La Voz De Dios, Cindy Jacobs

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164 de la tribu rededicó recientemente su vida al Señor, y declaró en público que Jesús es el Señor de la reservación.

CÓMO DERRIBAR LAS FORTALEZAS MEDIANTE LA ORACIÓN Muchas Escrituras señalan la corrupción de la tierra y las maldiciones que caen sobre ella como consecuencia del pecado de los que vivieron allí. Levítico 18.25 dice: «Y la tierra fue contaminada; y yo visité su maldad sobre ella, y la tierra vomitó sus moradores». Pregunta: ¿cómo se rompen esas maldiciones? Se debe usar la sangre del Cordero por medio de la oración intercesora y el arrepentimiento nacional. En el caso específico de las tribus indias norteamericanas la sanidad llegará cuando los cristianos blancos se arrepientan ante los líderes indios por la violación de sus territorios. Y si es necesario se debe hacer restitución. El arrepentimiento se debe hacer en el nombre de Jesús; entonces se rompe la maldición. Esdras 9.11 es otra Escritura a examinar en relación con la tierra. Ella advierte a los israelitas: «La tierra a la cual entráis para poseerla, tierra inmunda es a causa de la inmundicia de los pueblos de aquellas regiones, por las abominaciones de que la han llenado de uno a otro extremo con su inmundicia». Muchos de nosotros vivimos en una tierra inmunda por el pecado. Algunos se mudan a viviendas construidas con tierra inmunda. Ellos pueden orar por toda la casa para limpiarla, pero aún conservan los principales problemas como quebrantamientos, enfermedad caprichosa, etc. Quizás deben pedir perdón por los pecados de quienes vivieron antes en la tierra para romper cualquier maldición sobre esas situaciones antiguas. Apertura en la Argentina Mientras escribía este libro, Evangelismo de Cosecha me pidió que fuera a la ciudad de San Nicolás, Argentina. Evangelismo de Cosecha está dirigido por Ed Silvoso, una de las principales autoridades en el objetivo de alcanzar a ciudades enteras para Dios. Su libro That None Should Perish [Para que ninguno se pierda) es un clásico de la oración evangelizadora. En él cuenta cómo, cuando tenía trece años de edad, al pasear en bicicleta por la orilla occidental del río Paraná, tuvo durante una hora una hermosa experiencia con el Señor, mientras oraba por su escéptica ciudad de cien mil almas. Sin embargo, parecía como si nadie estuviera interesado en convertirse en cristiano. Casi treinta y cinco años después el corazón de Ed todavía anhelaba una apertura en su ciudad natal. Los pastores de la ciudad habían estado divididos, y la lucha había sido tenaz. San Nicolás era un lugar difícil para tratar de pastorear una iglesia. En el otoño de 1994, mientras leía el libro de Ed, el Señor me dijo: «Cindy, quiero que vayas a San Nicolás. Voy a responder las oraciones que Ed ha elevado desde que tenía trece años. Además, mi pueblo me clama, y San Nicolás es una ciudad muy especial para mí». Cuando viajaba a la ciudad con Dan y Elaine Jue, misioneros de Evangelismo de Cosecha, me contaban que la ciudad de San Nicolás era conocida como « la tumba de los evangelistas». ¡Sin duda esta no era una información muy alentadora para la fe! Pero cuando llegamos descubrí buenas noticias. Los intercesores y algunos de los pastores habían estado ayunando cuarenta días tipo Daniel (es decir, vegetales y agua), y


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