BuenaNueva nº 56

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Contenido

mosaico mosaico [Director] Jorge L. Santana Dumas [Jefe de redacción] Raquel Fernández de Bobadilla [Consejo de redacción] Luciano García Matas Juan José Guerrero Victoria Serrano Blanes César Allende García Victoria Luque Vega Horacio Vázquez Cermeño [Administración] Josué Santana Neira [Directores de zona] Almudena García Peña Juan Frutos Soria Juan Manuel Balmes Juan Antonio Tuñón González José I. Dionisio de la Torre [Colaboradores] Francisco Lerdo de Tejada Jesús Castro Cortés Fernando Cerezo Carlos Linares Juárez Fernando Zufía García Valentín de Prado Julio Cerezo [Maquetación] J. Kiróbel Rodríguez

Victoria Serrano

Buenanuevaa

MOSAICO 94 Sor Consuelo: Esperanza en Navidad Manuel del Pino

ECHANDO LAS REDES 100 El musulmán y la cristiana Horacio Vázquez 22 Nada me falta CIENCIA Antonio Pavía 104 Más allá de los exámenes EDUCACIÓN PARA LA VIDA Carlos Valiente Barroso 28 Personalidad histriónica BENDITA MARÍA José Antonio Gris 110 Segundo misterio glorioso SI HOY ESCUCHÁIS SU VOZ Enrique Solana 38 El Rito Hispano-Mozárabe IV CINE Mons. Ángel Fernández Collado 112 Teresa, Teresa 42 La buena tierra ESPADA DE DOS FILO 44 El aborto en la Didaché Jesús Esteban Barranco

50 Mi Cristo de San Juan Francisco Lerdo de Tejada

FAMILIA NAZARET 54 Encuentro y Unidad para todos los días de la vida

Gloria Mª Tomás y Garrido

FUERZA EN LA MIRADA 116 Entrevista a Luis Ángel de las Heras Victoria Luque

120 El hombre no puede vivir sin amor Almudena Pérez

122 Redes sociales Javier González García

ENTRETENIMIENTO ORACIÓN

62 Embarazo subrogado Sara Villalón

68 Los Reyes Magos existen de verdad José Pérez Adán

[Web] Josué Santana Neira [Edita] Editorial Bendita María Avda. Pablo VI, 9 - Local 12 A 28224 Pozuelo de Alarcón Madrid Tel.: 91 759 79 68 [E-mail] info@buenanueva.es [web] www.buenanueva.es

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César Allende García

TESTIGOS DE LA VERDAD 14 Entrevista a Elena Ajenjo

Alfonso López Quintás

[Ilustraciones] Raquel Fernández de Bobadilla Julian García

[Depósito legal] M-26182-2006

HACIA ORIENTE SED SANTOS 3 La belleza de la familia 78 Walter Ciszek Victoria Escudero ARCA DE NOÉ 84 Santa Teresa de Jesús y los libros VENGA A NOSOTROS TU REINO Secundino Pérez Treceño CANTEMOS AL SEÑOR 88 Job - El sentido del sufrimiento 10 Salmo 92 Enrique Solana

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ALDEA PLANETARIA 72 ¿Dónde se encuentra el peligro del Islam? Ramón Domínguez

La Asociación Canónica Bendita María, Editora de la revista Buenanueva, es una asociación sin ánimo de lucro. No está vinculada a ningún grupo, ni movimiento de la Iglesia, ni a ninguna institución. Por tanto, no tiene más ingresos que los derivados de las suscripciones personales y las aportaciones que graciosamente nos hacen. Todas las personas que trabajan en ella lo hacen gratuitamente, con la única finalidad de anunciar el Evangelio y el Reino de Dios a través de este medio. Si quieres ayudarnos, puedes enviar tu aportación a la Asociación Canónica Bendita María a través de las cuentas:

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hacia oriente

Escuchamos a veces frases hechas sin pararnos a meditarlas. He vuelto a oír de forma palmaria la sentencia escatológica: «el que obedece no se equivoca», y da la sensación que, después de la máxima, solo existe la sumisa aquiescencia, el silencio tumulario y la nada… El veredicto categórico no deja lugar a la duda, ápice de incertidumbre o vacilación. Es una frase redonda, no tiene aristas, ni esquirlas, ni parece que hace aguas por ningún costado de la lógica popular. Pero, si la meditamos, nos asaltan dos claras inquietudes: ¿a quién hay que obedecer? y ¿qué hay que obedecer? O sea, ¿se debe obedecer a cualquier persona? Es evidente que no. Solo cabe esa posibilidad cuando alguien tiene una autoridad sobre ti. Y, por otra parte, ¿se debe obedecer cualquier mandato? Parece lógico e incuestionable que tampoco. Dios ha bendecido muchas desobediencias. He aquí: «Pues bien, hay unos judíos, Sidrac, Misac y Abdénago, (…) que no obedecen la orden real, ni temen a tus dioses, ni adoran la estatua de oro que has erigido (Dn 3,12)». Otra: «¿No os habíamos ordenado formalmente no enseñar en ese Nombre? (…). Pedro y los apóstoles replicaron: «Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres» (Hech 5,28s). Es evidente, que la frase debería ser: «El que obedece a Dios no se equivoca». Ahí sí estamos de acuerdo. Y ¿cómo sabemos lo que Dios nos manda? A través de la Iglesia, sabemos lo que nos hace bien y lo que no nos conviene; pero no nos ordena el día a día, ni los aspectos concretos y cotidianos. Los mandatos, prescripciones, órdenes, etc. provienen de las personas; por ello cada uno deberá discernir en cada momento si esa obediencia es conforme a Dios. En consecuencia, podríamos llegar a la conclusión de que, a través de la ayuda de la Iglesia, la oración y nuestra razón, sabremos lo que sí debemos obedecer y lo que no. «La fe y la razón son como las dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad» (Fides et ratio). Es evidente, que solo con un ala, la fe —fideísmo— o la razón —racionalismo—, nuestro espíritu no puede elevarse hacia la verdad. Necesita las dos, como cualquier ave. Los que obedecen sin pensar, sin plantearse ninguna duda, aquellos en los que su razón no tiene voz ni voto, los que acatan la ley sin plantearse si es injusta o inicua, los que veneran el mandato a través de una fe ciega, son aquellos que se ponen un cinturón lleno de bombas y hacen saltar por los aires la lógica natural y la racionalidad más básica. Fe y razón son complementarias, no contendientes, como las dos alas de un águila. Dios, que se ha hecho carne por el amor infinito que nos tiene, se recrea en nuestra naturaleza débil para hacernos inmortales, para llevarnos a la vida eterna desde un pobre pesebre y desde una pesada cruz. Es la misma belleza que se diluye y se derrama sobre el mundo entero anhelando que la queramos recibir. Desde Buenanueva, os deseamos una feliz Navidad y que el Señor, para el Año Nuevo, os colme de bendiciones.

Jorge L. Santana 3


arca de Noé

Historia popular japonesa Un campesino, desesperado por no tener con qué alimentar a su familia, se apuntó para desafiar al más famoso maestro de una escuela de espadas a cambio de una recompensa si lo vencía. El maestro aceptó, sorprendido de que un simple campesino le retara a un duelo de espadas. El día fijado, delante de un público numeroso, los dos hombres se enfrentaron. El campesino jamás había tocado una espada y el maestro era el campeón de toda la región. El campesino, sin mostrarse nada impresionado por la reputación de su adversario, lo esperaba a pie firme, mientras que el maestro de espadas estaba un poco turbado ante la actitud de su rival. —¿Quién será este hombre? —pensaba—. Jamás ningún campesino ha tenido el valor de desafiarme. ¿No será una trampa de mis enemigos? El campesino, acuciado por la necesidad de la recompensa, se adelantó con firmeza hacia su contrincante mientras el Maestro dudaba, desconcertado por la ausencia total de técnica de su adversario. Antes del primer asalto de espadas, el maestro sintió que sería vencido, con lo que retrocedió movido por el miedo. Bajó su espada y dijo al campesino: —Usted es el vencedor. Por primera vez en mi vida he sido abatido. Entre todas las escuelas de espadas, la mía es la más renombrada. ¿Puedo preguntarle el nombre de su escuela? —La escuela del hambre —respondió el campesino. La necesidad y el hambre dan alas para avanzar.

Esopo

U na cierva era perseguida por unos cazadores y se refugio bajo una viña. Pasaron cerca los

cazadores, y la cierva, creyéndose muy bien escondida, empezó a saborear las hojas de la viña que la cubría. Viendo los cazadores que las hojas se movían, pensaron que allí adentro había un animal oculto y, disparando sus flechas, hirieron mortalmente a la cierva. Esta, viéndose morir, dijo: “¡Me lo he merecido, pues no debí haber maltratado a quien me estaba salvando!”.

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Sé siempre agradecido con quien generosamente te brinda su ayuda.


arca de Noé

El domingo 23 de marzo de 1980, el beato Mons. Óscar Romero pronunció en su homilía en la catedral de San Salvador: «Yo quisiera hacer un llamamiento, de manera especial, a los hombres del Ejército. Y en concreto, a las bases de la Guardia Nacional, de la Policía, de los cuarteles… Hermanos, son de nuestro mismo pueblo. Matan a sus mismos hermanos campesinos. Y ante una orden de matar que dé un hombre, debe prevalecer la ley de Dios que dice: “No matar”. Ningún soldado está obligado a obedecer una orden contra la Ley de Dios. Una ley inmoral, nadie tiene que cumplirla. Ya es tiempo de que recuperen su conciencia, y que obedezcan antes a su conciencia que a la orden del pecado. La Iglesia, defensora de los derechos de Dios, de la Ley de Dios, de la dignidad humana, de la persona, no puede quedarse callada ante tanta abominación. Queremos que el Gobierno tome en serio que de nada sirven las reformas si van teñidas con tanta sangre. En nombre de Dios y en nombre de este sufrido pueblo, cuyos lamentos suben hasta el cielo cada día más tumultuosos, les suplico, les ruego, les ordeno en nombre de Dios: Cese la represión».

Al día siguiente fue asesinado cuando oficiaba misa en la capilla del Hospital de La Divina Providencia en la Colonia Miramonte de San Salvador. Un disparo impactó en su corazón momentos antes de la Consagración. Tenía 62 años de edad…

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arca de Noé

Facundo Cabral Hace un tiempo atrás el sol y el viento competían por saber cuál de los dos era más fuerte que el otro. El viento, muy orgulloso de sí mismo y de su destreza, le dijo al sol: —Las poderosas nubes se inclinan ante mí y los árboles me piden piedad cuando me ven pasar. Así que, señor sol, usted es una pequeña cosa para mí. De repente, viendo a un hombre caminando que llevaba puesto un abrigo, el sol le dijo al viento: —Vamos a ver quién hace que este hombre se quite el abrigo. El viento lo intentó primero. Sopló más y más fuerte, pero no pudo hacer que el hombre se desprendiera del abrigo. Así, el viento falló. Llegó el turno del sol, y este comenzó a brillar con fuerza. El hombre, obligado por el bochornoso calor, se quitó la prenda sin dudarlo. Recuerda que es con bondad y no con fuerza como se pueden resolver mejor los problemas de la vida. El orgullo es el gran pecado universal. El antídoto contra el orgullo es la humildad.

Amor de padre

Este era un hijo que, desde muy temprana edad, había tenido serias diferencias con su padre. Un día, cuando tenía diecisiete años, tuvieron una seria discusión y el hijo le dijo a su padre: —¡Esta es la gota que colma el vaso; me voy de casa y jamás regresaré! Se fue a su habitación y recogió sus cosas. Su madre le rogó que se quedara, pero él estaba demasiado enfadado para escucharla. A punto de cerrar la puerta oyó que su padre le decía: —Hijo, reconozco que en gran parte es mi culpa el que te vayas de casa y, sinceramente, lo siento. Pero deseo que sepas que te quiero y siempre te querré. Si alguna vez deseas volver, siempre serás bienvenido. Trataré de ser un buen padre. El hijo no dijo nada y salió de casa. Fue hasta la terminal de autobuses y compró un billete para otra ciudad. Mientras viajaba, algo más tranquilo, le vinieron a la mente las palabras de su padre. Se dio cuenta de todo el valor y el amor que habían sido necesarios

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Thomas S. Monson para pronunciar esas palabras en esos momentos tan tensos. Su padre se había disculpado; le había invitado a regresar y le había dicho que le quería. Sintió que ahora el siguiente paso lo debía dar él. Supo que la única forma de encontrar paz interior era demostrarle a su padre el mismo grado de madurez, de bondad y de amor que él le había demostrado. Entonces, el hijo se bajó del autobús, compró un billete de regreso y emprendió el camino a casa. Cuando llegó, poco después de la medianoche, encendió la luz y se encontró a su padre en el sillón, con la cabeza inclinada. Al ver a su hijo, se levantó y ambos se abalanzaron a abrazarse.

Cuántos problemas y líos se evitarían superando la cólera y controlando el orgullo. El amor es el vínculo unificador y el bálsamo curativo que todo lo puede y que tan pocas veces se expresa.


arca de Noé

Había una vez una mujer cuya belleza atraía a todos los que la conocían. A pesar de ello, se sentía muy sola. Tras la alegría del primer encuentro, a todos sus pretendientes les encontraba defectos, y seguía sola, anhelando su ideal de pareja perfecta. Un día oyó hablar de un sabio que a todos conmovía con sus palabras, y decidió consultarle su problema. —Necesito hallar la pareja perfecta. Una persona como usted, sin duda, la habrá encontrado. El anciano, mirando a la mujer, le contestó: —Pasé mi juventud buscando a la mujer perfecta. En Venezuela encontré a una mujer bella y atractiva como tú, pero era muy inconstante y egoísta. En Brasil salí con una mujer muy cariñosa y llena de amor, pero no era fiel ni hogareña. En Estados Unidos fui novio de una mujer profesional y trabajadora, pero era orgullosa y materialista. En México conocí a una mujer que tenía un alma buena y generosa, pero no teníamos aficiones en común. Y así una mujer tras otra. Al principio me parecía haberla encontrado, pero pasado un tiempo descubría que faltaba algo que mi alma anhelaba. Fueron transcurriendo los años hasta que de pronto —dijo el anciano haciendo una emocionada pausa—, un día la vi, resplandeciente y hermosa. ¡Allí estaba la mujer que yo había buscado toda mi vida! —¿Y qué pasó? ¿Se casó con ella? —preguntó entusiasmada la mujer. —Al final la unión no pudo llevarse a cabo porque, al parecer, ella buscaba la pareja perfecta —confesó el anciano con un gran brillo en sus ojos.

A veces nos concentramos tanto en que nuestra pareja sea perfecta que olvidamos disfrutar junto a ella. No se trata de buscar lo perfecto, se trata de aceptar los defectos y debilidades de nuestra pareja, y comprenderlos, ya que nosotros tampoco somos perfectos. La pareja perfecta, no es la que hace todo perfecto, sino la que acepta cada defecto.

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arca de Noé

Un lobo dio caza a un zorro —Es que llevo varios días sin comer —dijo el lobo. —Ah, —contestó el zorro— entonces no es necesario que me comas. Ven, te llevaré a un sitio donde hay mucha comida y nunca más volverás a tener hambre. El astuto zorro le llevó hasta un pozo con dos cubos colgados de una viga de madera. El zorro saltó a uno de ellos y descendió al pozo con lo que el otro cubo subió hasta arriba. —¡Madre mía! ¡Cómo está esto de comida…! —dijo el zorro señalando el reflejo de la luna en el agua que parecía un queso— Esto está lleno de carne y queso. Súbete al cubo y baja que aquí tenemos un delicioso festín. El lobo se subió al cubo y dado que pesaba más que el zorro, descendió hasta el fondo haciendo subir al zorro. Cuando llegó arriba el zorro saltó a tierra y oyó al lobo gritar abajo. —Oye, ¿y cómo subo yo? —¡Ah! —respondió el zorro— El justo se libera de las tribulaciones mientras los malvados caen hasta ocupar el lugar que les corresponde.

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cantemos al Señor

Jaime Mestre Este año quisiera enviaros como mensaje para Adviento, Navidad y Año nuevo unas reflexiones sobre el tema “Adveniat regnum tuum” (Venga a nosotros tu reino…). En el fondo de nuestro ser, de toda nuestra existencia, anhelamos el bien, que es lo mismo que decir desear el descanso. Para ello. tenemos que encontrar el camino y los medios para alcanzarlo. Para ello. tenemos que caminar por la ruta que nos da la sabiduría mística de nuestros hermanos mayores, los hermanos hebreos. El primer escalón es el temor de Dios. Pero cuando hablan de temor, no se refieren a miedo, sino a una admiración, a un pasmarnos ante la grandeza infinita del Creador, de forma que nos postramos ante Él. Una vez abajado nuestro orgullo, reconociendo lo que somos en la verdad, podemos pasar al segundo escalón, que es amar a Dios como a nuestro Padre, sabiendo que amar a Dios no es más que una respuesta al amor infinito que Él nos tiene y nos ha tenido. Encarnación, muerte y resurrección son los signos de este amor. Y, ya enamorados, pasamos al tercer escalón, el de todos los enamorados, ser uno con el ser querido: “Padre que todos sean uno como Tú y Yo somos uno”. Entonces habremos llegado a la plenitud, y podremos cantar con el corazón y el alma “Noche de paz, noche de amor…” Navidad es la noche maravillosa en que Dios se hace uno con nosotros. Él se da a nosotros sin pedirnos nada, sino que se convierte en limosnero de nuestro amor, algo que podemos dar a Dios si nuestro corazón está liberado de los demonios de la riqueza, del egoísmo afectivo y efectivo. Sólo el que está libre puede amar. En una noche oscura, con ansias de amores inflamado… ¡Oh, noche amable más que la alborada! ¡Oh, noche que juntaste Amado con amada, amada en el Amado transformada! ¡Que Navidad nos transforme en Jesús! ¡Que el Año nuevo entre con la fuerza de Dios en nuestras vidas! ¡Amen, aleluya!

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cantemos al Señor

César Allende García

Salmo 92 «… y tocar para tu nombre, oh Altísimo; proclamar por la mañana tu misericordia y de noche tu fidelidad. Tus acciones, Señor, son mi alegría, y mi júbilo, las obras de tus manos. ¡Qué magníficas son tus obras, Señor, qué profundos tus designios! El ignorante no los entiende ni el necio se da cuenta. El justo crecerá como una palmera, se alzará como un cedro del Líbano: plantado en la casa del Señor, crecerá en los atrios de nuestro Dios; en la vejez seguirá dando fruto y estará lozano y frondoso, para proclamar que el Señor es justo, mi Roca, en quien no existe la maldad» Reconocer que en el Nombre del Dios Altísimo se encierra el secreto de la dicha y felicidad humanas es Sabiduría consumada. Y, como donde está nuestro tesoro allí se nos va derecho el corazón, encontrar el acceso a ese “inmenso caudal de gloria”, que dice San Pablo, supone la suprema Ciencia. Sabiduría y Ciencia tales eran el aprendizaje que debía llevar a término en los días de su vida todo hijo de Abraham auténtico, para acabar aquellos en la “plenitud de años” e “irse con sus padres en paz”. Esta paz anunciaba ya nuestro cielo. El Señor Jesús con su Pascua hará del anuncio una realidad.

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cantemos al Se単or

Salmo 92

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cantemos al Señor Sobre todo en el posexilio y helenismo esta filosofía de vida se va acendrando y purificando a través de grandes pruebas y tribulaciones, y no menos alegrías y contentos. También es muy bíblica la consideración de la vida como un ir y retornar en el que se va llorando, esparciendo la semilla de los días y afanes, y se retorna cantando, trayendo (¡qué peso más liviano y glorioso!) los haces de las gavillas a cuestas. Del “seno” de Dios salimos al nacer a este mundo, y a él volvemos cuando dejamos la casa y nuestro lar; casa que más que a otra cosa se parece a una tienda del desierto: los vientos, los fríos y los ardores del sol la van deshilachando hasta desmadejarla del todo. Vivir con plenitud en las

condiciones que nos son ineludibles es el arte de la sabiduría hebrea presidida por el Nombre del Señor (Adonai) en todos los actos. El hebreo sabía, y nosotros también y mejor, que el éxodo y el destierro, aun siendo tan importantes en su espiritualidad, son secundarios y subordinados a la entrada y posesión de la Tierra Prometida: de no lograr esto, de nada sirve aquello. La experiencia de Israel viene marcada por el hecho de que los padres que salieron de Egipto —incluido Moisés— no entraron en Palestina: quedaron tendidos en el desierto o solo la contemplaron desde lejos. Debemos tomar nota.

El pórtico de la Jerusalén nueva Nosotros decimos: “De bien nacido es ser agradecido”. La gratitud engrandece más a quien da las gracias que a quien las recibe: y esto desde la raíz misma de nuestra temporalidad. Es de ley reconocer el bien que a uno le han hecho; y mira que Dios nos ha hecho bienes. En su caso, ser agradecidos es “de Ley eterna sabiduría y salud”. Por eso, Pablo dirá de los gentiles, escribiendo a los romanos, que se entontecieron en su corazón y no le reconocieron como Dios, ni le dieron gracias. El agradecimiento es señal inequívoca de un corazón sabio y justo, como el que el salmista nos presenta en este bello poema. El punto está en llegar al final plantado junto a las orillas de un río caudal.

Job decía que la vida del hombre es una milicia. Cierto es: desde el toque de diana, al amanecer, hasta de retreta, al anochecido, se nos pasa la jornada en mil haceres y quehaceres, cuando uno solo es el que de veras vale: proclamar la misericordia de Dios al alba, y su fidelidad cuando las tres estrellas-guía del cielo indican que hoy acaba y a punto de comenzar esta mañana: “pasó un día y una tarde, día…”. Somos vivientes extendidos entre una mañana y un atardecer; nuestra vida es cosecha entre lluvias tempranas y serótinas. Una jornada, una peonada y luego… ¡un silencio…, un descanso…! En el entretanto hay una tarea, una labranza de esta tierra que tiene como destino el Cielo: a Dios mismo en persona.

El agradecimiento es señal inequívoca de un corazón sabio y justo 12


cantemos al Señor Cuando el otoño madura todo el año transcurrido, embellece con colores inefables la realidad cotidiana: el rostro de Dios bendice la tierra. Si no fuera así, el páramo y el yermo nos ocuparían todos los espacios. Vivir es ciencia geográfica y topográfica, necesaria de todo punto, por muchos “gepeeses” que podamos adquirir de fuera. Y así, al llegar a mayores el júbilo es una forma espléndida de jubilarse, como espléndida es la palmera y el cedro del Líbano de que habla el salmo. Basta itinerar lo suficiente por estos andurriales en que nos ha tocado vivir, para convencerse de ello.

Pero no es menos cierto que para el “justo” la vejez no es entrar en el país de lo “todo —o casi— caído”, de lo arrugado, de lo temblón, de lo arrinconado en el desván de una memoria debilitada, de las nieblas en los ojos… ¡Qué va! Bien al contrario, jubilarse en la acción de gracias y la alegría por las acciones del Señor y por las obras de sus manos en nosotros es estar lozano y frondoso, dando fruto mensualmente como los árboles de la Ciudad Celeste del Apocalipsis, cuyas hojas sirven de medicina a los hombres. La vejez del justo es el pórtico de la Jerusalén nueva. Del “otoño de la vida” una de las cosas más bellas que pueden verse es una pareja de “jubilados” cogidos de la mano entrando en la Casa del Señor para… la Acción de Gracias, en el atardecer del sábado. bn

Para el “justo” la vejez no es entrar en el país de lo arrugado y arrinconado, es estar lozano y frondoso, dando fruto

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testigos de la verdad

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testigos de la verdad

Victoria Serrano - Periodista

Dios no actúa con abstracciones, es persona, y con personas —aunque asistidas por la gracia— lleva a cabo su misión. Todavía guardamos en nuestro recuerdo las palabras del viaje del Papa Francisco a Kenia, Uganda y República Centroafricana; una visita apostólica de alto riesgo que ha rociado de ánimo y consuelo a tantos cristianos atormentados por la violencia. El director de cine Javier Santamaría y su mujer, Elena Ajenjo, productora ejecutiva, han realizado la película “El corazón de África”, de inminente estreno en nuestros cines, y cuyo argumento transcurre con la impresionante labor evangélica y asistencial de Mons. Juan José Aguirre en Centroáfrica como telón de fondo. En medio de un abismo de inquietud y muerte, mientras haya quien transforme armas en rosarios, el capricho de los violentos no logrará sofocar la esperanza. Y esa también es responsabilidad nuestra.

¿Cómo conociste el amor de Dios en tu vida?

¿Cómo surgió “El corazón de África” y tu participación en ella?

He nacido en el seno de una familia católica y mi educación ha estado relacionada con las monjas mercedarias y los hermanos de La Salle. En la adolescencia conocí a la Comunidad de Taizé y a partir de entonces me afiancé en la fe. Día a día voy viendo el amor de Dios en todo.

El hacer y distribuir películas de valores no era, en principio, el objetivo de Javier ni el mío. Pero nos llegaban este tipo de historias y decidimos que había que contarlas. No estamos en Hollywood sino en España, donde los medios son muy limitados, pero si el proyecto te engancha luchas a fondo para que salga. Soy la productora ejecutiva, encargada de buscar el dinero para llevar a cabo la película y no ha sido fácil. Aún así, mucha gente ha colaborado gratuitamente y otros tantos han sido benefactores. Desde luego, si conoces a Monseñor Aguirre, este no te deja indiferente. Elena Ajenjo

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testigos de la verdad ¿Qué pretende este proyecto? Es una película que retrata el día a día en la diócesis de Bangassou, una realidad a la que no podemos seguir cerrando los ojos. La trama comienza cuando la guerrilla de la LRA ataca una aldea y los hermanos Pius y Zinda huyen a Bangassou, donde son acogidos por un grupo de mujeres que cuidan a niños huérfanos, gracias a la ayuda de Mons. Aguirre. Sus caminos volverán a encontrarse años después en España. Si conseguimos mostrar la obra de Monseñor y ser el altavoz de los que no tienen voz, ¡objetivo cumplido! Uno no puede vivir cómodamente en nuestro mundo, quedarse solo en cumplir con la misa del domingo y creer que ya es suficiente. Con el reciente viaje del Papa Francisco se ha conseguido poner el foco allí; ha conseguido meterse en el avispero y mostrar esta terrible realidad. Espero que tomemos conciencia de que necesitamos implicarnos.

¿Cuánto tiempo de trabajo os ha llevado? Han sido siete años de labor intensa y también de paradas, que son peores aún, puesto que te detienes por falta de medios y no sabes cuándo lo podrás retomar. Eso sí, en ningún momento hemos perdido la ilusión.

¿Cuál es la fecha prevista del estreno? Esperamos poderla exponer en salas a primeros del 2016. Confiamos en que la gente acuda al cine a verla. Hay que apoyar este tipo de películas acudiendo en masa al cine el fin de semana del estreno, porque es la forma de que se puedan mantener en las salas. Si el primer sábado no vas a verla te arriesgas a que el siguiente ya no esté en cartelera. Si funciona, el dueño del cine la mantiene, pero si no recauda lo suficiente, la sustituye por otra. Antiguamente, las pelícu-

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las seguían un circuito obligatorio, sin embargo, ahora se rigen por la ley de oferta y demanda. Las películas se estrenan un viernes y si no funcionan en taquilla, el miércoles te llaman para que la retires.

saeta de fuego encendida ¿Qué has aprendido con ella? Básicamente me ha servido para relativizar los problemas. ¡No puedo quejarme de nada!, solo dar gracias porque he nacido al otro lado del estrecho, y para eso no he hecho ningún mérito. Es fácil decir: “Es que yo he estudiado, me he titulado, tengo cultura del trabajo…”. Sí, vale, todo eso lo tienes porque has nacido en esta parte del mundo. Si ellos hubieran tenido acceso a lo mismo, también lo hubieran hecho. Cuando los vemos saltar las vallas o huir de sus países en pateras, ¿somos conscientes de que no pueden coger un avión y moverse libremente como lo hacemos nosotros? ¿Qué he hecho yo para tener este privilegio?

¿Hay hueco en nuestra sociedad materialista para el cine de valores? Una cosa es que tenga su función y otra que tenga su hueco… No lo tiene pero hemos de hacérselo. No siempre se elige bien dónde poner el interés. Los medios de comunicación hemos de mostrar otras opciones para que nos puedan elegir. Vivimos en una sociedad tremendamente consumista en la que no importa cuánto bien haces sino cuánto dinero tienes. Evidentemente, hay que hacer un cine de valores y de calidad —hay que saber contarlo—, pero la fuerza viene de las personas.


Elena Ajenjo

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testigos de la verdad Nos sorprendió mucho la potencia de Pablo Domínguez en “La última cima”. Este tipo de cine se hace por un compromiso personal, pues económicamente no compensa. Si funciona en taquilla puedes recuperar la inversión, pero no ganar dinero.

Sobre la espiral de violencia permanente dijo Mons. Aguirre: “Vivimos caminando sobre una cuchilla de afeitar”. ¿Cómo está ahora el ambiente? Es un país donde hoy se está tranquilo y mañana estalla una guerra civil. Allí están todos enfrentados; los terroristas se atacan entre ellos y atacan contra el mundo. En estos momentos existe una relativa calma porque se ha establecido un comité de mediación entre la guerrilla, el SELEKA, los anti-Balaka, etc. Pero en Bangui, la capital, hay asesinatos todos los días. Aún así, lamenta Monseñor que diariamente se mueren niños en sus brazos por miles de circunstancias: gastroenteritis, mala alimentación, SIDA transmitido, etc.

ven y sE mi luz ¿Cómo es Mons. Aguirre y su misión en Bangassou, escenario de la película? La palabra que lo define es entrañable. Sorprende la fortaleza que tiene, aunque la respuesta la encontramos en su enorme fe en Dios. Ha sufrido dos infartos en tres años y su corazón está muy delicado, pero su vida está en Centroáfrica. El último infarto le sorprendió este mayo en Bangui y pudo volar a España para ser tratado. En cuanto se recuperó un poco, sacó el billete de avión y volvió a Bangassou.

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¿Cómo es la gente de allí? Son personas con una esperanza de vida de 40 a 50 años máximo, entre las que ha habido una generación perdida a causa del SIDA —las abuelas están criando a los nietos porque sus hijos han fallecido por esta enfermedad—; todos los días salen en busca de algo para comer, hay raptos, violaciones, secuestros, saqueos… ¡La vida humana no tiene ningún valor! Pero aprenden a crecer con esperanza y con fe. Lo que más llama la atención es la sonrisa con la que viven; más grande que la tuya o la mía.

¿Somos realmente conscientes de lo que sucede en África? Ni somos conscientes ni queremos serlo. Pensamos: “Ojos que no ven, corazón que no siente”, y con el sobre del Dómund creemos que ya lo hemos hecho todo. Con un donativo lavamos un poco nuestra conciencia, ¡pero se podría hacer tanto!

¿Por qué nos rasgamos las vestiduras ante otras cuestiones y esto no nos interesa? Nos rasgamos las vestiduras con lo que las autoridades quieren que nos las rasguemos. Nos ponen el foco en la crisis humanitaria de Siria, en las niñas secuestradas de Boko Haram… y nos escandalizamos durante unos días, pero pronto se nos olvida, aunque siga sucediendo. África es un continente olvidado al que hay que ayudar para que avance, pero solo nos interesa el coltán y los diamantes.


testigos de la verdad

que no desfallezcan tus manos ¿Cómo están actuando las fuerzas políticas internacionales al respecto?

los intereses económicos; si están equilibrados actúan, en caso contrario, lo dejan pasar sin importarles que allí se mueran niños, mujeres, misioneros, etc. Hace nada se debatía en España cuánto nos iba a costar traer a un misionero infectado del virus del ébola. ¿Cuánto vale para nosotros una vida humana?

Vivimos en un mundo con una educación muy básica y poco juicio crítico. A la ONU y su agenda no se le cuestiona nada y, desgraciadamente, no siempre busca el bien común sino sus intereses económicos. Las organizaciones internacionales ponen a un lado de la balanza los riesgos y al otro lado

Lamenta Monseñor que todos los días se mueren niños en sus brazos por miles de circunstancias: gastroenteritis, mala alimentación, SIDA transmitido, etc.

Elena Ajenjo

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testigos de la verdad ¿Qué podemos hacer los ciudadanos para mejorar la sociedad? No es solo una cuestión de dar un donativo puntual a la Fundación Bangassou —fundada para ayudar a la labor social de Mons. Aguirre— o a cualquier otra ONG, que está muy bien hacerlo, sino el compromiso de hacer algo solidario. Hay que salir de nuestro mundo bonito, aunque sea un sábado al mes, y poner los pies en África, en América, en Asia, ayudando en un comedor social, en organizar la ropa, en recoger comida…. No podemos perder la esperanza en el ser humano, pero necesitamos tener juicio crítico y no conformarnos con lo que hay. Se necesitan muchos brazos voluntarios, ¡y todo es querer!

¿Dios se ha olvidado de África? En absoluto, los que la hemos olvidado somos nosotros. Hay muchas situaciones en el mundo por los que puedo preguntarme por qué Dios permite esto, o por qué no lo

soluciona… Y confío en que algún día Él me lo pueda aclarar. Pero lo que sé por mi fe es que Dios todo lo hace bien, así que me quedo con la duda pero sigo con la labor. Evidentemente, no solo no se ha olvidado de África sino que se encuentra allí, en la sonrisa de la gente, en su esperanza, en su fuerza por sobrevivir… Nosotros somos el instrumento y la herramienta de Dios para hacer el bien, pero apoyados en Él, porque sin su ayuda no podemos hacer nada. África es un continente que, al involucrarte en él, engancha.

¿Crees que Dios ha sido bueno contigo? Conmigo se ha pasado de bueno. ¡No puedo quejarme! Tengo plena conciencia de que incluso el no darme lo que yo he querido ha sido bueno para mí. Si Él lo ha considerado así, bien hecho está. Además, todo lo que me ha sucedido en la vida ha sido una preparación para este punto en el que me encuentro: contar y rodar estas historias de valores.bn

Las organizaciones internacionales ponen a un lado de la balanza los riesgos y al otro lado los intereses económicos; si están equilibrados actúan, en caso contrario, lo dejan pasar

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echando las redes

Antonio Pavía · Misionero Comboniano

Poco conocimiento tienen de la historia aquellos —y son muchos— que afirman que el mundo está herido de muerte por su intento de desplazar a Dios de su ámbito; que nuestra sociedad ha alcanzado lo que podríamos llamar su mayoría de edad, por lo que no necesita de ningún dios que le tutele. Cuando digo que los que afirman esto tienen un escaso conocimiento de la historia no es porque no sea cierto lo que sostienen, sino porque, en realidad, el hombre nunca ha dejado de rivalizar con Dios; y esto desde los primeros albores de la creación. El intento de sofocar su Presencia ha sido y es una constante en la historia. Ya en las primeras páginas del Génesis se nos dice que la humanidad proyectó la empresa, el intento, de edificar una ciudad levantando en ella una torre cuya cúspide alcanzase los cielos (Gén 11,1 ss).

El hombre nunca ha dejado de rivalizar con Dios en la historia 22


echando las redes

Toda una declaración de intenciones del hombre de todos los tiempos que viene a decir que el que Dios exista o no, no es lo realmente importante. Lo que importa es que, suponiendo que exista, no hay que darle mayor importancia; le haremos ver que también nosotros podemos llegar a ser dioses (Gén 3,1-6). La pretensión de aprender a vivir sin la tutela de Dios, es decir, reduciéndolo a formulismos, es parte de nuestra historia, de nuestra humanidad. Sin embargo, y aunque parezca increíble, todos los intentos llevados a cabo para “destutelar” al hombre de un Dios en quien encontrar la plenitud por la que clama nuestro ADN, han sido vanos. Por mucho que nos elevemos por encima de nuestras limitaciones, siempre nos resistiremos a aceptar que la muerte física sea el punto sin retorno, el abismo incomprensible en el que se estrella lo que

hemos vivido, soñado, alcanzado, proyectado, intuido, amado… El hecho es que en nuestro ADN tenemos unas “células rebeldes”: así es como llamaremos al alma. Estas reclaman nuestra atención al verse envueltas en la más servil de las enajenaciones: la deserción de la Trascendencia. El yo incorpóreo se resiste, no acepta que le estrechen en los ínfimos límites de la sola corporeidad, en el más que insuficiente mundo sensitivo. Pues bien, nuestras “células rebeldes”, abanderadas de nuestra incorporeidad, son especialmente sensibles en aquellas personas en las que vive Dios. Me explico. Son esos hombres y mujeres para quienes Dios no es un rival ni les pesa su tutela porque, desde ella, Él les ha dado alas para volar a su altura; personas que difunden en los entresijos del aire pesado de su entorno “el suave olor de Jesucristo” (2Cor 2,15).

En nuestro ADN tenemos unas “células rebeldes”, el alma, que no aceptan que les estrechen en los límites de la sola corporeidad Nada me falta

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echando las redes

La esperanza de confiar en alguien “El Señor es mi Pastor, nada me falta”, proclamó el salmista en una clara referencia al Mesías, quien se dejó conducir, instruir, consolar y fortalecer por su Padre a lo largo de toda su misión. He ahí el sello de calidad y de misión que caracteriza e identifica a los pastores de Jesucristo, aquellos que, dejándose formar por Él en la escuela del Evangelio, aprendieron, tras mil tropiezos, dudas y miedos, a confiar y depositar su vida en Dios con la seguridad de que cuida de ellos…, también de sus necesidades materiales: “…Que por todas esas cosas se afanan los gentiles del mundo; que ya sabe vuestro Padre que tenéis necesidad de todo eso” (Lc 12,30). Dios es mi Pastor, nada me falta. He aquí al hombre y también al Dios de quien la humanidad entera está, en realidad, hambrienta y sedienta. La misma humanidad que, generación tras generación, ha ideado mil formas para desatarse de la “supervisión de Dios”, ve desarmados todos sus postulados ante el asombro que le provoca encontrarse con hombres que tienen bastante con su Pastor, y que Dios, a su vez, les cuida como a las niñas de sus ojos (Dt 32,10b).Asombro que, con no poca

frecuencia, da paso al deseo de conocer a este Dios en quien poder confiar su propia vida. El mundo en general está curado de las figuras ejemplarizantes que muestran que detrás de sus fachadas no existe verdad alguna. Sin embargo, es vulnerable a la atracción que ejerce sobre él la libertad que irradian estos hombres y mujeres, a quienes la mano de Dios acaricia y envuelve de tal forma que toda su vida es una proclamación de que se sienten amados por Él, y con Él tienen bastante. El corazón de muchos que se creen incrédulos se alegra al ver a personas que, al igual que el apóstol San Pablo, pueden decir con la sencillez de quien desborda gratitud: “Sé en quién he confiado” (2Tim 1,12). Todos ellos —que han vivido y viven entre nosotros a lo largo de la historia— llaman poderosamente la atención porque se les ve poseedores de lo que todo ser ambiciona más o menos conscientemente: “la piedra filosofal de la existencia”. Hombres y mujeres a quienes Jesús hizo sus discípulos y que, como tales, irradian el don que han recibido: “la vida en sí mismos”, como dice Juan (Jn 5,25-26).

El corazón de muchos que se creen incrédulos se alegra al ver a personas que se sienten amados por Él, y con Él tienen bastante 24


echando las redes

¡Id hacia el hombre! ¿Quién nos enseñará a creer así en Dios, a confiar en Él más allá de los parámetros de prudencia que nos impone una sociedad tan sistematizada? En última instancia, ¿quién nos enseñará a ser de Dios? Su mismo Hijo nos responde: “El que es de Dios, escucha las palabras de Dios” (Jn 8,47a). Por medio de la escucha a Dios, de sus palabras, entramos como discípulos en la escuela de la confianza que es el Evangelio, sus palabras de vida eterna (Jn 6,68) que hemos escuchado y hecho nuestras al guardarlas… (Lc 11,28). Ellas testifican de quién somos, quién es nuestro Padre. Él es quien da testimonio de nosotros, el único testimonio que su Hijo consideró irrefutable: “El Padre es el que da testimonio de mí, yo sé que su testimonio es válido” (Jn 5,32). Os daré pastores según mi corazón, había prometido Dios (Jr 3,15). Id y anunciad el Evangelio al mundo entero. Id, vosotros sois los pastores que mi Padre prometió por medio de los profetas. Id y enseñadles a guardar la Palabra como yo os he enseñado a vosotros. Id, porque el hombre que tiene todo menos a Dios en su alma, no es nadie. Id con mi Evangelio en el corazón;

él os testificará, un día tras otro, que no estáis solos, que yo estoy con vosotros. Id con mis palabras, solo con ellas venceréis la tentación, siempre latente, de querer hacer vuestra obra. Los apóstoles recibieron este envío que era toda una novedad. Nadie había hablado así, nadie les había abierto las puertas hacia un espacio de libertad sin horizonte alguno. Nadie les había hecho señores sobre todos los miedos que amenazan y coartan al hombre: inseguridades, las penumbras del futuro, el ser amados por y para siempre, no cansarse nunca de amar y, por supuesto, saber acoger la enfermedad y la muerte. Puesto que todos estos miedos son reales, comprenden la urgencia de Jesús: ¡Id hacia el hombre! La voz del Señor y Pastor resuena más en sus almas que en sus oídos; saben que ni van ni están solos. Confían en quien les envía. Por eso fueron y demostraron al mundo que eran más fuertes que la muerte. Y así, pronto el mundo empezó a martirizar a los primeros testigos de Jesús: Esteban, Santiago, Pedro, etc. Ningún poder fue capaz de detenerlos; su Señor estaba con ellos, por lo que nada les faltaba.

Hombres y mujeres a quienes Jesús hizo sus discípulos y que, como tales, irradian el don que han recibido: “la vida en sí mismos” Nada me falta

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echando las redes

Permanece firme en lo que sabes y crees Entramos en el corazón de Pedro, la piedra escogida por Jesús para edificar su Iglesia. “Jesús, fijando su mirada en él, le dijo: Tú eres Simón, el hijo de Juan: tú te llamarás Cefas…” (Jn 1,42). Nunca los ojos del Hijo de Dios dejaron de acariciar a este su pastor, ni siquiera cuando cayó estrepitosamente vencido por su debilidad. Han pasado los años. Vemos a Pedro pastoreando su rebaño con el amor que ha recibido de su Señor y Pastor. No da de lo que tiene, sino de lo que recibe ininterrumpidamente de Dios. No nos extraña, pues, que Pedro, enriquecido por el Señor Jesús, tenga la capacidad de fortalecer a sus ovejas con exhortaciones como estas: ¡Alegraos de ser

discípulos de nuestro Señor Jesucristo! “…a quien amáis sin haberle visto; en quien creéis, aunque de momento no le veáis, rebosando de alegría inefable y gloriosa…” (1P 1,8). Pedro ha gustado, ha saboreado a Dios. Solo desde la enorme riqueza que recibió de Jesús podemos apreciar sus exhortaciones a los primeros pastores de la Iglesia: “Apacentad el rebaño de Dios que os está encomendado, vigilando, no forzados, sino voluntariamente, según Dios; no por mezquino afán de ganancia, sino de corazón…” (1P 5,2). Exhortación que no ha perdido nada de su valor. Más aún, estos son los pastores que “nuestra sociedad autosuficiente” pide a gritos. bn

La voz del Señor y Pastor resuena más en sus almas que en sus oídos; saben que ni van ni están solos. Confían en quien les envía

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N O V E D A D E S Martín y la torre Esta es la historia de Martín, un niño como tú, al que le gustaban probablemente las mismas cosas que a ti: el fútbol, jugar en el parque con sus amigos… Un buen día encontró a Mel, una maestra que le fue indicando el camino a seguir hacia un mundo que pensaba que conocía, pero que realmente era nuevo para él: la música. Ven con Martín a conocer este mundo y descubrir que la música te puede llevar a lugares que no imaginas. Autor: María Jesús Nuez Rodríguez N0 pág.: 48 ISBN: 978-84-944505-2-5 Precio: 9,70 €

El secreto del agua viva Autor: César Eduardo Manrique de Mesa N0 pág.: 56 ISBN: 978-84-944505-0-1 Precio: 9,70 €

Camino de la Pascua con Teresa de Jesús “Camino de la Pascua con Teresa de Jesús” es hacer el itinerario cuaresmal de la mano de los textos litúrgicos que ofrece el leccionario para cada día, comentados brevemente y trayendo el eco de algún pensamiento teresiano, al hilo de la meditación del pasaje. Autor: Ángel Moreno, de Buenafuente N0 pág.: 222 ISBN: 978-84-943973-7-0 Precio: 16,50 €


educación para la vida

José Antonio Gris Especialista en Psicología Clínica

Este trastorno se caracteriza por un comportamiento exagerado de búsqueda de atención mediante conductas manipulativas. La persona que lo padece tiene una necesidad constante de ser el centro de atención en cualquier grupo o reunión, y si no lo consigue le produce ansiedad, depresión, enfados, irritabilidad, etc. Su egocentrismo es muy alto. La prevalencia del trastorno histriónico de la personalidad es de un 3% de la población, y casi siempre se da en mujeres. Es una persona que no tiene amigos ni amigas íntimos, si bien le gusta conocer a gente nueva para poder manipularla y obtener un beneficio de ella. Su vida se convierte en un auténtico teatro, en el que se siente la protagonista, utilizando la vía de la seducción o del victimismo. Tiene una enorme facilidad para mentir y aparentar lo que no es. Casi siempre termina siendo rechazada por los demás, ya que se dan cuenta de que es una persona excesivamente falsa, manipuladora y calculadora. La mujer con personalidad histriónica casi siempre se comporta como una gran seductora y a veces con un comportamiento sexualmente provocativo. Llega a ser una magnífica actriz y por eso utiliza el dramatismo excesivo y muestra emociones exageradas. Considera muy íntima su relación con los demás y es todo lo contrario, no tiene ningún amigo o amiga. Tiene una enorme necesidad de búsqueda de novedades y excitación, lo que le lleva a estudiar siempre la forma de conseguir beneficio de los demás y calcular lo que puede obtener de cada uno. Sin embargo, su estilo de comportamiento es muy voluble, ya que adapta su personalidad a la de los demás, para obtener la máxima atención y dar una imagen falsa de su personalidad. A pesar de todo este esfuerzo que realiza, la falta de empatía

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con los demás es absoluta y siente una gran frustración y una gran falta de autoestima. En su forma más leve, los histriónicos se ocultan tras una imagen de sociabilidad coqueta y encanto interpersonal. En su forma más grave, este trastorno se caracteriza por una excesiva dramatización, teatralidad, afectividad lábil y relaciones interpersonales disfuncionales causadas por su enorme inmadurez, seducción y conductas manipulativas. En los casos más graves, son frecuentes los intentos de suicidio manipulativos para obtener la atención de los demás y conseguir ser el centro de atención. El intento de suicidio forma parte del gran repertorio de conductas que tiene de chantaje emocional y coacción, para conseguir un refuerzo constante de los demás.


Personalidad histri贸nica

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educación para la vida

Si los demás no me admiran, no puedo ser feliz. Sus pensamientos más frecuentes son: * * * * *

Quiero ser más atractiva que las demás. Necesito que todos se fijen en mí. Me gusta coquetear con las personas. Si no atraigo a los demás, no soy nada. Cuando me aburro, provoco algo interesante y divertido. * Siempre estoy buscando hacer nuevos amigos y conocer gente nueva.

* Si los demás no me admiran, no puedo ser feliz. * No me siento cómoda si no se fijan en mí. * Los demás solo sirven para que les manipule y me admiren. Los trastornos asociados a esta personalidad son trastornos de ansiedad, trastornos afectivos, trastornos somatoformes, anorexia nerviosa, trastorno obsesivo compulsivo y trastornos disociativos. La DSM-5 lo define así:

* F60. Trastorno de la personalidad histriónica Patrón dominante de emotividad excesiva y de búsqueda de atención, que comienza en las primeras etapas de la edad adulta y se manifiesta por cinco o más de los hechos siguientes:

1 2 3 4 5 6 7 8 30

Se siente incómodo en situaciones en las que no es el centro de atención. La interacción con los demás se caracteriza con frecuencia por un comportamiento sexualmente seductor o provocativo inapropiado. Presenta cambios rápidos y expresión plana de las emociones. Utiliza constantemente el aspecto físico para atraer la atención. Tiene un estilo de hablar que se basa excesivamente en las impresiones y que carece de detalles. Muestra autodramatización, teatralidad y expresión exagerada de la emoción. Es sugestionable (es decir, fácilmente influenciable por los demás o por las circunstancias). Considera que las relaciones son más estrechas de lo que son en realidad.


educaciรณn para la vida

La persona histriรณnica tiene una necesidad constante de ser el centro de atenciรณn en cualquier grupo o reuniรณn Personalidad histriรณnica

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educación para la vida CUADRO CLÍNICO Podemos detectar el trastorno de personalidad límite por los siguientes síntomas:

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Necesidad de ser el centro de atención. Le deprime pasar inadvertida, quiere causar sensación en los demás y sentirse importante. Aparenta tener una gran autoestima y es todo lo contrario. Siempre habla en exceso y utiliza un tono de voz muy alto. Su aparente sociabilidad esconde un egocentrismo muy acusado, pero intenta ocultarlo siempre. Los demás realmente no le importan, solo para obtener beneficio, incluso económico.

4

Actitud permanente de seducción en cuanto a su apariencia física o comportamiento.

5

Emociones muy cambiantes y afectividad lábil y muy superficial.Presenta un gran riesgo de conducta suicida y de automutilación.

6

Baja tolerancia a la frustración y no tiene capacidad para la dilación de la gratificación.

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Se autoengaña pensando que sus relaciones son más profundas de lo que realmente son. No tiene amigos íntimos.

8 exigente en sus demandas. La imagen que da es de inmadura, superficial, dependiente, 9 vanidosa y egoísta. 10 Tiene una gran inmadurez emocional y afectiva. parenta ser una persona alegre, divertida, busca fácilmente la 11 broma, etc. para ser el centro de la atención de los demás. Utiliza también la victimización para ser el centro, y entonces se 12 muestra débil, incapaz, etc. para conseguir la ayuda y protección de Los demás la ven como superficial, dependiente, falsa y muy

los demás.

13 Tiende a sobreactuar y exagerar, y si fracasa culpa a los demás. Estilo de hablar llamativo, intenso y dramático. Habla alto e intenta decir siempre cosas sorprendentes, por lo que dice muchas cosas 14 inapropiadas y su risa es exagerada y muy frecuente. 32


educación para la vida

Preocupación excesiva por su atractivo físico. Suele vestir de forma 15 llamativa. En los casos más graves llega a la sexualización para influir en las relaciones y responsabiliza a los demás que se le insinúan. Le gusta dar la imagen de que atrae a los hombres. Su conducta es seductora, cálida y encantadora, pero sus 16 sentimientos carecen de profundidad. Se siente muy cómoda siendo el centro de atención y si no lo consigue 17 aparecen en ella síntomas depresivos y de resentimiento o rencor. Es capaz de mimetizarse con los demás y adoptar sus opiniones 18 para caer bien y sentirse aceptada. Sus relaciones de pareja comienzan de forma muy romántica y terminan 19 siempre mal. Ante los problemas interpersonales reacciona con ansiedad, 20dramatización y rencor manipulativo. Busca novedades y excitación. Intenta conseguir todo sin 21esfuerzo, de la forma más fácil para su propio placer. Le cuesta mucho reflexionar.

de forma exagerada la aprobación de los demás. 22 SeBusca adapta a los demás para dar una imagen amable y positiva, pero todo es falso.

La imagen que da es de inmadura, superficial, 23 dependiente, vanidosa y egoísta.

Personalidad histriónica

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educación para la vida Para conseguir el afecto de los demás, manipula sus relaciones 24 primero de forma positiva, y si no lo consigue recurre a la

seducción, los celos, las quejas, la ira, critica a los demás, miente con la habilidad de una actriz, etc.

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Cuando está sola se siente deprimida. Necesita ser el centro de atención para mantener su estado de ánimo. Necesita sentirse como en un escenario con todos los focos dirigidos a ella.

Es una persona muy envidiosa, no soporta a los que triunfan o son 26 personas importantes, ya que considera que le roban la atención de los demás. Ella necesita ser el centro de todo. Se considera sumamente atractiva y no tiene reparos en ser 27 provocativa para conseguir el refuerzo de los demás. 28 Con su enorme teatralidad esconde su profunda inseguridad. Llega a manipular a su marido e hijos. La ruptura con la pareja es 29 muy frecuente, ya que emocionalmente y afectivamente es muy inmadura.

Es muy caprichosa y busca excitación y emociones para sentirse 30 importante. Es superficial, frívola y no empatiza con los demás. Es exhibicionista, insegura, inmadura, explotadora, vanidosa, 31 coqueta. En los casos más graves llega a ser promiscua. 32 Tiende a reaccionar impulsivamente y por excitación. Su mecanismo de defensa es la disociación, tiene una doble 31 identidad, tiende a disociar cada vez más su personalidad real de su personalidad social.

Quiere causar sensación en los demás y sentirse importante. Aparenta tener una gran autoestima y es todo lo contrario.

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educación para la vida

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Procesos cognitivos. Es muy frívola y evita el pensamiento introspectivo. Tiene muchos juicios irreflexivos.

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Conducta interpersonal. Conducta interpersonal. Búsqueda constante de atención. Manipula a los demás para conseguir elogios, reafirmación y aprobación. Es coqueta, vanidosa y seductora.

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Expresividad. Es muy impulsiva, emotiva y teatral. Propensa a búsqueda de excitación, aventuras fugaces y un profundo hedonismo.

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Mecanismo de defensa. Disociación. Mecanismo de defensa. Disociación. Tiene una personalidad completamente distinta cuando está sola y otra en el ámbito social.

Es muy impulsiva y teatral. Propensa a la búsqueda de excitación, aventuras fugaces y un profundo hedonismo. Personalidad histriónica

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educación para la vida

PROCESOS PSICOLÓGICOS ESTRUCTURALES

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Organización mental. Su autocontrol emocional y cognitivo está poco desarrollado. Estado de ánimo inconstante. Presenta emociones rápidamente cambiantes y superficiales. Socialmente aparenta ser animada, impetuosa y entusiasta. Cuando está sola se siente aburrida, irritable y deprimida. Impulsos y conflictos. Se considera sociable y encantadora. Utiliza su imagen para atraer con su aspecto físico y toda su vida está orientada al placer, a la vía fácil, sin esfuerzo.

ETIOLOGÍA

TRATAMIENTO

1. Aprendizaje social manipulativo. Niños que son reforzados con un plan de refuerzo muy irregular y variable. Como consecuencia se produce una tendencia a buscar la aprobación de los demás con conductas manipulativas.

La terapia cognitiva-conductual (TCC) ha demostrado ser el tratamiento más eficaz. La TCC cambia los pensamientos y las conductas y ayuda a las personas con el trastorno histriónico de la personalidad a conseguir un cambio profundo en su estilo de relación con los demás. La terapia elimina los síntomas de cambios de estado de ánimo, estrés y ansiedad, así como las conductas manipulativas y la necesidad de ser el centro de atención. La terapia consigue suprimir la disociación entre su personal real y su personalidad social. Al cambiar los pensamientos, la terapia consigue en el paciente una alta madurez emocional y afectiva, aumento de su autoestima, suprimir su egocentrismo, dejar de hacer teatro y comunicarse con los demás de una forma madura y adulta. bn

2. Modelo parental histriónico. Cuando uno de los padres tiene esta personalidad, el niño modela su personalidad con todas las características de la personalidad histriónica antes mencionadas. Aprende a manipular a los demás, a necesitar ser el centro de atención, etc. 3. Rivalidad entre hermanos. Los niños que se han desarrollado bajo un paradigma de competición con sus hermanos, aprenden a desarrollar conductas manipulativas para obtener la atención de sus padres. Aprenden a utilizar la astucia, el encanto, el atractivo y la seducción para asegurarse el refuerzo parental.

Utiliza su imagen para atraer con su aspecto físico y toda su vida está orientada al placer y a la vía fácil 36


educaci贸n para la vida

nombre art铆culo

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si hoy escucháis su voz

M o n s . Á n g e l F e r n á n d e z C o l l a d o - O b i s p o A u x i l i a r d e To l e d o

Fundación del Instituto de Estudios Visigótico-Mozárabes En cumplimiento de este deseo conciliar, el cardenal de Toledo, don Marcelo González Martín, fundó, en el año 1975, el Instituto de Estudios Visigótico-Mozárabes de San Eugenio, promotor desde entonces de numerosas publicaciones sobre el tema mozárabe y motor de varios Congresos Mozárabes nacionales e internacionales; y constituyó, en 1982, una Comisión de expertos, formada por profesores de Liturgia

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y por sacerdotes diocesanos conocedores del Rito, encargándoles la tarea de revisar y preparar una nueva edición de los libros litúrgicos del Rito Hispano, devolviéndoles su limpia originalidad y su genuino sabor hispano. Fruto de los trabajos de la comisión de expertos, asumidos y aprobados plenamente por la Conferencia Episcopal Española en su XLV Asamblea Plenaria (17-22 de noviembre de 1986), la Sagrada Congregación para el Culto Divino, el 17 de julio de 1988, aprobaba y confirmaba los primeros trabajos presentados: Prenotandos, Ordo


si hoy escucháis su voz Missae, el Propio del Tiempo (Adviento, Cuaresma, Semana Santa, Pascua, Domingos de Cotidiano), y el Liber Commicus (I).

Conmemoración del III Concilio de Toledo El 9 de abril de 1989, durante los actos conmemorativos del III Concilio de Toledo, la Conferencia Episcopal Española se desplazó a la Catedral de Toledo y celebró la Eucaristía en este Rito Hispánico renovado. Pero, ciertamente, el gesto histórico de indudable alcance eclesial que canoniza para la Iglesia Católica el valor y contenido del Rito Hispano-Mozárabe, fue la Misa que San Juan Pablo II celebró en la Basílica de San Pedro el 28 de mayo de 1992 con el nuevo Misal renovado. Con la aprobación y publicación del Misal en dos volúmenes, los dos Leccionarios o Liber1 Commicus14, la solemne concelebración presidida por el Papa, y la posterior aprobación del resto de los libros litúrgicos en proceso de revisión, el Rito HispanoMozárabe, propio de la Iglesia española, desde sus orígenes y sujeto a múltiples vicisitudes históricas que en ocasiones pusieron en peligro incluso su misma existencia, adquiere una renovada actualidad. La nueva revisión efectuada en el Misal no pretendía únicamente mantener viva y actualizada su celebración en Toledo, como en las reformas anteriores, sino que buscaba, siguiendo las directrices marcadas para todos los ritos católicos por el Concilio Vaticano II en su Constitución sobre la Sagrada

Liturgia, restaurar la pureza primitiva de los textos y del orden de celebración, no ya solo en Toledo, sino también en cualquier lugar de España donde la devoción o el interés histórico-litúrgico lo requiriera.

El Concilio Vaticano II afirmó la igualdad de derecho y honor de todos los ritos reconocidos, y expresó el deseo de que en el futuro se conservasen y fomentasen

Estructura de la Misa en el Rito Hispano-Mozárabe

El Rito hispano-mozárabe nos sigue ofreciendo con su última renovación una estructura de la misa con un esquema fundamental, común al de las demás liturgias: Liturgia de la Palabra, Plegaria Eucarística y Rito de Comunión, pero con unas diferencias estructurales que lo distinguen notablemente de los demás ritos. El cambio de lugar del rito de la paz, realizado antes de comenzar la plegaria eucarística; la recitación del Credo en todas las misas después de la consagración y antes de comulgar; el canto del aleluya como

1MISSALE HISPANO-MOZARABICUM, I (Prenotandos, Ordo Missae, Propio del Tiempo, Adviento, Cuaresma, Pascua, Cotidiano), Barcelona, Conferencia Episcopal Española-Arzobispado de Toledo, 1991; MISSALE HISPANO-MOZARABICUM, II (Prenotandos, Ordo Missae, Propio de los Santos, Común de los Santos, Común de Difuntos, Varias necesidades), Barcelona, Conferencia Episcopal Española.

El Rito hispano-mozárabe IV

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si hoy escucháis su voz respuesta agradecida al terminar la homilía y al terminar el rito de la comunión; la triple bendición inmediatamente antes de la comunión, suprimiéndose la del final de la misa; la incorporación de los dípticos u oración solemne litánica, previa a la plegaria eucarística, y donde se expresa la comunión de fe y caridad con toda la Iglesia, con la jerarquía eclesiástica, con el pueblo de Dios, con los santos, con los difuntos, con los enfermos, encarcelados, caminantes y cautivos; la Illatio propia de cada día, fiesta y solemnidad; la aceptación ritualizada del relato eucarístico transmitido por San Pablo; la falta de elevación de las especies eucarísticas después de la consagración, reservándose para más adelante, antes de la bendición y de la comunión; el significado de la fracción del pan que es dividido en nueve trozos formando una cruz sobre la patena, mientras se recuerdan los misterios de la salvación realizada en Jesucristo; o la recitación del Padrenuestro, reservada al celebrante, contestando el pueblo con el amén a cada una de sus invocaciones, son algunas expresiones que

caracterizan esta liturgia y que manifiestan su peculiaridad en la forma de expresar el sentido religioso de un pueblo. No son solamente expresiones litúrgicas diferentes, sino que estas reflejan una manera peculiar de realizar cada una de sus partes esenciales, la forma y lugar que se asignan a algunos elementos suplementarios y el significado peculiar que se les atribuyen. El Amén incesante de la asamblea constituye otro de los signos externos más evidentes que caracterizan la celebración del rito. Con un Amén se sella la conclusión de cada una de las oraciones, fórmulas conclusivas y lecturas. Con un Amén se manifiesta la adhesión a cada una de las peticiones del Padrenuestro y se acepta con esperanza el buen deseo que expresan cada una de las bendiciones. Con la respuesta Amén se profesa obediencia al mandato institucional de Cristo en el momento de la consagración del pan y el vino y se expresa la adhesión de fe a la interpretación de San Pablo sobre el signo eucarístico. bn

El gesto histórico de ind udable alcance eclesial que canoni za para la Iglesia Católica el valor y contenido del Rito Hispano-Mozárabe, fue la Misa que San Juan Pablo II celebró en la Basílica de San Pedro el 28 de mayo de 1992 con el nuevo Misal renovado

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si hoy escuchรกis su voz

El Rito hispano-mozรกrabe IV

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si hoy escucháis su voz

Buenanueva

«Diálogos con Ella» es un midrash sobre la parábola de la higuera estéril del Evangelio según San Lucas. El labrador de la parábola es el personaje principal de este relato, que, en el período de una semana, describe cómo cava las raíces de su higuera y qué tipo de abono le echa para que, al año siguiente, esté preparada para producir los frutos de vida eterna. Por medio del diálogo, y con un lenguaje muy sencillo y catequético, “Ella” iniciará al lector en el conocimiento de sí mismo. “Ella” es la esposa del labrador y es la que da título a este libro; encarna la sabiduría de las Sagradas Escrituras y personifica a una voz misteriosa que, hasta el final, no se desvelará quién es.

Su autor, Raúl Furió Plá nació en la Pobla Llarga (Valencia) en 1974. Tras la Jornada Mundial de la Juventud de Santiago de Compostela de 1989, con quince años, entró en el Seminario Menor. Más tarde, continuó su formación en el Seminario Mayor Diocesano de Valencia y, a los veinticuatro años, fue ordenado sacerdote en su pueblo natal. Actualmente está sirviendo en la Parroquia de Nuestra Señora del Lluch de Alzira (Valencia).

¿Qué significa para ti Diálogos con Ella? Es una expresión que ya utilizaba San Jerónimo para describir el modo de relacionarse con la Sagrada Escritura. Dialogar con la Biblia significa reconocer que ella es una persona viva, y por lo tanto, no solo nos conoce individualmente a cada uno, sino que también conoce la palabra que necesitamos para cada momento. Con este título he querido explicar en qué consiste el libro. De hecho, para escribir cada capítulo, primero he escrutado un pasaje concreto de los Evangelios, y después, para estructurar y escribir los diálogos, he seguido el hilo conductor de las citas bíblicas del escrutinio.

La higuera se presenta como si fuese un gran espejo para que nos reflejemos en ella, y de este modo, aprendamos cómo es por dentro nuestro espíritu 42


si hoy escucháis su voz

¿Por qué has elegido el midrash como género literario para escribir este libro? En hebreo, midrash significa explicación. En la tradición bíblica, el midrash es un método exegético cuya finalidad es hacer más comprensible el texto inspirado. Hay muchos tipos de midrashim. Normalmente son pequeños comentarios rabínicos, relatos cortos o pequeñas fábulas que pedagógicamente se utilizan para pasar la fe a los hijos. Pero también existe otro tipo de narración más larga, como es el caso de este midrash, que intenta describir lo que sucedió en el arco de un tiempo, así como completar los espacios en blanco o los hechos que no figuran en la historia bíblica.

¿Cuál es el argumento del libro? El relato comienza con la parábola de la higuera estéril del Evangelio. El dueño de la viña pide al labrador que corte la higuera porque lleva tres años sin encontrar fruto en ella. Entonces, el labrador le responde intercediendo por la higuera para que le conceda un año de gracia. En el transcurso de ese año, el labrador excavará la tierra para iluminar las raíces del árbol. También nos enseñará a abonarla con el verdadero alimento, que consiste en hacer la voluntad de Dios. Al año siguiente, cuando regrese el dueño de la viña verá que la higuera ha empezado a producir los frutos del Reino de Dios.

¿Con qué finalidad has escrito este midrash? Con la intención de que el lector, identificándose poco a poco con los diálogos, llegue al conocimiento de sí mismo. Durante el transcurso del relato, la higuera se presenta como si fuese un gran espejo para que nos reflejemos en ella, y de este modo, aprendamos cómo es por dentro nuestro espíritu. El midrash irá describiendo cada una de las partes del árbol como si estuviese dibujando la anatomía de nuestro espíritu: las raíces de nuestro ser persona, el tronco genealógico de nuestra identidad, y las ramas de nuestra personalidad. Además, de manera paralela, también relata la cronología del hombre Nuevo. Describe cómo nuestro Bautismo ha necesitado ocho días para reproducir en nosotros la imagen de Jesucristo. En definitiva, este midrash pretende dibujar un mapa de cómo es la geografía de nuestro espíritu, así como de enumerar su cronología. bn


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Jesús Esteban Barranco · Doctor en Teología Dogmática

Han celebrado con Nietzsche la muerte de Dios, incluso enterrando su cadáver, porque los revienta que ese Dios tenga la fea costumbre de resucitar

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ue nadie se extrañe demasiado por esa palabra —Didaché (que significa enseñanza y pronunciamos didajé)—, con la que se conoce un documento muy antiguo de la Iglesia, que muchos traducen como Enseñanza de los Doce Apóstoles y que vendría a indicar algo así como la enseñanza del Señor a los paganos, transmitida por los Doce Apóstoles. La fecha de escritura de este gran testimonio escrito oscila entre el año 40 y el 80 después de Cristo. Es decir, se trata de un documento valiosísimo especialmente por recoger la doctrina que se vivía en la primitiva Iglesia, bastante antes de llegar al final del siglo primero.

Relativizando la verdad

Ya en la Didaché, capítulo 10,6, aparece la expresión Maran athá («El Señor está cerca»); la cual funcionaba entre los primeros cristianos como un saludo convencional de uso común, como cuando entre nosotros, hasta no hace muchas décadas, nos saludábamos diciendo «Ave María, purísima». Pero ¿por qué la importancia de este tan precioso como valiosísimo documento de la primera hora del cristianismo? Porque últimamente estamos padeciendo un cierto empacho de argumentos de toda índole, hasta aburrirnos superlativamente, para convertir el aborto en algo bueno desde todos los puntos de vista, desde el políticamente correcto hasta el económicamente necesario y socialmente en sintonía con lo que pide el “progreso” de la cultura ultraposmodernista. El feminismo desatado, con las Femen de por medio, ha jugado sus cartas para vencer la partida y aprobar por doquier leyes estatales que aplaudan el aborto, si no quieren quedar relegados a ser considerados gobiernos de

baja estofa sin cartel en el elenco de los gobiernos progresistas. Tras el fusilamiento de la ley natural —ignorada como inútil e innecesaria cualquier evocación de la transcendencia—, abiertos al relativismo más puro —y, por eso, más impuro y más cutre, pues en cuanto se afirma «todo es relativo», la misma afirmación no puede sostenerse como un universal metafísico por caer en una contradicción «in términis», ya que si todo es relativo, la misma aseveración también lo es, con lo cual entramos en la ley de la selva, donde todo está permitido (y de ahí lo de cutre)—, puesto en marcha hacia no se sabe dónde ni por qué ni para qué, excepto «pasarlo bien» y «lo que el cuerpo pida» o «lo que el cuerpo aguante»…, nos encontramos con un panorama mundial en que el hombre no sabe lo que es, quién, de dónde viene y a dónde va. Por eso se oye con frecuencia: «Esa es tu verdad, pero la mía es esta»: lo cierto es que, por ejemplo el valor del número π es 3,14159…, y eso no es una opinión, como Dios tampoco lo es.

El aborto en la Didaché

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¡Luego nos equivocamos! Todo esto por no hablar, por una parte del vil chantaje de la ONU para negar ayudas económicas y medicinas a los países subdesarrollados, si previamente sus gobiernos no dan el espaldarazo de aprobación al aborto; y, por otra, de los desmanes de la OMS para instaurar e imponer una educación sexual, con las prácticas de iniciación oportunas (digamos mejor inoportunas) a nuestro hijos, burlándose de la ley natural ya derogada: difícil esquivar su objetivo, más que avieso diabólico, en su empecinamiento de acoso y derribo de la Iglesia Católica. Previamente han celebrado con Nietzsche la muerte de Dios, yendo incluso más lejos, esto es, enterrando su cadáver, porque los revienta que ese Dios tenga la fea costumbre de revivir y resucitar, y mejor que esté todo oculto bajo tierra. «Dice el necio para sí: «No hay Dios». Se han corrompido cometiendo execraciones, no hay quien obre bien» (Sal 14,1). Estúpidamente no saben que la tumba de Cristo se quedó vacía y que la losa que cubría el sepulcro saltó hecha añicos; por eso cuando vuelva se oirá aquel penoso ergo erravimus (¡luego nos equivocamos!) del libro de la Sabiduría: «Sí, nosotros nos desviamos del camino de la verdad» (5,6). Con la ejecución y electrocución de todos los valores, ¿qué tiene de extraño que el aborto campee como bandera, a veces de lujo, en muchas naciones? Por ejemplo, hasta hace muy poco, ayer como quien dice, ser gay estaba mal visto y eran considerados como raros, por usar un término no hiriente —en general la Iglesia nunca les ha dado la espalda, los ha comprendido, estimado y siempre ha tenido sus brazos abiertos para ellos—; hoy,

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en cambio, es raro, sin más, quien no sea gay o admita querer serlo alguna vez; es más si alguno disiente, será acusado de homófobo, enfrentándose a la ley y a posible cárcel o multa… ¡Vivir para ver: porque ya sería hora de que la Iglesia se adapte al mundo y acabe de soltar las ventosas con que todavía lo «dominaba», aunque fuera una pseudo-teocracia, a ver si, por fin —sí, por fin—, la Iglesia abraza el paganismo, esto es, que la impiedad reinante permee también a la Iglesia para… rendir culto al nefando Anticristo! Ante todo este panorama, tan tenebroso, como miserable y triste, no puedo por menos que recordar algunas de las enseñanzas repetidas por Pablo: «Debes saber esto: en los últimos días se presentarán tiempos difíciles, pues los hombres serán egoístas, avariciosos, fanfarrones soberbios, blasfemos, desobedientes a sus padres, ingratos, irreligiosos, despiadados, desleales, calumniadores, desenfrenados, brutales, enemigos del bien, traidores, precipitados, engreídos, amigos del placer…» (2 Tim 3,1-4); «porque vendrá un tiempo en que no soportarán la sana doctrina, sino que se rodearán de maestros a la medida de sus propios deseos…» (2 Tim 4,3); ver también 2 Pe 2,2-3.12-14; 2 Jn 7-11, Ap 22,15 y especialmente hoy la Didaché 5,1.

Podemos asegurar que estamos ante el catecismo cristiano más antiguo


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Vayamos a las fuentes Pues bien, la Didaché se desconocía hasta el año 1883, cuando el metropolita griego de Nicomedia, Filoteo Bryennios publicó la primera edición diez años después de haber encontrado el manuscrito en Constantinopla. Tolstoi se entusiasmó con su lectura y el gran patrólogo Johannes Quasten se complace en considerarlo como «venerable». Este documento, subdividido en 16 capítulos contiene los fundamentos de las verdades de fe y costumbres de la primitivísima Iglesia: en los diez primeros tenemos diversas indicaciones sobre las celebraciones litúrgicas e instrucciones para el catecumenado; los cinco siguientes son normas morales y disciplinares;

el último está dedicado a la escatología y al retorno de Cristo (la parusía). Podemos asegurar que estamos ante el primer catecismo cristiano más antiguo, conocido entre otros por El Pastor de Hermas, por los dos grandes alejandrinos, Clemente y Orígenes, por supuesto por Eusebio de Cesarea (el primer archivero de la Iglesia por sus diez libros de su Historia Eclesiástica) y, más tarde, por el gran San Atanasio también de Alejandría. En sus páginas palpita el corazón de algún o algunos Apóstoles, cuya predicación está recogida y resumida en este «librito»: se oye el eco de su voz en su más prístina pureza. El aborto en la Didaché

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¿En dónde está su importancia para el argumento que nos ocupa? Porque es el testimonio más antiguo que tenemos, donde, al enumerar los males que causan la ruina del hombre (todo el capítulo 2), se dice textualmente: «No matarás al hijo en el seno de su madre, ni quitarás la vida al recién nacido» (2,21 Estas simples palabras no dejan hueco alguno para admitir incertidumbres, pues, por un lado, están en perfecta sintonía con la tradición judía, donde la prole era una signo de la benevolencia y generosidad divinas, y, por otro, están en total discordancia contra el paganismo reinante entonces —y ahora—, que aceptaba sin

problemas la práctica del aborto y el abandono u homicidio de los hijos no deseados o defectuosos. Cuando los grandes Padres de la Iglesia comiencen a tratar sobre la creación, pondrán de relieve la grandeza del hombre: así Ireneo, Orígenes —la doctrina de semillas divinas en el hombre de la Escuela Alejandrina—, Ambrosio y los tres grandes Padres capadocios ¬—Basilio Magno, Gregorio Nacianceno y Gregorio de Nisa—, especialmente este último, alma contemplativa, delicada y mística como pocas, que ha visto en el hombre el resplandor de la luz divina, en quien se descubre la belleza divina del modelo: Cristo-Jesús.

«No matarás al hijo en el seno de su madre, ni quitarás la vida al recién nacido» 1 Padres Apostólicos, Edición bilingüe completa. Introducciones, notas y versión española por Daniel RUIZ BUENO, segunda edición (BAC - Madrid 1967) 79. Según un informe del Instituto de Política Familiar (IPF), se estima en dos millones los abortos cometidos en España desde que se aprobó la Ley de 1985.

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MERKABA PEREGRINACIONES Está al servicio de las parroquias, sacerdotes, fieles, y comunidades religiosas. Nuestro propósito es ayudar a la Iglesia a difundir el Evangelio a todo el Universo a través del tiempo de Gracia que se abre en la Peregrinación. Ponemos toda nuestra dilatada experiencia, profesionalidad y nuestro espíritu de servicio para que durante las Peregrinaciones organizadas por nosotros, todos los aspectos del viaje (desplazamientos, hoteles, celebraciones litúrgicas, sacramentales), nos ayuden a tener experiencia de Jesucristo que nos salva a través de su Iglesia al encontrarnos con nuestra Madre la Virgen, visitando los Santos lugares, o siguiendo las huellas de los Santos que nos han precedido en la fe.

MERKABA PEREGRINACIONES Pasaje de Dolores, 16 Oficina 5 28002 MADRID Tfno.: +34 911 722 458. Mail: info@merkaba.es w w w . m e r k a b a p e r e g r i n a c i o n e s . c o m

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Francisco Lerdo de Tejada | Capellán Universidad CEU-Montepríncipe

La cosa es seria. Dicen que el Cristo de Velázquez reproduce el Señor que nos ofrece el evangelio de San Juan: un Mesías que muere con majestad y serenidad. ¡Es Dios muriendo! ¡Y con qué paz y dignidad! Muere, no porque le toca, sino porque libremente entrega la vida (cfr. Jn 10,18) en acto de perfecta comunión con su Padre. Leyendo el evangelio de San Juan llegaremos al Amor más alto, en continua confrontación con los pensares contemporáneos. Volemos un poco, mientras dura la lectura de estas líneas, a lomos de un Águila. Y aquí radica el problema para nosotros: en el estrechísimo vínculo de Cristo con el Padre. Es una relación tan especial que no se sabe si da consuelo o angustia. A primera vista pone nervioso tanta identidad de voluntades en una misma persona, el querer divino y el humano en la existencia del Verbo. Pareciera que este Cristo de San Juan no da respiro a lo humano. En este caso tendrían razón determinados pensadores que dicen que la afirmación de Dios es la negación del hombre, y viceversa. Piénsese en Feuerbach. Las expresiones del evangelista son ciertamente fuertes; sin fe resultan incomprensibles, agobiantes, imposibles, idealistas, de adorno… De su lectura brotaría una espiritualidad antihumana. Pero es solo una impresión. Se trata de expresiones altas,

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altísimas, como alto es el amor. Sí, el Amor. “Mis caminos son más altos que vuestros caminos” (Is 55,9). Es el Amor eterno e infinito de Dios el que nos dará la pauta y la clave para asomarnos a los misterios de mi Cristo de San Juan. Es un amor rara avis. Los santos dicen que lo conocen. “En verdad os digo que el Hijo no puede hacer nada por su cuenta si no lo viere hacer al Padre. Porque cuanto aquel hace, esto igualmente hace también el Hijo” (Jn 5,19). Esto se nos antoja un poco angustioso. ¿Qué queda de la autonomía propia? ¿Realmente nada podía hacer al margen de la Voluntad de su Padre? Al hombre moderno le horroriza la idea. Al santo —o, al menos, al fiel familiarizado con San Juan— le entusiasma; encuentra ahí sustancia y abismo.


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De la armonía y la comunión surge la fecundidad La libertad llega a su cota de plenitud cuando se entrega a Dios. Cuando el amor devora la libertad, la plenifica. Lo que sucede es que no estamos habituados a un amor de caridad teologal, divino y fuerte, y vamos tirando con amores mediocres que consideramos, sin embargo, suficientes. Cuando el amor de Dios tira a lo alto, el hombre sensato y prudente se queda boquiabierto. El orgulloso opta por abandonar. Nace el ateísmo: “Un amor tan alto solo es posible en las ideas de Platón, no en el solar humano”. Al no ser realizable se da por no existente. Pero mi Cristo de San Juan vivió este amor elevadísimo y nos lo ofrece como nueva fruta del Edén (Gn 3,6).

Ante esta cita preciosa del evangelista han brotado y brotarán espontáneos gritos de rebelión: “¡Infantilismo, inmadurez de “imitamonos”, paternalismo decadente!”. Pero no hagamos caso. La dependencia de Cristo respecto de su Padre es tan perfecta que lo mínimo que debe suscitar en nosotros es un reverencial de amor y deseos muy grandes de unirnos a Cristo. Yo hago siempre lo que le agrada (cfr. Jn 8,29). ¡Hombre, siempre, siempre! —dirían los espabilados de todos los tiempos—. Pues sí: siempre. ¿Angustia? No, unidad perfecta, libertad perfecta, felicidad perfecta, amor perfecto. Todo perfecto. En Cristo. Resulta que lo que le agrada al Hijo no es ni más ni menos que lo que le agrada al Padre. Mi Cristo de San Juan

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espada de dos filos Ya se comprende que tras tantas experiencias matrimoniales, por poner un ejemplo, donde no reina la armonía ni la comunión, este lenguaje santo suene a chino. ¡Ni se huele un mismo e idéntico agrado en comunidad de voluntades! A Cristo no se le ocurría descansar de su Padre, porque Él era su descanso. Ni se le ocurría buscar agrado en algo que no fuera Él. Todo era para su Padre. ¡Qué niño es mi Cristo de San Juan! ¡Tiene la madurez del mismo Dios! Estamos contemplando ahora un Verbo mojado entre aguas e hierbas; aprendiz de bóvedas, montes aplomados y montañas engendradas… jugando todo el día en presencia de su Padre (cfr. Prov 8,22-31).

Pero el hombre soberbio desconocía “la infancia del Verbo” en los albores de la Creación, los arcanos del Hijo de siempre. Por eso opta por angustiarse cuando se asoma a la fidelidad indefectible del Señor. No está acostumbrado a tanta fidelidad. “Mi doctrina no es mía, sino del que me ha enviado. Si alguno quiere cumplir su voluntad, verá si mi doctrina es de Dios o hablo yo por mi cuenta. El que habla por su cuenta, busca su propia gloria; pero el que busca la gloria del que le ha enviado, ese es veraz; y no hay impostura en él” (Jn 7,16-18). ¡Encima lo que dice tampoco es propio! ¡Pero Padre, deja respirar al Señor, que lo estás ahogando!.

El Verbo, sabiduría del Padre En la vida podemos distinguir dos maneras, al menos, de escapar al amor; dos estilos de amor propio: los conceptualistas y los vitalistas. Los primeros se enroscan en su torre ebúrnea sin querer compromisos de ninguna clase; se les va la vida en contemplar y contemplar ideas, sin nunca amar. Son presa de conceptos preciosos, jamás vividos. Los que llamamos vitalistas carecen de conceptos porque ellos mismos son el concepto de sus propias vidas; no necesitan ideas motoras aprendidas en buenos libros o por ciencia infusa, porque ellos mismos son motores de sus propias vidas; no se dejan reconducir ni educar por ideas ajenas a su sentir, ideas buenas y santas, ya se entiende. Huyen de doctrinas porque inconscientemente se erigen ellos mismos en doctrina. Y así, suelen ser personas tan orgullosas y pagadas de sí mismas como los habitantes de los altos marfiles.

La solución va por vía de combinación: un concepto vitalizado y una vida conceptualizada. Es el caso de Cristo: Verbo encarnado y vida regida por los conceptos del Padre. Motivos y razones tendría el Hijo para hablar lo que quisiera puesto que tan Dios es como su Padre. Sin embargo, no quiere hablar por su cuenta sino lo que el Padre le dice. El alma de Cristo está poblada de Padre, en unión sustancial con el Espíritu Santo. Una sustancia divina, tres personas. Una en carne viva, del seno de María. A ejemplo de Cristo, humildad perfecta, el conceptualista que baje al amor viviendo. El vitalista que suba al concepto amando a impulsos de la Verdad que se le va ofreciendo. Así, ambos evitan la soledad de la soberbia. Así ambos se hacen humildes.

La sujeción a Dios es la anchura que necesita mi alma para ser plenamente feliz

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Adiestrándonos en el estilo de Cristo, lo humano no se deteriora, se diviniza “Mi Padre y yo somos una misma cosa” (Jn 10,30). No se me olvida nunca la expresión de Antonio Orbe S.J. que decía que el Hijo goza más por ser del Padre que por ser Hijo. Las personas divinas gozan más por vivirse poseídas sustancialmente por las otras que por ser ellas mismas en sí mismas. Esta unidad vuelve loco a los orgullosos que abogan por libertades de novela. Esta unidad vuelve loco de amor a los tocados por la gracia. «Me conocéis a mí y sabéis de dónde soy. Pero yo no he venido por mí mismo, sino que otro, real y verdadero, me envió” (Jn 7,28). ¡Vaya, resulta que ahora tampoco vamos a tener autonomía en la gestión de la propia vida! ¡Ni pensar lo que quiero, ni vivir como quiero!. Estamos en el mismo caso que los anteriores. La felicidad consiste en la sujeción. Pero esto suena duro (cfr. Jn 6,60) al hombre emancipado de la fe. La sujeción a Dios es la anchura que necesita mi alma para ser plenamente feliz. No expliquemos. ¡Adoremos los misterios de nuestra dicha! Parece que Cristo no tiene libertad, y angustia un poco, pero es maravilloso contemplar y vivir la libertad de Cristo. ¡Le encanta al Señor pertenecer como lo hace al querer del Padre!

“Lo que oí de Él, eso hablo” (Jn 8,26). ¿Pero no te cansas de oír y siempre oír? ¿Un Verbo que no tiene lengua para hablar lo propio sino lo de Otro? Mi Cristo encontraría agobio si no sirviera al Padre. Desconocemos entre los humanos tanto amor. Adoremos en silencio tanto misterio de amor. En silencio. Así nos vamos adiestrando en el estilo de Cristo. “Y no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí” (Gál 2,20). Mis palabras, las del Señor, mi vida, la suya, mi respirar, el del Espíritu —como nos enseña San Juan de la cruz—. Lo humano no se deteriora, se diviniza. Así, así hay que seguir colaborando con nuestra transformación en Cristo (Hildebrand). Y es que el Amor es la clave para entender a este San Juan que resulta tan raro para las bajezas humanas. Decía Santo Tomás de Aquino que decir es producir un verbo; florecer es producir una flor, y amar es espirar el amor. La producción del amor es amar. El amor no es hacer las cosas con amor; el amor es amar. Así de simple, así de divino. En esta clave de amor infinito trinitario vamos entrando en el misterio de mi Cristo de San Juan. Esto es una cosa seria. Así empezábamos el artículo. bn Mi Cristo de San Juan

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P. Alfonso López Quintás Catedrático universitario y académico

Una vez y otra nos emociona

ver a unos novios acercarse al altar para prometer que van a crear conjuntamente un lugar estable de encuentro, un hogar, un focus, como decían los latinos, un lugar donde arde el fuego del amor. 54


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Importancia de la promesa Nos emociona porque prometer es algo grandioso. Se promete hoy para cumplir mañana, en lugares y tiempos diversos, y tal vez con sentimientos distintos a los que se tienen el día de la promesa. Para prometer hay que sobrevolar la vida, verla en conjunto, y decidirse a realizar un proyecto que perdure durante toda ella. Yo me decido a crear contigo un hogar porque te quiero, y el amor auténtico no está sometido al tiempo ni al espacio. No tiene sentido decirle a una persona: «Te amaré durante dos meses, y en este lugar». Encuentro y unidad para todos los días de la vida

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familia Nazaret Eso puede decirse respecto a las relaciones eróticas, pero no respecto al amor. Amar a una persona significa decirle: «Tú no debes morir nunca», en frase de Gabriel Marcel. Pues el amor pide perennidad. El que ama de veras desea que la persona amada no perezca. Así como el que odia desea que la persona odiada no hubiera existido nunca. Actualmente, muchos jóvenes tienen miedo a comprometerse de por vida en el matrimonio, pues no ven qué garantía puede haber de que el amor perdure, o –dicho más exactamente- de que lo que entienden por “amor” durante el noviazgo pueda resistir un día y otro los vaivenes del sentimiento y las presiones del ambiente hacia el hedonismo fácil.

Ciertamente, en la vida humana no hay garantías absolutas, pero la perseverancia matrimonial está en buena medida asegurada si el amor es auténtico, si tiene la debida calidad y no lo confundimos con la mera pasión, que es una reacción de los instintos ante un estímulo que nos arrastra y no tenemos bajo control. Cuando uno promete algo y refrenda la promesa con su palabra de honor indica que tiene soberanía de espíritu, es dueño de sus sentimientos y no está sometido a los vaivenes que éstos puedan sufrir al correr de los años. Por eso es grandioso prometer que uno va a realizar algo tan excelso como es un hogar. Pero cumplir lo prometido es todavía más meritorio. Porque significa crear en cada momento de la vida lo que uno prometió en un momento determinado. La fidelidad es, en todo rigor, una virtud creativa. No se reduce a mero aguante. Aguantar es el destino de muros y columnas. Tú y yo no estamos destinados a aguantar, sino a ser fieles, que es algo muy superior.

Pero cumplir lo prometido es todavía más meritorio porque significa crear en cada momento de la vida lo que uno prometió en un momento determinado. La fidelidad es, en todo rigor, una virtud creativa.

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Unidad de nivel 2. El encuentro

Diversas formas de unidad Ahora bien, ¿qué es lo que prometemos en una boda cristiana?: Crear con otra persona una forma de unidad muy valiosa. Para entender bien lo que esto significa debemos distinguir varias formas de unidad.

Unidad de nivel 1. Sentir atracción Yo puedo prometer unirme con una persona y hacerlo por algún tipo de interés, por ejemplo porque me gusta y me atrae. Sentir atracción es bueno en cuanto puede significar el comienzo de una verdadera unidad pero todavía no lo es. El sentimiento de agrado puede ser intenso, psicológicamente conmovedor, pero no es suficiente para fundamentar en él toda una vida, pues nadie nos garantiza que tal sentimiento va a ser duradero. Hay sentimientos que van muy unidos con las sensaciones y las pasiones, y éstas, por definición, son efímeras, término que significa literalmente flor de un día.

Empezamos a tener alguna garantía si nos subimos a un nivel superior y, cuando hablamos de crear unidad, nos referimos a crear relaciones de auténtico encuentro. Esto es decisivo para comprender el largo alcance de una boda. Encontrarse no se reduce a verse, saludarse, estar en vecindad. Podemos compartir toda la vida con una persona y no encontrarnos con ella ni una sola vez. Encontrarse es algo muy positivo y creador: significa entreverar el propio ámbito de vida con el ámbito de vida de otra persona con el fin de enriquecerse mutuamente creando un campo de juego común, una forma de unidad estable y sumamente fecunda. Tú tienes unas posibilidades y me las ofreces. Yo te ofrezco las mías. Tú tienes unos anhelos y yo los comparto. Tú haces lo mismo con los míos. Y convertimos nuestra vida en una especie de juego conjunto en el que unimos nuestras energías para lograr una meta común. En este juego sucede algo magnífico: se superan las escisiones entre el aquí y el allí, el dentro y el fuera, lo interior y lo exterior, lo mío y lo tuyo. Si de veras nos encontramos en ese sentido profundo, personal, comprometido, yo no estoy aquí y tú ahí, fuera de mí. Físicamente, estamos separados, por ser cuerpos opacos; pero lúdicamente, no; nos hallamos en el mismo campo operativo que crea el amor y la decisión de fundar un hogar. Por eso, tus gozos son mis gozos; tus problemas, mis problemas. Antes eras un ser distinto de mí, y distante, externo, extraño. Ahora te has convertido en íntimo, sin dejar de ser distinto. Ser íntimo no quiere decir que tú te hayas perdido en mí y yo en ti; te hayas fusionado conmigo, y yo contigo.

Encuentro y unidad para todos los días de la vida

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familia Nazaret Significa que tú y yo, conservando nuestra personalidad propia, creamos un campo de juego que nos une operativamente en virtud de un ideal común. Esta forma de unidad no destruye la unidad que funda el atractivo, la unidad del nivel 1, sino que la perfecciona, pues le da una nueva dimensión: la de los valores. Llamamos valores a las condiciones del encuentro. Nada grande se consigue en la vida sin realizar un esfuerzo proporcional. Lo que nos exige el encuentro es adoptar las actitudes siguientes: generosidad, apertura al otro, confianza mutua, veracidad, cordialidad, paciencia. Estas exigencias del encuentro y otras afines son denominadas en español virtudes. Entre los romanos, “virtutes” significaban capacidades. Todavía hoy llamamos “virtuoso” al intérprete musical que tiene la capacidad de tocar de forma excelente un instrumento. Las actitudes antedichas –generosidad, cordialidad, veracidad....– nos capacitan para crear encuentros. Denominamos, por el contrario, vicios las actitudes que dificultan el encuentro. Si me porto contigo de forma egoísta, falaz, hosca, infiel, impaciente..., milagro será que podamos encontrarnos en sentido riguroso. Cuando una persona se comporta virtuo-

samente con la persona a quien dice amar, y tiene la suerte de que ésta adopte la misma actitud, tiene lugar un auténtico encuentro, y éste, a no tardar, le otorga sus frutos, que son los siguientes: energía interior, alegría, entusiasmo, felicidad, comunicación, participación en valores elevados… • energía interior. El encuentro es motivador, genera buen ánimo, afán de superación, constancia en el esfuerzo. • alegría. La alegría es un sentimiento que brota al tener conciencia de estar creciendo y realizándose. La tristeza surge cuando uno va en retroceso. • entusiasmo, que es la medida colmada de la alegría. Uno se entusiasma cuando se encuentra con algo muy valioso. El encuentro con lo valioso produce en nosotros un sentimiento de plenitud. • felicidad. Es curioso que el sentimiento de felicidad hace su aparición cuando nos movemos en el nivel 2, y adoptamos una actitud de generosidad. No aparece en el nivel 1, cuando nos dejamos llevar de nuestras apetencias egoístas. • amparo y gozo interiores. Son manifestaciones propias del sentimiento de felicidad.

Ser íntimo no quiere decir que tú te hayas perdido en mí y yo en ti; te hayas fusionado conmigo, y yo contigo. Significa que tú y yo, conservando nuestra personalidad propia, creamos un campo de juego que nos une operativamente en virtud de un ideal común. 58


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La persona que opta por el ideal de la unidad ya no ama sólo las cualidades de la persona, las que en principio prendieron su atención. En tales cualidades y más allá de ellas, a quien ama es a la persona

Unidad de nivel 3. Descubrimiento del ideal de la vida Hemos llegado a un momento decisivo en nuestra vida por el descubrimiento que vamos a hacer. Por eso les ruego que hagan conmigo, interiormente, esta experiencia. Al vivir los frutos del encuentro, me veo llevado a pensar lo siguiente: En una vida como la nuestra, tan llena de altibajos, amenazada por todas partes, basta con que nos encontremos de verdad para sentirnos fuertes, alegres, entusiasmados, felices… De aquí se deduce que el valor más grande de nuestra vida –es decir, la fuente

mayor de desarrollo que tenemos– es la creación de relaciones de encuentro, o, lo que es igual, de modos muy elevados de unidad. Acabamos de descubrir el ideal de nuestra vida, que es el ideal de la unidad. Y, al decir unidad, decimos amor, bondad, justicia, belleza. La persona que opta así por el ideal de la unidad ya no ama sólo las cualidades de la persona, las que en principio prendieron su atención. En tales cualidades y más allá de ellas, a quien ama es a la persona. Por eso Juan puede decirle a María: «Tengo muchos motivos para quererte, pero mi amor actual ya no depende de ellos. Es tu persona, sólo ella y toda ella, la fuente y la meta de mi amor».

Encuentro y unidad para todos los días de la vida

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Unidad de nivel 4. Unidos al Padre Lo dicho hasta ahora se refiere al fenómeno humano del amor conyugal, y afecta por igual a no creyentes y a creyentes. Éstos pueden, en este momento, abrirse a los horizontes que les descubre su fe, y pensar que casarse religiosamente no significa sólo comprometerse a vivir en común conforme a las prescripciones de la ley, sino a prometer crear una forma de unidad cada día más perfecta, más semejante a la que Jesús, el Maestro, tenía con su Padre y con los hombres, unidad de tan altos quilates que en virtud de la misma no dudó en dar la vida por amigos y enemigos. Al unirse con esta intención, los creyentes se hacen acreedores a la gran promesa que nos hizo Jesús, según consta en el Evangelio de San Mateo (18,20): «Donde dos o más estén unidos en mi nombre, allí estaré yo en medio de ellos». Ese Jesús presente es una fuente de energía inagotable para los esposos. Cuando unos novios se acercan al altar a crear entre ellos esa forma altísima de unidad que es la matrimonial –así entendida– se convierten en portavoces del universo. El astro, recorriendo su órbita con absoluta regularidad, mantiene el orden querido por el Creador y de esta forma le da gloria, pero no

lo sabe. La flor, manteniéndose en unidad ecológica con el entorno, mostrando sus bellas formas y exhalando su perfume, da gloria al Creador, pero ni lo sabe ni lo quiere. Quien lo quiere y lo sabe es el hombre que ha descubierto algo decisivo: que la unidad es una meta en su vida, no sólo un medio para adquirir fuerza o algún tipo de ventaja. Por eso la novia lleva en sus manos unas flores tan bellas: para ser su portavoz. Al expresar su promesa matrimonial dentro de un templo –con sus cirios, sus metales, sus flores, su ámbito arquitectónico...– y dentro de una Eucaristía, los novios asumen todas esas realidades y les dan voz, las toman consigo en un himno de alabanza y gratitud al Creador, que configuró el mundo sobre la base de la relación mutua de energías. Al hacerlo, adquieren su máxima dignidad de personas humanas, alcanzan su plena verdad, porque vuelven a su Origen y cierran el círculo de amor del Universo, que viene del Padre y vuelve al Padre. A esto se debe que las bodas irradien tanta alegría, pues, como dijo el gran pensador Henri Bergson, «la alegría anuncia siempre que la vida ha triunfado». No hay mayor triunfo en la vida que crear unidad, las formas más nobles y valiosas de unidad, entre las cuales ocupa un lugar relevante la unidad matrimonial, bien entendida y bien vivida. bn

“Donde dos o más estén unidos en mi nombre, allí estaré yo en medio de ellos»: Este Jesús presente es una fuente de energía inagotable para los esposos

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Libre para volar Una historia llena de belleza y de esperanza, un cuento donde se muestra el amor de manera esencial; un relato que nos sobrecoge, donde podemos disfrutar del sentimiento natural de unos niños hacia un pájaro herido por el fuego; una enseñanza que nos alienta y nos hace mirar la naturaleza con respeto y admiración, disfrutar de ella sin dañarla y considerando todo el bien que nos proporciona. Autor: Ángela C. Ionescu N0 pág.: 34 ISBN: 978-84-943973-8-7 Precio: 7,50 €

En la luz de tu Amor Autor: Ángel García-Rayo Luengo N0 pág.: 64 ISBN: 978-84-943973-9-4 Precio: 7,50 € Todos los beneficios de la venta de esta publicación irán destinados íntegramente a la ayuda a refugiados.

Luz de medianoche El tema de la luz es fascinante en toda la Sagrada Escritura, desde el Génesis, pasando por los salmos y por el Sermón de la Montaña, para llegar a «Jesucristo, auténtica Luz del mundo». Los Padres de la Iglesia se han explayado abundantemente sobre la belleza del hombre en su creación como reflejo sustancial de la Luz de Dios, a cuya imagen y semejanza fuimos creados. Autor: Jesús Esteban Barranco N0 pág.: 374 ISBN: 978-84-943973-6-3 Precio: 17,90 €


familia Nazaret

En la sociedad actual se han producido una serie cambios antropológicos y éticos y esto ha causado un mal uso del lenguaje, es así que el concepto de procreación, el lenguaje del cuerpo expresado en el acto conyugal , queda reducido al proceso biológico de reproducción, como necesidad a la que está llamada la especie. Por ello es necesario acompañar a las parejas en su deseo de ser padres, pero este tema para los profesionales y en general a la humanidad nos supone un desafío. Es indiscutible este deseo genuino de ver proyectado el amor de la pareja en el futuro con la llegada de un hijo, pero es un deber informar que de las técnicas de referencia se derivan variantes que implican manipulación de material biológico y ponen en riesgo la vida del embrión. Es decir, urge y es necesario que ,frente a este deseo, los profesionales cumplan el deber de informar sobre los posibles efectos que pueden experimentar aquellas mujeres que se someten a una técnica de Fertilización Artificial y de las posibles consecuencias para su hijo. En este artículo hablaremos sobre Maternidad sustituta, maternidad subrogada o alquiler de vientre. Este término se refiere al procedimiento por medio del cual una mujer renta su propio útero, sobre la base de un contrato, a una pareja solicitante en donde puede o no existir una retribución. En este procedimiento la mujer se encarga de la gestación de un niño, quien será entregado a la pareja solicitante, renunciando así a todos los derechos que ésta pueda tener sobre él, frecuentemente a cambio de una suma de dinero. ç

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La complejidad de la práctica, el grado de relativa novedad de la misma, las implicancias morales, sociales, legales y la controversia que suele generar nos pone en presencia de un nuevo paradigma, una forma de esclavitud. La aprobación de esta práctica puede abrir caminos a la creación de instituciones que ofrezcan legalmente los servicios de gestación sustitutiva.


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por Sara Villalón

Psicóloga voluntaria de Fundación REDMADRE

“El matrimonio y la familia no son una construcción sociológica hecha al azar, fruto de situaciones históricas y económicas particulares. Por el contrario, el tema de la relación entre el hombre y la mujer hunde sus raíces en lo más profundo del ser humano y solo puede encontrar allí su respuesta.” Jean Laffitte

Embarazo subrogado

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Cómo funciona

En primer lugar, se necesitan tres personas en el proceso:

Donante de esperma

Donante de óvulos

Se prepara la muestra de esperma del padre intencionado o donante de semen, para poder fecundar los óvulos procedentes de la madre intencionada o donante de óvulos. Como resultado de la fecundación in vitro se generarán embriones, de los cuales el especialista seleccionará los aptos para transferir posteriormente al útero de la madre subrogada. Si todo evoluciona correctamente, el embrión se implantará en el útero con éxito. El embarazo evoluciona y finaliza con el nacimiento del bebé. Las agencias internacionales de maternidad subrogadas que practican este procedimiento tienen a su vez asociadas agencias de madres subrogadas que garantizan su óptimo estado de salud, tanto físico como mental. Estás madres de alquiler han pasado por las pruebas médicas y psicológicas pertinentes, además de diferentes filtros para poder dar la seguridad a los clientes

Madre subrogada o gestante

de que cada una de las madres subrogadas que se ofrecen están comprometida a colaborar en todo lo que implica el programa de subrogación. El proceso de Fecundación In Vitro (FIV) se realiza en una de las Clínicas de reproducción y durante todo el período del embarazo la madre subrogada está bajo la supervisión médica de un especialista para controlar el normal desarrollo del embarazo. Los padres intencionados recibirán información detallada de todos los controles realizados tanto a la gestante como al bebé, de la mano del coordinador personal que se les asignará desde el inicio del programa. Llegada la etapa final del embarazo, los padres intencionados viajan para asistir al nacimiento del bebé días antes de la fecha prevista para el nacimiento.

Los hijos deben ser queridos por sí mismos, crear un hijo para darlo sabiendo el destino ya de antemano es objetable 64


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Un caso importante “El primer acuerdo de maternidad subrogada” en donde se involucró la inseminación artificial que fue documentado ocurrió en 1976, a través de Noel Keane, un abogado que en Dearborn, Michigan, Estados Unidos creó la Surrogate Family Service Inc. para ayudar a parejas con dificultades para concebir facilitándole el acceso a madres sustitutas y realizando los arreglos necesarios para la subrogación. En un acuerdo sobre maternidad sustituta, la mujer gestante después de nacida la hija, se arrepintió de darla al matrimonio contratante y decidió conservarla,

los problemas se suscitaron por el contrato que habían firmado ambas partes involucradas. La madre sustituta había sido inseminada con semen del varón de la pareja contratante y este conflicto de intereses terminó en la justicia quien después de un largo proceso con varias apelaciones, decidió darle la tenencia al varón y derechos de visita a la madre sustituta. Este caso paradigmático plantea las dificultades éticas y las complicaciones en la determinación de los derechos y responsabilidades parentales.

El valor de intercambio dado por el dinero en la maternidad subrogada, mercantiliza a los seres humanos

Embarazo subrogado

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La mujer y el niño objetos de mercado Es así que los principales argumentos en contra de la maternidad subrogada pueden agruparse básicamente en siete planteamientos que expondré a continuación: 1. La maternidad es un proceso natural e incorporar otras variables que desnaturalicen el proceso es moralmente inaceptable. 2. Utilizar el cuerpo de la mujer como medio para obtener un hijo es inmoral, es una forma más de apropiación, control, sojuzgamiento y explotación de la mujer. 3. El valor de intercambio dado por el dinero en la maternidad subrogada, mercantiliza a los seres humanos, y un hijo o hija no puede ser un medio para obtener otra cosa. 4. Los hijos deben ser queridos por sí mismos, crear un hijo para darlo sabiendo el destino ya de antemano es objetable. 5. Desprenderse de un hijo o hija y de la responsabilidad que implica es moralmente cuestionable. 6. Los hijos nacidos bajo estas circunstancias sufrirán consecuencias psicológicas y sociales. 7. Es inmoral traer de esta forma un niño o niña al mundo habiendo muchos chicos que pueden ser adoptados.

Es inmoral traer de esta forma un niño o niña al mundo habiendo muchos chicos que pueden ser adoptados

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La dignidad de ser madre Por eso debemos tener en cuenta que la fecundación da comienzo a un camino importantísimo de la persona, el cual a lo largo de diferentes etapas de la vida se mantiene inalterable. Es así que el embrión humano con su dotación genética y finalidad propia marca una realidad ontólogica, transformándolo en un ser privilegiado dentro de la creación. Por ello el ser madre es un privilegio, un don y está unido a la estructura personal de la mujer, la experiencia de gestar un hijo desarrolla cambios funcionales mediados por hormonas, que afectan el cerebro de la mujer embarazada -vínculo de apego- preparándolo para estar atento a cualquier requerimiento del hijo, configuración que acompañará el vínculo madre-hijo en forma estable a lo largo de toda la vida. Como dice Juan José García (2008) en su libro: Posmodernidad y Cultura de la Vida. Bioética y Persona. “Todo rostro humano, aun el del embrión, casi invisible, exige de nuestra parte un respeto absoluto. A nadie le resulta extraño que en nuestra cultura, en este cambio de época que atravesamos, se dé una profunda ambigüedad de los logros técnicos. Por ende se hace urgente proponer dimensiones éticas a todo avance científico.” En conclusión, siempre que se habla de nuevas técnicas reproductivas hay quienes las aceptan escudándose en el lado amable de su finalidad (obtener un bebé). Pero la transmisión de la vida humana no puede constituir un acto absoluto en sí mismo que pueda ser obtenido con cualquier medio y bajo cualquier circunstancia, sin detenerse a considerar el análisis ético de los procedimientos utilizados con todo lo que ellos implican.


Como dice Pfeiffer (2008) el desafío de practicar una bioética verdadera nos exige alcanzar una conciencia crítica sobre la vida y el vivir que tenga su origen en la intuición sensible y emotiva de lo indigno y se proyecte en la voluntad racional de lograr un acto de justicia. Tenemos la obligación de advertir sobre la indignidad de la práctica de subrogación de útero. La dignidad humana hace referencia a un principio moral según el cual la persona humana nunca debe ser tratada solo como un medio sino como un fin, es decir que el ser humano no debe ser nunca empleado como instrumento, puesto que sería desconocer que es un fin en sí mismo. En la maternidad subrogada se degrada la dignidad humana del futuro bebé y de la madre gestante, al convertirlos en objetos de consumo con precio de mercado. No pueden existir prácticas que impliquen abusos de los más poderosos sobre poblaciones en situación de vulnerabilidad. Aún cuando estas prácticas sean difícilmente reversibles a corto plazo por estar jurídicamente aceptadas y extendidas en muchos países, los derechos humanos deberían ordenar y dar respuesta a esta realidad social, exigiendo que se garanticen el respeto a la vida, la dignidad humana, la libertad y la integridad física y psíquica. Os dejo las palabras del papa emérito Benedicto XVI que nos hacen reflexionar: “La apertura a la vida está en el centro del verdadero desarrollo. Cuando una sociedad se encamina hacia la negación y la supresión de la vida, acaba por no encontrar la motivación y la energía necesaria para esforzarse en el servicio del verdadero bien del hombre.

La apertura a la vida forja las energías morales y capacita para la ayuda recíproca Si se pierde la sensibilidad personal y social para acoger una nueva vida, también se marchitan otras formas de acogida provechosas para la vida social. La acogida de la vida forja las energías morales y capacita para la ayuda recíproca. Fomentando la apertura a la vida, los pueblos ricos pueden comprender mejor las necesidades de los que son pobres, evitar el empleo de ingentes recursos económicos e intelectuales para satisfacer deseos egoístas entre los propios ciudadanos y promover, por el contrario, buenas actuaciones en la perspectiva de una producción moralmente sana y solidaria, en el respeto del derecho fundamental de cada pueblo y cada persona a la vida.” bn Embarazo subrogado

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José Pérez Adán Doctor en Sociología Profesor de Sociología en la Universidad de Valencia

El padre de Blanca se quedó mudo, miró a su mujer, intentando descubrir el origen de aquella pregunta, pero sólo pudo ver un rostro tan sorprendido como el suyo que le miraba igualmente.

- ¿Y tú qué crees, hija? - Yo no sé, papá: que sí y que no. Por un lado me parece que sí que existen porque tú no me engañas; pero, como las niñas dicen eso… - Mira, hija, efectivamente son los padres los que ponen los regalos, pero... - ¿Entonces es verdad? -cortó la niña con los ojos humedecidos-. ¡Me habéis engañado! - No, mira, nunca te hemos engañado porque los Reyes Magos sí que existen -respondió el padre cogiendo con sus dos manos la cara de Blanca. - Entonces, no lo entiendo, papá. - Siéntate, Blanquita, y escucha esta historia que te voy a contar porque ya ha llegado la hora de que puedas comprenderla -dijo el padre, mientras señalaba con la mano el asiento a su lado.

- Las niñas dicen que son los padres. ¿Es verdad? La nueva pregunta de Blanca le obligó a volver la mirada hacia la niña y, tragando saliva, le dijo:

Blanca se sentó entre sus padres ansiosa de escuchar cualquier cosa que le sacase de su duda, y su padre se dispuso a narrar lo que para él debió de ser la verdadera historia de los Reyes Magos:

Apenas su padre se había sentado tras llegar a casa dispuesto a escuchar, como todos los días, lo que su hija le contaba del colegio, ésta en voz algo baja, como con miedo, le dijo: - ¿Papa? - Sí, hija, cuéntame - Oye, quiero... que me digas la verdad - Claro, hija. Siempre te la digo -respondió el padre un poco sorprendido - Es que... -titubeó Blanca - Dime, hija, dime. - Papá, ¿existen los Reyes Magos?

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Los Reyes Magos existen de verdad

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familia Nazaret - Cuando el Niño Jesús nació, tres Reyes, que venían de Oriente guiados por una gran estrella, se acercaron al Portal para adorarle. Le llevaron regalos en prueba de amor y respeto, y el Niño se puso tan contento y parecía tan feliz que el más anciano de los Reyes, Melchor, dijo: - ¡Es maravilloso ver tan feliz a un niño! Deberíamos llevar regalos a todos los niños del mundo y ver lo felices que serían. - ¡Oh, sí! -exclamó Gaspar-. Es una buena idea, pero es muy difícil de hacer. No seremos capaces de poder llevar regalos a tantos millones de niños como hay en el mundo. Baltasar, el tercero de los Reyes, que estaba escuchando a sus dos compañeros con cara de alegría, comentó: - Es verdad que sería fantástico, pero Gaspar tiene razón y, aunque somos magos, ya somos ancianos y nos resultaría muy difícil poder recorrer el mundo entero entregando regalos a todos los niños. Pero sería tan bonito… Los tres Reyes se pusieron muy tristes al pensar que no podrían realizar su deseo. Y el Niño Jesús, que desde su pobre cunita parecía escucharles muy atento, sonrió y la voz de Dios se escuchó en el Portal: -Sois muy buenos, queridos Reyes Magos, y os agradezco vuestros regalos. Voy a ayudaros a realizar vuestro hermoso deseo. Decidme: ¿Qué necesitáis para poder llevar regalos a todos los niños? 70

- ¡Oh, Señor! -dijeron los tres Reyes postrándose de rodillas. Necesitaríamos millones y millones de pajes, casi uno para cada niño que pudieran llevar al mismo tiempo a cada casa nuestros regalos, pero no podemos tener tantos pajes, no existen tantos. - No os preocupéis por eso -dijo Dios-. Yo os voy a dar, no uno, sino dos pajes para cada niño que hay en el mundo. - ¡Sería fantástico! Pero, ¿cómo es posible? -dijeron a la vez los tres Reyes Magos con cara de sorpresa y admiración. - Decidme, ¿no es verdad que los pajes que os gustaría tener deben querer mucho a los niños? -preguntó Dios. - Sí, claro, eso es fundamental - asintieron los tres Reyes. - Y ¿verdad que esos pajes deberían conocer muy bien los deseos de los niños? - Sí, sí. Eso es lo que exigiríamos a un paje -respondieron cada vez más entusiasmados los tres. - Pues decidme, queridos Reyes: ¿Hay alguien que quiera más a los niños y los conozca mejor que sus propios padres? Los tres Reyes se miraron asintiendo y empezando a comprender lo que Dios estaba planeando, cuando la voz de nuevo se volvió a oír : - Puesto que así lo habéis querido y para que en nombre de los tres Reyes Magos


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de Oriente todos los niños del mundo reciban algunos regalos,Yo, ordeno que, en Navidad, conmemorando estos momentos, todos los padres se conviertan en vuestros pajes, y que en vuestro nombre, y de vuestra parte regalen a sus hijos los regalos que deseen. También ordeno que, mientras los niños sean pequeños, la entrega de regalos se haga como si la hicieran los propios Reyes Magos. Pero cuando los niños sean suficientemente mayores para entender esto, los padres les contarán esta historia y a partir de entonces, en todas las Navidades, los niños harán también regalos a sus padres en prueba de cariño. Y, alrededor del Belén, recordarán que, gracias a los tres Reyes Magos, todos son más felices.

Y corriendo, se dirigió a su cuarto, regresando con su hucha en la mano mientras decía: - No sé si tendré bastante para compraros algún regalo, pero para el año que viene ya guardaré más dinero. Y todos se abrazaron mientras, a buen seguro, desde el Cielo, tres Reyes Magos contemplaban la escena tremendamente satisfechos. bn

Cuando el padre de Blanca hubo terminado de contar esta historia, la niña se levantó y dando un beso a sus padres dijo: - Ahora sí que lo entiendo todo papá… Y estoy muy contenta de saber que me queréis y que no me habéis engañado. Los Reyes Magos existen de verdad

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Ramón Domínguez

Di r ect o r d e la e x t e nsión d om in ic a n a d el Po n tificio I n s titu to Ju a n Pa b lo I I

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l Corán y las tradiciones Al-Hadith son el patrón para toda la cultura islámica, y nadie, excepto Mahoma, puede ser el portavoz de Alá. Los musulmanes no tienen ningún derecho a encontrar explicaciones a los problemas de la vida y todos tienen que someterse al Corán. En contraposición, Jesús hizo a sus discípulos testigos oculares y portadores de Su propia revelación. Muchos cristianos han experimentado y experimentan el amor misericordioso de Jesús y se convierten en sus fieles discípulos viviendo en la voluntad de Dios. La Iglesia es el cuerpo de Cristo en el que la cabeza y los miembros presentan la unidad de acción. En su oración entran en contacto directo con Dios.

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¿Dónde se encuentra el peligro del Islam? Es cierto que la religión musulmana es la más próxima a la revelación judeo-cristiana por sus dogmas, su moral, su naturaleza histórica, por poseer supuestamente un libro sagrado y por su pretensión de estar en continuidad con el judaísmo y el cristianismo. Pero justamente esta pretensión es un perfecto designio de sustituir al cristianismo. Mahoma se presenta como el último de los profetas, el que ha recibido la definitiva revelación de Dios y que, por tanto, viene a anular la revelación judeocristiana. Abraham, Moisés y Jesús, son presentados como grandes profetas, pero solo como precursores de Mahoma. No es con Jesucristo, sino con Mahoma, con quien llega la plenitud de los tiempos y la suprema revelación de Dios. Para defender tal postura, Mahoma ha de negar, por supuesto, el pecado original —con lo cual nos quedamos sin respuesta para explicar el origen del mal— porque no puede aceptar la necesidad de la redención, ya que ello supondría reconocer a Cristo como liberador del pecado y de la muerte.

Mahoma, como todo racionalista, no puede entender ni aceptar el misterio de la cruz y de la resurrección, centro de la predicación cristiana y clave interpretativa de la historia y de la realidad humana. Cristo ha amado al hombre y ha entregado su vida por nosotros, ¿qué ha hecho Mahoma a favor de la humanidad? Traer al mundo una filosofía, en muchos aspectos denigrante de la persona humana y una religión positivista y sin fundamento que esclaviza a sus adeptos y los somete a los caprichos de un Dios lejano que no conoce el amor. El Islam es una aproximación, o como diría San Juan Damasceno, buen conocedor del mundo islámico, una herejía cristiana que busca suplantar al cristianismo. Mahoma, que se autoproclamaba continuador de la revelación bíblica, se muestra ignorante de muchos de sus principios, fruto de su escaso conocimiento de la Escritura y de la visión deformada que recibió de la misma.

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simplificacion de los dogmas cristianos El musulmán es fideísta en cuanto a sus dogmas, es decir, que considera que a Dios no se puede llegar por la razón sino solamente por la fe. Acepta sin más sus postulados sin someterlos a crítica, abominando de cualquier recurso a la razón. En esta simplicidad está, a mi parecer, su fuerza y su peligrosidad, porque no deja lugar a matices ni interpretaciones: se acepta o rechaza, y uno se convierte automáticamente en creyente o infiel: quien la rechaza o es un loco o un impío, con las consecuencias que son de prever. Teológicamente, lo que ha hecho Mahoma es una simplificación de los dogmas cristianos suprimiendo todo lo que molesta a la razón. Como han hecho posteriormente todos los racionalistas, renuncia a toda metafísica, incapaz de aceptar una comprensión del mundo que encuentra su última respuesta en la revelación de Jesucristo. Su comprensión de Dios se ajusta a lo razonable. En definitiva, no ha hecho sino seguir el camino de todas las herejías cristianas, cuyo denominador común se encuentra en el intento de hacer comprensibles y digeribles los misterios cristianos a la razón humana para una mejor aceptación y acomodación al mundo. Ese fue el intento de Arrio al desmontar el misterio de la Trinidad, negando la divinidad de Cristo.

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Esta simplificación de los dogmas cristianos suprimiendo aquellos misterios que molestan a la razón, motiva que se presente el Islam como más racional y más fácil, en una especie de “competencia desleal” contra el cristianismo. Al rechazar el misterio de la cruz, basta el cumplimiento de los cinco preceptos del Islam, creando una falsa seguridad de salvación a sus adeptos. El Islam pasa a ser una religión de tipo gnóstico ya que el hombre se salva a sí mismo por el cumplimiento de ciertos preceptos, convirtiendo en inútil la acción de Dios en la historia y la redención de Cristo. La postura de Mahoma entra, por tanto, en contradicción con la tradición judeocristiana que él afirma continuar y llevar a plenitud. Pero no solamente contradice al cristianismo sino que impide su expansión. El musulmán está vacunado contra el cristianismo, puesto que conoce a Cristo bajo el filtro que pone Mahoma, aceptando, sí, que es un gran profeta, pero desestimando la realidad divina de Cristo y su resurrección. Para los musulmanes, están equivocados los judíos y los cristianos, lo que les convierte en infieles por no abandonar sus falsas concepciones; por ello deben ser combatidos por todos los medios, hasta que reconozcan la “verdad” del Islam o se conviertan en dimmíes, protegidos, con sus derechos menoscabados y a merced de la arbitrariedad musulmana. Situación que se torna irreversible, como nos muestran los coptos en Egipto o las minorías cristianas antiguas en el Medio Oriente.


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En el Islam el hombre se salva a sí mismo por el cumplimiento de ciertos preceptos, convirtiendo en inútil la acción de Dios en la historia

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aldea planetaria Por tanto, quienes forma parte de los llamados “las Gentes del Libro”, son combatidos, perseguidos y sometidos. Para ellos solo caben dos opciones: conversión o muerte. En lo que respecta a los propios musulmanes, la única opción es perseverar en sus creencias, pues de lo contrario les espera la pena de muerte. Por lo que la posibilidad de conversión a otra religión o el mero ateísmo resulta impensable para un musulmán. Este es el objetivo del Islam: jihad para los no “creyentes”, conversión o sometimiento para los “infieles”, la muerte social y física para los posibles renegados y apóstatas.

designio providencial de Dios para corregir y estimular a los cristianos, incitándoles a vivir con mayor autenticidad su fe. Cierto que todo encaja dentro de los planes de la Providencia, que sabe sacar bien del mal, pero esto no significa que el instrumento del que Dios se sirve sea bueno en sí mismo. El Señor se sirvió de Babilonia para purificar el desvarío del pueblo elegido, llevándolo al Destierro. Allí se purificó la fe de Israel y acabó siendo un bien para el mundo, pero esto no quita el hecho de la crueldad de los caldeos y la tragedia del Exilio. El Islam es un acicate y un recordatorio a la tibieza de nuestro cristianismo para defender la primacía de Dios en nuestra vida.

profundas ambigüedades

Muchos defienden, y esta es la postura oficial de la mayor parte de los dirigentes occidentales, que el problema no está en el Islam como tal sino en ciertas desviaciones fundamentalistas del mismo, pero habría que ver si las supuestas “desviaciones” lo san tales o responden a los principios del Islam si se toman en su radicalidad. Se lo podríamos preguntar a algún musulmán. Magdi Allam, egipcio de nacimiento y convertido al cristianismo en Italia, afirma que, después de muchos años intentando defender la existencia de un Islam moderado, reconoció la imposibilidad de salvar el Islam en sí mismo, puesto que lo que se sigue de sus principios no va en la línea de la defensa de los derechos y de la dignidad humana, sino todo lo contrario. El mismo autor confiesa que uno de los motivos que incidieron en su conversión fue, precisamente, el hecho de haber sido amenazado. Esto le obligó a reflexionar no solo sobre la realidad del extremismo islámico sino también sobre el Islam como religión.

El Islam se presenta, pues, como una aproximación al cristianismo, al que no reconoce haber imitado, y al que busca suplantar, presentándose como la religión auténtica. Esta fue la intención de Mahoma y sigue siendo la intención de sus adeptos. Detrás del Islam no está Dios; Mahoma no ha recibido ninguna revelación divina, pues Dios no puede contradecirse a sí mismo y, si admitimos que las revelaciones a Moisés y a Cristo son auténticas, las de Mahoma, puesto que contradicen a las anteriores, no pueden serlo. Y si no provienen de Dios, ¿de quién entonces? Alguien podrá pensar que, a fin de cuentas, el Islam es una especie de aliado en contra del laicismo ateo que domina en el mundo occidental, o bien que entra dentro del

la única opción para los musulmanes es perseverar en sus creencias, pues de lo contrario les espera la pena de muerte 76


aldea planetaria Analizando el Corán y la obra y pensamiento de Mahoma descubrió que hay profundas ambigüedades que permiten legitimar la violencia y el terrorismo. Por otro lado, sigue diciendo, hay que distinguir al Islam como religión y a los musulmanes como personas. Con todo, advierte, el problema radica en que vivimos en una Europa enferma de relativismo y sometida a lo políticamente correcto. Entonces hay que decir que todas las religiones son iguales, prescindiendo de sus contenidos, y no hay que hacer nada que pueda hurtar la susceptibilidad de los demás. Pero una cosa es el insulto gratuito al estilo de Charlie Hebdo y otra muy distinta, la libertad de expresión de manifestar lo que uno piensa. (M. ALLAM, Vencer el miedo, Madrid, Encuentro, 2008, 177-178). Es necesario el diálogo con el Islam pero sin falsos optimismos. Podemos llegar a acuerdos con ellos en materias en la que pueda haber convergencia, como en la defensa del la vida del no nacido, por

ejemplo, pero siendo conscientes de que no podemos estar de acuerdo en las cuestiones de fondo. Por otro lado, es necesario defender la necesaria reciprocidad exigiendo de ellos en sus países, lo mismo que ellos reclaman en los nuestros, manteniéndonos firmes sin ceder en estos casos. Cierto que no somos como ellos y no vamos a coartar su libertad para ejercer su religión, pues ello iría en contra de la propuesta cristiana y de nuestra fe en Dios que ama y deja libre a su criatura, pero se puede ejercer una justa presión como en las licencias para construir mezquitas, por ejemplo. Sobre todo cuando son financiadas por ciertos países que de ninguna manera permiten, no solo que se construyan iglesias en sus territorios sino que prohíben la libre manifestación de la fe cristiana a los emigrantes que viven entre ellos. Habría que tener especial cuidado en dar autorización para construir mezquitas. bn

Analizando el Corán y la obra y pensamiento de Mahoma, un musulmán converso descubrió que hay profundas ambigüedades que legitiman la violencia y el terrorismo

¿Dónde se encuentra el peligro del Islam?

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sed santos

Victoria Escudero - Farmacéutica. Fundación López Quintás (Área de Docencia y Universidad)

Hay mucha gente, desde periodistas a amas de casa, que no ha dejado de

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preguntarme cómo conseguí sobrevivir a aquellos años en las cárceles soviéticas y en los campos de trabajo de Siberia. Mi respuesta siempre ha sido –y solo puede ser- que lo hice apoyándome en una fe que puede que otros consideren demasiado simple e ingenua. (…) Quizá mis palabras adquirirían mayor relevancia si yo fuese un teólogo capaz de explicar mejor la obra de la gracia y los movimientos del alma que he conocido solo a través de la experiencia, pero no lo soy ni puedo serlo. Únicamente puedo exponer con la mayor sencillez y sinceridad posibles las simples verdades que poco a poco llegué a entender en mi propia vida después de mucha angustia en el alma y mucha reflexión orante; las verdades que, en último término, me sostuvieron durante largos años de dudas y oscuridad, de penalidades y sufrimiento. Espero –y es lo que pido- que lo que aprendí y acabé por entender tan lenta y dolorosamente pueda servir a otros.” (“Caminando por valles oscuros”. Walter J. Ciszek). El padre jesuita Walter Ciszek encontró en la fe la única roca sólida a la que aferrarse para sobrevivir durante los más de veintitrés años de cautiverio que hubo de soportar en la Unión Soviética. De ellos, cinco transcurrieron en la temida prisión moscovita de Lubianka y quince en los campos de trabajos forzados de Siberia. El 12 de octubre de 1963 regresaba a Estados Unidos, su país natal, después de superar tan inhumana prueba. En aquel momento todavía desconocía que dieciséis años antes, en 1947, se le había dado oficialmente por muerto y que sus compañeros jesuitas, convencidos de su fallecimiento en alguna cárcel soviética, ofrecieron entonces varias misas por el eterno descanso de su alma.

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Sin embargo, aquel día el padre Walter sería recibido por familiares y amigos para recomenzar su vida de hombre libre. Un único sentimiento inundaba su corazón, la gratitud hacia Dios por sostenerle a lo largo de tantos años de sufrimiento y, en Su providencia, por devolverle de nuevo a su hogar. El hombre ha sido creado para alabar, reverenciar y servir a Dios, nuestro Señor, en este mundo y ser feliz para siempre con Él en la vida futura. Así de sencillo. Para el padre Walter esta frase resume el sentido auténtico de la vida humana, su fundamento, su razón esencial. Toda verdad divina es sencilla. El más alto conocimiento se enuncia de la forma más humilde. Pero así hizo Dios las cosas. Por ello, se ocultó a los ojos de los sabios y entendidos y se manifestó a los más sencillos.


sed santos

Walter Ciszek

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sed santos El padre Walter descubría en la verdad de su fe, no solo un deber y una obligación del hombre para con su Creador, sino también la realidad de que Dios tiene un plan especial, un amor especial y una providencia especial para cada una de sus criaturas. Dios cuida de nosotros, alienta nuestra vida y nos sostiene en Sus manos. Y cada una de las circunstancias de nuestro día a día está enmarcada en Su providencia. Todo cuanto vivimos, por azaroso que parezca, tiene un propósito. Nada escapa a la mente de Dios. Por ello, todas nuestras experiencias vitales poseen un sentido, una dignidad y un valor que vienen dados por su naturaleza providencial. No hay nada que nos afecte que no proceda de Él. Reconocer a Dios en cada una de las circunstancias y acontecimientos de nuestra vida es un acto libre por parte del ser humano. Y, sin embargo, abandonarse a esta verdad que nos ha sido revelada por Su palabra es la fuente y el origen de la mayor paz que el hombre puede alcanzar.

Toda verdad divina es sencilla. El más alto conocimiento se enuncia de la forma más humilde. Pero así hizo Dios las cosas. Por ello, se ocultó a los ojos de los sabios y entendidos y se manifestó a los más sencillos Dios se sirve de muchos medios para realizar Su obra en nosotros. En el caso del Padre Walter, Dios pensó un camino inmensamente aleccionador y enriquecedor, pero infinitamente duro. Quizá es la entrega incondicional del hombre a Su voluntad lo que, invariablemente, le hace

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conducirlo a lo más elevado. Así lo observamos en la vida excepcional de este hombre extraordinario.

La infancia de un emigrante polaco en Estados Unidos Walter Ciszek nació el 4 de noviembre de 1904 en la pequeña localidad de Shenandoah, en Pennsylvania. Sus padres, Mary y Martin Ciszek, campesinos polacos, emigraron a Estados Unidos en la última década del siglo XIX. La infancia de Walter transcurrió entre las travesuras y los juegos propios de las pandillas de chicos con los que constantemente se enzarzaba en peleas. Tanto fue así, que su padre, un hombre bondadoso y responsable, preocupado por la formación de su hijo, lo llevó, en cierta ocasión, a la comisaría de policía de su localidad para solicitar su ingreso en un reformatorio. Sin duda, con tal medida no pretendía más que hacer reflexionar a su hijo e instarle a que se comportara debidamente. Por ello, cuando algún tiempo más tarde, y a la edad de catorce años, Walter anunció en su casa su deseo de ser sacerdote, su padre no pudo dar crédito a sus palabras. No obstante, la determinación de Walter era tan firme, que engañó a su familia y solicitó su ingreso en el Seminario Menor Polaco, en Michigan. Al conocer la noticia, su madre, una mujer de profundas convicciones religiosas a quien él siempre atribuyó su vocación, le animó esperanzada: “Si vas a ser sacerdote, tendrás que ser un buen sacerdote”. De aquella época son los siguientes recuerdos del joven: “Yo mismo me obligaba a ser duro. Me levantaba a las cuatro y media de la mañana para correr cinco millas alrededor del lago del seminario o para nadar en noviembre cuando el lago estaba casi helado.


No podía creer que alguien pudiera hacer algo que yo no pudiera. Por ello, un año, durante la Cuaresma, no comí nada más que pan y agua en los cuarenta días, y otro año, decidí no comer nada de carne durante el año entero, solo para ver si era capaz de conseguirlo”. Es curioso; observando su vida con perspectiva, parece como si con aquellas pruebas autoimpuestas estuviera ejercitando una fuerza de voluntad y una capacidad de sacrificio que, años más tarde, le serían imprescindibles para sobrevivir. A Walter le encantaban los deportes. Curiosamente, y a pesar de encontrarse en el seminario, no quería que ninguno de sus compañeros pensara de él que era piadoso, razón por la cual, acudía a la capilla durante la noche para rezar solo.

Dios tiene un plan especial, un amor especial y una providencia especial para cada una de sus criaturas. Dios cuida de nosotros, alienta nuestra vida y nos sostiene en Sus manos Fue en aquellos años en el seminario cuando Walter leyó la vida de San Estanislao de Kostka, otro aguerrido polaco que, al igual que él, con solo catorce años y oponiéndose a su familia, se escapó de casa y caminó desde Varsovia hasta Roma para unirse a los jesuitas. En aquel momento a Walter le quedaban tres años para ser ordenado sacerdote y la idea de la “perfecta obediencia” le producía enorme rechazo.

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La iglesia rusa en la tempestad

Sin embargo, la profunda admiración e identificación que sintió con San Estanislao despertó en él su vocación jesuita. Así, a la edad de veinticuatro años y sin haber conocido nunca personalmente a un jesuita, viajó a Nueva York en busca del provincial de la orden. En el Bronx, exactamente en el número 501 de la calle East Fordham, sin pedir consejo ni ayuda a nadie, se presentó ante el padre provincial a quien anunció: “Yo voy a ser jesuita”. El siete de septiembre de 1928 ingresó en el noviciado jesuita de Poughkeepsie, Nueva York. Al año siguiente, decide ofrecerse como voluntario para las misiones de Rusia –convertida ya en la Unión Soviética tras la revolución bolchevique acontecida doce años antes- y, sorprendentemente, es aceptado con la única condición de que antes de partir dejara su curso terminado.

Recordemos que en 1929, el Papa Pío XI, consciente de la crítica situación que vivía la iglesia ortodoxa rusa, al borde de la aniquilación por el régimen comunista, hizo un llamamiento a todos los seminaristas -y especialmente a los jesuitas- para desplazarse a la Unión Soviética y asistir a aquellos que eran perseguidos por su fe y desfallecían en mente, cuerpo y alma. Ese mismo año, y en respuesta a la inquietud del Papa, se creó en Roma la Universidad Pontificia Rusa, más conocida como el “Russicum”, que constituyó el lugar de formación para aquellos seminaristas que voluntariamente deseaban marchar a la misión propuesta. Así, Walter Ciszek, uno de ellos, fue enviado en 1934, al final de su segundo curso de filosofía en el seminario jesuita, a la capital italiana con el fin de continuar sus estudios de teología en el Russicum. Allí, además se formaría en lengua, historia y liturgia rusas.

parece como si con aquellas pruebas autoimpuestas estuviera ejercitando una fuerza de voluntad y una capacidad de sacrificio que, años más tarde, le serían imprescindibles para sobrevivir 82


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El Papa Pío XI, consciente de la crítica situación que vivía la iglesia ortodoxa rusa, al borde de la aniquilación por el régimen comunista, hizo un llamamiento a todos los seminaristas para desplazarse a la Unión Soviética y asistir a aquellos que eran perseguidos por su fe y desfallecían en mente, cuerpo y alma. Tres años después, Walter sería ordenado sacerdote celebrando su primera Misa según el rito bizantino y tomando el nuevo nombre de Vladimir. Sin embargo, y debido a que ningún sacerdote podía en ese momento viajar directamente a Rusia, el padre Walter fue enviado a la misión jesuita de Al´Bertin, en Polonia Oriental, donde durante dos años desarrolló su labor sacerdotal e impartió clases de ética

a los seminaristas polacos. Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, el 1 de septiembre de 1939, Hitler invadió Polonia, razón por la cual los novicios fueron enviados con sus familias. Fue entonces cuando los rusos invadieron también el país polaco, pero desde el Este. Irónicamente, el padre Walter no había podido en su momento llegar a Rusia, pero Rusia acababa de llegar a él. Comenzaba así la que sería una carrera hasta los abismos más profundos de su fe. bn

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Secundino Pérez Treceño | Estudioso de la espiritualidad carmelitana

Porque Santa Teresa es ante todo «mujer». Esta es la palabra con que ella se refiere a sí misma en todos sus escritos. Sin falta. Hasta como excusa para alguno de sus arrebatos parrésicos —parresía es un término tomado del griego, que significa literalmente «decirlo todo» y, por extensión, «hablar libremente», «hablar atrevidamente»)— en los que se atreve a dirigirse a Dios como echándole la bronca, comedida, pero ahí queda. El P. José Vicente glosa esto de maravilla y sonríe como lo hacen los pillos de Castilla. Esto es importante. Otger Steggink, en su edición del “Libro de la Vida” de Clásicos Castalia, se hace eco de una aseveración

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de Joel Sangnieux (“Santa Teresa y los libros”) en Actas del Congreso Internacional Teresiano, Salamanca 1982: «Cuando Teresa de Ahumada nace en 1515 tiene que enfrentarse a una triple limitación socio-cultural: es mujer en una época en la que la cultura dominante, el saber, está en manos, de hombres. Pertenece a una familia de mercaderes y no a las clases dominantes de la época. Su familia tuvo que “comprar” su título de hidalguía. Es hija de conversos en una época en la que se impone en Castilla la limpieza de sangre». (Algunos especialistas teresianos se han negado a aceptar esta evidencia hasta tiempos muy próximos, pese a las pruebas incontestables que lo atestiguan).


sed santos Pero Santa Teresa no es una mujer al uso. Tiene arrestos para prestar al universo femenino a pesar de su mala salud de hierro. Nadie puede arredrarla, y si lo intentan, no se deja. Ella ha nacido para que el Señor, Su Majestad, haga en ella cosas grandes y sea llamada bienaventurada por generaciones y generaciones. El actual V Centenario ha estado ahí incluso para quienes quieran cerrar los ojos y los oídos. No hay peor ciego que el que no quiere ver, ni peor sordo que el que se niega a oír.

Santa Teresa es ante todo «mujer». Esta es la palabra con que ella se refiere a sí misma en todos sus escritos

Santa Teresa de Jesús y los libros

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¡Oh Grandeza y Majestad mía! Corramos un velo sobre esta introducción y pasemos a otra morada. Uno no tiene más que echar un vistazo al prólogo de Vida para encontrar la primera joya teresiana. «Quisiera yo que, como me han mandado y dado larga licencia para que escriva del modo de oración y las mercedes que el Señor me ha hecho, me la dieran para que muy por menudo y con claridad dijera mis grandes pecados y ruin vida. Diérame gran consuelo. Mas no han querido, antes atádome mucho en este caso… Porque considero que, después que el Señor los llamaba (se refiere a santos conocidos y reconocidos) no le tornaban a ofender. Yo no solo tornaba a ser peor, sino que parece traía estudio a resistir las mercedes que Su Majestad me hacía, como quien se vía obligar a ser más, y entendía de sí no podía pagar lo menos de lo que debía. Sea bendito por siempre que tanto me esperó…». Cito por la mencionada anteriormente edición de Otger Steggink en Castalia, por lo que las que ahora serían faltas de ortografía, en tiempos de Santa Teresa o no lo eran o ella escribía tal y como aquí aparecen. Como se puede apreciar, hay expresiones un tanto oscuras pero creo que se entienden, y quien debe hacer el esfuerzo para actualizar su significado es el lector, y no hacerle hablar a ella como jamás lo hizo, ni escribir como ella no escribió. Cada época es cada época y cada escritor es cada escritor. Me voy a referir, sin pretender cerrar los temas, a dos enunciados que me han llamado particularmente la atención desde hace ya un tiempo considerable. He de recalcar, antes de empezar, que el “Libro de la Vida” lo leí durante un año entero cinco veces seguidas, sin descanso, Cuando terminaba una, empezaba otra y en diferentes propuestas.

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Santa Teresa dice que le han mandado escribir sobre el modo de oración que, se supone, ella practicaba. Y aquí está el primer guiño de fina ironía que salía cada dos por tres en sus escritos, buscando la complicidad del lector e invitándole a compartirlo, porque Santa Teresa no tiene ningún modo concreto de oración —apoderándome de un dicho muy familiar a un padre carmelita, he de decir que lo más característico del modo de oración teresiana, es que no existe tal modo de oración—. Podemos rastrear todos sus escritos, elucubrar, interpretar, pero no hallaremos modo concreto, explicado, descrito de oración, ese modelo en diferentes pasos al que uno pueda aferrarse y seguir para llegar hasta el final. No hay escalas, no hay escalones, no hay método. O mejor, sí lo hay: el modo de oración teresiano consiste en ORAR. Y ya sabemos lo que es orar: Tratar de amistad estando muchas veces a solas con quien sabemos nos ama. Se acabó. No hay más. Y cuando la imaginativa dé vueltas y vueltas, y cuando no apetezca lo más mínimo, y cuando estemos tentados a rehuir el momento señalado, obliguémonos a “estar”. Simple y sencillamente: “estar”. Ese estar ya es la mejor oración, por mucha sequedad, por completa que sea la falta de consuelos, de efluvios, de manifestación del posible contento de Dios. Teresa de Lisieux, fiel hija de tal madre, no tendrá ni un solo rato de los marcados en las Constituciones como momentos de oración, en el que sienta, y se sienta, transportada a la esfera del consuelo, de la ternura, de la caricia de Dios. Ni uno solo. Sequedad y más sequedad. ¡Pero jamás dejó de estar! E incluso nos dirá en sus escritos que las mayores luces y consuelos le llegaban mientras realizaba las tareas encomendadas durante el día. Y más aún, no tuvo ningún reparo en afirmar en “Historia de un Alma” que muchos de sus mejores momentos de oración los tenía en la cama. Estar, orar, ese es el modo.


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¿Quién es Dios para Santa Teresa? Se puso de moda hace unos años. No sé si aún permanece, una expresión que fue repetida como un mantra de los políticos, sobre todo por las autoridades de nuestra sufrida Iglesia (quizá mejor habría que decir, sufriente Iglesia). El pueblo se estaba haciendo, según ellos, un dios y una religión a su medida. ¿Y qué Dios es el de los místicos? ¿Y qué religión es la de los místicos? ¿Hace falta repetir aquí la famosa frase, tantas y tantas y tantas veces usada del teólogo del siglo XX, Karl Rahner, sobre el cristiano del siglo XXI? ¿O hay que echar un vistazo a la historia vivida por los místicos de todas las épocas y cómo sufrieron los embates de las propias autoridades eclesiásticas porque siempre, en todas las épocas, han sido sujetos de sospecha? Madre Teresa, Fray Juan de la Cruz, Fray Luis de León…, todos ellos estuvieron bajo la mirada nada complaciente de la Inquisición y de los inquisidores. Y si no hubieran tenido valedores entre los teólogos más representativos, como el P. Báñez, por ejemplo, posiblemente hoy no tendríamos “Libro de la Vida” (lamentable pérdida, por cierto). Dejando esto de lado, en una sencilla frase, de esas que pasan demasiadas veces totalmen-

te desapercibidas ante otras más restallantes, M. Teresa nos dice, en el mismo comienzo de su Libro, quién es Dios para ella: «Bendito sea el Señor que tanto me esperó». No creo que haya mayor consuelo, mayor esperanza ni más seguro futuro que este: tener conciencia de que hay un Señor, un Dios, un Padre que nos espera. Y que nos espera, y perdón por si parece una exageración, hasta la desesperación, es decir, que nunca se cansa de esperar. Nunca. Jamás. Y menos aún a quienes más lo necesitamos. O a quienes menos lo mereceríamos. Santa Teresa nos dice en este bendito prólogo, que para Dios, para Su Majestad, no hay merecimientos que valgan, que Él no actúa movido por estos presupuestos puramente humanos. Él está en otra dinámica y da un denario a quienes han estado trabajando una sola hora como a quienes han estado toda la jornada. El contrato para todos es el mismo: “Id a trabajar a mi Viña”. Con eso simplemente le basta. Por eso Dios es misericordia. Y misericordia, en lenguaje místico es sinónimo de amor. Dios es amor que espera sin desesperar. Sin darse la media vuelta. Sin abandonar. ¿Hay gracia mayor? Este es el mensaje de Santa Teresa de Jesús, una enamorada de Dios, a quien veía en su Cristo llagado, solidario con las llagas de nuestra humanidad, clamando, como ella, por nuestra liberación. bn

No creo que haya mayor consuelo ni mayor esperanza que tener conciencia de que hay un Padre que nunca se cansa de esperar. Y menos aún a quienes más lo necesitamos. O a quienes menos lo mereceríamos Santa Teresa de Jesús y los libros

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Si el sufrimiento es incompatible con la felicidad, la vida ser铆a una maldici贸n

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Enrique Solana - Arquitecto

Conscientemente he pronunciado la palabra clave, “insufrible”. Todo el mundo parece estar de acuerdo en que el sufrimiento es incompatible con la felicidad, lo que querría decir que la vida en el fondo es una maldición, porque el sufrimiento acecha permanentemente en cada esquina de la existencia. Tarde o temprano, por muy bien que nos fueran las cosas —y a millones de personas no les va nada bien— irrumpirá la enfermedad, la vejez y la muerte. El libro de Job plantea algo que a todos nos inquieta, el sentido del sufrimiento, y no ya del

sufrimiento que es fruto de nuestra maldad, que podemos entender porque nos lo ganamos a pulso, sino del que llega gratuitamente y que pone en tela de juicio el sentido de la existencia. Todo sufrimiento se rechaza porque atenta contra nuestras ansias de felicidad, pero cuando no guarda relación con causalidad alguna, escandaliza. Y más aún si es aleatorio. Si, como observamos muchas veces, parece irle mejor al hombre depravado que al honesto. Esto nos produce una enorme turbación. No es extraña la reacción de la mujer de Job cuando, al ver hundirse sin motivo aparente el escenario en que vivía su familia, exclama: ¡No hay Dios!

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Valor purificador y educativo Sí, el sufrimiento es un escándalo cuando se ceba sobre el justo, porque queda sin causa. El libro de Job plantea eso exactamente, porque Job es el prototipo del hombre justo, hasta el punto que el mismo Dios dirá de él a Satán: “No hay nadie en la tierra como él; es un hombre cabal, recto, que teme a Dios y se aparta del mal” (Job 1,8b).

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No es comprensible la desgracia en un justo, en todo caso, en un pecador. Planteada la situación en su existencia, el mismo Job entabla un proceso contra Dios en el que hace partícipes a sus amigos. En el debate que se establece en el proceso, los amigos de Job piensan que la causa de todo sufrimiento siempre es la maldad que se esconde en el corazón del hombre, aunque no se sea consciente de ello. Su pensamiento es que detrás de toda desgracia siempre hay un pecado. Si Job no lo ve es porque está ciego a su maldad; lo vea o no, es culpable y punto, y su salida es aceptarlo todo con total sumisión a Dios, sin preguntarse nada. Pero este aparente pensar bien de Dios deja en el aire una imagen terrible de Él, la de un ser que actúa caprichosamente y que juega con el hombre, que lo anula hasta el punto de castrar todas sus capacidades, sin dejarle otra salida que la de bajar la cabeza sin poder plantearse pregunta alguna. No parece ser este el Dios de la Escritura que siempre nos deja libres. No es este el Dios del amor sino más bien el fruto de nuestros temores.


sed santos En el diálogo con los amigos, se va profundizando paulatinamente en el sentido del sufrimiento. Se comienza descubriendo su valor purificador (como el fuego purifica la materia), su valor educativo (como un padre corrige a sus hijos aunque a estos no les guste), pero nada de esto consigue anular el escándalo que produce la irrupción de una situación tan dramática como la que experimenta Job de la que nadie está libre. De la noche a la mañana, Job pierde sus bienes, su hacienda, su familia y hasta su salud, llevándole a exclamar: “Maldito el día en que nací… lo que más me podría aterrar, me sucede” (Job 3 3.25) ¡Terrible! Esta situación le hace a Job tocar el infierno, porque el sinsentido mata, dirá: “Al acostarme pienso ¿cuándo llegará el día? Y al levantarme, pienso ¿cuándo se hará de noche?” (Job 7,4). “Mi vida es solo un soplo, pronto seré invisible a cualquier mirada, te fijarás en mí pero no estaré” (Job 7,7-8).

El sufrimiento tiene un valor redentor y apunta directamente a Jesucristo, el Siervo de Yahveh

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sed santos Un sufrimiento así paraliza, pero es lo único que consigue adentrarnos en el misterio, desvelarnos que la verdad última no está en nosotros. Se pregunta Job: “¿De dónde sale la Sabiduría? El hombre lo desconoce, no se encuentra en la tierra de los vivos. No está en el abismo ni en el mar, no se puede adquirir con oro puro” (Job 28,12-15). “Solo Dios ha encontrado su camino, solo Él conoce su morada” (Job 28,23). “La valoró, la penetró y la escrutó, y luego dijo al hombre: El temor del Señor es sabiduría, apartarse del mal inteligencia” (Job 28, 27-28). La Revelación abre caminos insospechados al ser humano, es una instancia que trasciende nuestros límites, que nos pone frente a una Verdad velada a los sentidos, que calma el corazón del hombre que atraviesa momentos dolorosos y le permite esperar en Él.

Valor redentor y de intercesión Y yendo aún más lejos, el sufrimiento del justo expresa en la Revelación un designio divino. Dios prueba a los hombres que van a manifestarle: Abraham, Job, Tobías, José, Jeremías y tantos otros han de ser probados seriamente antes de ser enviados a una misión o durante ella. En ellos se observa que el sufrimiento tiene un valor redentor, de intercesión, y este valor apunta directamente a Jesucristo, el Siervo de Yahveh. Ahí radica el centro del misterio en el que nos introduce el sufrimiento del justo. El Inocente carga con la culpa del impío para tomar sobre él sus faltas. Así ha actuado Dios mismo el primero y a esa imagen quiere asociarnos.

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Aquí aparece el fondo del enigma, el Plan de Dios que se nos brinda frente a la visión particular que siempre es miope e interesada. El Siervo de Yahveh no es la personificación de un camino hacia la nada, sino la noche oscura de los sentidos, la noche oscura del alma por la que pasan todos los santos para su identificación con el Santo de Dios. Este es el punto cero para encarnar la Buena Noticia que nos lanza a la vida nueva: “El que está en Cristo es una nueva creación, pasó lo viejo, todo es nuevo”. El sufrimiento del justo no es un fin en sí mismo, sino un medio para alcanzar un fin, la vida nueva en Cristo, que es con mucho lo mejor. Hemos nacido para ese encuentro y sin Él, la vida se desdibuja aunque se esté rodeado de salud y prosperidad, porque nada de esto justifica la existencia. Sufrimos cuando las cosas suceden de manera diferente a como las habíamos programado, pero en el Plan de Dios, todo lo que ahora nos oprime, al final no será tan importante o tendrá un significado enteramente diferente del que ahora podemos conocer. Lo que no estaba en nuestro plan, estaba en el plan de Dios, en su Voluntad, que va mucho más lejos que la nuestra si sabemos esperar en Él.

Lo que no estaba en nuestro plan, estaba en el plan de Dios, en su Voluntad, que va mucho más lejos que la nuestra si sabemos esperar en Él


sed santos En ese sentido, emociona ver el final de la historia, el momento en que Job entiende en medio de aquella maraña de argumentos, una voz distinta, la voz de Dios en quien Job puede descansar: “Me doy cuenta de que todo lo puedes, solo te conocía de oídas, pero ahora te han visto mis ojos” (Job 42,2-5)

Dios prueba seriamente a los hombres antes de ser enviados a una misión o durante ella

Job es una Palabra revelada para nosotros, para desvelarnos la auténtica belleza de la vida, que no necesita ser recortada ni en los aspectos más hirientes, porque todo lo que Dios dispone está bien. Nos acerca a una experiencia transferible a cualquier ser humano, es un paradigma para nuestra propia vida, aunque nosotros no seamos tan justos, ni la prueba tan radical. bn

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Texto: Manuel del Pino Ilustraciones: Julián García

Alfonso Ramos y Juan Báñez, dos niños de doce años, eran amigos del colegio hasta aquel percance de noviembre que amenazó con extenderse a las familias. Juan Báñez, moreno y delgado, tenía unos marrones ojos soñadores. Alfonso era un niño rubio de ojos azules, cual bello querubín. Todos los niños del colegio competían por tener el teléfono móvil más moderno y, aunque estaban prohibidos en el centro, los guardaban en las mochilas y los sacaban para jugar a escondidas a la menor ocasión. Aquella lluviosa mañana de noviembre, en el recreo Alfonso Ramos le ofreció a Juan cambiar sus móviles para siempre, como si de cromos o de un juguete se tratara. El móvil que ofrecía Alfonso era un último modelo, pero según él, siempre había querido tener el bonito móvil que lucía Juan, aunque fuera más antiguo; este ya no se encontraba en las tiendas, así que con el intercambio Juan saldría ganando y los dos contentos. Al principio, Juan no quería acceder al trueque. Le extrañaba que Alfonso quisiera desprenderse de su moderno móvil así como así, y además, tenía cariño a su propio teléfono, que guardaba impecable en una funda desde hacía tiempo. Pero Alfonso puso gran su empeño en convencer a su amigo durante toda la mañana, y antes

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mosaico de salir del colegio, Juan ya había cedido a regañadientes en el trato que parecía ser un chollo pues se llevaba un móvil nuevecito con todas las aplicaciones. La sorpresa de Juan fue por la tarde, ya en casa. Se dio cuenta de que el moderno teléfono móvil que le había endosado Alfonso no funcionaba bien. Iba lento y no realizaba algunas de sus vanguardistas funciones. Juan observó al detalle su nuevo móvil. Comprobó con gran tristeza que estaba algo desencajado y raspado por fuera, a pesar de su brillo. Comprendió que ese teléfono se le había caído a Alfonso al suelo. Había quedado con desperfectos y por eso Alfonso buscó a un pardillo como él para trocarle el timo. El niño se angustió a solas en su cuarto. ¿Cómo era posible que su propio amigo le hubiera engañado, de forma cruel y burlesca? Al día siguiente, Juan buscó a Alfonso en la clase, a pesar de que este se hacía el huidizo y remolón. Le pidió explicaciones, pero Alfonso lo negó todo. Dijo que su móvil estaba en perfecto estado cuando lo cambiaron, que era Juan quien lo había tirado al suelo y ahora quería estafarle. Y además que, en cualquier caso, lo que se da no se quita; un trato era un trato, y Alfonso no pensaba deshacerlo bajo ninguna circunstancia. Sin embargo, a Alfonso le brillaban con malicia los ojos por el triunfo. Juan se sintió tan indignado que la emprendió a golpes con su amigo. Ambos se enzarzaron en una pelea en medio del aula, jaleados por sus compañeros. El maestro, el Padre Rodrigo, tuvo que separarlos y llevarles ante el director, quien a su vez llamó a los padres y amenazó con expulsar a los niños del centro. Al final no hubo expulsión.

El director y el Padre Rodrigo obligaron a los dos niños a darse la mano. Pero tras ese gesto convencional, Juan y Alfonso rompieron su amistad para el futuro. Y lo que fue peor, también sus respectivas familias. * * * La trifulca pasó a las familias y se montó una buena en el pueblo. Los reproches se convirtieron en insultos y estos llegaron a las manos en peleas tan agresivas que tuvo que intervenir la Policía Local y la Guardia Civil de Albera. Joaquín Ramos, el padre de Alfonso, estuvo retenido unos días en el calabozo. Pagó una multa y, al salir a la calle se encontró con anónimas amenazas de muerte que, si bien no venían de nadie en concreto, todo Albera sabía que procedían de los Báñez y su ansia de venganza. La familia Báñez, que era muy extensa, se pertrechó de armas blancas y escopetas de caza, dispuesta a zanjar el asunto con sangreaunque eso les supusiera la ruina de la convivencia y la enemistad para siempre. Hasta el punto de que los Ramos se fueron de Albera un tiempo para poner tierra de por medio, pues sabían que era ya el único modo de salvar sus vidas de algún ataque de disparos indiscriminados, donde podían morir o resultar heridos varios miembros de su familia, por una absurda riña entre dos niños en el colegio. Durante más de un mes, la paz volvió a Albera, mas era un silencio cortante y tenso, donde los vecinos olían un estallido futuro en cuanto las circunstancias propiciaran que la menor chispa se acercase a la estopa del odio y el rencor.

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Llegó diciembre, las calles se alumbraron para Navidad, los anuncios televisivos bombardeaban con el superficial espíritu navideño, como si el mundo rodase ajeno a los problemas angustiosos de estas familias concretas. El conflicto entre los Ramos y los Báñez parecía zanjado por el olor de los mantecados festivos y ese espíritu de perdón y fraternidad que parece instalarse por doquier en las personas durante la tregua navideña, tan pasajera como engañosa. Así, los Ramos volvieron para Navidad, pero lejos de olvidarse el asunto, el odio se había enquistado entre las dos familias. A los pocos días de su regreso, de horrible improviso, los Ramos se encontraron graves insultos escritos en la blanca fachada de su casa, y al lado, el coche nuevo calcinado, con las lunas rotas. El tema pintaba mal el día de Nochebuena, con un silencio como el de una bomba de hidrógeno a punto de estallar en cualquier momento con la mínima excusa. Las principales calles de Albera estaban engalanadas con luces de colores. Todo parecía normal en una fecha tan señalada, vivaz y alegre como cualquier año. Sin embargo, en muchas conversaciones públicas había una especie de expectación y recelo: esperaban el estallido de la reyerta de un momento a otro. Algunos se temían que las dos familias se echaran a la calle con escopetas, al estilo del Oeste o de Puerto Urraco; por eso más de uno se marchó a casa antes de que pudieran empezar los disparos.

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mosaico * * * Sin embargo, Sor Consuelo no estaba dispuesta a que una pelea acabara en sangre, como parecía inevitable. Al anochecer del 24 de diciembre, como todos los años, y tras rezar sus oraciones de Vísperas en el convento, Sor Consuelo salió a visitar a los desamparados de Albera. ¡Hay tantas personas solas y enfermas que sufren en silencio! Sor Consuelo las conocía a todas y sabía que para ellas las Navidades suponen mayor zozobra aún. Pero este año acudió primero a casa de los Ramos, donde el peligro de tragedia se volvía más grave. Allí seguían los tremendos insultos pintados en la blanca fachada, y al lado, el coche quemado por completo. Era necesario un milagro, una idea prodigiosa, y Sor Consuelo la tenía. Más que el Cuento de Navidad de Charles Dickens, que le traía entrañables recuerdos de la infancia, la monjita pensaba en el ejemplo de Madre Teresa de Calcuta para asistir a los que más sufren, llevando el espíritu de caridad y amor salvífico wde Cristo. Llamó al timbre de los Ramos. Tuvo que hacerlo varias veces y, solo ante la insistencia, Joaquín Ramos abrió la puerta, escopeta en ristre, preparado para defender su casa. Era un hombre moreno ya canoso, alto y desgarbado, con rancio sentido del honor. Tras él, su mujer rubia, cincuentona y con cara de odio contra los demás. Ramos se sorprendió al ver a la monja. Esperaba a los Báñez en tropel y estaba dispuesto a disparar. Bajo ningún concepto pensaba volver a dejar Albera o achantarse, hasta que los Báñez le pagaran un coche nuevo y la pintura para remozar la fachada. Sor Consuelo suponía que los Báñez tampoco accederían jamás a esas pretensiones, así que pensaba prevenir la tragedia por otro lado. Sor Consuelo

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mosaico Declaró que iba en son de paz, con la única pretensión de hallar una salida al enfrentamiento. Ramos se hacía el duro y el ofendido, pero en el fondo de su corazoncito solo deseaba vivir las Navidades en paz como cualquiera. Sor Consuelo pidió hablar unos minutos con Alfonso. Tras mucho rogar, los padres accedieron. El niño estaba en su cuarto, jugando con el teléfono móvil. Este, el precioso móvil de Juanito Báñez, había sido el inicio del problema, según reconoció Alfonso entre lágrimas. El niño se arrepentía de haberle convencido para cambiárselo por el suyo, pero sabía que ya era demasiado tarde para echarse atrás de una travesura que se había desbocado como los siete males de la caja de Pandora. Sor Consuelo le explicó al niño, delante de sus padres, la gravedad de la situación y el pequeño plan para arreglarlo. Alfonsito estuvo de acuerdo y sus padres respiraron aliviados: no querían estropear la Navidad a nadie. Sor Consuelo se comprometió a organizar una colecta en Albera para pagar el coche y la pintura para la fachada de los Ramos (era famosa en el pueblo por estas iniciativas de caridad). Y se comprometió también a visitar a los Báñez para convencerles y aplacarlos. La segunda parte fue casi más fácil. Los Báñez, en realidad, se encontraban encerrados en su casa con cargo de conciencia por haber quemado el coche de los Ramos. De hecho, estaban esperando que estos fueran a aguarles la Nochebuena a disparo limpio. Así que para los Báñez fue un alivio abrir la puerta a Sor Consuelo, a quien ya conocían por sus continuas obras de caridad en Albera.

Como la monjita suponía, los Báñez no pensaban pagar el coche que habían quemado, aduciendo que se lo merecían. A cambio, obtuvo de ellos otra pequeña concesión, que les explicó en voz baja: Sor Consuelo llevó de la mano a Juanito, el hijo de los Báñez, al convento de las Teresianas de Albera. El niño portaba consigo el teléfono móvil roto. Luego, Sor Consuelo acompañó al convento a Alfonso y su móvil nuevo. Una vez juntos los dos niños, a instancias de Sor Consuelo y después de unos fugaces mohines de enfado que terminaron en llantos, se intercambiaron otra vez sus teléfonos, quedando conformes como al principio, e hicieron las paces. Sor Consuelo, en premio, les colmó de dulces hechos por las hermanas del convento. Luego, la monjita devolvió a los niños a sus casas para que disfrutaran la Nochebuena en familia con el espíritu de paz recién adquirido. La colecta de Sor Consuelo fue un éxito. A la mañana siguiente, día de Navidad, se recogió bastante dinero entre los vecinos para pagar los desperfectos a los Ramos. Las dos familias se apaciguaron y toda Albera celebró las Navidades en paz. bn

Sor Consuelo

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Seguimos con la historia real de Ismael Jalib y Mariángeles. Cuando ella me contó cómo se había acercado hasta donde vivía Ismael, no pude por menos decirle: —Fuiste algo imprudente… Tú sola, de noche, con un desconocido, en un descampado. ¿No tuviste miedo? —Fue un impulso irreprimible. Una vez allí, por la oscuridad y las ratas que merodeaban, o durante el trayecto, me pregunté si lo que estaba haciendo estaba bien, o era una loca insensata. Pero te diré una cosa, en el fondo, no tuve miedo porque sabía que estaba haciendo algo bueno, y no lo dudé. En los días que siguieron —prosiguió Mariángeles—me preocupé de llenar su despensa y de atender a su higiene personal. Le preparé una provisión de pan, lonchas envasadas de queso y jamón York, magdalenas, leche y zumos de frutas. Empezó a asistir a nuestros encuentros con mejor aspecto y más limpio, y hablamos de su vida y de sus proyectos. Me dijo que llevaba en España desde el año 2010, que se llamaba Ismael Jalib, que era musulmán y que rezaba el Corán. En ese momento la interrumpí para recordarle que hubo un Ismael bíblico, padre de todos los pueblos árabes, que fue el hijo pri-

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mogénito de Abrahán, que lo tuvo con Agar, la esclava de Sara, su esposa, que se la entregó para tener descendencia, pues desconfiaba de la promesa que les había hecho el ángel sobre su maternidad a una edad tan avanzada. Después, se pierde la pista de Ismael y de su madre, pues Sara, por despecho, provocó que Abrahán los expulsara del campamento ante las provocaciones de su esclava por su maternidad, siendo ella estéril. Pero Dios no los abandonó, y cuando estaban a punto de morir extenuados en el desierto, envió a su ángel para que los auxiliara y pudieran seguir su camino. Así, el patriarca Abrahán, el depositario de la promesa sobre la llegada del Mesías es, también, el padre de los pueblos árabes. —Bueno —concluí para que Mariángeles continuara su relato—, en este caso, el ángel eres tú, y el desierto, somos todos nosotros, que permanecemos indiferentes ante las tragedias que tenemos ante nuestros ojos. Pero dime, ¿cómo te sentiste al saber que estabas ayudando a un musulmán?


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Me dijo que llevaba en España desde el año 2010, que se llamaba Ismael Jalib, que era musulmán y que rezaba el Corán

—Yo solo pude ver en él a un pobre hombre necesitado. Y sí, cuando más adelante surgió en nuestra conversación el tema de Dios, y le pregunté a quién rezaba, él me dijo que a Alá, que sabía leer el Corán, y le daba gracias por haberme encontrado. A pesar de todo, yo le insistía para que también se lo agradeciera a Jesucristo, pues por amor a él lo habían socorrido. Pero no se lo dije para que se convirtiera. —¿Y de dónde te dijo que había venido? —le pregunté. —Creo que Silistia, o Salista, pero no lo tengo muy claro porque apenas cuenta con palabras para explicarse, y por los problemas de su boca se expresa con mucha dificultad. —No te preocupes —le dije—, lo consultaré en un mapa. Todos estos países del oriente europeo y de la zona de los Balcanes, fueron parte del imperio otomano del 1400 al

1700, cuando Saladino sitió la ciudad de Viena y el papa convocó a todos los reyes cristianos para salvar a la ciudad, cuya caída en poder de los infieles hubiera supuesto el fin de la cristiandad europea. Milagrosamente, a pesar de la superioridad del ejército turco, las tropas cristianas, aunque no tenían artillería, y sus enemigos los doblaban en número de soldados, los vencieron en la batalla de Kahlenberg. Pero resulta lógico, que después de trescientos años de dominación turca, se mantuviera la influencia de la fe mahometana, que Ismael habrá heredado de sus padres y transmitido a sus hijos. Efectivamente, tal como pude comprobar, el pueblo del que procedía Ismael Jalib, era Silistra, al nordeste de Bulgaria, ciudad fundada por Roma en el siglo I, y que en el XIV, fue fortificada por los turcos con unos baluartes El musulmán y la cristiana II

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mosaico que se mantuvieron intactos hasta la ocupación de la ciudad por el ejército ruso, en 1878. Después, la ciudad se anexionó a la vecina Rumanía en el año 1913, para reincorporarse definitivamente a Bulgaria durante la Segunda Guerra Mundial.

Vuelta a casa Pasaron varios días sin que ambos se vieran, hasta que por fin, Ismael regresó a la puerta de la sucursal de Bankia donde pedía, pero esta vez, afeitado, limpio y aseado. Por lo visto, había acudido a un albergue municipal y pudo ducharse. Mariángeles le suministró ropa de su yerno y empezaron a verse con más frecuencia en un banco del paseo próximo a la sucursal. Pronto sus conversaciones tocaron el asunto primordial que interesaba al mendigo. —Bulgaria…volver…billete…techo…mujer… niños. —Me di cuenta que no había otra solución para Ismael —me decía Mariángeles—, pero me pareció un asunto muy complicado. Ya había contactado con la policía local, que me dio buenas referencias de Ismael, pero que no podían hacer nada para repatriarlo, y luego, en la parroquia, trataron por todos los medios de sacármelo de la cabeza, pues llegaron a decirme que aunque lo sentara en el autobús, durante el trayecto, las mafias lo desvalijarían y lo obligarían a volver en peores condiciones. Aquí fue cuando, por primera vez, me puse en contacto contigo después de hablar con Carmina y Merche, que ya se habían comprometido para ayudarme económicamente y en lo que fuera. —Sí, lo recuerdo perfectamente —le dije—, pero no volví a saber de vosotros hasta que lo tuviste todo solucionado.

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—Es cierto, y es que yo también le había perdido la pista hasta que me enteré que se había desmayado en plena calle, y que lo recogió una ambulancia que lo trasladó al Hospital, donde lo trataron de problemas en el estómago y en el corazón. Con todo esto, querido amigo, ya estoy convencida de que es imprescindible ponerlo en camino de vuelta a su casa, para lo cual, le encargué a mi yerno que se ocupara de gestionar el billete en autobús a Bulgaria. —Y así lo hemos organizado —prosiguió—, billete de autobús hasta Silistra, incluido el viaje en “vaporeto”, muda y ropa limpia para el viaje, cincuenta euros de dinero de bolsillo que le metí en una bolsita que llevará colgada del cuello, por dentro de la camisa, maleta para la ropa y un picnic para dos días de autobús. Conociendo de antemano la hora de salida del autobús, quedé con él para llevarlo a la estación, dejarlo subido en él, y verlo marchar, si bien, mi hija me pidió que luego me preocupara de darle una buena limpieza al coche. Una vez en la estación, como prueba de buena voluntad, y de que no había marcha atrás, Ismael tiró al suelo el móvil, y rompió el cartel que había preparado para pedir en la calle. Le recordé que rezara a su Dios, que es el de todos, para que tuviera un buen viaje y un feliz encuentro con la familia, y le insistí nuevamente para también rezara a Jesucristo, que era el causante de todo lo bueno que le había ocurrido, y él solo decía “que sí, que sí”. Le entregué un sobre con mi dirección para que escribiera unas pocas palabras a su llegada, lo franqueara y lo echara al correo, porque así, sabría que había llegado bien y sin novedad. —Y eso es todo —me dijo Mariángeles—, y añadió —estoy segura de que llegará bien, y de que yo, recibiré la noticia por correo. —Yo también lo creo —le dije.


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“Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis…” (Mateo 25, 35).

Porque tuve hambre y me disteis de comer Nos quedamos un buen rato charlando después de que yo hubiera cerrado mi agenda con las notas apresuradas que pude tomar. Estábamos frente a la iglesia de Santa María de Caná, y el imponente arco de su torre de ladrillo que apunta al cielo nos hizo levantar los ojos. Mariángeles tenía ganas de manifestar los sentimientos que la embargaban, y me habló de muchas cosas, sobre todo, de su necesidad de corresponder a las gracias que Jesús derramaba incesantemente en su vida, y me puso un ejemplo impresionante. —Mira, Horacio, nunca me cansaré de dar gracias a Dios por lo mucho que hizo por mí y por mis hijas, sobre todo en la muerte de mi querido esposo, cuando estaba en el pleno vigor de su juventud y de su vida profesional como ingeniero, y después de la peripecia espantosa de su secuestro por la banda terrorista Eta.

Fue maravilloso cómo nos fue preparando para el fatal desenlace de su vida, a través cada una de las etapas dolorosas de su vertiginosa degradación física, hasta que se lo llevó con él. La escuchaba en silencio, pero ella me interrogaba con sus ojos claros, y yo, no encontraba las palabras adecuadas para dar respuesta a su demoledor testimonio de confianza en Dios, y de aceptación de sus designios. Pero sí me quedó claro qué mis amigas, ya tienen mucho andado en su corazón para heredar el reino que Jesús tiene preparado desde la creación del mundo, cuando les diga respondiendo a la pregunta última y definitiva: “Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis…” (Mateo 25, 35). bn

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Carlos Valiente

Neuropsicólogo, investigador y profesor de la Univ. de La Rioja y de la Univ. Complutense de Madrid

A nadie se le escapa que la educación es mucho más que la mera instrucción o adquisición de conocimientos. Se trata de una labor global que abarca el adecuado cultivo de todas y cada una de las dimensiones que integran la personalidad, considerando vertientes como la afectiva, intelectual, social, comportamental, etc., y, por supuesto, poniendo un especial énfasis en la inmersión del alumnado en cuestiones como los valores y las pautas vitales más humanizadoras. Obviamente, al acercarnos a esta visión no restrictiva de la praxis educativa, abriremos también el abanico de las consideraciones al protagonismo de otras instituciones, más allá de los centros educativos, de entre las cuales, de modo preponderante, destaca la familia y su potencial de influencia educativa. Pero, no podemos negar que, aunque nuestras escuelas fomenten el trabajo conjunto con todos agentes que se involucran en la acción educativa, intentando coordinar las distintas responsabilidades implicadas –equipo directivo, claustro de profesores, departamento de orientación, tutor, familia, y, el alumnado, como principal protagonista-, no es menos cierto que, fundamentalmente, destaca tanto el papel instructor del profesorado como la ponderación que se brinda al aspecto cognitivo del estudiante. De hecho, por más que nos empeñemos en enriquecer nuestra perspectiva educativa, la dimensión cognitiva e intelectual, representada por el rendimiento académico demostrado por los educandos, sigue constituyendo el aspecto de mayor significatividad tanto para los docentes como para los padres.

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Dando por sentada esta situación, podríamos pensar que el panorama se presenta bastante despejado de cara a analizar y evaluar ese rendimiento. Como éste quedaría patente a través de la ejecución de actividades como las constituidas por los intemporales exámenes, al tratarse de pruebas objetivas diseñadas para tal fin, parece sumamente simple enjuiciar y catalogar el desempeño estudiantil de nuestros niños y adolescentes. Pero ¿aquí ha acabado el debate?

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Aprendizaje y ejecución Aprovechando que hace unas semanas que se inició el curso escolar y que, por tanto, nos encontramos en fechas cercanas a la conclusión del primer trimestre, quisiera precisar algunas cuestiones que estimo importantes. Pienso que, con ellas, se podrá esclarecer algo más lo que subyace a ese rendimiento escolar, así como a los factores que lo condicionan y, en ocasiones, dificultan la explicitación y demostración de su verdadero nivel. En primer lugar, sería pertinente acercar una clásica distinción que coloca, frente a frente, los conceptos “aprendizaje” y “ejecución”. Si partiéramos de una posición simplista, afirmaríamos que uno demuestra lo que sabe o que, cuando algo sabes, lo demuestras. Pues bien, no son escasas las ocasiones en las cuales los alumnos examinados no han plasmado todo su saber. De hecho, factores como el nerviosismo, la ansiedad ligado a éste, o haber dormido poco o mal la noche previa, pueden suponer causa suficiente para que

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no explicitemos correctamente lo que se demanda en el examen. Los conocimientos ahí están, sin ninguna duda, pero se han topado con el muro de los hándicaps que los han silenciado. En definitiva, habíamos aprendido pero hemos fallado en la ejecución de la prueba y, por tanto, en la demostración de nuestras previas adquisiciones.

Procesos de aprendizaje y memorización

Hablando de distinciones, tampoco estaría de más traer a colación la mención de algunos de los distintos procesos que estructuran el aprendizaje y la memorización. Si aprender consiste en adquirir conocimientos, mediante la memoria los fijaremos en nuestro cerebro. Y este proceso de aprendizajememorización, abarca tres etapas ligadas secuencialmente como eslabones de una cadena. Así, podemos hablar de: a) codificación o registro de la nueva información que llega a nosotros con el fin de consolidarla; b) almacenamiento o fijación de esa información


ciencia promoviendo que la incorporemos permanentemente; c) recuperación o capacidad de volver a traer a la consciencia esos datos previamente fijados. Pues bien, a la hora de demostrar nuestra capacidad de aprendizaje, y con independencia de lo dicho anteriormente –nerviosismo, poco sueño reparador, etc.-, basta con que fallemos en alguno de estos tres procesos para que la maquinaria memorística no funcione adecuadamente. De este modo, no es igual –ni tampoco indiferente a la hora de tratarlo-, que nuestro problema radique en la codificación –que, en ocasiones, puede estar asociada a carencias en la propia comprensión de lo que leemos, y, en otras, se puede potenciar por estrategias mnemotécnicas-, en el almacenamiento –porque, aunque pudiera haber dominado la información a corto plazo, nunca llegué a incorporarla definitivamente-, o en la recuperación –que sería análogo a no tener la combinación que abre la caja fuerte a pesar de que el tesoro se encuentre ahí, encerrado-.

¿Dónde está la memoria?

Permítame que, a modo de curiosidad, profundicemos en algunos datos de tono más neuropsicológico, dado que toda esta fenomenología de sucesos de aprendizaje y memoria, cuenta con la base de procesos que acontecen en nuestro sistema nervioso. Como sabemos, el aprendizaje produce cambios metabólicos y fortalece las sinapsis –o conexiones entre neuronas ya existentes-, pero, no sólo eso, sino que también genera nuevas sinapsis y neuronas. De modo complementario, la deprivación estimular y la ausencia de actividad cognitiva producirían precisamente lo contrario, al hilo de aquello que reza como “lo que no se usa, se atrofia”. De modo más concreto, en cuanto al almacenamiento, cuando hablamos de recuerdos sobre datos

El aprendizaje produce cambios metabólicos y fortalece las sinapsis o conexiones entre neuronas ya existentes o memoria declarativa (p. ej., saber que Alejandro Magno vivió antes de nuestra era), así como recuerdos sobre acontecimientos (p. ej. el viaje que hice a California), destacan el lóbulo temporal medial, diencéfalo y neocórtex; por su parte, cuando lo fijado consiste en destrezas o memoria procedimental (p. ej., aprender a montar en bicicleta), intervendrán fundamentalmente los ganglios basales, áreas motoras y el cerebelo. Mención especial merece el hipocampo, estructura del lóbulo temporal medial, que juega una función determinante en el aprendizaje explícito –semántico, episódico, espacial-, tanto en la codificación como en la consolidación, siendo imprescindible para que se produzca la memorización a largo plazo. Y, aunque el hipocampo también tendría su papel en el proceso de recuperación de la información, sobre todo, en relación a recuerdos episódicos, destaca la corteza prefrontal en ese esfuerzo recuperador o centrado en reactivar a la consciencia los recuerdos que llevarían tiempo almacenados.

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Estar motivado

Otra cuestión, nada baladí, es la influencia de la motivación. Ésta, como no podía ser menos, condiciona bastante la ejecución de los exámenes. Por sólo describir un aspecto concreto, sabemos que un examen conlleva un cierto grado de inquietud o malestar, convirtiéndose en un acontecimiento estresor para quien se enfrenta a él. Y, dado que la capacidad de sufrimiento o la voluntad de asumir un esfuerzo depende de la interpretación que hacemos las personas, en términos de costes-beneficios, una baja motivación facilitará que arrojemos la toalla en el examen antes de haber lidiado a pleno de rendimiento. Al contrario, si nos encontramos muy motivados para afrontar esa prueba, aunque no nos vayamos a asegurar un indudable éxito, al menos habremos imprimido un notable nivel de esfuerzo y desempeño. Pero, el papel de la motivación no se queda solamente ahí. Este factor humano también toma protagonismo, previamente, durante la propia fase de aprendizaje. Así, encontramos una distinción fundamental entre la motivación intrínseca y la extrínseca. La primera alude a la motivación de aprender por el hecho de aprender, es decir, de lograr adquirir determinados conocimientos como fin en sí mismo. En cambio, la motivación extrínseca hace referencia a esa estimulación por lograr unos conocimientos concretos, no tanto porque nos interesen, sino porque, a causa de adquirirlos, logramos gozar de otros beneficios. Por ejemplificar ambos planteamientos, la motivación intrínseca recuerda a esos padres que les dicen a sus hijos aquello de “aprende biología, que resulta precioso conocer los procesos que explican la vida”, frente a la motivación extrínseca que resuena a algo así como “si apruebas biología, te compro ese pantalón tan caro y que tanto te gusta”. Pues bien, hace muchos años que la psicología sabe que la motivación intrínseca es más eficaz que la extrínseca, en orden a optimizar el proceso de aprendizaje.

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Más aún, y si cabe, resulta aún más grave, cuando en el alumno ya existe motivación intrínseca, y se nos ocurre querer complementarla con la extrínseca, sofocamos y apagamos la primera. Por no afirmar que nos meteremos en una creciente oleada de gratificaciones, dado que, “si me compensaste el año pasado por esto, también has de hacerlo ahora; y, si además hemos ascendido de curso ¿cómo no vamos a incrementar la dosis de premio?”.

Conocer el conocimiento

Por otra parte, quisiera mencionar la importancia que, en esta ensalada de realidades implicadas en el aprendizaje, constituye lo que denominamos como ‘metacognición’. En términos sencillos, se refiere a dos cuestiones: 1) el conocimiento sobre el propio conocimiento, es decir, ese mecanismo recursivo e inequívocamente humano mediante el cual somos conscientes de nuestros procesos mentales, al mismo tiempo que conocemos sus modos de funcionamiento. Y 2) la regulación de esos procesos mentales que conocemos, o dicho de otro modo, la capacidad para intervenir sobre ellos y mejorarlos. De ahí que hablemos de metamemoria, metalenguaje, metacomprensión, etc., para poder abarcar todos y cada uno de esos importantes mecanismos cognitivos. Pues bien, se ha demostrado que las habilidades metacognitivas potencian las estrategias de aprendizaje –y la propia compresión de lo que piden los enunciados de los exámenes-, logrando que, alumnos con menor capacidad intelectual, consigan mejores resultados académicos. De hecho, no sólo hemos de dotar a los alumnos de una más potente metacognición, sino que, también, se ha de hacer lo propio con los mismísimos docentes. Como consecuencia, cada vez se está poniendo más énfasis en la elaboración de programas de intervención en metacognición para profesores, de cara a


ciencia que, siendo ellos más “metacognitivos”, puedan potenciar mejor su labor. Con esto, queda patente el reconocimiento de la responsabilidad de los docentes, y no sólo de los estudiantes, en el éxito definitivo de estos.

Memoria y emociones

Finalmente, no quisiera acabar sin mencionar otro detalle, aunque sea a modo de rápido ‘flash’, dado que no podemos obviar la relevancia que las emociones desempeñan en el aprendizaje. Por una parte, está el fenómeno de la ‘memoria dependiente del estado de ánimo’, a través del cual, cuando me encuentro triste, reavivo más fácilmente hechos de mi vida que son tristes o que se vincularon a estados de ánimo negativos. Por supuesto, paralelamente, sucedería lo mismo con la alegría. Pero, además, cuánto mayor sea la carga emocional ligada a un dato o acontecimiento, mejor será su consolidación y más fácil su recuperación ¿Acaso no recuerda detalles específicos del día de su Primera Comunión? En cambio ¿y si le pregunto por lo que comió antes de ayer? Nunca estará de más trabajar desde la emocionalidad en nuestras aulas, tanto en la rutina de las clases como en la singularidad del día del examen, sobre todo, cuando aquellas saben teñirse de positivo. En conclusión, puede que, a partir de ahora, sin dejar de alegrarse porque sus hijos y nietos cosechen buenos resultados en sus exámenes –faltaría más-, estas letras le hayan podido ayudar a contemplar desde una perspectiva más amplia la complejidad de todo lo que ello implica, y, por supuesto, a intuir que ese estudiante que pulula por su hogar, aunque no siempre salga victorioso en las contiendas escolares, quizá sepa mucho más que lo dicta la sentencia de un número calificador que acompaña la parte superior de su examen. bn

Cuando en el alumno ya existe motivación intrínseca, y se nos ocurre querer complementarla con la extrínseca, sofocamos y apagamos la primera

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bendita María

Enrique Solana - Arquitecto

El texto latino de la Secuencia de Pascua del siglo XI dice: “El cordero ha redimido al rebaño, el inocente ha reconciliado los pecadores al Padre. Muerte y vida se han enfrentado en un prodigioso duelo, el Señor de la vida estaba muerto pero ahora está vivo y triunfa”. Esta era la misión que Cristo vino a realizar, y una vez cumplida volvió junto a su Padre. Dice el evangelista San Marcos que después de decirles a sus discípulos: “Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación” (Mc 16,15), el Señor Jesús fue elevado al Cielo y se sentó a la diestra de Dios, y ellos se volvieron con gran gozo. En los Hechos de los Apóstoles se dice que mientras miraban a lo alto, dos hombres vestidos de blanco les dijeron: “Galileos, ¿por qué permanecéis mirando al Cielo? Este Jesús, que de entre vosotros ha sido llevado al Cielo, volverá tal como lo habéis visto marchar” (Hch 1,11). Y se fueron a Jerusalén, y María permanecía con ellos. Anuncia el profeta Isaías que la Palabra que sale de su boca es como la lluvia que baja del Cielo y no vuelve allí sin realizar aquello a lo que fue enviada: empapar la tierra, fecundarla y hacerla germinar. San Juan habla de lo mismo trascendiendo el hecho: la Palabra, que desde el principio estaba junto a Dios, se hizo carne poniendo su morada entre nosotros. Por medio de ella se hizo todo y antes de retornar a los cielos cumplió la misión que le fue encomendada, la de dar a cuantos la recibieron el poder de hacerse hijos de Dios.

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Todo, pues, lo hizo nuevo y después, retornó junto a Dios… ¡Qué hermoso es contemplar la unidad de la Escritura! El mismo Jesucristo nos lo ha dicho: “No se turbe vuestro corazón, en la casa de mi Padre hay muchas moradas… voy a prepararos un lugar y cuando haya ido y os lo haya preparado, volveré y os tomaré conmigo” (Jn 14,2), y también: “Salí del Padre y he venido al mundo. Ahora dejo otra vez el mundo y voy al Padre” (Jn 16,28).

El camino al Paraíso está abierto ¡Dichosos nosotros! ¡Tenemos un lugar asignado en el Cielo! Basta con no perder esta filiación de hijos de Dios, pues solo el hijo se queda en casa para siempre, el esclavo no es de la casa. Cristo ha marchado al Cielo a prepararlo todo y luego volverá, aquí radica nuestra esperanza, ancla segura del alma que penetra más allá del velo (del Cielo), adonde penetró Jesucristo por nosotros como precursor. Sí, el segundo velo se rasgó en dos dejando a la vista el lugar sagrado, el Santo de los Santos (Sanctasanctórum). Dios no está ya recluido en el lugar reservado solamente al sumo sacerdote, sino que habita ya en nuestra carne que Él ha hecho suya y la ha introducido en el Cielo. El camino de retorno al Paraíso está ya abierto. Ahora esperamos con gozo su retorno, pues todo está ya cumplido.


bendita María

Y estaba escrito también desde antiguo en el libro del Deuteronomio: “Tu Dios pone delante de ti la Tierra que vas a tomar en posesión, no tengas miedo ni te asustes (no se turbe vuestro corazón), pero me dijisteis, envíanos por delante hombres que la exploren y nos den noticias. Pues bien, he aquí que Yahveh Dios mismo marchará por delante de vosotros”… “Como un hombre lleva a su hijo, Él os precedía en el camino y os buscaba lugar para acampar”… ¡Ciertamente es hermoso contemplar la unidad de la Escritura!

Si el Señor ha ascendido al Cielo, ese es también nuestro destino, pues Él es la cabeza de este cuerpo que es la Iglesia. No somos ya, pues, ciudadanos del mundo sino del Cielo, y mientras estemos aquí, somos meros forasteros en la búsqueda de la patria definitiva. Busquemos pues las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Escondamos nuestra vida con Cristo en Dios, aspiremos a las cosas del Cielo y no a las de la tierra, para que cuando aparezca Cristo en su definitiva venida, aparezcamos gloriosos con Él. bn

¡Dichosos nosotros! ¡Tenemos un lugar asignado en el Cielo! Basta con no perder esta filiación de hijos de Dios Segundo misterio glorioso

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Gloria María Tomás y Garrido | Catedrática honoraria de Bioética

Año: 2003 Dirección: Rafael Gordon Intérpretes: Isabel Ordaz, Assumpta Serna, Amparo Valle, Ana José Bóveda, Bárbara Elorrieta Guión: Rafael Gordon Música: Eva Gancedo Fotografía: Francisco Madurga Distribuye en cine: Diorama

Hemos celebrado este año el quinto centenario del nacimiento de la gran Santa española, Teresa de Jesús. Son numerosos los merecidos eventos con los que se le ha honrado. Y muchas persona habrán tenido la posibilidad de admirar unos de los cuadros más cotizados de la monja Isabel Guerra, pintado en el 2008 y titulado “Y el almendro floreció”, que plasma maravillosamente el tránsito al cielo de Santa Teresa en brazos de su querida compañera, confidente y enfermera, la beata Ana de San Bartolomé. Incluye un hecho extraordinario: en el momento de la muerte de la santa, en el frío otoño de Alba de Tormes, un almendro de la huerta del convento, que jamás había florecido, se cubrió inesperadamente, por primera y última vez, de un manto blanco de flores.

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En este clima me ha parecido que podía ser oportuno que se ofreciera alguna película que trate sobre la santa. Y me he decidido por la de Rafael Gordon, Teresa, Teresa, de la cual es director y guionista. Se trata de una obra sumamente original, pues, con cierto aire teatral la película se desarrolla como una entrevista que se realiza en un plató de televisión, en la que una presentadora (Assumpta Serna) se dispone a afrontar la última serie de su programa de entrevistas virtuales a seres que ya no están y, en este caso se trata de entrevistar a Santa Teresa (Isabel Orgaz). Hay un historiador del siglo XIX, Hipólito Taine, que ve a la santa fuera de todo convencionalismo histórico, religioso, social, y la califica como “una científica del alma humana”.


Rafael Gordon basa en este dato el por qué de su película, así lo dice una entrevista que concedió en su momento, y en la que explica por qué quiso hacer así el film. Defiende Gordon que los programas de entrevistas son la mayor aportación de la televisión, para él comparables a los reportajes en directo. Se pregunta: ¿nos podemos imaginar el valor que tendría hoy una entrevista en profundidad a Miguel de Cervantes? Defiende que la entrevista será válida por la categoría del entrevistado y por el modo en que se le pregunta.

Para él, al escuchar a Santa Teresa le da la certera impresión de que está dialogando también con el Segismundo de Calderón de la Barca. Y defiende que Santa Teresa no es una mujer del pasado o solo para los místicos. La misma Simone de Beauvoir escribe en su obra “El Segundo Sexo”: «Santa Teresa no fue esclava de sus nervios, ni de sus emociones, sentía una fe que penetraba en las regiones más íntimas de su carne».

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Eco de una Mujer Eminente Así surge la película que comentamos, un film austero y apasionado que acerca a dos mentalidades femeninas, en principio contrapuestas, pero que al hilo de las palabras de la Santa —todas son literales o al menos fueron pronunciadas por las personas que la trataron en su época— se establece un proceso íntimo emocionante. Dice Gordon que, con frecuencia, el cine de hoy —o al menos el que más triunfa— es el cine de acción, y que él no desprecia ese ritmo, sino que lo asimila encerrando la acción en el tiempo, en el rostro, en la voz. En Teresa, Teresa, hay por ello un ritmo armónico de las almas y de sus sentimientos. Después de ver la película, se confirma la lucidez de Santa Teresa, su humor, que dada su ascendencia, en parte es judío y que ¡tocaba las castañuelas como nadie…! Un mensaje que solo se capta después de ver el film. Cinco siglos separan a la santa de su entrevistadora. Santa Teresa, vestida con su hábito, refleja dignidad por todas partes, con expresiones lúcidas, poéticas, místicas, convincentes. La entrevistadora muestra una especie de modernidad no se sabe si postiza o asumida, en la que hay excesos de vehemencia física y una estudiada sensualidad.

ras en las que se son casi dos ho s humana, con su estudia el alma vés del tiempo a tr a , s jo si e tr en 114

estida con su Santa Teresa, v dignidad por hábito, refleja on expresiones todas partes, c as, místicas, lúcidas, poétic convincentes. Las preguntas se suceden entre lo divino y lo humano, entre contrastes de insatisfacción por parte de una y de alegría serena por parte de la otra. Ciertamente, con una agudeza muy femenina, se detecta que hay curiosidad por parte de amas no se sabe si de defenderse o de llegar a entenderse. Son casi dos horas en los que se estudia el alma humana, con sus entresijos, a través del tiempo. Sirve también para recordar y elogiar la memoria de una mujer eminente, con una altura humana y espiritual incomparable, y en donde las preguntas planas e impertinentes quedan desdibujadas por las respuestas, eco de una vida auténtica. Isabel Orgaz ha sabido actuar con oficio y realmente conoce el alma de Teresa. Assumpta Serna borda su difícil papel. Y ambas le dan ese tono teatral que facilita la toma de postura por parte del espectador. Todo esto acompañado por la banda musical de Eva Gancedo, que da intensidad a los gestos y las palabras de esta exquisita película. Muy interesante, para cinéfilos, el tratamiento cinematográfico y experimental de este film, en la que hay abundantes primeros planos que muestran los universos contrapuestos de ambas mujeres, y es muy peculiar las miradas a la cámara de Santa Teresa, que interpelan al corazón del espectador. Hay que destacar además el riguroso trabajo realizado de documentación histórica, que lleva a no traicionar para nada el espíritu de Santa Teresa, por lo que tanto conociendo la obra de la mística abulense, como si no se da este hecho, nos encontramos ante una película valiente. bn



fuerza en la mirada

Victoria Luque

El papa Francisco ha propuesto el año 2015 como Año de la Vida Consagrada, y me gustaría que explicase- pensando en los cristianos de a pie- quiénes son las personas consagradas, cómo viven y cual es su misión. Todas las personas consagradas tienen un estilo de vida distinto al habitual, en el sentido de que no se casan, no tienen bienes propios -o si los tienen no los usan-, y además, aceptan tomar decisiones sobre su vida hablando con otros, sin decidir solos, sino en diálogo con otras personas. Los consagrados hacen votos de castidad, de pobreza y obediencia. El no casarse no es por el hecho de vivir solos, sino por el hecho de darse enteramente a la gente sin tener un amor exclusivo, y además con la opción de poder amar a todos por igual, sin mostrar preferencias. El no poseer o no tener bienes propios es una opción que acerca al modo de vida de Jesús, igual que no casarse o decidir en comunión. Casi todas las personas consagradas vivimos

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en comunidad, porque al coincidir en un estilo de vida común, nos ayudamos mutuamente desde la fraternidad comunitaria. Dios sigue enamorando en estos tiempos, y cautiva. Las personas consagradas se sienten enamoradas de Dios y dispuestas a que Él llene toda su vida y la oriente para entregarla. El evangelio del joven rico es ilustrativo de cómo puedes aceptar esa llamada de Dios o no, en tu libertad, porque Dios lo primero que nos deja a todos -después de amarnoses la libertad. Y en esa libertad uno puede decir, bueno, lo sigo más de cerca o lo sigo de otra manera.

¿Cuál es su balance de este Año dedicado a la Vida Consagrada? Es un balance muy positivo. Este año se han conseguido varias cosas importantes, la primera es que la vida consagrada ha sido respaldada por toda la Iglesia, arropada, acompañada. En algunos lugares, la vida consagrada no estaba siendo bien considerada, o era muy atacada o criticada, como si hubiera perdido el norte... y en este año


fuerza en la mirada

A punto ya de terminar el AĂąo dedicado a la Vida Consagrada, Luis Ă ngel De las Heras, claretiano y presidente de la CONFER, reflexiona sobre lo que ha supuesto este acontecimiento para los consagrados, y por ende, para toda la Iglesia.

Las personas consagradas se sienten enamoradas de Dios y dispuestas a que Él llene toda su vida y la oriente para entregarla.

Dios sigue enamorando

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fuerza en la mirada

Tenéis que ser hombres y mujeres del Espíritu, y confiaros al Espíritu que es el que os va a llevar a construir la gran historia que tenéis por delante. hemos visto que la Iglesia ha puesto a la vida consagrada en su valor. Al mismo tiempo, la propia vida consagrada ha despertado de una situación de noqueo, se sentía decepcionada, desesperanzada en cierto modo, mirándose mucho así misma en sus problemas: somos mayores, tenemos pocas vocaciones, diferencias entre nosotros, en la Iglesia hay gente que no nos aprecia... Este Año ha servido entre otras cosas para que las personas consagradas hayan despertado y digan: vamos a dejar de mirarnos a nosotros mismos, vamos a ver qué podemos hacer. Ha sido un gran impulso el que se nos ha dado.

¿Han hecho memoria de la propia historia, como pedía el Papa Francisco? Sí, por supuesto. He leído la Carta Apostólica del Papa Francisco a los consagrados, y es muy esperanzadora para los consagrados. Ya el papa Juan Pablo II -lo cita también Francisco- en su Carta Vita Consecrata n.110 decía, en el año 96: “Vosotros, religiosos, tenéis una gran historia que contar, pero también una gran historia que construir. Es decir, mirad al futuro, que es del Espíritu”. En su Carta Apostólica a los consagrados, el papa Francisco nos advierte para que no nos dejemos llevar por

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las valoraciones eficacistas. Nos dice: tenéis que ser hombres y mujeres del Espíritu, y confiaros al Espíritu que es el que os va a llevar a construir la gran historia que tenéis por delante. Yo creo que la Carta es preciosa, para releerla, y esperanzarse. Además, el papa Francisco está convencido de esto, lo ha escrito porque realmente lo cree y piensa. Por otro lado, él es un consagrado y conoce muy bien la vida consagrada por dentro, de manera que puede hablar con mucha autoridad y conocimiento. Como obispo también ha conocido la vida consagrada y la ha apoyado y ha visto cómo gente que no conocía esa vida no la apoyaba, no por mala voluntad, sino por desconocimiento o por pensar que esa vida consagrada tenía que responder a otras metas. Cuando se conoce, yo creo que se valora, se impulsa y se apoya esta forma de vida. El Superior de los Carmelitas Descalzos, Miguel Márquez, en unas Jornadas de la CONFER ha dicho cosas muy interesantes: “Los santos no buscaban estrategias para irradiar luz, no estaban obsesionados por dar testimonio, hay que hacer experiencias de silencio, y vivir desde la raíz, buscar a Dios, escuchar a Dios y despojarnos de nosotros mismos... necesitamos urgentemente desamortizarnos”. Sí, Miguel hace mucha referencia a estar centrados en la oración, a estar centrados en Dios. Todo lo que hacemos los consagrados no lo podemos hacer si no estamos centrados en Dios, y esta es la tesis que de mil maneras hemos ido repitiendo a lo largo de este Año. El Papa también lo dice: hacéis grandes proyectos vocacionales, pero lo que importa de verdad es que viváis conectados al Señor, y estando conectados con el Señor seréis personas alegres, irradiaréis la alegría de vuestra vocación y del seguimiento de Jesús y del evangelio, y eso no hace falta que lo preparéis y lo programéis, porque saldrá espontáneamente si realmente sois auténticos.


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Uno atrae cuando es feliz, cuando es alegre, cuando vive auténticamente... -Sí. Lo que pasa es que en eso de la atracción, yo también tengo mi particular experiencia. Yo pienso que hay consagrados y consagradas muy auténticos que viven insertos en este mundo y conectados a Dios de una manera admirable y extraordinaria, y sin embargo, son admirados pero no atraen, porque aunque la atracción es verdad que se da de ese modo y no de otro (porque si una persona no está convencida, no es auténtica, no es alegre... no es atrayente), sin embargo, a veces aun siendo son admirados, no son seguidos. Porque además, ahí entra el misterio de la relación entre Dios y cada persona, y hace falta que la persona esté dispuesta a escuchar el mensaje ¿busco esta manera de entender la vida? De hecho ha pasado en algunos lugares que cuando la presencia religiosa se ha marchado de allí, la gente lloraba por esa ausencia, y sin embargo estando ahí, estos consagrados no habían conseguido atraer a su forma de vida a otras personas.

Reconozco que esas presencias eran muy hermosas, y ayudaban a la gente que vivía ahí a ser mejores personas, y ayudaban a ese pueblo a vivir en mayor armonía, a tener mejores sentimientos. Eso es evangelizar. Comento esto porque el Papa ha dicho que nosotros los consagrados creceremos por atracción, y Benedicto XVI también decía que la Iglesia crecerá por atracción, si somos convencidos, alegres, felices... Pero yo digo: Depende. Nosotros debemos ser coherentes por nosotros mismos, por ser fieles a lo que hemos sido llamados.

“Vosotros, tenéis una gran historia que contar, pero también una gran historia que construir. Es decir, mirad al futuro, que es del Espíritu” Dios sigue enamorando

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Almudena

e teología studiante d

Pérez | E

Universidad

o

San Dámas

el don venes para jó s lo a o r repara r. El amor n o m a l e “Hay que p s e rl o hay ue enseña embargo n in s de sí, hay q y , a d n e se apre eñar. Siens n e o ri a s es cosa qu e c ar ea más ne prendí a am a te nada que s o rd e c l de la joven sa o el umbra d do aún un n a z ru C ( mano.” II) el amor hu Juan Pablo esperanza,

“Hay que preparar a los jóvenes para el don de sí, hay que enseñarles el amor. El amor no es cosa que se aprenda, y sin embargo no hay nada que sea más necesario enseñar. Siendo aún un joven sacerdote aprendí a amar el amor humano.” (Cruzando el umbral de la esperanza, Juan Pablo II) Estas palabras resumen a la perfección el deseo que impulsó a Juan Pablo II a escribir lo que hemos denominado “La Teología del Cuerpo”. Durante su sacerdocio, Karol tuvo la oportunidad de acompañar a numerosas parejas de jóvenes que le fueron mostrando sus inquietudes más profundas. Con ellos descubrió la grandeza del amor humano. En conversaciones con ellos fue conociendo cómo los jóvenes necesitaban respuestas para vivir una sexualidad orientada al don de sí. Ellos no se conformaban con conocer la doctrina de la Iglesia con respecto a la sexualidad, sino que querían conocer el por qué, querían ahondar en los motivos por los que se les invitaba a actuar de una manera concreta y a veces complicada. Él supo conocer y entender en profundidad el corazón de estos jóvenes, un corazón llamado al amor, pero aún así muchas veces desorientado. Y como respuesta a estas inquietudes, Karol a lo largo de su vida estudió y desarrolló un pensamiento antropológico-teológico a través del cual mostró al mundo la grandeza que se esconde en el amor humano. Y así nació la Teología del Cuerpo.

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Hoy en día estas cuestiones siguen estando de actualidad: ¿Qué joven no se pregunta en lo más profundo de su corazón cómo debe vivir esta llamada a entregarse a otra persona?, ¿Qué joven actualmente no necesita respuestas para vivir la sexualidad de manera que responda a la verdad del amor? En definitiva: ¿Qué joven no se pregunta acerca de la experiencia más fundamental y esencial de la vida: la del amor? Por responder a todas estas preguntas, La Teología del Cuerpo sigue siendo hoy una respuesta a estas cuestiones que siguen surgiendo en el corazón de todo hombre y de toda mujer que anhelan vivir la entrega a otra persona, en definitiva que anhelan vivir la vocación al amor. Juan Pablo II era consciente de que la llamada al amor era algo que había que hacer crecer en los jóvenes, es decir, que había que prepararlos para vivir una vida con otro, para alcanzar la comunión. Él sabía que esto era una tarea poco sencilla porque no siempre es fácil aprender a acoger el don que el otro es para mí. Él no se cansaba de repetir que hay que enseñar a los jóvenes a vivir la entrega, primero en una familia, después con los amigos, con las personas más cercanas, también con los más necesitados para después entregarse a una persona en concreto.


fuerza en la mirada Es verdad que la Teología del Cuerpo presenta una gran densidad filosófica-teológica, pero aun así es de una riqueza impresionante que debemos conocer para luego poder vivir y llevarla a la práctica.

No debemos olvidar que, en la medida en que cada uno de nosotros encuentre respuestas a sus preguntas, podrá ayudar a muchos jóvenes que hoy viven buscando el amor en lugares donde jamás lo encontraran.

Te invito a que tú como joven conozcas este gran tesoro, quizás poco a poco, pero sabiendo que verdaderamente responde a las preguntas más importantes de tu vida.

Juan Pablo II expuso de manera admirable la importancia de la experiencia del amor dejándola reflejada en esta frase que pasó a ser clave dentro de su magisterio: “El hombre no puede vivir sin amor. Él permanece para sí mismo un ser incomprensible, su vida está privada de sentido si no se le revela el amor, si no se encuentra con el amor, si no lo experimenta y lo hace propio, si no participa en él vivamente” (Redentor Hominis, 10) .

¿Cómo es la experiencia amorosa entre un hombre y una mujer? ¿Cómo es posible que dos personas sean una sola carne? ¿Qué sentido tiene la sexualidad dentro del designio de Dios? ¿Cuáles son las experiencias originales en el hombre? Estas y otras preguntas son las que Juan Pablo II ha ido profundizando y respondiendo a lo largo de las catequesis que impartió los miércoles durante varios años. Poco a poco podremos ir descubriéndolas, para que un día cada uno de nosotros como jóvenes podamos vivir la vocación a la que estamos llamados en medio del mundo, sabiendo que lo más importante no es el camino sino la meta: la santidad.

Karol a lo largo de su vida estudió y desarrolló un pensamiento antropológicoteológico a través del cual mostró al mundo la grandeza que se esconde en el amor humano

Ojalá, nosotros podamos ir descubriendo e interpretando a través de La Teología del Cuerpo esta experiencia fundamental en cada una de nuestras vidas.

Hay que enseñar a los jóvenes a vivir la entrega, primero en una familia, después con los amigos, con las personas más cercanas, también con los más necesitados para después entregarse a una persona en concreto

El hombre no puede vivir sin amor: nace la teología del cuerpo

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Javier González García | Periodista

Me siento realmente viejo, con todo el respeto a los más adultos, al pensar que yo llegué a vivir sin internet. Mis primos pequeños no son capaces de comprender cómo podía seguir latiendo mi corazón con ese Nokia enorme e indestructible que ‘solo’ podía hacer llamadas. Y por supuesto, el protagonista de actualidad que viene de la mano de estas tecnologías; el estandarte, la bandera, el Ronaldo, el Messi, el Lebron, la Merkel… las Redes Sociales. Para bien o para mal, son en la actualidad parte activa de nuestras vidas. Se han hecho parte de nuestro día a día. Convivimos con ellas en constante simbiosis. Ya no se trata de internet, de los sms, del programa que

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te gusta o de cualquier otra cosa, ya no se trata de la pantalla en sí, si no del Facebook, del Twitter, del Instagram, del Whatsapp, del Tumb-nosequé y del Pinte-loquesea… y de muchas otras más, de las cuales mi conocimiento no supera el que tengo de la teoría de cuerdas del famosísimo ‘doctor Cooper’. La gran mayoría de las personas con acceso a Internet, utiliza este tipo de aplicaciones desde que se levanta hasta que se acuesta. Y lo que en un principio era cosa de jóvenes ha dejado de ser así. Como a mi madre le entre un ‘guasap’, ya puede estar enfriándose la tortilla que con tanto esmero ha preparado mi padre o podemos estar media familia calzados en la puerta esperando para irnos a misa, que mi madre no aparece.


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Gracias a Dios estás leyendo esto en papel. Acarícialo un poco y disfruta del tacto de la hoja y del sonido que hace al pasar a la siguiente. Parece una tontería, pero no es tan obvio. Dentro de menos que nada, se acabará y no nos quedará más remedio que quemarnos la retina con la pantalla de la televisión, del ordenador, del smartphone, de la tablet y de mil historias más que habrán inventado. Las nuevas tecnologías se han colado en nuestras vidas de una manera tan sutil, que ni nos hemos dado cuenta.

Y, por supuesto, todos estos ‘chismes’ se han inventado para algo. Tienen su parte positiva (menos mal). El tiempo y el espacio en nuestros días, aunque Albert se revuelva en su tumba, es especialmente relativo. Puedes estar en Alaska o donde Efemérides dio las tres voces que a mí me llega esa foto tan extremadamente graciosa que te ha llegado por otro lado. Y la larga lista de emoticonos que tanto le gusta poner a mi abuela, puede entrar en mi móvil también a las tres de la mañana, creando situaciones de lo más curiosas y variopintas. Las comunicaciones personales están a otro nivel. Con las redes sociales se han derribado barreras de comunicación y se ha logrado acercar a las personas. Por poder, puedes hasta ponerte a cenar con tu novia, a la que echas muchísimo de menos en su larguísimo Erasmus, a través de Skype. Y te enciendes una velita y tal y cual, y que rico te ha quedado todo amor, y sonrisita por aquí, y se acaba de quedar pillada la pantalla en un momento bastante inoportuno… y todo muy romántico. Mañana mismo si llueve, nieva, o a Mariano le ha salido un grano en la frente; lo sé antes de levantarme de la cama. Podemos comunicarnos con el mundo entero sin límite, sin horario, y tenemos una barbaridad de información al alcance

de un solo ‘click’. Pero ahora viene la cara opuesta de la luna: la oscura. Ha quedado claro que las redes sociales han acercado a las personas, pero… ¿las han acercado de verdad? Hoy, sobre todo los jóvenes, viven en una realidad paralela. Las redes sociales han creado un enorme mundo, en el que cada uno puede ser el que quiera ser. Porque cada cual será la foto que comparta, el video que suba y el texto que quiera poner en su muro. Será la cantidad de ‘tuits’ que ponga al día y el filtro que ponga o no ponga en ‘el Insta’. Las barreras que mencionaba antes han caído, y de sus ruinas se han construido muros mucho más altos. No quiero entrar en lo de siempre, en la crítica fácil de mi abuelo diciéndome: “Hijo, de verdad, estás enganchado” con vocecita de película, no. Al margen de que muchas personas son verdaderas esclavas de las redes sociales, hay algo aún peor: Internet se ha adueñado de nuestras vidas. Ya parece que no eres nadie, no existes, si no tienes Facebook. La gente se ha olvidado de la vida real y ha sucumbido a la realidad virtual, aquella que puedes seleccionar, editar y compartir de la manera que más te guste. De esa forma uno se olvida de los problemas, de sus defectos, de los errores que comete… porque simplemente los elimina de su tablón. Y sin darnos cuenta,

Las redes sociales, ¿Enganchados o conectados?

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Internet consigue con esto eliminar además los sentimientos, las emociones, lo profundo y todo lo que de verdad importa del mensaje. Hay gente que se pierde ese precioso atardecer, porque tiene que hacer la dichosa foto. Y retira la mirada de esa preciosa estampa, de ese magnífico paisaje, que adorna de esa manera tan perfecta el cabello y los ojos de su novia, para escribir una frase muy filosófica que se le ha ocurrido en ese instante, y que no puede dejar escapar. Y se le escapa lo realmente bonito. Pero lo peor de todo, si no ha sido suficiente, no es solo que roben una vida, si no que dan a cambio otra diferente. La que ellos quieren. Las redes sociales son el instrumento perfecto para manipular masas e insertar modos de vida en la sociedad. Sin que nos demos cuenta, solo les hace falta un par de patrones, ponerlos de moda, y ya está. Todo el mundo, como borregos. Hace poco, tras los terribles sucesos en París, facebook le dijo al mundo que fuese solidario y se pusiese una bandera en el perfil, y el mundo así lo hizo. Y no me quedo en el hecho de que la gente se uniera en defensa de las víctimas, eso es precioso. Me centro en lo pueril de esa acción, en la falta de todo, en lo banal y superficial que es que todo el mundo se ponga

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simplemente una bandera, porque el ‘jefe’ Facebook lo ha dicho, y yo, como un tonto, me creo muy buena persona. Con todo lo que puede significar una bandera, con lo bonito que es la solidaridad, qué poco profunda fue aquella conducta. Y así es todo, así es todo lo que quieren que hagamos. Conductas sin sentido y sin tener que pensar mucho porque provienen de la gran mente pensante de Internet; en masa, sin fundamento, sin sentimientos ni emociones… sin Dios. Todo quiere ser superfluo, que nos olvidemos de la realidad para poder controlar el rebaño, que no pensemos y que solo ‘compartamos’. Irónico ¿no? Porque en realidad, hemos dejado de compartir de verdad. Hemos dejado de comunicarnos de verdad. Con lo bonito que era simplemente admirar esa preciosa catedral, que contra viento y marea sigue ahí, en pie; tomarse una caña en el ‘chiringo’ de la playa disfrutando de la brisa del mar, sin tener que mandar una foto de tus piernas bronceadas; subir a la montaña y respirar aire puro aunque no haya cobertura; hablar con las personas en el bar y mirarlas a los ojos; pasar el control parental al llamar a casa de tu novia, decirle te quiero, con sinceridad, cara a cara… Con lo bonita que es la vida, con sus defectillos, con sus sufrimiento, con sus amaneceres,


con sus cielos estrellados, con sus monumentos, con sus conversaciones infinitas, con sus miradas, con sus sentimientos, con sus emociones… con Dios. Con Dios. La parte positiva. La de verdad. Porque a pesar de todo esto tan deprimente, Dios, como de absolutamente todo lo demás, puede sacar algo bueno. Teniendo en cuenta todo lo anterior, nosotros los cristianos, podemos darle la vuelta a la tortilla. Meter el dedo índice en el cañón de la pistola para que la bala salga por la culata. También nosotros podemos utilizar este arma para nuestro beneficio, o más bien, para el beneficio de todos. Al fin y al cabo,

las redes sociales son un instrumento más que Dios nos ha regalado, Él no tiene la culpa de cómo ha utilizado el ser humano, por ejemplo, la energía nuclear. Así que, ya que ha puesto en nuestro camino tantas facilidades para llegar a los demás, ¿por qué no trasladar el apostolado también a este mundo? ¿Por qué no llenar de amor y de sentido esa vida digital plana y sin profundidad? Es un precioso reto que nos plantea Dios y ¿por qué no? Motiva. No hay más que ver a su representante, que ahí está ‘on fire’ con su cuenta de Twitter. Así que, para cambiar el mundo, ‘el Jefe’ nos ha dado también las redes sociales. Pues, hala, a cambiarlas. Que no se diga. bn

La asociación Bendita María pone a disposición de los jóvenes que vayan a ir a la JMJ 2016, su fondo editorial, con títulos como: • Dios y mi alma • El peregrino ruso • El siervo de YHVH • Historia de un alma • El misterio de la cruz • La filocalia • Pan en el desierto Y así más de 70 títulos para vender y ayudar a financiarse el viaje con descuentos de hasta el 70%. Los interesados pueden ponerse en contacto con El telefono de la Asociación 91 759 79 68 Las redes sociales, ¿vicio o un nuevo instrumento?

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Un día, la esposa, muy disgustada, le dice a su marido: —Pepe, estoy cansada de tu sentido de pertenencia. Todo el tiempo estás diciendo: “mi casa”, “mi coche”, “mi mujer”, “mis hijos”, “mi televisor”… ¿No hay alguna forma de hacerte cambiar esa actitud? El esposo la mira y le dice: —Está bien, Juana, lo siento. Por favor, ¿serías tan amable de pasarme nuestros calzoncillos?

Mío y solo mío

? s o m e c n o ¿Nos c —Hijo, si suspendes el examen de mañana, olvídate que soy tu padre Al día siguiente... — Hijo ¿Como te fue en el examen? — ¿Y tú quien eres?

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¿Quién dijo…?

Tengo nervios de acero. Robocop

Me encanta ir a la escuela. Un piojo

Si hay algo que me revienta son los alfileres. Un globo Devuélvanme mi capa. El ozono

En mi casa nos llevamos a patadas. Bruce Lee

No al paro. Un cardíaco Nunca pude estudiar derecho. El jorobado de Notre Dame

¡Ya no más!

entretenimiento

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Estrenando

En la sala de maternidad el jubiloso padre tomaba fotos de su bebé recién nacido. Le pregunta la enfermera: - ¿Su primer hijo, señor? - No, ya tengo cinco, ¡Mi primera cámara!

o d i d r e Niño p - Cariño, dame el bebé. - Espera a que llore. - ¿A que llore? pero... ¿Por qué? - ¡Porque no lo encuentro!

Sois la leche

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Una madre que abre la nevera y se encuentra a su hijo y le dice: - Hijo ¿que haces ahí? - Es que papá me ha dicho que soy la leche!!


entretenimiento

—Le propongo a vuesa merced que nos detengamos a comer algo, estoy desfallecido.

—¡Ah!, mi querido Sancho, come poco y cena temprano, si quieres llegar a anciano.

—Al menos podíamos deleitarnos con un trago de vino. —Mi estimado escudero: andar derecho y mucho beber, no puede ser. Item más: el juego, la mujer y el vino, sacan al hombre de tino.

—¡Ya empezamos con los refranes...!

—Mi querido Sancho, la persona que es curiosa tiene un refrán para cada cosa.

—¡Pues estamos apañados!

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Oración

En el año de la Misericordia

Señor: Debo darte gracias porque, en tu infinita misericordia, iluminas la sordidez de mi vida pasada. Contemplo mi pecado desenmascarado en toda su iniquidad. Las lágrimas brotan de mis ojos incontenibles, mientras se ahoga en mi garganta el sollozo que nace en mi corazón. ¡He pecado contra ti, Dios mío! ¡Cuánta insensatez! ¡Cuánta iniquidad! Me abruma la culpabilidad, al tiempo de que un rayo de tu luz se abre paso en las tinieblas de mi ser. ¡Veo tu rostro que me perdona y acoge! ¡Siento el cálido abrazo con el que me regeneras! ¡Oh, Dios mío! ¡Nunca antes fui tan feliz! Ahora mis lágrimas son de agradecimiento, pues tu Reino ha llegado a mí, inflamándome en deseos de hacer tu voluntad. Por todo ello, Señor, te amo como nunca; pretendo dedicar mi vida a acercar a mis hermanos a tu Hijo, con el deseo de que todos juntos entremos en el gozo de tu eterna presencia. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén

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