Costa Rica Por Belén (B a la moda) / www.balamoda.net
E
i tuviéramos que coincidir en un calificativo propio de los viajes de novios sería INOLVIDABLE. El mío se lo merece sin duda alguna, pero inolvidable no por lo idílico, sino por una anécdota que marcó nuestro viaje en su cuarto día. El destino elegido fue Costa Rica, una isla preciosa que reunía selva, playa, animales y relax en uno. Tenía por entonces una prima que trabajaba allí y se ofreció a organizarnos el viaje con el conocimiento de campo que ella tenía y todo lujo de detalles. Las paradas iban a ser San José, Tortuguero, Puerto Viejo, Volcán del Arenal y Manuel Antonio. Comenzamos el viaje en la capital y nos dirigimos a Tortuguero. Allí nos alojamos en unas cabañas de madera en medio del bosque tropical y rodeados de animales. Había monos saltarines de todas las clases, una rana
asesina, que recuerdo que nos dijeron que podríamos morir si nos escupía; cocodrilos también asesinos, y de hecho nos contaron cómo uno se había comido a un guía; y tortugas más pacíficas. Las tortugas verdes, que son la especie propia de allí, estaban en pleno desove y recuerdo una excursión nocturna para ver cómo ponían sus huevos y luego los tapaban creando una montaña de arena. Fue lo más bonito que vi en el viaje, a parte de a mi marido. El siguiente punto en el viaje fue Puerto Viejo. A esas playas íbamos a descansar, a sentirnos fuera del mundo. Era el cuarto día del viaje. Y aquella mañana decidimos hacer planes de aventura. Empezamos con body board en una playa que estaba completamente vacía. Nos metimos en el agua y nos dejamos llevar por unas atelier love 57