Orsai Número 2

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por Diego Papic

La sonrisa burlona De algunas aldeas y comunidades que experimentan, por ejemplo, con técnicas de permacultura, ese tipo de cosas, y que ya están dando algunos resultados interesantes, aunque sin cantar victoria. —¿Sabés que creo? —le digo— Creo que tendríamos que hacer nuestro propio Burning Man, acá, en los prados de Cataluña. Pero que sea un lugar permanente, como esto último que dice Hakim. ¿No te parece? —¿Por qué no? Armenos un mundo alternativo, y vayámonos todos a vivir ahí. —Estados Unidos es un país muy raro —le digo—. Por un lado tienen las leyes de Texas, a los imbéciles de Bush, padre e hijo, a esos gordos que no hacen otra cosa que comer hamburguesas y mirar béisbol... y por el otro lado tienen Burning Man, o el blues... —O Edgar Allan Poe —me dice Chiri. —O las mejores series de televisión del mundo —le digo, para que vea que yo también pienso cosas. —Bueno —matiza Chiri—, pero también tienen series como Beverly Hills 90210, o Glee, o cagaditas así. —Pero a la hora de la verdad, lo hacen bien —le digo—. ¿Sabés cuál fue el minuto de mayor encendido de televisión en Estados Unidos, de todos los tiempos? —La llegada del hombre a la luna —me dice Chiri. —No. Te hablo de ficción. El día que más yanquis al mismo tiempo estaban viendo la tele a la misma hora y en el mismo canal. —Ni idea. —Fue el catorce de mayo de 1998 —le digo, haciendo gala de mi fanatismo cronológico—. Record absoluto de audiencia. Se emitía el capítulo final de la comedia Seinfeld.

—Qué loco. —Yo vivía con mi abuelo Marcos, que me tenía encerrado en su casa. —Dejá de decir esa mentira, no seas hijo de puta. —No, es verdad —le digo—. Fueron épocas duras, lo cuento mejor en un texto de Orsai que se llama “Don Marcos”. Me encerraba a la noche, para que no me fuera a drogar a otra parte. Entonces yo me quedaba mirando series del canal Sony. Adoraba Seinfeld, no podía creer que hubiera, en ninguna parte del mundo, cuatro personajes que pensaran tan parecido a mí sobre el mundo, que fueran tan desesperadamente malas personas... Yo me reía mucho, y era de madrugada. Y una vez mi abuelo vino y se quedó mirando Seinfeld conmigo. Y no entendió una sola palabra. —Pobre... ¿Cómo iba a entender? —Yo creo que se dio cuenta que, para mí, ver Seinfeld era peor que drogarme. O que por lo menos me dejaba la cabeza igual de idiota. —Lo más probable. —Pero me acuerdo bien de ese catorce de mayo. Vi el capítulo doble final en directo, sin subtítulos, de pura ansiedad. Fue un hecho histórico, que posiblemente se escriba en los libros de Historia dentro de muchos años. —Estás exagerando un poco —me dice Chiri. —No. Seinfeld cambió el mundo, lo digo en serio. Y a mí me cambió la visión pragmática de los Estados Unidos de América. —¿Por? —Es increíble que un país a primeras luces tan estúpido, se detenga en masa para ver la mayor obra de arte de la comedia mundial. Desde ese día yo le tengo un cierto respeto al pueblo yanqui. Si inventaron Seinfeld, y además lo vieron con pasión, no pueden ser tan pavos. 

EL SIMULACRO DE INCENDIO SIRVE PARA SABER QUÉ HACER SI ALGUIEN DESCUBRE EL FUEGO. 111


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