buenanueva nº 21

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mar-abril 2010 nº 21 Precio España 3 €

Revis ta para la Nueva Evan gelizac ió n

S i q u i e r e s p r o m ov e r l a p a z ,

p ro t e g e l a c re a c i ó n

B i e n a ve n t u r a d o s

l o s m i s e r i c o rd i o s o s E n t rev i s t a a

A l f o n s o Zu f í a Bullying E l s i l e n t e n a u f ra g i o

de la humanidad Manipulación

del lenguaje Del ecce homo

al ecce Deus Ha vuelto

H e ro d e s


[Director] Jorge L. Santana Dumas [Subdirector] Jesús Esteban Barranco [Jefe de redacción] Raquel Fernández de Bobadilla [Consejo de redacción] Luciano García Matas Juan José Guerrero Victoria Serrano Blanes César Allende García Victoria Luque Manuel Ortuño Morente [Administración] Josué Santana Neira [Web] Israel Castro Llorente [Gestión] Francisco Esteve Jesús Castro Cortés Ricardo Garcés Fernando Cerezo [Publicidad] Enrique Iglesias [Ilustraciones] Rodrigo [Edita] Asociación Bendita María Avda. Pablo VI, 9 - L. 12 Pozuelo de Alarcón Tel.: 91 759 79 68 [Maquetación] Dayenu Grupo de Comunicación S. L. [Imprime] Icono, S.A. [E-mail] info@revistabuenanueva.com [web] www.revistabuenanueva.com [Depósito legal] M-26182-2006

HACIA ORIENTE 1 De la tiranía al Reino

SOFISMAS 62 Manipular conciencias

Jorge L. Santana

2 ARCA DE NOÉ CANTEMOS AL SEÑOR 8 Salmo 131 Buenanueva

TESTIGOS DE LA VERDAD 12 Entrevista a Alfonso Zufía Victoria Serrano

16 Testigos de la fe

Luciano García Matas

SED SANTOS 68 Elegí el camino de la Verdad Buenanueva

ESPADA DE DOS FILOS 72 Del ecce homo al ecce Deus Antonio Pavía Martín-Ambrosio

NUEVA ESTÉTICA 80 La incredulidad de Santo Tomás Pilar Gordillo Isaza

Gonzalo Mazarrasa

18 Mi querida Julia Esperanza Puente

20 Una sonrisa inolvidable Carmina García Valdés

MOSAICO 84 Tengo un sueño 86 Ha vuelto Herodes

22 Adolescentes Vicki Vega

SI HOY ESCUCHÁIS SU VOZ 26 Bienaventurados los misericordiosos César Allende García

32 Tres árboles y tres serpientes Jesús Esteban Barranco

36 Si me das éxito, dame humildad Maite Fernández García

KERIGMA 40 La verdad nos hace libres Victoria Luque Vega

FAMILIA DE NAZARET 42 Tortura psicológica Tomás Trigo

46 Abuelos de adolescentes

Jesús Esteban Barranco

92 El silente naufragio de la humanidad Jorge L. Santana

98 Las prisas de Satanás Mater Dei

101 Cuaresma y Pascua 2010 Jaime Mestre Koch

102 Cuatro votos solemnes Eryel Martínez Quero

106 El derroche de Dios Hermenegildo Sevilla

110 Eremitorio de San Justo y Pastor Buenanueva

FUERZA EN LA MIRADA 118 Cristianos perseguidos 120 Santan María Goretti Victoria Luque

José V. Martínez-Costa

50 Marcados con su sello Miguel Estellés Barat

RAZÓN CREADORA 52 Cuento para mayores sin receta 56 Bullying José Antonio Gris

60 Werner Von Braun Jesús Amado Moya

LUZ PARA EL MUNDO 122 Si quieres promover la paz, protege la creación Benedicto XVI

124 ENTRETENIMIENTO 129 ORACIÓN

En las manchetas de algunas páginas aparecen textos del libro de la Sabiduría

E n B u e n a n u eva , c o n t u ay u d a s e g u i re m o s a n u n c i a n d o e l E va n g e l i o a t r a v é s d e e s t e m e d i o Puedes enviar tu aportación a Asociación Bendita María a través de la cuenta de Bankinter 0128 019 8 77 010 0 0 0 2814


hacia oriente

D e l a t i r a n í a a l Re i n o iempos de verdades libertarias y realidades coartadas y restringidas donde prima el subjetivismo y la materialidad. El tránsito eximido del humanismo, sin el cimiento, origen y esencia de Dios está abocado a la nada y a la negación. Y nos convencen de sustraer la fe al ámbito privado; sin embargo, fuera, en la umbría, solo veo violencia. El siglo XX ha sido el más cruento que ha vivido la humanidad. Pero si el hombre se encierra en los límites propios y de la tierra, solo se reflejará a sí mismo en el espejo de la prosperidad y decidirá con augusta exención lo que está bien y mal.

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Caerá inexorablemente en la tibieza, en el desierto del relativismo, donde sólo sus verdades tienen cabida. Abocado a la mera individualidad, no quiere certezas ni evidencias, ni adhesiones a valores permanentes…: prefiere la soledad. Pero la soledad no es estar solo, es más no estar en comunión con nadie. Y elige vivir así, sin dar cuentas, afirmando la primacía de lo efímero sobre lo perdurable.

Es un hombre con una dimensión horizontal, no trasciende, pues todo ha sido relativizado: el hambre, el aborto, la eutanasia, la muerte, el pecado, el mal…, todo puede ser justificado por la eventualidad; es entonces cuando la violencia engendrada emerge ineludiblemente. Es tiempo de violencia… y los inocentes son exterminados sin abrir la boca. El individualismo y la soledad conforman violencia; los nacionalismos, la subjetivismo de las verdades, el fanatismo, la relativización de las evidencias primordiales y de las certezas, y la supremacía y preponderancia de lo material generan violencia. Y mientras el hombre se olvida de la esencia y escapa de la creación, de la cosmogonía, se aleja del mundo de la realidad, y vive subyugado a la imagen, a las teorías arbitrarias, a los impulsos sentimentalistas, a las elucubraciones ficticias e ilusorias y a los instintos primarios; todo a flor de piel. Como los reyes incas, que no podían tocar el suelo por ser dioses, el hombre de nuestro tiempo, al hacerse dios, también deja de tener contacto con la realidad y planea sobre las verdades absolutas en una alfombra de fantasía para no tener que rozarlas. Pero el tiempo pasa y nos vamos haciendo viejos —que decía el poeta. Y todos, seremos escrutados por Dios. En una cruz, anclada al suelo, un hombre no solo es arrastrado por el camino del Calvario, también es incrustado en el Gólgota, atravesado contra el madero, estampado contra el hades; “despreciado y desecho de los hombres, como uno ante quien se vuelve el rostro”. Molido por nuestra soberbia y azotado por nuestra avaricia, “Él no abrió la boca, como cordero ante el degüello” (Is 53,7). Mas Dios, resucitándole de la muerte, nos enseñó donde se encuentra la vida. Así muere la muerte, expira la violencia, enmudece el infierno, el mal se viste de luto y podemos pasar de la tiranía al Reino Eterno. Danos, ¡oh, Dios!, este mismo Espíritu para que tu gracia sofoque nuestra violencia. J o r g e L . S a n ta n a

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arca de Noé

La s t a b l a s d e l a l e y Mientras Moisés descendía del monte, apretaba contra su corazón las dos tablas de zafiro. Eran obra del dedo de Dios, la escritura era escritura de Dios. En realidad no era Moisés el que llevaba las tablas, sino la palabra que estaba escrita la que llevaba a Moisés. Cuando llegaron cerca, la palabra al ver a la gente que tocaban las panderetas, y los bailes, y el becerro..., salió volando y huyó.

Las tablas entonces permanecieron con todo su peso en los brazos de Moisés. Moisés no pudo sostenerse a sí mismo ni sostener las tablas, que se le cayeron de las manos y se despedazaron en mil trozos. Así fue hecha pedazos la alianza. Porque nadie es capaz de llevar la Ley, si el Señor mismo no lo sostiene con su Espíritu, que da fuerza a los débiles y hace caminar a los cojos.

C o r t a l a ra m a Cuenta la leyenda que al rey de un país lejano le regalaron dos pequeños halcones, que entregó al maestro de cetrería para entrenarlos. Al cabo de algunos meses, el maestro le informó que uno de los halcones volaba perfectamente, pero que el otro no se había movido de la rama donde lo dejó desde el día de su llegada. El rey mandó llamar a los curanderos, pero nadie pudo hacer volar al pájaro. Tampoco lo consiguieron algunos relevantes y expertos miembros de la corte. Desesperado, el rey ofreció una jugosa recompensa a quien hiciera volar al halcón. A la mañana siguiente, vio al halcón volando ágilmente frente a las ventanas de su palacio.

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El rey mandó llamar al autor de ese milagro: había sido un simple campesino.

Las crónicas narran que desde entonces el halcón voló libre y sin restricción alguna.

—¿Tú hiciste volar al halcón? ¿Cómo lo hiciste? ¿Eres mago?

Y tú, ¿a qué estás aferrado? ¿Qué te impide volar? Deja de aferrarte a tu propia rama y corre el riesgo de volar más alto

—No fue magia ni ciencia, mi Señor, sólo corté la rama y el halcón voló. Se dio cuenta de que tenía alas y empezó a volar.

¡Atrévete a volar!


arca de Noé

La h u m i l d a d d e M o i s é s ¿Cómo podemos saber que Moisés era tan humilde? Porque en el Salmo 138 cantamos: “El Señor es sublime y mira hacia el humilde, conoce al soberbio, lo mira desde lejos”. Cuando el Señor, que está en lo alto de los cielos, descendió por primera vez a llamar a Moisés, no le habló desde la cima de un monte, ni desde un árbol maravilloso, como el

cedro del Líbano; le habló desde una zarza, que es un matorral bajo, que se arrastra por tierra. Dios se rebajó y se le apareció tan humilde porque hablaba con Moisés, el hombre más humilde. El que es soberbio de corazón, sin embargo, le horroriza al Señor, y se oculta de él y lo mira desde lejos.

Cómo bailar bajo la lluvia Era una mañana agitada, eran las 8:30, cuando un señor mayor, de unos ochenta años, llegó al hospital para que le sacaran los puntos de un pulgar. El señor dijo que estaba apurado y que tenía una cita a las 9 de la mañana. Comprobé sus señales vitales y le pedí que tomara asiento, sabiendo que quizás pasaría más de una hora antes de que alguien pudiera atenderlo. Lo vi mirando su reloj y decidí que, ya que no estaba ocupado con otro paciente, podría examinar su herida. Durante el examen comprobé que estaba curado; entonces le pedí a uno de los doctores algunos elementos para quitarle las suturas y curar su herida.

Me respondió que hacía tiempo que ella no sabía quién era él, que hacía cinco años que ella no podía ya reconocerlo. Me sorprendió, y entonces le pregunté: “¿Y usted sigue yendo cada mañana, aun cuando ella no sabe quién es usted?” Él sonrió, me acarició la mano y me contestó: “Ella no sabe quién soy yo, pero yo aún sé quién es ella.”

Mientras le realizaba las curas, le pregunté si tenía una cita con otro médico esa mañana, ya que lo veía tan apurado. El señor me dijo que no, que necesitaba ir al geriátrico para desayunar con su esposa. Le pregunté sobre la salud de ella. Él me respondió que ella hacía tiempo que estaba allí porque padecía de Alzheimer. Le pregunté si ella se enfadaría si llegaba un poco tarde.

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arca de Noé

El crucufijo en la escuela La presencia del Crucifijo en las escuelas no ofende a ningún sentimiento, ni aún al de los racionalistas y ateos; quitarlo, ofende al sentimiento popular, hasta el de los que carecen de creencias confesionales. ¿Qué se va a poner donde estaba el tradicional Cristo agonizante? ¿Una hoz y un martillo? ¿Un compás y una escuadra? O ¿qué otro emblema confesional? Porque hay que decirlo claro, y de ello tendremos que ocuparnos: la campaña es de origen confesional. Claro que de confesión anticatólica y anticristiana. Porque lo de la neutralidad es una engañifa.

Miguel de Unamuno, hace 70 años

Dos hermanos Dos hermanos, el uno soltero y el otro casado, poseían una granja cuyo fértil suelo producía abundante grano que los dos se repartían a partes iguales. Al principio todo iba bien. Pero llegó un momento en que el casado empezó a despertarse sobresaltado todas las noches, pensando: «No es justo. Mi hermano no está casado y se lleva la mitad de la cosecha; pero yo tengo mujer y cinco hijos, de modo que en mi ancianidad tendré todo cuanto necesite. ¿Quién cuidará de mi pobre hermano cuando sea viejo?

Necesita ahorrar para el futuro mucho más de lo que actualmente ahorra, porque su necesidad es, evidentemente, mayor que la mía». Entonces se levantaba de la cama, acudía sigilosamente adonde su hermano y vertía en el granero de éste un saco de grano. También el hermano soltero comenzó a despertarse por las noches y a decirse a sí mismo: «Esto es una injusticia. Mi hermano tiene mujer y cinco hijos y se lleva la mitad de la cosecha. Pero yo no tengo que mantener a nadie más que a mí mismo. ¿Es justo, acaso, que mi pobre hermano, cuya necesidad es mayor que la mía, reciba lo mismo que yo?» Entonces se levantaba de la cama, acudía adonde su hermano y vertía en su granero un saco de grano. Un día, se levantaron de la cama al mismo tiempo y tropezaron, cada uno con su saco de grano a la espalda. Muchos años más tarde, cuando ya habían muerto los dos, el hechó se divulgó. Y cuando los ciudadanos decidieron erigir un templo, escogieron el lugar donde los dos hermanos tropezaron, pues creyeron que no habría un lugar más santo que aquel.

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arca de Noé

La f i e s t a d e l d i v o r c i o Había una vez en Sidón una mujer que había vivido diez años con su marido y no habían tenido nunca hijos. Fueron a hablar con el Rabino para decirle que querían divorciarse. Les dijo: “¡Por vuestra vida! Lo mismo que os unisteis haciendo una fiesta, no podéis separaros sin hacer otra fiesta”. Prepararon un gran banquete y ella le hizo beber más de la cuenta; y, ya bastante alegre y trabándosele un poco la lengua, le dijo a su mujer: “Mira, todo lo que hay de valor en mi casa, lo puedes coger y llevártelo a la casa de tu padre”. ¿Qué hizo ella? Cuando se durmió, hizo una señal a sus criados y les dijo: “Cogedlo así como está, con su cama, y llevadlo a la casa de mi padre”.

A mitad de la noche, él se despertó. Al disiparse los efectos del vino, preguntó a su mujer: “¿Dónde estoy?” Ella le respondió: “En la casa de mi padre”. Él siguió: “¿Y qué hago yo en la casa de tu padre?”; a lo que ella le respondió: “¿Pues no me dijiste anoche: Mira, todo lo que hay de valor en mi

U n a g ra n a l e g r í a

casa, lo puedes coger y llevártelo a la casa de tu padre? No hay en el mundo nada más valioso a mis ojos que tú”. Volvieron entonces a casa del Rabino, le contaron todo lo ocurrido; él se levantó, rezó por ellos y, al poco tiempo, ella quedó embarazada.

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Unos días atrás me llevé una gran alegría; una amiga y hermana en la fe me comunicó que estaba embarazada de nuevo. A mí, la verdad es que me emocionó. Además tuve la confirmación de mi falta de fe al preguntarle qué tal se lo había tomado, y aquí llegó la segunda alegría, al contestarme que estaba encantada y muy contenta.

Urge anunciar al mundo el amor de Dios, y que es estupendo manifestar, a través de la familia, que Dios tiene un diseño de amor para cada hombre, que cuando se tiene la Vida Eterna, ya saboreada en este mundo, se puede dar la vida sin miedo a los demás, a los que serán para siempre ciudadanos del Cielo. Beatriz, mi más alegre enhorabuena por tu decimotercer hijo; que Dios lo signe con su Espíritu Santo.

Giorgio

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arca de Noé

topó de frente con Dios Se

uando lees las biografías de los grandes ateos que se han convertido, comprendes que aún hay esperanza para los nuestros, los ateos modernos, los que colocan en autobuses europeos mensajes como éste: “Probablemente Dios no existe”.

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Claudio de Castro

He crecido al amparo de Dios. Lo he tenido presente en todas mis actividades: mi trabajo, la familia, los paseos, mis escritos. Y siempre me ha llamado la atención la vida de los ateos. Los veo como un país lejano, sin sol, ni lluvia. Algo suele mover al ateo para despotricar contra el creyente. Le molesta su paz, su alegría interior, su anhelo de eternidad. Tal vez le inquieta nuestra esperanza. El hecho es que la mayoría de los ateos que se han convertido, lo hicieron sin buscarlo. Y terminan sus días tratando de mostrar al mundo que en verdad, Dios existe. Y nos ama. Nunca imaginaron que Dios les saldría al paso y les diría: “Aquí estoy”. Muchos escribirán: “Mi vida comenzó en cuanto me encontré con Dios”. Uno de los casos más impresionantes es el de André Frossard (1915-1995), hijo del primer secretario del partido comunista francés, quien había escrito: “Éramos ateos perfectos, de esos que ni se preguntan por su ateísmo”.

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Una tarde entró en una capilla del barrio latino, en busca de un amigo. Se topó de frente con Dios. Cinco minutos después, salió católico y creyente, “en compañía de una amistad que no era de la tierra”. Plasmó esta experiencia de gratuidad en un libro impactante donde narra su conversión: “Dios existe. Yo me lo encontré”. “Habiendo entrado allí escéptico y ateo de extrema izquierda, y aún más que escéptico y todavía más que ateo, indiferente y ocupado en cosas muy distintas a un Dios que ni siquiera tenía intención de negar, volví a salir, algunos minutos más tarde, ‘católico, apostólico, romano’, llevado, alzado, recogido y arrollado por la ola de una alegría inagotable”. Tal vez es esta alegría lo que tanto perturba a los ateos. La referencia que tengo de Dios me ha llegado por mis padres, mis abuelos, las hermanas franciscanas y los libros que he leído; pero la que más valoro es lo que he experimentado: “su presencia”, la de un Padre amoroso y tierno.


Jose´ IgnacioMunilla A Mons.

Ilustri´simo Sr. Obispo y querido Padre:

No hace falta sen˜alar que usted es tanto una cosa como la otra. Y ambas realidades Lgracias divinasL tienen su so´lido fundamento en la misma piedra angular que sostiene su vida, querido prelado LMedificados sobre el cimiento de los apo´stoles y profetas, siendo la piedra angular Cristo mismoN Ef 2,20 , porque Mla roca es CristoN 1Co 10,4 L; su vida, deci´amos, entreverada por el sacramento del Orden sacerdotal, que lo MconvierteN en un Malter ChristusN, otro Cristo, que es quien en si´ resume esas magni´ficas cualidades de Padre y Obispo, en su caso por estar enraizadas directamente con la ininterrumpida cadena sucesoria, a lo largo de los siglos, que nos vincula con los mismos Doce Apo´stoles.

Van ya para tres an˜os que nuestra revista Buenanueva, con tanto placer y gozo como acierto, viene acogiendo en sus pa´ginas los textos que perio´dicamente nos ha ido enviando para su publicacio´n y que han ido enriqueciendo la revista no so´lo por el prestigio de quien escribe, sino tambie´n por su contenido, a´gil, al alcance de todos los lectores, a la par que profundamente teolo´gico, dejando buen sabor en la boca y paz en el corazo´n.

Estamos seguros de que ahora, en su nueva y apasionante etapa en la querida tierra guipuzcoana, encomendada por nuestro admirado Papa Benedicto XVI, el apoyo que realizara´ a nuestra publicacio´n sera´ la de seguir encomenda´ndonos fervorosamente, de la misma forma que, no lo dude nunca, cuenta desde ya con todo nuestro apoyo moral, nuestro gran carin˜o y, sin ninguna duda, nuestra oracio´n.

Hemos aprendido de usted, y seguimos hacie´ndolo, que la adversidad es el camino ma´s corto para la santidad. Las injurias, los desprecios, las enfermedades, la pobreza, las tentaciones y todas las dema´s contrariedades son el medio del que el Sen˜or se vale para disponernos a la Unio´n Divina… Los hijos ma´s amados por Dios, han sido siempre los ma´s probados.

En Buenanueva le queremos y, por eso, le enviamos un carin˜oso y fuerte abrazo, estando seguros de que Usted lo recibe y acepta, como seguros estamos que Usted nos bendice. Que la Paz del Sen˜or y la mirada atenta de nuestra Madre la Virgen este´n siempre con usted. Buenanueva


cantemos al Señor

Como un niño en brazos de su madre

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Salmo Buenanueva

¡Oh! Señor, mi corazón ya no es ambicioso, ni mis ojos se han vuelto altaneros. No he pretendido grandes cosas ni he tenido aspiraciones desmedidas. No, yo aplaco y modero mis deseos: como un niño amamantado en brazos de su madre, así está mi alma dentro de mí. Espere Israel en el Señor, desde ahora y para siempre. 8


cantemos al Señor l salmo 131 nos invita a una oración inmersa en la humildad, aun sin ser humildes, confiados en la esperanza, en el deseo de ser como un niño en brazos de su madre: es la plegaria de Israel, que ha experimentado hasta la saciedad cómo sus sueños de grandeza siempre quedaron desvanecidos. Es también nuestra vida llena de fantasías y vanidades, siempre ambicionando y llena de deseos mundanos. Como Israel que no dejó de esperar futuras grandezas políticas, victorias deslumbrantes. Por eso, necesitamos el fracaso, la caída, la frustración que nos lleve a esperar de Dios otro tipo de satisfacción: la que siente un niño amamantado en brazos de su madre. No necesita nada más, no espera nada más, no ansía nada más. S e ñ o r, m i c o r a z ó n n o e s a h o ra a m b i c i o s o , n o p r e t e n d o g r a n d e z a s.

E

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cantemos al Señor Pues dice Dios: «Cuando Israel era niño, yo lo amé (...). Con cuerdas humanas los atraía, con lazos de amor, y era para ellos como los que alzan a un niño contra su mejilla, me inclinaba hacia él y le daba de comer» (Os 11,1.4). He aquí las promesas del Padre hacia nosotros sus hijos: “Un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias (Sal 51,19). El Señor se complace en el sencillo y humilde de corazón. Es la clave de la vida eterna en este mundo, es el saborear y degustar “qué bueno es el Señor, dichoso el que se acoge a él” (Sal 34,9), el que se refugia en él, el que se acurruca en él como el niño; pues «Si no volvéis a ser como niños —nos ha dicho el Señor—, no entraréis en el reino de los cielos» (Mt 18,3). Vivimos los soberbios en la constante tentación de querer ser como Dios, de aspirar a las cosas grandes, esa actitud arrogante de quien mira a los demás con aires de superioridad, considerándolos inferiores. Es la antítesis del niño amamantado, que conoce su fragilidad, su incapacidad y no puede hacer nada sin su madre, es la tranquilidad de descansar en el Señor, sabiendo que él nos defiende, que él lucha con nosotros: “No, no te soltaré hasta que me bendigas” (Gn 32,26). Ahora Jacob (Israel) tiene a Dios como aliado, pero ha tenido que doblegar su altanería, su orgullo, morder el polvo de la humillación, de la ignominia, de la incomprensión. “La humildad es la verdad”, dice Santa Teresa; no podemos tocar la verdad si nuestro corazón es soberbio. La hemorroísa se arrastra entre la multitud, probablemente insultada y despreciada, criticada y rechazada; y, a pesar de la burla de los “justos”, llega a tocar la verdad, a rozar el manto de Jesús.

SIN SUFRIMIENTO NO HAY SALVACIÓN, SIN CRUZ NO HAY RESURRECCIÓN. NO RECHACEMOS, PUES, LAS HUMILLACIONES QUE TENEMOS EN NUESTRA VIDA 10


cantemos al Señor ¿A quién me asemejaré, entonces; a quién miraré, en quién me fijaré? “Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón” (Mt 11,29). Porque, he aquí que nuestro espejo es el Señor, abre tus ojos y mírate en Él: y aprende cuál es nuestra imagen (…); limpia la inmundicia (falsedad) de tu rostro: ama su Santidad, y vístete con ella: Y permanecerás sin mancha todo el tiempo delante de Él (Oda 13 de Salomón). Pues así, Cristo, sufriendo aprendió a obedecer (Hb 5,8). Nos enseñó a entrar en la obediencia. ¿Cómo?: sufriendo. “El que no conoció pecado se hizo pecado por nosotros” (2Co 5,21) para que ya no vivamos para nosotros mismos… Sin sufrimiento no hay salvación, sin cruz no hay resurrección. No rechacemos, pues, las humillaciones que tenemos en nuestra vida, permitidas por Dios para ayudarnos a ser como niños y acceder al reposo en su regazo, donde nuestra única aspiración sea descansar en él. Un antiguo texto anónimo de los Padres del desierto dice sobre este salmo: «No he superado nunca mi rango para subir más arriba, ni me he turbado jamás en caso de humillación, porque todos mis pensamientos se reducían a pedir al Señor que me despojara del hombre viejo» (“I Padri del deserto. Detti”, Roma 1980, p. 287). Señor, que nuestro espíritu descanse en ti; no permitas que nuestro corazón sea codicioso, sino ayúdanos a acallar y moderar nuestros deseos y nuestras ínfulas, permaneciendo en ti, como un niño amamantado descansa en brazos de su madre.

...A SER COMO NIÑOS Y ACCEDER AL REPOSO EN SU REGAZO, DONDE NUESTRA ÚNICA ASPIRACIÓN SEA DESCANSAR EN ÉL.

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¡He llegado a la meta! Victoria Serrano Blanes

E n t r ev i s t a a A l f o n s o Zu f í a

uena parte de lo que somos se debe a una historia que comenzó tiempo atrás, mucho antes de que naciéramos y que conforma el preámbulo de nuestra vida. Por eso los mayores, aquellos que nos preceden en tiempo y en experiencia, son riqueza para las familias. El abuelo Alfonso, con 91 años, sigue siendo el punto de referencia humano y espiritual de la familia Zufía. Su vida, marcada por una profunda entrega a sus hijos, nietos y, en la medida que ahora puede, a sus biznietos, es un testimonio vivo de sabiduría, fe y generosidad para las siguientes generaciones. Por el gran tesoro que suponen, a ningún niño ni joven se le debería privar de la presencia o el recuerdo de sus abuelos.

B

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testigos de la verdad ¿Cómo conoció el amor de Dios en su vida?

Vivir una guerra marca para toda la vida.

Desde pequeño en casa; sobre todo por mi madre, que fue una mujer con una gran preocupación por la formación religiosa de sus hijos.

Así ha sido. A mí me enseñaron a vivir con el amor de Dios y con el santo temor de Dios. Los mayores antes te decían: “Jesús te ama, pero no olvides que no sabes cuándo, ni cómo, ni dónde te puedes caer; así que estate preparado”. Eso lo he tenido siempre presente.

Se pasan ratos muy malos. Nos bombardearon la artillería y la aviación; hubo muertos y bajas por todos los lados. Pero eso se olvida y sólo queda lo bonito, como la honestidad, la lealtad, la amistad, el compañerismo. Estar en un sitio peligroso hace que todos se ayuden como en una gran familia. Recuerdo que hirieron al capitán con un balazo terrible que le rompió el fémur. Yo, que estaba al lado, le hice rápidamente un torniquete para cortar la hemorragia y pudo salvar la pierna. Eso no se olvida.

Pero me imagino que sin entenderlo como una carga pesada.

¿Qué opina usted de este deseo actual de remover el pasado desde una visión partidista?

¿Qué experiencia de Dios tiene en todos estos años? ¿Se ha sentido acompañado por Él?

Ya lo creo. Yo he vivido muy alegre; en mi casa se ha reído mucho: tanto de niños como de jóvenes nos hemos reído a carcajadas; pero ahora no saben reírse. Incluso en la televisión, si lo hacen, es a costa de burlarse de otros, y eso no es una risa franca.

c ú mu l o d e sa b i d u r í a y fortaleza en las pruebas ¿Qué recuerdos guarda de aquellos tiempos?

Fui muy feliz con mis padres y mis hermanos. Pero cuando tenía 18 años estalló nuestra guerra civil y a nosotros nos afectó de un modo especial, pues un día antes mi madre nos había dejado a mis hermanos y a mí con unos parientes en Villarreal, un pueblo de Vitoria, porque tenían que operar a mi padre, de modo que la familia se encontraba dividida: los padres en Bilbao y los hijos en territorio nacional. Yo me fui al frente de voluntario y viví allí la guerra entera como alférez provisional.

A MÍ ME ENSEÑARON A VIVIR CON EL AMOR DE DIOS Y CON EL SANTO TEMOR DE DIOS: “JESÚS TE AMA, PERO NO OLVIDES QUE NO SABES CUÁNDO, NI CÓMO, NI DÓNDE PUEDES CAER”

La mitad de lo que se dice ahora respecto a ese tiempo no es verdad. Al año siguiente de terminar la guerra, cuando juré bandera, mi padre escribió unos versos que decían: “Con qué orgullo y emoción,/ conmovida el alma entera,/ veo jurar la bandera/ a mi hijo del corazón./ La paterna bendición,/ hijo mío, te acompaña,/ ve tranquilo a la campaña,/ piensa en la patria querida,/ ya que si pierdes la vida,/ es por Dios y por España”. Estas vivencias son reales y así pensaba la mayoría. Pero muchos hechos que ocurrieron se han ido borrando y olvidando para ayudar a que los dos bandos se unieran, pues al fin y al cabo todos éramos españoles. Se cedió por ambas partes y la cosa iba decente, hasta que ha llegado este señor de ahora y ha cambiado el procedimiento. Ha presenciado la persecución que sufrieron los cristianos antes de la guerra: ¿qué piensa del ataque actual a todo lo relacionado con el catolicismo?

He vivido la quema de iglesias y el asalto a los conventos, pero ahora llama la atención el odio tan espantoso que hay contra la Iglesia Católica, con el agravante de que se ha llegado a una situación en la que una misma persona cree que es compatible ser creyente con matar al compañero. Esto es lo que pasa con la nueva ley del aborto, aprobada con votos de quienes se consideran católicos. La tragedia que estamos viviendo es que la sociedad actual ve natural declararse católicos y estar en contra de la vida.

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testigos de la verdad

plenitud y alegría en e l oto ñ o d e l a v i d a La educación de los hijos es un tema preocupante para los padres de cualquier época, ¿qué línea ha seguido?

Mi primera mujer, Matilde, la madre de mis seis hijos, murió cuando tenía 48 años y luego me volví a casar con Manuela, quien tenía una hija. A todos desde siempre les he intentado educar en la fe; he estado encima de ellos en todo momento. Según me educaron a mí, lo he hecho con mis hijos. Por ejemplo, he seguido la tradición de la promesa que le hizo el Corazón de Jesús a Santa Margarita María de Alacoque: quien se confesara y comulgara los nueve primeros viernes de mes, estaría atendido y acogido en la hora de la m<uerte. Yo lo he creído y he llevado a mis hijos uno por uno para que lo hicieran, pues su salvación es lo prioritario para mí. A Dios gracias, estoy encantado porque todos ellos tienen un fondo religioso buenísimo y además veo que con sus descendientes quieren seguir el mismo camino. Tengo muchos nietos que son de caérseme la baba. Benedicto XVI resalta la importancia de recuperar la figura de los abuelos, tan necesaria para los jóvenes por su sabiduría frente a la vida. ¿Cómo se lleva con sus nietos y biznietos?

Muy bien; tengo 35 nietos y otros 35 biznietos, más lo que puede ir viniendo. Este año se me han casado dos nietas, con lo que hay dos hombres nuevos en la familia y han nacido tres biznietos. Como ves la familia va subiendo.

VIVIMOS EN LA CULTURA DEL CUERPO; YO NO ENTRO EN ELLA, PERO LA VEO MUY PELIGROSA, PORQUE SE QUIERE CONVERTIR EL ALMA EN NADA 14

¿Cómo se puede ganar el cariño de un joven?

¡Uf!, eso es muy complicado. Me imagino que estando ahí en todo momento. Con mis nietos he tenido una relación muy especial. Según han ido creciendo, les he enseñado a nadar y a conducir, y eso ha permitido abrirnos e irnos conociendo. Conseguíamos una relación extraordinaria. Se ha dado el caso de hacerme una confidencia a mí antes que a los padres para pedirme consejo. Yo siempre les he dicho que su obligación es la de contárselo a los padres y no he parado hasta conseguirlo. “Abuelo, ya he ido”, me decían. Anécdotas de ésas he vivido muchas. Ahora estoy mayor y uno no puede ser como antes; pero en cuanto tengo ocasión organizo alguna partida o una barbacoa para que vengan con los novios y las novias y así los “cazo”. Cuando se van a casar, cojo a la pareja y les digo aquello que sus padres no les pueden decir. También organizo una comida en Navidad para toda la familia y ninguno se la quiere perder: incluso me ha ocurrido que si alguno se nos ha ido un poco de las manos, por lo menos a la comida no ha dejado de asistir.

la fe abre una esperanza q u e n o d e f ra u d a ¿Tiene miedo a la muerte?

No. Cuando yo era pequeño se vivía la cultura del alma; se hablaba de la muerte, del juicio y del infierno o la gloria y eso te preparaba. Así he intentado transmitírsela a los míos, ya que la muerte es una realidad; no por ocultarla no va a llegar. No te digo nada en la guerra, con los muertos que he visto yo… A mí me ha ocurrido estar hablando con alguien y caer redondo al suelo, muerto por un tiro. Como sé que la muerte va a llegar, estoy preparado. Mi madre me enseñó a rezar a San José para que me conceda una buena muerte y lo hago todas las noches. He estado a un tris en varias ocasiones, pero no la he visto nunca. No me quita el sueño aunque sé que llegará, como le ha llegado a muchos conocidos míos.


testigos de la verdad

¿De qué manera le ayuda la fe para estar sereno frente a ella?

Pienso por ejemplo en mi abuelo, que se murió hace no sé cuántos años, y en tantos otros que están ahí en la eternidad, donde dentro de poco voy a ir yo, y estoy tranquilo. Aunque somos pecadores, pues eso no hay quien lo evite, tenemos el amor y el perdón de Dios. Además siempre he tenido la agarradera de un director espiritual que me ha ayudado a tener serenidad y esperanza en la vida y en la muerte. Con 91 años y después de tanto vivido, ¿por qué cree que la gente anda sin ilusión, cuando precisamente antes la vida era más dura?

Vivimos en la cultura del cuerpo; yo no entro en ella, pero la veo muy peligrosa, porque se descuida la belleza interior, que es lo que importa, y se quiere convertir el alma en nada. Entonces es cuando uno no puede hacer frente a los problemas. Hemos llegado al punto de que en un autobús ponga que, como Dios no existe, pásatelo bien. Ésa es la idea que circula por España y por todo el mundo, con el agravante además de que el islam se aprovecha de ello y se le permite.

PIENSO EN MI ABUELO Y EN TANTOS OTROS QUE ESTÁN AHÍ EN LA ETERNIDAD, DONDE DENTRO DE POCO VOY A IR YO, Y ESTOY TRANQUILO

Haciendo balance de todos estos años, ¿cree que Dios ha sido bueno con usted?

Pues claro que sí. Y le doy gracias todos los días por tantísimo; por lo que me ha sucedido, por haberme cuidado en la guerra, por la familia que tengo…

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testigos de la verdad

Testigos Gonzalo Mazarrasa Presbítero

de la

fe

i amigo sacerdote y yo dejábamos Madrid poco antes de las dos de la tarde en el coche de su madre —Dios la bendiga—, porque el mío, de diecisiete años y doscientos mil y pico kilómetros, no tiene calefacción. Providencial lo del coche, oiga, porque después de Vitoria, nos cayó la nevada del calentamiento global y creíamos que no salíamos vivos. Pero con los asientos calefactados del Skoda aquello fue más llevadero.

M

Llegamos a San Sebastián pasadas las diez de la noche y la nevada arreciaba; así que nos metimos en el hotel a dormir. Por la mañana nos encontramos en el desayuno con José Ángel Sáiz Meneses, a la sazón primer obispo de la nueva diócesis de Tarrasa, que tiene ya 40 seminaristas en su seminario, y de quien yo fui indigno sucesor en la coadjutoría de la parroquia de Illescas hace más de veinte años, cuando de ahí se fue a Barcelona. Es lo bueno que tienen estas celebraciones, que te encuentras con los amigos de la juventud.

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testigos de la verdad Al llegar a la catedral no cabía un alfiler. Vimos a muchos conocidos entre los sacerdotes concelebrantes. El nuncio mandó leer la bula pontificia y entregó el báculo a José Ignacio como nuevo obispo de San Sebastián. Y entonces empezó el aplauso. Al principio parecía normal, intenso pero normal. Pero los minutos iban pasando y con cada uno de ellos el aplauso iba adquiriendo caracteres de signo. Aquella buena gente decía aplaudiendo lo que no había podido decir antes de otra manera. Y el aplauso seguía. Yo cerraba los ojos y aplaudía, que al fin y al cabo era para lo que había venido. Pero cada vez que los abría de cuando en cuando para mirar a mi alrededor, veía las caras sonrientes y emocionadas de curas y fieles, hombres y mujeres, viejos y jóvenes, que seguían aplaudiendo cada vez más convencidos, cada vez más fuerte. Dicen que el nuevo obispo trató de parar aquello un par de veces antes de conseguirlo por fin. La gente obedeció a regañadientes. Parecíamos querer entrar en el libro Guiness de los aplausos, al menos en los de la toma de posesión de un obispo. Pero el signo quedaba ya para la posteridad. El sensus fidei había triunfado una vez más sobre las manipulaciones de algunos medios de desinformación. Yo pensaba en Jesús cuando los fariseos querían que hiciera callar a las gentes que le aclamaban y Él respondió que si ellos callaban, hablarían las piedras. Las piedras. Algo dijo el Maestro de edificar su Iglesia sobre una de ellas. Y el sucesor de Aquel a quien Jesús constituyó roca, acababa de nombrar a José Ignacio también sucesor de los Apóstoles en aquella porción de la Iglesia Católica que peregrina en Guipúzcoa. La ceremonia siguió. Algunos tuvimos que secarnos algunos copos de nieve que, sin duda, se habían quedado pegados en nuestros rostros tras la nevada. Pero ahora resultaban deliciosamente cálidos, como el ambiente de aquella celebración. Sabíamos que éramos dichosos por ver lo que veíamos y oír lo que oíamos. Otros hubieran querido estar allí y no pudieron. Al acabar nos pusimos en la fila para dar un abrazo al nuevo obispo local. Y la fila se hizo muy, muy larga. Cuando nos llevaron a comer al seminario —la diócesis cuenta con cinco seminaristas a día de hoy, veremos mañana—, el obispo había dado orden de que no le esperaran. Llegó hora y media más tarde, después de haber saludado a los últimos de aquella interminable fila. A las cinco de la tarde mi compañero y yo volvíamos las grupas del Skoda hacia Madrid, a donde volvimos, como los Magos, “por otro camino”. Pero llevábamos con nosotros la convicción de que bien había merecido la pena tanto trasiego nevado por ver al ungido del Señor, lo mismo que su Maestro en el Jordán dos milenios antes, entrar en su nueva vida pública de manos del Juan Bautista de turno, que esta vez fue el Nuncio Apostólico de Su Santidad (a quien deseo desde luego que no le corten la cabeza). La Bella Easo estaba más bella que nunca: se había vestido de blanco para casarse con su esposo, el nuevo obispo, al que ella misma dio a luz a la fe cuarenta y ocho años antes. Cosas que pasan en la Iglesia y sólo en ella. Como estuve allí, ahora lo cuento, “para que también vosotros creáis” y estéis unidos con nosotros en esa unión que tenemos en el Padre y el Hijo. Y en la Madre. Porque, como dijo el obispo en su homilía, si Ella no está presente, esto se convierte en un desmadre.

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testigos de la verdad

Mi querida

Julia

speranza Puente es una defensora del no nacido, actualmente se dedica a la atención de madres embarazadas que, por circunstancias, se han planteado abortar. Ella misma pasó por esta trágica experiencia y, hoy, a través de esta carta a su hija no nacida, nos hace participes a todos de aquello que habita en su interior.

E

Querida hija, ha pasado mucho tiempo y, a pesar de todo, cada día te recuerdo como si fuera hoy. En mi corazón de madre nunca podré olvidar que estuviste dentro de mí y, por eso, siento que sigues conmigo. Desde que te perdí hasta ahora, han pasado muchas cosas en mi vida. Siempre tuve la ilusión de tener más hijos, pero no ha sido así, o al menos de la manera en que yo humanamente quería. Sé que tengo más hijos tanto en la tierra como en el cielo contigo. Dios ha permitido que pueda ayudar a otras mujeres a tener a sus hijos, como también ha permitido lo contrario, que no pueda llegar a otras madres. Estoy segura de que tú cuidas de ellos en el cielo. Como estoy segura de que estás con mi hermana, que también murió de bebé. Hoy es un día especial, es el día de mi cumpleaños, y el día de Nuestra Señora de la Esperanza: a pesar del sufrimiento por haberte perdido de esa manera tan cruel, Dios me dio la ocasión de reparar lo que te hice y lo que me hice a mí misma. Permitió que conociera el infierno, permitió que conociera la ausencia de esperanza, pero su Misericordia me hizo renacer y darme la posibilidad de devolverle un poquito de lo bueno que Él me dio. Cada día me enfrento a situaciones difíciles. Él me ha hecho comprender que no soy tan mala persona, que necesitamos la ayuda de los demás, pero especialmente de la suya. Alejarme de Él supuso perderte a ti.

A veces, cuando miro a tu hermano Enrique, pienso cómo te miraría a ti si vivieras…; pero sólo desde el amor de Cristo puedo dejar de pensar en eso que me hace tanto daño. Siento que tú, desde el cielo, me cuidas y le dices a Dios que me proteja. Eso me da la fuerza cada día para seguir adelante, para ayudar a otras mujeres y para soportar que otras mamás hagan lo que yo hice. Mi querida Julia, porque para mí eres niña (aunque en el cielo sé que eso no importa): quiero que sepas que estarás siempre en mi corazón; y hoy, por primera vez en muchos años, quiero pedirte perdón. No fui capaz de enfrentarme a la soledad y el miedo. Me vi abandonada y sin ninguna otra posibilidad. Aunque parezca una excusa, en aquel momento tuve que tomar una decisión precipitada porque nadie me dijo que tenía ayudas. Esa soledad es la que veo cada día en tantas mujeres, a las que sólo se les ofrece el aborto como “solución” ante su embarazo imprevisto o con dificultades. Quiero que sepas que toda esta labor que estoy haciendo ahora en la Fundación RedMadre, por amor a Dios, me da la posibilidad de ayudar a otras mujeres que han vivido el mismo drama que yo. Te encomiendo a sus niños; y todos juntos, desde el cielo, velad para que nuestro trabajo tenga los frutos que el mundo necesita.Adiós mi querida Julia. Con cariño, mamá.



testigos de la verdad

Una

sonrisa inolvidable Carmina García Presidenta de RedMadre

iempre me ha sorprendido cómo se dibuja en nuestro rostro una sonrisa cada vez que miramos a un bebé, a un niño pequeño, cuando lo encontramos en el autobús, en el metro, o nos lo cruzamos por la calle. Es inevitable fijarse en él y sonreir.

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Del mismo modo, o quizás con más énfasis, sonreímos cuando vemos al niño al que hemos ayudado a nacer. Y la sonrisa que él nos devuelve, no tiene precio. Es el caso de Alejandro, un niño que nació gracias a que pudimos llegar a tiempo a su madre, angustiada por tener que abortarlo. Todo sucedió hace casi dos años. Jaquelín estaba embarazada de cuatro meses, pero no lo sabía con certeza. Unos dolores de espalda la llevaron a su médico de familia, que le hizo una radiografía. Cuando se confirmó su embarazo, en el quinto mes, la doctora le aseguró que esa radiografía le había producido a su hijo una malformación tan grave, que había que abortarlo de inmediato. Allí mismo le pidió cita en un centro privado de Madrid, donde al día siguiente le hicieron una ecografía, que no se la enseñaron, por supuesto, como es preceptivo en esos centros, y le aseguraron que estaba en su quinto mes de embarazo y quedaba poco tiempo para practicarle un aborto, bajo el supuesto legal de “malformaciones graves del feto”. Ese aborto le iba a costar 1200 euros. Como Jaquelin no podía pagar esa elevada cifra,

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la derivaron al SERMAS (Servicio Madrileño de Salud), donde le hicieron un volante para que le practicaran el aborto gratuitamente. En el volante constaba que Jaquelín solicitaba el aborto, ajustándose al supuesto legal de “grave riesgo para la salud física o psicológica de la madre”. Jaquelín protestó diciendo que ella no solicitaba el aborto, que se lo había recetado su doctora, y que ese no era el supuesto legal…; pero le dijeron que daba igual, que no se preocupara. El aborto iba a practicarse de cualquier forma. Los días siguientes fueron terribles para Jaquelín; se sentía forzada a hacer algo que ella no quería. Ya tenía dos hijas y sabía muy bien que en ese mes de embarazo el bebé está perfectamente formado. Pero su doctora le había insistido tanto en que la malformación producida por la radiografía, realizada un mes antes, era tan grave, que no había más remedio que abortar.


testigos de la verdad

l a r e c i b i ó enfadada

aquella s o n r i s a

Una prima de Jaquelín nos llamó pidiendo ayuda y fuimos a verla inmediatamente. Al día siguiente, gracias a un médico voluntario de la Fundación RedMadre, le hicieron una ecografía a Jaquelín, confirmando que su hijo (varón) estaba perfectamente sano: ninguna radiografía podría haberlo dañado en su cuarto mes de gestación.

Nació Alejandro, perfectamente sano, pesando 4.700 kg: una preciosidad de bebé que, cuando vino por la oficina, ya tenía cuatro meses.

Jaquelín acudió a su doctora para contarle la buena noticia, pero la doctora la recibió enfadada y le aseguró que su hijo nacería con una malformación grave, por lo que ella tendría que cargar con un hijo enfermo toda su vida. También del centro de abortos la llamaron para decirle que, si perdía la cita, se le iba a pasar el plazo legal. Las presiones para que abortara no estaban por la labor de ceder.

Su sonrisa, al vernos, es algo que jamás olvidaré. Era una sonrisa cómplice, era como si Alejandro supiera quiénes éramos, como si ya nos conociera y como si quisiera agradecer los esfuerzos para que su vida no terminara en un cubo de basura. Esa sonrisa que Alejandro nos regaló hace que cada mañana merezca la pena el trabajo en apoyo a otras madres en apuros. Es la sonrisa que la vida nos ofrece.

Pero Jaquelín mantuvo su decisión de seguir adelante con su embarazo: cambió de médico y tuvo el apoyo directo de una voluntaria de la Fundación RedMadre, que la acompañó hasta meses después del parto.

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testigos de la verdad

Adolescentes Vicki Vega Madre de familia numerosa

yer José Manuel y yo tuvimos una experiencia fantástica, que espero volver a vivirla muchas más veces. No fue nada extraordinario, pero sí fue un motivo de alegría para ambos. Me explico. Nuestros hijos mayores están entrando en ese tiempo de la adolescencia —que por cierto, cada vez empieza antes; ahora, a los trece años, ya hay signos evidentes de “adolescente precoz”— y nosotros estamos atentos, con vértigo y con la inexperiencia del que se estrena en estas lides.

A

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testigos de la verdad La verdad es que, de momento, no tenemos queja; pero hay que sentar las bases para que podamos pasar todos por este trance de la mejor forma posible. Así que ayer, aprovechando que las pequeñas y medianas se habían ido a divertirse con su tía, vimos la oportunidad de hablar sosegadamente con los mayores, en el marco del rezo de las Laudes del domingo. Y tengo que decir que todos salimos muy contentos. Creo que la clave está en mantener una buena comunicación. Aderezada con unas cucharaditas de sinceridad, paciencia, comprensión...

—Mamá y yo, ya sabéis, tenemos muchos defectos; pero hay una cosa importante que os queremos decir: Que en vuestras decisiones, contéis con Jesucristo. Él está en nuestra familia y sin él seguramente mamá y yo ya no estaríamos juntos. Él nos ayuda a perdonarnos, a querernos, a respetarnos; sois unos privilegiados... Muchos chavales de vuestra edad no conocen a Cristo, nunca nadie les ha hablado de Él; vosotros lo conocéis, Él os ayudará con su Palabra, con su cuerpo y con su sangre. Sabéis que podéis contar con Él y también con nosotros

—Bueno, “estamos” entrando en la adolescencia y vuestro padre y yo queremos pasar por esta etapa sin sufrir demasiado... sufriendo lo menos posible... —Así comencé yo la conversación, que por respeto a la intimidad de nuestros hijos, no voy a transcribir literalmente; me limitaré a decir que se sentó un buen precedente para conversaciones posteriores. Siguió su padre:

En medio de la conversación, surgió el tema de los embarazos no deseados. —Por favor, no abortéis. Si alguien deja embarazado/a a alguien, dadme el niño a mí, que yo lo cuido. Ya sé que no está en vuestras expectativas.; pero por si acaso. —Sabéis que podéis contar con nosotros, con nuestro apoyo —concluyó José Manuel.

C R E O Q U E F U I M O S D I R E C TO S , S I N C E R O S , Y Q U E E S T E T I P O D E C O N V E R S AC I O N E S S O N N E C E SA R I A S 23


testigos de la verdad Ellos/as estaban alucinados. Creo que fuimos directos, sinceros, y creo que este tipo de conversaciones son necesarias. Aunque ya empiezan a tener su independencia, les gusta que los escuchen, que los aconsejen, que los comprendan. A alguno se le escapó alguna lagrimilla; ya empiezan los “males” de amores, las decepciones, el no gustarse uno mismo, las rebeldías... Recuerdo que un catequista amigo nos decía: “Nosotros, con nuestro hijo el mayor hemos hablado mucho; mucho... A veces nos daban las tres de la mañana y estábamos aún de palique, en el salón”. Me ha asombrado la capacidad de escucha que tienen. Es curioso, pero es cierto que todos llevamos sellado en el corazón la necesidad de amar y ser amados... ellos buscan esto mismo. Vienen a mi recuerdo las palabras de Juan Pablo II —yo entonces era una infante de diecinueve años, y para mí fue muy importante que alguien me propusiera metas altas—: “Abrid las puertas a Cristo. Aspirad a los bienes de arriba, esforzaos por entrar por la puerta estrecha”. A mí aquello me sirvió; nuestros hijos y todos los jóvenes en general tienen hambre de ideales verdaderos. Ojalá no les demos a comer basura, sino leche y miel, como dice la Escritura. Ojalá abramos sus mentes y sus corazones a esa esperanza que no defrauda: Cristo. Y ojalá lo puedan tocar, hecho carne, en las personas con las que se relacionan. Les hemos hablado de los amigos, de lo importante que es saber discernir, saber acompañarse de personas con valores, personas que busquen el bien. Les hemos hablado de los novios y las novias; del respeto que se ha de tener al otro/a. Y por lo que he podido entrever, no se conforman con un amor de quita y pon; de que no se trata de salir con alguien, por salir; que la persona que elijan sea con miras a formar una familia cristiana. Sabemos, por experiencias de amigos nuestros, lo mal que se pasa cuando uno tiene un proyecto de vida, y el otro no “comulga” con esas ideas. Todo se resiente. Es muy importante que en el noviazgo los dos miren en la misma dirección. Hemos hablado de lo divino y de lo humano. Y yo por lo menos, al terminar, he sentido una alegría profunda. Porque en esto no estamos solos. Y esta es nuestra baza secreta, que el Señor también tiene algo que decir y hacer en la formación de nuestros hijos. Este es nuestro descanso, que adonde nosotros no lleguemos, llegará Él.

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ESTE ES NUESTRO DESCANSO, QUE ADONDE NOSOTROS NO LLEGUEMOS, LLEGARÁ ÉL


mosaico

Hacia un nuevo amanecer Jesús Esteban Barranco 280 páginas PVP: 20 euros

Historia de un exilio temporal Luciano García Matas 280 páginas PVP: 20 euros El hombre, cuando se emancipa de Dios se convierte en enemigo de si mismo. Esta es la experiencia que atraviesa la historia de la humanidad. La vida es un exilio temporal, pues nuestra herencia es otra, la que el Padre nos ha legado por su Hijo Jesucristo, y a la que todos estamos llamados; donde no habrá muerte, ni luto, ni llanto, ni dolor... Porque nuestra herencia es el Cielo, la Vida Eterna.

El autor, experto en temas bíblicos y patrísticos sobre el tiempo y la escatología, ofrece aquí 55 artículos agrupados en cinco capítulos: crónicas, litúrgicos; kerygmáticos, catequéticos y, finalmente, teológicos, todos ellos inmersos en los acontecimientos, realidades y problemas que vive nuestra sociedad en esta generación.

Pedidos: Asociación Bendita María Teléfono 91 759 79 68 • Fax 91 388 52 03 En la web: www.nuevaevangelizacion.es En Avda. Pablo VI, n.º 9, Local 12 A 28224 Pozuelo de Alarcón Madrid 25


si hoy escucháis su voz n esta vida hay cosas que no pueden esperar; mucho menos dejarse para mañana: una de ellas es la misericordia; otra su inseparable compañero, el perdón. Como de la higuera se recogen higos, se recogen de la misericordia la reconciliación y la paz. Ya sabemos que toda recolección tiene su tiempo propicio y oportuno. Por esto la Escritura apremia: “Que no se ponga el sol sin haberos perdonado” (Ef 4,26). ¿Por qué tanta prisa?

E

César Allende García

Bienaventurados

los

misericordiosos, porque alcanzarán misericordia

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si hoy escucháis su voz

E S TA N TA LA D EL AN TER A Q U E L E S AC A A L PECAD O LA MI SE RI COR D IA DE DIOS, QUE ÉL NOS AMA N O A P E SA R D E QUE SOMOS PECAD OR ES , SINO P R E C I SA M E N T E P O R S E R LO

e s b u e n o p ro c l a m a r p o r l a m a ñ a n a t u m i s e r i c o rd i a y d e n o c h e t u f i d e l i d a d Siempre me ha llamado la atención que Jesús advirtiera o previniera a Pedro de que su negación repetida ocurriría antes del segundo canto del gallo. ¿Por qué tan de madrugada? El canto del gallo pone un límite, en el tiempo, a las negaciones de Pedro y a las nuestras. Pero también es verdad que indica el momento en que se activa la misericordia de Dios, a través de su siervo Jesús. Fue la mirada del Señor (Lc.22, 61) la que alumbró la memoria ennochecida de Pedro… y así se hizo de madrugada en su alma. Como nos ocurre a nosotros: es luz poder reconocer que la altanería siempre equivale a desconocimiento de si mismo; a mucho desconocimiento. Yo creo que en las palabras premonitoras del Señor a Pedro no hay un reproche adelantado a los hechos, ni amargor. Ni siquiera una corrección, en primer plano. Hay mucho más: Jesús muestra al apóstol que, por mucho que corra su pecado, más rápida va la misericordia de Dios. Lo mismo que —apenas la noche se da cuenta de que lo es— cuando ya despunta la amanecida, ¡que rápida, en verdad, va la Luz! También fue una madrugada cuando Dios desplegó toda su infinita bondad, y la negra, negrísima muerte quedó definitivamente absorbida en la luz de la Resurrección. Hecha la luz en su corazón al canto del gallo, Pedro ya puede ver que, por muy madrugadora que haya sido su traición, antes había llegado Jesús para ser negado. No es el Maestro el que se sorprende del pecado del discípulo, sino al revés: éste es el que se queda pasmado de cuán anterior le es el amor de Dios. Es tanta la delantera que le saca al pecado la misericordia de Dios, que Él nos ama no a pesar de que somos pecadores, sino precisamente por serlo. Quizá Judas no se dio cuenta de esto y…

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si hoy escucháis su voz Dice Santiago en su carta que “la misericordia se ríe del juicio” (St 2,13), y pudiera ser que pensara en la misericordia de Dios y en el juicio de Pilato a Jesús (¡quién sabe!). No obstante, ya Pablo sale al paso de quien pudiera concluir que, si Dios es tan bueno, cuanto más pequemos más bueno se mostrará (Rm 3,8; 6,1.15). ¡Ni hablar! ¡Eso no! En nuestra forma y condición de ser va que pequemos, y va la necesidad de ser “misericordiados” por Dios: “Dios encerró a todos los hombres en la rebeldía, para con todos usar de misericordia” (Rm 11,32). La historia de todo pueblo y de todo hombre muestra un elemento común: su negativa a la solicitud amorosa de Dios llega más tarde que aquella Bondad, que se ofrece sin condiciones, arriesgando ser rechazada y despreciada. Porque Dios es Amor en estado puro. En las palabras de Pablo a los romanos no hay malévola intencionalidad de Dios, como en el bombero pirómano; no hay finalidad aviesa, porque la finalidad mira al fin y el amor de Dios mira al fin, al principio y al medio.

n u e s t ro D i o s a m a c o n e ntrañ as d e m i s e r i c o rd i a Se entiende ahora (quizá) que Cristo sea Alfa y Omega no sucesivamente, sino todo a la vez; es decir, es todo Él, Amor fiel. A Dios gracias, no nos ama con un amor como el nuestro, fragmentario, tornadizo, interesado y raquítico. Los hebreos usan “hesed” en el mismo sentido que los griegos “eleos”: Dios ama con entrañas de misericordia (Dios posee “rehem” y “rahanum”): tiene un corazón de carne, indefectiblemente apegado a la ternura, como el de las madres.

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Una madre (y un padre) ama a su hijo “entrañablemente”, desde sus genes, que son esos ladrillitos minúsculos con que el Creador nos ha fabricado, y que además tienen la peculiaridad de transmitirse en cuanto se les propicia el arrejuntamiento con los de otra persona, siguiendo un certero instinto, primero divisor (pasan el 50% de cada parte) y luego multiplicador: de dos seres resultan tres. La arcilla, origen de estos ladrillos, responde a la tierra del paraíso convenientemente tratada por las manos de Dios: amasada y vivificada por su aliento; por su amor. A los primeros de todos los fabrico Él de ese modo; a los demás nos dan el ser hombres, otros hombres que vienen de aquéllos. Solo el amor garantiza la plenitud del ser. Desde el Génesis a Juan (19,2627), pasando por Isaías (49,15) y Oseas (11), Dios se ha esforzado en decirnos cómo es su misericordia y cuál la naturaleza de su Amor.

EL CANTO DEL GALLO INDICA EL MOMENTO EN QUE SE ACTIVA LA MISERICORDIA DE DIOS, A TRAVÉS DE SU SIERVO JESÚS Y ¿cómo es?; ¿cómo de grande, de intenso, de dulce, de tierno, de hondo, de divino, de extraordinario, de radiante, de vivificante, o bien dador de la más dulce de las muertes? ¡Quién pudiera morir de este Amor!


si hoy escucháis su voz La misericordia no puede esperar, ni puede definirse: sólo puede mostrarse con contornos imprecisos y colores desvaídos. No es lo mismo decir: “Dios de las misericordias”, que decir que Dios tiene misericordia. En el plural hay algo que no se ve en el singular. “Misericordias”, quiere poner en Dios una afición o deseo por mostrar el interior de las paredes de su corazón. Las misericordias son las entretelas, las entrañas nutricias del Padre, que por eso es Padre. Un ser con un interior así, sólo puede serlo Dios.

Dicho de derecha a izquierda: Dios verdadero sólo puede serlo aquel que nos ame nutricialmente, comunicándonos su misma vida. Cualquier otro es falso. Por ejemplo, el dinero es un dios falso porque no nos da la vida (no la tiene), sino todo lo contrario. “Dios de las misericordias” desvela que Dios es amor en un grado (por extenso y por intenso) que no podemos ni imaginar; sólo podemos decir… que ni lo podemos imaginar. Ahora, eso sí, como mucho (y es muchísimo, es lo más y mejor) podemos disfrutarlo y aprovecharnos de él.

l a va ra d e D i o s n o t i e n e m e d i d a Un día este Dios dijo a Moisés: “Tengo misericordia con quien tengo misericordia” (Ex 33,20). La reiteración no es tal, al menos, según Santiago: “quien no tuvo misericordia, tendrá un juicio sin misericordia”. Ahora sí que se acordaba de aquello del Señor:”Sed misericordiosos como vuestro Padre celestial es misericordioso”. Por otra parte, las palabras del Éxodo parecen simple repetición por la natural propensión que nos caracteriza al equilibrio, a la paridad, a la “justicia igualitaria”, es decir, “interesada” la mayoría de las veces. Cuando el amo de casa vuelve y llama a cuentas a sus criados, lo mismo que el amo de la viña cuando manda al capataz pagar a los trabajadores, salta a la vista lo “des-medido” o desproporcionado de la retribución, en el segundo caso, y la respuesta de los criados retribuidos al don inicial de su señor, en el primero. Un denario (por resumir lo que estamos diciendo) es absolutamente desproporcionado para cualquiera: a lo mejor porque es mucho, o porque es muy poco, o porque comparativamente no hace justicia; por lo que sea. En cualquier caso, la enseñanza del Señor es clara: viniendo de Dios cualquier paga nos sobrepasa. Y si esa paga es Él mismo ¡ni te cuento! No mide Dios con nuestra vara: la suya no tiene medida, que es tanto como decir que a Dios no le vale lo de “uno me diste; pues aquí lo tienes”. Tampoco debiera servirnos o valernos a nosotros: debiéramos amar a los demás sin cinta de medir. Lo que nos pondrá a la derecha o izquierda del Juez Justo, en aquel Día de la Verdad verdadera, es el amor a los “pordioseros”, en el sentido literal de que amamos “por Dios”, a quien nos solicita nuestro amor “por-Dios-eramente”. Amar a los hermanos por Dios es el criterio que San Juan utiliza para hallar la solución al único problema auténticamente tal: si hemos pasado o no, de la muerte a la vida (1Jn 3,14).

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si hoy escucháis su voz Y es esto así porque la sola presencia de los pordioseros atestigua la necesidad que el mismo Dios tiene de nuestro amor. El pordiosero hace sobre el mundo un juicio, según el cual, quien más da es quien recibe de nosotros el amor, y quien más recibe somos nosotros al usar con ellos de misericordia. Magnifico trueque que nos reporta la vida eterna. Fray Ángel de Alarcón lo dijo en unos versos preciosos acerca de esta bienaventuranza:

“…serán del justo Juez reconocidos, dándoles la corona, como si en su persona fueran dél tales dones recibidos, dándoles por los bienes temporales los inmensos sin fin y celestiales.” *

la misericordia de Dios anegó la maldad de David Para la espiritualidad cristiana, la misericordia es hermana gemela de la contrición de corazón; David, el rey, sabía mucho de esto. Sabía que sólo Dios es capaz de un perdón a la medida de tan gran pecado como el suyo: Dios se vengó del adulterio y del asesinato convirtiendo el corazón del rey, prepotente e injusto, en otro “contrito y humillado” (Sal 51,19). El amor misericordioso de Dios anegó la maldad de David, como las aguas colman el mar. La misericordia desde las entrañas, como es la de Dios para con nosotros, resulta de la confluencia de la ternura y la fidelidad de Yahvéh en Jesús de Nazaret, nuestra Nueva Alianza.

UNA MISMA ES LA ESPERANZA QUE LLENA EL CORAZÓN DEL PADRE: QUE VUELVA A CASA EL QUE SE FUE, Y QUE ENTRE EN CASA EL QUE REHUSABA HACERLO.

En Jesús Dios es plenamente Dios con nosotros, Dios fiel al juramento hecho a los padres (Ne 1,5; 9,32; Dt 7,7; 2R 13,23); Dios, auxilio en la necesidad; Dios activo en la aflicción, al oír el clamor, conocer las angustias de su pueblo y en bajar a salvarlo (Ex.3,7ss). Así se nos muestra “hanúm wé-rahum”, piadoso y compasivo, tardo a la cólera y rico en piedad y misericordia (Ex 34,6-7). *(Sobre las ocho bienaventuranzas predicadas por Cristo en el monte. En “Suma Poética”, José María Pemán, BAC, Madrid, 2008).

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si hoy escucháis su voz Nuestros ojos no saben ya en qué fijarse más, si en lo lenta que va su ira o en lo abundante e ilimitada que es su bondad. Lo que sí está claro es que su ser de Dios, su “quieta eternidad” es movible, y se acomoda a nuestras idas y venidas, a nuestra proclividad al pecado, sin dejar nunca de ser Él mismo. Como dice el Salmo 118, su misericordia es eterna, sin desmayos, inquebrantablemente fiel a la Alianza (Ex 6,5). Lo único que en Yahvéh Dios es un tanto débil, es la memoria, para bien nuestro, pues dice Jeremías que un día vendrá en que Dios hará con su pueblo una Alianza nueva, o sea en la que la culpa quedará perdonada, y del pecado ya no se acuerde más (Jr 31,34). Sólo con los hijos mimados se tienen olvidos así (v. 20).

Jesús, el Señor, nos reveló de cuántas misericordias es Dios su padre celestial. Lo que más admira en la parábola contada por Lucas, en 15,11-32, es el profundo conocimiento que el padre tiene del alma de sus dos hijos: sabe que en todo corazón se dan las dos actitudes. Desde el corazón del padre: ¿con cuál de los dos fue más misericordioso: con el pródigo o con el que se quedó en casa? Una misma es la esperanza que llena el corazón del padre: que vuelva a casa el que se fue, y que entre en casa el que rehusaba hacerlo. Dios Padre no puede con la idea de estar solo en una casa tan grande, pensada y fabricada con tanto esmero y cariño para cobijo de todos.

Y hablando de esperanza, ¿quién esperó como María, la Madre de Jesús? El Dios misericordioso la vistió con “un traje de gala y de triunfo” (Is 52,1) que es la envidia de la luz de las estrellas, y le puso la corona duodeciforme de todas las gracias, ante la que apenas se notan los relumbres de las piedras preciosas; pero, sobre todo, le dio un rostro… Si así era la corona, ¿cómo eran sus ojos?, ¿cómo son sus ojos? Pues son ¡misericordiosos!, y los tiene para mirarnos a nosotros, sus hijos. Arrebatados, pues, por tan excelsa y bellísima hermosura, no nos queda otra cosa que decirle que los mantenga vueltos a nosotros, porque en este fatigoso caminar su inmaculada dulzura es toda nuestra vida.

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si hoy escucháis su voz

árboles y tres serpientes Tres

Jesús Esteban Barranco

ay un árbol y una serpiente ya en los anales de la creación; hay otro árbol y otra serpiente en el duro éxodo del pueblo hebreo en el desierto; finalmente hay un tercer árbol y una tercera serpiente en los evangelios. Cada una de ellas está vinculada a un árbol, de manera que en ninguno de los tres casos puede hablarse de cada una o cada uno por separado.

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si hoy escucháis su voz

maldita serás entre tod a s l a s b esti a s

Comencemos por la serpiente del primer conjunto. La “bicha”, como despectiva y eufemísticamente denominamos a todo tipo de reptiles sin extremidades, culebras y víboras, como queriéndola alejar de nuestro lado no llamándola por su nombre, ha sido siempre objeto de repulsa, porque provoca rechazo, miedo a su mordedura y repugnancia a su presencia, con una mezcla de inclinación morbosa y miedo cerval. A decir verdad, de antiguo, de muy antiguo, le viene esa fama, porque desde el principio lleva en sí el peso de la maldición: “Maldita serás entre todas las bestias” (Gn 3,14). Es que se había enroscado en un árbol divino, al que Eva se había acercado ingenuamente ante el atractivo esplendoroso de aquella mítica manzana; y ya sabemos cómo acabó la cosa, con una enorme catástrofe

y un lío indescriptible: maldiciones para los tres, para la serpiente, Adán y Eva. El árbol del paraíso perdió ese fruto…, quedando a la espera de que fuera repuesto uno nuevo y mejor, que luego tardó mucho tiempo en despuntar. Con el correr de los siglos, el árbol, por otro lado, además de sus muchas bondades, se convirtió, sin embargo, en un símbolo de tortura, el árbol de la cruz. La cruz, igualmente, ha tenido siempre mala fama, como la tuvo y la tiene la horca, la silla eléctrica, el garrote vil y, recientemente, la bestialidad de eliminar a un ser humano con guante blanco, o sea, con una inyección letal, sea para ajusticiar a alguien, sea para deshacerse de quien nos parece que sobra, molesta o juzgamos inútil. Mira por dónde la cruz es el signo de los cristianos —podía haber sido un cuadrado, por ejemplo, o un triángulo, por aquello de la Trinidad; pero no, es ese signo que dibujamos en nuestro cuerpo “desde la frente hasta el pecho y desde el hombre izquierdo al derecho”, como enseñaban los catecismos antiguos—; tal vez por eso tiene mala fama la cruz, ayer y hoy, y hoy, además, mala prensa, porque es un signo insoportable que hay que suprimir de la sociedad, pues nos hace presente algo que debe ser cancelado de las mentes y de los corazones: la muerte de Jesucristo en ella, Salvador del mundo.

E S TA N U E VA S E R P I E N T E R E VO C A R Í A L A P E N A D E M U E RT E I N O C U L A DA P O R L A A N T I G UA SE RPI EN TE 33


si hoy escucháis su voz

dos fiestas de l a Cruz d e Cristo La Iglesia, que va siempre contracorriente —¡ojo!, contracorriente del demonio, no del hombre— , tiene una sabia atracción por el árbol de la cruz. Desde antiguo celebra dos fiestas en su memoria: la de su Invención y la de su Exaltación; la primera, el 3 de mayo (¿quién no se acuerda de niño de aquellas fiestas en las calles poniendo altarcitos en recuerdo de “la Cruz de mayo”?), rememorando el hallazgo de la cruz en Jerusalén por Santa Helena, la madre del emperador Constantino, que había vencido “con ese signo” (“hoc signo vinces”) a los bárbaros a orillas del Danubio; y la segunda, el 14 de septiembre, Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, en conmemoración de la posterior construcción de la basílica del Santo Sepulcro, fijada por la Iglesia justo cuarenta días después —nuevamente el valor simbólico y bíblico del número 40— del episodio de la Transfiguración del Señor en el monte Tabor (el 6 de agosto), donde comentó a sus tres predilectos los sufrimientos de su próxima pasión y muerte.

tiene que ser levantado e l H i j o d e l h o m b re Dejando de lado las leyendas que envuelven —y a veces enmarañan— los acontecimientos históricos de ambas fiestas, volvamos a nuestros árboles y serpientes. Éstas se cebaron con el pueblo hebreo en el desierto porque no hacían más que murmurar contra Dios y Moisés. La historia se volvía a repetir: el hombre se encara con Dios —que en el fondo es pretender suplantarlo— y siempre le sale el tiro por la culata: se hace daño a sí mismo. Así que Dios le dijo a Moisés que levantara en un poste (otro árbol) una serpiente de bronce, de modo que quien fuera mordido por alguna de aquellas y dirigiera la vista a la otra levantada hacia lo alto, se curaría (ver Nm 21,1-4).

Jesús sabía que debía recorrer aquel camino de su pueblo en el éxodo y cumplir, como nuevo Moisés, cuanto había acontecido “en figura” en el desierto (1Co 10,6 y 11). Jesús retoma aquella vieja historia y anuncia: “Como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea tenga por él vida eterna” (Jn 3,14-15), en clara alusión a la nueva historia que Él iba a llevar a cabo en un nuevo árbol al que lo clavarían en lo alto como a una despreciable serpiente, a la que, con todo, quien dirigiera la vista hacia ella quedaría curado de aquella condena inicial. Esta nueva serpiente revocaría la pena de muerte inoculada por la antigua serpiente. Triste misión para la que había sido enviado y a la que había venido sin rechistar, “como cordero enviado al matadero” (Is 53,7), sin que su Padre tuviera conmiseración alguna con Él, pues “no perdonó a su propio Hijo” (Rm 8,32); dolorosa misión, sí, pero gozosa al mismo tiempo, porque su “manjar era cumplir la voluntad de su Padre y llevar a cabo su obra” (Jn 4,34), que consistía en que “no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite el último día” (Jn 6,39), pues “yo he venido para que tengan vida y vida en abundancia” (Jn 10,10). San Pablo, después del decepcionante episodio del Areópago, donde los oyentes paganos se rieron de él y le dieron con la puerta en las narices por hablar de la resurrección (ver Hch 17,22-33), volvió grupas atrás y se refugió en el misterio de la cruz, árbol amantísimo del que ya nunca se separaría, de manera que “cuando fui a vosotros…, no quise saber más que de Jesucristo, y este crucificado” (1Co 2,1-2), hasta el punto de exclamar que “estoy crucificado con Cristo” (Ga 2,9) y “¡Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por la cual el mundo es para mí un crucificado y yo un crucificado para el mundo!” (Ga 6,14).

EL HI J O DE DI OS AS U MIÓ E N S Í LA MA L DI CI ÓN I N I C I A L A L A S E R P I E N T E A N T I G UA , H A C I É N D O S E É L M I S M O M A L D I TO 34


si hoy escucháis su voz

mirarán a l q u e t r a s p a s a r o n ¿Qué sentido tiene, pues, celebrar la fiesta de la Exaltación de la Cruz, en un mundo ávido de confort, en búsqueda insaciable de placer del que nunca queda ahíto? La Iglesia no adora la cruz porque se aferre a un árbol, madero o travesaño como si fuera un vulgar amuleto o talismán y menos porque a los cristianos nos guste el dolor, disfrutemos con el sufrimiento o nos encante la muerte —¡que no!: la cruz en sí no deja de ser un instrumento de tortura cruel y vil—, sino porque, justamente al contrario,

que asumió en sí la maldición inicial a la perniciosa serpiente antigua, haciéndose Él mismo maldito, para, con su maldición, lograr la bendición: “¡Maldito el que cuelga de un madero!”, dice San Pablo fijándose en el Crucificado (Ga 3,13), porque en ese árbol “fue cancelada la nota de cargo que pesaba sobre nosotros” desde el Génesis (Col 2,14), convirtiéndose en lo contrario: “Venid, benditos de mi Padre” (Mt 25,34). El primigenio árbol de la vida ha sido restaurado y se ha restituido con creces aquel

se ha convertido en instrumento de salvación, por el que ha quedado vencido aquel sibilino y repugnante ofidio, es decir, el demonio, por el que han sido curados los pecados (como se curaban los hebreos de su mordedura en el desierto mirando a la serpiente de bronce) y por el que ha sido aniquilada la muerte con la muerte de la nueva serpiente evangélica, como estaba profetizado: “¡Oh muerte!, yo seré tu muerte” (Os 13,14), porque Dios “consumirá a la Muerte definitivamente” (Is 25,8).

fruto mordido por nuestros primeros padres: el nuevo árbol de la cruz, pletórico de vida y vivificante ha cerrado las puertas de la muerte y reabierto las del paraíso. El Verbo Eterno de Dios, encarnado en el seno de la Virgen María, es el cordero inmaculado llevado entero al sacrificio, sin hueso alguno roto, porque era la nueva serpiente de bronce alzada en el desierto de nuestra vida: todo el que la mira queda a salvo de la mordedura de aquel otro reptil maligno fabricante de la muerte, cumpliéndose así, mucho más que al pie de la letra, lo que le sucedió a Constantino (“con este signo vencerás”), verificándose lo que estaba profetizado: “mirarán al que traspasaron” (Za 2,10, citado por Jn 19,37).

Desde el acontecimiento del Gólgota hay un nuevo árbol de vida del que pende un fruto santo, muchísimo más divino que aquella manzana del edén, que es el mismo Hijo de Dios,

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si hoy escucháis su voz

Si me das éxito, dame humildad Maite Fernández García

¡ S i l l e g o a o l v i d a r t e, J e r u s a l é n , q u e s e m e s e q u e l a m a n o d e re c h a ! ¡ Que se me pegue la lengua al paladar s i n o m e a c u e rd o d e t i , s i n o t e p o n g o e n l a c u m b re de mi ale gr ía!

e contaba el otro día un conocido que en la renovación de votos de un matrimonio, en las oraciones del ritual había una frase que le impresionó y le dejó muy pensativo: “Que el Señor los consuele en la adversidad y los auxilie en la prosperidad”. ¿Por qué pedir auxilio en la prosperidad? ¿Es que hay algún peligro en que Dios nos responda que sí a las peticiones que le hacemos?

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si hoy escucháis su voz Uno tiene generalmente muchas peticiones: prosperidad económica, salir de deudas, el novio o la novia que nunca llega, las dificultades en el matrimonio, los problemas de salud, un trabajo concreto, tener un hijo, etc. Incluso muchos entramos a la Iglesia, con esas “intenciones secretas” en el fondo del corazón. Y pedimos y pedimos; pero pasan los años y nada, hasta que de pronto ¡se da!: la sorpresa da paso a la alegría y la alegría al agradecimiento. Y entonces “Dios por aquí y Dios por allá” y “qué maravilla es Dios”, mientras el entusiasmo y el sentimiento se ponen a mil por hora. Hasta aquí nada de raro ni de malo; al contrario, son reacciones completamente naturales y comprensibles. El problema es lo que viene después.

aparta mis ojos de las vanidades, Señor

¿POR QUÉ PEDIR AUXILIO EN LA PROSPERIDAD? ¿HAY ALGÚN PELIGRO EN QUE DIOS NOS RESPONDA QUE SÍ A NUESTRAS PETICIONES?

El ser humano tiene en sí mismo una capacidad terrible de hacer ídolos de cualquier cosa, especialmente de las bendiciones. Tanto rogar por ese trabajo y, cuando te sale, dejas la Iglesia de lado porque ya no te queda tiempo. Tanto rogar porque te saliera el novio y, cuando sale, te olvidas de Dios porque prefieres estar con él. Te pasas años pidiendo la concepción de un hijo y, cuando el Señor te lo concede, pronto ese hijo ocupa el lugar de Dios en tu vida. Una vez le oí decir a un catequista: “¡Qué terrible es que Dios te dé lo que andas buscando aquí!, porque cuando lo obtengas, si no tienes el suficiente discernimiento, te darás por satisfecho, te irás por otros vericuetos de la vida y te perderás”. El peligro no es pequeño. Recuerda, por ejemplo, al hijo del rey David, Salomón. Coronado rey de muy joven, Dios se le aparece en un sueño para concederle lo que quiera y le pide sabiduría. La obtiene en tal grado que se vuelve famoso en el mundo conocido de ese tiempo, es tanto su poder que olvida el gran secreto que le había revelado su padre en el lecho de muerte: “Observa las prescripciones del Señor, tu Dios, siguiendo sus caminos, observando sus preceptos, sus mandamientos, sus leyes y sus instrucciones, según lo que está escrito en la Ley de Moisés. Así prosperarás en todo lo que hagas y en todo lo que emprendas, y el Señor mantendrá esta palabra que me ha dicho: Si tus hijos vigilan su conducta, caminando delante de mí con fidelidad, de todo corazón y con toda su alma, nunca te faltará un descendiente en el trono de Israel” (1R 2,3-4).

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si hoy escucháis su voz No nos podemos dar el lujo de cambiar a Aquel que bendice por la bendición. En el espacio que está marcado con la palabra “Dios” en nuestra vida, sólo cabe una cosa a la vez, y ese lugar es de Él y para Él. Allí no puedes poner nada ni nadie que no sea el Señor. Recuerda que nada que te pueda ser dado no te puede ser quitado.

d e los santos es propia la alabanza Otro ejemplo distinto es el de Abrahán, el padre de la fe. Dios le da un descendiente al fin, el hijo que ha esperado por más de noventa años, lo único que anhela su corazón, pues, siendo un hombre rico, sólo tenía un deseo: tener a ese Isaac que tiene junto a él. Y Dios se lo pide en sacrificio. Abrahán no se opone, no se deja envenenar por el egoísmo y la soberbia. Esa capacidad que tiene de darle a Dios la máxima bendición, de poner a Dios sobre todo en una humildad impresionante, es el único antídoto a la tendencia de hacer ídolos de las bendiciones. Ese es el auxilio que se necesita en la prosperidad, el auxilio de la humildad. La humildad de un Job capaz de decir: “Dios me lo dio, Dios me lo quitó ¡Bendito sea el Señor!” El “Bendeciré al Señor en todo tiempo” del salmo 33 incluye los tiempos buenos, aun cuando sean tan buenos que sea fácil olvidar Quién es el que los ha proveído; y eso ocurre cuando la emoción de saberse bendecido ha pasado y empieza a surgir el fantasma de la soberbia. Cuando los “no” de Dios den paso a los “sí”, ponte en guardia, porque el enemigo siempre acecha y, si no te engaña con el desconsuelo en los “no”, pretenderá engañarte con la soberbia en los “sí”.

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NADA QUE TE PUEDA SER DADO, NO TE PUEDE SER QUITADO CUANDO LOS “NO” DE DIOS DEN PASO A LOS “SÍ”, PONTE EN GUARDIA; EL ENEMIGO SIEMPRE ACECHA



kerigma

La verdad nos hace

libres Victoria Luque

yer estuve en una mesa redonda muy interesante, donde se habló sobre “la verdad”. ¿Existe la verdad? ¿Estamos comprometidos los cristianos con la verdad? ¿Cuentan la verdad los medios de comunicación?

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kerigma Fue una tarde-noche amena en la que comprobé que hay, en esto del compromiso activo y social, un motivo para la esperanza. Están surgiendo plataformas sociales desde donde se defiende la verdad con tesón. Los cristianos empezamos a salir del letargo y, aunque parezca que la persecución es mala, no es cierto; es buenísima. La historia de la Iglesia ha sido fecunda gracias a los mártires (mártir significa testigo, uno que ha visto con sus ojos –“hemos comido y bebido con Él”– la Verdad). Los mártires de hoy no tienen por qué derramar su sangre en la arena del circo, (entre otras cosas, porque aún no han vuelto los combates a muerte cuerpo a cuerpo, bajo la mirada aviesa del respetable...; bueno, no quiero dar ideas). Pero es más que probable que derramemos nuestra sangre en la arena de los medios de comunicación, expuestos al escarnio público. A fin de cuentas, a Jesucristo no le dieron un programa de televisión en “prime-time”, para que anunciara, sin cortapisas, el amor de suPadre por cada ser humano,sino que lo crucificaron en una cruz, a la vista de todos, por decir la Verdad. Y no es más el siervo que su Señor. Me acuerdo del diálogo con Pilatos, antes de ser crucificado. Jesús le dice: “Para esto he venido al mundo, para ser testigo de la verdad”. Y Pilatos responde: “¿Y qué es la verdad?”.

A JESUCRISTO NO LE DIERON UN PROGRAMA DE TELEVISIÓN EN “PRIME-TIME”, PARA QUE ANUNCIARA EL AMOR DE SU PADRE A CADA SER HUMANO, SINO QUE LO CRUCIFICARON EN UNA CRUZ, A LA VISTA DE TODOS, POR DECIR LA VERDAD.

ENCONTRARME CON ÉL, ME HA REDIMENSIONADO LA VIDA. SEÑOR, ¡QUÉ GRANDE ERES! Hoy volvería a repetirse la historia. Existe tal relativismo moral que ya nadie sabe lo que está bien y lo que está mal. Tal y como se están poniendo las cosas, no me extrañaría nada que, dentro de unos cuantos años, más de uno – de los que nos llamamos cristianos, por pura misericordia de Dios– demos con nuestros huesos en la cárcel. ¿Por qué? Por ir contra corriente. Por defender la dignidad del ser humano desde el momento de su concepción, y hasta su último hálito de vida, por no claudicar ante el “lobby gay”..., por decir la verdad. Yo le agradezco a ZP y compañía que nos hayan puesto las pilas. Ahora, hoy, es el momento de anunciar la verdad que trae Cristo, la que nos hace libres: que Él es el Hijo de Dios; que el Padre nos ama ardientemente; que nos busca hasta por los caminos más intransitables... y que, una vez que nos encuentra, nos abraza, nos cura, y nos lleva en su regazo. Que no tengamos miedo; que confiemos, que perdonemos y que amemos como él nos amó: hasta dar su vida por cada uno de nosotros; que existe el cielo; que nuestra vida no acaba aquí; que hemos sido creados para amar y ser amados, y que sólo seremos felices en la medida en que nos amemos en la dimensión de la cruz: entregándonos. A mí, encontrarme con Cristo me ha redimensionado la vida. Ya nada es igual. Existe la esperanza. Y con ella viene la vida nueva, la conversión, la vuelta al Padre. De verdad, que merece la pena. Incluso en ese tiempo doloroso de conocerse a uno mismo, profundamente, y de ver la poca cosa que somos..., incluso ahí, el Señor tiene misericordia y delicadeza. Al final, hasta le das las gracias por haberte quitado la ceguera. Señor, ¡qué grande eres! El que busca la Verdad, reconoce su Voz.

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Tortura psicológica Tomás Trigo

(C ar ta de u n a mad re d e f a m i l i a a s u h e r m a n o m ayo r )

Querido hermano:

Ahora ya se´ en que´ consiste una tortura psicolo´gica. La estoy sufriendo desde que es evidente que voy a tener mi sexto hijo. No pienses que estoy angustiada o abrumada. Al contrario, puedo decirte que estoy muy contenta y que, gracias a Dios, ni Juan ni yo hemos perdido en ningu´n momento el buen humor. Pero la experiencia que estoy viviendo es digna de contarse, sobre todo para que veas el clima de libertad en el que vivimos en esta sociedad nuestra, que presume de progresista, abierta, pluralista y respetuosa con las ideas de los dema´s.

Cuando me encuentro con ciertas amigas por la calle, ya se´ exactamente que´ me van a decir: M!?Co´mo?! !?Otro?! !No puede ser!M. No falla. Ponen cara de susto, se llevan las manos a la cabeza, me miran como si fuera un bicho raro o una descabezada a la que hay que regan˜ar. !Se escandalizan! MTu´ esta´s locaN; MNo sabes lo que hacesN; MTu´ eres tontaN. Ya ves, adema´s de las cargas de la maternidad Kque llevo con mucha alegri´aK, tengo que defenderme de las acusaciones de tonta, ignorante y loca.

Bueno, ya me entiendes, no pierdo el tiempo en defenderme de nada. Ma´s bien trato de hacerles ver que estoy muy contenta de tener otro hijo. Pero no me creen ?o no quieren creerme? . Se´ muy bien que, para su modo de entender la vida, tener seis hijos es una barbaridad. Pero siento que no se den cuenta de que la barbaridad es su modo de entender la vida.

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No conciben que sea feliz cuidando de mis hijos, da´ndoles una buena educacio´n y trabajando en mi casa. Parecen incapaces de entender que la felicidad esta´ en darse a los dema´s. La mayori´a de esas amigas tiene un hijo o, a lo ma´s, dos. Y con eso les basta. !Les dan infinitos problemas! Tienen ellas ma´s problemas con uno que yo con cinco y medio . No quieren oi´r hablar de un tercero. No quieren pensar en dedicar ma´s tiempo a trabajar en casa. Lo consideran como la peor esclavitud. Y adema´s, no quieren prescindir de nada. ?Y sabes lo que te digo? Que no son felices. Ellas mismas lo reconocen cuando hablan con el corazo´n en la mano. Cada obligacio´n que tienen que cumplir en su casa y con sus hijos, es una losa que tratan de quitarse cuanto antes de encima. Y no te digo nada si tienen cualquier contrariedad o una enfermedad, o lo que sea. Maldicen su mala suerte, porque desconocen el sentido del sufrimiento, y no hay nada peor que soportar el peso del dolor cuando se considera que es absurdo.


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A veces me paro a pensar un poco en lo que me dicen. Las que me llaman tonta quieren decir que no he sabido elegir bien, porque en lugar de disfrutar de la vida he decido MpudrirmeN en mi casa haciendo biberones y limpiando culitos. !Pobres! No saben en que´ consiste disfrutar de la vida.

MEsta´s locaN quiere decir que soy una irresponsable, que no pienso en el futuro, que me voy a encontrar en la miseria el di´a menos pensado... Pero deberi´an tener en cuenta tambie´n, que a ellas no les he pedido ni medio euro, que soy yo la que conoce mi situacio´n econo´mica y, sobre todo, que soy libre de organizar mi vida como mejor me parezca, sin tener que dar explicaciones a nadie. Porque da la impresio´n de que te esta´n pidiendo explicaciones por el d e l i t o de tener otro hijo.

No entienden que en la vida hay que afrontar algu´n riesgo. No les cabe en la cabeza. Y cuando les digo que, por encima de todo, esta´ la Providencia divina, me miran con cara de burla y asombro, como si acabara de decirles que creo en los Reyes Magos. En el fondo no creen que Dios sea un Padre que se preocupa de cada uno de nosotros como si fue´semos su u´nico hijo. Para ellas, Dios, si existe, es un ser muy lejano, que debe andar por alla´ arriba, pero que se desentiende de nuestros problemas.

Parecen obsesionadas por la seguridad: los mejores seguros de vida y de enfermedad, el dinero bien asegurado en el banco, el chale´ con alarmas seguri´simas y K?co´mo no? K los medios ma´s seguros y eficaces para no quedar embarazadas. No se dan cuenta de que esta´n abriendo las puertas de par en par a un gran enemigo de su felicidad: el egoi´smo.

No me extran˜a que unas y otras tengan problemas con su pareja ahora se llama asi´ al otro co´nyuge, por razones obvias . Yo les digo que cada vez que viven mal el matrimonio es como decirles a su marido: MTe quiero, pero no del todo. Te quiero como productor de placer, pero te odio como peligroso productor de hijosN. Y eso no es amar de verdad a un marido. Asi´, casi sin darse cuenta, va creciendo el odio entre ellos asi´ como suena, el odio , porque son co´mplices en el mal. Llega un momento en que no se pueden ver, sienten asco uno del otro y tienen que buscar un nuevo MamorN para r e h a c e r s u v i d a . En vez de disfrutar de los amores verdaderos, acaban bebiendo en charcas que no sacian su sed de felicidad. Algunas so´lo se ponen nerviosas cuando les haces ver las posibles consecuencias patolo´gicas de los anticonceptivos. No deja de ser triste que se preocupen u´nicamente de lo que en realidad es menos importante.

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Lo peor es que se enfadan al verme asi´. Se molestan. ?Por que´? Entiendo que no este´n de acuerdo con mi manera de proceder. Pero deberi´an respetarla. No, no la respetan. Se incomodan, me miran como si me regan˜aran, como si les estuviera haciendo un dan˜o a ellas. Una hasta llego´ a no saludarme por la calle. La llame´ por tele´fono para preguntarle que´ le pasaba, por que´ no me habi´a saludado. Y ?sabes que´ me dijo? Aga´rrate. Que no queri´a tener como amiga a una coneja. Y colgo´. Estuve a punto de echarme a llorar. Pero en casos como e´ste tengo Kcomo tu´ muy bien sabesK muchas personas que me consuelan: mis seis hijos, mi marido, el Sen˜or y la Virgen, por citar so´lo a los ma´s importantes. Asi´ que, de llorar, nada.

Juan me dice que, en el fondo, me tienen envidia. Y pienso que es muy probable. A algunas les gustari´a hacer lo mismo que yo, tener muchos hijos, ser amas de casa y disfrutar de las alegri´as de la maternidad. Pero les puede un enemigo fatal. No me refiero al egoi´smo. Me refiero al que´ dira´n. El que´ dira´n es un tirano horrible, un monstruo al que le tienen pa´nico. ?Recuerdas aquella frase de Rousseau que te pase´ cuando estaba haciendo la tesis, sobre la gente que vive en la opinio´n de los dema´s? El pobre Jean-Jacques se equivoco´ en muchas cosas, pero en e´sta teni´a razo´n. No son ellas mismas, son lo que los dema´s desean que sean, viven en la opinio´n de los dema´s. Quieren presumir, que se hable bien de ellas, que las admiren. Y se ponen enfermas cuando se enteran de que alguien las ha criticado. Viven pendientes de que´ pensara´n los dema´s, de las apariencias, y tienen mucho cuidado en llevar puesta la ma´scara que encaje mejor en el ambiente en el que esta´n. No son duen˜as de sus propias vidas. Son esclavas de la opinio´n. ?Co´mo no se dan cuenta?

Tal vez se dan cuenta, pero no tienen la valenti´a de decir: M!Se acabo´! Voy a hacer lo que quiero, no lo que quera´is vosotrosN.

Creo que sin la fe es muy difi´cil comprender que´ relacio´n puede haber entre tu amor a Dios y el deseo de recibir de E´l los hijos que quiera enviarte. Algunas piensan que tener hijos es necesario para MrealizarseN, para dar satisfaccio´n al instinto maternal, y si esa necesidad psicolo´gica se sacia con uno o dos, ?para que´ ma´s? Doy gracias a Dios por la fe.

Gracias a ella comprendo que los hijos no vienen u´nicamente para llenar los deseos de paternidad y maternidad, que son muy nobles. Vienen para mucho ma´s. Son hijos de Dios y, si los educamos bien, sera´n muy pronto cristianos que pondra´n al servicio de los dema´s su capacidad de amar.

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Cada uno con la vocacio´n a la que Dios le llame. Espero que alguno de ellos construya una residencia de ancianos donde se atienda muy bien a mis amigas cuando sus hijos no quieran tenerlas en casa.

Bueno, no creas que todas mis amigas son de este estilo, ?eh? Tengo otras que me felicitan y me ofrecen sinceramente su ayuda, y yo a ellas. Adema´s estamos muy unidas, tal vez porque tener que navegar contracorriente nos lleva a apoyarnos ma´s unas a otras.

Creo que me he extendido demasiado. Pero a veces me entra le vena y, ya que he dejado la tesis a medias para dedicarme a esta otra tesis de la familia, debes comprender que abuse un poco de ti para expresar libremente mis pequen˜os pensamientos.

Tus sobrinos te envi´an esos dibujos maravillosos. Fi´jate, sobre todo, en el de Miguel: se le ven maneras de verdadero artista. Dejo un poco de espacio para tu cun˜ado. Recibe un beso de tu hermana: Mari´a

PD: Creo que debo aclarar algo. Al referirme a las madres que so´lo tienen uno o dos hijos, o ninguno, no me refiero a las que n o p u e d e n tener ma´s, sea por el motivo que sea. Me refiero a las que, por egoi´smo, n o q u i e r e n tener ma´s. Son esas las expertas en ejercer la famosa Mtortura psicolo´gicaN. Querido cun˜ado:

!Hay que ver co´mo se despacha tu hermana! En cambio, yo, como sabes, soy hombre de pocas palabras. Y como ella lo sabe, so´lo me deja espacio para poner dos li´neas. Bueno, ya te puedes imaginar con que´ ilusio´n estamos esperando el sexto. Los ma´s ilusionados parecen los nin˜os. Lo esta´n esperando como si fuese el mejor regalo que pueden recibir. Ya te llamaremos cuando Mari´a de´ a luz. Adema´s, tendremos que hacer planes para que puedas bautizarlo tu´, como a los otros. Recibe un fuerte abrazo. Juan

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Abuelos de adolescentes Sintonía entre generaciones Doctor José V. Martínez-Costa Médico pediatra-adolescentólogo

n la educación de los adolescentes no sólo tienen papel decisivo los padres, sino la familia al completo: abuelos, hermanos, primos hermanos, tíos, etc. El lugar que el adolescente ocupa en la “fratria” o serie de hermanos tiene mucha importancia —especialmente cuando se trata del primogénito o del benjamín, como también lo es el número de hermanos, la distancia de edades, así como la convivencia entre ellos—. Los allegados, las amistades de la familia, amigos, compañeros pueden ser un complemento educativo relevante para el adolescente y, en situaciones extremas, incluso pueden llegar a sustituir a los propios padres y abuelos. Asimismo los profesores y docentes en general constituyen un buen aliado para su educación.

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d o n d e n o a l c a n za n los padres, llegan los abuelos Los abuelos personalizan ante todo la memoria y las relaciones transgeneracionales. De esta forma el adolescente adquiere conciencia paulatinamente de que es un eslabón más en una cadena de seres humanos que nacen, viven, crecen, actúan, se reproducen, envejecen y mueren, dejando paso a otras generaciones. El adolescente tomará así nota de su responsabilidad para conservar y transmitir el acervo sociocultural de su familia, sin que ello sea obstáculo para adoptar las nuevas tendencias que, desde siempre, han surgido en la Historia de la Humanidad, gracias a las cuales ésta ha progresado desde sus días iniciales. Generalmente las “viejas historias” del abuelo suelen despertar interés en los niños y adolescentes y les sirven para comprender el lugar que ellos ocupan en el clan familiar. Las conversaciones con los abuelos pueden ser muy provechosas, pues éstos por su edad tienen ya perspectiva suficiente para opinar sobre la vida. Los adolescentes, en general, mantienen una relación entrañable con sus abuelos, sin los pequeños conflictos que pueden salpicar las relaciones con sus padres. Les convierten en sus confidentes y amigos. Ello contribuye a paliar la inseguridad existencial que a menudo asoma en esta etapa de la vida. Las tan recomendadas entrevistas con los adolescentes (que nunca serán “directivas”) no siempre son fáciles de conseguir, aun contando con la mejor voluntad de los padres, pues nos encontramos, ocasionalmente, con el rechazo de plano de las mismas o la desgana de los propios adolescentes. Otras veces los progenitores, ocupados con los afanes de la vida propios de los adultos en plena edad laboral, dejan al adolescente sin el debido acompañamiento en sus pensamientos e inquietudes. Función tutorial que los abuelos pueden desempeñar con ex-

periencia, calma y tiempo. Se trata, pues, de que el adolescente, si quiere, no se encuentre solo ante sí mismo para “construirse”. Es tan importante la figura de éstos en el desarrollo del niño y adolescente que en algunos países europeos se ha propuesto instaurar el “Día Nacional de los Abuelos”.

t r a n s m i s o re s de valores y c o n o c i m i e nto s esenciales Se da con cierta frecuencia que tanto los progenitores como los docentes caen en el desánimo. Los abuelos están blindados contra él; la vida les ha enseñado que el mundo es como es y que los jóvenes son como son, mayoritariamente magníficos, pero no como los soñamos o como quisiéramos que fuesen. Es raro y ya francamente patológico encontrar adolescentes imposibles. Los jóvenes, por su parte, consideran a sus abuelos como aquellos que escuchan con interés y paciencia todos sus planes y sueños, quienes los apoyan cuando se sienten tristes o incomprendidos. Además son los que más reconocen sus logros y triunfos. Les ayudan a saber “discernir”, es decir, a percatarse del valor de unos proyectos de vida, vacunándolos contra la confusión de ideas. Perciben que les distinguimos una ideas de otras, las valoramos, pero no tratamos de imponérselas.

LA MAYORÍA DE LOS ADOLESCENTES MANTIENE UNA RELACIÓN ENTRAÑABLE CON SUS ABUELOS; LOS CONSIDERAN CONFIDENTES Y AMIGOS 47


familia de Nazaret Con las ocupaciones laborales de ambos progenitores, a las cuales nos acabamos de referir, la figura de los abuelos ha acrecido su importancia en la sociedad actual como custodios y educadores de sus nietos, con una educación muy personalizada, importante para la maduración de niños y jóvenes. ¿Quién no recuerda a sus abuelos con cierto halo de nostalgias infantojuveniles? Ese recuerdo tiene, casi siempre, entrañables resonancias sentimentales, afectivas, en los adultos. Sin duda, en el hogar de sus abuelos encuentra el adolescente uno de esos lugares plácidos de su vida y los nietos endulzan los sinsabores del inexorable envejecimiento de los abuelos.

posibles fisuras e n l a re l a c i ó n Los primeros responsables de la educación de un hijo son sus propios padres. Ello no significa negar el papel que también deben tener los abuelos. Discretamente pueden y deben estar presentes en la educación de sus nietos, sin olvidar su papel vector de “memoria” y lo que se ha denominado “acción cultural” (transmisión de usos, costumbres y experiencias); pero nunca deben interferir si los padres están sancionando una falta cometida por el pequeño. En circunstancias normales de la vida los abuelos procurarán, de entrada, no quitarles la razón a los padres cuando los nietos vienen con una queja. También, por ejemplo, deberán preguntarle al nieto, cuando pida que se le compre algo, si los padres van a estar de acuerdo con esa compra. La experiencia de los abuelos, basada en las dilatadas y variadas circunstancias que han vivido, les va a ser de gran utilidad y eficacia para ayudar a sus nietos a creer en sí mismos, con un robustecimiento casi automático de la autoestima del adolescente. Es verdad que los adolescentes intentan establecer en casa de sus abuelos ciertas costumbres que en su casa se ven como normales, pero que no lo son para una persona mayor, como escuchar música muy alta o dejar el cuarto desordenado.

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Para evitar estos posibles conflictos entre ambos, los abuelos no deben contradecir las normas a las que el adolescente está sujeto en su casa. Deben ser un refuerzo de la acción educativa de los padres y nunca establecer discrepancias entre los padres y ellos. Un peligro cierto de los abuelos como educadores de sus nietos es la permisividad excesiva y la blandenguería, defectos que no podemos confundir con la recomendable “educación para la ternura” tanto en las chicas como en los varones, con gestos sobrios de cariño auténtico que el adolescente sabe captar y agradecer. Los abuelos no deben ser ni excesivamente permisivos, en cuanto a dejar hacer a los nietos ciertas cosas que los padres no consentirían, ni tampoco excesivamente generosos, por ejemplo con el dinero. En esta materia el acuerdo con las directrices de los padres debe ser total. Se ha de evitar por todos los medios la educación disociada. Los criterios pedagógicos de los abuelos deben sintonizar, en las condiciones ordinarias de la vida, con los progenitores. No es beneficioso para el adolescente que cada uno tire de su lado, es decir, no hay que caer en el defecto de una educación con criterios contrapuestos.


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testigos del pasado, m a e s t r o s d e l f u t u r o Guy Lescanne, sacerdote y sociólogo francés, resume didácticamente, los caminos a seguir por los abuelos:

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El adolescente europeo tiene necesidad de seguridad y los abuelos pueden fomentarla con la escucha paciente de sus nietos, proporcionándoles además espacios tranquilizantes materiales y espirituales. Pueden contribuir a fomentar una “educación valerosa”, no timorata ni apocada, pues en nuestro tiempo se ha detectado que ciertos adolescentes ya mayores tienen miedo a una prolongada dependencia económica de sus padres, miedo al paro, a la soledad, al aislamiento psicoafectivo de la vida urbana actual.

Creación de espacios de diálogo, como miembros importantes de la familia, sabiendo escuchar y utilizando la sabiduría de los años para hablarles.

El nieto agradecerá que los abuelos no quieran hacerse los jóvenes. Está de moda lo joven, parecer adultos no maduros, sino jóvenes “adulescentes” (Lescanne). Cada cual, adolescentes, adultos y viejos tienen que ocupar los lugares generacionales que les son propios. La diferencia favorece el diálogo y no el aparentar lo que no se es, por razón de edad. Cada cual ocupe su sitio, sin propiciar la confusión; los abuelos asuman su vejez y los nietos adolescentes su edad madurativa. El abuelo puede ser muralla defensiva para el nieto y predicar con el ejemplo de su propia vida de decisiones, trabajo y hombría de bien. Tanto los padres como los abuelos enseñarán al adolescente a distinguir claramente lo subjetivo de los objetivo, en otras palabras, a diferenciar sus fantasías de la realidad.

Los abuelos deben atemperar el pasotismo de algunos nietos originado, en parte, por la ausencia de puntos de referencia sólidos, fiables. Otra causa de inhibición, de indiferencia por parte de los jóvenes es su impresión de que todo, en nuestra sociedad, está estropeado: su hogar biparental se volatilizó en otro monoparental, casi siempre bajo el abrigo materno; los políticos se le antojan gentes de poco fiar; la ternura es empalago, afectación y amaneramiento; el humanitarismo descarría hacia un negocio más, e incluso el deporte. La memoria transgeneracional de los abuelos puede explicar al nieto desanimado que no siempre triunfa la mediocridad al amparo de

procedimientos de selección puestos en marcha por tribus de adultos corruptos; que la Historia nos refiere épocas peores y que el binomio “honestidad + preparación idónea” son campos a cultivar para el logro en la vida. Por otro lado, los abuelos desempeñan un papel de primer orden en la transmisión de los valores espirituales, ya que estos no se transmiten con los cromosomas o con la leche materna, sino principalmente con la educación y el testimonio. Limitémonos a sembrar generosamente con nuestras palabras y a dar ejemplo con nuestra conducta, con la certeza de que con el paso del tiempo algo fructificará.

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familia de Nazaret scar podría ser un hombretón de unos treinta y tantos años, pero es mucho más que eso, porque Óscar es una persona con Síndrome de Down (SD). Mi anterior párroco, que lo conocía desde su nacimiento, decía que era el ángel de la parroquia.

Ó

Hace poco contemplé en la televisión unas imágenes que me hicieron reflexionar: se celebraba una jornada dedicada a estas personas. Vi a varios de ellos, de distintas razas, y todos tenían esos rasgos que los caracterizan (es increíble cómo se parecían todos, siendo tan diferentes). Dejando a un lado lo que, desde el campo de la ciencia, diga la genética, a mí me parece que esta fisonomía especial que tienen es designio de Dios, de modo que tiene permanentemente en la tierra, mezclados entre todos los seres humanos, un montón de ángeles, y para que se distingan los ha marcado con su sello. Los SD no son seres defectuosos, sino que forman parte primordial en el diseño de la creación. Miquel Estellés Barat Funcionario

Marcados con su

sello

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á n g e l e s e n l a t i e r ra Sin embargo, en los últimos años hemos visto cómo cada vez nacen menos ángeles en la tierra. Satanás no admite otros ángeles en su principado que no sean sus esbirros, y ha inducido al hombre a creer que estas personas tienen una enfermedad o defecto que hay que erradicar. Es cierto que el síndrome conlleva unos problemas de salud que la ciencia médica debe ayudar a mitigar, pero ya sabemos cómo se las gastan algunos cuando utilizan la ciencia; algunos llaman “curar” a lo que normalmente se conoce como matar, y han decidido aniquilar no ya la supuesta enfermedad, sino a las mismas personas con anomalías en el gen 21. Aprovechándose del miedo al sufrimiento que solemos tener, y pudiendo conocer antes del parto la posibilidad del nacimiento de uno de estos ángeles, un escalofriante porcentaje de ellos no llega a ver la luz —ya sabemos cómo. Tal vez estemos preocupados por las leyes laicistas que quieren eliminar los símbolos religiosos, pero es la vida misma la que está siendo ya eliminada desde hace mucho tiempo.

t e n g o u n a p re g u n t a p a ra u s t e d Afortunadamente, “lo políticamente correcto” todavía no aprueba actuar tan a las claras como lo hacía aquel pequeño austriaco nacionalista del pasado siglo, no tan lejano. De momento, los sentimientos de la mayoría de la gente todavía permiten que sea positivo hacerse la foto con un SD; incluso se deja que uno de ellos plantee alguna pregunta en directo al Sr. presidente, ante millones de telespectadores.

Bien sabían los que controlan el cotarro de la imagen de los políticos, que un Down no hace preguntas maliciosas, como las hubiera hecho yo, que carezco de inocencia: “Señor presidente, ¿sabe usted que si mi madre se hubiera acogido a la legislación vigente, yo no habría podido plantearle esta pregunta?”. Sí, afortunadamente todavía hay personas que, aun con el temor inicial, aceptan tener un ángel de Dios en su propia familia y dejan que se integre en su comunidad parroquial. Óscar, por ejemplo, es monitor del grupo “scout” de la parroquia —y hay que ver cómo le obedecen los niños— y, además, es miembro de una comunidad neocatecumenal. Ciertamente él no es un serafín… (no nos lo podríamos imaginar escuchando un motete de Tomás Luis de Victoria); con su entusiasmo y su voz potente, eso sí, hace tambalear a sus hermanos de comunidad cuando cantan, especialmente el Credo. ¡Y ya quisieran algunos diputados católicos (a quienes votar leyes injustas no les causa ningún problema de conciencia) ser tan coherentes con lo que dicen creer, como Óscar! Qué vergüenza siento, con lo que me cuesta reconocerme pecador, cuando lo veo arrodillarse ante el sacerdote, con toda su inocencia, para confesar sus pecados (también él está herido por el pecado original). Óscar ni se imagina cómo le envidio. Cuando el Señor me llame, espero que pueda reconocer en mi persona su sello, que pueda decirme que, de alguna manera, me parezco a Óscar.

E S TA F I S O N O M Í A E S P E C I A L ES DE S IG N I O DE D IO S , Q UE A SÍ TI E N E PE R M A NE N T E ME N T E E N LA TI ER R A , M E Z C L A D O S E N T R E T O D O S LO S S E R E S H U M A N O S , U N M O N T Ó N D E Á N G E L E S , Y PA R A Q U E S E D I S T I N G A N LO S H A M A R C A D O C O N S U S E L LO

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atalina está un poco embarazada, casi nada en realidad. Su embarazo es tan pequeñito que casi no es embarazo: es un embarazo a lápiz, en papel borrador, que se va como ha venido. Además tampoco lo sabe seguro, porque la cosa fue ayer mismo.

C

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Cuento

para

mayores

sin

receta Enrique Montesinos

Catalina tiene 15 años y va a la farmacia con frecuencia. Antes compraba regaliz y “clearasil” para los granos. Hoy comprará un antiácido, que no necesita receta, porque la lógica ansiedad del evento le ha generado un poquito de hiperclorhidria, y pedirá también un antibiótico para un flemón que le había salido. El flemón es casi tan pequeño como su embarazo, pero para aquél sí que lleva una receta que le dio el dentista. Luego pedirá la píldora “porsiacaso” —así la llama su amiga Loli—, que vale 20 euros (Loli no, la píldora). Loli vale mucho más, porque su padre tiene pasta por un tubo y ha comprado varias píldoras (su padre no, Loli), para no tener que ir a la farmacia después de estar con Manolo. A Catalina le parece que “porsiacaso” no es el nombre auténtico del medicamento, pero Nieves, que es una farmacéutica superguay, se lo aclarará. Catalina está nerviosa pero contenta. Gracias a la nueva píldora será más libre cuando esté con su primo Borja. Además le han explicado en el cole que mientras el embrión no anide te lo puedes quitar, porque es como si no existiera. Y la anidación sólo ocurre unos días más tarde.

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razón creadora Cuando la profe lo dijo en clase, el Richi, que es un bocazas medio tonto, contestó: “Eso es como decir que hasta que el niño no esté en la cuna no es niño y te lo puedes cepillar”. Catalina se mosqueó y dijo:“¡Que no es lo mismo Richi!; pero ¡qué bruto eres!”. Y todos se rieron porque ya sabían lo de ella y el Borja.

Catalina se marcha con un mosqueo considerable y va en busca de otra farmacia alejada de su casa donde no la conozcan. Al fin la encuentra y le dan la famosa píldora. ¿Sólo una?, pregunta la niña. El boticario se le ríe a la cara y le dice que para qué quiere más. “¿Es que te dedicas a eso? ¿Eres una profesional?”

Catalina llega a la farmacia, pero como hay una vieja comprando (lo menos tiene 40 años), pide primero el “almax” para la acidez y el “augmentine” que le ha recetado el dentista. La farmacéutica le trae ambos medicamentos y le pregunta: “¿Quieres algo más, guapa?”.

Catalina se ha tomado la píldora con un vaso de coca-cola “light”. Ella habría preferido una copa de “baylis”, que es dulce como un caramelo y, con un poco de hielo, te pones la mar de contenta, pero es que el alcohol no se lo venden ni con receta.

Como la vieja no se acaba de ir, Catalina aprovecha para pesarse y comprobar que los tres helados que se tomó con los coleguis le han engordado más de lo que se esperaba.

Por la noche piensa que ya puede estar tranquila; que la cosa no ha tenido importancia, porque además lo más probable es que no estuviera embarazada. Y si lo estaba, era un embarazo muy pequeñito, y el embrión no había tenido tiempo de anidar.

Se va la vieja, y entonces dice: “¡Ah!, sí; se me olvidaba. También quiero..., la píldora esa... “pa” después, ¿’mentiendes’...? Nieves la mira de arriba a abajo y le pregunta si es para después de comer o para después de ponerse ciega de coca-cola con güisqui. Catalina se mosquea y le dice que ya sabe ella de qué está hablando y que tiene derecho a la píldora “comosellame”. Entonces Nieves le responde que en su farmacia no se despachan abortivos, aunque venga la ministra con una pistola; que a lo hecho pecho, y que se lo piensa decir a su padre (al de Nieves no, al de Catalina) para que se entere de lo que hace la niña.

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O sea que Nieves es una exagerada y seguro que no le dirá nada a papá. Y si se lo dice, que se lo diga. Porque ella tiene sus derechos, que se lo ha oído a una ministra muy mona que hay ahora. Catalina se mete en la cama. Siempre ha rezado tres avemarías, pero hoy le da cosa y no reza nada. Apaga la luz y se pone a llorar como cuando era muy pequeña y no podía dormir sola.



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B U L LY I N G José Antonio Gris Especialista en Psicología Clínica

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razón creadora n los últimos años se ha detectado un aumento del “bullying” o acoso escolar y una pérdida de autoridad del profesorado que resulta muy preocupante. El acoso escolar es uno de los problemas más graves que tiene nuestro sistema escolar. Un 26,6% de los adolescentes sufren acoso escolar o “ciberbullying”, a través del correo electrónico, del chat, de los SMS, por teléfono o mediante fotografías o videos. Este artículo pretende que padres, tutores y educadores sepan cómo detectar el “bullying” y qué hacer al respecto.

E

Entre un 8 y un 10% de los niños o adolescentes necesitan tratamiento psicológico a causa del acoso escolar. Algunos niños o adolescentes son violentos y su agresividad aparece sin causa externa. Muchos son víctimas de violencia o están pasando una situación difícil, como el divorcio de sus padres. Se sienten mal y proyectan su odio contra los alumnos que ven más débiles. La causa principal de este problema reside en el ambiente familiar. Los niños que viven la violencia en casa, la proyectan sobre sus compañeros. Aquellos que son víctimas del acoso escolar generalmente son niños superprotegidos y no tienen recursos de personalidad para enfrentarse a estas situaciones de acoso. Lo primero que notan los padres y educadores es cambios en su comportamiento y estado de ánimo; están apáticos y tristes, y muchas veces padecen fracaso escolar.

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razón creadora Este acoso produce problemas de salud mental en los adolescentes, que puede incrementarse en la edad adulta. Los trastornos más frecuentes son la ansiedad, la depresión, la anorexia nerviosa o bulimia y los trastornos de conducta. Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), un 20% de los adolescentes sufre algún problema de salud mental.

No es fácil prevenir un trastorno psicológico, pero existen factores de protección, como la buena comunicación familiar o buena relación grupal, que pueden prevenir estos trastornos. Todos recordamos a Jokin, el estudiante vasco que se suicidó en Hondarribia después de sufrir un duro acoso escolar.

C Ó M O S A B E R S I U N A LU M N O O H I J O S U F R E “ B U L LY I N G Los padres y profesores suelen ser los últimos en enterarse. Las señales de alarma del Bullying son:

• Cambios en la conducta o el estado de ánimo. • No quiere ir al colegio. • Quiere que le acompañen a la entrada o salida del colegio. • Irritabilidad, tristeza o llanto. • Cambios en el sueño (pesadillas) o en el apetito. • Síntomas psicosomáticos, como cefaleas, vómitos o dolor de estómago. • Nunca quiere ir a excursiones del colegio. • Pierde sus pertenencias con frecuencia, como gafas, reloj, móvil, mochila, etc. • No se relaciona con sus compañeros o no quiere salir de casa. • Con frecuencia presenta golpes, hematomas, etc., o dice que se cae con frecuencia. • Aparecen pintadas en baños o paredes amenazándole. • Baja su rendimiento escolar, o dice que se puede concentrar bien. • Falta frecuentemente al colegio, diciendo que está enfermo. • Se queja frecuentemente de sus compañeros de clase. • Observar cambios en su comportamiento: aislamiento, tristeza, llanto, incomunicación, etc.

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C O N S E J O S PA R A L A S V Í C T I M A S Decirle al agresor “basta ya”, “para, ya está bien” o “¿te gustaría que te hicieran a ti lo mismo?”. Si te están agrediendo, díselo al adulto más cercano. El colegio debe tener un programa de agresiones o un buzón de agresiones. No te lo calles y comunícalo. Cuéntaselo a tus padres, profesor o tutor. No uses violencia contra tus agresores ni trates de vengarte. Involucra a tanta gente como puedas, amigos, compañeros de clase, profesores, orientador, director, etc.

En la medida que puedas, que el agresor te vea tranquilo y firme. Él lo que quiere es que te alteres y eso le refuerza su conducta de acoso. Si son agresiones verbales como burla o insultos, explica bien cómo te afecta. Muchos adultos no le dan importancia y, sin embargo, son las que más daño pueden hacerte. Intenta siempre no responder al agresor con ironía, ya que esto le irrita más. Responde con humor. Por ejemplo, si te dice “¡Qué zapatillas más ridículas llevas!”, responde: “Gracias por fijarte en ellas, pero a mí me gustan”.

A veces es mejor que ignores al agresor; no respondas a sus amenazas.

Procura decir siempre los nombres de los compañeros que han visto la agresión. Esto te ayudará a tener más credibilidad.

Si te cuesta decirlo, escribe una carta contando todos los hechos y dásela a tus padres o al director del colegio.

Aléjate o corre si es necesario, para alejarte de la agresión y vete al adulto más cercano.

No llores ni manifiestes lo que te afecta; eso es lo que el agresor quiere.

Comienza contándoselo a tus padres. Son las personas que más te quieren y las que más te pueden ayudar. Recuerda que tú no tienes la culpa de la agresión. No debes afrontar esa situación sólo. Trata siempre a los demás como quieras que te traten a ti. Ayuda siempre a los demás y, cuando tú lo necesites, ellos te ayudarán a ti.

Recuerda que la violencia se combate mejor con la no violencia.

RAPIDEZ Y CONTUNDENCIA E s m u y i m p o r t a n t e q u e t o d o s, ta nto e n l a fa mil ia c om o e n e l c e n t r o e s c o l a r, n o s i m p l i q u e m o s e n l a p r e ve n c i ó n d e e s t e p r o b l e m a . E l a c o s a d o r d e h oy p u e d e s e r e l m a l t ra t a d o r d e l f u t u r o . N o p o d e m o s p e r m i t i r, c o m o p a d r e s , p ro f e s o re s o e s p e c i a l i s t a s q u e l a v i o l e n c i a a f e c t e a n u e s t ro s n i ñ o s o a d o l e s c e n t e s.

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Werner Vo n

Braun Jesús Amado Moya

inguna prueba más convincente de la posibilidad y necesidad de aunar ciencia y fe, que la vida de aquellas personas que descollaron en ambas facetas. Me gustaría destacar una figura sobresaliente en el campo de la ingeniería e inventiva: Wernher von Braun. Se le considera el “padre” de la astronáutica, sobre todo por su proyecto Apolo, que permitió el primer alunizaje de un ser humano, el 20 de julio de 1969.

N

Nació el 23 de marzo de 1912 en la ciudad alemana de Wissitz. Se doctoró en Ciencias Físicas en la Universidad de Berlín, teniendo tan sólo 22 años de edad. Falleció de cáncer el 15 de junio de 1977, en Estados Unidos. Era una persona profundamente religiosa, enamorado de la oración. Escribía así en 1969: “Cuando no era más que un niño me dedicaba a ensayar mis cohetes de fabricación casera en un descampado cercano a mi casa. Y cada vez que me arrodillaba para pulsar el botón de ignición, rezaba. Era una oración a la desesperada, una oración que se concentraba en la última esperanza: ‘Por favor, Señor, que suba éste’, suplicaba. Pero poco a poco me fui dando cuenta de que la religión era algo vital que había que respaldar con disciplina y mortificación. Y simultáneamente me fui percatando de que mis oraciones, para ser reales, tenían que desplazarse hacia una

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nueva dimensión. Y empecé así a hacer oración todos los días, a todas las horas, en vez de limitarme a “apretar el botón” y esperar lo que viniera. Me tomé el trabajo de alejarme muchos kilómetros para internarme en el desierto y hacer mi oración en solitario. Rezaba también con mi mujer por las tardes. Y al considerar mis problemas, procuraba encontrar la voluntad de Dios. En nuestra época de vuelos espaciales y reactores nucleares, es preciso conseguir una atmósfera ética y moral que gobierne nuestro control de poder. Y esto puede conseguirse solamente dedicando muchas horas a esa concentración profunda que se llama oración. La oración puede llegar a convertirse en un trabajo realmente duro. Pero la verdad es que es el trabajo más importante que podemos realizar en nuestra vida”.


razón creadora Hasta aquí el texto de Von Braun, publicado en diversos diarios. Confesión sincera y admirable, testimonio de un hombre totalmente inmerso en las realidades temporales y técnicas, pero simultáneamente cautivado por el contacto estrecho con Dios; de un hombre que supo evolucionar desde una oración vocal –el rezo– a la auténtica oración mental, que no es más que amar. Pues en la oración, hablar con Dios está bien, pensar en Él es mejor, pero amarle a Èl es el todo. O como dice Santa Teresa de Ávila: “No es otra cosa la oración que tratar de amor con quien sabemos que nos ama”. En marzo de 1969, Wernher von Braun, responsable principal en la NASA de aquel histórico viaje en el que Neil Armstrong pisó por primera vez la superficie lunar, publicó en la prensa un artículo acerca de su fe en la inmortalidad. Y creo de interés entresacar en forma literal los razonamientos que allí exponía. Decía así: “Hoy más que nunca, la supervivencia –la de usted, la mía y la de nuestros hijos– depende de nuestra adhesión a los principios éticos. Solamente la ética decidirá si la energía atómica ha de ser una bendición o el origen de la destrucción total de la humanidad. ¿De dónde procede el deseo de actuar con arreglo a los principios de la ética? ¿Qué es lo que nos hace ser morales? Creo que hay dos fuerzas que nos impulsan a ello. Una de ellas es la creencia en el Juicio Final, en el que tendremos que dar cuenta de lo que hicimos con el gran don que Dios nos concedió: la vida terrenal.

La otra fuerza es la creencia en un alma inmortal, un alma que disfrutará de la recompensa o sufrirá el castigo decretado en dicho Juicio Final. La creencia en Dios y en la inmortalidad es lo que nos da la fuerza moral y la transformación; cabe entonces pensar que, si Dios aplica este principio fundamental a las partes más diminutas e insignificantes de su Universo, ¿no es lógico suponer que lo aplique a la obra maestra de su creación: el alma humana? Yo creo que sí lo es. Y todo lo que la ciencia me ha enseñado y continúa enseñándome, refuerza mi creencia en la continuidad de nuestra existencia después de la muerte. Nada desaparece sin dejar rastro”. Bello texto éste de Von Braun, que no hace más que corroborar aquella otra frase de Einstein: “Cuantos menos conocimientos posee el investigador, tanto más alejado se siente de Dios. Pero cuanto mayor es su saber, tanto más se le acerca”. En nuestro mundo moderno mucha gente parece experimentar la sensación de que, en cierto modo, la ciencia ha dejado anticuadas o fuera de lugar las “ideas religiosas”. Pero yo creo que la ciencia reserva una verdadera sorpresa a los escépticos. La ciencia, por ejemplo, nos dice que nada en la naturaleza, ni la más ínfima partícula, puede desaparecer sin dejar rastro, sin alterar el entorno, sin dejar vestigios de su paso. Hay que pensar en esto. Si se hace así, las ideas acerca de la vida no volverán ya a ser las mismas.

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sofismas

Manipular

conciencias con el

lenguaje

Luciano García Matas

entir implica siempre la intencionalidad de inducir a otro al error de cualquier manera posible (mediante el lenguaje, la seducción, la manipulación, etc.), acción que agrava las cosas aún más cuando en el mentiroso existe un rechazo visceral a vincular las normas que regulan el orden y la vida de los ciudadanos a cualquier referencia ética o religiosa. La astucia, entonces, en la búsqueda de expresiones ambiguas alcanza límites insospechados.

M

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sofismas Desde muy antiguo, los movimientos ilustrados han seducido al hombre con entrar en el “Reino de la Luz” para desterrar las tinieblas de su doliente ignorancia y convertirse así en dios de sí mismo. Los griegos crearon a su alrededor un círculo selecto de intelectuales —los sofistas—, que se consideraban capaces de interpretarlo todo, porque habían adquirido un conocimiento muy profundo de la naturaleza, de la vida, de las ciencias y de la cultura en general. Esta elite de intelectuales (gnósticos) se contraponía al resto de la sociedad griega, aquellos a los que, según se consideraba, tenían sólo un conocimiento aparente y superficial de la realidad.

Aquellos primeros “filósofos de la sospecha” tuvieron una enorme influencia en la vida ateniense. Pusieron en tela de juicio la “polis” en su sentido tradicional, realizando una labor de crítica constante de las instituciones y de la política, e impulsando nuevas ideas sobre todo en el terreno práctico del bienestar material y de la felicidad mundana. Esta Ilustración, tan temprana como radical, acabaría dejando tras de sí una serie de tópicos genéricos a los que terminaron apuntándose, más tarde, la masonería especulativa y los sucesivos agnosticismos y ateísmos de todas las épocas, que mantenían el siguiente discurso lógico:

LA IDEOLOGÍA CONTEMPORÁNEA COPIA A LOS SOFISTAS GRIEGOS, QUIENES TRATABAN DE “PERSUADIR” DENTRO DEL MÁS PURO UTILITARISMO Y RELATIVISMO MORAL Ya en el siglo VI a C, en la Grecia de Jenófanes, los sofistas enseñaban que “el hombre era la medida de todas las cosas” (Protágoras), por lo que era justo que “los fuertes dominaran a los débiles” (Calicles), afirmaciones con las que han estado de acuerdo después infinidad de “intelectuales” de todos los tiempos. Estos “ilustres” filósofos, lejos de buscar y dar a conocer la verdad, trataban de “persuadir” a la audiencia congregada en sus foros y academias a hacer lo que hoy llamaríamos “lo política y socialmente correcto” dentro del más puro utilitarismo y relativismo moral, argumentando que para qué discutir sobre aquello que nunca vamos a saber si es o no cierto.

presos por un inquietante d i r i g i s m o c u l t u ra l De todos es sabido que vivir bajo las leyes y no bajo la voluntad de un rey era el orgullo griego y lo que le diferenciaba del bárbaro. Pues bien, los sofistas acabaron poniendo boca abajo el valor de la ley, como fundamento de la democracia y como única barrera frente al individualismo y a la ambición de poder. Consideraron que las leyes son meramente convencionales y que, dado que cada pueblo tiene las suyas propias, éstas carecían de valor absoluto.

“Ya que la muerte es una realidad incontrovertible y los dioses están tan alejados de nuestro mundo que se han quedado sordos como el mármol para escuchar nuestras quejas y sufrimientos, optemos por una vida lo más cómoda, culta, amistosa y alegre, posible, sin más trascendencia que la propia inmanencia”. La ideología contemporánea ha hecho acopio fecundo de toda esa manera de ser y comportarse de los sofistas griegos. Nuestra cultura actual se caracteriza, en gran medida, por manipular el lenguaje como recurso normal, habitual y cotidiano, haciendo trasvases semánticos para tergiversar el significado natural de las palabras y de los hechos. Por ejemplo, la palabra “matrimonio” con la que siempre se ha identificado la unión estable de vida en común entre un hombre y una mujer, se sustituye por la palabra “pareja” para dar entrada así a cualquier otra relación posible entre personas del mismo sexo.

M E N T I R IM P L I CA LA INTENCIÓN DE INDUCIR A OT R O A L E R R O R 63


sofismas Ciertas expresiones se aprovechan de la escasa información o de la ingenuidad de los que las emplean para engañar sin ningún rubor ni escrúpulo. De esta guisa, se llama “píldora del día después” a un fármaco abortivo; se utiliza la frase “interrupción voluntaria del embarazo” para hablar del aborto, o la palabra “eutanasia” para señalar un mal morir con dignidad. En todos estos casos las palabras “matar” o “destruir” no son usadas jamás. Las clínicas abortistas son, con frecuencia, llamadas “centros de salud reproductiva”; y, en lo referente a la moral sexual, los cambios de nombre intentan justificar o dignificar conductas inmorales. Este es el caso de las prostitutas, a las que se denomina “trabajadoras del sexo” o “profesionales sexuales”. Además, todo lo que antes eran ejemplos de perversión sexual (bestialidad, pedofilia, etc.) se etiquetan ahora como “amor entre especies”, “amor intergeneracional” o “estilos de vida alternativa”. Un caso muy típico es la referencia que se hace al “amor libre”, que se utiliza para dar la sensación de un universo de fantasías posibles, cuando, en realidad, a lo que aboca su consentimiento es a una auténtica degradación del hombre y de la mujer que lo practican. Esta llamada a la concupiscencia de género constituye una perversión de la sexualidad originalmente buena en la que ambos fueron creados según el Génesis, y que subvierte e invierte la relación original entre el espíritu y el cuerpo. Juan Pablo II afirmó sin rodeos al respecto: “El ‘amor libre’ explota las debilidades humanas, dándoles un cierto ‘marco’ de nobleza con la ayuda de la seducción y con el apoyo de la opinión pública. Se trata así de ‘tranquilizar’ las conciencias, creando una coartada moral. Cualquier experiencia, meramente carnal, donde hombre y mujer reconocen la pérdida del control sobre sí mismos, hace que la pareja se conduzca guiada exclusivamente por el instinto animal… Una libertad sin responsabilidad constituye la antítesis del amor cristiano”.

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sofismas

l a d e g ra d a c i ó n m o r a l ante el poder establecido Esta increíble capacidad de mutación semántica, que penetra en todos los ambientes sociales a través de los poderosos medios de comunicación, se manifiesta también en lo referente a “los derechos del hombre y del ciudadano”, que se vuelven selectivos y caprichosos, en vez de ser expresión de las distintas dimensiones del sujeto único que es la persona. Se construyen así razonamientos malintencionados sobre la existencia, la familia, el estilo de vida y las relaciones humanas, con el fin de colonizar la opinión pública. Se utilizan términos despectivos como “ultra-católicos” para quienes defienden el matrimonio u optan por educar a sus hijos en los valores tradicionales del cristianismo, además de prepararles adecuadamente para que sean buenos ciudadanos. Esta falta de referencia a valores sustanciales conduce a la aceptación de un mercado libre de ideas, que protege, sin ningún tipo de “censura ética”, el “derecho” a proponer las opiniones más mortíferas y disparatadas. Al mismo tiempo, este anárquico y “democrático” mercado de propuestas y soluciones a cómo vivir la existencia no resulta ser auténticamente libre, al estar dominado por grupos interesados socialmente en imponer sus propios criterios y metas. Por ejemplo: el concepto “apertura” que requieren todos los que están detrás de ese proceso de manipulación de conciencias es aquel que considera todas las ideas, culturas y caminos hacia el Absoluto igualmente válidos. Se propugna así una apertura universal hacia el relativismo más absoluto. Para ello se escogen lemas o poemas tan populares como el de “Caminante, no hay camino” de Machado, con el objetivo de que las masas se conduzcan hacia una tranquilizadora anarquía moral. La lista de ejemplos crece a medida que pensamos un poco y se haría interminable.

En sintonía con todo lo dicho hasta aquí, el profesor en teología y ciencias sociales de la Universidad pontificia de Roma don Ignacio Barreiro se expresa así: “Existen dos formas fundamentales de forzar a la gente a actuar en contra de sus convicciones sobre la ley natural. La primera es el uso de la fuerza. Cuando un régimen tiránico y violento llega al poder, debe oprimir continuamente a la población para evitar que ésta se rebele. Pero la solución más efectiva de coaccionar a esa gente para que acepte nuevas actitudes es a través de la propaganda sistemática, que usa la manipulación del lenguaje como la herramienta principal operativa. Este tipo de propaganda busca interiorizar nuevas convicciones en sus víctimas. Cuando se implantan con éxito nuevas actitudes, la gente cree haber llegado a aceptar estas nuevas formas de actuación a través de su propia voluntad y conciencia, considerándolas como propias. Por lo tanto, toda manipulación social comienza con la manipulación verbal. Su objetivo consiste en engañar cuidadosamente a la opinión pública para producir cambios en el comportamiento de los ciudadanos. Esta actuación viola la dignidad humana más elemental, porque los miembros de la sociedad contra los que se utiliza dicho procedimiento dejan de ser tratados como seres humanos y más bien como objetos a manipular, a dominar, a manejar y a controlar. Esta actitud resulta profundamente inmoral, porque se trata de un engaño que ha sido conscientemente planificado”.

TODA MANIPULACIÓN SOCIAL COMIENZA CON LA VERBAL. SU OBJETIVO CONSISTE EN ENGAÑAR CUIDADOSAMENTE A LA OPINIÓN PÚBLICA PARA PRODUCIR CAMBIOS EN EL COMPORTAMIENTO DE LOS CIUDADANOS. 65


sofismas

q u e b r a n t a r l o s va l o r e s d i v i n o s para eliminar los valores humanos Los sofistas modernos —como la serpiente del paraíso—suelen rematar casi todas sus “ilustraciones” presentando al hombre su destino mortal como la mayor injusticia de Dios hacia el ser humano. Estos ilustres ofidios envenenan sus discursos señalando a un Dios que, celoso de su omnipotencia, requiere siempre una Humanidad obediente y resignada, que no tenga más aliciente en la vida que servirle obedientemente..., en una palabra, un auténtico tirano que solo desea esclavizarnos, “Alguien” contra quien, ¡a lo mejor!, merecería la pena rebelarse de una vez por todas. Estos “bienhechores” de la felicidad humana, han procurado siempre mantener la misma astucia y habilidad que la mencionada serpiente para cambiar la realidad, imaginando otra posibilidad de ser diferente la querida por Dios; han manipulado el lenguaje y siguen haciéndolo todos los días, subrayando que toda prohibición impide al hombre el ejercicio pleno de su libertad. Con esta malévola actitud, terminan por negar tanto la finitud del hombre como su condición criatural, proporcionando una antropología de tipo prometeico, en la que cada individuo, enfrentándose a los dioses, va a poder autorredimirse y salvarse por sí mismo sin la ayuda de nada ni de nadie: ¡interesante aventura!

L O S S O F I S TA S M O D E R N O S — I G U A L Q U E L A S E R P I E N T E D E L PA R A Í S O — E N V E N E N A N S U S DISCURSOS SEÑALANDO A DIOS COMO UN T I R A N O Q U E S Ó L O D E S E A E S C L AV I Z A R N O S

GUARDAOS, PUES, DE MURMURACIONES INÚTILES, PRESERVAD VUESTRA LENGUA DE LA MALEDICENCIA; QUE LA PALABRA MÁS SECRETA NO SE PRONUNCIA EN VANO, Y LA BOCA MENTIROSA DA MUERTE AL ALMA (Sb 1,11)

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e l valo r de un a gran idea

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sed santos

Elegídeella camino

verdad E n l a n o c h e o s c u ra del mundo, sólo la Cr u z de Cr is to ilumina la senda de la vida…

Resumen elaborado por Buenanueva a partir de las “Obras completas del Hermano Rafael”, edición preparada y anotada por los monjes de S. Isidro de Dueñas.

ucho se ha dicho del hermano Rafael, y más últimamente desde que el 11 de octubre de 2009 se celebró su canonización. Pero quizá pocos han tenido la oportunidad de poder vivir cerca de él sus últimos días. Eso es precisamente lo que vamos a tratar de hacer en estas sencillas páginas.

M

Rafael Arnáiz Barón nace el 9 de abril de 1911 en Burgos (España), donde vive sus primeros años. Es el primogénito de los cuatro hijos de una familia enriquecida por hondas convicciones cristianas, que calarán profundamente en la personalidad del propio Rafael. Al llegar a la adolescencia, se revela en él una notable riqueza humana, intelectual y espiritual, que se manifiesta en su talante personal abierto y positivo, y en su profunda sensibilidad que se va desarrollando en inquietudes y en contacto con la naturaleza, la pintura y las demás artes.

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La armónica integración en su personalidad de este conjunto de elementos con la visión y el sentido cristiano de la vida y de la realidad, hacen cristalizar en él, aun después de haber iniciado la carrera de arquitectura, la vocación monástica cisterciense, por la que opta —según sus propias palabras— “siguiendo los dictados de su corazón hacia Dios, y el ansia de llenarse de Él”. Así ingresó en el monasterio cisterciense de San Isidoro de Dueñas, el 15 de enero de 1934, presentando como único bagaje personal “un corazón muy alegre y con mucho amor a Dios”.


sed santos

d e l a m o r d e D i o s sale todo A partir de entonces parece como que el proceso personal de Rafael se precipitara: sólo le quedan cuatro años de vida, pasados en temporadas alternativas entre la casa familiar y la comunidad monástica, a causa de una diabetes sacarina, manifestada repentinamente a los cuatro meses de su ingreso, hasta morir en la enfermería del monasterio el 26 de abril de 1938.

Rafael aparece como la realización plena de la gracia vocacional, polarizado por Dios, como lo refleja su expresión característica: “¡Sólo Dios!”. La única aspiración de la existencia de Rafael fue “vivir para amar”: amar a Jesús, amar a María, amar la Cruz. Y ahora…, en silencio, para no molestar a esta alma enamorada de Dios, acerquemos nuestro corazón y sentidos, acompañándole en sus últimos días.

«Mi vida quisiera que fuera un solo acto de amor…, un suspiro prolongado de ansias de Ti. Quisiera que mi pobre y enferma vida fuera una llama en la que se fueran consumiendo por amor…, todos los sacrificios, todos los dolores, todas las renuncias, todas las soledades. Quisiera que tu vida fuera mi única Regla. Que tu “amor eucarístico”, mi único alimento. Tu evangelio, mi único estudio. Tu amor, mi única razón para vivir. ¡Qué bien se vive junto a la Cruz de Cristo! Cristo Jesús, enséñame a padecer… Enséñame esa ciencia que consiste en amar el menosprecio, la injuria, la abyección… Enséñame a padecer con esa alegría humilde y sin gritos de los santos… Enséñame a ser manso con los que no me quieren, o me desprecian…Enséñame esa ciencia que Tú, desde la cumbre del Calvario, muestras al mundo entero”. Ah! Si el mundo me conociera y viera lo que soy… Si los hombres vieran mis torpezas y mi duro corazón, quedarían aterrados ante la grandeza de Jesús, que no desdeña cuidar a este pobre hombre, más digno de lástima que de amor… Y Dios me ama… ¡Ah! ¡Y de qué manera! Eso ya lo sé, y nadie más que yo».

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sed santos

tómame a mí y d a t e T ú a l m u n d o Último manuscrito del Hermano Rafael, 8 días antes de su muerte, sacado de una carta que le dirigió a su hermano Leopoldo Arnáiz, que estaba en el frente de batalla, desde el convento de San Isidro el 17 de abril de 1938: «Hoy, día de Resurrección, el padre Abad me ha dado el escapulario negro y la cogulla, de manera que excepto la corona parezco un monje de veras. Estoy muy contento con mis anchas mangas que no sé qué hacer con ellas. ¡Ah! mi querido hermano, si tuviera tanto amor a Dios como tela me sobra… Espero que pronto termine la guerra, y todo se normalice, y podáis venir a verme en un cochecito que compréis muy chico y que ande despacito… la velocidad es muy peligrosa. Cuando me escribas dame detalles de todo, pues aunque trapense todo lo de mi casa me interesa, ya lo sabes tú bien, pues no quiero más que todo lo bueno sea para vosotros (…) Mira te envío estas estampas que he pintado a ratos, los domingos. El primero, como verás, es un humilde lego que ha elegido el camino de la verdad, “viam veritatis elegi”. En la noche oscura del mundo, sólo la Cruz de Cristo ilumina la senda de la vida… Sólo hay esa verdad que da paz para esperar, ánimo para seguir y confianza para no errar. Qué suerte, hermano, el que de veras se considera extranjero en el mundo y sólo sueña con Dios y con su verdadera patria… Su vida será una serena paz, pues sólo hay paz en el corazón desprendido. Trabajará con la mira puesta en Dios y su trabajo será bendecido. Tratará con los hombres y su trato estará fundado en la Caridad…” El 26 de abril de 1938, a las siete de la mañana y a consecuencia de un coma diabético fallece en olor de santidad el Hermano Rafael. Exhalado el postrer suspiro, su rostro recobró la placidez y la dulzura; y con la sonrisa en los labios, como sumido en dulce y venturoso sueño, dejó la tierra el hermano Rafael. Tenía 27 años”.

LA ÚNICA ASPIRACIÓN DE SU VIDA FUE “VIVIR PARA AMAR”: AMAR A JESÚS, AMAR A MARÍA, AMAR LA CRUZ

ENSÉÑAME A SER MANSO CON LOS QUE NO ME QUIEREN O ME DESPRECIAN

El Hermano Rafael fue proclamado por el Papa Juan Pablo II como modelo para todos los jóvenes del mundo y, el 27 de septiembre de 1992, fue declarado Beato por el mismo Papa. Fue declarado Santo por el Papa Benedicto XVI el 11 de octubre de 2009.

Y NO LOS SANARON LAS HIERBAS NI LOS UNGÜENTOS SINO TU PALABRA, SEÑOR, QUE TODO LO CURA. PORQUE TÚ TIENES PODER SOBRE LA VIDA Y LA MUERTE, HACES BAJAR A LAS PUERTAS DEL ABISMO Y HACES SUBIR DE ALLÍ (Sb 16,12s) 70


Pe r g a m i n o s “ S h e m á I s ra e l ” E n m a d e ra t rat a d a c o n c e ra s n a t u ra l e s

Pe d i d o s e n e l t e l é fo n o 61 6 8 4 3 5 0 8


espada de dos filos

Del

ecce homo al

ecce

Deus Antonio PavĂ­a MartĂ­n-Ambrosio

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espada de dos filos

cce homo”, ved aquí, ahí tenéis al hombre, dijo Pilatos al pueblo mostrándoles a Jesús, después de haberle azotado, ridiculizado con una corona de espinas y revestido con un manto de púrpura (Jn 19,1-5). Pilatos no tenía la menor duda de que el hombre a quien habían entregado era inocente. Sin embargo, no había visto en él más que eso, un hombre, por lo que no iba a exponer su trono de vanidades, acumuladas a lo largo de su fatigosa vida, sólo por él. También es cierto que no tuvo mucho interés en profundizar sobre Jesús. De hecho, cuando le preguntó ¿qué es la verdad?, se dio media vuelta dejándole con la palabra en la boca (Jn 18,38).

E

La negligencia de Pilatos de buscar, de interesarse por saber si detrás de ese hombre había Alguien que le llevase a proclamar ¡ecce Deus!, había sido ya ejercida indolentemente por el pueblo de Israel. Fue víctima de la superficialidad hasta el punto de merecer, por así decirlo, esta interpelación de Jesús: ¿Por qué no reconocéis mi lenguaje? Porque no podéis escuchar mi Palabra... El que es de Dios escucha las palabras de Dios; vosotros no las escucháis porque no sois de Dios (Jn 8,43-47). Cerrados sus oídos a su Palabra, tampoco sus ojos fueron capaces de ver en Jesús al Dios vivo encarnado. De ahí que cuando el gobernador de Judea les dio la posibilidad de escoger entre dos hombres, Jesús o Barrabás, decidieron escoger a este último, como diciendo: al menos éste tiene sangre en las venas para levantarse contra nuestros opresores. He titulado esta catequesis: “Del ecce horno al ecce Deus” para dejar bien sentado que la fe adulta implica un salto cualitativo en lo que respecta a la apreciación y experiencia de Jesús. Es absolutamente necesario tener conciencia por medio de datos salvíficos personalísimos, escritos en nuestras entrañas, que el hombre de Nazaret es también el Dios que se hizo con y como nosotros: el Emmanuel.

Tú eres mi Hijo a m a d o El primero en proclamar que Jesús es el ecce Deus, en dar testimonio de su divinidad, es Yahvéh, Dios de Israel, su propio Padre. Recordemos el testimonio personalísimo que da acerca de Jesús en su bautismo: “Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco” (Mc 1,11). Por su parte, Mateo, en la teofanía de la Transfiguración, nos ofrece este testimonio del Padre no menos elocuente: “Este es mi Hijo amado en quien me complazco; escuchadle” (Mt 17,5).

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espada de dos filos El testimonio del Padre en la Transfiguración, que nos viene transmitido también por Marcos y Lucas, añade una puntualización con respecto al que hemos visto en el Bautismo. Yahvéh, Dios de los cielos, nos da a conocer su voluntad con respecto a su Hijo: que le escuchemos —“¡Escuchadle!”— Detrás de esta exhortación apremiante hay toda una revelación acerca del carpintero de Nazaret. Está diciendo a todos los hombres: ¡Él es mi Palabra viva! El que le escucha alcanzará la vida eterna. El mismo Jesús se hará eco de esta misión que tiene, de dar vida eterna a los hombres por medio de su Palabra: “En verdad, en verdad os digo: llega la hora, ya estamos en ella, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oigan, vivirán” (Jn 5,25). Ahí tenéis a mi Hijo, ahí está Emmanuel, dice el Padre. Ecce Deus, aquí está nuestro Dios, proclaman por el mundo entero toda una legión innumerable de hombres y mujeres que le han conocido y que han podido experimentar, ver y oír, que está vivo, que sus palabras son espíritu y vida, tal y como El mismo lo anunció.

¿dónde o a quién va m o s a i r, S e ñ o r ? ¡Qué bien entendió Pedro que las Palabras de Jesús eran realmente espíritu y vida! Fue esto lo que en realidad le sostuvo ante la tentación de abandonar, casi diríamos, hasta de desprenderse —quitarse de encima—, del discipulado que de Él había recibido. Recordemos los hechos. Cuando Jesús proclamó ante la multitud que sus palabras eran espíritu y vida, todos se escandalizaron. Sólo Dios tiene autoridad para decir que sus palabras tienen tal valor. ¿Cómo viene este hombre a decir semejante barbaridad? ¿Qué locura se ha apoderado de él? Así discurrían los miles de hombres que habían sido alimentados con los panes que Jesús había multiplicado. Se escandalizaron y se fueron. Quedó Jesús solo con los doce. No estaban menos escandalizados que los que se habían marchado. Sin embargo, había en ellos como un sello imborrable que ni siquiera sabían definir muy bien.

“En verdad, en verdad os digo: llega la hora, ya estamos en ella, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oigan, vivirán”

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espada de dos filos Solamente sabían que las palabras que oían a Jesús tenían algo que las de los sumos sacerdotes y doctores de la ley no tenían. Las de Jesús eran como si tuviesen sabor…, eso es, sabían a vida eterna. Eso es lo que, en nombre de todos, respondió Pedro a Jesús ante su interpelación de abandonar también ellos: “Señor, ¿dónde o a quien vamos a ir? Tú tienes palabras de Vida Eterna, y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios” (Jn 6,68-69). ¿Dónde o a quién vamos a ir, Señor? han dicho siempre y continúan diciendo los verdaderos buscadores de Dios. Es cierto que muchas veces no entendemos muchas cosas. También lo es que tu rostro, por momentos tan diáfanos y luminosos, cambia totalmente y nos parece un espectro o un fantasma, como les pasó a los doce (Mt 14,26). Aun así, al igual que los doce, también nosotros te decimos: ¿Dónde o a quién podemos ir, si sólo tú tienes palabras que son espíritu y vida? Sólo en ti reconocemos cumplida la promesa de Yahvéh, de que un día nos hablaría al corazón: “Por eso yo voy a seducirla —Israel como esposa— la llevaré al desierto y hablaré a su corazón” (Os 2,16).

SÓLO TÚ NOS ABRES A LA ETERNIDAD, SÓLO TÚ TIENES PALABRAS DE VIDA ETERNA PORQUE ERES EL SANTO DE DIOS.

¡Ahí está nuestro Dios! He ahí el grito jubiloso de los profetas de Israel, al anunciar la salvación del pueblo, su liberación de la opresión, del destierro. No es una liberación causada por una victoria bélica. Es Dios Salvador, Dueño y autor de la historia que la ha llevado a cabo como El ha querido. De ahí los gritos de los amigos de Dios —los profetas—, gritos con los que intentan despertar al pueblo santo de su derrotismo y postración: ¡Despertad, ahí está nuestro Dios! ¡Ecce Deus! Recordemos la experiencia de Isaías, cuando Dios le empuja para hacer su anuncio de salvación: “Súbete a un alto monte, alegre mensajero para Sión; dama con Dios poderosa, alegre mensajero para Jerusalén, dama sin miedo. Di a las ciudades de Judá: Ahí está vuestro Dios” (Is 40,9).

t ú e re s e l H i j o d e ¡Ecce Deus! D i o s , s u Pa l a b r a v i v a ¡ H e a q u í a m i D i o s ! Éste es nuestro problema contigo, dirán todos los buscadores de Dios a lo largo de la historia: nos has seducido, has cautivado nuestro corazón con palabras imborrables. Ni siquiera renegando de ti podemos arrancarlas de nuestro ser. ¿Dónde o a quién vamos a ir, si sólo tú eres el Hijo de Dios, su Palabra viva? Sólo tú nos abres a la eternidad, sólo tú tienes palabras de vida eterna porque eres el Santo de Dios. Tú eres el ecce Deus, aquel que, por negligencia y necedad, no alcanzaron a ver ni Pilatos, ni el pueblo amodorrado, ni nadie que anteponga sus intereses a ti.

Jesús, el Profeta, el Hijo del Padre, el Emmanuel, Él es el Ecce Deus que salva al hombre. No dice, como los profetas: ¡Ahí está!; sino ¡Aquí estoy, Yo soy! Por Él, todo buscador llegará un día a decir: ¡Tú eres mi Dios! ¡He aquí a mi Dios! Esta explosión del alma al reconocer a su Dios no lejano sino cercano, este poder vivir junto a Dios, es un don abierto a todo aquel que, apartando toda vanidad, le busca verdaderamente. Estos buscadores son hombres y mujeres cuyos “quereres” de la Verdad les han hecho insobornables a todo lo que es vanidad e inconsistencia.

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espada de dos filos E cce hom o, ve d a q u í , a h í t e n é i s a l h o m b r e,

Pudieron así flanquear el umbral, siempre temido por su apariencia sinuosa y permeable, que da acceso al Misterio. Flanqueado, es cuando pudieron decir: ¡Ecce Deus, he aquí a mi Dios! Contemplaron al que traspasaron (Jn 19,34), y se encontraron primero, de bruces, como Pablo, y después, una vez repuestos del asombro, cara a cara con su Dios y Señor. En este contexto de reconocer en Jesús al Hijo de Dios vivo y, por medio de Él, al Padre, nos servimos de las catequesis de los Padres de la Iglesia que nos hablan de los sentidos del alma, los cuales tienen también sus funciones como las tienen los sentidos corporales. Entre tantos testimonios, recogemos el de san Agustín por impactamos de forma especial, dada su fuerza y clarividencia. En sus comentarios al Evangelio de san Juan, escribe: “Si los sentidos del cuerpo tienen sus propios placeres, ¿no los ha de tener también el alma?” A continuación argumenta su tesis con la Escritura. Se acerca a los Salmos y nos ofrece este texto: “Dios mío, qué precioso es tu amor, por eso los hombres se cobijan a la sombra de tus alas. Se sacian de la grasa de tu Templo, en el torrente de tus delicias los abrevas; en ti está la Fuente de la vida y en tu luz vemos la luz” (Sal 36,8-l0).

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espada de dos filos

a q u e l d í a v u e s t ro s o j o s ve r á n San Pablo, por su parte, nos habla de los ojos del corazón. Ojos que tienen luz propia para comprender y contemplar las cosas de Dios, sus dones, la riqueza con la que reviste a sus hijos: “Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os conceda espíritu de sabiduría y de revelación para conocerle perfectamente; iluminando los ojos de vuestro corazón, para que conozcáis cuál es la esperanza a la que habéis sido llamados por él; cuál la riqueza de la gloria otorgada por él...” (Ef 1,17-18). Verán al que traspasaron, dice Juan parafraseando a Zacarías, cuando sus ojos contemplaron al crucificado atravesado por la lanza del soldado. Verán y esperarán lo que los profetas denominaron “el día de Dios”. Es el día en que actuó el Señor, día de alegría y gozo” (Sal 118,24). Se trata del día de la luz por excelencia. Es la obra que se presenta como “su maravilla ante nuestros ojos” (Sal 118,23). Es el día que el Padre, con el temblor propio de quien ha amado hasta la extenuación, arrancó con sus propias manos las losas del sepulcro que habían retenido a su Hijo, el Amado, en quien se derramaba su complacencia. Ese día la muerte fue vencida.

JESÚS, ELPROFETA, EL HIJO DEL PADRE, EL EMMANUEL, ÉL ES EL ECCE DEUS QUE SALVA AL HOMBRE. NO DICE, COMO LOS PROFETAS: ¡AHÍ ESTÁ!; SINO ¡AQUÍ ESTOY, YO SOY!

Ese fue el día en que el Padre recobró al Hijo y el Hijo recobró al Padre. Es también el día en el que le fue abierto al hombre el proceso de su divinización; el día anunciado por los profetas en el que el hombre, libre de la carga de los ídolos, se puede volver a Dios; el Uno, el Único. Día excelso acerca del cual nos habla proféticamente aquel que ha sido llamado el Consolador de Israel: “Aquel día se dirigirá el hombre a su Hacedor, y sus ojos hacia el Santo de Israel mirarán. No se fijará en los altares, obra de sus manos, ni en lo que hicieron sus dedos…” (Is 17,7-8). “¡Aquel día!” dirán una y otra vez los profetas, animando a las almas abatidas de los israelitas cuando la tiranía de Babilonia se yergue majestuosa sobre ellos, ocultándoles todo atisbo de trascendencia. Todo se conjura contra ellos. Todo el pecado del mundo, incluido el suyo propio, les pesa... Mas la Voz no deja de resonar... ¡Aquel día! Aquel día vuestros ojos me verán... “Jesús, dirigiéndose al ciego le dijo: ¿qué quieres que te haga? El ciego le dijo: Maestro, quiero ver. Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado. Y al instante, recobró la vista y le seguía por el camino” (Mc 10,51-52).

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espada de dos filos

Za q u e o r e p r e s e n t a a los buscadores de Dios Aquel día es el hoy interminable de la salvación del hombre. Ese hoy que conoció Zaqueo cuando “se hizo como un niño” y se subió a un árbol para poder ver con sus propios ojos a Jesús que pasaba por Jericó. Mucho de fama, respeto y honor perdía Zaqueo al subirse al árbol como los demás críos. Pero más importante para él era ver a Jesús. Y como era pequeño de estatura, se encaramó al árbol. Grande fue la apuesta de este jefe de publicanos de Jericó... y la ganó. Obtuvo el hoy de su salvación. Dos pares de ojos se cruzaron: los de Jesús que había venido a su encuentro, y los de Zaqueo que había apostado todo por Él. Al cruzarse sus ojos, se besaron el cielo y la tierra, y resonó “el Día, el Hoy de Zaqueo”. Oigamos este momento culminante narrado por Lucas: “Cuando Jesús llegó a aquel sitio, alzando la vista, le dijo: Zaqueo, baja pronto; porque conviene que hoy me quede yo en tu casa” (Lc 19,5) Le está diciendo Jesús: Hoy quiero hospedarmeencamarme en tus entrañas (Jn 14,23). Zaqueo, en su ansia por encontrarse con Jesucristo, representa a todos los buscadores de Dios, aquellos que le buscan con la boca y el corazón, es decir, con honestidad y nobleza. En su búsqueda, no “nadó y guardó la ropa”. Por el contrario, al igual que Pablo (Flp 3,7-8), perdió todas las cosas por encontrar y descubrir en el hombre que pasaba por su vida al Dios que salva. Zaqueo hizo con Jesús su experiencia del “ecce Deus”, tal y como se manifestó en su resurrección. Le reconoció como

Dios, le llamó Señor —Adonai— y le confió su alma arrojando de ella la cabeza y matriz de todos sus pretendientes, que no son más que parásitos: sus riquezas y dinero (Lc 19,8). Libre de estos pretendientes tan poco recomendables, el alma de Zaqueo se pudo apretar contra Dios, como dice el salmista (Sal 63,9). Liberado de sus parásitos, falsos prometedores de vida, su alma encajó, se acopló de forma natural con su complemento: Dios. Se hizo así realidad, en él, el Shemá (Dt 6,4-5), que podríamos traducir así: “Escucha, Zaqueo, sólo uno es quien encaja en tu alma. Te acoplarás al Único con todo tu corazón, con todas tus fuerzas, con todo tu ser. Zaqueo, desde ahora te podrás entrelazar conmigo porque yo, Jesús, el ecce homo, y también el ecce Deus, estoy hospedado en tu casa porque me buscaste.

Z AQ U E O L E R E C O N O C I Ó COMO D I OS, L E LL A MÓ S EÑ OR —AD ON AI — Y LE CON FI Ó S U ALMA A R R O JA N D O D E E L L A L A C A B E Z A Y M AT R I Z D E TO D O S S U S PR ETE ND IE NT ES , QU E N O SON MÁ S Q U E PA R Á S I TO S : S US R I QUE ZA S Y DINERO

POR ESO ORÉ, Y ME FUE DADA LA PRUDENCIA, SUPLIQUÉ, Y DESCENDIÓ SOBRE MÍ EL ESPÍRITU DE LA SABIDURÍA. LA PREFERÍ A LOS CETROS Y A LOS TRONOS, Y TUVE POR NADA LAS RIQUEZAS EN COMPARACIÓN CON ELLA (Sb 7,7s) 78


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nueva estética

La

Incredulidad

de

Tomás

Santo

Pilar Gordillo Isaza Licenciada en Historia del Arte

Al tocarlo creyó, al creer lo tocamos La Incredulidad de Santo Tomás • Michelangelo Merisi da Caravaggio 1601-1602 Óleo sobre lienzo • Museo Neues Palais, Postdam (Alemania)

omás, uno de los Doce llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Los otros discípulos le decían: “Hemos visto al Señor”. Pero él les contestó: “Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré” (Jn 20,24-25).

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nueva estética La crudeza de este hombre que se atreve a exigir tal prueba, sin pudor ni consideración a unas heridas ni a una carne triturada, es la mejor expresión de la actitud del hombre ante el anuncio de la Buena Noticia de la Resurrección. Tú lo creerás, tú lo dirás, pero yo no lo he visto, no lo he palpado, no lo he vivido. La humanidad más cruda se enfrenta al anuncio de que la divinidad ha actuado: Jesús ha resucitado porque era el verdadero Hijo de Dios encarnado. No hay ningún momento en los evangelios en el que el contraste entre el hombre y Dios sea tan claro. Humanidad y divinidad encarnada en un hombre. Nada más apetecible para uno de los pintores más originales, extravagantes y revolucionarios de principios del siglo XVII: Michelangelo Merisi, llamado Caravaggio por su pueblo de origen en la región de Lombardía (Italia). Nada más atrayente, por tanto, para este pintor fascinado por el hombre, por su corporeidad, por su presencia física vigorosa, que un puñado de rudos pescadores tocando con sus encallecidos dedos la carne de un costado desnudo, esculpido y modelado en toda su plasticidad. Corrían las últimas décadas del siglo XVI cuando el Renacimiento, hastiado de clasicismo y perfectas armonías, daba sus últimos coletazos en forma de manierismo, estirando las formas, retorciendo “la maniera”, es decir, el estilo de aquellos artistas que pintaban “a la manera de…”, siguiendo la línea de los grandes maestros como Miguel Ángel, Leonardo o Rafael. Es entonces cuando aparece en el panorama romano un joven que presenta una interpretación de la realidad totalmente diferente a la habitual, rechazando la belleza ideal en composiciones, luces, tonos de color etc., y presentando las figuras en toda su verdad y realismo, copiando del natural, desnudándolas de adornos y esculpiendo sus volúmenes y composiciones con un novedoso juego de luces y sombras, el llamado “claroscuro”, consistente en iluminar violentamente una parte de la escena, dejando el resto a oscuras.

Se acabó la armonía, el equilibrio lumínico, la serenidad, el adorno, el recargamiento y la perfección geométrica. Ha irrumpido el descaro, la crudeza, la teatralidad, el atrevimiento y, en definitiva, la verdad de las cosas. Caravaggio destacó no sólo por su original enfoque de la pintura, sino también por su vida turbulenta en la que se sucedieron lances, peleas, asesinatos y episodios reveladores de su carácter tempestuoso y su falta de escrúpulos.

e l mi sterio de la resurrección sin a r t i f i c i o s n i s u t i l e za s Hete aquí que Tomás desafía con sus palabras al mismísimo Cristo. Por ello, como relata el Evangelio según san Juan: Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro y Tomás con ellos. Se presentó Jesús en medio estando las puertas cerradas y dijo: “La paz con vosotros”. Luego dice a Tomás: “Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado y no seas incrédulo sino creyente” (Jn 20, 26-27). Este hecho, que podría parecer exageradamente prosaico, es la mayor prueba física del reconocimiento de Cristo, la definitiva demostración de su regreso desde el reino de los muertos. Aquí no hay nada más, nada superfluo, ninguna referencia espacial de la habitación, como una puerta, una ventana. Tan sólo los hombres frente al Hombre. Un compacto grupo cuyo perfil se destaca de la oscuridad del fondo en la forma de un gran arco, y que concentra en sus cabezas, dispuestas de forma romboidal, toda la intensidad dramática del suceso.

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nueva estética Tres cabezas, tres miradas, tres posturas confluyen en un punto: el dedo índice que conducido firmemente por la mano de Cristo, se mete en el costado. Aunque el incrédulo fuera Tomás y los otros dos oculten sus manos, se podría decir por sus gestos y actitudes que manifiestan abiertamente la fascinación ante el prodigio, que también ellos quieren asomarse a comprobar la veracidad del milagro. Esta es la interpretación original del pintor cuyas versiones de los pasajes bíblicos no dejan indiferente a nadie. Por tanto, la incredulidad no sólo está en Tomás, sino que aquí estamos todos. Tres líneas de fuerza que chocan con el cuerpo del resucitado, que situado a la izquierda de la composición las recoge con la curvatura de su cabeza y cuerpo y las concentra en su llaga. Tres manos que se unen para crear una punta de flecha que nos indique dónde atender, cuál es el desenlace de este planteamiento narrativo. Flecha dibujada en el índice de Tomás que queda enmarcado por las manos de Cristo: la derecha le abre el pecho y descubre el signo de su entrega, mientras que la izquierda lo sujeta fuerte y obliga a acercarse a la herida. No hay escapatoria; por donde miremos, todo nos lleva a esa mano, todo nos obliga a quedarnos embobados, atónitos, estupefactos como ellos, a volver a mirar y a asombrarnos, ante la prueba física de la resurrección.

una humanidad rebosante de divinidad Caravaggio ha ejecutado una composición que converge completamente en el punto del costado, de tal modo que la atención de los personajes del lienzo y la de los espectadores contemporáneos se ve irremisiblemente atraída por esta prueba física. Todos somos invitados a mirar, a comprobar, a experimentar la veracidad del hecho.

El habitual naturalismo descarnado de Caravaggio se vuelve aquí casi científico: el cuerpo de Cristo semidesnudo, pintado con un tono amarillento, le hace aparecer como un cadáver, envuelto aún en el sudario y no en una túnica. Algunos han creído ver en ese pecho todavía hundido, la huella de la muerte que parece se resistiera a dejarlo marchar al mundo de los vivos. El cuerpo humano que siempre ha sido objeto de fascinación para Caravaggio, es cuidadosamente representado en sus menores detalles. Es teóricamente un cuerpo glorioso, pero en la práctica nada nos lo indica porque se presenta sin halo de luz, sin notas espirituales, sin detalles de divinidad, sino más bien todo lo contrario, un cuerpo que arrastra la corporeidad mortal y que tan sólo por su belleza puede remitirnos al que es todo Belleza, Bondad y Verdad. El Nazareno mantiene los rizos del cabello largo y la barba de la consagración a Dios, propia de la secta de los “nazoreos”. Sus finos rasgos, boca menuda, nariz recta, son la herencia del arquetipo idealizado de Cristo hombre. A pesar de lo homogénea y armónica que es la paleta del pintor, que emplea tonos ocres (aplicados en contrastadas capas), colores ligados a la verdad de la tierra, a lo natural de la piel y la carne, es inevitable el contraste entre la belleza de Cristo y la rudeza de los discípulos que fruncen sus frentes, fijan la vista o abren los ojos como platos. Son auténticos retratos de fisonomías populares, con carnaciones morenas y en algunos puntos, enrojecidas, con la nariz pronunciada o curvada, cejas pobladas, frentes despejadas, barbas canosas y cabellos alborotados en diferentes gamas de castaños y más o menos abundantes.

AUNQUE EL INCRÉDULO ES TOMÁS, LOS OTROS DOS TAMBIÉN QUIEREN COMPROBAR LA VERACIDAD DEL MILAGRO; POR TANTO, AQUÍ ESTAMOS TODOS 82


nueva estética Igualmente ruda es la textura de sus ropajes, bastos paños de lana que se arrugan como las frentes, en pronunciados pliegues en los que juega libre y dichoso el claroscuro caravaggiesco. Finalmente el lienzo blanco que envuelve a Cristo es un prodigio de técnica pictórica, una tela que rodea con suavidad su figura, que cae y se pliega en amplias bandas sobre sus rodillas, que esculpe y rodea su cintura con animadas curvas, que se tensa y se abre en abanico sobre su hombro y brazo, que en definitiva, levanta su cuerpo como fuste de columna y lo acaricia como si fuera un órgano vivo. La luz fría cae sobre los cálidos colores terrosos de pieles y ropajes en fogonazos irregulares sobre las figuras. Estos haces de luz clara que inciden en las amplias frentes de los apóstoles surcadas de arrugas, así como en las manos en plena acción, aportan al lenguaje visual efectos de dramatismo, emotivos retazos de vida que contrastan con los suntuosos tonos oscuros y las sombras envolventes de los secundarios ropajes y cabellos.

salió sangre y agua;; b a u t i s m o y e u c a r i s t í a El asunto de mirar, remirar, tocar, rebuscar o meterse en el costado de Cristo es la representación de lo que el alma ansía y necesita. Al igual que el niño busca le leche en los pechos de su madre, el cristiano que ha probado algo del sabor del Espíritu Santo, que ha comprobado la paz, la ternura y el sentido que disfruta con un poco de Dios dentro, tiende a ciegas y a la desesperada hacia el costado de Cristo, hacia su persona, hacia su agua limpiadora y su sangre sanadora, hacia su corazón ardiente, capaz de encender la tibieza y el rescoldo más apagado. Es la herida hecha por la lanza, que traspasó el corazón y lo partió, expresión del amor entregado hasta deshacerse y triturarse por el otro. Y regando este Sagrado Corazón: la sangre y el agua, que brotaron para significar la eucaristía y el bautismo. Se cumplía así la palabra profética: “De su pecho manarán ríos de agua viva” (Jn 7,37). Ahora es el hombre el que se acerca a esta fuente, el que necesita saciar su sed de vivir en la sequedad de su desierto, lavar su suciedad e impurezas, implorar una transfusión de sangre llena de vida eterna, pues la parálisis ante el sinsentido de la vida, ante el peso de la carne, ante la piedra del sufrimiento le puede y ni siquiera puede levantar el dedo para meterlo en la herida de Cristo. Pero Él lo sabe; por eso, la invitación de Jesús —“Acerca aquí tu dedo... trae tu mano…”— prepara todo un camino para encontrarlo, toda una vida en la que de repente aparece una forma de tocarlo, de palpar que existe la resurrección, de comprobar que tu carne no muere, que recibe sangre de otro, vida de otro y que, aunque eso que te está pasando te mata por dentro, no te mueres, porque el mismo Espíritu que lo levantó del sepulcro y lo hizo inmortal, está contigo. De ahí la explosión de júbilo de Tomás: “Señor mío y Dios mío” (Jn 20, 28), que brotará inmediatamente después de este instante pintado. Por eso el cristiano acude irremisiblemente a esta fuente una y otra vez, al bautismo, al perdón de los pecados, al alimento de la eucaristía, para recibir y saciarse de este amor que después ha de entregar. Y de nuevo vuelve a beber siempre de la primera y originaria fuente que es Jesucristo, de cuyo corazón traspasado brota el amor de Dios (Jn, 19, 34).

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Tengo

un

sueño

La falta de reconocimiento de la dignidad y humanidad del no nacido me recuerda continuamente la situación de los negros en Estados Unidos, cuando Martin Luther King pronunció su famoso discurso “Tengo un sueño”. Su inspiración me ha llevado a entrelazar mis palabras con algunas de las suyas y a imitar el ritmo de su discurso, con la esperanza de que, lo que ahora parece un sueño, se haga pronto realidad. Sus palabras aparecen con letra en negrilla para distinguirlas de las mías. Hoy, debemos enfrentar el hecho trágico de que el no nacido aún no es libre de alcanzar su desarrollo final. Después de años de campañas la vida del no nacido es aún tristemente lacerada por la política que sostiene que “el aborto es un derecho de toda mujer.” Después de años de campañas, el no nacido vive en medio de un inmenso océano de incomprensión, insensibilidad e indiferencia que lo condena a una muerte prematura y violenta; por eso, hoy hemos venido aquí a dramatizar una condición vergonzosa y a decir que no habrá ni descanso ni tranquilidad hasta que a los no nacidos se les garanticen sus derechos de alcanzar su pleno desarrollo dentro del vientre de su madre, para que, finalmente, puedan un día continuar su desarrollo fuera de él. Nunca estaremos satisfechos mientras los cuerpos de los no nacidos sean mutilados, desmembrados y arrojados en cubos de desecho, como si fueran un mero apéndice de la mujer. Nunca estaremos satisfechos mientras a los no nacidos les sea arrancado su ser y robada su dignidad por carteles que dicen: “es mi cuerpo, mando yo”. Sueño que un día esta nación se levantará y vivirá el verdadero significado del derecho a la vida, garantizado a todo ser humano en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Sueño que todo ser concebido vivirá un día en un país en el cual no será juzgado por el número de meses de gestación, sino por los rasgos de su humanidad ya presentes en su ADN desde el momento de la fecundación. Esta es nuestra esperanza, esta es la fe que nos da fuerzas para defender la vida de los no nacidos y su derecho a vivir. Con esta fe podremos trabajar juntos, rezar juntos, luchar juntos, ir a la cárcel juntos, defender la libertad juntos, sabiendo que algún día su derecho a nacer será reconocido

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Ha vuelto

Herodes JesĂşs Esteban Barranco

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mosaico ay informes de expertos de diversas procedencias (no sólo del ámbito de la teología y de la filosofía cristiana, sino también del campo de la sociología y de las ciencias de la salud), que arrojan datos tan tristes como escalofriantes sobre el número de abortos en una determinada zona o país o en un cierto arco de tiempo —“servicios médicos” llaman a los abortos las lenguas eufemísticas—, siendo ya escasos los países que mantienen leyes restrictivas; al contrario, parece que hay como un concurso acelerado para ver quién llega antes más arriba; y es sabido que España ocupa uno de los puestos de cabeza en este ranquin con etiqueta de progre, penoso escalafón que confunde un supuesto avance de cultura con un inconfesable retroceso moral.

H

H A V U E LTO H ER ODE S, S Í , Q U E E S LO MI SMO QUE D ECI R QUE E L D I A B LO TO R N A Y R E TO R N A C O N T I N UA M E N T E A SU P E R V E R S I DA D I NI CI A L, S E R “ H O M I C I DA DESDE EL PR I NC IPI O”, DA N D O S I E M P R E V U E LTA S C O M O UN LEÓN RUGI ENTE B U SCAN D O A QUIEN D E VO R A R

¿Podríamos aventurar un cálculo para saber en qué cifras nos movemos? Si en nuestro país se superan con creces los cien mil abortos al año, ¿por cuánto aproximadamente tendríamos que multiplicar esa cifra en toda Europa, siendo 27 por ahora los países de la UE?; y ¿por cuánto más si añadimos luego las dos Américas, China, la India, Rusia, otros países afro-asiáticos y los del lejano Oriente, etc.? Y ¿por cuánto más todavía si multiplicamos todo ello por varias décadas? Y lo peor es que los organismos internacionales, quizá los mismos que debería tutelar la búsqueda de la verdad y del bien, son los primeros en subvertir el orden y llamar bien y verdad a lo que siempre ha sido, es y será, simplemente, un crimen, sin aditivos ni conservantes: no tienen ningún empacho en dar un giro de 180 grados a la escala de valores y presentar so capa de verdadero y bueno lo que conviene a algunos “sabios y prudentes” que, en el fondo, sólo esconden irreprimibles ansias de poder y dominio sobre los demás, refugiándose en una defensa barnizadamente limpia de pretendidos valores democráticos, escudo de su idolatría al dinero, sobre el que, al final de todos los razonamientos y oscuros vericuetos, se esconde y asienta el Príncipe de este mundo. ¿Puede algún creyente poner en duda que en todo proceso abortivo (en el sentido al que aquí nos referimos) esté omnipresente como protagonista el mismo Demonio?

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crimen radicalmente p e r ve r s o

nuevo estilo d e e s c l av i t u d

El atentado contra la vida de un inocente, y encima indefenso, no pierde nunca su categoría de crimen radicalmente perverso, por mucho que se le revista de progreso político y otras palabras travestidas, donde las componendas adquieren la categoría de relativismo puro y duro, como salud reproductiva, derecho a la sexualidad omnímoda y prevalente sobre cualquier otro valor —por supuesto, el de la vida o directamente en contra de la misma—, planificación familiar (casi siempre encubridora de métodos anticonceptivos) y otras lindezas similares.

Más aún, esos organismos —como la ONU— no sienten vergüenza (hace tiempo que abdicaron de ella e ignoran lo que es) en subyugar con botas de hierro a pueblos y naciones enteras, resucitando así un nuevo estilo de esclavitud, al negarles los subsidios económicos y las medicinas necesarias para salir del pozo negro de su miseria, si antes tales pueblos y naciones no apoyan y aprueban leyes proabortivas, que ellos mismos se encargan de propalar paladinamente, sin rebozo alguno.

A fin de cuentas, “el sexo es vida”, como divulgan los medios de comunicación, escondiendo en el juego de casar los dos conceptos ideas equívocas: sexo y vida son dos valores sublimes puestos por el Creador en la naturaleza humana: cierto que por el sexo viene la vida, pero la vida no es el sexo, sobre todo si éste se sobrepone con detrimento de la misma vida, que es la que desaparece y fenece en el aborto cuando el sexo adquiere un lugar predominante y prepotente. El secuestro del contenido de las palabras y la construcción de frases malintencionadas se lo pone en bandeja a ese relativismo, primero, ontológico y, por ende, moral. Ni la vida es sexo ni el sexo es vida. Se hace un cóctel de todo ello, sin importar para nada lo que entra en juego, porque lo que se busca por encima de todo es el fornicio sin fronteras, un “copulemos que mañana moriremos”, vulgar traducción del antiguo “comamos y bebamos, que mañana moriremos”, que luego nuestra literatura popular acuñó graciosamente: “De la panza sale la danza”.

Y más todavía: en la mayoría de los países que tales leyes asienten y consienten, la voz de los científicos pro-vida y la de las gentes de bien disconformes con el aborto apenas cuenta — ¡bueno!, “apenas” es un decir; simplemente, no cuenta—, sofocada por la masa indiferente, que frivoliza el aborto y lo considera algo trivial; a lo sumo algo así como operarse de un forúnculo, porque, al fin y al cabo, es tan molesto o tan antiestético como semejante grano; y, si me apuran, para muchos es poco más que cortarse las uñas de los pies; o incluso poco menos. Es increíble constatar cómo para muchos jóvenes esto del aborto es una fruslería más; es algo de escasa importancia y hay en la sociedad actual otros muchos problemas más “serios y graves” de los que ocuparse en nuestra vida diaria, actitud anestesiada fácil de percibir en muchos católicos y cristianos de conveniencia, que optan por no crearse más preocupaciones de las que trae la búsqueda del pan de cada día, que ya es bastante con poder “seguir tirando”, acomodados en la manga ancha y en el “¡qué le vamos a hacer si las cosas están así!” o “déjeme usted de complicaciones”.

S E AC A B Ó “ E L L L A N TO D E R AQ U E L Q U E L LO R A P O R S U S H I J O S ” , C UA N D O E L C U E R P O D E LO S M I L LO N E S D E N I Ñ O S A S E S I N A D O S E N E L V I E N T R E M AT E R N O , S E R E V E S T I R Á D E L A I N M O R TA L I D A D D E LO S R E S U C I TA D O S C O N C R I S T O 88


Herodes e l G r a n d e Sobran, pues, razones para afirmar sin lugar a dudas que ¡ha vuelto Herodes! O, mejor, dicho, Herodes nunca ha muerto, está vivo, hoy más que entonces, como el profético monstruo de las siete cabezas (ver Ap 12). Aquel espíritu asesino y criminal que guiaba a Herodes el Grande, está terrible y horriblemente vivo en nuestro mundo de hoy —y fijemos un momento nuestra atención en el sentido literal y etimológico de estos dos adjetivos: terrible y horrible—. Sí: vuelve el antiguo mito griego de la Hidra de Lerna, aquel primitivo y cruel monstruo acuático con forma de serpiente policéfala, encarnado de alguna forma en el sibilino ofidio del Paraíso. Herodes el Grande tuvo el primer puesto en el podio de los asesinos de inocentes. Tal vez la historia ha tratado de destronarlo, y con razón, colgando el mismo palmarés a otros sujetos de rechazada memoria, aunque en la memoria de muchos están (Stalin, Hitler, Pol Pot, por no ir muy atrás en el tiempo). Pero ese puesto de deshonor no se mide por la cantidad de infanticidios que llevó a cabo —que tampoco serían tantos, por la época en que ocurrieron y por la extensión geográfica donde tuvo lugar, es decir, escasa densidad de población y reducido territorio—, sino por la calidad de sus pretensiones, encaminadas a exterminar, por las malas, al mismísimo Rey del Cielo, Creador del Universo, en la Persona divina de un niño pequeño, cuya simple noticia de su existencia puso sobre arenas movedizas el trono en el que despóticamente se asentó. Se adelantó así en treinta años al conciliábulo criminal del Sanedrín judío y a su brazo ejecutor del Romano Imperio.

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mosaico Alguna cualidad buena tuvo (las virtudes y los errores han sido siempre patrimonio de cualquiera en todas las épocas): es cierto que Herodes merece también un puesto preferente como constructor. La arqueología ha dejado testimonio de sus monumentos y grandes construcciones: su Palacio en la parte alta de Jerusalén, la Fortaleza o Torre Antonia, el segundo Templo de la Ciudad Santa, el Herodión, Cesarea Marítima…).

primeros mártires i n c o n f e s o s Con todo, decir “Herodes” no es asociarlo a sus monumentos arqueológicos, sino al triste episodio de la matanza de los niños inocentes, primeros mártires inconfesos (si vale la contradicción) que murieron por Cristo, es decir, en lugar de Cristo, porque era Él a quien buscaba Herodes, y que, además, murieron sin saber que lo eran, a diferencia de San Esteban protomártir confeso, que muy bien sabía quién era Jesús, hasta el punto de imitarle incluso con las mismas palabras en punto de muerte: “Perdónalos, Señor, porque no saben lo que hacen” (Lc 23,34 y Hch 7,60). Herodes en cambio sí sabía lo que hacía, como muy bien lo saben los Herodes “E NJU GA RÁ de hoy.

EL SE ÑOR

Como todos los detentores LA S LÁ GR I MAS de poder en este mundo, D E TO D O S también Herodes el Grande trató de granjearse el apoyo y LO S R O S T R O S , reconocimiento de quienes él Y Q U I TA R Á creía poderosos o personajes EL OPROBIO D E prestigiosos —los Magos de S U P U E B LO Oriente— para obtener sus oscuros fines (no perder el poder), valiéndose de D E S O B R E T O DA argucias y artimañas, como así sigue ocuL A T I E R R A” rriendo hoy como ayer. Le salió el tiro por la culata, porque no contaba con la defensa de los intereses divinos tutelados por la mano providente del mismo Dios, cuyo ángel se ocupó de avisar en sueño a los Magos para que no volvieran donde Herodes: es que la borrachera del poder, producida siempre a lo largo de la historia por el afán del oro o del dinero, conlleva como esposas adúlteras la mentira y la hipocresía, mientras quien se encuentra con Cristo, se reencuentra consigo mismo, pero “por otro camino” (Mt 2,12), esto es, halla el eje de su existencia en el mismo Eje de Jesucristo, Hijo de Dios.

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sufrió una penosa enfe rme dad Cuenta la historia —lo describe Flavio Josefo, casi contemporáneo de Jesús— que Herodes el Grande acabó sus días francamente mal, lo que se dice muy mal, en el sentido de que una grave, penosa y repugnante enfermedad le afectó a su bajo vientre hasta el punto de la putrefacción. No vamos a caer en la fácil conclusión de un castigo divino para que quien había cometido aquellos nefastos infanticidios, los debiera pagar con esa ignominiosa muerte, según el viejo refrán de “quien a hierro mata, a hierro muere”, como si fuera natural que quien tanto había violado lo nacido del vientre materno, su propio vientre debiera pudrirse. Dios no se guía por semejantes criterios de justicia y sus caminos de misericordia son otros, muy distintos a los nuestros, como nos amaestró por su propio profeta: “Cuanto aventajan los cielos a la tierra, así aventajan mis caminos a los vuestros y mis pensamientos a los vuestros” (Is 55,99). Pero de alguna manera sí nos sirve la metáfora para este mundo de hoy, aunque suene duro a los oídos: a quien revienta la vida en el útero de la mujer, su propio vientre saltará podrido y hecho pedazos, esto es, en el pecado llevará la penitencia, pues escrito está que Dios no dejará impune ninguna culpa: “El malo no quedará impune” (Pr 11,21), ya que “los cobardes, los incrédulos, los abominables, los asesinos, los impuros, los hechiceros, los idólatras y todos los embusteros tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda” (Ap 21,8), porque “Dios los entregó a su mente réproba, para que hicieran lo que no conviene” (Rm 1,28). No hay que extrapolar estas palabras, trasportándolas de la metáfora al pie de la letra, para condenar o encarcelar, ni en este mundo ni en el otro, a tantas pobres mujeres que se ven abocadas a pasar por el calvario del aborto, arrastrando luego en su corazón el vacío de una vida

perdida, que muchas llorarán desconsoladas. Pero Dios sabe secar las lágrimas de nuestros ojos: “Enjugará el Señor Yahvéh las lágrimas de todos los rostros, y quitará el oprobio de su pueblo de sobre toda la tierra” (Is 25,8). El Calvario ya lo pasó Cristo por ellas.

homicida desde el principio Ha vuelto Herodes, sí, que es lo mismo que decir que el Diablo torna y retorna continuamente a su perversidad inicial —ser “homicida desde el principio” (Jn 8,44)—, “dando siempre vueltas como un león rugiente buscando a quien devorar” (1P 5,8) y persistiendo en encarnarse en los hodiernos Herodes para acabar con la vida de los “nasciturus” “desde el principio” de su concepción Es la misión de Satanás, ocultamente presente —y a veces no tan ocultamente— en esas leyes y prácticas abortivas, entronizadas primero en el corazón —¿se le puede llamar corazón?— de quienes las dictan, las aprueban y las cumplen y, después, en esas clínicas —pero es que las clínicas, ¿no son para curar, mantener y defender la vida?—, generalmente máquinas engendradoras de dinero sucio, que otra cosa ni engendran ni protegen. Pero que no las tengan todas consigo estos artífices del crimen de inocentes criaturas, porque al final Cristo pondrá a cada uno (a cada Herodes) en su sitio. Ha vuelto Herodes, sí, repetimos; pero el Niño se ha ido a Egipto, el Cielo, de donde volverá —“de Egipto llamé a mi Hijo” (Os 11,1)— para darnos una vida nueva: se acabó “el llanto de Raquel que llora por sus hijos” (Jr 31,15), cuando nuestro cuerpo, incluso el de los millones y millones de no nacidos asesinados en el vientre materno, se revestirá de la inmortalidad de los resucitados con Cristo y “no habrá ya muerte ni habrá llanto, ni gritos ni fatigas, porque el mundo viejo ha pasado” (Ap 21,4).

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silente naufragio de la humanidad El

Jorge L. Santana

a noche invernal y angulosa arremetió súbitamente en el páramo, y en pocos minutos la llanura se anegaba en una oscuridad áspera y obscena. Tras ocultarse el sol, se deslizó sobre la landa un álgido susurro acompasando el avance de las sombras. Las aromáticas que tapizaban la meseta parecían cadáveres informes, aún más negros si cabe; las pocas nubes que flotaban en el cielo, monstruos negruzcos desfigurándose a sí mismos; y el derruido monasterio que resistía sumiso el paso del tiempo en callada mansedumbre, se desdibujaba en la cercana percepción mientras sus torres y el cimborrio se erguían como inmóviles fantasmas. No corría un hálito de brisa y la calma era tan espeluznante, que un temblor espasmódico sacudía las entrañas dejando la piel entumecida. En la sala exagonal había concluido la primera comunicación de la M I E N T E ( M u e s t r a I n t e r n a c i o n a l e n N u ev a s Te n t a c i o n e s E v o l u t i v a s ) .

L

Y entretanto, surgió como siempre un chismorreo que se hacía insoportable, mientras los asistentes, visiblemente alterados, se agitaban sudorosos e inquietos. En seguida se levantó A b i g o r y acalló el guirigay. 92


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—Ahora os quiero presentar a Agathión, que va a desarrollar la segunda ponencia, cuando consigamos el imprescindible silencio sepulcral. El murmullo se fue desvaneciendo mientras, en el fondo de la sala, se levantaba un individuo cabizbajo para acercarse pausadamente al estrado. —Me llamo Agathión, soy tercera jerarquía de la saga de Belial, y la ponencia que voy a desarrollar se titula “El silente naufragio de la humanidad”. —Como sabéis, los siete príncipes llevan ya mucho tiempo dedicados, casi ininterrumpidamente, a la familia humana. Cada uno, desde su particular esencia, ha realizado un trabajo tan efectivo como no se había visto en la historia. El primer espacio donde comenzamos a trabajar fue en la maravillosa “ideología de género”, una fantástica idea de Asmodeo, que está reportando unos resultados inimaginables. Aprovechar la repulsa que existía a la homosexualidad para confundirla con odio, rechazo y desprecio a la persona homosexual ha sido una idea sencillamente genial. Ya sabéis que los mortales no deben despreciarse entre si; y como confunden fácilmente la acción con el sujeto…, han pasado del rechazo de la acción, a la sensibilización favorable hacia los homosexuales y, como era de esperar, hacia a sus prácticas; tanto es así, que en muchos países se está convirtiendo en moda. La jugada ha sido perfecta: a partir de los años sesenta incitamos a la mujer a desear ser como el hombre a través del feminismo, y en los ochenta atrajimos a los hombres hacia la feminidad de la mujer. Paralelamente se ha conseguido demonizar todo aquello que huele a “macho”, y esto ha sido ya pluscuamperfecto. A g a t h i ó n hizo una breve pausa y los asistentes aprovecharon para olerse unos a otros, y hacer ademanes y aspavientos alambicados. Sus gritos estridentes parodiaban voces aflautadas: “¡Hueles a macho!, ¡hueles a macho!”… Ag a t h i ó n miró a la mesa principal como preguntando qué podía hacer, pero poco a poco la sala quedó en un lúgubre silencio.

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mosaico —¿Qué está produciendo esta situación? —prosiguió—: Sobre todo, rotura en la entidad familiar. Como sabéis, pocos homosexuales mantienen una relación estable y, aun teniéndola, nunca trasciende en una nueva vida, obviamente, por la imposibilidad de procreación. Estamos en el comienzo. Debéis seguir este sendero; todavía quedan muchísimos países donde todavía ni se ha podido iniciar el proceso. Apelar a los derechos humanos, a la ONU, a Amnistía Internacional, a la Unesco, a la Declaración Universal de los Derechos Humanos, al Consejo de Europa, etc. Si convencemos al mundo de que todo individuo tiene derecho a elegir su identidad sexual al margen de la genética, habremos marcado una huella indeleble en el camino que desemboca en el silente naufragio de la humanidad. La noche había cuajado su negrura más oculta y un viento gélido aullaba inmisericorde levantando las hojas secas hacia un cielo hermético, tenebroso y perdido, como la esperanza de los hombres confundidos por el mal. Porque el mal tiene sus propias secuelas. Hunde sus grilletes en la voluntad y la transforma y moldea en laxa, blanda y amanerada. Ante la primera pausa de A g a t h i ó n , los asistentes aprovecharon para cuchichear y removerse. En este momento brotaban varios focos de violencia y el silencio se fue desmoronando para precipitarse en una turba chillona de estridencia y aspavientos. A z a z e l pegó un golpe seco sobre la mesa poniéndose de pie y el silencio de nuevo fue recobrando su espacio.

—El segundo entorno donde nos estamos moviendo con un éxito sin precedentes es en el aborto, rebautizado por Behemot como interrupción voluntaria del embarazo. ¡Qué éxito tan indescriptible! Hasta los humanos más cultos e inteligentes han claudicado… Pandemonium es una fiesta inenarrable. Reconozco que no estuvimos geniales en los setenta, cuando intentamos convencer a los mortales de que en el embrión no había vida y que, por tanto, no era un ser humano; muchos de los que ellos llaman progresistas picaron; sin embargo era obvio que la ciencia, tarde o temprano, iba a rebatir nuestra propuesta demostrando la evidencia. Entonces, en la última década, con un rápido giro de timón y habiendo reconocido que sí hay vida, lo absolutamente fundamental era que a la mujer se le reconociera el derecho a elegir y a evitar un grave peligro para su vida, o su salud física o psíquica.

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mosaico L A J U G A D A H A S I D O P E R F E C TA : A PA RT I R D E LO S A Ñ O S S E S E N TA I N C I TA M O S A L A M U J E R A D E S E A R S E R C O M O E L H O M B R E A T R AV É S D E L F E M I N I S M O, Y E N LO S O C H E N TA AT R A J I M O S A LO S H O M B R E S H A C I A L A F E M I N I DA D D E L A M U J E R .

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mosaico Y aquí, pérfidos ofidios, los mortales han entrado en aluvión, sin raza ni condición: ricos y pobres, cultos e ignorantes, agnósticos y creyentes, poderosos y sumisos, hombres y mujeres, padres e hijos…; ha sido, en fin, una culminación triunfal en el ámbito de la familia humana que nos está reportando un sinfín de fracasos, traumas, frustraciones, depresiones y fracturas irreparables en la vida de las que lo ponen en práctica. Efectivamente, como ya habréis comprobado, en esta generación la clave está en el derecho, es decir, en convencer a las criaturas de que tienen derecho a todo lo que desean y, fascinados y seducidos ya por poseer la capacidad para discernir y decidir lo que les conviene y lo que no, han entrado al trapo. ¿Cómo una pobre chica de 15 años, que se queda embarazada sin quererlo, que no tiene recursos, que sus padres la culpan y reprueban, va a ir a la cárcel si aborta? ¿Es eso humanidad…? ¿Es eso lo que hacen los buenos creyentes con una indefensa chica con problemas? Supongo que entendéis que, por aquí, está la llave que abre el portón de la voluntad, esa voluntad del individuo que le concederá decidir sobre lo que está bien y lo que está mal. En el exterior sólo se sentía el sirimiri que daba un poco de resplandor a esa noche tenebrosa y horrífica. La tierra se había mojado y olía bien, pero el frío era húmedo y pesado. El aullido agudo del viento gemía de lejos y parecía que no quisiera tocar la paramera: se oía como se acercaba y de pronto, rolaba hacia oriente alejándose despavorido.

—El tercer espacio donde debemos movernos, y de hecho ya se ha comenzado a dar los primeros pasos, es en la esterilización. ¿Dónde tiene cabida? ¿Cómo podemos intervenir? ¿Cuál es la puerta de entrada?: la superpoblación ante los recursos naturales. Siempre debemos relacionarla con la demografía; la madre tierra no podrá proporcionar recursos para tanta gente y acabará agotándose. Para que esto no ocurra y se pueda disfrutar del bello planeta solo existe una solución: la esterilización masiva. Pero la acción no debe ser consultiva o voluntaria, sino obligada por ley. Si esto lo dejamos a la voluntad del individuo, ya sabéis lo que ocurrirá con las familias cristianas, que se pondrán a tener hijos y sería el remedio peor que la enfermedad, tendríamos cada vez menos adeptos y, por el contrario, más cristianos. Un murmullo histérico recorrió la estancia. Muchos asistentes no podían escuchar la palabra cristiano, los exasperaba, los alteraba tanto que, incluso, algunos padecían tics nerviosos; otros se quedaban catatónicos, vertiendo espumarajos por su hedionda boca y había quien se mesaba los cabellos hasta arrancárselos a mechones; unos emitían un persistente y grave sonido gutural con la cabeza escondida entre las piernas; otro grupo de la zona oeste se golpeaba fuertemente las sienes y muchos se tiraban al suelo con fuertes convulsiones espasmódicas.

EN ESTA GENERACIÓN LA CLAVE ESTÁ EN CONVENCER A LAS CRIATURAS DE QUE TIENEN DERECHO A TODO LO QUE DESEAN 96


mosaico Ag at h i ó n quedó mudo mirando a la mesa principal, donde descubrió en M a m m ó n un ademán reprobatorio hacia su persona. Advirtió entonces que tal vez no debía haber mencionado a aquellos seguidores del Enemigo, que reflejaban en sus mentes la humildad, provocando una excitación incontrolable en sus demoníacos compañeros. Por fin, los depravados seres se fueron serenando hasta que la sala quedó muda. —Bien, el último entorno donde debemos comenzar a trabajar es en la eutanasia. Ya se ha iniciado el proceso en los países más “progresistas”, pero os podéis imaginar que todavía hay mucha tarea por delante. Se ha creado, por parte de Belial, el acertadísimo concepto “muerte digna”, que está produciendo unos frutos espectaculares; sigamos por ese camino. El derecho, como veis, vuelve a aparecer. Potenciar el relativismo y el subjetivismo es la mejor manera de ocultar la verdad; todo humano tiene derecho a su verdad; por tanto, todas deben ser respetadas, de modo que si alguien quiere morir y no puede hacerlo solo, se debe respetar y procurar su voluntad. Estos son los cuatro grandes espacios donde movernos para conseguir nuestro propósito, la desaparición de la humanidad a través de la destrucción de la familia: la ideología de género, el aborto, la esterilización y la eutanasia. Hay más ámbitos de trabajo, pero hoy en día son de carácter menor. Estos cuatro bien aplicados darán un resultado espectacular. Hay países donde el 70% de sus habitantes viven solos. Esa es la demografía que nos interesa, pues en treinta años, de esa civilización solo quedará una multitud de ancianos solitarios. Esto se logra insistiendo con tenaz obstinación en estos ámbitos. Y comprobaréis poco a poco, secretamente, desde la subrepticia apariencia, cómo se va forjando, lentamente, el silente naufragio de la humanidad. La noche se hundía en la negrura y apenas apareció una tenue luz en el horizonte que iluminó el páramo, brillaba en la tiniebla y la tiniebla no la recibió. El viento sopla y se oye su voz; más no se sabe de dónde viene, ni a dónde va. Las ruinas del monasterio, calladas e inmóviles parecían elevar su plegaria en la umbría, ajenas al tiempo y a la muerte, participando de la sangre y de la carne, así también como participó Él de las mismas, para aniquilar mediante la muerte al señor de la muerte, es decir, al diablo, y libertar a cuantos, por temor a la muerte, estaban de por vida sometidos a esclavitud. En la incomprensión, en la angustiosa soledad de las sombras amanece la esperanza de un hálito de luz, que brilla en la tiniebla para sofocar, de una vez para siempre, la oscuridad del mal.

ASÍ SE ENDEREZARON LOS CAMINOS DE LOS QUE ESTÁN SOBRE LA TIERRA, ASÍ APRENDIERON LOS HOMBRES LO QUE TE AGRADA Y, POR LA SABIDURÍA, FUERON SALVADOS (Sb 9:18) 97


mosaico

Las prisas de

Satanás materdei@archimadrid.es

Es contundente la seguridad con que la Sagrada Escritura afirma de diversas maneras el final de esta historia y la transfiguración de este mundo en esos cielos nuevos de los que habla el Apocalipsis. Este tiempo, por tanto, es breve. Aunque queden todavía miles o millones de años, el fin temporal del pecado y del mal está señalado por Dios. El libro de este mundo llegará a escribir su última página y su última palabra. Por eso, Satanás tiene prisa, mucha prisa, por librar su batalla contra Dios en cada una de las almas. Sólo dispone de tu vida, muy corta, para impedirte tu salvación y tu entrega a Dios. En cambio, el tiempo de Dios, que es la eternidad, escapa de los parámetros de nuestro tiempo finito, de nuestros esquemas tan canijos y de nuestras perspectivas tan miopes.

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En nuestras prisas y agobios, en nuestra ambición por aprovechar y agotar el tiempo de que disponemos, hay mucho de esa lucha de Satanás contra Dios. El agobio nos impide amar a Dios porque implica un amor desmedido y extremo por nuestras cosas, por nuestros planes, por nuestro tiempo. En la prisa y en el agobio yo me erijo en señor y dueño absoluto de mi vida y de mi tiempo, en lugar de dejar que la providencia de Dios sea la que gobierne ese tiempo y esa actividad. Cuántas veces has experimentado esa acción casi imperceptible y suave de Dios que, en un instante, te resuelve eso que tú pensabas requería su tiempo. Vivir en la calma y sosiego, aun en medio de una gran actividad, dispone el alma para esa contemplación de Dios que hace de las cosas ocasiones de la presencia de Dios, y del tiempo, esos pequeños anticipos de la eternidad en la que algún día viviremos.


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! Ay d e mí si no eva n g e l i z a r e ! H e a q u í e l g r i t o d e a n g u s t i a d e l a p ó s t o l Pa b l o a nt e l a d e s t r u c c i ó n mo ra l q u e l a s o c i e d a d d e l m u n d o rom a n o i n f l i g í a a l h o m b re d e s u t i e m p o . G r i t o q u e s a l e t a m b i é n d e n u e s t ra g a r g a n t a a n t e u n a s o c i e d a d c o m o l a n u e s t r a , q u e q u i e re h a c e rs e a s í m i s m a p o n i e n d o a D i o s a l m a rg e n . D e ah í su e m pe ñ o e n ac aba r c on to do s ig n o c r ist ian o co mo , po r e je m plo , c on lo s c r u cif ijo s e n l o s e s p a c i o s p ú b l i c o s. I n v i t a m o s, p u e s, a t o d o s l o s l e c t o r e s d e B u e n a n u ev a a c o n t r a r r e s t a r e s t a “e x p u l s i ó n d e D i o s “ h a c i e n d o l l e g a r a t a nt o s h o g a re s e l g o zo conso lador de su p re se n c i a , dejando caer por todas partes la se milla del E va n g e l i o , d e l a q u e e s p o r t a d o ra n u e s t ra rev i s t a . P u e d e s e r e s t a u n a f o r m a d e n o q u e d a r n o s c r u z a d o s d e b r a z o s , l a m e n t á n d o n o s, y p a sa r a la a cc i ón. S e p u e d e h a c e r e m p e za n d o p o r a m i g o s , f a m i l i a r e s , ve c i n o s , g r u p o s o c o m u n i d a d e s d e n u e s t ra p a r ro q u i a , c o m p a ñ e ro s d e t ra b a j o , e tc . Es un a p ostol a do q ue pue de se r p es ad o, y l o e s ; m a s c o n l l e va l a a l e g r í a d e p a r t i c i p a r e n l o s t r a b a j o s y s u f r i m i e n t o s p o r e l E va n g e l i o . L l e va r l a Pa l a b r a c u e s t a , p e r o l u e g o t e l l e n a d e s a t i s f a c c i ó n : “A l i r s e v a l l o r a n d o ; p e r o a l vo l ve r, s e v u e l ve c a n t a n d o ” ( S a l 1 2 6 , 6 ) . Y e s q u e “ l a f e v i e n e d e l a p re d i c a c i ó n , y l a p re d i c a c i ó n p o r l a Pa l a b r a d e C r i s t o ” ( R m 10 , 1 7 ) . B u e n a n u ev a f u e c r e a d a p a r a e s t o , p a r a l l e va r a l o s h o g a r e s l a N u ev a E v a n g e l i z a c i ó n q u e n o s a c o n s e j ó J u a n Pa b l o I I . E n e l reve rs o d e e s t a p á g i n a t i e n e s u n a s s u s c r i p c i o n e s p a r a re l l e n a r l a s c o n l o s d a t o s d e n u evo s l e c t o r e s , y s i t e e s m á s c ó m o d o , t a m b i é n p u ed e s d a r l os d a to s p o r t e l é f o no .

“ I d y a n u n c i a d e l ev a n g e l i o a t o d a s l a s g e n t e s ”

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Otra can ti dad an ual :

Apor tac ión vo lun tar ia c olab orad or

ENVÍA ESTE IMPRESO A REVISTA BUENANUEVA: AVDA. PABLO VI - Nº 9 - LOCAL 12 A - 28224 - POZUELO DE ALARCÓN - MADRID O AL FAX: 91 388 52 03

O S I M P L E M E N T E L L A M A N D O A L T E L É F O N O 91 75 9 7 9 6 8 E - M A I L : i n f o @ r e v i s t a b u e n a n u e v a . c o m - W E B : w w w. r e v i s t a b u e n a n u e v a . c o m

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Cuaresma y Pascua 2010

mosaico

Hace poco que os escribi´ y ahora, con el comienzo de la cuaresma que nos llevara´ al mar de la Pascua LPascua que nos invita a caminar hacia la Pascua eterna, el oce´ano de DiosL, me atrevo de nuevo a tocar a vuestra puerta, a vuestros corazones para invitarme e invitaros a la Mmeta´noiaN.MConverti´os a mi´ de todo corazo´nN, dice el profeta Joel 2,12 ; y en otra parte de la Escritura leemos MConvie´rteme tu´, Sen˜or, y me convertire´ a tiN En el fondo le pedimos a Dios que sea E´l el cultivador de nuestro campo, que sea E´l quien arranque las malas hierbas que siempre renacen en nuestro interior. Y E´l, como buen cultivador, nos coge por la palabra, empleando para ello la u´nica herramienta de que dispone para dominar nuestra libertad rebelde, esta herramienta se llama la cruz: MEl que quiera seguirme, que se niegue a si´ mismo, cargue con su cruz y me siga Lc 9,24 .

Cuando aparece la cruz en nuestra vida, podemos tomar varias posturas: una es palideciendo de miedo; otra enrojecie´ndonos de ira contra Dios: MNo hay derecho…N de protestar, porque, Msi tanto me amas LdecimosL, ?co´mo es que permites esto que me esta´ pasando?N, etc. No queremos darnos cuenta de que ahi´ esta´ presente Jesu´s, el Maestro. Y ante el crucifijo so´lo vemos lo absurdo del sufrimiento. Por esto la sociedad actual quiere hacer desaparecer de la vida pu´blica el signo del crucificado, absurdo para el mundo y locura incluso para muchos que se llaman cristianos, incluyendo entre ellos sacerdotes y religiosos. Y con ello me incluyo a mi´ mismo, pues yo tambie´n huyo apenas aparece la sombra del sufrimiento. Sin embargo, como dicen algunos santos, Men la cruz esta´ la vida, en la cruz mi salvacio´nN.

El 28 de diciembre de 2009, fiesta de la Sagrada Familia, se reunieron miles de familia de toda Europa en una plaza ce´ntrica de Madrid para dar testimonio de co´mo hay que entender la Mfamilia cristianaN: hombre y mujer que se aman en fidelidad eterna, abiertos a la vida. Fidelidad supone darse y a la vez negarse a si´ mismo, sabiendo que cada hijo es fruto del amor mutuo de la pareja y, sobre todo, es don de Dios que se recibe sabiendo que cada hijo quita y a la vez aumenta la libertad de la pareja, los hace ma´s capaces de amar en la dimensio´n de la cruz. N o h a y P a s c u a s i n V i e r n e s S a n t o .

Cristo se entrega para que nosotros podamos vivir. ?A quie´n se entrega? Se entrega a su Padre, al que ma´s lo ha amado y lo estaba amando. El Padre envi´a su Pastor !su Hijo! para buscar la oveja perdida y e´sta lo mata cruelmente con sus pecados. Y E´l, cargando con la oveja perdida, la recupera para la vida eterna. !Oh incomparable amor del Padre y del Hijo en el Amor! Cristo resucita para decirnos: MAqui´ estoy para recomenzar entre nosotros una nueva historia de amorN. No deja de amar nunca y no se cansa de buscarnos. MMeta´noiaN significa cambiar de rumbo: huimos de E´l porque con E´l aparece la cruz. Mire´moslo de frente, abrace´monos a la cruz y encontraremos la vida. Donde nos parece muerte nos aparece la vida. Si lo creemos podremos celebrar Pascua con la inmensa alegri´a de habernos encontrado con E´L. Con la P a s c u a se inicia en cada uno de nosotros una nueva vida. !Santa Cuaresma y Feliz Pascua para todos y cada uno de nosotros!

Jaime Mestre Koch Seminario Redemptoris Mater Viena, Austria

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mosaico

Cuatro

votos

solemnes

Que por qué se nos exigía la castidad y por medio de ese voto se prohibía el matrimonio de los miembros de nuestra Orden? Tan sencillo y esencial como que esto nos mantenía lejos de unas relaciones familiares que podrían estorbar el tiempo necesario de nuestro servicio. Además, siendo solteros, siempre estábamos preparados para ser transferidos de un sitio a otro con mayor facilidad que si estuviéramos casados, teniendo nuestras propias residencias o intereses locales. Siempre preparados para obedecer a cualquier llamada, aun sin Parece, efectivamente, que, durante los priprevio aviso; y si moríameros nueve años, los Caballeros del Temmos, no dejábamos deuple no hacen otra cosa que proteger a los dos detrás que pudieran peregrinos, sobre todo en el peligroso caexigir la ayuda o el apoyo mino del puerto de Jaffa a las murallas de Jerusalén. Sin embargo, a pesar de su valor de la Orden.

¿

y abnegado servicio, no me consta que participaran en las campañas de los reyes del nuevo reino cristiano desde el fin de la Primera Cruzada, lo que puede reforzar la hipótesis de que algo los tendría ocupados durante largo tiempo. De todas formas, esto sería entrar en el terreno de la mera suposición, como meras suposiciones y calumnias fueron las detonantes del recelo que levantó mi Orden casi doscientos años después…

Eryel Martínez Quero Ilustraciones: Cecilia Simón Vázquez

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De hecho, un siglo después, el historiador Jacques de Vitry describe de esta extraordinaria manera lo que fue el origen de mi Orden del Temple:


mosaico

SI EMPR E P R E PA R A D O S PA R A O B E D E C E R A C UA L Q U I E R L L A M A DA , AU N S I N P R E V I O AV I S O

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mosaico “Ciertos caballeros, amados por Dios y consagrados a su servicio, renunciaron al mundo y se consagraron a Cristo. Mediante votos solemnes pronunciados ante el Patriarca de Jerusalén, se comprometieron a defender a los peregrinos contra los grupos de bandoleros, a proteger los caminos y servir como caballería al soberano rey. Observaron la pobreza, la castidad y la obediencia según la regla de los canónigos regulares. Sus jefes eran dos hombres venerables, Hugo de Payns y Godofredo de Saint-Omer. Al principio no había más que nueve que tomasen tan santa decisión, y durante nueve años sirvieron en hábitos seculares y se vistieron con las limosnas que les daban los fieles.”

D U R A N T E LO S PR IMER OS N UE VE AÑ OS , LO S C A B A L L E R O S D E L T E M P L E N O H AC E N OT R A C O S A Q U E P R OT E G E R A LO S P E R E G R I N O S

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En 1127, el Maestre Hugo de Payns, una vez obtenida la aprobación de los templarios por el Patriarca de Jerusalén, preparó un viaje a Roma con el fin de obtener una definitiva aprobación pontificia, de modo que así el Temple se convirtiera en Orden militar de pleno derecho. Balduino II, regente de Jerusalén, escribió al entonces Abad de Claraval, Bernardo, para que favoreciese al primer Maestre de la Orden ante la Iglesia. San Bernardo de Claraval, uno de los iniciadores de la Orden monacal del Císter en Francia, era a sus veinticinco años una personalidad espiritualmente arrolladora, activísimo trabajador, que funda numerosos monasterios, escribe a reyes, papas, obispos y monjes, redacta tratados de teología, está siempre en oración y batallando a los enemigos de la fe romana. Tenía además, dos parientes próximos entre los nueve fundadores del Temple (Hugo de Payns y Andrés de Montbard, que era su tío), por lo que parece probable que tuviese ya noticias de la fundación de la nueva agrupación de monjes-soldados.


mosaico Así pues, como esta nueva Orden colmaba su propia idea de sacralización de la milicia, recibió con todo entusiasmo la carta del rey Balduino y se convirtió en el principal valedor del Temple. Por el momento, los templarios habían recibido de los canónigos del Santo Sepulcro la misma Regla de San Agustín que ellos profesaban, pero el abad de Claraval deseaba algo más próximo y original para sus nuevos protegidos. Lo primero que hizo fue gestionar a favor de su pariente Hugo de Payns y los cuatro templarios que le acompañaban, una acogida positiva y cordial por parte del Papa Honorio II, a quien los fundadores del Temple estaban a punto de visitar en Roma. De acuerdo con la propuesta de Bernardo, en la primavera de 1228, se celebró un concilio extraordinario en Troyes, con nutrida asistencia de prelados franceses y de territorios próximos: dos arzobispos, diez obispos, siete abades, dos escolásticos e infinidad de otros personajes eclesiásticos, todo ello bajo la presidencia de un legado papal, el cardenal Mateo de Albano. El abad Bernardo, que de una manera u otra estaba vinculado a la mayoría de los asistentes, expuso los principios y primeros servicios de la Orden, y luego supo responder con prontitud a todas las preguntas que le fueron formuladas. El Concilio de Troyes, tras varias semanas de interrogatorios y deliberaciones, aprobó la Orden del Temple con entusiasmo, como una especie de institucionalización de la Cruzada. De esta manera quedó establecida “oficialmente” la Orden del Temple. El concilio pidió a los nobles y a los príncipes que ayudasen a la nueva fundación y encargó a Bernardo de Claraval que redactase una Regla original para los templarios.

LA DECISIÓN DE SAN BERNARDO FUE LA DE ADAPTAR AL TEMPLE LA DURA REGLA DEL CÍSTER

La decisión de San Bernardo fue la de adaptar al Temple la dura Regla del Císter, con arreglo a la cual la Orden militar organizó su vida monacal. Los templarios, en cuanto monjes en sentido pleno, debían pronunciar los votos de pobreza, castidad y obediencia, más un cuarto voto de contribuir a la conquista y conservación de Tierra Santa, para lo cual, si fuera necesario, darían gustosos la vida. Con los tres primeros votos solemnes, es decir, solo dispensables por la Santa Sede, los templarios se convertían en verdaderos monjes, integrantes de una Orden religiosa plena y no de una simple asociación de caballeros. El cuarto voto, el mismo que los cruzados emitían con carácter temporal mientras estuvieran realizando su “peregrinación armada”, se convertía para ellos en perpetuo, denotando su condición militar según el espíritu de la Cruzada.

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El derroche de Dios Hermenegildo Sevilla

ué dura cerviz la del hombre, que tropieza mil veces en la piedra del desencanto. Qué debilidad la nuestra, que nos hace sucumbir con tanta facilidad en las seducciones de este mundo y nos lleva a olvidarnos de que Dios existe, que está ahí y aquí. Y que Él es el único capaz de calmar nuestras ansias.

Q

Pero Dios, misericordioso hasta lo infinito y conocedor, en Jesucristo, de nuestra pobreza y pequeñez, está dispuesto, hasta el último aliento de vida que nos quede, a abrazarnos, a perdonarnos, a tendernos su mano para que podamos recorrer con Él, el camino de la vida; que sólo con Él es ya un preludio de la vida eterna. En el mundo en que nos movemos a diario, para obtener algo tenemos previamente que haber hecho méritos para ello; y, aun así, muchas veces no se alcanzan las metas deseadas. No obtendrás un ascenso en el trabajo si no has acumulado una serie de merecimientos o has practicado alguna sucia estrategia, tan frecuentes en el mundo laboral. Nadie te reconocerá socialmente, si no cumples unos requisitos (vacíos, superficiales y engañosos en la mayoría de los casos) que la sociedad te exige. Incluso, si has alcanzado ya cierta edad o tus creencias son socialmente incorrectas, la sociedad puede estigmatizarte y decidir que tú no puedes alcanzar ciertas metas, independientemente de tu valía personal. En definitiva, en el mundo no existe la gratuidad; si no pasas por el aro no puedes alcanzar determinados lugares que la sociedad reserva para sus elegidos.

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Sin embargo, estas metas, afanes y objetivos que habitualmente nos esclavizan y convierten nuestra vida en un infierno, no son, estrictamente, más que vanidad, humo que se lleva el viento de un cronómetro implacable, fruto perecedero que nos sume en la frustración y el vacío. ¡Cuántas veces hemos experimentado en nuestra vida que alcanzar eso que tanto ansiábamos pierde, más temprano que tarde, su poder de atracción y nos vemos abocados a buscar otra cosa, con el objetivo, a veces inconsciente, pero siempre inútil, de llenar un vacío que sólo Dios puede ocupar en plenitud!


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l a j u s t i c i a de Dios Fijémonos en un pasaje de la Sagrada Escritura cómo unos jornaleros son llamados a incorporarse a la viña del Señor en el atardecer del día (puede ser en el atardecer de tu vida y la mía), y con sólo decir que Sí obtienen el mismo salario que los que llevan trabajando desde el amanecer. ¡Qué escándalo es esto para la justicia del mundo y alguna vez, confesémoslo, para nosotros mismos! Y qué decir de la parábola del Hijo Pródigo; en ella el Señor muestra toda su misericordia, sin tener en cuenta la vida que hayamos dilapidado o el mal que hayamos hecho a los demás. Y es que el Señor sólo nos pide nuestro arrepentimiento. Sólo hay una cosa imposible para Él: negarse a sí mismo. Por eso, un corazón contrito y humillado nunca será despreciado por Él. Diametralmente opuesta y diferente es la justicia de Dios a la de los hombres. ¡Qué descanso, consuelo y esperanza da el Señor a nuestra vida a través de su Palabra! Sólo con ella podemos enfrentarnos a un mundo que nos quiere esclavizar con sus esquemas, tan mezquinos y exigentes a la vez.

el Señor es bueno conmigo Por eso cuando, a veces, siento que las cadenas del mundo me aprisionan y una nube cargada de desconsuelo, tristeza y miedo deja en penumbra mi existencia, sólo tengo que mirar al cielo, dejar que aflore esa nostalgia de Dios en mi vida y abandonarme al amor de Dios, recordando las veces que el Señor ha sido bueno conmigo, sin tener en cuenta mis pecados, como el Hijo Pródigo.

De esta forma experimento que todos los problemas de mi vida, mis sufrimientos, en definitiva, mi cruz, entran en una metamorfosis, gracias a la cual pierden el poder de esclavizarme; y se me abre una puerta al único proyecto al que Dios me llama, que es alcanzar la vida eterna y comunicar a los demás la existencia de esa puerta, la única que nos da acceso a la posibilidad de atravesar el sufrimiento sin que nos robe la libertad, la paz y la alegría, que vienen del Señor. Por eso a todos los que lean estas líneas y se encuentren desanimados, y a mí mismo, os digo y me digo ¡ánimo!, porque nada está perdido. Aunque la historia de tu vida te lleve últimamente a la muerte —esa muerte del ser que es tan dura como la física—, aunque la sociedad en la que te encuentras se haya olvidado de Dios o lo niegue, transitando un camino de autodestrucción y de suicidio como personas, aunque a veces el maligno se salga con la suya y te impida ver a Dios… ¡Ánimo!, porque Jesucristo todo lo hace nuevo, porque cada día Dios te da la oportunidad de acogerte a su amor. Ese amor que es el pan nuestro de cada día, que Jesús nos enseñó a pedir en el Padre Nuestro. ¡Ánimo!, porque todos los días podemos nacer de nuevo con Jesucristo, porque con Él la

SÓLO CON SU PALABRA PODEMOS ENFRENTARNOS A UN MUNDO QUE NOS QUIERE ESCLAVIZAR CON SUS ESQUEMAS, TAN MEZQUINOS Y EXIGENTES A LA VEZ.

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mosaico muerte ha perdido su batalla.

nos ha seducido de ve r d a d En cada instante de nuestra vida podemos resucitar. Y llega el día, ya está aquí, en que descubrimos que el Señor nos ha seducido de verdad. Un mal día para Satanás. Y una vez que hemos podido degustar la paz que el Señor nos regala, entramos en un punto de inflexión en nuestra vida. Aunque el demonio no haya perdido la guerra, sí ha sido derrotado en una batalla muy importante. Yo, débil como el que más, con mi razón y mi sentido de la justicia, que actúan como un lastre que me impide tantas veces gozar de su presencia, sé, sin embargo, que esta barrera de la muerte óntica puede ser destruida todos los días, mirando al cielo, rezando, recorriendo todas las huellas del amor de Dios en mi vida. Por eso, hoy, en este momento, desde el ahora y el presente, sólo puedo dar gracias al Señor y fiarme de su misericordia y su amor. Una fuerza de Dios me apremia a poner todo mi hombre viejo, mi hombre carnal a sus pies, para que a través de su gracia me conceda un corazón nuevo y un espíritu nuevo. Y esto, que está al alcance de toda la Humanidad, ¡cómo callármelo! Por eso debo aprovechar todas las oportunidades que Dios ponga en mi vida, para hablar a los demás de Jesucristo, para que su Palabra pueda actuar en la vida del otro como un bálsamo que renueva y transforma.

SÓLO HAY UNA COSA IMPOSIBLE PARA ÉL: NEGARSE A SÍ MISMO. POR ESO, UN CORAZÓN CONTRITO Y HUMILLADO NUNCA SERÁ DESPRECIADO POR ÉL

¡ÁNIMO!, PORQUE JESUCRISTO TODO LO HACE NUEVO, PORQUE CADA DÍA DIOS TE DA LA OPORTUNIDAD DE ACOGERTE A SU AMOR

¿DE QUÉ NOS SIRVIÓ NUESTRA ARROGANCIA? ¿DE QUÉ NOS VALIÓ JACTARNOS DE LAS RIQUEZAS? TODO ESO SE DESVANECIÓ COMO UNA SOMBRA, COMO UNA NOTICIA FUGAZ (Sb 5,8s)

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Leccionario Bíblico-Patrístico para la liturgia de las horas

* Ciclo bienal para el oficio de lectura * Evangelio del día * Ciclos A, B y C del Evangelio Dominical * Catequesis del Evangelio Dominical * Propio de los Santos * 9 tomos * PVP 155 €

Pedidos: en www.nuevaevangelizacion.es y rellenando el formulario que aparece. Llamando a los teléfonos: 91 759 79 68 y 639 664 499 o en la editorial: Avda. Pablo VI n.º 9, L-12A, 28224 Pozuelo de Alarcón. Madrid


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O l l e ro s d e P i s u e rg a ( Pa l e n c i a ) L a i g l e s i a d e O l l e r o s e s l a m a yo r e x p r e s i ó n d e l a a r q u i t e c t u ra r u p e s t re e n E s p a ñ a . S e h a g a n a d o e l s o b re n o m b r e d e C a t e d r a l r u p e s t r e. S e t r a t a d e l a i g l e s i a r u p e s t r e d e l o s S a n t o s J u s t o y Pa s t o r y e s t á e m p l a z a d a e n l a s f a l d a s d e l m o n t e C i l d a . La i g l e s i a , a b o v e d a d a , c u e n t a c o n d o s n a ve s — e r e m i t o r i o y s a c r i s t í a — , e s p a d a ñ a y u n c o n j u n t o e n e l ex t e r i o r d e t u m b a s a n t ro p o m o r f a s d o n d e s e c r e e t a m b i é n ex i s t e u n c e m e n t e r i o m e d i ev a l . D a t a d e l o s s i g l o s V I I I - I X , i n c l u s o s e a p u n t a l a p r i m e ra c o n s t r u c c i ó n e n e l s i g l o V I o V I I . 110


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Eremitorio rupestre de los

Santos

Justo Pastor

y

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To r r e d e l s i g l o X V I I s i t u a d a e n c i m a d e u n a d e l a s l a u r a s c e rc a n a s q u e f o r m a b a n e l e re m i t o r i o . A l f o n d o ve m o s l a i g l e s i a s e ñ a l a d a ex t e r i o r m e n t e p o r u n a p e q u e ñ a e s p a d a ñ a

S e t ra t a d e u n o d e t a n t o s e d í c u l o s r u p e s t re s c o m o h ay e n l a c o m a rc a . E s t o s t e s t i m o n i o s t i e n e n e n e l n o r t e d e l a p r ov i n c i a d e P a l e n c i a u n a m p l i o m u e s t r a r i o ( V i l l a r é n d e Va l d i v i a , C e r ve r a d e P i s u e r g a , C e z u ra o V i l l a c i b i o ) . J u n t o a l a i g l e s i a , u n o s m e t r o s a n t e s d e l l e g a r, s e e n c u e n t ra u n a t o r re s o b re u n a g ra n ro c a s e m i e n t e r ra d a y q u e c o r re s p o n d e a l a n t i g u o b a p t i s t e r i o .

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Tu m b a a n t r o p o m ó r f i c a

O t ra d e l a s l a u ra s e s t á p r ó x i m a a l a i g l e s i a r u p e s t re y l a b ra d a i g u a l m e nt e s o b re e l f a ra l l ó n d e a re n i s c a . S e r v í a d e h a b i t á c u l o d e l o s e re m i t a s y h a y o t r a s p o r l a s c e r c a n í a s.

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Ya e n l a i g l e s i a e l i n t e r i o r s o r p r e n d e p o r s u s d i m e n s i o n e s, c o n d o s s a l a s, c o l u m n a s, c o r o d e m a d e r a , p i l a b a u t i s m a l , a l t a re s e i n c l u s o u n s e p u l c ro c o n l o s re s t o s d e a l g 煤 n a b ad q u e h a bi t 贸 e n la zon a .

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La i g l e s i a d e S a n J u s t o y Pa s t o r e s u n a d e l a s m รก s va l i o s a s d e t o d o e l Ro m รก n i c o d e Pa l e n c i a : es to se d e b e a su ex t ra o rd i n a r i a a rq u i t e c t u r a , ya q u e e s t รก e x c a va d a e n l a p i e d ra a re n i s c a .

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E n u n o d e l o s l a d o s d e l a n a ve d e l e va n g e l i o s e h a i n s t a l a d o e s t a a r a , q u e, p o r s u s i n s c r i p c i o n e s y d i b u j o s, p a r e c e d e é p o c a v i s i g ó t i c a o c o n t e m p o r á n e a d e l a p r i m i t i va c o n s t r u c c i ó n ( s i g l o s V I I I a l X ) .

Re t a b l o b a r r o c o q u e c u b r e e l á b s i d e d e l a n a ve d e l a e p í s t o l a , a c t u a l m e n t e a l t a r m a yo r

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E r a e l p r i m i t i vo a l t a r, u n a a u t é n t i c a a r a r o m a n a

LA SABIDURÍA ES LUMINOSA Y NUNCA PIERDE SU BRILLO: SE DEJA CONTEMPLAR FÁCILMENTE POR LOS QUE LA AMAN Y ENCONTRAR POR LOS QUE LA BUSCAN. (Sb 6,12)

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" n e v o j a d a r i m "La

fuerza en la mirada

Cristianos perseguidos

se incrementan los ataques a creyentes en el mundo Victoria Luque Vega

50.000 cristianos argelinos viven su fe desde la clandestinidad por temor; el 99,7% de los norcoreanos no pueden practicar libremente su fe. No es una noticia que aparezca en los medios de comunicación, pero es una realidad diaria con la que tienen que lidiar misioneros, religiosos y cristianos en el mundo: son perseguidos y en los casos más dramáticos asesinados. Durante el primer semestre de 2009 nueve misioneros se dejaron la vida en su labor ecuménica, de entre ellos dos sacerdotes españoles, Eduardo de la Fuente y Ramiro Ludeña, según Obras Misionales Pontificias de España (OMPE). Entre los fallecidos se encuentran además tres colombianos, dos sudafricanos, un italiano y un burundés. Hispanomérica registra el mayor número de asesinatos con cinco (tres en Colombia y uno en Cuba y Brasil), seguida de África con cuatro (dos en Sudáfrica y uno en Kenia y Burundi).

En cuanto a la libertad de religión en Corea del Norte, el 99,7% de los ciudadanos norcoreanos no pueden profesar y practicar libremente su credo religioso.

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fuerza en la mirada

Sudán, Pakistán, China o Israel son otros lugares donde los cristianos luchan cada día por vivir coherentemente su fe. Foto: Andrzej Polec. Cristianos en Sudán

Según un informe publicado en 2008 por la Comisión para la reconciliación del Pueblo Coreano y basados en el testimonio de 2047 ciudadanos norcoreanos que lograron escapar del país refugiándose en Corea del Sur, los entrevistados narran que las persecuciones religiosas han aumentado en el país asiático después de los años noventa, encarcelando sistemáticamente a los que se oponen a las normas establecidas o realizan actividades religiosas no autorizadas.

Por otra parte, 50.000 argelinos convertidos al cristianismo, viven su fe actualmente en la clandestinidad.

La presión social en este país es mucho más fuerte que la de las autoridades, según algunos creyentes cristianos argelinos. Por ejemplo, basta con estar en posesión de dos libros o textos religiosos para cometer delito de proselitismo, por lo que algunos religiosos han sido expulsados del país en los últimos años.

La organización “Ayuda a la Iglesia Necesitada” (AIN) es el principal apoyo que tienen los religiosos cristianos perseguidos en el mundo. AIN es una asociación pública universal dependiente de la Santa Sede, cuyo objetivo es que a nadie en la Iglesia necesitada se le niegue la práctica de la fe, la libertad de conciencia, la dignidad y la esperanza. Fue fundada en 1947 por el P. Werenfried van Straaten, conocido como el padre “tocino” por la inmensa cantidad de tocino que repartió a los refugiados de la II Guerra Mundial en Europa Central. Éste decía:

"Acercar a Dios a las personas es el objetivo de nuestro trabajo. Nosotros tenemos que ser las puertas por las que el Amor de Dios abra una vía triunfal, para que el más abandonado de nuestros hermanos y el más endurecido de los perseguidores puedan recibir su calor".

AIN cada año recibe 10.000 peticiones de auxilio procedente de casi 150 países del mundo. Uno de cada seis seminaristas en el mundo está becado por AIN y ha distribuido 50 millones de Biblias del Niño en 150 lenguas diferentes.

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Santa María Goretti

fuerza en la mirada

María nació el 16 de octubre de 1890 en Corinaldo, provincia de Ancona, Italia: hija de Luigi Goretti y Assunta Carlini, tercera de siete hijos de una familia pobre en bienes, pero rica en fe. Trabajador del campo, al entrar al servicio del conde Mazzoleni, Luigi Goretti se había asociado con Giovanni Serenelli y su hijo Alessandro. Las dos familias vivían en apartamentos separados, pero la cocina era común. Luigi se arrepintió en seguida de aquella unión con Giovanni Serenelli, persona muy diferente de los suyos, bebedor y carente de discreción en sus palabras. Después de la muerte de Luigi, Assunta y sus hijos cayeron bajo el yugo despótico de los Serenelli. Alessandro acosa a María, que teme quedarse a solas con el joven. —Si le cuentas algo a tu madre, te mato—, le decía.

Ella recurría insistentemente a la oración. El 5 de julio, a unos cuarenta metros de la casa, estaban trillando las habas en la tierra. Alessandro lleva un carro arrastrado por bueyes. Hacia las tres de la tarde, en el momento en que María se encuentra sola en casa, el muchacho deja el carro y se dirige a la casa. La agarra violentamente del brazo y la arrastra hasta la cocina, atrancando la puerta. La niña grita, pero el ruido no llega hasta el exterior. Al no conseguir que la víctima se someta, Alessandro la amordaza y esgrime un puñal. María se pone a temblar pero no sucumbe. Furioso, el joven intenta con violencia arrancarle la ropa, pero María se deshace de la mordaza y grita: —No hagas eso, que es pecado... Irás al infierno”.

—Si no te dejas, te mato—. Y ante su resistencia, la atraviesa a cuchilladas.

—¡Dios mío! ¡Mamá!—, mientras la niña cae al suelo.

Creyéndola muerta, el asesino tira el cuchillo y abre la puerta para huir; pero, al oírla gemir de nuevo, vuelve sobre sus pasos, recoge el arma y la traspasa otra vez de parte a parte; después, sube a encerrarse a su habitación. María recibió catorce heridas graves y quedó inconsciente. Al llegar al hospital, no se lamenta

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y no deja de rezar y ofrecer sus sufrimientos a la Santísima Virgen, Madre de los Dolores. En un determinado momento, María le dice a su madre: —Mamá, dame una gota de agua.

—Mi pobre María, el médico no quiere, porque sería peor para ti.

—¿Cómo es posible que no pueda beber ni una gota de agua?—. Luego, dirigió la mirada a Jesús crucificado, que también había dicho “¡Tengo sed!”, y entendió.

El sacerdote también está a su lado, y le pregunta en el momento de darle la Comunión:

—María, ¿perdonas de todo corazón a tu asesino?

—Sí, lo perdono por el amor de Jesús, y quiero que él también venga conmigo al paraíso. Quiero que esté a mi lado... Que Dios lo perdone, porque yo ya lo he perdonado. Después de breves momentos, se le escucha decir "Papá"; y así, con estas palabras, María Goretti entró en el cielo. Era el día 6 de julio de 1902, a las tres de la tarde.


fuerza en la mirada En el juicio, Alessandro confesó:

—Me gustaba. La provoqué dos veces al mal, pero no pude conseguir nada. Despechado, preparé el puñal que debía utilizar. Fue condenado a 30 años de trabajos forzados. Aparentaba no sentir ningún remordimiento, pues, a veces, se le escuchaba gritar: —¡Anímate, Serenelli!, dentro de veintinueve años y seis meses serás un burgués.

Sin embargo, unos años más tarde, Mons. Blandini, Obispo de la diócesis donde estaba la prisión, decide visitar al asesino, buscando su arrepentimiento.

—Está perdiendo el tiempo, Monseñor —afirma el carcelero—: es un tipo duro.

Alessandro recibió al obispo refunfuñando, pero ante el recuerdo de María, de su perdón, se deja alcanzar por la gracia. Tras salir el prelado, llora en la soledad de la celda, ante la estupefacción de los carceleros.

Después de tener un sueño donde se le apareció María, vestida de blanco en los jardines del paraíso, Alessandro, muy cuestionado, escribió a Mons. Blandino:

"Lamento, sobre todo, el crimen que cometí porque soy consciente de haberle quitado la vida a una pobre niña inocente, que, hasta el último momento, quiso salvar su honor, sacrificándose antes que ceder a mi criminal voluntad. Pido perdón a Dios, públicamente, y a la pobre familia, por el enorme crimen que cometí. Confío obtener también yo el perdón, como tantos otros en la tierra".

Su sincero arrepentimiento y su buena conducta le devuelven la libertad cuatro años antes de la expiración de la pena. Después, ocupará el puesto de hortelano en un convento de capuchinos, mostrando una conducta ejemplar, y fue admitido en la Orden Tercera de san Francisco.

ES T N A S E R E T N I B E PÁGINAS W

Página web para estudiantes de secundaria http://www.mujerpalabra.net/secundaria/pages/tuspalabras.htm

Es una página que fomenta la participación. En ella encontraréis entrevistas realizadas por alumnos de ESO a compañeros de clase, familiares, profesores, etc. Tú también puedes hacer tus pinitos en esto del periodismo y colgar tu entrevista. Igualmente se anima a los internautas a participar en los talleres de creación (literatura surrealista, relatos mitológicos, juegos de tablero, palíndromos, etc.) y, además, cuenta con secciones de investigación, cine, música y cuestiones académicas (resúmenes, explicaciones de las asignaturas… podéis colgar vuestras sugerencias o críticas, y cómo no, los trucos para estudiar). En resumen, una página curiosa para todo estudiante que quiera un poco de creatividad en su vida académica.

Esta es la Página web oficial del “Señor de los anillos” http://www.elsenordelosanillos.aurum.es/

Es una de las más visitadas por los adolescentes. En esta página encontraréis información exhaustiva sobre esta trilogía que tiene en su haber 11 Oscars. Conoceréis a los actores y sus personajes, los momentos míticos de serie, todo sobre el quinto aniversario, la galería de fotos exclusivas de Légolas… En definitiva, una página para el ocio, pensada para aquellos que se han quedado con ganas de conocer más cosas sobre esta película excepcional.

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Luz para el mundo

Si quieres promover la

protege

la

creación

Buenanueva

ntre los méritos que “Foreign Policy”, una prestigiosa revista política americana, reconoce al Papa Benedicto, está el de “haber colocado a la Iglesia de manera inesperada a la cabeza en la defensa del ambiente y en la denuncia de los peligros del cambio climático”. Pero ¿cuál es la “revolución verde” que Benedicto XVI propone? “La ecología del hombre es anterior a la ecología de la naturaleza”, dice el Papa. Los expertos del Vaticano dan nota desaprobatoria a la Conferencia de Copenhague sobre el clima. Es un falso punto de partida; peor aún, niega el valor de la vida humana.

E

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paz,


Luz para el mundo El mensaje del Papa para el Año Nuevo de 2010 —Si quieres promover la paz, protege la creación—, se hizo público precisamente mientras en Copenhague los representantes de todos los Estados estaban reunidos para una discutida e infructuosa conferencia mundial sobre el clima. En el centro del mensaje está el jardín del Paraíso, que Dios confía al hombre y la mujer para que lo cuiden y lo cultiven. La naturaleza no tiene, pues, ninguna primacía sobre el hombre, ni éste es una parte más de la naturaleza. A su vez, tampoco el hombre puede arrogarse el derecho de depredar la naturaleza en vez de cuidarla. Entre la ecología de la naturaleza y la ecología del hombre existe identidad de destino. El cuidado de la creación debe ser uno con el cuidado de la “inviolabilidad de la vida humana en cada una de sus fases y en cualquier condición”. Todo se relaciona: cuidado de la naturaleza, respeto de la dignidad del hombre y paz entre los pueblos. Donde se desata el odio y la violencia, también la naturaleza gime. Un paisaje devastado y una ciudad inhabitable son el producto de una humanidad que ha visto transformada su propia alma en un desierto. A continuación transcribimos algunos párrafos clave del mensaje del Papa para la Jornada de la Paz 2010: “Si quieres promover la paz, protege la creación”.

designio d e a m o r y ve r d a d En el origen de lo que, en sentido cósmico, llamamos “naturaleza”, hay “un designio de amor y de verdad”. El mundo “no es producto de una necesidad cualquiera, de un destino ciego o del azar [...]. Procede de la voluntad libre de Dios que ha querido hacer participar a las criaturas de su ser, de su sabiduría y de su bondad” (Catecismo de la Iglesia Católica, 295).

LA ECOLOGÍA DEL HOMBRE ES ANTERIOR A LA ECOLOGÍA DE LA NATURALEZA El Libro del Génesis nos remite en sus primeras páginas al sabio proyecto del cosmos, fruto del pensamiento de Dios, en cuya cima se sitúan el hombre y la mujer, creados a imagen y semejanza del Creador para “llenar la tierra” y “dominarla” como “administradores” de Dios mismo (ver Gn 1,28). La armonía entre el Creador, la humanidad y la creación que describe la Sagrada Escritura, se ha roto por el pecado de Adán y Eva, del hombre y la mujer, que pretendieron ponerse en el lugar de Dios, negándose a reconocerse criaturas suyas. La consecuencia es que se ha distorsionado también el encargo de “dominar” la tierra, de “cultivarla y guardarla”, y así surgió un conflicto entre ellos y el resto de la creación (ver Gn 3,1719). El ser humano se ha dejado dominar por el egoísmo, perdiendo el sentido del mandato de Dios y, en su relación con la creación, se ha comportado como explotador, queriendo ejercer sobre ella un dominio absoluto.

a r m o n í a e n t r e D i o s, humanidad y creación La Iglesia tiene una responsabilidad respecto a la creación y se siente en el deber de ejercerla también en el ámbito público; defender la tierra, el agua y el aire, dones de Dios Creador para todos; y, sobre todo, proteger al hombre frente al peligro de la destrucción de sí mismo. No se puede pedir a los jóvenes que respeten el medio ambiente, si no se les ayuda en la familia y en la sociedad a respetarse a sí mismos: el libro de la naturaleza es único, tanto en lo que concierne al ambiente como a la ética personal, familiar y social (“Caritas in veritate”, 15 y 51). Los deberes respecto al ambiente se derivan de los deberes para con la persona, considerada en sí misma y en su relación con los demás.

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Luz para el mundo Por eso, aliento de buen grado la educación de una responsabilidad ecológica que, como he dicho en la encíclica “Caritas in veritate”, salvaguarde una auténtica “ecología humana” y, por tanto, afirme con renovada convicción la inviolabilidad de la vida humana en cada una de sus fases, y en cualquier condición en que se encuentre, la dignidad de la persona y la insustituible misión de la familia, en la cual se educa en el amor al prójimo y el respeto por la naturaleza (Caritas in veritate, 28, 51 y 61). Es preciso salvaguardar el patrimonio humano de la sociedad. Este patrimonio de valores tiene su origen y está inscrito en la ley moral natural, que da fundamento al respeto de la persona humana y de la creación.

el peligro de “absolutizar” la naturaleza y t r i v i a l i z a r a l h o m b re Pero una correcta concepción de la relación del hombre con el medio ambiente no lleva a absolutizar la naturaleza ni a considerarla más importante que la persona misma. El Magisterio de la Iglesia manifiesta reservas ante una concepción del mundo que nos rodea inspirada en el ecocentrismo y el biocentrismo, porque dicha concepción elimina la diferencia ontológica y axiológica entre la persona humana y los otros seres vivientes. De este modo, se anula en la práctica la identidad y el papel superior del hombre, favoreciendo una visión igualitarista de la “dignidad” de todos los seres vivientes. Se abre así paso a un nuevo panteísmo con acentos neopaganos, que hace derivar la salvación del hombre exclusivamente de la naturaleza, entendida en sentido puramente naturalista. La Iglesia invita en cambio a plantear la cuestión de manera equilibrada, respetando la “gramática” que el Creador ha inscrito en su obra, confiando al hombre el papel de guardián y administrador responsable de la creación, papel del que ciertamente no debe abusar, pero del cual tampoco puede abdicar. En efecto, también la posición contraria de absolutizar la técnica y el poder humano termina por atentar gravemente, no sólo contra la naturaleza, sino también contra la misma dignidad humana (“Caritas in veritate”, 70).

EL SER HUMANO, DOMINADO POR EL EGOÍSMO, EJERCE DE EXPLOTADOR ABSOLUTO SOBRE LA NATURALEZA

LA SABIDURÍA BUSCA POR TODAS PARTES A LOS QUE SON DIGNOS DE ELLA, SE LES APARECE CON BENEVOLENCIA EN LOS CAMINOS Y LES SALE AL ENCUENTRO EN TODOS SUS PENSAMIENTOS (Sb 6:16) 124


Luz para el mundo

reflexiones de otros autores sobre la c o n ex i ó n e n t r e a l m a y n a t u ra l e za “La base antropogénica de los problemas ecológicos demuestra que tendemos a cambiar el mundo que nos circunda en conformidad con nuestro mundo interior, y precisamente por esto la transformación de la naturaleza debe partir de una transformación del alma. Según el pensamiento de Máximo el Confesor, el hombre podrá transformar toda la tierra en un paraíso sólo cuando haya traído el paraíso en sí mismo”. (Del texto “Los fundamentos de la doctrina social de la Iglesia ortodoxa rusa”, Patriarcado de Moscú, 2000). “El pensamiento nihilista, con su rechazo de todo valor y verdad objetiva, causa gravísimos daños si se aplica en economía. […] Pero sobre la cuestión ambiental el pensamiento nihilista está produciendo daños quizá aún más graves. […] Pretende resolver los problemas climáticos —donde reina mucha confusión— a través de la disminución de la natalidad y de la desindustrialización, antes que a través de la promoción de los valores que lleven al individuo a su dignidad original. La conferencia sobre el clima de Copenhague está confirmando este recorrido, provocando más enfrentamientos que soluciones”. “Sobre el tema del ambiente se buscan pues acuerdos vagos sobre las emisiones nocivas, prescindiendo de premisas éticas y de consideraciones científicas compartidas. Es decir, el pensamiento nihilista corre el riesgo de transformar el proceso de globalización —que en realidad es positivo para los países pobres— en un desorden debido al hombre económico, que es también causa de los males ambientales y, por tanto, candidato a la autoeliminación. […] Hacen bien los ambientalistas en solicitar mayor atención a la naturaleza. Pero harían mejor en leer también la ‘Caritas in veritate’. Entenderían por qué —pero sobre todo por quién— el ambiente se debe respetar”. (De los comentarios sobre la Conferencia de Copenhague de Ettore Gotti Tedeschi, del Banco Vaticano).

LA LEY MORAL NATURAL FUNDAMENTA EL RESPETO A LA PERSONA HUMANA Y A LA CREACIÓN

LOS DEBERES RESPECTO AL AMBIENTE SE DERIVAN DE LOS DEBERES PARA CON LA PERSONA

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entretenimiento

. . . p u e d e e m p e za r e n c u a l q u i e r m o m e n t o El marido vuelve a su cabaña después de varias horas de pesca y se echa la siesta. Su mujer, aunque no conoce bien el lago, decide salir a dar una vuelta en su barca. Rema, ancla y se tumba a leer un libro... Viene un guarda en su lancha, se acerca a la mujer y le dice: —Buenos días, señora. ¿Qué está haciendo? —Leyendo un libro, responde ella (pensando ¿no lo verá?). —Está ud. en zona restringida para pescar, le informa él. —Disculpe usted, pero no estoy pescando, estoy leyendo. —Si, pero tiene todo el equipo... y por lo que veo, podría empezar en cualquier momento.

Tendré que llevarla detenida. —Si hace eso, lo tendré que acusar de abuso sexual, dice la mujer... —¡Pero ni siquiera la toqué! —dice el guarda. —Es cierto, pero tiene todo el equipo. Y por lo que veo, podría empezar en cualquier momento. —Disculpe, que tenga un buen día, señora.

l o s 10 m a n d a m i e n t o s l a i c i s t a s

I

Apartar a Dios sobre todas las cosas

II

No tomar el nombre de Dios ni en vano

III

Desacralizar las fiestas

IV

Honrarás al Estado como madre y como padre

V

Matarás

VI

Cometerás los actos que quieras

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VII

Robarás

VIII

Mentirás si crees que es lo correcto

IX

No hay pensamientos ni deseos impuros

X

No hay nada ajeno que no se pueda codiciar

Estos mandamientos se resumen en dos: Apartar a Dios sobre todas las cosas y el prójimo eres tú mismo.


entretenimiento

El sospechoso En la academia de cadetes de la Guardia Civil Española, el jefe de reclutamiento entrevista a tres aspirantes, naturales de Lepe, para probar sus habilidades como futuros detectives y su capacidad para reconocer a un sospechoso. Le muestra al primer lepero una foto 5 segundos y luego la esconde. “Este es su sospechoso. ¿Cómo lo reconocería?”. “Pues es muy fácil, lo cogería rápido porque sólo tiene un ojo”. —Bueno, este... es que es una foto de perfil. Algo frustrado por esa primera respuesta, se dirige al segundo lepero, le muestra la misma foto y le pregunta: “Este es su sospechoso. ¿Cómo lo reconocería?”. El segundo lepero se ríe socarronamente, mira al entrevistador y dice: “¡Es un juego de niños!, porque tiene una sola oreja”. El entrevistador se enfada y les dice: “¿Qué pasa con vosotros? Por supuesto que tiene un solo ojo y una sola oreja, ¡porque es una foto de perfil! ¿Esa es la mejor respuesta que podéis dar?”. Ya muy aburrido, se dirige al tercer lepero, le muestra la foto y le dice: “Este es su sospechoso, ¿cómo lo reconocería?”. Y rápidamente agrega: piénselo bien antes de contestar una estupidez. El lepero mira intensamente la foto unos segundos y dictamina: “El sospechoso usa lentes de contacto. El entrevistador queda sorprendido y sin palabras, porque realmente él mismo no sabe si el sospechoso usa o no lentes de contacto”. “Bueno, esa es una respuesta interesante”. Espere unos minutos que reviso el informe y vuelvo. Sale de la sala, va a su despacho, revisa el informe y al rato vuelve con una sonrisa radiante. “¡Excelente! ¡No lo puedo creer! ¡Es correcto! Efectivamente, el sospechoso usa lentes de contacto. ¡Buen trabajo! ¿Cómo pudo hacer una observación tan astuta?”. “Fue fácil contesta el lepero—, no podría usar gafas, ¡porque sólo tiene un ojo y una oreja!”.

D o s G a l l i n a s. . . —¡Compañero correligionario del FMLN! Si tuvieras dos casas, ¿donarías una al Frente? —Sí —responde el compañero militante. —Y si tuvieras dos coches de lujo, ¿donarías uno al Frente? —Sí —responde nuevamente el aguerrido militante. —Y si tuvieras un millón en tu cuenta bancaria, ¿donarías la mitad para el Frente? —¡Pues claro que la donaría —respondió el orgulloso compañero. —Y si tuvieras dos gallinas, ¿donarías una para el Frente? —No —respondió decidido el compañero. —Pero ¿cómo? ¿Por qué donarías un apartamento si tuvieras dos, un coche de lujo si tuvieras dos, y medio millón si tuvieras uno en tu cuenta y no donarías una pobre gallina si tuvieras dos? —¡Porque las gallinas sí las tengo!

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entretenimiento Fray Buenaventura “Hermanos, mañana viene a visitarnos Fray Albertus, el superior de los Dominicos, que quiere hacer un retiro aquí”

“Padre, he pecado, he roto el silencio en el coro”

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por Rodrigo

Fray Albertus no nos tiene mucha simpatía

“Como penitencia vas a rezar los siete salmos penitenciales y, entre salmo y salmo rezas las letanías de la Virgen”

“Fray Buenaventura, ha llegado Fray Albertus y ha dicho que lo primero que quiere hacer es confesarse con Vd.”

“Padre, he pecado, he roto el silencio por la noche”

“Pues acompáñele a la capilla y dígale que primero me confesaré yo con él.”

“Como penitencia vas a rezar las letanías de la Virgen y entre letanía y letanía, rezas los siete salmos penitenciales”


oración

M e ro b a s t e e l c o ra z ó n «Me robaste el corazón, amada mía, esposa, me robaste el corazón». Este canto está resonando dentro de mí, desde ayer al mediodía, que lo oí en la eucaristía: es del Cantar de los Cantares. El amado habla a la amada y el amado, Cristo, le dice a la amada —la Iglesia, tú y yo— que le hemos robado el corazón. Sí, amado, te quiero. Me has robado el corazón. Esto lo he podido decir de nuevo, en la eucaristía... con la fe renovada. Sabes que llevo un tiempo bastante largo en una especie de oscuridad, que me impide verte en mi historia. Tanto es así que tengo la lengua “pegada al paladar”, como dice el salmo, incapaz de hablar de las maravillas que has hecho y estás haciendo en mi vida; se me olvida de dónde me has sacado, Señor, cómo estábamos José Manuel y yo cuando nos agarramos, con verdadera hambre a tu Palabra; cuando nos hicieron un sitio, en esta barca que es la Iglesia. Se me olvida porque Satanás también hace su trabajo... y yo le ayudo, con mi insensatez. Me veo como el ciego Bartimeo, que sentado a lo largo del camino, pedía unas monedas... hasta que Tú pasaste por allí. Hace poco se lo confesaba a un sacerdote: «Me veo al límite..., me falta el agua.»

El cura, joven, me decía: «Pídele la fe al Señor; la fe es un don; grítale, “Señor dame la fe”». En la oración personal, yo a solas contigo, sólo he podido articular unas pocas palabras: «Señor, sal fiador por mí». Estas pocas palabras, han sido respondidas por un pasaje del evangelio, aquel en que le dices a Pedro: «Rezo por ti ante mi Padre, y cuando te levantes, confirma a mis hermanos». Esto me ha inflamado el corazón. También el evangelio de la eucaristía, ¿curiosamente?, hablaba de la fe. Tú te parabas delante del ciego Bartimeo, que te gritaba, «Jesús, ten misericordia de mí»; y tanto gritaba, que te volviste hacia él, y mirándolo le dijiste: «¿Qué quieres que te haga?». Y dice la Escritura, que el ciego, dando un salto, y abandonando su manto, que era todo lo que tenía, con lo que se arropaba en las noches a la intemperie, te dijo: «Señor, que vea». Igual que yo misma, que también te pido, insistentemente, que salgas fiador por mí, que no me abandones a mi suerte, que pongas mis pies sobre la roca. Que vea. Que te vea todos los días, en mi historia, vivo y resucitado. Y dice el evangelista que el ciego, curado, dando saltos de alegría, te seguía. Igual que yo. «Me robaste el corazón amado mío, esposo, me robaste el corazón».

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