La Voz De Dios, Cindy Jacobs

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41 hacha se debe blandir contra la raíz de todos los empujes de la carne de la misma manera que contra todas las iniquidades generacionales. Por tanto, ¿cómo podemos tratar con los pecados e iniquidades generacionales? He identificado los siete pasos siguientes: 1. Identifique especialmente el pecado de sus antepasados (véanse Levítico 26.40; 1 Juan 1.9). 2. Arrepiéntase del pecado en una manera como esta (véanse Nehemías 1.6; 9.2; Daniel 9.8, 20): «Padre celestial, te pido perdón por el pecado de (brujería, lujuria o cualquiera que haya identificado específicamente) y ahora me arrepiento por este pecado hasta la tercera o cuarta generación. Renuncio a este pecado y lo corto para mí mismo, para mi semilla y para la semilla de mi semilla. Por esta oración hundo el hacha hasta la raíz de este pecado en mi línea familiar y rompo el poder de la iniquidad en el precioso nombre de Jesús. Amén». Un punto de aclaración. Esta no es una oración por la muerte. Se señala hacia un hombre o mujer que murió una vez, y después de esto el juicio (véase 1 hebreos 9.27). Cada persona se debe parar ante Dios de manera individual. Me encanta lo que dice Jim Nightindale de Australia: « No es en nombre del pecado de ellos que nos arrepentimos, sino debido a su pecaminosidad». Cuando nos arrepentimos de esta manera cerramos sencillamente la puerta a cualquier derecho legal que Satanás pueda tener para afligimos tanto a nosotros como a nuestras familias por intermedio del pecado de nuestros antepasados. 3. Rompa el poder de cualquier maldición que pueda tener como consecuencia del pecado. Un ejemplo de oración podría ser: «Padre Santo, de acuerdo a Deuteronomio 28, la idolatría trae una maldición. Te agradezco por perdonarme el pecado de la idolatría del dinero. Rompo ahora la maldición en el nombre de Jesús. Gracias por liberarme a mí y a mis generaciones en el nombre de Jesús. Ahora dirijo la sangre del Cordero en fe a mis generaciones». 4 Haga languidecer y morir en su vida (y en la de sus hijos) cualquier fruto de estos pecados generacionales. Pida al Señor sanidad para lodos los efectos negativos de las 5.

iniquidades generacionales en su vida. 6. Identifique las esclavitudes y hábitos que han salido de estos pecados generacionales. 7. Tome posesión de estas esclavitudes, hábitos y adicciones. Confiéselos al Señor y pídale que obre en su naturaleza carnal para que renueve su mente en estas áreas. Quizá deba buscar ayuda de alguien para romper las esclavitudes. Santiago 5.16 nos ofrece una hermosa promesa respecto a confesar nuestros pecados o violaciones: «Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados, la oración eficaz del justo puede mucho». Los profetas deben tener el temor del Señor operando en sus vidas mucho más que los demás. Es crucial que sean personas íntegras. Cualquier asunto con el que deban tratar, tanto en el pasado como en el presente (egoísmo, orgullo, quebrantamiento familiar, etc.), lo deben traer ante el divino reflector del Señor. El fuego de Dios nos purgará y limpiará a medida que permitamos al Espíritu Santo tratar con la amargura, y nos traiga hasta el lugar donde seremos los vasos de honor en el servicio del Rey. El alejará de nosotros las partes que son nuestra carne y nos hará conductos limpios por donde fluya su poder para que pueda traer gran bendición al cuerpo de Cristo.


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