Revista 2384 - Número 2

Page 62

2384

OCTUBRE DICIEMBRE 2012

ENTRE COMILLAS

Autoentrevista de Youssouf Amine El-alamy YOUSSOUF AMINE EL-ALAMY

Traducido por Virginia Munilla

YAE: «Marocain à New York» (“Marroquí en Nueva York”) queda ya lejos, muy lejos, y es la primera vez que escribe una novela que no se inscribe en la modernidad. ¿Qué tipo de problemas le ha planteado este hecho? El autor: Ninguno. Lo que me permite construir una historia y hacerla avanzar son fundamentalmente los personajes, sus impulsos, sus deseos, sus angustias, sus fobias. No creo que resulte más fácil escribir una novela con astronautas, iPods y ordenadores. Imagine por un momento que Tachfine hubiera dejado caer el teclado de su ordenador al patio. ¿Cómo hubiera podido recogerlo Liasmine y en qué estado? Tampoco creo que ella hubiera podido llevar a cabo sus fantasías. Intente además atravesar el corazón de un hombre con un teclado de ordenador. Es cierto que la trama de esta novela no se inscribe en la modernidad, pero tampoco se sitúa en un periodo histórico concreto. Está fuera de todo tiempo, del mismo modo que se dice fuera de campo. El tiempo se desliza por el relato sin que podamos asirlo. Véase, por ejemplo, cómo el tiempo no afecta en absoluto al personaje de Moulay, que nunca muere. Ahora bien, no puedo negarle que se me ha pasado por la cabeza la idea de trasponer esta historia a nuestra época. Moulay sería un antiguo

jefe terrorista arrepentido y escondido en un riad de la medina de Marrakech. El color que hace un ruido infernal y que no le deja dormir sería el del cielo de Nueva York un 11 de septiembre de 2001. Su pasado acabaría por darle alcance y, al igual que Lady MacBeth, nunca más lograría encontrar el camino del sueño. También podríamos imaginarnos a Tachfine como un agente de la CIA disfrazado de escritor fracasado que se pasa los días navegando por Internet hasta que se topa, un poco por casualidad, con esa cibercriatura de ensueño con nombre de resonancias árabes: Liasmine. YAE: Esta historia del color que hace ruido y que no deja dormir a Moulay, ¿en qué consiste exactamente? El autor: De un color decimos que es cálido o frío y la sinestesia no termina ahí. Un color también puede ser chillón y, en el caso de Moulay, gritar o, como dice el texto, «tocar ruido» con la potencia de una orquesta al completo. Un color también puede evocar un recuerdo o despertar la angustia que dormita en nuestro interior. Y si ese color es idéntico al de los ojos del ser amado, ojos que uno ha visto apagarse sin esperanza de poder volver a iluminarlos, puede hacer daño, mucho daño. No obstante, esta escena está asimismo

62


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.