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TINTERO

Aída GAXIOLA*

Es interesante cómo cada año que pasa se vuelve historia, se vuelve conocimiento y, sobre todo, recuerdos. El futuro, sin embargo, es una hoja en blanco y lista para ser escrita. Ahora bien, los niños en general piensan en el futuro, pero no por sus consecuencias si no por colocarse en la línea de meta, por ganarle al tiempo o al destino y sentir que ellos controlan al menos su propia vida.

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Entonces, en una de esas ocasiones que estás revisando tu material de terapia, test, hojas, lápices y tu Tarot (que no le falta a una bruja). Cuando de repente tus hijos se detienen en tu escritorio sospechosamente y con el tacto de un tiranosaurio te dicen, así como no queriendo, haciéndose los casuales –“Mamá, con tu Tarot ¿tú puedes adivinar el futuro?”- La pregunta no suena tan sospechosa, pero no te fías (así son los pequeños hijos de luzbel). Tú con toda tranquilidad dices “No, no funciona así, no nos metemos con el destino”. Y ves cómo tu niño más pequeño se siente liberado y pierde interés, sin embargo, ves al de en medio muy interesado – Oye mamá ¿con tu Tarot, puedes adivinar, quién va a ganar un juego o, quién te está mintiendo? – sigues sospechando, ahora un poco más y respondes –“No, porque es jugarle a la suerte y si quitas el azar, le quitas lo divertido a la vida” – Ves un poco más inquieto a tu niño, pero aún no quiere decirte lo que pasa. Tú un poco cansada y con prisa por el trabajo, le dices al único sobreviviente de la charla. A ver hijo, deja te tiro las cartas para que veamos tu problema y antes que te responda tú ya colocaste un par de cartas en la mesa. El peque no sabe qué hacer y tú ya estás interpretándolas – Pues mira, dice aquí que has cometido una falta muy grave (actitud sospechosa), el tarot dice que sabes que yo no sé quién lo hizo, pero me enojaré mucho. Por último, dice que tú eres el mayor responsable -Con eso, tu niño cuenta todo el chisme de tu espejo favorito roto, no das crédito- sin embargo, te preguntas ¿habrá sido azar el tener unos hijos como estos o bien, es destino y me merezco lo que tengo? Al final sólo decides preguntarle al Tarot ¿quién ha sido el mayor responsable? y lo haces sólo para el TAROT te responda “La mayor participación en todo esto recae en la mamá” ¡Mega, rayos! Odias cuando el Tarot te responde con la verdad.

*Maestra Aída Gaxiola. Psicóloga Clínica, Madre, Yogui. Fascinada por las historias que florecen, pero sobre todo, de la maravilla del desarrollo humano. aidagaxiolav@hotmail.com

Jasmina HARTIANA*

Vísperas del 2022 a casi tres años de la pandemia. Trato de ser optimista, vamos y porque no. Estamos vivos después de todo. Incluso mentalmente he sobrevivido hasta ahora. Y saben, ahora, comprendo varias cosas que al principio parecían caóticas y que pusieron mi mundo de cabeza. Bueno les contaré. De alguna forma la vida me había acomodado en un lugar conocido, hasta cierto punto fácil en mi trabajo, todo esto antes del Covid. Luego las cosas cambiaron, varias personas tuvieron que seguir caminos distintos y aunque en ese momento nadie entendíamos qué pasaba, ahora, pienso que es lo mejor que les pudo pasar. Por mi parte, yo pase de estar en un lugar de autoridad y delegar, a otro muy distinto. La vida me puso, ahora, a aprender. A ser una especie de reparadora de equipos, mantenimiento, quitar tornillos, lavar bombas, medir químicos, sacar objetos atorados, llenarme la manos de grasa y también de grietas por los efectos del jabón, la tallada y otras sustancias. Al principio de este camino me encontraba enojada y, sobre todo, llena de miedo. Alguna parte de mi cerebro parecía indicarme que no iba a poder con el paquete. Ahora, creo que esa parte se creyó que por ser mujer no tenía la capacidad de resolver ese tipo de apuros.

No niego que pasé por muchas frustraciones, deseé que las cosas fueran más fáciles, como por arte de magia se resolvieran solas y el estrés se acumuló en mi cuerpo. Luego de pasar esa larga etapa, mi cuerpo de alguna forma se serenó y permitió que mi cerebro pensará de forma más lógica y así poder unir los cabos. Alguien me dijo que logré una conexión con la maquinas, no dudo que la hubo. Pero también conecté con algo aquí adentro; con mi confianza, esa que es capaz de creer en mi intuición. Otra cosa que ayudó mucho fue que los varones que debían enseñarme o ayudarme se negarán hacerlo en varias ocasiones. No había de otra estaba yo ahí sola y de alguna manera frente a un problema “masculino” y tenía que hacerme cargo. Claro y también me pasó que no escuché mi voz y seguí las órdenes de alguien más que empeoraron las cosas o que me hicieron perder el tiempo.

Llego un punto en donde yo ya había hecho de todo y las cosas a mi alrededor parecían descomponerse a propósito. Saben, a pesar de todo creo que al final no encontré o aprendí una solución masculina a mis problemas. Han escuchado ese debate, sí ése que dice que cuando las mujeres adoptamos roles masculinos laborales casi nos crece el bigote y barba. Pues déjenme informarles con mucha alegría que no sucede. Y que, además, es completamente cierto que las mujeres somos capaces y eficientes a la hora de realizar trabajos varoniles. Yo no creo que nadie es mejor que otro en cuanto roles. Solo estamos en la búsqueda,ambos, de los caminos que nos permitan seguir y conocer nuestros talentos ocultos. Mi balance al final de este año es que: estoy bastante orgullosa de mí y lo más importante es que los límites de género son puramente superficiales. Todavía me pongo un poco nerviosa cuando algo se descompone, pero de todo caos se aprende algo sobre si mismo.

*Soy fotográfa y cuentista. Cuentos: Anabel, Miel con veneno, Imágenes que cuentan, Entretenimiento para Adultos, El Cerrajero, y la Chica del Tutu. jazminahartiana@hotmail.com