbién ese sufrirttiento que tc nrostré a ti y al resto de Ia danza. quiero que sea llamatlo un nristerio. Porque lo que trl eras, tú lo vist€, pues Yo te Io mos-

tré; pero lo que Yo soy, solamente yo lo # y ningún otro hombre. Stlfreme entonces para guardar eso que cs mfo y eso que es tuyo vélo tú a través de mí y véme en verdad, que Yo soy, no lo que Yo drje,sino Io que tú eres capaz de saber, porque tú estás enlparentado a ello. Tú oístc que sufrf, sin ernbargo Yo no sufrf, que no sufrf, sin embargo Yo sufrf ; que fui traspasado, sin embargo Yo no fui herido; colgado y Yo no fui colgado; que de mí fluyó sangre, sin €tilbargo no fluyó; y en una palabrs, gue lo que dicen de ffii, no me ocurrió, pero lo que no dicen, eso Yo lo sufrf. Ahora, lo que esas cosas son, yo te lo manifiesto porque Yo sé que tú corrprenderás. Percibe tü por tanto en mf la tlabanza (al. muert o al. paz) del (o al) Verbo (l,ogos), el traspasar del Verbo, la sangre del Verbo, la herida del verbo, €l ser colgado del verbo, el sufrimiento del Verbo, el ser clavado del Verbo, la muerte del Verbo. Y asf hablo Yo, sepa47


rando Ia humanidad. Percibe tú por tento cn primcrlrrgar el Verbo; luego percibirás al Scñor y cn tercer lugar al lrombre, y lo que él ha sufrido.

tv. ATAULLAH QARMANT

la Navidad llegó y pasó; después vino el Año

Nuevo que me encontró ansioso por empezar esta nueva etapa de mi peregfinaje. Viajé en un taxi has" ta Damasco y luego cle instalarrne en un hotel, ffi€ lancé a la búsqueda de Ataullalr Qarnrani, el forjador de cobrc. Como Damasco mantiene todavfa una distribución tfpica de las comunidades nredicvales, no tuve dificultad para encontrar el sector de los trabajadores del cobre. Lás indagaciones me llevaron hasta una próspera tienda, con cortinas de encaje, donde un letrero anunciaba: "Ataullah Qarmani, modelador de cobre. Siryiente del Altfsimo". Me detuve indeciso en la entrada, al tiemfro quc una voz desde adentro nle decfa: "El Mbito de la indecisión destruye el hábito de Ia decisión. ¡Entre

!".

Sentado sobre una estrafalaria silla de mimbrc sc lrallaba un hombre de edad avawada, ve¡tldo con impecable ropqie blanco y un turbante kr¡rdo con flecos. Inclinado sobre una mesa, marctbr 48

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(pn infinito cuidatlo caracteres sobre un tli¡co de cobre, euG allf posabu. Pernranecl parrdo, torp€. nrente, ha¡tl quc él levantó la cabcza y tnc pitlió que me tcntara. Asf lo hice. tortantudeantlo ntcdio cn per§a, medio en árube. le prcgunté: " ¿A dónde puedo cncontrar al Maestro Ataulleh?" I-evantó la cabeza con desagrado: " üQuién mc llama 'Maeslro'?" Respondf entrecortadatnente: "El Slteik Datxl tle Kerbala." "No gs asf". dtjo por toda respuesta ntietttrts retomabe su trabajo. Volvl a pensar con rapidcz. ¿Hubfa us¿rdo cse térrnino el Sheik D¡ud? ¿Estabü seguro de quc por lubcr en¡cñado a Gurdjieff cra un Meestro? Ento¡tc€s e.l rccucrtlo dcl incidentc tle la allb¡ttbra volvió a rni nlcnlorie. "No -declaré- fui yo quicn utilizó cl términtl 'trlacstro'. pues usted enssñó a un ltombrc a quien con orgullo lc lrubiera llumrdo 'Mar'strot ". El rnciano sc lcvantó y se sentó sobre un lltontón de pieles: "Ustcd no tiene caprcidad püra saber si yo soy un Maestro o no. ¿Está ustcrl qutricnrlo lulagrrms a mf. un hontbre cuy¡¡ harba cs más lar§l que le suyr aunquc ustcd sc le lrubiese tlciatlo crscsr desde le infuncia? ¿A quidn sosticnc que yo cnscñé?

"Gurdjieff, Jurj izada de Ar¡nenia. El Shcik Dautl dlio. . ." Y me dctuve, ye quc el Sheik Daud no habfa dicho tal cosa. Mc habfa diclto que buscarü e Qernrani, y yo habfa tomado como un hccho que él ere otro de los Maestros dc Gurdjieff. 50

Erñpecé truevanrcnte: "Busco a los Maestros dc Gurdjieff. Quizás usted puedu ayudarnlc si cs quc rustc¡l mismo no es uno de ellos". El ¡nci¡no suspiró y le lndicó ü un nruchacho que trajeru café. "Usted vicnc con su ¡nente yo decididr, llena de visioncs inütilcs y crrritc palabra¡ dc poco valor. Yo no enseilé ¡r Gurtljieff. pero fui condiscfpulo (compañero) suyo bajo el tutelrgc tlc Abdul Hai Qalander, quiur ya no est¿l con nt> sotros, porgue se fue a su recompcnsa en estos r,lltintos diez años. Le prop«rrcionaré toda la infornración quc le sea de alguna utilidad, pero dejc de l¡allur cn todo Io que cualquiera le diga, el significado que busca o encuentra conveniente aceptar. Gurdjicff fue un alumno en estu ticrrda lucc una vida. El Macstno, un Qulander de la onlen Qadiri. trabqirba aquf como forjador dc cobre bujo instruccioncrs de la OrdGD, y nos enscñó a moldcar cl cobre micntreÍ él nos moldeaba a norctros. Gurüieff pcrmr¡rcció aquf dumntc un cuarto tle año. viviendo con lo¡ otros eprendices sn cl serai dc Ia tienda. No l¡¡bhbu el ilrabc. sino el flcn¡a, §l turco y su armcnio nativo. Fue enviado lruciu aquf por Muhsin Slrah de Quds (Jerus¡¡hsn). quien u su yez lo rccibió dcl §ltcik dc Halcb, Egtudió cl cobrc. su naturuler¡ y usos u Ia vez. que cra introducirlo en cl cstudio tlc sl mismo en iguales trlrnrinos." , "¿Cónro cra la vicla dc un cstúdiantc?". pregun' t(,t.

"Nos levantába¡nos a las cinco para lavarnos? err. ¡rnder los hornos y clcsayunar artcs de hs ¡ictc. Itoro cn que la tienda abrfa. EI Mucstro solfa lh5t


$r a las nueye, para cntonces nosotros ya habfa'

nlos cumplido clos horas de trabajo, eR el vaciado en bruto «le las piczas. modelado de brndejas, tazi¡s y yasos, que los artes¿lnos diestros grababan y entbellecfan con platu. Estutliábamos dis€ño y grubatlo y se espcraba que pudiéranlos realizar de rronroriu tliseños complicados. Después del almueÍzo cstudiábanros y trabajábanros hasta el atardecer, y luego nos reun fanros cn el patio de la casa dbl Maestro con otros discfpulos para ofrle hablar sobre rcligión, éticr, o doctrina esotérica." "¿.Cómo e¡rseñaba? -pregunté- ¿Por medio dc textos o mediante preguntas y respuestas?" Qarntani sonrió con reminiscencias. "Hablaba la ntayorfa de las veces, dando ejemplos, contando cusntos y explicando Ia enscñanza que se ocultaba cn ellos. Hucfa a uno y otro alunlno una prcgunta inrposible y esperaba pacientemente, con cortesfa, su respuesta. Era severo en el análisis de nuestras tctivida«les manuales y espiritualcs, pero lo hacla de fonna tal que sus crfticas nos alentaban en lugar de tlejar en nosotros sentinrientos despreciables de rssntintiento o dc tlisgusto. Sus palabrer eran hirientes pero su sarcasmo siempre contenÍa una cnseñan?a."

"¡,Erü Gurüieff un buen alumno?". pregunté. "No nos correspondÍa a nosotros juzgnrnos unos ü otros porque no podíamos evaluar el dcsarrollo dc los denrás, conlo pod fa hacerlo el Macstro. Ni aún ahora me atrevería a crnitir un juicio sobrc eso. pues no sr! con c¡uú propósito crü cntrcnatlo Gurdjicff. Era tlicstro con sus nlanos y dc nrentc

rlgil. pero si era o no bueno para la tarea que tenía por dclante, cso no lo podrla decir." "¿,Cóttto sabfa usted quc se le estaba prepürando parü uná tarca?" "Porquc tenfa todas las caracterfsticas de aquéllos que son enviados para aprentler y ser moldeatlos y luego cnsr:ñados y cnviados a enseña¡ y, además, porque Muhsin Shah de Quds fue uno de loo lrombres que tuvo a su cargo el programa de enrcflan?a de los no rnusuhrrane§. ¿Encargado por quién sc

prcguntará?

"Pues por cl Maestro de su Maestro, que a su yez recibió cl encargo de los Guardianes de la Tradi-

ción." " ¿Cómo hace un alumno para ser aceptado en tal curso?" "De diferentes maner¡§. El aspirante entra en contacto con la enseñant,a y luego de haber ¡ido aceptado, pasa de un maestro a otro o es introducitlo en la enscñanzl para cunrplir con una cierta circunstancia o porque necesita tle la enscñanut mis. nlo y ticnc Ia capacidad para utilizarla aun incon¡, cicntemente. Gn beneficio de la comunidad." "¿Por qué se requiere que los disclpulos lprefidan tejido de alfombras, carpintcrfa, caligraflt, etcétera?" "No cs que estrln aprendiendo artes espccfficas para llegnr a dominadas. Generalmcnte e8 prra que aprcndan algo de cada maestro, y a la vez, un arte con el que se pu€dan ganar el sustento si r lcs envla a algfin lugnr a establecer un puesto a tnvée dcl ct¡al prosiguc Ia enseñ anza. El Maestro le trlns-

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mite al alumno la baraka qu(. rr.cibió th. su propio Maestro. Esta influye sobre cl alumno dc oóreicto con cl ticnrpo, e'l ltlgur y las ncccsidatles y circu'stancias ¡¡ntt' Ias cualcs ss cncucntra. l.¿ baraka putdc producir un cfccto cspccffico sobre una pcr§onü solamente si dsta sc halla sn una ctetenninacla rcgión geogrJfica y cn unü cicrta rctación dr. tiernpo con Ia cnsrñanza." "¿Todos los fllür".§tros pasün por ústo?" "Hay distintos nruestros ü curgo dc tliftrerrtes üctivitlutlr:s. St¡ sntrcnit¡nir'¡tto cle¡rcntk dc la octivitlutl u lu cuel sr. yan ü cntrcgür." "¿Qa,.t üprr,'lrdió (iurtljiclT dc su Mucstro?" "Mc tst¿l ¡ridicntlo unu opiniólr. L¿s opi¡i«lnss qu(' tstiln basadas cn nuda son nada. Estudió unü ¡xt¡ur.ña parte dc Mantir¡ ut Tayiur (cl tcnguaje dc lO§ piijaros). tlc Attur. junto con Hadig, ui Haquiqa. dc Salrui. quc tmfu corrsigo." ss cstucliaban los tcxtos?" ' "¿Córno "Por nrcdio tlc lu L.ctura c«¡nstante. püro t¡uc tos tlifercnlcs nivclcs tlc significación pucdan i*r incorporados Srildualnlcnte. N«¡ ss lefan püra ser tornprenditloc' dcl modo como ustcdcs cnticndtn el trtr¡nino. sino paril (lus fuenrn absorbitlos *n Jo tr'xtura misnra de su sdr conscientl. y su ssr intt rno. En Occitl§nt§. cl intclectuat cnseñu gue sc ttcbc con¡prcntlcr unü cos¡t pürü oblclrcr provcctro tle cllu. l¿t trudición Sufi no sc ¿¡poya cn algo tan tonto cottlo esü habilidud supcrlicial. t,i¡ bunrka sc filtra tutcia adcntrtr. a nlcnuclo 0 pcsar de usted, R,, ycz dc §§perür §n t'l tt¡ltbrul dc !a pucrta hasta qus cl 'in-

telecto' le pcrmite penetrar en una forma ya atenueda.tt

" ¿Hay ejercicios especfficos para acompañar

csta lectura?"

"Algunas veces los hay. Pueden tomar la forma de repetición de frases del texto que sc está estudiando o de frases dadas por el maestro." "¿Recuerda usted si Gurdieff tenía algunos?" "No lo puedo decir. Recuerdo, sf, que se le rlio una frase de Ghazzali para que medit ara sobre ella. Era una cita del Profeta: 'La gente está soñando, despierta cuando muere'. También el párrafo quc dice: "Quienquiera que piense que I¡ comprensión de las co!¡as divinas s€ basa en pruebas estrictas. ha reducido cn su pen!¡amiento la innrensa nrisericordia de Dios.' (Glrazzali, Llbett ción del enorl y, conlo una letanfa, la frase 'Señor, sé ¡nisericordioso con nosotros.' No ptredo decir, si habfa otros ejercicios usociaclos con estas rGprcticioncs, frorquc cuando una pensona está en un¡ actitud contemplativa ¿quién -cxcepto el Sheikpucde saber qué ejercicio está realizalrdo?"

"¿Tiene ustcd alguna idca de por qué el Sheik Daud mc acon¡cjó permanccsr en Quds y estudhr h vida de Jesl¡s? Sólo pude estar allf un mcs y ero no me parece suf¡ciente tiempo para absorber unr lección, aunque realicé lo que para mf fue un des. cubrinriento trascendental" y le conté cl impacto que nre produjo la lectura de los Actos dc J.uan. Qarmani me oyó con indifercncia. Después diio: "¿Cómo sabe usted cuánto tienrpo necesita trabljar en algo, antes de poder decir que se ha benefi-

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ciado? ¿Tiene usted en su mente reseryas que le dicen que el conocimiento requiere un mfnimo de tiempo para ser recolectado? ¿Mide usted la bnrnka en tiernpo o en profundidad? ¿Mide el pero en yardas? Tal vez el tiempo fue suficiente, tal veu no; eso debe preguntárselo al Sheik Hassan Effendi de Quds. Que el amor vaya con usted", y se inclinó nuevamente sobre su trabajo.

V. SHEIK HASSAN EFFENDI

Al regresár a Jerusalén busqué a mi amigo en las oficinas de Ia Polícfa Turfstica, y lc preguntd dónde podía enc*ntrar al Sheik Hassan. "Todos los dlas en la Mezquita de Omar y todas las tardcs en el Zawiyah Hindi, §erca de la puerta de Herodes. Pero te atlvierto, no es un hontbre al que le gurtc contestar una seguidilla de pregunta§. Es discÍpulo del Gran Muhsin Shah, quien heredó el manto del rnismo Sultán Fatih. Búscalo, ¡psro ten cuidado!" No siendo musulmánn ffo pude e¡rtrar a la Mezquita de Omar, osf que localicé al Zawiyah Hindi, un hospedaje para peregrinos hindüres; todo tipo de gente se detiene allf (durante largos o cortos pcrfodos). Dejá una carta, después de haberle explicado mis razones a una muy amrble drma hindú, qus hablaba inglés. Ella me aseguró que el §heik recibirfa la esquela,

Esperd varios días, hasta que un rnensajero mü trajo una contestación. Decfa en ing¡és: "Usted de56

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§ea verme,

pero

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¿Qué

le lrace suponer que yo quie-

ro verlo a usted?" Para ese tienrpo yo lruhfa descubierto quc ésta es una clásica técnica §ufi. mediante la cual se desanima a los investigadorcs fortuitos con desalentadora rudeza. Contesté: n'Me inrpulsa el dcseo de acrecentar mi conocimiento". Llegó la contestación: " ¿Puede usted utilizur el conocimiento?" Respondí: "Todavfa ño, pcro aspiro a hacerlo." Lá contestación: "Venga al Zawiyah a la puesta de sol." Fui. Hassan Effendi estaba en cl patio, sentado a la sornbra de un naranjo. Un discfpulo estaba sentado detrds suyo, a su derecha. El §heik ern obviamente un hombre de edad muy avaflu,ada, y sin embargo §u cara suave estaba desprovista de arrus§, §us ojos emn penetrantes y sus manos emn ñrmes y callo§a§. Vestfa un manto §audi blanco y una cofia rosa y dorada de la Orden Naqshbandi. Cortésmente, inquirió acerca de mi salud y luego hizo silencio. Le mencioné el objeto de mi búsqueda. "Sepa, amigo mío -replicó- qur soy un Maestro de mi Orden, tro un estfmulo para su imaginación o un ordculo para los crÉclulo§. Usted busca por todo el mundo a los maestros de Jurjizada y aquf cstá srntado uno de ellor; le será de poco provecho el phntearne todos loe interrognntc qrc están inundando gu mente. Yo le enseñé a Jurjizada a respirar" Digo ésto, y usted estalla en un torrente 5tt

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rl* cómos, por qués y peros y si puedo enseñarle. A esto últir?¡o le contesto: sf puedo, Fero no lo

hffr*.tt "¿Puedo preguntarle, Shcik, por qué sólo re§piración?" " ¡§ólo! ¡§ólo! ¡Estúpida pregunta! Más aún que si hubiera preguntado por qué o córno. ¿Supone que aprender a respirar es fácil? ¿Acaso su pseudorrespiración superficial hace algo más que proveerle * su sangre de una mfnima cantidad de oxfgeno, suficiente sólo para mantener activa esa porción de cercbro que utiliza? Una de las funciones de la csrrecta respiración es llevar la baraka hasta los lugnres más recónditos de la conciencia. [,os hombres no desarrollados utili¿an el Fenssntiento y el rccionrr fortuifo pem trntnr d* *uütl" tuir la conciencia. Ninguno de estos rnCtodor funciona, porque desconocen la dosificación, la dirección y la intensidad. ¡Sólo a rcspirar! ¿Sabe cuánto ticmpo lleva entrenarlo antes de que pueda hacer su primera inspiración verdadera? Meses, a yece§ añor, y sólo entonces es cuando sabe hacia dónde se dirige," , "Gurdjieff vino a mf con capacidad para renpirar y yo le enseñé cómo hacerlo, cómo respirar con todo su sistcma, su ser consciente, su scr enteroUsted respira parfl mantenrr su nivel de existencia. Irl hombre elcvado respira para rnantener cl d§* cubrimiento que ha hecho dentro de un reino superior dcl ser. §u ignorancia, §i bien no me sorpÍrndc, me aterronza. curüieff permaneció conmigo durante veinte años. ¡Sf, vcinte años! Cinco mes$s 59


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en Erzurum y el resto del tiempo sn relación connrigo, r.londe fuera que estuviese aprendicndo a utilizar su respiración. ¿Sabe usted por qué un Sheik sopla dentro de la orcja de un recién nacido? ¿Sabe tusted qué c$ lo que puede scr transportado dentrt¡ de su conciencia a través tle su respiración? ¿Sabe usted por qué un Sheik sopla dentro de la oreja de un discfpulo? ¡Por supuesto que no! Usted lo atribuye a la magia, a sfmbolos primitivos que representan Ia vida, pero las razones práctica§, *! hecho irremediablentente fonnal de nutrir la conciencia intcrior, §e le pasa por alto. Fluye sobre su cabezi, propen§a como está a la fisiologfa, psicologfa, fenórnenos cÍrusativos, éxtasis teóricos. 1¿ vida no lo ciega, §€ ciega usted nrismo. Usted clanra, con arrogancia digna de l¿tstirna, por instrucción; reclama su tlerccho a ella como si fuerfl una herencia. cánela, mi amigo, con dcdicación, trabajo y disciplina. tln cuerpo tiene que viajar cien años antcs de estar prcparado. ¡Un buscador no se conviertc en un verdadero Sufi hasta que la rnédula dc sus huesos no lra sido templada cn el lrorno de la realidad! ¡Hablc nlcnos dc *solanrente respirar' y vea cuán lastimosamente incapacitado se lralla todavf¿ para acercar§c al concepto de Existencia! su c]apacidad para obtener beneficio de cualquier sosa está, directamente relacionada con la eficiencia de su sistema oryánico. "Esta es una vcrdad tanto fisiológica como eso* térica. Usted no puede , y lo sabe, esperar que su cuerpo extraiga y proce§e azúcar si no ticne p{ncrea§ y, sin enrbargo, en su arrogante modo inte60

lcctual, tspcra beneficiarss con cl conocimento que Otros han conrprado part usted. Quicrc utiliear. lo qus Ustecl llanta cl "proccso de p§n§amicnto o lógica" para ir revolvicndo y examinando el todo y cotilsrsc tas partes que considere nutritivas. En cl rncjur de los casos, sus proce§o§ de pen§anticnto §oll rcacCionss supsrticialcs: en el peor, usted no ¡rucdc ubsorber una reacción o pon§antiento antcs dc que se ltaya degradado, diluido, disccado y de' fonrraclo ¡:or el proceso infcrnal al que llama tazonalltiento académico. ¡Razón ! ¿Llama usted razonablc *l deglutir grandes trozos de sabitlurfa y regurgitarlos, reprducirlos rnaquinulmentc en fornra de tcorfa, con el lrabla y la fastuosidad tle una mentc cruda? Iá llalnada Era dc la Razón, cD Europa, produjo menos razón, menos verdadero progrsso intclcctual. quc la actividad de un dfa de un hombrc desnrn¡lhdo. " ¡Ueted aspira, susñ¡r, pero no hacc! Iá tenrcitlad es re{Rmplazatla por sof-rsterfa, el valor por frnfurronerfs, §l pcnsamiento diociplinado por estrecltos y pcdantes intentos de ruzón. Incline lo fioco qu€ le qucda de intclecto hacia la actividad prácticr, dúndosc cuenta de sus trur§adac limitaciones. Cess en su diabólico 'exámen de sf mianro'. ¿Quidn soy? ¿Cuántor yo{3§ tengo? U¡tcd no po&e sn absoluto sspasidad para sornprender el concepto tlel vcrdudero auto-examcn. ¡§M uns filosoffa válida o condénese a pertenecer a lae S€nGraciones quo ss alrogaron en los cstancados chercos de fang«r. u los que llaman ressrvas dc razón § intelccto!

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"Usted no tiene razón ni intelecto, ¿comprende? Y tiene menos aün de la substancia catalftica que le permitirfa utilizar la razón e intelecto que puedan haber sobrevivido al condicionamiento, al cual u§ted dio tan cálida bienvenida. " iSf , sólo enseñé a respirar a Gurdjieff! Ni más ni meno§. Si usted puede empezar a tener una vaga impresión de lo que cso puede significar, entontes tiene poryenir. No estoy preparado para explicarle más a fondo sus incapacidades causadas por sus yoes positivo, negativo y neutro y el control y efeeto que tienen sobre su ya fragmentada concielrcia. Puede escribir un libro sobre su brlsqueda, pcro transcriba lo que digo, correctamente" Cfterne si quiere, Fero no me interpret€. Le estoy hablando en su lengua nativa para que no haya lugflr a imprcsiones o a una interprctación intelecturl de lo que pueda creer gue dtie. Si no puede beneficiarse con ello, no trate de 'explicarlo' a otros ni intente exponcr sus 'sentimientos y emocione§' y las actitudes que nuestra conversación ha engf,endrado en usted. No hay significados ocultos en lo que digo, rustcd ha tenido todos los hechos necesarios para ayudatse. No interpole, comente ni enfatice donde yo no lo hice. "El académico ha sido siempre la maldición del mundo occidental, por su desco fervlente de intcrpretar, comentar y explicar. I¿ traducción fue pera él una manera de producir una direcciún de pnsamiento que la rnayorfa de las vebes no cxistfa en el manuscrito original. §i é1, como sucedfa la mayorfa de las veces, no captaba cl hilo original del pcnsa62

miento, introducfa el suyo propio, a menudo deliberaclame nte, para probar un punto o para usarlo corno unfl prueba de su teorfa favorita. "Debido a la escassz de escolarcs bilingties en Otcidente, estos abusos pasaron desapercibidos, con frecuencia, durante siglos, algunas veces para siempre. De esta manera, teorfas, dichos o tratados de considerable valor, se perdieron para Occidente . ¿Lastimoso? ¿lniusto? ¿Piensa usted que sí? §irt embargo, ¿dónde está la culpa si la sociedad c&recc de honrbrus entrenados? ¿Es su culpa o la de otros? El perrnitir que teorfas enteras y tradicione; se construyan sobre los caprichos de un experto, es una gran irresponsabilidad. Con su propia meno derecha se ahorca usted, mientras protesta de que no hay nadie que lo proteja, "El escolasticisrno occidental ha canonizado a su$ propios §&ntos, clevándolos y perpetuántlolos como una alta jerarqufa sacerdotal, sin poseer la facultad de la idoneidad crftica para cxanrinar sus calificaciones. Altora están atados a ellos. Si se reyelaran, y quemaran todos sus libros, ¿con qué los reemplazarfan? Escuelas enteras se han construido sobre la aberración de un hombre. Usted puede decir si cs asÍ como funciona cl escolasticismo en Occidente. Ustcdes Io llalllan teorfa que conduce a las bases de la comprcnsión. Cierto, psro hay una deshone tidrd aquf, pues, ipor qué el traductor o intérprstc no dcclara su real interés y hace pasar como partes del texto verdadero, a los agregados que efecttla? '* ¿Qut9 tiene esto que ver con Gurdjieff? §e prcguntard usted. ¡Mucho! 63


"Aqudllos que ticnen ojos para verr que vean la concxión, aquéllos que tienen orcjas para ofr, que oigan la verdad, entre las enmarafiaclas madejasf pero deje qus primero se desarrollen la facultad de §onocer la textura de la verdatl, eus sientan la verclad, que hablen la verdad y creen un clima en el cual la verdad es una norma aceptada y no algo fuera de lo normal. "Gurdjieff tenia que enscñar ciertas cosas para una circunstancia determinada. Que su enseñanza iba a ser adulterada y seguida muclto después de haber pcrdido su efectividacl, en circunstancias que habían cambiador era inevitable y predecible. §u papel era preparatorio, pero la mayor parte del progreso que se logró sie diluyó más allá de toda medida por las actividades seguidas dcspués de su ntuerte. Usted se puede preguntar ¿cómo podían rnantener el contacto aqudllos que se habfan beneficiador a no ser que cstuvieran asociados con la escuela que él habfa establecido? IVluy fácilmente. Se tcnfa que dar cuenta, a medida que pasaba el tiempo, de que habfa una falta de substancia en la repetición de actividadcs anteriores. En ese nromento, hubiera sido fácil separarss y seguir las partfculas que se habfan absorbiclo. "Las actividades, las verdaderas actividadesr nunca perdieron en Occidelrte su contacto, aunque ffsicamentc hayan aparcntado lo contrario. Las teorfas deformadas tenfan dentro de ellas las semillas de su propia destrucción. Esta es una ley inmutable que se está comprobando por sf sola. Hay actividades, ahora, eu€ §e encargan de aquéllos para quienes la

verduder¿ realidad no ha perdido su sabor."

"¿Quiers decir que hay actividades ahora

Europa?"

en

"Quiero decir exactamentc lo que digo. si hu-

biese sido nri intención agrugar '§n H,uropa', lo hubicra tlicho. No me entrego il ta conversación sin sentido. Usted tiene un defecto que es cornún en

§u pafs, el tratar de cntender demasiado las cosas, sicrnprs lrasta el punto de introducir hechos o fias*s cxtrañas dentro de los párrafos, para aclararsc. Esta cs una tarea aborrecible y le exuo gue la evite. No es cliffcil y no requiere un esfuerio heroico, ni unil búsqucda del alma, tri sufrimiento. simplenrente deje de hacerlo. Si tiene alguna pretensión en cuanto a disciplina, utilfcela en usled. si nccesita adularse y sobornarse a usted mismo psra haccr un¿r coüa, entonces nrejor no la hagE, porqu§ no Ia debe hacer sólo por tolerancia. Tlngo rnuy poca o ninguna paciencia con equéllos que no están básicamente preparados para dominarse y analiearse objetivamente. n'Usted puede o no puede. si no puede, genefalmente signiflca que no lo hará y si puede ¿por que entonces no lo hace? "Le permito que me haga una pregunta más, ffii joven anrigo, y sólo una. Le respondáré y después debe marcharse y que la verdad sea su gufa.,' "¿A dónde, §heik, puedo seguir el rastro?" §in titubear respondió: "Aleppo, si usted lo de§ea' Moharned Mohsin el mercader le brindará ls bienvenida. Ishk Bashad", y se fue.

b4 65


VI. MOHAMED MO}I§IN

Urru enfermedatl mc obligó a quedarme en Jcrus*lérr duruntc rliez. dfas ntds, a pes;ilr de mi unsicdatl por crnprender cl viaje a Aleppo. L3 indisposición era la tfpica clc los viajcros no acostumbrados a la con¡ida dcl Medio Oricntc yn corno tenla la ilrtención dc viajar por tierra, qucrfa estar en forrna ant*s de partir. I.,a forzacla estad fa nrc pernritió lcer mucho. En su rnayor parte, dc autorus prlrsils cuyo trabajo yo podfa leer, o dc los cuales habfa una buena traduccién en inglés. Bussaba saber si las acusacioner de neoplatonismo, Enosticismo y/o Shamanismo dirigiclas contra los §ufis, pod ían estnr apoyadas Én pruebao cficaccs. Confie¡o que trabajé bajo condi* ciones desvent4iosas, pues no cstaba lo suficientemcnte vemado sn los grandes Macstros del pcnüamiento §ufi, como pam poder enritir ningfin tipo de iuicio, ¿Podrfa scntirnrc seguro arribando a una decisión que fuer¿ setisfactoriu sólo para mf? ¿Cuál rerfn ln difersncia sn cl inrpccto, si encontrsss qu€ cl §ufismo fue influido por cl pensarnicnto ncoplt 67


tónico? §in embargo, si su§ teorfas cren vllidao, ¿importaba o no de dónde procedieran?

Estas preguntas me perturbaban, Prtr m§ *era juzgar la situaciÓn con argumentos intelcctuales o académicos. Un material sobre el tema, que encontré con la ayuda de un amigable librero, inclufa a Al Gha,z?.n' li, Jalaluddin Rumi y Fariduddhin Attarn el Per' furnista. Ghazzali es ampliamente considerado en el mundo musulmán, por haber revivido la fc y llevr justamente ese tftulo. Encontrando dudas en §u mente pcreg:inó durante diez años, hasta quc logfÓ re§olverlas, §e picnsa gue sus libros influycnon los Per§amientos de §anto Tornás de Aquino, constituyéndme también en una de las bases de le filosofla m{stica isldmica. §u libro Confestones de un ** yente aftlstdo, traducido por lUatt, e§ verdaderamente conmovedor: "Para comen?*r,lo que bugco es el conocimiento de lo que realmente son la¡ cooas, de rnanera que indudablemente tengo quc averigusr lo que el conocimiento realmente c§." §u investiggción se basaba en un análigie objetiyo, §in verbosidad académica, innecesaria o fanfarronqdas intelectuale§. Buscó, escudrifló y mús qrrc nsdr expcrimentó. Citándolo: " ¿De dónde, dice dudando unt voz intemr, proccdc erta confianza en le propit farccf ción? El ¡cntido más poderoso es el de la vittt. §ln embs¡Uo, curndo rnira la sombre derds Ir crr¡ de un cuadrerrte, la ye estacionaria y iuzsr por tanto quc no hey movimiento. Luego a travé¡ dcl oxperi-

tfa inclinado

68

nrcnto

y dc la observación más profunda, deepuée

dc una hora. §c da cucnta de que. or realidcd, l& sombrs ss tstá rnovicndo, y nrás afin no so mulvt ell formu brusca sino gradual y constantcmentr re. corricndo distancias infinitamentc pequeñas, dc tal nr¿rncra que no está nunca en estado de rsposo. Tanrbién nrira el sol y lo ve tan pequcflo como una nlnnetla; sin enrbargo, los estudios astronómicoe nos delnuestran gue su tanlaño rs mayor que el de la Tierrü." Lá lcctura de Ghazzali me fue inspiradora, puffi la lucha que mantuvo con sus dudas y su intelecto estaba claramcnte descrita, como también lo G§taban los fundanrentos de todss sus decisions§. Yo regufa su rauonamiento y su lógica impccrbls, y r¡te delcitaba con sus descubrimientor. Fodfa habrr aceptado fácilmente estos descubrimientof sin la cvidencia, pcro las explicaciones detalledrs me rcvivificaron la conciencia y me permiticrtn plancar un camino más sirnple a través dcl ccncgnf dc mis propiou pensamientos inmaduro§, ernociones y opiniones formadas a medias y basadau Én prnsa rnien tos condicionados. Rurni, el nrfstico del siglo XIII, cscribió lr mlo. sal obna metaffsica el Mathtwv\ ur poema en tnur volúmenrs que sólo pucde ser apreciado por lc er, pfritus muy dcsarrollado¡. No pudc riquicrs cfiip!. zar a penetmr la brillunte alegorfa y h profundr y vibmntc verdad. §olamentc pude lccrlo ruprrficidmente tratando de guo la realidad se filtrarl dentro de nrf. Transcribo el cuento de los griegos y loo chinoo, 69 I

].,I*ffi'T¿


que ilustran la cliferenciu (luc hay entre los pensanticntos tcológicos y los lltístic«¡s'n§i tú dcseas una parábolu del üoüocitniento oculto, $scucha cl cuento cle los griegus y los cltino§.

"Los i¡rtistas clrinos declararon: '$o¡nos los lnejorcs artistas'. "Los griegos rsspontl ieron : 'Nosotros lus llcvamos una ventaja.' f,' 'Los §onletcré ü unil prur:ba *drjo cl Sultán*y asf veré q uidn dc ustcdes son tirltta su pretensiórt

n.

r' 'Asigne un cturto para nosotros y otro para

los gricgosn, dijsron los clrinos.

"Los dos cuartos sc hallaban uno frente al otro, pucrta con pucrta I los clrinos cn unor los griegos rln otro. Los cltinos solicitaron al rey que les diera cicrr colores; y el digno rnonarca pu§o a su disposición el tcsoro y todas las lnañanas los chinos recibfan, gracias a su generosidacl, su ración de colores. e' 'No necesitamos cle rnatices ni de colores para realizar nuestro trabajo', dijeron los griegos. 'Todo lo que necesitamos cs deshacernss de ln herrumbre'. Y diciendo asf cornenuaron a trabajar dando brillo. "Existe un pasajc que va de lo rnulticolor a lo incoloro; cl color es como las nubes, nrientras que lo quc carece de color es como la luna, Puedes e§tar seguro de que todo el resplandor y la radiación que ss ve en las nubes, proviene de las estrellas la luna y el sol. n'Cuando los chinos ternlinaron su trabajo, co70

msnzaron a tocar los tambores con alegffa. El rey entró y yio las pinturas, y ante tal espectúculo qucdó rerlmsntc snsantado. Luego avanzó hs* cia cl cu¡rto de los griegos, quienes entoncos de§corierün lns cortinas dejando ver el reflejo de lns magistrales obras chinas sobre las paredes a lm quc habfan limpiado dejándolas libres de herrumbre. Todo lo que lubfa visto cl rey en el cuarto de los chinos, aparecfa aquf rnás bello, de manera qtre sus ojos ¡alfan de sus órbitas. "LoÉ griegos, padre mío, §on los sufis; sin rsp§* ticiones, ni libros, limpiaron sus pechos dejándoloe libres de deseo y codicia, avaricia y nraldad. Esa pursza d*l erpejo €s, sin duda, la del corazón, el cual recibe innumerables imágenes. El reflejo de cada imagen, ya sean numerosas o fio, resplandece para siempre desde el corazón y cualquier imagen nueya que recibe, §e muestra dentro de é1, libre de toda imperfección. Aquellos que han pulido sus corazoncs se encuentran libres del perfume y del color; en todo momento, contemplan lo bello." I"s profundidad del misticismo de Rumi da una imagen potente de un hombre despierto que está n'más allá de Ia religión, más allá cle la herejfa, más allá del ntefsmo, más allá de la duda, más allá de la cefiidumbre". tá últirna es la tercera de tres etapas, explica Rumi, y las cuenta de esta manrra: primero, el hornbre v€nera a los humanos, las piedras, el dincro o los elementos; segundo, venera a Dios, y tercero, yt no dice "yo venero" o "yo no venero". Rumi aconseja y previene al hombre para qur

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burque el conocimiento de sf mismo y que aplique a su yo no refinado una creencia o sistema que lo condu zca a la realizaciÓn de su destino. Uno de los moldeadores permanentes de la conciencia del hombre es el Amor. Dice: "El género ltumano no tiene plenitud, la desea y luclra por con§eguirla, por medio de todo tipo dc entpresa§ y ambiciones. Pero esa realizaciÓn sÓlo la puede encontrar en el Amor; sin embargo, no debe usarlo en forma impetuosa, pues el fuego que calienta también puede quemar". Dentro del camino sufi, e§ dogma cardinal que el hombre común no puede r§cono§er y obtener beneficio de las influencias moldeadoras que nece' sita. Tiene que, forzo§amente, §eguir un maestrO quien sabe dónde §e puede encontrar g§ta§ influen' cias y cómo y en qué medida se deben de u§18r. Rumi previene con§tantemente contra el spego a lo externo. "Ama menos a la jarra y rnáS el agUA". Hacc hincapié en los aspectos experimentales del desarrollo y en la necesidad de trabqiar para oü' mentar la capacidad para un desarrollo poeterior. Attar, el farmacéutico, afamado por El lenguaje de los Pájaros, §€ encuentra en el prirner rango de los sufis sublimes. Ciertamente, Bünyan debe Pllgrlm's hogress a esta fábula, Gñ donde treinta pájaror, guindos por una abubilla, ¡c lanzan tn proiura de un rcy. De§pués de muchoe mfuerzos y tribulaciones descubren qe el rey c§tá dentro dc Cada uno. "Abandonen §u timidez, §u pre§unciÓn y su incredulidad, pue§ aquél que hace luz de iu propia vida es liberado de sf mismo; es libera' 72

do del bien y el mal en cl camino de su amado." Tales pensadores Sufis beben en lo profundo de la fuente de la verdad y reflejan la sed que tiene el hombre de unión con el infinito. Me sentf muy anonadado por su visión penetrante de las desventajas que tiene el hombre para la búsqueda de su ssr interior. Rodeado por toda clase de temore§, teorfas y condicionamientos, el hombre se encuentra sin defensas ni preparación para enfrentarse con las respsnsabilidades de su búsqueda de Io descono* cido. Es verdad que el pensamiento occidental ha producido hombres como Kant y Schopenhauer y mfsticos como Nicoll y Ouspensky, pero cada uno de ellos trabajó, impelido por la necesidad de presentar un camino de desarrollo, y todos han fallado por lo complicado e intrincado de su pcnsamiento. Ellos mismos eran productos del essolasticismo occidental con sus valores prag¡náticos, su tedioso pensamicnto académico y su refin¡do razonamiento intelectual, exento de virión poiletrante y de afinidad con los problemas y flaquezs§ human§, quc caracterizan a los maestros sufis. E§ justo decir que ninguno de los pcn$adores occidcntales se ha desarrollado a sl mismo fuera de cste mundo, ni dentro del infinito, sin embargo Rumi, Attar y otros, no solamente han señalado el carnino sino que también lo han recorrido ha¡ta cl fdrw o ls extinción d*l ser con la sustnncia de la Verdad. ¿Qué prueba rnás grande de la eficiencir de la enseñanza? lps mfsticos San Francisco, $anta Teresa de Avila y §rn Juan de la Cruz deben su impiración al pcnsamiento sufi. 73


*ms pregutttAba* ignorar ssta clara ¿Podfa yo indicación? Curdjicft' habfa sido entrenado por esta gente. ¿Era posible para rní scguir el hilo de la ell' setlanza tal conro se aplicaba actualnrcnte? ¿,§oportarla no aprovechar esta oportunitlad? Lá decisiÓn era clara y mi búsqueda estaba asut¡ticndo una forma cada vet más personal. Seguirla el camino cle Gurdjicff pero solamente para encontrar el lnensaje y la fonua etr quc se aplicaba lroy. Mi viaje hacia Aleppo siguiÓ clemorándose y nal fuc fiasta la mañana tlcl viernes, que pude llegnr" Mc lrospedé en un lrotel y prcgunté por Moftantcd Mohsin, el nrercattcr, y supe quc se habfa retirado a vivir en un pueblo dc El Bab, a uno§ cuanto§ kilómetros de clistancia. Encontré a un joven quien se ofreció a guiarme, diciendo que vivla en e§e misnro pueblo y gue estarla gustoso de llevarme. Mieniras atravesdbamos el escarpado y polvoriento camino, fuablÓ del Mercader, con §ran fCY§' rsncia, dándole el tftulo de Cul Barlri o Cuidador de las Flores. Pregunté acerca de la razÓn de ello, y me respondió que siempre §c le habfr conocido por ülse nombrs. El pueblo se hrllaba ccrca y estaba lleno de vide. El sufa me indicó una senda en las afucra¡, intrañsitable para el coche, que conducfa I la vivien' da del mtrc"der, y sugiriÓ que fuéramoe fl pic, dG' jando a un pastorcillo al cuidado del cochs. L.r scn' ?r, cmpinala y polvorienta, effi la cucncn dc un arroyo seco y conducfa al pie de las colin¡s. De§puéi de media hora, cl jovgn señaló une sasr sltc' ñas visible en la hendidura de una colins. 74

" ¡Allfl'u dryo.

Tardam$§ mds de una hora en llegar a la vivienda, bastante grande, que estaba construida de piüdra. Iá pucrta estaba tallada con tliseños complicados y en renpuesta a nuestro llamado una pequeña ventana con barras se abrió. Expliqué la razón de mi viaje y prsgunté si podfa ver al rnercader. lA cara desapareció y cinco minutos clespués se abrió la puerta y nos guiaron hacia el patio interior, donde las fuentes jugaban cntre los cünrinos de piedra y los macizos de florcs. En una esquina, cerca de numero§$s rosates, estaba sentada una aiada figura. vestida con un manto blanco y az.ul. rodeacla por otras ciln rnantos blanco§. Me hizo una seña parn que me sentara. habiéndosn despedido y marchadcl mi guia. Me senté sobre el césped rogand«r interior-

mente q¿¡e tuviéramos un lenguaje en común. No hubiera necesitado preocuparme. porque Mohsin se volvié hacia su audiencia y continuó su discunio en inglés, ciertamente muy acentuado. prro con mucha lluidez.

'*De manera que pueden lácilnrcnte c()rnpft:ncler qus a menos que la infilrmación quc tengun seff cürrectarncnte ¡nte rpretada. utiliaundo la debida escala de medidas. inevitable mente obte ntlrán un¿¡ apreciación incorrecta de su carácter. Examinen estos asunts* dc los cualeii leii hc hablado. utilizan*, do solamente. les repilo" ltxi puntos de relbrenciu que les dí, y por ninguna circunstancia lm «leben ver a través de valores emocionales. sociales. p«rliticos u otros. Pueden tencr estas c()ncxiones. pefo, cvitenlas como a una plaga. Nunca caigan cn el error

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de utilizar actitudes que son inducidas dentro de ustedes por las circunstancias o la etmóefera relacianada con el tiempo. Ahora márchense; vuelvan el próximo jueves y les diré má§." §c decpidicron, betrando la mano de mi nnfitrión, luego el anciano se volvió hacia mf : "Mc alegra saber que el §heik Hassan está bien, veo que usted busca mi ayuda. Sepa que yo le puedo dar alguno§ hechos e indicaciones, y el beneficio que obtenga de cllo dependerá de su capacidad de utilizarlos. "Usted desea saber acerca de Gurdiieff. L,o que yo pueda decirle le ayudará poco, pcro lo suf¡ciente como para que con ello forme parte de un clltdro, si es que sabe armarlo. Le enseñé a Gurdjieff la cie ncia dc farmacia y farmacologfa; extraer las esencias y cómo usarlas. El aprendió esto y luego de un aflo me dejó. ¿Le ayuda en algo?" Tuve que admitir que no mucho, por Io que podfa percibir. Recordé que se decfa quc e Gurdjieff le interesaban mucho las hierbas y su edministración, pero no vefa más allá de esto. Recuerdo que traté de calcular qué edad podfa tener Mohsin, sin ningrln éxito. §u¡ facciones estaban marchit&§, pero sus dientes enan perfectoa y sus ojos no hrbfan perdido el brillo. §u figura, nunque delgada, §o mantenfa recta y las münos eran firmos. §i hab{a sido maestro de GurÜieff, Lr qué edad, cuándo? Hice la pregunta. "En primer lugar -respondió- usted no debe tomar por un hecho que para ensefler a una pcn§(rna sca necesaria su presencia ffsica. §c puede cn¡eñar de muchas maneras diferentes y todes son 76

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igualrnentc eficientes, siempre quc entre el tnrcstro y el ulumno exista un vfnculo suficientemente fuerte. Tenicndo eso, el tiempo y la distancia no §on de impofiancia. En sesundo lugar, no $§ imagine que un año significa un perfodo d$ trescientor scscnta y cinco tl fas consccutivos. Puedc estar csparcido dentro dc un pcrfodo. Ustedes en Occidcnte cxigen continuidad para el estudio sólo porque sus rncntes son tan poco eficientes quc olvidan runa lucción si no ss les adnrinistra la siguicnte, a loc pocos dfas de la printera. Son incapaces de retener cn sus nrentcs totlos los incidente§, circunstancias y lrechos dc unü lección. tan vfvidamsnte como pam retomarla sin titubcar después de un año. Curdjieff rucibió nri enseñanza antes de que firralizara vus§tro siglo XIX, mientras me hallaba en Erzurum". "¿Estaba usted, etrtonces, enseñando allf?" "Yo cstaba construyendo un jard f n y de esa formff esparciendo el sonocinriento necesario para las nccesidadcs del ticmpo y las circunstancias. No piense que el único lenguajc de las flores es el dcl impacto visual o cl de la fuerte fragancia de sus perfurnes. Las flores canrbion su significado y sus efectos scgfin su rsspcctiva posición, la cantidad que ha sido plantada y los colores quc tienen; todo esto forma parte dcl verdadcro lenguaje de las flore!." "Pero, i,eué es lo que indican? ¿Puede instruir o causür alguna impresión err alguien que pase a su lado y no conozca su verdadero significado?" "Su función tiene varios niveles. Algunos que usted puede aprcciar, son discños dc distintas floraciones, quc entrcticnen los sentidos. Otros, srt 77

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pflrf, producir un nricroclima en un determinado lugar, para que los Viajeros clel Camino descan$sñ, se rcfresquen, o utilicen de cualquiera de las cien distintas formas" [¿s flores indican quién está en el área y cuál es su grado de iniciación. El efecto que produce no está restringido solamente a aquéllas quienes son sonscientes dc su significado, parte del efecto '§e dcsborda' sobre sus conciencias y produce en ellos ciertas idcas y pensamientos* que son inútilcs, a melros que los comprendan en un cierto contexto bajo la condución de un maestro." " ¿Gurdjieff tanrbién aprendió esta ciencla?" "No. No era rreccsario pilra él conocerla. Hay una hennandad quc tiene la responsabilidacl dc construir estos jard ines. No necesariamente ensen¿in esta técnica. Están las órdenes que trabajan sólo para 'emitir' o mantener la cornunicación o para proveer 'viajeros' desde sus filas." "¿Puedo prsguntar si las pirámides y otros rno* numentos del Alto Nilo son de esta misnra calidad?" "Puede preguntar porque he ofrecido darle una audiencia, pero no puedo rnenos qus estar horrorizado ante este ejenrplo del pensanriento occidental, Yo hablo de cielo y usted de soga.t ¿Qué es Io que quiere hacer? ¿lntrotlucir en sus pensamientos nrateriales extraños que no pueden bqio ningún §onsepto darle sabidurfa? Si usted prssunta solfl* ntcnte para autnsntur su conocinriento incidental,

t Un juego de

palabras.

En pcnm el

Asman (cielo) es ¡imilar a Reswan (cuerda). 78

término

entonses nusvamente debo apenanllc por su igltorancia. §i usterJ lra viajado desde stt hogar para preguntar acerca de civilizaciones nruertas, esto refleja poüa capacidad para el pensamicnto colterente. ¿Dtsea usted vivir en el pasado y sumergirse en supersticionus y relatos del ayer, o quicre bcneficiarse de la viviente y pulsarrte fuerza que irradia el Universo? Pirámides, Esfinge§, Torrcs de Babel, Arcos del Nfnive. §u sitio no está cn el futuro, perü el suyo si lo está. Son artelactos extinguidos. Persfgalos si quieret pcro viva en el polvo que ellos son y no se m{:zclc con el futuro viviente" " ¿Cocina usted 'las cáscaras de las papas de ayer con las papüs de hoy? Probahlcnlentc ustcd lo hacc, pcro no rile pitla que le ayudc, participe usted solo de esa desagradable nrczcla. Disciplirre sus pen* santicntos, cl si no puetle hacerlo, p,Jl'rllita quc otros lo ltagan por ustetl. Abandone esü anglustiosa propcnrién u tratar dc descifrar toelo en relación con los dcm¿ls. Hs visto a tantos de uste«les, pensadonrs occidentalcsr qus busco rcfugio de sus estupidece§. '¿Quidn eril Magdalena y r:ll dóntlc cncaja en cl Libro de los Muertos y cl caráctcr de Barrabds y la Fábula de Cilgarrresh y J uana dc Arco y la É,spina de Glastonbury y Noé y el Petit Trianon, y el edificio Empirc §tate, y sl Gran Cañón?' l-a respuesta rs quc l¡rs cssas encdan, pero cn una dinrensión qus usted no puede vsr sn su cstado presentc, ni cornprcnder a través de sus ignorantes tantss§. Dc hecho, $r está alcjando de la comprensión por los nrirmos nrdtodos qus utiliza para tratar de unir cl rompecabezas. Abandone esta preocupación." 79


Luego de haber soltado esta andanada, se reclinó lracia atrás. Traté msnsflmente de explicar, 'uyeü utted, Curjieff en su libro menciona el Mapa de Arena y yo me pregunto. . ." " ¡Usted se pregunta! -dijo desdeñosamsnte-. ¡Usted no se pregunta lo suficiente! Usted ha lcfdo también acersa de camellos salvajes y cabras y zancos y monasterios y cascadas, y sin embargo ninguna de esas cosas engendra en usted preguntr§. Nunca se ha imaginado unt alegorfr on ellas, las toma literalmente y no obtiene ningún beneficio pero sn cambio se preocupa por cosas románticis sorno el Mapa de Arena y el hechieo del Antiguo Egipto. ¿Por qué Gurdjieff no ptrsevsró en su búsqueda en el Valle del Nilo? ¿O dc la hermandad Sarmoun? ¿t os habfa mencionado solamente psra darle una alegorfa que saliera de ustedes mi§mo§, para alentar a sus obstruidas mente§ I gue se limpiamn de lor aflos de pensamiento muerto? ¿Alguna vez,lo pensó de esta manera?" Hablé con audacia, "¿entonces, por qué no me da algunar explicaciones que me ryuden r sornprender?" "No. Foryuc rnted busca uns explicrclón para ayudsrsc y no una experiencia. Fundemcntdmcnte lo quc wtcd quierc c$ que se lc dé un libro titulrdo 'Secrstos de lo desconocido y cómo sonosorlos', al cual podrfa usted seguir de lección sn lección hasta llezu a ser perfecto. Este librc existe y es fácil de adquirir, pero para poder usarlo, p&H poder beneficiarse con dl, debe usted ssr cap*r de 80

rxpcrinrentar ciertas cosas que lo prepararán para §u ultcrior comprensión. Estas experiencias deben $§r realizadas, no pensadas o analizadas. No nle Fr€* guntc ahora cuál es el notrrbre del libro" pues eso lo debe encontrar usted rnismo. El propio Maestro hfolramcd Qadir lo leyó rlurantc toda $u vida y no lo había acabaclo a la hora sn que su rnisión habfa tenrtinado. Vaya ahora a buscar a Qazi Haider Cul er! Homs. §i para entonces ustcd ha meditado sobre la Kosa, lo suficiente para su estado, él lo conducini al Maestro Daud. ¡Baraka Bashad!", y fui conduuitlo hacia afuera por un ayudantc. Al rcgresar al pueblo encontré que nri coche habfu sido limpiado. y habfa un ranlo de florcs cn la mano del pastorcillo. §e rehusó a recibir pago alguno, ni siquiera en chocolatL.s. El también, a sü manera, tra un arreglador de flores" ya que totlar¡fa tcngo el ranto de flores secas ante nrf cuando escribo. Mi cncusntro eon Mohanred Molmin lrabfa $rguido una nonna que apenas percibfa nebuloearlrente. ¿Estos maestros suñs no estaban en lo más ntfnimo intcresarJos en discfpulos, o era que no le interesaban los térnrinos de los disclpulos? §ue cxpre*iones pareclan qurrsr provocflr pcnsflmientos y dertruir cl *'§onocimiento preconcebido". Ninsuno de cllur porcfa las caructerfuticrs exteriorü* qw uno habfn sido inducido a espsrar dc ellos. Hsbfa §ñ,nllos* sin dudao uil aire de autoridad y sabidurfa el cual eotaba acentuado por su tranquilidad y magnetismo, pcro del real y no del eff¡nero cardcter {'ctlestialn' que uno encuentra cn las dercripcioncr

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de Encuentros con lrombrc§ notables.

Ciertalnente yo no potl ía cuestionar §u autoridad o la profunda vcrdad que yacfa detrás de §u§ afirnmciones. Yo sabfa dentasiado bien lo poco preparatlo quc e§tuba, a pesar de mis años de "movillticntos" Curtljieftiano§. para poder SaCAr prove' cho de lo (luc dccfan. Sabía que no tenla derecho a cuestionar sus atrevidas crfticas sobre mis actitu' des y sobre todo cl intt'lecto occidental. fo gue yo buscaba uün, utr tanto dcsesperado, era la posi' ' L¡ti¿*¿ de scr sapaz dc arrojarnlc dentro dc esta co' rriente de conocittriento proveniente de lo que esta' bu ssguro, §H la fucnte de la enseñanza, Yo- {uery un mlsterioso tllotlastcrio, una cav§rna en el Hindu Kush, o para cl ca§o un planeta en el *pacio extcrior. en mis ¡Piense en la Rosa! Busqué febrilnlente Enquerfa deCir. que esto lo para encontrar libros poema' en Cocada en nrencionada la rosil contré a al refcrida por §upuc§to, alegorfa, unü tla obra. Em objeto tlel Antor. La Rosa de Bagdad era el nontbre que se le habfa dado a Abdul Qadir Cilani, el fundador dc fu orden derviche Qadiri. En ársbe la palabra ro§¡t (wril se diferencia en un tono de la palabra (wtrd) gue eignifica "ejcrcicios repetitivos, repeticiln de lbs Nombres Divinos". En la poerfa y le f{bula la rosa parece scr la lneta tlcl deseo §ufi. §e compflra con el ruiseñor q uien está tredicionalrnente intoxicado por lo rosa. Y rsf decittf estudiar literatura sufi, al menos lo nocesario para poder escogcr la mfnima pizca de. 82

conocirniento, y luego @er ir a ver a Qazi Haider Gul en HorTrs. Hscogf el Masnavi para estudiar. No porqus tuviese la audacia de imaginar gue estaba dc alguna rnanera suficientemente desarrollado para cornprender este sólido texto sufi, sino porquo lo tenfa a mano en una buena traducción y posefa además la versión persa para comparar si encontraba alguna dificultad. §erfa una exageración pretender haberlo lefdo todo sn lo¡ tre* meses que le dcdiquá. §u lengu4ic §s tan magnffico que, con toda justicia, uno no puede leerlo ligeramente. La profundidad de su Gnseñanza estaba por cncima de mi capacidadr aun para empezar a comprenderlo, pero es suficiente decir que, haciendo un constante y deliberado G§fuerzo p$ra liberar mi mente de los condisionamiento§, aprendf rnás en esos pocos meses de lo

que habfa aprsndido en toda mi vida. Traté de que el Mathnavi fluyera dentro de mf y ds cx¡le* rimentarlo en vez de "compre nderlo". Es filcil leer Bn dl cos¡ls quc son subjetivasn y la tentación es diffcil de resistir. §in embargo habfa tomado la resolución de rechazrfi las trampas que me hacfa a mf mismor pues sabfa que por caer en ellas uns y otra vez,, habfa ertado estático rn mi vids internr por tanto tiempo. Podfa culpar de esto al trabajo de Gurdjieff tel corno existe ahora , y prctender que esta enscilrn* zd atrofiada mc habfa retrasado, pero como yo habfe entrndo en ella y perrnanecido voluntari¡mGntc, sin cuestionar ru debilidad manifiesta, ¡idmprc 83


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cspsmndo ser recompensado con un destello de "realidüd", debfa compartir la culpfl por mi estodo. Nunca, junto son otros muchos, habfa penrndo o ms habfa permitido pensar que la enseflanls ori' ginal, rñ su fornta pura, existfa Bn alguna parte. §upongo qus era lógico creer quc la actual enseflanza de §urdjieff habfa sido confeccionada para *'heredado" Occidente, y qut aquéllos que lrabfan §u dirección habfan sido confirmados en sus posiciones por los Maestro§. A medida que iba leyendo, encontraba cada vsz rnás, palabras, frases y cuentos gue podfa identificar en los libros de Curdjieff. En el pasado los lrabía tomatlo por su valor aparente, ptro ahora podfa saber que. por ejcmplo, Karatas era una sssüe: la clerviche y csto me ayudaba a una mejor somprensión. El ltecho de que las explicaciones no hal¡f¡n sido dadas ¡lcldfu significar que nuestros concluctores no las conocfan, o eue no sabfan el beneficio que nos reportarfa conocerlas. §ea como fuere, ya estaba marchando hacia adelante, no'§omo sn afloe pasado§, cuidándome de no dar un msl paso en los nrovirnientos de Gurdjieff, no con un espfritu de perplejidad rayano en colapso nsrvioso, porqus no entendfa la lectura sobrc "Hidróse* no Cósmico", sino en un estado de confiañffi, quizds no tanto en mf mismo como rn la actividad dcrviche.

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vII. QAZI HAIDER CUL

Qazi Haidcr Gul de Hontsn era un poeta. Tam' bién era un Uzbek, d€ manera que mi pers¿ me fue útil nucvantente. Me recibiÓ en §u hogar, en la vieja ciudad de Homs. Después de las corteslas pre' limin&res me preguntó: " ¿§abe usted que Pir Daud vive en Estanrbul y que raramente recibe visitantec? quiere ;.Es muy r urgente la razón por la cual lo

üer?"

Le expliqué y su frcnte se alisÓ. "He ofdo del hombre llamado J urjizada y cntiendo que e¡taba e n el cfrculo de Pir Daud cuando se hallaba en Mosul. Pero srto improbable que el Pir conteste alguna pregunta sobre é1. En todo ca§o, ¿Por qué deberfa hacerlo?" Asentf. ts cxpliqué que estaba tratando de "¡)snetrar" eil los macstros de Gurdjieff, en un intento de recupsrür el entrenamiento que lo habfs tnol* dendo, y ver si pod ia aspirar a bcneficiarrnc tn$l' biCn.

*'Eso dcsde lucgo es posiAsintió con la crbeza. ble, psro simplificaría las co§as que usted simple' nrcnte le diicra al Pir Daud que lo cnvfa Mohamed Molrsin Kubravi y esperara §u re§put§ta." 85

U


VIII.

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DAUD

Asf cs que viajé en avión hacia Adana y Estambul, con un* carta de rrcomendación de Haider Gul , y busque e Pir Daud. Era un hornbrc snornrc son unn barba negra ligeraments jaspe*da de gris. Si habfa sido maestro de Curdjieff máu dc cien aflos, pero parccfa de sesenta. Me recibió en uno «le sus cuartoe en la mezquita Rusturn Pasha y hablanros por intermedio de un intérpret§. "¿Es usted discfpulo de Juriizada?" "Sf, en el sentido de gue sigo a aquéllos qr¡c pretenden haber heredado su mandato para er§eñflr.t' Hizo un gesto desdeñoso. "No existe herencb dc la berakr dc un maestro salvo entre lor §ycdr, los deecrndientes del Profeta. ¿Eres e ntoncr$ alumno de la enscflanza de §urdjieff?" "No lo sd -respondf- puesto que nunct lo he conocido en vida y no puedo decir cuál fue su menrajc original. Dc cualquier modo, cutoy dssencantado de lo que está parando on Occidente brjo §u nofnbre y brnco el verdadero camino."

dcbfr haber tenido

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Afirmó con la cabeza. "Nada se está haciendo, excepto rcpetición mecánica. El mensaj* de un maestro no se traslada a sus herederos y tal es el caso de Curdjieff. §i usted busca conocimiento debe estar a tono con el trabajo de desarrollo que toma sn consideración las circunstancins y la* nece' sidades del tiempo. Ustecl puede ilurninar su casa con lámparas de aceite si quiere y si está en una zona donde no hay electricidad, pero cuando tiene la oportunidad de utilizar Ia corriente eléctrica lo hace y no aflora las formas tradicionales de iluminación. ¿Sabe la diferencia que hay entr* los distintoú tipos de conocimiento". Me lanzó de pronto la prsgunta. ' "Hace seis nrese§ -respondf* hubiera diclto que crefa que sf. Pero altora cuanto rnás lo pienso más convencido estoy de que no lo sé. Pero pucdo aprender."

Movió la cabeza en señal de aprobación. "Bien. El saber cuán poco se sabe es el primer pnso de muchos. Para algunos es el comienzo de la desesperación o de la autorecriminación. Tencr la convicción de que se puede aprender elimina la causa de sste atolladero, pero se necesita disciplina. ¿[a tiene usted?" "Ahora creo que sf -respondf-. Más aún, §& nozso su sabor y la diferencia que hay sntre di§ciplina y el temor abyecto que sufrf en el trabajo de Gurdjieff. Terror de los 'superiore§', terror de §er llamado a su pressncia, terror de quü Fnsaran qus mtaba reincidiendo. §é que la disciplina es un dereo y una identificación con lo que uno cctd unido de todo conrzón. Es una condición en la cual 88

uno ha sedido voluntariamente su libertad en ciertas áreas a aquÉllos qus estdn mejor capacitadss para guiarlo, qus $ü propio yo." Mc rniró fiiamente. " ¿Esta nespussta, viene dcl coraeón o de la cabeza? ¿Estd hecha en forma lrlecánicu o ertá sentida desde el corazón?" N* tuve qus pensarlo mucho: "Desde lo mds profundo del corazón"n respondf . "Bien. Neeesitarás disciplina para seguir un duro canrino: disciplina para evitar que te detengas y te pongas a pensar en tu próxima acción. Para supertr lo qu* encuentres contradictorio, irracional o cortfuso" Tú puedes suprimir tu tan vanagloriada 'f8cultad de erftica' cuando estás recibiendo instrucciones de alguien que realmente sabe lo que está haciendo y para quien sólo lo que él enseña e§ importante. "Nadis que no esté perfectamente entrenado para enseflar puede utilizar estas técnicas, para no coñfundir nün má* de lo que están a las mentes inteligentes, §e han desarrollado técnicas, a través de lon sigloso {us han tenido en cuenta el tiemPon el lug§r , la circunstancia. Cada actividad o técnica es aplicada por una persona a cargo del área o actividnd de acuerdo al tiempo y la necesidad. Estas pueden cambior Constantemente y por lo tanto el dircctor de la actividatl debe estar en continuo contacto con el plan principal. Solamente es válida la actividad qu$ §s llsva a cabo siguiendo este plan. L&§ aplicaciofies fortuitas de verdade§ I medias o tnsl' cntendidas no pueden conducir a nada, excepto r lu confusión, pdrdida de tiempo y a vecs§ hasta el 89


movilniento retrógrado. ¿sabe lo que e§ estar en el mundo y sin em[aryo no §er del mundo?" .'He ofáo hablar ád concepto psro apreciarfa unt cxplicaciÓn §uYa." "significa quc usted debe vivir en el mundo y no abandónarlo como un nronje o un ermituño cierto es que t yeces de acucrdo a §u§ captcidadcs se lc pr*.I* rc(lucrir qus viva un tiempo determinado en Ln lugar g sn una ltermandad, pero solamentc por un pi.rfodo linritado. Debc tratar por todos lo¡ nledios dc tlrlstacarse en su trabajo y en su negocio, permitientlo que las túcnicas efectúen un cambio *n el pensamiento en lo que hace a las actividados nlund8nas. ..Demasiados occidentales parecen hab§r equipa' rado el progrcso metafísico con el rislamiento qu§ evita la coniaminación del mundo. usted no nccosa' riamente se contanrinará si sc atiene a ciertos valores y creencias básicas. puede estar asociado con h gánte rnás terrible y más depravada exponidndo-

á todo tipo de influencias sin tener que cufrir por ello. "Usted ocupa un lugar en §u familia y en su §ocie' dad del cual no puede e§capar para sentarse en una cueva y meditar. Tiene re§ponsabilidades de la¡ cuslss no se pucde desligar. La meditaciÓn, dcspués de todo, puede durar veinticinco §agUndos como veinticinco año§. si su sistema es tan poco eficientc

*,

que tiene que nreditar durante veinticinco aflog, entonces hay algo que está mal §n urtsd o sn cl sistema o quizás en ambo§.

"Si está tan iluminado como pafa saber

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sobre

qué meditar, entonces puede enfocar algunos de suü centros rnentale¡ sobre ello y meditar por el §*pocio de unffi ssgundosn excluyendo totalmente todo lo demás. El sentar$e en una cucva, yestido con harapos, comiendo nueces y bayes, sólo puede producir en ustcd cambios o efectos fisiológicos y muy pocos dc carácter esotérico." " ¿Puedo preguntar entoncss *interrumpf- ctúl es el propóaito de las hermandades monásticas del Hindú Kush?" "$u pregunta no sólo es inoportuna sino también inexacta -estalló-. I-a existencia de ciertas casas de poder no cambia en nada lo que he dicho. La gentc que está en esos centros está relacionadn con el destino del mundo, pero usted, usted no puede ni somcn u$ a comprender nada acerct dc sus actividades. Ellos no son hombre$ comune§, ni siquiera moqies. No conocen el descanso ni la sstis* facción, ya qus tienen que pagar por los defectr¡¡ de Ia humsnidad. Ellos son los §eres Reales quienee han cxperimentado el srr y el no ssr y han entrado d*sde hace mucho cn el estado de evolución en cl cual ningún estado significa nada para ello§." "Gurdjieff dtio que habfa visitado uno y qus su amigo el prfncipc Lubovedski estaba entre loa in* ternos. ¿Era él uno dc los Inmortales?" [,os oios de Pir Daud se encendieron. " ¡§u inexplicable ingenuidad dcsmiente sus años! ¡Gur* djieff dtio dsto, Gurdjieff dtio aquéllo, Kant dtio ésto, Ch*jov diio aquéllo! Todo el mundo tiene al* go qud dccir y urtedes pueden y algunas veces lo hacen, pa!§arse la vida entera leyéndolos y tratando

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movirniento retrógrado. ¿Sabe lo que cs estar sn el mundo y sin emLaryo no §er del mundg?" "He ofáo hablar del concepto psro apreciarfa

una cxplicaciÓn §uYa." "sighifica quc ustcd debe vivir en el mundo y no

abandbnarlo Como un nronje o un ermituño cierto es que a vecss de acucrdo a §u$ captcidadcs se lc pr*.I* rc(ptcrir quc viva un tiempo determinado en un lugar o en una ltennandad, pero sOlamente por

un pi.rfotlo linritado. Debc tratar por todos los nredios dc tlrlstacar§e en su trabajo y en §u negocio,

permitientlo que las técnicas efectúen un csmbio *n el pensamiento en lo que hace a las actividados nluncl&nas.

"Demasiados occidentales parecen haber equipa' rado el pnogtr§§o metafísico con el nislamiento quc cvita la contaminación del mundo. usted no ñcce§a' riamente se contanrinará si sc atiene a ciertos valores y creencias básicas. Puede estar asociado con h góntc más terrible y más depravada exponiéndo,, i todo tipo de influcncias sin tener que sufrir por ello. "tjsted ocupa un lugar en su familia y en su §ocie' dad del cual no puede e§capar para sentarse §n una cueva y meditar. Tiene re§ponsabilid¿des de las cuales no sc pucde desligar. Iá meditaciÓn, dcspués de todo, puede durar veinticinco §sgundos Gorno veinticinco años. si su sistema es tan poco eficiente

que tiene que meditar durante veinticinco año§, entonces hay algo que está mal en ustsd o sn cl sistema o quizás en ambos.

"Si está tan iluminado como pfira saber

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sobre

qué meditar, entonces puede enfocar algunoe de sr¡r centros mentales sobre ello y meditar por el Gspor cio de unor scgundos, excluyendo totalmente todo lo demás. El ffintarse en una sucva, vestido con hürflpo§, comiendo nueces y bayts, sólo pucde producir en ustcd cambios o efectos fisiológlcos y muy pocos de carácter esotérico." "¿Puedo prtguntar entoncs§ *interrumpf* cuál es el propósito de las hermandades monásticas del Hindú Ku*h?" "Su pregunta no sólo es inoportuna sino también inexacta -estalló-. Lá existencia de ciertas casas de poder no cambia en nada lo que he dicho. La gente que está en esos centros está relacionada con el destino del mundo, pero usted, usted no puede ni somen?ar a comprender nada acsr§l dc sus actividades. Ellos no tson hombres comune§, ni siquiera mo4ies. No conocen el descanso ni la satisfacción, ya que tienen que pagar por los defectot de la humsnidad. Ellos son los seres Reales quienee han cxperimentado el ser y el no ssr y han entrado dmde hace mucho en cl estado de evolución en sl cual ningúrn estado significa nada para ello§," "Curdjieff dtio que habfa visitado uno y que su amigo el prlncips Lubovedski estaba entre los internos. ¿Era él uno de los Inmortales?" I"os ojm dc Pir Daud se sncendieron. " ¡§u inexplicable ingenuidad dcsmiente sus años! ¡Gurdjieff dtio ésto, Gurdjieff drio aquéllo, Kant dtio éeto, Chejov diio aquéllo! Todo el mundo ticns rl* go qué decir y ugtedes pueden y algunar veccs lo hacen, pasarso la vida entera leyéndolos y tratando

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ÚUUIIT'I'UU

lastirnosamente de razonar ésto y aqudllo, para aplicar sus cxperiencias personales o sslir del peso malamente con los resultadon de las sxperiencias ajenas. Esto no da resultado. '*A esta altura usted ya deberfa hsber sonrprsndido qus mucho de lo que Gurdjieff escribió era alegorfa: §us personajes, ubicaciones y ¡ituacionss. Aunque hubiese existido ese prfncip§, ¿quÉ signific$ §§o psra usted? ¿Y si éste fue un§ du lo¡ Abdals? Usted está escarbando en la &rsnt, atrafdo por unos pedazos de mica, los quiere unir para hacer una ventana, sin darse cuenta de quc la misma arena puede ssr transfornrada en el más puro cri§tal. "No se interese por las personalidades, ni por los eventos que han sucedido en una esfera de tiernpo que no estún relacionados con su situación actual y qur no sean posibles de comprendor$e o aplicarsc ahora. Hay unil literatura que está basada Bn oxperiencias y actividades del pasado y actúa solarnente durante la vida del maestro, cuya tarea s§ producir un cierto irnpacto sobre un determinado §cgmsnto de la humanidad.

"Pregúntese entonce§, si esta infornración puede tener algún valor cle clesurrollo, cuando las circunstancias, ol tiempo y la gente, ya no son los mismo§. §e en¡pfla I sf nrisnro al darle importancis fl tnles nsuntos y snsaña a otros al popularieedss- No puedc burcar refu*io sn disculpñs tirl*r somo: 'Ern todo lo que habfa al alcance' o 'no lrabfu otm fuente'. §iempre hubo literatura de acción s indicaciones respecto de dóncle podfa cncontrarse ln fusnte.

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"Nunca hubo un vacío en la proyección de la cn* §Bñaltall. h,stc vacío existió cn el p{:nsuntiento y en

cl intelccto occidental. §e alentó y sc popularizó cl culto dc los gurús selnilctrado§, cuya única protcnsi*n dc fanta cra un asiento dcbajo de ulr árbol pcepul y un dcseo de usar cl ombligo somo una bola de cristal anatómic¿1. ¡Oh, sí! EI Occidentr sicrnprc buscó la 'sabiduría de Oriente' pero ruñüa sn los lugnres sorrrstü§. §i*nrprs lo ligerarnent* crótico y colorido, pero nunca la dura realidad. El pünsarniento occidcntal no se recobró nunca de la mailo mucrta tlc la iglcsia orgarrizada a pesar de qu$ sicmpre ayutló y apoyó al monopolio de esa iglesia, ¿ll no desafiar su derecho. Cualquiera qus insinuara qus la iglesia organizada no posefa el contenido emüdrico qus se espcraba, se e ncontraba con la hoguera. §oy tan cristiamo conro lo fue Jerüs, pero no tlel tipo tle cristiano que usted ensuentre en los actuales padres de la lglesia establecida. Vuestro §an Agust fn ha declaraclo que la religión cristiana existfa cntre los antiguos pero que a él §s lo ha considerado, por su santidad y sinceridad. influido por enscflanzas no cristianas. "Ahora ha llegado al punto *continuó* dondc alentado por la imagen dr un hornbre, quiere seguir sus enseñanzas. Muy laudable, pcro como estas onscñanens difieren con la fuunte de donde enilanfrnr ya no son útiles; dcbe ustcd buscar la forma 8n qus hoy son proyectudan. Cuando la haya silsontrado sfgala; no desperdicic su tiempo en especular sin provccho de cómo encajarfa con curdjicff, §imón, Pedro o el faraón. iQuiere seguir una eñüo* 93


ñanza que está desarrollada y orgánicamente ü toño, o juntar los pedazos de la relación entre mil y una circunstancias, actividtdes o civiliracionet disfmiles p€ro excitantes? §i es lo tlltimo, e§tudie entonces arqueologfa, antropologfa o patrone§ culturales y manténgase satisfecho con los hallazgo§ interesantes y las emocionante§ pc§pcctivatr. ¿Quie' re 'gufas' fantasmas, er la fonrta de iefcs indios y uns voz sobrcnatural que le hable? Ocúpese del es' piritismo. Pero si lo que usted quiere c§ progreso real con trabajo duro y disciplinado, entonsc§ libérese de su esquetna de pensamiento, del orgullo altanero y confia wa en la amplitud de §u 'intdlecto' y expcrimente sólo aquéllo qut puede ser €xperimentndo. "Ahota vaya a Tabriz y busque a Daggash Ru§tam, masstro del Tambor. Quizás lo vea, quieás no. §i él lo recibe, puede esperar trabajar más adelnnte. §i no lo recibe. . ." y extendió sus manor eilpresivamentc. Ectc no es un libro de viajcs, eunque cl rcalizado a Tsbrie no snrece de interés, llevaba una mi¡ión que no cra la de ver paisajes. Obviaments no lo hubienn hecho sin una razón imperativa.

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IX. DAGGA§H RU§TAM

Tabriz, de la cual tomó su nonlbre el rnisterioso üracstro derviclre Shams dc Tabriz. rlo ris una ciudad que irttpresionc, Ner?ioso corno estaba, cttcontré a la gente nrenos cooperativa y amablc de lo que hubiera deseado. Todos conocfan al hlaestro del Tambor pero nadie nle podfa clecir dónde sncontrarlo. Pasé diez d fas buscando: hasta quc un dfa, mientras estaba sentado en una chaikhana, atrqio mi atención una figura alta. con abundante barbo, vesticla con un cnrparclrado y harapicnto manto, cruzando la calle. Al lleggr a un pequeflo claro smó un tanlbor y comenr.ó a tocarlo gritando: "Escuclten todos a Rustant." Di un ealto, derranrando nri td, y corrf hacia s§c lugar. El derviche estaba sentado sobre una piedra y a §u alredcdor habfa gcntc rsunida. Alzó su bastón pidiendo silencio. "L€§ contaré un cucnto, álullqus no gC por qud picrdo $1, tiempo con imbÉciler somo ustedss", 9§


comonzü. Un murmullo de apreciación mc dio entender que ésta era una apertura conosiüa,

a

Contó cl cuento del denriche del Gulirtán de §aadi con gran detalle e imitando difersntss vocffi. Realmente sra un maestro de la narrativa, Cautivada, la multitud segufa todos sus gestos y sus tonor y finalmente estalló en aplausos cuando t*rminó su cuento. Recogiendo un puñado de monedas de cobre, sin dar las gracias, se alejó, seguido psr una multitud de pilluelos quienes aparentements rabfan que él comprarfa pasteles de azúcar en una tienda cercana y los distribuirfa entre ellos. Habiendo hecho ésto, continuó su camino. Yo lo seguf. En las afueras de la ciudad abandonó el *arnino, me hizo señas con la cabe za para que le siguiera, cruzó un llano y se sentó sobre una roca, junto a un arroyo. Ilde indicó que me sentara y miró reflexivamente dentro del agua. En una oportunidad rompf el silencio pero él me indicó que callara. Deepués de una hora habló. . "Ishk bashad". "Ishk", res¡)ondf, Luego, dtio: *'Si vos poseéis conocimiento, scrvfs como aqudllos que son ignorantes; pucs es impropio que la gente de China haga el peregrinde y el nativo de Meca esté acostado durmiendo en las cercanfas. oQué busca usted de mf? 'tonocimiento *respondf* conocimiento que me permita pensar a través de las complejidades de la vida moderna y retener firmemente los principios de los grandes maestros." Removió la tierra con su bastón. "El conoci96

miente que usted busca proviene de la experiencia y m$ pued* §Gr aprendido de un libro. Puedc lew fi lor greffid*s: Rumi, Jntni, Hsfir, Saadi, pcr$ sus escritos sorl sólo la sal del pan. Para probrr tiene que somsrse la hognza, experirnentar h sd en su fntima üsnoxión con la harina, la levadura y el rgua. §u relación con la vida actual la percibe sobre la base de su pasado condicionado y lo que se le hn enseflado e pensar.

"Pfltra despejar el paladar a

fin de admitir una

nuev& §apacidad gustativa, tiene que desprenderse de lns viejas formulaciones gue le han fallado tan

violentamente en el pasado, y buscar los valors§ reales. ¿Estd usted preparado para dejar el mundo y retirarse a la rnontaña siguiendo una dieta elemental?" Movf la cabe?.t en oefial de aprobación. " ¿Ve u¡ted? *movió la cabeza con pesadurru bre- todavfa piensa que para encontrar conocimiento debe btmrr una vida solitaria, alejada dc las cosas impuratr. Esa es una actitud prirnitivt, propia de los mlvqies. ¿No §c dr cuenta de quc un camino sofisticado de desarrollo ü!r incompatible con los requiritos actuales? ¿Puede compreñder la inutilidad de abandonar el mundo por el bien de su dc¡arrollo egofsta? "Puede necesitar seguir un cunio -prosiguiú-, en un centro §armouo, pero Bso no implica¡á to* tal abandono de sus actividades mundans!¡. No hsy nada 'impuro' en unn razonable actividad munde. tra, con tal de no permitirle, o invitarle a que lo corompa. Si tiene suficientc habilidad puede y!97


lerse de las fuerzas negatiyas para que le siryan. . . pero, le reitero, debe tener suficiente habitidad. "D66. el principio del tiempo, nuestra gente habló el lenguqje de la gente y se movió de tcuerffi

do al estado del tiempo del planete. Norotros yflmo¡ al ritmo del tiempo e ipcluso nB edclantamor a él; no son para nosotros los vestigios sórdidos de una enseñanza antigua proyectada ineficazmente en el siglo XX. ¿Ha lefdo bastante sobre la tradi'ción oriental? ¿Qué sabe usted del impacto de nuestra mf¡sica en el oeste? Rcopondf que sabfa qus el vals y algunas danzas moriscas tenfan rafces sufis, pero quc rpnrte de eso no sabfa mucho rhds. "Eso es cierto -respondió- pero aparte de los ritmos actuales, ¿sabe algo de los compositores occidentales que han sido influidos, a través de los curles nuestras melodfas han impactado I Occidente? Nuestros hombres han llevado hacin allf la mtlsica a partir del siglo IX, como músicos ambu-, lantes, trovadores y poetas, para producir un iml pacto en el pensamiento occidental. Ls mismo han hecho con la lira y la flauta y lo hecen ahora con los instrumentos moderno§, "¿§abe algo de los constructores de le Edad Medin Én Europa? Los hombres cuyas abcdfas, catedrales y castillos aún perduran. ¿Sabe de los jardines que aún tienen el poder con qus fucron hechos pare sür mantenido y difundido por Occidente? §ntos son sólo fragmentos de la vasta totalidad dcl cuadro. ¿Puede usted conciliar ésto con viejos hontbres desdentados sentados en las cuevas insalu-

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bres de la montaña? ¿Cree que el destino del rnun«lo puede ser afectado por hombres cuya lécnica y pretensión a la fama consista en el ai§lamiento de la tentación mundana? Una inmensa §ompañfa industrial anrerieana con una extensa red de conrunicaciones, controles y agentes no exi§te para vender un producto limitado. ¿Podemos tener menos nosotros que tratamos con la vida migma?

"¿Busca usted deliberadamente hacernos una injusticia? üQué sabe usted de los hombres cuya tarca es beneficiar sus miserables pellejos en Occidentc? ¿Puede comprender la inmensidad de la carga que soportan tanto dornridos como despiertos? ¡l,a magnitud de la sarga que llevan por uite-

des?"

Respondf que empezaba a advertir un fragrnen-

to del cuadro, cosa que mil llenaba de asombro y respeto, p€ro que mi falta dc amplitud de visión no nacfa de la injusticia, sino de una ignorancia que solo ahora advertfa. Añadí que habfa llegado a Ta. briz continuando mi búsqueda de los maestroc de Gurdjieff, pero hallaba que mi actitud se strba tornando csd fr vsz más personal. "Jurjizada *dr,io-, sf, un alumno de mi maegtro Sheik Durgui, con quien estudié mrlsica por orden del Sheik Yussuf, de El Cairo. Era yo un joven alumno cuando Gurüieff vino y aprendió melodfa§ y danzas de los Mevlevi, Lo recuerdo bastante bien a él y a su compbñero Dagan Muslimov, de Bokh&ta. Vivió en la teklcto con nosotro§, y era parte de nuestras obligaciones encender los fuegos y barrer-

g,


la. §e quetló un corto ticmpo y luego regreró a El Cairo.t' "¿El Sheik Yussuf cra Mevlevi?" *presunté. "No, §rd un Nak¡habuntli de elevado rango y por lo tanto, un Maestro de los secretos de todas las órtlcncs. Un maestro sonro tal pod fa enviar a un alumno I cualquicr tekkia u orden especffica pera aprender una partc determinada de la enreñanza que usarfa o con la cual instruirfa. En el srso de Curdjieff, §upongo que iba a utili t*rÍ algunor aspectos tle la música y daneas lt{evlevi en otra erfera cle cnscñanz¡. §u compañero se quedó con nosotros rlgún tiempo más .v luego regre*ó r El Ceiro, y. segrln he oído, murió de sed en el desierto por no llevar suficiente agua consigo. Gurüieff y algunos otros iban en el mislno grupo pero fueron ssparados por un stmoon (tormenta de arenn). Pero usted, ¿haciu dóndc se dirige ahora?" Rcspondf son franqu etÁ: "Hncia donde uetcd nle indique. No sd ctránto ticrnpo nre qucda, pcro me gustarfa utilizarlo para beneficiar mi conciencia interng". Meditó y luego düo: "El Sheik Abdul Muhi ertá en El Cairo. §n Al Azhar. Véalo. No* ensontrf,remos de nuevo, pero ahom vaya a El Ctiro."

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X. §HEIK ABDUL I}IUHI

[¿r hsbitncioncr rtel pr«rfcror cn Aelrer erfln cn*i tan severas como las de los estudiantes, con la difercncia de qus ertaban tapizadas dc libros y nl§* jadas del ruido y el bullicio quc habfa fuera dc sus muro§. El §heik Abdul Muhi me habla dado la bienv{inida y nos sentalnos dcntro dc su cubfculo btbiendo un aromático café. Era un hombrc joven vestido con el ssvsro háhito de un §heik de El Axhar. Hablamos cn francds.

"El Sheik Yussuf, mi ntaestro, llrurió lrace tiernpo. Fue mi padrc asf como nri gufa, de él aprendf todo lo que sé, Era el Slreik dc la orden Nakshbandi, en el yallc clcl Nilo, fu$ cntrcnado en Kizil Jnn, Turkestán, y era un ltortrbrc tle profunz,ít grandc?á, conosimiento, paciencia y tcrnura sin igunl. Rs* cuerdo el incidcntc quc lncncionas concerniente § Curdjicff. §€ lrallaban vinjando tlcs«lc Omdurmsn n Aswnn, r?Brsssndo de unr visita a la gcnt* Madhi. cuando funa tonnenta tle arena los separó. Mn$linrov no tcnfa suficientc ilsua y en cl transcurso de la tormenta, perdió su ca¡rtello y pereció. El Sheik

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ordenó que su ruerpo fuese devuelto a su familia para scr enterrado, y prohibió que alguien se aventurara en el desierto sin comida suficiente y sin crmellos debidamente entrenados." "L¿ educación que recibió curdjieff de su padre, ¿tuvo que yer con la música?n', pregunté, "No, él estaba aprendiendo ciertos ejercicios y técnicas. Después qus hubo terminado aquf, cstudió mfisica en Tabriz y luego regresó brevemente para §er exarninado por uno de los Akldans quien habfa sido enviado de Jeddah. Aquf, segrln reiuer9o, aprsndió a dominar el ejercicio del stop y el habs i dum o cjercicio de respiración que va con él.r También habfa algunos faquires hindúes apngndicndo túcnicns de reepiración." "¿Es -cierto -pregunté- que la palabm faqutr lleva poder por sf misma?" "Faqutr viene de la ralz árabe Fuqr que signif¡ca 'pobre ?a'. Estos hombnes fueron llamados asf pues habfan rechazado la riqueza mundana y vivfan de acuerdo con la frase del profeta Mahoma: 'I"a pobreua 0§ mi gforia.' "¿Serf¿ de alguna utilidad seguir lo¡ ejercicios que riguió Gurdjieff?" pregunté" *'No, csos eran para un tiempo determinado en particular y ciertas condiciones espocfficas. Tf¡ debc¡ Bcguir los sjercicios que están idondos precinamente psra tur necesidades y hs circumtrnsl$

t gr r¡ficru rt cjorrúc{o dal *op

mondonrdo cn filoucn§o, cotr llombrrr Noublct y cn Lot §¡¡ftr do I, §hrh. d

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&toe tienen que nerte dados por un m¡Gf,, tro, ponlue de otro modo no tc bcncficiarán." vigentes.

'¿Cómo consigo estos ejercicios?" 'nTf¡ no los consiguɧ. Tc los gnnas o loe meraces. Te"§on dados por un maestro, dcspués quc has trabdado un tiempo suficicnte como pare qrc él determine si puedee beneficiarte con clloo. Esto lo demuertrúÉ ebsorbiendo la enscflf,nzfl de ls forrn* correcta y manifestando lo¡ signos, eue él pucdc identificar, de que te has bcncficiado hasts el pun* to de poder iniciar tu desarrollo. Empiezü por dominar la hnbilidad de aprender. "En e*te momento tu ponsamiento cs srdo y no está refinado. Debes filtrar tu pensemiento I través d* ilns mffia de informrción necor*rir qt* connidüms conocimiento. Eeta infornración ÍG hr acurnulado en tu mente dcsdc tu infancir. Iá tr$ recordado porque la cquiparas al conosimiento, pero son sólo figuras, hechos y ccos de asuntoü que son con¡iderados de importancia; hcchoe y asuntos santificado¡ por un pensamiento condicb nado cn una rociednd condicionada. Tú flGGB hr' bcr hcredodo cl conocimicnto de toda¡ hr ápocu y tencr la sspasidad de pcnrar por ti mirrno. "Lo gue en realidad estás hacicndo e8 tsmizlr cste condicionamiento, seleccionando dgo qm picn¡a¡ quc prMe rcr útil aplicado r unr ritmr ción dads. Iá slscción Gs generalmcnte fortuitr y bsssda cn Grnocionec rnls quc en le nccqid¡d po, ritlvr o cl rrasasocimicnto ttrl. Arf continü: c{om}

truyondo ¡cccioncr complctr¡ dc tu pcnonrlidrd rcactiyr y pctrs¡micnto robrc lo guc Eon I mcnt¡do,

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demasiado a menudo, falsas premisa§, déb¡les, ineficientes y peligrosas." " ¿Qué puede hacer uno part alejrrse de este e§-

quema?" "Piensa corno te 'enseñen' a penssr, utiliuando los puntos de apoyo que te sean dados para aferrarte mejor a cllos y navegar. Sola nrente a través de un proceso dirigido podrás usar debidamente tus capacidades de pensantiento ltasta su mdximo aprovechamiento. Bajo cualq uier otro proceso estás me ramente reaccionando, y no en realitlad clesarrollando la capasidad de pensar. Esto no significa que tienes gue reaccionar y psnsar cn una forma dirigida ante cada posible circunstancia, pues esto provocarfa un caos en tu vida diaria. El aumento de la capacidad de pensar se rcfleja en todo el organismo a través de una r€acción autornática cn cada circunstancia. "§i uno ss consciente dc que ha elaborado su reacciófl, €n realidad Io ha hecho, y si uno está pcnsando de rcuerdo a las rcglas corrsctnS, cntonccs la reacción será correcta, Si la reacción cs rreranrente supcrficial, ho será más profunda qus un reflcjo. §i penstra nrás profundamente en el estanque enturbiado gue es la conciencia en la mente de una p{elsona normal, cornpucsta como lo e*td de distraccioner, confusión, temor s incsrtidumbrc, entonces provocará una reacción de la misma fndole gut aqudlla tle donde fue rcbotada o de lo que habfa disponible para ser selcccionado. Obvismente, la evidencia escasa, el aprendizaje incompleto y un proceso insuficiente de pensanticnto producirán reacciones que reflejarán justantente estas cosa§.

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"'Tú 'piensas' gue estás pensando, pero no estás u*sndo ni siquiera una quinta parte de tu real ¡n. tcncial de pensar. Para beneficiarte del pen¡amien. t0 ticnes que saber cómo y en qué pensar y no ellgpñarte creyendo que tus cjercicios intelectuales §on verdaderos pensamientos. De hecho §on repug nantes imitaciones grotescffs del vercladsro pensarr que intoxican y setlucen pero que no producen más que ut deterioro a la verdadera capasidad dc pensar. Cada vez que aceptas una de estas '§OnI' bras de p€nsamiento' estás alentando a tu concicn' cia a aceptarlas como reales, Y o§f, lentamentc,

minas el valor del verdadero psnsamiento." *'¿§e puede retene r la libertatl creativa de penñflf, a perar de establecer este 'nuevo ¡latrÓnn cle pensfl* miento?" pregunté.

"Tu falta de comprcnsión mc sorprsnde", replicó el Sheik. "Ansfas lo que llarnas pensar crsativo, pero esta misma 'libertad creativa' es lo que te ha minado durante todos estos año§. El pen§¡lmiento creatiyo. el arte creativon la poesfa crcativa, ffitr todas gxcusas para exponer al mundo a las aberra. ciones nacidas en las mentes ennegrecida¡ dc la llamada élite intelcctual del Occidente. El verdadtn§ artista creativo nunca pregona lt los ciclor ru crclti* vidad. El verdadero intelectual creativo nunco FrGtende serlo. Los qw no son plenos, loc qus no han tenido éxito, los pereao$os y los tontos §sn lor qut sueldan bicicletas viejas y pretenden estar cluando. Están rodeados por los de su propia clase, quiener .derraman loas sobrc la basura, para a su vsu §cr reccptdculos de alabanz,a.

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"§i se les juzga con los criterios rceptadoe del arte -color, forma, prrcepción y profundidad* no tiene nada. Clanian discriminación y culpan ü

los 'conceptos anticuatlos' y I los celos por la falta de respeto demostrada hacia sus crercionci por la mayorfa de la raza humana. hetenden ¡er una nueya ola de pensamiento, una rebelión contra el pasado estancado. ¡Excelente! No se puede Gsporar que alguien alabe aquéllo que por comün acuerdo ha pasado a ser obsoleto. Pero a uno cosa válida mramente le sucede. §i un pen§amiento o unfl idca son básicamente sanos, entonces sc dcsarrollarán. Los llamados convencionalismos anticrudoe que las mentes asombradas y adolesccntes de Occidente pretenden derribar, nos llegEron a través de los sigúos. No son de carácter restrictivo, pues ningún juego de convencionalismos puede suprimir algo de valor. Si los convencionalismos exigen una cierta habilidad en el arte o en la escritura o alguna capacidad en estos campos, juzgB eotonceg tü mismo los caracteres de aquéltos que desean dcjrr a un lado estos convencionalismos, "Actualmente en occidente casi no hay Fensamientos o pcn§adores originales y creativo{i, Te rGbelas contra estn afirmación, tal y como corre§ponde & cualquier intelectual occidental, pcto eg un hecho. Occidente está sufricndo un pcrfodo agonizante de autoexamen de sus ralores y cflseñcia§. ¿Buscar a Dios o a Mammon? ¿D6ndc y rrómo bussf,r a Dios? ¿C\rál es el lugar del hombre Gn cl Univsmo? Ninguna de estas preguntes pueden EGr conte¡tadas por una sociedad que se aferrr r crda

una de las palabras de los llarnados 'pensadores de la actualidad' que se autopcrpet(tan. Estas intenognntes son un insulto a las genéracionqr de pensemiente oecidental. 'o§i lo* riglos tlel pensanriento occidental hubieran tido debidamente orientados, entonccs habrfa

tlado frutos el alcance esotérico; sin embargo no fue asf, ni riquiera en un nivel exotúrico. Observe que el hombrry occidental conoce sus limitacionee y ronsurre masivamente ante la tribuna de cualquiera que pretenda tener una nueva forma de pensi proviene dcl Oriente. La g€nte st intoxicó con algunos aspectos de la enseñBnza dt Gurdjieff porque para ellos representaba una posibilidad de salir de Ia trampa a la cual habfan Bido conducidos por su condicionamiento. Velen en él uüt hombre gue podfa ayudarlos I recuperar loe antiguos valores que sentfan que era una herencie que debfan reclamar, pero a la cual no tenfan osce§o a cf,usfl del cenegal dc teorfas intelectuales gpneradss por sus lfderes. "V§, rni umigo, burca tu objetivo scpamndo tro puro de lo falso y apodérate de aquéllo que ha ¡obrevivido a los siglos y ha surgido progresista c intacto, no como una creencia cubierta dc moho para ser venereda sino como un camino positivo dc acción y reacción. ,§S& qnmñm g*ütt, mi¡te ffi Cn mU*rUo sc Gtts#üeffimü',f,m,ffi satri e*pecialmente

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L*ütim¡üñ. ¿fr tüffi t ü:o? W I

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no quieras perdcr tu 'idsntidadn, qq quiñtltt gue slgnifica, ttnto pars el lrombre oscidental. TÚ ao ticnm .'identidad'. Eres un vagnbundo sin §arn For lO0 coredorss del tiemPo, sin valor intrf¡Wecp f¡f§,

alguno y ningÉn derecho a progfe§ar dmplemette pOr,.cl sccidsntc de tu nacintiento, iS gena§ tu lu' ggr en, sI ml s te sisnts§ parfl si*mprc 8n h mmbr* de$,ffi-Mmtt#d! Conócete a t¡ misrmffi, Wfi.Miqfl" dáfiitr§':§tmrdo 1g lreyas hecho Pqlr*fi', y,}Qftflrá§, sbmrberte gmtosanrente en la matrir de lr vcrdf,d. 'iVc a dónde el §heik Naz tle Konia en la Turbe. El ss el disc{pulo más viejo del Qutub (Pilar} quien dirisió los estudios de Gurdjieff. Quiás te vca." Reflexiond sobre todo lo succdido mientr¡§ via' jaba hrcia Estattrbul. Todos los sheiks hnbfan sido tan categÓricatncnte crfticos que nlc pr€guntd si podrfa deshactlrm* dc mi condicionamiento occidcntal y tratar de apren«ler de nuevo, Pensd gue scrfa capaz de lracerlo, ya quc lrabfa captado un drstello de verdad original quc yacfa tras dc §u§ palabrus. Me jurd que seguirfa hasta dondc pudiese.

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XI. §HEIK §HAH NAZ

Konia, donde Rumi vivió, predicó y rstá entd' rmdo. gira alrededor de su tumba. El §heik eetebr rllí, diciendo su ornción dc la tarde de*puér de lr cual accedió a vernre. Un joven ofició de intérprete. Nos entrevistamos en su sencilla moradr situedr dctrás de la tumba. El cuarto estaba deconado con tapices gastado§, §hah Naz, gus vestfa unr túnicn blanca con capucha negra, signo de los Sheikr dc la ordcn Mevlevi, §e scntó sobre una piel de bontgo blanca colocada sobre un asiento bajo. Frente a é1, sobre unt mcsa, habfa una estrella verduzst dc múnnol con doce puntatr. Yo habfa ertado ortudiando el ritual sufi y sabfa que esta estrella de piedra, conocida como Ta¡lim Tüi,, es utilizeda fru. cuentemente psr,a indicar la preoencia del Gmn §heik de In orden Mevlevi. tr{i mirada captó. tnnlbién un mnnto blanco, §on una capuche de rryaü azules. Asf pues el Cran §heik estaba en Konia, "¿Puede u¡ted ayudaffne en mi bú¡quedr?", habla preguntado al Sheik antes de entrar. se sonrió: "Hijo mfo, tienes frente a ti e un t09


U U T' U U U U U U U U I' A A A Ü A A Ü U U U U UW

hombre de más d§ ,ochenta vsrano§, §uyr propia búsqueda está a mitad de camino, pero pregunta y trataré de acon*cjarte." "Estoy buscrndo I los hombres que enreflaron a GurdjielT, y quisiera ser aceptado como un alumro", dtie atrevidarnente. "No sé si estoy preparado, pero sf que quiero probar." El Sheik me miró con sus penetrantes ojos azules durante varioe segundos: " ¿Has estudiado los escritos de Jurjizada?" 3.§ltt

" ¿Has aprcndido de ello§?" "No lo creo. Tengo la imprensión de que hay mucho qug estl oculto y que no tengo los rTlrdios para penetrar en sus secreto§.'n Habló lentarnente: "Ciertamente son alegóricos. No pueder penetrar en ellos porque §on para

otro tiempo." t'¿Córno. . .?t', comencé, Me intern¡mpió. "Ven", me drjo, y levantándo§e rno indicó quc lo riguiera. Caminamos I Io laryo de un pasaje y bajamos alguno§ escalone§ de piedra desembocando sn una cámam rande gus supuse estabn bajo la tumba principsl. Era un cuarto de forma octogonal de uns seis metroc de alto y abovedado. Obsemando I mi alrededor, mi vista se posó Bn nlgo qus hizo detener mi cornzón y rne sentf casi ¡ofocado. Era un poete alto de marfil? con brazos articrúrdos dcl mismo material. cada brazo se hallaba ¡oetcnido por un hombre vestido con una ondeante"túnica blanca derviche y un gorro cónico. Se hallaban I

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parados en diferentes actitudes, todos completsmente quietos. Algo distante se hallaba una figurt sobre una piel blanca de borrego, vistiendo una capa de parches multicolores colocada sobre una túnica blanca con capucha rayada de azul. §obre su cabeza teñfa un turbante multicolor que envolvfa parcialmente a un gorro cónico de impresionantes matices. §obre su hombro izquierdo l)ortaba una curiosa hebilla de tres lenguas, de rnfllla de plata montada con pequeñas turquesas y en su mano, llevaba un romrio de marfil de cuentnr ds orsr. I-a ctrs estnbn eacondids sn lr gombra de su capucha. Me quedé como ensinntado, casi bebiéndome la escena, hasta que el §heik tiró de mi manga y salimos. De rcgreso en el currto me preguntó: " iQue es lo qus vio?" Le respondf que seguramente era una reunión de derviches, y que el "árbol" deberfa ser uno que Gurdjieff habfa descripto. '*¿§aben lo que era?" ConferÉ mi ignorancia. '*Era un aparato para comunicacióil, enseflan[fl y meditación. Los hombres que r$stenfan lor bra'' zos estaban en profunda conlunión con el maestro y en un estado de sfop" Por mcdio de este aparato, él les puede enseñflr en cl nivel más profundo y rn$dir sur neacciones sin n$cssidad de las palabrar. En cada centro mayor de enseñ anza hay uno de dstos y f, travds de dl el mne¡tro se comunica csn nosotro§.t'

III


"¿hredo preguntar quién era él y por qué

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han mostrado e¡to ü mf?" "El es uno de los Qutubs y ellos son Abdrls. tá lección que debes aprender de ésto te la dejo a ti." " ¿Fue este Qutub uno de los nracstros de Curd-

jieff?"

"Gurdjieff nunca to vio." " ¿Vio Curdjieff el árbol?" "No, nunca es usado dc la forma quc él lo describió." " ¿Prlede decirme si teng«r alguna posibilidad dc scr admitido como alumno en alguna escuela?" "Comprende que nosotros no reclutanros alumnos", respondió el anciano. "Seleccionamog o f0chazanlo§. Esta noche te scntarás con algunos dc nucstros amigos y mañana saldrás para Meshed, donde dcscribirás las experiencias que has recogido a Has*an Kerbali y él contestará tu preguntn. Vete con nuestro amigo y parte temprano." Esa noche, después de cenar, fui conducido a una sala donde se hallaban aproximadamente una docen¡ de hombre§. §entados en cfrculo sobre pequeñas alfombras, vestÍan ropas occidentales y tenfan colocada una boina blanca bordada en seda de igual color. Me entregaron una e indicaron que

que era llevado por cl espacio hacie una atrclls brillante quc emitfa rayo§ de difercnte¡ colotte" El sunvc murmullo de sur vocct cantando "Hu, lfu", penetró cn mi conciencis y mc unf r él por' que asl lo necesitaba y no porquc crcyclsc quc debfa hacerlo. Habfan pasado pocos minutos cuando la e¡trella se hizo más brillante y escuché, prrr encime dc ls músics y el canto, una Yoz que recitabe en pcr¡a.

Habfa lefdo n¡iterades Yecc§ la fra¡c y lr conocfi' era el vemo de apertura del Mothnovt dc Rumi: Btsnev zt rury chun hileayat mlhtd (e¡cudta a la flauta de caña cómo §e queja). Una y otra wu la voz repitió la misma frasc, luego fui impulsrdo de nueyo hacia la tierra y la estrella disminuyÓ eu brillo. Ya era de mafiana. Dsl viaje a Meshed guardo elc¡r§o§ recucrdo¡ Mi mente cstaba demasiado ocupada. Mb "¡locoa minutos" de meditación hablan sido variec hom§. ¿Era esto hipnotisrno? Sin embaryo, ¿por qud ñabfa de serlo? ¿Cuál serfa el valor? L^os PfffUnt¡I daban vueltas en mi cerebro. En ese punto mc Coñ' tuve relajándorne: mi misión em recorder y rclatr, no examinar subjetivamen(e.

me ubicara en un lugar desocupado. Después cle algunos minutos se oyó et sonido de

un tumbor y las notas plañideras de una

flauta invadisron k quietud. Tratando de no pcnror en nada cerú log ojos y dejd gue la mfisice penetrara en mf. Iá mÍ¡sica y el insistente golpe del tambor provocaban en mí un efecto hipnótico; me parecfa

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XIT. HA§SAN KERBALT

Hassan Kerbali era un esmaltador en el baear de

Tilla §hahi, €ñ Meshed. Ls conté acerca de mi

experiencia y nnr escuchó atentamente. Cuando hube terminado leurntó la mirada diciendo:

"Tus palabrar son tu pasaporte. L.os distinto§ miembros de ose grupo escucharon diferentes ffilabras de acuerdo con su capacidad para entendcrla§. Tú dcbes romenasÍ deede el principio, sin prim y ein irnpacieñcia. Debes escuchnr el relrto de lr ffiña. §i pucde* hacerlon sin mirrr psra atrás, si pr¡ü. des entregarte coqpletamente, puede* trab{iar fil el camino hacia la bomprensión. §i dejae quc cn tu cruda concicncia gue ertá derpertando, cntnm ideas viej¡s y placercs intelectuales, ¡rerderár el pch dafto qu$ alcnn?árte en Ia realid&d." '*Ertoy llgto pf,ra cmpezfirn', repliqué, "Etrpcru trncr el corqjc prre hrgcr e¡to porquc todrvfr roy uno criatt¡rn de rni condicionamicnto." "No utilices el condicionamiento mundano *vi-. no la'suavr reprimcnda* §omo una exct§n a la cu*l recurrir constantemente. Una buena parte de lr sulrr§


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pa c§ tuya. Podfas haber rechazado mucho de lo quc eccptaste sin crftica. "EI hombre ffi brsicamente codiciorc, hannuán autoindulgente y busca siempre la oportunidad y de evitar las tares§ gue demandan esfuerio. El csfuereo frsico er menos áirrcn sue el ;;"úl; et que se rc* guie-rc para un nivel de desarrollo *, á¿, duro aún. disciplina mental es pt"¿ucto de {" una determinn* da metologfa. No es aciidentar que y otros rlo. Si est{s prcparado para un* ro tengnn luchnr mismo, bien; ei no e§ aif, uui*I;; 'üirinocontra ti cil, quc te condudr{ ningun, parte, psrrD rnás fáte hará I d; cncer gue los misterios la vida *rifn abierto* para ti. "koge er zen, ra Teosoffa o er yogn; excelcnte¡ rcfugior pana los incapacc'f todoc mn quc buecan algo par' mupar su i¡*mpl, qur les dó elgo sobrcnaturel y apartntemente sotíncante .* lo crul aforran'o. §i ten sóro pana dirigir §u procceo r§aran menüal un cuarto de la *n*¡ir, que utill*n on f,nudere f, sf mirmos y en otras cüriosas rctividadeu, cin durdfi progrcrtrfan. "Ve ahora al sheik lUoharncd hnr. Dile guc Ha¡crn Chainrf¡ lo Daud, cn enndeStludor" y se Gn-

XIII. §HEIK MOHAIIED

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Qsndahsr se mostraba caluroso, polvuricnto y hoepitelario" El §heik Daud tenf¡ una cesr dc tt cersa del §antuario de la tünica dcl hofcta y nr recibió codielmente, disponicndo lo ncoñsnrb para quc mc nlojara con ¡u ffio. k trrn¡mitl cl mcneqie de Muhed y su roctro brrhdo rc prm

srio.

"Hcnnf,no -düo gravümcnte- debcs ¡r&r ffüG el mminor eüG hás clcgido Gs hrgo y rrduo. hltdl, nalvo ln totd sumirión a tu mre¡trr), tc pcrrnfttrrü sup*rff l¡s dificultadcs quo tc tc pütrcntcn. Lf, complcta e inqwbrnntrbk fr y l* cqlnflrnn cn tl sorún tffi ünicrs gufi¡. C\nlquicr tituboo o rurcdün negEtivr no ¡ólo pcrturblrür, ¡ino qtrc producfutü dudss y Gnrlrts qtla nubler{n tu cntcndimicnh.

'nAhom olvida lo rcfercntc I Gurdiicff. Err Gp¡cfhnrn no s¡ p*m tl" l,o qw cütl dmt:r fuse üc ticmp, ilo tc drr* ndr. Um cnrcflrrtm dcutiri& I sr trsnrmitide cn un ticmpo ctpccffico dum tolnnuntc hrtr qBG Bn nrpvo c¡trdo cntm Gn tffii. C\lrndo,Gttc ntrcra at¡do comicnn r rctrnr, Grr. I

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tonces la vieja enseñanza se vuelve estéril y sola¡nente sobrevivsn los fragmentos orgánicoa pam ser incorporatlos a la nueva fase. Aunque te pudiera§ aferrar I éstos, de nada tc servirfan, yt que la tilatriz ha cambiado y la relación entre estos factores ha sufrido un cambio sutil. Curdjieff tcnfas ciertas cosas que decir y las drjo, En el momento en qu§ los fragmentos que él tenfa fueron dirigidos hacia otra esfera, su enseñanza dejó de tener valor alguno. Lo que existe en Occidente, basado en lo que él hizo y dljo, y no on lo qus él sabfa" es una ¡ombra de imaginación subjetiva. §e ha convertido en una forma de existencia, er lugar de un camino hacia algo.nt

"¿hrede uno -pregunté- haberse beneficiado por seguir su enseñanza?" "Sólo hasta el extremo en qus te dio cstfmulo para buscar una forma nrás elevada de conclencia y te recordó que habfa otro plano de exi¡tensia. En cuanto a ayudafie a alcanzarlo, le sra ,imposiblb".

"§i era pura alegorfa -pregunté-

cm lar sxplicrclonw?"

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'*No ms dae lr impresión de §€r un! pcrüont v8* cfa. totalmente de inteligencia, -contegtó ment§-. §in embargo, tus preguntas mue¡tmn una curiost inrnrdunee de pensamiento. " ¿Q*ré tc lleva a investigar sobrc una cnecñrnrr qu6 está fuerr del tiempo? §uponte quo dorcuhnno *por tjgmplo- que el anciano de "Toüffy toür las sosü§" c§, Gn efecto, Gl Profeta Mahomr, I quc §u descendiente Hugsein representa a Imrm 'Hu*

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scin, cl nieto de Mahoma. ¿A dÓnde te conduce y crtnb ¿No rsrfn rnejor conoccr cstos hecho§ u§afy los corno gufa. §r lugar de dcsperdiciar tu tienlpo parü encrgía en abrir brccha a través dc las co§o§ de n' u***ührirlas y dcspuós no scr capaz cle usarlas dc activitlades prinrcras las dc tro tlcl roni*xto Curdiieff? ..¿t['* gustarra sabcr tatubidrr que cl Órgano Kuñ' tluuüner al cuat sc refiere Gurdjieff está conlpue§. entorpcc€r; y to por doo palabras per§t§ ktnd: quc la palnbrn modo Jbrr': pomp, ; etplendor, de quc significa técnico término un asr combinadu es o alnor polllposidad psr cntorpscer la frercepciÓn desc* llcvado hubiera te piopiirr ¿cudnto $ánrpo y uc cómo quc significa lo brir tlsto y comprender y sornpleii' alegorfns lns arrt¡cut rú dcbcs olvidar y tladss que fucron relevantes en cl pasado aplicarte cüioa¿ossnrcntc a la principal lfnca dc la tre rtición tal como cstá a tu alsancc. No tienes tiem* 1¡ üY[' flo pflm purder en inve§tigpcione§ sgadÉmican medias. n vcrdades luaciones intelectuales de ryY de h cüpnt* de la analogfa de Csto, de aquéll§ 1 propir tu 1t6u' {c rrúr ulld,, y cstffrd§ ulilrentando y rorifi, si *sd ** lo quc descns. cntonses sfgurlo, con§e?vc§ tu cordura' ojalá r,, -' ..Mi propio msrntro, Dil Bar Klun Hululi" itlt* truyó u- ilrl*,,r¡lcff. y sé lo t¡us lu cnsefló^. 6Dp§ffir". qu§ nunca apticarás? ¿O püc* nü t" *n**nl algoque cst{ srgánicamentc a tano fierss un crurino corr un cffirfio§ rll áesurrollo, cn §l qtrc^*l ht$ttbffi,,; debe on *trar ,la rmliz¿ción tle ¡f rnhmo? *ffi' p{¡ro sülo Ffiis" boe ,canúnos estün nbicrtos pflrs t¡, i

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*guir uno dc ellos. Te enviarú o pcchewar si y dc allf sn adelrnte

tlgtús prcpürndo psra partlr, viqjur*s §01o."

'§heik *rcpliqud- estoy listo para viqfar r pcslrawar. M¡ f¡nico deseo es seguir una en¡eflrnza, con la esperü n?a dc que con su ayuda, pueda ser c¿,paz de salir del fango y desarroilarmc. primür§, desconociendo otros, seguf el camino de curdjieff, Frro ¡hora estoy listo para eeguir aquél gue rne dé una posibilidad de adquirir conciensii"" "Muy bien, *dlio el sheik- visitarás cntonce§ r Ahmsd tlustaf¡t el artcsaro, en peshewrr. Dile que has ido I ssludar ¿rl Shcik ul Mashrikh y te aeolrujrr{. Rccuerda quc cl camino scril dum, y si desfrllees. no hebrd nadie para ayudartc. Iá geiteción qrtú rn ti. No ssporcs milagros, p€ro puedes estar §cguro dc qu§ al finol §e halla ls conciencia profunde y pcrmansnte. ¡Ishk Bashad!" &bfi quc e¡taba cn ló cierto. Tenfa la certeea de habcr cncontrado mi camino a la fuente. euitÁs ya estaba pcnssndo en una nucrra fomr, iin filtr¡r todo a tmvú¡ de una masa de reaccionc¡ londicionndss. Mc di cuents de quc ya no ennlizrba mis motivos ni mc rccordaba a mf mismo, rólo por el hecho de hlccrlo. Estaba incorporando confo¡miento o infornración y conscientimentc ls raerv!b! Frr utiliznrto cuando necesitam rcfcrinnc a tl. krtc de é1. sabfa, estaba yt opemndo en ln¿

rentes en la enseñanza sufi, sino que eran compre§didar más f,dcilmcnte cuando se las vefa «lerde un punto de vista nueyo y sin condicionamientos. Empscé a vor qffi éramor nosotros quienss habfrmor csmplicado nuestras vidas y nublado nuestra coociencia, por cierto existente, irtroduciéndolc factores ajenos al problerna, gue eran sólo reflejos de un estado de la mente basado en una carencia de pensarniento dirciplinado. Yo sabfe que el rlnico carnino era sumergirme camplctamcnte cn la enseflanza. No podfa manterlcr una rclación superficial son ella, ñi convertir$le sn un "sufi intelcctual", porque no loe hay. fs h completa rumisión e identificnción con cl mawtro, o nado. Iá lcaltad, a cambio dc algo nÉ¡ excitantc. L"a lealtad del hombre es superficial eün cuando su propio futuro está en juego. Era perfcctamcnte claro para mf que el pencar rn forma acadúmica o intelectr¡al sobre una enseflsnra tan profunda como el §ufismo, era destructivo para ln capacidad de aprcndiAie de un individt§. El andlis¡s académico o intelectual nCI pucdc tmr. cender su dimcnaión, salvo en su fonna müs tc$. rica.

de¡h¡cicndo h¡ tehrañes de una vidr indotrilt; hesia cl dcranrollo. §c tornnba cade vez mús evidente frr mf, quc no ¡ólo les rc¡pr¡cstas quc buscaba e¡teban Ftr!-

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XIV" AHMAD MUSTAFA SARMOUNI

Ahmad Mustafa §armouni, , el Artesano, debla tener máe de ochenta años pcro su constitución ffsica sra la de un lrombre de cincuenta. Su cara sufcada por arrugas era rcposada y su miruda desprsocupada daba un indicio de paz interior. t{e saludó con scrisdad y hablando buen inglds, despaciosamente, r*idiendo sus palabras. Me preguntó si lrabfa cntcndido qué cra lo qL¡§ motivaba mi büsqucda. Respondí que empezaba a entenderlo. Al principio'habfs sido unn búsqueda dc detenninados hombres psro ahora buscaba una enseñanza para satisfacer mi nscesidad interna. Arintló smvsrnente con la cabeea. "§eguir la snsellanza de un hombre es permisible si esto conduce r vinculf,ñ$e con la corricntc principal dc una tra' dición vdlida que esté en desarrollo. §i es menos qus d*to se convisrte sn un culto a la per§$nallded y las posibilidades de desarrollo quedan estrictamsnte limitadas por los logros del lrombrc a quien uno está siguiendo. '

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'1§urdjieff' quien vivió en esta mirma crar, o'cl progf,eso a través de un núr* pcn§amiento y acción. Puesto que él mi¡mo tcnfa Ifmites sólo podfa obrar dentio de elloe y ¿i ta misión que le habfa sido encomendada. §í sumamos a ésto el elemento tiempo, pueder ver que su fase de enseflanza es defici*ntr pro ser compl.sefró quo exisila

ta.

"El hombre que aceptó a Gurdjieff fue rni maestro el §heik ul Lleshaikh. Lo seleccionó prá qu*

probara en Occidente, determinado tipo de rea.r¡onss a la introducción del pensamientb sufii, gu, ,* ha estado llevando a cabo durante sigosl bur¿jicff reportaba con regularidad sobre lo* experimentm quc ss le habfan encargado realizar. ya rnte§ dc §u muerte la fase habfa te*nin¡do; no ob*tante, algunos todavfa arrastran lo qu' suponen que cs la enscñ ütxÍl, aunque sepan poco dc ie técnica y meno§ aún de Ia- meta. Aunquc mtr fs§o fuera Hlida, serfan incapaces de actrrfir. Une y ;t* vez ss lm negó el derecho v la aptitud prry GrsGñar. No nos conpsponde a noootrofi cinitir *a decl¿r¡ciÚn púbtica negando vinculrción ffir elloc, úunque de algün modo nos impliquen hrbhndo misteriooamente de 'centro§', 'cóntacto§' y 'mgmn¡iirio§', y todo lo que trl quieras. Ag.,étt* fl;;;iguen y rceptan este circo, están sstisfrchoü etrl su caráctcr y la promesa que se suponc quü-GÍ¡sie-

rra.tt

cbando hizo una pru§a le prcgunté: "¿$oru, rG. ñor, no cxr esto de alguna maneralnjr¡sto ñr¡ oqué124

llas gue han depositado su confianza cn Ia arrúeflensa?*n

&§tlsutó irritadamente: "Ho cs rsf, pues h en*cñeñEt real eiemprc ha sido accsiblc y h¡ etrttdo allf. §i encucntran eco en las falsas cabriola* I lgs quu sr sometctr, entonces ese es su nivel. Aqudltros gue no 8§ deslumbraron ante el sspectdcula cxterno de micterio y exclusivid$d y la pret*n*ión de un contacto directo con noeotrlo§. siemprc snsontrnron cl rnodo de llcgnr hertn h

vcrdadrr& enscñanza. Una persona siempre pwdc cncsntr¿rnos, Y 0 ti te consta, p§fo que §ca üffr tado e no, es otrü cuestión. No hablesen términodc justo o injurto. Tú no ssbrs; sres condicion*do y *ubjetivo, no srss lsal. Te rnvaneceo csn la likrtad ds elección. "Dájnnrc decirts qur e*ta migma libenod rr uno de loe factores que te afectan y te confunden. §tlr da rienda sr*lta a tu neurocis, tus reaccionsr süFGrficialer y tus abermciones. Debes tender I libcnnrtc de la clessióil, Frrnte a dos po*ibilidrdcs, malgnütr tu tlcmpo y cxfuerzo en decidir cuál aceptrr. Tiene$ qu§ rcp3tr todo cl crpcctro dcl condicio*rrmiento polftlco, cmocional, rociol. ffrico, fximl& $co y. flriológico antcr de llcgnr a la rsspurstu qurn h muyorfa de las vec$§i no tc sati*face. ¿Prxdcr §omprcndcr la likrtad que ti." d& sl no tencr qüs elegir? ¿§nb$s lo que significa s$r ffipaz de eltgir §on tanta scguridad y rupidez que Farn todor lsr intentor y propósitos no tengas nccesidad ds elegir? Iá clección que haces, tu dechión, e$ü'büsada en un conocimiento tan positivo que le 3G125


gundr alternativa puede no sxistir plra ti. "Bstudiards erte libro que está cscrito en ingld*. Es poeiblc quc tc resulte familitr,'yf, gr*G 6rdjicff buccd sn él profundamente. Cunnio llcgrc el tiempo debido te diré cómo continuar. Daráe como motivo de tu viaje el estudio arqueológico y a nadie rnencionarás tu conexión con ln Tradición, salvo f, aquéllos qus te hagnn enta rcfial -la ropresentó- o empleen la palabra clrvc quc te scrü dada. No te impliques on If,s corrienier polfticrs qu* fluyen en Peshawnr. Trl urcr un hombre de letrxs sin compromisos polfticos." Me quedé un mes en peshalvar. Durantc ese tiempo lef y relef El iardín arnuraltildo de ta ver* dad dc Hakk §rnai. Fue una reveración. Attf 0staben, Gñ cada capftulo y renglón, las h*cc dc Ioe writoc de Gurdiieff. §i hacfn falta otrr pr[cbt, éfits lo ert. , Un* tnrds llsgú la citación: "Tom el *utoh{rr postal quc va a Jclalabad. Permrnocs rn cl, hotel y rspsm instrucciones. Tu gufa te ¡aludnr{ mn. . ." cani no notd cl polvo, rl zarandeo y lr inmmo. didad del viqic, tan absorto estaba en prspf,frürmc ptra estn nucua cxperiencia. ,"

XV.§HEIK UL MA§HATKH

No recorrf mucho Jelalabad. A pesar de si¡s jnrdiner y su intcresante bazar, la ciudad ns alcrnrnba a entusiasmarrns porque temfa cstar fuera del hotel cunndo la citación llegara, Esta se produjo sn for¡na inutitnda, habfa tomado un taxi y dirisido *l conductor hacia la tumba de Amir Kabibullah Kahn, §s adsntró en la vieja ciudsd, dctrtvoür fr:Entc r una peueña nrezquita, bqió del auto, abrió m¡ puurta y.muffnumndo ls pnlahrn clave rne llevó lu-

"

cia adentro.

fi *f miio, vestido con una trlnica blanca y un turbantc nesro, $§ hallaba scntado un hornhrc jovcn ssn una barba intperial en punta, jatpcada ds gri§., ldc invitó a sentarms y mr miró rcflcxir& mente durante algunos segundos, antes ds hnbhr en uft perfecto inglds.

'fis¡

venldo aquf para buscar la fuente, de la rfissñsnuf,. Has venido para gue se te considere como un discfpulo, Iás casas de poder no están ni a cisn millas de aquf, pero ttl no puedes visitarlas." 127


Guardó silencio y una senssción de desaliento ms embargó, luego continuó. '*Tú tres europeo. Debes vivir, trabajsr, estudiar y desarrollarte en Occidente. Por esta rrzón cxisten allf centros de actividad. Has hecho erte viqie pars descubrir, para investigar dónde está le enseñawa

y dónde pucdc continuarsc. Iá enseflanzf, está aquf, pero tú no la puedes seguir aquf. Regresard§ a Europa y te unirás a un grupo, §l viaje ha consumido mucho de tu tiempo y dinero; podfas haberlos gastado mejor, F€ro sea como e§" "Podrás sonvertirte €n disclpulo y reguir cl camino. Estarás bajo la tutela absoluta de los nasrcnsables de dirigir en esta fase de tiempo la Trsdición. Deja qrc tu ser interior, condicionado y rnsrichado por afton de ávida indulgencia, caiga Bn el abigmo. Tmbqia mri construir una nueva superficie sobre la que pueda ser escrita la realidad. No ponsre nada en dud¿, obedeffi todo. Siente el csffiino son tur nuevas manos y deja que tus nueyos ojoc mirsn hacia afuera, los nuovos horizontes. Has daperdiciado mucho, demeaiado tiempo, afilando tu rutoestima. Evits esos pasatiempos sin sentido y vive, no existas tan sólo. "Regresa a Europa, a un lugar donde te cnvlnr{. No hables con nadie de su ubicación o dc qúen allf ensucntrct, ¡ino guo rumúrgete cn tu btmkl,"

t28

CONCLUSION


rugg

g A A AUÜÜJ U U U U J J J J J J J J Ü I

Regfesé a Europa y busqué el centro a donde se me habla enviado. ¡Se hallaba ü diez millas de mi casa! Estoy estudiando, aprendiendo y cxperimet¡tando a un rittno que nunca lrabia cotrcebiclo. No puedo escribir más rri dar más detalles, por temor a que, Ios autoindulgentes, los sensacionalistas y los rnanidticOs quíeran hacer una causa de esta 'nnueYa ordenn', y asf perturbar el patrón de desarrollo de la grandeza que ahora sé que contienc. Otros pCIdrán seguir mi mismo canrino o tratar de busc{r los indiüios como yo lo hice, pero antes cle que, partan hacia el "Oriente misterioso" les pido que lean ult pasaje dc la tradición quf se mc ha perryitido

reproduciq

qquf.

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y los trres dominios Aquéllos quo han estado confundidos -y es innegnble que muchos lo han estado* por el aparente ir y venir de la enseñ anza acerca del destino del hombrü y la "vida interior" deben escuchar esta 0rtigua parábola, I*a paráboln del pan

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A medida que desarrollanros la parábola, tenga¡lro§ pre§cntes estas tres cosa§: el trigo en los campos, el agua en un arroyo y la sal cn una mina. Esta es la condición dcl homhrc natural, cl estado del Primer Dominio. Los trcs elcmentos se encuentran §n un estado de potencialidad. Cada uno ha crecido, sc lra dcsplazado r: desarrollacto a su manera. I-jn ul Scgundo l)cuninio encontramos que es posible haccr algo ntds" [:l trigo es convertido e n ¡arina, cl agua es recogida y conservacla y la sal extraída y rcfinada. Hstc es un f)onrinio tle activiclad, de

trubajo y dc la aplicación cle cierto conocimiento $specrfico para obtención dc ciertos resultados; la etapa dcl maestro teórico y también donde algunos materialcs sc plasntan para posibilitar el adveninriento de un nuevo estado. El Tercer Dominio connienza después de que cl agua se ha mezclado con la harina para hacer una tna§a. Cuando se trae Ia levadura cle una fuente y se prepara el horno para coccr la hogaza, §e trae a§imismo el conocimiento necesario pára hacer el pan. Esto depende tanto clel "toque" como del conocimiento teórico. Este es la etapa de lo que lramamos una Escuela. En el estadio en que las materias primas se hallan disponibles pero sin claborar, dstas sólo pueden tentr el efecto que es natural en ellas y sus escasas posibilidades de hacer estdn lirnitadas por su propio Dominio, el Prirnero. En el segunio Dominio, cuando los materiales son descu|iertos, procesados, sistematizados y preservados, es tonto tratar de trabqiar en Io concerniente al terc*r Dominio.

ks rccién cn cl Tercer Dorninio clonde tienen lugar los proc*§os finales, para lo cual se exige de la presenci* de un "panadero" especializado. l*fr situación presente es la del Tercer Dominio tá gcntc que está apegada al Prinrero y Segundo no pued* vcr con claridacl el proceso claramsnte. Por lo tanto la mayorfa dc sus preguntas §on formulatlas lgnorarrdo las posibilidades del Tercer Do* minio. Otros trabajan en el Segundo Dominio sin darse cuenta de que el pan está a punto de ser cociclo. En tanto no sea claramente aceptado este procc$ü del Gran Trabajo ordenado y disciplinado, la confusión continuará y no será posible comunicarse con la gente cuya incoherencia es debida en parte a la confusión de los Dominios y partc al drsco que tienen de apegarse a algo sin percatarse de las etapas reales del Trabajo. Nada se logra por la experimentación, €l ensayo y el error. ni tampoco insistiendo repetitivamente en el trabajo de un Dominio que no es de este tiempo, o de este lugar o de esta comunidad y sus reales necesidades. Estas difieren de las necesidader teóricas generalizadas de la humanidad en un todo, como se delineó en el material preliminar el cual ha sido usado por la gente como un real "Tra* bajo" material. El éxito del Trabajo del Tercer Dominio siempre depende de las correctas formulaciones, el tiernpo correcto, el lugar correcto, y la gente adecr¡ad&. Esta es la afirmación de los que custodian permanentemente la Tradición. Lo que busqué durante tanto tiempo, finalln€n-

t32 133


te lo encontrc. No en las grotesca§ cabriolas de un si§-

tclna fucra del tiemPo, ni en los diúlogor intelectuales ni en los recesos profundos y rnisierioros del Hindf¡ Kul1r, sino ¡rrecisarncnte aquf. en mi propio pnfs. He cncontrado que la vürdatlera TradiciÓlr. ficl il §u propósit«¡ y C su nrisiólln ss ¡a cxtondido para ubnrcar a l¿r ltunranitlatl y para, ofrccer el úrnico sendcr«r rcal, profrurtlo, intcncionado quc pucclc conclucir a utl llorttbrc a la realización de su

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INDICE ... r,, ... t ' lntrodugción ). r, r o ,,. r r. .,..,. I.Hakirn Abdul Qader, el Mercader dg Alfombras, Adana . . . r ., r . . r . . . .,,, . . Il.Ha*hinr Mohamed Khattat, cl Calígrafo. Bagdad f

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ll.Shcik Daud Yusuf, Sheik Sufi, Kcrbala. .r

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Irak

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IV.Ataullah Qarntani, §l Forjador. Dantascü . . . ¡ 49 V.Sheik Hassan Effendi, Sheik Sufi. JgruSalén o..... ... r.. r... ....,... '. .. 57 Vl.Molta¡lted Mohsin, el Mercadcr. Aleppo . . , . Gl VIl.Qazi HaiderGul, el Poeta. Homs. Siria . . . .. . 85 UII.Pir Daud, Sheik Sufi. Estalnbul . . . . . . . . . . 87 IX.DaggAsh Rustant, Maestro tlel Tulltlror. .,.. .. r. 95 Tabriz, Irán ,... e .... !........ El Cairo . . . . . 101 X"§heik Abdul Muhi, Sheik Sufi. XI.§heik Shah Naz, §heik §ufi. Konia.1'urr j.

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XI l.Hassan Irán

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Kerbali, El Esnraltador.

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Mcshcd.

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XIll§lteik Molramed Daucl, Sheik Sufi. Qlndü-

har, Afganistán ., . a ., r . . t r . r . r . r . . . . . r . XIV.Ahmad Mustafa Sarrnounio el Artrsullo, Pghawar

XV.Sheik tán

t34

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Conclusión

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Mashaiklt, Jelalabad, Al'u¡:uttisr ...

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