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EN LOS ANUNCIOS COMERCIALES Y/O NO COMERCIALES. Los 5 restaurantes más recomendados de Querétaro Revista CAVA, año 4, número 16, septiembre-noviembre 2020, es una pu El origen del picnic

EL ORIGEN DEL PICNIC

"LOS PICNICS SON MUY APRECIADOS POR AQUELLOS QUE SE ENCUENTRAN EN LA PRIMERA ETAPA DE LA TIERNA PASIÓN." –ARTHUR CONAN DOYLE–

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enar al aire libre con amigos y familia es uno de los mayores placeres del verano, aunque no siempre fue tan común. Es difícil imaginar al hombre prehistórico disfrutando del almuerzo junto a un lago tanto como nosotros. Entonces, ¿cómo y cuándo se hizo popular la práctica del picnic?

Su origen proviene de la palabra francesa pique-nique, que durante el siglo xvi designaba a aquellos que aportaban su propio vino cuando cenaban fuera de casa. El término es la suma del verbo piquer (picar) y nique (palabra del siglo xviii que significa cosa de poco valor), de forma que faire un repas pique-nique, es organizar una comida –al interior o al exterior– en la que cada quien aporta algo. Hay otras teorías que atribuyen el origen de esta palabra al inglés. Picnic sería así la conjunción de pick (atrapar, agarrar) y nick (punto, instante).

El picnic es una tradición que se remonta a la Antigüedad, algo que sabemos gracias a Virgilio y sus Bucólicas. Durante la Edad Media comenzaron a organizarse por primera vez elegantes comidas al aire libre, cuando la caza se convirtió en la actividad favorita de la clase acomodada. Estas fiestas de caza medievales fueron representadas en obras de arte de la época, como las baladas de Robin Hood y el famoso tapiz de Bayeux.

Si bien comer al aire libre era común hasta la época pre-industrial, para algunos era una necesidad ligada a las condiciones de trabajo, mientras que para otros era un privilegio ligado a su estatus social. Durante el siglo xix, con el florecimiento de las vías férreas y la diminución de la distancia entre el campo y la ciudad, "el día de campo" entra en boga, en un contexto de regreso a la naturaleza promovido por escritores como Zola o Maupassant, y retratado por los impresionistas como Manet y Monet. El campo se vuelve un destino popular entre los citadinos, ávidos de recargar energías, y las comidas de ocio al aire libre se vuelven cada vez más comunes. Mientras que los trabajadores partían el pan en la monotonía de las ciudades, los burgueses se iban a comer sobre la hierba. Sin embargo, la aristocracia de la época veía con desdeño esta práctica, propensa a la desidia y la falta de etiqueta: una comida donde se compartían los gastos era una puerta abierta a toda clase de comentarios despectivos. La aristocracia privilegía así los almuerzos, las fiestas en el jardín y sus grandes casas de campo, dejando el picnic a las clases que consideraba inferiores.

Posteriormente, con la democratización de la bicicleta y luego del automóvil, la multiplicación de las guías de viaje y su gran oferta de sitios naturales y monumentos históricos; el picnic se convierte en una experiencia intrínseca de la excursión y el viaje, donde uno se detiene para disfrutar del cambio de escenario. Con el creciente éxito de esta nueva actividad al aire libre, comienza también la comercialización de los utensilios necesarios: las cestas de picnic y las maletas con platos y cubiertos. Durante mucho tiempo exclusivos de las clases acomodadas, estos utensilios estaban ahora al alcance de los bolsos más modestos. El termo, por ejemplo, lanzó su botella aislante en 1904, transformando el consumo de bebidas "como en casa" en una comodidad para llevar.

Una práctica que hasta la época victoriana significaba ostentación y refinamiento, debido a que la clase trabajadora a duras penas podía costearse una comida decente en casa –¡ni pensar en un festín para empacar a orillas del lago!–, el picnic poco a poco cruzó todos los estratos sociales. Y no es para poco. Gracias a su dimensión colectiva, disfrute de la naturaleza y valores como compartir con el otro; el picnic se reafirma como una de las mejores formas para disfrutar de una buena comida y una buena compañía. 

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