buenanueva nº 09

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buenanueva Revista para la Nueva Evangelización

Precio 3 € - marzo 2008 - nº 9

Salmo 91 Agustín de Hipona Aquí mando yo La Crucifixión Blanca ¿Venimos del estiércol? Entrevista a Benigno Blanco Eva, madre de todos los hombres La letra con laicismo entra Tu carne y sangre son las nuestras


[Director] Jorge Luis Santana Dumas [Subdirector] Luciano García Matas [Jefe de redacción] Raquel Fernández de Bobadilla [Consejo de redacción] Jesús Esteban Barranco Juan José Guerrero M.ª Pilar Moíño Carrillo César Allende García Victoria Serrano Blanes [Administración] Josué Santana Neira [Web] Israel Castro Llorente [Gestión] Francisco Esteve Jesús Castro Cortés Juan Antonio Hernández Fernando Cerezo Víctor Virgillito La Mazza Ricardo Garcés [Publicidad] Enrique Iglesias [Director de arte] Jorge Santaballa [Ilustraciones] Rodrigo [Edita] Asociación Bendita María Avda. Pablo VI, 9 L-12 Pozuelo de Alarcón Tel.: 91 759 79 68 [Maquetación] Dayenu Dyseño S. L. [Imprime] Icono, s.a. [E-mail] info@revistabuenanueva.com [web] www.revistabuenanueva.com [Depósito legal] M-26182-2006

1 EL ARCA DE NOÉ

62 Y cuando me muera, ¿qué? 66 Aquí mando yo

5 HACIA ORIENTE CANTEMOS AL SEÑOR 6 Salmo 91 TESTIGOS DE LA VERDAD 14 ¿Venimos del estiércol? 18 Sólo Dios basta 22 Gafe o profeta 24 Dios me salvó 28 Agustín de Hipona SI HOY ESCUCHÁIS SU VOZ 32 Tu carne y sangre son las nuestras (II) FAMILIA DE NAZARET 36 Eva, madre de todos los hombres 40 Entrevista a Benigno Blanco 46 Sin familila no tenemos casa RAZÓN CREADORA 48 Límites de la ciencia EDUCACIÓN PARA LA VIDA 50 La letra con laicismo entra 56 Dejad que los niños vengan a mí

ESPADA DE DOS FILOS 70 Y volver, volver, volver ALDEA PLANETARIA 74 La voz del cristianismo en la aldea planetaria NUEVA ESTÉTICA 78 La Crucifixión Blanca MOSAICO 82 Gobernar como si Dios no existiese 86 La vida es cruel LUZ PARA EL MUNDO 90 El Cielo no está vacío BENDITA MARÍA 92 Junto a la cruz estaba María ESCUELA DE BENDICIÓN 94 Las charlas del abuelo 96 ENTRETENIMIENTO

Portada: Icono de 35 x 25 cm. sobre madera, realizado por J. L. Santana

Nihil obstat : Censor D. Carlos Aguilar Grande Imprimatur : Ilmo. Sr. Vicario General D. Joaquín Iniesta Calvo-Zataráin Arzobispado de Madrid Madrid, 12 de noviembre de 2007

En Buenanueva trabajamos gratuitamente personas de varios movimientos y realidades de la Iglesia Católica. Necesitamos tu ayuda para seguir anunciando el Evangelio a través de este medio Puedes enviar tu aportación a Asociación Bendita María a través de la cuenta de Bankinter 0 1 2 8 0 1 9 8 7 7 0 1 0 0 0 0 2 8 1 4


el arca de Noé

Las cosas no son siempre como parecen Dos ángeles que viajaban por Soria, llamaron a la puerta de una familia rica y ésta los alojó en el sótano. Mientras hacían la cama en el duro suelo, el ángel más viejo vio un pequeño agujero en la pared y lo tapó. El más joven le preguntó por qué lo hacía y le contestó:“LL a s co sa s n o s o n s i em p r e co m o p a r e ce n”.

Su única vaca había muerto. El ángel más joven indignado y furioso le dijo a su compañero: “¿Cómo has permitido semejante desgracia? Ayudaste a los ricos que nos trataron tan mal y por esta familia que nos ha dado todo no has hecho nada. L a s cos a s n o s on si em p r e com o p a r e ce n , le contestó el ángel más viejo”.

Al día siguiente viajaron a un pueblecito y una familia pobre les ofreció de cenar y les dieron la mejor cama para pasar la noche. A la mañana siguiente los dos ángeles encontraron al matrimonio llorando.

Cuando nos hospedamos en Soria vi que había oro en el agujero y lo tapé para que esa familia egoísta y avariciosa nunca lo encontrara. Y esta noche cuando dormíamos, el ángel de la muerte vino a buscar a la esposa de esta casa. Yo le dije que se llevara a la vaca en lugar de la esposa. Como ves l a s cos a s n o s on si em p r e co m o p a r e ce n .

ocho minutos Cuenta la leyenda que había una mujer muy pobre, que caminaba por las afueras con su hijito en brazos, cuando pasó por delante de una caverna, de la que salía una voz misteriosa que desde dentro suavemente le decía: “Entra y coge todo lo que quieras, pero no te olvides de lo principal. Recuerda además que, cuando salgas, la puerta se cerrará para siempre. Te concedo ocho minutos para que sacies tus deseos; aprovecha, por tanto, la oportunidad, pero no te olvides de lo principal…” La mujer entró en la caverna y se halló delante de inmensas riquezas y tesoros. Fascinada por el oro y las joyas, puso al niño en el suelo y empezó a juntar ansiosamente todo lo que podía en su delantal. La voz misteriosa habló nuevamente: “Tienes solo ocho minutos”. Agotados estos ocho minutos, la mujer, cargada de oro y piedras preciosas, corrió hacia fuera de la caverna y… la puerta se cerró. Recordó entonces que el niño se había quedado dentro, pero ya la puerta estaba cerrada para siempre. La riqueza le duró poco…, la desesperación le duró siempre. Lo mismo ocurre en nuestra vida. Vivimos ochenta… cien años… y siempre hay una voz que nos advierte:“No te olvides de lo principal”. ¿Qué es lo principal para ti?

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el arca de Noé

el j oven jugador de rugby Cuentan que a un joven le apasionaba el rugby. Pese a no ser muy bueno en este deporte, nunca faltaba a ningún entrenamiento y tampoco a los partidos de los sábados. El entrenador conocía bien el entusiasmo del muchacho, incluso lo resaltaba entre los compañeros para contagiarles de su interés. Sin embargo, debido a su ineficacia en el terreno de juego, nunca lo sacaba a jugar, con lo que el joven —siempre acompañado por su padre— permanecía sentado en el banquillo partido tras partido. —No pasa nada —comentaba el padre para animarle—. Quién sabe, quizá el próximo sábado te saque a jugar. —Eso papá, quién sabe —le respondía el muchacho, esperanzado ya en el sábado siguiente.

Pasó el tiempo y el joven entró en la universidad. Como no podía ser de otro modo, se apuntó al equipo de rugby de su facultad y seguía acudiendo fielmente a los entrenamientos y a todos los partidos que su equipo jugaba. Pero de nuevo, y pese a tratarse de otro entrenador, éste tampoco le sacaba a jugar, con lo que el joven continuaba viendo los partidos desde el banquillo, acompañado por su padre. Una tarde mientras entrenaba le avisaron que su padre había fallecido. El joven deportista disculpándose abandonó el entrenamiento. Llegó el sábado y el muchacho acudió al partido. Al iniciarse el juego, el joven le rogó a su entrenador poder participar en el enfrentamiento. El entrenador en un primer momento le denegó la petición. No obstante, y debido a la insistencia del joven, accedió a que bajara al campo de juego. El partido dio comienzo y el muchacho demostró un dominio que, ante la sorpresa de todos, permitió apuntarse varios ensayos a favor de su equipo. Terminaron ganando y el entrenador no podía salir de su asombro. Los compañeros le felicitaron efusivos. El entrenador, que seguía boquiabierto, le preguntó al muchacho qué había ocurrido para jugar de aquella manera. El muchacho sin poder reprimir la emoción le contestó: —Usted sabe que yo siempre venía todos los sábados con mi padre a los partidos. Pues bien, mi padre era ciego y yo sé que por fin hoy desde el cielo me estaba viendo.

el perdón de los pecados

—P a d r e —com e nt ó e l n ov i ci o—, t o d a s l a s n o ch es h a b l o en s u eñ o s co n a l g u i e n , y o l e p r eg u n to y é l m e r es p on d e ; p e r o e s to y a s us t a d o p or s i f u e r a e l m i s m o D i o s . —S i q u i e r e s s a b e r s i e s D i os —l e con t e st ó e l P r i o r —, pr e g ú nt a l e es t a n o ch e q u e t e d i g a cu a n d o com e t í e l ú l t i m o pe ca d o. E l j o v e n n o v i ci o s e f u e e x t r a ñ a d o y p r e o cu p a d o p o r t e n e r q u e h a ce r t a n co m p l e j a p r e g u n t a . —P r e g un t a s t e es t a n o ch e p a s a d a l o q u e t e s ug e r í —l e d i j o e l P r i or a l d í a s i g u i e nt e. —S í , p er o n o s e r í a Di o s, po r q u e m e con t es t ó q u e n o s e a co r d a b a d e cu á n d o h a bí a com e t i d o u s t e d s u ú l t i m o p e ca d o . —S i n o se a co r d a b a d e m i s pe ca d os —con t es t ó el Pr i o r —, t e a se g u r o q u e e r a Di o s. 2


el arca de Noé

la pincelada de Dios Leonardo da Vinci tardó veinte años en pintar “La última cena” debido a que era muy exigente al buscar los modelos. Tuvo problemas en iniciar la pintura porque no encontraba al que representara a Jesús, quien debía reflejar en su rostro pureza y los más bellos sentimientos, al tiempo que debía ser varonil. Por fin encontró a un joven con esas características y fue el primero que pintó. Después fue localizando a los once apóstoles, a quienes pintó juntos, dejando pendiente a Judas Iscariote, pues no daba con el modelo adecuado, ya que debía ser una persona de edad madura y mostrar en el rostro las huellas de la traición y la avaricia, de modo que el cuadro quedó inconcluso, hasta que le hablaron de un terrible criminal que habían apresado. Fue a verlo y era exactamente el Judas que él quería, por lo que solicitó al director de la prisión que le permitiera al reo que posara para él.

El director, que conocía al maestro Da Vinci, aceptó gustoso. Durante todo el tiempo que posó, el reo no dio muestras de emoción alguna por haber sido elegido como modelo. Al final, Da Vinci, satisfecho del resultado, llamó al reo y le mostró la obra, quien, apenas la vio, se quedó sumamente impresionando, cayó de rodillas al suelo llorando. El pintor, extrañado, le preguntó por qué se comportaba así y el reo le respondió: “Maestro Da Vinci, ¿es que acaso no me recuerda?” El pintor lo miró fijamente y le contestó: “No, nunca le había visto antes”. Llorando y pidiendo perdón a Dios, el reo le dijo: “Maestro, yo soy aquel joven que hace diecinueve años usted escogió para representar a Jesús en este mismo cuadro”. Cada uno de nosotros somos una “pincelada” divina de Dios Padre que refleja el rostro bellísimo de su Hijo. A veces el diseño original queda ajado por el pecado y cuánto le cuesta al Divino Pintor restaurar la obra de su creación, el hombre, plasmado a su imagen y semejanza.

l a s s i e t e m a r a v i l l a s d e l m un d o A un grupo de colegiales de una escuela primaria se les pidió que hicieran una lista de las siete Maravillas del Mundo. Con algunas diferencias, en seguida salieron las más votadas: Las Pirámides de Egipto. El Taj Mahal. El Gran Cañón de Colorado. El Canal de Panamá. El Edificio Empire State. La Basílica de San Pedro. La Gran Muralla China. Mientras repasaban los votos, la maestra se dio cuenta de que había una niña que estaba terminando de escribir; así que le preguntó si tenía problemas con su lista, a lo que la niña le respondió:“Sí, un poquito. No acabo de decidirme, pues hay muchas…” La maestra la animó: “Bueno, léenos lo que hayas puesto hasta ahora y a lo mejor te podemos ayudar”. La niña lo pensó unos momentos y luego comenzó a leer sus apuntes: “Yo pienso que las siete Maravillas del Mundo son: Poder ver. Poder oír. Poder oler. Poder gustar. Poder tocar. Poder reír. Poder amar. El aula se llenó de un inusitado silencio.

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el arca de Noé unión y solidaridad Hace algunos años, en las olimpiadas para personas discapacitadas, que se celebraron en Seatle, conocidas como “Olimpiadas Especiales”, nueve participantes, todos con deficiencias mentales, se alinearon para la salida de la carrera de los cien metros lisos. A la señal convenida, todos partieron, no exactamente disparados como los “otros” corredores, pero sí ciertamente con deseos de dar lo mejor de sí mismos, es decir, terminar la carrera y ganar el premio… Todos, excepto un muchacho que tropezó en el pavimento, se cayó y rodando comenzó a llorar.Los otros escucharon el llanto, disminuyeron el paso y miraron hacia atrás; vieron al joven tendido en el suelo, se detuvieron y regresaron… ¡todos! Una de las muchachas, con síndrome de Down, se arrodilló, le dio un beso y le dijo: “¡Ánimo!, ahora vas a ganar.” Y todos, los nueve competidores entrelazaron sus brazos y caminaron juntos hasta la línea de llegada. El estadio entero se puso de pie y en aquel momento no había un solo par de ojos secos. Los aplausos duraron larguísimos minutos y las personas que estuvieron allí aquel día repiten esta historia hasta hoy. Tania Belli es una joven italiana que con su máquina fotográfica y su corazón sensible a las dolencias, se acerca a los niños de la calle, visita, ayuda, recorre desde hace unos años Ecuador. Ha estado en nuestras misiones de las periferias de las ciudades de Santo Domingo de los Tsachilas, o en los guasmos de Guayaquil. Cuanto ve lo transforma en actualidad informativa y en motivación para suscitar ayudas humanitarias. Este poema, “Pasos en el dolor”, que he traducido con su ayuda, es una primicia para el público español. Tania viajó al campo de concentración de Auswitchz, el Sábado Santo de 2005. En esta breve visita deja su ser impregnarse/expresarse por recuerdos, sensaciones y sufrimientos, hasta conseguir radiografiar magistralmente a los verdugos y a sus víctimas. Como nos ha dicho recientemente el papa Benedicto XVI, el sufrimiento es un lugar privilegiado para vivir la esperanza cristiana. Con San Pablo repetimos (Rm 5,3-5): “...y nos gloriamos hasta en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación engendra la paciencia, la paciencia virtud probada, la virtud probada esperanza, y la esperanza no defrauda porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado”. J ua n I g na ci o Echeg a r a y, mi s i one r o e n Ecua d or

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pasos por el dolor En la niebla del escenario del absurdo resuena el tétrico retumbar del tintineo de los pasos de una actualidad contrita/compungida que sumisa, a pesar de su perenne egocéntrica distracción, pasea, en un momento de alienación de lo cotidiano, por la indeleble circuncisión de los intrépidos deseos [las ganas ardientes] de vivir de un pueblo, las gentes con la estrella de David, la carne cuyo árbol genealógico aún arde de dolor, exhalando el olor acre de la sangre encerrada en la muerte. La incomprensible, y terriblemente macabra reminiscencia de la consumada historia de un delirio colectivo, retorna. Con ella rechinan las notas de la peana fúnebre que toca a la vida, del rumor en off de los chopos plateados de una orquesta en uniforme militar contagiada por el sinuoso morbo del maligno. Heroína de odio e intolerancia ha sido inyectada por el señor del mal en las venas escleróticas de hombres alcanzados por la locura del miedo. Ta n i a B e l l i , S á b a d o S a n t o 2 0 0 5


hacia oriente

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¿Dónde está el otro? La soledad pesa en esta cueva que hemos socavado donde estamos yo y yo; porque el otro me arredra, me hurta la vida, me incomoda… Los nacionalismos claman por la independencia, por el individualismo, el otro es invasor, extranjero, colonizador… El trabajo surge despersonalizado, por el aumento de producción y la calidad de vida, eufemismo por afán de dinero.... Los niños solos en las casas frías. ¿Solos? No, con sus consolas y el chat donde sigue la ausencia, solo palabras que cortas y cierras cuando el otro te inquieta o molesta. Pero el otro no está. Es el más importante en nuestra vida…, pero no está.

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os matrimonios se cansan de aguantarse, de verse y se deshacen como un castillo de arena y aumenta el aislamiento. Y los hijos lloran en silencio la frustración y se refugian en si mismos, en su impotencia. Y aunque ocurre a muchos niños de su clase, no consiguen comprender. Y llegan a sus casas y están solos, y en la ausencia miran al cielo, escrutando la razón, buscando... Pero el otro no está. El que puede amarte..., no está.

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los ancianos, a quienes ya sólo les quedan hijos y nietos, y eso les hacía caminar, ahora están en híbridas residencias donde esconden sus últimos años en paz y tranquilidad con variadas y divertidas actividades para no pensar que están solos. Y allí deambulan solitarios deshauciados que se cruzan en los pasillos con la nostalgia dolida en la mirada y la melancolía tallada en la piel. Se esfuerzan por ubicarse en un tiempo de destierro, bajo el peso de la soledad... Pero el otro no está. El que tiene que estar…, no está.

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uántas posibilidades de que aparezca el otro hemos abortado. Una nueva ocasión desperdiciada para dar la vida. “No me viene bien ahora ¿Qué voy a hacer con un hijo?” Y despachamos una carga que creemos pesada, un ser que viene a ayudarnos, que trae en sus manos una carta del Creador para nosotras y que no nos ha dado tiempo a leer. Ahora volvemos a estar solas. Aunque no completamente, pues ya no se apartará de nuestra boca el sabor amargo del potro y siempre golpeará en nuestra sien el bombeo de aquel corazón. Pero el otro no está. El que venía de parte de Dios..., no está.

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emos suplantado a Dios por yo-dios. Hemos transformado las piedras en pan, en el pan de la frustración; pero seguimos teniendo hambre. Vamos al pozo a sacar agua, pero no nos sacia; y volvemos una y otra vez, pero sólo hay soledad y sed, mucha sed.... Sin embargo, es el otro el que nos redime, es su incapacidad la que nos hace pacientes, su dureza la que nos ablanda, su debilidad la que nos da fuerza, su proximidad la que nos salva, su pecado el que nos da la posibilidad de amar. Tendremos también derecho a la soledad, pero no es bueno que el hombre esté solo. Po r q ue e l o t r o. . . , e s Cr i st o. Jorge L. Santana

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cantemos al Señor

SAL MO 9 1 Salmo matinal de la oración de laudes, puesto por la Iglesia para los sábados en el rezo del oficio divino. Desde los orígenes, éste mismo salmo es también el de las asambleas hebreas en las sinagogas para el día del sabbath. San Atanasio dice de este salmo que “canta las maravillas realizadas en Cristo”, y es que habla de la obra de Dios por excelencia en favor del hombre, que erró en su libertad. 6

La suerte

de los justos por Encarnación Alameda Sánchez y Jaime Barnuevo Aldama


cantemos al Señor

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E s b u e n o d a r g r a ci a s a l S e ñ o r y to ca r p a r a t u n o mb r e, o h A l t í s i mo, p r o cl a m a r p o r l a m a ñ a na t u mi s e r i co r d i a y d e n o che t u f i d e l i da d, co n a r p a s d e d i e z cu e r d a s y l a ú d es , s o b r e a r p e g i o s d e cí t a r a s . Tu s a cci o ne s, S eñ o r, s o n mi a l e g r í a , y m i j ú b i l o, l o s o b r a s d e t u s m a no s . ¡ Q u é m a gn í f i ca s s o n t u s o b r a s , S e ño r, q u é p r o f u n d o s t u s d es i gn i o s ! E l i g n o r a n t e n o l o s en t i en d e ni el ne ci o s e d a cu e nt a . A u n qu e g e r mi ne n co mo h i e r b a l o s m a l va d o s y f l o r e z ca n l o s m a l h ech o r e s , s e r á n de s t r u i do s p a r a s i e m p r e. T ú , en ca mb i o, S e ño r e r e s e xce l s o p o r l o s s i g l o s . P o r q u e t u s e ne m i go s , S e ño r, p e r e ce r á n, l o s m a l he ch o r es s e r á n d i s p e r s a do s ; p e r o a m í m e d a s l a f u er z a d e u n b ú f a l o y m e u n ge s co n a ce i t e nu e vo. M i s o j o s d e s p r e ci a r á n a m i s e ne m i go s , m i s o í d o s e s cu ch a r á n s u d e r r o t a . E l j u s t o cr e ce r á co m o u n a p a l m er a , s e a l z a r á co m o u n ce d r o d el L í b a no : p l a nt a d o e n l a ca s a d e l S e ño r, cr e ce r á e n l o s a t r i o s d e nu e s t r o D i o s ; E n l a v e j e z s e gu i r á d a n d o f r u t o y e s ta r á l o z a no y f r o n d o s o, p a r a p r o cl a m a r q u e e l S e ñ o r e s j u s t o, q u e e n m i R o ca n o ex i s t e l a m a l d a d.

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cantemos al Señor ¿Qué se vislumbra en el salmo? ¡El triunfo del Señor resucitado sobre la muerte en que estaba sumida toda la humanidad! ¿De qué habla? Habla del pasado:: la ignorancia y el mal;; habla del presente:: la potencia y el aceite nuevo;; habla del futuro:: la lozanía de espíritu y la alabanza sin fin en asamblea. A mi marido y a mí nos alegra poder comentar este salmo que nos salió al abrir la Biblia al azar. Es un salmo providencial que viene hoy en nuestra ayuda al permitirnos rememorar las acciones maravillosas del Señor en nuestra vida. Vemos en este salmo un cántico de agradecimiento a Dios que interviene en la historia del hombre. ¿Cómo no salmodiar cuando se nos ha dado a conocer que Él es el único con poder de pasarnos de la infelicidad de sentirse huérfano y solo a la felicidad de descubrir a Dios como Padre, que nos libera de aquella esclavitud de vivir todo para uno mismo, que nos sostiene en medio de los acontecimientos de cada día y que nos ama hasta el extremo de dar la vida en su hijo Jesucristo?

“Es bueno dar gracias al Señor y tocar para tu nombre, oh Altísimo” Ésta es también mi experiencia y mi cántico. Yo estoy casada hace treinta años y soy madre de siete hijos (dos más no llegaron a término). El hecho de que yo haya podido fundar una familia ha sucedido ciertamente a raíz de una palabra potente que recibí de parte de Dios: el anuncio que escuché en la parroquia de que Dios me amaba tal como yo era.

Esto me empezó a regenerar como persona, pues justo con anterioridad había sufrido yo tal desengaño amoroso, que estaba sumida en la desconfianza más absoluta.

“Tus acciones, Señor, son mi alegría, y mi júbilo, los obras de tus manos” Él ha intervenido mediante una palabra de salvación que me ha hecho salir de mi círculo de amistades paganas y no me ha dejado en mi charco de ignorancia e insensatez; me ha abierto un océano de eternidad, me llama a ser suya en medio del día a día... ¡Algo se movió dentro de mí! Estoy enamorada, no lo puedo evitar, y mi corazón rebosa de alegría por el Señor que de tal forma se me dio a conocer y se donó a mí.

“El ignorante no los entiende ni el necio se da cuenta” Después de tan dolorosa ruptura, entré en tal desconfianza que sólo buscaba hacer el mal que yo había recibido. Mi corazón, que no conocía al Dios del perdón y de la misericordia, entró en una espiral de rencor y, al mismo tiempo, miedo al futuro, pues pensaba que siempre sería abandonada y dejada en la más espantosa soledad. Pero he aquí que el Señor tuvo misericordia de mí invitándome a salir de mí misma y a vivir en medio de un pueblo en fiesta, indicándome un itinerario de fe hacia la tierra prometida, como el pueblo de Israel salió de la esclavitud de Egipto. Me vi amada por mi nuevo amado: el mismo Señor, que no se resiste al mal. Hoy puedo decir que mis antiguas cicatrices han sido curadas por Él, el único que tiene poder para hacerlo todo nuevo, y no queda ya en mí rastro alguno de aquel sentimiento tan rencoroso. Y me sale de lo profundo salmodiar: “Alabaré al Señor mientras viva. Tañeré para el Señor mientras exista” (Sal 145,2).


cantemos al Señor “¡Qué magníficas son tus obras, Señor, qué profundos tus designios!” Hoy puedo decir que nada sucede por casualidad, ni siquiera la enfermedad incurable de uno de nuestros hijos, que fue desahuciado médicamente con una miocardiopatía hipertrófica obstructiva. El Señor me susurraba al oído: “Esta enfermedad no es de muerte, sino de Vida”. Y al día de hoy, todavía no saben los médicos por qué involucionó hasta desaparecer, y sin que mediara medicación alguna. Ciertamente, puedo afirmar que esos años de sufrimiento fueron para mi marido y para mí una prueba del amor de Dios y de la manifestación de su gloria. ¡Vivíamos colgados de Él, apoyados en Él! ¡Bendita precariedad vital que evitó nuestro enfriamiento espiritual acosados por el Maligno! Y puedo añadir que “Me ha tocado un lote hermoso, me encanta mi heredad” (Sal 15,5), es decir, mi marido, mis hijos, mi casa y sus labores, mi familia y mis hermanos en la fe. Entre ambos estados —infelicidad/felicidad, soledad/amor— tan solo existe el paso del Señor, el acontecimiento extraordinario que es la victoria de Jesucristo sobre la muerte y sobre todo lo que nos destruye e impide amar. Y es que, como canta la secuencia de Pascua, “muerte y vida se han enfrentado en un prodigioso duelo” en nuestro favor. Por ello el hombre viejo debe morir en las aguas de la misericordia y de la regeneración, y lo hace por el bautismo del Señor, que es su cruz, el árbol de nuestra salvación. Y así surge el hombre nuevo a una vida de donación de sí mismo y de inmortalidad. Pues ésta es la verdad: ¡Que no me muero!

“… proclamar por la mañana tu misericordia y de noche tu fidelidad, con arpas de diez cuerdas y laúdes, sobre arpegios de cítaras” Veo aquí, por un lado, un amanecer en nuestra vida, como “la mañana” de misericordia y de perdón que gratuitamente nos concede el Señor; por otro lado, veo el regalo de su fidelidad en el mantenimiento de la alianza de hacerse uno con nosotros: una fidelidad que perdura hasta la “noche” de cada día, hasta el atardecer de la propia vida. Juan Pablo II dice a propósito de esta parte del salmo:“El amor y la fidelidad del Señor deben ser celebrados a través del canto litúrgico con “arte”. Y repitiendo a Dostoievski: “La belleza salvará al mundo”, asimilando esta belleza al mismo Jesucristo encarnado en el hombre, en la Iglesia, por cuya vocación aparece la comunidad cristiana en medio del mundo y muestra la belleza del Amor en su máxima expresión: el amor al otro, incluso cuando es enemigo.

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cantemos al Señor “Aunque germinen como hierba los malvados y florezcan los malhechores, serán destruidos para siempre. Tú, en cambio, Señor, eres excelso por los siglos” Este salmo habla de los impíos por una parte y de los justos por otra. Se trata de dos personas antagónicas, contrarias. Pero yo también veo que en cada persona se dan las dos. Y lo extraordinario es que, mediante la conversión de cada día, dejamos de ser la primera y pasamos a ser la segunda, y esto en la más absoluta fragilidad, pues “llevamos este tesoro en recipientes de barro para que aparezca que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no de nosotros” (2Co 4,7) Gran misterio es el del mal en el mundo y el hecho de que Dios permita que también nos circunde. Surgen ataques por doquier y parecen éstos florecer y germinar como la hierba: ataques hacia la familia, hacia la Iglesia, hacia la propia vida, ataques en definitiva hacia el mismo ser humano, como ha subrayado recientemente el Papa Benedicto XVI. Sin embargo, ante todo ello tenemos por cierto que finalmente serán sometidas todas las fuerzas del mal. “El último enemigo en ser reducido a la nada será la muerte” (1Co 15,26). Sabemos que todas las naciones son llamadas a su alabanza, ahora y por siempre. Y esto va más allá de las estructuras políticas de cada época. El Mesías ha venido, está resucitado a la derecha del Padre y reina, aunque, eso sí, sin quitarnos la libertad.

“… pero a mí me das la fuerza de un búfalo y me unges con aceite nuevo. Mis ojos despreciarán a mis enemigos, mis oídos escucharán su derrota” Como dice San Pablo “ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí” (Ga 2,20). Él es el fuerte y el valiente, el mismo que con su gracia nos permite “oír” cómo nuestro hombre viejo cae derrotado con estrépito en las aguas de la piscina bautismal. Y es ahí cuando aparecen cosas nuevas: “todo lo hago nuevo” (Ap 21,5a); 10


cantemos al Señor es entonces cuando surge la virtud sin esfuerzo, la “fuerza del búfalo” que viene de lo alto, el “no os resistáis al mal” (Mt 5,39) del sermón del monte, la libertad de los hijos de Dios que apoyados en su Padre se dicen: ¿qué podrá hacerme el hombre? (Sal 117,6). Y en pequeñas dosis compruebo que puedo perdonar a mi marido, que tantas veces no es como yo quisiera, que puedo amarle aún cuando tantas veces parezca tener todos los defectos del mundo. Igual podría decir de mi padre de 87 años, que vive con nosotros, de mis hijos... y ellos pueden amarme a mí. Es como si el Cielo se anticipara aquí en la Tierra, sostenido, eso sí, por el hilo directo con Dios que es la oración. Si prescindo de este sustento que me hace presente cada mañana que “todo es don, todo es gracia”, caigo de nuevo en el charco de donde salí: la alienación y la autonomía moral, que es como dejar de reconocer la potencia de Dios en mi historia de salvación, es abrir una puerta al Maligno que me quiere adular con la mentira primordial diciéndome: “Tú te bastas a ti misma, tú eres dios”. Pero el Señor me libró del engaño y por eso hoy en mi familia podemos escuchar su voz que nos susurra al oído como a San Pablo: “mi gracia te basta, que mi fuerza se muestra perfecta en la flaqueza” (2Co 12,9).

“El justo crecerá como una palmera, se alzará como un cedro del Líbano: plantado en la casa del Señor, crecerá en los atrios de nuestro Dios” Los atrios de Dios son la Iglesia instituida por el Señor como su propio Cuerpo Santo. Cuerpo que, en sentido figurado, se alza erguido como “un cedro del Líbano” en medio del mundo, como esbelto y bello signo de amor y de unidad, sacramento y fuente de salvación para todas las gentes. Así el justo, el que aprendió sufriendo a discernir la voluntad de su creador para con él, encuentra una hendidura en la roca donde poder plantarse y crecer en el conocimiento de Dios. Por la fe recibida de la Iglesia, tiene el justo acceso a la vida eterna de cuyas primicias es testigo en medio del mundo; como una palmera, cuyas palmas son signo de la cruz y del triunfo del Señor resucitado:

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Phoinis es el nombre griego de la palmera, pero también del ave que llamamos “fénix”. Es sabido que el ave fénix era el símbolo de inmortalidad, pues se imaginaba que renacía de sus cenizas. El cristiano hace una experiencia parecida gracias a su participación en la muerte de Cristo, manantial de nueva vida (cfr. Rm 6,3-4).“Dios…estando muertos a causa de nuestros delitos, nos vivifico juntamente con Cristo” dice la carta a los efesios, “y con él nos resucitó” (2,5-6). (De “Laudes con el Papa” de Juan Pablo II).

“En la vejez seguirá dando fruto y estará lozano y frondoso, para proclamar que el Señor es justo, que en mi Roca no existe la maldad” El anonadamiento que supuso el descendimiento del Señor a nuestros abismos para realizar la obra de restauración de nuestra naturaleza caída nos capacita para que se cumpla también en nosotros esta kenosis (descendimiento) participando en la inocencia y la serenidad del niño de pecho recién amamantado: “mantengo mi alma en paz y silencio como niño destetado en el regazo de su madre” (Sal 131,2). Y, descendiendo más allá en el seguimiento de Jesús, que nos dice “ven y sígueme”, aparece anunciado el nacer de nuevo en las aguas que manan de la roca, “y la roca era Cristo” (1Co 10,4). Este descubrimiento de la derrota del mal no debo guardármelo para mí sola. Entonces surge espontáneo el “anunciaré tu nombre a mis hermanos” (Sal 22,23), todo ello a la luz de la verdad revelada en el anuncio solemne de la Buena Noticia que hemos recibido. Termino cantando con la asamblea de la Iglesia en común-unión con la del Cielo, pues me he sentido llevada como sobre alas de águila y en el seno de la Virgen María la Mater Abscondita , “madre oculta”, pero siempre solícita, la humilde de Nazareth, aquella que dio paso a nuestra luz. Y me sale, junto con los 24 ancianos del libro del Apocalipsis, decir con fuerte voz: “La salvación es de nuestro Dios, que está sentado en el trono y del Cordero” (Ap 7,10), ya que Él se ha dignado revelarme el secreto de la vida, reservado sólo a los pequeños. ¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? (Sal 116,12).



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testigos del amor

¿Venimos del estiércol? La persona humana es por naturaleza y por vocación un ser religioso, como define el Catecismo de la Iglesia Católica. Es un ser que ha sentido siempre la necesidad de ponerse en contacto de alguna manera con el Ser supremo, creador de todas las cosas, en los cielos y en la tierra, las visibles y las invisibles (cfr. Col 1,16), las tangibles y las espirituales, y Aquel “que fundó la tierra con sabiduría” (Pr 3,19). 14

por Alcides Gutiérrez Chávez Ingeniero Electromecánico


testigos del amor

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Es por tanto éste el cometido de la humanidad. Es decir, alcanzar a este Ser que a algunos les parece tan lejano e indiferente a su realidad existencial y mortal. Pero, como decía San Agustín en su obra El corazón del justo exultará en Dios (Sermón 21), “¿cómo podremos gozar en el Señor si está tan lejos de nosotros? ¿Lejano? No. Él no está lejos, a menos que tú mismo lo obligues a alejarse de ti. Ama y lo experimentarás cercano. Ama y Él vendrá a habitar en ti”.

hombre y mujer, colaboradores del plan divino La humanidad, creada por Dios, a su imagen y semejanza, macho y hembra creados (cfr. Gn 1,27), es la que se ha alejado de Él, por la soberbia que habita en su corazón, en su alma y en su mente (cfr. Dt 6, 4-5), en definitiva, en todo su ser. Hasta tal punto se ha separado de Dios que ya ni lo ve ni lo conoce, porque ha roto la comunión de amor que existía y que se hizo visible cuando Dios creó para el hombre una ayuda adecuada, formando a su compañera, Eva. Del hombre mismo formada, la mujer era un ser de su mismo ser (cfr. Gn 2,21-23) y juntos por amor hacían patente esta imagen y semejanza de la que Dios, uno y trino, en comunión plena, había dicho: “Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra” (Gn 1,26). En esta comunión el hombre y su mujer se hacen una sola carne. Por eso deja el hombre a su padre y a su madre y se une a su mujer para formar una familia (cfr. Gn 2, 2425), imagen del cielo en una morada terrena, un hogar, en donde habita lo divino “a su imagen y semejanza”.

P i e n s o e n t od o s l os n i ñ o s a l o s q u e s e l es ni ega l a i n f a n ci a p o r e l p r o p i o p eca d o d e l h om b r e sin el Creador la criatura se diluye Todas las personas, independientemente de su credo, raza, lengua o nacionalidad, buscan e intentan alcanzar esta felicidad. Aunque piensen que hay diversidad de caminos. Aunque en este recorrido haya ilusiones que los hagan salirse tantas veces de sus propios principios y se encuentren siguiendo simples espejismos de felicidad, en el fondo siempre persistirá la verdad: lo único real es el sentirse amado y sobre todo amar. 15


Menciono esto porque, en cierta ocasión, en una emisora de radio de gran cobertura nacional, un reconocido locutor hizo durante su programa de reflexiones un comentario sobre el origen de la humanidad. Decía este locutor al comentar ciertos procesos biológicos en la naturaleza:“Bajemos del pedestal de que nuestro origen es que hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios, porque la realidad es que venimos del estiércol”.

Pienso en todos aquellos a los que no se puede, por la razón que fuere, brindar amor. Me acuerdo de los enfermos, de los discapacitados, de los más débiles, de tantos y tantos que no se pueden valer por sí mismos: “es que mi origen no es el amor, sino que vengo del estiércol”. También me viene a la memoria la cantidad de niños y jóvenes que se suicidan a diario porque la

A ni ngu no d e el l o s na d i e l e di j o n u n ca : D i o s t e a m a a s í co m o e r e s y h a e nv i a d o a s u H i j o J e s u cr i s t o pa r a d a r t e un a v i d a pl e n a . Pienso en los niños abandonados a su suerte precisamente por quienes son los primeros llamados a darles el ser; en la inmensa cantidad de niños no nacidos a causa del aborto, en los que se prostituyen vendiendo sus cuerpecitos para sobrevivir, en los niños a los que se les niega la oportunidad de educarse y venden mercancías hasta altas horas de la noche. En todos aquellos a los que se les niega la infancia por el propio pecado del hombre: “es que mi origen no es el amor, sino que vengo del estiércol”.

¿UN DIOS LEJANO?: AMA Y LO EXPERIMENTARÁS CERCANO, AMA Y ÉL VENDRÁ A HABITAR EN TI

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vida les pesa a su corta edad y no tienen a quien recurrir. Quién sabe si porque sus padres están persiguiendo un sueño trabajando en otros países. El precio que se paga es muy alto y, como siempre, son los inocentes los que cargan con las miserias del mundo: “es que mi origen no es el amor, sino que vengo del estiércol”. Pienso en las mujeres vejadas y humilladas, en los viejos abandonados sin una familia que les dé calor y vele por ellos, en los que han tenido “mejor suerte” y son recluidos en asilos y que sólo esperan dar el suspiro final o son sometidos a eutanasia, en aquellos ancianos cuyos hijos piensan que su padre no merece nada porque ha sido un estiércol toda su vida: “es que mi origen no es el amor, sino que vengo del estiércol”.


Pienso también en los que son rechazados socialmente, en los que escapan de su historia y viven borrachos o drogados, en los empresarios que viven anchamente a causa de la explotación de sus trabajadores, en los que alteran pesos y medidas y se aprovechan de los demás, en los políticos que hacen demagogia o en los que se alzan como “redentores de los pobres”, en los que al sentir un poquito de poder, someten a los demás; en los que niegan a Dios; en los que son víctimas de la guerra o de atentados terroristas: “es que mi origen no es el amor, sino que vengo del estiércol”. También me paro a pensar en quienes a diario reciben otro tipo de “bombardeo” a través de los medios de comunicación, como la violencia y la pornografía. Recuerdo las mujeres que se sumergen en las telenovelas viviéndolas con intensidad mientras sus seres más queridos no tienen espacio en su vida: “es que mi origen no es el amor, sino que vengo del estiércol”.

por amor se nos ha revelado y entregado La lista es interminable, pero todos tienen algo en común. A ninguno de ellos nadie le dijo nunca: Dios te ama así como eres, como nadie te ha amado nunca, y ha enviado a su Hijo Jesucristo para ti y para darte una vida plena. Sólo Él es capaz de regenerarnos interiormente y de hacernos personas nuevas, para que ahora sí se vea, y sin ningún tipo de duda, que n ue s t r o o r i g e n e s e l A m o r y q u e n o v e n i m o s d e l e s t i é r co l . Jesucristo es el Justo y el que puede implantar la verdadera justicia social, la que no procede del revanchismo, del egoísmo, del odio, del mal, de la muerte interior y, por supuesto, que no viene del estiércol, sino del Amor (cfr. 1Jn 2,1-6). Y Dios, después de preparar esta tierra con sabiduría y amor, de hacerla confortable para vivir, viendo que cuanto había hecho estaba bien (cfr. Gn 1,31), colocó al hombre que había formado con polvo del suelo, i n s u f l a n do en s u s n a r ice s a l i en t o de v id a (cfr. Gn 2,7-8).

P OR E S O D E J A E L H O M B R E A S U PA D R E Y A S U M A DR E Y S E U NE A S U M U JE R PA R A F OR M A R U NA FA M I LI A , I M A G E N D E L C I E LO E N U N A M OR A D A T E R R E N A


bn

testigos de la verdad Eduardo y Elena llevan dieciocho años de matrimonio. Desde que coincidieron en un trabajo, ambos supieron que estaban llamados a compartir sus vidas. Tras un breve noviazgo se casaron, deseosos de formar una familia. “Estábamos muy ilusionados con tener hijos, transmitir la vida —apunta Eduardo—. Mi padre era el mayor de once hermanos, Elena es la segunda de siete y yo el pequeño de cuatro. En nuestras familias ha habido un gusto por transmitir la vida y la fe. Teníamos una ilusión lógica por colaborar en la obra creadora”.

por Victoria Serrano Blanes

Sin embargo, el cumplimiento del deseo de ser padres se hacía esperar. Después de cuatro años de búsqueda, por fin Elena se quedó embarazada, pero al poco perdió al niño. El dolor por la pérdida fue grande, mas este hecho doloroso hizo que aumentara su confianza en Dios.“Decidimos esperar en el Señor, sin agobios ni obsesiones —confiesa Elena—. Él sabría cuándo concedérnoslos”. Y así fue. Pasado el tiempo, el matrimonio reavivó la esperanza con un segundo embarazo; sin embargo, de nuevo tampoco llegó a término. bn —¿ Cóm o o s l o t om a s te i s ? 18

D E CI D I M OS E S P E R A R E N E L S E ÑOR S IN AGOB IOS NI OB S E S IONE S . É L SA B R Í A CU Á N DO CO N C E D E R N O S LO S H I J O S

Sólo Dios basta

E l en a—Es verdad que sufrimos, pero con estos acontecimientos seguíamos afianzando nuestra confianza en Dios, en que Él sabría. Lo poníamos todo en sus manos. Nos sirvió también para rezar juntos y pedir discernimiento. Tras varias visitas al ginecólogo y numerosas pruebas, finalmente hubo un diagnóstico médico. Por circunstancias fisiológicas de ambos la concepción natural parecía poco probable, con lo cual, y según les informó el facultativo, únicamente con la ayuda de la fecundación artificial podrían ver realizado su deseo de ser padres.


testigos de la verdad

bn

bn—¿ Q u é h i ci s t ei s e n to n ce s ? E l e n a —Consultamos a un sacerdote amigo nuestro, pues sabíamos que la Iglesia no aceptaba las técnicas de reproducción asistida. Nos sirvió de mucha ayuda, ya que nos dejó claro que un hijo es fruto de la donación recíproca de los padres en el acto conyugal y no de la mano humana. Con lo cual, si estaba en sus planes para con nosotros, Dios haría el milagro de regalarnos un hijo y, si no, lo importante era aceptar su voluntad. bn—La instrucción Donum Vitae sobre el respeto de la vida humana naciente y la dignidad de la procreación, de la Congregación para la Doctrina de la Fe sostiene que “el hijo no es algo de propiedad; es más bien un don”, nunca una mercancía. ¿Qué opináis al respecto? E l e n a —Que eso mismo pensamos nosotros. Los hijos no son un derecho de los padres, sino un regalo que Dios les concede. No podemos forzar al Señor para tenerlos. No todos los matrimonios tienen hijos, pero no por ello dejan de estar consumados ni van a ser infelices. Un día una compañera de trabajo me preguntó cómo podía estar contenta siempre a pesar de no tener hijos. Sé que impresiona el ver a alguien feliz ante lo que humanamente puede ser una desgracia, pero no hay secretos: entonces le hablé de Dios Padre. 19


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testigos de la verdad b n —¿ Cóm o o s tom a s te is l a n u eva a n da du r a ? E l e n a —Ante el deseo de ser padres y no verlo realizado, uno puede acabar deprimido, hundiendo el matrimonio o convirtiéndose en una obsesión. Pero también puedes verlo de otro modo: como una oportunidad para descansar en Dios y sentir realmente cómo es Él quien lleva nuestra vida adelante. Sinceramente nunca lo hemos visto como un sufrimiento, sino como una muestra de su interés en que nos convirtamos y lleguemos a gozar de la vida eterna. b n —E l e n a , ¿ cóm o h a s v i v i do es p eci a l m en t e e s to t ú co mo mu j e r ? E l e n a—Para mí el vivir cada mes la incertidumbre de si me iba a quedar o no embarazada ha sido una gozada. He comprendido que yo no manejo nada, con lo cual, para qué estar en tensión. Nunca ha sido motivo de decepción, pues creo realmente que por algo será. El vivir en precario cada día me ha hecho acrecentar la confianza en el Señor y esta experiencia de saberme hija de Dios y que Él en todo momento quiere lo mejor para mí no la cambio por nada. Cuando sepa que ya es imposible tener hijos por la edad, espero seguir viviendo esta sensación de confianza con otras cosas. b n —¿Y e n t u ca s o, E du a r d o? E d u a r d o —Como hombre había proyectado mucho mi vida. Desde el punto de vista humano estaba acostumbrado a que las cosas me iban saliendo bien: la carrera, el trabajo. Pero con el tema de los hijos no ha sido así. Sé que Dios lo ha permitido para que vea que mi vida no la controlo yo. No está en mis manos el dar la vida: esto sólo depende de la voluntad de Dios. A la fuerza he tenido que vivir este hecho con humildad, sencillez y alabanza, lo que me ha servido para afrontar luego tantos otros acontecimientos, pues tengo claro que todo depende de Él y que sólo en Él puedo descansar.

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N o es t á en m i s m a n o s e l d a r l a v i d a : es t o s ó l o dep ende d e l a vo l u nt a d d e D i o s bn —M e i ma gi n o qu e h a b r á in f l ui d o en o r m em en t e en v u e s t r o ma t r i mo n i o, e n v u e s t r a r e l a ci ó n d i a r i a . ¿ Q u é b a l a n ce h a cé i s ? E du a r d o —Nos ha regalado un matrimonio pleno y feliz También hemos podido hacer cosas que de otro modo hubiera sido bastante complicado, como, por ejemplo, cuidar a mi madre. Yo especialmente sé que, debido a mi forma de ser, en el supuesto de haber tenido hijos, ellos hubieran sido mi proyección, mi satisfacción y Dios hubiera pasado a un plano muy secundario. Entonces, en ese caso, no hubiera sido feliz, pues he experimentado que la vida plena sólo se logra cuando Jesucristo es el centro de tu vida. bn —P ue s to q ue s ó lo D i os l i be r a , lo s í do lo s e s cl a v i z a n : ¿ o s s e n t í s l i b r e s ? E d ua r d o —Totalmente. El libro del Eclesiástico (39,34) dice algo que siempre tenemos presente: “No hay por qué decir: esto es peor que aquello, porque todo a su tiempo es aprobado”. Esto nos permite vivir en completa libertad respecto a los avatares de la vida. Tenemos la certeza de que nos lleva de bien en mejor. Hemos comprobado que se puede andar por encima de las aguas si es Jesús quien te espera en la otra orilla.

EL VIVIR EN PRECARIO ME HA HECHO ACRECENTAR LA CONFIANZA EN DIOS Y SABER QUE EN TODO MOMENTO QUIERE LO MEJOR PARA MÍ


testigos de la verdad bn —E n to n ce s , ¿ cr e é is q u e D io s h a s id o u n p a d r e bu e n o con v os ot r o s ? E l en a —Sin lugar a dudas. Es verdad que hemos pasado por acontecimientos que desde el punto de vista humano han sido malos, pero el discernimiento los transforma en ocasiones para poder uno descansar en la voluntad divina y así experimentar cómo Dios basta. Gracias a estos momentos amargos —confiesa Eduardo—, hemos hecho nuestra una máxima y es que “Él sabrá”. Cuando han ocurrido otros percances después, como la enfermedad, la muerte, o ahora recientemente que me he quedado sin trabajo a mis 55 años, en vez de caer en la desesperación, pienso en aquel Salmo que dice “Espera en Dios que volverás a alabarlo”. Si ha sido un padre generoso hasta ahora, ¿por qué va a dejar de serlo? Ya lo dijo el apóstol Pablo: “¡Oh hombre! Pero ¿quién eres tú para pedirle cuentas a Dios? ¿Acaso la pieza de barro dirá a quien la modeló: por qué me hiciste así? (…) transformaos mediante la renovación de vuestra mente, de forma que podáis distinguir cuál es la voluntad de Dios: lo bueno, lo agradable, lo perfecto”. (Rm 9, 20; 12,2).

SE PUEDE ANDAR POR ENCIMA DE LAS AGUAS SI ES JESÚS QUIEN TE ESPERA EN LA OTRA ORILLA

“ESPERA EN DIOS QUE VOLVERÁS A ALABARLO”. SI HA SIDO UN PADRE GENEROSO HASTA AHORA, ¿POR QUÉ VA A DEJAR DE SERLO?

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testigos de la verdad

Gafe o

Un grupo de compañeras comentaba las desventuras e incomodidades que les producía el estar preparándose para participar en un concurso de promoción interna de la Comunidad de Madrid. Eran auxiliares y aspiraban ascender al grupo de administrativos. Con una determinada antigüedad y tras superar varios exámenes podían conseguirlo. 22

profeta por Elena Sorribes Calle Licenciada en Derecho


testigos de la verdad

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A fin de prepararse mejor dichas pruebas se habían matriculado en una academia a la que acudían dos tardes a la semana, que las ayudaba a estudiar un temario que no a todas les resultaba fácil. Estas cinco compañeras, con una edad en torno a los treinta y tantos años, estaban casadas y tenían entre uno y tres hijos cada una. Todos los días en el trabajo se lamentaban de la molesta situación a la que este deseado ascenso las estaba llevando en su vida diaria. Así, entre la academia y los estudios en casa, hacía un mes que casi no veían a los hijos; con los maridos discutían a menudo, puesto que no se sentían ayudadas en las tareas domésticas y tampoco podían salir a divertirse los fines de semana por tener que estudiar; apenas limpiaban la casa y ya no tenían tiempo ni siquiera para “ir a darse las mechas”, como comentaba más de una con verdadera lástima. Es más, la madre de una de ellas se había roto la uña de un dedo del pie, lo que le impedía ir a la guardería a buscar a uno de los niños. ¡Vaya fastidio! En fin... que estaban más que enfadadas con todo el mundo. Después de varios días escuchando los mismos comentarios, no pude por menos que intervenir: —¿Y os compensa toda esa tensión familiar por 20.000 pesetas al mes? —(Yo todavía hablaba en pesetas), pregunté dirigiéndome al grupo. —Por eso y por la jubilación.

“ESTUDIA COMO SI FUERAS A VIVIR SIEMPRE; VIVE COMO SI FUERAS A MORIR MAÑANA”

—¿Y quién os dice que vais a llegar a la jubilación? —¡Mujer, qué cosas tienes! — respondieron casi al unísono. Dos días más tarde, el 14 de marzo de 2004, una de ellas, Berta, moría en el atentado terrorista de Madrid en la estación de cercanías de El Pozo. No me comentaron nada acerca de lo que les había dicho el martes día 12. De hecho, creo que a los cinco minutos de acabarse la conversación ya lo habían olvidado. Sin embargo yo no lo olvidé y, todavía, cuando me acuerdo de la escena —la mesa de Berta está aquí, a mi lado, ocupada ahora por su marido—, mi vida, es decir, mi actitud en la situación en la que me encuentre, cambia radicalmente durante al menos un rato. He aprendido que las cosas que les dices a los demás de parte de Dios, vuelven a ti para tu propio beneficio espiritual. Puede que a ellos no les provoque nada en su interior, pero sí para el que las pronuncia. Ya lo decía San Agustín: “Estudia como si fueras a vivir siempre; vive como si fueras a morir mañana”

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testigos de la verdad

R o cé l a m u e r t e p a r a a bra zar la vida

por Laura Gómez Profesora de Religión

La enfermedad de Crohn consiste en la formación de úlceras sangrantes y cortantes en el intestino, produciendo grandes dolores, infección y fiebre alta, lo que impide que los alimentos permanezcan en él, pues según los ingieres, directamente son expulsados por fuertes diarreas o vómitos, de tal forma que te desnutres y te deshidratas. 24

Dios

me salvó Yo llegué a ir unas veinte veces al servicio en un solo día, por lo que mis padres decidieron llevarme al hospital. Allí me empezaron a hacer numerosas pruebas muy dolorosas y a meterme tubos por todos los sitios. El tratamiento que me administraron me curó y me dieron el alta. Había permanecido unos veinte días ingresada y estaría una semana más recuperándome en casa de mis padres. Pero la mejoría duró poco tiempo. Al cabo de unas semanas volvieron las diarreas, hasta que llegó el momento en que no podía valerme por mí misma y tuve que regresar a casa de mis padres. Me llevaron de médico en médico, me pusieron un montón de tratamientos, me hicieron infinidad de pruebas, pero yo cada día estaba peor.


testigos de la verdad

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el dolor y la desesperanza como compañeros de viaje

S I E N T E S QU E E SO NO E S V I D A: T OD O S E CO N V I E R T E E N A M A RGUR A, DE S E S P E R A N Z A , D O LO R , A NG U S T I A Y M UE R T E

Cuando te da un brote de esta enfermedad, no controlas, con lo cual te lo haces todo encima y tienes que ver cómo los que están cercanos a ti te cambian y te limpian, pues una se queda sin fuerzas para poder realizarlo por sí sola. Te tienen que poner pañales y te sientes fatal en tu dignidad personal, pierdes toda la intimidad y dependes de todos para todo…. Recuerdo que las noches eran interminables y me subía la fiebre hasta cuarenta. El dolor se hacía insoportable y no paraba de ir al servicio hasta que aparecía el primer rayo de luz por la ventana. Entonces era cuando me quedaba dormida. Yo sentía el dolor de mis seres queridos, la impotencia de mis padres, el llanto de mi madre, y no podía hacer nada; deseaba fuertemente curarme, pero cada día estaba peor, me encontraba más débil, más enferma, más deprimida… Comprendí la soledad y la desesperación, la irritabilidad y el miedo de todas aquellas personas que sufren enfermedades crónicas que les imposibilitan llevar una vida normal. Porque sientes que eso no es vida: un día y otro, una semana, un mes…y todo se vuelve oscuro, todo se convierte en amargura, desesperanza, dolor, angustia y muerte. Sí, yo la rocé, ¡la sentí tan cercana! Pero lo que más me hacía sufrir era la angustia de mis padres, ese querer y no poder, ese sinvivir que les causaba mi enfermedad, mi agonía. Una noche, quise desaparecer, quise quitarme la poca vida que me quedaba, la poca vida que corría por mis venas, la poca vida que sentía en mi interior. No soportaba el dolor tan intenso de mis amigos y familiares, no soportaba mi propio dolor. Me iba a levantar, pero el dolor fue tal que ni siquiera pude incorporarme. Me sentía morir y eso me salvó. La muerte hizo que viviera. Me rebelaba: “¿Por qué, Dios mío, tanto dolor, tanto sufrimiento, tanta miseria? Dios, una vida así no tiene sentido…” Llegó el día 11 de enero e ingresé en el hospital. Para entonces ya había perdido cerca de 25 kilos y sólo tenía huesos. 25


bn

testigos de la verdad cara a cara con la muerte A las nueve de la noche del día siguiente me subieron por fin a la habitación. Me quedé sola en la oscuridad entre otras enfermas que ni siquiera veía, sólo oía sus lamentos y gemidos. Empecé a llorar amargamente y esa noche no pude dormir. Cuando salió el sol, pude comprobar que estaba en una habitación con tres camas, yo en el medio, entre dos señoras mayores que no tenían muy buen aspecto. En efecto, posteriormente, pude confirmar que ambas estaban agonizando a causa del cáncer y pensé:“¿Por qué me han metido en una habitación de terminales? ¿Acaso yo estoy en esa misma situación?” La segunda noche que pasé en el hospital, la enferma de la derecha empezó a agonizar, sólo decía:“Me muero, me muero”. Se arrancaba las vías de los sueros que tenía puestos y empezaba a sangrar a borbotones. Yo, como podía, porque era la única consciente de la habitación, apretaba el botón para llamar a las enfermeras. Cuando llegaron, las oí decir: “Hay que avisar a su familia, se está muriendo”. Vino su familia y llenaron la habitación de gemidos y llantos, de dolor y miseria. Yo pedí que me sacaran de allí, pero me dijeron que en mis formularios constaba como el número 324 de una cama y que todos los informes estaban adscritos a dicho número, con lo cual no se podía hacer nada.

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Lo qu e y o no sa bí a e s q u e É l s i e mp r e m e h a b í a e s t a d o b u s ca n d o

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Pregunté si había capilla en el hospital y me dijeron que sí, así que me montaron en una silla de ruedas y mi madre me bajó. Recuerdo que estuve horas. No quería regresar a la habitación y le pedía a Dios que me sacara de allí y a mis padres que me llevaran a casa. Lloraba y lloraba ante tanta impotencia, tanto sufrimiento. A la semana murió una compañera y a los quince días de estar allí, murió la otra. 26

SÓLO ÉL SABE LO QUE SUFRÍ, PERO ÉL ME ENSEÑÓ EL CAMINO DE MI CURACIÓN, ME DIO LA VIDA DE NUEVO Y ME ENSEÑÓ A VERLA Y DESCUBRIRLA DE FORMA DIFERENTE


testigos de la verdad

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Señor, tú eres mi lámpara, tú iluminas mis tinieblas Sólo Dios sabe la marca tan profunda que me ha dejado el paso por el hospital. Sólo Él sabe lo que sufrí y lo que aguanté. Pero si no hubiera sido por ese dolor, si no hubiera sido por esos momentos de silencio y de oración en su presencia en esa capilla del hospital, quizá hoy no viviría porque me hubiera dejado morir. Él me dio la fuerza para luchar en la adversidad de aquel hospital y de mi enfermedad. Él me enseñó el camino de mi curación, me dio la vida de nuevo y me enseñó a verla y a descubrirla de forma diferente. ¡Cómo es el ser humano! Tenemos que llegar al límite, rozar la muerte, el sufrimiento, la amargura y el dolor, para darnos cuenta de que la vida, tal y como la vivíamos, carecía de significado y de sentido: que somos en muchas ocasiones muertos vivientes. Nos creemos dueños de nuestras vidas y sólo somos prisioneros abocados a una angustia existencial. Por eso, aunque sufrí lo que nadie sabe, tanto física como interiormente, tengo que agradecerle a Dios durante toda mi vida esta enfermedad. Terrible, implacable, pero bendita enfermedad, que me enseñó que, más allá del síntoma de la muerte y del dolor, se me estaba dando una oportunidad para empezar de nuevo, para cambiar mi forma de vivir, mi existencia. ¡CÓMO ES EL SER HUMANO! TENEMOS QUE LLEGAR AL LÍMITE, ROZAR LA MUERTE,

Al cabo de los meses, cuando me dieron el alta, no podía andar; me tenían que llevar entre dos personas y era un esqueleto viviente. Tardé casi un año en recuperarme totalmente. Entonces empezó mi búsqueda de Dios.

EL SUFRIMIENTO, LA AMARGURA Y EL DOLOR, PARA DARNOS CUENTA DE QUE LA VIDA,

Pero lo que yo no sabía es que Él siempre me había estado buscando a mí. Yo ya no le quería dejar escapar, no le quería volver a perder; porque no sólo me dio la vida de nuevo, sino que Él es la vida y quiero que sea mi vida por la eternidad.

TAL Y COMO LA VIVÍAMOS, CARECÍA DE SIGNIFICADO Y DE SENTIDO

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Te r r i b l e, i mp l a ca bl e, p e r o b e n d i t a e n f e r m e d a d, q u e me d i o u n a op o r t u n i d a d pa r a e m p ez a r d e n u ev o

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testigos de la verdad

EN ÉL TENEMOS AL SANTO, PERO TAMBIÉN A QUIEN HA CONOCIDO NUESTRAS MISERIAS Y HA PECADO COMO NOSOTROS

Agustín

San Agustín es uno de esos hombres para quienes la muerte no existe. Sus huesos podrán estar repartidos aquí o allá, entre Europa y África, pero su alma posee el privilegio de la ubicuidad: de estar en el cielo a la luz de Dios y de haberse quedado en la tierra para darnos luz a nosotros. 28

de Hipona por José Antonio Gil Béjar


testigos de la verdad

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semejante a nosotros en el pecado, superior en la gracia En él tenemos al Santo, al que goza del Eterno, pero también al hombre; un hombre que se nos asemeja, que divisamos todo transfigurado y refulgente en la ciudad celestial, pero a quien siempre podemos considerar como a un hermano nuestro que ha conocido nuestras miserias, que ha pecado como nosotros, que ha llorado de adulto como un niño, que se ha enamorado, que ha sentido la amistad, que ha sido orgulloso como lo somos todos, que ha chapoteado como todavía nosotros chapoteamos, pero que nos muestra el camino para salir del charco y nos alarga su mano firme y cálida para ayudarnos. Agustín es como nosotros. Sus pecados fueron los pecados comunes a la mayoría: el amor a las mujeres, al lucro, a la fama. Pero su sensualidad fue sublimada en ansias de la beatitud espiritual; su deseo de felicidad, en apaciguamiento en la sabiduría divina; su amistad apasionada, en vínculos de caridad a todos; su orgullo, en la aspiración de rehacer en sí la imagen perdida de Dios y de unirse a Él En Agustín está todo. Es el hombre integral, el hombre universal, el hombre sin vacíos. El superhombre, no en el sentido de Nietzsche, sino en el de San Gregorio Magno, es decir, uno de esos superhombres que lo son por saber las cosas divinas. Y no sólo por ser poeta, orador, psicólogo, filósofo, teólogo y místico, sino porque reúne en sí, en armoniosa síntesis, todos aquellos contrastes que en la mayoría, aislados, provocan crisis, errores, conflictos, y en él, en cambio, reflejan una verdad superior. Es, primero, pecador, después santo; antes profesor, luego pastor y, más tarde y a la vez, cenobita y hombre de gobierno, poeta y racionalista, dialéctico y romántico, tradicionalista y revolucionario, retórico elocuente y orador popular. Insiste en la necesidad de la razón para llegar a comprender los dogmas de la fe, pero al mismo tiempo reconoce que la fe ayuda a comprender. Disputa y argumenta como un abogado y se eleva en éxtasis como un místico: “A veces (me) metes en una extraña e íntima plenitud de no sé qué dulzura que, si llevase al colmo, se convertiría en algo que no sería ya esta vida”.

¡oh Verdad, luz de mi corazón, en ti vuelvo a la vida! Según Agustín, el hombre es tanto más libre cuanto más escoge el bien y se acerca a él. La verdadera libertad no consiste en poder hacer el bien lo mismo que el mal, sino en poder volverse hacia el bien y abandonar el mal.”¿Cuándo es, por ventura, más libre el libre albedrío, sino cuando no sirve al pecado? 29


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testigos de la verdad Para él, Dios no es un concepto por conocer, sino una realidad viviente por gozar; lo verdadero no es algo que sencillamente se aprende, sino un bien que quiere apropiarse una parte de su cotidiana sustancia; el Cristianismo no es una colección de doctrinas, sino una vida que es preciso vivir integralmente. Y nadie, después de San Pablo, ha definido al Cristo místico como él lo ha hecho. Su alma, ávida de felicidad, no podía saciarse sino en Dios, es decir, en la plenitud de una eterna felicidad, pero ya saboreada, aquí abajo, en breves instantes, en la comunión con Cristo siempre vivo. Y tanta fuerza tiene en él este sentimiento de fraternidad con el Crucificado, que el sólo sobrellevar nuestra vida, “gobernar nuestra mortalidad”, le parece llevar la cruz a la par de quien venció a la muerte

todo es ganancia por Jesucristo, pese al sacrificio

¡tarde te amé, Hermosura tan antigua y tan nueva! ¿Quién podía consolarle sino Dios? ¿Quién podía comprender la continua efervescencia de su espíritu sino Aquel que le había creado de aquel modo para demostrar en él su poderío? Este es el motivo de que la forma más espontánea de su arte sea el soliloquio, porque ¿qué son las Confesiones sino un apasionado soliloquio en la presencia de Dios?

Nosotros le vemos, de lejos, a través de la consagración de los siglos, de la canonización, de las siluetas de los discípulos y de los comentadores, y nos produce el efecto del soberano intelectual de su tiempo, del fuego sobre la montaña, del Padre de la Iglesia envuelto en sus ornamentos episcopales. Pero si nos acercamos a él y tratamos de leer entre las líneas de los sermones y de las cartas, descubrimos, a la par que su grandeza, su enorme soledad.

Águila en los cielos y buceador en el mar, San Agustín nos transporta entre las constelaciones y nos guía en las inmensidades abismales. Su entendimiento nos acompaña a las lumbreras de los más inasequibles misterios, y su corazón amoroso y abrasado encuentra todavía, después de tantos siglos, los caminos de nuestro corazón y lo hace vibrar con el latido de sus palpitaciones.

En realidad, Agustín no es durante toda su vida sino el obispo de una pequeña ciudad africana. Este hombre, que a nosotros nos parece la más luminosa cima de la cristiandad del siglo V, ha permanecido durante treinta y cinco años en una sede de quinto orden, tratando con gente ignorante, que le ama, pero no le comprende.

Si olvidamos por un momento al Doctor de la Gracia para ver en él al Doctor de la Caridad, reconoceremos en Agustín no solo al arquitecto de la teología y al titán de la filosofía, sino al hermano que lloró y pecó con nosotros, al santo que logró escalar la ciudad del eterno gozo y sentarse a los pies del Dios recuperado para siempre.

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En Cartago le estiman y solicitan el concurso de su ingenio en los momentos difíciles, pero ninguno de sus admiradores piensa en sacarle fuera de aquel encierro medio destierro de Hipona (Argelia). Con Roma sostiene pocas relaciones; los teólogos de la Galia se levantan contra él, Julián de Eclano se divierte en hacer su anatomía con muy fina y maligna ironía. Su conversación era ambicionada por los mejores espíritus de la época; pero estaban, la mayoría, al otro lado de los mares, y durante más de cuarenta años Agustín no zarpará una sola vez de África.

EN LA PASCUA DE CRISTO SE REALIZA LA VERDAD ESPIRITUAL DEL SÁBADO JUDÍO QUE PREANUNCIABA EL DESCANSO ETERNO DEL HOMBRE EN DIOS

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testigos de la verdad “Deseaba y ansiaba la liberación; sin embargo, seguía atado al suelo, no por cadenas exteriores, sino por los hierros de mi propia voluntad. El Enemigo se había posesionado de mi voluntad y la había convertido en una cadena que me impedía todo movimiento, porque de la perversión de la voluntad había nacido la lujuria y de la lujuria la costumbre y, la costumbre a la que yo no había resistido, había creado en mí una especie de necesidad cuyos eslabones, unidos unos a otros, me mantenían en cruel esclavitud. Y ya no tenía la excusa de dilatar mi entrega a Ti alegando que aún no había descubierto plenamente tu verdad, porque ahora ya la conocía y, sin embargo, seguía encadenado ... Nada podía responderte cuando me decías: ‘Levántate del sueño y resucita de los muertos y Cristo te iluminará . . .” PARA SAN AGUSTÍN, LA VERDADERA LIBERTAD NO CONSISTE EN PODER HACER EL BIEN LO MISMO QUE EL MAL, SINO EN PODER VOLVERSE HACIA EL BIEN Y ABANDONAR EL MAL

Nada podía responderte, repito, a pesar de que estaba ya convencido de la verdad de la fe, sino palabras vanas y perezosas. Así pues, te decía: “Lo haré pronto, poco a poco; dame más tiempo”. Pero ese pronto no llegaba nunca, las dilaciones se prolongaban, y el poco tiempo se convertía en mucho tiempo. “No quiero salvarme sin vosotros. ¿Cuál es mi deseo? ¿Para qué soy obispo? ¿Para qué he venido al mundo? Sólo para vivir en Jesucristo, para vivir en Él con vosotros. Esa es mi pasión, mi honor, mi gloria, mi gozo y mi riqueza”.

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si hoy escucháis su voz

“Levantaron al Señor en un madero y nos atrajo a todos hacia si “ (cfr. Jn 12, 32)

“ A l p r i n ci p i o e r a e l V e r b o, y el Ver bo er a D i os . Y e l V e r b o s e hi z o ca r ne y a ca m p ó e n t r e n o s o t r o s “ (cf r. J n 1 , 1 4 )

Tu carne y sangre

por César Allende García Profesor de Religión

son nuestras (II)

Dios forma la carne como un tejedor (Jo 10,11; Sal 139,13ss) o como un alfarero (Gn 2,7; Jr 1,5; Jb 10,8ss). Y le puso fecha de acabamiento. Somos provisionales. Otra cosa es que el pecado envenenara esta caducidad nuestra. 32


si hoy escucháis su voz

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Y así vivimos: en una tienda de campaña, de camino hacia la conquista de un anhelo que nos es especial; somos ese deseo dentro de una carne y sangre concretas: cada uno vivimos dentro de nosotros, siendo el envoltorio sustancia nuestra. ¡Qué cosas! Itinera la humanidad entera por el desierto de la Historia, subiendo y bajando dunas, buscando un último y definitivo oasis. Leemos en 2Co 5,1-2 que, teniendo una mansión terrena que se deshace, Dios nos tiene preparada “una sólida casa, no hecha por mano de hombre, eterna, en los cielos”. Un poco antes había escrito San Pablo que nuestros cuerpos son vasos de barro en los que porteamos un tesoro incalculable de gracia y de gloria (cfr. 2Co 4,7). Curiosamente, esta tienda (“skene”, en el texto griego) es a la vez vestido que cubre nuestras desnudeces (cfr. 2Co 5,3-4). Y bien que quisiéramos nosotros, oprimidos y agobiados como caminamos, que dicha tienda o vestido no hubieran de ser destruidos totalmente al final, sino transformados, “absorbidos por la vida” (v. 4). Una vez más la paradoja vive asentada en nosotros, no circunstancialmente: deseamos de todo corazón una casa y un vestido de verdad consistentes, a la par que vemos cómo nos desgastamos y nos raemos. Algo dentro de nosotros nos advierte que esta confrontación entre anhelo y experiencia van para largo. Lo que, en el orden moral, ocurre con la ley de los miembros, ocurre ahora en el ontológico y se manifiesta emocional y psíquicamente. Seguro que la raíz del sentimiento de agobio profundo y de la desesperanza profunda es esto mismo: el ser paradójicos no podemos evitarlo. Pero ¿de verdad no podemos? ¿No tiene este callejón una salida, una escapatoria? “Dios mismo nos ha dado las armas del Espíritu”, con las que podemos tener confianza y la osadía de acabar finalmente cabe el Señor, que es como no acabar nunca (“endemesai proston kirion”) (2Co 5,5.8). En la Carta a los Hebreos hay una expresión de extraordinaria fuerza en orden a lo que estamos tratando: “Cristo es Hijo sobre su propia casa —no como lo fue Moisés sobre la suya, de la que no era más que un criado—; esta casa somos nosotros” (Hb 3, 6a; conviene ver desde el 1 al 6).

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¡Nosotros somos la casa de Cristo; es decir, el Templo del Espíritu Santo, cuyas arras tenemos! Y añade el texto a los Hebreos: “con tal que mantengamos hasta el fin la confianza y el orgullo de la esperanza” (v. 6b). Y esto es así porque “hemos sido salvados por la esperanza” (Rm 8,24), la cual sabemos “que no falla, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado” (Rm 5,5). De modo que si nuestra carne nos mete en un callejón sin salida, si esta casa en que vivimos, al mismo tiempo que se desmorona grita su deseo de eternidad, Dios fabricante de todas las cosas, nos ha dado en Cristo Jesús un restaurador y arreglador de casas. Y las arregla de tal manera que ya perdurarán para siempre. Jesús es el Hijo de Dios, en quien habita corporalmente la plenitud de la divinidad (Col 2,9). Y era carpintero. Marcos dice “tékton”, esto es, uno que trabaja con sus manos la madera, el hierro y la piedra; quizá fuera un artesano muy completo (cfr. Mc 6,3). Por estas dos cosas que Jesús era, sus mismos paisanos de Nazaret se preguntaba acerca de Él: “¿De dónde saca ‘tales poderes’ (milagros) obrados por sus manos?” (Mc 6,2).

Aquí está la respuesta de Dios a la situación de paradoja sin escapatoria: un hombre que repara con sus propias manos nuestra casa, nuestra raída tienda. Jesús tallaba o labraba piedras, reparaba muros, puertas, ventanas, hoces, etc. antes de poner las manos sobre los enfermos y sanarlos (Lc 4,40). ¡Aquellas manos! Hoy también pone el Señor sus manos en nuestra carne: por su Espíritu Santo y por su cuerpo que es la Iglesia. El punto capital de cuanto llevamos dicho es que “tenemos un Sumo Sacerdote tal que se sentó a la diestra del trono de la Majestad de los Cielos, al servicio del Santuario y de la Tienda verdadera, erigida por el Señor, no por el hombre” (Hb 8,1-2). Tal tienda es el cielo, nuestra casa definitiva, nuestra carne resucitada por la de Jesús, que no conoció la corrupción del sepulcro (Hch 2,22-36) y sí ofreció al Padre “para hacer su voluntad” en lugar de los sacrificios y holocaustos, que Dios ya no aceptaba (Sal 40,8ss). Ahora, en la encarnadura temporal de su Cuerpo, la Iglesia, sigue a su través tocándonos y sanándonos. Nosotros sabemos bien por nuestro diario vivir que la carne tiende a las cosas carnales, como espíritu busca las espirituales (Rm 7,5). ¿Quién no confirmaría con la suya propia la experiencia de Pablo de que el apetito de la carne deja un sedimento de muerte, que es enemistad con Dios y rebeldía frente a su Ley, así como la apetencia del espíritu es vida y paz?


El mismo Señor soportó, en algún modo, esta contradicción para que nosotros no desfallezcamos en el combate contra el pecado, aun en el caso de que nos cueste la sangre (Hb 12,3-4). Jesús sí dio su sangre. Y también nos dio su testamento en Rm 8,1-13. Desde que Dios envió a su Hijo en una carne semejante a la del pecado y condenó el pecado en la carne, ya no estamos sometidos a la tiránica necesidad de obrar según la carne, sino que estamos habitados por el Espíritu de Aquel que resucitó a Jesucristo de entre los muertos, y vivimos seguros con la esperanza de que Aquel mismo dará vida a nuestros cu e r po s mortales por su Espíritu. “MARÍA, TÚ SÍ QUE HAS ELEGIDO LA PARTE BUENA”

¿Qué queda, pues, por decir? Dos cosas se me ocurren. La primera repetir con Job y el Salmista que nuestro Redentor está vivo, y que al final se levantará del polvo; después con nuestra piel nos cubrirá de nuevo, y con nuestra carne veremos a Dios (cfr. Jb 19,25-26), porque sobre nuestros huesos pelados y quebrantados (cfr. Sal 50, 10), que son la “entera casa de la humanidad”, será infundido el Espíritu de Dios, venido de los cuatro vientos y los vivificará (cfr. Ez 37,9-14). Y la segunda: “Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que te criaron” (Lc 11,27). “María, tú sí que has elegido la parte buena” (Lc 10,12), dándonos la Vida en carne y sangre como las nuestras. Mirándote a ti, toda belleza y pureza en un cuerpo inmaculado, nuestro ser entero respira con alivio y nos atrevemos a decir al Señor: “Míranos, Señor Jesús, que hueso tuyo y carne tuya somos nosotros” (2S 5,1).


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Eva, madre de todos

por Pilar Moíño Carrillo

Licenciada en Ciencias de la Información

los hombres

Desde que Simone de Beauvoir tituló su libro sobre la mujer,“Segundo sexo” —ciertamente para criticarlo—,han corrido ríos de tinta. Hoy nadie duda que la mujer no es un segundo sexo, inferior, sino “otro sexo”, diferente al del varón, pero con igual dignidad y derechos. 36


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influencia de la mujer en la historia y en la sociedad

PARA JUAN PABLO II LA MUJER ES FUERTE APOYO INSUSTITUIBLE Y FUENTE DE FUERZA ESPIRITUAL PARA LOS DEMÁS

A pesar de ello sigue existiendo una crisis de identidad que lleva a la mujer por caminos equivocados, a veces de simple revancha e imitación de los modos masculinos de ser. Pierde así su feminidad y eso repercute en la sociedad entera. Quizá la crisis de valores en la sociedad actual sea, en buena parte, consecuencia de la crisis de identidad de la mujer y la pérdida de su originalidad femenina. La cultura de la vida —que eso es lo que significa Eva: vida— está dando paso a la cultura de la muerte. Como el espacio en estas páginas es pequeño, más que elucubrar sobre la identidad de la mujer, que “nace y se hace”, y no es una simple “construcción cultural”, trataré de incluir opiniones de prestigiosos autores que se han interesado por la influencia de la mujer, para que nos ilustren sobre este tema.

pilar esencial en la familia y en la sociedad Dice Ortega y Gasset, en su libro “Estudios sobre el amor” que la influencia de la mujer opera a modo de clima y así como “la excelencia varonil radica en un hacer, la de la mujer en un ser y en un estar; el hombre vale por lo que hace, la mujer por lo que es”. Julián Marías estudia en varios de sus libros —sobre todo en “La mujer en el siglo XX” — el papel decisivo de la mujer en la educación de los hijos y, por tanto, en la configuración de las generaciones futuras, ya que ella es la principal transmisora de creencias. “Lo más parecido a la creación de que es capaz la humanidad es la formación de personas, que es justamente lo que hace la mujer cuando la maternidad es en ella vocación absorbente en la cual interviene su realidad total”

L a cu l t u r a d e l a v i d a —q u e e s o e s l o q u e s i g n i f i ca E v a : v i d a — es tá d a nd o pa s o a l a cu l t u r a d e l a m u e r t e

“ ! Ay, cu a n ta s co s a s p er di da s q u e n o s e p e r d i e r o n n u n ca ! : to da s l a s gu a r da ba s tú ”. Así habla Pedro Salinas de esa capacidad de quedarse, de acampar, que promueve la mujer frente al nomadismo varonil, iniciando con ello la agricultura, la cerámica… por esa propensión a la interioridad, al sosiego, a la aceptación de la realidad y a su acogida tan propias de la mujer.

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Recordemos al modelo de mujer, la Virgen María, que “guardaba estas cosas, ponderándolas en su corazón” (Lc 2,51). Frente a un mundo tan ajetreado y ruidoso, dice Julián Marías que “la mujer necesita un margen de holgura y reposo para poder sedimentarse y madurar. Siempre se ha hecho la mujer con una fuerte dosis de soledad, la única forma fecunda de la vida, además de la entrada en sí misma —condición del espíritu—, interioridad”. Blanca Castilla de Cortázar, en uno de sus libros, expresa esa diferencia entre lo masculino y lo femenino. Dice así: “El varón al darse sale de sí mismo. Saliendo de él se entrega a la mujer y se queda en ella. La mujer se da pero sin salir de ella. Es apertura, pero acogiendo en ella. Su modo de darse es distinto al del varón y a la vez complementario, pues acoge al varón y a su amor. Sin el varón la mujer no tendría adónde ir. Sin el varón la mujer no tendría qué acoger. La mujer acoge el fruto de la aportación de los dos y lo guarda hasta que germine y se desarrolle. Posteriormente, la mujer es apertura para dar a luz a un ser que tendrá vida propia”.

apertura, acogida, fuente de fuerza espiritual De la mujer ha escrito con especial finura Juan Pablo II. En su encíclica “Mulieris Dignitatem” afirma: “La fuerza moral de la mujer, su fuerza espiritual se une a la conciencia de que Dios le confía de un modo especial al hombre. Naturalmente cada hombre es confiado por Dios a todos y cada uno. Sin embargo, esta entrega se refiere especialmente a la mujer, sobre todo en razón de su feminidad y ello decide principalmente su vocación. Por ello es fuerte apoyo insustituible y fuente de fuerza espiritual para los demás” En su obra dramática “Esplendor de paternidad”, el mismo Wojtyla expresa con gran belleza las palabras de una madre al hijo: “No te vayas. Y si te vas, recuerda que permaneces en mí. En mí permanecen todos los que se van. Y todos los que van de paso, hallan en mí un sitio suyo; no una fugaz parada, sino un lugar estable. En mí vive un amor más fuerte que la soledad (…) No soy la luz de aquellos a quienes ilumino; soy más bien la sombra en que reposan. Sombra debe ser una madre para sus hijos. El padre sabe que está en ellos: quiere estar en ellos y en ellos se realiza. Yo, en cambio, no sé si estoy en ellos; sólo los siento cuando están en mí”.

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familia de Nazaret Del papel de la mujer al lado del varón oigamos a los poetas: “ A n da n do d e t u m a n o, ¡ q u é f á ci l e s l a s ci m a s ! A l t o s e es tá co nt i go, t ú m e e l e v a s, s i n n a d a , t a n s ó lo co n v iv i r y d ej a r q u e t e v i v a ” ( S a l i n a s, “ R a z ó n d e a m o r ” ) “Tú y tus miradas me han hecho elevarme por encima del tiempo y sentir la ternura de Dios. Tú me clavas y me sujetas a lo efímero al mismo tiempo que me transportas hacia lo eterno” (Gustave Thibon, “Nuestra mirada ciega ante la luz”). El hombre y la mujer se necesitan mutuamente para ser cada uno quien es:

EN UN MUNDO TAN AJETREADO, RECORDEMOS A LA VIRGEN MARÍA, QUE “GUARDABA ESTAS COSAS EN SU CORAZÓN” (LC 2, 51)

“ D i ce n q u e e l h o m b r e n o e s h o m b r e h a s t a q u e n o oy e s u n o mb r e d e l a b i os d e u n a m uj er. P u ed e s e r. ” ( A n t o n i o M a ch a d o ) “ Pe r o a l de ci r m e “ tú ” —a mí , s í , a mí en t r e to d os — má s a l t o y a q u e es t r e l l a s o co r a l e s e s t u v e … P o s e s i ó n t ú me d a b a s de m í , a l d á r te m e t ú”. “ Cu a n d o t ú m e e l e g i s t e —el a m or me el i gi ó—, sa lí de l gr a n a nó nim o de t o do s , d e l a n a da ”. Como dice Antoine de Saint-Exupéry, el amor exige abrirse y mirar juntos en la misma dirección. “ ! D a r m e, da r t e, d a r n o s , d a r s e”. n o ce r r a r n u n ca l a s m a n o s , n o s e a g o t a r á n l a s d i ch a s , n i l o s be s o s , n i l o s a ñ o s , s i n o l a s ci e r r a s . ¿ N o s i en t es l a g r a n r i q ue z a d e d a r ? L a v i d a n o s l a g a n a r em o s s i e mp r e, en t r egá n do me, e n tr e gá n do t e…”

(Añado yo: “entregándonos”) (Salinas, de nuevo)

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Buenanueva entrevista a Benigno Blanco

Presidente del Foro Español de la Familia

¿Qué es la familia? La familia es el núcleo de solidaridad humana que se origina en el compromiso vital entre hombre y mujer, abierto a la vida por la complementariedad de los sexos propia de la especie humana. Lo que convierte a una pareja en familia son los hijos o, al menos, la apertura estructural a la vida propia del matrimonio.

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¿Desde cuándo existe este modo de agruparse las personas? La familia existe desde Adán y Eva. En caso contrario, la humanidad se habría acabado en la primera generación de humanos. El matrimonio y la familia forman parte de la estructura vital de la humanidad; son tan antiguos como ella y durarán tanto como dure la humanidad. ¿Por qué es importante la familia? Porque sin ella no habría futuro para la humanidad al faltar el ambiente ecológicamente idóneo para las nuevas vidas. Sin la familia, la sociedad perdería solidaridad y calidad de vida, las relaciones humanas se degradarían, pues les faltaría ese núcleo esencial de atención, cuidado y cariño que espontáneamente genera la familia. No es concebible la sociedad sin la dosis de humanidad que aporta la familia. ¿Qué opina de la frase de Aristóteles: el hombre es un ser conyugal antes que civil? El hombre es civil —político, diría Aristóteles— porque es familiar. La sociedad surge de la familia. El lazo primario que une a las personas es la relación de consaguinidad que deriva del parentesco originado en la familia; la unión de las familias origina el clan, la tribu, la ciudad, la nación...

SIN LA FAMILIA, LA SOCIEDAD PERDERÍA SOLIDARIDAD Y CALIDAD DE VIDA, LAS RELACIONES HUMANAS SE DEGRADARÍAN

Pensando en la asignatura “Educación para la Ciudadanía” (EpC), el considerar a los niños ciudadanos antes que hijos, ¿no constituye una intromisión del Estado en el ámbito de lo más íntimo y trascendente de la familia, concretamente en el derecho de los padres a educar a sus hijos según sus convicciones? ¿No supone esto una extralimitación del Estado en sus atribuciones? 41


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Lo más grave de EpC es que supone la expropiación del derecho de los padres a educar a sus hijos conforme a sus convicciones morales. A través de EpC el Gobierno se arroga el derecho que solo a los padres corresponde conforme al sentido común y el art. 27.3 de la Constitución: el de determinar los contenidos morales de la formación de la conciencia de los chicos y chicas. EpC, tal y como se ha configurado en España, muestra una vocación totalitaria del Estado y todo totalitarismo es contrario a la familia. ¿Cree que un niño que no se ha sentido acogido dentro de una familia tendrá capacidad para ser buen ciudadano? Si la familia no aporta —sería su fracaso— la inicial red de socialización del niño, siempre será difícil que las instituciones sociales suplan esa deficiencia o fracaso de la familia. Lo estamos constatando todos los días. ¿Tienen las personas derecho a tener hijos o son los niños los que tienen derecho a unos padres?

LOS PADRES SOMOS DEMASIADO IMPORTANTES PARA NUESTROS HIJOS COMO PARA QUE LES SEA INDIFERENTE QUE DESAPAREZCAMOS DE SU HORIZONTE VITAL COMO PADRES, ES DECIR, COMO LA UNIDAD DE REFERENCIA PAPÁ-MAMÁ. 42

Si por “tener” se entiende “adoptar”, la respuesta es clara: nadie tiene derecho a un hijo; son los niños los que tienen derecho a tener unos padres que los acojan, quieran, cuiden y acompañen. En materia de adopción, los adultos no tienen ningún derecho (sean homosexuales, heterosexuales, calvos, bajos, negros o blancos); son los niños los que tienen el único derecho que es relevante: el de que se les dé, si es posible, lo que han perdido: un padre y una madre. ¿Piensa que puede haber familia si el amor entre un hombre y una mujer no se traduce en un compromiso estable y duradero? Si no existe un compromiso estable y duradero entre hombre y mujer como el que la cultura y el Derecho han configurado bajo el nombre de matrimonio, no existirá el ámbito ecológicamente idóneo para el nacimiento de una familia. Ahora bien, los humanos no somos perfectos y la apertura a la vida puede darse también en un contexto no idóneo o ideal. El Derecho debe proteger y amparar la vida allí donde surja; pero debe proteger y promocionar lo idóneo en este campo como en cualquier otro. Si no existe continuidad, ¿piensa que pueden darse las condiciones adecuadas que permitan que los hijos alcancen una madurez suficiente para enfrentarse a su propia historia? El largo proceso de maduración y desarrollo que tienen los niños en la especie humana hace imprescindible que su ecosistema familiar, sus padres, se mantenga estable durante mucho tiempo. La desaparición de ese ecosistema por causas naturales (muerte, por ejemplo) o voluntarias (divorcio, por ejemplo) es terrible para el niño.


familia de Nazaret LA LLAMADA “CRISIS DE LA FAMILIA” DE NUESTROS DÍAS ES SOLO UNA DE LAS CARAS DE LA CRISIS DE LO HUMANO QUE CARACTERIZA A NUESTRA ÉPOCA. La ruptura o desaparición de los padres es siempre un gran fracaso negativo para el niño que afectará a sus posibilidades de desarrollo equilibrado y maduración centrada. Por eso no se entiende que algunas legislaciones traten el divorcio como un fenómeno normal e indiferente para el bien social. Todo divorcio es un inmenso fracaso para los cónyuges afectados y un terrible drama para los hijos.

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¿POR QUÉ SE ROMPEN HOY TANTAS FAMILIAS? El alto nivel de rupturas familiares de nuestros días es el reflejo de la crisis antropológica de nuestra época; época marcada por la pérdida de fe en la razón, el relativismo moral, el pesimismo vital y la pérdida de sentido de la trascendencia. La llamada “crisis de la familia” de nuestros días es solo una de las caras de la crisis de lo humano que caracteriza a nuestra época. La modernidad excluyó a Dios; y, sin Dios, no entiende al hombre; y, sin entender al hombre, no le encuentra sentido a las realidades humanas más primarias como la familia. Por eso, defender a la familia, es entrar al núcleo de los problemas de nuestra época.

¿Podrá aprender un niño a amar, a entregarse, a pensar en el otro en una sociedad donde su familia y la de los otros niños se ha desmoronado ante el mínimo sufrimiento, donde se le enseña que, si los padres se llevan mal, lo mejor es separarse en lugar de luchar por mantenerse unidos? Los seres humanos somos libres y para nosotros todo es posible. Hasta en un estercolero pueden nacer rosas. Pero es evidente que el desmoronamiento del matrimonio de sus padres no es a priori el ambiente más idóneo para conseguir niños que crezcan centrados, anímicamente estables, antropológicamente optimistas, vitalmente abiertos al compromiso y sicológicamente seguros en su instalación vital. Los padres somos demasiado importantes para nuestros hijos como para que les sea indiferente que desaparezcamos de su horizonte vital como padres, es decir, como la unidad de referencia papá-mamá. Romper una familia de manera irreflexiva y banal como propugna el divorcio exprés, ¿lleva a todos los miembros de la familia a un fracaso traumático o podría verse como un bache sin más que será superado con el tiempo? 43


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familia de Nazaret El divorcio exprés es una terrible irresponsabilidad, pues supone tratar al matrimonio como algo irrelevante e intrascendente. El divorcio exprés es un reflejo de que estamos tocando fondo en la pérdida de sentido de lo humano. Recuperaremos el matrimonio en la medida que recuperemos al hombre; y recuperaremos al hombre en la medida en que recuperemos a Dios. Mientras tanto, haremos lo que podamos para actuar sobre la mente y el corazón de nuestros contemporáneos para extraer de ellos lo mejor de que son capaces. Un estado responsable y democrático, ¿no debería preocuparse de proteger a la familia de todas las agresiones y ayudarla en sus dificultades, puesto que en ella es donde la persona empieza a tomar conciencia de su ser social y por tanto a aprender a edificar una sociedad solidaria? Por supuesto. Solo la ceguera ideológica que provocan las ideas antihumanistas de la modernidad puede ocultar esta elemental obligación. Un estado democrático y con objetivos de solidaridad social, ¿no debería preocuparse por ayudar económicamente a las madres en riesgo de abortar del mismo modo que lo hace con los parados, los ancianos o los que están en período de incapacidad laboral transitoria o permanente? ¿Por qué se han suprimido las subvenciones a los centros pro-vida en España? Evidentemente. El aborto es la forma más brutal de violencia estructural contra las mujeres que admiten nuestras sociedades. El aborto es el precio que nuestra sociedad debe pagar a la promiscuidad sexual que consideramos rasgo moderno irrenunciable de vida. La legalización del aborto es la gran hipocresía social actual. Permite a nuestra sociedad mirar para otro lado ante las consecuencias de la irresponsabilidad sexual. Por eso no lo tratamos como un problema social digno de ser resuelto y por eso nos negamos a atender a la mujer y ayudarla a resolver sus problemas de forma compatible con la continuación del embarazo. Por todo ello creo que el proyecto REDMADRE del Foro de la Familia va a la esencia del problema.

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Los jóvenes dicen que están hartos de oír a sus padres y mayores que antes también había dificultades y se casaban con lo puesto y poco más. ¿Qué pasa ahora o qué falla? La voluntad y la fe necesarias para afrontar el reto de hacer familia no dependen de los medios económicos, sino de la percepción de nosotros como personas, como realidades abiertas al infinito. Quizá esto es lo que no hemos sabido enseñar a los jóvenes de hoy. Según el Foro de la Familia, ¿a qué se debe el cambio de concepto de familia en España desde el punto de vista social? En España vivimos en familia el 98% de las personas y un 94% de los núcleos de convivencia existentes son matrimonios. El problema no es cómo vivimos, pues seguimos haciéndolo en familia de forma absolutamente mayoritaria. El problema es cómo pensamos, cómo nos influyen los mitos de la ideología de género hasta perder de vista que familia solo hay una, la abierta a la vida sobre el compromiso estable entre un hombre y una mujer. En materia de sexo no hay nada nuevo desde la época de las cavernas. Ni la homosexualidad ni


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las madres solteras ni los amantes ni el egoísmo son un invento de nuestra época. Lo específico de nuestros días es el prejuicio ideológico de creer que esas realidades y el matrimonio son lo mismo y que todo es familia.

NADIE TIENE DERECHO A UN HIJO; SON LOS NIÑOS LOS QUE TIENEN DERECHO A TENER UNOS PADRES QUE LOS ACOJAN, QUIERAN, CUIDEN Y ACOMPAÑEN.

Hace pocos años el proyecto de Constitución Europea fracasó. Aunque esto ocurrió por diversos motivos, era evidente que había una postura explícita de desengancharse de las raíces cristianas de Europa, tan palpables como históricas. ¿Opina que el nuevo proyecto salvaguardará no solo estas raíces, sino también la realidad cristiana de la familia? Europa está cambiando mucho en pocos años. La ideología que inspiró la Constitución europea hace cinco años ya no es mayoritariamente defendida por los gobiernos europeos. Ángela Merkel y Sarkozy no son igual que sus predecesores. La España de Zapatero es una anomalía en estos momentos y creo que el futuro estará más en una recuperación del humanismo clásico europeo que en los epígonos de la posmodernidad irracional que vivimos en España estos días. El Papa habla de la ley natural como esa relación que existe entre el Creador y su creatura, que se manifiesta con más claridad en la plasmación de la pareja humana a su imagen y semejanza, abundando en la “racionalidad” de esa relación como fundamento de la ley natural. ¿Por qué se cierra los ojos ante la ley natural y se admiten dentro del concepto de familia agrupaciones de personas de lo más variopintas, aunque chirríe abiertamente con esa “racionalidad” presente en la creación? ¿Qué papel cree que juega en el debilitamiento de la familia el considerar matrimonio a una unión civil de dos personas del mismo sexo?

El considerar matrimonio la unión de dos personas del mismo sexo demuestra que no se sabe lo que es el matrimonio, supone creer que matrimonio es lo mismo que sólo afecto y sexo. La puerta de entrada al matrimonio es efectivamente la atracción afectivo-sexual entre hombre y mujer; pero esa es solo la puerta de entrada; tras ella está lo que interesa e individualiza al matrimonio como institución socialmente relevante: la apertura a la vida y todo lo que la paternidad-maternidad implica; es decir, precisamente lo que no existe en la unión entre dos personas del mismo sexo. 45


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familia de Nazaret

Sin la familia no tenemos casa La revista Buenanueva quiere manifestar su satisfacción por las declaraciones de los obispos en la gran celebración del día de la Sagrada Familia, el domingo 30 de diciembre de 2007 en la Plaza de Colón de Madrid, y en ocasiones diversas después hasta el día de hoy. Nuestro más ferviente apoyo a las recomendaciones de nuestros pastores, que nos señalan los prados de fresca hierba y nos previenen de los caminos pedregosos donde solo encontraremos sequedad. Los poderes públicos y muchos medios de comunicación hacen como que se rasgan las vestiduras manifestando que la Iglesia no debe “meterse en política”. Y ¿qué es política? ¿Es política decidir si una persona debe vivir o debe morir? ¿Es política definir a partir de hoy el matrimonio como la unión de cualesquiera dos adultos y porque sí? ¿Es política usurpar el deber de los padres de educar a sus hijos según sus convicciones morales y religiosas? ¿Es política hacer que los hijos de los demás crean y piensen como a papá Estado le parezca bien? ¿Es política promover las relaciones sexuales promiscuas entre los jóvenes? La Iglesia no se mete en el terreno de lo temporal, de lo mundano, que corresponde a los poderes públicos. Por el contrario, son los poderes públicos los que han entrado a saco en el campo de la moral, de la conciencia, de lo trascendente, de la vida y de la muerte. Y ahora hacen como que se sorprenden de que la Iglesia no se quede callada. Ante esta intrusión, nuestros pastores han hecho lo que debían hacer, valientemente, haciendo honor a sus vestiduras y obedeciendo las palabras del Señor: “Apacienta mis ovejas”. Porque las ovejas acechadas por lobos se están dispersando. Ante la atrocidad del aborto, la sinrazón del divorcio exprés, la antinatural ideología de género con su matrimonio homosexual y su elección de género, 46

los anuncios ya anticipados de eutanasia, la manipulación embrionaria, la adoctrinadora Educación para la Ciudadanía..., ¿debe un cristiano permanecer callado cuando sabe que todas esas acciones, aunque sean legales por estar sancionadas por leyes positivas, le hacen un mal profundo al hombre? ¡No! Jesús no se calló la Verdad y por eso lo mataron. ¿No será que tenemos miedo? Pues, “no temas, pequeño rebaño mío” (Lc 12,32). Invitamos, desde estas humildes páginas, a todos los católicos, creyentes en Dios y personas de buena voluntad, a no dejarse engañar por una lectura superficial de los acontecimientos, a no dejarse convencer por la demagogia del lenguaje, ni anular por antiguos prejuicios y complejos, o por el “qué dirán”. Dios nos ha rebelado la Verdad en Cristo, su Hijo. Él es el Camino, la Verdad y la Vida. Y esta gracia no es para quedársela, sino para manifestarla al mundo entero. “…Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mt 28,19-20).



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razón creadora

El Concilio Vaticano II en su constitución pastoral Gaudium et Spes, 36 afirma: “La investigación metódica en todos los campos del saber, si está realizada de una forma auténticamente científica y conforme a las normas morales, nunca será en realidad contraria a la fe, porque las realidades profanas y las de la fe tienen su origen en un mismo Dios”. 48

Límites de la ciencia por Jesús Amado Moya Catedrático de Física y Química

TODA INVESTIGACIÓN DEBE RECONOCER EL RESPETO A LA PERSONA Y SU DERECHO A VIVIR DE UN MODO DIGNO, PROPIO DEL SER HUMANO


razón creadora

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Así pues, nada debemos temer los creyentes de los avances de la ciencia. Pero hemos de considerar cómo la Iglesia no concede legitimidad a toda investigación científica, pues también ésta debe sujetarse a las normas éticas y morales.

prioridad de la ética sobre la técnica A este respecto es ilustrador algunos de los párrafos del discurso que Juan Pablo II dirigió a los hombres de ciencia reunidos en la sede de la UNESCO en París, el 2 de junio de 1980. Decía así: “Mientras que la ciencia está llamada a estar al servicio de la vida del hombre, se constata demasiadas veces, sin embargo, que está sometida a fines que son destructivos de la verdadera dignidad del hombre y de la vida humana. Eso es lo que ocurre cuando la investigación científica está orientada hacia esos fines o cuando sus resultados se aplican a fines contrarios al bien de la humanidad. Esto se verifica tanto en el terreno de las manipulaciones genéticas y de los experimentos biológicos, como en el de las armas químicas, bacteriológicas o nucleares. Es necesario convencerse de la prioridad de la ética sobre la técnica, de la primacía de la persona sobre las cosas, de la superioridad del espíritu sobre la materia. El hombre de ciencia ayudará verdaderamente a la humanidad si conserva el sentido de la trascendencia del hombre sobre el mundo, y de Dios sobre el hombre”.

la dignidad de la persona como límite insalvable Y en esta línea de orientación a la investigación, cabe reseñar otra intervención de Juan Pablo II, esta vez a los participantes de un congreso médico celebrado el 27 de octubre de 1980. Decía entre otras cosas: “Consideremos la implícita peligrosidad que respecto al derecho del hombre a la vida deriva de los descubrimientos hechos en el campo de la inseminación artificial, del control de la natalidad y fertilidad, de la hibernación y de la “muerte lenta”, de la ingeniería genética, de los fármacos de la psique, de los transplantes de órganos, etc. Es cierto que la investigación científica tiene sus propias leyes a las que atenerse. Pero esta investigación debe reconocer, sobre todo en medicina, un límite insalvable: el respeto a la persona y su derecho a vivir de un modo digno, propio del ser humano. La norma ética fundada en el respeto de la dignidad de la persona debe iluminar y disciplinar tanto la fase de investigación como la de la aplicación de los resultados alcanzados antes”. 49


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educación para la vida

La letra con laicismo entra (EpC)

por Jesús Esteban Barranco Teólogo

Sin embargo, nuestra ciudadanía está en el cielo (Flp 3,20)

Creo que ya se ha dicho casi todo sobre la nueva asignatura de EpC impuesta por el Gobierno. Uno, que quiere ser pacífico, si no por naturaleza al menos por convicción, no puede acallar los gritos de beligerancia que anidan en el fondo de todo ser humano y, aunque no voy a entrar en guerra abierta blandiendo las espadas en esta polémica, tampoco voy a escapar de la lid y me dispongo a echar mi cuarto a espadas. 50


educación para la vida

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Me encantaría que se enseñara a esta generación actual quiénes somos los que vivimos en el suelo ibérico, por qué hemos elegido y tenemos esta Constitución española, cuáles son los valores fundamentales recogidos en ella para “sacar buena nota” no sólo a fin de curso, sino luego durante toda la vida como buenos ciudadanos, respetuosos con los derechos de los demás y cumplidores de los propios deberes, donde todos somos iguales ante la ley, sin discriminaciones de ningún tipo (etnia, raza, religión, sexo, etc.); donde se inculque de dónde viene la unidad de nuestra nación, los valores patrios, con sus signos y representantes del Estado. Me encantaría que se enseñara a nuestros niños, adolescentes y jóvenes, por ejemplo, a mantener las calles y parques limpios y a respetar el mobiliario urbano y las paredes de los edificios; me encantaría que se les educara en el respeto a los mayores; me encantaría que los chavales de hoy, tan deportistas ellos, cedieran su asiento a los viejos y embarazadas, que respetaran y estimaran a sus profesores. Me encantaría que supieran convivir con ese compañero de clase tan zaherido porque es un gafotas o algo bizco y no sabe jugar al fútbol; con esa niña que no va a la moda o que está algo gordita. Me encantaría que les enseñaran a reflexionar sobre sí mismos, sobre todo en la fase de la aparición del yo consciente en la adolescencia, para ir descubriendo paulatinamente que también existen los otros, ampliando los horizontes de la autoestima, del valor de la familia, de los compañeros y compañeras, de la sociedad que nos rodea, de las otras regiones españolas, del mundo… ME INQUIETA QUE, APROVECHANDO ESTA ASIGNATURA, A MI HIJO SE LE INOCULEN OTRAS IDEAS, DOGMAS O PROCLAMAS DE CUALQUIER SIGNO POLÍTICO, DE DERECHAS O IZQUIERDAS

Viñeta extraída del libro Educación para la ciudadanía y los derechos humanos. Ediciones del Serbal, pág. 23

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educación para la vida Me encantaría que se les explicara igualmente la Declaración Universal de los Derechos Humanos, una joya de la cultura de nuestro tiempo (10 de diciembre de 1948), la posterior Declaración de los Derechos del Niño (1959) y otros numerosos documentos parecidos, como la más reciente de la última Asamblea General, del 7 de septiembre de este año, sobre los derechos de los pueblos indígenas.

acallar la verdad y el bien a f ue r z a d e l a i c i s m o s u p e r l a t i v o Pero me inquieta sobremanera que, aprovechando esta asignatura, a mi hijo se le inoculen otras ideas, dogmas o proclamas de cualquier signo político, de derechas o izquierdas. Me horroriza que a mi hija se le proponga como moneda corriente un modelo de familia que contrasta con mi tradición; que en seguida se la adoctrine sobre cuestiones de sexo y otras tendencias. Me desasosiega que los imbuyan de otros criterios morales sobre cuestiones tan importantes como qué es el matrimonio, aprobando el divorcio exprés, legalizando hoy el aborto y mañana la eutanasia, asuntos gravísimos sobre los que nadie puede arrogarse el derecho de educar sino los padres.

ME ENCANTARIA QUE LES ENSEÑARAN A REFLEXIONAR SOBRE SÍ MISMOS, PARA IR DESCUBRIENDO QUE TAMBIÉN EXISTEN LOS OTROS, AMPLIANDO LOS HORIZONTES DE LA AUTOESTIMA, DEL VALOR DE LA FAMILIA, DE LOS COMPAÑEROS, DE LA SOCIEDAD…

Me inquieta que a una tierna planta se le imponga una espaldera, por la fuerza del “artículo 33”, para que crezca en esta o aquella dirección, que es la mía porque “aquí mando yo”, como un nuevo y ridículo Luis XIV (“el Estado soy yo”), emulando las estrategias más retorcidas de un puro estalinismo-leninismo-nazismo. Me inquieta de hecho que la imposición de esta asignatura la haga un gobierno que se esfuerza por hacer méritos inauditos para descollar en un laicismo abiertamente descarado, fruto de un relativismo superlativo y un falso progresismo, que lleva en su propia raíz su autodestrucción por la pretensión inútil de querer corroer la verdad y el bien, dando primacía a la religión del dinero, caiga quien caiga, y canonizando la mentira subida al podio de norma de vida, confundiendo bellacamente lo legal con lo ético. Me inquieta que se pase de curso con cuatro suspensos, pero excluyendo a esta asignatura de cualquier grupo de cuatro suspensas. Esta se impone sin más: es obligada y obligatoria.


educación para la vida

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TODO ADOCTRINAMIENTO ATENTA CONTRA LA ESENCIA DEL HOMBRE Evidentemente al Gobierno no se le pide que se rija por motivos de fe, como hace la Iglesia, la cual, expone y propone la fe, no la impone. Ni siquiera la Iglesia da la fe, que sabe que es un don que viene de lo alto y que ella no se lo saca de la manga para repartirlo a quien le caiga simpático, sino que la fe “crea” la Iglesia, se da o se vive en la Iglesia. Ciertamente es justo y admisible que un Gobierno laico —no laicista— implante una asignatura EpC, basada en la Constitución de ese país, en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en las normas de convivencia pacífica y libre, etc. Y digo “libre” porque cualquier intromisión externa para manipular las dóciles mentes y frágiles voluntades de nuestros hijos, introyectándoles cualquier tipo de adoctrinamiento, supone un atentado directo contra la esencia del hombre, por lo que rebasa las competencias de cualquier Gobierno. Y basta una ojeada a nuestra historia y a la de otros países para constatar cómo en todos los gobiernos está muy presente, desde antaño, la tentación de hacerse en seguida con el Ministerio de Educación, porque saben que ahí se cuajan los votos para mantenerse después en el poder.

Viñeta extraída del libro Educación para la ciudadanía y los derechos humanos. Ediciones del Serbal, pág. 91

Viñeta extraída del libro Educación para la ciudadanía y los derechos humanos. Ediciones del Serbal, pág. 61

Viñeta extraída del libro Educación para la ciudadanía y los derechos humanos. Ediciones del Serbal, pág. 95

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educación para la vida “ved que yo estoy con vosotros todos los días”

Viñetas extraídas del libro Educación para la ciudadanía. Ediciones Santillana, págs. 45

Pero vayamos a ver dónde está el meollo de esta cuestión. Desde el punto de vista jurídico —y no solo jurídico—, ya lo han dejado claro eximios doctores, como el Cardenal Antonio María Rouco, de Madrid, y el Cardenal de Toledo, Antonio Cañizares. Aquí me limito a apuntar brevísimamente la raíz de dónde nacen las divergencias entre la Iglesia y los poderes públicos. Todo depende del concepto antropológico de que se parta. Si partimos de la visión bíblica-cristológica de la Iglesia, el hombre ha sido creado a imagen y semejanza de Dios teniendo como modelo a Jesucristo, su Verbo encarnado, para vivir en esta tierra destinado a la unión definitiva con Dios, por la resurrección de Jesucristo y con la potencia-virtud del Espíritu Santo. No se puede, pues, jugar con este hombre que tiene su alfa y omega en Dios, ni se le puede manipular cegándole la transcendencia. Si en cambio partimos de una concepción puramente materialista del hombre sin importarnos ni su origen ni su destino, es más, negándole cualquier fisura a la transcendencia, vale todo y, de hecho, es lo que sucede. En todo caso no nos amilanemos constatando que “los hijos de las tinieblas son más sagaces que los hijos de la luz” (Lc 16,8): “No temas, pequeño rebaño mío” (Lc 12,32), pues yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (Mt 16,18) y “las puertas del infierno no prevalecerán” (Mt 28,20), porque “la victoria es de nuestro Dios y del Cordero” (Ap 7,10). 54

EN TODO CASO, NO NOS AMILANEMOS: “NO TEMAS, PEQUEÑO REBAÑO MÍO” (LC 12,32), “LA VICTORIA ES DE NUESTRO DIOS Y DEL CORDERO” (AP 7,10)


educación para la vida

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ALGUNAS “PERLAS” QUE APARECEN EN DISTINTOS LIBROS DE LA ASIGNATURA EDUCACIÓN PARA LA CIUDADANÍA

“...el socialismo no es otra cosa que el freno de emergencia. Es la única esperanza que le queda a la humanidad para pararle los pies al capitalismo” Ed. Akal “En nuestra sociedad han ido saliendo diferentes tipos de relaciones sexuales. Seguro que además de los señalados, eres capaz de encontrar algún otro. ¡Inténtalo! Ed. Mc Graw Hill, pág. 45

“Es preciso que los jóvenes sean injustos con los hombres maduros. Si no, los imitarían y la sociedad no progresaría” Ed. Mc Graw Hill, pág. 57

Viñeta extraída del libro Educación para la ciudadanía y los derechos humanos. Ediciones Praxis, pág. 32

“...La sociedad moderna no tiene lugar para los ancianos, los cuales tienden a formar grupos en calles, parques y paseos, que adquieren los caracteres de verdaderas subculturas” Ed. Bruño, pág. 23

“Redacta una composición con el siguiente título: si soy autónomo ¿por qué me tienen que obligar a hacer lo que no me gusta?” Ed. Mc Graw Hill, pág. 31

CUALQUIER INTROMISIÓN EXTERNA PARA MANIPULAR LAS DÓCILES MENTES Y FRÁGILES VOLUNTADES DE NUESTROS HIJOS SUPONE UN ATENTADO DIRECTO A LA ESENCIA DEL HOMBRE

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educación para la vida por Pedro Pareles Benito Presidente de la Asociación Juvenil Parroquia San José de Madrid

8 años ENTRE LOS 8 Y 12 AÑOS EN MEDIO DE LOS JUEGOS Y DIVERSIONES, SE RECALCA EL VALOR DE LA AMISTAD.

Hace más de siete años comenzamos una experiencia apostólica con un grupo de niños y jóvenes en la Parroquia de San José, de Madrid, poniendo en marcha una Asociación Juvenil integrada por muchos hijos de matrimonios cristianos de la Parroquia con el fin de ofrecerles actividades culturales, lúdicas, deportivas, en contacto con la naturaleza, etc., que les permitieran divertirse, conocer y disfrutar de los amigos, todo ello en un entorno cristiano.

12 años

Dejad que


educación para la vida Si nuestros hijos realizan todas esas actividades estupendas, pero en ambientes donde a la vez les están diciendo que no existe Dios, que las relaciones prematrimoniales son estupendas, que tener hermanos es retrógrado y que emborracharse mola..., entonces todo lo que construimos en casa, en el colegio o en las celebraciones parroquiales, puede quedarse sin cimientos.

ENTRE LOS 12 Y LOS 14 AÑOS ES MUY IMPORTANTE PLANTEARLES ACTIVIDADES EN LAS QUE ELLOS CONFIGUREN UN GRUPO DE AMISTAD SÓLIDO.

14 años

16 años DE 14 A 16 AÑOS VAN ENCAMINADAS EN DOS LÍNEAS: POTENCIAR LOS LAZOS AFECTIVOS Y ABRIRLES LOS OJOS PARA QUE COMIENCEN A DILUCIDAR EL SENTIDO REAL DE LA VIDA, HACIÉNDOSE “PREMONITORES”, DE MANERA QUE ACEPTEN COLABORAR EN EL FUTURO DE LA ASOCIACIÓN.

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, los ninos vengan a mi

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educación para la vida Dimos carta de naturaleza oficial al grupo, creando la Asociación Juvenil como entidad, como asociación sin ánimo de lucro, integrada en la pastoral familiar de la parroquia, como un servicio de atención a los niños y jóvenes de 8 a 18 años. No ha sido un camino fácil; muchas veces discutimos los monitores; nos enfadamos con los padres; en ocasiones habríamos mandado a algún niño a su casa; hemos tenido problemas económicos; hemos hecho muchas cosas mal o menos bien; pero el Señor ha hecho milagros y hoy podemos darle gracias por todo ello. La Asociación forma parte de la pastoral familiar de la parroquia, por lo que se coordina con las demás actividades de la misma: catequesis de comunión, confirmación, catequesis para jóvenes, peregrinaciones, etc. Hacemos entre 20 y 25 actividades anuales para chicos y chicas de esas edades; hay que coordinar un buen equipo de monitores y personal organizativo (30 personas);

atender casi 200 niños al año: supone muchos quebraderos de cabeza, mucho esfuerzo, muchas reuniones, tiempo y trabajo: supone dar la vida por los niños y jóvenes. Ellos son los verdaderos protagonistas de esta pastoral. Los chavales están divididos en seis grupos, por edades de dos en dos años de diferencia. Hasta los 16 años, las actividades son de carácter lúdico-recreativo; luego, los jóvenes participan en actividades más encaminadas a una formación como futuros monitores.

En las primeras etapas, en medio de los juegos y diversiones, se recalca el valor de la amistad. Ellos disfrutan de las actividades como en cualquier otro lado, pero la diferencia es que en otro lado muchos compañeros no creen en Dios; pero aquí ven que su amiguito también tiene hermanos, reza al despertarse y al acostarse, bendice la mesa y va con sus padres a la eucaristía los sábados o los domingos…

18 años

CUANDO LOS JÓVENES CUMPLEN 18 AÑOS PASAN A FORMAR PARTE DEL EQUIPO DE MONITORES


educación para la vida

YO SIEMPRE DIGO A LOS CHAVALES QUE ESTO NO TERMINA NUNCA, QUE SIEMPRE ESTAREMOS HACIENDO ACTIVIDADES Y COSAS PARA QUE PUEDAN SEGUIR VIÉNDOSE Y DISFRUTANDO.

Según van pasando los años, se van enfrentando a las dudas y tentaciones que les ofrece el mundo y se apoyan en la amistad que les une: “Prefiero quedarme en casa viendo la tele que ir a la eucaristía, pero... si voy a la eucaristía, veo a Manolito que es mi mejor amigo”. Tan sencillo pero tan complejo como eso. Entre los 12 y los 14 años es muy importante plantearles actividades en las que ellos configuren un grupo de amistad sólido.

Llegado el momento, los chavales dejan de ser niños y, con 14-16 años, sus preocupaciones, intereses y su ocio plantean otras necesidades. Con estas edades, un altísimo porcentaje de los jóvenes españoles ya se ha iniciado en el consumo de alcohol y drogas, ha tenido relaciones sexuales y tiene un alto índice de fracaso escolar. Es un error no tenerlo en cuenta, pues nuestros hijos viven en este entorno. Los jóvenes buscan en todas estas cosas lo que todos:“sentirse queridos”. Por eso en estas edades pretendemos fortalecer aún más los afectos dentro del grupo. Para ello las actividades de los chavales de 14 a 16 años van encaminadas en dos líneas: potenciar los lazos afectivos y abrirles los ojos para que comiencen a dilucidar el sentido real de la vida, haciéndose “premonitores”, de manera que acepten colaborar en el futuro de la Asociación. No es fácil, ni sencillo, pero es estupendo ver cómo son capaces de experimentar que, haciendo algo por los demás, se puede ser feliz:

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comienzan así a iniciarse en trabajitos y ocupaciones con los más pequeños, llegando a hacer servicios que, por ejemplo, no hacen en sus propias casas (limpieza de retretes en campamentos, montar las tiendas para 200 chavales, etc.). Cuando los jóvenes cumplen 18 años pasan a formar parte del equipo de monitores. Para ellos es una ilusión: es el final de una etapa, que da paso a un nuevo camino por continuar. La figura del monitor es importantísima dentro de la Asociación, ya que se trata de las personas que serán un referente para los niños. Los monitores de la Asociación no son santos, son humanos, en ocasiones superhéroes, pero más por los poderes que da el Espíritu Santo que por sus propias fuerzas. Es importantísimo que los monitores sean conscientes del sentido de la pastoral que realizamos; que sientan lo que hacen como un servicio. Dentro del equipo de monitores es bueno que haya personas solteras, casadas, con hijos, un sacerdote… cada uno con sus manías, con sus ideas de cómo hay que hacer las cosas …; pero es así cómo cada uno transmite a los más pequeños su experiencia de vida y de fe. Yo siempre digo a los chavales que esto no termina nunca, que siempre estaremos haciendo actividades y cosas para que puedan seguir viéndose y disfrutando. Los muchachos tienen interiorizado esto, saben que se van a ver en la parroquia, en las celebraciones, en las catequesis, en el campamento de verano y en el resto de actividades; en su interior saben que esa amistad que un día fortalecieron en un campamento o en otra actividad, es para toda la vida; porque está cimentada en la fe, y aunque ellos no se den cuenta, lo llevan dentro y lo extrapolan en sus actos. Es un milagro ver cómo, mediante este servicio, el Señor ha permitido a muchos niños y jóvenes encontrar y cimentar sus amistades dentro de la parroquia; ver cómo han crecido en medio de la tribulaciones de la sociedad, cómo los ha sacado de muchos pecados, cómo los ha introducido en su Iglesia y han conocido a Jesús.



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educación para la vida Cierto es que la fe es una experiencia. Uno por mucho que se lo proponga no puede llegar a amar a Dios si no ha experimentado que le Él amó primero. Tener la certeza de que existe un Padre en el cielo deseoso de tener un encuentro vital con cada uno para llevarnos a una nueva dimensión, no se compra ni se vende. Saber que ante la alegría o ante una situación calamitosa, ahí está el Padre, compañero del hombre, consuelo del sufriente, es un gran misterio que no todos llegan a conocer.

Y cuando me muera, ¿qué?

por María Sánchez Gisbert

Licenciada en Ciencias de la Información

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educación para la vida

una trascendencia que se resiste El mundo en el que vivimos no favorece la trascendencia. Conocemos lo que tocamos, lo que se puede probar con los sentidos. El aquí y el ahora son adverbios que dominan el trasiego de la vida. La prisa invade nuestro devenir diario. Aunque nadie nos espere, da lo mismo: corremos sin sentido como si fuéramos a perder un tren cuya parada final desconocemos.

EL MUNDO EN EL QUE VIVIMOS NO FAVORECE LA TRASCENDENCIA. CONOCEMOS LO QUE SE PUEDE PROBAR CON LOS SENTIDOS

Somos lo que consumimos. Se nos considera en tanto en cuanto asciende el precio de nuestros zapatos, la calidad de nuestro coche o las dimensiones del despacho que ocupamos. Tanto es así que si perdemos estos valores económicos, directamente también cae en picado nuestra credibilidad en el círculo social en que nos movemos. ¿Acaso ya no somos los mismos? Bueno, no a los ojos de los demás, porque dejamos de poner de manifiesto que hemos nacido para triunfar y hacemos presente la parte contraria del tapiz, aquella en la que se ven los nudos y remates de los hilos, tan necesaria, dicho sea de paso, para que se pueda admirar la belleza del tapiz en su plenitud.

crecer siendo Dios un desconocido Dado que el entorno social está cambiando y el hombre moderno del siglo XXI tiene sus expectativas puestas en aquello a lo que alcanzan sus ojos y raramente levanta la cabeza en un ángulo superior, está surgiendo una nueva realidad de la que todavía no conocemos sus consecuencias, pero que, sin tardar ya mucho, podremos vislumbrar. Se trata de la negativa de muchos padres a acercar a sus hijos a la Iglesia. Miles de niños ya no están bautizados en España. Otros tantos no toman su primera comunión y ni tan siquiera tiene una idea remota de la Sagrada Escritura. Adán y Eva, Moisés o el rey David han pasado a ser personajes que suenan pero se desconoce su contexto. San José y la Inmaculada Concepción por lo menos parecen ser importantes, puesto que el calendario les reserva la categoría de fiesta nacional.

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educación para la vida Es verdad que uno transmite lo que vive. Si los padres no sienten la cercanía de Jesucristo vivo y resucitado en sus vidas, difícilmente lo pueden hacer llegar a sus descendientes. En lo humano no me cabe la menor duda de que se trata de padres impecables en la crianza de sus hijos. Preocupados por su salud, por su formación humana y académica, ofrecen lo mejor que está a su alcance y un poco más para la trayectoria vital de su prole. Pero… ¿qué hay de su derecho a trascender?

quién hallará respuesta a las cuestiones vitales Si a ese niño que nace, a esa criatura que Dios ha creado con una misión específica se le niega su derecho a trascender, a mirar al cielo sabiendo que es su destino final, ¿puede realmente llegar a ser feliz? No me refiero a predestinarlo a ser un desgraciado, a no saber disfrutar de la vida, a estar abocado al fracaso. El sufrimiento no hace distinción de sexos ni de personas. Espera pacientemente a todo hombre sin excepción y tanto los cristianos como los paganos lo reconocemos incluso a distancia. Estoy hablando de saber hallar respuestas a esas cuestiones tan íntimas del ser humano, como ¿quién soy yo?, ¿para qué vivo?, ¿a dónde me dirijo?, ¿existe algo tras la muerte? Nadie tiene garantizada la fe. Se trata del tesoro más valioso que el hombre posee, pero también del más frágil. Puesto que, como decía San Pablo lo llevamos en vasos de barro y encima el Príncipe de la Mentira se empeña todos los días en arrebatárnoslo, no hay duda de que mantener encendida la lámpara de aceite para iluminar nuestra existencia con la verdadera luz se convierte en un combate diario a brazo partido con los envites de este mundo.

cómo saber que el perdón es posible Quizá nuestros hijos, hacia los que nos empeñamos en hacerles llegar el amor de su Padre del cielo, desprecien —haciendo uso de su libertad— la semilla que un día les pusimos ayudados por la fe de la Iglesia. Puede que nos pidan la herencia que les corresponde y como el hijo pródigo decidan recorrer los caminos lejos de la hacienda del Padre. Tendrán un tiempo, dos tiempos, tres tiempos… A lo mejor vuelven a casa después de comer las bellotas, a lo peor no. Pero cuán difícil será si no saben que existe un camino de retorno a la casa paterna, a la Jerusalén celeste. ¿Cómo podrán acercarse al sacramento de la Penitencia y, una vez perdonados por el mismo Jesucristo, reconciliarse consigo mismo? ¿Cómo podrán experimentar el infinito amor de Jesús que da la vida por ellos, que se entrega en el pan y el vino para que puedan a su vez amar y dotar a su limitada existencia de un sentido trascendente? ¿ Quién les dirá que para Dios son especiales, únicos, irrepetibles? ¿Cómo llevarles la buena nueva de que el Cielo es su patria y ha sido ganada gratuitamente para ellos? ¡Oh!, cuántos interrogantes sin poder contestar

MUCHAS PAREJAS IMPIDEN A SUS HIJOS ACERCARSE A LA IGLESIA. EN ESPAÑA MILES DE NIÑOS YA NO ESTÁN BAUTIZADOS NI TOMAN SU PRIMERA COMUNIÓN

¿Quién les dirá que para Dios son especiales, únicos, irrepetibles,


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C U Á N T O S A B U E L O S H AY Q U E S U F R E N P O R V E R C Ó M O S E L E S N I E G A A S U S N I E T O S CO N O C E R E L A M O R D E D I O S Y S E R M I E M B R O A C T I V O D E S U P U E B LO

maniatados ante la transmisión de la fe Los abuelos pueden jugar un importante papel en la transmisión de la fe a los nietos. Aunque sólo sea por la experiencia que otorga la edad: saben distinguir perfectamente entre lo principal y lo accesorio en la vida. Su proximidad ante la muerte —como recalcó Benedicto XVI en el Encuentro de las familias en Valencia en 2006— también les confiere una sabiduría especial que ningún nieto debería desaprovechar. Pero a tenor de lo que se observa a nuestro alrededor, no todos los padres opinan lo mismo. Algunos abuelos tienen vía libre para ir con los nietos al circo, al parque, a recogerlos y llevarlos al colegio, a disfrutar de los insuperables guisos de la abuela o de sus confecciones en tela, pero cuando se trata de hablarles de Dios o de acompañarles a las celebraciones religiosas, ése es otro cantar. Ahí muchos padres sacan los dientes y se lo prohíben tajantemente a los abuelos. Cuántos hay, pues, que sufren por ver cómo se les niega a las siguientes generaciones las bondades de conocer el amor de Dios y ser miembro activo de su pueblo. ¿Qué ha ocurrido entonces?

negar el cielo en pro de una libertad que no existe Indudablemente los padres juegan con ventaja. Unos y otros están en disparidad de condiciones. A aquéllos al menos se les llevó a la Iglesia. Aunque sólo fuera por tradición, su nombre se escribió en el Libro de la Vida para que formaran parte del pueblo numeroso de los bautizados, de los hijos de Dios. La mayoría de ellos saben lo que es ser perdonado por Jesucristo y la alegría que proporciona el comulgar. Sí, ya sé, esas cosas —se dice— pasaron hace muchos años y sin una conciencia clara; pero, realmente, ¿sucedían sin saber lo que se hacía o quizá con una fe incipiente pero segura? Fuera como fuera, ellos han podido elegir. Entre los dos caminos que han tenido acceso han optado por uno. Sin embargo sus hijos no son tan libres. Ellos no van a poder elegir, únicamente se dejarán llevar por un camino trazado de antemano. No conocemos la historia de salvación que Dios tiene con cada uno. Él en su infinita misericordia ya se encargará de tropezarse en su vida para convertirse en opción de vida eterna. Pero nadie puede negar que lo tendrán más difícil o, cuando menos, no tan accesible. Ser padre es una de las tareas más gratificantes, pero también de enorme responsabilidad en la vida del hombre. Nos mueve el amor incondicional, pero nos acompañan nuestras limitaciones. Las intenciones siempre son buenas, los resultados a veces no tanto. Ojalá ningún hijo tuviera motivos para pronunciar la terrible frase acusadora:“Papá, mamá, ¿por qué me habéis negado mi derecho a trascender?

merecedores del sacrificio de hacer mor ir a su Hijo por puro amor hacia ellos?


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educación para la vida

“Aquí mando yo” por Juanjo Guerrero Roiz de la Parra Coronel DEM

En estos tiempos en los que todos los conceptos se tergiversan para adaptarlos a lo “políticamente correcto”, con las palabras puede ocurrir que o bien se distorsione profundamente su sentido original o bien se vacíen completamente de contenido. Por eso resulta imprescindible explicar, de entrada, lo que se quiere decir con algunos términos. 66


educación para la vida

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En este caso, al hablar de “autoridad” se ha de entender la facultad o el poder que alguien tiene para gobernar o mandar. Quien tiene autoridad es respetado y admirado por sus conocimientos o dominio en determinada materia. Esto lo ven los demás si la persona que la ostenta manifiesta una gran seguridad o confianza en sí misma en su modo de hacer o de comportarse. Pero autoridad no es “autoritarismo” porque no implica abuso. La persona con autoridad no debe ser confundida con la que es “autoritaria”, ya que ésta tiende a imponerla, mientras que quien tiene autoridad no necesita imponerse porque es aceptado libremente, sin que los subordinados sufran violencia.

pérdida social de la autoridad paterna SE HA LLEGADO A CONFIGURAR UNA ÉTICA BLANDA, ACOMODATICIA, QUE TODO LO RELATIVIZA,

La sociedad española en este comienzo de siglo está empezando a pagar las consecuencias del camino errado emprendido en las últimas décadas de la centuria pasada. En aras de una democracia mal entendida y de un modernismo “progresista” de corte agnóstico, se ha impuesto una filosofía de la educación basada en unos presupuestos falsos sobre la naturaleza de la persona. Con ello, se ha abolido todo principio moral sustentado en la concepción del hombre según la antropología cristiana, que le otorga una inalienable dignidad por el hecho cierto de ser hijo de Dios.

A LA QUE CADA CUAL SE ACOPLA SEGÚN SUS INTERESES

Siguiendo esta torpe vía, se ha llegado a configurar una ética blanda, acomodaticia, que todo lo relativiza, a la que cada cual se acopla según lo que considera sus intereses, que siempre están regidos por un hedonismo desbocado y la reivindicación de todos los derechos imaginables. Al mismo tiempo, se ha desprestigiado el esfuerzo que conduce a la excelencia y se ha tendido a igualar los conocimientos de todos a la baja. Por eso, los padres —muchos de ellos malformados según esta degradante filosofía— ni saben, ni pueden o, lo que es peor, en algunos casos ni quieren educar a sus hijos ejerciendo su autoridad. Unas veces les dejan hacer todo lo que a éstos les apetece con un miedo enfermizo a perder su cariño si les contradicen o por simple y egoísta comodidad. Otras, ante los caprichos de los niños, reaccionan con visceralidad manifiesta según su estado anímico, reprendiendo lo que a ellos les molesta en vez de lo que perjudica a sus hijos. Sea de uno u otro modo, lo cierto es que en ambos casos, los chicos se encuentran desorientados, sin un referente en el que apoyarse; intuyen que sus padres deben marcarles los límites de los que no pueden pasar; pero, al ser las normas cambiantes, acaban por perderles todo el respeto y los desobedecen sistemáticamente, llegando incluso a despreciarlos de palabra y con sus actitudes. 67


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educación para la vida profesores desautorizados En cuanto a los profesores, el caso también es grave. Al encontrarse inmersos en un sistema que les ha privado de cualquier medida coercitiva y tener que bregar con un crecido número de alumnos cada día más indisciplinados y agresivos, han perdido la moral, hasta el punto de ser muchos los que se encuentran psicológicamente incapacitados para la enseñanza, sin vocación y manteniendo su puesto de trabajo contra viento y marea, simplemente como mero recurso para poder vivir. La educación, que se basa en la autoridad y prestigio del educador, resulta imposible.

urge recuperar la autoridad La dignidad del ser humano se funda en que ha sido creado a imagen y semejanza de Dios. Los padres, copartícipes con Dios en la creación de sus hijos, deben dedicarse a ellos responsabilizándose de su educación. Para el desarrollo equilibrado de los niños han de mostrarles un enorme cariño y aleccionarlos con su ejemplo. Deben imponerse siempre que sea necesario y ganarse la autoridad mediante su forma ecuánime de comportarse con ellos, con firmeza y sin gritos, castigando cuando sea necesario de forma proporcional a la falta cometida, sabiendo perdonar para que los niños valoren la misericordia, dándoles muy pocas normas, pero siempre de obligado cumplimiento en atención al bien del niño y no a la comodidad de los padres. Obrando de esta manera, los hijos se sentirán queridos, valorarán las actitudes y criterios de sus padres, les respetarán y amarán, se sentirán seguros con ellos y se manifestarán con libertad, dentro de su edad, y actuarán sin temor.

María, ejemplo de entrega maternal Ser padre es un estado de la vida en el que siempre se tiene la sensación de no estar preparado. Por muchos manuales de ayuda que se pretenda seguir, las situaciones cotidianas más elementales desbordan todo entendimiento y sumen a los padres en disyuntivas difíciles de elegir. Afortunadamente contamos con el apoyo de Dios. Nadie quiere a nuestros hijos tanto como Él, pues ante todo es Padre de todos los hombres. Sabedor de nuestra incapacidad para llevar a cabo esta tarea, el Señor nos concede la “gracia de estado” para poder dilucidar lo correcto respecto a la educación de los hijos que nos ha dado. Sólo basta estar en gracia de Dios y pedírsela con fe. Y qué decir de la ayuda inestimable de María, la madre de Jesús y madre nuestra. Nada como su ejemplo de entrega, de donación, de acogida con su propia vida a la voluntad de Dios, para indicarnos el camino hacia una paternidad en orden a lo que Cristo nos llama.

SE HA LLEGADO A CONFIGURAR UNA ÉTICA BLANDA, ACOMODATICIA, QUE TODO LO RELATIVIZA, A LA QUE CADA CUAL SE ACOPLA SEGÚN SUS INTERESES


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espada de dos filos “ N O S O N M I S P EN S AM I E N TOS V U E S T R OS P EN S AM I EN TOS , N I M I S CA MI NOS SON V UE S T R OS C AM I N OS , D I CE EL S E ÑO R . C U A N T O S O N L O S C I E L O S M Á S A LT O S QU E L A T I E R R A , A S Í E S T ÁN M I S CA MI NO S P OR E N C I M A D E LO S V U E S T R O S ” ( I S 5 5 , 8 -9 ) .

Y volver, volver, La “Teshuvah” La Teshuvah es para los judíos la conversión, pero no la conversión puntual, el arrepentimiento solo de unos pecados concretos, sino algo más profundo: es el tiempo de volver. Eso significa Teshuvah: retorno. Es un tiempo que comprende los diez días antes al Yom Kippur, la fiesta del perdón o expiación. Pero ¿de dónde tenemos que retornar? Y, sobre todo, ¿quién tiene que volver? “Me levantaré, iré a mi padre y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti”. (Lc 15,17-19). 70

volver... por Jorge Luis Santana


espada de dos filos

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Esta es la tentación: pensar que el hijo pródigo son los demás, que yo no he dilapidado la herencia de mi Padre gastándola con prostitutas. Por eso, tal vez, nuestra conversión no sea una Teshuva h y sólo nos arrepentimos epidérmicamente, pero no retornamos como el hijo pródigo, no reconocemos nuestra impiedad, nuestros juicios y condenas, nuestros deseos tan alejados de los de Dios, nuestro amor al dinero, nuestros odios y envidias, la idolatría que profesamos a nuestra voluntad. La Teshuvah es retornar a Dios, o sea, volverse, reconocer que estoy equivocado, que he tomado un camino erróneo y darme la vuelta. Igual que el hijo pródigo. Pero en la Teshuvah se necesita el discernimiento. He aquí la clave y principio de la reconciliación con Dios, con el prójimo y con la historia. ¿Cómo retornar, si no creo que he tomado un camino errático? ¿Por qué volver, si pienso que estoy en el camino correcto…? “El problema es mi mujer o mi marido, ¡si no fuera como es…!”

misericordia, Señor, que desfallezco La conversión es un don que comienza en el discernimiento. Cuanto más nos conocemos, más claramente vemos la necesidad de conversión. La auténtica conversión es la que brota de lo profundo del ser, de una sabiduría que conoce la fragilidad y la vanidad de uno mismo, la de aquel que levanta sus manos desnudas a Dios pidiendo clemencia, pidiendo perdón. ¿Por qué? Porque ha descubierto que su actitud de soberbia, de codicia, de egolatría lo aleja de Dios y lo lleva a donde no quiere ir: a la muerte. “Porque mi proceder no lo comprendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco” (Rm 7,15). Y eso es lo que el discernimiento nos concede a través del Espíritu Santo: reconocer dónde no está la vida y, por tanto, volver, retornar. O sea,“yo no tengo razón, estoy equivocado”. Por eso, nos suceden acontecimientos adversos, incomprensibles, de enorme sufrimiento en los que Dios aprovecha para hacerse ver y llamarnos a conversión: es el Kayrós. El Kayrós es el tiempo oportuno. Es justamente ese momento de sufrimiento, de impotencia, de absurdo, de incomprensión: cuando el hijo pródigo está revolcado entre cerdos en la cochiquera y ni siquiera le dan las bellotas. He ahí el momento oportuno, la posibilidad de volver, de entrar en la Teshuvah. Ahí aparece Dios para encontrarse con el hombre y darle la gracia de retornar. Pero también podemos decir no a esa gracia de Dios. Puede que nuestro orgullo y soberbia nos condicionen y, por no dar nuestro brazo a torcer, sigamos revolcados en la porqueriza. O tener una actitud farisaica: aparentar, rezar, cumplir con la ley, pero tener el corazón duro como el pedernal. “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre” (Mt 7:21). 71


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espada de dos filos LA TESHUVAH ES RETORNAR : IGUAL QUE EL HIJO

PRÓDIGO. ES RECONOCER QUE ESTOY EQUIVOCADO Y DAR LA VUELTA 180º A MI ACTITUD

q u e s e a l e g r en los huesos quebrantados El hijo pródigo no sólo se arrepiente de haber malgastado la herencia en prostíbulos, sino sobre todo se lamenta de su actitud, de la dirección que le ha llevado a la muerte. Por ello, la Teshuvah es humillación:: la humillación del publicano en el templo, que no se atreve a levantar los ojos a Dios: “Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador” (Lc 18,13). El Maligno nos invita a hacer la guerra por nuestra cuenta; nos convence de que tenemos derecho a optar por lo que queramos, a malgastar la herencia que Dios nos ha dado, que es la vida eterna. Y así, nos vamos alejando de la casa del Padre sin darnos cuenta.

La vida del cristiano es siempre volver. Dios nos da constantemente la posibilidad de volvernos a él. Hace sonar el sofar todos los días, en acontecimientos que nos remueven, que nos desinstalan, que desmontan nuestros proyectos. Es el cuerno que se nos hunde en la médula; duele, pero nos recuerda la miel y la leche de la casa del padre y el vino de la alegría que se nos ha quedado atras. Es el sonido grave que anida en el tímpano y nos invita a regresar antes de que anochezca: “…no se ponga el sol mientras estéis airados, ni deis ocasión al diablo” (Ef 4,26s). El peligro está en alejarnos tanto que no podamos oír el sonido del sofar, ni ver la mirada de Dios en el rostro de Jesús. La Teshuvah nos acerca a la realidad, a tocar la verdad con la fe, a vivir en la esperanza. El que se vuelve a mirar a Dios está cada día más cerca de Él; el que se mira siempre a sí se queda en la oscuridad: ya no ve nada, sólo a sí mismo y a la tiranía de su voluntad. Dios habla a su pueblo y le da la capacidad de la Teshuvah, la fórmula de la felicidad, la vuelta a la comunidad, al pueblo que camina hacia la tierra prometida: “...si de nuevo te vuelves a él y obedeces su voz con todo tu corazón y toda tu alma, como yo prescribo hoy, él cambiará tu suerte, tendrá piedad de ti y te reunirá de nuevo de todos los pueblos” (Dt 30,1-6).

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clamé en mi angustia y Yahvéh escuchó mi voz La conversión es fundamentalmente confesar que “yo no tengo razón”; “que me he dejado llevar por la fantasía, por el mundo”; “que he querido hacer mi voluntad por encima de todo y de todos…; por eso ahora estoy en Babilonia, desterrado, y no sé volver”. Los dioses extranjeros no nos dejan retornar, sus hijos nos han deportado, nos han esclavizado y nos hacen dar vueltas a la noria, como Sansón, y encima, tenemos que cantar para divertirlos ¡Cómo quisiéramos estrellar esos pecados contra las piedras! ¡Qué honda nostalgia de Jerusalén, de la Paz, cuando miramos atrás y la vemos en nuestro recuerdo! Pero aparecerá el Kayrós y el Señor nos enviará su gracia para encontrar el camino de vuelta hacia la casa del Padre donde un cordero será sacrificado por nuestros pecados, y su sangre derramada se transformará en el vino nuevo de la resurrección. Porque estábamos perdidos y hemos sido hallados, estábamos muertos y hemos vuelto a la vida.

“ J un to a l os r í os d e B a b i l o ni a n os s e nt a m os a l l or a r con n os t a l g i a d e S i ón ; e n l os s a uces d e s u s or i l l a s col gá b a mo s nu es t r a s cí ta r a s .

¡ M i l en gu a s e m e p eg u e a l p a l a d a r s i n o m e a cu er d o d e t i , s i n o p ong o a J e r u s a l é n en l a cu mb r e de m i s a l eg r í a s ! Ca p i t a l d e B a b i l o n i a , ¡ Cr i mi n a l !

A l l í l o s q u e n o s d ep o r t a r o n n os i nv i t a b a n a c a nt a r ; n u e s t r o s o p r es o r e s, a d i v er t i r l o s : « Ca n ta d nos un ca n ta r d e S i ó n» .

¡ Qu i é n p u d i e r a p a g a r t e l os ma l es q u e nos ha s he ch o! ¡ Q u i é n p u d i e r a a g a r r a r y es t r e l l a r t us h i j os con tr a l a s p e ña s ! ”

¡ Có mo ca n ta r un cá n ti co d el S eñ or e n t i e r r a ex t r a n j e r a ! ¡ S i m e o l v i do d e t i , J e r u s a l é n , q u e s e m e s e q ue m i d i e s tr a !

(S al 1 37)

EL QUE SE VUELVE A MIRAR A DIOS ESTÁ CADA DÍA MÁS CERCA DE ÉL; EL QUE SE MIRA SIEMPRE A SÍ MISMO SE QUEDA EN LA OSCURIDAD, SOLO

P OR Q U E N U E S TR O DE S T INO ES E L CIE LO; NU E S TR A HE R E N CIA L A V I D A E TE R NA 73


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aldea planetaria

Constitución Ga udium et Spes, 54. 62 “Las circunstancias de vida del hombre moderno en el aspecto social y cultural han cambiado profundamente, tanto que se puede hablar con razón de una nueva época de la historia humana. Por ello, nuevos caminos se han abierto para perfeccionar la cultura y darle una mayor expansión. Caminos que han sido preparados por el ingente progreso de las ciencias naturales y de las humanas, incluidas las sociales; por el desarrollo de la técnica, y también por los avances en el uso y recta organización de los medios que ponen al hombre en comunicación con los demás. De aquí provienen ciertas notas características de la cultura actual: las ciencias exactas cultivan al máximo el juicio crítico; los más recientes estudios de la psicología explican con mayor profundidad la actividad humana...; los hábitos de vida y las costumbres tienden a uniformarse más y más; la industrialización, la urbanización y los demás agentes que promueven la vida comunitaria crean nuevas formas de cultura (cultura de masas), de las que nacen nuevos modos de sentir, actuar y descansar; al mismo tiempo, el creciente intercambio entre las diversas naciones y grupos sociales descubre a todos y a cada uno con creciente amplitud los tesoros de las diferentes formas de cultura, y así poco a poco se va ge s t a n d o u n a f o r m a má s u n i v er s a l d e cul t u r a , que tanto más promueve y expresa la unidad del género humano, cuanto mejor sabe respetar las particularidades de las diversas culturas. Los teólogos, guardando los métodos y las exigencias propias de la ciencia sagrada, están invitados a buscar siempre un modo más apropiado de comunicar la doctrina a los hombres de su época; porque una cosa es el depósito mismo de la fe, o sea sus verdades, y otra cosa es el modo de formularlas, conservando el mismo sentido y significado. Hay que reconocer y emplear no sólo los principios teológicos, sino también los descubrimientos de las ciencias profanas, sobre todo en psicología y en sociología, llevando así a los fieles a una más pura y madura vida de fe”.

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aldea planetaria

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La voz del cristianismo

en la aldea planetaria

por Ángel Barahona Plaza Doctor en Filosofía

Uno de los fenómenos sociológicos de primer orden, que ya había venido siendo anunciado por científicos sociales, analistas políticos, economistas y filósofos, desde la década de los sesenta del siglo pasado, constituye hoy día una realidad indiscutible, a saber, que en este planeta las distancias han quedado reducidas a la mínima expresión, que los abismos que separaban a los pueblos y naciones han sido franqueados por un atajo que los pone a todos en contacto en tiempo real. Los medios de transporte y de comunicación, junto con la vida urbana, han dejado atrás estrechos los límites de pertenencia y de identidad de la vida rural, y han disuelto las barreras y fronteras que habíamos trazado espacial, temporal, psicológica y socialmente. Y aunque se hayan abierto otros abismos de separación de tipo económico o social que impiden a algunos participar de pleno en esta nueva sociedad global (Norte-Sur, Atlántico-Pacífico, cultos e iletrados, pobres paupérrimos y ricos riquísimos, nacionalismos de uno u otro orden, diferencias insalvables de género, edad, etc.), todos tienen una impronta común derivada de la inmediatez de las relaciones humanas, sea vía aérea, vía ondas hertzianas o mediante satélite, o por la proximidad que conlleva el hacinamiento de nuestras ciudades. 75


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aldea planetaria

DOMINAMOS EL MUNDO CON INSTRUMENTOS INCREÍBLES, PERO NO SABEMOS MANEJAR NUESTRA VIDA PRIVADA. El cambio que esto supone para la idea que teníamos de hombre, mujer, cultura, sociedad, territorio, trabajo, formas de vida, y para la estructura mental que nos sostenía, es actualmente de dimensiones incalculables. El giro que imprime en las relaciones humanas, en las creencias de los hombres, en sus tradiciones, tiene un carácter vertiginoso. Algunos lo han llegado a denominar el shock del futuro (Alvin Toffler). Podemos decir que, si hasta ahora ha actuado la selección natural darwiniana en la consecución eficaz de lo que el hombre es hoy día, a partir de ahora hay que hablar de una selección cultural. En ésta, el hombre interviene sustituyendo a Dios, y todo lo que éste implicaba, entreverando un “azar inconsciente”, ciego, sin sentido, y todo lo que esto conlleva, con una manipulación consciente de la historia, de la sociedad, y de los medios que hacen posible la vida humana. Proponemos esta idea de selección cultural, porque crea imágenes nuevas, teléfonos, ordenadores, vehículos increíbles, satélites, sistemas de comunicación de velocidad espasmódica —vínculos entre seres humanos tan rápidos y tan efímeros como la vida y velocidad de un electrón—, mercados simbólicos, una evolución desmaterializada, virtual, un ritmo vertiginoso de cambios impuestos, que van dejando atrás a todos los que no se adaptan a él, de manera inmisericorde. Parece que sólo tiene valor el dinero y el tiempo en tanto en cuanto es productor de riqueza. Pero, gracias a Dios, no escapamos nunca de la paradoja, y todo lo que presenta un panorama oscuro tiene su contrapartida luminosa: a este planeta se le ajusta cada vez más la metáfora del organismo vivo, y así como un sistema biológico, compuesto de múltiples órganos y miembros, es uno. El planeta, como un macroorganismo, funciona como una unidad que percibe como si de un solo ser se tratara: “El organismo planetario que creamos está exteriorizando nuestras funciones y sentidos: la vista mediante la televisión, la memoria mediante los ordenadores, las piernas mediante los sistemas de transporte” (Dominique Simonnet, La historia más bella del mundo). Es decir, estamos viviendo una potenciación de las capacidades humanas que habían conocido sus límites.


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PARA EL CRISTIANO EL PROBLEMA MÁS AGUDO Y URGENTE CONSISTE EN CÓMO RESOLVER EL DIVORCIO ENTRE LA FE Y LAS FORMAS DE VIDA.

Vemos más allá de nuestras narices, sabemos algo más que lo que pasa a nuestro lado, tenemos una percepción del mundo más abierta y cosmopolita, a la vez que miramos hacia dentro con mayor ansiedad y miopía para protegernos de la intemperie exterior. Dominamos el mundo con instrumentos increíbles, pero no sabemos manejar nuestra vida privada. El problema que tienen que resolver los científicos es cómo vivir en simbiosis con nuestro planeta, en vez de hacerlo como parásitos: cómo armonizar la tierra con la tecnología, la economía con la ecología, el progreso con el humanismo, la singularidad con la igualdad, la individualidad con la sociabilidad, el terruño con el cosmopolitismo, la vida privada con la social, la moral individual con las leyes… El cristiano tiene que encontrar o, mejor, defender su sitio en la nave planetaria que es arrastrada por la corriente, agitada por las olas, la incertidumbre y la falta de rumbo, porque su experiencia es útil y sus conocimientos, avezados por los avatares de la historia vivida, instructivos. No le asusta el reto de tener que bregar contra corriente. Para el cristiano el problema más agudo y urgente consiste en cómo resolver el divorcio entre la fe y las formas de vida. Esta armonización es la única garantía para que tenga sentido nuestra misión en medio de un mundo en perpetuo cambio. En medio de comportamientos en su mayoría miméticos, y en el que los modelos son a veces histriónicos, exagerados, fugaces, anti-humanistas, egoístas, violentos, etc., dar un testimonio de conciliación entre lo que uno dice acerca del Dios amor y lo que uno hace, es de una urgencia inaplazable.

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La Crucifixión

por Carlos Ortega Fresneda Licenciado en Historia del Arte

Blanca

E L A R T I S TA JU D Í O QU E R E CO NO CI Ó E L P O DE R R E D E N T O R D E C R I S T O

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Toda la producción artística de Marc Chagall (1887-1985) está llena de misticismo y espiritualidad: tanto sus obras profanas como las religiosas buscan el retrato del alma de las personas y de las cosas a través de fantasías oníricas, con las cuales el pintor representa un mundo surrealista y poético en el que se arraigan profundamente sus orígenes judíos.


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Chagall nació en la ciudad rusa de Vitebsk, pero es en el París de entreguerras donde su pintura alcanza mayor desarrollo. Allí encontró un mundo artístico totalmente novedoso. Pronto entró en contacto con las vanguardias pictóricas y la bohemia parisina, entabló amistad con Apollinaire, Delanuay, Modigliani…; pudo visitar los grandes museos de la ciudad y las galerías donde se exponían cuadros cubistas, fauvistas y surrealistas que tendrán una influencia definitiva en su arte.

el amor y lo Divino, motores de la creación artística Si bien su obra se hizo un profundo eco de todas las novedades de los movimientos vanguardistas, su pintura siempre ha permanecido un tanto independiente de la de sus coetáneos. Para Chagall la concepción artística es en sí misma un acto espiritual, una búsqueda de Dios y un encuentro con el absoluto. En ella hay también una componente social muy importante, determinada por su condición de ruso de origen judío, en una época de guerras y revoluciones, pero el pintor no concibe de forma separada esta búsqueda de Dios con la búsqueda de cambiar la realidad a través del arte. “Negamos toda la divinidad, hablamos incluso de su decadencia, pero estamos equivocados. Buscamos algo que pueda parecer reemplazar este sentido divino. Nos preocupamos fría y calculadamente de mejorar la situación material del hombre y su destino. Pero de este modo destruimos frecuentemente en nosotros mismos y en los demás el amor y lo Divino, llamadlo como queráis. Pero así como no se puede crear un cuadro sin amor, en el sentido pleno de la palabra, de igual modo el hombre no puede llevar a cabo una creación social sin esta dosis de amor. He aquí por qué estamos dando vueltas…” (Conferencia pronunciada en Chicago, 1958).

PERO DE ESTE MODO DESTRUIMOS FRECUENTEMENTE EN NOSOTROS MISMOS Y EN LOS DEMÁS EL AMOR Y LO DIVINO 79


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la nueva estética Las dos guerras mundiales condicionan de forma concluyente todo el arte europeo de vanguardia; y, aunque participará en la Revolución Rusa de 1917, Chagall no se adhiere a la actitud combativa y beligerante que adoptan muchas de las vanguardias, sino que con sus obras busca trasmitir una atmósfera de ensueño muchas veces separada de la realidad cruel de la Europa de la primera mitad del siglo XX. Estos principios se reflejan en la Crucifixión Blanca de 1938, enmarcada en el contexto histórico del ascenso del nacionalsocialismo y de la persecución a los judíos.

UNA SINAGOGA ARDE EN LLAMAS MIENTRAS ES PROFANADA POR UN SOLDADO NAZI

una humanidad que sufre ajena a la luz salvífica El panorama político europeo estaba completamente oscurecido en aquel 1938, y Chagall busca iluminarlo a través de su pintura, a través del destello blanco que envuelve al Crucificado de su obra, a través de una cruz, que se presenta como salvación para aquellos que quieran mirarla. La temática judía que siempre ha estado presente en su obra también aparece aquí, pero ya no es una representación pintoresca de las tradiciones de un pueblo, como sucedía en muchas de sus obras de juventud: en esta Crucifixión se representa el dolor. Como ruso y como judío, Chagall se ve doblemente amenazado por la Alemania nazi, y esta doble dirección es la que toman los personajes que rodean a Cristo. A su alrededor se sitúa toda una galería de figuras dolientes: revolucionarios con banderas rojas han asolado una aldea, una barca huye llena de gente que gesticula en señal de desesperación; en el primer plano varias figuras intentan huir de la escena, una sinagoga arde en llamas mientras es profanada por un soldado nazi que ha arrojado al suelo los objetos sagrados. 80


la nueva estética

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Ahasvero, el judío errante, continua su camino negando la cruz una vez más, mientras a sus pies se encuentra un llameante rollo de la Torah. En la parte superior varios personajes con atuendos rabínicos que representan el Antiguo Testamento se lamentan de la situación caótica de su pueblo. Pero ninguno se vuelve para mirar el rayo de luz, ninguno aún ha vuelto la cara para mirar el rostro de Cristo, que brilla en el centro de la escena, que ilumina el caos con su luz blanca y su gesto sosegado, ninguno busca la iluminación del Nuevo Testamento.

PERO MIENTRAS EN EL GUERNICA SOLO HAY DESESPERACIÓN, EN LA OBRA DE CHAGALL EL TEMA CENTRAL NO ES LA DENUNCIA DE LA GUERRA O DE LA INJUSTICIA, EL TEMA CENTRAL ES CRISTO Todo son llamas, confusión y caos: unos se tapan los ojos, otros escapan, otros lloran, pero nadie se vuelve hacia la Cruz en la que descansa el Señor; quizá no hayan reparado todavía en su presencia y sólo abriendo los ojos a la cruz bastaría para que el rayo blanco que la ilumina desde el cielo los iluminara a ellos también.

el Justo condenado para salvar a los injustos Toda la obra pictórica de Chagall está provista de un tono poético y misterioso, y la Crucifixión Blanca no está exenta de esta carga enigmática que rodea casi toda su producción. Es esta una obra religiosa, pero ¿hecha con qué intencionalidad? El pintor, evidentemente, no pretende hacer un cuadro devocional y, sin embargo, sí un cuadro social, un cuadro que denuncie una realidad injusta, como ya hiciera Picasso con su Guernica un año antes. Las dos obras son contemporáneas y ambas denuncian la misma situación: el absurdo de la guerra, de la Guerra Civil española, de la Gran Guerra que inevitablemente iba a tener lugar en Europa y de la guerra en general. Pero mientras en el Guernica sólo hay desesperación, en la obra de Chagall el tema central no es la denuncia de la guerra o de la injusticia, el tema central es Cristo crucificado por encima de todas esas injusticias, el único justo que fue condenado para salvar con su muerte a la misma humanidad que ahora comete estas atrocidades. La desesperanza era la génesis de la obra de Picasso, mientras la esperanza en la redención de Cristo, que da sentido a todo este sufrimiento, es el mensaje de la obra de Chagall. Como dijo él mismo en cierta ocasión: “En nuestra vida sólo hay un color, como en la paleta del artista, que nos da el significado de la vida y del arte. Es el color del amor”.

CRISTO CRUCIFICADO POR ENCIMA DE TODAS ESAS INJUSTICIAS, EL ÚNICO JUSTO QUE FUE CONDENADO PARA SALVAR CON SU MUERTE A LA MISMA HUMANIDAD 81


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Buenanueva reseñaba hace poco una intervención de Marcello Pera sobre laicidad y laicismo en la Universidad de Navarra. La lectura me ha recordado un episodio que ocurrió hace ya algunos años: un ministro socialista afirmaba, apelando a Grocio, que quienes ejercen el poder político “deben gobernar como si Dios no existiera”. Traigo a colación este episodio porque parece evidente que el actual gobierno tiene esa misma mentalidad.

Gobernar

como si Dios no existiese por Carlos Soler Ferrán P r of es or d e D er e cho Ca n óni co U ni ve r s i d a d d e N a v a r r a


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La frase que el ex ministro atribuye a Grocio está muy lejos de lo que realmente dijo el pensador, aunque las palabras se parezcan. Grocio hablaba de construir una filosofía política que pudiera ser aceptada por todos, que fuera válida “incluso si concediéramos que Dios no existe”, lo cual no tiene mucho que ver con lo que le atribuía el ministro Pero lo importante no es el punto de vista histórico, es decir, si la tesis es o no es atribuible a Grocio, sino si la tesis en sí es verdadera y constituye un criterio válido de gobierno. Pues bien, a mi entender, la auténtica laicidad -a la que sin duda aludía el. ministro- no se da cuando el poder prescinde positivamente de Dios, sino cuando se reconoce incompetente para tomar partido en las cuestiones religiosas, que quedan de este modo en manos de los ciudadanos. La diferencia entre laicidad y laicismo consiste en que el laicismo toma partido en la cuestión religiosa. Enseguida veremos que el laicismo es, sorprendentemente, un tipo de confesionalidad. En efecto, gobernar “como si Dios no existiese” es tomar partido; es gobernar “en ateo”; gobernar “como si Dios no existiese” significa confesionalidad atea, igual que gobernar “como si la religión católica, o la musulmana, o la anglicana, fuese la verdadera”, significa confesionalidad católica, musulmana, anglicaSOBRE na; del mismo modo, gobernar “como si no pudiésemos conoLA LAICIDAD cer si Dios existe o no existe” es confesionalidad agnóstica. Todas estas versiones de la confesionalidad están excluidas DEL ESTADO por la laicidad, puesto que son modos de tomar partido; lo que la laicidad exige es precisamente gobernar reconociendo la Y EL LAICISMO propia incompetencia para tomar partido en cuestiones religiosas. Esto no excluye que el poder pueda regular el ejercicio de la libertad religiosa, como de las demás libertades, puesto que lo requiere la pacífica convivencia y la composición de los derechos de todos. Desenmascarada la teoría laicista como confesional, queda una vía de hacerla vigente: aplicarla en la práctica sin exponerla doctrinalmente en su cruda realidad. Una manera práctica de imponer subrepticiamente la confesionalidad laicista sería excluir por principio lo religioso de la vida pública y relegarlo a la intimidad personal. Por ejemplo, excluir que las autoridades puedan participar, en cuanto tales, en actos religiosos; excluir por principio que los fondos públicos puedan usarse para subvencionar actividades religiosas. Intentemos evidenciar lo más expresivamente posible lo curioso de estas pretensiones: resulta que la religión sería lo único que queda excluido de la esfera pública (en los ejemplos mencionados, de la presencia de las autoridades y de la colaboración de los fondos públicos). Ninguna otra actividad lícita queda excluida por principio: ni el comercio, ni las artes, ni el cine, ni la empresa, ni la cultura. Solo la religión… ¿no hay algo que huele raro? 83


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mosaico Otro modo de actuar consiste en descalificar sistemáticamente las intervenciones de la jerarquía religiosa como “injerencias”: al parecer, todo el mundo puede pronunciarse sobre los asuntos públicos menos las autoridades religiosas…; o bien, se descalifican mediante el sencillo e hipócrita expediente de decir que son un intento de “imponer las propias ideas a los demás”. Es sencillamente ilógico: cuando se habla no se imponen las ideas, se exponen. Las ideas se imponen legislando, no hablando: ¿acaso los diversos partidos en el gobierno no imponen sistemáticamente sus ideas a los demás: no ya en temas poco trascendentes, para los que sería sensato limitarse a una mayoría exigua, sino en temas de enorme trascendencia, que requerirían un consenso? Todos sabemos que cualquier ejercicio de la autoridad, desde la aprobación de una ley orgánica hasta una sencilla orden ministerial, supone inevitablemente que la mayoría impone algo a la minoría. Esto lo acepta cualquier teórico de la política. Y resulta que ahora escandaliza que la jerarquía religiosa exponga sus ideas. El concepto de laicidad tiene también un elemento distinto, y quizás más esencial que el que hemos expuesto hasta ahora: lo político, como todas las realidades humanas (las ciencias, las artes, las técnicas…) tiene su consistencia propia, y por tanto su autonomía: no es competencia de la autoridad religiosa, de modo similar a como lo religioso no es competencia de la autoridad política. Es históricamente cierto que la autoridad religiosa no siempre ha respetado como debía esta autonomía de lo político y de otras realidades humanas; igual que es cierto que el poder político no siempre ha respetado como debía la autonomía de lo religioso. Pero esta autonomía no debe concebirse ni practicarse de un modo tal que suponga una “toma de partido” en cuestiones religiosas por parte del poder. En concreto: si se concibe o se practica esa autonomía en el sentido de que el escepticismo y el relativismo son el modo correcto de fundamentar la teoría y la praxis política, estamos de nuevo en la confesionalidad: confesionalidad escéptica y confesionalidad relativista. En mi opinión, desembarazarse del laicismo para vivir, en líneas generales, un concepto correcto de laicidad es relativamente sencillo (al menos en línea de principio: al descender a las cuestiones concretas podemos encontrar frecuentes problemas). Pero cuando el ambiente está tan ideologizado como ocurre ahora en nuestro país, ese paso tan fácil y tan beneficioso para nuestra convivencia se hace difícil, muy difícil.

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R o s a

A l b e r o n i

*

E d i c i o n e s

C r i s t i a n d a d

La expulsión de Cristo Para comprender el proceso de desacralización e incluso la hostilidad de nuestra época ante la religión, y hasta la misma idea de Dios, y ante la Iglesia, es necesario conocer sus raíces. Por eso es muy recomendable este breve, conciso y claro libro de Rosa Alberoni, profesora de Sociología y periodista italiana. Se incluye un interesante prólogo de Ignacio Sánchez Cámara, que comienza preguntándose por una cuestión hoy muy debatida: “¿Asistimos a un resurgir de la religión (…) o estamos ante la expulsión de Cristo de la vida pública de Occidente?” ¿Puede el hombre vivir con plenitud después del cataclismo de “la muerte de Dios” decretada por Nietzsche? Alberoni analiza el proceso de la expulsión de Cristo comenzando con Descartes y siguiendo por Rousseau, Proudhon, Condorcet, Marx y Hitler, cuyas ideas “han conducido a la deshumanización del hombre y a la barbarie totalitaria”. Es particularmente interesante el estudio de Rousseau, precisamente por su notable influencia en ciertas ideas lanzadas por los medios de comunicación, así como por el adoctrinamiento de la “educación para la ciudadanía”, acerca del hombre,“mono desnudo”, del “Proyecto Simio”, de la “Carta de la Tierra, de la “alianza para las civilizaciones”, del “solo queremos ser hombres” —por supuesto sin Dios, al que se considera como antagonista, que sojuzga, coacciona e impide el progreso—. Queremos volver a ser como “el buen salvaje”, libre, guiado sólo por el instinto, sin divinidad alguna que imponga reglas, ni moral. También sin familia que lo ate, lo lleve a la competitividad por defender lo suyo —propiedad privada— que conduce,según Rousseau, a la desigualdad social y a la expulsión del paraíso del “estado de naturaleza”, que propugna el pensador francés. Dios debe ser sustituido por la “voluntad general” que le obliga, mucho más férreamente, a someterse a sus dictados. Cuando Alberoni estudia a Marx y a Hitler, reconocemos en estos, muchos de sus métodos anticristianos —antihumanos también—, presentes en nuestra sociedad, aunque el nazismo haya sido derrotado y del “muro de Berlín” no queden más que las ruinas. La autora concluye que la religión no desaparece por el progreso de la ciencia y de la técnica, que se dan precisamente en Occidente por sus raíces cristianas lo mismo que la modernidad y la democracia, sino que desaparece por las “ideologías del mal”, el nihilismo y el intento del Estado de apoderarse de la conciencia del hombre, tratando de imponer un relativismo cultural y moral que les ayude a aumentar su poder no sólo político, sino también espiritual. Es más fácil conseguirlo dejando al hombre a la intemperie. Pero el hombre no puede vivir sin Dios, sin verdad, sin trascendencia, sin lo sagrado: de ahí la crisis de nuestro tiempo, que analiza con gran acierto, la profesora Alberoni.

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La vida

El otro día viví un suceso impactante. A un médico que se encontraba mal desde hacía algunas semanas, y no le daba importancia, sus compañeros de trabajo le animaron a que se hiciera una determinada prueba diagnóstica para estudiar esa molestia que no acababa de desaparecer. La prueba detectó un tumor cerebral en una fase muy avanzada. Como profesional de la medicina, había diagnosticado muchos tumores cerebrales a lo largo de su carrera, pero ahora le tocaba a él. Con tan sólo 34 años, era consciente de que en pocos meses estaría muerto. 86

es cruel por Jerónimo Barrio Gordillo Licenciado en Medicina y Cirugía

EL SUFRIMIENTO Y LA MUERTE SON MISTERIOS PROFUNDOS, PERO VISTOS DESDE EL PRISMA DE LA FE, ADQUIEREN OTRA DIMENSIÓN


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ESTE DON DE SERENIDAD ANTE EL FINAL DE NUESTROS DÍAS ES UNA GRACIA OTORGADA POR DIOS

Cuando trabajas continuamente junto a la enfermedad y la muerte, no parece que eso tenga que ver contigo, sino más bien es algo que sólo les sucede a los demás; el riesgo únicamente lo tienen los pobres pacientes anónimos, nunca el médico. Hasta que un día descubres que tú puedes ser uno de ellos y morirte también.

¿por qué yo? ¿Es cruel la vida, como sentenció un compañero de este joven médico muy afectado por el negro destino de su amigo? Sin duda es un sentimiento de rabia frente al inevitable curso de los acontecimientos. Nos gustaría en esos casos volver atrás en el tiempo y esquivar esos episodios de nuestra historia, como el que rebobina una película para que empiece de nuevo y luego corta el trozo que no le interesa. Cuando contemplamos estas escenas en la vida de los otros, nos sobresaltamos y nos preguntamos: “Podría haber sido yo el enfermo. ¿Cómo reaccionaría?” A diario en los hospitales de todo el mundo se les dice a muchos jóvenes: “Lo siento, tienes una leucemia que no responde al tratamiento; tienes un cáncer de pulmón inoperable; tienes una enfermedad degenerativa que te costará la vida en un año y no podemos hacer nada más por ti …” ¿Por qué yo?, ¿por qué a mí?, ¿por qué ahora, tan pronto? Son preguntas cuya respuesta es un misterio que únicamente Dios conoce. Entendemos la vida como un período que debe ser de 80 años o más y, en caso contrario, exigimos explicaciones que no encontramos. Pero lo que nos ocurre no es una injusticia, ni obra de un aguafiestas; tampoco un defecto de fábrica o una equivocación del “fabricante de vidas”: “Oiga, no es justo, esta vida debe de estar mal porque se acaba muy pronto”... 87


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mosaico mirando desde la fe

la vida para siempre

Dejar este mundo cuesta mucho a pesar de que no siempre nos sentimos felices cuando estamos en él. Saber, como mi amigo médico, que la muerte está irremediablemente a la vuelta de la esquina y mantener la paz, tiene mucho mérito. Si además se es capaz de sonreír y no entrar en la desesperación, todavía más. Pero no se trata de ejercicios psicológicos ni mentalizaciones ocultas. Este don de serenidad ante el final de nuestros días es una gracia otorgada por Dios. El hombre no puede conferirse a sí mismo la paz. Únicamente la obtiene poniendo los ojos en Aquel que nos ama, en Aquel que me acompaña incluso en la muerte y que con su « vara y su cayado me sosiega », de modo que « nada temo » (cf. Sal 22,4)(Spe Salvi)

El cristiano, agarrado a la cruz, es capaz de vivir los acontecimientos de dolor con Cristo, quien, pese a no tener pecado, aceptó una muerte de cruz para salvar a todos los hombres y mujeres. Él resucitó y nos abrió las puertas de la vida para siempre. No, la vida no es cruel. La vida es don, regalo persistente y sorpresa continua. Se nos da sin condiciones ni cláusulas de contrato; es un regalo no convenido a priori, como los verdaderos regalos ... Así es la vida: una verdadera sorpresa. Y esta vida se acaba, gracias a Dios, porque si no, ¿cuándo iríamos al Cielo, que es, con mucho, lo mejor?

un misterio profundo El sufrimiento baja a nuestros ídolos de su pedestal y los coloca donde les corresponde. Es el momento en el que se comprueba cómo nuestros “dioses” hacen oídos sordos a nuestros lamentos. Ni la inteligencia, ni el dinero, ni la fama ni las personas que amamos pueden darnos la vida. Pero también es el momento en que podemos volvernos hacia el que verdaderamente nos escucha y nos salva. El sufrimiento y la muerte son un misterio, pero vistos desde el prisma de la fe, adquieren otra dimensión.

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ESTA VIDA SE ACABA,

Pero ¿para qué me sirve la fe?. La fe no es como la pertenencia a un equipo de fútbol o a un partido político. No se trata de decir que soy del Real Madrid, voto a este señor y, además, soy católico. No es eso. La fe es el camino emprendido mediante el cual obtengo, con la gracia de Dios, un sentido pleno para mi vida. Es un camino que conduce a una meta: la verdadera vida, la vida eterna, la vida en la Jerusalén Celeste, la vida en plenitud que realmente espera el cristiano; aunque para ello tenga que pasar irremediablemente por la muerte biológica y temporal.

A DIOS GRACIAS, PORQUE SI NO, ¿CUÁNDO IRÍAMOS AL CIELO, QUE ES CON MUCHO LO MEJOR?


Buenanueva recomienda Peregrinos en la tierra de Jesús Yo fui a Tierra Santa en busca de Jesús. Es ésta una búsqueda inacabable, siempre empezada y siempre interrumpida.”Buscad y hallaréis, porque... quien busca haya”, nos dice Jesús reclamando nuestra perseverancia en el empeño. Por mi parte, creo que debeo conformarme, por ahora, con estar en el camino, con avanzar algún paso, con mi ansia por querer llegar. Es posible que haya pisado las mismas piedras que Jesús y contemplado los mismos paisajes, y orado en los mismos lugares. Besé el espacio en el que María puso su cauna, y el negro agujero donde se clavó la cruz, y medité al pie de un sepulcro vacío, mudo testigo de su resurrección gloriosa. Estuve cerva de Él, oi lo que dijo, y eso me basta. J. Horacio Vázquez

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luz para el mundo

El Cielo no está vacío Benedicto XVI

“El Señor es mi pastor, nada me falta... Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo...“ (Sal 22,1-4). El verdadero pastor es Aquel que conoce también el camino que pasa por el valle de la muerte; Aquel que incluso por el camino de la última soledad, en el que nadie me puede acompañar, va conmigo guiándome para atravesarlo: Él mismo ha recorrido este camino, ha bajado al reino de la muerte, la ha vencido y ha vuelto para acompañarnos ahora y darnos la certeza de que, con Él, se encuentra siempre un paso abierto. Saber que existe Aquel que me acompaña incluso en la muerte y que con su “vara y su cayado me sosiega”, de modo que “nada temo” (cfr. Sal 22,4), era la nueva “esperanza” que brotaba en la vida de los creyentes. No son los elementos del cosmos, las leyes de la materia, lo que en definitiva gobierna al mundo y al hombre, sino que es un Dios personal quien gobierna el firmamento, las estrellas, es decir, el universo; la última instancia no son las leyes de la materia y de la evolución, sino la razón, la voluntad, el amor: una Persona. Y si conocemos a esta Persona, y ella a nosotros, entonces el inexorable poder de los elementos materiales ya no es la última instancia; ya no somos esclavos del universo y de sus leyes: ahora somos libres. El cielo no está vacío. La vida no es el simple producto de las leyes y de la casualidad de la materia, sino que en todo, y al mismo tiempo por encima de todo, hay una voluntad personal, hay un Espíritu que en Jesús se ha revelado como Amor.

no es la ciencia la que redime al hombre; el hombre es redimido por el amor Cuando uno experimenta un gran amor en su vida, se trata de un momento de “redención” que da un nuevo sentido a su existencia. Pero muy pronto se da cuenta también de que el amor que se le ha dado, por sí solo, no soluciona el problema de su vida. 90

“EL SEÑOR ES MI PASTOR, NADA ME FALTA... AUNQUE CAMINE POR CAÑADAS OSCURAS, NADA TEMO, PORQUE TÚ VAS CONMIGO...“ (Sal 22,1-4).


luz para el mundo

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Es un amor frágil. Puede ser destruido por la muerte. El ser humano necesita un amor incondicional. Necesita esa certeza que le hace decir: “Ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni criatura alguna podrá apartarnos del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro” (Rm 8,38-39). Si existe este amor absoluto con su certeza absoluta, entonces —sólo entonces— el hombre es “redimido”, suceda lo que suceda en su caso particular. Podemos tratar de limitar el sufrimiento, luchar contra él, pero no podemos suprimirlo. Precisamente cuando los hombres, intentando evitar toda dolencia, tratan de alejarse de todo lo que podría significar aflicción, cuando quieren ahorrarse la fatiga y el dolor de la verdad, del amor y del bien, caen en una vida vacía en la que quizás ya no existe el dolor, pero en la que la oscura sensación de la falta de sentido y de la soledad es mucho mayor aún. Lo que cura al hombre no es esquivar el sufrimiento y huir ante el dolor, sino la capacidad de aceptar la tribulación, madurar en ella y encontrar en ella un sentido mediante la unión con Cristo, que ha sufrido con amor infinito.

un mundo sin Dios es un mundo sin esperanza (cfr. Ef 2,12) Es verdad que quien no conoce a Dios, aunque tenga múltiples esperanzas, en el fondo está sin esperanza, sin la gran esperanza que sostiene toda la vida (cfr. Ef 2,12). La verdadera, la gran esperanza del hombre que resiste a pesar de todas las desilusiones, sólo puede ser Dios, el Dios que nos ha amado y que nos sigue amando “hasta el extremo”,“hasta el total cumplimiento” (cfr. Jn 13,1; 19,30). “Ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo” (Jn 17,3). La vida en su verdadero sentido no la tiene uno solamente para sí, ni tampoco sólo por sí mismo: es una relación. Y la vida entera es relación con quien es la fuente de la vida. Si estamos en relación con Aquel que no muere, que es la Vida misma y el Amor mismo, entonces estamos en la vida. Entonces “vivimos”. Un lugar primero y esencial de aprendizaje de la esperanza es la oración. Cuando ya nadie me escucha, Dios todavía me escucha. Cuando ya no puedo hablar con ninguno, ni invocar a nadie, siempre puedo hablar con Dios. Ciertamente no “podemos construir” el reino de Dios con nuestras fuerzas; lo que construimos es siempre reino del hombre con todos los límites propios de la naturaleza humana. El reino de Dios es un don, y precisamente por eso es grande y hermoso, y constituye la respuesta a la esperanza.

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Bendita María

Junto a

la cruz, estaba María por buenanueva

Los evangelistas no nos hablan de la Virgen en los momentos gloriosos de la vida de Jesús: ella no estaba en la teofanía complaciente de su bautismo, no estaba en el monte Tabor contemplando el rostro esplendoroso de su Hijo, no dicen dónde estaba en su entrada triunfal en Jerusalén el Día de los Ramos… Pero sí nos cuentan que sí estaba al pie de la Cruz: ella era la mujer fuerte que había ensalzado y cantado la Escritura: allí de pie, no como una estatua cabizbaja, sino ora erguida cruzando su mirada con los ojos del siervo sufriente, ora encorvada juntando sus lágrimas con la sangre del Hijo que empapaba el hoyo de la cruz en la tierra. Era la Virgen de los Dolores, la Dolorosa, la Virgen de las Angustias, la Virgen de la Soledad. 92


Bendita María

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Con estas advocaciones ha sido venerada por la devoción secular de los fieles, recordando los momentos de angustia y dolor por los que pasó la Madre de Dios y Madre nuestra a lo largo de su vida. Buenanueva recoge hoy aquí los textos evangélicos de los Siete Dolores de la Santísima Virgen: Primer dolor: La profecía de Simeón “Simeón los bendijo diciendo a María, su madre: Mira este está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti una espada te atravesará el alma“ (Lc 2,34). Segundo dolor: Exilio de Jesús en Egipto “El ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: Levántate, coge al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo” (Mt 2,13). Tercer dolor: Jesús permanece en Jerusalén “Al verlo, sus padres se quedaron atónitos, y le dijo su madre: Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados. Él les contestó: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?” (Lc 2,48-49). Cuarto dolor: María en el camino de la Cruz de Jesús “Una mujer de entre el gentío levantó la voz diciendo: ¡Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron! Pero él repuso: Mejor: ¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen!“ (Lc 11,27-28). Quinto dolor: María junto a la cruz de Jesús “Junto a la cruz de Jesús estaba su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a la madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre: Mujer, ahí tienes a tu hijo” (Jn 19,25-26).

Sexto dolor: María recibe a Jesús bajado de la cruz “José de Arimatea, que era discípulo clandestino de Jesús por miedo a los judíos, pidió a Pilato que le dejara llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato lo autorizó. Él fue entonces y se llevó el cuerpo“ (Jn 19,28).

Séptimo dolor: La sepultura de Jesús “José compró una sábana, lo descolgó de la cruz, lo envolvió en la sábana y lo puso en un sepulcro que estaba excavado en roca. Luego, hizo rodar una piedra sobre la entrada del sepulcro” (Mc 15,46).

O r a ci ó n : * Santa María, Madre del Señor, has permanecido fiel cuando los discípulos huyeron. Al igual que creíste cuando el ángel te anunció lo que parecía increíble —que serías la madre del Altísimo— también has creído en el momento de su mayor humillación. Por eso, en la hora de la cruz, en la hora de la noche más oscura del mundo, te han convertido en la Madre de los creyentes, Madre de la Iglesia. Te rogamos que nos enseñes a creer y nos ayudes para que la fe nos impulse a servir y dar muestras de un amor que socorre y sabe compartir el sufrimiento. * (Benedicto XVI, Vía crucis, IV estación: Jesús se encuentra con su Madre).

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escuela de bendición

L a s ch a r l a s d el a b u e l o por Buenanueva

—¿Qué os parece si continuamos hablando del plan por el que Dios acometió la obra de la Creación?—, pregunté a mis dos nietos pequeños, Rufo y Celia. —Sí, sí. Empieza ya— respondieron a coro mientras se disponían a acomodarse a los pies de mi sillón como solían hacer normalmente. —Bueno, pues veréis—, comencé, retomando, como de costumbre, algo de lo explicado anteriormente —. Cuando Dios vio todo lo que había creado, se quedó contentísimo, le pareció que era estupendo y dijo:“Todo esto es muy bueno”. ¡Claro que era muy bueno! El mundo tenía unos paisajes muy variados, bellísimos. Había plantas y animales de todas las especies, y todos convivían en paz. ¡Aquello era un verdadero paraíso! Se puede decir que la Tierra era un sitio perfecto que Dios había regalado a Adán y a Eva. Había muchos árboles y escondrijos donde jugar con todos los animalitos, que eran amigos suyos. Cuando querían, se bañaban en un río de agua transparente como el cristal y, cuando tenían 94

hambre, comían unos frutos muy ricos que cogían de los árboles y de las plantas. Y Dios estaba con ellos; eran amigos suyos. —¿Amigos de Dios?—, inquirió asombrado Rufo, que no debió estar muy atento a mis explicaciones del día anterior. —Pues sí. Dios había hecho a los hombres a su imagen y semejanza —recalqué para que se enteraran—, lo que quiere decir que eran como de su familia. Todo eso lo tenía planeado Dios de tal manera que, cuando Adán y Eva tuvieran muchos hijos y nietos y los hombres fueran multiplicándose, todos seríamos sus amigos. —Pero ¿qué hacían allí todo el día, abuelo? —, preguntó Rufo mientras amasaba sin mirarlo un trozo de plastilina que había encontrado debajo de una butaca. —Eso, abuelo, ¿no se aburrían nunca? —preguntó Celia extrañada.


escuela de bendición

El Edén

—Con Dios era imposible que Adán y Eva se aburrieran; sabía jugar a todo, hablaba de cosas muy interesantes, les enseñaba lo que querían aprender sin que les costara esfuerzo y les contaba unos cuentos preciosos y unos chistes divertidísimos. ¡Vamos, que siempre estaban deseando que llegara el momento de que viniera Dios a estar con ellos! —¿Y nunca estaban tristes ni enfadados?—, preguntó Celia mientras dejaba su sitio en la alfombra y se acomodaba en mi regazo. —No, Celia, ellos siempre estaban contentos, riéndose, contándose sus cosas, asombrándose de descubrir que cada uno era diferente del otro y haciéndose cada día más amigos entre sí. Además de sentirse tan a gusto estando juntos, como os he dicho, tenían una enorme amistad con Dios que les quería mucho y venía a estar con ellos todos los días, al caer la tarde. —Y ¿por qué no estamos nosotros en ese paraíso? —dijo la niña en un tono de decepción—, porque tú has dicho que Dios quería que todos fuéramos allí.

—En efecto, Celia, todo eso tan estupendo es lo que Dios tenía preparado para todos los hombres. Pero... ocurrió algo que os contaré otro día y que, de momento, estropeó el plan de Dios. Hacía algún rato que Rufo seguía mi relato con la mirada perdida a través de la ventana, no sé si absorto en sus pensamientos, motivados por lo que yo iba diciendo, o distraído con el ir y venir de la gente y el parpadeo de los anuncios luminosos. En todo caso, supuse que era hora de darles un descanso y, de paso, la merienda. Así que propuse: —¿No os parece que es mejor que hablemos de esto después de merendar? ¡Vamos, avisad a vuestros hermanos! —Sí, sí—, aprobó Rufo con entusiasmo mientras se ponía de pie de un brinco y salía corriendo hacia la cocina. Celia, más sosegada y cariñosa, aprobó también la idea y me dio la mano mientras nos acercábamos al lugar donde su madre había dejado todo dispuesto. 95


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entretenimiento

Un novicio llega al monasterio... Y al cabo de 10 años...

¡Cama dura!

10 años después...

¡Me voy!

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Fray Buenaventura

Fray Buenaventura le informa que la regla es muy dura, que sólo puede decir dos palabras cada 10 años Después de otros 10 años...

¡Comida fría!

¡No me extraña!, llevas 30 años quejándote.


entretenimiento

buenagrama

Derecho, razón, equidad Calidad de Santo Falsos, ilusorios

Habitar, existir. Pretérita Inédito

Podrido, viciado Privaos, desprendeos Del sexo masculino Transformaos,restauraos Cubríos, arreglaos Posesivo femenino Esencia, alma

Adverbio Engendrado Es, permanece Anciano, antiguo Forma, modo

Capacidad intelectual Realidad, certeza

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Resuelve las preguntas y trasládalas al cuadro superior en su color correspondiente. No están todas las palabras; hay cuadros en blanco que deberás poner sin ayuda. El texto es de la Epistola a los Efesios.

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